TEMA 5 FUENTES HISTÓRICO – TEOLÓGICAS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA LAS ENCÍCLICAS SOCIALES
COMPETENCIAS
1.
Distingue y analiza las diversas fuentes de la doctrina social de la Iglesia. Expresa diversas reflexiones basadas en la confrontación de la realidad social con el contenido de las fuentes de la doctrina social de la Iglesia. Valora el uso y la interpretación de las fuentes de la doctrina social de la Iglesia para proponer principios de reflexión y acción frente a la realidad social en la que nos desenvolvemos.
DOCUMENTOS SOCIALES DE LA IGLESIA: LAS ENCÍCLICAS SOCIALES 1.1. Introducción
Todos los documentos que escriben los Papas, obispos o teólogos de la Iglesia se consideran una fuente importante en la doctrina social cristiana. Cartas encíclicas, Exhortaciones apostólicas, Constituciones apostólicas, Cartas apostólicas, Bulas, breves, Documentos conciliares, Conferencias episcopales, etc. Los documentos a los que más haremos referencia en el desarrollo del curso son las Encíclicas, algunas Exhortaciones apostólicas, Documentos conciliares y Conferencias episcopales. Todos ellos contienen la reflexión de la Iglesia en materia de doctrina social y nos ayudarán a discernir sobre principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción que deben guiar nuestra práctica cristiana en el mundo en el que nos desenvolvemos. Cada documento es el fruto de la reflexión de la Iglesia, y brota del ENCUENTRO ENTRE LA REALIDAD SOCIAL A LA QUE NOS ENFRENTAMOS, Y EL MENSAJE EVANGÉLICO que promovemos. En la antigua iglesia cristiana, una Encíclica era una carta circular enviada a todas las Iglesias de una zona. En nuestros tiempos una Encíclica, en el sentido más estricto, es una carta solemne, que versa generalmente sobre un aspecto de la doctrina católica, y que el Papa dirige a todos los obispos y fieles católicos de todo el mundo. Proviene del latín “encyclia” y del griego “enkyklios” que significa “envolver en círculo”. La primera Encíclica de la historia de la Iglesia fue escrita por PP. BENEDICTO XIV, en 1766. Uno de los papas más prolíficos en Encíclicas fue LEÓN XIII (1878-1903), 86 encíclicas. La última escrita es “Laudato Si” del PAPA FRANCISCO, en 2015. 1
Las encíclicas en general se proponen: a) Enseñar algún tema doctrinal o moral (doctrinales - sociales). b) Avivar la devoción (exhortatorias). c) Condenar errores e informar a los fieles sobre peligros para la fe, procedentes de corrientes culturales, amenazas del gobierno, etc. (disciplinares - doctrinales) En nuestro estudio tendremos en cuenta las ENCÍCLICAS SOCIALES, que contienen la enseñanza en materia de moral social. El documento Conciliar de mayor trascendencia en nuestro tiempo es el CONCILIO VATICANO II. Documento del Concilio que se llevó a cabo entre los años 1962-1965 y que tiene Constituciones, Decretos y Exhortaciones, entre ellas la más importante en materia de doctrina social es la CONSTITUCIÓN PASTORAL GAUDIUM ET SPES. Además también fruto de la reflexión de las diversas conferencias episcopales latinoamericanas, hay documentos que son importantes tales como: MEDELLÍN (1968), PUEBLA (1979), SANTO DOMINGO (1992) Y APARECIDA (2009).
1.2. Encíclicas sociales Las encíclicas sociales son documentos del magisterio ordinario de la Iglesia, que desde finales del siglo XIX han enriquecido la tradición de la Iglesia; siendo articuladas en diferentes maneras y aplicadas a varios problemas, el corazón de las enseñanzas de los papas ha sido la defensa de la persona humana creada a imagen de Dios.
“Las encíclicas sociales “SON HIJAS DE SU TIEMPO” porque responden a los diversos contextos históricos de las épocas en las que fueron escritas.”
