Lat I Teo 2 130807

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Literatura Latinoamericana I Teórico N° 2

* Literatura Latinoamericana I * Docente: Beatriz Colombi

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Teórico: N° 2 – 13 de agosto de 2007 Tema: Introducción a las Crónicas de Indias Hola, buenas tardes. Hoy vamos a continuar con el tema que empezamos a tratar en la clase del lunes pasado, referido al primer punto del programa que es el de las Crónicas de Indias. Las Crónicas de Indias serán el marco que nos permitirá pensar los dos primeros textos que trataremos que son Naufragios, de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, y Los Comentarios reales, del “Inca” Garcilaso de la Vega. El sentido de esta reflexión que hacemos sobre las crónicas es porque son un marco necesario (genérico, teórico, conceptual) para entender estas producciones. Estas producciones, como dijimos en la clase pasada, están dentro de una situación particular que es la situación colonial: el momento en que España expande su territorio, su imperio, y hace esta ocupación de América. Estos textos se ubican en ese gran proceso; pero los dos textos que vamos a ver están distanciados entre sí por circunstancias muy distintas. El texto de Álvar Núñez es de la primera parte siglo XVI, del momento más duro de la conquista. Esa primera parte, entre 1520 y 1550, es el momento en que España tomara las grandes civilizaciones como fueron la incaica, en el Perú, la mexicana, en lo que será el territorio de Nueva España. En estos primeros años son muy importantes los movimientos bélicos, expansivos, y también los movimientos discursivos. Son, justamente, estos textos los que dan cuenta de la producción discursiva de estos años. Esto, en cuanto al texto de Álvar Núñez. El segundo texto, el del Inca Garcilaso, está publicado hacia 1600. O sea, un tanto desplazado de los años más arduos y belicosos de la primera mitad del siglo XVI. Con el Inca ya estamos en una sociedad relativamente pacificada, relativamente porque vamos a ver que hubo un trasfondo dura de resistencia, pero lo interesante es la respuesta de un mestizo como el Inca Garcilaso ante la situación colonial. Es decir, ambos textos están producidos dentro de un mismo horizonte, de una misma “episteme”, que es esta situación de la colonia y los cruces de todo tipo que implica la situación colonial. 1

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Antes de olvidarme quería decirles que, con referencias a los textos que están incluidos en el programa, muchos ya están disponibles en Biblos. Hay una edición nueva de Naufragios de editorial Losada, aunque pueden utilizar cualquier otra edición. No vamos a fijar una sola edición dado que son textos que, por ser clásicos, tienen muchas ediciones nacionales, españolas. Por ejemplo, para Naufragios, ustedes pueden trabajar con la edición de Alianza. Hay una edición de “Cambio 16”, hay varias disponibles. Por lo pronto hay una edición de Losada que, aunque no la he revisado, supongo que será confiable. Vamos a continuar, entonces, con los temas que tratamos en la clase pasada. Para sintetizar y retomar algunas de las líneas que desplegamos y comentamos, una pregunta que planteamos es qué son las Crónicas de Indias. Ensayando una definición muy general, uno puede decir que es una formación discursiva relacionada con una institución particular, una institución del saber como es la historia, producida en este horizonte de la situación colonial. Esto sería una definición muy amplia que nos permitiría abarcar todos estos textos, de los que dijimos que, si algo los caracteriza, es la gran disparidad. Por eso hablamos de la cantidad de tipos discursivos que suponen las crónicas. Hicimos mención a la carta, a la carta relatoria, al diario, a la historia como tal, a la crónica, al comentario. Cuando vayan leyendo estos textos y la bibliografía que hemos dejado, van a encontrar estos distintos rótulos, tipos, que evidentemente responden a condiciones de producción particulares de cada uno de ellos. En la clase pasada hicimos un ligero recorrido como para ubicarnos y ver a qué aluden cada uno de estos tipos. También señalamos, ahora quiero recuperar eso, qué es lo rige la producción de estos textos. Es decir, dónde está el conjunto de reglas que determina cómo debe escribirse cada uno de estos textos, quién lo dice, dónde está. Si nos hacemos estas preguntas también vamos a encontrar una gran heterogeneidad en cuanto a su respuesta. Se puede pensar en una entidad abstracta que llamamos “Institución Historia”, para designarla de algún modo, y estoy tomando este término del historiador que citamos en la clase pasada que es Michel De Certeau. De Certeau usa esta terminología de la “Institución Historia”. Qué significaría. Significa que ningún texto que se produce con la ambición de decir lo ocurrido en tanto verdad, que sería el objetivo de la disciplina Historia, está producido fuera de la institución. De algún modo, todos los que escriben lo que ocurrió, que dan cuenta del pasado, pretenden que ese dar cuenta sea verdad (ésta es la condición de la Historia). Si vamos a la definición

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básica, a la definición de Cicerón, que es una definición transhistórica, atraviesa los tiempos, la historia sería la narración verdadera de los sucesos del pasado. Es una glosa pero éste es el concepto de la Historia, a esto nos referimos. Tenemos que tener un punto común para definir la Historia y sería esto: narración, relato, verdadera de los hechos del pasado. Todo texto que quiere inscribirse dentro de esta mínima descripción tiene que pautarse a partir de las reglas que provienen de esta Institución Historia. Dijimos que esta institución no era una academia, no era una secretaria ni un espacio de la corte, sino que era, más bien, un elemento volátil que se transforma como se transforman los discursos; los discursos se transforman en relación con situaciones históricas. Este discurso de la historia y esta Institución Historia recibe un gran impacto con el descubrimiento de América y los textos que se producen a partir de este evento, de este momento, van a acusar el impacto de estos cambios. Eso me lleva a los que les dije de la heterogeneidad de los tipos. A su vez cómo estos tipos que se van introduciendo a partir de la necesidad de informar a la corona (cartas, relatorios, comentarios, historia) tienen fronteras que se atraviesan. Tampoco permanecen como géneros impolutos, sino que están en relación, en contagio, y ese contagio tiene que ver con esta nueva situación de producción de la historia en las condiciones de la colonización y la conquista de América. Retomando estos ejes, definimos la crónica como un desplazamiento, como una posibilidad de pensar todos los textos bajo este rótulo de crónica que alude, en realidad, a un relato en el tiempo, un relato ordenado en una secuencia temporal. Esta palabra, de algún modo, se apropió de todo el espacio y entonces quedó “Crónicas de Indias”. Esto remitía, de hecho, a un cargo dentro de la corona que era el de Cronista Real. Todas estas formas, entre las que es muy difícil encontrar demasiadas similitudes porque tienden a la diferencia, tienen una situación de enunciación particular que es el destinatario. Ese destinatario es el rey o las autoridades españolas. Tienen, además, un fuerte matiz narrativo y descriptivo. Es decir, lo cronológico y lo topológico serán dos funciones fundamentales de estos textos y un trasfondo (y para eso les recomiendo el artículo de González Echevarría) que es legal. Detrás está la ley, detrás de estos textos hay un aparato que juzga y que determina si las acciones relatadas responde o no a la legalidad y a la expectativa de la autoridad.

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Dijimos que estos textos estaban asentados sobre esta Institución Historia y que la sola presencia de América cambia ciertos presupuestos. Uno de esos (y es fundamental y lo van a encontrar resaltado por la crítica) es sobre qué criterio se funda la verdad. Dijimos que la historia es el relato verídico, veraz, de los hechos del pasado. Ahora, qué garantiza la verdad. Un concepto que va a circular como garante de verdad es la experiencia. Se va a producir un cambio en lo que hace a qué autoriza al texto. Piensen que hay una gran tradición de autoridad basada en la escritura, en el libro. La mayor autoridad del saber está contenido en el libro, en la escritura, en lo que dicen “los antiguos”. De repente, este valor va a ser conmovido por la nueva categoría de la experiencia.

Alumna: ¿La experiencia vivida en tiempos de la conquista o la experiencia anterior que traen, los valores?

Profesora: Ambas cosas. Creo que la pregunta está bien porque estos sujetos que escriben no pueden desprenderse del saber anterior. Cargan ese saber y lo proyectan sobre los textos. Tu pregunta es muy pertinente porque lo que vamos a ver es cómo ese saber antiguo se desplaza sobre el nuevo objeto. Entonces, qué choque se da con ese referente nuevo que no responde a los patrones antiguos. Lo que quiero decir es que, en los relatos, el decir “yo estuve allí”, “yo participé de esa empresa”, es garantía de verdad. El que puede enunciar esta sencilla cláusula (“yo estuve allí”) tiene un rigor de verdad o amerita ser creído más que otro que no estuvo o que no pasó o que no llegó a América. En ese sentido la experiencia pasa a ser un elemento nuevo como respaldo de la verdad en historia. Entonces, todas las imágenes del testigo, del sujeto que toma parte, que hace la historia en el sentido de participar activamente de los sucesos, va a tener esta nueva impronta. Esto instala en los textos un enunciador que ya tiene su antecedente en uno de los textos históricos más antiguos de Occidente que es Herodoto, el historiador viajero; el historiador que se desplaza, que recoge información, que tiene informantes de los hechos, pero que también conoce in situ los lugares. Esta imagen que ya está dentro del archivo de Occidente, dentro de ese gran archivo de figuraciones del historiador en la cultura, estaría reactivada por el hecho de la conquista de América. Aparece nuevamente la autoridad de esta voz del historiador etnólogo, el historiador viajero, que toma parte y está presente. Esto

