Literatura Latinoamericana I Teórico N° 10
Secretaría de Publicaciones Materia: Literatura Latinoamericana I Cátedra: Colombi Teórico: N° 10 – 22 de octubre de 2007 Tema:
Escenas Norteamericanas, de José Martí Dictado por las profesoras Ariela Schnirmajer y Beatriz Colombi
5/1060 35 copias Profesora Ariela Schnirmajer: Buenas tardes, voy a tomar las dos primeras horas de la clase para efectuar una breve introducción al Modernismo, ya que la idea es concentrarnos en las “Escenas norteamericanas” de José Martí, una serie de crónicas que publicaba en diversos diarios de América Latina, pero principalmente nos abocaremos al diario La Nación de Buenos Aires. Estas crónicas fueron escritas desde su exilio en Nueva York entre 1882 y 1891. Martí es una figura iniciadora y fundadora del Modernismo, de muchas de las innovaciones poéticas que significaron el Modernismo, movimiento que Ángel Rama ubica entre 1880 y 1916, y que produjo profundos cambios en la literatura hispanoamericana. Se trata de un momento de gran modernización que nace en los países centrales y tiene una proyección a los países periféricos y supone una transformación de valores, innovaciones tecnológicas. Los modernistas acompañan esos cambios y van a adscribir a lo nuevo, pero también efectuarán fuertes críticas a la modernización “sin espíritu”, o a los cambios que signifiquen un alto costo humano. En la antología que ustedes tienen, en la crónica titulada “El Puente de Brooklyn” el cronista celebra, en la construcción del puente que une Nueva York con Brooklyn, la alianza entre el ingeniero y el obrero, transformando al puente en el símbolo del buen uso de la tecnología. La crónica es un ejemplo de la valorización de las ventajas de la modernización. Hay una visión optimista de la tecnología, pero siempre y cuando vaya acompañada de valores. Todo el sustrato ético es muy fuerte en Martí. Sin embargo, en otra de las crónicas martianas, (en la página 63 de la antología, “La casa y el
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ferrocarril”) el cronista advierte sobre la alienación que produce la ciudad moderna y la pérdida de los lazos familiares, y efectúa la enumeraciones de suicidios y filicidios. Voy a señalar distintas características del Modernismo, sin embargo, vamos a tener que repensarlas para el caso de José Martí que está fuertemente tensionado por la lucha independentista, - Cuba era colonia española - por las armas, y por la preocupación estética, por la renovación de la lengua poética castellana. La autonomía del arte define al movimiento, lo que supone una producción artística liberada de las funciones estatales. Se habla de la profesionalización del escritor que sale de la órbita del estado, de la función pública, para pasar a la órbita del mercado moderno y de la especialización en diversas áreas de la producción artística. Es en la prensa donde estos escritores comenzarán a experimentar un modo de independencia respecto de las funciones estatales. El periplo martiano es el siguiente: nace en Cuba en 1853 y muere en 1895, en batalla, en una escaramuza contra los españoles. En 1868 se produce en Cuba el “Grito de Yara”, una rebelión anticolonialista liderada por Carlos Manuel de Céspedes. Martí simpatizaba con los independentistas cubanos y, por el delito de infidencia, es apresado y condenado a efectuar trabajos forzados en las canteras de San Lázaro. Por intercesión de su padre, que cumplía funciones en la policía española, le conmutan la pena por el destierro a España, donde permanece entre 1871 y 1874 y se recibe de abogado y licenciado en letras. Allí escribe El presidio político en Cuba (1871) donde denuncia el maltrato y la tortura que ejercía el poder español sobre las víctimas cubanas en imágenes muy impresionantes que mantienen fuertes relaciones con algunos de los grabados de Goya. Efectúa una descripción de la heterogeneidad de los prisioneros en las canteras de San Lázaro: había niños, adultos, blancos, negros, mulatos. Luego se suceden diversos exilios en México, Guatemala y Venezuela, hasta su llegada en 1880 a los Estados Unidos, donde vivirá los últimos quince años de su vida, organizando la logística del movimiento independentista cubano. Ahora bien, yo les dije recién que un modo de independencia que experimentaron los modernistas respecto de las funciones estatales fue el periodismo. Martí publica principalmente en el periódico la mayor parte de su obra. Sin embargo, en varios de los países donde se exilió, la prensa seguía sujeta a las imposiciones estatales. Es el caso de
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Venezuela, donde
escribe entre 1881 y 1882 en La Opinión Nacional, y recibe
recomendaciones en cuanto al tinte “ultramontano” que desean que le imprima a sus crónicas (el peso de la iglesia era fuerte), encontrándose con un público escasamente alfabetizado. Luego veremos la gran diferencia que habrá luego, en relación al diario La Nación de Buenos Aires. Otra de las características del Modernismo es el cosmopolitismo. Los modernistas se desplazan por diversos puntos del continente, viajan a los centros culturales importantes de la época: Madrid, París, Nueva York, lo cual produce la internacionalización de sus intereses y una transformación de sus lecturas. Había una gran intercomunicación entre los diversos escritores y esto se puede ver en las revistas que fundaron, en distintos momentos, donde se daban a conocer las distintas producciones. Tenemos El cojo ilustrado de Caracas, La revista azul de México, La revista moderna. Hay una preocupación por los problemas continentales, por una identidad que deja de lado los proyectos nacionales para concentrarse en el orden continental americano. Ustedes verán en prácticos el ensayo “Nuestra América”. Asimismo apetecieron las más variadas literaturas modernas, sobre todo la literatura francesa. Paul Verlaine tiene gran peso en Rubén Darío, el simbolismo, el parnasianismo, el decadentismo, también las literaturas nórdicas, las germanas. Abrevan en los escritores del barroco español. La peculiaridad martiana en torno a esta cuestión es su conocimiento de la literatura en lengua inglesa. Al vivir quince años de su vida en los Estados Unidos, adquiere un gran conocimiento de la literatura anglosajona tanto de los escritores mayores como menores. Es el introductor de Walt Whitman en América Latina; lee a Henry James, a Poe, se interesa por el trascendentalismo de Emerson, por los modos de captar la atención del público de Mark Twain, lee a Longfellow, a Fenimore Cooper, a Oscar Wilde. Le interesa la operación que efectúa Emerson respecto de la cultura norteamericana: ¿cómo llegar a una independencia cultural una vez lograda la independencia política?. Martí advierte este problema y lo piensa en relación a la lengua castellana. Mark Twain tenía muchísimo éxito en esa época y ofrecía conferencias que eran un género muy popular de la época. Si pensamos en Versos libres, un poemario que escribe hacia 1882 y que fue ordenado y publicado póstumamente, en el modo en el que aparece la ciudad y en las
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enumeraciones que adopta el sujeto lírico, se puede notar cierta impronta whitmaniana (por las enumeraciones y la incorporación de lo cotidiano a la poesía). El detalle menor ingresa tanto a la poesía como a las crónicas. Eso tiene que ver con una mirada muy moderna. Martí también establece relaciones con las otras artes, sobre todo con la plástica. Ustedes tienen una crónica sobre los pintores impresionistas. El cronista asiste a sus exposiciones y efectúa reflexiones no sólo sobre las pinturas sino también sobre cómo funcionaba el mercado del arte en los Estados Unidos a fines del siglo XIX. En sus primeros años en los Estados Unidos escribe críticas de arte en la revista The Tour en inglés. Piensen que Estados Unidos era el lugar de desarrollo tecnológico por excelencia, mientras que París era la capital del arte. Martí se encuentra en el epicentro de la modernización durante esa época y eso le permite trasvasamientos. Yo estoy hablando de las características del Modernismo y estoy tratando de que vean las peculiaridades de Martí dentro del movimiento. En la bibliografía pueden consultar el texto de Ángel Rama (“La modernización literaria latinoamericana. 1870-1910”) que dan un pantallazo general de los rasgos modernistas. En este recorrido que estamos haciendo sobre las características del Modernismo, pero viendo también la peculiar inflexión martiana, podemos nombrar a varios modernistas: Julián del Casal (cubano), José Asunción Silva (colombiano), Rubén Darío (nicaragüense). En un principio se consideró a Martí el iniciador del Modernismo, y a Rubén Darío el faro intelectual y poético del movimiento. Luego la crítica efectuó una reconsideración a partir de la cual las dos grandes figuras centrales del Modernismo son Rubén Darío y José Martí. De hecho, cuando Martí deja de publicar en La Nación y, al poco tiempo, empieza a hacerlo Rubén Darío, muestra un gran conocimiento de las crónicas martianas y de sus Versos Sencillos, poemario publicado en 1891. El único latinoamericano que Darío incluye en Los raros, un libro de semblanzas de distintos escritores, es a Martí. Ahora vamos a centrarnos en el género crónica y en las Escenas norteamericanas específicamente. Durante mucho tiempo, un poco atendiendo a las afirmaciones de los propios escritores, la crítica consideró las crónicas como un “modus vivendi”: escribían en el periódico para sobrevivir. Después, sobre todo por obra Ángel Rama y de Julio Ramos, se vio al género como un verdadero laboratorio de estilo, donde los escritores produjeron una revitalización de la lengua. Esto se ve en cómo Martí cuenta las cosas; cómo organiza
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el párrafo, la sintaxis, cómo trabaja la acumulación verbal. Esto no ocurría en los periodistas que escribían en la época. Esto en cuanto al género crónica y en cuanto a las innovaciones de los cronistas dentro del periodismo. Uno de los aspectos que más se subraya es cómo el modernismo modificó la prosa, con un modo nuevo de emplear la puntuación, un ritmo acelerado, otro tipo de imágenes, y un alejamiento de las fórmulas tradicionales hispánicas, lo que se ha llamado una nueva prosa y una nueva poesía típicamente modernas. Ángel Rama, en “La dialéctica de la modernidad en José Martí”, dice que Martí está encabalgado. Un ejemplo sobre esta contradicción entre las armas y las letras es el poema “Dos patrias”. Dice “Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche./¿O son una las dos?”. Esta la disyunción y la pregunta, pero también parecería haber una fusión entre las armas y las letras. También hay que considerar que Martí viene de sociedades aldeanas. Hay un crítico llamado Arcadio Díaz Quiñones que, tomando algunas categorías poscoloniales, habla de que Martí es una figura “between empires”, entre imperios. Es un mediador entre la modernidad norteamericana, la colonia cubana, y los países latinoamericanos. Piensa (y participa del periodismo en Estados Unidos) en función de qué puede servirle a América Latina y a Cuba. Su mirada no es sólo nacional sino que también es americana. El último desplazamiento a los Estados Unidos le aporta a Martí un importante cambio en términos estéticos e ideológicos. Experimenta directamente el funcionamiento de la democracia y será un defensor
de esos valores,
al tiempo que criticará el
expansionismo norteamericano. Martí viene de sociedades aldeanas, con gobiernos dictatoriales, de sistemas caudillistas, y el sistema democrático entonces se le presenta con muchas posibilidades. También ve en el norte a una sociedad interesada en lo material, frente
América
que
representa
el
“espiritualismo”.
