Fernando Armada

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Fernando Armada Ramírez Fernando Armada Ramírez va néixer a Mèxic Districte Federal, fill de pares mexicans. Els seus pares són Miguel Ángel Armada i Teresa Ramírez Enríquez -mexicans- i l'avi patern va ser Fulgencio Hernández -català- i l'àvia és Nuria la Torre -catalana-. La besàvia paterna de Fernando, tenia una lleteria al barri de la Sagrada Familia de Barcelona. Els besavis van tenir sis fills dels quals una va ser l'àvia Nuria. Quan va esclatar la guerra, l'àvia Nuria que tenia 12 anys i un dels seus germans, Jordi que tenia 4 anys van ser enviats a Mèxic pels besavis per a salvar-los de la guerra. Van arribar com “niños de Morelia”. Als 18 anys l'àvia Nuria es va casar amb el seu primer marit, Rafael Armada amb el qual va tenir un fill, Miguel Ángel que seria el pare de Fernando. Rafael Armada va ser un milicià exiliat, quan va néixer Miguel Ángel va retornar a Espanya, va estar pres, i després va anar a Hongria. Poc abans de morir Franco va retornar a València i va ser dels primers regidors de l'Ajuntament de Requena; va morir a València. L'àvia Nuria es va tornar a casar amb Fulgencio, també exiliat republicà. Fulgencio va néixer a Barcelona i als 16 anys es va afiliar a la JSU. Durant la guerra va estar a les milícies en una brigada de telecomunicacions. Després de la derrota republicana a Catalunya, es va exiliar a França sent reclòs en un camp de concentració. Al sortir del camp es va embarcar a Burdeos rumb a Casa Blanca, les Antilles i després Santo Domingo. A Santo Domingo va viure cinc anys i després va arribar a Mèxic, on va conèixer a l'àvia Nuria que acabava de tenir al pare de Fernando i es van casar. Els pares de Fernando es van conèixer en una empresa on treballaven, i van viure com parella sense casar-se. Fernando sempre va anar al Instituto Luis Vives, va decidir residir a Barcelona a l'any 2002 . Fernando Armada Ramírez nació en México Distrito Federal, hijo de padres mexicanos. Sus padres son Miguel Ángel Armada y Teresa Ramírez Enríquez -mexicanos- y el abuelo paterno fue Fulgencio Hernández -catalán- y la abuela es Nuria la Torre -catalana-.

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La bisabuela paterna de Fernando, tenía una lechería en el barrio de la Sagrada Familia en Barcelona. Los bisabuelos tuvieron seis hijos de los cuales una fue la abuela Nuria. Cuando estalló la guerra, la abuela Nuria que tenía 12 años y uno de sus hermanos, Jordi que tenía 4 años, fueron enviados a México para salvarlos de la guerra. Llegaron como “niños de Morelia”. A los 18 años la abuela Nuria se casó con su primer marido, Rafael Armada con el que tuvo un hijo, Miguel Ángel que sería el padre de Fernando. Rafael Armada fue un miliciano exiliado, cuando nació Miguel Ángel se regresó a España, estuvo preso, y después se fue a Hungría. Poco antes de morir Franco regresó a Valencia y fue de los primeros concejales del Ayuntamiento de Requena; murió en Valencia. La abuela Nuria se volvió a casar con Fulgencio, también exiliado republicano. Fulgencio nació en Barcelona y a los 16 años se afilió a la JSU. Durante la guerra estuvo en las milicias en una brigada de telecomunicaciones. Tras la derrota republicana en Cataluña, se exilió a Francia siendo recluido en un campo de concentración. Al salir del campo se embarcó en Burdeos rumbo a Casa Blanca, las Antillas y luego Santo Domingo. En Santo Domingo vivió cinco años y luego llegó a México, en donde conoció a la abuela Nuria que acababa de tener al padre de Fernando y se casaron. Los padres de Fernando se conocieron en una empresa donde trabajaban, y vivieron como pareja sin casarse. Fernando siempre fue al Instituto Luís Vives, decidió residir en Barcelona en el año 2002.