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se coloca en conflicto con la cuestión de en qué se respalda quien escribe. Es decir, qué mecanismos coloca en su texto para hacer creíble lo que dice y para ser un narrador que se considere fiable, aceptable. Habría tres instancias que los distintos narradores van a explotar o explorar de distinto modo. Una es la instancia de la experiencia que es fundamental. Otra es el de la pertenencia: el haber nacido en América. Esto, obviamente, en este ámbito al que me estoy refiriendo, implica a los mestizos e indios. El tercer elemento que no va a perder vigencia el conocimiento: el manejo del archivo, de las declaraciones, de los formularios, de los informes que llegan a España. No todos van a tener el mismo acceso a esta información. Van a ser tres modos distintos de darle autoridad al texto: yo pertenezco, yo tuve la experiencia, yo tengo el conocimiento. Estos modos van a transitar por las distintas tipologías que hemos considerado. Esto nos acerca mucho al tema de los productores de las crónicas; quiénes escriben las Crónicas de Indias, quiénes son estos sujetos. Acá se mezclan criterios, digamos: el orden de la procedencia de estos sujetos con las transformaciones culturales que pudieron sufrir en su experiencia de la conquista. Básicamente, hay muchas posibilidades de clasificarlos. Hay un historiador que escribió uno de los libros que siempre se cita al respecto, justamente se titula La historiografía en América, y que se llama Esteve Barba. Él hace una clasificación de estos productores de las Crónicas de Indias y habla de conquistador, historiador humanista, eclesiástico, indio y mestizo culto. Por otra parte, si acudimos a una de las figuras de la crítica latinoamericana que se ha ocupado de esto, quizás lo leyeron si hicieron historia colonial, que es Martin Lienhard, quien ha trabajado mucho el tema de la crónica mestiza, hace otro tipo de división entre crónicas europeas, mestizas e indígenas. Esto, más o menos, responde al criterio del origen, pero al hacer esta clasificación no se refiere sólo a una cuestión étnica. No es simplemente que estos sujetos sean europeos, mestizos o indios, sino que hayan hecho o no un proceso de aproximación al mundo americano. Mientras más se aproximen o más se aparten del mundo del otro, del universo nuevo, tendrá esta distinta gradación definida como europeos, mestizos o indios. Para Lienhard hay narrativas mestizas producidas por españoles que han tenido una larga adaptación y aculturación al medio americano. Insisto en esto porque sería el caso, por ejemplo, sin llegar a catalogarla como crónica mestiza, pero sí de un alto grado

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de aculturación, la crónica de Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Esto es así porque es un sujeto que se expone a la alteridad y termina sufriendo modificaciones en sus propios valores y en la percepción de sí mismo y de los otros. No se puede decir que la de ese sujeto sea una crónica estrictamente europea o española o hispánica. Es una crónica atravesada por esta situación de aproximación al otro. Estaría como en un borde; no me animaría a clasificarla como crónica mestiza. Cuando lean al Inca Garcilaso van a ver qué es una condición mestiza. Álvar Núñez no es un mestizo, pero tampoco se puede decir que su perspectiva sea exclusivamente la hegemónica del imperio. No lo es y lo vamos a ver en el texto cuando observemos sus desplazamientos y sus modos de colocarse con respecto a ese mundo nuevo, otro y extraño. Hecha esta advertencia y teniendo mucho cuidado en hacer taxonomías que después nos obliguen a sostener nuestra palabra, de todas maneras es importante pensar alguna figura, dentro de estos productores de Crónicas de Indias, porque nos permitirán entender el lugar de Álvar Núñez y del Inca Garcilaso. Uno de los primeros cronistas que tenemos es el conquistador cronista. Es la primera voz porque es el primero que llega y da cuenta de su expedición. Acá entra otro tema: muchos de estos sujetos conquistadores y cronistas tuvieron una competencia literaria y lingüística, inclusive, limitada. El tópico de las armas y las letras que era muy común en la época y muchos de ellos, obviamente estaban más formados en las armas que en las letras. El primer caso sería Colón. Basta leer los textos de Colón, los cuales ofrecen una dificultad lingüística alta. Colón ni siquiera tenía homogeneidad en cuanto a su uso lingüístico por su procedencia y por sus distintas experiencias con los portugueses, con los italianos y con los españoles. Su lengua misma es una suerte de cocoliche, una mezcla. Su lengua ni siquiera reúne la homogeneidad que uno considera propia de una lengua literaria. No obstante, como Colón tuvo la fortuna quizás de ser traducido o adoptado por Bartolomé de Las Casas, se produce una extraña mezcla entre estas dos voces, lo cual es un tema muy apasionante que no trataremos ahora. Entonces, este texto de Colón sufre corrección estilística, lo cual hace que su texto tenga una dimensión discursiva interesante. Esto es así, sobre todo, en el Diario que tiene elementos del orden de lo descriptivo y lo narrativo que son susceptibles de un análisis que arroja muchas marcas interesantes sobre la representación de América, del otro, etc. Habría que decir que, pese a todo esto, tenía sus

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lecturas. De no haber leído los Viajes de Marco Polo poco podría haber imaginado de todo lo que imaginó. Estoy haciendo una hipérbole, un poco, con Colón, pero tenía lecturas clásicas y bíblicas que aparecen en el texto. Dentro de esta misma línea habría que pensar en una figura como Hernán Cortés, el conquistador de México. Cortés tuvo otro origen, un origen noble, y una preparación en los usos retóricos y en los saberes de la época. Esto es importante a la hora de analizar las cartas relatorias que manda al rey, al emperador Carlos V. En estas cartas aparece un sujeto con mucha conciencia del uso de la lengua, de la retórica, de los dispositivos de argumentación; del uso de estrategias para convencer, para mejor contar, para mejor amenizar su relato. Estas primeras crónicas fueron producidas por sujetos en donde entra en tensión, muchas veces, el grado de preparación. Hay otro tipo de cronista, muy ligado al cronista conquistador, que es el cronista soldado. También forma parte de estos primeros ingresos a América. Ahí tenemos una figura que ustedes seguramente conocen que es Bernal Díaz del Castillo. Estamos hablando de la formación que pueden tener estos sujetos para la escritura de la historia. En el caso de Bernal Díaz tenemos a un soldado. Una de las primeras atenuaciones, con respecto a sus capacidades, las va a hacer él en su propio texto. Va a justificarse por sus “escasos latines”. Ya en el comienzo del texto hace una especie de disculpa, de captatio benevolentiae, diciendo que no tengo latines, éste es mi límite. Lo cual es muy interesante. En este “no tengo latines” uno puede percibir que hay algunos que sí los tienen, que la Institución Historia supone el manejo del latín. Así es como uno podría reconstruir la Institución Historia, porque este sujeto, de entrada, justifica su no manejo del latín o del conocimiento de los historiadores antiguos. Este conjunto de conquistadores cronistas es muy amplio. Yo di algunos ejemplos para que percibamos, primero, la variedad, después la distinta colocación social de estos sujetos; Cortés es un noble prácticamente, o por lo menos obtiene su título de nobleza a partir de la conquista de México, un letrado y, por otro lado, Bernal Díaz que es un soldado raso y cuenta la conquista desde el llano y desde los intereses de este grupo de los soldados. Es decir, de aquellos que ponían el cuerpo y que, de acuerdo a la evaluación de Bernal Díaz, no fueron justamente reconocidos. Acá aparece el tema de la necesidad de estos

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sujetos de reconocimiento del papel que tuvieron en los sucesos. Todos van a hacer este reclamo. Si pensamos en función de este primer grupo, dónde colocamos a Álvar Núñez, cuál sería su lugar. Luego vamos a hablar de él, detenernos un poco en su formación, en su origen, en su horizonte de conocimiento, pero se podría decir que está dentro de este grupo, pero no es ni Cortés (porque no tiene ni los conocimientos, ni la retórica ni la formación de Cortés) pero tampoco es un soldado raso. Fue nombrado gobernador del Río de la Plata, esa fue su segunda misión. Ustedes tienen para leer la misión a La Florida; atraviesa a pie La Florida hasta llegar a México y por un territorio totalmente desconocido para Occidente. Bernal Díaz, entonces, está en el grupo de los conquistadores cronistas y sus habilidades están condicionadas por su formación. Esto no es una simple cuestión descriptiva, sino que tiene que ver con las tensiones que se dan entre los textos. Cada uno de estos grupos representan intereses particulares y tensiones de distinto orden. Otro productor de este tipo de relatos es el Cronista oficial de la corona y es quien está más cerca de lo que uno puede llamar la Institución Historia porque maneja las reglas. Este lugar del Cronista de Indias surge recién en 1520. Como les digo, está muy relacionado con la retórica y la escritura de la historia. ¿Por qué? Dentro de la institución monárquica se establecen las reglas y qué saberes son necesarios para la corona. Es allí, por ejemplo, de donde surgen los cuestionarios. Surgen cuestionarios establecidos para guiar los informes. O sea que muchos de estos cronistas partían de una suerte de sistema de preguntas y respuestas. No quiero decir que las crónicas fueran exclusivamente la respuesta a esas preguntas, pero no podemos dejar de ver que, detrás de las crónicas, hay un sistema de preguntas. Hay cuestionarios que se tienen que satisfacer porque es lo que la corona quiere saber. En esos cuestionarios hay todo tipo de preguntas; sobre el espacio, sobre la gente, sobre los bienes, sobre si hay o no hay oro, si la gente es nómade o está establecida. Si hay oro es una pregunta fundamental. Todos estos ítems que aparecen luego en las crónicas están, de algún modo, figurados en los cuestionarios que se van a ir perfeccionando y oficializando. En un primer momento no eran tales, no eran tan descriptivo. Por ejemplo, si uno lee la carta que Colón firma con los reyes es muy amplio lo que tiene que informar. Pero dentro de la carta, que es como un contrato o un convenio entre el conquistador y el