Cada Encíclica social versará sobre las diversas PROBLEMÁTICAS SOCIALES, POLÍTICAS, ECONÓMICAS, CULTURALES, ECOLÓGICAS del tiempo en el que son publicadas. Y de ellas también brotarán principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción que nos puedan llevar a un mundo más solidario, fraterno y justo. La primera encíclica social publicada fue la RERUM NOVARUM, publicada en 1891 por el papa León XIII, esta encíclica social es la que da el acta de nacimiento de la Doctrina Social de la Iglesia de manera oficial. A continuación presentamos una línea del tiempo con las diferentes encíclicas sociales a tener en cuenta para su estudio. Como dijimos anteriormente, cada encíclica social responde al tiempo en el que fueron escritas, por eso se presentan algunos de los eventos más importantes en los diversos contextos históricos: 2
Encíclicas Sociales
Alocuciones y mensajes
PACEM IN TERRIS 1963
GAUDIUM ET SPES 1965
PIO X
LABOREM EXERCENS 1981
QUADRAGESIMO ANNO
1931
LEÓN XIII
SOLLICITUDO REI SOCIALIS 1987
OCTOGESIMA ADVENIENS 1971
MIT BRENNENDER SORGE 1937
RERUM NOVARUM 1891
BENEDICTO XV
PIO XII
ENCÍCLICAS PRE CONCILIARES
JUAN PABLO VI XXIII CONCILIO
-1930
LAUDATO SI 2015
CARITAS IN VERITATE 2009
C. VATICANO II 1962-1965
PIO XI
-1905 -1910 -1915 -1920 -1925
CENTESIMUS ANNUS 1991
POPULORUM PROGRESSIO 1967
-1935 -1940 -1945 -1950 -1955 -1960 -1965
Juan Pablo I
JUAN PABLO II
Benedicto XVI FRANCISCO
ENCÍCLICAS POST- CONCILIARES -1970 -1975 -1980 -1985 -1990 -1995 -2000 -2005 -2010 -2015
1900 1890
MAYO 68 CARRERA ESPACIAL
CRISIS ECONÓMICA
FIN I GUERRA MUNDIAL
TOTALITARISMOS
DERECHOS SINDICALES CMT – CISC - CSI
FIN II GUERRA MUNDIAL INICIO SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
CRISIS DEL PETRÓLEO
CRISIS FINANCIERA
COMUNICACIONES DESCOLONIZACIÓN GUERRA FRÍA
CRISIS ECOLÓGICA
Gorbachov la perestroika y la glasnot Caída Muro de Berlín desintegración de URSS
1 GUERRAS DE YUGOSLAVIA
2.
ALGUNOS ALCANCES DE LAS ENCÍCLICAS SOCIALES
Rerum Novarum, el Papa León XIII (1891)
Aborda la cuestión haciéndose eco de la inhumana situación de los trabajadores durante la Revolución Industrial. Enuncia derechos y obligaciones de PATRONOS Y OBREROS que todavía no han sido reconocidos en leyes civiles ni como derechos humanos. Defiende el derecho de los trabajadores a ASOCIARSE para la defensa de sus intereses. El ESTADO DEBE INTERVENIR en la economía para asegurar los derechos públicos y privados; asegurando el destino universal de los bienes. Defiende el derecho de PROPIEDAD PRIVADA, pero esta tiene una función social. Subraya el derecho de los trabajadores (y de todo ser humano) a acceder a la propiedad.
Quadragessimo Anno, del Papa Pío XI (1931). A 40 años de Rerum Novarum.
Trata el tema de la reconstrucción del orden social. Propugna por una DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE LOS BIENES según las demandas del bien común y la justicia social: protege el derecho de propiedad, propiedad privada, afirmando su función social, y el derecho de todas las personas a acceder a él. Frente al Socialismo y Capitalismo propugna por la aparición de sistemas intermedios. Afirma que al libre mercado le sucede la dictadura económica inhumana y contraria al Evangelio. Se aparta de la lucha de clases y exige el salario justo, y la necesidad de cristianizar en la vida socio-económica el valor de la caridad y la solidaridad.
