Antagonista de los receptores de angiotensina II ( ARA II ) Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Losartan, el primer antagonista de los receptores de la angiotensina II Los antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA-II), también llamados bloqueadores del receptor de la angiotensina (BRA), son un grupo de medicamentos que modulan al sistema renina angiotensina aldosterona. Su principal indicación en medicina es en la terapia para la hipertensión arterial, la nefropatía diabética—que es el daño renal debido a la diabetes mellitus—e insuficiencia cardíaca congestiva.
Mecanismo de acción Los antagonistas de los receptores de la angiotensina II son sustancias, como su nombre lo indica, que actúan como antagonistas o bloqueantes del receptor de la enzima angiotensina II, llamado receptor AT1. El bloqueo de los receptores AT1 de manera directa causa vasodilatación, reduce la secreción de la vasopresina y reduce la producción y secreción de aldosterona, entre otras acciones. El efecto combinado es una reducción en la presión arterial. La especificidad de cada antagonista del receptor de la angiotensina II se logra por la acumulación de una combinación de tres parámetros farmacodinámicos y farmacocinéticos: 1. Inhibición del fármaco al nivel más bajo o a las 24 horas. Este es un parámetro de importancia clínica, pues relaciona la cantidad de bloqueo o inhibición del efecto de la angiotensina II sobre el alza de la presión sanguínea. Algunos inhibidores en esta categoría de los que se conoce el porcentaje de inhibición a las 24 horas incluyendo sus dosis, son: 1. Valsartán 80mg 30% 2. Telmisartán 80mg 40% 3. Losartán 100mg 25- 40% 4. Irbesartán 150mg 40% 5. Irbesartán 300mg 60%
6. Olmesartán 20mg 61% 7. Olmesartán 40mg 74% 2. Afinidad por el receptor AT1 en vez del receptor AT2, e indica el grado de atracción por el receptor correcto. La afinidad de algunos inhibidores son: 1. Losartán 1000 veces 2. Telmisartán 3000 veces 3. Irbesartán 8500 veces 4. Olmesartán 12500 veces 5. Valsartán 20000 veces 3. El tercer área de eficacia del inhibidor es su vida media, que es un indicador de la cantidad de horas que le toma al medicamento para llegar a la mitad de su concentración efectiva. Algunas de las vidas medias conocidas incluyen: 1. Valsartán 6 horas 2. Losartán 6- 9 horas 3. Irbesartan 11- 15 horas 4. Olmesartan 13 horas 5. Telmisartan 24 horas
Usos Los antagonistas de los receptores de la angiotensina II se usan en medicina principalmente en el tratamiento de la hipertensión arterial cuando el individuo no tolera un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina. De por si, los ARA-II no inhiben el metabolismo de la bradiquinina u otras quininas, por lo que rara vez se ven asociados con la tos seca y persistente o el angioedema que limita la terapia con un IECA. Recientemente se han empezado a usar los ARA-II dentro del tratamiento para la insuficiencia cardíaca, igualmente para pacientes que no toleran los IECA, en particular el candesartán. Por su parte, el irbesartán y el losartán tienen datos de experimentos que han demostrado beneficios en pacientes hipertensos con diabetes mellitus tipo II, y puede que sean eficaces retrasando la aparición o progreso de una nefropatía diabética. El candesartán se ha usado experimentalmente en el tratamiento preventivo de la migraña,1 mientras que el losartan está en estudio como tratamiento para la fibrosis pulmonar2 Los bloqueadores del receptor de la angiotensina II tienen diferentes potencias en su efecto controlador de la hipertensión arterial, mostrando tensiones arteriales estadísticamente diferentes uno del otro a dosis máximas.3 Al ser usados clínicamente, el agente escogido para cada caso variará dependiendo del grado de respuesta deseada sobre la presión arterial.
Detalles de cada fármaco
Medicame nto
Table 1: Farmacocinética de cada ARA Unión Vida Interacci Dosis a Expulsión Nombre media Biodisponibil ón con diari protei renal/hepa comercial biológi idad [%] alimento a na tica [%] ca [h] s [mg] [%]
xzmn Losartan
Cozaar
EXP 3174
6-9 h
98.7% 33%
10%/90%
50– Minimal 100 mg
6–9 h
99.8% –
50%/50%
–
–
Candesarta Atacand n
9h
>99% 15%
60%/40%
No
4– 32 m g
Valsartan
6h
95%
30%/70%
No
80– 320 mg
1%/99%
No
150– 300 mg
1%/99%
No
40– 80 m g
Diovan
Irbesartan Avapro
11–15 90– h 95%
Telmisarta Micardis n
24 h
25%
70%
>99% 42–58%
13%
30%/70%
No
400– 800 mg
Olmesarta Benicar/Olm 14–16 >99% 29% n etec h
40%/60%
No
10– 40 m g
55%/42%
No
40– 80 m g
-
-
30120 mg
Eprosartan Teveten
5h
98%
Azilsartan Edarbi
11 h
>99% 60%
Fimasartan Kanarb
7-11 h >97% 30-40%
Antagonistas del calcio Antagonistas del calcio, bloqueantes de la entrada de calcio, calcioantagonistas, efectos antiginosos, ergonovina, nifedipina, amlodipino, verapamilo, ditiazem, síndromes isquémicos vasospásticos, inconvenientes de los fármacos antagonistas del calcio. Los mecanismos antianginosos de los bloqueantes de la entrada de calcio son complejos. Los fármacos ejercen efectos vasodilatadores sobre los vasos periféricos y coronarios y efectos depresores sobre la contractilidad y conducción cardiaca; todas estas acciones pueden ser importantes para mediar los efectos antianginosos del fármaco. Estos farmacos son sólo dilatadores ligeros de los vasos epicárdicos en ausencia de espasmo, pero atenúan marcadamente la vasoconstricción coronaria inducida por ergonovina y mediada simpáticamente; estas acciones proporcionan las bases lógicas para la efectividad de los fármacos en los síndromes isquémicos vasospásticos. En los pacientes con angina de esfuerzo las acciones vasodilatadores periféricas del diltiazem y verapamilo y los efectos
inhibitorios sobre el nodo sinusal sirven para atenuar el incremento del doble producto que normalmente acompaña (y sirve para limitar) el ejercicio. En resumen, actúan aumentando el aporte de O2 (vasodilatación coronaria) y reduciendo las demandas metabólicas del miocardio (descenso de TA y contractilidad). Inconvenientes de los antagonistas del calcio:
1. Pese a un perfil en teoría favorable, estos agentes no han demostrado ser capaces de reducir la mortalidad de forma clara en pacientes con cardiopatía isquémica (infarto de miocardio o angina inestable). Recientemente se ha llegado incluso a debatir si alguno de estos agentes, como la nifedipina de acción rápida, podría ser perjudicial en algunas formas de cardiopatía isquémica aguda. Esto podría deberse a: 2. La capacidad de depresión de la contractilidad que tienen los calcioantagonistas de primera generación, que hace que se consideren contraindicados en pacientes con función ventricular deprimida. Esta capacidad no parece existir con alguno de los calcioantagonistas más recientes; por ejemplo, el amlodipino puede reducir la mortalidad en ciertas formas de insuficiencia cardiaca (Estudio PRAISE). 3. La activación simpática refleja, en particular en los agentes que producen una vasodilatación más rápida e intensa. Ésta a su vez condicionaría una reducción brusca de la presión de perfusión miocárdica.
