Rizoma 6 | Octubre-diciembre 2007

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Rizoma

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[ REVISTA DE CULTURA URBANA ]

Regeneración de los centros urbanos: Desarrollo y desarrollismo, apuntes para su contexto Programa Pueblos Mágicos de México, mecanismo exitoso para el desarrollo turístico regional Los Centros Históricos en Nuevo León, una mirada a la reconversión

Octubre-Diciembre 2007 ISSN EN TRÁMITE

El Patrimonio Arquitectónico: Conceptos y actualidad • Santiago, legado para la historia regional • Corredor urbano La Pona-San Marcos, Aguascalientes, integración ciudadana y revalorización de sitios históricos • El canal Santa Lucía, columna vertebral de la historia y presente de Monterrey • Armonía histórica de la ciudad de Morelia • Urbanismo e identidad de Monterrey • Un palacio en el Norte de México: El palacio del Conde del Valle de Súchil • La regeneración urbana de Pamplona, “Las puertas de esta ciudad están abiertas para todos” • Renovación del arroyo Atemajac central de Guadalajara, saneamiento de micro cuencas urbanas y redensificación en zonas centrales • Noticias de la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León

Rizoma DIRECTORIO

REVISTA TRIMESTRAL DE LA AGENCIA PARA LA PLANEACIÓN DEL DESARROLLO URBANO DE NUEVO LEÓN - OCTUBRE-DICIEMBRE 2007

DIRECTOR LIC. LUIS DAVID ORTIZ SALINAS Presidente Ejecutivo de la APDUNL

ARQ. JUAN MANUEL CASAS GARCÍA Catedrático de la Facultad de Arquitectura de la UANL

COORDINADOR EDITORIAL ARQ. LISETTE CÓRDOVA ROBLES Directora de Gestión y Fomento Urbano de la APDUNL

ARQ. RENA PORSEN OVERGAARD Catedrática del Departamento de Arquitectura del ITESM

COORDINACIÓN TÉCNICA LIC. FELIPE E. ÁVILA RIVERA

DR. HERNÁN VILLARREAL RODRÍGUEZ Director Ejecutivo del Consejo Estatal de Transporte y Vialidad de Nuevo León

CONSEJEROS ARQ. JUAN IGNACIO BARRAGÁN VILLARREAL Director General de Proyectos y Gestión Urbana

ARQ. ROBERTO CHAPA GARZA Miembro de la Academia Nacional de Arquitectura Capítulo Monterrey

ING. HUMBERTO LEAL GARCÍA Presidente del Consejo de Participación Ciudadana y la Obra Pública del Estado de Nuevo León

DISEÑO Y EDICIÓN LINEACUATRO [email protected]

Año 2 - Núm. 6 - 2007. 3,000 ejemplares. Certificado de Licitud de Título en trámite; Certificado de Licitud de Contenido en trámite; Certificado de Derechos de Autor en trámite. Esta es una publicación de la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León, ubicada en Washington 648 Ote., Centro, 64000 Monterrey, N.L., México. Tel. +52(81)2020-6736. Impresa en Monterrey, Nuevo León.

El contenido de los artículos y sus fotografías son responsabilidad exclusiva de los autores y Rizoma no acepta necesariamente como suyas las ideas de artículos firmados. Todos los derechos están reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total del material publicado sin consentimiento por escrito de los editores. La información contenida ha sido obtenida de fuentes que se consideran fidedignas. Consúltela en línea en: http://www.nl.gob.mx

ÍNDICE

El Patrimonio Arquitectónico: Conceptos y actualidad Por: Arq. Ana Cristina Mancillas Hinojosa

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Santiago, legado para la historia regional Por: Arq. Javier Sánchez García

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CORREDOR URBANO LA PONASAN MARCOS, AGUASCALIENTES Integración ciudadana y revalorización de sitios históricos Por: Arq. Jonathan Hammurabi González Lugo

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EL CANAL SANTA LUCÍA Columna vertebral de la historia y presente de Monterrey Por: Arq. Benjamín Valdez Fernández

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Armonía histórica de la ciudad de Morelia Por: Lic. Rafael Álvarez Navarro, historiador

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REGENERACIÓN DE LOS CENTROS URBANOS Desarrollo y desarrollismo, apuntes para su contexto Por: Arq. Juan Manuel Casas García Urbanismo e identidad de Monterrey Por: Israel Cavazos Garza, cronista de Monterrey

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Un palacio en el Norte de México: El palacio del Conde del Valle de Súchil Por: Dra. María Angélica Martínez Rodríguez

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LOS CENTROS HISTÓRICOS EN NUEVO LEÓN Una mirada a la reconversión Por: Arq. Mario Ibarra Maldonado

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LA REGENERACIÓN URBANA DE PAMPLONA “Las puertas de esta ciudad están abiertas para todos” Por: Dr. Antonio Garza Sastré

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PROGRAMA PUEBLOS MÁGICOS DE MÉXICO Mecanismo exitoso para el desarrollo turístico regional Por: Lic. Francisco Madrid Flores

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RENOVACIÓN DEL ARROYO ATEMAJAC CENTRAL DE GUADALAJARA Saneamiento de micro cuencas urbanas y redensificación en zonas centrales Por: Dr. José Javier Gómez Álvarez

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NOTICIAS DE LA APDUNL Noticias del Consejo de Participación Ciudadana de la APDUNL

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Editorial DESDE LA FIRMA DE LA CARTA DE VENECIA EN 1964, SE INCLUYERON LOS CONJUNTOS HISTÓRICO-ARTÍSTICOS COMO OBJETO DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN. SIN EMBARGO, DURANTE DÉCADAS EL MARCO LEGAL Y LA ACCIÓN PÚBLICA PRIVILEGIÓ FUNDAMENTALMENTE LOS MONUMENTOS AISLADOS; YA FUERAN IGLESIAS, EDIFICIOS PÚBLICOS O MONUMENTOS DE GRAN RELEVANCIA ARQUITECTÓNICA, SIN ESTABLECER UN PROGRAMA INTEGRAL Y SUSTENTABLE PARA LA CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO URBANO.

Este nuevo número de la revista RIZOMA está dedicado precisamente a explorar experiencias locales, nacionales e internacionales en materia de conservación y restauración del patrimonio histórico urbano. En Nuevo León, durante la década de 1970, se dio un primer intento de promoción de las plazas principales, encabezado por el gran promotor cultural que fue el Arq. Manuel Rodríguez Vizcarra; lográndose avances en municipios como Zuazua y Ciénega de Flores, aunque las acciones fueron limitadas y carentes de un marco legal que propiciara un movimiento durable. Luego, a inicios de la década de 1990 se decretó al Barrio Antiguo de Monterrey como Zona Protegida Patrimonial, en lo que fue un nuevo intento por preservar y promover el patrimonio histórico de la entidad. Mas no ha sido sino hasta esta administración que encabeza el Gobernador Lic. José Natividad González Parás, que se ha dado un esfuerzo sistemático de estudio, diseño, normatividad y acción en los cascos históricos de varios municipios del Estado dentro del Programa Regia Metrópoli. En la actualidad se han declarado zonas protegidas con carácter de Centro Histórico por el Gobierno del Estado, los cascos de San Pedro Garza García, García y Montemorelos; por otra parte Santiago fue incorporado al programa de Pueblos Mágicos, mientras que Linares, aunque sin decreto de protección, ha avanzado en su restauración gracias a un proyecto auspiciado por la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano. Actualmente, la Agencia trabaja además en los proyectos y decretos para Bustamante y Sabinas Hidalgo. Es así como el tema del patrimonio histórico urbano ha empezado a tomar el nivel que le corresponde dentro de las políticas públicas, como elemento promotor de la identidad ciudadana, así como atractivo turístico. La exploración académica que realizamos en esta edición busca conocer otras experiencias y promover la toma de conciencia sobre el tema. En lo referente a este importante aspecto urbano, en su contexto en Nuevo León, Ana Cristina Mancillas de CONARTE, nos habla sobre “El patrimonio arquitectónico: conceptos y actualidad”, mientras que Benjamín Valdés del INAH describe al “Canal Santa Lucía columna vertebral de Monterrey”.

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EDITORIAL

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Por su parte el gran historiador Israel Cavazos diserta sobre “Urbanismo e identidad de Monterrey”; y el Arq. Juan Manuel Casas reflexiona sobre la regeneración de los Centros Urbanos. Finalmente Mario Ibarra Maldonado, coordinador del programa de Centros Históricos de la Agencia, nos habla de “Los centros históricos en Nuevo León… una mirada a la reconversión”; mientras que el Arq. Javier Sánchez García realizó un artículo especial sobre el Pueblo Mágico de Villa de Santiago. En cuanto a las participaciones de interés nacional e internacional, el Lic. Francisco Madrid, Subsecretario de Operación Turística de SECTUR federal describe la experiencia del programa “Pueblos Mágicos de México: un mecanismo exitoso para el desarrollo turístico regional”. El Arq. Antonio Garza del ITESM nos lleva a una reflexión de carácter internacional en su artículo “Las puertas de la ciudad están abiertas para todos”, sobre la regeneración urbana de Pamplona. También se incluyen experiencias de restauración nacionales descritas por Jonathan H. González Lugo, del IMPLAN de Aguascalientes, describe la experiencia del “Corredor Urbano La Pona - San Marcos en Aguascalientes”; así como por el historiador Rafael Álvarez, quien discurre sobre el tema “Armonía histórica de la ciudad de Morelia”, y por Angélica Martínez, quien nos describe los trabajos de restauración de “Un palacio en el Norte de México: El palacio del Conde del Valle de Súchil”, en la ciudad de Durango. Por su parte José Javier Gómez Álvarez expone “La renovación del arroyo Atemajac central de Guadalajara”. Con ello presentamos un número variado y diverso, con artículos de fondo y análisis de casos particulares, que esperamos ofrezcan a nuestros lectores una oportunidad de profundizar y conocer mejor este universo complejo de la restauración del patrimonio histórico. Asimismo, esperamos con ello propiciar una mayor conciencia de la importancia de su preservación, promoción y difusión.

Lic. Luis David Ortiz Salinas Presidente de la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León

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El Patrimonio Arquitectónico: Conceptos y actualidad EN AÑOS RECIENTES HEMOS PODIDO NOTAR UN INCREMENTO EN LA PREOCUPACIÓN POR LA PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL EN NUESTRA REGIÓN. SIN EMBARGO, GRACIAS AL ESFUERZO DE DIFERENTES INSTITUCIONES, A LA PREOCUPACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y A LA SENSIBILIDAD DE ALGUNOS GRUPOS DE LA COMUNIDAD, POCO A POCO SE VALORA MÁS LA HERENCIA CULTURAL DE ESTOS LUGARES.

Por: Arq. Ana Cristina Mancillas Hinojosa Históricamente el noreste se había enfrentado a una falta de atención hacia su patrimonio cultural, creyéndolo nulo o de poca importancia, dadas las políticas centralistas donde, tanto en la cuestión educativa, como en los mismos presupuestos para conservación de las dependencias federales, siempre se ha dado mayor importancia al patrimonio cultural del centro y sur del país. Afortunadamente en años recientes se ha registrado una mayor preocupación por parte de instituciones y comunidad en general por preservar la riqueza cultural propia de la región. Conceptos

Arq. Ana Cristina Mancillas Hinojosa Arquitecta por el Tec de Monterrey. Postgrado de Investigación en Museología y Mediación Cultural por la Universidad Jean Monnet en St. Etienne, Francia. Realizó su tesina sobre las diferentes dimensiones del patrimonio industrial en la zona de Ruhrgebiet en Alemania. Desde el 2004 forma parte de la Dirección para la Preservación del Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico dentro del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE), de la cual es actualmente Coordinadora General. Trabajó en Parque Fundidora y ha colaborado en diferentes museos de la ciudad como el Museo Regional El Obispado, MARCO y Museo el Centenario.

¿Qué es patrimonio? Proveniente del latín, la palabra significa la herencia de los padres, aquellos bienes que poseemos o que hemos heredado de nuestros antepasados. El concepto de patrimonio está lleno de significados simbólicos y que denominaríamos como patrimonio colectivo. Cabe mencionar, sin ahondar en los contenidos, sino más bien como referencia, las teorías desarrolladas respecto al patrimonio por Aloïs Riegl (El culto moderno de los monumentos, 1903), quien define entre los valores patrimoniales el valor rememorativo, valor de la antigüedad, valor histórico, valor rememorativo intencionado, valor instrumental y el valor artístico, como principios que formularon nuevos criterios conservacionistas. Fue él quien cimentó las bases del concepto actual de bien cultural como testimonio significativo de la actividad humana. La UNESCO define el patrimonio cultural de un pueblo como: “Las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo: la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas”. 1- www.unesco.org 2- 1964, Carta de Venecia, ICOMOS.

El patrimonio cultural se divide en dos grandes rubros: el patrimonio tangible y el intangible. El primero se refiere a los bienes muebles e inmuebles elaborados por el hombre en el pasado, de interés o valor relevante desde el punto de vista arquitectónico, arqueológico, histórico, artístico o científico; mientras que el intangible hace referencia a las prácticas, representaciones y expresiones, los conocimientos y las técnicas que procuran a las comunidades, grupos e individuos de un sentimiento de identidad y continuidad1. El concepto de patrimonio arquitectónico está inmerso en el de patrimonio cultural, refiriéndose específicamente a las obras de arquitectura que tienen relación con la identidad y la memoria de un lugar. Ya sea una catedral u otras pequeñas obras de arquitectura vernácula hecha por la gente como respuesta inmediata a sus necesidades, éstos pueden ser considerados como patrimonio, ya que ellas dan cuenta de una respuesta original a necesidades particulares en una época determinada. Por otra parte, el ICOMOS, que es el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, promueve la aplicación de las teorías, metodologías y técnicas científicas de conservación arquitectónica y arqueológica. Su trabajo está basado en los principios establecidos en la Carta de Venecia, carta internacional sobre la conservación y restauración de monumentos y sitios (1964). En el artículo 1° de esta carta se indica que la noción de monumento histórico comprende la creación arquitectónica aislada, así como el conjunto urbano o rural que da testimonio de una civilización particular, de una evolución significativa o de un acontecimiento histórico. Se refiere no sólo a las grandes creaciones, sino también a las obras modestas que han adquirido con el tiempo una significación cultural2. En nuestro país, a nivel federal, el patrimonio cultural está regido básicamente por dos instituciones: el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Nacional de Bellas Artes. Ambas tienen atribuciones en la

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Museo Casa de la Plomada, Vallecillo, Nuevo León. Foto: Erasto Carranza Cantú.

Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, que declara lo siguiente3: a) Son monumentos arqueológicos los bienes muebles e inmuebles, producto de culturas anteriores al establecimiento de la hispánica en el territorio nacional, así como los restos humanos, de la flora y de la fauna, relacionados con esas culturas. b) Son monumentos artísticos los bienes muebles e inmuebles que revistan valor estético relevante, atendiendo a cualquiera de las siguientes características: representatividad, inserción en determinada corriente estilística, grado de innovación, materiales y técnicas utilizadas y otras análogas. Tratándose de bienes inmuebles, podrá considerarse también su significación en el contexto urbano. c) Son monumentos históricos los bienes vinculados con la historia de la nación, a partir del establecimiento de la cultura hispánica en el país: los inmuebles construidos en los siglos XVI al XIX, destinados a templos y sus anexos; arzobispados, obispados y casas curales; seminarios, conventos o cualesquiera otros dedicados a la administración, divulgación, enseñanza o práctica de un culto religioso; así como a la educación y

3- Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos (1972).

a la enseñanza, a fines asistenciales o benéficos; al servicio y ornato públicos y al uso de las autoridades civiles y militares. Los muebles que se encuentren o se hayan encontrado en dichos inmuebles y las obras civiles relevantes de carácter privado realizadas de los siglos XVI al XIX inclusive. La Ley del Patrimonio Cultural del Estado de Nuevo León define bienes históricos, bienes artísticos y zonas protegidas, en las que se incluyen las zonas históricas, los centros históricos, las zonas típicas, las zonas pintorescas y las zonas de belleza natural. Al hablar de valor de un bien cultural, nos referimos a algo considerado “único”, que posee valor, que nos pertenece y por lo tanto nos identifica. Este concepto es de suma importancia, ya que si la comunidad no se siente identificada con ello, no ve la necesidad de preservarlo. El patrimonio cultural no se puede imponer en la conciencia de la comunidad. En nuestra región se pueden apreciar inmuebles con características arquitectónicas norestenses. El adobe, el sillar, la piedra, la hoja de palma y la madera determinaron el carácter y la forma de la vivienda durante años. Algunas de las construcciones en poblados de nuestros municipios presentan muros de bajareque, embarro, adobe, sillar o mampostería.

Algunas de las características formales de la arquitectura norestense son las cubiertas planas, huecos de puertas y ventanas pequeñas para evitar la penetración del calor, edificaciones generalmente de una planta. En una arquitectura casi carente de ornato, las rejas vienen a ser un elemento decorativo fundamental. Las puertas y ventanas se enmarcan utilizando molduras, cornisas, pilastras, montantes y medias muestras, éstas últimas hechas con el fin de enmarcar esquinas, límites o entradas en las fachadas de los edificios; también se utilizan remates, balaustradas e inscripciones de fechas, años e iniciales. Desafortunadamente, la tradición va desapareciendo para dar paso a nuevos sistemas constructivos. Estos materiales son difíciles de conseguir hoy en día y son desplazados por técnicas constructivas derivadas de los materiales industrializados. Es por ello que como arquitectos no debemos menospreciar los ejemplos que aún sobreviven de este tipo de edificaciones. Actualidad En Nuevo León poco a poco va ganando terreno la noción del patrimonio cultural y la búsqueda por proteger nuestro patrimonio edificado es una lucha constante. Como se mencionó anteriormente, la legislación federal protege el patrimonio histórico (antes de 1900) y en un

Estado como el nuestro, la mayor parte del patrimonio arquitectónico es de principios del Siglo XX, siendo denominado artístico y requiriendo entonces de declaratorias, ya sean estatales o federales para evitar su destrucción. Ahora bien, es innegable que el patrimonio es un componente más de la imagen urbana. Pero, ¿de quién es responsabilidad el conservarlo?. Con base a la experiencia que hemos acumulado institucionalmente se debe insistir que es necesaria la coparticipación y responsabilidad interinstitucional, así como el apoyo de los diversos sectores de la sociedad. Sin embargo, valdría la pena tomar en cuenta otras consideraciones. Lo ideal sería que la población estuviera sensibilizada respecto al patrimonio cultural. Si la comunidad otorga valor a lo existente en nuestros pueblos y ciudades, entonces no se requeriría de instrumentos legales para protegerlos, pues estaríamos orgullosos de poseerlos y el cuidado de los mismos sería inherente. Las políticas educativas y de respeto serán entonces factores determinantes para la permanencia de nuestro patrimonio. De esta forma, es necesaria la participación de todos y cada uno de los sectores de la sociedad en general, para salvaguardar nuestro patrimonio cultural construido, que es de un gran valor histórico, artístico y arquitectónico, para que pueda ser disfrutado por las generaciones futuras y les den sentido de identidad y pertenencia, tanto social como cultural.

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(Pág. anterior): “Puerta del Cielo” Villaldama, Nuevo León. Foto: Selene Velázquez.

Hacienda del Muerto Mina, Nuevo León. Foto: Roberto Palacios Garza.