Mater et magistra, del PP. Juan XXIII (1961)
Al 70 aniversario de la Rerum Novarum. Trata del Cristianismo y progreso social. Las principales características del contexto social son las diferencias económicas entre los llamados primer y tercer mundo. La MUNDIALIZACIÓN de la cuestión social ha superado los límites obrero–patrón. Analiza los retos de la realidad social como los derechos de los pueblos subdesarrollados y de los trabajadores. Para afrontar el orden social la persona es el fundamento y fin de toda actividad política. La doctrina social cristiana (o de la Iglesia) es un arte integral de la vida cristiana y de la misión evangelizadora; finalmente, llama a los cristianos a trabajar por un mundo más fraterno, solidario y pacífico, como expresión del reinado de Dios en la historia. 1
Pacem in Terris, Juan XXIII (1963) Tema: la paz en la Tierra.
Testamento espiritual y social de PP. Juan XXIII porque fue publicada tres meses antes de su muerte. Primera Encíclica que no sólo se dirige a los cristianos sino a “TODOS LOS HOMBRES de buena voluntad”. Contexto social de la encíclica: GUERRA FRÍA, MURO DE BERLÍN, CRISIS DE LOS MISILES EN CUBA. La encíclica ofrece una propuesta de paz para la sociedad internacional, basada en la justa relación entre personas y el Estado, y entre personas y los otros seres humanos, en el ámbito de los derechos humanos como la base de la paz. Aboga por una justa relación entre Estados basada en el diálogo y la solidaridad. Reconoce que todas las naciones tienen igual dignidad y DERECHO a un desarrollo propio y aboga por la REVISIÓN DE LA DISTRIBUCIÓN DE RECURSOS y por el monitoreo de las corporaciones multinacionales. Reclama compromisos serios para lograr el DESARME DE LAS NACIONES. Reconoce a la ONU como una autoridad pública de nivel mundial para promover el bien común universal y propender por una sociedad basada en la justicia, la solidaridad y el desarrollo integral de las personas y de los pueblos, como fundamento para la paz válida y duradera. A los creyentes de las diversas confesiones les hace una invitación al compromiso por integrar la fe, la razón y la acción. Se le considera la “DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS Y DEBERES HUMANOS HECHA POR LA IGLESIA”.
Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II (1965) “La Iglesia en el mundo actual”
Enfatiza la dignidad del ser humano, imagen de Dios, que se realiza y vive en sociedad. Insiste en que la sociedad es justa cuando favorece la realización de todos los individuos, aporta principios reguladores de la vida social y económica, e insiste en que el bien común y la solidaridad son generadores del desarrollo de los pueblos. Afirma la necesidad de paz y la obligación de evitar la guerra. Ataca la carrera armamentista y la amenaza de la guerra nuclear. Establece la responsabilidad de los cristianos por trabajar en la generación de estructuras que hagan el mundo más justo y pacífico; desde el reconocimiento de la dignidad humana como base para las decisiones políticas y económicas, y la edificación de la comunidad internacional.
Populorum Progressio, de PP. Pablo VI (1967) “Sobre el desarrollo de los pueblos”
El desarrollo no es sólo económico sino también social y cultural. Propone la solidaridad internacional para lograr el desarrollo de los países subdesarrollados, que es la tarea más urgente en el ámbito social. Afirma los derechos de las naciones pobres a un desarrollo humano pleno, y desaprueba las estructuras económicas que promueven la injusticia. Enseña que los recursos deben ser compartidos a través de la ayuda, la asistencia técnica, las relaciones comerciales justas, y aboga por un Fondo Mundial que dirija hacia los pobres aquellos fondos que ahora se gastan en armas. 2
Octogesima Adveniens, de Pablo VI, Carta apostólica de 1971. “Llamada a la acción”
Aborda temas básicos (nuevos problemas): la creciente urbanización, la necesidad del diálogo como fundamento de la paz, la relación jóvenes-adultos, la marginación de la mujer, la inhumana situación que padecen los emigrantes, el desempleo, los MM.CC., y el deterioro creciente del medio ambiente, entre otros. Aboga por un análisis objetivo de la situación de la sociedad, identificando las causas, consecuencias, y gestando acciones a favor de la justicia, la paz, desde una acción política que promueva el bien común nacional e internacional.
