Pilar Ferragut

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Pilar Ferragut Morán Pilar Ferragut Morán va néixer a Mèxic Districte Federal, filla de madrilenya i cordovès. Els seus pares van ser Víctor Ferragut Jiménez - Córdoba - i Margarita Morán Murua - Astorga -. Els avis paterns van ser Agustín Ferragut i Isabel Jiménez - ambdós de Córdoba -; i els avis materns van ser Manuel Morán - Lagunas de Somoza - i Elisa Murua - Bilbao -. Els avis materns vivien a Madrid, l'avi Manuel era propietari de l'Hotel Florida a la Plaza Callao i les seves filles, la mare de Pilar i les seves germanes, anaven a l'Instituto Escuela. L’avi era una persona d'esquerres molt implicat amb la República, va haver de sortir a França i va estar en un camp de concentració. Quan va començar la guerra la mare de Pilar, Margarita, i les seves germanes estaven estiuejant fora de Madrid i van perdre el contacte amb l'avi. Van ser acollides pel govern franquista que les va internar en un convent durant tota la guerra. Al finalitzar la guerra un oncle d'elles que vivia a Cuba, les va reclamar com a òrfenes i van sortir cap a París, i aquí es van trobar amb el seu pare, l'avi Manuel, que havia fugit del camp i junts se’n van anar a l'Havana on van viure deu anys i finalment van anar a Mèxic. L'avi patern Agustín el van afusellar els revoltats i el seu fill, el pare de Pilar, va sortir de Córdoba ja finalitzada la guerra; va viatjar per Espanya i finalment va aconseguir embarcar-se rumb a Mèxic. Els pares de Pilar es van conèixer a Mèxic pels amics en comú que tenien. Pilar i el seu germà Rafael sempre van anar al Colegio Madrid. Pilar va decidir residir a Barcelona el 1993. Pilar Ferragut Morán nació en México Distrito Federal, hija de madrileña y cordobés. Sus padres fueron Víctor Ferragut Jiménez - Córdoba - y Margarita Morán Murua 1

- Astorga -. Los abuelos paternos fueron Agustín Ferragut e Isabel Jiménez - ambos de Córdoba -; y los abuelos maternos fueron Manuel Morán - Lagunas de Somoza - y Elisa Murua - Bilbao -. Los abuelos maternos vivían en Madrid, el abuelo Manuel era propietario del Hotel Florida en la Plaza Callao y sus hijas, la madre de Pilar y sus hermanas, iban al Instituto Escuela. El abuelo era una persona de izquierdas muy implicado con la República, tuvo que salir a Francia y estuvo en un campo de concentración. Cuando empezó la guerra la madre de Pilar, Margarita, y sus hermanas estaban veraneando fuera de Madrid y perdieron el contacto con el abuelo. Fueron acogidas por el gobierno franquista que las internó en un convento durante toda la guerra. Al finalizar la guerra un tío de ellas que vivía en Cuba, las reclamó como huérfanas y salieron hacia París, y ahí se encontraron con su padre, el abuelo Manuel, que había huido del campo y juntos se fueron a La Habana donde vivieron diez años y finalmente se fueron a México. El abuelo paterno Agustín lo fusilaron los sublevados y su hijo, el padre de Pilar, salió de Córdoba ya finalizada la guerra, viajó por España y finalmente se pudo embarcar rumbo a México. Los padres de Pilar se conocieron en México por los amigos en común que tenían. Pilar y su hermano Rafael siempre fueron al Colegio Madrid. Pilar decidió residir en Barcelona en 1993.

