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Groenlandia; Revista de Literatura, Opinión y Arte en General, Número cuatro (Mayo – Agosto 2009) Directora y productora: Ana
BBiieennvveenniiddooss aa GGrrooeennllaannddiiaa nnúúm meerroo ccuuaattrroo
Vicedirectora y encargada de la web: Bárbara López
EEnnssaayyooss
33
Patricia Moya Rodríguez
Mosqueda
Habitantes: Ana Patricia
Moya, Manuel Guerrero Cabrera (Córdoba), Carlos Ardohain (Argentina), Luis Amézaga, Adolfo Marchena, (Vitoria), Pablo Morales de los Ríos, (Madrid), Esperanza García Guerrero, Antonio J. Sánchez (Sevilla), Andrés Ramón Pérez Blanco (Toledo).
Visitantes: Eva Cabo
(Lugo), Luis M. Hermoza (Perú), India, José Torres Almagro, (Huelva), Juan Pablo Herencia y Daniel Sergio Pardo, Raúl Gaitán, Juan José Romero, Fernando Sabido Sánchez, Enrique Fuentes Guerra, (Córdoba), Javier Ventura Mullor (Almeria), Cecilia Gris (Madrid), Salvador Moreno (Málaga), Gustavo M. Galliano, Silvia Loustau, (Argentina), Ulises Varsovia (Chile).
Diseño: Ana Patricia Moya Fotografía: Alejandro Serna Rodríguez \ India \ Luis Sevilla \ Raúl Gaitán \ Juan José Romero \ Ana Patricia Moya Edita: Revista Groenlandia Apoyo moral importante: Mari Carmen Serrano Fernández
LLaass ppeerrssoonnaass lliibbrroo ((eell pprrooyyeeccttoo FFaarreennhheeiitt 445511))
44
OOssaam muu TTeezzuukkaa ((iinnttrroodduucccciióónn))
66
PPooeettiizzaannddoo bbaarreess
88
UUnn nnuueevvoo ccoonncceeppttoo ddee lliibbrroo
1100
SSeerr ppooeettaa oo nnoo sseerr ppooeettaa......
1122
RReesseeññaass
1144
HHaabbiittaanntteess AAnnaa PPaattrriicciiaa M Mooyyaa RRooddrríígguueezz
2211
CCaarrllooss AArrddoohhaaiinn
2277
LLuuiiss AAm méézzaaggaa
3322
PPaabblloo M Moorraalleess ddee llooss RRííooss
3388
AAnnttoonniioo JJ.. SSáánncchheezz
4455
AAddoollffoo M Maarrcchheennaa
4477
KKeebbrraann
5511
VViissiittaanntteess EEvvaa CCaabboo
5555
LLuuiiss M M.. HHeerrm moozzaa
5588
IInnddiiaa
6600
JJuuaann PPaabblloo HHeerreenncciiaa \\ DDaanniieell SSeerrggiioo PPaarrddoo
6633
RRaaúúll GGaaiittáánn \\ AAnnaa PPaattrriicciiaa
6666
SSaaúúll AArriizzaa
6699
CCeecciilliiaa GGrriiss
7711
FFeerrnnaannddoo SSáánncchheezz SSaabbiiddoo
7744
JJaavviieerr VVeennttuurraa M Muulllloorr
7777
GGuussttaavvoo M M.. GGaalllliiaannoo
8800
JJuuaann JJoosséé RRoom meerroo \\ AAnnaa PPaattrriicciiaa \\ IInnddiiaa
8833
SSiillvviiaa LLoouussttaauu
8866
UUlliisseess VVaarrssoovviiaa
8899
EEnnrriiqquuee FFuueenntteess--GGuueerrrraa
9922
SSaallvvaaddoorr M Moorreennoo VVaalleenncciiaa
9944
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I
II
Bienvenidos a Groenlandia. Hay cuatro buenas razones para iniciar este número. Como sabéis, Mayo comienza fuerte en Córdoba: patios y Feria. Deseamos de todo corazón, lectores y amigos, que lo paséis muy bien. Eso sí: como primer motivo de atención, tenemos que comentar que la cultura en Córdoba no se reduce al precioso colorido de las paredes en casas antiguas ni tampoco a bailar sevillanas y disfrutar de borracheras en las casetas. Así que, por favor, después de la Semana Santa y la Cosmopoética, sigan atentos a los recitales, a las exposiciones y, por supuesto, al festival de flamenco que se aproxima. Una oportunidad a la cultura, por favor, que no muerde. Mil gracias. Vuestra salud mental lo agradecerá.
Con este número – y su preciosa portada de Alejandro Serna -, llega otro especial sin tema (un suplemento) y, en breve, un poemario de Pablo Morales de los Ríos, “Autorretrato sin óleo”, con textos de Nacho Montoto y Adolfo Marchena. Groenlandia cuenta, en esta ocasión, con más poetas y narradores: Eva Cabo, Silvia Loustau, Gustavo Marcelo Galliano, Javier Ventura Mullor, India, Ulises Varsovia, etc. A destacar la buena presencia de artistas de Córdoba, dispuestos a ofrecernos la mejor poesía y la mejor fotografía. Groenlandia se enorgullece de contar en sus filas con los habituales habitantes y sus nuevos visitantes, siempre tan apañados y trabajadores. Sin vosotros, Groenlandia no existiría.
III
IV
Groenlandia es imparable: hemos salido en Andalocio (¡muchas gracias, Juan y Beatriz!), en PEZ (fanzine de culto) y en diversos blogs y páginas webs. La tercera edición del Especial Erotismo ha sido un exitazo, así como el Especial de Poesía “Ellos \ Ellas”. Para celebrarlo, queremos editar una antología EN PAPEL de sus autores ¡al fin, el primer libro editado de Groenlandia! – y un cd especial que incluirá todo lo que hemos elaborado, incluyendo sorpresitas. Desde aquí, un mensaje a todos los artistas: se admiten cortos, canciones, poemas recitados, etc. El objetivo: ofrecer variedad artística. También estamos planeando la posibilidad de editar un fanzine. Estarán informados de todo lo que se suscita en territorio no tan helado. Seguiremos currando.
Me entra una alegría tremenda cuando los chicos “Fulanitos” y las chicas “Periquillas” de este lugar publican sus obras. Por tanto, desde aquí, enhorabuena por Pablo Morales y Rafael Infantes, que han publicado sus primeros libros – una novela y uno de relatos, respectivamente - y a Manuel Guerrero, que ha sacado su primer poemario, bautizado como “El desnudo y la Tormenta”. El primer paso ya está dado: a todos ellos, mil besos y mil abrazos, que os lo merecéis. Tampoco me olvido de otros algo más conocidos, como Luna Miguel – con dos buenas razones para estar contenta: dos poemarios editados en Córdoba - o Nacho Montoto con su peculiar doble poemario. Una oportunidad a los noveles, por favor, porque tienen mucho que ofrecer.
LA JEFA DE GROENLANDIA (destilando - 3 - euforia por los cuatro costados)
En el mundo que el escritor Ray Bradbury describe en su novela “Fahrenheit 451”, los libros están prohibidos. En él, la misión de los bomberos no es apagar fuegos, sino encenderlos y quemar todos los ejemplares para que no corrompan la filosofía general del ciudadano. El poder, con esa forma de inquisición, pretende evitar que la gente tenga un pensamiento independiente, ofreciéndoles felicidad a cambio de ignorancia. No obstante, hay personas que, siendo concientes de la importancia del texto escrito, intentan salvaguardar su contenido memorizándose los libros: son Las Personas Libro. Al principio, como se refleja en la novela, no se planea nada: cada persona tenía una obra que deseaba recordar, y así lo hacía. Luego fueron entrando en contacto, establecieron una organización y forjaron un plan, cuyo objetivo era conseguir que la mayoría de los ciudadanos fueran recitando en voz alta los libros. La novela – cuyo título se basa en la temperatura que debe alcanzar el papel para comenzar a arder, 451º Fahrenheit - resulta profética en muchos aspectos, como la dependencia de la humanidad ante la tecnología. El director de cine francés Francoise Truffaut reconoció la importancia de las personas libro e hizo una película. Décadas después, otro director, esta vez de teatro, Antonio Rodríguez Menéndez, consciente también de dicha importancia, intentando superar la ficción narrativa o cinematográfica, creó el Proyecto Fahrenheit 451 de Las Personas Libro, haciendo realidad la ficción, gracias al cual un gran número de ciudadanos y ciudadanas, al igual que los personajes de la obra, van por todos los lugares narrando sus textos preferidos. En la actualidad, no existe esa inquisición hacia los libros, pero si un poder invisible del mundo audiovisual, que va sustituyendo al mundo de la lectura para así poder dirigir mejor la opinión pública. Ante esto, las personas libro se organizan para resistir a esta tendencia, que desea prohibir, de manera muy sutil, el hecho de pensar y actuar de forma diferente. Son hombres y mujeres que para que no se repitan actos como la quema de la biblioteca nacional en Sarajevo, o la destrucción de librerías en la noche de los cristales rotos en Alemania, se convierten en defensores de los libros. No pretenden ser héroes, pues son conscientes de que muy pocas conseguirán memorizarse una obra completa; por eso, cada una de ellas lleva en su mente y en su corazón sólo un fragmento del libro que les hubiera gustado ser, ése que habrían salvado de las llamas, y lo comparten narrándolo con sencillez, mirando a los ojos de todo aquel que desee escucharlo. Con este simple gesto se convierten en una representación de la obra elegida, dan voz a esas valiosas palabras y caminan tranquilas sabiendo que
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esas líneas están seguras en sus mentes. Aunque veamos como ficción el mundo que Ray Bradbury refleja en su novela, debemos ser conscientes que nos acercamos cada vez más a él. En la actualidad se pretende ser feliz a cualquier precio, y el terreno audiovisual nos invade poco a poco. Es la sociedad de las prisas, en la cual se extienden cada vez más los establecimientos de Fast Food, para consumir los alimentos sin apenas saborearlos, donde existen escuelas de lectura rápida, en la que se imparten cursos que permitan duplicar o triplicar la velocidad de lectura, y donde rapidez es sinónimo de inteligencia. Frente a esta actitud, las personas libro saben valorar el tiempo, reconocen la importancia del vínculo que crea la lectura, valoran la palabra escrita, y se detienen en ella porque saben que cada una posee un color, un sabor, una textura, un aroma o un sonido diferente. Disfrutan dejándose acariciar sin prisas por su melodía, y dilatan el transcurrir de las horas con una buena lectura. No lograrán leer una novela en pocos días, pero si habrán conseguido algo mucho más importante: cambiar cantidad de ejemplares por calidad. Ellas han aprendido a defender los libros de una manera diferente, son conscientes de su importancia y esto las hace reivindicar la buena lectura. Saben que las palabras no existen hasta que no se pronuncian o escriben, y que al darles su voz al texto, éste sale del silencio y puede despertar en quien lo escucha la curiosidad de leer esa obra, por eso entregan la palabra con mimo, dándole su valor y dejando que recorra con naturalidad el camino narrador-oyente. Conmueve ver a niños que disfrutan al entender, memorizar y narrar ese fragmento que a ellos les ha gustado tanto, o como personas mayores recitan poemas ya sólo impresos en sus mentes, y que gracias a ellos no se perderán, porque alguna otra persona lo guardará. Quien desee acogerse a esta forma de defender la lectura y convertirse en una persona libro, sólo tiene que seguir el eco de sus narraciones, memorizarse unos versos, relato o fragmento de su obra preferida y compartirlo con todo aquel que lo desee escuchar. Yo hace tiempo que me uní a ellas: las encontré en un parque, y os puedo asegurar que he descubierto en la lectura matices que antes me pasaban inadvertidos. Disfruto al compartir fragmentos de mis obras preferidas, como “El incendio de un sueño” de Charles Bukowski, “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, “Madame Bovary” de Gustave Flaubert… y sé que mientras los lleve en la memoria, ellas estarán protegidas de cualquier tipo de censura, porque como escribió Virginia Wolf: ”no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedan imponer a la libertad de mi mente…”
- 5E-S P E R A N Z A G A R C I A G U E R R E R O
Osamu
Tezuka
fue
el
maestro
que
estableció
las
bases
principales del manga. Considerado como uno de los grandes clásicos de la historia del cómic, es el gran referente de artistas actuales: todos los autores japoneses conocen su vasta y admirada producción – ha sido traducido a más de diez idiomas - y aparte, es muy difícil no vislumbrar influencias de este gran genio en páginas de muchos cómics. Lo llaman “El Dios
del
Manga”,
y
con
razón:
muy
pocos
autores
han
conseguido desarrollar tantas obras y de tan variados géneros. Con respecto a datos biográficos, Tezuka nació el tres de Noviembre de 1928 en una pequeña localidad de Osaka. Hijo de una familia acomodada, estudió medicina, pero jamás ejerció la profesión pues optó por cumplir su sueño de crear cómics. Amante del cine mundo y de Disney, Tezuka, gracias a un pequeño premio local, consiguió conocer a los grandes maestros de la época. El joven prometía, y así lo demostró con “La nueva isla del Tesoro”, cuyo primer tomo se agotó en pocas semanas.
Ya
en
“innovaciones”
esta
obra
Tezukianas:
cinematográfica,
inicial,
escenas
caricaturas,
la
a
se
mostraban
modo
novedosa
de e
las
película
inteligente
composición de página, acompañada de un estilo limpio y simple. A partir de ahí, Tezuka generó una serie de mangas destinados
a
un
público
joven,
creando
personajes
tan
entrañables como Kimba, el león blanco de “Jungle Taitei”, “Astroboy” o la princesa de “Ribbon No Kinshi”, primera obra shojo – cómic para chicas -
de la historia. En 1952 creó su
propio estudio, la revista COM y la Mushi Productions; gracias a la fama que le precedía, acudieron muchos aspirantes que fueron testigos de cómo en años posteriores Tezuka creaba montones de páginas y de ideas para películas de animación. Sin embargo, la revista y la productora cerraron debido a la poca habilidad de Tezuka para los negocios. El autor resurgió de sus cenizas ante aquellas nefastas experiencias creando
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soberbias obras de un estilo más adulto: es la etapa oscura de Tezuka, de la que nacerán obras maestras como “Mw”, “Oda a Kirihito”, “Black Jack”, “Adolf”, “Ayako”, “El árbol que da sombra”, entre otras. Murió a consecuencia de un cáncer a los sesenta y tres años… pero ya en vida fue convertido en un mito. Con respecto al estilo, la estética inicial de Tezuka, dirigida a un
público
adolescente,
era
sencilla,
casi
caricaturesca:
evidente es la huella de las películas de Charles Chaplin y de animación de la factoría Disney. Pero ya en esta época se deja notar que Tezuka trata a sus creaciones con cariño y entrega a sus personajes virtudes y defectos, los hace tan de carne y hueso que asusta, si bien es una humanidad “inocente”; estas formas de mostrar al mundo a los protagonistas de sus cómics cambia ya en la famosa “época oscura”: dotándose de un dibujo más realista y de guiones más “serios”, introduce personalidades de doble moral que refuerza ese sentido más humano que existe en nosotros, esto es, porque no somos perfectos y ni somos buenos ni malos. Otro apunte a destacar: los protagonistas y sus historias son un vivo reflejo de la mentalidad del autor, que habla de inquietudes, obsesiones y reflexiones acerca de su tiempo. El dolor, el respeto a la naturaleza, la política, la religión, la muerte, la ética, las miserias humanas, la inmortalidad, la filosofía, los debates de la ciencia, la homosexualidad… todo queda expresado en las más de ciento cincuenta mil páginas que dejó dibujadas y guionizadas. En el próximo número de Groenlandia, un repaso a sus obras más destacadas y que han sido publicadas en nuestro país. Trataremos
“Bajo
el
aire”,
una
colección
magistral
de
historietas cortas, “Oda a Kirihito”, fabuloso drama médico, y la aclamada “MW”, una genial lectura de intrigas políticas.
ANA PATRICIA MOYA RODRÍGUEZ
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La poesía es mi lecho. Un determinado tipo de poesía. La poesía de bar. Creo que no hay nada en este antipoético mundo que me guste tanto como la poesía. No lo creo. Lo afirmo. Con absoluta rotundidad. Estoy loco por la poesía. Definitivamente. Si no, no se entiende el porqué hasta ahora llevo organizados cinco eventos poéticos (y tengo en mente organizar otro) en un lugar asolado por el poema y, hasta hace bien poco, invadido por esa única religión existente: la especulación inmobiliaria. Remonto tres años atrás, cuando nació CREATURA, fanzine en el que colaboro. Se me propuso, junto a otro poeta organizar un recital a dúo que acepté encantado y en el que presenté a algunos de mis malditos favoritos. Y que a día de hoy lo siguen siendo. Disfruté muchísimo en ese primer recital. Y fue una puesta de largo, una presentación a todos aquellos quienes no conocían al KEBRANTAVERSOS, quién por aquel entonces aún escribía poemas. A partir de ahí el camino nació. Cada vez leía más y más poesía de mis malditos favoritos. Esto me llenaba completamente. Más allá de trabajo y familia. Más allá de todo. Seducido por el verso, como siempre digo yo: la tenía que liar de nuevo. Así que contacté con poetas que me abrieron las puertas de su casa y su corazón e hicimos el PRIMER POESÍA EN LOS BARES. Un recital íntimo, furtivo e inolvidable. Después de este recital celebradísimo por lo bien que salió me visitó el ABISMO. Quiere esto decir que es verdaderamente importante para mí pues nada antes me había afectado tanto, ni tan siquiera la muerte de mis padres. De entre todos los poetas que conozco, destaco por encima de todos a DAVID GONZÁLEZ, mi hermano DAVID GONZÁLEZ, poeta del que si no conoces sus poemas no conoces la Poesía (así que ya podéis ir comprando sus poemarios). DAVID GONZÁLEZ caló tan hondo en mí que me propuse realizarle un tributo. Eso fue la OSTIA PUTA. Una noche verdaderamente especial, llena de música (en todos mis recitales hay música) poetas (más de
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20) y Poesía. Ahí nació una amistad-hermanamiento que espero perdure para siempre. Y otra vez vino el bajón anímico. Así que me propuse tirarme al barro y cogí mis poemas y relatos y llamé a dibujantes y a amigos escritores y en muy poco tiempo mi SATÉLITE DE INHÓSPITO PLANETA orbitaba (y aún lo sigue haciendo). Y no contento con esto, otro recital. En esta ocasión totalmente femenino porque ELLAS, vosotras lo merecéis todo. Después de este recital, me visitó la LUZ tan intensamente que cuando se apagó para curarme volví a liarla con el último recital perpetrado por mí hasta el momento. En mis recitales me he dejado, literariamente y literalmente retazos de mi vida. Lo he ganado todo y también lo he perdido todo también. En mis recitales el poeta es el protagonista, el poeta vivo, la poesía viva, la poesía de bar. Desde aquí agradecer a todos y cada uno de ellos y a los músicos el haberme hecho posible materializar mis sueños: poetizar bares. Y en un tiempo, el recital DESTROYER, quizá el definitivo. Atentos a mi blog.