Laborem Exercens, de PP. Juan Pablo II (1981). “Sobre el trabajo humano”
Trata del trabajo del hombre a la luz del Génesis, desde una visión filosófica y teológica del trabajo. Visto como COLABORACIÓN CON EL CREADOR, lo que le da una especial dignidad por estar basada en la dignidad humana y divina de la persona. Expone así una espiritualidad del trabajo como medio de expresión y compromiso desde la fe en la construcción de un orden social justo y fraterno para todos y todas. Demanda que la justicia en el lugar de trabajo sea responsabilidad tanto de la sociedad como de los empleadores y trabajadores. Afirma el derecho de todos los trabajadores a formar asociaciones y a defender sus intereses vitales; y la prioridad del trabajo sobre el capital. Pide el fomento de salarios justos, de la propiedad colectiva y de la participación de la fuerza laboral en la administración y en los beneficios de las empresas públicas y privadas.
Sollicitudo rei Socialis, de Juan Pablo II (1987). “Interés social de la Iglesia”
Analiza la desigualdad creciente e injusta entre el Norte y el Sur. Enfatiza en la esperanza y en la necesidad de fomentar el desarrollo de las personas y de los pueblos más pobres. Define que el auténtico desarrollo del hombre se realiza en todas sus dimensiones, principalmente la espiritual. Al tiempo que reafirma que el desarrollo auténtico debe abarcar la vertiente política, económica, religiosa y ecológica. Pide generar voluntad política para crear mecanismos justos para el bien común de la humanidad; reformar el comercio mundial y los sistemas financieros; diseñar un plan de desarrollo con respeto por la naturaleza; dedicar los recursos usados para armas al alivio de la miseria humana; una conversión a la solidaridad a la luz de la interdependencia y autodeterminación de los pueblos. A los creyentes de todas las religiones y denominaciones, les insiste en la necesidad de conversión y solidaridad. En el análisis de la realidad para reconocer y denunciar las estructuras de pecado que obstaculizan el desarrollo pleno de las personas y los pueblos; para promover desde la fe una nueva humanidad. Finalmente, pide a los cristianos católicos, DIFUNDIR LA ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA, y llevarla a todos los sectores de la sociedad, para que ilumine las realidades sociales y las comprometa en la tarea de promover la justicia y la paz, desde el respeto a la vida y a la dignidad de todos los seres humanos. 3
Centesimus Annus, de Juan Pablo II (1991). A 100 años de la Rerum Novarum
Afirma que dicha encíclica debe ser promovida en todos los estamentos de la sociedad y en la comunidad internacional, como aporte de la Iglesia a la sociedad en la búsqueda de un orden social justo, fraterno, solidario y pacífico. Haciendo presente que el Evangelio es un camino de humanización válido y abierto a toda la comunidad humana. El contexto internacional de esta encíclica está enmarcado en la caída del muro de Berlín en 1989 y el hundimiento de los regímenes de ideología marxista-leninista en Europa, entre otros. Considera que han caído por su violación de los derechos del hombre, por tu ateísmo, y por su ineficiencia económica. Respecto al capitalismo distingue entre los elementos básicos económicos que acepta, aunque haciendo una crítica a los antivalores que muchas veces genera en la sociedad, como el individualismo que prescinde de la solidaridad y tiene como objetivo básico el tener; además denuncia al predominio del capital sobre la persona, consumismo creciente y sus consecuencias en el deterioro del ser humano. Afirma que la libertad debe estar abierta a la verdad; que la propiedad privada no debe ser tenida como derecho absoluto; que la economía de mercado debe basarse en el comercio justo, el respeto a la creación y a los derechos de las personas y de las naciones, desde un sistema ético cultural.
Caritas in veritate, de Benedicto XVI (29-06-2009) Sobre el desarrollo y la economía.
Laudato Si’, de PP. Francisco (mayo del 2015)
Sobre el cuidado de la casa común y la necesidad de cambiar nuestros estilos de vida, de consumo y producción para cuidar del medio ambiente. Es necesario que la ecología no solo se trabaje en base al medio ambiente sino a las injusticias sociales que traen los modelos de producción.
3.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS A LA RERUM NOVARUM
3.1.