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Arq. Javier Sánchez García Arquitecto por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Socio fundador de Olinka Arquitectos, empresa dedicada a la conservación del patrimonio cultural construido. Ha realizado obras, asesorías y colaboración en diversos estados de la República Mexicana. Ha participado en los siguientes proyectos: Galería del Museo del Vidrio. Plan Maestro para el corredor histórico en Vidriera Monterrey. Cineteca de Nuevo León (Nave de Maquinaria / Fundidora de Monterrey). Proyecto de reuso de las Antiguas Salinas en la Isla El Carmen, en el Mar de Cortés, Baja California Sur. Centro de las Artes (Nave de Fundición y Vaciados / Fundidora de Monterrey) para el Consejo de la Cultura y las Artes de Nuevo León. Museo Industrial el Blanqueo. Pabellón Sopladores (Casa de Ingenios de Soplo / Fundidora Monterrey). Reutilización del Antiguo Edificio de la Industria Textil La Fama en Santa Catarina Nuevo León. Colegio Industrial Montemorelos, para el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León. Taller para producción de Vidrio de Colección. Edificio para Exposiciones (Nave para Turbo Sopladores / Fundidora Monterrey). Naves de Antigua Planta Eléctrica, Carpintería, Oxígeno, Bronce y Ruedas y Almacenes de Aceite y Modelos para el Parque Fundidora Monterrey, entre otros.

Santiago, legado para la historia regional LA HISTORIA DE LA VILLA DE SANTIAGO ES TAN VASTA COMO LA RIQUEZA CULTURAL QUE SIGNIFICA ACTUALMENTE, AL SER UNO DE LOS ESPACIOS MÁS RELEVANTES DEL PATRIMONIO HISTÓRICO DE LA REGIÓN.

Por: Arq. Javier Sánchez García El nombre de Santiago es en honor al Apóstol Santiago, Patrono de España y de uso muy común en México a partir de la conquista. La palabra Santiago viene de la fusión de las palabras “San”, apócope de santo y del nombre “Jacobo”, que se deriva del hebreo y que significa “El protegido de Dios”. Los antiguos nombres de “Cayucuapa” y “Guaxuco” son los nombres de los indios guachichiles, que como caciques dominaban la región a fines del Siglo XVI y principios del XVII. Las tierras que hoy corresponden al municipio de Santiago, fueron territorio de tribus nómadas recolectoras de indios guachichiles, principalmente de las naciones “rayados” y “borrados”. Cuando llegan los españoles a fines del Siglo XVI, la región la dominaban los caciques indios “Cayucuapa”, ”Colmillo” y “Guaxuco”. Por eso, aún en nuestros días, al cañón en el que esta asentado Santiago se le conoce como “Cañón del Huajuco”. Al fundar Monterrey en 1596, Don Diego de Montemayor, tomó propiedad de grandes extensiones de tierra, dentro de las que se incluyen lo que ahora es Santiago.

Don Diego de Montemayor otorgó merced de estas tierras a su hijo Diego de Montemayor, El Mozo, quien al morir las heredó a su esposa Elvira de Rentería, la que al fallecer años después las heredó a su hijo Diego Fernández de Montemayor. Diego de Montemayor, El Mozo, también antes de morir, otorgó merced en 1611, de una parte de las tierras a su sobrino Miguel de Montemayor, quien al fallecer las heredó a su esposa Mónica Rodríguez. Durante todos los años que transcurrieron estos sucesos, las tierras nunca fueron pobladas, por la hostil presencia de los indios guachichiles. En 1635, el Gobernador Martín de Zavala, anuló la merced que había recibido como herencia la viuda Mónica Rodríguez y otorgó las tierras en merced al introductor de la Nueva España, Don Francisco Leal para que pueble la región con ganado. Esto nunca ocurrió, por lo que el gobernador Martín de Zavala en 1638 otorgó nueva merced con igual propósito a Don Diego Sánchez de Orduña, quien tampoco cumplió la encomienda. Doña Mónica Rodríguez, nunca estuvo conforme con la anulación de su merced, por lo que entabló una demanda

ante la Real Audiencia de México y solicitó una nueva merced al Gobernador Martín de Zavala, quien, para evitar pleitos, se la concedió en 1645. Un año después en 1646, el hijo de Doña Mónica, Capitán Diego Rodríguez de Montemayor, solicita y recibe merced del Gobernador Martín de Zavala de tierras colindantes a las de su madre. Y posteriormente en 1648, las acrecenta comprándole a su tío, Don Diego Fernández de Montemayor, su parte. Todas estas tierras pertenecían a la región de “Potrero Grande” o “Cayucuapa”. Habrían de transcurrir 50 años desde que Don Diego de Montemayor recibiera estas tierras al fundar Monterrey en 1596, para que se iniciara su colonización. No existe acta de fundación de Santiago, su origen es cuando el Capitán Diego Rodríguez de Montemayor y su esposa Inés de la Garza, se establecen como primera vez, en lo que se conoció como “Hacienda Vieja”, en el área de lo que es hoy San Francisco. Los esposos Rodríguez de Montemayor, habitaron “La Hacienda Vieja” sólo en varios periodos de tiempo, por los constantes ataques de los indios. Es hasta 1670 cuando se inicia el repueblo definitivo de las tierras del Guaxuco, por su hija Margarita, la que al casarse con el Sargento Don Lucas Caballero de los Olivos, se va a vivir a “La Hacienda Vieja” alrededor de la cual con el tiempo fueron surgiendo otros doblamientos. Para el año 1700, ya existían 8 grandes haciendas en lo que es actualmente Santiago, conservando algunas de estas comunidades su nombre original. Las primeras haciendas fueron: San Javier, San Antonio, Labor de San Diego, Trinidad, San Pedro, Los Prieto, San Nicolás del Cercado y San Miguel o “Hacienda Vieja”. En el año de 1712, se creó su primer ayuntamiento y se elevó a categoría de Valle, siendo Don Gregorio de Treviño la primera autoridad del Valle del Guaxuco. Su nombre actual de Santiago, aparece sólo en un documento del archivo histórico, con fecha del 1726 y donde se le menciona como “Santiago del Guaxuco”. En 1745, 100 años después del primer asentamiento del Capitán Diego Rodríguez de Montemayor, el pueblo

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de Santiago estaba formado por 93 familias, sumando 706 habitantes, los que en ese año lograron se les creara la Parroquia de Santiago y se iniciara la construcción de la iglesia de Santiago Apóstol, patrono del pueblo. Su desarrollo urbano se da en lo que es su cabecera municipal como lo señala un plano de 1775, donde se observa su iglesia, la plaza principal con su trazo cuadrado original, los solares a su alrededor y el camino real.

Planos antiguos de lo que hoy es Santiago, Nuevo león.

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La identidad y arraigo de la arquitectura de Santiago, N.L., le han permitido recuperar su esencia y ubicarse como patrimonio urbano histórico del Estado.

Con la independencia desaparece el Nuevo Reino de León, constituyéndose en 1825, el Estado de Nuevo León, como entidad federal libre y soberana; y con ello se sancionan sus primeros municipios, siendo uno de ellos el municipio de Santiago. Sólo unos años después, el 21 de marzo de 1831, su cabecera municipal es elevada de categoría otorgándole el titulo de Villa de Santiago, mismo que está vigente hasta nuestros días. Cronología de Hechos Históricos • 1646 El capital Diego Rodríguez de Montemayor, junto con su esposa Inés de la Garza Falcón, pueblan por primera vez las tierras del Guaxuco, estableciendo la “Hacienda Vieja”. • 1670 El repueblo definitivo de las tierras del Guaxuco, en la “Hacienda Vieja” por la hija del Capitán Diego Rodríguez de Montemayor de nombre Margarita Rodríguez y su esposo el Sargento Mayor Don Lucas Caballero de los Olivos. • 1712 Se constituye su primer ayuntamiento nombrando primera autoridad a Don Gregorio de Treviño, elevando el pueblo a la categoría de Valle, denominándose así “Valle del Guaxuco”. • 1745 Se crea la Parroquia de Santiago y se inicia la construcción del Templo de Santiago Apóstol, comenzando también la tradición de las fiestas en honor del patrón Santiago, cada 25 de Julio. • 1825 Como parte de la constitución del Estado de Nuevo León, se sanciona la municipalidad del Guaxuco. • 1831 El 21 de marzo se eleva a categoría de Villa su cabecera municipal, manteniendo hasta nuestros días el nombre de Villa de Santiago. • 1850 Se crea el municipio de Allende, N.L. en tierras que pertenecían al municipio de Santiago. • Se descubre “La Conspiración de la Villa de Santiago” que encabezó el cura Lorenzo de León en contra de las leyes de reforma y del Gobernador Don Santiago Vidaurri. • 1870 Se agrega al municipio de Santiago la congregación de “La Boca”, la cual pertenecía a Cadereyta, N.L. y fue solicitada por sus vecinos, dada la cercanía a Villa de Santiago.

• 1871 Se funda en el Cercado la Fábrica de Hilados y Tejidos “El Porvenir” una de las primeras industrias textiles establecidas en México. • 1898 Los habitantes de la sierra que pertenecían a Santa Catarina, N.L. solicitaron formar parte de Santiago, anexándose ese territorio hasta su colindancia con Arteaga, Coahuila. • 1910 Se inicia la construcción del Palacio Municipal. • 1919 El 19 de octubre es incendiado el Palacio Municipal de Santiago por Pedro Guzmán y Jesús Guzmán, militares carrancistas originarios de Allende, N.L. • 1927 Apertura de la Carretera Federal 85, conocida como ”Carretera Nacional”, la cual cruza el municipio de norte a sur en una longitud de 28 Kms. aproximadamente. • Se envía agua de Santiago a Monterrey por acueducto, lo que significa para Santiago, la perdida de agua corriente en muchas de sus cuencas, lesionando la agricultura, principalmente la de la caña dulce. • 1936 El presidente Adolfo López Mateos inaugura la Presa Rodrigo Gómez, también llamada “La Boca”, con una capacidad de 40 millones de metros cúbicos.

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Atractivos culturales y turísticos Monumentos históricos: Existen pinturas rupestres muy deterioradas en la gruta cercana a la comunidad de Ciénega de González. Sus principales monumentos y fuentes: • Santiago Apóstol en el “Mirador” de Villa de Santiago. • Don Miguel Hidalgo en la plaza del mismo nombre de la Villa de Santiago, construido con cantera de San Luis. • Don Benito Juárez en la plaza del mismo nombre en el Cercado. • Gral. Ignacio Zaragoza en “La Plazuela” de San José Norte. • Fuente Plaza Ocampo, construida en1888 de fierro vaciado y cantera. • Fuente Plaza Hidalgo, de los años 1920. • Construida en granito. Sus principales edificios son: • Templo de Santiago Apóstol, construido en 1745, en Villa de Santiago. • Casonas de la Villa de Santiago que sirvieron de curato: - La del padre Amato Arizpe, construida en 1753. - La del padre Estanislao Cantú, construida en 1808. - La del padre José Ma. Muin, construida en 1846. • Las Fincas que forman la fábrica, capillas y residencias de la industria textil “El Porvenir”, construida en 1871, en el Cercado. • El palacio Municipal en la Villa de Santiago, construido en 1910. Debemos mencionar que todas las fincas que conforman el casco histórico de la Villa de Santiago, están protegidas por el “Reglamento para la protección y conservación del patrimonio histórico y cultural de la zona considerada de resguardo patrimonial en el Municipio de Santiago, N.L.”, publicado en el periódico oficial del Estado con fecha de 20 de marzo de 2000.

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CORREDOR URBANO LA PONA-SAN MARCOS, AGUASCALIENTES

Integración ciudadana y revalorización de sitios históricos RECUPERAR LA MEMORIA HISTÓRICA, ATENDIENDO Y CONSERVANDO LOS ESPACIOS URBANOS QUE INTEGRARON LOS INICIOS DE LA CIUDAD, PROPICIAR EL DESARROLLO SUSTENTABLE DE ESOS ELEMENTOS COMO CONJUNTO Y APLICAR PLANES DE DESARROLLO QUE TOMEN EN CUENTA LA INTEGRACIÓN DEL CENTRO CON LA PERIFERIA, PERMITIRÁN EQUILIBRIO EN EL CRECIMIENTO DE LA CIUDAD Y EL BIENESTAR ENTRE LOS HABITANTES.

Por: Arq. Jonathan Hammurabi González Lugo

Arq. Jonathan Hammurabi González Lugo Arquitecto por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Maestría en Diseño Urbano. Ha ocupado diversos puestos en el servicio público. Ha participado en la elaboración del Programa de Regeneración Urbana del Río San Pedro, Plan Maestro de Reutilización de los Ex Talleres del Ferrocarril conocido hoy como “Complejo Ferrocarrilero Tres Centurias”, y el Programa de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Aguascalientes 2000-2020 entre otros. Ocupó la jefatura de proyectos y la subdirección de Planeacion Urbana en Aguascalientes. Dirigió el Programa de Estructura Vial para la Ciudad de Aguascalientes (2002-2003) y El Programa de Regeneración Urbana del Corredor ¨La Pona - San Marcos” en la Ciudad de Aguascalientes. Actualmente se desempeña como Director de Investigación y Planeacion del IMPLAN, donde coordina y dirige el Programa de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Aguascalientes 2030.

En el eje oriente-poniente de Aguascalientes se identifica claramente un grupo de asentamientos y ámbitos urbanos que fueron conformando a través de los años un centro de población que, por sus características morfológicas y las condiciones históricas, políticas y sociales en las que fue desarrollándose, se erigió como una columna vertebral del crecimiento de la ciudad. Estas calles y avenidas que cuentan con una gran riqueza histórica y cultural se han convertido en albergue tradicional para múltiples actividades que toman como escenario la vía pública. La avenida Revolución, conocida como La Alameda, la calle Ezequiel A. Chávez, la avenida Madero, las calles de Moctezuma y Venustiano Carranza, el Jardín de San Marcos, el paseo y parque de La Feria y las calles de Rayón y Hornedo conforman un extenso circuito que aloja uno de los ámbitos urbanos de mayor riqueza y potencial social de la ciudad de Aguascalientes: El Corredor Urbano La Pona-San Marcos. Este corredor está conformado por bloques de inmuebles que comparten características morfológicas y usos similares, que van desde la arquitectura autóctona, neoclásica y ecléctica del Siglo XIX con usos habitacionales y de servicios, hasta la arquitectura funcionalista y Art Decó del Siglo XX con uso comercial. Sin embargo, estos inmuebles y las vialidades que los organizan, no han mantenido a través de los años un crecimiento ordenado, entre otras cosas, porque no existía hasta ahora, un plan que regulara la imagen urbana, y por el contrario todos hemos sido testigos de cómo, con el paso de los años, se ha venido deteriorando hasta poner en peligro la identidad y el arraigo que usuarios y habitantes tuvieron gracias a diversos momentos de auge social y económico.

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El Corredor Urbano La Pona-San Marcos se caracteriza principalmente por mantener una cadena de parques, plazas y paseos de gran tradición

Se ha vuelto entonces imperiosa la necesidad de contrarrestar los factores que están impactando al corredor y su zona de influencia, que agrupa barrios y colonias de gran tradición como el de la antigua hacienda de Ojo Caliente, las colonias Héroes y del Trabajo, Ferronales, La Estación, La Purísima, El Centro y San Marcos, entre otras. Actualmente se están desarrollando varios proyectos importantes relativos a este corredor, dentro de los que destacan el rescate de la zona de los antiguos talleres del ferrocarril, la construcción de un nuevo estadio de futbol, la rehabilitación del estadio de beisbol profesional y el Gimnasio Hermanos Carreón, el plan maestro de regeneración del Jardín de San Marcos y de la avenida Madero. Estos hechos importantes y otros de no menor relevancia como la funcionalidad dentro de la estructura urbana actual, demandan la urgente aplicación de estrategias y acciones que contribuyan a eficientar el uso y utilización de este gran corredor para evitar que siga su deterioro. Existe también el interés por parte de la Cámara de Comercio y la Asociación de Restauranteros por reactivar el corredor, lo que integra circunstancias inmejorables para materializar esfuerzos de sociedad y autoridades en beneficio de la ciudad. El proyecto fue concebido para beneficio de los habitantes de la ciudad al integrar y vincular los proyectos de desarrollo urbano existentes en los tres niveles de gobierno; pretende también dar seguimiento y aplicación a los programas de desarrollo urbano de Aguascalientes y al programa parcial de desarrollo urbano, conservación y mejoramiento del Centro Histórico, donde se incluyen diversos proyectos estratégicos que buscan el desarrollo integral de distintas zonas de la ciudad capital involucradas en el corredor.

Se procedió a zonificar el área de estudio en ocho subzonas de acuerdo a las características físico-espaciales, a los habitantes y sus actividades en los espacios públicos, con el fin de organizar la aplicación de los recursos y el establecimiento de objetivos y metas a corto, mediano y largo plazo. Para la instrumentación del programa se definieron las áreas de acción de cada una de las instituciones involucradas en el desarrollo urbano de nuestra entidad que intervendrán en el proyecto integral del corredor, donde el área de influencia es de casi 435 hectáreas, en la que habitan alrededor de 71,930 personas, quienes representan el 12.1% de la población de la ciudad y en cuya superficie se pretende la integración de los barrios tradicionales de nuestra ciudad. El IMPLAN desarrolló como parte de este macroproyecto una importante sección del corredor, comprendida por los barrios de La Purísima, La Estación, La Alameda y los terrenos de la ex-hacienda de Ojo Caliente, afectando también como áreas de influencia las colonias Ferronales, del Trabajo, Héroes, ejido Ojo Caliente, fraccionamiento Santa Anita y la Unidad Infonavit Fidel Velásquez. Para efectos de este estudio denominamos esta área como subzona La Purísima-La Alameda-La Pona. El Corredor Urbano La Pona-San Marcos se caracteriza principalmente por mantener una cadena de parques, plazas y paseos de gran tradición y que cuentan todavía con macizos vegetales muy importantes que requieren de atención para conservarlos e integrarlos entre sí a un conjunto definido con unidad e identidad propia. Esta integración tiene que ver con la implementación de un plan vial para la solución de nodos conflictivos y el desarrollo de vías alternas a las arterias de mayor saturación, identificadas como vialidades primarias. Sin embargo, como hasta ahora no se había planeado el desarrollo

La Alameda es un centro urbano que se integró de manera importante a la estructura del proyecto.

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Este proyecto tiene que ver con la implementación de un plan vial, para la solución de nodos conflictivos, el desarrollo de vías alternas y su integración al sistema de plazas y parques.

de este grupo de elementos urbanos como conjunto, no se ha propiciado una solución integral a la problemática que presenta y se ha producido una desintegración paulatina entre elementos vitales de la columna vertebral del centro de la ciudad. Aspectos como optimización de la infraestructura, reglamentación de anuncios y regulación del comercio en la vía pública desde un punto de vista integral para todo el corredor, pueden revitalizar todo el centro de la ciudad y generar actividades productivas en beneficio de sus propios habitantes. De esta manera, podrán integrarse y dar servicio a toda la ciudad el vasto equipamiento recreativo agrupado hacia la zona centro-oriente. De no atenderse la problemática identificada en el corredor, el crecimiento desequilibrado y aislado de algunos de los nodos urbanos principales propiciaría el aislamiento de otros en detrimento de la calidad de vida de sus habitantes. La segregación de los polos de desarrollo podría provocar la emigración de la población hacia otros puntos de mayor atractivo económico; con ello la imagen de la ciudad continuaría siendo afectada por el maltrato a fincas abandonadas, la desatención a monumentos

históricos y artísticos y la subutilización del equipamiento urbano localizado en zonas desarticuladas de los centros de mayor actividad social y económica. Uno de los problemas recurrentes en ciudades medias ha sido el paulatino abandono del centro de ciudad, en aras de un desarrollo “moderno” tendiente al crecimiento horizontal hacia la periferia. Al no ser contemplado un desarrollo urbano sostenido e integral, los polos de desarrollo se localizan irremediablemente cada vez más lejos de los elementos urbanos que dieron origen a la ciudad. Recuperar nuestra memoria histórica atendiendo y conservando los monumentos y espacios urbanos que integraron los inicios de la ciudad, propiciar el desarrollo continuado y sustentable de esos elementos como conjunto y aplicar planes de desarrollo que tomen en cuenta la integración del centro con la periferia permitirán equilibrio en el crecimiento de la ciudad y bienestar entre los habitantes, quienes podrán desarrollar sus actividades productivas cerca de su residencia y serán beneficiados con servicios y equipamiento de calidad.