-9ANDRÉS RAMÓN PERÉZ BLANCO
Hay un fenómeno, que comienza a convertirse en tradicional, consistente en que las nuevas tecnologías, a la vez que son utilizadas de forma masiva y entusiasta, provocan en sectores de la población recelos o incluso abierto desprecio, considerando que la modernidad va a generar una sociedad más adocenada y empobrecida, en la que se van a perder valores. Eso no es algo de ahora: todas las novedades se han encontrado con resistencias a veces feroces. Sucedió con las primeras máquinas de la Revolución Industrial; con los primeros automóviles; incluso, mirando más atrás, nos encontramos con que, cuando llegaron las patatas a Europa tras el Descubrimiento de América, hubo mucha gente que se negó a consumir el nuevo producto, por la creencia supersticiosa de que algo que se criaba bajo tierra tenía algo de tenebroso. Una de las caras de ese fenómeno se manifiesta en la creencia de que el uso masivo de Internet va a provocar una crisis del libro; que la gente va a dejar de leerlos; que una forma de cultura, basada en los libros, va a quedar relegada. Es algo parecido a lo que sucedió cuando apareció el cine. Se temió que el nuevo espectáculo acabara con el teatro. Sin embargo, más de un siglo después – y a pesar de la sempiterna y ya tópica crisis del teatro - uno no ha sustituido al otro, sino que ambos se han superpuesto y complementado. Incluso puede decirse que la irrupción del cine sirvió para dar valor y redimensionar el arte teatral: desde que la gran pantalla tomó el papel de entretenimiento popular que antes tenía el teatro, éste (sin que haya dejado de haber obras teatrales puramente comerciales) se ha convertido en el refugio de la reflexión y de la calidad interpretativa. Para plantear que el libro está en peligro, antes nos deberíamos preguntar: ¿qué es un libro? La respuesta no es tan evidente como parece. En principio, pensamos que un libro es un conjunto de hojas de papel, cosidas por uno de sus bordes, con tapas más o menos rígidas, pero eso es sólo un tipo de libro, el llamado Códice, que es el que se impone a partir de la Edad Media. Antes, su forma más común era la del rollo de pergamino o papiro. Aún hoy, en las sinagogas judaicas los libros sagrados siguen conservando esa forma; de manera que, para un judío religioso, la imagen de libro es la de un cilindro de papel o pergamino enrollado. Y si miramos más atrás, a los orígenes de la escritura, nos encontramos libros escritos en tablillas de barro, o en estelas de piedra (recordemos el Código de Hammurabi). Nadie negará que las inscripciones jeroglíficas de las tumbas egipcias forman parte del Libro de los Muertos, por más que estén realizadas sobre paredes.
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Teniendo en cuenta esos antecedentes, podemos ensayar una nueva definición de libro: discurso articulado en palabras escritas sobre un soporte físico. Esta definición engloba los formatos más primitivos, pero en ella también tienen cabida formas tan novedosas como el e-book, el mp3 y el mp4, los blogs, las publicaciones on line… y si lo vemos así, las nuevas tecnologías no sólo no dañarían al libro, sino que lo potenciarían, dándole nuevas vías de expresión y difusión. Así, puede decirse que la consulta de blogs y páginas web, y el uso del correo electrónico, han devuelto a los jóvenes el hábito de leer y escribir que la televisión y el teléfono nos habían arrebatado. Aun cuando la calidad de su gramática sea en muchas ocasiones más que discutible, lo que es innegable es que las formas escritas han recuperado terreno frente a las puramente audiovisuales. No cabe duda de que, a los que nos hemos educado en el papel impreso (los que aún podemos llamarnos con orgullo Generación Guttenberg), la pantalla nos parece fría, frente a lo bello, entrañable y cercano de un libro. Ese mazo de páginas llenas de letras tiene para nosotros un valor como objeto que va más allá de su mero contenido. Pero hemos de tener muy claro que ésas son razones puramente sentimentales, que son muy válidas a nivel personal, pero que no deben influir a la hora de valorar la repercusión general del proceso. En el mismo sentido, es indudable que un libro cuidadosamente copiado e ilustrado a mano sobre hojas de pergamino es más bello y valioso que otro salido de una imprenta. Y, en los primeros tiempos de la imprenta, habría muchos que pensarían que esa forma de producir libros en serie iba a dañar la cultura. Pero afortunadamente, prevalecieron los argumentos prácticos a favor del invento de Guttenberg; y la difusión masiva de los conocimientos que trajo consigo permitió que se produjera la gigantesca explosión cultural del Renacimiento. Quizás, con las nuevas tecnologías, el espacio del libro en papel quede redimensionado como sucedió con el teatro ante el cine. Puede ser que, a partir de ahora, para los usos más cotidianos - como consultar datos concretos o encontrar lecturas de puro entretenimiento - recurramos a los formatos digitales, y reservemos los volúmenes en papel para aquellos libros que nos sirvan para reflexionar, para tener siempre cerca, para acompañarnos con un valor emocional. En definitiva lo importante de un texto no es el soporte en que se nos presente (sea el papel de ahora, el barro cocido del pasado o la pantalla de plasma de un futuro cada vez más presente), sino su capacidad para enseñarnos, conmovernos y hacernos crecer.
ANTONIO J. SÁNCHEZ
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“¿A qué te dedicas?”. Respuesta: “soy poeta”. Eterna pregunta despectiva que surge en estos tiempos que corren: “¿y de eso se come?”. Franqueza rotunda: “pues no”. Y a raíz de esto, la reflexión: ¿se puede considerar la poesía como un oficio? Pues yo creo que no. Seamos francos: hay poetas a patadas. Cualquiera puede ser poeta porque cualquiera puede reflejar sus sentimientos en un trozo de papel o en la pantalla de un ordenador. Y hasta me aventuro a decir que hay gente que jamás ha escrito un poema en su vida y son, paradójicamente, extraordinarios poetas. Ningún artista vive de un trabajo remunerado llamado “poesía”; quizás de algo vinculado con la cultura, pero de sus poemas, no. Escribo poesía y tengo tres trabajos. En realidad, no soy poeta, nunca lo he sido y nunca lo seré: yo soy una miserable currante. Y no me avergüenza reconocerlo – más que nada porque muchos “intelectuales” de mentalidad añeja, y esto no es mentira, ven que el trabajo “manual” como algo extraño e indigno, ¡a estas alturas, que vean deshonroso que una servidora licenciada y escritora se manche las manos con polvo o pegamento mañanas y tardes! - porque los trabajos, si bien la mayor parte de ellos son injustos, también son necesarios, y por desgracia, vivimos en un mundo “moderno” donde el dinero ayuda para pagar hipotecas, facturas y demás. ¿Qué imagen se puede tener de un poeta ejerciendo su “profesión”? Encerrado en la intimidad solitaria de su habitación, utilizando sus sentimientos como herramientas, plasmándolos en versos. Un trabajo cómodo y de bohemios, dirán muchos entusiastas de la actitud práctica, pero no es nada fácil dejarse liberar. Los fantasmas de la creación artística son así: o estás inspirado o no lo estás. Y no te puedes obligar a ti mismo a escribir, por ejemplo, un poema de amor cuando no estás enamorado. Eso sí ocurre en los empleos: hay días en los que estás más “concentrado”, y en otros no. Una complejidad añadida: las supuestas musas pueden llegar estés comiendo, estés currando o estés cagando. Más que poeta, soy una mujer de clase media y obrera que, para no gastarse un pastón en psicólogos y psiquiatras, utiliza la escritura. Una superficie en blanco es un lugar donde me desahogo sin miedo a que me juzguen o me receten pastillas para anular mis sesos. La poesía no es lo que dejo escrito, es el momento en el que escribí ese poema en concreto, lo que me motivó a
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sacarlo. El poema tal o cual no significa nada para mí: lo que realmente me importa es ese día en el que estaba realmente chunga y solté lo que tenía que soltar, es lo que me ha dejado huella en el corazón. Por tanto, lo que empuja a vomitar es, para mí, lo crucial, y no las palabras que serán testigos escritos de esas circunstancias. Las palabras no son eternas: el papel donde dejo mis versos, o los ficheros de texto, algún día, se romperán, o desaparecerán. La poesía no son palabras: son hechos. ¿De qué sirve que alguien te dedique un poema que acabe con un “te quiero” cuando, en realidad, no te lo está demostrando? Un poema que me desgarra más son los hechos, porque son los únicos que hablan de verdades, tan necesarios para esta existencia tan retorcida e hipócrita. Las palabras son un arma de doble filo, son apariencia, instrumentos humanos para trasladar emociones, para que sean visibles a nuestros ojos, y pueden ir acompañadas de trampas. Lo realmente importante es lo que no se ve, lo que no se muestra. Por tanto, lo que te provoca un poema en el interior que suscite recuerdos, sonrisas o lágrimas - es, quizás, el máximo objetivo al que se ha de aspirar el poeta, tanto consigo mismo como con sus lectores u oyentes. Una misión complicada en esta sociedad actual, pero se sigue insistiendo. Somos así de tontos. O de valientes. Mi postura creo que está más que reiterada y clara: yo no soy poeta. Ni tampoco pretendo serlo. Humilde servidora es pluriempleada por narices y por vocación. Y creedme, que no es por el qué dirán, pues todavía estamos con el pensamiento rancio de “no tratar, peligro: persona rara” (y más en esta ciudad tan pequeña que, a pesar de haber sido en el pasado la capital de la cultura parece más un paletódromo) porque a mí me resbalan todos esos estúpidos comentarios. Yo me cago en lo que me jode, y punto. No confundamos términos: poeta y poesía son palabras que no están relacionadas siempre. Hay muchos poetas que, realmente, no escriben poesía – para mí, ojo - y hay personas que no son poetas pero crean auténtica poesía.
13 - RODRÍGUEZ ANA PATRICIA -MOYA
“SATÉLITE DE INHÓSPITO PLANETA” (poemario
“CUENTOS MÓRBIDOS” (cómic de Ráulo
de Andrés Ramón Pérez Blanco)
Cáceres, Ediciones Bubok)
El primer libro del Kebran, perpetrador del
Nadie es profeta en su propia tierra… y si no,
interesante fanzine “Creatura”, es producto de
que se lo digan a este hombre, también
varios artistas – ilustradores, poetas –
colaborador
bastante original y curioso: ilustrado por
triunfando en Estados Unidos. Su sello
preciosos dibujos de Leticia Vera, Gsus
personal: el porno y el gore. Censurado,
Bonilla, Ana Rodríguez Pastor, entre otros;
amado y odiado a la vez: Raúlo Cáceres,
posee textos de amigos que dan fe del talento
ilustrador, dibujante y fotógrafo, es un artista,
humilde de esta gran persona que se
un maestro del género. Con un dibujo
preocupa,
poesía;
extraordinario, deleita al público con su buen
comienza con relatos, luego deleita con doce
hacer contando buenas historias cargadas de
poemas muy sentidos y con versos tan
mitología, de seres extraños, de magia negra,
certeros como “la vida, hermano, es un
leyendas y brujería… de pura imaginación
inmenso ring \ hagamos de ella un poema \
retorcida. El sexo es algo tan normal en
nuestro, vuestro poema”, “matad mil veces al
nuestras vidas que todavía no se explica por
hombre \ su palabra permanece” o “triste
qué narices nos escandalizamos con escenas
murmullo un poema \ que quiere cambiar el
tan fuertes y duras como las que regala Raúlo
mundo”.
“Satélite de inhóspito planeta” es
en sus páginas: el sexo, sea “blando” o duro,
distinto, es el resultado del amor que siente
existe, señoras y señores del puritanismo, por
Kebran hacía la poesía y hacía su gente, pues
mucho que intenten negarlo. El autor de
siempre considera que él no es protagonista,
“Aguas Calientes” publica esta obra gracias a
sino que TODOS LO SOMOS. Amigo Kebran, un
Bubok. Por su parte, sabe lo que se hace, y se
apunte de esta miserable Periquilla los
muestra orgulloso, a pesar de todo, de su
Palotes: aunque no te lo creas, vales mucho
obra. Y nosotros estamos orgullosos de que un
más de lo que te piensas. ¡Date más a valer,
cordobés haya llegado tan, tan
eres único! Y que conste que no es peloteo.
enhorabuena por el premio concedido!
como
pocos,
por
la
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de
Groenlandia,
que
está
lejos. ¡Y
OLD BOY (cómic \ manga de Garon Tsuchiya y
CUANDO LOS CÓMICS SE LLAMABAN TEBEOS
Nobuaki Minegishi)
\ LOS TEBEOS DE NUESTRA INFANCIA (enciclopedia de cómic, por Antoni Guiral)
Un hombre normal y corriente desaparece sin dejar rastro, es encerrado durante diez años
Personalmente, estos dos libros son una
en una habitación con cama y televisor hasta
enciclopedia obligada para todos aquellos
que, finalmente, es liberado. Así comienza la
nostálgicos que disfrutaban de las aventuras
apasionante historia de Old Boy, un manga
de los hermanos “Zipi y Zape”, de los
poco convencional gracias a su trepidante
populares personajes de Ibáñez – inolvidable
argumento, con giros inesperados, personajes
Rompetechos o los pánfilos de Pepe Gotera y
interesantes y un impresionante final. Al salir
Otilio - o de las revistas juveniles como “Tío
de su cautiverio, el protagonista, Goto, lo
Vivo” o “Pulgarcito”. Son dos obras excelentes,
primero que hace es recuperar el tiempo
documentadas hasta el más mínimo detalle:
perdido, disfrutando de pequeños placeres
tratan la historia del cómic español desde
como comer sushi o tener sexo; luego,
principios del siglo anterior hasta la formación
planifica con paciencia su venganza. ¿Quién lo
de la famosa Escuela Bruguera; incluye
encerró, con qué motivo? A lo largo de los
biografías de personajes – “La pequeña Fifí”,
ocho tomos de los que se compone esta
“Anacleto, Agente Secreto”, “Gordito Relleno”,
historia de intriga, Goto, con el apoyo de una
“Don Pío”, y muchos más encontraréis en las
dócil amante así como de amistades que
páginas
recupera en el transcurso de su aventura, va
cronologías, ilustraciones, portadas y páginas
recordando su pasado para indagar en la
de esas revistas de antaño que tantos buenos
posible existencia de un enemigo, de alguien
ratos nos han proporcionado en nuestra
que por puro odio lo mantuvo oculto en una
adolescencia. Un lujo para coleccionistas y
misteriosa
entusiastas de las historietas del pasado. Y,
prisión
privada.
Existe
una
de
estos
tomos
y
Editada
autores,
fidedigna versión cinematográfica de este
reitero:
cómic producida por Manga Films. Otra lectura
colección “Magnum” de “El Jueves” sucesora
más que recomendable y que dejara al lector
digna de ese grupo de dibujantes que nos
con la boca abierta. Fue editada hace años.
hicieron disfrutar de lo lindo con sus tebeos.
- 15 -
imprescindibles.
-
por
la
BEG THE QUESTION \ SALARIO MÍNIMO (cómic
LA MONTAÑA MÁGICA (novela gráfica de Jiro
de Bob Fingerman)
Taniguchi)
La primera novela gráfica que publica Bob
Jiro Taniguchi, el genial creador de “El
Fingerman en nuestro país es quizás su obra
almanaque de mi padre”, “El Caminante”, o
más
carácter
“Barrio Lejano”, nos ofrece una preciosa
autobiográfico, el autor crea unos personajes
historia, en un álbum a todo color – de hecho,
que son auténticas caricaturas de él mismo y
el primero que elabora junto a autores
su entorno más cercano. Es impresionante el
franceses
dibujo, detallista al cien por cien, que da esa
naturaleza y el respeto que ha de brindarle el
sensación de agobio por los atascos – de
ser humano. Esta historia, cuyos protagonistas
coches, de personas de todo tipo, de todas las
son niños y espíritus del bosque, encandila por
razas -, y de esa suciedad tan propia de las
su inocencia y por lo que pretende transmitir
calles de Nueva York. Este cómic es de tipo
en sus páginas: Taniguchi, todo un experto en
costumbrista, que convierte lo habitual, lo
dotar a sus relatos costumbristas de una
cotidiano, en una auténtica aventura urbana
fuerte profundidad psicológica – en las que,
que nos hará reír con las peripecias de un
en muchas ocasiones, se puede apreciar
grupito de solteros con sus manías y sus
referencias autobiográficas - añade un toque
proezas, que se cuestionan todo sobre la
de fantasía que magnifica la obra y que
existencia rutinaria – amor, sexo, amistad,
sorprende. Su lectura, a pesar de ser ligera,
compromiso, la familia, la muerte - mientras
sorprende desde la primera hasta última hoja;
se van a la playa para tomar el sol y mirar a
es tierna, muy tierna, y en ella se aprecia toda
las chicas, a beber unas copas hasta perder el
la sensibilidad de la que hace gala el autor en
sentido, a convenciones de cómic - para reírse
toda su bibliografía. En suma: una estupenda
de los demás, para reírse de ellos mismos - o
leyenda ecológica concentrada en pocas
follar como locos con sus novias y amantes.
páginas, una delicia de cómic tanto a nivel
Sinceramente, es toda una revelación. Muy
gráfico como a nivel argumental. Otra joya en
recomendable.
la producción artística de este maestro.
significativa.
Con
cierto
-,
con
una
fábula
sobre
la
- 16 ANA PATRICIA MOYA RODRÍGUEZ
CONJUROS Y OTRAS BRUJERÍAS, de Maria Rosal (poemario, Madrid, Hiperión, 2007) Las brujas de ahora no son las de antes;
Ramón Gómez de la Serna decía que «cuando
son unas señoras. Maridos galantes
oigo que un niño se ha perdido, siempre
les abren las puertas, la cuenta corriente. Su fórmula mágica llevan en la mente:
pienso que ese niño soy yo». Ramón indicaba
son las cuatro cifras que abren la llave
así que la adultez es un estadio del ser
de la supervisa. Ahí está la clave.
humano en el que se han dejado atrás muchas cosas: ilusión, imaginación, juego,
Si aquí el verso es largo y vivo de ritmo, los
inocencia, etc. Como adultos, ¿qué podemos
versos cortos son intensos y llenos de fuerza.
esperar de un poemario con versos para
Esto se observa en la genial historia del
niños… perdón, «para niños de todas las
vampiro enamorado:
edades»? Lejos de aburrirnos, de creer que es algo sin valor o sin interés, descubrimos que
¡Pobre vampiro!