Entrevista ¿Tu nombre, dónde naciste, en nombre de tus padres, su nacionalidad y de tus abuelos? Mi nombre es Fernando Armada Ramírez, nací en la ciudad de México, mi padre es Miguel Ángel Armada La Torre y mi madre Teresa Ramírez Enríquez mi padre es español mexicano y mi madre es mexicana. Soy el hijo de en medio de una familia de cinco y mis abuelos son Fulgencio Hernández y Nuria La Torre, mi abuela se casó dos veces. ¿Por parte de…? Por parte de mi padre, los dos abuelos son exiliados. Mi abuela se casó dos veces, una primera vez con Rafael Armada, es el padre biológico de mi padre y por lo tanto mi abuelo biológico, pero nunca lo conocimos, regresó a España, estuvo en la 2

clandestinidad y lo arrestaron. Mi verdadero abuelo, digamos el que ejerció de padre para mi padre es Fulgencio Hernández, segundo esposo de mi abuela y murió en el 2003. ¿Cuéntame la historia de tus abuelos paternos? Bueno, empezando por mi abuela, mi abuela nació en Barcelona, vivió algún tiempo aquí en el barrio de Sants, otro tiempo, en el que ella considera su barrio, la Sagrada Familia. Mi bisabuela, la yaya Inocencia, tenía una lechería, una granja donde se vendían productos lácteos, desayunos, cafés con leche, algún almuerzo, sobre todo para la gente trabajadora. Los niños de Morelia Ellos tuvieron seis hijos de los cuales mi abuela era la segunda por abajo. Cuando estalló la guerra, mi abuela tenía 12 años y mi tío Jordi tenía cuatro, y para salvarlos de los bombardeos, como a muchos otros niños, decidieron enviarlos de colonias, hicieron un conjunto de 500 niños, que aquí los conocen como los niños de la guerra y en México como los niños de Morelia, porque fueron los que llegaron allá y estuvieron en un colegio. Mi abuela iba dentro de este conjunto, era de los niños de mediana edad digamos y mi tío Jordi era de los más chicos. Mi abuela es un período que recuerda yo diría que con cierta idealización gracias al tiempo, pero también con mucha tristeza y con sentimientos encontrados. ¿Volvió a ver a sus padres? Todos los hermanos mayores de mi abuela al acabar la guerra estuvieron presos en diferentes tiempos y en diferentes lugares, mi abuela ya estaba en México con los niños de Morelia y con su hermano. Y muchos niños de Morelia fueron recibiendo a sus padres, o los padres los reclamaban en diferentes países, los que se habían exiliado o habían huido. Muchos incluso fueron a México pues viendo que aquí lo tendrían bastante crudo, pero en particular los padres de mi abuela no podían irse porque incluso mi bisabuelo estuvo preso una temporada, pocos meses después de la guerra porque tenía cuatro hijos republicanos, milicianos y eso era un crimen horrible para esta gentuza y entonces pues lo tuvieron preso. Mi tía Mari estuvo en un hospital militar de Sabadell, ella estuvo en una especie de arresto militar, digamos no estaba en una prisión, estaba obligada a atender pues sobre todo a militares del bando nacional, los del bando franquista que eran los que tenían derecho a estar en ese hospital, los republicanos siempre estaban en la cárcel heridos o no heridos. Y así estuvo varios años hasta que también pues le quitaron el arresto y pudo salir del hospital y se exilió también a México.