Esta
configuración
materialismo/espiritualismo se plasmará en el Ariel de Rodó hacia 1900. Yendo al Martí que escribe para La Nación, el director del diario en esa época era Bartolomé Mitre y Vedia hijo. Argentina tenía fluidas relaciones con Inglaterra y Francia (se les vendían materias primas y les comprábamos manufacturas), pero no con Estados Unidos. La Nación era el periódico más importante de América Latina y contaba con nuevas tecnologías. Su primera crónica está fechada el diez de septiembre de 1882 y, previo a su publicación, le extraen una parte. Contamos con una carta que le escribe Bartolomé
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Mitre y Vedia donde le explica por qué le suprimió una parte de esa primera crónica y la respuesta de Martí. Es interesante leer en ese intercambio epistolar la relación del intelectual con la empresa y también el propio lugar que se diseña Martí en su respuesta a Mitre y Vedia. Bartolomé Mitre dice: “Hoy creemos haber hallado en usted a la grata esperanza de que su primera carta será el punto de partida de relaciones recíprocamente gratas y recíprocamente convenientes”. Está hablando de una transacción comercial. El diario se estaba modernizando, incluía distintos cronistas extranjeros, y Bartolomé Mitre y Vedia le habla del mercado. Más adelante dice: “Habla usted con un joven que tiene probablemente más que comprender de usted que usted de él, pero que tratándose de una mercancía, y perdone usted la brutalidad de la palabra y en obsequio a la exactitud, que vamos a tener una favorable colocación en el mercado que sirve de base a sus operaciones, trata, como es su deber y su derecho, de ponerse de acuerdo con sus agentes y corresponsales en el exterior”. Insiste en la relación comercial entre el cronista y el director de periódico en un mercado capitalista. También le hace observaciones de tipo ideológico. Le dice Mitre que si hubiera publicado la crónica tal como él se la ha enviado “Podemos inducir en el error de creer que se abrió una campaña de denuncia contra los Estados Unidos como cuerpo político”. La Nación está dirigida a un público formado, urbano, y Mitre y Vedia sabe que a Martí le interesa ese tipo de lector, difícil de hallar en otras ciudades latinoamericanas – vimos el caso venezolano - de ahí también que remarque esa cuestión, así como la amplia circulación del matutino. Para que vean las diferencias entre los diferentes contextos, cuando Martí publica la crónica sobre Emerson, Fausto Teodoro Andrey, director de La opinión nacional, le dice que el público no puede leer crónicas tan largas y sobre todo, que se centren exclusivamente en literatura. No es un público al que le interesen este tipo de cuestiones. En Buenos Aires, en cambio, se trataba de un público culto, con más inquietudes, en un espacio con mayor concentración poblacional, más moderno. La literatura en el diario extrema sus recursos para diferenciarse de la heterogeneidad discursiva del diario, -estaba el discurso de la ciencia, el Positivismo. Mediante la estilización, Martí
recorta el
discurso literario, extrema sus recursos, para diferenciarse de los otros discursos y tener un
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espacio propio. Para hacer esta operación necesita un público con altos niveles de alfabetización. Tanto la Argentina como Estados Unidos habían recibido un gran aporte inmigratorio. Para la clase dirigente local, Estados Unidos se representa como un país nuevo con una dirigencia política moderna. Seguramente a Bartolomé Mitre le interesaba contar con un cronista en Estados Unidos como parte de su proyecto de formar a la dirigencia argentina. ¿Qué responde Martí? Ustedes tienen la respuesta: “No hay cosa que yo abomine tanto como la pasión. Cierto que no me parece de buena raíz de pueblo este amor excesivo, vehemente y desasosegado de la fortuna material que malogra aquí o (...) y le da a la par aire de colosos y de niños”. Es una crítica al materialismo norteamericano. Dice que “No hay cosa que abomine tanto como la pasión”, pero en las ”Escenas norteamericanas” lo que aparecen son las pasiones contenidas. Se plantea como en un punto medio, pero no dice que está vendiendo una mercancía. Dice que se mueve por el amor: “Por lo cual no escribo con sosiego ni con mi verdadero modo de escribir sino cuando siento para gente que han de amarme”. Luego insiste en el amor: “De mí no pongo más que mi amor a la expansión, mi horror al encarcelamiento del espíritu humano, sobre este eje todo aquello gira. ¿No le place esta manera de zurcir mis cartas?”. Esta palabra “zurcir” tiene más que ver con lo artesanal frente al mercado y a lo técnico. Por otro lado, señala que apuesta a la democracia norteamericana pero no deja de decirle a Mitre que va a criticar sus desvíos. Se postula como un veedor fiel y es la misma imagen que postula Martí a la muerte de Karl Marx. Es la idea de un ojo mirando las amplias posibilidades del desarrollo capitalista, pero también sus fugas, sus puntos oscuros. Los críticos leyeron este intercambio epistolar como una forma de censura que ejerció el diario sobre el corresponsal. Si bien sólo contamos con estas dos cartas, dudamos que se trate de un hecho de censura por varias razones. En sus cartas privadas a su amigo personal en México, Manuel Mercado, Martí le refirió los episodios de censura que sufrió en Venezuela y de los cuidados que debía observar para publicar en México, cuando escribió entre 1886 y 1892 en El partido liberal. México estaba bajo la dictadura de Porfirio Díaz y Martí tenía que tener mucho cuidado en los temas que trataban la relación de ese país con Estados Unidos, pero sobre La
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Nación nunca escribió nada. La Nación lo invita a venir a la Argentina para curarse una antigua dolencia física que sufría Martí. Solamente una crónica que escribió sobre las elecciones norteamericanas, La Nación le cambia el título por “Narraciones fantásticas”. Habría que ver qué coyuntura ocurría en Argentina para esa época. Fina García Marruz, una crítica y poeta cubana dice que las crónicas martianas se pueden describir como una “prosa poemática”. La función del cronista es informar, desde los Estados Unidos, sobre los distintos temas candentes que se producían en la sociedad norteamericana y, al mismo tiempo, se da una estilización de la prosa, una búsqueda de nuevas formas de lenguaje y por eso habla de prosa poemática. Lo narrativo, lo vamos a ver en “El asesinato de los italianos” se exacerba en las crónicas. Esa crónica se refiere a un suceso xenófobo que Martí cuenta varias veces. Cada vez que lo cuenta focaliza en una u otra escena que quiere remarcar. Es como una cámara cinematográfica que se acerca y se aleja, adopta distintas perspectivas para relatar. ¿Cuál es la función de estas focalizaciones?. Las crónicas tienen un fuerte componente argumentativo. El cronista quería demostrar, convencer al lector. En “El asesinato de los italianos” habla de un solo suceso, pero en general las crónicas reúnen distintas noticias. Martí no sólo piensa y relata con imágenes sino que argumenta a partir de ellas. Por otro lado, eso hay que cruzarlo con el fuerte tono oratorio. Era abogado y conocía estas técnicas. Cómo arma los párrafos, los paralelismos, las imágenes, el uso del detalle y lo narrativo que da entrada a lo lírico. El acontecimiento más cotidiano ingresa a las crónicas y le da un tratamiento poético. En una de sus crónicas señala: “No hay hechos menores, cada día es un poema”. Él leía los diarios norteamericanos y a partir de esa lectura hacia transformaciones y esos sucesos ingresaban a la crónica. Los diarios norteamericanos informaban y el periodismo francés le daba más cabida a la opinión y a la editorial, aunque esto es relativo porque dentro del periodismo norteamericano había varias líneas. Lo que toma del periodismo norteamericano es la idea de impactar al lector para que siga leyendo, lo cual se suma al fuerte componente argumentativo. Las crónicas martianas tratan una enorme cantidad de temas: la alienación en la ciudad moderna, el manejo de las elecciones, el fraude, los monopolios, el capital y el dinero, el ocio y el tiempo libre en la sociedad norteamericana, las diferentes manifestaciones culturales (comedias que miraba el ciudadano medio norteamericano y los
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espectáculos ligados a un público culto). Por ejemplo, venía Adelaida Ristori, una actriz.muy conocida, que declamaba Hamlet, y no tenía un amplio público. En cambio, los espectáculos circenses como los de “Buffalo Bill” eran muy populares. La heterogeneidad de gustos ingresa a las crónicas. De alguna manera, Martí se pregunta si es posible compatibilizar esa amplia variedad. Había una gran cantidad de inmigrantes rusos, alemanes, irlandeses, polacos, chinos, italianos, etc. Martí tiene una mirada doble: observa a los Estados Unidos pero en función de si esa democracia puede servir para América Latina y Cuba. Una de las crónicas se llama titula “Zig-zag neoyorkino”. Podemos señalar la escritura en zig-zag como un rasgo de las crónicas martianas: incluye una gran cantidad de temas en una sola correspondencia. Julio Ramos reflexiona sobre el género crónica y dice que estos textos funcionaban como una vitrina de los bienes simbólicos que exhibía la modernidad a los lectores. Él se detiene particularmente en Martí, aunque analiza a otros cronistas, y dice que, por el reverso de esta función decorativa de la crónica, lo que hace Martí es ver la miseria, la desigualdad social. Hace una crítica a ciertos aspectos de la modernización pero apuesta a ella. Vayamos a “El asesinato de los italianos” (1891). Se trata de la última crónica publicada en La Nación y es un caso de xenofobia. Matan al jefe de policía Hennesy y dicen que fue la mafia italiana. Se da un juicio donde absuelven a algunos de los italianos imputados. Todavía estaban en prisión cuando la multitud los va a buscar a la cárcel y los lincha. Uno de los actores más importantes de las crónicas es la multitud. Le preocupan a Martí las grandes concentraciones de personas y la manipulación de la que pueden ser objeto. En “El asesinato…” mete de lleno al lector en el crimen como si se hubiera acabado de perpetrar. Dice: “Y desde hoy nadie que sepa de piedad pondrá el pie en New Orleans sin horror. Por acá y por allá, como últimas bocanadas, asoma y desaparece un grupo de homicidas con el fusil al hombro. Por allí va otro grupo”. Es como si recién hubiera terminado el suceso. Desde el comienzo se pone de manifiesto la posición de cronista y efectúa un resumen de lo sucedido. En el segundo párrafo, retrocede y cuenta el linchamiento. “Y pocas horas después de que el jurado norteamericano los absolvió, las juntas de notables nombrada por el (...)