María Rosal nos ha echado un conjuro, pero
Ha cambiado la sangre
no se trata de uno terrible, sino de uno
por los suspiros. […]
magnífico. Los poemas de “Conjuros y otras
el vampiro a su novia
brujerías” son un conjunto de originalidad,
besa en la boca
sencillez, diversión y literatura que nos marca
y le cambian los labios
y que nos hace encontrarnos con el niño que,
del rojo al rosa.
para alegría de Ramón, podemos encontrar en cada uno. Desde el primer poema tenemos un
La estrofa final de cada poema contiene
compromiso. Hemos abierto un libro de
detalles humorísticos, que hacen al lector
brujería
sonreír tras cada conjuro. Esto, además,
y,
por
ello,
no
podemos
ir
ocurre con el libro en su totalidad, cuando
compartiéndolos sin provecho:
llegamos al final: «Conjuro para dejar de hacer Estos conjuros guarda con celo. Nadie lo sepa.
conjuros». No puedo acabar sin aludir a que
Sólo tú y yo.
Jack Mircala es el autor de las ilustraciones del volumen, haciéndolo más atractivo a la
Esto es todo un compromiso. Como lector,
vista y estando perfectamente conectado con
debemos practicar (leer y releer) los conjuros
los conjuros. Esa unión hace que incluso una
(para enamorar, para aprobar un examen,
vez hemos dejado «de hacer conjuros»
para
y
sigamos sintiendo al niño que tenemos dentro.
viceversa…) y los poemas ilustrativos de tipos
Éste es el gran conjuro que nos ha hecho
de brujas, sus medios de transporte, cómo son
María Rosal.
convertir
un
sapo
en
príncipe
las brujas modernas…
- 17 -
TEATRO En el argumento sólo cabe el yo del autor; sin embargo, en el escenario
POEMAS PARA EL ENTREACTO, de Agustín
lo único que aparece es
Calvo Galán (poemario, Jirones de azul, 2007)
el yo del actor.
Un estallido, una chispa intensa en la oscuridad, un relámpago en el horizonte… así,
Cometeríamos
un
intensa, concisa y determinante es la poesía
detuviéramos en cada estallido de genialidad.
de Agustín Calvo Galán. Sus poemas pueden
El conjunto para nuestros entreactos ofrece
contenerse en pocas sílabas y, sin embargo,
muchos consejos para el escritor, lo que lo
no pueden abandonarte en mucho tiempo (en
hace más valioso: la dedicación a las lenguas
mi caso, no puedo olvidarlos). Poemas para el
(latín,
entreacto está formado por poemas que nos
dicotomía autor-actor, la alusión a personajes
acompañan en el entreacto de la escritura y
(Hamlet)
que podemos, además, relacionar con la vida.
entretiene nuestra visión literaria aportando
El siguiente poema nos hace comprender que
una sencilla y, al mismo tiempo, profunda
en el mismo acto de escribir estamos siendo
poética.
castellano, o
gran
error
gallego,
escritores
si
nos
catalán…),
la
(Salvat-Papasseit),
rebeldes, con algo tan sencillo como romper la AHORA
norma del alfabeto:
Ya no merece la pena escribir
LECCIÓN
estos versos. Recuerda sólo cuándo nacieron, sólo ese instante
Escribir,
será poético.
desordenar el abecedario.
AUTOR
El autor es en realidad un actor. Por ello, en los entreactos debe reflexionar acerca de lo
En el encuentro, el verso
que está escribiendo y verlo retratado en el
me asalta, llegas tarde, me dice
teatro de su obra. Esta cuestión es muy importante, ya que no siempre todo se refleja como se desea o se pretende:
poniéndose por montera un punto final.
Eso mismo me impide seguir: un punto final.
- 18 MANUEL GUERRERO CABRERA
PASEO DEL CHOCOLATE, poemario de Juan Carlos de Lara (Editorial Renacimiento, Sevilla) Junto a las últimas obras de Luis Alberto de Cuenca y Juan Lamillar, y entre las recopilaciones
La fotografía de sus hijas en el Paseo del
antológicas de Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y
chocolate de Huelva, le pone al libro un halo de
Pedro Garfias, la editorial Renacimiento de Sevilla
autenticidad que nos predispone a leerlo desde un
presenta entre sus novedades un breve libro de
enfoque más íntimo que estético. La experiencia
poemas que ha publicado en coedición con la
de
Diputación Provincial de Huelva y que lleva por
decididamente personal, pero con tanta sencillez y
título “Paseo del chocolate”, del que es autor el
con resonancias tan universalmente humanas que
poeta Juan Carlos de Lara. El director de
es capaz de emocionarnos compartiendo su
Renacimiento, Abelardo Linares, lleva ya varias
ternura, igual que nos han conmovido siempre
décadas deleitándonos en sus colecciones con lo
aquellas “Palabras para Julia” que José Agustín
más relevante del panorama literario español. Su
Goytisolo le dedicó a su hija, o los versos de Miguel
apuesta por “Paseo del chocolate” es, sin
Hernández y Elena Martín Vivaldi. Es la sensación
entreabrir siquiera sus páginas, la mayor garantía
de la niñez algo infinito e inasible, pero tan real,
de que nos encontramos ante un libro que merece
que sólo quien la aspire a conciencia sabrá
la pena y el tiempo de ser leído y aspirar, junto al
después del hombre y todas sus culminaciones.
olor a papel y a cartón verjurado de su impecable
Sin duda, nada hay en la extensión posterior de la
presencia editorial, el mensaje del poeta. Una
vida que no hunda sus raíces en la infancia y en su
confianza previa en la obra que se ve multiplicada
complejo entramado de luces y desasosiegos.
por el hecho de que algunos de sus poemas
Juan
habían aparecido ya en la antología “Searus”, que
precisamente esa edad ha constituido siempre
recogía las obras premiadas en el Certamen de
uno de los territorios predilectos de su evocación
Poesía del mismo nombre. Y es que la obra, que
poética. La trayectoria poética de Juan Carlos de
adopta como título el nombre con el que
Lara discurre por un camino muy personal que,
popularmente se ha conocido siempre al Paseo de
sorteando naturales variantes de tema y propósito,
Santa Fe de Huelva, reúne la colección de poemas
termina por asombrarnos por su continuidad. Tal
que el poeta les ha ido escribiendo a sus hijas
vez
María y Celia a lo largo de los años. Las canciones
imperantes de la época su actitud estética ni su
de cuna, los sonetos redondos, un verso libre más
sensibilidad, perfectamente reconocibles en la
reflexivo y algunos sencillos dibujos a tinta china
herencia de la poesía española, sino porque
con los que el propio autor ha querido ilustrar sus
poetiza su existencia. Un marcado sentido rítmico,
páginas se amalgaman en un libro que se hace
la naturalidad y la sencillez en la expresión, y esa
querer desde el principio. Los poemas que Juan
triste y permanente evocación nostálgica son sin
Carlos de Lara nos ofrece esta vez vuelven a
dudas los rasgos más destacados de su poesía
mostrar su inclinación por abordar lo que le resulta
que, sin
más cercano, su vida y sus circunstancias, con
desemboca ahora, después de cuatro libros
honradez y sin falseamientos.
anteriores, en “Paseo del chocolate”.
ser
padre
Carlos
porque
- 19 JOSÉ TORRES ALMAGRO
de
no
está
Lara
tratada
lo
acomoda
de
sabe
a
las
un
bien,
modo
pues
corrientes
desviaciones ni viajes coyunturales,
- 20 -
Ana Patricia (Córdoba, 1982). Estudió Relaciones Laborales y es Licenciada en Humanidades por la Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba. Ha colaborado en diversos fanzines, revistas, digitales e impresas (“La Bolsa de Pipas”, “Palabras Diversas”, “Creatura”, “Dulce Arsénico”, “Ariadna”, “Cinosargo”, “Deshonoris Causa”, “Saigón”, “Café con Letras”, “La Siega”, “Letras”,“Laranja Zity”, “Revista Remolinos”, etc) de Literatura. Algunos de sus poemas han sido publicados en las Antologías del Centro de Estudios Poéticos de Madrid. Ha editado un poemario, “Bocaditos de Realidad”, bajo el sello de Groenlandia. Sus poemas han sido traducidos al inglés, al catalán y al italiano. Actualmente, es la directora / editora de Groenlandia, está concretando su segundo poemario, “Material de Desecho”, y está escribiendo los siguientes para el próximo, “Píldoras de Papel”. Tiene novelas y libros de relatos inéditos.
Sustitución En vista de que nunca serás mía, me rendí y busqué, entre copas, una sustituta. Y la encontré: la chavala era muy maja y yo, con la borrachera, accedí a subir a su piso y a encontrar en su cuerpo la carencia tuya. No te encontré en su piel, es cierto, pero me brindó la oportunidad de sentirme amada aunque todo fuera mentira, una cruel y dulce mentira. Con agrado, recibí sus besos, sus caricias, sus abrazos. Cuando llegó la madrugada, la amabilidad de la desconocida me desconcertó con una invitación al desayuno. Y opté por irme. No la he vuelto a ver. Ahora, muchas noches, intento hallar sustitución en otras, pero sólo consigo placer. Sólo placer. Y eso me jode: estás tan arraigada en mi interior que me cuesta la misma vida ser feliz. Y peor es saber si la culpa es tuya... o mía.
- 21 -
Cloaca De madrugada, me planto puntual en la alcantarilla. Bajo las escalerillas y observo los túneles: hoy hay mucho trabajo, tengo que limpiar toda la basura acumulada del fin
de
semana.
Acostumbrado
a
la
semipenumbra, a la presencia de las ratas y dotado ya de un olfato insensible, mojo mis botas en el agua residual y procedo a limpiar con el rastrillo para evitar que restos de comida, cajas de cartón, botellas rotas, prendas viejas, condones usados y demás
porquería
saturen
los
canales
subterráneos. Algo llama mi atención: diviso una bolsa bastante grande que se aproxima a mí. La recojo y la abro. En el interior, un pequeño feto humano, ensangrentado. Le arranco la cadena con una cruz que lleva en el cuello y lo tiro, de nuevo, a la corriente del agua, que lo arrastra hasta desaparecer de mi vista. Total, es sólo un pedazo de carne muerta. Mejor no pierdo el tiempo: terminaré con la tarea y luego veré que me pueden dar por esta cadenita de oro.
- 22 -
Despropósitos de año nuevo Seguiré fumando y bebiendo venenos dulces. Reafirmaré la maldición de la be ndita soledad. Continuaré la huelga de los platos vacíos al mediodía. Lloraré a espaldas del mundo entre mis sábanas: jamás lo haré delante tuya (te voy a des pojar de ese puto placer). Trabajaré como una burra para obtener mi falsa indep endencia. No haré deporte: ya practico sadomasoquismo olímpico de rutinas. S oñaré con el exilio imposible, con el milagro del destino. En mi lista de borro nes desganados, hay manchas que aquí no expongo. No sé si hago esto por romantic ismo tradicional o porque mis dedos estaban aburridos.
T o d o s e r á i g u al q u e s i e m p r e .
- 23 -
H nddaa.. un maassiiaaddoo pprrooffu maa ddeem mii ccaam nttéé ddee m mee lleevvaan Hooyy m C Crreeoo qqu nddee.. maassiiaaddoo ggrraan nee llaa vviiddaa ddeem mee vviieen uee m D meennssaa.. N maassiiaaddoo iinnm Deem nzzaass.. n ppiin nii ccoon Noo llaa aaggaarrrroo n S n eessttee u miiccrroossccóóppiiccaa een Sooyy m noo nddaan un mu niivveerrssoo m un ddee m n rroossttrrooss vveerrddaaddeerrooss.. uee ssoon máássccaarraass qqu D maan uee llllaam nddeerr aa eessee qqu mpprreen héé llaa iiddeeaa ddee ccoom Deesseecch Diiooss.. nD LLaa ffiilloossooffííaa llaa ddeejjéé aabbaan n llaa ttaazzaa ddeell w naaddaa een nddoon waatteerr.. LLaass ddiissqqu mii m hííbbee m naass llaass pprrooh neess ccoottiiddiiaan uiissiicciioon meen nttee ccu mee ppoollvvoo llooss ddeeddooss nddoom haacciiéén urrrroo oo h n eell ccu nddoo eessttooyy een uaan oo ccoolloorreeaan naa ppaan un nu mee llooss oojjooss een nddoom ntteess oo ddeejjáán un nddoo aappu nttaallllaa.. Y miieerrddaa,, n,, eess m mpprreennddeerr nnaaddaa.. LLaa rraazzóón Yaa nnoo qquuiieerroo ccoom llaa rraazzóón mbbaa ddeell ccoorraazzóón um n,, eess rreeccoorrddaarr:: rreeggrreessoo aa llaa ttu n.. N haayy ddeettrrááss ddee llaass ppáággiin uee h mee iin ntteerreessaa eell ssaabbeerr qqu Noo m naass,, n meelloo yy ccaan uss bbeessooss ddee ccaarraam n ssu ullttaan uee ooccu mppooccoo lloo qqu neellaa,, nii ttaam n mu urrooss ddee ppiieeddrraass h ncciiaa ddee m mppooccoo llaa eexxiisstteen nii ttaam hiippóóccrriittaass.. H niieeggoo.. M Mee n uiieerroo.. M Noo qqu nssaarr.. N uiieerroo ppeen Hooyy n noo qqu Mee dduueellee.. Q maarr.. uiieerroo aam Qu uiieerroo vviivviirr.. Q Qu nttiirr.. Q uiieerroo sseen Qu Q Quuiieerroo sseerr iinnssttiinnttoo eenn ttuu rreeggaazzoo.. M naa qqu uiizzááss vvoollvveerréé aa sseerr eell een ñaan Maañ mpprree,, naajjee ddee ssiieem nggrraan eell rreelloojj qqu n ssu uee ccoon nddoo.. un mu hoorraa ddeell m uaall llaa h nttu un maarrccaa ppu ujjaass m uss aaggu
- 24 -
Días extraños Yo no vivo. Sobrevivo. (Yamila Greco)
I Maldigo mi sangre, mis cromosomas XY, mi carnet de identidad anónimo y sus sueños malditos, l a g r a n r o c a q u e m e a pl a s t a y los envoltorios que me asfixian, l a c o s t u m b r e d e s u s t i t u i r p i e d a d p o r ne c e s i d a d y mi techo mohoso, carcomido de palabras y promesas vacías. M e d a a s co l a p o e s í a que me empuja a gritar en silencio…
- 25 -
II
Aunque el eco del dolor retumbe entre los versos, aunque yo subaste, por un puñado de sosiego, mi carne, aunque mis dedos se doblen, se rompan, se aplasten…
… y o j am ás s e r é l ib e r ad a d e e s te l ab e r in to .
III
Acaricio los límites de las pesadillas con el cerebro saturado de preguntas y con este corazón podrido ansioso de respuestas.
- 26 -
Ana Patricia Moya Rodríguez
Nací en Mar de Plata (Argentina). Allí estudié artes plásticas en la Universidad Nacional de La Plata y trabajé como actor del grupo Tal (entre 1974 y 1977). Hice talleres de poesía con Elizabeth Azcona Cranwell y Arturo Carrera. He publicado las plaquetas “El Ojo Secreto” (1998), “La Hora Bífida” (1999) y “Ojo x Ojo” (2000). Obtuve un accésit en el Concurso de Poesía en Tierra organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires (2004): las obras seleccionadas fueron editadas en el libro “Poesía en Tierra” gracias al Fondo de Cultura Económica, en el año 2005. En Noviembre del mismo año realicé la curadería de la muestra fotográfica de “Robert Doisneau: Renault por Doisneau”, que se exhibió en la ciudad de Buenos Aires auspiciada por la Embajada Francesa. Actualmente vivo en Avellaneda y trabajo como diseñador gráfico y redactor.
Infeliz Berto Hace unos meses me di cuenta de que me empezó a pasar una cosa que hace mucho tiempo se estaba incubando dentro de mí. Cuando era niño yo manifestaba mucha sensibilidad ante los estímulos y las manifestaciones del mundo. En casa pensaban que yo era especial: Berto tiene temperamento artístico, así decían, y era como si dijeran: Berto tiene sarampión, o Berto tiene un sarpullido. Tanto lo decían que yo lo creí también y durante un tiempo pensé en un destino de poeta o pintor. A partir de entonces mi carácter naturalmente calmo y silencioso tomó un aire de misterio, como si dentro del lago de mi persona vivieran peces fabulosos y criaturas desconocidas. Fueron pasando los años y mi vida no cambió mucho, yo no me hice artista sino contador, ahora trabajo en un banco y me casé con mi primera novia. Pero hace unos días empecé a notar algo muy raro, cuando estoy hablando con alguna persona, las palabras que
- 27 -
escucho llegan despacio por el aire, pero a veces alguna palabra me queda pegada en el cuerpo del lado de afuera, no entra en mí, se cae de la frase y se adhiere a mi piel como un imán a la heladera, o como un abrojo en una tela de algodón, o mejor aún, para ser entendido con claridad, como la manzana que le arrojaron a Gregorio Samsa y le quedó incrustada en el caparazón, así la palabra se adhiere a mi cuerpo, lastimando un poco y pudriéndose. No tiene porqué ser una palabra fea, porque como se empieza a descomponer es indistinto que sea cualquier palabra. Y duele también. Yo tengo mucha conciencia de eso y mi pensamiento va hacia donde está esa palabra para tratar de aliviar un poco, pero después noto que no adelanto nada y dejo de pensar en eso. Entonces hago a la inversa, me alejo de la zona y trato de dar rodeos cuando pienso en el lugar donde está la palabra, la evito y la ignoro. Al principio pensaba que así molestaría menos, pero como eso sigue pasando, cada vez son más las palabras incrustadas y las partes del cuerpo que tengo que rodear y evitar, entonces eso me representa un trabajo bastante arduo. Además empezó a afectar mis movimientos, porque cuando camino, me agacho o quiero agarrar algo tengo esas partes endurecidas y adopto unas posturas un poco insólitas. Decidí ir al psiquiatra y me dijo que estoy haciendo un síntoma porque tengo un problema en el terreno de lo simbólico. No lo entendí, yo pensé que podía ser algo psicosomático, me dio unas pastillas azules para tomar una por día, las estoy tomando pero las palabras se siguen pegando a mí. Mi señora no entiende lo que me pasa y llora, a cada rato la veo llorar, a veces se esconde,
- 28 -
pero ahora que estoy todo el día en casa porque en el trabajo me dieron licencia, me doy cuenta de que ella me evita y siempre tiene los ojos enrojecidos e hinchados. Pero no estoy enojado con ella por eso porque tampoco yo entiendo lo que me pasa. Trato de no hablar con nadie pero las palabras se me pegan igual, de la televisión, de la radio y hasta del diario, porque me empezó a pasar también cuando leo. Ahora sé cómo va a seguir esto, lo entendí de golpe. Es bastante simple. Se me van a seguir pegando palabras hasta que cubran todo mi cuerpo por completo y voy a quedar paralizado de dolor, me voy a asfixiar en lenguaje y voy a morir de simboliosis o simbolitis (según mi psiquiatra). Las palabras van a ser mi manto final, quedaré envuelto en una cáscara de palabras caídas, desusadas, abandonadas,
como
si
fueran
moscas
disputándose
y
alimentándose de un cadáver, de un muerto en pleno uso de sus facultades emocionales.
