P071021 Entrevista A Michnik 1

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LA ENTREVISTA

DOMINGO 21—10—2007

www.abc.es

«Veo a Zapatero como una especie de Kaczynski de signo contrario» Adam Michnik šCofundador de Solidaridad y periodista Intelectual importante y director del mayor diario de Polonia, Michnik analiza en ABC, el mismo día que su país celebra elecciones, la actualidad polaca y española, sin olvidar el encaje de Varsovia en la UE POR RAMIRO VILLAPADIERNA FOTO PIOTR JANOWSKI VARSOVIA. —Hace 15 años me

decía que España era una escuela para los polacos ¿lo mantendría hoy?

—España es una escuela muy instructiva, yo he aprendido mucho observando en España los nacionalismos. También es instructivo observar al presidente Zapatero pues, para mí, es una especie de Jaroslaw Kaczynski pero de signo contrario: él ha vuelto a la historia y emplea la retórica anticlerical; Kaczynski también nada en la historia, aunque su retórica es clerical. Yo diría que España merece ser estudiada por nosotros, para encontrar soluciones que nos ayuden a avanzar y errores a evitar.

—¿Es peor en Polonia que en España gobernar mirando al pasado?

—La utilización de la historia es mala en todas partes. Toda acción encaminada a reabrir las heridas del pasado, sólo puede debilitar a la sociedad, llenarla de resentidos y hacerla susceptibles a consignas que niegan la reconciliación y el entendimiento.

—¿Qué creen los polacos que les debe Europa y con qué artículo del Tratado, o fondos, podría ser pagado?

—Nadie nos debe nada y el que dice otra cosa es un paleto. Polonia ha recibido de la UE una ayuda enorme, un torrente de fondos y sólo Polonia sería culpable de malograr o no saber aprovechar esa oportunidad. Con sus quejas y aislamiento dentro de la UE, lo único que consigue el gobierno es debilitar su posición. Como consecuencia se piensa que Polonia es un país pendenciero, incapaz de concertar compromisos, y si esto se mantiene mucho más tiempo, nos veremos

cada vez más aislados, Polonia por un lado y la UE por otro. —Además de la «différence

française» ¿hay un «gaullismo» polaco?

—Puedo aceptar en algún estado un nacionalismo como el «gaullismo», pero el primer ministro polaco se diferencia de De Gaulle no sólo en estatura. —Aquello, de Rousseau a los pola-

cos, de que aunque se los comieran no se dejaran digerir ¿explica la prevención ante la UE?

—La frase no tiene aplicación con la Unión pues se formuló hacia los enemigos de Polonia. Más: los sondeos confirman que para la mayoría de los polacos es muy positivo hacia la UE, aunque, al tiempo, observamos un alejamiento paradójico entre la opinión pública y el gobierno. Éste goza del respaldo de una parte de una opinión desconfiada, pero más del 60 por ciento considera que la UE es muy positiva, lo que significa que la tesis de que Polonia es un país euroescéptico es falsa.

—¿Cómo se cura el nacionalismo diferencial de tantos polacos?

—Usted como periodista español explíqueme a cambio cómo se cura el nacionalismo vasco o catalán. El nacionalismo es un problema, incluso un grave peligro, pero no específico de Polonia. Asistimos a roces nacionalistas entre Eslovaquia y Hungría; tuvimos a Haider en Austria; a la Liga Norte. En Europa se enfrentan dos concepciones: el egoísmo nacionalista y los intereses defendidos a través de la integración. Espero que en Polonia triunfe el espíritu de integración, que le dará una posición más fuerte en la UE. Se equivocan quienes piensan que lo que hemos conseguido ya lo tendremos para siempre: es sólo el producto de una determinada voluntad política y puede surgir otra que destruya todo. Todos recordamos en Polonia la tradición del «liberum veto», que llevó al Estado polaco a su fin. Sería terrible que sirviese como instrumento para destruir la UE.

