Cambio%20climatico-web[1]

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El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

c Copyright 2006 SEMARNAT - Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales PNUMA - Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

DESCARGO DE RESPONSABILIDAD Las opiniones expresadas en esta publicación pertenecen a los autores y no son necesariamente las del PNUMA, SEMARNAT o sus representantes. El contenido de este volumen no refleja necesariamente los puntos de vista o políticas de los organismos. Las designaciones empleadas y la presentación de los temas no implican la expresión de opinión alguna por parte del PNUMA, SEMARNAT o sus representantes o de sus organismos acerca de la condición jurídica de ningún país, territorio, ciudad o área de sus autoridades, o con respecto a la delimitación de sus fronteras o de sus límites.

Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ISBN 968-817-677-X

CRÉDITOS PNUMA / ORPALC Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente Oficina Regional para América Latina y el Caribe SEMARNAT Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales CITMA Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba Universidad de Sao Paulo, Brasil Unidad de Cambio Climático, Ministerio de Salud y Medio Ambiente de Argentina El presente documento fue coordinado por Jose Alberto Garibaldi, Director, ENERGEIA y Orlando Rey Santos, Director, Direccion de Medio Ambiente de Cuba. Se sustenta en una version preliminar concluida en el año 2004, elaborada e integrada por Jose Alberto Garibaldi, Maricela Mejia, y Antonio Perez (ENERGEIA), con aportes sustantivos de Orlando Rey, Gylvan Meyra da Filho (Universidad de Sao Paulo), Fabio Feldman (Fabio Fedman Consultores, Sao Paulo), y Hernan Carlino (Ministerio de Salud y Ambiente, Argentina). Fernando Tudela (Subsecretario, SEMARNAT) y Adrian Fernandez (Director, INE), coordinaron su edicion. Dicha version se apoyo en los resultados de un taller organizado por la SEMARNAT y el PNUMA en la ciudad de Mexico en Julio del 2004, que conto con la participacion de expertos de 5 paises de America Latina y el Caribe. La presente version resulta de una ampliacion y revision realizadas por los Sres. Orlando Rey Santos y Omar Rivero Rosario, Director y funcionario, respectivamente de la Dirección de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en la Habana, Cuba, en el 2005.

ÍNDICE Presentación

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Introducción

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CAPÍTULO I. EL CONTEXTO GENERAL 1.1.- El cambio climático: problema ambiental de carácter global 1.2.- Efectos del cambio climático 1.3.-América Latina y el Caribe en el contexto global del cambio climático

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CAPÍTULO II. EL PROCESO DE NEGOCIACIÓN 2.1.- Los fundamentos científicos 2.2.- El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático 2.3.- La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) 2.4.- El Protocolo de Kyoto 2.5.- Después de Kyoto 2.6.- La Región en las negociaciones

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CAPÍTULO III. LAS EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO 3.1.- América Latina y el Caribe en el Mundo 3.2.- Las emisiones de GEI a nivel global 3.3.- La contribución de América Latina y el Caribe a las emisiones de GEI 3.4.- Principales fuentes de emisiones de GEI en la Región

27 28 29 31 34

CAPÍTULO IV. IMPACTOS Y VULNERABILIDAD AL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA REGIÓN 4.1.- Los impactos en la Región 4.2.- Vulnerabilidad en el Caribe 4.3.- El Impacto sobre los sistemas humanos 4.4.- Algunas consideraciones finales

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CAPÍTULO V. TENDENCIAS YRETOS 5.1.- Tendencias y retos a nivel global 5.2.- Tendencias y retos en la Región 5.2.1.- El crecimiento económico y las emisiones de CO2 5.2.2.- Tendencias de las emisiones 5.2.2.1.- Uso del suelo 5.2.2.2.- Actividades agropecuarias 5.2.2.3.- Bosques y selvas 5.2.3.- Energía y economía 5.3.- Los retos de las energías renovables 5.4.- Uso y consumo de energía. Indicadores generales 5.5.- Avances tecnológicos y cambio climático

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CAPÍTULO VI. LA MITIGACIÓN Y LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO RESPUESTAS DE LA REGIÓN 6.1.- Política ambiental e institucionalidad 6.2.- La adaptación al cambio climático en América Latina y el Caribe 6.2.1 El manejo de los recursos hídricos 6.3.- La mitigación del cambio climático en América Latina y el Caribe 6.3.1.- El caso de Brasil 6.3.2.- El caso de México 6.3.3.- El caso de Uruguay: Éxito en la captura de carbono

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El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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6.3.4.- El caso de Colombia: transporte público en Bogotá 6.4.- Las energías renovables en la Región 6.5.- El Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL) 6.5.1.- Ventajas competitivas de los proyectos MDL en actividades de Uso, cambio de Uso de Suelo y Forestería (LULUCF) en Latinoamérica, frente a otras regiones 6.6.- Consideraciones finales CAPÍTULO VII. PROYECCIONES Y ESCENARIOS 100 7.1.- Proyecciones 7.2.- Escenarios 7.2.1.- Escenario de mercado no regulado 7.2.2.- Escenario de reformas 7.2.3.- Escenario de las grandes transiciones

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CAPÍTULO VIII. HACIA UN ESQUEMA DE COOPERACIÓN REGIONAL 8.1.- El marco institucional para la cooperación regional 8.1.1.- El Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe 8.1.2.- La Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILACDS) 8.2.- Acuerdos e iniciativas regionales y subregionales relevantes 8.2.1.- La Subregión Andina 8.2.2.- Centroamérica 8.2.3.- El Caribe Insular 8.2.3.1.- La ACCC (Planificación caribeña para la adaptación al cambio climático) y el Centro Regional de Cambio Climático 8.2.4.- Proyecto Piloto (Centroamérica, México y Cuba), para elaborar un Marco de Políticas de Adaptación 8.2.5.- El Programa Latinoamericano del Carbono (PLAC) 8.2.6.- La Iniciativa de Aire Limpio en Ciudades de América Latina (IAL-CAL) 8.3.- Otros Acuerdos e iniciativas relevantes a la Región 8.3.1.- La Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático 8.3.2.- El Fondo Prototipo de Carbono

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Acrónimos / Abreviaturas

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Referencias bibliográficas

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PRESENTACIÓN La percepción del cambio climático como uno de los problemas ambientales predominantes en el siglo XXI se ha venido reforzando en todo el mundo en los últimos años. Nuevas y crecientes evidencias del efecto de las interacciones del hombre con el medio ambiente se revelan ante nosotros en forma del deshielo en las regiones polares, sequías inusitadas, lluvias torrenciales, huracanes, ciclones de alta intensidad y todo tipo de fenómenos irregulares que amenazan con cambiar bruscamente los patrones climáticos de la tierra, con efectos sin precedentes sobre los ecosistemas, la economía, la sociedad y para la propia sobrevivencia de la especie humana. La Región de América Latina y el Caribe se enfrenta a la amenaza del cambio climático sobre la base de características ambientales peculiares, en tanto en ella se localizan algunos de los países con mayor disponibilidad de agua dulce o mayor biodiversidad del planeta. Muchos países de la Región presentan niveles muy altos de vulnerabilidad frente a fenómenos climáticos extremos, capaces de desencadenar desastres que comprometan su proceso de desarrollo. Tal es el caso de los Pequeños Estados Insulares del Caribe, cuyas características les confieren una alta vulnerabilidad. Estas particulares condiciones contribuyen a explicar por qué la Región ha desempeñado un papel muy destacado en los procesos multilaterales de negociación relacionados con el cambio climático y por qué hoy se inserta con reconocible fuerza en las acciones que se desarrollan bajo el Protocolo de Kyoto y en particular, en el Mecanismo para un Desarrollo Limpio. Para ampliar y profundizar en este papel, es necesario conocer en qué medida contribuye la Región a la conformación del problema climático mediante sus emisiones de gases de efecto invernadero, cómo puede verse afectada por los impactos del cambio climático, qué acciones, políticas, medidas y estrategias han venido adoptando los países de la Región para hacerle frente, cuáles son los escenarios y las perspectivas a corto y mediano plazos, cómo identificar oportunidades de cooperación regional para enfrentar un desafío global que nos afecta a todos y de qué modo las iniciativas y acciones adoptadas en la Región pueden contribuir a enfrentar el problema del cambio climático a escala global. El presente documento, resultado de una iniciativa impulsada por el Gobierno de México a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA/ORPALC), contó con una versión preliminar concluida en noviembre del 2004, misma que fue presentada en ocasión de la Décima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en Argentina entre el 6 y el 17 de diciembre de 2004 . De entonces a la fecha, la versión preliminar recibió un importante número de actualizaciones y precisiones que posibilitan y justifican la preparación de esta nueva edición. Hemos empleado como fuentes primordiales de información a la propia Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y otros organismos y agencias del sistema de Naciones Unidas, tanto internacionales, como regionales. No obstante, vale advertir que el contenido de este documento proviene de fuentes muy diversas y no cuenta con una validación expresa por parte de los países de la Región. Las posiciones y recomendaciones incluidas en el texto no representan necesariamente los puntos de vista oficiales, ni comprometen las posiciones que cada país pueda adoptar en las negociaciones relativas al cambio climático. Como representantes de las instituciones que coauspiciaron este esfuerzo, aspiramos, a que esta publicación, hoy enriquecida y actualizada, resulte de utilidad como referente informativo, ofrezca ideas y opciones para la acción y refuerce las perspectivas de cooperación regional, en un ámbito que el Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, ha identificado en repetidas ocasiones como prioritario. Finalmente un reconocimiento al Ingeniero Alberto Cárdenas Jiménez, ex Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México, quien fuera gestor, en 2004, de la versión preliminar de este documento.