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EL CANAL SANTA LUCÍA

Columna vertebral de la historia y presente de Monterrey

IMAGEN URBANA

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EL PROYECTO DEL CANAL DE SANTA LUCÍA NO SÓLO SE ERIGE COMO UN ICONO SOCIAL DE GRAN TRASCENDENCIA EN LA IMAGEN URBANA, SINO QUE ADEMÁS SIGNIFICA LA RECUPERACIÓN HISTÓRICA DE LO QUE FUERA EL ANTIGUO PASO DEL RÍO SANTA LUCÍA Y LAS ACEQUIAS QUE SE DERIVABAN DE ÉL, REGRESANDO EL ESPLENDOR DE LOS GRANDES MOMENTOS QUE VIVIÓ ESTE EJE CENTRAL EN LA MEMORIA DE LA CIUDAD.

Por: Arq. Benjamín Valdez Fernández En 1577, bajo las órdenes del Gobernador Martín López de Ibarra, el capitán Alberto del Canto entra a la región de Cerralvo a la que bautiza como Minas de San Gregorio, más tarde llega a un lugar rodeado de montañas con frondosas arboledas y agua en abundancia donde decide fundar otro poblado al que pone por nombre Ojos de Agua de Santa Lucía. Años más tarde, después de varios intentos de fundar una población en este Valle de Extremadura, sale de la Villa de Saltillo un grupo encabezado por Diego de Montemayor, entre los que se encuentra Diego Díaz de Berlanga y su hijo Diego (El Mozo), todos con la firme decisión de establecer un asentamiento definitivo en este sitio, trayendo consigo mujeres, hijos y ganado, así como todas sus pertenencias; de esa forma, el 20 de septiembre de 1596 se funda en la ribera norte del lugar denominado Ojos de Agua de Santa Lucía, la ciudad metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey. A partir de ese momento, los nuevos pobladores tendrán que aprender a convivir con un río que a veces se saldrá de su cauce. Así, el río Santa Catarina pasará de un momento a otro de ser una fuente de vida a un peligro latente, lo cual se hace evidente a partir de la inundación de 1612, que es la primera registrada de gran magnitud, de igual forma, años más tarde les toca vivir las de 1636, 1653 y 1752. Por lo tanto el río de Santa Lucía que era una cuenca baja al norte del río principal, recibía los desbordamientos cuando venían las grandes crecientes, aumentando el caudal de los escurrimientos formados por los ojos de agua y de los mantos freáticos origen de éstos, inundando de esa forma todos los asentamientos ribereños. Aun así contra toda adversidad, Diego de Montemayor da jurisdicción y término de 15 leguas hacia oriente y otras 15 hacia el poniente, igual de norte a sur, tomando como eje y centro los Ojos de Agua de Santa Lucía. Cabe mencionar que el río Santa Catarina nunca tuvo un caudal abundante, excepto en las grandes crecientes, por lo que era necesario facilitar el uso de los ojos de

Arq. Benjamín Valdez Fernández

agua y crear un sistema de suministro, a base de acequias, que diera servicio a la población. Por esta razón en el plano de Joseph de Urrutia de 1767, considerado como el primer trazo conocido de Monterrey, aparece una acequia que viene del poniente y que bordea el río Santa Catarina por el lado norte para el regadío de las labores agrícolas a un lado de la plaza principal, y que se convierte en afluente del río a la altura de la Casa del Gobernador, lo que es hoy la Casa del Campesino; al respecto, hay que mencionar que este plano marca los ojos de agua principales como “pequeños manantiales”. También, en otro plano de 1798, realizado por Juan Crouset, hay un dato importante en cuanto al suministro de agua y en el que aparecen los ojos de agua y la acequia principal de la ciudad, misma que se sitúa a la altura de la Capilla de la Purísima Concepción, que a la fecha ocupa el mismo lugar e igual nombre, aunque el templo antiguo fue demolido.

Arquitecto por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Puestos ocupados: Jefe de oficina del programa nacional de vivienda, programas municipales y de centros de población. SAHOP / México, D.F. Coordinador de programas de mejoramiento de vivienda rural, SEDUE / México, D.F. Jefe de departamento de normas, tecnología y experimentación. SEDU / Monterrey, N.L. Director de obras y proyectos de restauración, INAH / Delegación N.L. Ha sido Catedrático en la UDEM, Universidad Autónoma de Nuevo León, CEDIM y Universidad Metropolitana. Publicaciones: "Manual de Autoconstrucción" SAHOP / México, D.F. "Una visión global a la arquitectura de tierra”, Las Cruces, Nuevo México. “Manual para la autoconstrucción de una vivienda de adobe”, SEDU / N.L. “Catálogo de Monumentos Artísticos de Monterrey. INAH / INBA / CONARTE Desde 1989 lleva a cabo proyectos de obras de restauración en Tamaulipas y Coahuila, en antiguos templos, cascos de hacienda, casonas y pequeñas construcciones vernaculas, entre ellas destacan: Monumento a la Independencia de Calzada Madero, El Antiguo Palacio Federal, El Colegio Civil, El Horno 3 del Museo del Acero y últimamente la fachada del Museo del Obispado.

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Puente de la Purísima Concepción.

Por esos mismos años los vecinos tenían que acarrear el agua del lecho del río o de los manantiales, lo que por su grado de dificultad causaba molestias, provocando que algunos de ellos decidieran hacer sus propias norias, sin embargo, el costo de cavar, algunas veces más de 12 varas en el subsuelo de la ciudad, era para la mayoría inaccesible. Dándose cuenta de esto, el Obispo Joseph Rafael Verger tomó la iniciativa de comprar parte del agua que provenía del valle de Santa Catarina para dotar de este servicio a su Palacio que construyera en la loma del “Chepe Vera”, y ceder gran parte de este vital líquido para beneficio de los pobladores de esta loma hacia el norte. Este suministro que entraba a la ciudad por el poniente, es lo que se llamó la “Gran Acequia”, misma que se distribuía por todo el poblado a través de 23 acequias de menor caudal que aparecen dibujadas en el plano de 1790, que algunos atribuyen a Fray Cristóbal Bellido y Fajardo. La acequias entraban por el poniente, una de ellas inicia rodeando el cerro del Obispado, donde al cruzar la avenida Hidalgo o antiguo camino a Saltillo, se dividía en una serie de ramales que llaman “Compartición de las Aguas”, otra sigue el mismo cauce de la antigua acequia que iba al centro de la población junto al Santa Catarina; una más cruza por los solares entre las calles Matamoros y Allende, perdiéndose a la altura de la calle Juárez. Igualmente es importante señalar que aparecen en este mismo plano, un ojo de agua en San Bernabé o el Topo Chico, hasta donde llegaban los tranvías de mulitas que venían del centro de Monterrey en el Siglo XIX, también se mencionan 75 norias y se marcan con una equis en el plano. Al respecto, en todos los mapas antiguos de la ciudad están presentes el río Santa Lucía y los ojos de agua, con un gran número de variantes en su configuración, y que conforme avanzan los años van modificando su fisono-

mía. Esto se puede verificar si se revisan los planos desde el más antiguo hasta el actual, por lo que al estudiarlos encontraremos que en 1767 en el lecho del río de Santa Lucía había un pequeño escurrimiento al centro y a sus lados, un área cenagosa de mucho mayor tamaño, por lo cual, por largo tiempo, sus riberas quedaron vacías y el crecimiento natural de la ciudad obligó a rellenar algunas de estas tierras pantanosas. En otras áreas era difícil cruzar este río hacia el norte, lo que hizo necesario crear puentes y presas, cuya cortina servía como paso para llegar al otro lado. Entre estas se puede mencionar una en la calle Escobedo, o presa de Nuestra Sra. de Guadalupe, o la de la Purísima, por Diego de Montemayor, que por muchos años albergó la estatua de esta Virgen, y que muestra tres compuertas con sus respectivas acequias en el plano de 1798, donde también se menciona la acequia para las labores de indios, hoy el área de Guadalupe, trazo que sigue en una parte el actual canal de Santa Lucía, y otra a las labores nuevas, lo que es actualmente el área de la Col. Obrera. De la presa de la Purísima salían bocatomas que daban servicio, entre otras, a una de las industrias pioneras de Monterrey que era el Molino de Hércules, que se funda en 1864 y del cual aún se conserva el muro perimetral, recientemente restaurado para rescatar una parte de la historia del Paseo de Santa Lucía. De igual forma estas acequias daban agua para “Las Tenerías” que inicialmente estaban por la calle de ese nombre y que hoy conocemos como Rivapalacio. Cabe señalar que esta industria fabricaba una enorme cantidad de objetos de cuero por lo que puede considerarse como la pionera en el Estado antes de la industria textil. Todavía en la primera parte del Siglo XX estas acequias pasaban por las huertas experimentales de la escuela Acero de la Fundidora y se podían usar sin problema.

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Para finales del Siglo XIX y principios del XX el auge de los baños públicos tenía su epicentro en los referidos ojos de agua de la ciudad y en el canal que estos formaban, luego sería la Alberca Monterrey, ubicada en el Ojo de Agua Grande en las calles de Zaragoza y Allende, uno de los lugares favoritos, que llegaría en uso hasta la segunda mitad del Siglo XX. Desde aquí partieron en el Siglo XIX varias obras importantes para canalizar este torrente de agua que bajaba por la calle Zaragoza y cruzaba a la altura de Juan I. Ramón, lo que más tarde, en 1887, fue el puente Juárez, posteriormente en 1930 se reforma otra parte, ampliando el canal a cielo abierto para lanchas de remos al que llamaron “Paseo Luna”, que comprendía desde Zaragoza hasta la parte posterior de la escuela Lázaro Garza Ayala, hoy el edificio del MUNE.

Finalmente, en los cincuenta el “Canalón” era ya un drenaje pluvial al que algunos vecinos vertían sus descargas, pero a raíz de una intensa campaña contra el paludismo y los problemas de contaminación, deciden cubrirlo y canalizar estas descargas, lo que genera una nueva traza urbana que se conserva hasta el 2006, año en el que se inician las obras para la reapertura del Canal de Santa Lucía, desde la calle de Mina hasta el parque Fundidora, todo esto con la finalidad de lograr la revitalización del Centro y, al mismo tiempo, la recuperación de lo que fuera el antiguo paso del río Santa Lucía y las acequias que se derivaban de él, trabajado así en un proyecto de recuperación histórica con algunas variantes necesarias, pero con el esplendor de los grandes momentos de este eje, columna vertebral de la ciudad metropolitana de Monterrey.

Vista de la Catedral y Plaza Zaragoza.

Alrededores del Centro de Monterrey.

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Armonía histórica de la ciudad de Morelia EL CENTRO HISTÓRICO, REPRESENTA EL CORAZÓN DE LA CIUDAD, TESTIMONIO VIVO DE LA HISTORIA LOCAL, SITIO DE GRANDES ACONTECIMIENTOS SOCIALES Y POLÍTICOS; ÁMBITO QUE SE VE ENRIQUECIDO POR LA RELACIÓN FÍSICA Y VISUAL CON SU PATRIMONIO EDIFICADO, SU ENTORNO NATURAL Y LA PRESENCIA DE TRADICIONES PARTICULARES.

Por: Lic. Rafael Álvarez Navarro, historiador

Lic. Rafael Álvarez Navarro Originario de la ciudad de Cotija de la Paz, Michoacán. Egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Investigador de la Dirección de Sitios y Monumentos Históricos de SEDUE. Investigador de la Dirección de Sitios y Monumentos Históricos de la Secretaría de Comunicación y Obras Públicas del Gobierno del Estado. Jefe del Departamento de Promoción y Difusión de la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica del Gobierno del Distrito Federal. Director del Antiguo Colegio Jesuita de Pátzcuaro, Michoacán. Actualmente es Jefe del Departamento de Urbanística y Obra Pública del Centro Histórico de la ciudad de Morelia, Michoacán.

La zona de monumentos históricos de la ciudad de Morelia, comprende arquitectura civil y religiosa que destaca por su monumentalidad y relevancia, construida entre los siglos XVII y XIX. En la traza de la ciudad, que se conserva de lo que fue la antigua Valladolid en el Siglo XVI, resalta la preocupación que se tuvo por enriquecer al paisaje urbano con remates visuales de enorme belleza, conceptos renacentistas al final de calles y espacios abiertos. El carácter de la ciudad, se define por las construcciones en las que quedaron plasmados predominantemente los estilos barroco, neoclásico, ecléctico y por otras edificaciones notables, entre las que destaca el Jardín Morelos, Plaza Vasco de Quiroga, Jardín Manuel Villalóngin, Plaza del Carmen, Jardín de las Rosas y Bosque Cuahutémoc recientemente rehabilitados. Debido a su valor patrimonial, la zona central de la ciudad de Morelia, cuenta con diversos ordenamientos encaminados a su protección y mejoramiento, entre los que se señalan los siguientes: A nivel federal, el Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 19 de diciembre de 1990, por el que se declara como Zona de Monumentos Históricos.

La cual comprende un área de 3.43 Km², formada por 219 manzanas en donde se ubican edificios con valor histórico, construidos en los siglos XVII al XIX, sumando un total de 1,113 obras civiles relevantes, 20 edificios religiosos y 14 plazas, jardines y fuentes que por determinación de la Ley son Monumentos Históricos. El 13 de diciembre de 1991, la ciudad de Morelia es incorporada a la lista del Patrimonio Mundial por la UNESCO. En la categoría de patrimonio cultural y en la clasificación de conjunto definido como “grupo de construcciones aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.” El 27 de noviembre de 1997, se aprobó el Reglamento Urbano de los Sitios Culturales y Zonas de Transición del Municipio de Morelia, el cual constituye un ordenamiento jurídico para el Centro Histórico, ya que su finalidad primordial es la protección de las áreas patrimoniales. En el Art. 4 se define como sitio cultural al Centro Histórico de la ciudad de Morelia, el cual se delimita en el Art. 5, incluyendo la relación de las obras civiles relevantes. La sección segunda, del Art.10 al 19, corresponde a la

constitución del Consejo Consultivo de Sitios Culturales y define sus características y funciones. Los Arts. 22 al 52 se refieren a los diversos conceptos que se deben contemplar dentro de los sitios patrimoniales, tales como construcción, planeación, usos del suelo y de la vía pública, servicios, vialidad, anuncios y publicidad entre otros. Los Art. 53 al 70 se refieren a las zonas de transición, de los sitios patrimoniales y su ordenamiento. Como se puede observar la ciudad de Morelia cuenta con una gran cantidad de disposiciones jurídicas (leyes y reglamentos vigentes), en los tres niveles de gobierno. Objetivos del programa parcial para la conservación y mejoramiento del centro histórico Los objetivos generales que propone el Programa Parcial para la protección, conservación y mejoramiento del Centro Histórico de Morelia, son: • Conservar y mejorar las características patrimoniales: traza, edificación, aspectos naturales y patrimonio cultural del Centro Histórico. • Ordenar las funciones y actividades del Centro Histórico para incidir en el mejoramiento del mismo y de la calidad ambiental para residentes, usuarios y visitantes. • Conservar la función y el carácter del Centro Histórico como un centro de ciudad dinámico y vivo, con la mezcla y diversidad de actividades comerciales, sociales, culturales y recreativas existentes, en beneficio de residentes y visitantes. • Conservar y mejorar los usos habitacionales para asegurar la permanencia de la población residente en beneficio de la animación y vitalidad del Centro Histórico. • Descartar la construcción de nuevos equipamientos regionales que provoquen atracción innecesaria de población al Centro Histórico y destacar la necesidad del estímulo al Centro Urbano del sur-poniente y al fortalecimiento de los subcentros y los centros de distrito propuestos por el programa vigente de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Morelia. • Establecer los mecanismos e instrumentos requeridos para la protección y conservación del Centro Histórico, con la participación de las autoridades municipales, estatales y federales, así como de las organizaciones comunitarias de la ciudad. Objetivos Particulares Población • Estimular la residencia y el arraigo de la población local mediante programas de incentivos, simplificación administrativa, defensa del carácter e identidad de colonias y barrios y el mejoramiento de las condiciones de habitabilidad del Centro Histórico. Suelo • Establecer la zonificación de usos del suelo, con la mezcla de usos comerciales y mixtos y el amortiguamiento de los mismos para el uso habitacional, de acuerdo con el potencial y el carácter de las diferentes zonas del Centro Histórico. • Definir la normatividad de ocupación e intensidad de uso del suelo para contribuir al control de la plusvaliza-

ción y especulación del mismo, reduciendo la presión de estos aspectos sobre el patrimonio edificado y la vivienda. • Reglamentar los usos del suelo como un factor determinante para el cuidado y mejoramiento del patrimonio, la estructura y la imagen urbana en el Centro Histórico. • Determinar los usos incompatibles con el carácter del Centro Histórico y la edificación patrimonial o generadores de deterioro de la imagen urbana. • Determinar los usos más adecuados, desde el punto de vista económico, social y cultural para los escasos baldíos y los actuales usos industriales del norte del Centro Histórico.

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Vivienda • Mantener los usos habitacionales de la periferia del área de estudio y una proporción importante de mezcla vivienda - comercio - oficinas, al interior del Centro Histórico, para contener el desplazamiento de población. • Determinar las características de los estímulos y requerimientos de apoyo a la vivienda del Centro Histórico. • Promover el mejoramiento de las vecindades existentes con apoyos del sector público, privado y social para mantener una mezcla de sectores diversos de población. • Estimular diversas formas de propiedad de la vivienda y vivienda en renta para diversificar las opciones a la población de todos los niveles de ingresos. Vialidad y Transporte • Determinar la estructura vial de acuerdo con los planteamientos del Programa de Desarrollo Urbano de Morelia y con los movimientos regional y urbano de la misma, estableciendo la jerarquía vial para los flujos de vehículos privados, el transporte colectivo y las restricciones de estacionamiento. • Racionalizar las rutas de transporte colectivo para evitar la sobrecarga de éste en algunas vías y contribuir a la fluidez de la circulación. • Reubicar el comercio ambulante localizado a lo largo de la zona de amortiguamiento para elevar la eficiencia de la vialidad y la fluidez del tránsito. • Con la finalidad de aliviar las zonas de mayor congestionamiento, Centro Histórico y nodos conflictivos, se plantea la estructuración y modernización del sistema de semaforización, la canalización del tráfico de paso por vías especializadas, y el mejoramiento y consolidación de la estructura vial actual. Así mismo se propone la elaboración y aplicación del Programa Sectorial de Vialidad y Transporte. • Establecer los horarios de carga y descarga, tanto para las zonas de abasto como para las zonas comerciales y administrativas, así como las prohibiciones de estacionamiento permanente de vehículos de carga y transporte de mercancías. • Determinar las vialidades en las que será permisible el estacionamiento en una acera, en dos y con prohibición total, de acuerdo a la estructura vial previamente determinada. • Determinar los estacionamientos susceptibles de realizarse en el entorno del área central de la zona de estudio, de acuerdo a la oferta y la demanda actual, así como las características de los mismos respecto al carácter del Centro Histórico.