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¿Y cuando llega a México encuentra a sus hermanos? Lo que pasa es que la familia de mi abuela, se fueron en la posguerra un poco huyendo de la represión de la que eran especialmente víctimas, pero claro tuvieron que esperar primero a que salieran los cuatro hermanos que estaban en la cárcel, a mi tía que estaba presa en el hospital, a mi tío Quim que era el mayor que estaba haciendo trabajos forzados en el Valle de los Caídos, a mi tío Pepito que estuvo preso. ¿Tu abuela estaba casada con Armada? Mi abuela cuando llegó estuvo en la escuela hasta los 13 años que fue cuando la cerraron y se tenía que hacer un poco cargo de su hermano mucho menor que ella. Es decir su papel fue como el de muchos niños de Morelia, más o menos en su misma situación que eran niños que se tenían que hacer cargo de sus hermanos menores. ¿Los otros hermanos salen de la cárcel y se exilian todos? Se exilian todos menos mi tío Quim, se van todos a México y se encuentran ahí con mi abuela, claro que mi abuela llegó un momento en el que se casa con Rafael Armada. Antes de que se case con Rafael Armada, tu abuela, después de estar con los niños de Morelia, ¿cuál es su situación hasta que es mayor? Bueno mi abuela estuvo en el colegio de los niños de Morelia, les enseñaran oficios y claro, al cerrar la escuela, mi abuela se ve sola, como otros niños de Morelia, con su hermano, un hermano además que era bastante rebelde. A los 12 años su hermano se alistó en la Marina Mexicana, La abuela Nuria con el padre de Fernando Siete años después de haber llegado a México mi abuela estaba sola y ni siquiera tenía el hermano menor. Toda su familia seguía presa. No es que no quisieran, es que no se podían exiliar y además el exilio para entonces representaba también un gasto de dinero, ya no había unas estructuras que lo sufragaran, era mucho más parecido a una migración económica que al primer exilio en donde la gente se echaba caminando a la frontera y se organizó de alguna manera. O bien la Generalitat en el exilio o bien el gobierno republicano, organizó la salida de barcos hacia México, República Dominicana, Argentina etc., o en Francia mismo. Pero en este caso todas estas estructuras ya tenían otras tareas y los que se exiliaron poco tiempo después pues se lo tuvieron que sufragar todo ellos y vérselas como podían.

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Así que mi abuela a los 18 años, tiempo después de estar en la escuela en Morelia, estuvo acogida en un colegio de monjas de la colonia condesa, una casa en la esquina de Michoacán y Tamaulipas. En esa época se casó con Rafael Armada. Rafael Armada era un señor que también había sido miliciano en la Guerra Civil, era un exiliado. Se conocen porque los dos tenían una cierta actividad política dentro de los exiliados republicanos españoles, se conocen pues en los bailes que organizaba el partido comunista, supongo, los dos tuvieron una militancia comunista o en la JSU. Era un grupo de gente que pues organizaba bailes, obras de teatro, amateurs, partidos de fútbol, para convivir y ahí se fue haciendo una relación entre mi abuela y Rafael Armada, se casaron y nace mi padre. Rafael Armada decide venirse a España a vivir en la clandestinidad, contacta a la familia de mi abuela en Barcelona y lo hacen preso, estuvo en Burgos y cuando sale se exilia en Hungría y poco antes de morir Franco, regresa a Valencia y ahí muere, fue de los primeros concejales del ayuntamiento democrático de Requena. Cartel de las JSU ¿O sea que tu abuela se casó con otra persona también exiliado? Sí también, mi abuelo Fulgencio Hernández, nació en Barcelona, en 1920, lo que quiere decir que a los 16 años se enlistó en la JSU, como miliciano republicano y estuvo en la brigada de telecomunicaciones, se ve que el ejército republicano nunca destacó por tener demasiados medios materiales y una cosa que faltaban irónicamente eran fusiles y entonces mi abuelo, los dos años y cacho de guerra, los peleó con una mochila de cables en la espalda. Su labor era llevar una mochila llena de cables telefónicos y unir la retaguardia con la vanguardia, y la gente como él, su tarea era pues ir esquivando tiros y bombas e ir tirando cables. ¿Luego sale? Sale por Cataluña, sale en invierno y sale por los Pirineos completamente congelados. En la frontera los obliga el ejército francés, las autoridades a dejar todos los pertrechos militares en la frontera, y lo recluyen en un seudo campo de concentración que en realidad era un corral, en Francia, Quien los vigilaba era entre la legión extranjera y soldados senegaleses, entonces era colonia francesa y pues estuvieron ahí en esa especie de corral, con algunas bestias que les dejaron conservar y que más pronto que tarde sirvieron para mantenerlos vivos digamos para comer, porque los primeros tres días estuvieron sin comer, ya se avecinaba un poco las Segunda Guerra Mundial.

