Sandor Campos Goded Sandor Campos Goded neix a Mèxic Districte Federal, fill de català i nét de valencià i catalana Els seus pares són Helenio Campos Ocaña -català- i la seva mare Rosa Goded Andreu -mexicana-, els seus avis paterns van ser Severino Campos Campos -valencià- i Igualtat Ocaña Sánchez –catalana- i els avis materns Angel Goded Capistrós -aragonès- i Rosa Goded Pons -catalana-. L'avi patern Severino des de molt jove va ser militant de la CNT i anarquista, es va allistar en les milícies i va ser col·laborador de Solidaritat Obrera. L'àvia paterna Igualtat també era anarquista i va participar a Mujeres Libres. Ambdós treballaven de mestres en les escoles racionalistes, on es van conèixer. L'avi patern es va exiliar a França sent internat en un camp de concentració, desprès de d’internament va sortir cap a Mèxic amb la seva dona i el pare de Sandor. L'avi matern Ángel era simpatitzant anarquista i va tenir un germà que va ser mestre a Aragó i que van matar. Ángel va arribar A Mèxic en un dels vaixells. L'àvia materna Rosa era comunista i després de la guerra es va exiliar França on es va embarcar en el Mexique, rumb a Mèxic. Sandor i la seva germana Brisa van anar en un inici al Colegio Madrid, i més tard a un col·legi en la ciutat de Cuernavaca. Sandor va venir a estudiar a Barcelona en el 2002 on resideix.
Sandor Campos Goded nació en México Distrito Federal, hijo de catalán y nieto de valenciano y catalana Sus padres son Helenio Campos Ocaña -catalán- y su madre Rosa Goded Andreu -mexicana-, sus abuelos paternos fueron Severino Campos Campos -valenciano- e Igualdad Ocaña Sánchez -catalana- y los abuelos maternos Angel Goded Capistrós -aragonés- y Rosa Goded Pons -catalana-. El abuelo paterno Severino desde muy joven fue militante de la CNT y anarquista, se alistó en las milicias y fue colaborador de Solidaridad Obrera. La abuela paterna Igualdad también era anarquista y participó en Mujeres Libres. Ambos trabajaban de maestros en las escuelas racionalistas, en donde se conocieron.
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El abuelo paterno se exilió a Francia siendo internado en un campo de concentración, después del internamiento salió hacia México con su mujer y el padre de Sandor El abuelo materno Ángel, era simpatizante anarquista y tuvo un hermano que fue maestro en Aragón y lo mataron. Ángel llegó a México en uno de los barcos. La abuela materna Rosa era comunista y tras la guerra se exilió Francia donde se embarcó en el Mexique, rumbo a México. Sandor y su hermana Brisa fueron en inicio al colegio Madrid, y más tarde a un colegio en la ciudad de Cuernavaca. Sandor vino a estudiar a Barcelona en el 2002 en donde reside.
Entrevista ¿Tu nombre completo y fecha de nacimiento? Mi nombre es Sandor Campos Goded, nací en la ciudad de México, el 2 de abril de 1979. ¿El nombre de tus padres y el nombre de tus abuelos y su lugar de nacimiento? Mi padre, Helenio Campos Ocaña nació en Barcelona en 1937, mi madre Rosa Goded Andreu nació en México. Mis abuelos paternos, mi abuela Igualdad Ocaña Sánchez nació en Barcelona y mi abuelo paterno Severino Campos Campos en Montserrat, Valencia. Por parte de mi madre, mi abuelo Ángel Goded Capistrós nació en un pueblo cerca de Huesca y mi abuela Rosa Andreu Pons nació en Cornudella un pueblo cercano a Reus.