(Pág. anterior): Vista aérea de la Catedral de Morelia.

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El reordenamiento urbano ha permitido elevar la eficiencia de la vialidad y el tránsito de peatones.

• Mejorar las características ambientales y funcionales de las vías de usos preferente o exclusivo de peatones con mobiliario urbano, arbolamiento, señalización, etc.

da de suelo para equipamiento, en alivio de la presión que hoy recae sobre el Centro Histórico. Medio Ambiente

Espacio Público • Establecer una estructura que vincule, destaque y exalte la calidad y valores formales y ambientales de las calles, plazas, plazoletas y rinconadas de Morelia para su mejoramiento • Dignificar el espacio público del Centro Histórico con el ordenamiento funcional y el mejoramiento de pavimentos, mobiliario urbano, arbolamiento, señalización, alumbrado, para el mejor aprovechamiento del mismo por la población de la ciudad y el visitante, así como para el mejor aprovechamiento del patrimonio edificado que lo define. Infraestructura • Determinar las zonas del Centro Histórico que requieren acciones de mejoramiento de las redes de agua y drenaje sanitario y pluvial. • Determinar las siguientes etapas para la substitución de redes de cableado aéreo eléctrico por subterráneo. • Determinar la necesidad de sustituir el cableado aéreo telefónico y de alumbrado público por subterráneo. Equipamiento • Determinar el equipamiento educativo, de salud y de abasto conflictivo o generador de congestionamiento, así como las oficinas públicas que debieran reubicarse, sin detrimento de la animación y el carácter de centro urbano de la zona de estudio. • Determinar las acciones para mejorar las condiciones de funcionamiento del equipamiento actual que puede conservarse en el centro histórico. • Destacar y promover la formación del Centro Urbano del poniente y los Subcentros Urbanos y Centros de Barrio propuestos por el Programa de Desarrollo Urbano de la Ciudad, en tanto distribuirán la oferta equilibra-

• Promover, destacar e impulsar las acciones de rescate del espacio público, el ordenamiento de la vialidad y el transporte, el incremento del arbolamiento, la eficiencia en la recolección de basura y otras por el efecto positivo que tendrán en el mejoramiento del medio ambiente y el disfrute y la habitabilidad del Centro Histórico. Patrimonio del Centro Histórico • Destacar el carácter patrimonial de la totalidad del Centro Histórico, vinculando integralmente lo cultural, lo natural y lo edificado como una unidad patrimonial. • Determinar el inventario indicativo de arquitectura monumental, relevante, tradicional y popular que debe servir de base para la elaboración del catálogo correspondiente y su incorporación al Reglamento del Programa Parcial del Centro Histórico para su protección y cuidado. • Rehabilitar y aprovechar la edificación patrimonial deteriorada y sus espacios abiertos, con el objeto de albergar nuevos desarrollos culturales, financieros, comerciales y de servicios, en mezcla con la vivienda cuando las características del inmueble lo permitan, en las zonas establecidas para ello en los usos del suelo. • Establecer los apoyos normativos requeridos para impedir la eliminación de los aplanados existentes en la edificación del Centro Histórico y el estímulo al rescate y reposición de los aplanados tradicionales en aquellos edificios que históricamente los tenían. • Fomentar la conservación de la arquitectura tradicional y popular, como testimonio físico de la historia de la ciudad y como entorno y complemento patrimonial de la arquitectura monumental y relevante. • Establecer los apoyos normativos para que la obra nueva se apoye en las tipologías de la edificación patrimonial y asegure su adecuada integración con el carácter del Centro Histórico, pero como una expresión actual de la

arquitectura contemporánea, sin copiar o reproducir las expresiones estilísticas de la edificación patrimonial. • Establecer los instrumentos de carácter jurídico, administrativo, financiero y de participación popular para asegurar la conservación y mejoramiento del patrimonio edificado existente. • Establecer los programas de información, difusión y concientización dirigidas a la comunidad sobre la importancia y necesidad de conservación y mejoramiento del patrimonio natural, cultural y edificado. Imagen Urbana • Establecer la características normativas específicas para la imagen urbana del Centro Histórico para, conjuntamente con el cumplimiento de todos los objetivos ya anotados y la aplicación del Reglamento del Programa Parcial, incidir decisivamente en el mejoramiento integral de la imagen urbana del Centro Histórico. • Determinar las acciones y programas específicos para el rescate y cuidados de la imagen urbana del Centro Histórico de la ciudad de Morelia, particularmente los concernientes al espacio público, al arbolamiento del mismo y a la normatividad de la señalización comercial. Políticas para lograr el ordenamiento del Centro Histórico de Morelia Conservación • Orientar la participación ciudadana en la protección del patrimonio natural, cultural y edificado. • Anteponer la conservación de la edificación patrimonial del Centro Histórico como un interés primordial, en tanto que es un patrimonio colectivo, frente a los intereses privados que pugnen por su alteración o destrucción. • Implementar apoyos y estímulos para la conservación y mantenimiento de la edificación patrimonial. • Desalentar las autorizaciones de cambios de uso vivienda-comercio para conservar el carácter habitacional de barrios y colonias. • Establecer recursos prioritarios en los presupuestos municipales y promover las inversiones estatales para el cuidado y conservación del espacio público y todas las zonas arboladas del Centro Histórico. • Brindar estimulo y apoyo a la relación institucional Municipio-Estado-Federación para lograr la adecuada coordinación en beneficio de la protección del patrimonio del Centro Histórico. • Estimular y fomentar todas aquellas acciones que tiendan a la conservación de las costumbres, tradiciones y festividades que conforman el bagaje cultural de la población del Centro Histórico.

Mejoramiento • Reordenar el comercio informal, estimulando el desarrollo de nuevos equipamientos de abasto, en el conjunto de la estructura urbana de la ciudad de Morelia. • Fomentar la instrumentación jurídica, administrativa y financiera para el mejoramiento del espacio público y la imagen urbana de la ciudad de Morelia. • Impulsar el mejoramiento de la vivienda, mediante programas que integren la inversión de los sectores público, privado y social. • Promover la reestructuración de las líneas de transporte, coordinando acciones con los otros niveles de gobierno, para el mejoramiento del servicio y de la fluidez del tránsito. • Impulsar la desconcentración de oficinas públicas y equipamientos de gran atracción de viajes, para el mejoramiento funcional de la estructura vial en el Centro Histórico. • Fomentar toda acción de las autoridades o la comunidad, tendiente al mejoramiento del patrimonio natural, cultural o edificado del Centro Histórico. • Estimular las organizaciones de la sociedad civil, para la gestión de recursos tendientes al mejoramiento del patrimonio edificado. Crecimiento y Revitalización • Brindar promoción y apoyo al aprovechamiento racional del suelo del Centro Histórico, particularmente de los inmuebles abandonados y en deterioro, y de los escasos baldíos existentes. • Impulsar la reubicación de las instalaciones industriales del norte de la zona de estudio, para el reciclaje y reutilización de ese suelo, en el borde del Centro Histórico, con usos más afines al carácter social, cultural y económico de éste. • Estimular el carácter habitacional de barrios y colonias, con servicios básicos, para impulsar su animación y vitalidad como entorno social del Centro Histórico. • Estimular y fomentar el crecimiento y el carácter peatonal del Centro Histórico. Al establecer un marco de acción que integra los aspectos urbanos, sociales, históricos y de administración pública, entre otros, el programa de conservación y mejoramiento del Centro Histórico de Morelia se desprende como un proyecto ejemplar para revitalizar el patrimonio histórico de diversas ciudades de México.

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REGENERACIÓN DE LOS CENTROS URBANOS

Desarrollo y desarrollismo, apuntes para su contexto SIN PRETENDER EXPONER ESTE TRABAJO COMO EL CAMINO A SEGUIR, PLANTEA QUE LA SOLUCIÓN A LA CUESTIÓN URBANA ESTÁ EN VERDAD CIFRADA EN SU PROPIA TRAZA, IMPULSANDO EL RESCATE Y JUSTIPRECIACIÓN DE LOS BARRIOS DEL PRIMER CUADRO, CON LO QUE SE LOGRARÍA LA SUSTENTABILIDAD URBANÍSTICA DEL BARRIO EN PRIMERA INSTANCIA Y, A LA POSTRE Y DE MANERA NATURAL, SE OBTENDRÁ UN CENTRO URBANO VERDADERAMENTE REGENERADO Y SUSTENTABLE, BUENO PARA HABITAR Y COMERCIAR, ASÍ COMO CON ARQUITECTURAS COHERENTES Y AUTÉNTICAS DE TODAS LAS ÉPOCAS Y PARA TODOS LOS GUSTOS.

Por: Arq. Juan Manuel Casas García

Arq. Juan Manuel Casas García Arquitecto por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha publicado dos libros con temas sobre arquitectura regiomontana: -Tierra, fuego, aire, agua: un estudio sobre el devenir urbanístico y arquitectónico de la Fundidora de Monterrey (2000). -Monterrey a principios del Siglo XX: la arquitectura de Alfred Giles (2003). Se ha especializado en la investigación del fenómeno histórico-arquitectónico de Monterrey, sobre todo en la primera mitad del Siglo XX. Formó parte del equipo que coordinó la restauración del edificio del antiguo Colegio Civil, hoy Centro Cultural Universitario (2004-2007). Actualmente es catedrático de historia, teoría y diseño en la Facultad de Arquitectura de la UANL., así como profesor en el CEDIM desde 2007.

Año de 1981: La tabla rasa del Movimiento Moderno llegó 40 años tarde a Monterrey. Promocionada como “La Obra del Siglo”, la Macroplaza dio comienzo entre el aplauso generalizado que ensordeció la oposición de varios ciudadanos. En un lapso de tiempo tan corto que aún hoy sorprende (sólo tres años), se realizó este proyecto contra todas las adversidades, habiendo sido acaso las políticas y económicas las más duras (recuérdese la devaluación de 1982). Cuando acabó su sexenio el Gobernador Alfonso Martínez Domínguez en 1985, el centro de la ciudad era ya uno muy distinto; irreversible el cambio. Un total de 20 manzanas del corazón de la ciudad fueron rasuradas hasta dejarlas en tierra inerte. Donde hubo tejido arquitectónico se convirtió por un momento en páramo, para luego dar lugar a la plaza. Los adjetivos calificativos que se esgrimían en aquellos años para justificar la ejecución del proyecto a costa de la desaparición del patrimonio arquitectónico que ahí había, en la actualidad se antojan ingenuos y reduccionistas: “viejo”, “decadente”, “apiñado”, “sucio”, “antihigiénico”, “lacra”, “deprimido”, “rezagado”, etcétera. Animan el humor frases como “callejuelas angostas y tortuosas”, ¡Aunque esas dimensiones y trazo eran herencia directa del más remoto pasado virreinal! En Guanajuato, Zacatecas, Barcelona o Carcassonne nadie se ha quejado de esos “defectos” en las calles o “sucias torterías, taquerías e insalubres restaurantes”, como si hoy tal cosa hubiera que buscarse con lupa. Asombra también que dos décadas después los mismos conceptos aparezcan en la paupérrima e irresponsable definición que da Wikipedia acerca de la Macroplaza: “...antes de la construcción de la macroplaza (sic), el centro de Monterrey tenía (sic) calles extremadamente angostas y edificaciones deprimentes...” El siguiente párrafo de esa definición es el único que toca algo relacionado con el patrimonio arquitectónico: Los edificios públicos y las joyas arquitectónicas se ahogaban en aquel hacina-

miento. El Palacio de Gobierno, en su plaza de reducidas proporciones, estaba anulado y carecía de espacio para mostrar sus líneas señoriales. La Catedral estaba rodeada por vetustas casas y talleres que le restaban magnificencia y la ocultaban. Otros habían sido desviados de su función: la antigua Capilla de los Dulces Nombres se utilizaba como bodega burocrática. La visión de lo arquitectónicamente valioso impresa aquí es, infortunadamente aún 20 años después, la de muchos que tienen en sus manos la posibilidad de hacer algo encomiable por nuestra ciudad. Se habla de las “joyas”, es decir, de lo más emblemático, de lo único, de aquello que ocupa el grado superlativo en la escala de valores patrimoniales de cualquier urbe, ocultando que el paisaje urbano está hecho de generalidades, no de excepciones. Nueva York sigue siendo Nueva York sin las Torres Gemelas, una de sus “joyas arquitectónicas” por años. París no es la Torre Eiffel ni el Arco del Triunfo, pues lo seguirá siendo aun si desaparecieran estas “joyas”. Esas “vetustas casas” que rodeaban a la Catedral en Monterrey databan del Siglo XIX, y unas pocas hasta del XVIII. ¿Qué era eso? Simplemente una parte medular de la identidad de Monterrey. La Macroplaza es el más prístino ejemplo de lo que regeneración urbana significa para la vieja guardia. Esas generaciones crecieron, conscientes o no, bajo los ideales del Movimiento Moderno, corriente de pensamiento desarrollada en la Europa del periodo de entreguerras. Hacia los años veinte el arquitecto suizo-francés conocido como Le Corbusier publicó el Plan Voisin para París, que presentaba por primera vez al mundo el concepto que tanto golpeó a las ciudades de Occidente a partir de entonces y por varias décadas: la tabla rasa; es decir, la supresión absoluta de edificios -valiosos o no- para allanar sus predios y construir sobre esos terrenos una nueva ciudad. Quizás ahí está el origen de nuestra Macroplaza.

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Vista de la fábrica de dulces “La Imperial” en 1998.

A más de 20 años de su terminación, resulta muy interesante echarle una ojeada al folleto oficial sobre la Gran Plaza publicado en 1985, donde se pueden leer los objetivos que “el Gobierno del Estado se trazó para beneficio de la comunidad regiomontana de hoy y de mañana”: Establecer zonas verdes en el corazón de la metrópoli; crear áreas de convivencia para la población; dar preferencia al peatón; imprimir fluidez a la circulación del primer cuadro; satisfacer la demanda de estacionamiento; mejorar la estructura de la ciudad e instalar mobiliario urbano nuevo; convertir el proyecto en un detonador de la transformación y modernización de Monterrey y, hacer una obra totalmente autofinanciable. Saquemos nuestras propias conclusiones.

No es necesaria la presencia del segundo punto para definir una zona como histórica al menos para fines urbanísticos. Este segundo punto es siempre el más evidente, o por lo menos es del que se habla de una u otra manera: la arquitectura como patrimonio cultural. Como es evidente en el hecho arquitectónico-patrimonial, el nivel intelectual de una ciudad como Monterrey aún deberá experimentar serios incrementos antes de considerarse vanguardista, pues todavía se discute la permanencia de gran cantidad de edificios de diversas épocas bajo argumentos que asombran por su pobreza, ignorancia, pusilanimidad o por su cinismo.

La cuestión de las regeneraciones

En efecto, aún en estos tiempos de supuesta conciencia del patrimonio arquitectónico, no está del todo asimilado el concepto de considerar a la traza urbana como parte fundamental del valor patrimonial. Este patrimonio se vulnera cuando se ensanchan calles, cuando se fusionan cuadras en algunos de sus tramos o cuando se abre una nueva, pues esto último se hace necesariamente a costa de cruzar por entre las manzanas. Monterrey ha padecido estas tres formas de atentado a la traza urbana histórica. Veamos algunos ejemplos:

Un centro urbano no es necesariamente la parte más vieja de una ciudad, pero ésta sí es una zona histórica. Por lo tanto, podemos considerar como válido el nombre de “centro histórico” a esa parte vieja de cualquier urbe, olvidándonos de los esquemas tradicionales que sólo consideraban con tal nombre a aquellos sitios donde hubo sucesos históricos de impacto nacional, siempre según el punto de vista de la cultura oficialista. Por otra parte, la idea típica de “centro” debe desaparecer cuando de regeneración de zonas históricas se trata. En efecto, los asentamientos humanos no son autónomos, ya que desde su nacimiento se han servido de otros asentamientos menores que, al paso del tiempo, se han ganado su propia historicidad. Considerando todo lo anterior, en las circunstancias actuales, para efectos de valoración y regeneración al menos, lo mejor es reconocer esas áreas como “zonas históricas”. Vale la pena acotar aquí que este es un término justo y estrictamente apegado a su gramática, de tal suerte que hemos de desproveerlo del sentido que al efecto aplican instancias federales como el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) o el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que tienen sus propios fines de protección del patrimonio con sus definiciones muy particulares. Dos son las cualidades básicas que deben existir para que una zona de la ciudad amerite ser calificada de histórica: - Su traza urbana. - La presencia de arquitectura patrimonialmente valorable.

Traza urbana

-Ensanche de calles En la historia urbana local, es la primera de las tres formas de atentado a la traza, y se le ha justificado en aras de mejorar la fluidez del tránsito vehicular. El primer ensanche que se ejecutó en Monterrey con esos fines fue el de la calle Zaragoza, en 1929, seguido inmediatamente por el de Morelos, apenas terminado un año después. Estos ensanches y los realizados en los años cuarenta acaso hayan sido los únicos bien logrados tridimensionalmente, pues el resultado no se limitó al mero aumento de metros para circulación, sino que fue magníficamente complementado con la construcción de magníficos edificios (nótese que no se ha dicho “remodelación de fachadas”) a lo largo de los nuevos parámentos. Así, el paisaje urbano ganó mucho, pues quedaba de tal manera uniforme y ordenado. Aquellos, por desgracia, fueron casi los únicos ejemplos logrados completamente. En lo sucesivo, los ensanches habrán de hacerse olvidándose de la tercera dimensión (es decir, de la arquitectura), produciendo paisajes urbanos muy pobres (v.g. avenida Cuauhté-

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Proyecto de reciclaje en la calle de Aramberri, frente a la Alameda. Par de viejas casonas de principios del Siglo XX abandonadas desde hacía años.

moc, ensanchada en 1969). Increíblemente, aún el Siglo XXI habrá de atestiguar en Monterrey otro casi similar: el ensanche de la avenida Venustiano Carranza, que si bien había estado logrando un trabajo aceptable en su mitad sur, nos quitó una de las mejores esquinas de la ciudad: la que solía tener la fábrica de dulces “La Imperial”. ¿Ha habido una mejoría notable en la fluidez vehicular? -Fusión de cuadras También se puede entender este punto como supresión de ciertos tramos de alguna calle. Tal será el caso, por ejemplo, del tramo de la calle Allende que iba de Escobedo a Dr. Coss; al ser construida la Macroplaza, el proyecto consideró innecesario dejar el paso de esta antigua vía de la ciudad, borrando del mapa a partir de entonces dicho tramo. La Macroplaza absorbió tramos de otras más, siendo la gran mayoría de los ejemplos de este caso pertenecientes a esta zona. ¿Qué sucede? Calles que por más de 200 años dieron sentido, coherencia e identidad a la vida de una ciudad, que tenían sus nombres originales por las particularidades que ahí sucedían, y que fueron además escenarios de diversos hechos históricos localmente relevantes, al borrarse se convierten en vacíos históricos; en otras palabras, en pérdidas de la identidad. -Apertura de nuevas calles Característico del Movimiento Moderno, el fenómeno de abrir nuevos trazos vio en aquellos años ejemplos como la apertura de la calle Juan Ignacio Ramón, terminada en 1957. Tal se realizó a través de grandes y antiguas manzanas que iban desde la calle Zaragoza hasta la de Rayón, como lo evidencia la inusual anchura que tiene esa vía. Completó el diseño bidimensional del proyecto la Rotonda del Obelisco. Urbanísticamente fue sin duda una declaración de modernidad para esta ciudad que tanto ha aspirado a ella, pero la arquitectura jamás ha hecho honor a las magníficas posibilidades de ese emplazamiento: ningún edificio tiene la fachada curva, ni mucho menos hay un

conjunto armonioso de alturas parejas que enmarque la rotonda con dignidad. En aras de las “regeneraciones urbanas”, desde los años noventa se ha propuesto una nueva modalidad que en cierta medida fusiona los tres puntos anteriores. Se les suele llamar “corredores”, y han tenido el fin de “conectar” zonas. El ejemplo previo de esto, sin haber tenido necesariamente la intención de ser un corredor, fue la Macroplaza (1981-1985), pues en efecto uno de sus grandes conceptos fue conectar las viejas plazas Zaragoza y Cinco de Mayo, hasta entonces distantes seis cuadras una de otra. Sin embargo, la conexión que motivó al Paseo Santa Lucía (1994-2007) tiene bastante más justificación. Casi todo su trazo actual sigue el curso de la antigua Acequia de Indios, es decir, aquella que creada en los últimos años del Siglo XVIII partía de la cortina de la Presa Grande para ir a regar sus aguas al pueblo de Guadalupe. En casi todos los proyectos de corredores urbanos, a la manera del más rancio discurso modernista, su gran defecto es que intentan conectar zonas que de ninguna manera estaban destinadas a conectarse, sin tener siquiera alguna justificación de tipo histórico, como en cierto modo la tiene el Paseo Santa Lucía al menos. ¿Cuál es el gran problema de estos monumentales proyectos de conexión a través de corredores urbanos? Que se requieren cantidades de dinero igualmente monumentales para ser concentradas en franjas muy específicas del trazo urbano, de tal suerte que se intenta dar vida no a una zona, sino en realidad a una línea urbana cuya influencia se diluye tan pronto nos alejamos una cuadra. Desafortunadamente los proyectos de este tipo no son bidimensionales, pues si sólo fuera eso, nos quedaría el consuelo del trabajo bien hecho a pesar del gran costo. Ha sido así sólo en parte. La Macroplaza, como podrá recordarse, sigue siendo un proyecto inacabado, pues sus características actuales aún no son las que se describieron en 1981: faltan varias torres de edificios tan altos como la Biblioteca Central que se suponía habrán de flanquear la franja verde entre las calles de Zaragoza y Zuazua. A cambio, ese pendiente nos heredó varios prados que al paso del tiempo se fijaron en el inconsciente colectivo hasta el punto de la apropiación.