Los antagonistas del calcio pueden utilizarse asociados a betabloqueantes, con lo que se evita el efecto de estimulación simpática secundaria a la vasodilatación; o como alternativa a éstos, sobre todo los que reducen o no aumentan la frecuencia cardiaca (verapamilo, diltiazem) en casos de contraindicación para el betabloqueo.
Comité editorial Inicio Offarm Bloqueadores beta en el tratamiento de la hipertensión
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Información de la revista Artículo anterior | Artículo siguiente Vol. 20. Núm. 11.Diciembre 2001 Páginas 11-153 Compartir Imprimir Descargar PDF Acceso a texto completo
Bloqueadores beta en el tratamiento de la hipertensión ROBERTO LÓPEZ LÓPEZa a Doctor en Farmacia. Analista cl??nico Información del artículo Resumen Texto Completo Descargar PDF Estadísticas El corazón y las arterias son los órganos que más alteración sufren en la hipertensión arterial (HTA). Desde el punto de vista clínico, la HTA presenta dos problemas: el diagnóstico y el tratamiento. Los bloqueadores beta permiten controlar la presión arterial e influyen en el remodelado ventricular debido a la reducción de la poscarga, de la contractilidad miocárdica y de la tensión sobre la pared ventricular. Por ello, son fármacos de una gran utilidad en el tratamiento de pacientes hipertensos, enfermedades como la angina de pecho, el infarto de miocardio y la insuficiencia cardíaca. Texto Completo
Cuando las medidas dietéticas no son suficientes para controlar la presión arterial, se recurre a una terapia farmacológica. Existen diversos grupos de fármacos con demostrada eficacia antihipertensiva y la elección de uno de ellos se realiza a partir de las características del paciente, entre otros aspectos. En principio, los fármacos más usados fueron los diuréticos y los bloqueadores beta, que se consideran como terapia de primera elección. Como fármacos alternativos aparecieron los antagonistas del calcio y los inhibidores del ECA. En la actualidad se consideran como fármacos de primera elección diuréticos, bloqueadores beta, antagonistas del calcio e inhibidores del ECA. Para elegir el tratamiento adecuado, se debe tener en cuenta que el paciente puede estar sometido a factores clínicos concomitantes como diabetes, obesidad, gota, enfermedades cardiovasculares, hipertrofia ventricular izquierda, angina de pecho, etc. En este sentido, los bloqueadores beta pueden complicar problemas de asma y enfermedades vasculares periféricas y pueden mejorar la angina de pecho y la migraña. Por otro lado, los individuos de raza negra responden mejor a los diuréticos y los antagonistas del calcio que a los bloqueadores beta y a los inhibidores del ECA. El tratamiento de la HTA se inició antes de la segunda guerra mundial con el empleo de bloqueantes posganglionares. Según las normas de la OMS, el primer escalón en el tratamiento de la HTA es el empleo de diuréticos y bloqueadores beta. En cuanto a la conveniencia de comenzar con diuréticos o con bloqueadores beta, los resultados son controvertidos. Los diuréticos tienen una buena tolerancia, son fáciles de administrar y reducen las complicaciones cardiovasculares, excepto la enfermedad coronaria, mientras que los bloqueadores beta presentan una acción cardioprotectora y además tienen un efecto beneficioso frente a otras patologías como glaucoma, migraña o arritmias.
Tanto diuréticos como bloqueadores beta pueden alterar el metabolismo de lípidos e hidratos de carbono. Por estos y otros motivos están siendo desplazados por inhibidores del ECA y antagonistas del calcio, de similar eficacia terapéutica en el tratamiento de la hipertensión y que casi carecen de efectos adversos. Las primeras investigaciones sobre bloqueadores beta se iniciaron en la Imperial Chemical Industries (ICI). En 1962 se desarrolló el pronetalol y con posterioridad el propanolol. En principio se emplearon en la angina de pecho, pero ya en 1976 se aprobó su utilización en el tratamiento de la HTA. Durante los últimos 25 años se han convertido en fármacos de elección en el tratamiento de la hipertensión por su efecto inhibidor betaadrenérgico y por ser antagonistas competitivos de los transmisores del sistema nervioso simpático, dando como resultado una vasodilatación. Clasificación Los bloqueadores beta se clasifican según la actividad adrenérgica o simpaticomimética intrínseca (ASI), la selectividad del órgano, la actividad vasodilatadora y la actividad estabilizadora de la membrana.
Actividad adrenérgica o simpaticomimética intrínseca (ASI) Algunos bloqueadores beta muestran un efecto adrenérgico intrínseco conocido como actividad simpaticomimética intrínseca. Se trata de una propiedad de agonismo parcial capaz de estimular los receptores beta. Los bloqueadores beta con ASI inducen menos bradicardia que el resto y reducen la taquicardia debida al ejercicio, pero su actividad es más débil y su utilidad clínica es discutida.
Selectividad del órgano Los receptores beta1 están presentes en el corazón y riñón, mientras que los beta2 se encuentran en pulmón, hígado y otros órganos (tabla 1). En los últimos años se han descubierto bloqueadores beta que muestran una mayor afinidad por los receptores beta1, hablándose de bloqueadores beta cardioselectivos (tabla 2). La estimulación de estos receptores provoca un aumento en la fuerza de contracción cardíaca y en la secreción de renina por el riñón.
En los últimos años se han descubierto bloqueadores beta que muestran una mayor afinidad por los receptores beta, hablándose de bloqueadores beta cardioselectivos
Los bloqueadores beta cardioselectivos son preferidos a los no cardioselectivos (tabla 2) debido a que tienen menos efectos secundarios. El menor bloqueo de los receptores beta2 conlleva a una disminución en la contractibilidad del corazón, dilatación arteriolar y un mayor flujo periférico y mejor tolerancia a la glucosa, por lo que resultan ventajosos en el tratamiento de pacientes diabéticos y son bien tolerados en pacientes con enfermedades respiratorias como asma o bronquitis crónica.
Actividad vasodilatadora Algunos bloqueadores beta, como el celiprolol o el labetolol, además de una acción bloqueadora sobre los receptores beta, también la tienen, aunque con menos intensidad, sobre los receptores alfa, que les confiere un efecto vasodilatador directo y contribuye a reducir la hipertensión. Aunque para clasificar los bloqueadores beta se pueden tener en cuenta todas estas propiedades, en la práctica sólo se considera el grado de cardioselectividad y de ASI. Actividad estabilizadora de la membrana Aunque los efectos inespecíficos sobre la membrana tienen poca importancia, salvo al considerar el potencial antiarrítmico, éste ha sido uno de los aspectos a tener en cuenta al clasificar los bloqueadores beta. Algunos fármacos, como el propanolol o el pindolol, son estabilizadores de la membrana, reducen el potencial de acción y prolongan el período refractario. Se ha demostrado con claridad que la actividad bloqueante y los efectos inespecíficos sobre la membrana celular no están relacionados entre sí, careciendo de importancia clínica en el tratamiento de la HTA. Mecanismo de acción El efecto antihipertensivo de los bloqueadores beta fue descubierto en 1963, al observarse un descenso significativo de la presión sanguínea. Pronto aparecieron los primeros estudios del propanolol en el tratamiento de la hipertensión. A pesar de los años transcurridos, todavía no se conoce con exactitud el mecanismo por el cual estos fármacos reducen la hipertensión. Se han postulado varias teorías que pasamos a comentar a continuación.