Entrevista Nos puedes decir el nombre de tus padres y de tus abuelos y qué parte de la familia fue la exiliada. Soy Pilar Ferragut Morán tengo un hermano Rafael, mayor que yo. Mis padres son refugiados, mi madre es madrileña y mi padre cordobés. Mi madre nació en el año 21 y mi padre en el 32. Mi madre vivió en Madrid, mi abuelo tenía el hotel Florida en la Plaza Callao. Eran una familia acomodada, 4 hijitas que iban al Instituto Escuela, bien educadas, tenían casa, chofer, sirvienta, pero mi abuelo era muy de izquierda y estaba muy metido en la Primera República primero y luego en la Segunda República. Se refugiaron en México después de una vida un poco azarosa. A mi madre la guerra le tocó en el pueblo donde veraneaba, la madre de ella había muerto hace unos años. Mi abuelo estaba en Madrid, en el hotel, en pleno verano y empezó la guerra, perdieron contacto con mi abuelo y las acogió el gobierno franquista. 2

Las metieron en un convento a las cuatro hermanas, con unas monjas de clausura y ahí pasaron los 3 años de guerra, tendrían unos 14, 13 años, de ahí para abajo.

El hotel Florida ¿Tu abuelo sabía dónde estaban? Sí, sí sabía que estaban ahí, pero no sabía de ellas, ellas no sabían nada de mi abuelo, mi abuelo estaba en Madrid. Cuando termina la guerra, un tío de ellas, que vivía en Cuba las reclama como huérfanas y el gobierno español les hace un salvoconducto para salir por Francia, tienen contactos que les ayudan a ir a Paris. Y ahí casualmente se encuentran con su padre. ¿Y el abuelo dónde había estado? Durante la guerra mi abuelo estaba en Madrid en el hotel, además era un hotel donde llegaban los reporteros, cuando ya entran las tropas franquistas se va, lo pescan y lo llevan a un campo de refugiados en Francia. De ahí se escapa y se va a Paris, donde se encuentra con mis tías y con mi madre y no sé qué contactos tienen que salen en un barco rumbo a Cuba todos. ¿No sabes en qué barco se fueron? Reina del Pacífico se llamaba el barco, era inglés, embarcaron en él hacia la Habana, donde los esperaba un tío. Llegaron a Cuba y estuvieron ahí 10 años del 39 al 49. En el 49 fueron a México, llegaron a Veracruz, pero claro 10 años después. Y de ahí se fueron a la ciudad de México a vivir.

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¿Y en México ella conoce a tu padre? Sí, mi padre nace en Córdoba y tendría 4 o 5 años durante la guerra. A mi abuelo paterno lo fusilaron durante la guerra, no sé más porque mi padre no habla mucho de la guerra, su madre sigue viviendo en Córdoba y mi padre sale de Córdoba ya pasada la guerra. El campo de Argelès SurMer ¿Cómo sale? Primero sale de Córdoba, vive por España, en Cataluña, con los anarquistas, después en algún momento de su vida, él y un amigo que era de Huelva, agarran un barco que confunden pues creían que era italiano, se suben y llegan a México. Conozco más o menos la historia de mi padre, lo que iba y no iba contando, la guerra la pasa en Córdoba con su madre y sus siete hermanos y la posguerra, antes de llegar a México, la pasa un poco del tingo al tango entre Madrid, Barcelona y Tarragona. ¿A qué edad llega tu papá a México? A México debe de llegar jovencito, como a los veintitantos años porque es unos seis años menor que mi madre. En México conoce a un arquitecto que se llama Herbert Hoffan-Ysenbourg, un artista alemán de la Bauhaus, lo adopta, vive con él y le enseña todo lo que sabe. Llega con una mano adelante y otra atrás, se pasa un año entero en el Hospital Español con tuberculosis y ahí conoce a bastante gente exiliada. Conoce a mi madre por unos amigos en común. ¿Todo esto que me estás contando lo has sabido porque en casa se hablaba de estas cosas? Se hablaba pero en mi casa no era mucho de hablar demasiado de la República y del exilio, era un hecho que había sucedido y mi madre hablaba más bien de su exilio. Cuando sale de España estaba en su adolescencia y entonces le truncan la vida, estaba en un colegio muy liberal, con una familia muy liberal y claro, todo se trunca, absolutamente todo, sin posibilidades de hacer nada, porque claro al llegar a Cuba se tiene que poner a trabajar y cuando llega a México pues nuevamente a buscarse la vida.