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rey, está contemplado qué debe informar. Es decir, qué objetos no pueden escapar a la mirada de cualquier cronista. Esto quiero aprovecharlo para pensar en Álvar Núñez Cabeza de Vaca, en el sentido de que su texto tiene un nivel informativo alto. Uno puede pensar que detrás de todos estos detalles que da Álvar Núñez de los distintos grupos que va conociendo, de las costumbres tan detalladas que va registrando, tiene en la cabeza la idea del cuestionario. Tienen su mira la idea de un cierto saber que tiene que transmitir sí o sí. Me estaba refiriendo al cronista oficial de la corona y de ahí me desplacé al tema de bajo qué reglas y cómo esas reglas las fijaba la corona, a partir de normativas, regulaciones y ordenanzas. Hay muchos pero quizás uno de los más representativos sea Gonzalo Fernández de Oviedo. Estos nombres van a aparecer en los relatos que ustedes van a leer. Él fue un cronista que tuvo la experiencia de América. Es un cronista real, pero vivió mucho tiempo en América. Esto le da autoridad por sobre los que no fueron. Acá hay una polémica muy importante, va a estar presente en los textos, sobre quién estuvo y quién no estuvo. Oviedo viaja, permanece y a su regreso escribe su historia. La importancia de la experiencia la va a resaltar constantemente. Por ejemplo, en uno de los trabajos reúne a todas las experiencias naufragios. Hace una especie de corpus de náufragos y escribe todo un tomo dedicado a aquellos que fueron a América y naufragaron; sufrieron una tormenta, perdieron su barco, etc. Va contando las distintas aventuras, pero es interesante que, en el prólogo, aclara muy bien que él también fue náufrago, que él también pasó por las circunstancias de las tormentas del Caribe y que, por lo tanto, lo que cuenta lo cuenta por experiencia. Entonces por qué la autoridad, dónde está, dónde reside la autoridad del relator e historiador. No sólo en el hecho de tener un cargo designado por la corona, como es en el caso de Oviedo, sino también por el hecho de poder decir “yo estuve allí”, tengo la experiencia, conozco, sólo yo lo puedo contar. En ese sentido habría otro tipo de cronista no necesariamente oficial, pero sí español, que nunca deja España y que escribe libros sobre Las Indias. El caso ejemplar, lo van a ver en el Inca Garcilaso (quien prácticamente escribe contra este cronista), es Gómara. Gómara prácticamente es un historiador. En la clase pasada les referí una frase de Gómara, pero ya vamos a hablar un poco más de él cuando entremos en el Inca Garcilaso.

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Gómara tiene una perspectiva muy laudatoria de los conquistadores. Él está afuera de la historia oficial, pero está ligado a los intereses del imperio. Todo lo que escribe es a favor de España, de su grandeza y de la conquista de América. Lo interesante es dónde reside su autoridad, ya que no vino a América. Gómara es un historiador formado en Italia y su autoridad, entonces, proviene del conocimiento de las fuentes y de la alta producción de la historia renacentista. Va a salvar su falta de experiencia americana con su saber de la historia. Esto va a ser otro modo de autorizar los relatos. No estuvo pero su competencia, en cuanto al saber de lo histórico, inclusive del conocimiento de los que estuvieron en América, es muy profundo. Gómara fue el capellán de Cortés, entonces recibió de boca de uno de los más grandes protagonistas de la conquista de México muchísimas historias y versiones. Tuvo el manejo de las fuentes y de los informantes. Va a ser un personaje muy debatido y por eso lo van a encontrar citado en los textos; prácticamente es el origen del texto del Inca Garcilaso, quien permanentemente discute las versiones de Gómara. Veamos a un tercer grupo. Mencionamos el caso de Gómara, un cronista que nunca viaja y basa su autoridad en el conocimiento de informantes y en la posibilidad de una escritura de la historia a partir de los cánones más altos del Renacimiento. Ésa sería la experiencia de Gómara. Dijimos “conquistadores cronistas”, cronistas oficiales y Gómara como un cronista no oficial pero sí proimperio. Aparte tenemos un grupo muy importante que es el de las órdenes religiosas. Este grupo está integrado por las órdenes que vinieron con los conquistadores. Bartolomé de las Casas era dominico, pero también vinieron franciscanos y jesuitas. Son los que producen “la conquista espiritual”. Estos sujetos están entregados a la causa imperial de la conquista y de la evangelización que, como dijimos en la clase pasada, era el objetivo número de esta empresa. O, por lo menos, lo que se daba como objetivo. Estos distintos productores de textos históricos eran muchos y muy importantes. Piensen en el origen de estos sujetos: provenían de la Iglesia y la Iglesia era una institución del saber. La Iglesia, además de ser el dogma y el evangelio, era una institución del conocimiento, manejaba universidades. Era una instancia del saber muy importante para la época. Entonces, los textos que produjo este sector son historias muy importantes porque sus productores estaban formados dentro de esta competencia clásica de la literatura y del

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saber tradicional también. Paralelamente son los que van a estar más cerca del indio, por el trabajo de la evangelización, el conocimiento y la traducción. Imaginen todos los procesos que tuvieron que hacer estos sujetos de la Iglesia para acercarse al otro, sin manejar su lengua y sus creencias. En ese sentido, fueron grandes traductores y fueron los que primeros se aproximaron a las lenguas indígenas. Inclusive, gracias a esta aproximación, algunas de esas lenguas se pudieron conservar o se registraron por primera vez. Digamos, tuvieron un primer ingreso en la historia a partir del registro que hicieron estos integrantes de las órdenes religiosas. Mencioné el tema de la proximidad. Esta proximidad hizo que, desde este sector, surgiesen muchas voces críticas a la conquista. No podemos detenernos, son muchos los casos, pero un ejemplo que tiene que ver con lo que vamos a ver es el de Bartolomé de Las Casas. Qué importancia tiene Bartolomé de Las Casas. Casi todos estos cronistas de los que hemos estado hablando son de la primera mitad del siglo XVI, de la época dura de la conquista. Bartolomé de Las Casas, ya desde el comienzo del siglo XVI, a partir de 1520, empieza a hacer denuncias con respecto al desmantelamiento, al abuso, a la mortandad. Se empiezan a hacer muy evidentes las consecuencias de la conquista en términos de impacto sobre el otro, sobre los indios. Impacto que se traduce en mortandad, epidemias, desplazamientos. Quien da voz a esta situación es, entre otros, Bartolomé de Las Casas. Esto produce una serie de debates a lo largo de los siglos y lo digo porque es un trasfondo importante para el texto que vamos a ver. No podemos entender Los naufragios si no entendemos que detrás están estos reclamos, porque el texto de Álvar Núñez trabaja sobre la crítica a la conquista. Cuando lo lean verán que esta crítica se concentra en los últimos capítulos, donde hay un enfrentamiento de este sujeto con el tipo de procedimientos violentos y de exterminio de los conquistadores. Una lectura que podrían hacer, no es muy larga, es La brevísima relación de la destrucción de Indias que es de Bartolomé de Las Casas. Es un texto básico, aunque tiene también una historia de Indias; tiene textos muy importantes. Pero un texto donde denuncia todo esto es La brevísima relación de la destrucción de Indias. El título lo dice todo. Es, prácticamente, un informe, pero detalla de un modo muy realista la situación por la que atraviesan las poblaciones indígenas.

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Alumna: ¿Hace una crítica a la destrucción que organizó Cortés en México?

Profesora: Por supuesto. Está lo de Bartolomé de Las Casas que es un enfrentamiento con ese modelo. No es sólo Cortés, aunque Cortés es el modelo bélico por excelencia. Pero la ación de Cortés quizás es superada por la acción de los Pizarro en Perú, que fueron aún más crueles. La de Bartolomé de Las Casas es una voz que critica esta situación. Obviamente, esto da lugar a una cantidad de leyes y de cambios en la corona a los que, en todo caso, aludiremos cuando lleguemos a Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Éste sería como un espectro muy amplio pero necesario porque, si no tenemos en cuenta que existen esas voces, no podemos entender la voz de Álvar Núñez. No habla desde un vacío, sino desde este marco de posibilidades en las cuales ciertos argumentos se dan a partir de la existencia de una polémica sobre la conquista. Si la conquista no fuera enjuiciada como lo estaba siendo dentro de la propia España, estos elementos no aparecerían en la crónica de Álvar Núñez. Piensen que Álvar Núñez permanece en América entre 1527 y 1537 y el modo en que interpreta esta experiencia no sería posible de no existir la polémica sobre la situación de la conquista. En esta polémica se encierran muchas cosas. Por una parte, las aspiraciones del imperio que no tiene límites. Qué se pone en juego o qué se discute, por qué se discute. Se discute porque las poblaciones indígenas son sometidas a tratos de esclavitud y explotación que ni siquiera eran admitidos en la propia España. Lo que se discute es dónde colocamos al otro. En ese sentido, las leyes de la corona van a ir prestando oído a estos reclamos que, obviamente, revelaban situaciones de abuso muy altas. Éste sería un espectro, dicho muy rápidamente, de algunos de los cronistas, aunque creo que no dimos los títulos de su historia. La de Oviedo se llama Historia general y natural de Las Indias; uno de los textos más importantes de Gómara es la Historia general de Las Indias; de Bernal Díaz, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España; de Bartolomé de Las Casas La apologética historia de Las Indias. Estas serían algunas de estas voces empeñadas en la representación de América. Hay, aparte, otro grupo relacionado con los cronistas indios o mestizos. Lo que vamos a hacer, para no incurrir en el dictado al que me vería obligada porque de otro modo no se los puedo explicar, es