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Este consternante proceso de contra-urbanismo es más inexplicable aún por cuanto se trata de la zona más emblemática del centro de una metrópoli como lo es Monterrey, donde deberá haber sólo intervenciones de verdadero valor agregado que eleven la calidad del paisaje urbano, no espacios sustraídos. Aún sin aprender la lección de falta de conclusión que ha dado la Macroplaza, se emprendió a finales del salinato la primera fase del Paseo Santa Lucía. Era una buena oportunidad de enmendar los pendientes, pero los grandes inversionistas aún no se deciden a arriesgar sus capitales, de tal suerte que en 13 años sólo se ha construido un edificio para enmarcar el paseo. Tal es el MUNE, apenas inaugurado en 2007. La segunda fase del Paseo Santa Lucía ha resultado en términos generales ser todo un éxito digno de reconocerse y aplaudirse. Es de esperarse que no le suceda lo que a sus antecesores inmediatos, y se complete su tridimensionalidad. En otras palabras, que se le agregue la arquitectura que le hace falta a ambos flancos. Microcirugía urbana Este es el concepto más razonable con que puede trabajarse en zonas históricas como las que hay en el área metropolitana de Monterrey, particularmente en el Primer Cuadro. Consiste en hacer la analogía de la ciudad con un textil: hasta ahora el procedimiento ha sido: “donde está dañado el textil, recortar y colocar un trozo nuevo”. Este tipo de razonamientos de la vieja guardia no son sustentables económicamente ni adecuados patrimonialmente. Lo que pide el tejido urbano es más difícil, pero más coherente: microcirugía; recomponer el tejido hilo por hilo, es decir, edificio por edificio, lote vacío por lote vacío, casa por casa. No tiene sentido crear más corredores urbanos, pues se está en el riesgo permanente de forzar a conectar zonas que no están destinadas a conectarse. Sin pretender exponer este trabajo como el camino a seguir, sí al menos tiene la intención de plantear que la solución a la cuestión urbana está en verdad cifrada en su propia traza. Una de las claves es el rescate y justipreciación de los barrios del Primer Cuadro. En efecto, se han intentado zonificaciones para atacar el problema. La más reciente, nacida en la APDUNL, bautizó con el insospechado nombre de “distritos” a ciertas zonas que de cualquier modo encierran a algunos barrios, aunque no acaba de ser satisfactorio el criterio de zonificación y límites (lo cual no hace otra cosa que evidenciar la falta de estudio de antecedentes).

En mi opinión, los proyectos de regeneración urbana serán sustentables si se parte del barrio, para lo que es insoslayable el reconocimiento de su existencia, orígenes e identidad. Hay más de veinte barrios en el Primer Cuadro, perfectamente reconocibles: de La Purísima, del Mediterráneo, El Mirador (aunque es oficialmente una colonia, es apropiado mencionarla aquí), de la Plazuela de Bolívar, de la Alameda, de los (ex) Panteones Municipales, de La Malinche, de la antigua Plaza de Toros o de Lizardi (por la escuela que ahí se encuentra), del Arco, de Cristo Rey, de la Trinidad, del Mesón Estrella o de Dolores, del Colegio Civil, del Roble, de los Ojos de Santa Lucía o del Obelisco, de Garza Ayala, del Nejayote, del Hércules, del Mercado Juárez, de los Enamorados, del Chorro y de la Luz (entre otros de menor nombre, por corresponder simplemente a tramos de calles, sin un elemento urbanístico o arquitectónico emblemático). Los mencionados tienen emblemas reconocibles (algunos por lo menos históricamente, aunque ya hayan desaparecido físicamente). En términos generales, su área de influencia no va más allá de dos manzanas a la redonda del punto emblemático. Impulsando estas zonas como entes independientes a partir de sus elementos de identidad, se lograría la sustentabilidad urbanística del barrio en primera instancia; a la postre y de manera natural, la conexión entre unos y otros se irá dando sin forzarla. Olvidemos el viejo concepto de “redensificación del centro”, pues es una quimera; la infraestructura del centro soporta bastante menos de lo que se cantaba hasta los noventa, para no hablar del flujo vehicular posible. En cada barrio la inversión privada deberá estar encausada en dos vertientes igual de importantes: una, la de construir nuevo equipamiento donde la falta de arquitectura valiosa lo permita, y la otra, en reciclar para diversos usos las arquitecturas patrimonialmente valiosas (en otras palabras, trabajos de microcirugía urbana, de recomposición del tejido), entendiéndose por éstas sobre todo las de valor ambiental. En muy pocos años se obtendrá un Primer Cuadro verdaderamente regenerado y sustentable, bueno para habitar y comerciar, y con arquitecturas coherentes y auténticas de todas las épocas y para todos los gustos. Otro buen ejemplo de reciclaje arquitectónico es el antiguo Hotel Favorita (Hoy Plaza del Arco Inn). Abandonado por más de treinta años, el edificio pudo ser reutilizado desde 2003 con el mismo uso que tuvo originalmente, respetando y conservando las cualidades arquitectónicas que lo han hecho parte importante del patrimonio de la ciudad.

(Izq.) En palabras de 1985: “Lo viejo y decadente que desapareció de Monterrey”. Colección Marco Anaya.

(Der.) Ensanche de la avenida Venustiano Carranza. Foto: José Luis Gibaja.

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Urbanismo e identidad de Monterrey AL RECORRER LA TRAYECTORIA URBANA DE NUESTRA CIUDAD, DEBEMOS REFLEXIONAR: ¿QUÉ HEMOS HECHO DE ELLA? ¿HA SIDO ACASO UNA RUTA EN LA QUE CON LA JUSTIFICACIÓN DE LA DIGNIFICACIÓN DE MONTERREY HEMOS SEPULTADO PARA SIEMPRE LA ESENCIA, LA IDENTIDAD Y EL ALMA DE LA CIUDAD? EN LA ACTUALIDAD, HEMOS SALIDO AL RESCATE DE UNA PARTE QUE NOS QUEDABA DE ESE PATRIMONIO DE TODOS. SALGAMOS AL RESCATE DE LO POCO QUE NOS QUEDA. SI LO PERDEMOS, PERDEREMOS NUESTRA IDENTIDAD.

Israel Cavazos Garza Fue director fundador de la Biblioteca Universitaria Alfonso Reyes y tuvo a su cargo el Archivo General del Estado de Nuevo León. Investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM. Colaboró en el INAH, en la redacción del guión de la historia del norte de México, para el Museo Espacios de Historia Mexicana en Monterrey. Catedrático en la Facultad de Filosofía y Letras y en el Colegio de Historia de la UANL. Presidente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia. Colaborador en numerosas publicaciones nacionales y extranjeras, particularmente en la Enciclopedia de México. Ha escrito innumerables libros y ensayos desde 1949. Actualmente es cronista de la ciudad de Monterrey, nombramiento otorgado por el Ayuntamiento de Monterrey desde 1992.

Por: Israel Cavazos Garza, cronista de Monterrey Cuando el INEGI reveló las cifras de población de Monterrey en 1995 ya sobrepasaba el millón 88 mil habitantes, excluyendo el área metropolitana. En lapsos retrospectivos más o menos espaciados, observamos que en 1960 sus moradores eran 600 mil; en 1950, 333 mil; en el 40, 190 mil, en 1930,137 mil; en 1921, 98 mil y 73 mil en 1900. Tenía 42 mil habitantes en 1891 y 27 mil en 1850; 12 mil en 1821 y al asomar el Siglo XIX el Gobernador Herrera y Leiva encontró que había 6,400. En los “padrones de almas” levantados por la iglesia en cifras existentes en el archivo de la Catedral, vemos que el Obispo Martínez de Tejada halló que en 1753 tenía 3,334 personas y en 1701 otro prelado registró que apenas si alcanzaba los 1,300 pobladores. Del Siglo XVII se tienen escasas noticias. Mediado ese siglo había 400; entretanto que en 1596, al ser fundada la ciudad, contadas las mujeres y los niños, serían 34 personas. Esto en cuanto al aspecto demográfico. Por lo que añade a su expansión urbana, conviene observar que en sus primeros días se extendía “a una y otra banda del río y ojo de agua”. Su traslado en 1612 a la parte alta, al inundarse, algo mudó su fisonomía. Cuando

entró el Gobernador Zavala en 1626, hizo una “vista de ojos” y encontró sus casas “distantes unas de otras, sin policía ni concierto, sin orden ni contigüidad, sin calles, policía, ni comercio, ni modo de él, ni de República”. Parte de los vecinos estaba dispersa en las estancias y haciendas. Debido a ello, el mismo Gobernador dictó auto para que los hacendados tuvieren también casa en Monterrey. Durante casi todo el XVII, la ciudad se limitó a dos o tres calles de no más de cinco cuadras y a algunos callejones. Al finalizar ese siglo, el hallazgo minero de Boca de Leones, le dio algún impulso. En la segunda década del XVIII, una devoción popular, la de la Purísima, la jaló, aunque en forma lenta, hacia el poniente. En 1756 doña Petra Gómez de Castro costeó la construcción del templo, lamentablemente demolido dos siglos más tarde para edificar el actual. La ciudad continuó estancada y paupérrima. Cuando el Gobernador Pedro de Barrio halló casi todas las casas caídas, la inundación de 1751 había causado esos estragos. El plano de José de Urrutia de 1765, da idea de tales limitaciones. En esa década, el Gobernador Ussel y Gimbarda construyó al oriente su soberbia mansión que ahora conocemos como la Casa del Campesino. El Obispo Verger edificó en los años ochenta el Palacio del Obispado en la Loma de “Chepe Vera”. Su propósito era el de trasladar la ciudad a la falda de esa colina, pero no lo logró. Un ilustre sucesor suyo, Don Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés, trajo al arquitecto Juan Crouset y empezó a edificar, al norte, la catedral, el hospital y un convento, e hizo abrir en 1794 la calle de la Catedral Nueva (ahora de Juárez). La obra del prelado no fue comprendida y todo quedó inconcluso. Fue él quien fundó el Seminario y convirtió a Monterrey en centro cultural del noreste. En las postrimerías del XVIII, el Gobernador Herrera construyó al oriente, una presa, erigió una estatua a la Purísima y abrió una alameda. Suprimió, además, el corral del palacio y lo convirtió en Plaza del Mercado. En esos años se observa la primera nomenclatura de las calles, antes innecesaria. Surgió el barrio de “Las Tenerías” y se notó algún progreso. La construcción de la primera capilla de la Virgen del Roble, al norte, motivó al Ayuntamiento a dar mercedes de solares. Monterrey creció por ese rumbo. El Gobernador Arredondo, por su parte, en 1815 adaptó para palacio de gobierno el antiguo colegio jesuita y empedró algunas calles. En la década de 1830 se observó la instalación de algunos faroles y la apertura de la Plaza

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de la Carne. Hacia 1842 la ciudad promovió repuebles hacia el norte de la Plaza de Capuchinas. En ese mismo año se empezó a poblar San Luisito, al sur. Un sacristán de Catedral erigió en 1861 la primera capillita a la Virgen de Guadalupe. Hacia el sureste un obispo promovió el Nuevo Repueble de Verea. Durante el régimen imperial, Monterrey tuvo por primera vez un ingeniero de la ciudad (el alemán Isidoro Epsein). Las placas de mármol de las calles que se ven aún y la fuente ahora en la Purísima, de Mateo Matei. Restaurada la República, la ciudad avanzó hacia el norte. Epstein, primero, y Leonidas Mier después, cuadricularon la raza en esa zona. Jerónimo Treviño adaptó el abandonado hospital para Colegio Civil en 1870 y las metamorfosis fue notoria. La llegada del ferrocarril en 82 obligó a presentar al viajero una nueva imagen. Las estaciones del Nacional y del Golfo, así como una planta cervecera originaron barrios populosos. Monterrey, de ciudad agropecuaria había pasado a ser la urbe comercial. Mediado el XIX se dio un viraje hacia la pequeña industria y a fines del 80 con el advenimiento de la gran industria Monterrey pasó a ser la cuarta ciudad del país. El Gobernador Bernardo Reyes abrió en 1892 las calzadas Unión y Progreso, construyó el Palacio de Gobierno e introdujo los servicios de agua y drenaje. En 1894 se inició el Templo de la Luz, originando el barrio de ese nombre. Al paréntesis de la Revolución sucedió una década de progreso asombroso. El gobierno de Aarón Sáenz, lo impulsó. Ensanchamiento de las calles de Zaragoza y de Morelos; construcción de la escuela Álvaro Obregón, que estiró la ciudad hacia ese rumbo, Madero sólo llegaba hasta allí; ahora se conectó con la nueva carretera a Reynosa. La construcción del Palacio Federal; del Mercado del Norte y de varias escuelas “monumentales” y la introducción del gas natural para usos industriales y domésticos transformaron el panorama. Todo culminó en la primera década de los 30 con la creación de la Universidad de Nuevo León. En el decenio de los 40 era Monterrey todavía una ciudad provinciana de 190 mil habitantes. Sobrevino en esos años un nuevo auge industrial. Tuvo la ciudad un toque de modernismo: el templo de la Purísima (1946) y dos sucesos culturales, la consolidación de la Universidad y la creación del Tecnológico, ambos en 1943. En saludable competencia una y otro adquirieron las mejores bibliotecas privadas y Monterrey se constituyó en el

más extraordinario centro bibliográfico del país. A finales de esa década el empuje urbano traspasó la Loma Larga y se inició la colonia del Valle. En la década de 1950, una obra, la más notable del siglo, transformaría la ciudad: la canalización del Santa Catarina. Aparecieron las avenidas laterales y empezó el crecimiento vertical. Fue en esos mismos años cuando se inició la obra de la Ciudad Universitaria. De entonces a nuestros días, el crecimiento urbano ha rebasado los límites municipales. La ciudad ha vuelto hacia lo que originalmente era suyo y ha incorporado los municipios vecinos. El dictado de metropolitana que le diera su fundador en el sentido de cabecera del reino, se ha hecho realidad en el significado de conurbada. Tal ha sido, en apretada síntesis, la trayectoria urbana de Monterrey. Pero, hagámonos esta reflexión: ¿qué hemos hecho de ella? Las antiguas familias que integraban el núcleo fundador, dejaron para siempre las viejas casas de sus ancestros y se alejaron hacia nuevas zonas residenciales en el oeste, en incontenible ascenso a la Sierra Madre. Empezó entonces la obra destructiva. Ante la indiferencia oficial y ante la de la ciudad misma, vimos caer los sólidos muros que conformaban el Monterrey tradicional. Con brutalidad inconcebible, cayeron una a una las rejas de los viejos ventanales, testigos de qué sé yo cuantas confidencias. Los nobles sillares, enegrecidos por los años, rodaron por el pueblo, o quedaron “asomando en los muros vecinos”, para dar testimonio de la incuria y del abandono, pero, más que todo, de la incultura que acabó con la sobria y recoleta ciudad de los abuelos. Se perdían para siempre la esencia, la identidad, el alma de la ciudad. Dijérase que los viejos barrios se convirtieron en antiestética zona de desastre. Las viejas calles de Morelos y la de Padre Mier, habían perdido su fisonomía en nombre del progreso en los ensanchamientos de los años 30 y 40. La apertura de la Gran Plaza asestó el golpe de muerte al acabar con una vasta zona. Se alegó entonces lo vetusto y lo obsoleto. Se argumentó una justificación: la dignificación de la ciudad. Lo mismo ha sucedido con varias calles. De la de Matamoros que lucía la típica unidad arquitectónica nuestra, no queda una sola casa en pie, para dar lugar a corrales de estacionamiento. Hemos salido al rescate de una parte que nos quedaba. La hemos llamado Barrio Antiguo, como si los demás no lo fueran. Salgamos al rescate de lo poco que nos queda. Si lo perdemos, perderemos nuestra identidad.

(Izq.) Palacio del Obispado en la Loma de “Chepe Vera”.

(Der.) Palacio de Gobierno.

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Un palacio en el Norte de México: El palacio del Conde del Valle de Súchil A PESAR DE NO TENER LA RESONANCIA DE LOS PALACIOS QUE SE ERIGIERON DE LAS RUINAS DE LA DESAPARECIDA TENOCHTITLÁN, COMO EL PALACIO DEL CONDE SANTIAGO CALIMAYA, HOY MUSEO DE LA CIUDAD DE MÉXICO, ENTRE MUCHOS OTROS, TAMBIÉN EN EL RESTO DEL PAÍS LOS PALACIOS NO FUERON MENOS MAGNÍFICOS, COMO POR EJEMPLO, EN LA CIUDAD DE DURANGO, DONDE TODAVÍA SE PUEDEN ADMIRAR VESTIGIOS DE ESTAS VALIOSAS EDIFICACIONES DEL MÉXICO ANTIGUO. Dra. María Angélica Martínez Rodríguez Arquitecta por el Tec de Monterrey y Doctora Arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Profesora de Historia de la Arquitectura en universidades de Santiago de Chile, en la Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en la Universidad Finis Terrae y en la Universidad Arcis; así como en el ITESM campus Monterrey. Actualmente es profesora asociada de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Autora del libro “Momento del Durango Barroco. Arquitectura y Sociedad en la Segunda Mitad del Siglo XVIII”. Coautora con Joaquín Lorda Iñarra de la monografía “La Catedral de Durango”. Proyecto de Investigación: “Presencia e Influencia Riojana en Chile en el Siglo XVIII”, con la colaboración del Instituto de Estudios Riojanos en Logroño. Miembro de la Asociación Española de Americanistas (AEA).

