MANERAS DE VIVIR (REFLEXIVOS ANTE EL CAOS)
“To travel hopefully is a better thing than to Arrive” R.L. STEVENSON
Ahora que hemos entrado en el futuro orwelliano y nos llegan noticias de embriones clonados en laboratorios secretos, ahora que una nueva pandemia amenaza al mundo desarrollado y los avances tecnológicos se suceden sin dar tiempo a su asimilación, ahora que podemos acceder a la privacidad de cualquier ciudadano a miles de kilómetros de nuestro hogar, ahora, ha llegado el momento de abandonar cualquier prejuicio y sacar conclusiones al respecto. Esto es, reflexionar. Mi alumna lleva una camiseta con la imagen promocional de Lolita (Esa en la que la niña, con gafas de sol, acerca una piruleta a sus labios). Esto llama mi atención. No por lo sexy que desprende, reduplicado al verla estampada en licra sobre su cuerpo, sino porque dudo mucho que mi alumna haya visto cualquiera de las dos versiones cinematográficas de la novela de Nabokov, ni, cuanto menos, que haya leído el libro. No conoce la historia de Lolita ni los efectos posibles de lucir esa camiseta en redes virtuales. Lolita se abría al mundo como un libro, consciente de su propio erotismo e ignorante por completo de las consecuencias de este. A Lo le interesaba más chupar caramelos, plátanos y otras cosas que conocer su propia historia y reflexionar sobre ella. Por eso acaba como acaba: de forma mediocre. El error de la muchacha es buscarse su propia miseria (material y espiritual), disfrutar de ella hasta verse embarazada a los diecisiete, junto a un infeliz, sin un centavo. Personalmente, no tengo nada en contra de experimentar nuevos sabores, sólo que no creo que sea incompatible con usar nuestra capacidad mental. Supongo que la clave está en el equilibrio. Por muy ricas que estén las magdalenas no es recomendable reducir nuestra ingesta a este alimento. Y es que no sólo de pan vive el hombre. Nadie quiere acabar aislado, privado de experiencias vitales propias. Al menos, no un ser humano sano. Ni caer en una locura quijotesca derivada de la exclusiva dedicación a la lectura. Sin embargo, si analizamos el caso de Don Quijote, veremos que no habría emprendido sus aventuras de otra manera. No habría abierto los ojos de Sancho a otra realidad. Su vida habría sido tranquila a la par que anodina. No como la de Lolita…Claro que, como el mismo personaje afirma en un momento dado, “…no iba a…a esos muchachitos del demonio sólo porque a él se le antojara…” Ese él hace referencia a Cue, un proxeneta-director de porno. Es muy fácil aprovecharse de los incautos si les muestras un caramelo lo suficientemente jugoso. Hace poco vi en Internet una conferencia (TED) de Isabel Allende en la que destaca el papel de la pasión como fuerza motriz humana. Ciertamente la pasión es importante y necesaria, aunque conlleva a veces una tendencia al caos que sólo puede reconducirse con el intelecto. Si los mosquitos desapareciesen de la Tierra, el orden natural se alteraría por completo. Si nosotros lo hiciéramos, nada cambiaría, excepto la deforestación y la emisión de gases tóxicos. El conocimiento como herramienta. La cultura como poder. El arte como terapia. Alguna virtud habíamos de poseer los humanos. El éxito depende de
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saber utilizarla. Lolita podía ampararse en su juventud para equivocarse. Quien no haya leído el libro pensará que se trata de una víctima. Todos somos víctimas de algo y eso no nos exime de nuestra responsabilidad. Con diecisiete años todavía puedes enmendar ciertas cosas. Hay esperanza. Pasión, Esperanza…Suena abstracto y dogmático. Quizá quede mejor si hablo de algo más concreto: A los diecisiete años, tienes tiempo para equivocarte, pero también para aprender, abrir tu mente a base de vivencias, libros, música, viajes…leer es viajar a mundos posibles, así que es una forma accesible de formarse. O tendría que serlo. En vez de un arma, un libro. Claro que un libro también es un arma (de construcción masiva). Hay quien se refugia en las drogas, hay quien se desahoga con sexo. Hay quien juega a la ruleta rusa y quien hace puenting sin cuerda. Lo que vengo a decir es que puedes hacer todo eso y después, si no acabas deshecho, arruinado, solo o con una bala en la sien, escribir un libro. También puedes ser más listo y escribir un libro sin más, (Aquí no hay porqué incluir lo referente al sexo con protección). Hay esperanza si hay voluntad. Y esfuerzo, of course. Hay quien se esfuerza en vivir y hay quien empeña su esfuerzo en morir. Cuántas veces habré visto escrito en pupitres, paredes, bancos o aseos lo siguiente: “Las drogas matan lentamente pero yo no tengo prisa”. Mi respuesta es: Ya la tendrás cuando no encuentres forma de conseguir tu dosis. Prisa es un término concreto. Todos vamos con prisa en alguna ocasión. Kavafis ya dijo algo al respecto en su “Ítaca”, no seré yo quien le haga la contra. Mi abuela sí se lo permite. Ahí va su refrán favorito: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” (Si supiera todo lo que he hecho dejaría de repetirlo). Algo que también usa mucho es: “Sin prisa pero sin pausa”. Todos vamos con prisa en algún momento. Sólo que, a veces, eso no nos lleva a ningún lado. Supongo que la clave está en el equilibrio: Sin prisa pero sin pausa. Parece un buen consejo o una obviedad sin sentido. Pero, ¿Qué sentido tiene nuestra vida? Se me ocurre algo ingenioso: No más que la de los mosquitos trompeteros. Por supuesto, los mosquitos no saben leer. Por eso tienen cerebro de mosquito. Algunos humanos también, no lo discuto. La pena es que carezcan de alas. Piénsenlo. A los mosquitos les salva tener alas. A nosotros nos salvan los libros.
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