- 29 -
La banda oscura del día alimenta sus fuegos con todos los deseos ocultos de los hombres comunes que sostienen este cielo de escenografía hombres que prefieren mentir, matar al mensajero y seguir actuando la incongruencia que los incluye la zona oscura del mundo no justifica nada, no depende de ella la influencia de discordia y desunión, hay una sumatoria de sueños amordazados de palabras no dichas de audacias sin final que forman una gigantesca nube negra sobre la ciudad no hay tormentas disponibles que disipen esta interferencia, no hay vientos que limpien esta mancha gris que pesa en la mirada de cada uno de cada quien, como si esa misma mirada fuera la causa de su propia consecuencia, no hay - 30 -
certezas como no hay tampoco y en esa deriva me pierdo nos perdemos en múltiples caminos que no paran de bifurcarse de ramificarse fiebre de cartografía, tanta noche tanto día tanto dolor tanta vida.
- 31 -
Carlos Ardohain
Luis Amézaga (Vitoria, 1965). Colabora en diversas revistas de Literatura españolas e hispanoamericanas, en papel (“La Bolsa de Pipas”, “Nitecuento”, “El generador”, “La Nuez”, “Los papeles de la Manscupia”, etc) y digitales (“Luke”, “Palabras Diversas”, “Revista Remolinos”, “Almiar, margen cero”, “Destiempos”, “Ariadna”, etc). Ha sido incluido en diversas antologias. Es autor de cuatro libros de poemas: “A pesar de todo, adelante” (Editorial canaria Baile del Sol”), “El Caos de la Impresión” (Editorial Sinmar, Vitrubio), “Los Amaneceres del Idiota” (Editorial Remolinos) y “El Gotero”, editado por Groenlandia.
C Coossaass ddee h hoom mbbrreess
E mbbrreerroo Ell llííddeerr ccaam miin naa oorrggu ulllloossoo ddee ssu u ccaallaaddoo ssoom ddee eessttu haan n vvoottaaddoo yy ssaabbee qqu uee n noo eessttáá uppiiddeezz.. LLee h ssoolloo een nttrree llaass ssoom naa ttaarrddee mbbrraass cch hiin neessccaass ddee u un llllu uvviioossaa ddoon nddee eell cciiu uddaaddaan noo ssee m moojjaa h haassttaa llaass bboollaass.. A nggoo een nvviiddiiaa ddee llaass ffoorrm A vveecceess tteen maass qqu uee aaú mppoo ddee ún n n noo ssee h haan n ccrreeaaddoo.. E Essttáán n aa ttiieem ccoom n llooss eessppaacciiooss mpprreen nddeerr lloo qqu uee lleess eessppeerraa een ooccu uppaaddooss.. N Noossoottrrooss qqu uee ffu uiim mooss u un n bbooccaaddiilllloo ddee aaiirree eesseen ncciiaall ddoon nddee eell ppaan hoorraa n ssee ttiirraa,, aah ppeessaam uiieerr ppaappaan mooss yy eessoo ddu ueellee.. YY ccu uaallqqu naattaass ddee m nccaarrttaa ssee ppoon nee meeddiioo kkiilloo yy ppaallaabbrraa ddee ppaan ddeellaan moo moo vveen nddiiddoo ccoom nttee ppaarraa aarrrraassttrraarr aall aabbiissm ppaarraaííssoo ddeem haayy ddiioosseess,, mooccrrááttiiccoo,, ddoon nddee n noo h ddoon nddee ttooddooss sseerreem mooss ccaacch hoon nddooss aan nggeellootteess..
- 32 -
Libros de moda
Tengo libros aguardando su turno para ser leídos.
Apretados
y
orgullosos
a p e na s
se
soportan sobre la balda. Los libros escritos hoy prefiero leerlos mañana. Así distingo con más facilidad la flor de un día del árbol perenne, y no caigo en la confusión de la resaca literaria tras una noche de fama.
- 33 -
Al límite
El fregadero brilla con la aceitunada caricia del e x te rmin ador,
lavavajillas
vanguardista
espectro. Una cuna se traga del niño sus berridos
y
la
madre
n e u ró t i c a
perdida
se
desespera contra un muro de impotencia. No comprende a quien no habla. Enciende la tele por tapar el ruido con ruido. Llaman a la pue rta. Se pre senta u n ge s to r nac io na l cuando algo se pudre, y el fétido olor atasca las c añe ría s.
El
niño
con
las
quijadas
rotas,
enmudece. La madre quiere huir del naufragio a bo rdo de u na balsa de valium. El gesto r e s una vo z que ru ge, l o que co rre sponde a la traged ia del instante. La gotera insiste torpedeando el f r e g a d e r o c o m o l o s g r a no s r a s p o s o s d e u n r e l o j de arena. Es el ordinario infortunio en verde.
- 34 -
Sociedad de consumo
Guisantes
forzudos
pelean
contra
la
resistencia
de
una
estructura lineal de tarjetas de crédito. Los pobres también participan hurgando en los contenedores de los supermercados. Los
publicistas
de
CocaCola
insisten
en
contarme
la
extraordinaria capacidad que tiene su producto para refrescar. A mí los gases no me sientan bien y paso de largo. Ellos hacen su trabajo y yo el mío. Los productores de leche derraman miles de litros sobre la calzada porque no están de acuerdo con la diferencia de precios de origen a punto de venta. Los intermediarios alegan que el combustible está caro. El bebé se agarra al pecho de su madre con intención de asegurarse el sustento.
- 35 -
Lotería que nos puede caer Sin techo Bloqueo cerebral Inquilino de la noche Vagabundo de ciudad Retraído , apocado, temeroso o absurdamente enrabietado busca refugio en los portales. Exceso de abrigo en verano y desprotegido en invierno. A codazos le echamos al ex tremo de los márgenes. Mira y sólo distancia ve. Amanece se sienta justo en la esq uina de un banco con miedo al desahucio público. ¿Piensa? ¿Espera? Nada de eso. S e da un baño de sol recién nacido. Sus huesos, estatuas de sal, lo agradecen mient ras intentan olvidar que habrá una próxima noche.
- 36 -
En el escritorio Posos de burbuja en el café dormido, cenizas en la porcelana cartografían el fu turo. Las rejas de sol dibujan el colmenar enladrillado Dicen que hay un agujero en no sé qué capa Nada importa Construimos muchas capas donde escondernos. Paus a Poesía de la rutina Poesía engrasada Alguien anda de puntillas en la habitació n de al lado manipulando mis circunstancias. Me dejaré hacer Abandonarse no es u na actitud pasiva Es descubrir la multitud de formas. Un trago Apuro lo escrito C ierro el libro como si fuera ataúd de tinta momificada.
- 37 -
Luis
Amézaga
Pablo Morales de los Ríos nació en Canarias; ha vivido en diversos países europeos y, actualmente, reside en Madrid. Poeta, dibujante de cómics, novelista, director de cine, guionista, pintor, ilustrador, fotógrafo, dramaturgo y diseñador gráfico: maestro y artista todoterreno. Ha obtenido diversos reconocimientos por sus cortos cinematográficos; recientemente, ha obtenido un importante premio literario gracias a uno de sus relatos y ha publicado una novela, “Introducción sobre un mundo sin arte”.
Inexplicable suicidio Son las 15:24 del mediodía. Es miércoles. En un día como éste ya todo me parece t riste. No me consuela ni el pensar en un agradable futuro tal vez posible y aparen temente oculto, ni el pasarme un número inacabable de horas preocupada por solu ciones que luego no tendrán cabida en la realidad que tanto me deprime. Estoy tan decidida esta vez a llevar a cabo este acto cientos de veces pensado (pero siempr e frustrado por mi admitida cobardía), que ya reposa mi cuerpo en la bañera y ya br illa la hoja de afeitar en mis dedos. Hace unos minutos cerré el grifo del agua cal iente. Si voy a morir desangrada, pienso, al menos lo haré imbuida en una sensaci ón físicamente agradable, la de sentir la suavidad de este calor líquido acaric iar mi piel, mis senos, mi cabello negro. Las causas que me llevan a pensar que es taría mejor muerta son ahora mismo tantas que parecerían una invención improvi sada, y no quiero perder tiempo dándole vueltas a mis desgracias, recaería sin d uda en un estado peor. Contradictoriamente, lo sé, ni podría dejar de llorar dur ante el resto del día ni tendría fuerzas para matarme. Por mis dudas, por mis pens amientos, debe notarse bastante que soy una suicida aficionada. Todos lo son l a primera vez. Es mi consuelo. Llevo un rato muy en silencio mirándome la muñeca d e la mano izquierda. Palpita con levedad bajo la carne pálida, esperando ser abi erta. El cuarto de baño rezuma una falsa claridad. El silencio me embarga. Estoy decidida. Voy a hacerlo. Lo hago.
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A las 16:08 aún no he dejado de sangrar. Tengo los ojos muy abiertos, esperando a lgo impaciente que todo acabe ya. Sigo tumbada en la bañera con ésta única idea en mente, la de desvanecerme, pero ni siquiera viene a mí un leve mareo. El agua cali ente que me envuelve es ya completamente roja, y aún así sigue emanando de mis muñ ecas esta catarata horrible. Puede que esté un poco asustada, no lo sé con exacti tud. Suena ridículo. La blanca claridad del cuarto en que me muero, o al menos eso se supone, destaca fuertemente sobre el color de éste líquido de la vida del que e stoy rellena. El techo parece abalanzarse sobre mí, aunque sólo es un efecto ópt ico metido en mi cabeza. Ahora se ha detenido. Voy a cerrar los ojos. Cierro los oj os. Creo que empiezo a notar ese sueño que envuelve a los muertos. Las 16:25. He a bierto los ojos y he visto, para mayor tragedia, que aún estoy en esta bañera, igu al de despierta que siempre e igual de deprimida. Sin embargo, no puedo negar la s orpresa. Desde luego, no me parece lógico que esto esté pasando, que aún esté viv a, que aún siga sangrando como un cristo femenino. Mis deseos de morir son equiva lentes a la cantidad de sangre expulsada por mi cuerpo. Sólo lo lamento por mi gat a. Mi gata debe dormir en su cesta del salón. Miro al suelo, bañado por una fina cap a de tinta rojiza, como veo, capaz de tapar totalmente los brillantes azulejos. Un impulso supongo que instintivo me hace desconfiar de esta forma de morir tan p oco segura, así que no veo más remedio que intentar ponerme de pie y buscar una exp licación. El agua resbala por mi tenso torso, abriéndose camino por entre mis pe chos hasta llegar a mis piernas. Mi desnudez me llena de una tonta vergüenza, jus tificada, supongo, por la idea de estar ya equivocadamente en un mundo donde los problemas no puedan tener lugar, donde el pudor no tenga razón de ser. Me pongo ne rviosa de verdad. Doy vueltas en el cuarto de baño, buscando algo... ¿Qué busco? Estoy nerviosa. Me pongo nerviosa. Me miro en el espejo. Tengo el pelo humedecid o. Es sangre. Los cortes en las muñecas no han dejado aún de sangrar. Toco el espej o con la yema de los dedos... Dejo la marca. Intento calmarme un poco respirando h ondo y volviendo a la bañera. El suelo resbala tétricamente. Me apoyo en el lavam anos, dejando marca aquí también. Las plantas de mis pies se humedecen, chapote an débilmente. Me agarro a la ducha cuando estoy ya apunto de caerme. Intento cal marme. Cálmate. Sumerjo mis tobillos, mi cadera, mi cuerpo, en las aguas sangri entas. Quiero estar muerta. Cierro de nuevo los ojos, vuelvo a respirar hondo y c on miedo y fe hago que muero. Pero nunca supe mentir.
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Cuando el reloj que cuelga en la pared de mi baño marca las 16:49, me veo decidida a salir de la bañera. Tengo las yemas arrugadas como pasas, los ojos cansados. Est o ya no puede ser posible, simplemente. No puedo albergar tanta sangre. Mi cuerp o no puede albergar tanta sangre. No sólo debería estar muerta, sino vacía y seca . Un histerismo de nuevas formas me hace temblar. Me comporto como la víctima sal vada de una masacre monumental. Sigo nerviosa. Late mi corazón. Tiemblo. Me dir ijo a la puerta intentando taparme las muñecas. Sangran ahora mucho más que ante s. Esta acción es ridícula. Para taparme uno de los cortes dejo al descubierto el otro, que parece aprovechar para expulsar aún más líquido. Pongo la mano en la pu erta, pintándola con mi palma y contaminando su blanco. Abro. Al salir del cuart o, desnuda y teñida de rojo, voy dejando macabras huellas a mi paso, como una este la de horror absurdo. Tengo frío. Estoy aquí desnuda y hace frío. Una leve ola me a compaña. Borra el sendero que he decidido tomar, como en una versión terrorífic a de los cuentos de los hermanos Grimm. Mi gata despierta y maúlla. Estoy histéri ca. Mis muñecas sangran. Mis muñecas sangran. Es miércoles. Las 17:04. Las 17: 05. Las 17:06. Por culpa del horror que me cauteriza los instintos, estoy ahora i ntentando limpiar el suelo con una toalla. No he procurado tapar mis heridas. Me hipnotiza tanta sangre. Estoy llorando, histérica. Ya lo he dicho. Estoy histé rica. Mi gata no deja de maullar a mi lado, no entiende nada, no entiendo nada. Son las 17:07. Paso una y otra vez la toalla empapada por el rojo del suelo. Aparto a mi gata. Paso la toalla. No hago más que restregar de nuevo la sangre. El miedo y la in certidumbre no me permiten tener un segundo para pensar. Pensar. Pienso. Tengo que pensar. Debería vendar mis muñecas antes. Pienso en ello sin dejar de sangra r ni llorar ni restregar la misma sangrante toalla por el frío del suelo. No hago m ás que manchar lo ya manchado. Suelo rojo. Aparto a la gata. Me pongo en pie. Desnu da, entro de nuevo en el cuarto de baño. Frío. Busco en los cajones de todos los mue bles que aquí hay. Los abro. Lo tiro todo. Cierro y abro los cajones, las puertas. Busco gasas. Vendas. Algodón. Todo el suelo está rojo. Busco vendas o algodón. L a sangre sigue su curso, casi volviéndose chorro. Busco en los cajones. Histéri ca. El suelo rojo resbala. Son las 17:09. Las 17:10. Las 17:11. Miércoles. 17:2 7. Es la hora que marca el reloj del baño. Todo está rojo bajo mis pies descalzos. E l salón está lleno de sangre también. La alfombra está empapada. Empapada. La al fombra histérica. Pienso, tengo que pensar. No veo lógica. Qué suicidio fallid o... Miro una y otra vez el reloj del baño. Sus agujas son lentas. No sé por
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qué, miro todo el tiempo las agujas lentas. ¿Tengo prisa? No sé... Creo que no. Ag ujas lentas. La gata se restriega por mis pies, se sube al lavabo. Lame la sangre m ía de sus patas. He encontrado las gasas. Las tiré al suelo rojizo por culpa de los nervios. Ya no tengo frío ni calor. Ni lo uno ni lo otro. Están todas empapadas tam bién. Las gasas. Me las intento poner. Se caen. Están demasiado rojas, y yo veo sa ngre cada vez más. Me da vergüenza estar desnuda. No sé por qué. Vergüenza. Miro a l salón. El suelo sangra. Soy yo. Intento pensar en positivo... ¡Yo sólo quería m atarme! Algo pasa. Estoy desnuda y sangrando, y no puedo articular palabra ni pe nsar con claridad. Cierro los ojos. ¿Para qué? Abro los ojos. Voy al espejo muy ne rviosa. Me miro. Grito. ¡Grito! Toco mi reflejo por segunda vez. Calma. Lo he man chado en exceso. Intento remediarlo pasando las palmas de mis manos por la suavi dad de este espejo. Espejo rojo. Sangra. Grito mirando al reloj. Salgo corriend o hacia el salón, no sé por qué, no sé por qué. Gritando. Me pongo histérica. Las mu ñecas sangran todavía. Tapo una con mi mano derecha. Tapo otra con la mano izquie rda. Corriendo, gritando, resbalo con mi odiado líquido. Todo rojo. Caigo, dob lándome un tobillo, golpeándome en un hombro con una de las esquinas de la mesill a del salón. Mi gata maúlla detrás de mí. Sigo llorando, esto es ridículo, rojo, e stoy empapada, ¿qué hora es?, ¿qué hora es? Las 17:34 según el reloj del salón. 1 7:58. Se hace tarde. Ya debería estar muerta. Me he calmado bastante, debo estar soñando, aquí no valen los gritos, estoy sangrando y no vale para nada gritar com o una histérica, ya no estoy histérica. El tobillo me duele. He cerrado las puert as de toda la casa, procurando que la sangre no entre en el resto de las habitacion es. Para ello me he ayudado con la ropa de alguno de mis armarios, vestidos, camis etas, calcetines... La pongo bajo las hojas de estas puertas, procurando no dej ar ni un hueco. Si voy a morir nada de esto me importa, los vestidos cumplirán su úl tima función. ¿Voy a morir? Me detengo un segundo. Me duele el tobillo. Alrededo r de mis muñecas he atado fuertemente unos pañuelos, y por ahora aguantan. Están rojos. Tendré que cambiarlos en breve. No quiero mirar el reloj, aunque lo hago. No me he dado cuenta de la hora que es. Es tarde y ya debería... Tengo que cambiar lo s pañuelos de mis manos. He subido a la gata a uno de los armarios. Maúlla, todavía . Le digo que se calle, pero los gatos no entienden nada. Debería estar muerta ya, esto no es posible, no lo es, debería morir ya, quiero hacerlo, morir, morir, no p uede ser tan difícil. Hace unos minutos me he visto buscando cinta aislante por e l despacho de mi marido, sin encontrar nada que me sirva.