Por: Dra. María Angélica Martínez Rodríguez El periodista inglés Charles Latrobe quien viajó a México en el Siglo XIX, destacaba en su Carta V de “The Rambler in México”, los espléndidos palacios que habían surgido de las ruinas de la antigua Tenochtitlán. Sin duda, esta tipología arquitectónica era llamativa y contribuía a conformar una imagen urbana de la ciudad. El Barón Alexander von Humboldt, visitó el país entre 1802 y 1804, y luego escribiría en 1811 que México era una de las ciudades más hermosas. Quizás Latrobe y Humboldt admirarían la elegante y poderosa arquitectura de una treintena de palacios, como los dos palacios de la familia del Conde de San Mateo de Valparaíso y Marqués Jaral de Berrio; o el palacio del Conde Santiago Calimaya hoy Museo de la Ciudad de México; o la singular Casa de los Azulejos del Conde del Valle de Orizaba hoy Sanborns, una muestra de arquitectura poblana en la capital, entre otros muchos edificios. En el resto del país, los palacios no fueron menos magníficos. Todavía se pueden admirar los vestigios de esta arquitectura en ciudades como Puebla, Querétaro, y tantas otras, que aunque alejadas de la metrópoli, fueron asiento de grandes señores y de sus hermosos palacios. Tal es el caso del palacio del Conde del Valle de Súchil, en Durango.

La historia de la ciudad de Durango es indudablemente singular: sus especiales circunstancias -enclavada en los despejados territorios del norte del país, distante de los centros importantes, y amenazada por tribus salvajes-, habían limitado su desarrollo. La ciudad había sostenido, desde su fundación, una vida aislada y un desarrollo vacilante, como otras ciudades del norte de México. Pero por una feliz conjunción de circunstancias, en donde destaca el descubrimiento de nuevas minas, la historia de Durango parece concentrarse en unos años, en los que cobra impulso para definir su imagen urbana. Una “fotografía” de la ciudad a finales del Siglo XVIII se puede apreciar en el Padrón de 17781: una ciudad llana, de casas bajas, donde destacaba la silueta de las fábricas de los templos, sus cúpulas y torres aún sin terminar. El palacio del Conde de Súchil situado en la Calle Real compartía la pequeña plaza de San Antonio junto al convento de San Francisco. El Conde de Súchil, Don José del Campo Soberón y Larrea, manda traer al maestro arquitecto Pedro de Huertas, tal vez de la zona metropolitana o su entorno, para edificar su palacio hacia 1763. El examen cuidadoso de su arquitectura habla de un diseñador que manipula recursos originales y fantasiosos; recurre a los tratados de arquitectura, busca efectos y alardes constructivos.

1- Padrón Número Tercero de Durango de 1778 ejecutado por Don Andrés Joseph de Velasco y Restán.

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El palacio presentaba una fachada en chaflán o en pancoupé hacia la plazoleta y ausencia de columnas de ángulo en el patio interior. La fachada en esquina constituye una idea novedosa en México, pues existen pocos ejemplos con esta solución; su antecedente es el Palacio de la Inquisición de la Ciudad de México construido por Pedro de Arrieta entre 1733 y 1735. La originalidad del arco suspendido fue proclamada y elogiada por los contemporáneos, aunque se trata de una gracia antigua difícil de realizar. Algunos ejemplos peninsulares se pueden apreciar en el monasterio de Poblet y en el de San Juan de Duero. Esta tradición se divulgaría con tratados como el de cantería de Tosca2, en el capítulo de los arcos degenerantes. La misma solución aparece en el doble arco que da a la caja de la escalera del palacio, suspendido con un ensortijado motivo vegetal. La volumetría exterior se resuelve en un volumen rotundo, con un tapiz en la portada principal del más desarrollado estilo mixtilíneo y con los huecos de las ventanas guarnecidos con la fórmula capitalina - de origen miguelangelesco- de jambas prolongadas. Los motivos decorativos afrancesados abundan en la portada y es llamativo el empleo, favorecido por la gran calidad que alcanzaron los adornos tipográficos, de viñetas de cestas, medallas, y hojas cuatrilobuladas, a los lados de los estípites y llenando la superficie. El patio principal, elegante y de proporciones generosas, presenta columnas con una molduración poderosa y zigzagueante de estrías movidas. Una balaustrada de arquerías con hermes canéforos adosados en los balaustres centrales y vestidos con el motivo de la cesta recuerdan los grabados de chimeneas o puertas de Serlio3. En la planta baja de este palacio se disponían las oficinas administrativas y archivos de las haciendas del conde, así como las cocheras, bodegas y dependencias para los criados, las caballerizas y las “accesorias” que eran comercios o talleres de alquiler con una vivienda en el tapanco. En la planta noble destinada al recibimiento y a la habitación, estaban el salón de estrado o de cumplimento, llamado así por el estrado, una tarima alfombrada

cercada por una barandilla o biombo, para el estar de las señoras. El oratorio y el salón del dosel o del trono, con el retrato del monarca reinante y un sitial con dosel, privilegios concedidos a la nobleza titulada; el salón de “asistencia”, para recibir familiares y visitas informales; los dormitorios y el cuarto para el mueble del tocador; el comedor, la cocina y el cuarto de placer o baño. Los palacios alojaban varios habitantes, por ejemplo, en el palacio de la familia Fagoaga de la Ciudad de México vivieron 38 personas. Desconocemos como estaba amueblado el interior del palacio, pero algunos museos y colecciones nos permiten reconstruir su aspecto como el Museo Franz Mayer en la ciudad de México o el museo Bello en Puebla. Las artes suntuarias en el menaje civil alcanzan su máximo esplendor durante el Siglo XVIII. El desarrollo económico en Durango creó la necesidad de una vida más formal, es decir más formalizada o ritualizada, que expresara adecuadamente las distintas condiciones y funciones de los habitantes: un tono que precisó de la utilización de vestidos y coches, de casas y fachadas; la composición de un escenario urbano adecuado, donde se construyeron los monumentos principales que todavía hoy dan la imagen de la ciudad.

2- TOSCA, T. V., Traatados de Arquitectura Civil, Montea y Cantería, y Reloxes, Valencia, 1794, 107-109, Fig. 18 3- SERLIO, SEBASTIANO, Todas las Obras de Arquitectura y Perspectiva, ed. Facsímil, Oviedo, 1986, Venecia, 1584.

(Izq.) Fachada principal Palacio del Conde del Valle de Súchil.

(Der.) Detalles ornamentales de la fachada principal.

El Palacio de la Inquisición en la Ciudad de México, es otro ejemplo de palacio con fachada en esquina.

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LOS CENTROS HISTÓRICOS EN NUEVO LEÓN

Una mirada a la reconversión  LA EVOLUCIÓN DE LOS CENTROS HISTÓRICOS CONSISTE, NO EN CONGELAR EL PASADO E INMUTARLO, SINO AGREGARLE VALOR, QUE LE PERMITA LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO GENERACIONAL, LA SUPERVIVENCIA Y LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIDA SOCIAL, ECONÓMICA, POLÍTICA Y CULTURAL. DUEÑOS DE UN LEGADO INMENSURABLE DE HISTORIA, TRADICIÓN, IDENTIDAD Y CULTURA, LOS CENTROS HISTÓRICOS HAN SIDO, SON Y SEGUIRÁN SIENDO EN LA VIDA CONTEMPORÁNEA, EL TESTIMONIO TANGIBLE, INTANGIBLE Y TRASCENDENTAL DEL ORIGEN DE LAS CIUDADES.

Por: Arq. Mario Ibarra Maldonado

Arq. Mario Ibarra Maldonado Arquitecto por la Universidad Autónoma de Nuevo León, reconocimiento al Mérito Académico. Actualmente cursa la Maestría en Ciencias para la Planificación de los Asentamientos Humanos en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha sido Analista de Proyectos Urbanísticos en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del Gobierno del Estado de Nuevo León, colaborando en las áreas de diseño e ingeniería de proyectos viales, como el Puente Viaducto de la Unidad, Bypass Gómez Morín - Morones Prieto y otros pasos a desnivel. Fue líder de proyectos del despacho Espacios Arquitectónicos Inteligentes (SIOS). Actualmente es Coordinador de Imagen y Cultura Urbana de la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León, a cargo de proyectos de regeneración de los Centros Históricos.

El concepto de centro histórico puede ser abordado analíticamente desde tres esferas temáticas, lo urbano, lo histórico y lo patrimonial. Lo urbano tiene la connotación físico-espacial, ya que se refiere a los asentamientos humanos que dieron origen a los lugares fundacionales de la ciudad y a sus elementos físicos arquitectónicos, como los son las edificaciones. Sin embargo, la noción de centralidad urbana se da por las relaciones sociales, culturales, económicas y espaciales que lo configuran como el centro de un todo: la ciudad. Por otro lado, lo histórico evoca el tiempo, puesto que en el centro histórico coexisten diversos testimonios tangibles e intangibles producto de procesos sociales de distintas épocas. Este cúmulo de sucesos a lo largo de la historia de una ciudad, es lo que le añade un valor único a los centros históricos. Y por último, la temática patrimonial, quizá la más representativa y a partir de la cual se aborda con frecuencia el término centro histórico, pero desde una óptica de transmisión, sucesión o legado de algo material o inmaterial. De acuerdo a la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, de la UNESCO de 1972, se considera patrimonio cultural a los monumentos, los conjuntos y los lugares que tengan un valor desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia; y patrimonio natural a los monumentos naturales, las formaciones geológicas y fisiográficas, y los lugares o zonas naturales que tengan un valor excepcional desde el punto de vista estético o científico1. Dicho legado del patrimonio se da por un proceso social en una fase histórica específica, hacia una sociedad y tiempos posteriores distintos, que a través de esa evolución generacional se le va incorporando un valor cultural y tradicional cada vez mayor, lo que se ve reflejado en la existencia de una identidad en la sociedad que la apropia y la promueve a todos sus integrantes, para después mostrarla a una sociedad exterior.

Situación Actual Debido al notable crecimiento urbano que han estado experimentado las ciudades, se ha requerido de una adaptación social a las nuevas funciones de la vida moderna. Así, los centros históricos de Nuevo León y en especial los metropolitanos2, que en los años cincuenta albergaron espacios residenciales y comerciales de altos ingresos, actualmente están siendo abandonados3; lo que ha provocado la dispersión de la mancha urbana de manera horizontal, en ocasiones sobre áreas naturales importantes, y en otras, sobre zonas riesgosas, que además de provocar daños ambientales, genera segregación social, al concentrar al interior de dichos centros, habitantes de bajos recursos económicos. Otro aspecto que trae consigo la disminución de habitantes en la zona, es la paulatina degradación física de inmuebles patrimoniales y áreas públicas, y la proliferación de la delincuencia e inseguridad.

1- En el artículo 1 “patrimonio cultural” y el artículo 2 “patrimonio natural” de la Convención de la UNESCO (1972), se describen más a detalle los distintos elementos y zonas consideradas dentro de cada uno de ellos. 2- Se consideran centros históricos metropolitanos a las zonas que dieron origen a las ciudades que integran el Área Metropolitana de Monterrey: Apodaca, García, General Escobedo, Guadalupe, Juárez, Monterrey, San Nicolás de los Garza, San Pedro Garza García, Santa Catarina. 3- Por ejemplo, el Centro Metropolitano de Monterrey en el año de 1980 tenía una densidad de 164 hab./ha y para el 2000 de 28 hab./ha, mientras que Barcelona en el año de 1990 tenía 234 hab./ ha. Fuente: Gobierno del Estado de Nuevo León, Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León. Programa Sectorial de Desarrollo Urbano 2004 - 2009. (2004).

Cabe señalar, que en los centros históricos se observan edificaciones en total abandono, principalmente porque las empresas se han reubicado hacia zonas más accesibles y menos congestionadas. Este hecho ha dejado subutilizadas grandes áreas urbanas con excelente ubicación, que repercuten negativamente en el aspecto económico de la ciudad, debido a la falta de aprovechamiento de inversiones realizadas en infraestructura urbana. Por lo anterior, es de vital importancia la reconversión de los centros históricos en Nuevo León. Acciones El objetivo principal de las políticas urbanas es mejorar la calidad de vida de los habitantes, por esta razón, quizá una de las más importantes en los últimos años a nivel internacional ha sido la regeneración de los centros históricos, a través de la redensificación, renovación y reestructuración urbana, así como de la promoción del patrimonio cultural. Dentro de este marco, el Gobierno del Estado de Nuevo León, ha emprendido acciones concretas en lo que al tema se refiere, a través de la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León4. Dicho organismo lanzó el programa Regia Metrópoli en el año 2005, el cual contempla dentro de sus componentes urbanos más importantes, la regeneración de la imagen urbana de los centros históricos de los principales municipios del Estado. En este sentido, la APDUNL ha realizado hasta hoy los proyectos de regeneración de los centros históricos de los siguientes municipios: Linares (2005), San Pedro Garza García (2006), Santiago (2006), Montemorelos (2007) y García (2007).

En general, la problemática que presentan los centros históricos estudiados, como resultado del diagnóstico, es la siguiente: • Deterioro de la imagen urbana. • Abandono, inseguridad y delincuencia. • Pérdida de identidad de la zona. • Deterioro de inmuebles patrimoniales y mobiliario urbano. • Contaminación visual excesiva. • Falta de infraestructura para personas discapacitadas. • Inmuebles deshabitados. • Falta de espacios para el estacionamiento público. • Incompatibilidad en los usos de suelo. Sin embargo, nos hemos percatado que existe un número considerable de inmuebles patrimoniales en buen estado. Aproximadamente el 50% de las construcciones son de un nivel y la densidad de la población oscila entre 25 y 50 Hab./Ha. Después del análisis de dicha información se han elaborado las distintas propuestas consistentes en un plan maestro y un proyecto urbanístico-arquitectónico. En el plan maestro, se incluyen propuestas de uso de suelo mixto (primer nivel comercio, segundo y tercero vivienda), de manera que respondieran al dinamismo de las actividades sociales, económicas y culturales; en vialidad y transporte, se buscó la peatonalización de calles y la eliminación del tránsito vehicular y de transporte en algunas de ellas, así como la ubicación de estacionamientos públicos; y en imagen urbana, se buscó dotar de espacios públicos a sus habitantes, como lugar de encuentro, de convivencia comunitaria y de fortalecimiento de la identidad de la zona.

4- A partir de este párrafo, para hacer referencia a la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León, se utilizarán las siglas APDUNL.

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(De izq. a Der.) Centro Histórico de García, N.L., Centro Histórico de Santiago, N.L., y Centro Histórico de San Pedro Garza García, N.L.

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Plaza principal, Linares, N.L.

El proyecto urbanístico-arquitectónico se enfoca a la propuesta a detalle de elementos de mobiliario urbano, de materiales característicos para banquetas, andadores y vialidades, en especial de las plazas públicas, así como su ornamentación con forestación representativa de la zona. Posteriormente, se presentan propuestas arquitectónicas de los perfiles urbanos localizados dentro de la zona de estudio, con un estilo arquitectónico que se integrara al entorno. Además de las propuestas en materia de planeación urbana antes descritas, se busca regular y proteger legalmente cada una de las zonas, lo cual se lleva a cabo a través de las declaratorias correspondientes como zona protegida con carácter de centro histórico5, realizadas por el Gobernador del Estado. En esta acción se trabaja de manera conjunta con los municipios involucrados, tanto para la delimitación de las zonas, como para la formación de las juntas de protección y conservación, los patronatos pro-defensa y comités técnicos. En todos los municipios antes mencionados se ha llegado a la etapa de ejecución, en las que se han realizado obras de cableado subterráneo, aplicación de concreto estampado en calles, empedrado de banquetas y andadores, cambio de luminarias y bancas. De igual forma, se ha hecho el rescate de plazas y la restauración de inmuebles patrimoniales.

Conclusión El centro histórico es el lugar más variable de la ciudad, su evolución consiste en no congelar el pasado e inmutarlo, sino agregarle valor, que le permita la adaptación al cambio generacional, la supervivencia y la sustentabilidad de la vida social, económica, política y cultural. Si bien, las políticas urbanas definen el rumbo y el inicio de las acciones, la génesis intrínseca de los centros históricos, le proporciona una continuidad cambiante indefinidamente. Conteniendo un legado inmensurable de historia, tradición, identidad y cultura, los centros históricos han sido, son y seguirán siendo en la vida contemporánea, el testimonio tangible, intangible y trascendental del origen de las ciudades.

“…estamos frente a una condición estructural de los Centros Históricos en América Latina: la contradicción entre la concentración de la riqueza históricocultural y la pobreza socio-económica de la población que allí reside.” Carrión, 2004

5- La declaratoria como zona protegida con carácter de centro histórico, se llevó a cabo en los términos que fija Ley de Patrimonio Cultural del Estado de Nuevo León. Los municipios que cuentan con dicha declaratoria son los Municipios de García (2005) y San Pedro Garza García (2006).

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Kiosco, centro de San Pedro Garza García, N.L.

Bibliografía 1. APDUNL. Proyecto de Regeneración: Casco Patrimonial de Montemorelos, N.L. Monterrey, México. 2007. 2. APDUNL. Proyecto de Regeneración: Casco Patrimonial de San Pedro Garza García, N.L. Monterrey, México. 2007. 3. APDUNL. Proyecto de Regeneración: Casco Patrimonial de Santiago, N.L. Monterrey, México. 2006. 4. APDUNL. Proyecto de Regeneración: Centro Histórico García, N.L. Monterrey, México. 2007. 5. Carrión M., Fernando. Los centros históricos en la era digital, en ICONOS N° 20. FLACSO - Ecuador, Quito, pp. 35-44. 2004. 6. Martínez D., María E. El centro histórico objeto de estudio e intervención. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana. 2004. 7. Vélez P., Francisco M. Planeación, Crecimiento Urbano y Cambio Social en el Centro Histórico de la Ciudad de Puebla. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Puebla, México. 2007.

Casa habitación, San Pedro Garza García, N.L.

Casa habitación, García, N.L.

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LA REGENERACIÓN URBANA DE PAMPLONA

“Las puertas de esta ciudad están abiertas para todos” LAS CIUDADES SE HAN CONVERTIDO EN EL ORGULLO Y EL DOLOR DE CABEZA DE LA HUMANIDAD. EN ELLAS SE PLASMAN SUS GRANDEZAS Y SUS MISERIAS; SUS GRANDES CREACIONES Y SUS PEORES DESASTRES. UNA COSA ES SEGURA: NO HAY QUIEN PARE LA URBANIZACIÓN DE ESTE PLANETA. POR ELLO MÁS VALE QUE DEDIQUEMOS BUENA PARTE DEL TALENTO QUE TENEMOS PARA HACER DE LAS CIUDADES LOS MEJORES LUGARES PARA VIVIR.