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caracterizar a los mestizos y en la próxima, cuando hablemos del Inca Garcilaso, entraremos un poco más específicamente en este marco de la crónica mestiza. Sólo vamos a dar alguna caracterización de ella para completar el cuadro de la Crónica de Indias. En este sentido, podemos retomar lo que dice Lienhard y caracterizar a la crónica mestiza como aquella, dice Lienhard, que se caracteriza por usar estrategias narrativas indígenas y europeas. Por considerar tanto la tradición oral como la escrita y por rescatar una memoria, un pasado, que va siendo perdido o colonizado por las historias europeas. En otro nivel, la Crónica indígena. ¿Qué sería con respecto a esta Crónica mestiza? Consiste, básicamente, en la transcripción de relatos orales de los informantes indígenas. O sea, transcripción que también puede sufrir transformaciones; ése es el tema al trabajar con estos textos. Transformaciones por una parte, en la traducción (la traducción ya transforma). Los misioneros realizaron las primeras recopilaciones de los relatos orales de los indígenas. Se conserva, por ejemplo, una transcripción en náhuatl y en latín que se conserva en España. Se hizo en español durante el siglo XX. Esto permite cotejar las transformaciones. Fue afortunado que se dejase en náhuatl y en latín; pero, como sabemos, cada pasaje traducido implica una pérdida o un agregado. Sabemos que la traducción perfecta es muy difícil. Quien escuchaba estos relatos orales seguramente conocía la lengua del otro, pero no estaba absolutamente al tanto de esa lengua; por lo menos no en detalle. Todos estos elementos afectan la posibilidad de pensar los textos de los informantes como absolutamente auténticos o legítimos. Este tema se trabaja mucho actualmente porque, aparte de las recopilaciones que se han hecho, que pertenecen ya al canon de las Crónicas de Indias, se está trabajando con otros materiales donde aparecen las voces indígenas como pueden ser testamentos o materiales que integran procesos judiciales o tenencia de tierras, títulos. Es un material todavía a investigar y que se está investigando. Pero el hecho es que ofrece esta dificultad: la de la oralidad y la escritura. Estos son dos procesos que, entre sí, muchas veces son irreversibles. Hay varios ejemplos de Crónica Indígena. Una de los más conocidos es la Visión de los vencidos, un texto muy conocido en México, que se hizo a través de la traducción, en el siglo XX, de los relatos indígenas que cuentan cómo percibieron la entrada de Cortés, cómo

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se percibió la caída de la ciudad de México en manos de Cortés. También en Perú hay una versión de este tipo. En este campo uno puede pensar en el Popol-Vuh, de Guatemala, como uno de esos textos que recogen una tradición oral indígena que se ha conservado hasta el presente. Ahora suspendemos el tema de los cronistas para ingresar en nuestro primer texto que es el de Álvar Núñez.

Alumno: ¿Hay más de una versión sobre la misma empresa?

Profesora: Sí, lo hay y éste es uno e los espacios grandes de la polémica sobre las Crónicas de Indias. Yo les decía que están todas relacionadas entre sí. Quién más, quien menos, cita al otro, transcribe, se pelea, contradice. Un caso es el de Hernán Cortés y Bernal Díaz. Son dos versiones contrapuestas, aunque Bernal Díaz tiene mucho cuidado. Bernal Díaz ha leído la versión de Gómara, quien atribuye todo el éxito de la conquista a Cortés y quita todo merecimiento a los soldados. Bernal Díaz, sin romper con Cortés porque ha sido su capitán, escribe una historia distinta de la conquista. Por eso se llama “Verdadera historia” y le da participación a un sujeto que estaba negado por una concepción heroica de la historia, en donde lo único que importaba era Cortés. Cortés y Moctezuma; el resto era como un telón de fondo. Bernal Díaz dice no, están los soldados y los menciona. Hay largas nóminas de los soldados españoles, por lo menos de los que tenían preparación. Son dos versiones y como en este caso hay varias. Yo les dije que las Crónicas de Indias tienen esta base legal porque hay, en todo este proceso, bienes de por medio. Hay bienes, hay títulos, hay fama, y en torno a eso pelean las versiones. Nadie quiere quedar deshonrado frente a la historia, que alguien diga tal cosa que no fue lo que yo hice o que deje de decir tal otra. Es un campo de lucha entre las distintas versiones. Si bien el texto de Álvar Núñez no menciona a muchos conquistadores, al final del texto dice que está con Cortés. O sea que cuando llega a México es recibido por Cortés en su última estancia en México. Menciona también a un lugarteniente de Cortés que se caracterizaba por su crueldad. Es decir, de algún modo estos textos están siempre relacionados; por superposición de espacios, por superposición de conquistas, por rivalidades y por diferentes concepciones de qué era la misión de ellos. Creo que eso

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enfrenta mucho a las distintas versiones y más aún, por cierto, si se enfrentan con cronistas mestizos. Hay cronistas mestizos de México que dan otra versión. Un miembro de la cátedra trabaja a los cronistas mestizos mexicanos y los confronta con estas versiones. Es muy apasionante lo que aparece ahí de contradictorio.

Alumna: A través de la evangelización intentaban cubrir los verdaderos objetivos de la conquista. Lo que hicieron fue destruir la cultura del otro.

Profesora: Éste es el eje de esa polémica en torno a cómo era conceptuado el indio. O sea, si era pensado como un sujeto libre o como un esclavo. Ése fue el gran debate que se dio en el siglo XVI. En torno a la definición como una cosa o la otra, esa definición permitía una conquista bélica o pacífica. En definitiva, la conquista siempre era conquista, pero había modos paternalistas y modos violentos. En ese momento la idea era arrasar, no convivir, pero a su vez había otra metodología.

Alumno: Creo que la evangelización le permitió a España justificarse ante Europa.

Profesora: Se instala un pensamiento distinto, colonizar la memoria y al sujeto, que es en lo que consiste la conquista. Es decir, convencer al otro de que es otro, de que lo que piensa no sirve. Eso se logra a través de la evangelización y de identificar a las religiones, a los íconos y a todo aquello que perturbe como falso; a todo aquello que perturbe la homogeneidad del pensamiento católico.

Alumno: Evidentemente, los cronistas se leían entre ellos. ¿Qué nivel de publicación tenían?

Profesora: Ésa es una pregunta muy importante. A dónde fueron estos textos o tuvieron una salida exclusivamente oficial. Los textos fueron publicados y, en general, fueron traducidos. Pensemos que estamos en el siglo XVI, en el apogeo del Humanismo y el Renacimiento, de los doctos y los sabios. Había una apetencia de lectura de textos novedosos. Había ediciones y calculó que los lectores debían ser de una capa letrada.

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Inclusive hubo reediciones. Fue el caso de Gómara, aunque después tuvo problemas con la corona y lo prohibieron, cuya historia tuvo como seis ediciones continuas. Paralelamente hubo traducciones, lo cual es bastante interesante. Estos textos se leían en Italia, en Francia. Tuvo un público que se pudo ir abriendo y ampliando porque, inclusive, el destinatario que recortan los textos es cada vez más amplio. Comienzan con el rey y luego terminan siendo los paisanos. El propio enunciador de la crónica va abriendo su destinador. En el Inca Garcilaso es muy interesante cómo él construye un destinatario que es su par: los indios y mestizos del Perú. Hay una expectativa de circulación de los textos bastante amplio. Muchos textos, por otra parte, quedaron sin publicar o prohibidos. Algunos se publicaron tres siglos después. Esto produjo muchos anacronismos, pero en los casos que he mencionado no; todos fueron simultáneos y leídos, por eso hay tantas respuestas. Esto es muy importante en el caso del Inca Garcilaso quien, prácticamente, cita a todos los cronistas importantes de su época y a todos los cronistas que han escrito sobre el Perú.

[Se realiza un breve receso]

Vamos a continuar y vamos a hablar de nuestro primer texto. Antes de comenzar quiero hacer una aclaración de lo que hablamos en la primera parte respecto de la cuestión de la publicidad. Hay un trabajo que leí hace muy poco sobre el tema de la difusión de los textos, de las ediciones y traducciones. Este texto dice algo muy interesante. Se pregunta si esto interesaba al rey y efectivamente era así. Algunas de las publicaciones eran financiadas por la corona y de otras ya había editores privados que tenían un circuito de ventas garantizado parea estos textos. No olviden que todavía existía el mecenazgo y algunas ediciones eran pagadas por protectores que no eran necesariamente de la corona, sino, simplemente, nobles, familias o figuras que protegían y daban los fondos para estas ediciones. Lo que sí es cierto es que muchas de estas ediciones necesitaban una autorización y cuando no la obtenían era publicada en otras ciudades, como es el caso de algunas ediciones que salen en Lisboa. Hay una serie de situaciones que tienen que ver con el dinero, con la existencia de mecenas y con el interés por parte de la corona de que haya una difusión de los discursos de la conquista porque eso hacía a su propia difusión y poderío. Fue la empresa de expansión imperial más importante de la época y la corona ganó

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con la difusión de su conquista. Hay varios elementos relacionados con el hecho de que los textos se hayan conocido y divulgado. No hay que dejar de lado un elemento ingenuo dentro de todo lo que hemos venido diciendo: la curiosidad. Piensen que estamos en pleno Humanismo, en el Renacimiento, en que se está configurando una nueva concepción del hombre. Se está produciendo una sociedad mucho menos controlada por lo religioso, por lo menos en España. Hay una pequeña apertura, producida por el Humanismo y el Renacimiento, que hace que el tema de la curiosidad sea un tema importante. Es decir, el sujeto y el lector curioso por estas novedades, por esto que viene del Nuevo Mundo. Recuerden el impacto que tuvo para la época el descubrimiento de América. La semana pasada hicimos una mención a la famosa frase de Gómara de que después del nacimiento de quien lo crió, el más importante acontecimiento del mundo es el descubrimiento de América. Ésa era la percepción, la voz de Gómara es la percepción de la época sobre lo que significaba la conquista.

