Carta 14:
A su sobrina Emma Mayet
Consejos para el viaje. Visita de la sobrinita María. (Fourviére, 1 de junio de 1836) (?). Mi muy querida Emma: Te deseo un feliz viaje. Siento que haga tan mal tiempo y pases frío esta noche; no te olvides del chal. Para la noche, te aconsejo que te pongas en la cabeza un pañuelo de muselina doblado, atado debajo de la barbilla, y encima el sombrero; tendrás mucho frío esta noche en el cupé; sé por experiencia lo que es eso. La niñera te lo ha bien contado que hemos hecho completa amistad con tu linda hijita; en los primeros momentos se ha mantenido un poco reservada, pero, gracias a la muñeca, he conseguido contemplar todas sus gracias; verdaderamente, es encantadora; nos ha divertido con su media lengua que, por desgracia, no hemos tenido suficiente inteligencia para comprender del todo. Tengo pena de haberle dado esta cajita que tiene la tapa de vidrio, pues temo que, si la rompe, se meta un trozo en la boca; quítasela, te lo ruego; tú comprendes que me quedaría desolada si ocurriese semejante accidente y, sobre todo, por haber sido yo la causa. Adiós, mi muy querida Emma; ten seguridad de mi afecto profundo por ti, así como para toda la familia. Haz que me den noticias de tu querida madre. Siempre tuya, tu tía, M. Ignacio Señora Mayet de Perroud Lyón
CARTA N° 14: Anotaciones Esta carta no lleva fecha, iba dirigida a Lyón y fue llevada a mano. Por esto y por los detalles que encierra y porque sabemos por cartas de la familia que los Perroud regresaron a su casa en un carruaje particular y por la noche, el 1 de junio, creemos que corresponde a esta fecha. La carta la llevaría la misma persona que les bajó a los
Perroud los dos «petits objets» de que nos habla la Madre en su carta del 18 de junio. Los Perroud habían ido a Lyón para el gran acontecimiento familiar de la ordenación sacerdotal y Primera Misa de Claudio. La Misa la había celebrado en el santuario de Fourviére; todos habían acudido: padres, hermanos, primos, también el tío Juan Luis Thévenet. Faltaron Alina Mayet y los suyos que estaban muy lejos, y Claudina a pesar de estar tan cerca. Ella dirá sencillamente en la carta siguiente, que su «situación» no se lo había permitido. ¿Era su salud, era la Regla de Clausura bastante rigurosa? Su salud no era muy buena por entonces, pero no parece que fuera tal que le impidiera atravesar la plaza en una ocasión tan importante. Emma y los demás tuvieron tan sólo tiempo de entrar un momento en la Angélica para saludar a su tía y a las demás religiosas conocidas. La comida de fiesta la tenían abajo en Lyón y quedaba lejos. Para consolar a la tía que tanto deseaba estar un ratito con su sobrinita, se la enviaría luego con la niñera. María tenía ahora un año y nueve meses, y capacidad suficiente para hacer «completa amistad» con su tía. La Madre San Ignacio le había regalado una muñeca y golosinas, pero no había caído en la cuenta de que aquella cajita brillante que tanto había gustado a la pequeña, podía ser un peligro, y quiere advertir a Emma. Parece que éste es el motivo de esta carta. Notemos los detalles de delicadeza que encontramos en estas líneas. En cuanto a que tenía experiencia de viajar y pasar frío por la noche, así era. A menudo visitaba sus casas fuera de Lyón, y frecuentemente las diligencias viajaban de noche. La Madre María Ignacio se encuentra ya en el último año de su vida; su salud está muy quebrantada. Y desde febrero, le han nombrado por Capellán al P. Pousset que aunque tenía muy buenas cualidades que Claudina apreciaba, fue causa de grandes sinsabores para la Madre, por su carácter autoritario. Otra pena grande había sido el fallecimiento de la Madre Gonzaga Chardon, una de las principales colaboradoras de la Madre Fundadora desde los primeros tiempos. Tenía 34 años y era una de las Asistentes generales. Pero con las penas iban también las alegrías; la Congregación avanzaba, la capilla podría ser inaugurada pronto, la redacción de las Reglas y Constituciones iba llegando a su fin. Y ahora, el gozo inmenso de que su sobrino y ahijado Claudio había llegado ya al sacerdocio. De esto nos hablará ella misma en sus próximas cartas.