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para ayudar al castigo del asesinato, la junta capitaneada”. Fíjense en la cantidad de verbos; es un párrafo de quince renglones en donde lo que predomina es la enumeración: “convoca, reúne, preside, ataca, derriba, se derrama, machaca, asesina”. La sucesión de acontecimientos es relatada mediante la enumeración en tiempo presente y con acumulación verbal que le da acción al suceso. No le da respiro al lector; primero presentó la situación en el primer párrafo, planteó su posición, y después muestra la connivencia entre el poder político y el poder judicial. Lo que hace es desarticular el discurso informativo. Esta crónica se basa en una nota periodística aparecida en el New York Herald, donde se informa sobre el linchamiento de los italianos y no se toma posición. Lo que hace Martí es tomar esa nota y, por empezar, tomar partido mostrando la inocencia de los italianos, y poner en evidencia que fueron usados como chivos expiatorios. Después plantea el peso de la prosa artística, donde los recursos están en función del afán argumentativo del cronista. Él habla de un hecho de xenofobia y lo que hace es desarticular los prejuicios en torno a la raza, a la instintividad de la multitud.
Alumna: Hay un componente dramático muy fuerte en la crónica.
Profesora: Es interesante lo que decís porque, al final, vamos a ver cómo Martí figura a los espectadores. Hace una apelación y muestra a los espectadores que ven esto como si fuera una obra teatral. Cuando Martí se va para proseguir la lucha independentista le escribe a su albacea literario que es Gonzalo de Quesada y Aróstegui para que publique sus textos, y le indica cómo organizarlos, ya que estaban desperdigados en los diversos diarios. Se refiere a sus crónicas como: “Mis escenas, núcleos de drama”. El componente dramático está muy presente. Las primeras producciones de Martí, en Cuba, son una obra teatral que se llama Abdalá donde el personaje se despide de su madre porque va a luchar por la independencia de su patria. Lo dramático era algo que a Martí le interesaba. Por otro lado, hay resortes dramáticos. Dice con respecto al público que presenció el linchamiento: “Miran con anteojos de teatro”, en el cierre de la crónica.
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Acá tenemos un relato donde se va focalizando en distintos momentos de esa historia. En otras crónicas hay párrafos que tiene que ver con la oratoria y, de golpe, hay una pequeña escena que se orienta a
ilustrar valores: la solidaridad, la contención.
Pensemos que el cronista no tenía por qué hacerlo de esta manera, esto es su inflexión particular. Su función era informar a los lectores y nosotros vemos su peculiaridad para escribir las crónicas. Cuenta los hechos pero, al mismo tiempo, muestra su posición. Dice: “Al volver de la faena los ciudadanos victorean al abogado que presidió la matanza y lo pasean en hombros”. Está el movimiento vertiginoso por los verbos, parece que es “in praesentia”, es como que uno lo está viendo, y por otro lado “faena” significa trabajo y también matar a un animal. Está viendo la ferocidad de esa multitud. Ve la ferocidad de la multitud y también su manipulación. Hay muchas crónicas sobre elecciones en donde muestra cómo manipulan el voto de los inmigrantes; a los irlandeses les prometen puestos públicos, a los italianos otras cosas. De alguna manera, esta crónica dialoga implícitamente con un discurso positivista que veía a las masas como irracionales, instintivas, y acá lo que hace es mostrar la manipulación. Se comportan de esta manera porque la connivencia entre el poder político y judicial promueve esto. Es difícil generalizar, teniendo en cuenta la gran cantidad de crónicas escritas (las crónicas norteamericanas de Martí abarcan del tomo IX al XIII de las Obras Completas), pero podemos decir que Martí sostiene que es imprescindible educar a las masas para que participen en el sistema democrático mediante un uso racional de sus derechos. A veces las figura con imágenes que tienen que ver con la ferocidad, pero señala que pueden llegar a esa situación por no haber recibido la formación necesaria, o por no haber desoido sus reclamos y necesidades. En muchas de las crónicas insta al Estado liberal a cumplir con la obligación de la educación, la vivienda ya que ve el hacinamiento en la ciudad moderna, y, en este sentido, tanto la Argentina como los Estados Unidos, en relación a la vivienda, privilegiaban la iniciativa privada. Martí se opone a este tipo de pensamiento. Lo que me interesa remarcar de esta crónica es cómo cuenta este suceso y cómo va desarticulando prejuicios. Después de estos dos párrafos tan fuertes, por los que el lector se metió en la crónica y los sucesos parecen ocurrir delante de él, cambia el ritmo. Estos cambios de ritmo son interesantes. Hay preguntas retóricas, las cuales son muy habituales:
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“¿Y ésas son las calles de casas floridas, con las enredaderas … trepando por entre las persianas blancas y las mulatas de turbante sacando la cesta india de colorines al balcón calado y la novia criolla que va al lago de almuerzo a almorzar peces de nácar y de oro, con un capullo al pecho? ¿Es la… Orleans de carnaval alegre, el romance italiano, la beldad dormida?”. Se detiene en la pregunta retórica y hace la construcción casi eglógica de un pueblo con un idealismo que poco tienen que ver con lo anterior. Esto destaca mucho más la violencia anterior. Primero está lo que a él le interesa remarcar, lo pone en primer plano en los dos primeros párrafos, la transformación violenta de la ciudad, y retrocede mostrando una sociedad que, aparentemente había logrado una convivencia pacífica y heterogénea. “Resuenan las descargas, izan sobre una rama a Bagneto”. Habló de lo general y ahora va a la escena particular, como un zoom que se acerca al personaje. Sigue: “el italiano muerto, le picotean a balazos la cara, un policía echa al aire su sombrero, de los balcones y las azoteas miran la escena con anteojos de teatro”. Ahí está el distanciamiento del público. En cuanto a las masas, no hay una unidad; por un lado, muestra la desaprensión de la gente, pero, por otro lado, muestra que las masas actúan porque fueron manipuladas. Aparece el discurso entrecomillado: “’Al gobernador no se le puede ver, la milicia nadie ha ido a buscarla, el alcalde no va a aprender a toda la ciudad’”. Él ya mostró la connivencia y ahora lo que hace es mostrar cómo la justicia mira para otro lado. Es otro modo de mostrar esa connivencia. Después desmonta los discursos de la doxa, del poder, los prejuicios raciales y culturales. Dice: “Los italianos riñen entre sí como los bandos de Kansas que en medio siglo no ha podido poner en paz ningún gobernador, como los criollos del sur que se heredan de padres a hijos el odio entre familias”. Los italianos discuten entre sí como cualquier otro grupo. Está desarticulando el discurso que ve en cada italiano a un mafioso. Después dice: “once balas le hallaron en el cuerpo. Se declaró que era su muerte la venganza de la mafia. Se prometieron las pruebas más fehacientes, se nombró por el alcalde mismo una junta, se escogió, se encarceló a unos cuantos reñidores de oficio y a los dos hombres de más riqueza e influjo sobre el voto de los italianos”. Hay como una apariencia de objetividad (se hizo esto, se hizo lo otro) después que él presentó su posición, focalizó en un personaje determinado, desarticuló este discurso de la doxa y el prejuicio, pero
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también muestra la arbitrariedad del juicio.Martí estaba en contra del discurso de la masa actuaba por causas psicológicas e irracionales. Bajtín, en La poética de Dostoievski, desarrolla el tema de la polifonía de voces. Si bien no podemos señalar un manejo polifónico en estas crónicas ya que hay una voz muy fuerte, la del cronista, Bajtín habla también de disputas que aparecen entre las voces. Yo creo que lo que se da en las Escenas, en general, es que la voz del cronista entra en disputa con distintos discursos; con los discursos del poder, con los discursos de la criminología o de considerar a las masas como peligrosas. Hay disputas explícitas o implícitas y esto es un componente fuerte de las crónicas. Esto tiene que ver con el afán argumentativo de los textos. Antes del blanco, cuando se da el juicio, decía: “New Orleans recibía con amenazas e ira el delito. Alegaba New Orleans que hubo fraude en el proceso, que el policía …pagó a un testigo, hasta que anunció el telégrafo la novedad aterradora que New Orleans se amotinaba, que rodeaba la cárcel, que ahorcaba a Bagneto, que mataba al Macheca”. Otra vez vuelve a contar el hecho, pero ya en pasado. Antes, en esa pequeña escena, focalizó en Bagneto y ahora lo cuenta de nuevo pero focalizando en el público. “de sus covachas y callejuelas salían, dando gritos, las mujeres que dejaban a las crías en las aceras y se sentaban a llorar. Se destrenzaban los cabellos y se los mesaban, llamaban a los hombres a que despertaran”. Fíjense en el detalle: no sólo figura a los italianos, sino también a sus familias. Esto de incluir a las familias de los obreros, de las víctimas, tiene que ver con un recurso melodramático al que Martí recurre mucho. Martí quiere hacer pensar al lector y también llegar a su sensibilidad, a que se apiaden por esta situación. Hace pequeñas descripciones: “Se lleno de mujeres y hombres la plaza de los periódicos (...) ¡Seamos uno, italianos, en este dolor! ¡Venganza, italianos, venganza!”. El discurso entrecomillado aparece en estas pequeñas escenas. Después tenemos el blanco. Otra vez se muestra que los políticos llaman a la multitud. Dice: “Cundió el convite impreso firmado por los días de ideas y gente de pro de la ciudad”. El convite es una fiesta pública o un banquete. Ya vimos que faena tenía este doble significado, éste es otro caso. Mira cómo se manipula a las masas pero también aparece el exceso: ver esta matanza como si fuera una festividad. Está mirando la violencia en la ciudad moderna. Muchas de las crónicas tienen que ver con la violencia, con la
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alienación. Parece que la mirada del cronista está ahí; lo cuenta como si hubiera sucedido recién, lo cuenta con lujo de detalles. Parece que cumple esta ilusión del cronista “in praesentia”; si ustedes leyeron “El puente de Brooklyn” dice “Tomamos de la mano al lector”. Ahí se da un recorrido como si fuera un guía turístico, mientras que acá tenemos a un cronista que nos lleva a las entrañas de la ciudad violenta. Finalmente, cierra con esta imagen teatral de la matanza como espectáculo: “A Bagneto lo sacan en brazos, no se le ve la cara, de la herida le echan al cuello tibio de la muerte el nudo de cuerda nueva, lo dejan colgado a una rama de árbol. Podarán luego las ramas vecinas (...) Uno saca el reloj: ‘Hemos andado deprisa, cuarenta y ocho minutos’. De las azoteas y balcones mira la gente con anteojos de teatro”. También hay un fuerte tono irónico: muestra a la multitud enardecida y a la matanza como espectáculo. Muestra a los mismos participantes distanciados de lo que hicieron. También hay un distanciamiento del lector. Al principio nos metió en el suceso como si estuvieran pasando ante nosotros, nos metió en los detalles y ahora nos aleja. Apunta a convencer al lector mediante argumentos pero también mediante la conmoción. Es una voz muy poderosa, tan poderosa que en Versos sencillos hay un poema donde el poeta puede despertar a los héroes muertos. Yo quería mostrarles cómo trabaja Martí con las imágenes. Explota al máximo el componente narrativo y descriptivo. Por eso les decía, volviendo a lo de Fina García Marruz, que él argumenta con imágenes. En cualquier diario esta noticia podía aparecer en tres líneas. Vayamos a la crónica titulada “La revolución del trabajo” que se encuentra entre las páginas 69 a 72. En general, en las Escenas el espacio privilegiado por excelencia es la calle. El cronista se mezcla con la multitud en distintas actividades: se acerca a los desplazados, va a una exposición y se mezcla con el público o aparece en un comité de elecciones espía a los actores en momentos de corrupción, animalizando a los personajes. “La revolución del trabajo” es de 1886 y ahí trabaja dos espacios. Uno es una exposición de arte, y el otro una huelga de los conductores de carros donde remarca la solidaridad existente entre los distintos gremios que apoyan a los huelguistas. La organización que nucleaba los reclamos de los trabajadores era la “Asociación de los caballeros del trabajo” que fue muy importante en la década del ’80. El recurso privilegiado de las crónicas es la antítesis, o sea presentar fuertes oposiciones. En esta crónica habla de un adentro, de una exposición de objetos artísticos.