Por: Dr. Antonio Garza Sastré

Dr. Antonio Garza Sastré Doctorado en Arquitectura Universidad de Navarra, Pamplona, España. Arquitecto por el Tec de Monterrey en 1986, acentuación en Diseño Urbano. Miembro del Consejo de Desarrollo Urbano Municipio de Monterrey, 2000-2003. Consejero Académico Cátedra Luis Barragán, 2000 hasta la fecha. Asesor en Congresos Internacionales de Arquitectura ITESM 1998 hasta la fecha. Consejo de la Carrera de Arquitectura, 2000 a la fecha. Coordinador de la Academia de Arquitectura, 2002. Asesor en prácticas profesionales de: Despacho Renzo Piano, IDOM BILBAO, Despacho Beinisch & Beinisch, Alemania, Despacho de Pucho Vallejo España.

En este mundo de una globalización apresurada, de un consumismo rampante, pero también de una responsabilidad de preservar mejor los recursos naturales y de hacerlo más humano, ya existen buenos ejemplos de ciudades armónicas, placenteras, seguras y bellas que debemos mirar y emular en la medida de nuestras posibilidades y deseos. Con un medio ambiente dañado y que clama por que dejemos de contaminar y explotar los recursos naturales indiscriminadamente; con una humanidad dividida, enfrentada, resentida y desconfiada, es probable que aún se encuentre en algunas ciudades una manera de vivir que concilie todos estos aspectos y tengan en su seno espacios de encuentro, con áreas peatonales, con medios de transportes eficientes, con formas de vida más austeras. Las ciudades europeas se acercan mucho a esta manera de convivencia. Estas ciudades han logrado superar muchos años de presión demográfica e industrial y ahora se destacan por ser modelos de urbanismo y urbanidad. En España, en particular, ha existido en los últimos años una carrera por mejorar las ciudades y posicionarlas como los nuevos centros de turismo y de residencia. A veces se valen de pretextos como los Juegos Olímpicos o las exposiciones universales, pero, la mayoría de las veces, lo hacen para que sus ciudadanos disfruten de las ventajas que ofrecen las ciudades modélicas. De entre la pléyade

de ciudades españolas inmersas en una regeneración urbana, Pamplona ocupa un lugar especial, pues ha sido catalogada como la ciudad con el mejor nivel de vida en una encuesta nacional donde se tomaron en cuenta aspectos como disponibilidad de fuentes de trabajo, de centros educativos, de hospitales, de transporte eficiente, de seguridad, de lugares de esparcimiento, etc. De tamaño medio, aproximadamente 300 mil habitantes en toda su área metropolitana, cuenta con dos grandes universidades, con hospitales y centros sanitarios de prestigio en donde incluso se atiende a la Familia Real, con fábricas de automóviles, etc. Sin embargo, Pamplona es mundialmente conocida porque es escenario, del 7 al 14 de julio, de las famosas fiestas de San Fermín que son a la postre, quizá junto al Carnaval de Río de Janeiro, las más conocidas de su tipo en el mundo, tanto así que la imagen alegre y festiva de la capital navarra se transmite a todo el orbe. En realidad es una ciudad tranquila y muy querida por sus habitantes que últimamente ha experimentado una transformación de su área central que vale la pena analizar toda vez que queremos hacer de las ciudades mexicanas unos espacios mejores para convivir. En alguna ocasión, a la pregunta de qué habían hecho en Pamplona para tenerla tan limpia, con tantas plazas, con innumerables jardines, con auditorios de primera y con extensas áreas peatonales, la alcaldesa Yolanda Barcino respondió: “Sólo seguimos la enseñanza del pueblo de Navarra que es trabajador y solidario”. A partir de esta premisa, ella y su equipo de gobierno han administrado mejor los recursos y han creado concursos para regenerar las áreas del centro haciéndolas más atractivas. No han escatimado en promover iniciativas que elevan el espíritu de los habitantes y además los distraen del estrés que los tiempos modernos provocan. Así, la ciudad fundada por los romanos, y que en honor al general Pompeyo la llamaron Pamplona, tiene un centro de origen medieval donde conviven como en toda ciudad europea comercios y viviendas. Todas estas estrechas callejuelas son ahora peatonales y bullen de vida de día y sobretodo de noche cuando los bares abren sus puertas para la diversión y la socialización. Como toda ciudad hispana, ésta que en vasco llaman Iruña, tiene una plaza central que sirve de bisagra entre el antiguo trazado medieval que formaron tres originales

burgos llamados San Nicolás, San Cernín y Navarrería y el ortogonal ensanche decimonónico. En esta plaza se encuentran edificios importantes como el Palacio Foral, sede del Gobierno de Navarra y el Hotel La Perla, famoso porque allí se hospedaba Ernest Heminway cuando solía ir a las fiestas de San Fermín y que él mismo se encargaría de promover como las más alegres del mundo. Llamada Plaza del Castillo, a esta plaza la decidieron hacer totalmente peatonal y prohibieron la circulación de automóviles en las calles que la rodean; debajo de ella hicieron un estacionamiento donde encontraron murallas de la antigua ciudad medieval y que ahora también sirven de atracción turística. De esta forma la ciudad se hizo de un gran espacio público y además de estacionamientos, lo que es importante en una ciudad con edificios de apartamentos algunos de los cuales fueron hechos antes de la invención del automóvil. En la Plaza del Castillo remata un boulevard llamado Carlos III, que tiene como otro extremo el Monumento a los Caídos, una obra de la época franquista, y entre ésta y la plaza existen fuentes y paseos arbolados flanqueados por comercios y restaurantes que los pamploneses frecuentan a lo largo del día y de la noche. Toda esta avenida es peatonal y cuenta también con estacionamientos subterráneos que suplen las áreas de superficie que anteriormente se destinaban a los vehículos. Para atraer la gente al centro se decidió poner a pocas manzanas de la Plaza del Castillo la tienda departamental El Corte Inglés; así se beneficiaron los pequeños comercios y tiendas de barrio que por ahí se encontraban, pues la afluencia de más gente al área central significa la oportunidad de que allí hagan sus compras habituales; de otra forma irían a algunos de los grandes supermercados de la periferia, de esos que se encuentran en cualquier gran ciudad moderna y a los que sólo se va a comprar. A su vez se construyó el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra Baluarte que atrae a mucha gente a eventos culturales, exposiciones, congresos, etc. Toda la ciudad mantiene una unidad definida por un reglamento constructivo y de alturas estricto, el cual le da un orden significativo a pesar de que muchos de sus edificios son de épocas y autores distintos, lo que impide que Pamplona se convierta en un “parque de atracciones” tal y como ocurre con otras ciudades donde se hacen edificios egoístas y narcisistas que sólo se miran a ellos y no hacen caso de la máxima del arquitecto brasileño Paulo Mendes da Rocha, quien dijo que todo edificio, aun siendo privado, tiene un compromiso público y debe respetar el contexto que le rodea y sobre todo hacer ciudad. El hecho de que Pamplona cuente con una prestigiosa escuela de arquitectura sin duda que habrá influido en la alta calidad de las edificaciones y del urbanismo, cuestión poco frecuente en muchas de nuestras ciudades. La nueva estación de autobuses está también en el centro y, siendo un edificio contemporáneo y funcional, ha permitido la recuperación de una parte de la Ciudadela, fortificación que constituye uno de los principales valores monumentales de la ciudad, así como la habilitación de un gran espacio de más de 30 mil metros cuadrados de zona verde. En la ciudad se celebran numerosos eventos de todo tipo que llenan sus calles de vida. No sólo en San Fermín, que es cuando Pamplona recibe a un millón de visitantes, sino en cualquier fecha; hay conciertos que no podían faltar en una ciudad que ha dado compositores famosos

como Julián Gayarre o Pablo Sarasate; también abundan las exposiciones artísticas y recientemente se han organizado eventos varios de las diferentes culturas. Y es que cada vez son más las personas procedentes de multitud de países, sobre todo de Iberoamérica que han escogido esta ciudad situada a orillas del río Arga como su hogar, logrando con ello el entendimiento de la diversidad cultural que será ya una constante de las nuevas ciudades globales. Importante es el hecho de que la energía que consumen Pamplona y Navarra en general procede en un 70% de sistemas de energía limpia producida por generadores eólicos o celdas solares. La meta es llegar a abastecer al 100% con este tipo de energía e incluso exportarla a otras comunidades. Parece fácil todo esto que se ha logrado hacer en pocos años, pero en una tierra donde hay ideologías encontradas, que van de una derecha hispanista a una izquierda separatista, el que Yolanda Barcino haya sido elegida alcaldesa por tres períodos tiene mucho mérito, pues no es sencillo lograr concitar los apoyos suficientes para junto a todos los habitantes y demás actores de la ciudad, conseguir hacer que Pamplona tenga el mejor nivel de vida de un país que cuenta con varias ciudades ejemplares. Sin intentar obtener una fórmula secreta sería recomendable que muchos gobernantes, empresarios, arquitectos y ciudadanos en general, en el momento de abordar la tarea de hacer de sus ciudades unos espacios más seguros, más equilibrados y más bellos, hicieran caso de las características y los sueños del propio pueblo que las habita. Es muy probable que al hacerlo coincidan con el gobierno de Pamplona que tomó como propia la enseñanza sabia del pueblo al que servía y decidió dotar a la ciudad de espacios más generosos, más solidarios y más humanos; será entonces cuando se pueda decir con autoridad y orgullo la frase escrita a la entrada del Palacio Consistorial de Pamplona y que dice: “Las puertas de este edificio están abiertas para todos, pero sobre todo el corazón”.

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El Boulevard Carlos III está flanqueado por comercios y restaurantes, que los Pamplonenses frecuentan a lo largo del día y de la noche.

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PROGRAMA PUEBLOS MÁGICOS DE MÉXICO

Mecanismo exitoso para el desarrollo turístico regional CON EL OBJETIVO DE ESTRUCTURAR UNA OFERTA TURÍSTICA COMPLEMENTARIA Y DIVERSIFICADA, BASADA FUNDAMENTALMENTE EN LOS ATRIBUTOS HISTÓRICO-CULTURALES DE LAS LOCALIDADES QUE SE DISTINGUEN POR SU SINGULARIDAD Y ATRACTIVO, ESTE PROGRAMA BUSCA APROVECHAR LA SINGULARIDAD DE NUESTRO PAÍS, AL GENERAR NUEVOS ESPACIOS DE GRAN ATRACTIVO AL VISITANTE POR LAS DIFERENTES EXPRESIONES DE LA CULTURA LOCAL, COMO ARTESANÍAS, FESTIVIDADES, GASTRONOMÍA Y TRADICIONES, COMO HA SIDO EL CASO DEL MUNICIPIO DE SANTIAGO, NUEVO LEÓN, ENTRE OTROS.

Por: Lic. Francisco Madrid Flores

Lic. Francisco Madrid Flores Licenciado en Turismo por la Escuela Superior de Turismo del Instituto Politécnico Nacional. Maestría en Administración en el Tec de Monterrey. Actualmente es Subsecretario de Operación Turística, de la Secretaría de Turismo de México. Representante Regional de la Organización Mundial de Turismo para las Américas, 1999-2000. Presidente del Comité de Estudios de Mercado de la Organización Mundial del Turismo, 2000. Profesor de diversas materias vinculadas con el turismo en: Colegio de Bachilleres, Escuela Superior de Turismo del Instituto Politécnico Nacional, Universidad Anáhuac, Tec de Monterrey y la Universidad Americana de Acapulco. Reconocimientos por diversos programas y proyectos: - El Programa Pueblos Mágicos, supervisado durante su encargo como Subsecretario de Operación Turística (2006). - El sistema de información estadística Datatur (2005). - La Encuesta de Grado de Satisfacción de los Turistas (2002). Ha impartido más de 250 conferencias relacionados con el turismo.

En los últimos años el turismo mundial ha ido ganando mayor reconocimiento como una actividad relevante que contribuye al desarrollo económico y social de las naciones. Este importante rol del turismo ha traído consigo beneficios significativos para los países, no sólo en materia de generación de ingresos y creación de empleos, sino también por la atracción de grandes montos de inversión, por la formación de cadenas productivas y en general por su impulso a las economías. Adicionalmente, una de las aportaciones más valiosas del turismo es su participación en el desarrollo social, dado que la actividad turística contribuye a reducir los niveles de marginación y pobreza, sobre todo en las regiones menos desarrolladas del mundo. En virtud de que el turismo se ha convertido en una excelente alternativa de desarrollo para las regiones y las comunidades que han encontrado en la actividad turística una opción productiva para mejorar sus niveles de vida, propiciando una mejor redistribución del ingreso a lo largo y ancho del país, el Gobierno Federal lo ha definido como un sector estratégico para lograr los objetivos nacionales de crecimiento económico y de generación de empleos, para lo cual ha orientado sus acciones y estrategias hacia el mejoramiento de la competitividad a través del fortalecimiento de la oferta turística de los diferentes destinos. En este sentido, la estrategia de diversificación, tanto de lugares como de productos y segmentos en este ramo, que viene impulsando la Secretaría de Turismo para mejorar la competitividad del sector, tiene un significado fundamental, en este marco es precisamente donde se inserta el Programa Pueblos Mágicos de México.

Principales características del Programa Pueblos Mágicos Desde el año 2001 se crea el Programa Pueblos Mágicos de México, el cual se constituye como una de las acciones más exitosas que se han realizado como parte de la estrategia de diversificación para el desarrollo turístico nacional. Los objetivos del Programa son: • Estructurar una oferta turística complementaria y diversificada hacia el interior del país, basada fundamentalmente en los atributos histórico-culturales de las localidades que se distinguen por su singularidad y atractivo. • Aprovechar la singularidad de las localidades para la generación de productos turísticos basados en las diferentes expresiones de la cultura local: artesanías, festividades, gastronomía y tradiciones, así como desarrollar otros productos como el turismo de aventura, el ecoturismo, la pesca deportiva y otros que signifiquen un gran atractivo dentro del territorio de la localidad participante. • Poner en valor, consolidar y/o reforzar los atractivos de las localidades con potencial y atractivo turístico, fomentando así flujos de visitantes que generen: -Mayor gasto en beneficio de la comunidad receptora (artesanías, gastronomía, amenidades y el comercio en general). -La creación y/o modernización de los negocios turísticos locales. • Que el turismo local se constituya como una herramienta de desarrollo sustentable para las localidades

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incorporadas al programa, así como en un programa de apoyo a la gestión municipal. • Que las comunidades receptoras de las localidades participantes aprovechen y se beneficien del turismo como opción de negocio, actividad redituable o empleo. Proceso para la incorporación al Programa Con el propósito de hacer más transparente y eficiente la incorporación de un mayor número de localidades, a finales del 2005 la Secretaría de Turismo estableció mecanismos de selección y evaluación a través de los Criterios de Incorporación al Programa Pueblos Mágicos los cuales se conciben como un requisito indispensable para la candidatura de cualquier población o localidad que desee obtener el nombramiento de Pueblo Mágico, como son los siguientes:

• Participación de la sociedad y de las autoridades locales. • Instrumentos de planeación y regulación. • Impulso al desarrollo municipal. • Oferta de atractivos y servicios. • Valor singular “La Magia de la Localidad”. • Condiciones y espacios territoriales. • Impacto del turismo en la localidad y área de influencia. • Desarrollo de capacidades locales.

Pátzcuaro, Michoacán.

Asimismo, se cuenta con un Comité Interinstitucional Pueblos Mágicos, el cual tiene entre sus objetivos fungir como un órgano consultor de selección y evaluación de las localidades que integran y tienen interés en incorporarse al Programa, así como determinar la permanencia, suspensión y/o revocación del nombramiento otorgado. Este comité, a partir de la integración del expediente donde se muestre el cumplimiento de cada uno de los Criterios de Incorporación, analiza la candidatura de la localidad y determina si se otorga o no el nombramiento como Pueblo Mágico. Actualmente, están incorporadas al programa 32 poblaciones de 24 entidades federativas del país, que han cumplido con los requisitos establecidos. Factores clave del éxito del Programa Pueblos Mágicos Parte fundamental del éxito del Programa Pueblos Mágicos es la participación y coordinación de esfuerzos entre dependencias federales, los gobiernos estatales y municipales, los empresarios, organizaciones sociales y sobre todo la sociedad, la cual tiene un papel prioritario, bajo un enfoque de corresponsabilidad.

Tapalpa, Jalisco.

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Comala, Colima (antes y después)

Izamal, Yucatán (antes y después)

Sin duda, la participación de la comunidad da vida a este Programa, ya que los ciudadanos de esas localidades hacen que esta iniciativa se vaya consolidando de manera exitosa y que cada vez más, contribuya a una distribución más equitativa de los beneficios económicos y sociales del turismo en cada rincón del país. Precisamente, esta participación activa de actores públicos, privados y la sociedad civil es la que ha caracterizado al Programa como un ejemplo en materia de gobernanza turística, ya que supone un cambio en la gestión pública, porque aun cuando fue concebido por el gobierno federal, es en el nivel local, en sus ámbitos público, privado y social, donde se estructura y opera. Por supuesto que sus alcances van más allá de la idea de realizar proyectos y acciones turísticas para mejorar la imagen urbana y la infraestructura turística de las localidades, ya que también busca convertir a esas localidades en detonadores del desarrollo local y regional. A más de seis años de creado el Programa y gracias al trabajo conjunto entre todos los actores de la sociedad, se pueden observar resultados muy positivos, aun cuando los Pueblos Mágicos se encuentran en un grado de desarrollo turístico diferente. Actualmente, existen poblaciones con el nombramiento de Pueblo Mágico que han mostrado un rápido avance en materia de desarrollo turístico y ya están viendo sus beneficios, por mencionar algunos están Pátzcuaro en Michoacán, Cosalá en Sinaloa, Parras de la Fuente en Coahuila, Real de Catorce en San Luis Potosí, Tapalpa, Jalisco, por mencionar algunos. Asimismo, existen Pueblos Mágicos de incorporación reciente, como Santiago en Nuevo León, que gracias al empuje de sus autoridades estatales y municipales, así como de su población, consiguió integrarse al programa con la intención de posicionarse como un destino turís-

tico aprovechando sus vastos recursos culturales y naturales, sus costumbres y tradiciones, la hospitalidad y franqueza de su gente, así como su gran potencial que le permitirá, en base a un trabajo coordinado, la posibilidad de desarrollar productos diferenciados y competitivos, fortalecer su infraestructura turística y urbana, mejorar sus servicios, todo ello con la finalidad de conseguir un desarrollo que por consiguiente propicie el incremento de la afluencia de turistas nacionales y extranjeros, la derrama económica, la generación de empleos todo ello en beneficio de la comunidad. Perspectivas del Programa Pueblos Mágicos Sin duda, los avances obtenidos a la fecha a través del Programa han sido significativos, sin embargo, es necesario reforzar las acciones para avanzar en la consolidación del desarrollo de los Pueblos Mágicos, para ello resulta fundamental la estrecha coordinación y alineación de acciones entre los tres niveles de gobierno, el sector empresarial y el sector social. Asimismo, es necesario seguir trabajando en el fortalecimiento de la infraestructura básica y el desarrollo urbano y turístico, como principales áreas de oportunidad para mejorar el posicionamiento de las localidades. Con el propósito de garantizar la continuidad en el Programa, se considera necesario realizar una renovación periódica de su certificación, el fortalecimiento de los Comités de Pueblos Mágicos locales, así como establecer los mecanismos que aseguren que el programa trascienda más allá de los cambios de gobierno, todo ello con el objeto de seguir fomentando el desarrollo de las localidades más representativas de la cultura y riqueza con que contamos los mexicanos.