Ricardo Sánchez Sosa Director de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

José Luis Luege Tamargo Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México.

Agradecimiento a Alberto Cárdenas Jiménez

México Marzo 2006

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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INTRODUCCIÓN El presente trabajo consta de ocho capítulos y la correspondiente referencia a la bibliografía consultada. El capítulo inicial nombrado “El Contexto General”, procura una ubicación general del lector en la problemática global del cambio climático. Consta de tres secciones, que tratan sucesivamente del cambio climático como fenómeno global, los efectos del cambio climático y la Región de América Latina y el Caribe en este contexto. Si bien algunas de las cuestiones aquí tratadas pueden ser del conocimiento de las personas involucradas nacional o internacionalmente en las acciones relativas al cambio climático, se han tenido en cuenta los requerimientos de un amplio sector de lectores. El capítulo segundo se ocupa de “El Proceso de Negociación” y bajo el mismo, se aborda, de forma resumida, el camino que condujo sucesivamente a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y a su Protocolo de Kyoto, caracterizándose momentos decisivos de este proceso de negociación. En la parte final del Capítulo, se presenta un acercamiento muy preliminar al modo en que hoy se proyectan las posibles negociaciones, a manera de expectativas, una vez que concluya el primer período de compromisos (2008-2012), del cual se ocupa el Protocolo de Kyoto. Tambien se comenta el modo en que la Región de América Latina y el Caribe se involucra y participa hoy del curso de las negociaciones. “Las emisiones de gases de efecto invernadero” son abordadas en el tercer capítulo, el que se centra en primer término, en caracterizar las emisiones de estos gases a nivel global y posteriormente lleva este análisis a la Región de América Latina y el Caribe, a fin de evaluar su contribución relativa al calentamiento global. Las materias del cuarto capítulo son “Impactos y Vulnerabilidad al cambio climático en la Región” y en él se ofrece una caracterización de la Región que amplía la ya iniciada en el Capítulo I, a fines de facilitar el entendimiento de los impactos del cambio climático, el cual se expresa en directa relación con la vulnerabilidad de nuestros países, entre los cuales muestran una particular sensibilidad los Pequeños Estados Insulares.

El capítulo quinto, “Tendencias y Retos”, presenta las propensiones más significativas que observan las principales fuerzas conductoras y se indican los grandes retos frente a ellas. El sexto capítulo se ocupa de la “Mitigación y Adaptación; Respuestas de la Región”, y aborda las estrategias que esta zona ha desarrollado hasta la fecha para mitigar sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y para adaptarse frente a los impactos previsibles del cambio climático. En su parte final, este Capítulo presenta experiencias exitosas de la Región en materia de mitigación y adaptación al cambio climático. En el séptimo capítulo se avanza una propuesta de “Perspectivas y Escenarios”, teniendo en cuenta el comportamiento de las principales fuerzas conductoras del cambio climático y se incursiona en los posibles escenarios climáticos de acuerdo con tres de los cuatro escenarios propuestos por el último informe sobre “América Latina y el Caribe. Perspectivas del Medio Ambiente” (2003), comúnmente conocido como GEO 3. Finalmente, el octavo capítulo “Hacia un Esquema de Cooperación Regional en Cambio Climático”, muestra los actuales y aún insuficientes avances en lo que a la cooperación regional se refiere y esboza algunas recomendaciones para incrementarla y fortalecer el peso de la Región en las negociaciones internacionales. No será fácil cumplir el objetivo último de la CMNUCC, en el sentido de estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, pues ello implica imponer condiciones al crecimiento económico. Los países en desarrollo y los menos adelantados, en primera instancia, tienen que satisfacer los requerimientos de desarrollo social y bienestar de sus ciudadanos, para lo cual es indispensable un crecimiento económico que, aún sobre bases sostenibles, debe conllevar a un incremento de las emisiones de GEI. Por consiguiente, es muy importante que los países de América Latina y el Caribe, desarrollen estrategias apropiadas para posicionarse en la definición de compromisos, mecanismos e instrumentos para cumplir los objetivos y alcanzar las metas de la CMNUCC, de modo que puedan conciliar de forma armónica las exigencias del desarrollo, la protección de la salud y la vida humana y la conservación del medio ambiente.

CAPÍTULO I El Contexto General El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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1.1. El Contexto General

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

1.1. El cambio climático: problema ambiental de carácter global1 La Tierra, al calentarse bajo el influjo de la energía solar que atraviesa su atmósfera, devuelve parte de esta energía al espacio en forma de radiación infrarroja. Los “gases de efecto invernadero” en la atmósfera impiden que la radiación infrarroja escape directamente de la superficie al espacio, en tanto esta radiación no puede atravesar directamente el aire como la luz visible. Los principales gases de efecto invernadero (en lo adelante GEI), son el vapor de agua, el dióxido de carbono, el ozono, el metano, el óxido nitroso, los halocarbonos2 y otros gases industriales creados por el hombre. Si bien estos gases en su conjunto representan menos del 1% de la composición de la atmósfera, cumplen la vital función de producir el “efecto invernadero natural”, gracias al cual existe la vida en el planeta tal y como la conocemos. De modo que el problema no radica en la existencia y comportamiento de estos gases, los que resultan esenciales para la vida, sino en el hecho de que los principales GEI (posiblemente con la excepción del vapor de agua3 ) están aumentando como resultado directo de la actividad humana, en particular las emisiones de dióxido de carbono (principalmente de la combustión de carbón, petróleo y gas natural) el metano y el óxido nitroso (debido esencialmente a la agricultura, la descomposición de la materia orgánica y a los cambios en el uso de la tierra), el ozono (generado por los escapes de los automotores y otras fuentes4 ) y los gases industriales de vida prolongada tales como los clorofluorocarbonos (CFC), los hidrocloroflurocarbonos (HFC) y los hidrocarburos perfluorados (PFC). De esta forma, el efecto invernadero natural es sobrepasado por el impacto de la actividad humana.

El dióxido de carbono es actualmente responsable de más del 60% del “efecto invernadero ampliado”, es decir, del efecto agregado por la actividad humana. Este gas se da naturalmente en la atmósfera pero la combustión de carbón, petróleo y gas natural está liberando el carbono almacenado en estos combustibles fósiles, a una velocidad sin precedentes5 Análogamente, la deforestación libera el carbono almacenado en los árboles. Las emisiones anuales actuales ascienden, por este concepto, a más de 23 mil millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, o sea casi el 1% del volúmen total de dióxido de carbono de la atmósfera. En la más sistemática secuencia de mediciones, correspondiente a las del Observatorio de Mauna Loa, Hawai, la concentración máxima de CO alcanza ya el nivel de 380 ppm. Esta 2 concentración, la más alta en varios cientos de miles de años, es 100 ppm. superior a la que correspondería en la ausencia de intervención humana en la atmósfera global En sentido contrario, los bosques, cuando son conservados, actúan como “sumideros” de carbono. Los niveles de metano ya han crecido en un factor de dos y medio durante la era industrial. Las principales nuevas fuentes de este poderoso gas de invernadero son la agricultura, en particular los arrozales inundados y la expansión de la cría de ganado. También contribuyen las emisiones del vertido de desechos y las fugas de la extracción de carbón y producción de gas natural. El metano de las emisiones pasadas contribuye actualmente en un 20% al efecto ampliado de invernadero. El rápido aumento del metano comenzó más recientemente que el del dióxido de carbono, pero la contribución del metano se le ha ido poniendo a la par rápidamente. Sin embargo, el metano tiene un tiempo de vida atmosférico efectivo de sólo 12 años, mientras que el dióxido de carbono persiste durante un periodo mucho más prolongado.