Mecanismo de acción central
La presencia de receptores beta a nivel central llevó a pensar que los bloqueadores beta podrían actuar inhibiendo los centros vasomotores. En la actualidad se sabe que éstos deben pasar la barrera hematoencefálica y su grado de lipofilia varía mucho, mientras que el tiempo que tardan en iniciar su acción hipotensora es muy similar.
Descenso de la frecuencia cardíaca Fue la primera hipótesis manejada y se basa en el hecho de que los bloqueantes producen un efecto inotropo negativo y reducen la frecuencia cardíaca. Durante el tratamiento prolongado, el volumen minuto cardíaco puede volver a sus valores normales, aunque no es frecuente, y la resistencia vascular periférica se reduce, estableciéndose una relación directa entre la presión sanguínea y la disminución del volumen minuto. Por otra parte, hay una serie de contraindicaciones que permiten deducir que éste no es el mecanismo principal en la reducción de la hipertensión, o al menos no es el único, ya que los bloqueadores beta con ASI no disminuyen el volumen minuto cardíaco, y si lo hacen es a pequeña escala, aunque su eficacia como antihipertensivos es buena. Por otra parte, hay fármacos capaces de reducir el volumen cardíaco a unas dosis inferiores a las necesarias para mostrar efecto antihipertensivo.
Alteración del metabolismo de catecolaminas Esta hipótesis implica al sistema nervioso simpático (SNS) dado que la adrenalina puede aumentar la presión arterial y hay estudios que indican que el nivel de este transmisor se encuentra elevado en pacientes con hipertensión esencial. Los bloqueadores beta, al unirse a los receptores beta, reducen el efecto de la noradrenalina sobre los vasos, lo que disminuye el tono vasoconstrictor y la resistencia periférica.
Adaptación de los barorreceptores Se basa en el hecho de que los bloqueadores beta podrían aumentar la sensibilidad de los barorreceptores, que se ve disminuida durante la hipertensión, lo que explicaría los efectos tardíos de estos medicamentos, aunque no puede considerarse como mecanismo principal.
Inhibicción de liberación de renina por las células yuxtaglomerulares La estimulación del sistema nervioso simpático produce un aumento de la secreción de renina, que sería reducida por los bloqueadores beta y podría explicar el hecho de que los pacientes jóvenes que poseen actividad de renina elevada respondan mejor que los
ancianos que la tienen disminuida. También explicaría la diferente respuesta en función de la raza. Con todo, hay algunos resultados que nos hacen pensar que éste no sea el único mecanismo, ya que hay bloqueadores beta, como el propanolol, que para suprimir la actividad de renina necesitan dosis mucho menores que las que se precisan para lograr el efecto antihipertensivo. Además, los bloqueadores beta con ASI son capaces de reducir la presión sanguínea sin afectar las concentraciones de renina. Farmacocinética En la actualidad se han sintetizado unos 100 bloqueadores beta, de los cuales más de 30 se usan en clínica y poseen una serie de características que les otorgan propiedades diferentes. Además, las variaciones de la estructura del anillo aromático conduce a un elevado número de diferencias farmacocinéticas. La variedad de sus propiedades farmacocinéticas (tabla 3) sugiere que la posibilidad de que se produzcan variaciones notables es muy elevada, lo que unido a las diferencias intra e intercelulares individuales explicaría la amplitud del margen de las dosis necesarias para lograr los fines terapéuticos buscados.
Los bloqueadores beta, al unirse a los receptores beta, reducen el efecto de la noradrenalina sobre los vasos, lo que disminuye el tono vasoconstrictor y la resistencia periférica
Absorción La absorción varía mucho según sus propiedades químicas, oscilando entre un 30 y un 90%, aunque, a excepción del atenolol, la mayoría de agentes se absorbe bien en el intestino delgado. Los bloqueadores beta hidrofílicos, como el atenolol, no se absorben de forma completa en el intestino delgado y casi no sufren metabolismo hepático, siendo excretados por el riñón. Su penetración en el sistema nervioso central es muy escasa, por lo que casi no causan efectos neurológicos secundarios, siendo su farmacocinética más sencilla, con pocas fluctuaciones a nivel plasmático y una vida media más prolongada, lo que permite reducir el número de dosis. Los fármacos más lipofílicos, como el metroprolol o el propanolol, presentan una biodisponibilidad pobre y variable, se absorben en el intestino delgado y se metabolizan en el hígado. Tienen una mayor penetración en el sistema nervioso central, una vida media más corta y, en general, una farmacocinética más compleja, con frecuentes interacciones con otros fármacos.
Transporte
La unión a proteínas plasmáticas está influenciada de forma significativa por las propiedades farmacológicas y farmacocinéticas y es muy variable oscilando entre el 15 y el 80%. La unión parece ser específica para cada fármaco, así, mientras unos se unen sólo a la albúmina, otros lo hacen a otras proteínas plasmáticas. Distribución y eliminación La distribución por todo el organismo y la eliminación suelen ocurrir de forma rápida. Presentan una serie de implicaciones clínicas que varían con aspectos como la raza o la edad. Los pacientes ancianos tienden a ser menos sensibles que los jóvenes, a pesar de tener el aclaramiento disminuido y, a veces, también la capacidad metabólica, por lo que presentan mayores concentraciones en plasma, lo que hace necesario aumentar la dosis para lograr los efectos clínicos. En presencia de enfermedad renal, cabe esperar que se produzca una prolongación de la vida media tanto si se trata de bloqueadores beta excretados directamente por el riñón como de aquellos que sufren metabolización hepática y cuyos metabolitos son eliminados en orina. Utilidad clínica Un bloqueador beta ideal deberá cumplir las siguientes características:
Ser cardioselectivo, de modo que aumente su eficacia y disminuya los efectos secundarios. Tener una acción prolongada de forma que posibilite su administración en una sola toma diaria y facilite el cumplimiento de la terapia. Ser eficaz a dosis estándar. Presentar una farmacocinética simple con mínimas variaciones intra e interindividuales.
Los bloqueadores beta son fármacos de primera elección por las razones siguientes:
Son capaces de reducir tanto la presión arterial diastólica como la sistólica. Su eficacia antihipertensiva no decae con el paso del tiempo. Disminuyen la presión sanguínea sin mostrar hipotensión ortostática. Los efectos adversos son limitados y rara vez obligan a suspender el tratamiento.