—¿Peca también la UE de uniformización?

—No veo que la Unión ponga en peligro la identidad nacional de sus pueblos. Mi propia identidad nacional se siente muy bien en ella.

—Varsovia cree que la UE quiere una Polonia presa.

—Demuestra no comprender

el espíritu de la UE, donde nadie piensa en conquistar a sus socios. Su carácter comunitario e intereses colectivos son la mayor conquista de la UE y, hoy por hoy, el ingreso de Polonia solamente nos ha reportado beneficios.

—¿Presa, entonces, de Alemania?

—La política alemana del último medio siglo no ha sido en modo alguno de sometimiento de sus vecinos. Por su potencia económica y demográfica es, como Francia, uno de los países más importantes o quizás el principal. No es un descubrimiento, así que no comprendo cómo, quienes critican esto, pueden pensar que Polonia, que es dos veces menor y varias veces más débil, puede competir en significación con Alemania.

—¿Es Polonia un caballo de Troya norteamericano?

—No, pero en la línea actual puede llegar a ser vista más como el asno Troya por su provincianismo. El debilitamiento de la UE nunca respondió a los intereses de EE.UU. La lógica indica a otro país, que sigue viéndose gran potencia, como el

MEMORIA HISTÓRICA

«Toda acción encaminada a reabrir las heridas del pasado sólo puede debilitar a la sociedad y llenarla de resentidos» SEPARATISMOS

«El nacionalismo es un problema, pero no específico de Polonia. En Europa se enfrentan dos concepciones: la del egoísmo nacionalista y la de los intereses defendidos con la integración» LOS KACZYNSKI

«El partido de los Kaczynski es el del temor al futuro y la falta de ideas»

gran interesado en provocarle conflictos internos y debilitar a la UE. Pero si la UE se convierte en un organismo sin peso político, los primeros que pagarán esa situación serán los pequeños: República Checa, Hungría e incluso Polonia.

—Defendió desde la izquierda una intervención en Irak en 2003 ¿ha revisado su postura?

—Es una pregunta difícil. En cuanto a los motivos y valores que me animaban entonces, no he cambiado de opinión. Pero pienso que Washington cometió en Irak todos los errores que podía cometer. Y la lección que saco es que no se pueden adoptar decisiones semejantes partiendo exclusivamente de la axiología y la moral. Moralmente, la lucha contra un totalitarismo está justificada; pero los medios empleados pueden ser negativos y, si el precio es la desestabilización de una región, la guerra y la puerta al terrorismo, con la muerte de miles, entonces hay que hacer el cálculo de sí la decisión fue adecuada y bien preparada.

—¿Hay hoy una querencia autoritaria o un Putin polaco sería una broma?

—La Rusia de Putin es hoy el modelo autoritario y en Polonia, como en otras jóvenes democracias, hay cierta nostalgia de un caudillo con autoridad, pero no veo una corriente fuerte, ni que algo así pudiera durar en el tiempo, junto a ella hay una gran querencia polaca por las libertades.

—¿Temen realmente a Rusia?

—Una Rusia democrática no sería un peligro, pero la autoritaria, la que chantajea con el gas y no cumple compromisos de retirar tropas de Georgia, que alimenta el conflicto en Moldavia, una Rusia así es muy peligrosa para toda Europa y para sí misma. La masacre de Chechenia nos muestra de lo que puede ser capaz esa mezcla de autoritarismo y soberbia. Polonia tiene el deber de observar lo que sucede en Rusia, pero no hay que tener miedo porque es un pésimo consejero.

—Vista la gran transformación y el éxito económico polaco ¿son mejores los ciudadanos que sus políticos? —Muchísimo mejores.

—A causa de los Kaczynski hay una moda de malhablar de Polonia, ¿se resiente el orgullo nacional que vota hoy?

—No creo que influya en el voto. A nadie gustan los sarcasmos sobre el propio país pero un proverbio polaco dice que

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