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Vi elásticos, pero no me sirven. Puede que acabe muriendo. El exceso de sangre ex pulsada puede que me mate. Tengo un calcetín en la mano. Intento atarlo a mi muñec a derecha para reforzar la función de los pañuelos. Por ahora mantengo la calma. Si viene mi marido y ve esto me mata. Jmmpf. La hora que es y yo no he muerto. Las 18: 07. Tengo las muñecas vendadas con medias y pañuelos y puede que algo más, no sé, v endadas. Parece que sangran menos, aunque la tela se humedece a pasos de gigante . Creo que tengo hinchado el tobillo. No tengo tiempo para comprobarlo. En reali dad no me duele. He intentado fregar el suelo rojo, pero no sirve de nada. La sangr e es demasiada, me llega por los talones, he intentado pasar la fregona pero es ri dículo. No sé para qué quiero dejar mi casa limpia, si lo que necesito es morir ya d e una vez. Me llega por los talones y seguirá subiendo sin duda. Mi casa es pequeña . Tiene apenas unas cuantas habitaciones, aunque tenemos una terracita muy agr adable. Tenemos un dormitorio con cama de matrimonio, normal, de la cual he arra ncado asustada las sábanas y el edredón. Lo he puesto bajo la puerta de esa misma h abitación. Todo esta medio inundado por esta lluvia mortuoria. Así no pasará la sangre. El salón sigue subiendo despacio. Cada vez veo más lejana mi muerte. Pod ría tirarme por la ventana, pero estoy en un primer piso. Tengo miedo de que se des parrame toda mi sangre por las ventanas. Me preocupan las ventanas, podría llam ar la atención de los transeúntes. Me imagino desbordándose la sangre por las ve ntanas. Las cierro las ventanas para que no suceda. Quiero que esto que pasa no sa lga de casa. Tarde o temprano acabaré de desangrarme y todo será perfecto. Morir é y estaré muerta y todo a la perfección saldrá todo bien perfecto. El suelo chapo tea bajo mis pies, líquido. ¿Cómo es posible que esté tan rojo? Me doy asco. Merez co la muerte. Rezo para morir. Es terrible que esto suceda. Que no puedas morir si quieres. A las 19:12 estoy viendo la televisión, aunque no hago caso. Estoy sen tada en el sofá sangrante, toda encharcada en sangre, con la mente ausente y la ca ra pálida. El tobillo me molesta un poco. Ahora, antes no. No estoy ni mareada ni m e duele la cabeza ni tampoco me siento desfallecer. Me pican los cortes de las muñ ecas, y aunque mis vendas improvisadas ya no sirven de nada, no pienso quitármel as por eso. Ya no estoy histérica, más bien asumo que o estoy loca o algo ocurre, pe ro no veo por qué ponerme histérica. De vez en cuando miro el suelo y me asusto o me p ongo nerviosa, pero no quiero ponerme histérica. La sangre se desborda por mis m anos, litros de sangre perdida. Oigo a mi gata. Continuamente cambio de
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canal. No me interesa nada de lo que ponen, ha sonado el teléfono tres o cuatro vec es, no llevo la cuenta, por lo menos tres veces, pero no lo he cogido. Mi marido, se guro. Mi marido llegará a las 21:30 o así. Odia su trabajo, su vida, me odia a mí, y s in embargo, soy yo la que desea el suicidio. Yo le odio también, pero no tengo valo r de decírselo. El mando de la televisión está lleno de sangre, se mete por entre l os botones. Aún funciona, de todos modos. Mi marido... Me gustaría verle morir c onmigo, pero no soy una asesina, ni me veo capaz. Hay un documental sobre la Antár tida o el Polo Norte, sobre sitios nevados. Me calma ver la blancura de esos sitio s, pero me aburre la voz del tipo que lo dobla. Es todo blanco. Toda mi casa es muy bl anca. No lo había pensado... Parece un hospital. No me gustaría morir en un hospi tal. Ponen una película que no me interesa. Otra película que no me interesa. Un c oncurso que no me interesa. La nieve me tranquiliza. La voz me aburre. Apago la te levisión. Suena el teléfono. Me levanto y voy hacia él. No sé si descolgarlo, no l o descuelgo, cuando estoy a punto no lo descuelgo. La voz de mi marido me aburre. D esconecto el teléfono, me importa una mierda, y lo tiro. He abierto la ventana y l o he tirado. Cierro rápidamente. Ha caído al suelo con violencia y se ha roto en mu chos pedazos. Ya no me da vergüenza estar desnuda. La sangre me llega por la mitad de los muslos. Son las 19:57 en el reloj del salón. El del baño da las 19:59. Me qued o mirándolo. Las 20:00. Me quito las vendas. Miércoles inolvidable, a las 20:23 . La sangre no me permite moverme con tranquilidad por el salón. Hay revistas, li bros, ropas, flotando. Mi gata está histérica, no entiende, maúlla. Está encim a de un armario. Debe ser patética mi imagen ahora, intentando entrar al baño emp apada por esta tinta parda. Mi gata no sabe si bajar o no del armario. Quiero mirar me otra vez en el espejo rojo. Abro la puerta y el líquido me transporta levemente hasta el lavabo. El jabón y el papel higiénico se hunden como derrotados barcos. Pese a la transparencia rojiza que cubre este espejo, puedo intuir mi reflejo en la desagradable superficie. Tengo cara de no haber dormido en un mes. Ojeras y pa lidez. Es contradictorio. ¿Qué pensarán de mí los médicos cuando me descubran m uerta? El suicidio más largo de todos los tiempos. Porque acabaré sin sangre, va cía y feliz. Todo rojo. Mi cara, mi sangre, mi pelo, mi casa. Todo de rojo. Eso ya lo he dicho. Intento cerrar la puerta del baño conmigo dentro. Imposible. La presi ón no lo permite. La mesilla del salón flota a la deriva por el amargo hogar. No hay duda de que lo absurdo de la circunstancia tiene una cierta gracia trágica. Me la mento por mi gata, esto no estaba pensado, no quiero que se ahogue. Si no se ahoga m i marido creo que la cuidará bien. Siempre cuidó mejor a mi gata. El chorro potent e de mis muñecas mancha paredes y techos, aunque lo evito sumergiendo mis brazos en este
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nuevo mar rojo. He cerrado las cortinas y las persianas, no se vayan a asustar los que pasean tranquilamente por la calle. Empiezo a tener frío otra vez. Recuerdo mi tobillo hinchado. Me duele. Mucho. Estornudo. Estornudo. No sé por qué, empiezo a llorar otra vez, mientras mi gata me sigue a su manera, sin entender nada. Ha pasado media hora, por lo que a las 21:02 ya casi puedo tocar el techo. Para tocar el suelo con mis pies he de tomar aire y sumergirme, pero yo no quiero tocar el suelo. Vaya tarde. Mi gata está intentando nadar. No quiero tocar el suelo, prefiero acercarme al techo, sería una experiencia curiosa, a veces se me mete sangre en los ojos, y no es para nada agradable, lo único que asoma ahora en la superficie de estas aguas es mi rostro. Necesito respirar... Me palpita el corazón. Hay un nuevo histerismo en mí, estoy nerviosa. Las dos, mi gata y yo, estamos muertas de miedo. No es como antes, ahora me da igual estar nerviosa, no grito. Grito. Que contradictorio. Intento coger a mi gata, pero está tan asustada que me araña. Escapa. Se me mete mi propia sangre amarga en la boca. Toco el techo. Curioso. Las 21:05. Me sumerjo por completo. Respiro. Sabe a óxido la sangre. Tengo la cara roja, debo tener la cara roja de sangre. ¡Mi gata, como lamento que tenga que morir así! ¡Nunca pensé que esto pudiera suceder! Cuanta sangre. No estoy ni mareada ni me duele la cabeza, aunque sí que tengo algo de sed. La sangre es asquerosa, sabe a hierro. El tobillo me duele cada vez más. Me lo intento frotar con una mano, pero entonces me sumerjo. Sólo quiero morir. En unos minutos todo habrá acabado. Imposible ver ya la hora que marca el reloj. Bajo las aguas enrarecidas no veo nada. Qué cosa más inexplicable. Nada. La sangre al salir me hace cosquillas en los cortes. No se detiene. Ni un segundo. Apenas hay espacio para respirar... El techo se acerca. No cojo aire. Ya no se oyen los maullidos. Debe estar muerta mi querida gata ya... ¡Adiós! Ojalá me equivoque, ojalá me equivoque... ¡No! Me sumerjo, aún quiero morir. Quiero morir. Jamás tuve más ganas de morir que ahora. El tobillo... Mi marido... Sí que quiero morir, más que antes las ganas. Ni siquiera hace unas horas. Cuando me corté las venas. Me late el corazón. Pum pum pum pum pum pum. Lo oigo bien bajo la sangre. Histérica. ¿Qué hora es? ¿Las 21:30 ya? ¿Las 22:00? No puedo respirar. Muero. Muero. Mi marido debe estar al caer. Uno, dos, tres, cuatro... Todo rojo. Frío. Grito. Me ahogo. ¡Grito! ¡Grito! Sólo espero que él se también ahogue, como mi gata, como yo. Miércoles. Miércoles. Muero ya al fin. Rojo. Negro. ¿Qué hora será?
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(Sevilla, 1971). Fue colaborador de emisoras de radio local y productor de audiovisuales, uno de los cuales, “El aire y el árbol”, obtuvo el Premio Especial de Tema Flamenco en el Concurso Claudio Guerin en 1994. Sus poemas aparecen en diversas antologías, “Poemas para un minuto II” (Hipálage, Sevilla, 2008), “Dos Palabras de Amor” (Asociación Itimad, Sevilla, 2006) y “El Cádaver Exquisito, la creación colectiva como fin” (Literatura Libre, México, 2008), así como en las revistas Palabras Descalzas, Saigón, Aldaba y Groenlandia. Obtuvo el II Premio de Concurso de Cuentos de “Al pie de la Giralda” en el 2002, y en el 2008, el Premio de Poesía Erótica Saigón y el Primer Accésit del I Certamen de Ensayo Alenarte. Tiene su espacio en las Afinidades Electivas. Actualmente trabaja de contable administrativo y es responsable de los contenidos de la Web www.destinosevilla.com.
Raro Llega lo raro: con dedos de flauta te palpa, te vacía los bolsillos, se lleva agenda y reloj. ¿Dónde quedan ahora el camino de vuelta, el café de media mañana, la mesilla de noche? Llega lo raro sin aviso: te pide fuego en medio de la calle, se sube a tus hombros y ya no hay dónde agarrarse. Llega lo raro en una lluvia de trenes sobre colchas amarillas; llega lo raro soplando soles, haciendo nudos a los mapas. La memoria se ha quedado antigua, ya no hay respuestas, ni siquiera preguntas. Te duelen músculos que no sabías que tenías, recuerdas que hay colores: nacer debe ser algo como esto.
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C Ceerroo eeen n d a n n a h n n neeesss dooon alllgggoood n lllooosss a ntttrrrooo eeen allleeesss,,, yyy eeen hooossspppiiittta n lllooosss h ntttrrrooo eeen cccooom m u a n a a n mooo eeen uccceeen asss na azzzu asss a n llla (((M d n á n H u M deeezzz))) nd án ná Heeerrrn ueeelll H Miiigggu
H Haazzm mee nnaacceerr,, cciirru ujjaannoo,, aarrrraannccaa ddee m mii ffrreennttee llooss aau ulllliiddooss,, llaa eessppu ueevvooss ddee llaa aarraaññaa.. um maa,, llooss hhu PPóóddaam mee ccoom moo aa áárrbbooll vviieejjoo:: ddeejjaa ssóólloo lloo ú úttiill,, yy aau unn nnii eessoo.. N Noo tteennggaass m miieeddoo,, cciirru ujjaannoo,, hhú únnddeem mee eell bbiissttu urríí eenn llaa m meeddu ullaa ddeell aallm maa;; eexxttiirrppaa eem moocciioonneess,, ddeessttrroozzaa ffiibbrraass ddee rreeccu ueerrddoo.. N Noo tteennggaass m miieeddoo,, yyoo nnoo lloo tteennggoo:: ssooyy lloo qqu uee sseerréé,, nnoo lloo qqu uee ffu uii.. Q Qu uee eell qqu uiirróóffaannoo sseeaa ú útteerroo,, ppu unnttoo ddee ppaarrttiiddaa.. YYaa ffu uii nniiññoo u unnaa vveezz;; yyaa u unnaa vveezz aapprreennddíí aa aannddaarr,, aa hhaabbllaarr,, aa vviivviirr;; ppu ueeddoo vvoollvveerr aa hhaacceerrlloo.. Q Qu uee eell qqu uiirróóffaannoo sseeaa ú útteerroo yy ssaallggaa yyoo ddee ééll ddeevvaassttaaddoo,, iiggnnoorraannttee,, vvu ullnneerraabbllee,, ccoonn u ueettee ssiinn eessttrreennaarr unn ppaaqqu llllaam maaddoo vviiddaa eennttrree llaass m maannooss..
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Antonio J. Sánchez
(Vitoria, 1967). Codirige la revista“Amilamia”, junto a José Luis Pasarín Aristi, con quien publica, en 1992, el libro de poesía “Cartapacios de Lucerna” (Ediciones Libertarias / Prodhufi). Ha publicado en revistas literarias impresas y digitales, como “Cuadernos del Matemático”, “Río Arga”, “Groenlandia”, “Turia”, “Los Cuadernos del Sornabique”, “Letralia”, “Océano”, “Haritza”, etc. Ha publicado el libro de poesía “Proteo; el yo posible”. Sus poemas han sido traducidos al alemán, francés, euskera y árabe. Ha publicado recientemente dos libros digitales: “La reconstrucción de la Memoria” (Groenlandia, 2008) y “Planta de Neurocirugía” (Editorial Remolinos, 2008).
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((pprreesseennttiirrllaa)).. SSóólloo aarroom maa ddee tteerrrraazzaa,, ccoom mu unniióónn ddee llooss rreeppttiilleess,, aannccllaajjeess ddee llaa m meem moorriiaa.. D Deejjaabbaa eenn eell ddeessccaannssiilllloo ssu u nnoom mbbrree,, llaa m mu ujjeerr oo ssu u pprreesseenncciiaa,, yy ssu u ppeerreezzaa,, ssu u aau usseenncciiaa
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LLoo hhu um maannoo aannttee llaa lleeccttu urraa ddee u unn ppooeem maa ddee aam moorr,, ccrreeeerr eenn eell aam moorr ccu uaannddoo llaass hhoojjaass ddee llooss lliibbrrooss ssee hhaann aallm miiddoonnaaddoo,, ccu uaannddoo llaass ccaallccu ullaaddoorraass hhaann aahhooggaaddoo llooss ddiivviiddeennddooss,, ccu uaannddoo llooss sseem mááffoorrooss eem miiggrraann aa llooss ccaabbaarreettss.. E meessaa ddee aallqqu uiittrráánn yy ssiillllaa ddee aabbeecceeddaarriioo,, eell Enn eell ttrraabbaajjoo,, m hhoom mbbrree ccoollggaabbaa eell ggaabbáánn ccoom moo ccu uaaddrroo ddee M Maattiissssee.. E Ell ddeessppeerrttaaddoorr m maacceerraabbaa eenn eell ppeerrcchheerroo,, ccoom moo u unn ddiivvoorrcciiaaddoo qqu uee rreeccllaam maa llaa pprreesseenncciiaa ddeell ssaacceerrddoottee.. A All hhoom mbbrree llee oollííaa eell aalliieennttoo aa ppu ullppaa ddee cceebbaaddaa,, aa bbaarr ddeessiinnffeeccttaaddoo.. M Maaqqu uiinnaallm meennttee cceerrttiiffiiccóó qqu uee ttooddaa llaa m maaqqu uiinnaarriiaa ssee eennccoonnttrraabbaa eenn llooss iinncceennddiiooss,, aa llaass aaffu ueerraass.. O Orrddeennaaddoorreess ddee u unn cciieelloo ggrriiss ooppaaccoo,, ddee ffóóssffoorroo,, ddee llu um miinnoossiiddaadd iirrrreevveerrssiibbllee.. E Ell ddeesstteelllloo ddee u unnaa vvooccaall llee rreeccoorrddóó,, aall hhoom mbbrree,, llooss ccrriissttaalleess,, llaa vveennttaannaa ddee ssu u ccu uaarrttoo,, eell ppeerriióóddiiccoo eenn llaa ssiillllaa.. A Affu ueerraa nneevvaabbaa nniieevvee ccoonnddeennssaaddaa,, eell rru maaqqu uiinnaarriiaa,, u unn ccaam mppaannaarriioo ddeessccoolloorriiddoo.. uiiddoo ddee llaa m LLaa nnoocchhee,, ccu uaannddoo llaass ssiirreennaass ccoom miieennzzaann aa ttrroonnaarr,, ccu uaannddoo llooss ppeeccaaddooss ssee ccu um mpplleenn,, eell hhoom mbbrree aabbrriióó u unnaa llaattaa ddee eeu mooss yy ccaayyóó eenn llaa ccu ueennttaa ddee qqu uee eerraa vviieerrnneess.. SSee uffeem miissm aaccoorrddóó ddeell ddeessppeerrttaaddoorr,, lloo ssaaccóó ddeell bboollssiilllloo ddeell ggaabbáánn yy lloo ddeeppoossiittóó eenn llaa m meessiillllaa,, ccoom moo u unn ssaaccoo ddee aaggu uaacceerrooss,, ccoom moo ttéém maarr aaddeennttrroo.. SSee aaccoossttóó yy eenncceennddiióó llaa llu uzz ddee llaa mppoorraa,, m m meessiillllaa.. A Abbrriióó eell lliibbrroo ddee ppooeem maass ddee aam moorr ((m meettaaffííssiiccaa ddeell oollvviiddoo)),, vveerrssooss ddee aaggu uaam maarriinnaa,, m meettááffoorraass ddee llaa ccaarrnnee yy ccoom mpprreennddiióó
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*** W W S n Waaallllllaaaccceee S Sttteeevvveeen nsss
S uaa Su ueeñ ñoo aa m meen nu uddoo qqu uee m mee ddaass ttu um maan noo ddee aaggu qqu nddeerroo uee u un naa ppllaaggaa ddee n niiñ ñooss ccoorrrreetteeaa ppoorr eell sseen ccaam miin uee.. E Ess u un n bboossqqu uee m mááss aabbiieerrttoo noo ddeell bboossqqu ((ddee áárrbboolleess ttaallaaddooss,, m meen nooss h heecch hiicceerroo)) ppoorr llaa m maan noo ddeell h hoom mbbrree,, iin nssppiirraaddooss ppoorr D Dééddaalloo.. H un naa ddee ssu uss m Haaccee u un naa ddééccaaddaa ddeessttrrooccéé u mááqqu uiin naass aam uccaa.. hiieerrrroo yy oolloorr aa ggaassoolliin naa ccaaddu maassiijjoo ddee h A nu un ncciiaarroon nm mii All aam maan neecceerr ttu uss llaabbiiooss ddee aaggu uaa aan rreeggrreessoo aa D nddee PPiittóón n eessppeerraabbaa aan nggu ussttiiaaddaa Deellffooss,, ddoon llaa h hoorraa ddeell ppeerriióóddiiccoo yy eell ccaafféé ddee llaa m maañ ñaan naa pprreeppaarraaddoo een n eell ffu ueeggoo ddee llooss ú úllttiim mooss ppeen nssaam miieen nttooss ppoorr u Appoolloo ddiissffrraazzaaddoo ddee vvaaggaabbu nttee.. un nA un nddoo eerrrraan
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Adolfo Marchena
Andrés Ramón Pérez Blanco (El Kebrantaversos, Toledo). Poeta y narrador. Causante del fanzine “Creatura” y entusiasta organizador de recitales poéticos. Ha participado en diversas revistas y fanzines. Ha publicado un libro, “Satélite de Inhóspito planeta”.