Tienen preferencia sobre otros fármacos antihipertensivos en una serie de situaciones (tabla 4):
En la actualidad se han sintetizado unos 100 bloqueadores beta, de los cuales más de 30 se usan en clínica y poseen una serie de características que les otorgan propiedades diferentes
Cardiomiopatías. La eficacia antihipertensiva es similar, independientemente de sus características de cardioselectividad y ASI, y la elección de los diferentes bloqueadores beta se basa simplemente en sus efectos derivados. En el caso de insuficiencia cardíaca pueden tener mayor ventaja los agonistas parciales, mientras que en las enfermedades respiratorias o insuficiencia circular periférica se prefieren los cardioselectivos. Algunos con acción vasodilatadora tienen ciertas ventajas para tratar a pacientes asmáticos, pero la diferencia no es grande frente a otros antihipertensivos. Hipertensión asociada a tiroxicosis. Los pacientes con hipertiroidismo, al someterlos al tratamiento con bloqueadores beta, sufren un descenso de la taquicardia, aunque es difícil reducir la frecuencia cardíaca a los valores normales. Los que poseen ASI son poco eficaces en estos casos. El tratamiento de la hipertensión asociada a tiroxicosis con bloqueadores beta ofrece la ventaja de que estos fármacos pueden ejercer una influencia beneficiosa sobre síntomas y signos extracardíacos del hipertiroidismo, como en el temblor de las manos, la sudación y el nerviosismo, e incluso se puede conseguir una reducción de los niveles séricos de calcio, que suelen ser elevados. Hipertensos que necesiten agentes vasodilatadores. Cuando se administran vasodilatadores se produce una taquicardia refleja que mejora en presencia de bloqueadores beta. Hipertensión hipercinética con un aumento del volumen cardíaco. Los bloqueadores beta sin ASI disminuyen la frecuencia cardíaca. Hipertensión asociada a feocromocitoma. Esta patología produce una estimulación de los receptores alfa que provoca vasoconstricción, y de los beta que causa trastornos del ritmo cardíaco, aumento de la contractilidad y taquicardia. Angina de pecho. En esta patología aparece una situación de desequilibrio entre el aporte y la demanda de oxígeno. Como no se puede aumentar el aporte, la solución es disminuir la demanda mediante el uso de bloqueadores beta. Transtornos del ritmo cardíaco. La estimulación betaadrenérgica puede contribuir a la producción de arritmias. Los bloqueadores beta son muy útiles en el tratamiento de la taquicardia sinusal y de las arritmias supraventriculares. Hipertensión asociada a insuficiencia cardíaca y/o infarto de miocardio. Los bloqueadores beta disminuyen el efecto cronotropo e inotropo negativo y protegen a los
hipertensos co n enfermedad coronaria, especialmente si se emplean bloqueadores beta cardioselectivos y sin ASI. Hipertensión que cursa con un valor elevado de renina plasmática. Suele ocurrir en pacientes jóvenes. Los bloqueadores beta carentes de ASI poseen buena capacidad para reducir la actividad de renina.
El mayor beneficio de los bloqueadores beta es el efecto protector cardíaco ejercido sobre la hipertrofia ventricular izquierda, factor de riesgo en la mortalidad por arritmias ventriculares y accidentes coronarios. Efectos secundarios Los bloqueadores beta presentan una serie de reacciones indeseables, la mayoría de las cuales se producen al inicio del tratamiento y rara vez suelen ser dosisdependientes (tabla 5). Entre los efectos secundarios destacan:
Los no cardioselectivos pueden actuar sobre los receptores beta presentes en el pulmón, aumentando la resistencia de las vías respiratorias, por lo que están contraindicados en pacientes con asma. Los muy liposolubles pueden acceder a nivel central, provocando trastornos del sueño y depresión. En pacientes tratados con insulina pueden producir hipoglucemia debido a su capacidad para inhibir la liberación de glucosa de los depósitos de glucógeno del músculo esquelético. La incapacidad del corazón para bombear adecuadamente la sangre, pudiendo derivar en una insuficiencia cardíaca. Pueden producir bradicardia y alteraciones de la conducción auriculoventricular, incluso con bloqueo total, debido al efecto que ejercen sobre la frecuencia cardíaca. Mediante estimulación alfaadrenérgica, o debido a la reducción del volumen cardíaco, se puede producir una vasoconstrición y, en algunos casos, angiopatía terminal. Disminuye la irrigación periférica y las extremidades se vuelven frías. Aparición del síndrome de Raynaud. Aumento en las concentraciones plasmáticas de hormona del crecimiento e inhibición de la síntesis de esteroides.
Trastornos del sistema hematopoyético con aparición de agranulocitosis y trombocitopenia. Interacciones Las principales interacciones de los bloqueadores beta son (tabla 6):
El mayor beneficio de los bloqueadores beta es el efecto protector cardíaco ejercido sobre la hipertrofia ventricular izquierda, factor de riesgo en la mortalidad por arritmias ventriculares y accidentes coronarios Las dosis altas de ácido acetilsalicílico pueden disminuir la acción de algunos bloqueadores beta. Pueden modificar la acción de antidiabéticos. Si se asocian a determinados antagonistas del calcio pueden causar complicaciones cardíacas. Pueden potenciar la bradicardia de ciertos anestésicos generales, por lo que antes de realizar una intervención quirúrgica se debe suspender el tratamiento con bloqueadores beta. La asociación con inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO) puede ocasionar cuadros graves de hipotensión. Efectos sobre parámetros de laboratorio Metabolismo de los hidratos de carbono La secreción de insulina está mediada por los receptores beta, en concreto por los beta2, por lo que no es de extrañar el efecto que sobre el metabolismo de los hidratos de carbono tienen los bloqueadores beta. Éstos reducen la secreción de insulina y se produce hiperglucemia que es menos pronunciada en pacientes insulinodependientes. Además, son capaces de retrasar el aumento en la glucosa producida por la estimulación de la glucogenolisis mediada por la estimulación adrenérgica a través de los receptores beta2 y enmascaran los signos de alarma de la hiperglucemia. El uso de bloqueadores beta cardioselectivos no afecta al metabolismo de la glucosa en igual cuantía que los no selectivos; en muchos casos no se aprecian variaciones ni en los niveles de insulina ni en la glicemia. Los no cardioselectivos provocan un aumento significativo en las concentraciones plasmáticas de glucosa mientras que la insulina sufre un ligero descenso.
En resumen, el efecto, aunque depende de la dosis empleada, es menos intenso en el caso de los bloqueadores beta cardioselectivos, y muy pequeño en los que poseen ASI.
Metabolismo de lípidos Algunos bloqueadores beta repercuten sobre el metabolismo de lípidos y aumentan las concentraciones plasmáticas de triglicéridos. Tanto los bloqueadores beta cardioselectivos como los que no lo son producen un aumento significativo en las concentraciones de triglicéridos. En el caso de los no cardioselectivos, puede llegar a ser del 50%, mientras que con los cardioselectivos parece menor y suele ser del 20%. El incremento en los triglicéridos es, además, menos marcado cuando el bloqueador beta posee ASI, por lo cual se puede concluir que los bloqueadores beta cardioselectivos con ASI son los que producen menos modificaciones en los triglicéridos plasmáticos. Los bloqueadores beta que combinan cardioselectividad y ASI reducen de forma notable los niveles de colesterol total y de HDL-colesterol. Los carentes de cardioselectividad y ASI parece que no sólo pueden incrementar los niveles de triglicéridos, sino que también lo hacen sobre el colesterol total, la LDL y la VLDL y descender la HDL. Los bloqueadores beta no cardioselectivos con ASI no alteran los niveles del colesterol total, ni de las fracciones, mientras que aumentan de forma significativa los triglicéridos. En lo referente al mecanismo por el cual los bloqueadores beta actúan sobre el metabolismo lipídico, aunque no está del todo dilucidado, puede depender del tipo de bloqueador beta. Generalmente, durante el tratamiento con bloqueadores beta es característico una tendencia al aumento en los niveles de triglicéridos y un descenso en la HDL-colesterol, estableciéndose una correlación entre ambos. Un descenso en la lipoproteín lipasa (LPL) se acompaña de un aumento en los niveles de triglicéridos debido al debilitamiento del catabolismo de lípidos. La formación de HDL-colesterol probablemente resulte del catabolismo de proteínas ricas en triglicéridos, sugiriendo que los cambios podrían ser mediados por la lipoproteín lipasa. Esta inhibición de la lipasa puede atribuirse a una acción directa de los bloqueadores beta o, secundariamente, al aumento del tono adrenérgico que acompaña al bloqueo de receptores beta, pudiendo las catecolaminas desempeñar un papel en la supresión de la lipasa del tejido adiposo con el correspondiente incremento en la concentración de triglicéridos y el descenso en el HDL-colesterol. Los no cardioselectivos, posiblemente, inhibirían la actividad de la lipoproteín lipasa en mayor proporción que los cardioselectivos.