Alumna: ¿Había una mirada exotista?

Profesora: Efectivamente. Una de las ideas que se manejan y que podemos trabajar un poco más, pensando en el texto de Álvar Núñez, es la cantidad de conceptos preformados que están vigentes, en el momento de la conquista, y cómo estos pensamientos se proyectan sobre lo nuevo. En otras palabras, cómo describir lo diferente sino es a partir de lo mismo. Piensen en lo que dice Foucault en Las palabras y las cosas: hasta el siglo XVI se dio la “episteme de lo mismo”, de lo semejante, de lo análogo. El mundo sólo se puede pensar en términos de lo semejante; para lo otro el discurso está imposibilitado o su imposibilidad se manifiesta en colocarlo en un lugar de lo exótico; en ese lugar de la diferencia que estaba alimentado por una tradición. Ya el mismo Herodoto dividía el mundo entre griegos y bárbaros y los otros son los bárbaros. Esta idea de colocar en el espacio del otro, el exotismo lo bárbaro, lo distinto, lo incivilizado, tiene una larga tradición. En los textos de la Conquista se puede ver cómo funciona este imaginario sobre lo otro. A veces tiene una perspectiva idealizada, en el sentido de que el otro cumple con los patrones del pensamiento utópico. El otro vive en una sociedad ideal, sin dinero, sin trabajo, sin penurias. Esto es un poco la especulación de la utopía; la utopía como aquel

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espacio en donde nadie está obligado a nada, todos somos felices, la propiedad es común. Esto es un pensamiento fuerte para la época. Tenemos ahí a Tomás Moro y todo el pensamiento utópico pivoteando sobre las crónicas de la conquista. Pero, por otro lado, está todo el pensamiento de identificar al otro con el bárbaro, con el incivilizado, con el monstruo. Fíjense que en las primeras representaciones que hace Álvar Núñez en el texto, cuando describe a los indios, dice que son gigantes. Parecen gigantes y lo dice varias veces, al comienzo. Son las primeras percepciones. El miedo agiganta la percepción del otro, pero a su vez con connotaciones de lo diferente magnificado: los otros son gigantes. Luego, con el correr del texto, las imágenes se van modificando, pero este lugar de lo exótico o de la construcción de la alteridad es muy poderoso y muy importante para la lectura de estos textos, porque la percepción del conocimiento de la época es la asimilación por lo igual, lo semejante y lo análogo. Por eso hay muchas comparaciones en las crónicas. Álvar compara menos y vamos a ver por qué: tiene que ver con el modo de conocimiento. Pero, en esa época, se conoce mediante la comparación: esto es tal como otra cosa. Es una de las figuras más fuertes para acercarse a lo que no entendemos. Vamos a comenzar, entonces, con este texto de Álvar Núñez que hoy recibe el titulo de Naufragios. Vamos a comentar la historia del texto pero, de partida, tendríamos que advertir que este título se le da al texto recién en el siglo XVIII, en una de las reediciones. Estos textos siguen siendo reeditados, muchas veces antologizados, o incluidos en otras historias como partes. Éste es el destino que corre el texto de Álvar Núñez que es reeditado en el siglo XVIII con el nombre de Naufragios, título con el cual lo conocemos y lo manejamos hoy. Como estas nominaciones seguramente tienen que ver con necesidades editoriales, es interesante pensar por qué este título. Como en el comienzo de la hora hablamos de las lecturas y los lectores, qué tipo de lectores habría en el siglo XVIII para este tema de los naufragios. Basta pensar sólo en Robinson Crusoe, de Defoe, que es el gran náufrago de la literatura. Creo que en esta idea del naufragio y el náufrago interviene esta percepción, por parte del editor, de una cierta curiosidad hacia esa figura del que ha perdido todo. El náufrago es alguien que se ha quedado sin ninguna pertenencia. También el náufrago se relaciona con el cautivo, figura que ha captado el interés y que ha producido

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antologías. Oviedo, de hecho, hizo todo un libro dedicado a los naufragios: de dónde salió el barco, cómo lo agarró la tormenta. Del mismo modo hubo interés por el cautivo español. Es decir, aquel que cae en manos de las comunidades indígenas y queda preso. Es el caso de Álvar Núñez. En un momento de historia prácticamente no puede escapar de dónde está. Entonces, la idea del cautivo como aquel que queda atrapado en el espacio del otro y que se integra y que, a veces, elige quedarse. Estas figuras atraviesan las crónicas. Esta imagen del que queda en una especie de tierra de nadie en cuanto a su identidad. Cautivos y náufragos son aquellos que pierden las referencias culturales, identitarias, próximas, de su grupo de pertenencia y que va a parar a un espacio que le es totalmente ajeno. Las crónicas de la conquista suelen ser muy digresivas; en general, cuentan muchas anécdotas, abren paréntesis y se salen del relato para contar otras historias. En Álvar no ocurre mucho de eso, quien no abandona su objetivo. Pero es común, entre esas historias, la historia del cautivo y la delectación, por parte del narrador, en detenerse en los modos mediante los que se transformó físicamente el otro. Eso está en el relato de Álvar. Cuando, al final, aparecen sus propios compañeros de expedición no lo reconocen y se quedan espantados cuando lo ven desnudo y barbado, con toda su transformación física a lo largo de esos diez años que permanece en América. Ése sería como el núcleo de ese texto. Ya vamos a ver más adelante, cuando hablemos de las ediciones, por qué Naufragios y vamos a entrar de a poco en estas disquisiciones. Qué significa la palabra “náufrago” además de esto que he dicho. El náufrago es aquel que pierde todo y que se ve desnudo de cualquier ayuda y conocimiento que le sea familiar. El náufrago también es alguien que fracasa, como en el caso de Álvar Núñez. Escribe dos textos. Uno lo escribe de puño y letra; se puede decir que el yo que enuncia es Álvar Núñez y es Naufragios. El otro texto se llama Comentarios y lo dicta o lo escribe paralelamente con un secretario. Por esto es más complejo su estudio. Es un texto muy interesante del cual les voy a comentar algo porque nos ayuda a pensar la figura de Álvar Núñez, teniendo en cuenta que no hay demasiados datos sobre la personal real Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Quizás por eso elegí la palabra “fracaso”; es un conquistador del fracaso cuyas dos empresas resultan grandes pérdidas y que lo llevan a prisión, sobre todo

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la última. Si de algo hablan los dos textos y la propia figura del autor es de la empresa del fracaso. Es decir, la conquista como fracaso. Esto es interesante si lo contraponemos con aquello de lo que veníamos hablando; de la necesidad de afirmación del imperio a través de las conquistas. De repente, esta expedición fallida de la cual sobreviven cuatro personas. Entonces, hay que contar este fracaso y cómo se cuenta este fracaso para que no parezca tal. Ésta es la hipótesis que, en general, maneja la crítica, sobre todo uno de los textos que tendrán para leer que es el de Sylvia Molloy que está en el módulo crítico. Para cada tema hemos preparado un módulo de artículos críticos mínimos que ustedes tienen que manejar, lo cual no quiere decir que no puedan consultar otras fuentes que están en la bibliografía. Lo que plantea Sylvia Molloy es que este sujeto tiene que transformar la situación, en la escritura, para convencer al rey de que su logro ha sido poder escribir este informe. Que ha fracasado en lo material, pero que, finalmente, le puede ofrecer este escrito. Les mencioné la cuestión de la figura de Álvar, teniendo en cuenta la pregunta que nos podemos plantear sobre cuál es la competencia de estos autores, qué saberes tienen para construir estos relatos, cómo los escribieron. No son escritores en el sentido convencional o moderno de la palabra. Les decía que sobre Álvar hay muy pocos datos; hay aproximaciones, los biógrafos a veces se contradicen, entre otras cosas, porque hay muchos homónimos del nombre, hubo muchos Álvar Núñez en la época. Eso hace que sea muy difícil, a partir del registro de los archivos o de los documentos de época, saber si se trata del mismo personaje. Los pocos datos ciertos que se pueden tener es que es un sujeto que tuvo un origen alto, tiene una formación, tiene una carrera militar participando en acciones en los diferentes frentes de la época. España, en esa época, no sólo está haciendo la conquista de América, Carlos V fue un emperador expansionista. Álvar participa de estas campañas, pero su interés, finalmente, es América. Se embarca en una expedición que sale con Pánfilo de Narváez, el jefe de la expedición, quien es el responsable de este grupo conformado aparentemente por seiscientos hombres (en otro prólogo habla de trescientos). Los datos son difíciles de fijar, pero era una expedición importante y fue, por lo que leí, una de las expediciones mejores preparadas de la época. Es de 1527. El objetivo es llegar a La Florida que era conocida pero a donde no se había ingresado. Ingresar o descubrir, en los textos de la época, tienen la