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PLANEACIÓN URBANA

RIZOMA

RENOVACIÓN DEL ARROYO ATEMAJAC CENTRAL DE GUADALAJARA

Saneamiento de micro cuencas urbanas y redensificación en zonas centrales CON EL OBJETIVO DE GENERAR NUEVAS ÁREAS UTILIZABLES, LA RENOVACIÓN DE LOS MÁRGENES DE ARROYOS, RÍOS, Y EN GENERAL DE LOS FRENTES DE AGUA SUBUTILIZADOS Y DESCONECTADOS DE SU ENTORNO, ES UNA DE LAS VERTIENTES PRINCIPALES DE LA RENOVACIÓN URBANA ACTUAL, LA CUAL BUSCA CONVERTIR ESTOS ESPACIOS EN ZONAS APTAS PARA UN DESARROLLO SUSTENTABLE, QUE CONTRIBUYA A REBALANCEAR LOS SISTEMAS METROPOLITANOS.

Por: Dr. José Javier Gómez Álvarez El presente proyecto aborda la renovación de un arroyo urbano degradado, cuya reutilización fortalezca la condición barrial de Atemajac, barrio histórico tradicional de Guadalajara. El proyecto Arroyo Atemajac Central parte de dos premisas correlacionadas: por una parte, la importancia del saneamiento y rescate de microcuencas urbanas contaminadas, y su reaprovechamiento como espacios verdes urbanos, destinados a actividades recreativas y de esparcimiento. Por otra parte, la redensificación en zonas centrales estratégicas de la ciudad, a través del aprovechamiento de los espacios residuales y subutilizados de los márgenes del arroyo, con la idea de insertar nuevos edificios para uso habitacional, comercial y de servicios, equipamiento y cultura, para construir un hábitat integral. Para lo cual el proyecto arquitectónico urbano funge como marco referencial del potencial del sitio. A través del análisis de un caso específico, la investigación evalúa el potencial que tienen estos espacios degradados para convertirse en zonas aptas para un desarrollo sustentable que contribuya a rebalancear los sistemas metropolitanos. Antecedentes El extraño, casi extravagante cauce de un microarroyo negado por la dinámica barrial circundante, que le da la espalda, dejándolo como un elemento residual, foco de contaminación y suciedad, dio pie a un proyecto que plantea una reflexión más amplia sobre el futuro de un barrio tradicional e histórico de Guadalajara: sus posibilidades de mantenerse vigente, y de albergar y permitir la permanencia de los nuevos moradores del barrio, familiares y descendientes de quienes allí habitan, en el contexto urbano general de Guadalajara, donde se presenta una serie de casos similares. El punto de partida del proyecto -el interés por el reaprovechamiento de un sitio con una peculiar e intere-

Dr. José Javier Gómez Álvarez Arquitecto por el ITESO. Maestría en Diseño urbano: MSc Urban Design in Development. University College London, Londres, Inglaterra. Doctorado en Urbanismo: PhD / Housing and Urbanism. Architectural Association, Londres, Inglaterra. Premio de Arquitectura Jalisco 1995, en el género casa-habitación y medalla de oro de la Bienal de Arquitectura de Guadalajara 2003, en colaboración con Gómez Álvarez arquitectos. Publicaciones: Arquitectura Industrial Moderna, Perspectivas a Futuro en la revista Enlace, agosto de 2001. La Ciudad Fragmentaria, Piso ciudad al ras No 1. Reutilización de dos fábricas modernistas en Guadalajara, Memorias del 36° Congreso de Investigación, ITESM, Campus Guadalajara. Potencial Urbano en Áreas Fragmentarias de la Ciudad, Memorias del 35° Congreso de Investigación, ITESM, Campus Guadalajara.

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El proyecto aborda dos problemáticas: Reconsiderar el futuro de los arroyos urbanos y explorar el concepto de redensificación urbana de la zona central de la ciudad.

sante configuración urbana-, se aborda en función de plantear la posibilidad de la “renaturalización del arroyo”, entendida como devolverle algunas de sus características naturales. Una renovación urbana complementada con la inserción de nuevos usos en los márgenes del arroyo, que validen los costos del saneamiento del cauce. Lo anterior acorde con las tendencias globales que apuntan hacia una continua y sistemática recuperación de estos sitios olvidados y negados por la dinámica urbana, a los cuales los barrios y distritos que los delimitan y rodean dan la espalda. Lo anterior debido a un proceso histórico de degradación del medio físico natural de la ciudad, acelerado en décadas recientes, quedando como focos de contaminación y degradación, sitios de basura y abandono. Lo que visto por la lente del proyecto urbano vislumbra nuevas oportunidades de desarrollo. Es en el periodo de la post-guerra, cuando la renovación de arroyos y frentes de agua entran de una manera sistemática en la agenda de la renovación urbana en ciudades europeas y de la costa este de Estados Unidos. Tenemos numerosos ejemplos en todas las escalas: desde el saneamiento del río Támesis de Londres, proceso que continúa hasta la fecha con sus riverside walks en el Southbank (rivera sur) y la regeneración de los depósitos y residuos industriales para equipamiento cultural y vivienda, que desborda el presente estudio por su magnitud, hasta los esfuerzos por la revitalización de la cuenca del río Lee, hacia el oriente de la ciudad, espacio degradado y contaminado por la industria, que ha sido designado sitio de los juegos olímpicos del 2012. Un caso similar es el del límite que marca el río Bessos en Barcelona, el cual ha sido ya alcanzado por el desarrollo derivado del Foro de las Culturas, y que será convertido en un espacio renaturalizado y de esparcimiento. En Nueva York el rescate del East River, traspatio de la ciudad, y área histórica de servicios de ésta, es uno de

los sitios más dinámicos del desarrollo y con mayores proyectos en curso. A partir de los grandes ejemplos, se derivan numerosos proyectos de menor escala, pero en donde los arroyos urbanos tienden a convertirse en una parte medular del nuevo hábitat y del espacio colectivo de la ciudad. Micro cuencas urbanas degradadas: saneamiento y reaprovechamiento Como se mencionó, el proyecto aborda dos problemáticas correlacionadas: por una parte el proyecto propone reconsiderar el futuro de los arroyos urbanos, en la práctica utilizados como vertederos de aguas negras. Así, el arroyo principal de Atemajac que corre por la Avenida Patria, y del cual el del presente estudio es apenas un afluente, ha sido designado por parte de las autoridades para su entubamiento. Desde hace tiempo, este “arroyo-avenida” se ha convertido en desfogue de aguas negras, por lo que de entubarse, además de resolver el problema sanitario, se generaría un espacio verde, que no necesariamente de esparcimiento, para una zona que los requiere, aunque en este caso la función de esparcimiento presenta la limitante que implica ser el camellón de una vía de circulación rápida. A pesar de lo justificable que pudiera ser el entubamiento de este caso en lo particular, ello nos lleva a preguntarnos si el entubamiento es el destino que queremos darle a nuestros arroyos urbanos -¿convertirlos en cloacas?- lo que nos llevó a proponer el saneamiento y renaturalización de este afluente del arroyo principal de Atemajac, con la intención de convertirse en un proyecto piloto que cuestione las políticas de supresión de los arroyos. Este pequeño cauce de temporal, al que se llama Arroyo Atemajac Central, cruza diagonalmente el barrio (antes pueblo) de Atemajac, presentando, entre otras problemáticas: anegamiento, estancamiento del agua y contaminación en general, siendo un potencial foco de infección que amenaza la salud de los habitantes de la zona. Dispersión urbana y redensificación en zonas centrales Por otra parte, el proyecto intenta explorar el concepto de “redensificación” urbana en una zona central y estratégica de la ciudad, como es el barrio histórico de Atemajac. Ello en el contexto de una ciudad extendida, dispersa y fragmentada, que presenta una tendencia creciente hacia estas problemáticas. En la actualidad Guadalajara se debate entre las propuestas de “verticalizar” o “redensificar”, versus la real tendencia a la extensión y dispersión extrema de la zona metropolitana. Debate politizado, debido en buena medida a la misma ambigüedad de los términos: ¿Cuántos pisos implica exactamente la verticalización: 10, 20 ó 100?, ¿En dónde o en qué casos podría darse, en el frente de las avenidas solamente?. O más específicamente: ¿Si el predio a verticalizarse coincide con el jardín trasero de una casa?, ¿Si en vez de verse los añosos árboles del vecino será visto por cincuenta pares de ojos potenciales?, ¿Por la sombra del edificio se perderá el sol de la mañana? etc. Todas estas cuestiones, y más, son las preguntas que se han hecho los involucrados y, que han avivado la polémica alrededor del tema.

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Se ha mencionado que en caso de “verticalizarse” (si pudiera ser un verbo) sería con base en un enfoque “casuístico” - palabra un tanto disonante que al parecer significa ‘caso por caso’- lo que conlleva el riesgo de convertirlo en una práctica estilo “ley de la selva”: la imposición del más poderoso, del más astuto, del que tiene los medios para imponerse. En tanto que su contraparte real, la dispersión, continúa por presentar las ya conocidas problemáticas, estas sí, casi unánimemente aceptadas en cuanto a la dificultad de llevar servicios, infraestructura y transporte a zonas cada vez más lejanas de la ciudad. Y eso sin mencionar la calidad de vida urbana, que también se acepta ser mejor en zonas menos alejadas. Así, por un lado, la anterior administración municipal de Guadalajara abrió en el marco de los planes parciales la posibilidad de construir edificios de hasta 11 pisos en algunas colonias (Providencia); un álgido debate que pese a la eventual aprobación de los planes (el típico 11:59 de la noches del 31 del mes 12, cuando se aprueba todo lo aprobable), dista mucho de ser tema resuelto, menos aún consensuado. Mientras que sus homólogos de Tlajomulco de Zúñiga designan a mansalva más que generosas reservas urbanas para uso habitacional de alta densidad, sin tener muy en claro como dotarlas de los servicios necesarios para operarlas, comenzando por las vialidades existentes, a punto de colapsarse por saturación. Además de otorgar a los fraccionadores permisos fuertemente cuestionados por el incumplimiento de las normativas vigentes. Una verdadera disparidad de intenciones, considerando que ambos municipios forman parte de la zona metropolitana de Guadalajara, y que a pesar de la entendible necesidad de tener ambos diferentes estrategias de desarrollo urbano, al ser sus condiciones muy distintas -en Guadalajara ya no hay sustanciales espacios libres, mientras que en Tlajomulco lo son la mayoría-, sí se evidencia la ausencia de un marco común de planeación al nivel metropolitano. Lo anterior deja al tema de la redensificación, del que se hablara tanto hace algunos años, en un ambiguo receso entre la novedad “verticalizante” y la realidad de la dispersión.

Referencias 1. Monedero Isorna, Javier, La Instigación en Expresión Grafica Arquitectónica. Universidad Politécnica de Catalunya. Documento impreso. 2. Jordi and Muxí Zaida (2001), Public Space: City and Citizenship. Diputación de Barcelona, Barcelona, Spain 3. Jacobs, Jane (1961): The Death and Life of Great American Cities. New York, Vintage 4. Kostoff, Spiro (1992): The City Assembled. Thames and Hudson Moughtin, James Clifford (1992): Urban Design, Street and Square. Butterword-Heineman 5. Rogers, Richard and Power, Anne (2000): Cities for a Small Country. Faber and Faber Limited, London 6. Rossi, Aldo (1967): The Architecture of the City. MIT Press, Cambridge Massachusetts 7. Subiros, Pep (1989): The Meaning of a City, Article in Rassegna 37 (Barcelona).

Vistas Arroyo Atemajac.

NOTICIAS DE LA APDUNL

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RIZOMA

Noticias de la APDUNL El Inukshuk El pasado mes de octubre, con motivo de la celebración del décimo aniversario de la Cámara de Comercio de Canadá en Monterrey, se hizo entrega de la escultura “Inukshuk” al pueblo de Nuevo León como símbolo de amistad y solidaridad entre Canadá y México. El Inukshuk, es un símbolo de la cultura Inuit del ártico canadiense, que representa el ser y espíritu humano, que antiguamente las utilizaban como marcadores para orientarse en relación al horizonte. Esta escultura tallada en piedra se integra al Paseo Santa Lucía. El evento fue presidido por el Gobernador del Estado, Lic. José Natividad González Parás, el embajador de Canadá en México Sr. Guillermo Rishchynski, el Sr. Albert Rajotte, Presidente de la Cámara de Comercio de Canadá, el presidente de la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano en el Estado, Lic. Luis David Ortiz Salinas y el escultor Bill Nasogaluak. Arquitectura Noruega Contemporánea 2000-2005 Durante el mes de noviembre y diciembre del 2007, se expuso en el Lobby del Antiguo Palacio Federal, la exposición Arquitectura Noruega Contemporánea 2000-2005. Esta exposición itinerante, fue producida por el Museo Nacional de Arte, Arquitectura y Diseño de Noruega, comisionada por el Real Ministerio Noruego de Relaciones Exteriores. Esta muestra de arquitectura consiste en imágenes, maquetas y textos donde se presentan los 50 más importantes edificios construidos por arquitectos noruegos construidos dentro y fuera de Noruega durante el período del 2000 al 2005. Esta muestra se ha presentado en países como Argentina, México y en el mes de enero se expondrá en Chile. Cátedra Urbana En el mes de octubre del 2007 se presentó dentro del ciclo de conferencias Cátedra Urbana, la presentación del libro “Monterrey Recuperando el Centro Urbano”. Dicha presentación estuvo a cargo del Dr. Javier Cenicacelaya, catedrático de la Universidad de Miami. Esta publicación es un proyecto académico para la recuperación del centro de Monterrey, realizado por la Agencia para la planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León, en coordinación con el Municipio de Monterrey, la facultad de Arquitectura de la Universidad de Miami, y el Tecnológico de Monterrey. Catálogo de Monumentos El Gobierno del Estado a través de la APDUNL y ITESM, firmaron el pasado mes de noviembre el Convenio de Colaboración para la Difusión del Catálogo de Monumentos, Edificios y Sitios Patrimoniales de Nuevo León. Se donó la información de 1000 fichas de inmuebles con valor histórico patrimonial, en formato digital para su publicación en un sitio Web, el cual estará a cargo del ITESM.

El catálogo ha sido elaborado por especialistas para la difusión del valor patrimonial y de influencia para la ciudad, de obras arquitectónicas y sitios. Así mismo, se pretende contribuir a la investigación histórica y arquitectónica, además de promover su recuperación, revitalización y reuso para el beneficio de Nuevo León.

Actividades del Consejo de Participación Ciudadana para el Desarrollo Urbano y la Obra Pública de Nuevo León. El Consejo de Participación Ciudadana para el Desarrollo Urbano y la Obra Pública de Nuevo León continuó su labor como importante referencia para el análisis y enriquecimiento de los diferentes proyectos urbanos que se plantearon para el Estado en el segundo semestre del 2007. Entre los proyectos analizados, se presentaron los correspondientes a la Coordinación de Proyectos Estratégicos Urbanos, destacando el edifico para el Centro de Gobierno-Plaza Cívica, el viaducto sur y subcentro oriente y la vía Lázaro Cárdenas-Huasteca-Periférico poniente, así como la prolongación de la avenida Lincoln y el centro multimodal de transporte ubicado al norte del Área Metropolitana de Monterrey. Otro de los proyectos puestos a consideración del Consejo fue el referente al programa para la integración del desarrollo regional del noreste y su vinculación con Texas, en el cual se destacó el desarrollo logístico para la competitividad, derivado de la posición estratégica de Nuevo León y del Área Metropolitana de Monterrey, traducido en tres elementos claves: el Puente Colombia, el Interpuerto Monterrey y la tecnología logística para la modernización aduanera. Entre los temas relacionados a la problemática urbana y los principales proyectos de la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano, ante el Consejo se presentó un importante proyecto de legislación en materia de desarrollo urbano para el Nuevo León. Igualmente, en materia de conservación y mejoramiento del patrimonio histórico, se presentó el proceso de restauración del edificio del Colegio Civil, haciendo especial alusión al papel de apoyo a la cultura que tiene este valioso espacio universitario en Nuevo León. En otras de las sesiones de Consejo se vieron temas como los antecedentes y la situación actual del Instituto de la Vivienda de Nuevo León, así como los avances de otros programas de la Agencia para la Planeación del Desarrollo como las labores de apoyo para la planeación urbana realizadas por el Centro de Colaboración Geoespacial de la APDUNL y los avances del Plan Metropolitano del Transporte Público, el cual fue apoyado con un interesante estudio sobre la movilidad urbana en el Área Metropolitana de Monterrey. En atención a cada una de las presentaciones y proyectos, los consejeros realizaron interesantes aportaciones a los temas expuestos, estableciendo un diálogo fructífero con los expositores.

PARQUE LINEAL

E

EL GOBERNADOR DEL ESTADO, JOSÉ NATIVIDAD GONZÁLEZ PARÁS, INAUGURÓ EL PARQUE LINEAL RÍO SANTA CATARINA, QUE

EN SU PRIMERA ETAPA CONTEMPLA 9 KILÓMETROS DE CICLOPISTA Y VITAPISTA PARA BENEFICIO DE MILES DE DEPORTISTAS.

El Gobierno del Estado habilitó el Río Santa Catarina como un espacio deportivo, social, cultural y de protección ecológica, así como de embellecimiento urbano, convirtiéndolo en el mayor parque del Área Metropolitana de Monterrey. Acompañado del Alcalde de Monterrey, Adalberto Madero Quiroga; del Secretario de Obras Públicas, Lombardo Guajardo Guajardo y del Presidente de la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano, Luis David Ortiz Salinas, el Mandatario estatal realizó un recorrido para apreciar de cerca el parque.

En su mensaje, el Gobernador dijo que con este Parque Lineal se cumplen tres objetivos primordiales, el primero, habilitar espacios dignos, funcionales, modernos para que la gente practique deporte. Un segundo objetivo, dijo, es darle un sentido de conectividad y de sustentabilidad metropolitana, ya que unirá a los municipios desde Santa Catarina, San Pedro, Monterrey, Guadalupe y Juárez, al quedar concluido todo el tramo del Parque Lineal de 45 kilómetros de longitud; mientras que como tercer objetivo, mencionó el de transformar este espacio en una gran vialidad estética, que se convierta en un activo de arquitectura y de estética urbana. “Tendremos que cuidar pues la sustentabilidad, la ecología, la estética, tendremos que habilitar espacios crecientes para el deporte, tendremos que cuidar que este lugar no se nos contamine con situaciones irregulares, que no se llene de basura y de graffiti, que haya seguridad en la zona, que no se convierta en espacios del comercio irregular, y que al contrario, sea un gran patrimonio de Nuevo León, un patrimonio de las familias de nuestro Estado”, expresó el ejecutivo estatal. Por último, el Gobernador informó que se instalará un comité de mantenimiento responsable del cuidado de las áreas verdes, luminarias y todo lo demás, así como de vigilancia continua, por lo que, añadió, su gobierno continuará trabajando para que Nuevo León se consolide como un estado líder en México y en el mundo. Por su parte, el titular de la Agencia para el desarrollo Urbano de Nuevo León, Luis David Ortiz Salinas, informó que esta pri-

mera parte del Parque Lineal está conformada por cuatro áreas denominadas Tierra, Aire, Fuego y Agua. Asimismo, estará habilitado con vitapista y ciclopista de 3 metros de ancho cada una, canchas deportivas públicas y privadas, éstas últimas por parte del Parque Río, foros abiertos para presentaciones culturales, espacios para estacionamientos, áreas de descanso y una serie de obras escultóricas u ornamentales, luminarias, jardinería y otros atractivos.

MAYORES INFORMES www.cmq.edu.mx/reddeciudades_rmcs Teléfonos: (722) 279-9908 ext. 185 (81) 2020-6736

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