Electrolitos
Los bloqueadores beta tienen la propiedad de elevar las concentraciones plasmáticas de potasio. Son varios los mecanismos propuestos y se sabe que por lo menos en algunos casos puede ser debido a una reducción en la excreción de renina, con la consiguiente disminución en la excreción de aldosterona. Se sabe que la betaestimulación provoca una caída en las concentraciones séricas de potasio. Mediante estudios en los que se evaluaron los efectos de bloqueadores beta con ASI y sin ASI, se observó que con los primeros tampoco se modificaban los niveles de renina, pero que con ambos grupos se elevaban las concentraciones séricas de potasio, lo que llevó a pensar que este incremento se debe a una interferencia con el mecanismo de transporte mediado por los receptores beta en las células musculares y del hígado. *
Bibliografía general
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Beta bloqueador Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Representación esquelética del propranolol, el primer betabloqueante clínico.
En farmacología, un beta bloqueador (escrito β-bloqueador) o betabloqueante es un tipo de medicamento usado en varias afecciones, en particular en el tratamiento de los trastornos del ritmo cardíaco y en la cardioprotección posterior a un infarto de miocardio. Los beta bloqueadores son también llamados agentes bloqueadores betaadrenérgicos, antagonistas beta-adrenérgicos o antagonistas beta. La mayoría de los betabloqueadores son antagonistas puros, es decir, la unión del medicamento al receptor no lo activa, aunque algunos son antagonistas parciales, causando activación limitada
del receptor —aunque es una activación considerablemente menor que los agonistas completos—.1
Índice
1 Historia 2 Uso clínico 3 Farmacología 4 Ejemplos de beta bloqueadores o 4.1 Agentes no selectivos o 4.2 Beta bloqueadores 1 selectivos o cardioselectivos o 4.3 Beta bloqueadores 2 selectivos 5 Referencias 6 Véase también
Historia Véase también: Historia de la hipertensión
El propranolol fue el primer antagonista de receptores betaadrenérgico con uso clínico. Fue desarrollado por Sir James W. Black y revolucionó el tratamiento médico de la angina de pecho, considerándose una de las contribuciones más importantes de la medicina clínica y farmacología del siglo XX.2
Uso clínico Aunque en una oportunidad fueron usados como primera línea en el tratamiento de la hipertensión, su papel se ha reducido por la aparición de nuevos fármacos con mejores resultados, en especial en individuos ancianos con disfunción eréctil y esteatorrea. Hay un creciente número de evidencias que demuestran que los beta bloqueantes más frecuentemente usados, en especial en combinación con diuréticos tipo tiazida, conllevan un riesgo poco aceptable de la aparición de diabetes mellitus tipo 2.3 Algunas empresas[¿cuál?] farmacéuticas anunciaron en 2007 que se ha aprobado un nuevo beta bloqueante para el tratamiento de la hipertensión arterial.[cita requerida] En el año 2007, el Journal of the American College of Cardiology publicó un informe en el que se destacaba que en ningún estudio había quedado demostrado que la monoterapia con beta bloqueantes redujera la morbilidad ni la mortalidad en pacientes hipertensos. Por su parte, el British Medical Research Council demostró que la monoterapia con beta bloqueadores era ineficaz y que si se le añade un beta bloqueador a un diurético, se disminuía el beneficio antihipertensivo del diurético.[cita requerida] Existen grandes diferencias en la farmacología de estos medicamentos, pues no todos los beta bloqueadores se usan para las indicaciones listadas abajo, sin embargo en líneas generales algunos de ellos se usan con frecuencia en las siguientes enfermedades:
Hipertensión: actúa disminuyendo el gasto cardíaco y la secreción de renina. Angina de pecho: disminuye la frecuencia cardíaca y la contractilidad del corazón lo que conlleva a una disminución del consumo de oxígeno. Prolapso de la válvula mitral. Arritmias cardíacas. Insuficiencia cardíaca congestiva. Infarto agudo de miocardio: disminuye la mortalidad a corto y mediano plazo. Glaucoma. Profilaxis de la jaqueca o migraña. Control sintomático de la taquicardia, temblor en ansiedad e hipertiroidismo. Temblor esencial. Feocromocitoma, en asociación con alfa bloqueadores.
Con menor frecuencia se han utilizado en las siguientes patologías:
Cardiomiopatía hipertrófica obstructiva. Disección aguda de aneurisma aórtico. Síndrome de Marfan (el tratamiento con propanolol disminuye la progresión de la dilatación aórtica y sus complicaciones). Prevención de hemorragia de várices esofágicas en la hipertensión portal. Coadyuvante en la hiperhidrosis. Trastornos de ansiedad en especial la fobia social.
Farmacología Los betabloqueantes son antagonistas de las acciones endógenas de las catecolaminas adrenalina y noradrenalina, en particular sobre el receptor adrenérgico-β, parte del sistema nervioso simpático. Existen tres tipos de receptores β, designados como β1, β2 y β3. El receptor β1 está localizado principalmente en el corazón y los riñones, el β2 en los pulmones, tracto gastrointestinal, hígado, útero y la vasculación del músculo liso y músculo cardíaco, mientras que el receptor β3 está localizado en el tejido adiposo. Algunos ejemplos de beta bloqueantes incluyen metoprolol acebutolol, bisoprolol, esmolol, propranolol, atenolol, entre otros.
Ejemplos de beta bloqueadores
Dicloroisoprenalina, El primer fármaco antagonista de los receptores beta adrenérgicos.
Agentes no selectivos
Actúan sobre receptores Beta1 y Beta2
Alprenolol Bucindolol Carteolol Carvedilol (tiene actividad de alfa bloqueador adicional y actividad simpaticomimetica intrínseca) Labetalol (tiene actividad de alfa bloqueador adicional) Nadolol Penbutolol (tiene actividad simpaticomimética intrínseca) Pindolol (tiene actividad simpaticomimética intrínseca) Propranolol Timolol Sotalol
Beta bloqueadores 1 selectivos o cardioselectivos
Actúan preferentemente sobre receptores Beta1
Acebutolol (tiene actividad simpaticomimética intrínseca) Atenolol Betaxolol Bisoprolol Celiprolol Esmolol Metoprolol Nebivolol
Antagonista de la aldosterona Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Producción de aldosterona por la corteza adrenal bajo la influencia del sistema renina angiotensina aldosterona (imagen en inglés). Un antagonista de la aldosterona es un medicamento que se opone a las acciones de la hormona aldosterona en el riñón, por lo que se usa en medicina como diurético del tipo diurético ahorrador de potasio. Estos medicamentos actúan directamente a nivel del receptor mineralocorticoide y se usan en conjunto con otras drogas para el tratamiento
de la insuficiencia cardíaca crónica. Se usan también para el tratamiento del hiperaldosteronismo, incluyendo el síndrome de Conn y en el hirsutismo femenino.