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connotación semántica de conquista; desde la costa, lo que podían percibir desde el barco, hacer el ingreso hacia el interior. El objetivo era llegar a Florida con la idea de descubrir territorios y materiales preciosos. Uno de los motivos más importantes de la conquista fue el oro. Además ahí funcionaba muy fuerte la fantasía de descubrir ciudades repletas de oro y plata. Esta expedición sale en 1527 y efectivamente tiene el problema de los grandes temporales y los vientos ciclonados del lugar. Cuando llegan, después de hacer puerto en La Habana y en otros lugares próximos, se pierden los barcos. Luego empieza toda la aventura de desprendimiento y disolución de la expedición. Álvar queda finalmente solo y se pasa diez años recorriendo el territorio hasta encontrarse de nuevo con los españoles y embarcarse de vuelta a España en Veracruz. Da toda la vuelta al Golfo de México a pie. Vamos a hablar de las cosas que ocurren el texto, pero esto es lo que sabemos de Álvar Núñez. El otro dato seguro es que vuelve en el ’37 a España y entre el ’37 y el ’40 intenta volver a América, con el cargo de gobernador, y a La Florida. O sea, aprovechar sus conocimientos del espacio y del lugar para volver ahí y con la apetencia de conseguir el cargo de gobernador que implicaba muchas cosas. No sólo el cargo sino también la posesión de la tierra, dividendos, dinero. Tenía una serie de implicancias más allá del título. Entre el ’37 y el ‘40’ intenta que le den este destino y no lo consigue porque el rey ya se lo había adjudicado a Hernando de Soto, uno de los conquistadores de La Florida. Esta expedición también fracasó, parece que ese territorio era tremendo. Entonces, Álvar escribe su texto: esos son los años de escritura, del ’37 al ’40. Después vamos a ver que hay antecedentes de esta escritura pero, en realidad, termina el texto en estos tres años que estuvo en España. Este texto está cargado con dos ambiciones; por una parte explicar por qué le fue mal en La Florida y, por otra, hacerse merecedor de un nuevo destino en América, en especial en La Florida que era donde quería volver. Qué ocurre: el rey le da otro destino, el Río de la Plata. Su misión es socorrer a la expedición de Pedro de Mendoza que estaba desbaratada, lo cual coloca a Álvar Núñez muy cerca de nuestra propia historia colonial. Cuando Álvar Núñez se hace cargo de esto, en el ’40, viene al Río de la Plata. La expedición estaba totalmente cercada y el puerto de Buenos Aires estaba como desabastecido, entonces se van (eso es lo que cuenta en los

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Comentarios, el libro siguiente) a Asunción. En ese lugar, Álvar Núñez, con su título de gobernador, intenta reorganizar ese espacio pensando luego en volver a Buenos Aires. No consigue nada de esto. ¿Por qué? Porque a pesar de su conocimiento in situ de América, la situación es muy distinta. Acá estaban los guaraníes, era otra realidad. Además se encontró con un elemento que no podía medir que es la rivalidad de los conquistadores que estaban en Asunción. No pudo contra esto y, además, un elemento interesante (y en esto creo que sí puso en juego su experiencia en América) es que intentó hacer reformas a partir de su conocimiento obtenido en la expedición anterior. Reformas, si se quiere, paternalistas pero que tenían que ver con la situación del indio. Entre otras cosas, establece un reglamento de prohibición al cobro de tributos porque los conquistadores se los habían impuesto a los indios de un modo totalmente arbitrario y sin que lo supiese la corona. Esto es muy importante: la distancia favorecía un manejo muy arbitrario de las leyes y reglamentos en América. En Asunción descubre esta situación de arbitrariedad e intenta transformarla, así le va. Lo ponen preso, lo deportan a España, levantan una serie de calumnias. En España pierde el juicio que le hacen y escribe este texto, los Comentarios, con su secretario. Pasan años en que no se sabe exactamente su destino. Lo real es que es destinado a Argelia, un destino dentro del marco de la prisión y el castigo, y finalmente se le levanta este veredicto y muere. Es un destino extraño, de fracaso tras fracaso, y por eso en los dos libros pesa tanto la argumentación de este sujeto para construirse a sí mismo como un sujeto fiable, como un sujeto con ethos; la construcción de un sujeto intachable. Esto está presente en ambos textos y el segundo, como va a ser escrito por su secretario, va a tener más elementos de apología para sustentar estos juicios que se le hacían en España.

Alumna: ¿En qué persona está escrito?

Profesora: Está escrito en tercera persona. A veces usa un nosotros y hay algunas alternancias.

Alumna: ¿El secretario existió realmente?

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Profesora: Sí, pero no sabe exactamente cuál fue su participación. Hay muchos elementos en común entre ambos textos como puede ser esta posición con respecto a una conquista no tan agresiva. La cuestión sería pensar qué ocurrió y por qué lo escribió el secretario. Todo esto plantea el tema de la autoría. Seguramente, Álvar Núñez obtendría algún beneficio con que lo escribiera otro. Tal vez un modo de desplazarse del lugar de sí para colocarse en el lugar del otro. Efectivamente, la figura del secretario es importante. Con respecto a Naufragios podemos decir que la construcción enunciativa no guarda ningún tipo de duda con respecto a que el yo que enuncia pretende una identificación autobiográfica con el sujeto real. Esto es muy claro. El tema de las ediciones es importante. Hay que entender por qué este texto tuvo tal proyección hasta llegar a ser Naufragios. Hay antecedentes, incluso dentro del texto mismo, que es esta actitud de dar cuenta ante un escribano. El sujeto se coloca en dos circunstancias, en el texto, en la situación de dar fe frente a escribano y de enviar noticias al rey. Estos textos se ven como previos a la escritura de Naufragios. Hay uno que se ha conservado y que abarca los primeros dieciséis capítulos. Estas formas previas fueron escritas sin un yo protagonista y con una tercera persona, usando una retórica burocrática. Simplemente dan cuenta de los sucesos. No tienen ningún tipo de protagonismo por parte de Álvar Núñez. Es más, uno de los textos se llama “Relación de la expedición de Pánfilo de Narváez escrita por Álvar Núñez”. Eso es lo que aparece en primer plano en estas formas previas que son como preparativos del texto Naufragios. Los Naufragios en sí tienen dos ediciones. Una edición Princeps, primera, en 1542. Es la época en que Álvar Núñez está en Asunción, pero el texto ya ha sido dispuesto por él (recuerden que él está en América entre el ’40 y el ’45). El título de esta primera edición es La relación que dio Álvar Núñez Cabeza de Vaca de lo acaecido en Las Indias en la armada donde iba por gobernador Pánfilo de Narváez desde el año veintisiete hasta el año treinta y seis que volvió a Sevilla con tres de sus compañeros. Lo interesante de esta primera edición es que está sin capítulos y la palabra “naufragios” aparece pero no como título sino colocada dentro del texto. En la segunda edición, de 1555 (que aparece junto con Comentarios, aparecen los dos textos juntos), lleva por título Relación y comentario del gobernador Álvar Núñez Cabeza de Vaca de lo acaecido en las dos jornadas que hizo a Las Indias. Lo que comentó sobre las ediciones es lo que dice un gran especialista que

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estuvo a cargo de la última edición de los Naufragios, del cual tienen un artículo en el módulo crítico. Este autor es Puppo-Walker. La edición la hizo comparando los textos originales que se conservaron en bibliotecas de España y Estados Unidos. La edición que hizo apareció en Cátedra y es muy lujosa y cara. Está en el Instituto de literatura hispanoamericana. Si quieren avanzar un poco más con el texto pueden verla, si no las ediciones que estamos manejando son fiables. Lo que dice Puppo-Walker de esta segunda edición es que incluye la separación del texto. El texto que ustedes tienen esta dividido en capítulos titulados y cada uno está precedido por una especie de resumen. Y, por lo que él ha observado, la palabra “naufragios” muy destacada al comienzo. Antes del comienzo, después de la dedicatoria y demás, aparece la palabra “naufragios”. También él informa, en esta edición, que la primera vez que se publica el texto de modo autónomo, con ese título, es en una edición ya del siglo XVIII, de 1749. Me interesa que pensemos un poco en este desplazamiento de “relación” a “naufragios”. En parte, como decíamos, por esta demanda de ciertos lectores para los cuales se tornaría más atractivo el título de Naufragios que el título de Relación. Vamos a volver sobre esta palabra “relación” porque es, evidentemente, la inscripción genérica del texto. El texto es, en primera instancia, una relación. Hay que tener en cuenta este tránsito del texto entre lo prácticamente anónimo y burocrático que pueden haber sido estas primeras cartas, de las cuales algunas se han perdido, que Álvar Núñez envía a la corona, donde su protagonismo es absolutamente menor, hasta este texto final en el cual el sujeto es tanto narrador como protagonista. Tiene y trabaja sobre ambas atribuciones. El texto vuelve sobre la figura autoral, vuelve sobre el narrador como tal, porque en varias ocasiones el texto se detiene sobre el modo en que cuenta y por qué cuenta y por qué elige contar lo que cuenta. Tiene un carácter reflexivo sobre su propia escritura y, por otro lado, es un texto donde el protagonista aparece adornado por ciertas condiciones como es su carácter veraz, su criterio frente a situaciones de peligro, su fidelidad al rey. Tiene una serie de condiciones que marca en el texto y que tienen que ver no sólo con ir contando la historia sino con construir un personaje.