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Claro además un gobierno francés que no veía muy bien a la República Española, es más hizo todo lo posible por favorecer la derrota del ejército republicano, y pues no los iba a tratar de otra manera. Mi bisabuelo fue a París, se exilió antes de que acabara la guerra, cuando ya se veía que era cuestión de tiempo la derrota del ejército republicano, se fue a París y allá empezó a querer localizar al resto de la familia para llevarlos allá. Pero bueno fue mucho más pronto, mucho más rápida la derrota de lo que ellos pensaban y mi tío Paco y la yaya Virtudes, también salieron caminando por la frontera, y mi abuelo pues con el ejército. El viaje trasatlántico Ya para entonces la Guerra Mundial había estallado, los nazis se habían entrado en Francia y él sale por Burdeos, en uno de los barcos, no sé el nombre, la ruta que el siguió, fue Burdeos, Casablanca y las Antillas, Santo Domingo, donde estuvo viviendo unos cinco años. Pero bueno mi abuelo fue de los que tuvo que hacer una decisión en algún momento, de enlistarse en la resistencia francesa o irse a Santo Domingo, ¿Entonces él sale y llega primero a dónde? Él sale y llega de Burdeos, a Casablanca y está una semana en Casablanca, no los dejan descender del barco porque incluso llevaba un visado que no iba firmado, no llevaba pasaporte, el gobierno español no sólo no lo reconocía sino que no mejor no supiera de su existencia, porque tanto él como mi bisabuelo, estaban condenados a muerte en ausencia y entonces pues iban como apátridas en el barco y no podían hacer nada más que quedarse en el barco. ¿Y se queda viviendo en Santo Domingo? Mi abuelo Fulgencio Hernández, tenía el oficio de peluquero y dice que fue un oficio que nunca le gustó porque él no lo escogió, los escogió su padre para él, pero que lo sacó de muchos momentos de necesidad porque de la comunidad agrícola en la que todo el mundo pasaba hambre, se fue a una ciudad que le llamaban La Romana, cerca de la capital de Santo Domingo, ahora me parece que es incluso un suburbio de la capital. Él estuvo ahí en La Romana viviendo con otro grupo de exiliados y expatriados españoles, ahí el español que no era exiliado era un poco bohemio, estaba ahí un poco

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por la huelga o por unas pretensiones comerciales, intentaba vender o comprar cualquier cosa, en un plan bastante bohemio. De Santo Domingo se fueron a México Llegó mi abuelo a trabajar nuevamente como peluquero en el Hospital Infantil y así conoció a mi abuela que acababa de tener a mi padre. Mi padre nació sietemesino y entonces mi abuela estaba sola y entonces cada día mi abuela tenía que ir a ver a mi padre porque lo tenían en una incubadora, siendo un bebé prematuro y enfermizo. Una chica joven, sola, española, catalana supongo que mi abuelo joven, catalán bien parecido, bastante fiestero, empezó una relación con mi abuela. ¿Viven tus abuelos? Mi abuelo Fulgencio ya falleció y mi abuela sigue viviendo, vive en México. ¿Cuándo se encuentra tu abuela con sus hermanos que llegan a México, ya estaba casada? Ya estaba casada con mi abuelo, con mi abuelo Hernández, mi abuela pues bueno haciendo números muy generales, yo supongo que serían ocho años después de haber salido de Barcelona, eran circunstancias excepcionales y demás lo que se diga, pero mi abuela sentía un poco cierto abandono por parte de sus padres, aunque ellos hicieron todo eso tanto para ella como para mi tío Jorge, digamos habían hecho esto un poco para salvarles la vida, para alejarlos el bombardeo, de las circunstancias de una guerra, de una ciudad bombardeada y asediada cómo era Barcelona, pero bueno mi abuela y mi tío Jorge eran unos niños y lo que querían era estar con sus padres y eso pues bueno siempre marcó una cierta distancia entre mi abuela, sobre todo entre ella y su madre. Paquebot La Salle ¿Sabes si en algún momento entre toda la familia que llegó, cómo se encontraban en México, tenían intención de regresar? Mi abuelo Fulgencio tenía digamos algo de sentimientos encontrados, desde luego cuando llegó a México se encontró con un país que era muy diferente a todos los que había conocido, se encontró con un país que económicamente había subido mucho en los últimos años, pero que al mismo tiempo empezaba a renegar de la Revolución Mexicana que era un poco un ideal que también iban buscando los exiliados, que decían hay es que claro, la Revolución Mexicana, los ideales, tan buena y se encuentran