1 Las informaciones generales sobre cambio climático que aparecen en esta sección y en la siguiente sobre los “Efectos del Cambio Climático”, han sido tomadas en lo esencial de los documentos producidos por la CMNUCC,(Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) en particular de la Carpeta de Información sobre el Cambio Climático, actualizada en julio de 2003 sobre la base de la publicación del IPCC, (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés) ”Climate Change: 2001 . Assessment report and current activities under the UN Framework Convention on Climate Change”, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Secretaría sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y patrocinado también por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación Profesional e Investigaciones, la Organización Meteorológica Mundial y la Organización Mundial de la Salud. . 2 Los halocarbonos son compuestos mayormente de origen antrópico, que contienen carbono y halógenos como cloro, bromo, flúor y a veces hidrógeno, a este grupo pertenecen los clorofluorocarbonos (CFC), los hidroclorofluorocarbonos (HFC) y los hidrofluorocarbonos (HFC). 3

El factor que más contribuye al efecto invernadero es el vapor de agua, si bien su presencia en la atmósfera no está determinada por la actividad humana.

Las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre ya han perturbado el balance mundial de energía en cerca de 2,5 watts por metro cuadrado. Esto equivale aproximadamente a 1% de la energía solar entrante neta que dirige el sistema climático y representa la energía liberada por la combustión de 1,8 millones de toneladas de petróleo cada minuto, o dicho de otro modo, 100 veces más el ritmo mundial de consumo comercial de energía. En sentido contrario, los aerosoles creados por el hombre tienen un efecto de enfriamiento general. Las emisiones de sulfuros de las centrales de energía alimentadas con carbón o petróleo y la combustión de material orgánico, producen partículas microscópicas que pueden reflejar la luz del sol devuelta en el espacio y afectar también las nubes. El enfriamiento resultante contrarresta en parte el calentamiento de invernadero. Sin embargo, estos aerosoles permanecen en la atmósfera durante un periodo relativamente corto, comparado con los gases de efecto invernadero de vida prolongada, por lo cual su efecto de enfriamiento está localizado. 1.2. Efectos del cambio climático Los modelos climáticos estiman que la temperatura media mundial ha de aumentar entre 1,4 y 5,8º C (2,5 – 10,4º F) para el año 2100. Esta proyección utiliza como año de referencia 1990 y parte de la base de que no se adopten políticas para reducir al mínimo las causas del cambio climático. También toma en cuenta las respuestas climáticas y los efectos de los aerosoles, tal como se entienden actualmente.

Al mismo tiempo, estamos sujetos a cierto grado de cambio climático debido a las emisiones pasadas, hoy acumuladas en la atmósfera. El clima no responde inmediatamente a las emisiones y por consiguiente ha de seguir cambiando durante cientos de años, aún cuando las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan y los niveles de contaminación atmosférica dejen de aumentar. Algunos efectos importantes del cambio climático, tales como los aumentos previstos de la temperatura media del planeta y del nivel del mar, llevarán incluso más tiempo para manifestarse en toda su extensión. El clima varía naturalmente (variabilidad climática), lo que hace difícil identificar los efectos del aumento de los gases de efecto invernadero. Sin embargo, un conjunto cada vez mayor de observaciones, permite actualmente presentar un panorama más claro del calentamiento mundial. Por ejemplo, las pautas de las tendencias de temperatura en los últimos decenios, se ajustan a las pautas de calentamiento por gases de efecto invernadero previstas por los modelos. Es poco probable que estas tendencias obedezcan completamente a las causas conocidas de la variabilidad natural del clima. Se advierte sin embargo, que persisten muchas incertidumbres. El cambio climático probablemente ha de tener un efecto significativo en el medio ambiente mundial. En general, cuanto más rápido cambie el clima, mayor será el riesgo de daños. Se prevé que el nivel medio del mar pudiese llegar a aumentar entre 9 y 88 centimetros para el año 2100, causando inundaciones en las zonas de tierras bajas, entre otros daños. Otros efectos podrían comprender un aumento de las precipitaciones mundiales y cambios en la gravedad o frecuencia de los episodios o eventos climáticos extremos. Las zonas climáticas podrían desplazarse hacia los polos y a partir de ahí verticalmente, perturbando bosques, desiertos, praderas y otros ecosistemas y a las especies que en estos habitan, algunas de las cuales podrían llegar a extinguirse. Las afectaciones a las pautas de precipitaciones y evaporación repercutirán también en los recursos hídricos.

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El ozono (03), es el principal oxidante fotoquímico presente en la atmósfera. En la naturaleza del ozono forma parte integrante de la composición química de la estratosfera, cumpliendo con la importante función de proteger la superficie de la tierra de los rayos ultravioleta provenientes de la radiación solar. Sin embargo la presencia del ozono en la capa baja de la atmósfera (llamada troposfera), donde se desarrolla la vida de la mayoría de los organismos se debe a la transformación que sufren los hidrocarburos y óxidos de nitrógeno por medio de reacciones fotoquímicas.

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Los niveles de dióxido de carbono parecen haber variado en menos del 10% durante los 10 mil años que precedieron a la industrialización. Sin embargo en los 200 años que siguieron a 1800, los niveles se han elevado a más del 30%. Aún cuando la mitad de las emisiones de dióxido de carbono producidas por la actividad humana es absorbida por los océanos y la vegetación terrestre, los niveles atmosféricos siguen aumentando en más del 10% cada 20 años.

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El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

El óxido nitroso, una serie de gases industriales y el ozono, contribuyen al restante 20% del efecto ampliado de invernadero. Los CFC se están estabilizando debido a los controles de emisiones introducidos en el marco del Protocolo de Montreal, para proteger la capa del ozono estratosférico. Los niveles de gases de vida prolongada como los HFC, los PFC y el hexafloruro de sulfuro están en aumento. Si bien los niveles de ozono estratosférico están disminuyendo, los niveles de este gas se están elevando en algunas regiones en la capa inferior de la atmósfera, debido a la contaminación del aire.

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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Todos estos fenómenos negativos repercutirán sobre las actividades económicas, los asentamientos humanos y la salud humana. Las poblaciones pobres y menos favorecidas son las más vulnerables a las consecuencias negativas del cambio climático y son, por tanto, las que más sufrirán sus efectos.

La Tabla siguiente expone precisamente, el conjunto de situaciones, donde variaciones y cambios climáticos de diversos tipos, producen un conjunto de efectos de gran significación.

Ejemplos de variabilidad climática y de episodios climáticos extremos. CAMBIOS PROYECTADOS

EFECTOS PROYECTADOS

Temperaturas máximas más elevadas, más días calurosos y oleadas de calor en casi todas las zonas terrestres.

Incidencia de defunciones y graves enfermedades en personas de edad y en la población rural pobre. Estrés térmico en el ganado y en la flora y fauna silvestre. Riesgo de daños a varios cultivos. Demanda de refrigeración eléctrica. Fiabilidad en el suministro de energía.

Temperaturas mimas más elevadas y menos días fríos, días de heladas y días de frío en casi todas las zonas terrestres.

Morbilidad y natalidad humana relacionadas con el frío. Riesgo de daños para varios cultivos. Distribución y actividad de algunas plagas y vectores de enfermedades. Demanda de energía calórica.

Episodios de precipitaciones más intensas.

Daños provocados por inundaciones, desprendimientos de tierra y avalanchas. Erosión del suelo. Las escorrentías de las inundaciones podría aumentar la carga de los acuíferos de algunas llanuras de inundación. Presión sobre los sistemas públicos y privados de socorro en caso de desastre y de seguro frente a inundaciones.

Mayor deshidratación veraniega en la mayor parte de las zonas continentales interiores de latitud medio y riesgo asociado de sequía.

Rendimiento de los cultivos. Daños en los cimientos de los edificios provocados por la contracción del suelo. Riesgo de incendios forestales. Calidad y cantidad de los recursos hídricos.

Aumento de las intensidades máximas de los ciclones tropicales y de la intensidad de las precipitaciones medias y máximas.

Riesgo para la vida humana, riesgo de epidemia de enfermedades infecciosas. Erosión costera y daños en los edificios de infraestructura de la costa. Daños en los ecosistemas costeros como los arrecifes de coral y los manglares.