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El abuelo Manuel con sus tías y con la madre Margarita Mi padre nunca hablaba demasiado de su vida, así es que de él no se demasiado, sin embargo mi madre hablaba más de su vida en España y en Cuba. ¿Cuál era el entorno familiar? ¿Qué hacíamos? Veíamos a un grupo de refugiados, que casualmente habían trabajado juntos en algún momento, mi madre con Consuelo Giner de los Ríos, y pues eran muy amigos de ellos.

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¿Iban a los clubes de españoles? No íbamos a ningún club, mis padres odiaban eso de los clubes, no jugaban mucho al rol de los refugiados, trataban un poco como de integrarse, en mi casa por ejemplo, se comía comida mexicana. ¿Quién le enseñó a tu mamá? Ella fue aprendiendo, porque en mi casa se comían enchiladas, mi padre siempre ha comido muchos chiles, tortillas, más que mi madre, a mi padre le gusta más. También se comía comida española. ¿Se integraron a México? Yo creo que sí se integraron poco.

La madre, Margarita ¿A qué escuela fueron? Al Madrid, por supuesto, desde los dos años y medio hasta los 17, 16 años. Mis amigos, al no ser ya una primer generación, eran muchos mexicanos que iban al Madrid y son con los que yo en realidad me relacioné más, mi hermano tiene más tendencia a relacionarse con hijos de españoles. Mi madre hablaba mucho, mucho, de lo que tenían en Madrid antes de irse, tenía una especie de nostalgia. Y a mi hermano eso le encantaba, a mí me daba un poco igual porque como no lo había visto, ni lo tenía, que más me daba y entonces teníamos una manera distinta de ver las cosas. En general, en mi casa no se vivía mucho el exilio, evidentemente mis padres tenían amigos españoles y es con quienes mejor se relacionaban, por todo, hacían sus juergas flamencas en casa y se relacionaban mucho, pero no era de estar hablando todo el tiempo de la República.

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¿De alguna manera el Colegio influyó en ti? Sí, influyó bastante sobre todo por los profesores que teníamos, eran bastante mayores y venían varios del Instituto Escuela, aunque en mi época había ya un combinado con profesores mexicanos. En el Madrid me acuerdo que cantábamos el himno de Riego, me parecía perfecto, lindo, pero me parece que el Madrid fue cambiando, al integrar a más mexicanos pues esto podría parecer muy folklórico y gracioso, pero ya no había una cercanía con que te sacaran la bandera republicana y cantaras el himno de Riego entre tantos mexicanos ¿no?. Yo creo que la escuela ahora ha retomado un pelin más esa historia, pero yo me llevaba mucho con mexicanos, mis profesores empezaban a ser mexicanos y la verdad es que no creo que me influyera tanto en mi vida cotidiana. La tía y la madre en el barco Y lo que pasa es que como fui toda la vida a ese colegio, no sé cómo hubiera sido otra cosa, ¿no? No tengo ni idea de cómo hubiera sido estudiar en ninguna otra escuela, yo no estoy bautizada y me parece lo más normal del mundo, yo no sé lo que es estar bautizado. No sé, te sitúa mucho más en la humanidad el estar bautizado que no, pero yo como no tengo comparación ni de otras escuelas, ni de profesores, no tengo ni idea de si influyó o no influyó con respecto a los demás. Y como la mayoría de mis compañeros estudiaron ahí desde el kinder hasta la preparatoria, no sé cómo hubiera sido mi vida en otra escuela. Yo sí noto que mis amigos que han estado en otra escuela son distintos, por ejemplo, la forma de vestir, por supuesto la forma de ser. También noto que los que han estudiado en el Madrid, tienen otro tipo de educación, digamos un poco más ligera, los profesores del Madrid eran más ligeros en los estudios, la educación no era tan estricta. Pero en general no me noto diferente, en comparación con otra gente. ¿Cuándo sales de la escuela vas a la universidad? No, me voy de mi casa muy joven y comienzo a trabajar enseguida para mantenerme, así es que no voy a la universidad, solo hice algún curso de fotografía porque me gusta mucho. En casa no me inculcaron demasiado la necesidad de estudiar, mis padres tampoco tienen una carrera universitaria.