La Revolución Industrial
A mediados del S. XVIII y comienzos del XIX en Inglaterra se inició una radical y vigorosa transformación de su industria y comercio: a través de un proceso de aplicación técnica de la física mecánica en la producción (especialmente cuando comienza a utilizarse como energía el VAPOR DE AGUA) y debido a la enorme existencia de materias primas (especialmente de sus colonias) todo esto permitió un aumento enorme de productividad por trabajador. El uso de la máquina fue un salto en la productividad. 4
La Revolución Industrial comprende 2 etapas: la primera (1850-1860) que se caracterizó por los grandes logros alcanzados en la agricultura, y por la expansión de la industria británica especialmente en la industria textil; y la segunda (se inicia a partir de 1860, se fortalece en el siglo XIX y se desarrolla extraordinariamente en el siglo XX) esta etapa consolida el desarrollo del MAQUINISMO y la vigorización del capitalismo industrial. Entre las CAUSAS de la Revolución Industrial podemos mencionar las siguientes: - Existencia de grandes capitales nacidos del comercio, la agricultura y la banca, pero principalmente de la explotación de los ricos imperios coloniales, como sucedió con Inglaterra nación pionera de la gran industria. - Intenso empleo de la máquina, fruto ésta de los formidables avances de la ciencia y la tecnología, que buscaron perfeccionar los instrumentos de producción. - Existencia de materias primas como el algodón y los ricos yacimientos de carbón y de hierro. - Presencia de grandes mercados para el intercambio comercial y para atender la demanda de productos manufacturados, principalmente en regiones de ultramar. Esta revolución dio lugar a GRANDES CAMBIOS EN LA SOCIEDAD a todo nivel, a grandes rasgos podemos mencionar los siguientes: - Originó la sociedad contemporánea, y con ella los profundos cambios en la vida de los pueblos, tanto en el orden económico y social como en el político, científico y cultural desde fines del siglo XVIII hasta el presente. - La riqueza del mundo aumentó extraordinariamente, la que benefició principalmente a los industriales y comerciantes. - La población del mundo se acrecentó considerablemente. - Se produjo una mayor expansión colonial, por la necesidad de abrir nuevos mercados y obtener materias primas para la nueva y floreciente industria. - Surge la producción masiva y en serie de productos manufacturados, lo que contribuye al abaratamiento de los precios. - Nacimiento de 2 nuevas clases sociales: PROLETARIOS Y CAPITALISTAS.
3.2.
Frente a los revolucionarios cambios en la sociedad la posición de la Iglesia
A la Iglesia le costó mucho pasar del mundo medieval al mundo moderno. Hasta antes del cambio estaba acostumbrada a una sociedad donde había un orden establecido, que estaba explicitada por la tradición eclesial. Disponía de normas y usos que desde siempre habían funcionado en la vida social, política y económica. Por eso les resultaba casi imposible imaginarse y menos aceptar que el orden social era construcción humana y que podía cambiar, que se podía elegir a sus representantes para que los gobernaran.
5
El cambio se fue gestando durante el S. XVII y se materializó en el S. XVIII, la imagen de la diosa Razón entronizada en el Altar central de la Catedral Notre Dame de París el 10 de diciembre de 1793 es elocuente e ilustra la profundidad del cambio1. Desde el S. XVIII la jerarquía de la Iglesia fue perdiendo la capacidad de dialogar con el mundo en el que estaba situada. Las razones fueron múltiples: las guerras religiosas, la teología de la contrarreforma, la querella contra los jansenistas, etc. La Iglesia hasta el S. XVIII “combatía las nuevas ideas racionalistas y liberales acusando a los libre pensadores de ser viciosos, de subvertir el orden social y político querido por Dios, el que se expresa en la Revelación y que da a conocer e interpretar la Iglesia. Anatemiza a quienes osaron insinuar que la Iglesia, debería estar separada del Estado, afirmando que la autoridad pública, al proteger a la Iglesia, se protege a sí misma, porque la fe y la moral cristiana disciplinan a los pueblos y a las personas, enseñándoles a respetar y obedecer a las legítimas autoridades ‘porque la autoridad viene de Dios’ (Rom 13, 1ss). Fundamentalmente condena la autonomía de la razón que para afirmarse necesitaba negar la Revelación y su posibilidad, y también [negar] la construcción de un orden social político autónomo de la moral cristiana”2.