El abuelo, el padre y la sobrina
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¿Conoces la historia de tus abuelos en la época de la República, de la guerra, del exilio? Sí a grandes rasgos. Por parte de mis abuelos paternos, mi abuelo nació en Valencia, a los 14 años emigró a Barcelona y desde muy joven fue militante de la CNT, mi abuela era de las mujeres libertarias, tuvieron un papel muy activo durante la época de la República a través del sindicalismo, mi abuela hacía presentaciones de teatro durante la guerra. Por parte de mi madre, durante la guerra, mi abuelo estaba fuera de España, se dedicaba a la hostelería y ya no pudo volver sino que fue a México. Él no militaba en ningún partido, era de ideología más cercana al anarquismo, igual que mis abuelos por parte de mi padre. Mi abuela materna era comunista, de hecho cuando terminó la guerra tuvo que emigrar enseguida porque la buscaban y siempre contaba que se salvó de que la atraparan y la ejecutaran por unas horas, porque huyó y los que estaban con ella cerca de casa, fueron detenidos y ejecutados. Mi abuela salió para México en el Mexique y mi abuelo llegó con otro barco. Mis abuelos se conocieron en Acapulco.
El abuelo Severino durante la revolución de 1936 Cuéntanos de tus abuelos paternos. Ellos eran anarquistas, formaron una escuela, la Escuela Moderna, estaba en la Calle Riera Alta. Los hermanos de mi abuela estaban implicados en la escuela, eran maestros y mi abuela fue pareja de mi abuelo desde muy temprana edad, fueron compañeros toda la vida.
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Se conocen en Barcelona, mi abuelo desde los 14 años vivió en Barcelona, se alejó de su casa porque las costumbres de sus padres no eran precisamente las que él compartía, fue colaborador de la CNT y de la AIT, colaboraba con las publicaciones de la CNT. Mi abuela se dedicaba más a la escuela, junto con sus hermanos.
Trabajadores y soldados revolucionarios en Barcelona el 19 de julio de 1936 En la guerra, mi abuelo participó en la organización del frente Barcelona. Una vez finalizada la guerra, tuvieron que huir, pasaron la frontera estuvieron en Francia y posteriormente hicieron un viaje “multiestación”, pasaron por República Dominicana, de ahí a Haití, a Panamá, después al canal de Panamá, y finalmente se reunieron con el resto de la familia de mi abuela en México, mi padre tenía nueve años, esto habrá sido en el 46. Su estancia en Francia ¿sabes cómo fue? ¿Estuvieron en un campo de concentración? Sí, estuvieron en un campo de concentración y el recuerdo que contaron toda la vida es que no fue del todo grato el paso por Francia, iban a pie y sintieron poca solidaridad por parte de los poblados franceses, no les ofrecían agua ni nada. Esto se contradice con gente que he escuchado que tienen una imagen muy positiva de la acogida que tuvieron por parte de Francia.
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Tienes idea o recuerdas ¿cómo vivieron ellos el exilio a su llegada a México? El llegar a México fue por una parte encontrarse con la familia de mi abuela, que quieras que no era como sentirse un poco en casa, por lo menos más protegidos que en un lugar donde no tienes a nadie.
Militantes del POUM durante una manifestación. Por parte de tu madre dices que tus abuelos se conocen en Acapulco. Ellos al principio ¿estaban bien en México?, ¿los aceptaban?, ¿tú sabes cómo lo vivieron? Mi abuela llegó a Veracruz y siempre cuenta que la llegada fue algo impresionante porque no creían que iba a haber tanta gente, estaban los sindicatos esperándolos, estaba el sindicato de las tortilleras que no sabían lo que eran, y bueno su primera impresión fue muy positiva. Bueno, después fue el encontrarse con la realidad, el llegar a un país desconocido, y que no había realmente nada preparado para su llegada. Entonces estuvieron en una casa en Veracruz de acogida, donde realmente no recibían ayuda. Había gente que los acogía muy bien y gente que no. ¿Estuvieron pensando que iban a regresar en algún momento a España o estuvieron más integrados a México? Mi abuelo materno no lo conocí porque murió el mismo año que yo nací, pero él siempre tenía la idea de volver, era el eterno volver para mi abuelo. Por parte de mi abuela era diferente, porque ella se sentía en México como en casa, aunque venía muy a menudo, para ella era más complicado traer a todos los hijos, aceptaba que finalmente el destino era estar en México y venir todas las veces que pudiera a Cataluña.