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“Adentro vanidades disputando precios y aficionados de corazón de artista mohínos porque se le iban de los ojos las maravillas que se los aliviaron un momento. Afuera las aceras repletas de gente de labor endomingada”. En el adentro podemos leer la autofiguración del cronista: que atendiera a las cuestiones sociales no quita que muchas cuestiones del arte de Estados Unidos le interesaran. Con respecto al arte norteamericano, dice que amontonan objetos, o copian de Europa. Entonces, la antítesis (adentro-afuera) y él va a ir al afuera: “¿Vamos afuera?”. Este nosotros inclusivo lleva de la mano al lector. Dice: “Hay huelgas injustas, no basta ser infeliz para tener razón”. Después de párrafos tan largos, hace un blanco y hay una frase que parece un aforismo. Esto es muy propio de la escritura martiana y por eso, durante mucho tiempo, los críticos extrajeron frases del contexto que tienen un fuerte contenido de verdad, que es inapelable. Aníbal González dice que se empleó la crónica como una “cantera de ideas” y al extraer las frases del contexto, se desvirtúa su significado. Nos lleva al afuera, a la huelga, y desde el principio plantea su posición. Va a argumentar a favor de la huelga de los conductores de carros mediante la construcción de pequeñas imágenes. Dice: “Se tiene natural afecto por el cartero que trae señales de que alguien nos recuerda, por el sereno que nos guarda el hogar en las horas negras, por los bravos conductores de los carros que nos ayudan en las faenas”. Hace una enumeración y hay una imagen amable de estos trabajadores. En el párrafo anterior utiliza lo patético y lo dramático muy fuertemente: “Pero la huelga de los conductores de la fusta, de mala alma se necesita ser para no sentir cariño por estos pobres soldados de la vida; de pie día y noche en la plataforma de sus carros azotados por la nieve, empapados por la lluvia, arremolinados en la ventisca, salpicados de fango y a cuyo tesón y resistencia deben los habitantes de la ciudad”. Enumera y da imágenes de dramatismo y patetismo. Así como en “El asesinato de los italianos” nos conmovimos por las familias de esos italianos que fueron linchados, acá nos acerca emotivamente a esos trabajadores. Hay que aclarar que Martí en general apoya los reclamos de los trabajadores siempre que se hagan sin violencia, apuesta a la moderación. Sin embargo, hacia 1888 -1889 radicaliza su posición respecto de los postulados del liberalismo: se desencanta de los resortes que deberían funcionar en el sistema liberal norteamericano.
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Si bien va a representar una escena de violencia en donde se enfrentan la policía y los manifestantes, presta atención al detalle con valor argumentativo. Los huelguistas bloquean el paso para que no transiten los carros Dice en la página 398: “En esto ya estaban las avenidas de la compañía henchidas de gente, ni un carro habría de pasar, toda la policía de la ciudad y de la reserva fue llamada para proteger el viaje de un carro, la muchedumbre toda se dispuso a cerrarle el paso. Apareció el carro rodeando de setecientos cincuenta policías, ya no eran sólo cargas de carbón, piedra y ladrillos, era un vagón de cerveza, torre ambulante cuyos barriles vacíos dejó el carrero de buen grado amontonar sobre los rieles”. No quieren que nadie pase y ponen distintos obstáculos. “Eran vagones de las líneas transversales que a hombros sacaban los amigos forzudos de los huelguistas y reclinaban suavemente sobre la vía bloqueada como si reclina en la cuna a un niño”. Mediante la comparación acerca el mundo del trabajo al mundo familiar y le resta toda carga de peligrosidad. Hay un recurso llamado “hipotiposis” que tiene que ver con el detalle. En realidad, está narrativizando un valor. En este enfrentamiento plantea la falta de peligrosidad de la multitud y la prudencia. Hay un deseo de que esas masas no caigan en el desborde. En muchas crónicas Martí dice que esto se puede desbordar. Uno de los dirigentes de la “Asociación de los caballeros del trabajo” proponía la moderación en los reclamos. También se da la posición de un economista llamado Henry George que publica Progress and Poverty en 1879 y funda el Partido del Trabajo Unido. Lo que proponía era un impuesto a la tierra porque decía que las desigualdades sociales tenían que ver con el diferente acceso a la tierra. Piensen que para hacer los grandes ferrocarriles se producían componendas entre los políticos y los grandes millonarios.Con un impuesto al valor de la tierra varias cosas se iban a aclarar. Martí apuesta a esa posición. Luego grupos anarquistas quieren afiliarse a la “Asociación de los caballeros del trabajo” y ahí Martí se distancia porque piensa que esto puede terminar en violencia. Acá él intenta narrativizar la prudencia, el control. Hay un enfrentamiento donde representa a las masas como controladas. En el cierre de la crónica alerta sobre el riesgo de que estos enfrentamientos culminen en hechos violentos irrefrenables y, es aquí donde aparece la mirada del pensador. Dijimos que argumenta con imágenes. En otra crónica Martí dice “Lo que se ha dicho ha sido”. Es la posición del pensador que puede adelantarse, ver la situación y analizarla.
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Aparece la figura del poeta, por el peso de las imágenes unida a la del pensador. Se planta como un intelectual moderno y las crónicas hablan para el futuro: en Argentina los conflictos en torno al mundo del trabajo aún no se hacían sentir. Martí es un intelectual moderno por cómo figura a la ciudad, a los nuevos actores que aparecen en ella. Aparecen los trabajadores, los empresarios, el “self-made man”, aunque sobre estos últimos hay mucha ironía. En algunos casos los revaloriza y en otros hay ironía. Hay una crónica que es sobre un baile de ricos, un baile de disfraces, que parece como una caricatura. Por un lado, muestra la imitación de lo europeo, van disfrazados como si fueran una corte europea. En otra crónica hay un festejo al que asisten grandes empresarios y dirigentes, entre ellos Jay Gould, que era el monopolista por excelencia y el cronista emplea la caricatura para figurarlo. Habría que ver cómo aparecía en la prensa norteamericana este personaje porque para ellos mismos era el símbolo del monopolista inescrupuloso. El tema de la caricatura en la prensa norteamericana era muy fuerte. Miguel Cané visita Europa y Estados Unidos y escribe En viaje, entre 1881-1882. Me interesa traerles este ejemplo para que vean la distinta percepción de Martí y Cané en relación a la libertad de prensa. A Cané le cae mal la libertad de prensa norteamericana mientras que a Martí le atraen sus amplias posibilidades. Cané cuenta que había fallecido una conocida mujer que efectuaba abortos y la prensa efectúa una caricatura donde mostraba la Quinta Avenida repleta de bebés, dado que la población ya no contaba con los servicios de esta mujer. Esto le pareció de muy mal gusto a Cané y vió un avance sobre cuestiones que no había que hacer públicas. Martí tiene, en las crónicas, en cambio, una mirada muy positiva sobre la prensa norteamericana, aunque, de todos modos, privilegia un diario sobre otro. El New York Herald le gusta mucho y fue muy amigo del editor de The Sun, Charles Dana. Tenía un buen conocimiento del periodismo norteamericano. Martí vivió la cultura de masas. Toda la cuestión del tiempo libre en la ciudad moderna se ve en su crónica “Coney Island”. Podría haber sido un texto costumbrista, sobre
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los sujetos en el verano, pero ya ahí hace fuertes definiciones identitarias: nosotros y ellos. En sus crónicas también aparecen los gustos de la cultura popular. Aparece Buffalo Bill o una serie de comedias de Harrigan y Hart que le parecen pasatistas: son escenas típicas de los inmigrantes donde el cronista se detiene en las tonadas pegadizas de las representaciones y dice que, luego, todo el público las canta, con impresionante éxito. El humor tiene un espacio central: cuando el rico se va a Coney Island o a algún otro lugar de veraneo, el pobre también lo hace, pero se hospeda en los techos de las chimeneas. Pensamos que Martí se detiene en muchos de los recursos de este tipo de manifestaciones culturales, pero los transforma en resortes tremendistas o melodramáticos. En muchas de sus crónicas utiliza metonimias para figurar la fragmentación del cuerpo de los pobres, cómo los pobres ponen los cuerpos en los techos o en las baldosas para tener menos calor. Invierte el humor en tremendismo. Este tipo de transformaciones también se percibe en su lectura de Mark Twain. En general, la crítica se detuvo en las lecturas que efectuara Martí de Whitman, Emerson, Longfellow y otros. Sin embargo, se reparó poco en su percepción de Mark Twain. Toma algunos de sus recursos que tienen que ver con el modo de captar la atención del lector. Se interesa Martí por la cultura popular pero se trata de un sujeto ilustrado, como lo señala Angel Rama. Observa qué miran los otros para incorporar algunos de sus resortes a su escritura y lograr el interés del público, sin resignar la propia peculiaridad de su prosa artística. En alguna de sus crónicas se detiene en la actuación de Adelaida Ristori, una famosa actriz que declamaba piezas de Shakespeare. Martí se compadece del poco interés del público por este tipo de dramatizaciones. En verdad, su gusto es más cercano a la Ristori que a las comedias de Harrigan y Hart. Sin embargo, ambas ingresan a sus crónicas. Hagamos un breve receso.