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¿El hecho de estudiar fotografía y el trabajo tuyo está relacionado o tiene algo que ver con gente refugiada? No mi trabajo nunca ha estado relacionado con gente refugiada, he trabajado en muchas cosas pero nada que ver con refugiados o el exilio español. ¿Ya habías venido a España? Vine en el 81, terminando la preparatoria me vine para acá, estuve de vacaciones unos 6,7 meses, estuve en casi toda España, mucho en Barcelona y en Madrid, En el zócalo ¿Tenías idea de Barcelona antes de venir a vivir? Hombre tenía idea porque yo ya había venido aquí, pero yo no tengo ninguna conexión con Barcelona, ni con los catalanes, no sería el lugar a donde yo me hubiera ido. Me vine porque a mi pareja le ofrecieron trabajo aquí. Seguramente yo me hubiera ido al sur, por mi padre, Córdoba, Andalucía y tal o Madrid o el país Vasco por mi madre, que son los referentes inmediatos que tengo de forma de vida. Pero entonces me vengo a Barcelona y aquí me quedo a vivir. Desde que llegaste, cómo ha sido tu vida en Cataluña. ¿Cómo te han recibido? ¿Te has sentido integrada? ¿Has logrado tener un trabajo fácilmente? Llegué hace 17 años, me vengo sin trabajo, yo venía con la nacionalidad española lo cual me ayudó bastante, me puse a buscar trabajo, pero claro, fue difícil. Y por azares del destino empiezo a trabajar en el consulado mexicano en Barcelona. En Cataluña los primeros 5 años de mi vida fueron difíciles, porque además perdí mi relación con esta persona en cuanto llego y pues fue un poco duro, porque no tenía trabajo, no tenía muchos amigos y me refugio en el consulado. Vivo los primeros años como turista, eso de que estás aquí pero no estás, te integras pero no te integras Después empecé a hacer amigos, mexicanos siempre y luego ya empecé a hacer amigos catalanes, pero en lo que me integro, no me integro, no estoy segura si me quiero quedar a vivir aquí y entonces no termino de redondear demasiado, ni de integrarme. Siempre tenía me acuerdo, 1000 euros o 1000 dólares de esa época, listos por si me quería ir corriendo a México, hasta que después de 5 años ya decido que no, que quería estar aquí y bueno me integro.

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¿Te has preocupado o has tenido curiosidad en algún momento por ir a ver dónde nació tu madre, tu padre? Sí, sí, he ido a todos lados, toda la ruta la he hecho he estado en Guipúzcoa, en Madrid, he buscado el piso de mi madre donde vivía antes de que empezara la guerra, he buscado el hotel, he ido a buscar fotos del hotel de mi padre, hasta he pasado por la frontera, lo he hecho todo. ¿Qué cosas no? Y por parte de mi padre también he ido a Córdoba. ¿Qué piensas de Cataluña y de los catalanes? Cataluña a mí me gusta, es un país que me gusta, esa idea de que son más europeos, efectivamente son más europeos. Por otro lado, no me gusta del europeo la frialdad, la distancia de los catalanes. Son racistas, sí, pero creo que como somos todos, no más que los madrileños o los andaluces, el mundo entero es así y que cada vez es peor, eso también es cierto, pero yo tampoco lo sufro porque soy blanca y porque tengo un apellido catalán. Me dicen que cómo no hablo catalán con este apellido y yo digo que no, es que no lo hablo porque no lo necesito, trabajando en el consulado es difícil practicarlo, no es que no tenga interés, me gustaría hablarlo, pero claro en cuanto llegas a cualquier lado la gente te habla en castellano ¿no? Yo procuro fomentar mucho que la gente que es catalana parlante me hable en catalán siempre y yo les contesto en castellano y me parece que ése es el autentico bilingüismo. Yo donde me manejo bien es en el español y los catalanes se manejan bien en el catalán, yo entiendo perfectamente el catalán y ellos también el castellano, entonces que cada quien hable lo que quiera, me parece que eso sería la modernidad, el mundo moderno. ¿A los catalanes los ves fríos? Sí, los veo fríos, pero me he integrado muy bien, me he vuelto fría, sí, me parece terrible, pero ¿a ver?, tengo mi dejo de mexicana, pero he terminado por integrarme a base de batacazos, por hacerme más fría. Lo noto cuando voy a México, hasta que en México agarro otra vez el rollo mexicano me tardo una semanita y la gente claro que me nota pues más seria. Si preguntas ¿eres feliz? la gente me dice “¿cómo preguntas eso?”, no sé, es raro o si preguntas cosas intimas está mal visto, un poco esto me ha hecho cambiar. Son muy suyos y pues me he acostumbrado a no preguntar demasiado.