Índice
1 Método de acción 2 Efectos secundarios 3 Ejemplos 4 Referencias
Método de acción La aldosterona es un mineralocorticoide producido en la corteza adrenal, el cerebro, corazón y vasos sanguíneos.1 La aldosterona se ve implicada en la remodelación del miocardio, es decir, el músculo del corazón, en pacientes con insuficiencia cardíaca de larga duración. La aldosterona también produce trastornos del ritmo cardíaco en estos pacientes, que resulta en una de las causas más frecuentes de muerte en la insuficiencia cardíaca.2 Los antagonistas de la aldosterona son antagonistas bioquímicos que actúan a nivel de receptores celulares, específicamente el receptor mineralocorticoide. El antagonismo de estos receptores inhibe la resorción de sodio en el túbulo colector de la nefrona. Esta acción interfiere con el intercambio de sodio y potasio, reduciendo la excreción de potasio a la orina y levemente aumentando la excreción de agua o diuresis.3 Estas acciones reducen la hipertrofia ventricular, mejorando la arquitectura y función cardíaca, así como mejoran el endurecimiento arterial en pacientes con insuficiencia cardíaca.4 Su uso como terapia adyuvante en la insuficiencia cardíaca se refiere a su efecto diurético en combinación con otras drogas, reduciendo la retención de líquidos y reduciendo el trabajo cardíaco.
Efectos secundarios Las reacciones adversas más peligrosas se han descubierto con la combinación de antagonistas de la aldosterona y los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, cuya combinación está indicada en pacientes con insuficiencia cardíaca. Esta combinación tiende a producir una hiperpotasemia que pone en riesgo la vida del paciente.2 La mayoría de los casos puede deberse a un mal monitoreo de los pacientes que reciben este tipo de terapia adyuvante, incluso en aquellos que no están hospitalizados.5 La hiperpotasemia se ve con más frecuencia en pacientes con insuficiencia renal—como en el caso de diabéticos—o pacientes con una creatinina mayor de 1.6 mg/dL.2 Otros medicamentos combinados con antagonistas de la aldosterona, incluyendo los AINE, beta bloqueantes, diuréticos ahorradores de potasio, suplementos de potasio, entre otros, pueden aumentar el riesgo de una hiperpotasemia.2
La espirinolactona tiende a producir ginecomastia, mastodinia, disminución o pérdida de la libido, disfunción eréctil y anormalidades en el ciclo menstrual, efectos que se ven reducidos en la terapia con eplerenona, un derivado de la espirinolactona.2
Ejemplos Los miembros de esta clase de fármacos usados en la clínica médica, incluyen:
Espironolactona Eplerenona Canrenona
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La influencia de los medicamentos en la sexualidad Muchos medicamentos a los que con frecuencia se les achacan efectos sexuales adversos se utilizan para tratar enfermedades que por sí mismas pueden producir alteraciones en la esfera sexual. Los antihipertensivos y los psicofármacos se han relacionado con estas alteraciones, pero la impotencia es frecuente en pacientes hipertensos, incluso sin tratar, y la incidencia de trastornos sexuales en pacientes psiquiátricos no tratados puede alcanzar al 70%. También las disfunciones sexuales son más frecuentes entre la población enferma que entre la sana, y la edad influye negativamente en el rendimiento sexual, lo mismo que el alcohol y el tabaco. El hecho de que muchos pacientes sepan que algunos fármacos pueden afectar su sexualidad puede llegar a provocar esos efectos.
La fisiología de la respuesta sexual, con matices, parece ser similar en ambos sexos, por lo que en teoría los fármacos afectan de forma muy parecida al hombre y a la mujer. No obstante, la respuesta sexual de cada persona es variable y la influencia que los fármacos pueden ejercer sobre ella depende de la dosis y duración del tratamiento, de la acción de otros medicamentos tomados de manera simultánea y de diversos factores físicos (integridad de los órganos sexuales, suficiencia hormonal y función vascular y neurológica) y psicológicos. Así, un fármaco puede ser tolerado por un paciente y en otro, por el contrario, causar problemas sexuales. La respuesta sexual de cada persona es variable y la influencia de los fármacos depende de la dosis y la duración del tratamiento En general, el trastorno sexual inducido por los medicamentos suele remitir cuando se reduce la dosis o se retira la medicación. El comienzo de las alteraciones puede suceder pasadas unas horas, semanas e incluso meses, desde el inicio de la toma del medicamento o del incremento de su dosificación. De los fármacos a los que se les ha achacado efectos sobre la esfera sexual destacan los siguientes:
Fármacos utilizados para el tratamiento de la hipertensión arterial (antihipertensivos). Entre ellos, los diuréticos tiazídicos pueden provocar disminución del deseo sexual, disfunción eréctil y disminución de la lubricación vaginal. Los betabloqueantes pueden generar alteraciones en la libido, así como de la función eréctil. Los antihipertensivos de acción central (clonidina, metildopa), cada vez más en desuso, pueden disminuir la libido y provocar alteraciones en la eyaculación (retrógrada y retrasada) y ginecomastia. En el campo del tratamiento de la hipertensión es bueno comentar que los medicamentos más utilizados -IECAS, ARA II y calcioantagonistas- carecen de efectos sexuales adversos. Medicamentos indicados para los trastornos mentales. Los antipsicóticos, utilizados para trastornos mentales severos como paranoias, psicosis o esquizofrenia, se han vinculado con la producción de alteraciones sexuales, disfunción eréctil o eyaculatoria y, en menor grado, disminución de la libido y aún con menor frecuencia aumento de la libido y priapismo, que consiste en una erección persistente y a veces dolorosa que se presenta a menudo sin estimulación sexual y que requiere atención médica urgente. Estos efectos suelen ser dosis-dependientes (sólo aparecen cuando se está tomando la medicación), salvo en el caso del priapismo, y se relacionan con cualquier tipo de antipsicóticos. En la mujer, además del descenso de la libido, puede provocar alteraciones menstruales.
Los antidepresivos se han relacionado con trastornos sexuales que pueden afectar a cualquiera de las fases de la función sexual. En relación a los fármacos antiparkinsonianos se han notificado casos aislados de aumento de la libido e hipersexualidad en pacientes tratados con levodopa y cabergolina. El efecto parece ser dosis-dependiente y reversible. No es común el perjuicio de la función sexual por el uso de tranquilizantes mayores, y entre los menores, las benzodiacepinas pueden disminuir la libido, aunque en algunos
pacientes la disminución de la ansiedad que les causan estos fármacos favorece la función sexual. En cuanto a los tratamientos hormonales, destacamos que los esteroides anabolizantes, corticosteroides y estrógenos disminuyen los niveles de testosterona, lo que provoca disminución de la libido e impotencia, y los andrógenos, además de los efectos comentados en el hombre con problemas de próstata, pueden producir atrofia testicular y ausencia de espermatozoides en el semen (azoospermia). Los estrógenos, utilizados como método contraceptivo en la terapia hormonal sustitutiva o en algunos cánceres (sobre todo de mama y próstata) pueden producir en la mujer tanto incremento como disminución de la libido, y disminución de la libido e impotencia en el hombre. La cimetidina, muy utilizada en tiempos pasados para el tratamiento de la hipersecreción gástrica y hoy en desuso, puede producir disminución del deseo sexual, impotencia y ginecomastia (desarrollo mamario excesivo en el hombre) que se explica por la disminución de los niveles de testosterona. Los fármacos más empleados como famotidina, ranitidina y omeprazol no parecen tener dicho efecto.