[La primera parte de la clase fue revisada por la docente a cargo de la misma]
Profesora Beatriz Colombi: Seguimos con Martí. Antes de seguir con Martí voy a comentar lo que vamos a hacer en las próximas clases. El lunes que viene vamos a trabajar con los Diarios de Martí, estrictamente con uno que es De Cabo Haitiano a Dos Ríos, es el diario de campaña de Martí. También vamos a aludir a un conjunto de cartas, a veces
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también se llaman diarios, que se titulan De Monte Christi a Cabo Haitiano. Los dos ya están en CEFyL y les pido que los lean. Son textos muy breves. El diario, Martí lo escribe en una libreta de dieciséis centímetros por diez, con una letra muy menuda, son diecisiete páginas. Es muy condensado, de todos modos, y requiere una lectura bastante atenta porque también tiene su grado de hermetismo, cuestión de la que vamos a hablar en la clase siguiente. Aparte, en la clase siguiente, vamos a comenzar con Darío. Vamos a empezar con los cuentos de Azul. Hemos dejado una mínima antología con algunos de los cuentos de Azul y con cuentos posteriores, incluso el último
cuento que escribe que está
ambientado en la revolución mexicana. Para el lunes siguiente nos vamos a dedicar en Darío como poeta. Vamos a trabajar con Cantos de vida y esperanza y Prosas profanas; por ahora vamos a ver los primeros poemas de cada poemario: “Yo soy aquel...” de Cantos de vida y esperanza y “Era un aire suave” de Prosas profanas. También vamos a aludir a los otros poemas. La última clase va a ser sobre Los de abajo de Manuel Azuela. Recuerden que las preguntas del parcial, seguramente, van a estar en la semana del cinco de noviembre y deben estar elaboradas para la semana del doce que es la última semana de clase. Este parcial también va a ser domiciliario también y van a tener una semana para hacerlo en sus casas. Va a incluir Martín Rivas, Memorias póstumas de Brás Cubas y de Martí depende lo que se alcance a ver en los prácticos. Supongo que los diarios y las escenas que estamos viendo hoy y lo que vean en los prácticos. Eso se va a definir. El parcial les va a exigir una buena lectura de los textos y va a estar más centrado que el otro en el análisis textual. La idea no es que sea una monografía pero que, a su vez, les permita un análisis más personal de los textos. Ahora seguimos con Martí y daremos algunas características más de las escenas. Estas crónicas son, en realidad, la parte más extensa de su obra. Este conjunto abarca desde el tomo IX al XIII de sus obras. Son prácticamente quince años de escritura periodística en Estados Unidos. La antología reproduce sólo algunos momentos, priorizando el tema de la representación de los conflictos modernos que es un poco el tema que dio Ariela en la primera parte de la clase: cómo Martí observa la complejidad de una sociedad que recibe inmigrantes y que a la vez está abierta a todas las modificaciones sociales de la modernidad. Además, enfrentado al espectáculo de la democracia que es una de las situaciones que más le interesan a Martí durante su estadía en Estados Unidos.
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Hemos preparado un módulo sobre las “Escenas norteamericanas” y ahí tienen un muy buen material de lectura. Hemos hecho un recorrido representativo; tienen un artículo de Ballón, un especialista sobre la incidencia de Emerson en Martí. Esta figura va a influir mucho en el pensamiento de Martí y en ciertas categorías que él elabora. Éstas aparecen en distintos textos; tanto en crónicas como en su poesía. Por eso la figura de Emerson resulta particularmente importante y sobre ella vamos a hablar un poco. Tiene un artículo de García Marruz, una gran especialista en Martí y un gran poeta. Ella y su esposo Cintio Vitier fueron discípulos de Lezama Lima. Vitier y García Marruz son dos figuras muy estelares del campo cultural cubano. Finalmente tienen un artículo de Julio Ramos. Hemos hecho una selección del libro de Ramos Desencuentros de la modernidad en América Latina. Él es el crítico que ha revisado de un modo más novedoso la obra de Martí. Entonces, qué representan en Martí las “Escenas norteamericanas”. Por lo pronto, habría que pensar que detrás de estas crónicas hay un proyecto, un gran proyecto narrativo. Durante la primera parte de la clase comentaron que cuando Martí hace su testamento, fíjense en la fecha que figura en la antología que ustedes tienen, lo hace en la fecha en que está haciendo la campaña militar en Cuba. Es la última etapa de Martí. Martí ya está jugado, ha dejado definitivamente los Estados Unidos aunque no lo sabe, y va a hacer esa campaña militar. De eso vamos a hablar la semana que viene y por eso hoy nos vamos a extender mucho sobre el activismo de Martí. Martí fue quien fundó el Partido Revolucionario Cubano y pasó a integrar la vanguardia militar que intentó la independencia de Cuba. Les decía que hay detrás de las escenas. Tenemos esta carta testamento que tienen en la antología que es muy interesante, ya que fue escrita en el momento en que está trasladándose de campamento en campamento con su mochila y muy poco confort para dedicarse a la escritura. Sin embargo en esos meses de campaña, desde el verano del ’95 hasta la muerte de Martí, escribe una cantidad de cartas además del diario. Entre esas cartas escribe el testamento y en ese testamento hace un orden de su obra. es alguien que establece de modo muy consciente el destino que quiere para su obra: cómo va a ser clasificada, cómo va a ser publicada. Éstas son las instrucciones que le da a su albacea. Le dice cómo publicar las escenas en volúmenes separados, definiéndolas como “núcleos de drama”. La
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literatura periodística ocupa un lugar muy central para Martí y yo entiendo que es un gran proyecto narrativo. Martí no escribe cuentos; escribe unas muy breves viñetas en una revista para niños que se llama La edad de oro, una de las primeras revistas para niños de América Latina. Un proyecto extraordinario que fue escrito por él casi en su totalidad. Había traducciones, cuentos, poesías para niños. Había en él una necesidad de llegar cada vez a más lectores, además de su preocupación por su hijo y su situación familiar. Fuera de esto no escribe cuentos; escribe dramas, se mencionó, y escribe una novela que se llama Lucía Jerez. Es una novela que escribe por encargo. Martí dice que lo hace siguiendo las instrucciones que le han dado los editores; entonces, la novela tiene que tener dosis de dramatismo, de situaciones melodramáticas, porque es una exigencia de su editor. En uno de sus textos la llama una “noveluca”. Se refiere bastante peyorativamente a su obra narrativa. Si uno la lee hoy, Martí es bastante rígido consigo mismo porque la novela tiene valores; desde construcción de personajes hasta situaciones dramáticas. Es muy moderna porque es una “novela de artista”. Casi todos los personajes que circulan en la novela, más allá de las situaciones amorosas y melodramáticas típicas de los amores despechados, los triángulos, etc., hay una gran tensión hacia el lugar del arte, del artista y en ese sentido es una novela muy moderna. Es a fines de siglo cuando ese tema comienza a ser muy importante en la narrativa, empiezan a aparecer novelas centradas mayormente sobre la figura de los artistas. Martí sobre esta novela no tiene buena opinión, nosotros la podemos ver desde otra perspectiva, y, en definitiva, donde se realiza narrativamente es en las “Escenas norteamericanas” que tienen un grado de ficcionalidad muy alto, un grado de construcción (drama, diálogos). Hay pasajes en forma de diálogos, pasajes descriptivos y también focalizaciones narrativas muy audaces como las que hace Martí cambiando de lugar, de perspectiva. Es, como digo, una obra fragmentaria porque no tiene secuencialidad como en una novela, pero tiene núcleos y preocupaciones que las recorren con las variaciones que tienen que ver con las variaciones estéticas e ideológicas de Martí. Él va haciendo su aprendizaje de lo moderno y sus opciones estéticas, ideológicas y políticas. Ariela señaló esta idea un poco romántica, idealista, de la respuesta de Martí a la carta de Bartolomé Miitre y Vedia, donde dice que lo quiere es el amor. Efectivamente, él establece un lazo de ese orden con su público; una lazo pasional donde está comprometida
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su figura y está comprometido un público en el cual deposita la posibilidad de la constitución de comunidades nacionales latinoamericanas. Hay mucha conciencia en Martí de que sus palabras van a ser leídas en La Nación de Buenos Aires y reproducidas en toda América. Las crónicas que él mandaba para La Nación muchas veces eran levantadas por otros periódicos quejándose Martí por el no pago de los derechos. Eso hacía que Martí fuera leído en toda América, además de publicar en grandes periódicos (La Nación de Buenos Aires, en El partido liberal de México, en La opinión de Caracas, en La república de Montevideo). Con esto quiero decir que sus textos circulaban en toda América. Martí está muy preocupado por cómo van a salir sus crónicas. Se preocupa mucho por la corrección; muchas veces se queja de que le cambien palabras o que el cajista, cuando se realizaba la composición de las sábanas del diario, se equivocase al colocar la caja correspondiente. Hay una gran preocupación en que su estilo no sea desvirtuado. También en atraer al público, en establecer mecanismos de interlocución y de atracción con ese público, de que ese público se sienta convocado a la lectura. Uno de los dispositivos interesantes que él había solicitado es que en cada crónica hubiese un sumario de los temas que se tratasen. Los sumarios que ustedes tienen en la antología aparecieron en la primera edición de los respectivos diarios. Eran sumarios indicativos de lo que tratarían las crónicas y Martí los consideraba importantes para facilitar e incitar a la lectura. En él siempre está la necesidad y la preocupación por convocar a cada vez más lectores. Vuelvo a algo que les dije de las escenas como un gran relato. Se lo puede pensar como un gran relato, fragmentado a través de los distintos artículos, de la modernidad. Se puede leer casi como una serie que tiene una cierta continuidad, como si uno leyera los “Episodios Nacionales” de Galdós. Volviendo al tema del cuidado de Martí por estos textos, hay aspectos muy minúsculos que tienen que ver con la transmisión del sentido. Martí tiene un sistema de puntuación particular, que lleva en su “Cuaderno de apuntes”, otro texto personal de Martí del que vamos a hablar en la próxima, aunque no tengamos posibilidad de analizarlo, dado que es un texto amplio. Es el tipo de cuaderno de notas que lleva un escritor. Ahí él anotaba fragmentariamente pensamientos, traducciones, proyectos. En este cuaderno él anota, por ejemplo, el sentido que para él tiene la puntuación. Fíjense en las crónicas y verán lo notable que es la puntuación de Martí. Desde ya un uso muy intensivo de los dos puntos. Si