La felicidad Picaporte pasa las horas ensimismado. Observa el cartel. Ocupa la fachada del edificio situado frente a su apartamento casi en su totalidad. Es un cartel gigante, desde el cual una escultural chica, con la mejor de sus sonrisas invita a Picaporte a un lugar llamado felicidad. Totalmente seducido por esa imagen, que nunca le abandona decide salir en busca de esa felicidad que le promete esa chica desde el cartel. -Ella es mi felicidad. Es la felicidad - Repite una y otra vez, siendo esta la única frase que es capaz de emitir. Sale
del
apartamento
decidido
a
encontrarla.
A
encontrar su felicidad. En la calle camina, con pasos vacilantes, hacia donde se divise mejor el cartel. Picaporte se para ante él. No existe el tiempo para Picaporte ahora. En estado de ensueño total. Pero una voz le despierta de su letargo. -Tú también la estás buscando, amigo.
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La voz corresponde a un hombre de mediana edad, vestido con una gabardina gris, mal afeitado, con el pelo revuelto y los ojos con un cansancio de siglos. - Sí. Ella lo es. Intenta encontrarla por todos los medios, amigo. Lo leo en tus ojos. A mí me sedujo hace tiempo y lo dejé todo por ella. Por mi felicidad. Aunque en mi caso no fue esa chica que nos mira desde el cartel. Yo caí rendido ante la ginebra. Me pasé días enteros contemplando las botellas en los bares, y en un momento dado, la seducción fue tan brutal, tan íntima, que, al igual que te pasa a ti, sólo repetía esa frase una y otra, y otra vez, La sensación que tienes la conozco muy bien. Quizá mi aspecto te repugne, como a los otros, pero créeme si te digo que puedo ser uno de las personas más dichosas del planeta porque siempre tengo mi particular felicidad conmigo. Estos ojos con cansancio de siglos que poseo son el fruto de adorar a mi felicidad. Vamos a entrar en ese santuario donde habita mi néctar sagrado. Entraron en un bar, donde al amante de la ginebra es recibido con gran algarabía por parte de los clientes. Picaporte sigue repitiendo la frase una y otra vez. El hombre de la gabardina ordena silencio. Todos lo escuchan: - He aquí a un hombre en busca de la felicidad. De su felicidad. Cada hombre, cada mujer posee una felicidad concreta. Una necesidad que nace en una persona en un
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momento concreto. Saben, y muy bien, que ése es su camino. Pero pocos se atreven a escuchar ese mensaje. No los culpo. Sólo unos pocos se atreven a dar ese paso, olvidando para siempre bienes materiales y esa vida que se califica como “normal”.
Para
ser
feliz
se
necesita
sacrificio.
Soy
inmensamente feliz porque yo descubrí mi felicidad, que no es otra que ese líquido cristalino con aromas de enebro que abunda en este lugar. Sólo los no felices son aquellos que no entienden a la ginebra y se escudan en sus efluvios para olvidar su mediocridad y, a consecuencia de ello, destruir familias. Soy inmensamente feliz al saber que esta persona que me acompaña ha encontrado su felicidad. Y a partir de ahora en cuanto salga por esa puerta va a encontrarse con toda vuestra indiferencia, con vuestro desprecio, con vuestra envidia, con vuestra ira, con todas vuestras “maneras de vivir”. Amigo. Lucha, ante todo y ante todos, por conseguir esa felicidad. Tienes la oportunidad de ser feliz. No va a ser un camino fácil, pero no dudo que lo vas a conseguir. Ahora, brindemos por la felicidad de ambos. Tú conseguirás a esa chica del cartel. Yo, de momento, voy a tomarme contigo una ración de mi felicidad particular. Toman un par de ginebras dobles. Picaporte se despide de este hombre tan misterioso. Sale decidido a buscar su felicidad. ¿Logrará encontrarla?
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Andrés Ramón Pérez Blanco
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Eva Cabo (Lugo, España, 1977). Comenzó sus estudios de Filología Hispánica en Lugo. Ha obtenido distinciones y algún que otro premio en concursos locales de cuentos y poesía. Asimismo ha participado en varias publicaciones electrónicas como Ariadna, El viejo faro, Poesía salvaje y Los Noveles. Actualmente vive en México y compagina el oficio de cuentacuentos con el de titiritera. Realiza también talleres y escribe guiones para obras de títeres.
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vvu ueellaa
XIV
es ahí, donde nace el otoño porque el otoño es el inicio que conozco desde que nací, la estación del comienzo es el otoño el tren que me azota en el invierno
pe ro ahora, triste mi voz busca desesperada el oasis
como un millón de tigres posad os en la mirada de un pájaro así nos ve la luz cuando rompe en dos el horizonte
y se q uiebra
como una orgía de silencios en la boca de un lobo
así me siento
y cruzo la s piernas
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VIII
dentro de mí, el cerezo busca las flores en mi voz se alejan oigo zarpar la noche a bordo de un borracho que susurra “Sakura, la más dulce de todas”
detrás de este silencio no hay posibilidades: porque nací de la arena me persigue el desierto
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E E vv aa
CC aa bb oo
Luis M. Hermoza (Perú, 1977). Dirige La Siega, revista de Literatura, Arte y Cultura (www.lasiega.org). Realizó estudios de Literatura Hispanoamericana en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Barcelona. Ha publicado poemas y artículos en diversas revistas. Durante tres años formó parte del Consejo Editorial de la revista Paralelo Sur. Tiene un libro de poemas y una novela inéditas. El siguiente poema forma parte de ese poemario inédito, “El Conejo del Sombrero”.
EL MAGO (O TODOS LLAMAMOS AMOR A LO QUE QUEREMOS)
La belleza vino pero después e igual la desvestimos como a plátano de otra isla, hinchado y deforme, que nadie quiere pero tú sí, pero yo sí. Vino. Recuerdo. Recuerdas. Al principio era sólo deseo, perversión, depravación al gusto. Remover. La belleza, mientras removías mi vientre y lanzabas tus palabras, mis palabras en ese momento, vino. Y salió un geranio de tu boca. Y aplaudieron todos los presentes,
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incluso el señor más dormido. Logré así, en esa posición, ver tus pulmones tan azules como manos sin guantes en invierno después de lluvia, tu esófago tan ca rra te ro so, tu garganta que ccuando vibra abracadabras bota pecanas, almendras y maní.
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LL uu ii ss M M .. H H ee rr m m oo zz aa
La India (Huelva, 1984). Poeta, escritora, dibujante, fotógrafa, trabajadora, estudiante y amante del arte. Se empapa de lecturas, de películas que emocionalmente la llenan, de canciones, letras y ritmos que son poesía pura; crea personajes, situaciones, sentimientos. Se encarga de varios blogs donde enseña parte de su obra artística (http://alasombradelciprés.blogspot.com, http://enlaorgiadetualma.blogspot.com, www.flickr.com/photos/creatuvida).
LLeen nttaa m mu ueerrttee
LLeen miiccrroo--eessppaacciioo nttaa m mu ueerrttee qqu uee m mee aassoollaa een n eessttee m ssiin nddoo ffiin naall yy m moorriirráá ssiieen nddoo n ggeen nttee.. N Naacciióó ssiieen pprriin n u vviill ccrru ueellddaadd.. TTu uss oojjooss ppoorr ffiin ncciippiioo ddee ttu ppooddrráán uee jjaam mááss ssaabbrrááss n ddoorrm miirr ttrraan nqqu uiillooss ppoorrqqu ddee eessttaa ppoobbrree ssiillu ueettaa,, qqu uee ccaallllaa ppoorr n noo lllloorraarr yy qqu uee rrííee ttrraass bbllaan nccooss yy ooppaaccooss ccrriissttaalleess rroottooss ccoom noo m mee vveess n noo ttee aallaarrm meess,, moo ttu u ssoon nrriissaa.. S Sii n qqu haayyaa ddeecciiddiiddoo aa vvoollvveerr aa m maarrcch haarr,, uiizzááss m mee h qqu uiizzááss aan nddee aah hoorraa fflloottaan nddoo aa oorriillllaass ddeell vviieejjoo m nttee aan nddee ppaasseeaan nddoo h haacciiaa maarr;; qqu uiizzááss ssiim mpplleem meen aaqqu uoo ppu ueen nttee aabbaan nddoon naaddoo oo qqu uiizzááss h haacciiaa ueell aan nttiiggu ttii,, oo h un nqqu uee n noo llooggrree haacciiaa ééll,, qqu uee sséé qqu uee eexxiissttee aau een meejjoorr ssiim mpplleem meen nttee vvu ueellvvaa aa nccoon nttrraarr.. A A lloo m aan nccoo qqu uee n noo n bbllaan nh heellaarr llaa ffrrííaa ssoolleeddaadd ddeell ffoolliioo een ssaabbee eessccu mppoo ppoorr llaa uppiirrm mee ssii lloo ddoobblloo oo lloo rroom m miittaadd..
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Alcobas y cobardías
En un castillo antiguo (uno de muchos) de no sé qué siglo:
- ¿ E n am o r ad a? ¿ Y o ? ¡ J am á s ! - G r i t a b a l a s i r v i e n t a humilde y casta del castillo. Detrás de ella, presuroso y con su risa burlona e irónica, corría el príncipe.
- ¡ S í l o e s t ás ! N o to c o m o m e m ir as , c o n e s a c ar a l as c iv a y e so s o j o s d e d e se o ; c o n e s a b o c a e n tr e ab ie r ta y j ad e an te ; c o n e se p e c h o m ás d e sc u b ie r to q u e d e c o s tu mb r e ; c o n e s as m e j il l as s o n r o s ad as y e se c al o r q u e d e sp r e n d e tu c u e r p o c ad a v e z q u e m e ac e r c o a t i .
- ¡N o sig as! N o b l asf e me s m i se ñ o r , te l o r u e g o . J am ás h e se n tido o t r a c o s a que no f uer a un a hu milde serv id umbre h ac i a v o s y j a m ás p o n d r í a m i s o j o s e n u n h o m b r e t an l u jo so p ar a mí .
- ¿ Y p o r q u é ah o r a e s tán p u e s to s s o b r e m i s l ab io s ?
- N o lo sé m i se ñ o r , n o l o sé . . . Q u iz ás s e a p o r q u e su s l ab io s s e m u e v e n y e s o l l am a l a ate n c ió n d e m i s o jo s .
- C u an d o v o s h ab l a c o n u n a p e r so n a d e b e m i r ar l a d ir e c t a m e n te a l o s o j o s y d e j ar s e d e e s tú p id as e x c u s as , y a q u e e so d e q u e v ay a m ir an d o a l o s l ab io s c o n e s a c ar a d e b o b a p u e d e c o n f u n d ir mu c h o al in te r l o c u to r .
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- N o p u e d o m ir ar a l o s o jo s , o m e jo r d ic h o , n o p u e d o m i r ar l e a l o s o j o s y a q u e e l l o s m e h ab l an y m e c u e n t an m ás c o s as d e l as q u e me d ic e su b o ca.
- ¿ Y e so te d a m ie d o ?
- N o . S i m p l e m e n te n o q u i e r o q u e m e c o n f u n d an d e l a m is m a m an e r a q u e l o s mí o s l e p u e d e n c o nf u nd ir a v o s.
- S u s o jo s n o me c o nf u nd en se ñ o r i ta, e s t á mu y e q u iv o c ad a. S u s o jo s d ic e n q u e me am an ; s ie m p r e m e l o h an d ic h o , só l o q u e p o r c o b ar d í a c o n s u p al ab r a m e l o n ie g a u n a y o tr a v e z .
- S i l l e g o a s ab e r q u e m i s o j o s h ab l ab an tan to y d e c í an to d as l as v e r d ad e s q u e m i c o r az ó n s ie n te , m e l o s h u b ie s e ar r an c ad o d e c u aj o h ac e tie m p o . . . ( L l o r a b a a p e n a d a y llena de vergüenza).
- ¿ Y p r i v ar m e a m í d e c o n te m p l ar l o s c ad a m añ an a? ¡ N o ! T o d o m e n o s e s o . . . ¿ Q u ie r e q u e m i b o c a h ab l e l o q u e n sile nc io como lo a c t u a l m e n t e c a l l a o p r e f i e r e q u e s i g a een h e h e c h o h as t a ah o r a?
- Q u e s u b o c a h ab l e l o q u e t e n g a q u e h ab l ar m i s e ñ o r , n i m ás n i me no s.. .
- L a am o . E so e s to d o c u án to te n g o q u e d e c ir l e .
- Y yo a vos, mi señor. - 62 -
CC aa rr m m ee nn G G uu ii ll ll éé nn
Juan Pablo Herencia. Psicólogo, profesor de universidad e investigador etnográfico. Actualmente, es director – también actor - del grupo de teatro cordobés Color Persona. Ha creado las puestas en escena de “La Huella”, de Shaffer, y de “Encuentro a tres \ Tres formas de usar un armario”. También escribe poesía. Daniel Sergio Pardo. Estudió en la Escuela de Arte Dramático y ha sido director de algunas obras teatrales. Actor de Color Persona. Ilustra los poemas de Juan Pablo Herencia.
M MA AE ES ST TR RA A M Mee h hee sseen nttaaddoo aa llaa m meessaa aa eessccrriibbiirr llooss rreen maa ngglloon neess ttoorrcciiddooss ddee u un nn nu ueevvoo ppooeem yy qqu um moo aaggrriioo ueerrííaa qqu uee ffu ueerraa ccoom moo eell zzu qqu uee m mu ueerrddeen n eell ppoom meelloo.. uee bboorrddeeaa llooss llaabbiiooss qqu U n aam Un n vveerrssoo ttaan maarrggoo ccoom moo jju uggoo ddee ccaaccttu uss,, u un naa eessttrrooffaa áácciiddaa,, m moorrddaazz,, h hiirriieen nttee,, aan nccoon naaddoo,, niim maall aassiillvveessttrraaddoo,, aaccoorrrraallaaddoo,, aarrrriin llaan urriiaa aassu ussttaaddaa,, nzzaan nddoo m miirraaddaass ddee ffu pprrooyyeeccttaan ucceess ddee tteem nddoo ssu uss ffaau mbblloorr ssiin n ffee.. H nttaaddoo eessccrriibbiirr//ddeessccrriibbiirr Hee iin ntteen u ueerrrraa qqu uee sseeaa u un naa ggu ueerrrraa,, un n ppooeem maa ddee ggu u uee ccaalliieen nttee m mii ffiieebbrree,, un n vveerrssoo ddee ffiieebbrree qqu m maarriillllaa,, mii eessttrrooffaa qqu uee h hiieerrvvee ccoom moo bbiilliiss aam ccoom moo eell ffllu ujjoo iin miin naabbllee qqu uee m maan naa m mii h heerriiddaa.. ntteerrm D nttee moo eell aaggu uddoo ppu un nzzaan Doolloorr ssoobbrree ppaappeell ccoom qqu uee rreevvoollootteeaa ccoon n ssu ucch hiillllaa uss aallaass ddee ffaazz ddee ccu eell ttú miiss iin ntteessttiin nooss.. ún neell rreem meen nddaaddoo ddee m - 63 -
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C CÓ ÓM MO OH HA AC CE ER RU UN NP PO OE EM MA A::
IIN NG GR RE ED DIIE EN NT TE ES S::
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P EN NT TO O:: PR RO OC CE ED DIIM MIIE
-- C nttrraass meen nttee u un noo m miissm moo)) yy,, m miieen Cóójjaassee aall h hu um maan noo ((pprreeffeerriibblleem vviivvee,, aarrrráán n een nu un noo oo m mááss ggoollppeess.. nqqu ueesseellee eell ccoorraazzóón -- M ún n qqu ueeddaa vviiddaa,, ppoon neerr een Miieen nttrraass aaú uccttoorr ddee ddiissccooss n eell rreepprrooddu u meen nddaam mooss llooss ttoon nooss m meen noorreess)).. un naa ssiin nffoon nííaa ((rreeccoom -- H Haa ddee sseerr m mú ússiiccaa cclláássiiccaa,, ccaan ncciióón n ddee aau uttoorr oo ppoopp n noo vvaalleen n.. -- TTu uccttoorr.. hu um maan noo een n eell ssu ueelloo,, jju un nttoo aall rreepprrooddu um mbbaarr aall h -- A uaan nddoo lllleeggu uee eell ffrrííoo.. Addoorrn naarr ccoon n llaa m maan nttaa ppaarraa ccu -- S Seerrvviirr ppaarraa ppooccoo yy ppaarraa ppooccooss..
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JJ uu aa nn PP aa bb ll oo H H ee rr ee nn cc ii aa D D aa nn ii ee ll SS ee rr gg ii oo PP aa rr dd oo
Raúl Gaitán Alcaide (Córdoba). Fotógrafo. Miembro del Colectivo cordobés de fotografía ISO23. En su página web (www.lamiradaviva.com) se exponen algunos de sus trabajos. Los textos que acompañan a sus fotografías pertenecen a Ana Patricia Moya.