En las personas que sufren hipertensión Se considera que una persona sufre hipertensión cuando su presión arterial es superior a 140/90 mm/Hg en ayunas con una correcta toma de la presión en un aparato homologado. Es una causa alta de problemas sexuales. Los sufren uno de cada cuatro enfermos, con indiferencia del sexo. Se ve afectada la fase de excitación y aparecen dificultades en la lubricación vaginal y disfunción eréctil. También son frecuentes trastornos en el orgasmo, sobre todo en la mujer. La hipertensión lesiona el sistema circulatorio y además se ha comprobado que algunos de los medicamentos que se emplean para su tratamiento repercuten de manera negativa sobre la erección, tal es el caso de los betabloqueantes, los sedantes y los diuréticos. 1.ANTIHIPERTENSIVOS. Y LA RESPUESTA SEXUAL
Los antihipertensivos producen interferencias en el funcionamiento sexual más frecuentemente que cualquier otro grupo farmacológico. La incidencia de estos trastornos es especialmente difícil de evaluar ya que es mayor en pacientes hipertensos tratados que en controles normales, pero es indudable que los antihipertensivos incrementan la frecuencia de disfunción sexual en pacientes hipertensos.
Diuréticos Tiazidas y afines
Este tipo de fármacos son ampliamente utilizados en el primer paso del tratamiento de la hipertensión arterial. Aunque los trastornos sexuales producidos por este grupo farmacológico son raros, la literatura médica proporciona abundante información y se han descrito casos de disminución de la libido, impotencia y disminución de la lubricación vaginal. Es difícil explicar el mecanismo por el que se producen estas alteraciones, ya que las tiazidas no tienen efectos significativos a nivel de sistema nervioso central, autónomo u hormonales. Algunos autores sostienen que la impotencia podría deberse a efectos directos en el músculo liso o por disminución de la respuesta a las catecolaminas, reducción del volumen extracelular o deplección de zinc que produciría una reducción en la producción de testosterona. Ahorradores de potasio. El ejemplo más característico y mejor conocido es la espironolactona. Produce disminución de la libido, impotencia, inhibición de la lubricación vaginal y también ginecomastia y engrosamiento mamario doloroso. Debido a su similaridad estructural con progesterona y estrógenos se produce una inhibición a nivel de los receptores de dihidrotestosterona. La impotencia es claramente dosis-dependiente. Inhibidores de la anhidrasa carbónica. Existen algunos casos anecdóticos en la literatura que relacionan la acetazolamida con disminución de la libido e impotencia. Estas alteraciones son reversibles al retirar la medicación. De asa o de alto techo. En la ficha técnica del producto se contempla la posibilidad de que un 0’1% de pacientes presenten eyaculación prematura y dificultad en mantener la erección con bumetanida. Betabloqueantes Este grupo de antihipertensivos se ha relacionado con la producción de alteraciones en la libido y de la función eréctil. Como quiera que no afectan a los receptores alfa no producen alteraciones en la eyaculación. Los mecanismos por los que se producen estas alteraciones incluyen sedación y depresión del SNC, disminución del flujo simpático a nivel del SNC y excesivo tono alfasimpático con la consecuente disminución del flujo sanguíneo en el pene. Los casos más frecuentes son los achacables al propranolol, nadolol y timolol, siendo la incidencia menor con betabloqueantes menos lipofílicos y cardioselectivos como atenolol y metoprolol.
Los trastornos parecen ser dosis dependientes y reversibles al retirar la medicación. Alfa y betabloqueantes. El labetalol puede producir alteraciones de la eyaculación, con o sin disminución de la libido o disfunción erectil, impotencia y disminución de la libido. También, con menor frecuencia, se han descrito casos de priapismo y disminución de la lubricación vaginal. En cuanto al mecanismo de producción puede aplicarse lo comentado en el apartado de betabloqueantes más los efectos propios del bloqueo alfa que sería el responsable de las alteraciones en la eyaculación. Con el carvedilol sólo se ha descrito impotencia. Antagonistas del calcio. La incidencia de alteraciones sexuales por este grupo es muy baja. No se han realizado estudios para establecer las diferencias entre las subclases: dihidropiridinas, fenilalquilaminas y benzotiazepinas. Las referencias que disponemos proceden de estudios aislados y de la información de los laboratorios fabricantes, relacionando isradipina y disminución de la libido, lacidipino e impotencia, diltiazem con disfunción sexual en ambos sexos (sin especificar) y disminución de la libido, nicardipina y disminución de la libido, reducción de la libdio y nifedipina, verapamilo e impotencia. También se ha relacionado al verapamil y diltiazem con ginecomastia. Existe al menos un caso publicado de nifedipino y priapismo. Hipotensores de acción central. Tanto la metildopa como la clonidina son simpaticolíticos de acción central. Producen impotencia, disminución de la libido y alteraciones en la eyaculación (retrógrada y retrasada) y ginecomastia. El mecanismo de producción de la disminución de la libido y de la disfunción erectil no se conoce bien, pero la actividad simpaticolítica parece ser la responsable de las alteraciones en la eyaculación. Estos efectos parecen ser dosis-dependientes y en muchos casos reversibles al retirar la medicación. Tanto la clonidina como la metildopa se han relacionado con dificultades en el orgasmo y/o con franca anorgasmia. Fármacos de este grupo o similares como guanabenz, guanadrel, guanetidina y reserpina, también producen alteraciones en la esfera sexual, aunque ya prácticamente no se utilizan en el tratamiento de la HTA Vasodilatadores. La hidralazina actúa a través de una relajación directa del músculo liso vascular periférico, especialmente a nivel arterial y, más dudosamente, a través de un efecto simpaticolítico central.
Existen varios casos publicados en la literatura de impotencia y priapismo. Inhibidores de la ECA. Existen varias publicaciones previas que consideran a este grupo como seguro en cuanto a alteraciones de la esfera sexual. Sin embargo, en los últimos años se han venido notificando, en la literatura médica, diversos casos de impotencia con estos fármacos. El Sistema Español de Farmacovigilancia recogía en una publicación de 1995, hasta 24 casos de impotencia con diversos fármacos de este grupo: captopril, enalapril, lisinopril, quinapril y ramipril. Bloqueantes alfa adrenérgicos.
El representante más genuino de este grupo farmacológico en cuanto a la producción de alteraciones sexuales es la prazosina. Este fármaco puede producir impotencia, alteraciones de la eyaculación (retrograda) y sobre todo priapismo. También hay algunas publicaciones relacionando impotencia con terazosina y alfuzosina y priapismo con doxazosina y terazosina. Antagonistas de angiotensina II. En las fichas técnicas de losartan y valsartan se contempla la posibilidad de que pueda producirse disminución de la libido e impotencia, pero su relación causal no se ha establecido.