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uno compara con otras prosas de la época, de los escritores de los ’80, es muy difícil encontrar un escritor que recurra tanto a la pausa y al efecto de anunciación que ofrecen los dos puntos. Vean todos los sentidos que pueden tener los dos puntos. Es muy interesante cómo trabaja con los dos puntos en la poesía y en la prosa. También, en ese sentido, recurría a otras fórmulas como dos tipos de guión, un guión largo y un guión corto. Martí le da un particular valor a esto; el guión largo y el guión corto establecían pausas de distinta duración. Lo mismo hacía con la coma; usaba una coma mayor y una menor. Estoy haciendo este señalamiento sobre el sistema de puntuación porque es muy importante para la construcción de las frases de Martí. Sus frases son extraordinariamente extensas y tienen una arquitectura muy particular, muy armada y muy densa. Ha trabajado muchísimo con la acumulación. También introduce, dentro de ese largo párrafo, modalizaciones, pausas, signos de admiración, de interrogación. El discurso está totalmente escandido por la puntuación. Atención a este elemento porque tiene que ver mucho con los efectos estéticos y estilísticos que busca Martí. Las crónicas son de muy distinta índole en su temática y en su resolución. Está la crónica que recurre al “fait divers” que es la acumulación de noticias variadas o está la crónica unitaria que trabaja un solo tema. Un típico ejemplo de crónica unitaria es “El puente de Brooklyn”, donde de principio a fin trabaja con la cuestión de la inauguración de este importante puente, toda una revolución en cuanto a la tecnología y a la modernidad que experimentaba Martí, justamente, en Estados Unidos. Estas crónicas, dentro de su variedad, recurren a tres modelos de modo general. Uno puede reparar que están operando procedimientos que provienen de tres ámbitos. Uno, obviamente, es el modelo de la prensa; otro es el modelo historiográfico y el otro es el modelo literario. Resultaría arbitrario separar tanto la prensa de la literatura, pero es para hacer un mínimo acorde con respecto a las líneas que van a alimentar la escritura de las crónicas. Cuando digo el modelo de la prensa me refiero a que son textos que construyen acontecimientos, estoy usando este concepto de Barthes que es “la construcción del acontecimiento”, que es la mecánica de la noticia moderna. La noticia moderna supone un acontecimiento, una enunciación particular del yo, aquí y ahora. Esto es lo que hace la enunciación de la crónica: establecer una cantidad de marcas, de deícticos, de procedimientos con los cuales identificamos esa enunciación producida por un sujeto que
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está en un lugar y en un tiempo preciso. Entonces esta coordinación yo, aquí, ahora, normalmente, supone
tres elementos. Un testigo que, en general, es un cronista, un
observador, un veedor (como dice Martí en su carta a Mitre), un reporter. Por otro lado, una escena pública, la calle o ámbitos cerrados (como puede ser un tribunal o una exposición que también tiene carácter de público) y un acontecimiento que está ocurriendo. Éste es el efecto que muchas veces produce la narrativa de Martí: el suceso ocurre a medida que lo vamos leyendo. Martí adopta esta perspectiva, por ejemplo, en el caso de “El puente de Brooklyn”. Es un recorrido en el cual se cuenta a medida que se atraviesa el espacio. Entonces, la idea del sujeto que se desplaza en el espacio abierto, espacio público, es muy usual en estas crónicas. Por otra parte, como perteneciente al modelo de la prensa, la cita de la prensa americana. Van a encontrar muchísimas veces, incluso como detonante de la crónica, en primer lugar un pasaje extraído de una noticia del The Herald y, a partir de ese paisaje entrecomillado, va a hacer el desarrollo de su propia crónica. También hablé de modelo historiográfico. Qué quiero decir con esto. La crónica normalmente está integrada en una narrativa mayor de sentido. Difícilmente las crónicas de Martí mueren en sí mismas, en su tema. Generalmente tienen una proyección que las hace partícipes de un acontecimiento mayor al que nosotros llamamos historia. Por eso digo “modelo historiográfico”. Continuamente está integrando estos sucesos en una trama narrativa en la cual se cuenta, por ejemplo, la epopeya equis: la conquista del oeste, la muerte de un presidente de los Estados Unidos, etc. Es decir, qué incidencias tienen estos sucesos en la gran trama de la historia de la humanidad. Martí tiene esta perspectiva que es una perspectiva en la cual el suceso minúsculo tiene una incidencia, un rebote, una significación en una trama mayor.
[La participación de una alumna escapa al registro de audio]
Profesora: Por ejemplo, el puente de Brooklyn une dos espacios que están muy separados como son Brooklyn y Manhattan, el puente va a permitir mayor circulación entre estos dos espacios. Hay una admiración por la posibilidad de construir puentes de ese tipo, puentes metafóricos. Paralelamente, en esa crónica, hay una visión muy crítica sobre el costo del puente: mucha gente tuvo que morir para que se construyera ese puente. Eso lo registra con
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estadísticas. Eso es un ingrediente que nunca faltará en la mirada asombrada de Martí frente a la modernidad. Parte de este modelo historiográfico es la construcción de héroes. Hay en Martí un procedimiento figurativo que tiene que ver con la representación de figuras que responden a los patrones de la conducta heroica. Aparecen las grandes personalidades e introduce personajes de las ciencias, las artes. Nosotros no incluimos en la antología, por ejemplo, la crónica sobre Darwin, otro ejemplo es la crónica de Marx que es muy breve. En Martí está la necesidad de hacer de cada protagonista de lo moderno la construcción de una gran figura, de un hombre representativo. Esto tiene que ver, obviamente, con la historiografía romántica. Esta historiografía hizo este tipo de representación de los sucesos de la historia en torno a las grandes personalidades. La historia se movía gracias a estos protagonistas privilegiados para los cuales los demás eran un simple coro. En Martí prevalece esta idea, aunque no la idea del anonimato de los sujetos que no son los héroes. Eso sería la diferencia que uno puede marcar con respecto a la mirada martiana. Es una mirada que recorta héroes pero no sólo en el nivel de los grandes personajes, sino también en el de los personajes comunes, menores, anónimos que nadie ve y registra excepto Martí. Por un tipo, esto no pretende ser un esquema ni mucho menos, el modelo literario donde podríamos incluir lo oratorio y retórico, pensando que entre la retórica y la literatura hay muchos puentes. Efectivamente hay una cantidad de procedimiento que vienen de su conocimiento de la literatura; construcción de personajes, de la construcción de clímax y anticlímax que se manejan en ciertas crónicas como las de violencia, donde son tan importantes los núcleos en donde se comentan situaciones de peligro, violencia, estallido social que luego amainan o tienen otro rumbo en la historia. Entonces, la idea de una trama. Lo que maneja Martí muy bien en las crónicas es la idea de una trama con todos sus ingredientes; con personajes, situaciones, tensiones e incluso con inspiraciones literarias como es evidente. Martí escribe crónicas muy interesantes sobre la conquista del oeste. Para la época en que escribe Martí esta conquista ya ha sido realizada, pero hay celebraciones y situaciones de rememoración de esas circunstancias y se nota mucho la presencia de las lecturas norteamericanas de Martí. Por ejemplo, en las crónicas del oeste se nota la lectura de los cuentos de Bret Harte, por mencionar un autor.
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Martí tiene amplias lecturas. Éstas tienen que ver en primer lugar con su residencia española, lo cual fue definitorio para Martí. En España vivió varios años, hizo su carrera universitaria en Zaragoza (estudio leyes y literatura). Tuvo una formación que lo puso en contacto con la alta literatura española, sobre todo con el Barroco que es una marca importante. Cuando ustedes vean estos largos párrafos con acumulaciones y extrema abundancia, uno puede pensar en procedimientos barrocos. Aparece el “miedo al vacío” barroco que llena su espacio de escritura con acumulaciones. La cultura española es importante para Martí: tanto a lo que hace a la cultura clásica como a la lectura de Bécquer y, a través de él, de alemanes como Heine. Hay un amplio mundo de relaciones que aparecen en la elaboración de su escritura periodística. En relación con esto, quisiera hablar un poco del interés de Martí por los textos y autores que conoce en su exilio en Estadios Unidos. Ballón, en el artículo que ustedes tienen, trabajan con el impacto que significó para Martí la lectura de Emerson. Ballón, en el comienzo de su artículo, plantea que se dio un gran cambio en Martí a partir de 1880. Ésta es una fecha fundamental porque en ese momento Martí se establece en Estados Unidos y comienza su contacto más activo con esa realidad y esas lecturas. Ballón marca como fecha fundamental 1882, porque en esta fecha publica Ismaelillo, su primer libro de poemas, el cual se lo dedica a su hijo. Es un libro que trabaja con el tema de la niñez y de la literatura infantil. En este mismo año publica la crónica sobre Emerson, escrita por la muerte de este autor. Es una crónica absolutamente consubstanciada con la filosofía de Emerson. En este período, quizás antes, Martí ha tenido una alta simbiosis con la propuesta de Emerson, con la filosofía del Trascendentalismo y con lo que se llamó en Estados Unidos el “Renacimiento americano”. Las figuras más importantes de este movimiento son Emerson, Whitman, Thoreau. Su contacto con Whitman y Emerson revierte en la formulación de categorías propias para Martí y su proyecto. Por otra parte, en esta fecha escribe un poema que es “Amor de ciudad grande”, el cual vamos a trabajar, que figura en Versos libres.