La realidad me golpea en el rostro con agua helada. Me miro en el espejo. El reflejo da fe del insomnio: prominentes ojeras y los ojos
colorados,
la
tez
pálida,
casi
fan tasmal,
los
labios
agrietados. Me reconozco: ésta es mi ca ra. La cara de la derrota.
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- Ha sido buena idea venir a este sitio… está todo buenísimo. - Sí… - Y encima, todo barato… - el muchacho arrima el tenedor con pedazo de ternera pinchado a su chica -; ¿te apetece un poco carne ? Está poco hecha, como a ti te gusta. - No, gracias. - Tú te lo pierdes – traga el trozo. - Oye… - La ensalada también está de vicio – rebusca el atún y aceitunas de la ensaladera. - Cariño… - Pienso pedir postre… un helado… quizás un trozo de tarta queso… no sé, no sé… estoy indeciso. - Te he puesto los cuernos.
un de
las de
Silencio entre ambos. El chaval mira a su sincera novia. En el gesto de su rostro no se aprecia más que seriedad ante la directa revelación. Retoma la tarea de terminarse su plato. - Cómete todo el pescado antes de que se te enfríe, mujer. - ¿Me has oído? El muc hacho, sin dejar de comer, responde, confiado: - Yo también te he estado engañando con otra. Así que estamos - 67 empatados .
La magia de las miradas y el gran instante en el que se cruzan. En la fugacidad le das vida a mi ser. Sueño, amor, tú.
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Raúl Gaitán Alcaide \ Ana Patricia Moya
Saúl Ariza (Córdoba, 1984). Poeta, escritor y actor. Ha editado el libro “Las Aguas y las Horas con Groenlandia.
Lucía y la nieve
Lucía empezó a sentir que todo a su alrededor estaba congelado. Veía caer la nieve sobre las calles y los árboles y los edificios y las farolas, y veía a la gente tr ansitar por las aceras y a los coches circular por las carreteras. Pero Lucía com enzó a dudar, y a preguntarse acerca de todas las cosas que la rodeaban. Porque la nieve podía ser
también
agua
congelada,
y
los
peatones
podrían andar asimismo por las carreteras. Dudó de la lluvia y de los paraguas, de la tranquilidad y la inmutabilidad; dudó de las cosas inmóviles y de las cosas pesadas. Dudó acerca de todo. Y dudó de las armas y de los trajes de camuflaje, del sonido de los tanques y de las insignias de metal, porque ellos la llevaron al dolor y la miseria, de los que dudaba sobre todas las cosas. Porque éste era el único camino de llegar a las verdades propias, a las verdades de verdad, y concluyó que era tiempo de que todos los seres humanos empezaran a dudar.
Porque la nieve servía a veces para cubrir verdades.
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El rostro Se miró en el espejo. Se e scrutó el r ostro extrañado por la extrañeza. No era el mismo, no podía reconocerse en el espejo. Su piel era la misma, su pelo, su boca, sus ojos. Pero no eran los mismos al mismo tiempo. El recuerdo le traía a la memoria imágenes de otro rostro, de o tra mirada. Pasaron los minutos hasta que comprendió q ue faltaban los sueños.
S a ú l -A riza 70 -
Nací hace treinta años en Madrid. No he hecho gran cosa en mi vida: dejé pronto los estudios, ni siquiera llegué a la universidad, viví la noche, leía en el metro o en los bancos del paseo del Prado, escribía como si fuera importante hasta que supe que no lo era, huía de una madre absorbente a la que no quisiera parecerme nunca, y su vez no podía sino ser parte indispensable de mi vida. No soy culta, y si fuera inteligente tendría dinero en vez de deudas. He sido cajera, reponedora, ex de muchos y olvido de tantos otros, y mi trabajo más interesante ha sido hacer albaranes en unos grandes almacenes. Lo cierto es que acabo buscando cosas que me den tiempo libre para todas las cosas inútiles que me hacen sentir auténtica.
Aunque lo supieras todo Mi voz está arrinconada, apenas audible, como un beso que nunca se besa o un perfume que nunca se huele. La escritora es tan vulnerable que no le queda espacio para nada que no se rompa con un gemido. Nunca derrocaré ningún imperio, ni tampoco le cambiaré la vida a nadie con uno sólo de mis textos. No me besarán por mi voz, ni me arrancarán la ropa en ninguna alcoba por ni una sola de las palabras que haya escrito con tanto dolor; me besarán por mi boca o por la textura de mis labios, por el preciso rizo que cae sobre mi espalda, por el aliento que se confunde enrarecido con el aliento y la lengua que toca la lengua extraña. No querrán oír d e mí de más que notas improvisadas que nazcan de mi garganta a la punta de la lengua que beso, y de mis manos no saldrá más que el dibujo del contorno de tu boca, o de tu pecho, o varios cuadros de curvas imposibles, cada una con su significado secreto, pintados en tu espalda, en tu cuello, bajo tu vientre, con mi boca anillándose al cuello de una botella amarga. Esto si me besas, porque nada de cuánto escriba te hará salir de casa y pensar en mí como si te hubiera descubierto una puerta secreta por la que sólo tienen entradas unos pocos, o solamente tú. No será ninguno de mis textos los que leas en el metro o en el autobús, o en una plaza, a mediodía, frente a un museo, con tu pecho hinchado y tu boca queriendo tocar mi boca como si estuviera ahí, contigo, haciéndote sentir menos solo o algo más comprendido. No tengo voz, ni siquiera esperanza, ni sé como alimentar todas las cosas que anhelas porque yo misma soy un pozo seco, un cubo vacío atado a una cuerda que nunca sube, una boca que te toca invisible mientras escribe sobre cosas que no existen a quien ni siquiera le escucha.
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Mi voz no es una voz, ni siquiera es brisa o bruma, no es ya ni papel ni tinta, ni siquiera un último intento de reclamarte antes de que se precipiten por un barranco o se suiciden de pura desesperación. Mi voz en mi boca sólo es un sonido mudo llamando desesperada a la tuya, a ti, que ni siquiera oyes más que la boca de otra, lejana a mí y batiente contra rocas en mi vientre y en mis pulmones que te quieren respirar. Llueve desproporcionadamente, sin sentido alguno, con las cuerdas vocales agarrotadas, tensas, como un cuerpo que tiembla o tu rostro difuso devuelto en las aguas de un estanque. No soy nada, ni siquiera un nombre que puedas susurrar una de esas noches en las que te sientes solo y quieras compañía de alguien a quien no conoces. Y sin embargo, te grito desde dentro, te reclamo desde dentro. Desde mi boca que no habla te estoy llamando y te hago promesas. Me digo que no quiero ser libre: quiero que me huelas con el café recién hecho o el olor a tabaco de un local donde veo cosas sobre las que escribo, quiero ser el eslabón de una cadena que me ate a ti aún cuando sepa que somos más frágiles que el papel y que un golpe violento de manos nos rompe. Quiero hacerte daño y que me lo hagas a mí con todas esas cosas con las que nos mordemos los labios, hasta sangrar, y luego pedirte perdón, con palabras y con mares que riegan la tierra y pierden barcos, y sentirme arrepentida por mi torpeza, o por la tuya, querer borrar de mi memoria la nieve o ahogarla en un beso. Mi voz es débil y se rompe donde quisiera que recogieras mis pedazos, donde estamos tan solos que ni siquiera de ti o de mí podamos escondernos, y no nos quede otra que mirarnos de frente como hacen los borrachos cuando no queda un céntimo en sus bolsillos y de la botella sólo queda el cristal. A pesar de todo, aquí estoy, escribiéndole al vacío, que no sabe de nosotros y de nuestras insignificancias, todas las cosas que no sabes y que no cambiarán tu vida, ni la de una sola persona siquiera, si leyeras todo este mar sin agua. No, nada cambiaría: ni tus ojos, ni tus piernas o tus manos, ni siquiera tu forma de moverte o de peinarte, au n q u e l o s u p i e r a s t o d o y l o s l a g o s s e h i c i e r a n o c é a n o s , y las promesas, un beso hecho carne que me mira de cerca desde tu boca.
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Lo inevitable -- ¿¿C Cu uáánnddoo llee vvaass aa vveerr?? -- N Noo lloo sséé.. -- ¿¿N Noo qqu uiieerreess vveerrllee?? -- M miiss Mee eessttooyy m mu urriieennddoo ppoorr ddeennttrroo yy m mee aahhooggoo eenn ttooddooss m ppooeem maass.. -- ¿¿E Erreess ppooeettiissaa?? -- O mee llllaam meenn ppooeettiissaa.. E Oddiioo qqu uee m Essccrriibboo,, nnaaddaa m mááss qqu uee eessoo.. LLaass ppooeettiissaass ssoonn nniiññaattaass ccu maannttee urrssiiss qqu uee ppeessttaaññeeaann,, ppoossttiizzaass,, aall aam iim unnaa mpprroobbaabbllee.. SSii lleess hhaabbllaass ddee ppoollllaass ttee m miirraann ccoom moo ssii ffu ueerraass u ggu uaarrrraa,, yy yyoo ssiieem mpprree llaa tteennggoo eenn llaa bbooccaa.. -- ¿¿LLee vveess ccu uaannddoo eessccrriibbeess?? -- ¿¿LLaa ppoollllaa?? -- N uaarrrraa.. Noo,, aa ééll,, ggu -- LLee hhu ueelloo ccu mee hhiinncchhaann llooss uaannddoo eessccrriibboo:: llee rreessppiirroo,, ssee m ppeecchhooss,, ssee iinnttooxxiiccaann m u nnoom mbbrree.. SSii lloo ddiijjeerraa miiss ppu ullm moonneess ccoonn ssu ttrreess vveecceess sseerrííaa ccoom mppaarraa.. moo ssii ssee aappaarreecciieerraa eell ggeenniioo ddee llaa lláám N uee eessttéé llooccaa.. Noo sséé,, ppu ueeddee qqu -- V uáánnddoo llee vvaass aa vveerr?? Vaallee,, ttooddoo eessoo bbiieenn,, ppeerroo:: ¿¿ccu -- C Cu uaannddoo sseeaa iinneevviittaabbllee.. -- ¿¿IInneevviittaabbllee?? -- IInneevviittaabbllee.. -- O Ohh.. IInneevviittaabbllee.. -- SSíí,, eessoo ddiijje e :: iinneevviittaabbllee,, ttrreess vveecceess..
C e c i -l 73 i a- G r i s
Fernando Sabido Sánchez (Peñarroya, Córdoba). Poeta y pintor abstracto. Ha publicado los libros de poesía: “El Paso del Tiempo” y “Deja que la muerte concluya su trabajo”.
LLaa aam miissttaadd
H Haass cceerrrraaddoo ttu uss oojjooss yy aapprreettaaddoo llooss llaabbiiooss yy ttee oovviillllaass ccoom niiñ ñaa rreecciiéén n aallu um mbbrraaddaa moo u un naa n aau un nqqu uee ttu u rroossttrroo aappeessttaa aa ttrriisstteezzaa ppu nccaarr ddee ttu u ppeecch hoo eell h hiieerrrroo n neeggrroo ueeddoo aarrrraan h haacceerr qqu uee ttu u ccu ueerrppoo n noo m mu ueerraa ppeerroo n moorrddiiddoo noo eess ffáácciill ssaan naarr u un n ccoorraazzóón nm ¿¿ssaabbeess?? m uee h hiieerreen mu ueerrddeen n llooss qqu n llaa aam miissttaadd yy ssee lllleevvaan n ppaaggaarrllaass n llaass ppaallaabbrraass ssiin
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El pánico
Colgaban de sus ojos las miradas extinguidas y vegetaba resignado en su indolencia sin que le importaran los días venideros
un viernes le habló una mujer de las que sólo aman por las noches con palabras vírgenes
y l e s o b rre evino el pánico
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Entre paréntesis
Quiero que me expliques vagamente c ómo eres p orque nos hemos visto s iempre entre paréntesis r espirando el olor a barniz de los violines
y sólo me p ermites amarte en la breve pausa de cada sinfonía
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Fernando Sabido Sánchez
Javier Ventura Mullor (Almeria, 1990). Sus poemas y fotografías pueden verse en su blog La Primavera Otoñal (www.anticasitodo.blogspot.com).
Las cornisas y las huellas ttu u ccaassaa yyaaccee een n llaa ccaallllee ddee llooss aabbrraazzooss yy aa m míí,, lloo ú ún niiccoo qqu uee ssee m mee ooccu urrrree eess ddeessppeerrttaarr ccoollggaaddoo ddee ttu u ccoorrn niissaa ccoon n llooss oojjooss een ncch haarrccaaddooss een n ssaan nggrree yy llaa ccoollu um mn naa vveerrtteebbrraall h heecch haa u un nn nu uddoo ddeessppu uééss ddee h haabbeerr ssooñ ñaaddoo qqu uee ttu uss h hu ueellllaass ddaaccttiillaarreess yy llaass m mííaass een nccaajjaabbaan n ccoom moo llaass ppiieezzaass u un n ppu uzzzzllee - 77 -
Puntualidad lo peor de tu puntualidad es que nun ca tendré tiempo de delirar esperándote. siempre llegas cuando pienso que nunca llegarás, que me atornillarás con cualquier santo desconocido. a veces, llegas cuando ya no hay flores en la isla de las flores. otras, llegas cuando las mujeres beben y los hombres se deprimen. l legas con las llagas, c on las llagas apagadas, c on las llagas sanadas, con las llagas olvidadas, c on las llagas que sólo h ace el poeta. [ nunca llegas e n el ocaso del otoño. n unca supiste c onjugar sus colores c on el de las promesas q ue se balance an. nunca llegas en el ocaso del otoño. siempre te asu stó conjugar sus c olores - 78 -
con el de las promesas que se balance an.] llegas cuando los acordes en desacuerdo discuten por la s caricias de tus dedos g astados capaces de ma ltratar a la jerarquía d el llanto. en mi cuerda d e tender, todavía, yace e l cigarro que te ofrecí y tú mojaste co n sangre de labios ajeno s y los tuyos des afinados. las heridas se curan cuando no lleg as. la sangre es sa ngre, cuando estás. la sangre es saliva, cuando te vas . t enía una carta escrita que decía que volaríamos entre nubes de colores que saben a sonrisas co mpartidas pero el cielo se enfadó y el vuelo canceló.
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JJ aa vv ii ee rr V V ee nn tt uu rr aa
Escritor, poeta, docente e Investigador Universitario. Nacido en Gödeken y radicado en Rosario (Santa Fe, República Argentina). Corresponsal Especial Literario en revistas de Toronto (Canadá), Madrid (España) y Sidney (Australia). Columnista de “Cultura y Arte” en la Web de RMC (Palm Beach, Miami, USA). Ha participado en numerosas Antologías Literarias y sus escritos se han publicado en prestigiosas revistas literarias y culturales internacionales. Obtuvo importantes premios literarios internacionales, tanto en género poesía, como en narrativa y cuento breve. Sus escritos se han traducido al inglés, italiano, portugués, francés y búlgaro.
Alguien observando Te he observado espiar tras las cortinas, con la mirada perdida en algún horizonte, devorando a otras gentes tan indiferentes que machacan veredas sólo por costumbre. He notado la inquietud de tus pupilas, con manos crispadas por tanta impotencia, y un suspiro profundo empañó los cristales, sin poder destruirlos como hubieras deseado. Te he visto observar desde tu fortaleza, con frente sudorosa y aspecto cansino, bebiendo la brisa que obsequia la noche, sin penas ni glorias, sólo por destino. He descifrado de pronto tus dudas y temores, náufrago del llanto que abraza la impaciencia, soñando una isla sin tesoros ni puertos, y miles de gaviotas de incesante vuelo. Te he visto observar hacia mi ventana, papel y láp iz en mano, escribiéndome algo, y dudé entonces si en verdad existías o un gigantesco espejo pendía del cielo.
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Llueven mares de crisis Llueven mares de crisis reportan los augu res, empolvando cerebros con mustias remem branzas. S oplan vientos de crisis sentencia del profeta, muérdago y laureles silentes disfrazando el albor. Queman soles de crisis anticipaba el cacique, y en tipis de miseria s u extirpe se extinguió. M utan eras de crisis m urmuraron las nubes, y por necios mortales e scogimos ignorar. Inundan crisis al tiempo recordaron los patriarcas, sentados junto a la hoguera del conveniente olvidar. F ue la crisis de Crisis, en capullos desbordantes, que ensangrentando la seda, optaron por odiar. Llueven ma res de rencores, de semillas fermentadas, de árboles y pájaros agónicos, de seres ob sesivos cegando hermandad.
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Seducción, labios y mar Localicé el ocaso del día en mí, creyendo ver tu sonrisa en la bruma, evolución del silencio en frescura, cual tesis desle al de mis sentidos. Perduras, el olvido aún no erosiona, te sumerges y emerges en las aguas, cristalinas aguas de voluptuoso oleaje, donde Poseidón no reina, sólo mi mente. ¿Fue la seducción mi soledad? no, creerías que profané la necedad, fuer on tus labios con reminiscencia a Mar, néctar divino que incendió a mi alma. Lapso, detente impertinencia burda, monólogo destruct ivo de mi ser, agitarás el recuerdo hasta agotar la luz, al resucitar tus labios estos versos. Contemplé el respirar de la noche en mí, creyendo ver tus ojos en la penumbra, cristalizó el resplandor de la tiniebla, ofrenda mortal, en la Bahía del Adiós.
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Gustavo M M aa rr cc ee ll oo G G aa ll ll ii aa nn oo
Juan José Romero, (www.juanjoseromero.es), fotógrafo nacido en Rute, (Córdoba, 1965) Estudió en la Escuela de Artes y Oficios Mateo Inurria. Ha desarrollado múltiples proyectos: soportes gráficos, cortometrajes, diseño, etc. Ha colaborado en diversas revistas y fanzines, así como de reportero gráfico para un periódico. Ha mostrado sus obras en diversas exposiciones, individuales y colectivas, en salas de arte españolas y extranjeras. Ha recibido varios reconocimientos y menciones. Las tres fotografías seleccionadas por el autor están acompañadas de los textos (inéditos) de Ana Patricia Moya Rodríguez (la primera imagen y la segunda) e India (la última).
Curiosidades de la vida Qué fácil es desnudar un cuerpo y qué imposible saber lo que se oculta detrás de las costillas… No existe llave para cerrar el egoísmo.