[Una pregunta escapa al registro de audio]

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Profesora: la pregunta es muy interesante porque tiene varias instancias que podemos comentar. El texto en sí no cambió, lo que cambió fue su lectura. Es algo así como “Pierre Menard, autor del Quijote”. El texto es el mismo pero cambió el marco de lectura y esto lo hace ver de otro modo. El texto en sí, después de la edición de 1555, la que sale con los Comentarios, no ha tenido mayores alteraciones. Puppo-Walker, que hace un cotejo muy fino, palabra por palabra, encuentra algunas alteraciones y transformaciones en lo que hace al léxico para hacerlo más accesible. Obviamente hay una adaptación ortográfica que es necesaria, sino sería muy compleja la lectura con consonantes duplicadas, etc. (un español distante). Esta adaptación se hace en la edición del siglo XVIII, pero no hay grandes cambios en el aspecto narrativo, en la trama, en los sucesos que se cuentan. Hay cambios formales, léxicos, alguna puntuación, ortografía. Me interesa esto que decís de cómo se aproxima a la ficción. Efectivamente eso es lo que ha ocurrido con el texto. El texto, desde los marcos de lectura contemporáneos, admite esa lectura porque, además, deja algunas marcas para esa lectura. Por una parte, desde luego, el tema del naufragio, en el que vamos a detenernos un poquito más, es un tópico de la literatura no sólo de aventuras más común sino también de la alta literatura. Si pensamos en La tempestad de Shakespeare es la historia, entre otras cosas, de un naufragio. El naufragio también está en las novelas de caballería, en las novelas bizantinas, en toda la Edad de Oro, en Cervantes. La matriz del viaje es básica y estructura el relato. El tópico atraviesa muy distintos espacios ficcionales, históricos y de condiciones de viaje. Naufragaban, entre otras cosas, porque no había condiciones técnicas para hacerlo de otro modo. Estas connotaciones son muy interesantes y vamos a volver sobre ellas. Es decir, por qué captaba tanto la atención e los lectores la idea de un náufrago, por qué era un tópico tan apasionante para los potenciales lectores. Por otro lado, lo ficcional no está ausente de Naufragios. Cuando hablamos de Álvar Núñez, dijimos que su formación es la de un sujeto nacido en una familia poderosa, con buena formación. No sabemos mucho más de él. Algo que nos ayudaría a conocer acerca de sus saberes es que los mencionase y prácticamente es un texto despojado de fuentes, de citas. Esto tiene una efectividad muy alta. Es un texto sin autoridades. No cita a nadie. Es como que pretende una autenticidad extrema porque no hay

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referencias. No obstante podemos presuponer que, en el conocimiento de la época y en el conocimiento que lo atañe a él, hay modelos discursivos que están presentes en su enunciación. Digamos, de no haberlos manejado no podría haber escrito el texto. Hay modelos incorporados en la cultura, en su propia formación y práctica, que trascienden sus propias lecturas, que trascienden que haya leído a determinado autor. Son discursos de la época y moldes retóricos que le permiten articular esta historia; entre ellos, el viaje, el viaje como relato. También el relato hagiográfico, la vida ejemplar, la vida de santos que también está presente en este texto. Por cierto, la relación (ya vamos a definir un poco más qué es una relación), el relato histórico. Esto no está ausente de sus saberes. También el relato bíblico, la lectura de La Biblia. Enseguida voy a comentar un poco el prólogo de los Comentarios, el otro texto que tenemos de él, en donde el yo que enuncia dice que es Álvar Núñez. Se los voy a fotocopiar porque es muy breve e interesante. Ahí aparece una mención muy concreta al libro de los reyes del Antiguo Testamento. Acá hay una lectura evidente, incluso desde el punto de vista de la sintaxis, de las formas del Antiguo Testamento. Esta lectura estaba incorporada a la formación de cualquier joven.

[La participación de un alumno escapa al registro de audio]

Profesora: La mención a Dios es continúa; a partir de la curación, los naufragios, de todo se sale gracias a Dios. Coincido en que acude, en las curaciones, a la invocación a Dios porque es lo único que puede hacer. De otro modo lo que está haciendo sería sospechoso, sólo puede hacerlo si dios lo permite. Pero volviendo a los elementos ficcionales, ya vamos a volver a otros moldes de los que hemos hablado; el viaje y dentro del viaje el subgénero del naufragio, la historia, la relación, el relato bíblico, dentro de esa la vida del santo. La pregunta es qué pasa con esto de la ficción. Es interesante porque al final del relato, en el último capítulo, introduce dos elementos muy propios de la ficción y del relato novelesco como son la presencia de esa vidente que le anuncia lo que va a ocurrir. Aparece un vidente, además es mora, es una nigromante, que le dice a otra mujer que es la esposa de uno de los miembros de la expedición que ellos van a transitar por todas estas vicisitudes por las que pasan. Es muy interesante porque le da una vuelta a la historia. Recuerden lo

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que mencionamos, en la primera clase, sobre la importancia de los finales en una narrativa. En toda narración es importante cómo se encadenan los sucesos, por una cantidad de elementos que podemos relevar en cuanto al armado de esta narración, pero los finales son fundamentales porque dan cierres de sentido. Este libro tiene como dos finales interesantes sobre los cuales vamos a trabajar. Uno es el final argumentativo: cómo debe ser la conquista. Esto aparece en los últimos capítulos. Se centran estos capítulos, argumentativamente, sobre el tema de la buena conquista, la conquista pacífica según Álvar Núñez. El último capítulo, por su parte, introduce estos dos elementos muy enigmáticos de esta mora. Es interesante que no sea cualquier adivina la que predice que va a fracasar, sino que es una mora. Sabemos que los moros eran los otros en España. Hay algo sospechoso por su procedencia en esta especie de oráculo que, al final del relato, dice que ya sabía que todo esto iba a ocurrir. El otro elemento, también interesante, es el tema de los piratas. En el último capítulo, en la vuelta a España, se da el encuentro con los piratas. Es en el único momento en que el texto hace una operación de discurso directo. En el resto del texto se usa el discurso indirecto. Él dice que va transcribiendo o traduce lo que dicen los otros. En el único momento del texto en que hay transcripción de voces, o unos de los pocos momentos, es en este momento en que aparece la voz de los piratas portugueses. Son elementos que, puestos al final, dan este cierre. Como si Álvar Núñez, en 1555, hubiera estado pensando que tres siglos después su libro iba a ser publicado como Naufragios, de algún modo, colocando algún elemento. Es una narración veloz, en esa parte, muy distinta a la de las otras partes. Este elemento ficcional ha preocupado a la crítica: qué quiso decir con esto. De última, desde nuestra perspectiva, me parece un poco inútil separar historia de ficción, decir que esto es ficción y esto es historia, me parece poco productivo. En todo caso, tener presentes estos elementos que tiene una filiación ficcional más evidente que los otros elementos que aparecen en el texto. Tienen un artículo que trabaja este tema, me parece importante que lo lean, donde hace una especie de consideraciones que no son las que hemos hecho acá que es el de Lewis y está en el módulo crítico. Él se detiene sobre este tema. Entonces, estábamos hablando de estos elementos que asociamos al orden de lo ficcional y paralelamente la propuesta sería, por una parte, no extremar estos elementos, en

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el sentido de, a partir de estos elementos sostener que todo el relato, en realidad, tenía como objetivo ser leído como novela. Sería un error grave de perspectiva. Tampoco ignorarlos. Tenerlos presentes como parte de la construcción del texto. Un texto que debemos leerlo, más que a partir de la oposición ficción y no ficción, dentro de lo que pretende ser: un texto narrativo. Nuestra pregunta tiene que estar orientada, me parece, hacia ese aspecto del texto. Es decir, cómo se construye esa narración, en base a qué modelos, qué elementos recupera. El texto tiene muchas oposiciones que después vamos a ver: cocido-crudo, vestidodesnudo. Hay varias oposiciones que tienen que ver con el tránsito de los límites; comer cocido o crudo, comer o no comer o comer como recolector (los recolectores comían tres días y después ayunaban veinte) o comer todos los días. Hay muchas modificaciones de orden de las prácticas que tienen que ver con la adaptación que hace ese sujeto al nuevo espacio; se vuelve un recolector que come nada que lo que encuentra (las piñas, las semillas) porque no hay otra comida. El tema del maíz plantea una situación que tiene que ver con los límites (cocido-crudo, vestido-desnudo, nómade o fijo). Aquí el límite sería: agricultores o no agricultores. Éste es un límite claro y clave: la agricultura es símbolo de civilización y de pueblo asentado. Sólo son agricultores los que permanecen en un mismo espacio. Es importante la procura del maíz en ese sentido, además de ser el maíz un elemento básico. Aparte hay un cierto ejercicio de sustitución porque el maíz termina siendo el objetivo más deseado cuando no se encuentra nada. En realidad, la búsqueda del conquistador, como dijimos al comienzo, era por el oro, la ciudad dorada, la abundancia, pero, cuando esto no se encuentra, el objeto del deseo termina siendo el maíz. La ruta del maíz sustituye a la ruta del oro. Casi todos los conquistadores hacen lo que se puede llamar la Ruta del Oro. En los distintos lugares en donde va quedándose o a donde lo van llevando estos diferentes grupos a Álvar Núñez, en varios momentos del texto, se habla de objetos. En primer lugar, se habla de un objeto de cobre. Los objetos no tienen un valor en sí sino por todas las significaciones que despliegan. Por eso la búsqueda y el registro de los objetos es importante. Hay cobre, hay fundición. La existencia o no de vasijas; si hay ollas o no, si cocinan en piedras o con instrumentos. Son todas marcas que tienen que ver con acercarse o alejarse a formas

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conocidas de civilización, por eso hay un registro tan estricto en el texto. Con respecto a los objetos, el objeto de máxima importancia es el oro, la plata y las piedras preciosas. En el texto se mencionan las esmeraldas. En un momento, consigue cinco esmeraldas que después tiene que vender o canjear por algo. Pero estos elementos valen por sí y por el camino que abren. O sea, si este objeto vino del norte hay que ir al norte. Eso es lo que determina la ruta del viaje: el objeto de valor. Cuando trabajemos un poco más el tema del viaje, vamos a trabajar un poco más esto, pero eso es lo que mueve la expedición y al sujeto, cuando está solo. En este caso sabemos que es un viaje del este al oeste. En todo momento se habla de ir a donde se pone el sol, ése es el objetivo. El objetivo máximo es poder hacer ese trayecto: ir desde el este, donde desembarcaron, al oeste en donde se pone el sol. También porque saben que en el oeste está el asentamiento de los españoles, en México. Pretenden encontrar a los conquistadores de la Nueva España. Las incursiones hacia el interior de la tierra, que son varias, algunas fracasadas y otras van y vuelven, muchas veces están motivadas por estos objetos. Si hay oro quiere decir que más allá hay más oro.

