Determinismo Y Falsos Videntes

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Determinismo y falsos videntes. Todos los seres humanos tenemos un cierto deseo o tendencia hacia el encuentro con Dios. Somos criaturas salidas de su mano y hacía Él tendemos. Por más que pocas veces lo registremos o le prestemos atención, su presencia es evidente. Estamos invitados al dialogo con nuestro Creador y somos libres de seguir esta ley que tenemos en nuestro corazón. A lo largo de la historia lo seres humanos hemos expresado esta búsqueda de distintas maneras, por medio de distintas creencias y comportamientos religiosos. Y este deseo de Dios, que oculta el corazón humano, se manifiesta con claridad en los momentos difíciles. Cuando los individuos comienzan a sentirse desesperados, esta aspiración al dialogo religioso se hace más fuerte. Cuando las dificultades y contrariedades nos apabullan, vemos en el encuentro con Dios, la posibilidad de una salida. Cuando todas las puertas se cierran, la espiritualidad puede ser un oasis en medio del dolor. Esta situación de desamparo espiritual, permite que algunos estafadores engañen nuestro legítimo deseo de solución por vía del camino espiritual. En épocas de dificultad o crisis, comienzan a surgir muchos videntes, adivinos o brujos, que prometen paraísos ilusorios. Detrás de la desgracia y el dolor, hay un grupo de delincuentes que buscan explotar al máximo a quienes sufren. Cuando la miseria asola y el dolor humano se manifiesta con más fuerza, los falsos videntes comienzan a especular con buenas ganancias. Las promesas de limpieza espiritual, la garantía de una efectiva sanación, el alejamiento de las envidias o el mal de ojo, comienzan a transformarse en simples engaños, para explotar a las ingenuas víctimas. Es posible que las envidias, lo maleficios, los trabajos o las energías negativas existan. Es posible que algunas enfermedades tengan un origen espiritual o psicológico. Pero no es justo lucrar con ellas, aprovechándose de la gente. En toda profesión existe el fraude. Pero en el mundo paranormal las estafas son especialmente abundantes. Y las posibilidades de engaño no tienen límite; cuando la angustia parece aplastarnos. Hace veinte años, los obispos latinoamericanos reunidos en Puebla nos alertaron sobre este tipo de defraudaciones. Con tristeza observaban que en nuestro continente se escondían muchos males. Según sus palabras, gran parte de nuestras desgracias se basan en concepciones inadecuadas del hombre, que lo reducen a una especie de esclavitud. Entre estas doctrinas erróneas, se encuentra la denominada visión determinista. Los obispos explicaban sus limitaciones de la siguiente manera: “No se puede desconocer en América Latina la erupción del alma religiosa primitiva a la que se liga una visión de la persona como prisionera de las formas mágicas de ver el mundo y actuar sobre é1. El hombre no es dueño de si mismo sino víctima de fuerzas ocultas. En esta visión determinista, no le cabe otra actitud sino colaborar con esas fuerzas o anonadarse ante ellas (de aquí la práctica de la hechicería y el interés creciente por, los horóscopos en algunas regiones). Se agrega a veces, la creencia en la reencarnación por parte de los adeptos de varias formas de espiritismo y religiones orientales. No pocos cristianos al ignorar la autonomía propia de la naturaleza y de la historia, continúan creyendo que todo lo que acontece es determinado e impuesto por Dios”. Hay muchas personas ansiosas por conocer su futuro y develar lo que nos espera. Sin duda nuestro destino está en manos de Dios. Por ello lo mejor es confiar en su guía y en lo que nos dicta a cada momento en nuestro corazón. Debemos aprender a discernir cuál es su voluntad con nosotros y comprender nuestra vocación a la santidad. Pero de todos modos, el destino no es algo a lo que se nos arrastra, sino que lo vamos elaborando con nuestras acciones libres. No hemos sido elegidos para atravesar un destino fatal y de angustia perpetua. Por más que padezcamos nuestras dificultades cotidianas, su mal no

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dura por la eternidad. Por ello, los obispos agregan: “Una variante de esta visión determinista, pero más de tipo fatalista y social, se apoya en la idea errónea de que los hombres no son fundamentalmente iguales. Semejante diferencia articula en las relaciones humanas muchas discriminaciones y marginaciones incompatibles con la dignidad del hombre… De aquí, con frecuencia, la situación de desigualdad en que viven obreros, campesinos, indígenas… y tantos otros sectores”. No hemos sido destinados a ser pobres, enfermos o desgraciados. Todos somos iguales en razón de nuestra dignidad. Todos estamos llamados a la felicidad, aunque a veces no sea plena y se halle limitada. Pero por sobre todas las cosas, todos estamos llamados a la vida eterna. Lamentablemente, las trampas y el engaño espiritual, están a la vuelta de la esquina. Hay miles de criminales que están esperando aprovechar las desgracias humanas. Por ello, el primer consejo sería tratar de evitarlos y de profundizar en nuestra vida de oración. Quien tiene una vida espiritual sana, no necesita de estos manosantas, curanderos o adivinos. Pero en caso de encontrarse en una situación difícil y acudir a alguno de ellos es importante estar alerta. En primer lugar, es conveniente desconfiar de los gurús mediáticos, que piden cifras siderales y hacen sus consultas en hoteles o habitaciones de lujo. Si se trata de un médium que dice haber levitado, que habla con la virgen María o con Cristo, que tiene capacidad de bilocarse o que ha hecho cientos de curaciones, es posible que sea un engaño. Es posible que lo paranormal exista y que haya personas con ciertos poderes sobrenaturales que provienen de Dios. Pero estos fenómenos no suceden todos los días y son más bien una excepción. Entonces es vital asistir a un lugar que evidencie cierta seriedad. Pues es posible que cuando acuda a reclamar por el incumplimiento de sus promesas, el vidente posiblemente haya desaparecido con su dinero. En caso de que le diagnostiquen un mal de ojo y le propongan un trabajo recuerde que cualquier cobro injustificado incurre en el delito de estafa. Desconfíe de aquellos videntes que le anuncian terribles desgracias o males graves si no les permite hacer un trabajo. No confíe en estas falsas promesas de protección a cambio de dinero. Jamás entregue dinero en efectivo, joyas o valores, a cambio de supuestos rituales de purificación mágica. En caso de entregarlo para hacer una purificación de sus bienes, utilice bolsas transparentes y no pierda el dinero de vista. Si se deja llevar por la ingenuidad, es muy posible que el vidente en vez de limpiarlo de sus males, le termine limpiando el bolsillo. Entonces es muy importante tener en cuenta las observaciones que nos hace el Catecismo de la Iglesia Católica sobre este tema. “Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo”1. Cuando todos estos rituales implican la evocación a fuerzas ocultas o a espíritus en pena, nos encontramos en una práctica condenable. Cuando se utiliza el lavado de cerebro con el fin de esquilmar a la víctima y se coloca la confianza en supuestos movimientos mesiánicos, nos hayamos más cerca de la locura que de la salud. Es por 1

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ello que en nuestros días las desgracias humanas han hecho que surjan supuestos videntes que hacen un abuso deshonesto de sus súbditos, los estafan y los conducen a la locura. Es importante estar atentos contra estos farsantes que crean una notable destrucción de la convivencia social, llegando a destruir familias enteras. La única solución contra estos criminales está en crecer en nuestra vida espiritual y en confiar en la providencia Divina. Horacio Hernández. http://horaciohernandez.blogspot.com/

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