Intensificación de las sequías e inundaciones asociadas con El Niño en muchas regiones.

Productividad agrícola y de los pastizales en las regiones expuestas a la sequía y a las inundaciones. Potencial de generación eléctrica en las regiones expuestas a la sequía.

Mayor variabilidad de las precipitaciones del monzón de verano en Asia.

Magnitud de las inundaciones y de las sequías y daños en las tierras templadas y tropicales de Asía.

Mayor intensidad de las tormentas de latitud media.

Riesgos para la vida y la salud humana. Pérdida de bienes materiales e infraestructura. Daños en los ecosistemas costeros.

Fuente: Basado en IPCC / 2001. Informe de evaluación.

CLAVES : Aumento Ampliación Disminución

En el año 2000 la Región tenía el 25 % de las áreas boscosas del mundo (unos 964 millones de hectáreas). La proporción de áreas boscosas en la Región es mucho mayor que el promedio mundial, un 47% del territorio regional está cubierto de bosques, mientras que en el mundo la proporción es del 30 %.

1.3. América Latina y el Caribe en el contexto global del cambio climático7

· La biomasa leñosa de América Latina y el Caribe es la más alta del mundo, superando en 17% el promedio mundial de 109 toneladas por hectárea. El 43 %l total mundial se encuentra en Sudamérica, fundamentalmente en Brasil, donde está el 27 por ciento de ese total.

La Región de América Latina y el Caribe es una de las más ricas y variadas del planeta en muchos aspectos. Se ubica entre dos grandes océanos, el Atlántico y el Pacífico, cuenta con la mayor reserva hidrológica del planeta y posee un inmenso mosaico cultural. Algunos indicadores relevantes que reflejan la riqueza de los recursos naturales de la Región, pero también los problemas que estos enfrentan, se identifican a continuación: En América Latina y el Caribe se concentran las reservas de tierras cultivables más grandes del mundo, estimadas en 576 millones de hectáreas y equivalentes a casi un 30 % de su territorio de 1,995 millones de hectáreas. En 1998 los pastizales cubrían cerca de un 80 % de las tierras potencialmente agrícolas de la Región, y del 20 % cultivado, muy poco correspondía a cultivos permanentes. De un total de 1,900 millones de hectáreas de suelos degradados en el planeta, la Región ocupa el tercer lugar, después de Asia y África, con aproximadamente un 16 %. El impacto es relativamente mayor en Mesoamérica, donde alcanza el 26% del total (63 millones de hectáreas), que en Sudamérica, donde afecta al 14% del total (casi 250 millones de hectáreas).

· Un 92% del bosque regional se encuentra en Sudamérica, principalmente en Brasil y Perú, que están entre los diez países del mundo que concentran las dos terceras partes de los bosques mundiales. Poco más del 1% del área boscosa en América Latina y el Caribe corresponde a plantaciones, de ella casi la mitad se ubica en Brasil.

· En Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela se han identificado 190,000 de las 300,000 plantas vasculares conocidas en todo el planeta (un tercio del total mundial tan sólo en Brasil y Colombia). Estos seis países son parte del grupo de naciones que a escala mundial se han identificado como de “megadiversidad” biológica. En su conjunto, estas naciones albergan entre un 60 % y un 70 % de todas las formas de vida del planeta. · América Latina y el Caribe es una Región rica en agua. Con sólo un 15 % del territorio del planeta y un 8,4 % de la población mundial, recibe el 29 % de la precipitación y tiene una tercera parte de los recursos hídricos renovables del mundo. Sin embargo, existen marcadas diferencias en la dotación de agua y en su disponibilidad a lo largo del territorio regional. Tres de sus principales zonas hidrográficas; las cuencas del Golfo de México, el Atlántico sur brasileño y Paraná, Uruguay, La Plata, concentran un 40% de la población regional en un 25 % del territorio, con sólo un 10 % de los recursos hídricos totales. Muchas áreas en Mesoamérica, los Andes, el noreste brasileño

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Una creciente preocupación mundial está acompañando a estos fenómenos. En los últimos años del siglo XX y en el contexto de la preparación del trabajo “Perspectivas del Medio Ambiente 2000”, promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Consejo Internacional de Uniones Científicas (ICSU, por sus siglas en inglés), a través de su Comité Científico para Problemas del Medio Ambiente (SCOPE, por sus siglas en inglés), se llevó a cabo una encuesta entre doscientos científicos de más de cincuenta países, tanto industrializados como en desarrollo. Esta encuesta se proponía identificar cuáles serían, a juicio de estos científicos, los principales problemas ambientales emergentes en el siglo XXI. Con amplio margen, el problema ambiental mencionado por el mayor número de expertos encuestados fue el cambio climático, seguido por asuntos de tanta relevancia como la escasez de agua dulce, la deforestación / desertificación y la contaminación del agua, entre otros. A ello ha contribuido la difusión del Tercer Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (2001). Los resultados de la referida encuesta se pueden consultar en: UNEP: Global Environmental . Outllook 2000, Earthscan, Londres, 1999 Capítulo 4: Future Perspectives, p p 333 y siguientes. 7

Los datos generales sobre medio ambiente en la Región están tomados de GEO3. Los datos relativos al clima de América Latina provienen de “Impactos regionales del cambio climático: evaluación de vulnerabilidad. Capítulo 6, América Latina”, Informe Especial. 1997, Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

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Lo expuesto ilustra que el cambio climático es, sin dudas, uno de los problemas ambientales globales más importantes del siglo XXI6. La opinión pública internacional es cada vez más sensible a la amenaza que representa el calentamiento global, en particular por los impactos que puede tener en las poblaciones humanas, en sus economías y en el proceso de desarrollo en general. Aunque los estudios de prospectiva indican que los modos y grados en que el cambio climático impactará varían de una región a otra del planeta, existe la seguridad de que el saldo general será negativo. El impacto dependerá del desempeño de las naciones en el desarrollo de medidas de mitigación y adaptación.

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y el Caribe, sufren carencia recurrente o crónica de agua. · Los recursos hídricos renovables internos, compuestos por el flujo anual de aguas superficiales y la recarga de aguas subterráneas, alcanzan un total de 13,4 kilómetros cúbicos al año, la tercera parte de los recursos mundiales. Ello representa 27,673 metros cúbicos por habitante, casi cuatro veces el promedio mundial. En lo que al clima respecta, se evidencian también un conjunto de elementos y patrones de identificación, así como eventuales impactos que derivarían del cambio climático, los que sumariamente se relacionan: · Caracteriza a la Región su heterogeneidad, dada por su ubicación geográfica y geomorfología, conteniendo desde desiertos hiperáridos hasta bosques tropicales húmedos. · La extensa porción central de América Latina está, en gran medida, caracterizada por condiciones tropicales húmedas. Por otra parte áreas importantes (Ej. Brasil) son propensas a sequías, inundaciones y heladas. La circulación atmosférica y las corrientes oceánicas son factores causales de la existencia de extensos desiertos en el norte de México, Perú, Bolivia y Argentina. · Los estudios de vulnerabilidad indican que los ecosistemas boscosos de muchos países podrían ser afectados por los cambios climáticos proyectados (México, países del Istmo Centroamericano, Venezuela, Brasil y Bolivia). La deforestación de la selva pluvial del Amazonas probablemente impactaría negativamente en el reciclado de la precipitación a través de la evapotranspiración, de modo que las lluvias podrían ser reducidas marcadamente, dando origen a importantes pérdidas de escurrimiento en áreas dentro y fuera de la cuenca amazónica. · Los pastizales cubren alrededor de un tercio de la superficie de América Latina y el Caribe. La productividad y las especies que componen los pastizales están directamente relacionadas con condiciones altamente variables en cantidad y distribución estacional de la precipitación. Los pastizales de regiones templadas son altamente