Alumna: ¿Ismaelillo es sobre su hijo?
Profesora: Ismaelillo no es su hijo, aunque está dedicado a él, es un personaje ficcional. De hecho, está muy poco tiempo con el padre. Cuando va a vivir a Estados Unidos pretende
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que su familia se traslade con él, pero ya venía de una larga errancia durante la que tuvieron desencuentros. Su mujer viaja a Estados Unidos con él pero no quiere quedarse y Martí no ve nunca más a su hijo. Estuvo con él muy poco tiempo. Les dije de la importancia de esta cultura para Martí. Martí trabaja integrando muchos de los principios que le ofrece esta pujante propuesta de los autores nucleados en torno al “Renacimiento americano”. Una de estas propuestas importantes es la autonomía cultural. Estas formulaciones se hacen
en Estados Unidos hacia 1830 y tiene como
finalidad conseguir la autonomía del pensamiento norteamericano con respecto a los patrones europeos. De algún modo, todo esto es paralelo con procesos que se están dando en América Latina. En Argentina, por esta época, los intelectuales se plantean idénticos propósitos: lograr la independencia cultural, una literatura propia y un modo de pensar propio. El encuentro de Martí con Emerson define esto. Ustedes tienen en la antología una versión anotada del texto de Martí sobre Emerson. Las notas de Ballón son de una gran riqueza y él se ha encargado, en las notas, de cruzar las palabras de Martí con los textos de Emerson para demostrar que Martí tiene un conocimiento muy intenso de la obra de Emerson. Es una lectura que exige cierto cuidado y, de hecho, la crónica le fue censurada por el director de La opinión nacional de Caracas, quien le dijo que la crónica era muy extensa y complicada, que no era para un público masivo. Finalmente la crónica aparece. Cuando hablo de “crónica” lo hago de un modo extensivo, fue publicada en un diario, porque ésta es una necrológica. No va a tener, entonces, los elementos narrativos que hemos relevado en los otros textos, donde se cuentan incidentes. Yo voy a aludir brevemente a dos crónicas, la de Emerson y la de Whitman, y me interesan particularmente porque trabajan alrededor de la figura del pensador, del artista, que es una representación muy importante para Martí, para sí mismo y para transmitir como ejemplo a sus lectores. En este texto hay un conocimiento muy preciso de textos fundamentales de Emerson como “Naturaleza” y “El humanista americano”. Martí se aproxima a este pensamiento de Emerson extrayendo determinados principios que voy a tratar de resumir. En Martí hay la idea de encontrar en Emerson respuestas a una cantidad de preguntas que el intelectual se plantea. Uno de los elementos que Martí encuentra en Emerson es la idea de un “Adán americano”, la idea de un nuevo hombre, cuestión que no aparece en la crónica pero sí en los textos de Emerson. Éste es un principio importante para
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la modernidad. Dejamos un texto breve y muy interesante de Marshall Berman sobre la modernidad, donde él hace un recorrido los pilares más importantes del pensamiento moderno. Les recomiendo su lectura. Dentro de la Modernidad una idea importante es la del “Hombre nuevo”, formulación que está en Marx y Nietzsche y que va a tener distintas figuraciones. En el caso de Emerson se plantea al hombre nuevo americano como a aquel que puede librarse del peso cultural europeo y a partir de eso producir la independencia cultural. Esta idea es importante y en muchos textos de Martí va a aparecer la categoría de “hombre natural”. No es una categoría que Martí tome prestada porque no se encuentra formulada exactamente así, pero va a aparecer en la crónica de Whitman, en “Nuestra América”, y es una de las categorías sobre las cuales siempre se vuelve: qué es esto del “hombre natural”, a qué se refiere Martí. Mínimamente uno puede decir que es un intento de Martí de definir un nuevo hombre para América Latina, cruzando la idea de hombre nuevo con la idea de naturaleza, el otro principio importante que toma de Emerson. Es la idea de que la naturaleza puede enseñar, que la naturaleza es armónica, que la naturaleza tiene un sistema equilibrado de por sí y que el hombre debe aprender de la naturaleza. Piensen que en estos momentos la naturaleza está siendo agredida por la industrialización. Uno de los elementos que se pone al servicio de la modernización es la racionalización de la naturaleza. La naturaleza es explotada, digamos, para producir el progreso humano, entonces la naturaleza es uno de estos espacios agredidos por la modernización. Cuando se habla de la naturaleza hay que tener en cuenta este contexto de una naturaleza agredida. Este matiz que es idealista, que tiene una larga tradición, sostiene la idea de la armonía: la naturaleza como educadora del hombre. Es más, Emerson, en este texto que les mencioné que se llama “El intelectual americano”, dice que hay que aprender más de la naturaleza que de los libros. Ésta es otra oposición que funciona mucho en Martí que aparece en “Nuestra América” y también su poesía. Es la idea del “hombre natural” contrapuesta con “el letrado artificial”. Esta idea de la naturaleza y del “hombre natural” le permite esta contraposición entre naturaleza y libro. Martí no tiene una mirada despectiva hacia los letrados, todo lo contrario, porque él mismo es un intelectual y como tal reproduce su clase, intenta formar a otros de su clase. De todos modos, relativiza el peso de la academia, del dogma, el peso de lo ya dicho, que puede
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obstaculizar la posibilidad de las sociedades nuevas. La academia es mencionada varias veces en Versos libres y hay un poema que se llama “Académica”. En “Nuestra América” opone al “hombre natural” al “letrado artificial” y el saber natural al libro extranjero. Acá hay una toma de posición con respecto al pasado. Es netamente moderno decir que para el futuro hay que sacrificar el pasado y este sacrificio del pasado supone sacarse de encima una tradición que ciertos libros sostienen. Cómo funciona esto en Martí. Los libros, por ejemplo, dicen que las sociedades heterogéneas no pueden constituir estados, naciones, que es necesario segregar, separar indios, negros, etc. Martí, al plantear la posibilidad de un pensamiento nuevo, va a decir que no y que las sociedades pueden ser múltiples, las sociedades deben incorporar a los sectores distintos y diferentes. Ésta es la idea que está presente en toda la escritura de Martí y se encuentra incluso en sus últimos escritos, por ejemplo en el diario. Por eso me gustaría que tratemos de relacionar todas estas ideas con la lectura del diario, dado que en este texto aparecen muchas imágenes de hombres ligados a la naturaleza y muchas imágenes de la naturaleza como un espacio de la cordialidad. Ustedes van a ver escrita la palabra “naturaleza”, sobre todo en la poesía, muchísimas veces e inclusive con mayúscula. Tiene que ver con una idea de larguísima tradición. En la crónica de Emerson menciona a Swendenborg, filósofo que también tuvo una concepción de la armonía universal. Eso está en Martí: la idea de la naturaleza como espacio de armonía y superación de las contradicciones. El modelo de la naturaleza permitiría la superación de las contradicciones de la sociedad. Esto que he ido mencionando son elementos de Emerson que aparecen en las crónicas y, a partir de ellos, Martí ha elaborado categorías propias. Otro elemento de Emerson que interesa a Martí es sobre la función del poeta y el intelectual. En Emerson está la idea del poeta como guía, como aquel que debe ser un ”veedor del mundo”. Emerson tenía un ojo con el que podía contemplar los grandes problemas de la humanidad. Esta idea de una colocación superior, no en un sentido jerárquico sino de perspectiva, por su capacidad para el análisis es la misma que plantea Martí.
Alumna: ¿Es la misma de Rodó?
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Profesora: Es muy parecida, Rodó tiene mucho de Emerson. ”El intelectual americano” de Emerson seguramente fue leído por Rodó porque presenta muchos elementos de Emerson. De hecho, este texto de Emerson es la lección inaugural de un curso. Un elemento presente en la crónica que van a ver es el tema del heroísmo. Esto está presente en Martí y proviene de la lectura de Emerson quien, a su vez, leyó a Carlyle. Martí, particularmente, está pensando en la idea de Hombres representativos, un texto de Emerson, en donde toma a políticos, escritores, filósofos y va a armando con cada uno figuras predominantes de sus respectivos momentos (toma a Pascal, Montaigne, etc.). los hombres representativos son estas figuras que nuclean las grandes preocupaciones de una época. Una breve bajada al texto. Hay una oposición que no mencioné, es fundamental, y es la oposición naturaleza-ciudad. Esto es un tema eje de la modernidad. La modernidad supone sociedades y culturas urbanas. Ése es el espacio de fermentación de todas las ideas de la modernidad. En el caso de Emerson hay una cierta desconfianza hacia la cultura de las ciudades. Esto es una tensión que ustedes van a ver en Martí. “Amor de ciudad grande” plantea la tensión del sujeto entre la atracción por lo moderno y el rechazo. Leo el primer párrafo de la crónica sobre Emerson, algunas líneas: “Quién sabe si es la pluma, como sacerdote capaz de pecado que se cree indigno de cumplir su ministerio. El espíritu agitado vuela a lo alto, quiere que lo encumbren, no pluma que lo taje y moldee como cincel. Escribir es un dolor, es un rebasamiento, es como un uncir cóndor a un carro y es que cuando un hombre grandioso desaparece de la tierra deja tras de sí claridad pura, yacimiento de paz y odio de ruidos, templo semeja el universo, profanación el comercio de la ciudad”. Desde luego lo que señala Ballón, lo verán cuando comparen las notas con el texto, es que la enunciación de Martí se aproxima mucho a la de Emerson. Hay una apropiación no sólo de las ideas, en el sentido de formular categorías propias para el espacio americano, sino que también se alimenta de lo que le está brindando este sujeto por el cual Martí tiene una particular admiración. Fíjense que lo coloca en las alturas, que habla de un hombre grandioso. Recurre acá a un elemento muy propio de Martí que es la frase breve, frase cuyo sentido excede largamente a los significantes que la componen; por ejemplo, ”templo semeja el universo”. Acá está hablando de la cuestión de la armonía universal: el universo como un gran templo donde hay posibilidades de armonía. Luego “profanación el comercio
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de la ciudad”. Acá aparece la imagen que les decía de un Emerson que rechaza el ajetreo y las contradicciones de la vida urbana. La crónica es muy extensa, pero me interesa detenerme en el párrafo donde Martí habla de la escritura de Emerson, un elemento que Martí también aprovecha. Aparece en la página 76.