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con un país en el que tampoco encuentran esos ideales que les habían contado. Y luego bastante rechazo por parte de mucha población mexicana, y mi abuelo nunca asimiló... ¿Y después cómo conoce tu padre a tu madre? Bueno coincidieron en un trabajo los dos, mi madre estudió Psicología y mi padre estudió Sociología y Economía y entonces los dos trabajaban en una empresa que hacían un poco cosas sociales, como trabajadores sociales que no sé exactamente bien lo que hacían, ahí se conocieron, nunca se casaron pero siguen viviendo juntos,

Los bisabuelos subiendo al barco ¿Cuántos hijos son? Somos tres, somos tres chicos, mi hermano pequeño ya se casó y tiene dos hijas. ¿Dónde estudiaste? Estudié en el Vives. ¿En tu casa se hablaba mucho de las cuestiones del exilio? Sí, siempre, cada fin de semana comíamos y dormíamos en casa de mis abuelos y entonces era la sobremesa que se hablaba siempre. ¿Iban a casa de tus abuelos? Sí variaba el fin de semana, unas veces íbamos nosotros, otras veces venían ellos y bueno es como el “lay out” de mi vida y de mucha gente.

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Bueno ahora cuéntame ¿cómo era tu vida cotidiana? ¿Qué tipos amigos tenías?, ¿eran mexicanos o hijos de exiliados?. Entonces siempre hay como un cierto, éramos como una tribu, pero claro tanto el Vives como el Madrid pues ya se ha abierto a gente que no es del exilio y entonces pues era un combinado. Además tanto el Vives como el Madrid son como de un círculo de escuelas, de clase media con pretensiones intelectuales, no sé si decirle progresista porque habrá un poco de todo, pero estoy hablando del Instituto Escuela, estoy hablando del CIE, digamos un circuito de escuelas que ha hecho como una tribu un poco más grande como pues eso, de clase medieros con pretensiones intelectuales. El abuelo Fulgencio en la República Dominicana ¿Se hablaba catalán en su casa? En la casa se hablaba catalán cuando venía la familia de mi abuela o cuando había que dirigirse a ciertas personas catalana hablantes, pero un poco la curiosidad es que la familia de mi abuela es de un pueblo que se llama Fabara, que se habla un catalán mucho más abierto y hay ciertas palabras que no son exactamente las del catalán occidental que se habla en Barcelona. ¿La comida en tu casa cómo era? Yo creo que era 70% española y 30% mexicana a pesar de que mi madre es mexicana, bueno el caso es que la influencia familiar, sí, y sobre todo mi madre decía que quien le había enseñado a comer era un poco mi abuela, mi abuela paterna. Además era un poco esto de siempre añorar Barcelona y Cataluña y demás, la comida y un poco las costumbres que se fomentaban eran mucho más las catalanas que las mexicanas, aunque bueno no nos escapábamos de la salsa, de los chiles, de las tortillas.

