El contexto religioso en el que Oseas profetizo se refleja en muchas partes del libro. Los israelitas bajo Josué habían conquistado la tierra de Canaán, pero habían fracasado en destruir los pueblos ya establecidos allí. Ellos y sus descendientes y su religión continuaron. Los cananeos adoraban muchos dioses, el principal de los cuales era Baal. Se suponía que Baal era el dios que daba fertilidad a la tierra. De acuerdo con un mito muy extendido, él fue matado por Moth, el dios del verano y de la sequía, pero resucito de los muertos después de que la diosa Anath vengara su muerte. Esta muerte y resurrección reflejaba el ciclo anual de las estaciones. La religión cananea tenía el propósito de dar fertilidad a la tierra; no daba un gran valor a la moralidad. En los templos, los hombres podían adorar a Baal y estimularlo a actos de fertilidad por medio de tener cópula sexual con prostitutas “sagradas” residentes.