[Pregunta inaudible de una alumna]
Profesora: Efectivamente, pero ahí tiene que ver algo que va a trabajar en otro texto muy importante que es el “Prólogo al poema del Niágara”, del cual voy a tratar de hablar también. Es la idea del mundo moderno como un mundo desacralizado. La religión ha perdido su potencia ordenadora, la iglesia no representa nada, pero persiste la necesidad de la creencia. Entonces, se daría la aparición de nuevos elementos ordenadores religiosos como pueden ser la palabra del poeta que toma la función de un sacerdote o un profeta. El poeta como profeta adquiere el lugar que ha dejado vacante la autoridad de la religión. Les quiero leer este párrafo que me parece importante por la asimilación que hace Martí del aprendizaje de Emerson. Dice: “Era veedor sutil, que veía como el aire delicado se transformaba en palabras melodiosas y cálidas en las gargantas de los hombres y escribía como veedor y no como meditar. Cuanto escribe es máxima; su pluma no es mensaje de tules sino cincel que esculpe y tacha. Deja la frase pura como deja un buen escultor la línea pura. Una palabra innecesaria le parece una arruga en un contorno y al golpe de su cincel salta la arruga en pedazos y queda nítida la frase, aborrecía lo innecesario”. Acá describe el estilo de Emerson que es su maestro. Es un modo de escritura basada en la nitidez de la frase. Dice “aborrecía lo innecesario” con lo cual plantea que deber haber una economía en la frase, lo demás es puro efecto. Por otro lado, la idea de la máxima. Esto es importante porque Martí es un gran constructor de sentencias, de aforismos breves y eficaces. Generalmente son muy breves y espectaculares y uno no puede saltearlos. Cuando los encontramos se subrayan. Son momentos que condensan lo que quiere decir, pero además tienen un efecto estético muy alto, son formalmente atractivos. Esto quería marcar. Habría otras cosas para decir, pero quiero entrar en la crónica sobre Whitman porque quiero avanzar un poco sobre la posición de Martí en este espacio intelectual de los Estados Unidos, espacio que le genera muchas contradicciones a Martí.
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Por una parte, uno puede decir que Martí hace en Estados Unidos su aprendizaje político y elabora su discurso antiimperialista, aunque no se llamase aún así, se llamaba “anticolonialista”. Pero la permanencia en Estados Unidos es lo que le hace percibir el orden del mundo, del orden de los imperios y de cómo éstos se reparten las colonias, la gran preocupación de Martí en “Nuestra América”. Paralelamente le permite insertarse en un pensamiento nuevo en cuanto a lo intelectual. Es el pensamiento que le provee el “Renacimiento americano” o, al menos, algunas de sus figuras como Emerson y Whitman. La crónica de Whitman es muy importante porque es uno de los primeros textos que se escriben en América Latina sobre Whitman. Whitman era leído; cuando Darío, en 1888, publica Azul incluye un soneto dedicado a Whitman. No es que no fuera conocido entre los intelectuales, pero el de Martí es el primer texto que pone en gran circulación la figura de este gran poeta norteamericano. El texto parte de una noticia periodística, una cita de un periódico: “’Parecía un dios anoche, sentado en su sillón de terciopelo rojo’. Eso dice un diario de hoy del poeta Walt Whitman”. Arranca de un intertexto que es la nota del periódico que es muy propio de la forma en que Martí arranca sus crónicas, y hace una representación de Whitman que, por una parte, lo reivindica ante sectores de la crítica norteamericana, en ese momento Hojas de hierba estaba prohibido, haciendo una defensa muy enérgica de la figura de Whitman como un poeta injustamente silenciado. Me interesa en esta crónica el modo en que Martí va armando la figura del intelectual en torno al “hombre natural”. El texto de Whitman es del año ’87 y ya va perfilando esto. Como dijimos, no todos estos textos son sobre sucesos de la calle, pero debe haber un motivo que justifique la escritura. En el caso de Emerson es la muerte y en el de Whitman un viaje del poeta a Nueva York y no queda claro en la crónica, eso está un poco elidido, si el cronista está presente o no. Aparentemente, no le preocupa demasiado ficcionalizar su presencia en la crónica. Parece que estuviera glosando lo que ha leído en los diarios porque, de hecho, lo coloca en el comienzo de la crónica, donde pone la cita del periódico. Entregar elementos de la ambientación de la presentación de Whitman pero no dice que necesariamente hubiera estado presente, mientras que en otras crónicas se preocupa en hacerlo. El poeta ya anciano se presenta en Manhattan y descripto dentro de este paradigma de lo natural. En el segundo párrafo califica el libro de Whitman como libro “natural”. El
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tema de lo natural empieza a acompañar a esta figura. Esta crónica es del ’87 y “Nuestra América”, donde aparece configurada esta categoría de lo natural, es del ’91. Está elaborando toda una serie de principios que van a ser muy articuladores de su pensamiento. Presenta, entonces, a Whitman y a su libro como naturales. Inclusive Whitman fue para hacer un homenaje a Lincoln, al cual Whitman le dedicó un famoso poema cuando Lincoln murió. En este momento, Whitman hace una nueva lectura de este poema y de otros que tiene sobre Lincoln. Para Martí, Lincoln también es un hombre natural. Va armando una familia a partir de la empatía con figuras que le son próximas. Va estableciendo una serie de padres literarios y políticos. Una de las contradicciones cubanas que más le pesan a Martí es la esclavitud del negro; en Cuba había sectores independentistas pero antinegros que o quieren erradicarlos o no quieren integrarlos a la democracia. Él ve en el modelo de Lincoln la posibilidad de pensar una sociedad múltiple e integradora. Su simpatía pasa por estas figuras (Lincoln, Emerson, Whitman) que entran en
sus necesidades estético-
políticas. La crónica tiene una característica fundamental que es la incorporación del texto de Whitman. Esa incorporación tiene distintas posibilidades. Concretamente, hay una traducción de Whitman, hay glosa, hay interpretación, hay síntesis, hay distintos modos de aproximar la palabra de Whitman al público hispanohablante. Es fascinante ver qué incorpora de Whitman y qué no, porque ahí se encuentra la propia formación de Martí; una formación evidentemente moralista e hispana. Por ejemplo, diluye la cuestión de la homosexualidad, como si fuera una falsa acusación. Mantiene una cierta distancia o algo que le impide, por su propia formación más tradicional en ese punto, en otros puntos Martí es muy moderno. Incluso cuando mira a la mujer suele ser muy tradicional. No toma, entonces, la cuestión del erotismo y la homosexualidad en Whitman. Al respecto, Martí es muy contenido. En su poesía aparece más lo erótico, pero siempre dentro de ciertos límites. Destaca de Whitman que es una poesía del cuerpo, mientras que la poesía de Martí tiene mucho más cuidado con respecto a estos temas. Entonces, de qué modo incorpora la palabra de Whitman. Un modo es la traducción. En el primer párrafo de la página 133 hay un entrecomillado de “Calamus”. Está haciendo dos cosas dentro de la crónica: un homenaje y una traducción, lo cual también es una operación moderna, un modo de que muchos lectores puedan acceder a estos textos. Hay
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varias traducciones; ésta es de “Ciudad de orgías” pero hay otras. Es muy rico ver las operaciones que hace Martí con esta textualidad, acomodándola a su propia perspectiva. Inclusive acomoda el modo de cortar los poemas de Whitman, les da otra vuelta. No intenta una traducción literal de Whitman; hay una glosa, una apropiarse de esa voz, ser un poco como Whitman. Es decir, colocarse dentro de la voz de Whitman. Hay varios poemas de Whitman incorporados; por ejemplo, en la página 136 cita el poema 20 de la primera parte de Hojas de hierba, cuando dice “El mundo para Walt Whitman es como es hoy”. En ese párrafo hay varias líneas que remiten al poema 20. Más adelante, en la página 139 de la numeración original de la antología, hay uno que cita respetando, prácticamente, la secuencia del poema. Esto alude al poema 12, al poema 10 y al poema 9. Termina un párrafo de la página anterior y empieza uno nuevo. En la parte final de ese párrafo glosa el poema 12 y el poema 10 de la primera parte de Hojas de hierba. Leo: “Es el esclavo, el preso, el que pelea, el que cae, el mendigo. (acá el poema) Cuando el esclavo llega a su puerta perseguido y sudoroso le llena la bañadera, lo sienta a su mesa, en el rincón tiene cargada la escopeta para defenderlo, si se lo vienen a atacar matará a su perseguidor y volverá a sentarse a la mesa como si hubiera matado una víbora”. En el poema original, se le da refugio a un esclavo que escapa y le sirve comida, trayéndole un fuentón para que se lave. Ha hecho una adaptación de la situación que es muy interesante porque no sólo está discutiendo a Whitman, sino que también trata de crear situaciones que pueden ser cotejables con las de la sociedad americana. En particular le interesa la mirada de Whitman sobre los sectores populares; una mirada inédita, novedosa, porque tiene esta capacidad erótica de representar a sujetos que no habían accedido de este modo a la poesía. Esto es importante porque Martí tiene este gesto; tanto en las crónicas donde arma héroes con personajes menores que pasan a ser protagonistas como en sus poesías, donde alude a esos sectores desatendidos por la modernidad. Para aludir a algo más. Tenemos una proximidad muy alta del programa de Whitman al de Martí y algo que me interesa particularmente que es el tema de la forma. Martí destaca en Whitman esta mirada democrática. Martí sostiene que una literatura tiene que ver con su sociedad; en este caso, la literatura de Whitman tiene que ver con el proceso de esa sociedad. La parte final de la crónica se centra en los procedimientos de Whitman y marca algunos puntos innovadores como el verso libre (esto figura sobre todo en la página
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141 y hasta el final). Acá hay un cruce porque Martí no llega a escribir en verso libre, pero el endecasílabo que usa en Versos libres casi tiene características de verso libre. No tiene patrones y las cesuras están colocadas en cualquier lugar del verso. En la próxima clase vamos a trabajar algunos elementos de la poética martiana en “Amor de ciudad grande” para luego centrarnos en los diarios. Por hoy dejamos acá. Hasta la próxima.
Versión CEFyL
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