1010 girls in bikini - Curiousphotos.blogspot.com Convención de victimarias
Novia virtual por: Degnis Romero Eso de tener una novia virtual significa un avance tecnológico no soñado en épocas pretéritas; en particular, por las peripecias que se sufrían antes de que apareciera la nube cibernética, pues esta se convierte en una frontera restrictiva de las exigencias que acostumbraban hacer tales arrejuntes. La del campo quería que la mudaran pa’l pueblo, la del pueblo para la capital y la de Caracas para USA o Europa. En cambio con Internet ya no se pueden poner en ese plan, ni siquiera hay que estar comprándoles casa para que después lo boten a uno cuando les de la gana, como le ha ocurrido al pobre Claudio Nazoa, a quien, según sus propias palabras, lo han desalojado once veces de igual número de apartacos. 1
Ese no es ni de cerca el récord en tales lances y paso a demostrarlo, si la memoria no me falla, a riesgo de ser crucificado: A Fabiana le monté choza en Parmana, a Laura le paré rancho en Cantaura, a Aurora le salió casa en Carora, a Flérida me la llevé pa’ Mérida, Jacinta me quitó una quinta, de Tatiana es el PH en La Castellana, Marcela se quedó con la parcela, Verónica vive en Santa Mónica, Antonieta me llevó la camioneta, a Patricia le puse su franquicia, Amalia emigró pa’ Italia, a Lucrecia la mandé pa’ Grecia, a Anaís le salió París, a Abigaíl la ubiqué en una favela de Brasil, Alejandra se pasó’e malandra, Blanca quiso Salamanca, Eloísa me quitó hasta la camisa, Carlota me sacó una pelota, con Caridad repartimos por mitad, con Enriqueta perdí hasta la chaveta, a Brígida no le di nada por frígida, Esperanza me vivió a ultranza, Imelda me volvió golilla, con Fátima quedé dando lástima, Filomena me puso a pasar pena, Inmaculada dejó una hinchada, Irma me falsificó la firma, Ignacia no dijo ni gracias, Gioconda me robó en buena onda, Rosa se la daba de sabrosa, Rocío armó tremendo lío, Yolanda acabó con la parranda, con Guadalupe pasar trabajo supe, Pura me llenó de amargura, con Teresa perdí hasta la cabeza, Violeta quería una avioneta, Sara fue la que me salió más cara, Samanta se la echaba de santa, Zaida me echó una lavativa, Betsabé no me quiso volvé a vé, Valeria era la que estaba de feria, Renata casi me mata, Teodora era una abusadora, a Bartola le hice la nariz y las lolas, Columba casi me lleva a la tumba, Aminta me quitó la finca, a Violeta le tocó una bicicleta, Brenda se llevó todas las prendas, Lucía me citó en la policía, y Fabiola me dejó pelando gajo.
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Con esa lista aseguro la entrada al libro Guiness, pero el esfuerzo mental me hizo perder el hilo del cuento que retomo: Ahora el ciberespacio se convierte en destino único y ubicuo, no hay más allá; con la ventaja de que cada quien se conecta desde su casa. ¡Cero invasiones de aposento! Otro gran avance que anda revoloteando, como la paloma de la felicidad, en muchas mentes hiperrealistas y que representará un salto cuántico para la humanidad, es cuando la tecnología permita utilizar los sentidos faltantes: olfato, gusto y tacto, a través de las computadoras. A partir de allí la mujer, criatura más avanzada de la naturaleza, creará una nueva fenomenología paradigmática y una novedosa ontología existencialista para dejar al tipo sin una puya. Una especie de ambiente que disfrace la hostilidad en sus intenciones de quitarle los churupos; así como hacen en Las Vegas, donde montan una parafernalia ilusoria para que Ud. se sienta feliz y contento mientras el casino lo atraca. Un ejemplo palpable del proceso evolutivo que han experimentado las damas durante los últimos cuarenta y dos años, se desprende de estos diálogos femeninos en la UCV: Año 1967 – Cafetín de la facultad de Farmacia. Mengana: – Si tanto te gusta ese tipo, ¿Por qué no se lo dices? Fulana: – Porque me gusta amarlo así, con la secreta dicha de saber que no me quiere. Año 2009 – Quiosco de la facultad de Derecho. Zutana: – ¡Mana, te rasparon! ¿Qué vas a hacer con tu vida? Viviana: – ¡Tranquila, pajúa! Yo tengo controlao al tipo que me mantiene, y si se pone cómico lo dejo en la carraplana.
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