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¿Por parte paterna? Por parte paterna siempre vivieron a México como una etapa de transición, de ellos me tocó a mi más, lo viví en carne propia. De hecho a la muerte de Franco mis abuelos ya estaban en Perpignan y lo primero que hicieron fue venir a Barcelona, era como un deseo de siempre estar aquí. ¿En tu casa siempre se hablaba de la guerra, del exilio, de la república? Siempre se habló, yo creo que es un fenómeno también de la gente que vive en un país que no es el suyo, pues se tienden a formar grupos, y en esos grupos lo que te une es el hecho que te hizo llegar a ese lugar. Creo que esto marca mucho, el que siempre haya la conversación de la guerra, de la República, o sea nuestra la bandera siempre fue la Republicana, esto desde toda mi juventud. ¿Tu abuelo y tu abuela paterna tenían militancia política en México relacionada con España? Sí siempre, sobre todo mi abuelo que fue activo militante, escribía para una revista anarquista en México y enviaba artículos a Barcelona para su publicación. Hasta los últimos años de su vida mantuvo mucha relación con Solidaridad Obrera. Yo creo que es la persona más incansable que he conocido en mi vida, sus conversaciones siempre llegaban al punto de acabar discutiendo sobre el anarquismo, la guerra y sobre lo que pudo ser o lo que tendría que haber sido. Tu papá llegó a los nueve años. ¿A qué escuela fue en México? Fue al colegio Madrid en primera instancia y a la Academia Hispano Mexicana. Posteriormente fueron a vivir a Cuernavaca y ahí ya no había ninguna escuela de las características de las anteriores y entonces estudió en una escuela pública. ¿Cómo era para ti el Colegio Madrid? Bueno es un referente obligado porque finalmente toda la gente que conocía uno, el círculo social en el que te movías iba en el Madrid o había alguna relación con el Madrid, igual que con el Vives. Era un círculo muy cerrado, mis tíos estudiaron ahí, mi madre daba clases, tenía un tío que daba clases, una prima de mi padre también, o sea que no era casa, pero era muy familiar, era como un Cartel del sindicato anarcosindicalista
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submundo en el que vivía, alejado de la realidad de México. ¿Cómo era tu vida cotidiana? ¿Con quiénes te relacionabas? Generalmente era con los que iban en el colegio, digamos hasta los 13 años, la mayoría eran hijos o nietos de refugiados, entonces era una extensión de la familia, y las charlas eran muy parecidas. Había muchos mexicanos también, pero eran de una ideología muy similar y también al ir en el Madrid tenían muy asumido esto de la dualidad México y España. ¿Cómo te veían a ti los “mexicanos”? El cambio viene después cuando vamos a vivir a Cuernavaca y entro en otro colegio, ahí es como salir un poco de lo que estaba acostumbrado, de lo que era normal, nunca había estado familiarizado con esto de ‘gachupín’, nunca me habían llamado algo diferente a mi nombre y nunca me habían colgado etiquetas, y una vez que sales y vas a un colegio en donde el 99% son mexicanos y tú no eres tan mexicano, -sí lo eres, pero para ellos no porque por ejemplo, tu familia come cosas que ellos no comen-, entonces, te cuelgan una etiqueta, eres el mexicano catalán o el mexicano español. ¿Se comía comida mexicana en tu casa? Se comía comida mexicana desde que tengo uso de razón, pero no era algo de todos los días, o sea la comida casera siempre fue más la española que la mexicana, se comían enchiladas, pollo con mole, pero también se hacía escudella y tortillas de patatas. Eso era algo que