El peludo Valentín Lo vieron cerca de Doblas, anduvo por Macachín, siempre buscando tesoros el peludo Valentín. Tiene cueva de dos pisos es pocero y albañil, mira La Pampa de abajo, vive junto a su raíz, él conoce penas indias enterradas por alli. A la hora de los grillos prende su viejo candil; frente al espejo en su charco, se peina para salir. Cuando la luna de Hidalgo se vuelve chispas de sal, su sombrita de prehistoria cruza la noche y se va; gliptodonte de juguete se pierde entre el pajonal. Perfumes de alfalfa y cardo collares de piquillín, en una puerta del monte, ella espera a Valentín. De Marcelino fue y vino. (Poemas de Marcelino Catrón).
La docente de Primero “A”… ¡Sí! Motivada ella por la historia continuó la poesía de Valentín… para que llegara a la vida de este peludo su VALENTINA Y así continuó Valentín llego a la puerta y esperando se quedó que su amada apareciera pero eso… nunca ocurrió.
Una vizcacha envidiosa le dijo sin ningún temor: -¡Por descuidada y charlatana a otro monte él se marchó
Triste, lloroso, melancólico, un día se decidió preparó toda su ropa y a otro monte se marchó.
Cuando una garza elegante con Valentín se encontró le dijo muy en secreto…. ¡Ella llora por vos!
Lo siguieron sus amigos Juan y Simón dos zorrinos muy simpáticos pero con ¡mucho olor! Mientras tanto Valentina charlaba sin ton ni son, siempre de cueva en cueva y el tiempo se le pasó.
Apurado cruzó el monte, la ruta ciento cincuenta y dos, tres caldenes, las jarillas y a su monte regresó. ¡Qué sorpresa y qué alegría! cuando ella lo encontró en una puerta del monte y… ¡Nunca más se despidió!