Daniel Medvedov
INTEGRIDAD
Madrid 2009
Todos queremos ser íntegros. También deseamos ser integrales, tener integridad y pensar integralmente.
Los griegos tenían palabras para cada uno de estos términos: INTEGRO – Adyafthoros INTEGRAL- Akeraios INTEGRALMENTE – Holokhleros INTEGRIDAD- Adyaphtoria, Holokhleria, Kalokagathia ¡El clero mete su nariz hasta en los asuntos de integridad! (Holokhleros) ¿Qué sentido tendría la palabra “integridad”? En español el asunto se resuelve en los umbrales de la entereza, la capacidad del Ser de “ser” “entero” y de allí el “enterarse” de algo, enteramente. Una visión es ‘entera”, es ‘integral” por excelencia. En la integridad, ya sabemos, las partes conviven en un todo armónico. Para alcanzar la integridad necesitamos recoger las partes de un mismo todo y fundirlas en un crisol operativo, bajo el fuego de la visión. La totalidad es elegancia. ¡No hay ser más elegante que el ser íntegro, el ser total! Pero hay que saber que el Ser, si es ‘total’, es, de por si, “íntegro”. No obstante, ser “totalitario” es un defecto de forma, es imponer una totalidad ficticia a unas partes que no pertenecen al todo con el cual se pretende operar. Se trata de la acción de reunir unas porciones que no corresponden a un mismo “todo”. Esta acción paradójica indica que ciertas partes pertenecen a unos “todos” distintos.
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¿Qué es “todo”? En griego hay dos palabras para definir este concepto: To Holon y To Pan. “En to Pan” (Uno es Todo) —se decía en tiempos de Heráclito. “Pan ta Okto” (Todo es Ocho) —respondían los pitagóricos. Es obvio, entonces, que “Uno es Ocho” ¿Qué diferencia habría entre el griego HOLON y el otro término, PAN? La imagen más coherente de la integridad y de la integralidad es el caso del Ser. El Ser individual es un todo que tiende hacia la unión con el Todo único, el Gran ser del Cosmos. ¿Saben que hay un INSTITUTO INTEGRAL? Parece un nombre copiado e imitado, pues Gurdieff ya lo usaba en París, durante las primeras décadas del siglo pasado. En griego, el Instituto Integral se llamaría HOLOKHLEROS ETHOS. Un Instituto Integral se supone que une varios “todos”, para hacerlos “uno”. Un individuo “integrador” (he aquí a Ken Wilber, como ejemplo) es alguien que propicia la “reunión” de todos los aspectos, o elementos de “algo”, y genera así la formación de un “todo”. Pareciera que lo “integral” es “global’: constituye un “todo”. Un ser integro no carece de ninguna de sus partes, es una persona proba, recta, intachable, impecable. No por nada se llamaba “integridad” a la pureza de las vírgenes. Pero esa “integridad” virginal tiene que madurar. No podemos concebir el ser como a una virgen. Esa categoría respetable le basta al Alma, entidad que acompaña al Ser en su aventura existencial. 3
Si el Ser es el Príncipe Azul, el Alma es su Princesa. Cada una de las partes de un todo es una parte “integral”. Pero los filósofos sostienen que esa “parte” entra en la composición del “todo” sin serle esencial, de modo que el “todo’ puede subsistir, aunque incompleto, sin ella, y sencillamente, prescindir de ella. No obstante, me pregunto, ¿Puede acaso ser el ”todo” incompleto? La respuesta es categórica: el Todo es, de por si, “completo”, total, pleno y unitario. Si algo le falta, ya no es “total”. Este es un impasse. Al Todo ¡no le puede faltar nada! El problema tiene que ser resuelto y la resolución, como la solución, es parte del problema. ¿Como integrar esos “todos” en un solo y único “todo”? Pues, a través de la recolección, a través de la concentración, a través de la meditación. Con elegancia, vamos a recoger y a recogernos, y, en consecuencia, el Todo brillará en su prístina realidad. Recoge , amigo, recoge, es tiempo de irse, vamos, nos veremos en el País del Todo, en PANTOPIA, en POLIMECANIA. Vamos a salir de PEDIADA, el país de los pies-planos, vamos con Cyrano a visitar los imperios del Sol y de la Luna. Por el tobogán de la nariz de Cyrano nos deslizaremos hacia los campos de la integridad y compartiremos el pan de la PANSOPHIA. Adelante. . . El pasado no merece ni siquiera un recuerdo. Olvídalo, pasa la página. Entérate: un nuevo siglo y un nuevo milenio polimecánico te espera. Ya estamos en la contemporaneidad y no en la postmodernidad.
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