Enfermería integral par aun ser integral vocación v/s recursos En este ensayo se pretende hacer un análisis de un problema complejo que generalmente escapa a la comprensión del ciudadano común en su atención de salud, quien exige o al menos espera una atención de calidad, oportuna y eficiente, es decir una atención integral de parte del equipo de salud y en particular del profesional más cercano a su condición de persona /paciente, la enfermera, incluyendo en este análisis lo que implica esta atención y las barreras que existen para llevarla a cabo. La enfermera/o procurara desarrollar una “relación de ayuda – confianza” la que Jean Watson define como el apoyo percibido por el paciente en la interacción de cuidado con el personal de enfermería a través de un trato cordial y amistoso, con calor humano, que da comodidad y confianza, derivando en sentimientos de bienestar para el paciente, (Este apoyo emocional corresponde al elemento asistencial de Watson) con actividades sencillas y significativas, como por ejemplo mirarlos a los ojos, tomarlos de la mano, realizar procedimientos y cubrir sus necesidades físicas, incluida la atención oportuna para aliviar el dolor, reforzando así el apoyo emocional con el apoyo físico (1). Para comprender en profundidad las necesidades que se requieren satisfacer se debe conocer y comprender el centro y objeto de esta atención de salud. El hombre es una combinación armónica de estructuras biológicas – psicológicas y en constante relación con el entorno, por tanto es un ser biosicosocial, lo que lo define como un ser integral, en consecuencia precisa de un cuidado integral, por otra parte se debe considerar que la esencia de la enfermería es el cuidado integral de las personas, familias y comunidades. Siendo el núcleo de actuación las necesidades básicas, las metas, la autonomía y el bienestar. Esta esencia antes mencionada, está determinada por convicciones, valores y necesidades profundamente arraigadas en la organización personal, es decir tiene que ver con lo que somos (2). El cuidado integral es objetivo cuando hace referencia a técnicas, procedimientos y es subjetivo al tener sensibilidad y creatividad. Esto implica aprender y modificar comportamientos a partir de experiencias, tener valor ante la incertidumbre, emplear técnicas y procedimientos adecuados para un cuidado integral y optimo. Sin embargo, la realidad Hospitalaria en Chile adolece aun de carencias importantes en su infraestructura, en su logística y la más gravitante en la atención integral de salud a nuestros usuarios/pacientes, es la dotación de personal y particularmente la insuficiente dotación de enfermeras. Lo cual conlleva a una sobrecarga laboral con una atención involuntariamente deficiente con el paciente.
Por consiguiente, este déficit de enfermeras mencionado se refleja en la alta concentración dentro de las aéreas intrahospitalarias, específicamente en la gestión del cuidado del paciente, dejando un claro déficit en el área primaria de atención. Frente a esta realidad las autoridades respectivas dictaron una pauta denominada CUDYR, instrumento aplicable a cualquier unidad o servicio de atención de pacientes hospitalizados (desde unidades de pacientes críticos a unidades de cuidados básicos) y que consiste en analizar las demandas directas, categorizándolas según grado de dependencia y nivel de riesgo. El uso de esta pauta de medición en todos los servicios de salud permitirá mejorar la distribución de recursos humanos (enfermeras) y materiales de cada servicio asistencial, identificando la carga de trabajo del personal de enfermería y facilitando la estandarización de planes de cuidados que cada categoría de pacientes requiere (3). Por otra parte, en este análisis de la precariedad de recursos se tomaran datos duros entregados por la OCDE, (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) que demuestran que Chile invierte en salud solo el 7% del PIB, un tercio de lo que invierten los demás países de la OCDE. El último informe entregado por esta organización aseguró que Chile se encuentra muy por debajo de la media en cuanto al número de enfermeras por habitantes, llegando solo al 1,9 de profesionales por cada 1.000 habitantes, mientras que el promedio de la OCDE es de 8,8 enfermeras por cada 1.000 habitantes. No obstante, existe otra barrera que impide al personal de salud entregar un servicio integral a los usuarios, y esto lo revelan los informes del Banco Mundial y la encuesta Casen, los Datos del Banco Mundial indican que Chile tiene un índice de pobreza del 11,7% y según la encuesta CASEN (2015 – 2016) se mantiene un alto índice de la pobreza multidimensional, siendo aun de un 19,1%, por lo tanto son las enfermeras las encargadas de sortear situaciones que escapan de su control con creatividad y liderazgo, frente a situaciones de pobreza que puedan afectar a muchos de sus pacientes, con un entorno precario y con la imposibilidad de cubrir sus necesidades más básicas. Finalmente, ante estas mencionadas barreras que se encuentran dentro del servicio de salud pública de Chile, se puede concluir que el profesional de enfermería ha de mantener una actitud crítica y reflexiva frente a la realidad socioeconómica del paciente y sus derechos, superando las carencias de este y del sistema con profesionalismo y mucha, mucha vocación.