Mantis religiosa copulando El veneno de los hombres
Apareamiento gozoso Justino Arriechi al Dr. Manuel Velasco, desecho de Mantis
Ser hermafrodita constituye una especie de nirvana, con las inherentes ventajas de evitar los trastornos, a la hora menguada (del té), de andar detrás de alguien o tener que estar quitándose gente de encima a sombrerazos. O sea, dicho en términos bodegueros: despacharse y darse el vuelto, de manera expedita, sin lidiar con regateos y quizás con alguna ñapa incluida. ¡Gloria a Dios! Ello implica ser parte de una dimensión etérea-sexual, con absoluta independencia del tiempo y del espacio, en la cual se navega a libre albedrío, sin el agobio de una exigente pareja que se despepita pidiendo que bailemos al ritmo que ella toca -igual toca aclarar que la palabra pareja no precisa géneros, porsia algún machista o cualquier Simone de Beauvoir-. 1
En este sentido, el reino animal representa una ventaja trascendental con respecto a la especie humana, admitiendo agremiados con posibilidad de autofecundarse, además de registrar entre sus filas especies con diversidad de formas de apareamiento gozoso. En muchos casos estos originales trances exacerban los más hondos sentimientos de envidia en nuestra raza inerme, despertando la inquietud de funcionar por imitación. Es por todo ello que proponemos una investigación sociocultural para, en la medida de lo posible, determinar la influencia que tiene la conducta de copiar arrejuntes de animales, en el comportamiento sexual de las personas. Escudriñando profundamente en ese estudio, basado en los llamados cuatro holones componentes de la sexualidad (Erotismo, Vinculación Afectiva, Reproductividad y Género), encontraríamos
explicaciones
concretas
a
inclinaciones
heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, etc., como producto de la interacción de dichos holones. En particular, sometemos a consideración los ejemplos siguientes: Mantis ¿religiosa? Para el
apareamiento emite
feromonas (sustancia
bloqueadora de la capacidad para descubrir y evitar peligros), atrae al macho (pobre marido) y sucede el único momento en la que machos y hembras se reúnen (¿Pa' qué máis?). Se pone agresiva (típico) y termina comiéndose a su víctima empezando por la cabeza (o por la cartera, después sigue con
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las cuentas bancarias, la casa, el carro, los bonos, etc. hasta dejarlo ‘pelao’). ¡Horror! Aquí está la prueba, para que no digan que son vainas mías: http://www.youtube.com/watch?v=KYp_Xi4AtAQ Agrego algunos pasajes para monolingües: “El macho se apresura a montarse en la espalda de la hembra. El apareamiento puede durar desde pocos minutos hasta varias horas, dependiendo de la especie. La mostrada es una especie africana. Al terminar, el macho está en peligro de muerte. Sólo es cuestión de tiempo. La hembra es más fuerte y rápida y comienza a comérselo vivo. Lo llaman canibalismo post coito. El macho es definido simplemente como la comida de alta energía más cercana en los alrededores, justo lo necesario para asegurar que los huevos en el cuerpo de la hembra maduren más rápido. La procreación prosigue aun cuando la hembra devora la cabeza de su pareja, mientras este segrega un líquido corporal verde. Increíblemente, el apareo continúa, aun cuando la hembra se ha engullido la cabeza. Algunos insectos sobreviven un tiempo después de perder la cabeza. Este incluso trata de huir de la hembra. Finalmente, se explica que, como en el caso de muchos hombres, el destino de estos insectos es ser comida de hembras”. Pero la gloria al final justifica las penurias del camino. ¡Si así llueve, que no escampe! Sin pecar de masoquista y como buen salsero, me acojo a la quinta enmienda y me
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solidarizo con Eddie Santiago: "Porque en todas busco lo salvaje de tu sexo, amor. Ven y devórame otra vez”. Abeja ¿reina? Es promiscua (vagabunda y sinvergüenza): Copula con varios machos porque la diversidad genética -debido a la poliandria: varios padres- resultante mejora la supervivencia de la colonia (según investigadores de Cornell University). Emite la misma lavativa de la anterior (son tus perjúmenes mujer), lo hace con el zángano (marido flojazo) en pleno vuelo (lo vuela) y caen al suelo (y lo estrella) muchas veces juntos (locura
poliorgásmica). La
víctima muere
dado
que
se
desprende su aparato genital (el informe del cicpc sugiere un caso parecido al de Lorena Bobbit). ¡Dios nos salve el lugar! Finalmente, agradeciendo orígenes
antropológicos, sólo
al
supremo
nos
queda
por
nuestros
apechugar
de
acuerdo a los designios del creador y merodear en este valle (de la pascua) de lágrimas, con la cruz (de mayo) a cuestas repleta de imperfecciones limitantes. Prueba de ello son los casos de inseminación artificial y, peor aún, de reproducción asistida. Sin embargo, la ciencia parece estar dando un salto cuántico para resolver el asunto, según se desprende del artículo de la BBC, en el cual se sugiere la invención del ‘Orgasmatrón’: “Un implante que causa orgasmos con tan sólo pulsar un botón”. ¡Cristo oye nuestros ruegos, doctor! ¡Seremos bodegueros por la voluntad de Dios! (y del doctor Stuart Meloy). ¡Aaamééén! http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/03/140325_sa lud_orgasmatron_maquina_orgasmo_mxa.shtml
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