vulnerables a la sequía. · Las cadenas y las mesetas montañosas juegan un papel importante en la definición del clima, ciclo hidrológico y biodiversidad en América Latina. Ellas son las fuentes de ríos caudalosos (Ej. los ríos tributarios de las cuencas del Amazonas y del Orinoco), que representan focos importantes de la diversificación y el endemismo biológicos y son altamente susceptibles a los fenómenos extremos. · En América Latina, la criósfera 8 está representada por glaciares en los Andes altos y por tres campos de hielo importantes en el sur de América del Sur. El calentamiento en las regiones de las altas cumbres podría conducir a la desaparición de importantes superficies de nieve y hielo. · La distribución del agua dulce dentro y entre los países, es altamente variable. Los sistemas de agua dulce (ríos, lagos, reservorios y humedales) y sus ecosistemas, son potencialmente muy sensibles al cambio climático, y vulnerables a las fluctuaciones de corto tiempo del clima, tales como aquellas asociadas con el Fenómeno ENOS. · Los estudios de vulnerabilidad ante el aumento del nivel del mar han sugerido que países del Istmo Centroamericano, Venezuela y Uruguay, podrían sufrir impactos adversos que conducirían a pérdidas de tierras costeras y biodiversidad, intrusión de agua salada y daños en las infraestructuras costeras. Los impactos serían probablemente múltiples y complejos, con implicaciones económicas importantes. · En lo que a la agricultura respecta, modelos proyectados para América Latina y el Caribe, indican una disminución de los rendimientos de varios cultivos (Ej. cebada, viñedos, maíz, papas, soja y trigo). · Por otra parte, el calentamiento global incrementaría los impactos negativos de las enfermedades y pestes en animales y plantas, con efectos negativos adicionales sobre la producción. La distribución geográfica de enfermedades transmitidas por vectores (Ej. malaria, dengue o chagas) y de enfermedades infecciosas (Ej. cólera), podrían expandirse hacia el sur y hacia alturas mayores si la temperatura y la precipitación

8 La criósfera consiste en las regiones cubiertas por nieve o hielo, sean tierra o mar. Incluye la Antártica, el Océano Ártico, Groenlandia, el Norte de Canadá, el Norte de Siberia y la mayor parte de las cimas más altas de las cadenas montañosas. Juegan un rol muy importante en la regulación del clima global.

rales renovables, especialmente bosques y cuencas hidrológicas.

· El incremento en la intensidad y frecuencia de huracanes en el Caribe, los cambios en los patrones de precipitaciones, el aumento de los niveles de las riberas en Argentina y Brasil, y la reducción de los glaciares en la Patagonia y Los Andes, son fenómenos que indican el impacto que el calentamiento global podría tener en la Región.

Pero también enfrenta la Región problemas sociales muy serios en relación con la desigualdad y la pobreza y son muchas las dificultades para encontrar, en esta época de rápida globalización, pautas de desarrollo que conduzcan a una sostenibilidad capaz de responder a los retos sociales y ambientales del presente, y para las generaciones futuras. A pesar de todas estas dificultades, los esquemas democráticos de gobierno, han logrado avances muy importantes y la sociedad civil en la Región se encuentra en pleno fortalecimiento.

· La contribución actual de América Latina y el Caribe a la emisión de gases de efecto invernadero global es baja (aproximadamente el 5%). Los impactos potenciales futuros del clima y de los cambios en el uso de la tierra, podrían ser extensos y costosos para la Región. Ante la creciente preocupación por el impacto climático, los países de la Región de América Latina y el Caribe, han desempeñado un papel muy activo en las negociaciones internacionales vinculadas al tema. Al mismo tiempo, algunas políticas de los países de la Región constituyen interesantes iniciativas en materia de energías renovables y eficiencia energética, instrumentos innovadores en políticas de transporte, e instrumentos económicos para la reducción de emisiones de carbono o para la protección y uso sostenible de la biodiversidad y los recursos natu-

El paradigma del desarrollo sostenible, en cuyo marco se adoptan las medidas específicas frente al cambio climático, se va integrando en la agenda política de los países de la Región. Sin embargo, el diseño e implementación de políticas públicas para responder a los impactos del cambio climático, se encuentran hoy acotados por las dificultades estructurales de la Región. Pobreza, acelerada urbanización, insuficiente infraestructura básica para el acceso al agua potable y para el saneamiento, inestabilidad económica y excesiva deuda pública, destacan entre los factores que imponen estas limitaciones.

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aumentaran por los efectos hoy previsibles del cambio climático.

CAPÍTULO II El proceso de negociación

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CAPITULO II. El proceso de negociación9

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2.1 Los fundamentos científicos Las primeras evidencias científicas sobre el cambio climático, se originan a partir de la década del 60 del pasado siglo. Ya para ese entonces, los científicos habían identificado las crecientes concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera como resultado de las actividades humanas y realizado las primeras estimaciones de que este fenómeno estaría calentando la atmósfera como resultado de un efecto invernadero añadido al reconocido como natural. Otros fenómenos, como la mayor frecuencia y gravedad de los eventos climáticos extremos, la sequía y las olas de calor, fueron también achacados a este incremento del efecto invernadero. La Primera Conferencia Mundial sobre el Clima (1979), confirmó las evidencias del efecto de la actividad humana sobre el clima, como resultado de las emisiones de dióxido de carbono antropogénico. En 1980 se establece el Programa Mundial para el Clima y durante los años que siguen el tema va ganando una creciente atención. 2.2 El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. La necesidad de contar con un órgano científico independiente para la evaluación de estos problemas llevó a la creación en 1988 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en Inglés), bajo los auspicios de la Organización Meteorológica Mundial y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. La existencia sería ulteriormente ratificada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La función del IPCC ha consistido en analizar, de forma exhaustiva, objetiva, abierta y transparente, la información científica, técnica y socioeconómica, relevante para entender los elementos científicos del riesgo que supone el cambio climático provocado por las actividades humanas, sus posibles repercusiones y las posibilidades de adaptación y . mitigación 10.

Una de las principales actividades del IPCC es la evaluación periódica de los conocimientos científicos sobre el cambio climático. El IPCC elabora, asimismo, informes especiales y documentos técnicos sobre temas en los que se consideran necesarios la información y el asesoramiento científico e independiente, y respalda a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático mediante su labor sobre las metodologías relativas a los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero, entre otros temas de gran relevancia. El IPCC consta de tres Grupos de Trabajo y un Equipo Especial: · El Grupo de Trabajo I evalúa los aspectos científicos del sistema climático y el cambio climático. · El Grupo de Trabajo II evalúa la vulnerabilidad de los sistemas socioeconómicos y naturales al cambio climático, las consecuencias negativas y positivas de dicho cambio y las posibilidades de adaptación al mismo. · El Grupo de Trabajo III evalúa las posibilidades de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y de atenuar los efectos del cambio climático. · El Equipo Especial se encarga del Programa del IPCC sobre inventarios nacionales de gases de efecto invernadero. Como el cambio climático abarca tantos temas, el IPCC cuenta con una gran variedad de expertos de numerosas disciplinas, que incluye especialistas en clima, biólogos, economistas, sociólogos, expertos en salud y otros profesionales. La labor del IPCC, que ha resultado clave como sustento científico y técnico del proceso negociador, ha producido hasta el presente Tres Informes de Evaluación, además de una valiosa variedad de otros documentos, El más reciente de ellos es el “Informe Especial sobre Captura y Almacenamiento de Carbono”, presentado en el marco de la COP/11 – MOP/1 en Montreal en el año 2005. Ya en el Primer Informe de Evaluación del IPCC (1990), se concluía que las actividades humanas y las

9 Se han empleado como fuentes principales para el Capítulo, además de los elementos contenidos en la versión preliminar de este trabajo, el Capítulo 1. “El Camino hacia la Convención”, en el documento “Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Los diez primeros años” UNFCCC (2004).

10 El IPCC no realiza investigaciones ni controla datos relativos al clima u otros parámetros pertinentes, sino que basa su evaluación principalmente en la literatura científica y técnica revisada por homólogos y publicada.

