P070114 República De Kaczynskistán

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INTERNACIONAL

Alberto Sotillo

LOS KACZYNSKI AL ATAQUE a nueva Europa de la que hablaba Rumsfeld ha resultado ser bastante vieja. Entre los nuevos socios de la UE venidos del antiguo bloque comunista prolifera un anticuado concepto decimonónico del Estado nación que, en su versión populista, adopta la forma de un ultranacionalismo radical que ya se creía desterrado en Europa. El Estado nación es el soporte de la UE, pero asume que la cooperación, el consenso y la soberanía compartida son la más eficaz salvaguarda frente un nacionalismo agresivo que ya causó dos guerras mundiales. Muchos de los sobresaltos procedentes de los nuevos socios tienen su origen en este nacionalismo que, además, es muy proclive a demonizar cuanto cuanto escapa a su control. En la Polonia de los hermanos Kaczynski, por ejemplo, el ajuste de cuentas con el pasado régimen comunista se ha convertido en una caza de brujas, dirigida incluso contra la Iglesia católica a la que se le reprocha que no todos sus miembros fuesen héroes de la resistencia anticomunista. El aprendizaje del pasado es un deber de todos los pueblos, pero mala cosa es que la memoria histórica se convierta en coartada para trazar una línea moral en la que los que tienen el poder se sitúan en el bando del bien al tiempo que los que no están con ellos van a parar a la sima del mal. Ese juego populista con la historia —que en España nos es tan conocido— está siendo manipulado por los Kaczynski con intenciones más maquiavélicas que académicas. Un juego en el que la emisora Radio María actuó como uno de los principales instrumentos de la histeria populista sin que la Iglesia polaca prestase atención al peligroso aquelarre a su debido tiempo, antes del actual desmadre. Son países que acaban de estrenar su flamante Estado nación, que no tuvieron ni en el Imperio Austrohúngaro ni bajo el dominio soviético. Se sienten celosos de su soberanía y muchos de sus políticos acaban de descubrir lo fácil que es ganar votos apelando al sentimentalismo nacionalista. Son fantasmas que se creían olvidados, pero que, para nuestra desdicha, nunca desaparecen.

L

LUNES 15š1š2007

ABC

La república de «Kaczykistán» Polonia tiende a ser única, y con sus gemelos dirigentes, los Kaczynski, Lech y Jaroslaw —jefe de Estado y primer ministro—, se supera a sí misma en su ser específico POR R. VILLAPADIERNA E. ESPECIAL VARSOVIA. ¿Son iguales los hermanos Kaczynski? ¿Es igual la presidencia de la República y la jefatura de Gobierno? Los gemelos al frente del Estado polaco se parecen pero a veces se contradicen, recuerda la experta del Centre for European Reform, Heahter Grabe. Enfrentados con sus vecinos ruso y alemán, cuestionados en Bruselas ¿Quién hace la política exterior, el primero -Jarowlaw- el segundo -Lech- o la ministra, Anna Fotyga? pregunta Jan Rokita, dirigente de la opositora y centrista Plataforma Cívica, preterida por los Kaczynski a favor del ultramontano romanticismo de otros socios.

Lech Kaczynski (derecha) saluda a Jaroslaw, primer ministro

REUTERS

Chovinismo Estrechos chovinistas, por un lado, animosos reformistas por otro, lo que los Kaczynski llaman con empaque la «cuarta República» quiere ser una nueva era en que el Estado quede libre de comunistas aprovechados, sea fuerte y liberal a la vez, y Polonia alcance el respeto mundial que se merece. Demasiados palos para una tienda sostenida por un partido en minoría con el confuso apoyo de dos grupos ultraconservadores, que no quieren nada de la UE a parte los 60.000 millones que cobrarán de Bruselas entre 2007 y 2013. A veces los pueblos se vuel-

ven sobre sí mismos, a veces coincide cuando sus dirigentes están confusos; otras, lo justifica un período mal cerrado por la rápida transformación. Polonia ha entrado en la UE mirando a sí misma, los hermanos Kaczinski en el poder tienen un proyecto peculiar; y los acontecimientos corrieron tanto desde 1989 que, en el río revuelto, siguieron pescando apenas sólo los de siempre: «Los dos gobiernos de ex comunistas se cuentan entre los más corruptos, porque eran la nueva generación no pudo quedarse con nada, las grandes empresas se las había repartido ya la

vieja guardia», reconoce Pawel Moczydlowski, histórico preso y hoy notable sociólogo. Esto está a la base del revisionismo actual, que alcanza a distintas instituciones incluída la hasta ahora intachable Iglesia, dice el comentarista Slawomir Majman.