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Todas las noches Creo en Dios. Mi madre, que en paz descanse, siempre me decía: la oración te liberará del pecado. Todas las noches rezo, con mi rosario de madera, delante de la fotografía de la Virgen de Fatima que me regaló mi mamá antes de morir. En la cartera de mi bolsillo, tengo las pequeñas postales del Jesús del Sagrado Corazón: no se las enseño nunca a mis compañeros de instituto porque no quiero que se rían de mí, pero es que no saben que siempre las llevo conmigo porque necesito su protección. Necesito saber que madre e hijo de Dios me miran con amor puro. Necesito creer que Dios existe, porque el demonio existe. Cuando me escondo en las sábanas, Satán se presenta en mi cuarto, insinuándose con sus crudas tentaciones, de caricias prohibidas. Yo no puedo rechazarle, no puedo resistirme: dejo que manche mi cuerpo. Yo sigo rezando hasta bien entrada la madrugada, entre lágrimas, y seguiré orando hasta que papá deje de ensuciar mi piel todas las noches.
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Condenad a. Absurda condena que me detiene en esta jaula de barrotes enca denados, barrotes oxidados como el corazón del maldito dueñ o que posee el mío, ese músculo h erido que ya ni siente ni padece . No sé nada del mísero hombre que aquí me trajo, ni su rostro, ni su voz, tan solo el frí o aliento d e su respiración. Me odia, y a la vez me ama. Necesita poseerme pero también quisiera tenerme lejos, o quizás, no tenerme. No sabe lo que quiere, lo noto cuando me saca, se me aproxima con gesto suave, su mano rodea mi cintura pero de repente y con brusco gesto me aparta como si el asco le repeliera, como si mi piel fuera la de una asquerosa serpiente, fría y mojada. No sé lo que quiere pero tampoco yo sé lo que quiero. Me atrae, me fascina, me enamora y a la vez me da miedo, pánico, terror. No sé qué quiere, pero qué importa eso ahora. Seguiré en esta feliz y agónica tortura que me da todo lo que yo necesito.
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JJ uu aa nn JJ oo ss éé RR oo m m ee rr oo \\ A A nn aa PP aa tt rr ii cc ii aa M M oo yy aa \\ II nn dd ii aa
Silvia Loustau (Mar de Plata, Argentina). Escritora, traductora y coordinadora de Talleres Literarios. Ha ganado diversos premios de Narrativa y Poesía. Ha editado los poemarios “Mandala” y “El Espejo de los Días”. Algunas de sus obras han sido representadas. Ha publicado en revistas y periódicos nacionales e internacionales. Colabora en varios sitios web y ha dirigido ciclos radiales de difusión cultural. Es miembro de Poetas del Mundo y ha sido traducida al búlgaro y al catalán. Dirige su propio blog: www.silvialoustau.blogspot.com.
Veintitrés
el sabor verde de la lluvia viste el día de nostalgias el viento empuja un pez de nácar a través del ojo de una nube. y una cascada de triste locura se desliza por los mudos cristales sobre el rumor de días idénticos
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Tres
su mano mariposa húmeda cabalga / encabrita el cuerpo jinete que no conoce el cansancio / redoblante cantando la pasión.
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Datos nombre : ¿ cuál de ellos? edad :
cien años
a veces cinco.
nacionalidad : el mundo incalcu l able
experiencia :
inolvidable
intransferible. último trabajo:
aprender a vivir otra vez/ y otra
vez / y otra vez / y.. . aptitudes :
paciencia
memoria implacable
amor
creatividad aspiración :
amar
ser amada
o bien durar
lo estrictamente necesario
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SS ii ll vv ii aa LL oo uu ss tt aa uu
Ulises Varsovia (Chile, 1949). Trabajó como profesor en distintas Universidades y se doctoró en Alemania. Es autor de más de veinte poemarios: “Jinetes Nocturnos”, “Anunciación, Ángeles y Espadas”, “Hermanía: la Hermandad de la Orilla”, “Antología Esencial y otros Poemas”, “Tus náufragos”, “Capitanía del Viento”, “El transeúnte de Barcelona”, “Lumbre”, “Ebriedad”, entre otros. Ha publicado en más de setenta revistas de Literatura de todo el mundo en varios idiomas y está presente en multitud de páginas web.
Desarraigo Silenciosa habitación en algún lugar de alguna parte rodeando ésta, mi posibilidad de imprecisas coordenadas, otorgando sustento óntico a mis dispersas entidades en la tambaleante realidad, quienquiera que sea el que no soy, quienquiera que habite tu espacio asumiendo mi forma negada, quienquiera, silenciosa habitación, que en ti mi prófugo hogar, que en ti mi domicilio errante, lumbre precaria para su no-ser, lumbre áspera para sus ojos ciegos, lumbre de vesperales rincones para su interferida orientación en el total desarraigo humano. Lumbre de arraigo tectónico para el que disperso en lenguas y convicciones, desnudo en medio de la subyacente animalidad, rodeado de briosas persecuciones. Hacia la cuatro de las direcciones, hacia las totales de la víspera, los relojes súbito colapso, el tiempo en hélices disgregado, y en el trasfondo las máscaras despojándose de rostros. Silenciosa habitación en algún lugar de ninguna parte, quienquiera que sea el que no soy, quienquiera que habite tu espacio asumiendo mi forma negada, lumbre precaria para su no-ser, lumbre áspera para sus ojos ciegos.
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Identidad En la encrucijada de las decisiones pierde el viajero su cansada identidad y cae al árido anonimato de las existencias en sí sumergidas. Vidas sin bitácora emergidas de la niebla, como barcos fantasmas cuyas huellas estelas esfumándose, cuyo pensón el océano sin rostro. A las desvinculadas islas, mar afuera, a las habitaciones transitorias el transeúnte sin llave ni equipaje, el fugitivo de las identidades. Dormirá su sueño errante perseguido, saciará su sed de besos migratorios, y antes que los espejos se acostumbren arrancará su imagen y abrirá el vuelo. Pasajero de los peninsulares puertos, náufrago sin identidad sobreviviendo, a tu destino una voz se aproxima, una voz te busca y tus pasos le huyen. Una voz reconoce tu máscara errante, un dedo identifica tu disfraz gastado, y así hundieras tu rostro bajo mil rostros, alguien te hallaría, alguien sabría el camino. Incansable transeúnte de las islas, tampoco tú escaparás a tu destino, y en la encrucijada final estaremos con la identidad desnuda, frente a frente.
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P ablo U
Todas las vidas tu vida, todas tus vidas la vida, tu vida v oraginal, Pablo, tu vida d e incendio enorme desplega ndo sus existencias centrifugal, centripetal, arrasánd ose y volviendo a erigirse de sus cenizas. La llama rada de la poesía, el relámpago multiplicado en letra s acramental y sonidos desgarra ndo su túnica nerval, húmeda para siempre de lluvia s perpetuas enraizadas. Por la delgada línea terrestre tu iridisc encia de apiñadas aves tremolan do su abigarrada multitud de ávidos gorjeos. Sobrehumano estremecimiento de iracun da geografía, de despia dadas placas terrestres sacando de quicio al planeta, conmoviendo extensión y altura. Del Sur vienen las letras de la selva, del Sur su lenta estampida, y en la depresión central la lluvia austral instauró su monarquía de guturales sílabas goteando. ¿Y a hora, Pablo, ahora, camarada, hermano de luz fulgurante quemada, quemándose aún, arrasad a y arrasando, sacudiendo d e letras la geografía? Ahora tus vidas dispersas, ahora todas tus vidas en mí, en la pá gina, en el pupitre, en el viento , en la ola tránsfuga, en la lluvia y su desnudez disuelta, en el te mblor de la claridad nocturna, en todas las lenguas de la hojarasca.
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U U ll ii ss ee ss V V aa rr ss oo vv ii aa
Enrique Fuentes-Guerra (Córdoba, 1958). A pesar de que descubrió tarde su vocación como poeta, ha editado dos libros de poemas: “Lo que arde (Sueño del herido)” – con fotografías de Juan José Romero y prólogo de Jesús Alcaide - y “El laberinto sentimental” (Ediciones Litopress, con prólogo de Alberta de la Poza).
U Un nm mu un nddoo ddiiffeerreen nttee U Un naa vviieejjaa,, ppeerroo jjoovveen n cch hiiccaa M un n ddííaa Mee ddiijjoo u E En nttrree n nu ubbeess ddee ttaabbaaccoo YY eebbrriiaa ddee aallccooh hooll Q mooss sseerr Qu uee ttooddooss n noo ppooddííaam E Essttrreellllaass ddeell rroocckk aan ndd rroollll IIn ntteen nttaa n noo ppaarreecceerr ttaan n bbu ueen noo YY ssííggu ueem mee,, m mee ddiijjoo IIrreem n mooss ddoon nddee eessttáá llaa vveerrddaaddeerraa ddiivveerrssiióón D nccoo niiñ ñooss ddu ueerrm meen n,, vveessttiiddooss ddee bbllaan Doon nddee llooss n E En nu un naa h haabbiittaacciióón n aazzu ull ccllaarroo M Miieen nttrraass llaass n niiñ ñaass ccoorrttaan n aam maappoollaass rroossaass D Du ullcceess ccoom moo llaa m miieell D mpprree Doon nddee ssee ccaallllaarráá ppaarraa ssiieem TTu nttoo u ccoorraazzóón n vviioolleen añanas a l o r dde e llas a s ttibias ibias m YY eell ccalor mañanas A Appllaaccaarráá ttu nttoo u ccoon nttiin nu uoo ttoorrm meen YY aassíí n noocch hee ttrraass n noocch hee H uee ddeessaappaarreezzccaan n ssoon Haassttaa qqu niiddooss aan nttiiggu uooss YY ccrreeaass tteen neerrllooss oollvviiddaaddooss V nu un nm mu un nddoo ddiiffeerreen Viivviieen nddoo een nttee - 92 -
D Doon nddee eexxttrraañ ñaass ccrriiaattu urraass ssee bbeesseen n B ntteess Baajjoo llaa n neeggrraa ssoom mbbrraa,, ddee jjaarrddiin neess ccoollggaan D moorrffeeeen n,, bbaajjoo llaa llllu uvviiaa Doon nddee llaass oorru uggaass ssee m meettaam E nooss En n áán nggeelleess ddiivviin YY llooss ppáájjaarrooss eessccaappeen uss jjaau ullaass n ddee ssu D nttiieerroon n pprriissiioon neerrooss Doon nddee ttaan nttooss aañ ñooss ssee ssiin C n ddee u un n ssu ueeñ ñoo Coom moo ssii eessccaappaarraan C hiieell Coon n lliiggeerroo ssaabboorr aa h A An nddaa,, ssííggu ueem mee A n Allllíí eessttáá llaa vveerrddaaddeerraa ddiivveerrssiióón YYoo ccoon miin noo noozzccoo eell ccaam YY oollvviiddaarrááss ttu meen nttoo uú úllttiim moo llaam S Siin n tteen neerr n neecceessiiddaadd D nggú ún n oottrroo jju urraam meen nttoo Dee n niin ¡¡A n ccoon nm miiggoo Attrréévveettee!!,, vveen D Dééjjaalloo ttooddoo
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Salvador Moreno Valencia (Cádiz). Pintor y escritor. Ha publicado diversos libros de poesía, relatos y novelas (“Líquido divino”, “Barro en los zapatos”, “Siete cuentos de Pan y Pimiento”, “Apuntes para la memoria”, “Trece naúfragos”, “Una puerta en el laberinto”, etc) y sus obras han sido mostradas en diversas exposiciones. Actualmente, vive en Fuengirola (Málaga) y es director de la Revista Literaria Letras (www.alvaeno.com).
Dos restos de pescado y uno de pollo En la calle 33 en el número 6, de una ciudad numérica llamada 1532, había un pequeño restaurante a orillas del río, regentado por una mujer delgada y alta, cuyos h uesos tenían la fragilidad del cristal. Era ésta una mujer insensible, tacaña y muy, pero que muy avariciosa. Tanto que en aquel restaurante nunca se tiraba nada a la basura. Por lo que no hab ía gatos en el callejón donde estaban los contenedores para tal fin. Una mañana entró en el local una chica de aspecto pedigüeño, triste de cara, y de ojos llorosos. Pedía un trabajo por todo el amor de dios. El jefe de camareros era un tipo gordinflón todo lo contrario a la dueña. Y a éste le c orrespondía la responsabilidad de dar trabajo si había una vacante; la suerte para aquella criatura fue que por esa f echa necesitaban un friega platos y como para cubrir el puesto no exigían experiencia alguna el jef e de camareros la contrató durante un mes de prueba. La chica se deshacía en cumplidos y no paraba de dar las gracias, porque aquel trab ajo para ella significaba poder sacar adelante a toda su familia, que era en número muy amplia, tanto que cont aba con catorce personas, doce hermanos con ella y sus padres. Ella era la mayor de todos los hermanos, tenía quince años. El trabajo lo comenzó aquella misma mañana. Entró en la cocina y ocupó el puesto que le habían - 94 -
otorgado, el fregadero, donde había una pila de platos y ollas que llegaban al techo. Se arremangó las mangas y se puso a la labor sin prestar atención a otra cosa que a los platos y cacharros. Cuando había fregado una pila, llegaba otra y otra. Los platos llegaban con restos de comida y algunos, incluso, sin apenas haber sido tocada, la orden que le había dado el jefe de cocina era clara, debía de poner todos aquellos restos en una fuente, el pescado con el pescado, la carne con la carne, y así todos los restos quedaban organizados a disposición del cocinero que hacía con ellos sopas y salsas u otras no menos suculentas comidas aun siendo de restos. La chica cumplió las órdenes con exactitud, pero pensó que todos aquellos restos serían enviados a la basura y vio a sus pequeños hermanos hambrientos y llorando por llenar sus barrigas; así que decidió guardar algo de todo aquello, poco, para que no fueran a reñirle por ello. Lo que no sabía la chica era que allí estaba todo bajo un control súper estricto, por lo que fue descubierta a la hora de terminar su trabajo. Entonces la dueña del restaurante la llamó a su despacho y le pidió explicaciones del por qué había intentado robar los restos de tres pescados y de un pollo. Ella le expl icó, llorando como una Magdalena, su intención y que no sabía que las sobras no se tir aban. No le valió de nada la razón con la que defendió su osadía y fue puesta de patitas en la calle por aquella malvada. Llegó la chica llorando a su casa, donde sus hermanos se disponían a tomar una sopa aguada con a. Ella les contó lo p a n . L a r e c i b i e r o n c o n a l e g r íía ocurrido y ellos la abrazaron y besaron demostrándole el amor que por ella sentían. A las tres semanas del suceso, en la calle 33 en el número 6 se produjo una inundación que se llevó todo el restaurante hasta el río y por és te iba a hacia - 95 -
el mar cuando la dueña gritaba desde la ventana para que alguien la ayudase y en esto que estaba, pasando por delante de la casa de la chica a la que había des pedido días antes, que los catorce miembros de aquella familia decidieron ayudar la, a pesar de lo mal que se había portado con ellos. e L a n z a r o n c u e r d a s y l o s m a y o r e s c o n l a c h i c a sse lanzaron a las aguas y llegaron hasta el restaurante que flotando era arrastrado por la corriente, una vez estuvieron a bordo del mismo ataron las cuatro esquinas y el restaurante quedó detenido y desde aquel día está allí prestando sus servicios al público atendido por la chica y su familia. Porque la mujer de huesos frágiles dejó de ser insensible, avariciosa y tacaña y regaló su restaurante a aquella familia que había arriesgado la vida por salva r la suya, inmerecida hasta aquel momento pero dijo que nunca era tarde para enmendar la plana. Y colorín colorado este cuento se ha acabado; la insensibilidad, la avaricia y la tacañería no llevan a ninguna parte, la belleza de corazón sí, por muy mal que nos tr aten, nunca habrá nada más grande que un corazón puro. D e v e r d a d q u i e r e s q u e t e ccu u e n t e eell c u e n t o d e p a n y pimiento.
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GROENLANDIA,
REVISTA
C UATRIMESTRAL
DE
LITERATURA, OPINIÓN Y ARTE EN GENERAL, NÚMERO CUATRO (Mayo – Agosto 2009). Todos los textos e imágenes pertenecen a sus respectivos artistas. To dos los contenidos de esta revista, desde el número cero, están protegidos. Junto con esta revista, al igual que las que han sido editadas, se presenta el suplemen t o E specia l Groenlandia corres p ond ie nte. Para su d i seño se ha utilizado obras de artistas consagrados, así co m o ilustraciones de Pablo Morales de los Ríos (página 11) y fotografías de Luis Sev illa (páginas 2, 50, 88 y ésta), Ana Patricia (páginas 8 y 10) y Alejandro Serna Rodríguez (diseño de portada y contraportada, páginas 2, 3, 24, 51-52, 55, 73, 79, 80, 82, 91). Las fotogr a fías expuest a s en las pág inas 83, 84 y 85 pertenecen a Juan José Romero, y las de la s páginas 66, 6 7 y 68 son de Raúl Gaitán. Las ilustraciones de las páginas 63 y 65 son de Daniel
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También están disponibles en la página web los especiales de Groenlandia; el primero, el tercero y el quinto son suplementos, con aportaciones de los
habitantes
–
iniciadores
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groenlandés - y demás autores, y el segundo, así como el cuarto, son temáticos (el especial Erotismo de Groenlandia en su tercera edición y el Especial de Poesía Ellas \ Ellos). En las páginas de todos estos especiales encontraremos obras – cómic, fotografías, poemas y relatos - de: Michel Pérez Rizzi, Rafael Infantes, Ana Patricia Moya Rodríguez, Rafael Benítez, Sonia Sainz, Pablo Morales de los Ríos, Alejandro Serna Rodríguez, Kebran, Javier Das, Manuel Guerrero Cabrera, Antonio J. Sánchez, Juan Carlos Hidalgo, Carmen Moreno
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Groenlandia ha comenzado a editar sus primeros poemarios digitales, con el objetivo de promocionar y apoyar a poetas
noveles.
De
momento,
ha
editado cuatro: “La reconstrucción de la memoria”, de Adolfo Marchena, y con prólogo de José Luís Pasarín Aristi; “Bocaditos de Realidad”, de Ana Patricia Moya, con prólogo de Rafael Infantes, “El Gotero”, de Luis Amézaga, y “Las aguas y las horas”, de Saúl Ariza, con prólogo de Maritza Núñez. EN PREPARACIÓN: “Autorretrato sin óleo”, de Pablo Morales de los Ríos “La conspiración de la sirena”, de David Morán “Respirar puede ser un fracaso”, de Yamila Greco