no acababan de entender mis amigos de la adolescencia cuando venían a casa a comer, y de repente tortilla de patatas y no les acababa de gustar. Y bueno, ya no hablemos de los caracoles ¿no?, aquello era no entender por qué esta gente rara comía esas cosas. Pero bueno, la mayoría de la gente lo aceptaba con un punto de reticencia, pero lo aceptaba. ¿Llegaste a aceptar bien tu estancia escolar en Cuernavaca? No puedo decir que la haya sufrido pero tuve varios problemas, no tanto por ser hijo de españoles, sino más bien de ideología, la provincia mexicana es más bien tradicionalista en cuanto a sus costumbres. Yo venía de una escuela que era más que liberal, a los profesores les hablabas de tú, sabías sus nombres, ellos sabían el tuyo, te trataban de igual y todo funcionaba bien. De ahí a pasar a un esquema en el que el profesor era el que mandaba, tenías que hablarle de usted, tenías que levantarte cuando entraba al salón, un esquema tan rígido que llegué a tener
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muchos problemas porque yo no acababa de entender por qué tenía que ser así. Ellos tampoco entendían por qué yo hacía las cosas de otra manera y que para mi hablarle de tú era una señal de confianza y de cercanía, y no una falta de respeto. Desde ahí hasta problemas religión y de falta de respeto a las diferencias, a las formas de pensar. Pero bueno se hace uno más fuerte a la larga y estás más consciente de tus ideas, de que eres tú el que piensa eso y lo refuerzas. Cuando terminas el bachillerato y vas a la universidad ¿cómo fue el cambio? Decido ir a la UNAM, a estudiar Diseño Industrial porque esta universidad siempre fue para mi un referente, por lo que significa para México, por la diversidad que hay y porque la carrera que quería estudiar estaba en una de las mejores facultades. Entonces es un fenómeno extraño porque pasó a la diversidad, hay mucha gente que viene de escuelas públicas de todos los estratos sociales y ahí llego con la etiqueta, -hablando de las etiquetas-, del güerito de ojos azules que viene de escuela privada y que además en su casa se comen cosas raras, que es español o catalán, y bueno, el primer impacto, los primeros meses fueron difíciles. Ahí es cuando conozco el México real porque no era ni el que había en el colegio Madrid ni el que existía en este colegio en Cuernavaca, sino que era mucho más plural, más diverso, de muchos estratos y bueno, me siento muy cómodo. ¿Llegas a trabajar en México? Sí, antes de terminar la carrera, empiezo a hacer trabajos por mi cuenta como diseñador, después entro a trabajar en el departamento de diseño y de imagen corporativa de un banco y me convenzo de que tampoco es eso lo que quiero hacer. ¿En tu vida laboral hay una referencia al exilio, digamos a gente relacionada con el exilio? Carnet de la CNT De entrada no, sé de mucha gente que sí, digamos, se forma una especie de hermandad y todo el mundo se apoya, es como una gran red social que es difícil de describir, en donde todo el mundo se conoce de alguna u otra manera y se crea ese lazo. Pero en mi caso no, toda mi experiencia, junto con otra que tengo en un despacho de diseño muy grande que hay en México, no tiene nada que ver con el hecho de ser hijo de exiliados. ¿Tuviste participación política en México en algún momento? Implicación total no, en un partido político no, ni creo que la tendré nunca, participación en eventos políticos, como manifestaciones, sí. Participé en una huelga que hubo en la UNAM porque querían instaurar un sistema de cuotas, aunque al final no estaba ni con unos ni con otros.