El Colegio Madrid

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¿Y hasta este momento qué es lo que más valoras de vivir aquí? Valoro mucho mi independencia, valoro mucho -y creo que nos pasa a todos los que hemos vivido en el DF-, la tranquilidad de poder caminar sin estar volteando para atrás. Y la democracia me gusta mucho, el respeto que hay por los homosexuales, el respeto que hay por las mujeres, el respeto que hay por este tipo de cosas, eso lo valoro muchísimo y aunque hay corrupción y este tipo de cosas, claro son niveles diferentes. Me ha gustado mucho integrar eso en mi vida, en ver con distancia a México y el tener otra visión de lo que es la corrupción, de lo que es vivir en libertad, eso lo valoro mucho. ¿Qué piensas que ha hecho el gobierno hacia los refugiados, en general? En general, yo creo que en Cataluña por supuesto no han hecho absolutamente nada. Yo creo que tendrá sus necesidades en mirar hacia Europa y que en eso gasta sus energías y su dinero. ¿Estas de acuerdo en que se haga todo esto de la memoria histórica? Me parece que es muy necesario, inclusive por un homenaje a esa gente simplemente, gente que se ha ido, que ha perdido, que ha perdido sus vidas, ¿no? A algunos les habrá ido mucho mejor en México y a otros mucho peor, pero han perdido sus vidas, su vida, la que iba a ser, sea la que fuera y yo creo que ser refugiado es terrible, refugiado de cualquiera manera, ¡pero de una guerra!. El refugiado económico me parece horrible y el de cualquier otro tipo, pero el de una guerra…, porque además de la guerra es el exiliarte, me parece horrible que te coarten tu vida, tus posibilidades y que no sabes cuándo vas a volver, y cuando ya puedes volver ya no quieres volver. No sé, mis padres jamás volvieron a España, no porque no quisieron, sino porque ni tenían el dinero, ni iban a apostar por volver a España porque no sabían que les esperaba. O sea ya sabían que no eran ni españoles ni mexicanos, pierdes mucha identidad con un exilio de guerra, porque no te integras, porque crees que vuelves, porque no eres de aquí y yo creo que es muy necesario hacer este rescate oral y de historias, de buscar historias distintas de la gente y mucha gente ya se está muriendo además, quedan poquísimos. Ahora mi tía, que estamos tratando de buscarle una pensión como hija de refugiados, tiene que probar tantas cosas, que es imposible. Cómo prueba ella, a los 10 años que tenía, que salió en el 39, si fue hacia Francia y en Francia no sé que, tienes que buscar un papel de tal, en fin, no sé, el día que termine eso pues se habrá muerto y me parece terrible, ¿no?. Se van haciendo cosas pero con mucha lentitud y además yo creo que nosotros no nos damos cuenta de lo que se les debe a los refugiados, apenas ahora, por lo menos a mí me ha caído el veinte apenas ahora de que los nietos tienen derecho, a mí no se me hubiera ocurrido todas esas cosas cuando vivíamos en México.

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Sabía que podía tender la nacionalidad pero no se me hubiera ocurrido pensar que efectivamente también los nietos tienen derecho a unas pensiones y es algo de lo que no te enteras porque estás exiliado. Y entonces sí, me parece que se van haciendo cosas, pero que hay muchos intereses.

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