El informe se insistía en que se trataba de un problema a largo plazo y persistente, es decir, que aun cuando las emisiones no aumentaran y mantuvieran su ritmo, la concentración de gases de efecto invernadero aumentaría en los siglos siguientes. Para frenar realmente este proceso se requería de algo trascendente: la estabilización de las concentraciones de gases persistentes en el nivel en que se encontraban, lo que presuponía una reducción de las emisiones de más del 60%. Todo ello indicaba la necesidad de acciones políticas urgentes y allanó el camino hacia la negociación de un instrumento internacional, que con carácter vinculante, pudiese ayudar a revertir el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero. De esa manera, el reporte del IPCC, unido a los resultados de la Segunda Conferencia Mundial sobre el Clima (Ginebra, Suiza, 1990), catalizaron las intenciones de llegar a este instrumento jurídico internacional. 2.3 La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En diciembre de 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas instó a los gobiernos a que adelantaran los preparativos necesarios para la negociación de un acuerdo en la materia y en diciembre de 1990 estableció el Comité Intergubernamental de Negociación de una Convención General sobre los Cambios Climáticos (CIN). Como hacía presagiar su complejidad, no sólo de orden científico, sino también por sus impactos políticos, económicos y sociales, las negociaciones conducidas por el CIN fueron muy difíciles. Estas dificultades alcanzaron incluso al propio objeto y carácter de la Convención, todo lo cual fue tema de candentes debates. Ya en estas discusiones se demarcaron posiciones encontradas entre países

desarrollados y en desarrollo, donde los primeros planteaban la necesidad de que todos los países redujeran o limitaran sus emisiones mediante compromisos, y los últimos reclamaban que estas exigencias se limitasen a los países desarrollados, por haber sido los principales causantes del problema y los que disponían de las capacidades y medios requeridos para su enfrentamiento. También al interior de estos grupos de países se manifestaban criterios divergentes. En particular y entre los países en desarrollo, los Pequeños Estados Insulares, expresaban con insistencia su urgente preocupación por el cambio climático, dada la vulnerabilidad de su medio ambiente y sus economías. Por otra parte, los países en desarrollo productores de petróleo, percibían una menaza en la negociación, ante la posibilidad de que las medidas para reducir el consumo de combustibles fósiles resultaran perjudiciales para sus economías. Finalmente, y después de haber celebrado cinco períodos de sesiones entre febrero de 1991 y mayo de 1992, el CIN culminó la redacción del texto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, mismo que fue aprobado en mayo de 1992, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. La complejidad de las negociaciones y las múltiples posiciones que confrontaron durante éstas, explican por qué la Convención no contuvo compromisos cuantitativos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, resultando en un texto “marco” de alcance directo limitado, base para actividades y compromisos posteriores. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se abrió a la firma de los Jefes de Estados y de Gobiernos en el marco de la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, en junio de 1992, siendo suscrita en esa ocasión por un total de 155 países. Este instrumento internacional entró en vigor el 21 de marzo de 1994, noventa días después de haber alcanzado las 50 ratificaciones requeridas. Hasta el 15 de Mayo de 2006, contaba con 189 países Partes. Según lo reflejado en su Artículo 2, “el objetivo último de la Convención y de todo instrumento jurídico conexo que adopte la Conferencia de las Partes, es lograr, de conformidad con las disposiciones

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emisiones resultantes, estaban aumentando de manera sustancial las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero e intensificando el efecto invernadero natural, de modo que, si no se adoptaban medidas, las temperaturas medias mundiales aumentarían a un ritmo sin precedentes de 0,3 °C por década. En consecuencia, se derretiría parte de los casquetes glaciares polares y aumentaría el nivel de los mares. Para el año 2030, ello supondría una elevación del nivel medio del mar de 20 centímetros y, al final del siglo XXI alcanzaría hasta 65 centímetros.

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pertinentes de la Convención, la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático. Ese nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible”. Como ámbito de aplicación, la Convención contempla seis gases de efecto invernadero: dióxido de carbono (CO ), metano (CH ), óxido nitroso 2 4 (N O), hidrocarburos perfluorados (PFC), 2 hidrofluorocarbonos (HFC) y hexafluoruro de azufre (SF ). Al respecto se tuvo en cuenta que si bien estos 6 no son los únicos gases que contribuyen al cambio climático mundial, si son los más importantes, teniendo en cuenta los volúmenes que se emiten y sus respectivos potenciales o factores de calentamiento global. La Convención se adhiere plenamente al principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas de los Estados. De este modo, y a los efectos de su aplicación, divide a los países en dos grupos principales. Un primer grupo lo conforman los países desarrollados y aquellos identificados como con economías en transición y un segundo grupo que incluye al conjunto de los países en vías de desarrollo. Mas específicamente, la Convención distingue tres niveles de compromisos, para dos agrupamientos de países. -El primer grupo lo constituyen las Partes incluidas en los Anexos I y II de la Convención. En el Anexo I se encuentran los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hasta 1992, y los países de Europa Central y del Este con economías en transición a una economía de mercado. Estos son los únicos países que asumen compromisos cuantitativos en el marco de la Convención. Estos compromisos consisten en estabilizar sus emisiones y reducirlas hasta el nivel en el que se encontraban en 1990. De acuerdo con el texto original de la Convención, esta meta debía haberse alcanzado en el año 2000. -El Anexo II de la Convención constituye un subconjunto del Anexo I, que incluye solamente a los países donadores miembros de la OCDE hasta 1992. Estos países deben facilitar recursos a los países en desarrollo para que emprendan esfuerzos de mitigación y desarrollen capacidades

nacionales de adaptación. -El segundo agrupamiento, los países No Anexo I, lo constituyen todas las demás Partes, entre las cuales se encuentran economías emergentes y toda la gama de países en desarrollo, incluyendo aquellos países menos adelantados (PMA). Todos los países de América Latina y el Caribe se ubican en la categoría No Anexo I. Entre los compromisos generales de la Convención para todas las Partes destacan los siguientes: · Presentar Inventarios de Emisiones de GEI por fuente y de su absorción por sumideros y actualizarlos periódicamente. . · Desarrollar programas nacionales y/o regionales para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus potenciales efectos. . · Fortalecer la investigación científica y tecnológica y la observación del sistema climático y fomentar el desarrollo de tecnologías, prácticas y procesos para controlar, reducir y prevenir las emisiones antropogénicas de los GEI. . · Promover programas de educación y sensibilización pública acerca del cambio climático y sus efectos. Los países desarrollados adquirieron, además, otros compromisos, tales como adoptar políticas y medidas para reducir las emisiones de los GEI para el año 2000, estabilizándolas a los niveles de 1990, favorecer la transferencia de tecnologías y recursos financieros a los países en desarrollo apoyándolos en sus esfuerzos por cumplir los compromisos de la Convención y ayudar a los países en desarrollo, particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático, a costear sus gastos de adaptación. La Conferencia de las Partes (COP), es el órgano supremo de la Convención y la encargada de examinar regularmente su aplicación y la de todo instrumento jurídico conexo que ella adopte y, conforme a su mandato, toma las decisiones necesarias para promover la aplicación eficaz de la Convención. Las reuniones de las COP tienen lugar anualmente, con sede rotativa por las regiones establecidas en el Sistema de las Naciones Unidas. El Buró de la Conferencia de las Partes está integrado por once miembros, dos por cada una de las cinco regiones de las Naciones Unidas y uno en representación de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés). Entre los once miembros están los Presidentes de los Órganos Subsidiarios Permanentes de la Convención.

El Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico se ocupa de proporcionar a la Conferencia de las Partes y, según proceda, a sus demás órganos subsidiarios, información y asesoramiento oportunos sobre los aspectos científicos y tecnológicos relacionados con la Convención, particularmente respecto a las directrices para mejorar las normas de las comunicaciones nacionales y los inventarios de emisiones. Este órgano está abierto a la participación de todas las Partes y presenta regularmente informes a las Conferencias de las Partes. La Convención cuenta con una Secretaría, cuyo personal proporciona apoyo a todas las instituciones relacionadas con el proceso de negociación sobre el cambio climático, en particular a las Conferencias de las Partes, los órganos subsidiarios y sus mesas. La Sede de la Secretaría radica desde 1996 en la ciudad de Bonn, Alemania.

A continuación se presenta, de forma resumida, la estructura organizacional de la Convención, los órganos que la integran y sus instituciones de apoyo. 2.4 El Protocolo de Kyoto La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) establece en su Artículo 4, que las Partes en el Anexo I, adoptarán políticas nacionales y tomarán las medidas correspondientes, con el fin de limitar sus emisiones de GEIs no controlados por el Protocolo de Montreal y de mejorar los sumideros y depósitos de estos gases. Estas medidas deberían conducir a que las emisiones antropogénicas de dichas Partes, individual o conjuntamente, regresaran en el 2000 a los niveles medios de esas emisiones en 1990. En el mencionado Artículo se establece que la Conferencia de las Partes de la CMNUCC examinaría, en su primer período de sesiones, si dichos compromisos eran adecuados o no. En Berlín, en 1995, la Primera Conferencia de las Partes reconoció que esos compromisos eran insuficientes para estabilizar las concentraciones de GEI en la atmósfera a fin de satisfacer el objetivo último de la Convención. En aquel momento, se hizo evidente que las emisiones seguían creciendo. En consecuencia, se adoptó el Mandato de Berlín, que puso en marcha un proceso para negociar un protocolo u otro instrumento jurídico, que estableciera compromisos cuantificados

Fuente: CMNUCC (2004) Cuidar el Clima. Guía de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto.

