Cuando se comienza a hacer un ritmo en dar pecho al lactante, a estructurar una orden en el día de comidas, de siestas, de horas de dormir, de hábitos, lo que se está haciendo también es un trabajo de establecer límites y orden en la vida. Un niño que puede comer a cualquier hora, hacer a cualquier hora lo que quiera, levantarse cuando quiera, es un niño al que no se le ha mostrado límites y que por lo tanto no va a tener ningún tipo de tolerancia a la frustración. Se sabe que una persona es más madura, mientras mejor tolere las frustraciones. En la vida suelen haber más fracasos que éxitos, por lo tanto necesitamos tener un muy buen entrenamiento para tolerar la frustración y ser seres resilientes. Éste es el mejor regalo que se les puede dar a los niños: que desarrollen capacidades para enfrentar la vida.
Es mucha responsabilidad para un niño tomar decisiones, porque no tiene el conocimiento para tomarlas adecuadamente. Eso le genera una angustia que no tiene cómo manejar y por lo tanto tensión innecesaria. Los niños no deben tomar decisiones, es responsabilidad del adulto hacerse cargo de crear el máximo bienestar y ambiente de cariño y respeto que debe rodear a ese niño o niña.