3.3.
El Sílabo
En el Sílabo, catálogo de 80 proposiciones, la Iglesia condena el espíritu de una época: el ESPÍRITU LAICISTA MODERNO. Sílabo o colección de errores modernos, es sacado de varias Alocuciones, Encíclicas y Cartas del PAPA PÍO IX, en la Bula Quanta Cura, 08-12-1864. El PAPA GREGORIO XVI (predecesor de Pío IX) en su Encíclica “Mirari Vos” (1832) condenó los males presentes: el indiferentismo religioso, del que provenían la mayoría de los males; la libertad de conciencia que llevaba a un libertinaje. Se condenó también la libertad de imprenta y toda acción que intentara cambiar a las autoridades legítimas. Sin embargo, este Papa en 1831 reconoció la independencia de los países de América Latina (!) y nombró Obispos en las sedes vacantes de este continente. Con la reunificación italiana, PÍO IX (de 1846 a 1878) de un inicio auspicioso y con “apertura al mundo moderno”, sufrió una profunda transformación interna en 1848. Debió huir de Roma refugiándose en el Reino de Nápoles. Dos años duró la RECONQUISTA DE LOS ESTADOS PAPALES, y el Papa después de esta dura experiencia, condenó con todas sus fuerzas el régimen liberal moderno, condenó la separación Iglesia-Estado, las libertades civiles, conciencia, culto, imprenta, reunión y las libertades políticas...
1
Pero este cambio fue acompañado de persecución y violencia contra la Iglesia, basta recordar los santos y nuevas órdenes que surgieron en plena revolución francesa: Chaminade, Champagnat, etc. 2 AA.VV. Manual de Doctrina Social de la Iglesia, C.E.L.A.M. vol. IV, Bogotá 1997, p. 221.
6
La Iglesia del S. XIX fue en general una Iglesia que vivió aislada: vivió sin Estados Pontificios, sin estatuto jurídico público, sin reconocimiento internacional, en total fueron 60 años (1870-1929) que se desenvolvió en una situación jurídica ambigua y compleja. Fue duramente perseguida, acusada de retrógrada, oscurantista, con miles de conventos cerrados por el ESPÍRITU LIBERAL ANTICATÓLICO. Pero en medio de tantas dificultades surgieron (por obra del Espíritu Santo) nuevas congregaciones religiosas con nuevos carismas (Salesianos, Don Orione...) y una nueva generación de católicos preocupados seriamente de la problemática social, que buscaban articular mejor su fe con la realidad política social y económica.
3.4.
El movimiento social católico del 1800
El mundo católico reaccionó frente a la industrialización a través de corrientes de pensamiento, pero también a través de una nueva práctica: creación de nuevas formas de asociación, sociedades de ayuda mutua, cooperativas de consumo, bancos y nuevas experiencias en el campo educativo, cultural y caritativo. Ejemplo de acciones caritativas: la de San Vicente de Paul (1650) que se dedicó a los mendigos de París y fue capellán de los condenados a las galeras. La sociedad de San Francisco Javier, fundada en 1840, orientada a la creación de escuelas y talleres ocupacionales para obreros. En Italia hacia 1827 nacen las obras asistenciales de Cottolungo para albergar y cuidar enfermos, huérfanos y desamparados. En 1873 las obras asistenciales, educativas, para ayudar a muchachos pobres, de DON BOSCO son otro gran ejemplo. Y es necesario mencionar a LEONARDO MURIALDO (1828-1900) quien (después de colaborar con Don Bosco) en el contacto con los jóvenes obreros sintió la necesidad de crear para ellos y para los trabajadores adultos ASOCIACIONES que luego serían “Unión de Obreros Católicos”. De allí que se le considere un gran propulsor de las Uniones Obreras Católicas. En Alemania surgen las Gesellenverein, sociedades de formación y asistencia a los obreros aprendices que experimentaban un gran desarrollo bajo la dirección de A. Kolping. Características comunes: - Eran movimientos que surgen en el seno de la Iglesia y en los que se comprometen Obispos y sacerdotes, pero la responsabilidad está en mano de los laicos. - Eran movimientos orientados a la acción y que afrontan los problemas con los medios que