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El Órgano Subsidiario de Ejecución, es el encargado de ayudar a la Conferencia de las Partes en la evaluación y examen del cumplimiento efectivo de la Convención. Está abierto a la participación de todas las Partes e integrado por representantes gubernamentales que sean expertos en cuestiones relacionadas con el cambio climático. Presenta regularmente informes a la Conferencia de las Partes e interviene también en las cuestiones financieras y administrativas.

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y diferenciados de limitación y reducción de emisiones antropogénicas de GEI para las Partes en el Anexo I de la Convención a partir del año 2000, con el objetivo de mitigar, en parte, la influencia de las actividades humanas que provocan el calentamiento global de la atmósfera y el consecuente cambio climático. Para negociar el Protocolo, la Primera Conferencia de las Partes de la Convención estableció el Grupo Especial del Mandato de Berlín. El Grupo, tras ocho períodos de sesiones, sometió a la consideración de la Tercera Conferencia de las Partes, reunida en la ciudad de Kyoto, Japón, un borrador de texto que fue finalmente aprobado el 11 de diciembre de 1997 después de intensas y largas jornadas de debates y que adoptó el nombre de Protocolo de Kyoto. El Protocolo de Kyoto quedó abierto a la firma de los Estados el 16 de marzo de 1998 y entró en vigor el 16 de febrero de 2005, transcurridos 90 días de su ratificación por Rusia, con lo cual se cumplió el requisito de que fuese ratificado por no menos de 55 Partes en la Convención, entre las que deberían estar, Partes del Anexo I cuyas emisiones totales representaran por lo menos el 55 % del total de las emisiones de dióxido de carbono de dichas Partes, correspondiente al año 1990 (Artículo 25 del Protocolo). Durante la Cuarta Conferencia de las Partes (argentina, 1998), se aprobó el Plan de Acción de Buenos Aires, que vinculaba las negociaciones sobre las normas del Protocolo con cuestiones relativas a la aplicación, el financiamiento y la transferencia de tecnologías en el marco conjunto de la Convención. Un momento particularmente difícil en la evolución del Protocolo lo constituyó la Sexta Conferencia de las Partes celebrada en La Haya Países Bajos a finales de 2000, donde pareció estancarse el proceso negociador para hacer operacional el Protocolo. La sexta COP vio reanudado sus trabajos en Bonn, Alemania, en julio de 2001, ocasión donde se logran los Acuerdos de Bonn, los que identifican los principios básicos que permitirían posteriormente alcanzar acuerdos más concretos para la puesta en marcha del Protocolo11 . Contribuyó sin duda a reforzar la marcha de las

negociaciones del Protocolo, El tercer informe del IPCC, contribuyó sin duda a reforzar la marcha de las negociaciones, pues está dotado de contundentes pruebas sobre el calentamiento mundial asociado a la actividad humana. En la Séptima Conferencia de las Partes, celebrada en Marrakech (Marruecos), en el 2001 los negociadores continuaron avanzando sobre los Acuerdos de Bonn, adoptando un amplio conjunto de decisiones identificadas como los “Acuerdos de Marrakech”, que incluyen normas desarrolladas para la aplicación del Protocolo. Durante la COP-8 realizada en Nueva Delhi en 2002, se continuó el completamiento de las normas para la aplicación del Protocolo y se aprueba la Declaración de Nueva Delhi, la que destaca el papel de la adaptación al cambio climático en el objetivo marco de la Convención. Durante la COP-9 que tiene lugar en Milán en el 2003, se lograron acuerdos importantes sobre los criterios fundamentales para la elegibilidad y respecto a las principales reglas a considerar en el diseño de proyectos forestales bajo el esquema del Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL), limitados estos a las actividades de forestación y reforestación. Posteriormente, las Partes se reunieron en la COP10 en el año 2004 en Buenos Aires, momento en que ya era un hecho la entrada en vigor del Protocolo. En esta ocasión se trataron fundamentalmente cuestiones pendientes de los Acuerdos de Marrakech y se comenzó a discutir el marco de un nuevo diálogo sobre el futuro de las políticas sobre el cambio climático. Una decisión adoptada en dicha conferencia reafirma la importancia de la adaptación y brinda orientaciones a los órganos subsidiarios de la Convención, dirigidas a profundizar el trabajo en esta dirección, decisiva para muchos países que son altamente vulnerables a los efectos del cambio climático. Entre el 28 de noviembre y el 9 de diciembre de 2005, tuvo lugar la COP-11, de importancia particular por coincidir con la Primera Reunión de las Partes (MOP/1) del Protocolo de Kyoto, luego de la entrada en vigor del instrumento el 16 de febrero de ese mismo año. Resultados trascendentales de esta reunión, lo

11 Es de notar que previo a esa conferencia, los Gobiernos de EE.UU. y Australia, anunciaron su decisión de no participar en el Protocolo de Kyoto, del cual habían sido signatarios en 1997

Hasta 14 de abril de 2006 el Protocolo había sido ratificado por un total de 162 Partes en la Convención, de las cuales 132 Partes no están incluidas en el Anexo I (países en desarrollo) y 30 pertenecen al Anexo I (países desarrollados), los cuales contabilizan el 61,6 % de las emisiones emitidas por las Partes incluidas en el Anexo I con referencia a 1990. Durante el periodo 2008-2012 -que es identificado como el primer periodo de compromisos- El compromiso derivado de este Protocolo obliga a limitar las emisiones conjuntas de seis gases (CO , CH , N O, 4 2 compuestos perfluorocarbonados (PFC), 2compuestos hidrofluorocarbonados (HFC) y hexafluoruro de azufre) respecto al año base de 1990 para los tres primeros gases, y 1995 para los otros tres, con una reducción global acordada del 5,2% para los países industrializados. Las proporciones, que varían según el país, incluyen, entre otras, la reducción de un 8% para el conjunto de la Unión Europea, un 6% para Japón y Canadá. Ucrania, la Federación Rusa y Nueva Zelanda se comprometieron a mantener sus emisiones a los niveles de 1990. Aún cuando no son Partes del Protocolo, es oportuno señalar que conforme a la letra del Protocolo el compromiso de EE.UU. era de un 7% y Australia limitaría sus emisiones, adquiriendo un compromiso que sólo le permitiría aumentar las emisiones hasta un 8%. El Protocolo no establece compromisos de reducción de las emisiones de GEI para los países en desarrollo, pese a que algunos de estos van siendo en forma creciente importantes emisores. Se reconoce sin embargo que los países industrializados, con el 20% de la población mundial, son responsables de más del 60% de las emisiones actuales y prácticamente de la totalidad de las emisiones históricas de GEI. En particular destaca que los Estados Unidos de América sean responsables de más del 25% de las emisiones de GEI globales, con menos de un 4% de la población mundial.

Como parte del proceso de negociación del Protocolo, que los países desarrollados se responsabilizaran con compromisos cuantificados y diferenciados de reducción de sus emisiones pero al mismo tiempo y como parte del complejo proceso de negociación y al efecto de facilitar el cumplimiento de los compromisos de los países del Anexo I, se aprobaron tres mecanismos, identificados informalmente como los mecanismos de flexibilidad, que les permiten reducir sus emisiones con un menor costo. Estos mecanismos son: -Implementación Conjunta: Mecanismo que prevé que un país cualquiera del Anexo I financie el desarrollo de proyectos dirigidos a la reducción de las emisiones (o al incremento de las absorciones) de GEI, en cualquier otro país, también del Anexo I. Las reducciones que se logren como resultado de la aplicación del proyecto serán acreditadas al país inversor. -Comercio de Derechos de Emisiones: Mecanismo por el cual se establece la compra-venta de créditos de carbono logrados por diferentes vías, entre países pertenecientes al Anexo I. La vía más clara para la obtención de los mencionados créditos, y al mismo tiempo la más deseada desde el punto de vista ambiental, es aquella en que un país del Anexo I logra niveles de reducción de sus emisiones de GEI, por encima de sus compromisos cuantificados de reducción ante el Protocolo. -Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL): Considera la posibilidad de que un país del Anexo I, financie actividades de proyecto en un país en desarrollo, dirigidas a la reducción de las emisiones o al incremento de las absorciones de GEI. De los tres mecanismos incluidos en el Protocolo de Kyoto, este es el único que prevé la participación de los países en desarrollo. De modo general los principales aspectos que identifican el contenido del Protocolo son los siguientes: . · Compromisos, con inclusión de objetivos de reducción y limitación de emisiones de carácter vinculante y compromisos generales. · Ejecución, incluidas las medidas nacionales y los tres mecanismos de flexibilidad antes mencionados. · Reducción al mínimo del impacto en los países en desarrollo, incluida la utilización de un Fondo de Adaptación dirigido a apoyar el financiamiento del desarrollo de proyectos de adaptación en los países

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constituyen la aprobación del “paquete” de acuerdos de Marrakech, lo que ya hizo operativo al Protocolo de Kyoto, así como el inicio de las importantes negociaciones vinculadas con el reforzamiento del régimen para el cumplimiento con las exigencias del Protocolo y el proceso de negociación “después de Kyoto”, relativo al nuevo régimen de compromisos que se requeriría establecer a partir del año 2012.