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¿Tú conocías Cataluña de antes? Vine con un año de edad, mi abuela paterna se había puesto mal y vinimos, pero recuerdos no tengo ninguno. La Cataluña que conocía era más por lo que contaban sobre todo mi abuela materna, que siempre contaba algo sobre Cataluña, nos enseñaba canciones en catalán y palabras sueltas, aunque curiosamente nunca nos enseñó el catalán para hablarlo, no sé por qué, pero así fue. Conocí Cataluña de fotografías, historias, cuentos, creencias, mi abuelo paterno también hablaba siempre de Barcelona aunque él hubiera nacido en Valencia, Carnet de la CNT ¿Y no vienes más? Sí, volví hace 10 años, mi hermana vivía entonces aquí y coincidió con esta huelga de la UNAM que duró varios meses, estaba un poco cansado y decidí venirme una temporada, estuve poco más de dos meses. ¿Después regresas a México? Sí, regreso, pero lo que viví en esos dos meses aquí fue muy intenso, fue como reescribir todo aquello que me habían contado, reescribirlo porque no era exactamente igual, pues claro a la distancia la gente tiende a idealizar las cosas o a verlas de otra manera. Me di cuenta de que todo lo que sabía de Barcelona, principalmente, era todo aquello que me habían contado mis abuelos, a la distancia, y con un poco de añoranza, o sea, ni la gente era exactamente como me dijeron, pues la gente cambia a través de los años, ni la ciudad era lo que era, pero al final de cuentas me gustó, me gustó lo que vi, era como un paso medio entre lo que me contaron y lo que no me hubiera gustado, pero la media era buena. ¿La gente dices que era diferente? No es que la encontrara diferente, sino que por ejemplo por parte de mi abuelo paterno, él siempre contaba que había un movimiento social muy importante en Barcelona, que todo el mundo leía y se preocupaba por los demás, y eso no existe, bueno sí hay una preocupación por los problemas mundiales, pero la gente no es activista políticamente ni mucho menos, vive más en su vida cotidiana y también está bien. Por parte de mi abuela era un poco más costumbrista todo, desde las sardanas hasta los castellers que me encantan, sobre todo los castellers, la sardana he de aceptar que no tanto, yo tenía una idea de la sardana pues como algo muy emocionante ¿no? y llegué y
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no me emocionó, sé que esto no gustará a mucha gente, pero bueno no me emocionó. Y entonces fue encontrar lo que era la realidad, esto lo pongo como ejemplo, pero hay muchas otras cosas que ve uno cuando vuelve. Regresas a México y después decides volver a Barcelona ¿por qué decides volver a Barcelona? Termino la carrera y empiezo a trabajar en un despacho de diseño, pasa el tiempo y dejó de diseñar, realmente me estaba yendo bien en el trabajo y me proponían coordinar, esto me asustaba un poco pues yo quería diseñar y no tener esta vida tan monótona, además siempre había tenido ilusión por conocer otros lugares y estudiar algo más. Entonces me digo: Barcelona me gusta, me ha gustado mucho de todo lo que conozco familiarmente, tengo muchas raíces y quiero conocerla más a fondo, encima de eso encontré un programa de doctorado que me gustaba. Fue una decisión un poco radical, de un día para otro, no tenía una beca en firme ni nada pero a los dos meses me vengo para acá. ¿En el momento que llegas cómo es tu vida? Los primeros meses son pesados, de mucha angustia porque la beca que finalmente me habían dado no llega, entonces estuve como tres o cuatro meses con angustia porque no me alcanzaba el dinero. Me pongo a buscar trabajo y veo que tampoco es fácil y que también pese a que uno tiene todos los papeles como si fuera de aquí, sí existe una diferencia de trato en cuanto búsqueda de empleo por parte de si eres español, catalán, o en mi caso mexicano, no por ser mexicano, sino por ser de fuera. Es más difícil encontrar trabajo siendo de fuera aunque teóricamente yo no era de fuera porque oficialmente soy tan español como cualquier otro. Después, todo se empieza a arreglar, llega la prometida beca, empiezo a estudiar y ya también con la cabeza fría empiezo no a buscar trabajo, pero sí a enterarme más de cómo funcionan las cosas, de alguna manera a integrarme más, porque también se requiere un proceso de integración entre lo que uno cree que es, lo que es, y cómo funcionan las cosas. No es que sea difícil la acogida y la integración en Cataluña, pero no es fácil tampoco, se requiere de un esfuerzo tanto del que llega como de la gente que vive aquí Portada del periódico “Nosotros”