[Otra pregunta se pierde en el aula 3]

Profesora: Los cuestionarios existían y las relaciones geográficas, así se llamaban, estaban pautadas por estos cuestionarios, los cuales se fueron refinando. En la época de Álvar Núñez todavía no eran los cuestionarios muy detallados. Los cuestionarios con preguntas más precisos son posteriores, a partir del ’47, por una ordenanza que trató de reglamentar todo lo que tenían que describir. Por lo tanto, en parte responden a una necesidad de información. Hay un pacto informativo entre el conquistador y la corona, un pacto escrito y tácito. Yo creo, como dijiste, que la escritura desborda eso, va un poco más allá. Pero hasta ese momento los cuestionarios no eran tan precisos; por eso se dice que Álvar Núñez es un temprano etnólogo, ya que llega a percibir aspectos de la vida y a detallarlos con un interés muy alto, como si fuese un etnólogo. Por si no quedó muy claro, Lewis trabaja el tema ficción e historia o ficción más ficción en Álvar Núñez. Me parece que es un tema interesante sobre el cual podemos volver, pero me gustaría que leyeran el artículo. Lo que nos interesa, finalmente, es cómo

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está construido el texto: qué procedimientos usa. ¿Hay una trama en el texto, hay momentos de máxima intensidad, de clímax y otros de menos? Eso nos daría la idea de que este sujeto está administrando la materia. ¿Es un texto simplemente secuencial que, por otra parte, sería lo lógico en un relato de viaje? ¿O hay un modo de disponer, además de secuencialmente, los elementos para que tenga algún tipo de atractivo, de pacto con quien lee? Algo de esto dice en el proemio, así que lo pueden leer, pero hay un elemento que a mí me parece interesante. Está en el otro texto que tenemos de Álvar Núñez: es el prólogo a los Comentarios editados en 1555 con Naufragios. El sujeto que habla es Álvar Núñez, lo dice en el acápite del prólogo, y está dedicado al nieto de Carlos V. Yo me detuve en un elemento muy interesante, en este prólogo, que es cuando valora la variedad de las cosas. La narración, dice, debe tener variedad para ser atractiva. Hay una conciencia, por esto, del manejo de la variedad como elemento importante en una narración. Dice: “Verán en estos Comentarios grande diferencia y verdad que se vio Pedro Fernández, secretario del adelantamiento y gobernación, a quien yo lo encargué, los cuales van juntos con mis primeros sucesos porque la variedad de las cosas, que en la una parte y en la otra se tratan, y la de mis acontecimientos detenga a vuestra alteza con algún gusto en esta lección”. Lo que dice es que publica los dos textos porque aprecia la variedad de las cosas en un texto y en otro. Dice: “Que es cierto no hay cosa que más deleite a los lectores que las variedades de las cosas y tiempos y las vueltas de la Fortuna, las cuales, aunque al tiempo que se experimentan no son gustosas, cuando las traemos a la memoria y leemos son agradables”. Esto se encuentra en un prólogo a los dos libros y es el otro de texto de Álvar Núñez en el cual podemos basarnos para comprenderlo un poco más. Fíjense como está puesto en primer plano, la cuestión de la variedad. Hay una conciencia en este sujeto de los elementos estilísticos que pueden aportar atractivo a la escritura. También esta cuestión de las vueltas de la fortuna, sabiendo que es un elemento importante tanto en la cosmovisión medieval como renacentista. El texto trabaja con tópicos clásicos; el de la fortuna, el del lugar ameno, locus amoenus. El locus amoenus aparece cuando hace algunas descripciones de la tierra y dice que es muy linda, muy fértil. También aparecen construcciones contrarias; usa adjetivaciones que aluden al tópico del locus horribilis. Además de este elemento de la variedad como un elemento importante de

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toda la narración, aparecen estos tópicos que son propios de la literatura y de la narrativa; tópicos que aparecían en la historia, en la literatura y en otros textos clásicos. Un elemento muy fuerte del texto sería su inclusión en el marco de la historia. Dentro del marco genérico hemos recordado una palabra que aparece en el título de las dos primeras ediciones: relación. La relación es uno de los tipos genéricos, dentro de esa tipología general que hicimos de las Crónicas de Indias. Estas relaciones se referían a empresas particulares, en general es el relato de un sujeto que brinda un informe, al cual estaban obligados los responsables de una empresa de conquista. Por ejemplo, en la carta que Colón firma con los reyes, un modelo para todo esto, uno de los considerandos es que Colón debe hacer “enteras relaciones”. Es un relato, entonces, con carácter autobiográfico donde se relata la jornada o el viaje de un particular. Está relacionado con la memoria, con los cuestionarios. Por otra parte, la relación tiene un carácter legal. Si ustedes buscan la definición de relación en el Diccionario de autoridades, un diccionario del siglo XVII, que da el significado que tenía la palabra en ese contexto, dice que es “la exposición de un caso particular ante un superior”. Supone, como digo, la presencia de alguien de mayor autoridad. Estas relaciones son usadas en los juicios como material probatorio. Estas “relaciones”, muchas veces, podían ser orales. El sujeto, a la vuelta de su empresa, ante un oficial de la corona haga este informe. Esta marca de la relación es importante en el texto por muchos sentidos, además de por lo autobiográfico, por lo legal. Hay un aspecto burocrático fuerte en el texto, sobre todo al comienzo. Fíjense cómo se coloca este sujeto, siempre al comienzo, en el marco de la ley. Para él son muy importantes las primeras elecciones en la narración; para nosotros también deben serlo. Si se dejan o no se dejan las naves. Es importante porque dejar las naves es desobedecer la empresa. La crítica que hace Álvar Núñez de quien dirige la empresa, Pánfilo de Narváez, es una crítica también atravesada por la ley y lo burocrático. Él da cuenta ante escribano. En el momento en que la expedición parece que se va a desarmar, él quiere que eso quede asentado ante un escribano. Estos materiales tenían una enunciación y un uso legal frente a los tribunales. Esto supone que el sujeto que habla testimonia; no sólo enuncia sino que además testimonia.

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Además, una relación es un relato. Tiene la misma etimología: es una narración, algo que tiene un principio, un medio y un fin, una trama. A veces más fuerte y a veces menos. Está en nosotros leer esa trama. Cuál es la trama de los Naufragios. Me gustaría que contestemos esa pregunta. Cómo se teje los acontecimientos y qué preponderancia tiene cada acontecimiento dentro de los que se cuentan en el texto. La relación integra este gran conjunto que se llama “Crónicas de Indias”. La relación no es estrictamente la historia, pero alimenta las historias que se escriben de la conquista. Una característica de esta relación (y de muchas otras es la carencia de fuentes. No hay mención de fuentes, no hay mención de citas, prácticamente no hay mención de otros cronistas. Esto puede ser leído como una ventaja porque el texto, en su gran libertad expositiva, termina construyendo un relato de alto realismo, lo cual es muy inusual. De alguna manera las desventajas de no tener fuentes, tenerlas le hubiera dado más credibilidad, o lo colocaría en el nivel de un texto más sustentado por su intertexto, presenta al texto desnudo (como el propio Álvar Núñez). Hay una desnudez en cuanto a fuentes, mención de autoridades, pero eso le permite, en términos de escritura un mayor realismo. Es decir, aventurarse con un tipo de representación altamente realista. Ésta es una hipótesis que a mí me interesa. Cómo, en términos de la construcción de un discurso de representación realista, inciden los textos de la conquista. Cómo los textos de la conquista inciden en el modo en que el propio Occidente representa. Creo que este texto nos permite pensar esto por la crudeza que tiene, por el despojamiento, por las circunstancias que no calla. Eso es un elemento para trabajar. Este sujeto parece estar más allá del decoro. Finalmente los textos de la época acudían a la figura del decoro: qué se puede contar y qué no merece ser contado. Álvar Núñez maneja esto, luego vamos a ver las reticencias del narrador sobre qué contar y qué no, pero no está preocupado por el decoro de lo que cuenta. Cuenta prácticamente todo, aunque aquello que puede parecer más escandaloso para los ojos de Occidente, y lo cuenta con absoluta naturalidad. Por otra parte, este texto, como todos, fue sometido a censura. Un imperativo del decoro que era propio de la narrativa y la historia de la época que es no abundar en elementos desagradables y Álvar Núñez, en ese punto, no se priva. Lean el texto para la próxima porque vamos a ver el viaje, la geografía, las características del narrador. Por hoy dejamos acá. Hasta la próxima.

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Versión CEFyL

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