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¿Cómo te veía la gente en México por decirlo de alguna manera, te veían diferente o tú los veías diferente, cómo era esa relación? Bueno hay que decir que yo como mucha gente del Vives, viví, crecí en una atmósfera protegida, que era el Vives mismo y entonces muchos de mis amigos pues no es que sólo hubieran vivido en carne propia el exilio en las familias del exilio, sino que algunos también las tenían cerca porque aunque no eran familias de exiliados eran del Vives de toda la vida desde primaria y entonces lo tenían cercano. Yo supongo que para ellos como para nosotros la convivencia era como entre gente normal. ¿Fuiste a la Universidad? ¿Qué estudiaste? Estudié sociología como licenciatura y luego se me planteó la idea de estudiar fuera de México y aunque lo pensé un tiempo, como por arte de magia salió la idea de venir a estudiar a Barcelona. Memorias de Fulgencio Hernández ¿Cuando sales de la facultad tienes la oportunidad de venir a Barcelona? Me gradué en el 2002 en Sociología, acabé los créditos y la tesis, pedí la beca del CONACYT para ser un postgrado de Ciencias Políticas aquí en la Pompeu Fabra y me dieron la beca y me vine aquí. Empecé el doctorado, no lo terminé, me metí a una maestría en Análisis Económico Aplicado y ahora estoy escribiendo la tesis. ¿Tú ya habías oído hablar de Barcelona? Toda la vida. ¿Nunca habías venido? No, nunca había venido.

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¿Y cuando llegas qué impacto tienes, de la Barcelona que tú habías oído en casa, familiar, y de la escuela, a la Barcelona que encuentras cuando llegas? Bueno desde luego que hay un contraste entre la idealización de mi abuelo y la imagen mental que yo me había hecho de la misma ¿no?. Pero no fue un contraste negativo, en lo absoluto, la verdad es que bueno yo tenía mi idea y demás, fue un poco como abrazar aquella idea, de la imagen mental y por fin hacerla material.

Los abuelos y los tíos de Fernando Luego se dio una circunstancia gratuita y afortunada o emocionante, que mi abuelo en el último edificio en el que estuvo, en Barcelona, bueno mi abuelo estuvo en el frente y durante toda la guerra sólo tuvo un permiso para ver a su familia, le dieron un permiso de un día, vino Barcelona y el último edificio en el que estuvo fue el edificio del PSUC, que está en la calle de La Ciutat, detrás del ayuntamiento. Y sin yo saber que era ése el edificio, éste fue el primer edificio en el que yo llegué a vivir, y no lo sabía hasta que vi un letrero en la parte baja y en el entresuelo ahí estaba la sede del PSUC. ¿Te sentiste integrado? Nunca me he sentido rechazado, claro que hay cosas, hay momentos y momentos, la verdad es que no me siento menos integrado que en México por ejemplo. ¿En México no te sentías integrado? Tampoco me sentía rechazado es decir que mi tribu, está un poco a mitad de camino, mi abuela dice que ya su abuela le decía “hija mía, nosotros somos de mitad del camino”. Un poco la única actitud que me choca tanto de un lugar como del otro es que en ambos lados se rechaza o hay un cierto rechazo a lo, dile inmigrantes, dile extranjeros, dile lo que quieras, hay un cierto rechazo, que no es generalizado, ni es mayoritario.

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Me dices que estás trabajando ¿te costó trabajo conseguir trabajo? Sí, un poco, porque mis expectativas del lugar donde quiero trabajar son especiales, soy sociólogo economista, de hecho ahora estoy trabajando en un despacho de economistas y trabajé un tiempo también, bueno he trabajado sobre todo como economista más que como sociólogo. Pero bueno me podía haber empleado de muchísimas cosas y no tomé esos empleos, porque pues no estaban dentro de mis expectativas y mientras las pudiera rechazar. Me costó trabajo encontrar cierto trabajo, con ciertas exigencias.