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En cuanto al idioma, bueno, yo hablaba muy mal el catalán, ahora lo hablo, yo creo, bastante bien, pero entiendo esta barrera lingüística porque si las personas y los grupos de amigos han hablado toda su vida en catalán, se comunican como lengua madre en ese idioma, y tu llegas con tu ni siquiera castellano, con tu mexicano y con sus diferencias lingüísticas, hay ese punto en el que sí quieren integrarte pero acaban haciendo las bromas en catalán y cuesta un poquito más ¿no? Una clase de la escuela racionalista ¿La gente te aprecia aquí como hijo de exiliado? Es curioso, volviendo a las etiquetas, en México siempre seré un hijo de exiliado y aquí siempre seré el mexicano, acaba uno por no ser de ningún lugar, que tampoco me molesta porque no me considero nacionalista de ningún tipo, si así lo quieren, mientras el trato sea bueno, no importa de donde sea uno ¿no? Pero siempre tendré la etiqueta de ‘mexicano’ aquí por más que hable un perfecto catalán y sepa toda la historia del país y lo que tú quieras. ¿Se han acercado gente de sindicatos o de organizaciones políticas para hacerte algún tipo de invitación? ¿Te has acercado tú a ellos para hacer algún tipo de participación política? Bueno, hubo una cuestión curiosa, mi padre escribe poesía y una vez en Internet descubrí que se había publicado una poesía suya en un libro de poesía social sin su consentimiento, lo cual tampoco me escandalizó pero me puse en contacto con la gente, era un grupo que tiene también cierta actividad política y tal, les explique que era el hijo de Helenio Campos y acabaron enviando a México una dotación de libros para mi padre y me preguntaron si quería participar con ellos. Finalmente decidí no hacerlo porque yo en el fondo no quiero ser nunca parte de una asociación política como tal, siempre participaré políticamente en las causas que yo crea que sean positivas, pero por experiencia de familiares y cosas que he visto y cosas que siento personalmente, la implicación en un grupo como militante no creo que sea algo apropiado para mi perfil, yo creo que un perfil político propio es lo que me hace sentir más cómodo. Siempre hay discrepancias y participar en algo porque está organizado por la agrupación a la que perteneces, simplemente porque perteneces a ella, no lo veo como algo correcto si no participas libremente. Y si hay que hacer algo se hace, o sea he participado en marchas de muy diverso tipo, en las elecciones del 2006 hicimos una agrupación temporal con mexicanos aquí en Barcelona para defender el derecho al voto y bueno ese tipo de cosas las hago y las haré toda la vida, pero yo ponerme una etiqueta de eres de tal o cual, no.
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¿La gente de la CNT se ha acercado a ti? No, la gente de la CNT, no, tampoco les he comunicado que estoy aquí. ¿Has visitado los lugares que te han contado familiarmente? ¿Has reconstruido la historia familiar, a nivel de ir a los pueblos, y de conocer la familia? He tenido la intención pero por muy diversas situaciones no lo he podido lograr. Tengo un viaje pendiente con un primo de aquí al pueblo de mi abuelo en Aragón. Con una tía tenemos pendiente ir a Cornudella, el pueblo de mi abuela materna. El pueblo de mi abuelo paterno sí que lo conozco, he ido dos o tres veces. Mi abuela paterna nació aquí en San Andreu pero toda su familia era de al Alcolea, Almería, y entonces también en algún momento tendré que ir. Tampoco soy muy de los lugares sino de los hechos y de las cosas, siempre me he interesado por qué pasó y cómo paso, pero bueno ya habrá tiempo también para ir a los lugares. Tres anarquistas condenados al olvido por parte de la historiografía oficial de la ciudad de Barcelona: Buenaventura Durruti, Francesc Ferrer Guardia y Francisco Ascaso Abadía. ¿Qué ha significado para ti y en que ha influido en tu vida el ser hijo de exiliado? Ha sido en primer lugar una etiqueta, que no me molesta, y en segundo lugar ha sido muy enriquecedor pese a las desgracias del exilio, de tener que irte del lugar de donde