El receptor5 5-HT1A es un subtipo de receptor 5-HT que une a los neurotrasmisores de serotonina endógenos (5-hidroxitriptamina, 5-HT). Este es un receptor acoplado a proteínas G (RAPG) que se acopla al Gi/Go y media en la neurotrasmisión inhibitoria. El HTR1A denota el gen humano de codificación para el receptor.12
Índice
1 Distribución 2 Función o 2.1 Neuromodulación o 2.2 Endocrinología o 2.3 Autorreceptores 3 Referencias 4 Enlace externo
Distribución
El receptor 5-HT1A es el más extendido de todos los receptores 5-HT. En el sistema nervioso central, el receptor 5-HT1A existe en la corteza cerebral, hipocampo, amígdala y en los núcleos del rafe en mayor densidad, mientras que las cantidades bajas también existen en los ganglios basales y en el tálamo.345 Los receptores 5-HT1A en el núcleo del rafe son en gran parte autorreceptores somatodendriticos, mientras que en otras áreas como el hipocampo son receptores postsinápticos.4
Función Neuromodulación
El receptor 5-HT1A disminuye los agonistas de la presión sanguínea y la frecuencia cardíaca a través de un mecanismo central, mediante la inducción de la vasodilatación periférica, y mediante la estimulación del nervio vago.6 Estos efectos son el resultado de la activación de receptores 5-HT1A en la médula rostral ventrolateral.6 Los antihipertensivos simpaticolíticos urapidil son un antagonista de los receptores α1adrenérgicos y del receptor α2-adrenérgico , así como el receptor agonista 5-HT1A, y se ha demostrado que la propiedad de este último contribuye a sus efectos terapéuticos en general.78 La vasodilatación de los vasos sanguíneos de la piel a través de centrales de activación 5-HT1A aumenta la disipación de calor del organismo hacia el medio ambiente, provocando una disminución de la temperatura corporal.910 La activación del centro de receptores 5-HT1A provoca la liberación o la inhibición de la noradrenalina dependiendo la especie, presumiblemente por el locus coeruleus, que luego se reduce o aumenta el tono neuronal en el músculo esfínter del iris por la modulación de receptores postsinápticos α2-adrenérgicos en el núcleo de EdingerWestphal , dando lugar a dilatación de la pupila en los roedores, y la constricción de la pupila en los primates incluidos los seres humanos.111213 Receptores 5-HT1A agonistas como la buspirona14 y flesinoxan15 muestran una eficacia en el alivio de la ansiedad16 y de la depresión,17 y la buspirona y tandospirona están aprobados para esas indicaciones en diversas partes del mundo. Otros, como gepirona,18 flesinoxan,19 flibanserin,20 y PRX-0002321 también han sido investigados, aunque ninguno ha sido totalmente desarrollado y aprobado hasta el momento. Algunos de los antipsicóticos atípicos, como el aripiprazol22 también son agonistas parciales en el receptor 5-HT1A y se usan a veces en dosis bajas, como aumentos a los antidepresivos estándar, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).23 La desensibilización del autorreceptor 5-HT1A y el aumento de receptores 5-HT1A de activación postsináptica a través de aumentos generales en los niveles de serotonina por la suplementación de serotonina precursora, inhibición de la recaptación de serotonina, o inhibición de monoamino oxidasa ha demostrado ser un importante mediador en los beneficios terapéuticos de la mayoría de los suplementos de la corriente principal de antidepresivos y fármacos, incluyendo precursores de la serotonina como el L-triptofano y 5-HTP, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), inhibidores de la recaptación de serotonina-norepirefrina (IRSN), antidepresivos tricíclicos (ATC), antidepresivos tetracíclicos (ATeC), y los inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO). La activación del receptor 5-HT1A probablemente juega un papel importante en los efectos positivos de agentes de liberación de la serotonina (ALS), como la MDMA ("Éxtasis") también.2425
Los receptores 5-HT1A en el núcleo dorsal del rafe son co-localizadas con los receptores de neuroquinina 1 (NK1) y se ha demostrado que inhiben la liberación de la sustancia P, su ligando endógeno. Además de ser antidepresivos y ansiolíticos, en efecto, la activación del receptor 5-HT1A también se ha demostrado que es antiemético y analgésico, y todas estas propiedades pueden ser mediadas, en parte o completamente, dependiendo de la propiedad en cuestión, por la inhibición del receptor NK1. En consecuencia, la novela de antagonistas de los receptores NK1 están ahora en uso para el tratamiento de las náuseas y los vómitos, y también se están investigando para el tratamiento de la ansiedad y la depresión.26 La activación de los receptores 5-HT1A ha demostrado que aumenta la liberación de dopamina en la corteza prefrontal medial, cuerpo estriado y en el hipocampo, y puede ser útil para mejorar los síntomas de la esquizofrenia y la enfermedad de Parkinson.2728 Como se mencionó anteriormente, algunos de los antipsicóticos atípicos son agonistas parciales del receptor 5-HT1A, y esta propiedad se ha demostrado para mejorar su eficacia clínica.272930 La mejora de la liberación de dopamina en estas áreas también pueden desempeñar un papel importante en los efectos antidepresivos y ansiolíticos visto tras la activación postsináptica de los receptores 5-HT1A.3132 La activación de los receptores 5-HT1A han demostrado que deterioran el proceso cognitivo, el aprendizaje y la memoria mediante la inhibición de la liberación de glutamato y la acetilcolina en las diversas áreas del cerebro.33 Por el contrario, los antagonistas del receptor 5-HT1A como el lecozotan han demostrado que facilitan ciertos tipos de aprendizaje y de memoria en roedores, y como resultado, se están desarrollando como nuevos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer.34 Otros efectos de la activación de 5-HT1A incluye disminución de la agresión o incremento del comportamiento serenic,3536 mayor sociabilidad,25 disminución de la impulsividad,37 inhibición de la conducta adictiva,383940 la facilitación de la conducta sexual y la excitación,4142 inhibición de la erección del pene,4344 disminución de la ingesta de alimentos o la anorexia,45 prolongación de la latencia del sueño MOR,4647 y la respiración mejorada o hiperventilación y la inversión de la depresión respiratoria inducida por opioides.48 Endocrinología
La activación de los receptores 5-HT1A induce la secreción de varias hormonas como el cortisol, la hormona corticosterona, corticotropina (ACTH), oxitocina, prolactina, la hormona del crecimiento, y β-endorfinas.49505152 El receptor no afecta a la vasopresina o la secreción de renina, a diferencia de los receptores 5-HT2.4950 Se ha sugerido que la liberación de oxitocina puede contribuir a las propiedades pro-social, antiagresivas o serenic y ansiolíticas observadas tras la activación del receptor.25 La secreción de βendorfina probablemente contribuye a los efectos antidepresivos, ansiolíticos y analgésicos. Autorreceptores Los receptores 5-HT1A se puede encontrar en el cuerpo celular o soma, dendritas, axones, y tanto presináptico y postsináptico en las terminales nerviosas o sinapsis. Los ubicados en el soma y las dendritas son llamados somatodendríticos, y las situadas presinápticamente en la sinapsis son apropiadamente tituladas presinápticas. Como grupo, se les conoce como
autorreceptores. La estimulación de los autorreceptores 5-HT1A inhibe la liberación de serotonina en las terminaciones nerviosas. Por esta razón, los agonistas de los receptores 5HT1A tienden a ejercer un modo de acción bifásica, que disminuyen la liberación de serotonina y la actividad postsináptica de los receptores 5-HT1A en dosis bajas, y nuevas liberaciones de serotonina disminuyen, pero aumentan la actividad postsináptica de los receptores 5-HT1A en dosis moderadas a altas por estimulación directa de los receptores en sustitución de la serotonina.