El abuelo Fulgencio y la abuela Nuria ¿Cómo ves a los catalanes actualmente? Yo a los catalanes los veo un poco dormidos, los veo un poco dormidos porque no es ya que les pasen la mano por la cara, sino que la política se ha degradado paulatinamente desde hace muchos años, desde hace mucho tiempo, no hablo sólo de los últimos dos gobiernos, sino que la política española en general se ha estado degradando y Cataluña especialmente se está viendo afectada y la gente no sabe qué hacer, y eso hace a la vez que haya políticos de muy mala calidad, por todos los partidos, ninguno se salva la verdad. Y eso pues bueno hace también que un país que siempre había sido puntero dentro de sus pares, ahora pues se esté quedando atrás ¿no? y bueno como mexicano catalán pues un poco me pica el orgullo. ¿De forma de ser, de carácter? Bueno yo creo que hay de todo, hay de todo, no es un problema exclusivo de Cataluña sino que la cultura se menosprecia mucho por parte de mucha gente, en todos lados, eso ha hecho un poco que la gente haga juicios con demasiada facilidad y con pocas herramientas. Y entonces la gente de todos lados se ha vuelto más prejuiciosa, y ese es un problema. Pero el carácter catalán tiene sus partes positivas y sus partes negativas también, si hablamos del tópico, que ya sabemos que siempre las generalizaciones siempre son peligrosas, pero por un lado la sesudez y el gusto por el trabajo, el carácter emprendedor y demás catalán tiene su parte positiva y por otro pues también un poco la idea del “pez

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alcoba” de mirarse demasiado a sí mismo y no darse cuenta de que es una cultura o que tiene aspectos en su forma de ser que son extrapolables y muy valorables fuera, pero como que los guarda demasiado para sí mismo y no deja ser, el catalán es como carcelero de su propia forma de ser ¿no?, si se dejará como llevar más sería mucho más exitoso, me parece. ¿Qué opinión tienes de la memoria histórica? Bueno la memoria histórica tiene, a ver, a mi me parece que es importante que todos la retomemos y que se hable, pero no me gusta que se utilice como arma arrojadiza, es una cosa que forma parte de mi personalidad, digamos memoria histórica en mi familia era como mantra, no hay que olvidarla y que tenerla siempre presente y además hay una versión clara y sencilla de cómo hay que recordar las cosas. Instituto Luís Vives Y por otro lado, para la derecha es muy cómodo negarlo todo y querer repartir culpas iguales donde no las hay. Decir que todo el mundo tiene culpa y ése entonces perdonémonos todos, volvamos a ser amigos, y no es verdad. ¿Has ido a visitar las casas o los lugares a donde ha vivido tu familia? Sí. A parte de haber caído en la casa de tu abuelo justo al llegar a Barcelona. Sí, bueno no era su casa, era al último edificio en el que estuvo. Y en el Poble Nou todavía hay familia, la casa en donde vivió mi abuelo ya no vive ahí nadie de la familia, entonces sólo la he podido ver desde fuera ¿Has ido a Agde? No. He estado por la zona pero no nunca he hecho un viaje así. Me queda pendiente conocer por ejemplo Fabara que es el pueblo de donde viene la familia de mi abuela. La casa de mi abuela donde tenían la lechería, su casa y donde conocieron también a otra parte de la familia política, también la conocí, cerca de la Sagrada Familia. Ahí fuimos la última vez que vino mi abuela de visita, hicimos un paseo memorístico por esos lugares.

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Por último, ¿qué ha sido para ti o qué ha significado para ti ser nieto de exiliados, en tu forma de ser en tu vida, en tu forma de actuar? Bueno yo creo que me ha marcado en el sentido de que pues bueno tengo un sentido de pertenencia a una tribu especial, a una tribu de mitad del camino, a una tribu que tiene ciertas características pues bueno que se podrían describir, pero que de alguna forma también la tribu ha preferido mantenerlas tácitas más que explícitas, en un afán de mantener un cierto grado de hermandad o de pertenencia a la tribu. Me ha marcado en el sentido de que la pertenencia a la tribu también yo creo que está marcada por un apego a ciertos ideales, quizá muy generales, que no sé cómo calificarlos, pero de justicia, de respeto a la legalidad, de búsqueda de una justicia social, de lucha por ciertos ideales ¿no? y de no sumisión, y de búsqueda de una verdad diferente, en un sentido crítico que me ha acompañado y que me ha llevado por muchos lados de mi vida, desde que salí digamos de la tribu, desde que pasé por la muralla de la aldea, pues me han acompañado todos estos ideales.

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