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eres por causas ajenas a tu voluntad y en las condiciones en las que se fueron. Me ha abierto culturalmente un abanico mucho más amplio, no me considero más mexicano que español ni más español que mexicano ni más catalán que español, en fin soy una mezcla de todo y creo que eso me da una riqueza de sentir todas aquellas cosas mías, sin excluir ninguna, porque no creo que se deba excluir ni una cosa ni la otra. También me ha provocado algunas dificultades, tanto en un lugar como en otro, porque gente con poco criterio hay en todo el mundo y en el fondo también está bien saber que existe esta gente y no hay que hacerles mucho caso, me siento muy orgulloso de ser lo que soy. Helenio ¿Llegaste a Cataluña después de la transición, qué piensas de Cataluña en este sentido? Yo creo que la transición en España se ha hecho en términos generales bastante bien, es envidiable. Hay cosas que no comparto de cómo funciona actualmente el país, desde la monarquía hasta la organización de los partidos, hablando políticamente, y creo que la gente sabe lo que tiene aunque se ha ido perdiendo un poco la apreciación por la democracia que actualmente se tiene en España y por lo mucho que se ha mejorado, ojala que en México las transiciones se hicieran de la manera en que se han hecho aquí. Àngel Dijiste hace un momento que no veías a la gente tan metida en temas de participación social sino que más en cuestiones cotidianas. Sí tenía la idea de que la gente estaba mucho más implicada en asuntos sociales, esto por todas las charlas con mi abuelo, siempre hablábamos y yo pensaba que él tenía una imagen mucho más actual de España porque finalmente estuvo viviendo hasta hace poco aquí. Pero él también estaba un poco, yo creo, con la melancolía y quería ver las cosas como él siempre las había visto. Sí creo que hay una implicación social más importante sobre todo en Cataluña, que en otros lugares del mundo, hacia las cosas que pasan, pero dista mucho de ser lo que yo creía, yo creía que era mucho más intensa.
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Ahora que estás aquí ¿cómo ves a la gente de tu edad en su vida cotidiana? Los veo mucho más preocupados por el dinero, por comprarse un piso y el coche que por ser felices, en realidad tampoco está bien generalizar porque he encontrado gente de todo, gente que entiende la felicidad de la manera en que la entiendo yo, pero bueno, para la gente de mi edad el 70 u 80% de los temas fundamentales de la vida son ésos básicamente: casa, coche y vacaciones.
Familia de Sandor ¿En temas de religión? En tema de religión yo como no creyente que soy me encuentro más cómodo en Barcelona que en México, que es una ciudad más costumbrista y tradicional en ese punto de vista. Sin embargo sí he notado aquí mucha variedad, o sea la gente participa activamente en bodas, bautizos y todo eso sin ser creyente, cuando yo es algo que no haría, es algo en lo que no participo porque para mí significaría, en lo personal, una falta de respeto hacia esa ideología, como no participaría en actividades islámicas, budistas o lo que fuera, simplemente si no creo no participo. Pero aquí la gente no sé si es un poco por el lado tradicionalista del franquismo, que todo el mundo tenía que participar por obligación, pero la gente lo sigue haciendo incluso sin creer en ello, esto me llama la atención. Igualdad Nos contabas que al principio te costó bastante encontrar trabajo ¿finalmente qué pasó? Esos primeros meses fueron de mucha crisis, no sabe uno bien cómo funcionan las cosas y encontrar trabajo en Barcelona no es lo mismo que encontrar trabajo en México. Sin embargo poco tiempo después recibo una oferta de trabajo, no exactamente en lo que buscaba, que era hacer diseño, pero era un proyecto arquitectónico importante de
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Barcelona. Fui a la entrevista sin mayor expectativa y al momento se me pidió que me quedara, ya llevo trabajando más de tres años en este lugar, es un buen trabajo con buen sueldo y se me trata perfectamente, un poco con lo que contaba de las etiquetas, soy el ‘mexicano’ de la oficina, sin que esto contenga nada peyorativo, soy como cualquier otro y estoy muy contento. ¿Tu decisión en este momento es quedarte en Cataluña? Es algo que nunca se puede saber, yo creo que la vida da muchas vueltas, hoy por hoy estoy muy bien, estoy contento, tengo un grupo de amigos muy grande, me siento acogido, sé cómo funciona la ciudad y bueno hay muchas cosas que echaría de menos si me voy Barcelona. Entonces llega uno al punto que si sigo aquí seguiré echando cosas de menos de México y si regreso algún día a México echaré muchas cosas de menos de aquí, es como tener el corazón dividido.
Portada del periódico Solidaridad Obrera
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