Política exterior En política exterior, aparte el cese de 15 embajadores incluido el veterano de Bruselas, Gobierno y presidente anuncian iniciativas no consultadas con sus socios y hasta se contradicen alguna vez. Ante Moscú, Varsovia ampara a los cheche-

El Papa implora la «ayuda divina» para «la búsqueda de la verdad» en Polonia JUAN VICENTE BOO CORRESPONSAL ROMA. Benedicto XVI abordó ayer por primera vez en público los problemas de la Iglesia polaca implorando la ayuda divina «para todos nosotros, especialmente en momentos particularmente difíciles de la vida cuando estamos buscando la verdad». Aunque el Papa no mencionó específicamente el caso Wielgus ni la tarea de lim-

pieza en casa propia emprendida por los obispos, la referencia era muy clara pues la hizo en su saludo a los peregrinos polacos durante el rezo del Ángelus, y hablando en polaco, pues lo retransmiten muchas radios y televisiones. El obispo dimisionario de Varsovia, Stanislaw Wielgus dio a conocer la breve declaración jurada de inocencia que entregó en su día al Nuncio en

Polonia, Jozef Kowalczyk pero el texto oculta la envergadura de su colaboración con el departamento de la Policía secreta que perseguía a la Iglesia Aunque el Papa ha sido el promotor de la decisión de revisar los expedientes de todos los obispos, adoptada unánimemente el viernes, el Vaticano distingue claramente dos problemas: el de los eclesiásticos y el de los políticos.

nos y aboga por Ucrania y Georgia, lo que no le cae nada bien a Putin. El presidente dijo en campaña como algo de buen tono que no había puesto nunca sus pies en Alemania ni estrechado la mano de un alemán. Kaczynski también dijo en campaña que, si ganaba, no iría a visitar a Putin, que era el turno de que éste viniera a Varsovia. Una caricatura en un periódico berlinés hizo a aquel no asistir a una cumbre, una exposición sobre los alemanes deportados tras la guerra y sus demandas de indemnización han hecho a Kaczynski calcular rápidamente que la factura de la destrucción de Varsovia en 1945 y mostrársela a Berlín: 35.000 millones. Polonia se comporta como si estuviera defendiendo su posición a las puertas amuralladas de la cultura europea, como hizo frente a la horda de oro o en el último medio siglo frente al comunismo, explica la conocida politóloga Lena Kolarska-Bobinska, del Instituto del Interés Público: «Opuestos a la constitución y a una política exterior y de seguridad común, no se sabe qué quieren además de cobrar», añade Danuta Szafraniec, de Polski Radio. La ministra Fotyga insiste en «asegurar el indudable europeísmo de este gobierno y su vocación reformista». En finanzas, el Gobierno quiere más gasto social para los desfavorecidos y su nacionalismo ha creado dudas en los inversores extranjeros, una ministra llegó a precipitar la bolsa con una declaración proteccionista. Aunque el tono en Kaczynskistán resulte torpe, observadores extranjeros asumen que lo que los poderesos hermanos buscan ante todo es la restauración de la autoestima polaca, un reajuste consigo mismos tras más de 15 años de terremoto interior y vendaval en la superficie. Los polacos deberían reorientarse entre las confusiones de la vida moderna, tras la desintegración de tantas estructuras y certezas.

Liberalidad La llegada de otras voces pone a prueba la liberalidad que pretenden los veteranos miembros, siempre que se esté de acuerdo con ellos. En política social se dan las diferencias más vistosas, pues los polacos no entienden qué hay de democrático en tener que callarse lo que piensan de la familia y el aborto, aunque entre ellos se da un sector «integrista muy poco abierto y tolerante, hay que estar alerta», dice Christopher Bobinski, director del «think tank» Unia I Polska.

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