cuentan. - Al inicio eran a-políticos pero que desembocan en la política, en vistas a superar el asistencialismo (sólo obras caritativas) e intentando actuar sobre las estructuras. A nivel de corrientes de pensamiento, es digno destacar la figura de MONS. KETTELER, (1811-1877) quien en un primer momento se acercó a la realidad con espíritu de caridad cristiana, pensando más en una renovación de la vida espiritual de los obreros, que en una intervención concreta en los problemas económicos. Pero luego orientó sus reflexiones hacia LA CUESTIÓN SOCIAL, reconociendo que en lo económico radica el problema obrero y solicitando la intervención de la Iglesia en el campo social. 7
En el libro “La cuestión social y el cristianismo” Mons. Ketteler, al exponer su pensamiento social, madurado a lo largo de un decenio, condenaba el liberalismo y el individualismo económico y político, así como el excesivo intervencionismo estatal. En relación presentada ante la Conferencia Episcopal Alemana, rechazaba toda utopía revolucionaria violenta, e invita a reflexionar sobre cuatro problemas: - Si la cuestión social afecta a Alemania. - Si la Iglesia puede y debe intervenir. - ¿Cuáles son los posibles remedios y… - ¿Cómo puede contribuir la Iglesia ?3 Ya en estos años (1869) Mons. Ketteler hablaba de problemas que todavía hoy sufrimos. “La libertad de comercio, de trabajo y de circulación, al hacer caer las barreras del proteccionismo, ha aumentado el poder del capital que, aliado con las máquinas y ayudado por el principio de la división del trabajo y por la facilidad de transportes, se ha convertido en dueño absoluto; hasta tal punto que no sólo el obrero, sino incluso el pequeño empresario y el pequeño comerciante, abandonados a sus propias fuerzas, no pueden sostener la lucha contra los grandes capitales acumulados. Obligados pues a renunciar a su independencia, tienen que adaptarse a trabajar como obreros, trabajando a jornal o a destajos”.4
Ketteler acerca del salario tenía una visión que después sería recogida por la D.S.I. “...El salario no se regula de acuerdo con el mérito ni con las necesidades reales de la vida. Salvo raras excepciones, el obrero no tiene esperanzas de levantarse del pobre estado en que se encuentra. En la atmósfera material que envuelve al mundo industrial moderno, es contado como una mercancía más...”.5
Ketteler en su “relación” después de rechazar toda opción revolucionaria y violenta (contra los socialistas extremos) sugería al episcopado alemán reformas: participación de los obreros en los beneficios, medidas a favor de madres de familia, intervención del Estado para limitar horarios de trabajo, clausura de locales de trabajo malsanos, descanso dominical, y sugería que EN CADA DIÓCESIS SE ELIGIERA CIERTO NÚMERO DE SACERDOTES PARA DEDICARSE CON PROFUNDIDAD AL ESTUDIO DEL PROBLEMA SOCIAL. Todo este esfuerzo de respuesta desde la fe de los católicos, fructifica en la Encíclica Rerum Novarum de León XIII. Con estos antecedentes tan conflictivos y auspiciosos a la vez, es como la Doctrina Social de la Iglesia, comienza su andadura en la historia y en el mundo. Esta Doctrina Social de la Iglesia se materializa en las encíclicas sociales y los Papas y Obispos, se hacen especialmente conscientes que también es parte de su misión propia, intervenir con sus enseñanzas en las cuestiones sociales de su tiempo. Cada encíclica social es hija de su tiempo, responde a un contexto histórico determinado y pretende proponer principios de reflexión y criterios de juicio que respondan a las cuestiones sociales de un momento dado. Tomando en cuenta como punto central y de quiebre el Concilio Vaticano II, vamos a clasificar las encíclicas sociales: en pre-conciliares, conciliares y post-conciliares.
3
ZAGHENI, La edad contemporánea p. 208. VON KETTELER, W.E. Relazione Vescovile per la Conferenza degli Eccellentissimi Vescovi de Germania. Fulda set. 1869. En Zagheni, ibid, pp. 208-209. 5 Ibid., 209. 4
8