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más vulnerables a los efectos del cambio climático. · Contabilidad, información y examen, incluida la revisión de la veracidad y profundidad de los informes e inventarios de emisiones de GEI de las Partes del Anexo I. . · Cumplimiento, incluido un Comité de Cumplimiento, para evaluar y ocuparse del control de los compromisos de reducción adquiridos y de proponer decisiones en los casos de no cumplimiento.

para considerar compromisos ulteriores para las Partes pertenecientes al Anexo I, el que será conducido por un grupo de trabajo abierto, que deberá reportar a la COP/MOP. De relevancia resultó también la aprobación de la Decisión del Presidente de la COP-11 / MOP-1, relativa a iniciar un “Diálogo sobre acciones futuras de cooperación a largo plazo para enfrentar el cambio climático en el contexto de la Convención”.

La Conferencia de las Partes, que es el órgano supremo de la Convención, actúa como Reunión de las Partes en el Protocolo, la primera de las cuales, como ya se mencionó, tuvo lugar en la ciudad de Montreal, entre el 28 de noviembre y el 9 de diciembre de 2005, coincidiendo con la Undécima Conferencia de las Partes de la Convención. Los órganos subsidiarios establecidos por la Convención actúan como órganos subsidiarios del Protocolo, aunque con distinta composición, y las disposiciones para su funcionamiento con respecto a la Convención se aplican, de igual forma, mutatis mutandis. La Secretaría establecida por la Convención desempeña también sus funciones para el Protocolo. .

El tema es de extraordinaria importancia, en tanto las predicciones científicas indican un eventual agravamiento de las condiciones climáticas, incluso con escenarios más severos que los previstos hasta el presente, por lo que es necesario acentuar y profundizar el proceso multilateral en curso para contrarrestar las causas del cambio climático.

2.5 Después de Kyoto El futuro después de Kyoto, al que se ha dado en llamar “post Kyoto” es uno de los temas de mayor complejidad que centra ya la atención de los negociadores. La proximidad del primer período de compromisos del Protocolo (2008-2012), refuerza la urgencia del tratamiento del tema. Ya hubo intentos de iniciar un proceso de discusiones sobre acciones futuras en la Declaración de Nueva Delhi (COP-8), principalmente con relación al desarrollo de un régimen internacional después del primer período de compromisos, pero ello no progresó en ese momento. La COP-11 / MOP-1 de Montreal, constituyó el marco obligado para iniciar las negociaciones oficiales de este aspecto medular del Protocolo, el que, en uno de los párrafos de su Artículo 3.9 señala “La Conferencia de las Partes, en calidad de reunión de las Partes en el Protocolo, comenzará a considerar los futuros compromisos, al menos siete años antes del término del primer período de compromisos” Sobre este particular, la reunión de Montreal logró una decisión que dio inicio de inmediato a un proceso

Un gran tema “después de Kyoto”, será sin dudas la adaptación al cambio climático en los países en desarrollo. Para el logro de este y otros objetivos deberán enfrentarse las negociaciones futuras con una visión muy amplia. Es de suponer que los instrumentos hoy existentes bajo el Protocolo deben continuar profundizando su empleo. En este sentido es importante que se produzcan señales claras para la continuidad de los mecanismos, en particular, del Mecanismo para un Desarrollo Limpio. Al propio tiempo es posible que surjan nuevos instrumentos, nuevas estrategias y nuevas alianzas. Los países desarrollados deberán continuar teniendo el liderazgo en lo referente a reducir o limitar sus emisiones, así como en la instrumentación del marco posterior a Kyoto en cualquier escenario que resulte, en tanto el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas continuará rigiendo para esta etapa. La reacción de los países claves que aún no son parte del Protocolo, en particular los Estados Unidos de Norteamérica, constituirá un tema importante después del primer período de compromiso. Por lo pronto Estados Unidos ha suscrito alianzas que están encaminadas a actuar contra el cambio climático.12 Otos países y organizaciones regionales, comienzan a formular y desarrollar políticas después de Kyoto. La Comisión Europea, organismo ejecutivo de la Unión Europea, presentó en febrero de 2005,

12 En este sentido, Estados Unidos ha suscrito un acuerdo con Australia, Japón, Corea del Sur, China e India. las que en su conjunto representan más del 40% de las emisiones mundiales. La primera reunión ministerial de la denominada Iniciativa Asia-PAcífico sobre desarrollo limpio y clima, se desarrolló en Sydney, Australia enrte el 11 y el 12 de enero de 2006. Como resultado de la Reunión los participantes emitieron un comunicado que reconoce que los combustibles fósiles son la base de la mayor parte de las economías y lo seguirán siendo en el futuro inmediato. no onbstante el comunicado reconce que emisiones más limpias y bajas pueden reducir el impacto de los combustibles fósiles. La efectividad de esta iniciativa es objeto de discusión, mientras que los participantes en ella arguyen que la misma complementa y no reemplaza el Protocolo de Kyoto, otros argumentan que un acuerdo de tipo voluntario no es suficiente para lidiar con un problema global de tal magnitud.

Esta propuesta no establece metas obligatorias de reducción de las emisiones más allá del primer período de compromiso. Su premisa básica consiste en lograr para el 2050 que la emisión de los gases controlados sea un 15 por ciento menor que en 1990. La propuesta aboga también por una mayor participación internacional en la reducción de emisiones y un análisis más profundo de la incidencia en el cambio climático de las emisiones generadas por transportes aéreos y marítimos. Como paso subsiguiente, la Comisión Europea lanzó en octubre del pasado año 2005, el Segundo Programa Europeo de Cambio Climático (2005-) el cual está en desarrollo. . 2.6 La Región en las negociaciones. Como se ha referido en diferentes momentos anteriores, las negociaciones internacionales vinculadas a la CMNUCC y a su Protocolo de Kyoto, han resultado en extremo complicadas. La mitigación del cambio climático se logrará con reducciones reales de las emisiones de los gases que lo provocan, con carácter prioritario en el CO , por su volumen y 2 contribución a las emisiones, con respecto a los restantes GEI ,estas emisiones de CO se asocian a la 2 quema de combustibles fósiles. Resulta claro entonces que las reducciones reales en las emisiones de este gas sólo se lograrán disminuyendo los consumos de los combustibles fósiles. Sobre estas bases, es posible comprender las implicaciones de cualquier acuerdo internacional sobre este tema sobre aquellos países que sustentan su desarrollo en un uso intensivo de los combustibles fósiles. Complicación adicional incorpora a las negociaciones el caso de algunos países petroleros, cuyas economías descansan también en el uso intensivo de los fósiles, pero sobre todo en la exportación de estos. Por otra parte existen muchos países entre los que destacan los pequeños estados insulares, que son muy vulnerables a los efectos 13

negativos del cambio climático, al punto que esta comprometida su propia sobrevivencia. Lo anterior justifica en buena medida lo complicado del proceso de negociación que referimos y explica el hecho de que, aún hacia el interior de los grupos regionales de negociación política, las divergencias de posiciones de los países han acompañado todo el proceso de negociación. Si se toma la Región de América Latina y el Caribe, se observa la presencia de un importante grupo de países insulares en desarrollo, con una gran sensibilidad al tema del cambio climático producto de su vulnerabilidad a los fenómenos climáticos, situación que es también compartida por otras subregiones como Centroamérica. Son también muy vulnerables a los efectos negativos del cambio climático, los glaciares andinos, los bosques tropicales y las zonas agrícolas propensas a sequías o a fuertes cambios de los regímenes de lluvias. Todo esto hace que la Región sea altamente vulnerable a los impactos negativos del cambio climático. Es también muy diferente el perfil energético de los países, que abarca tanto a importantes productores y consumidores de petróleo, como a aquellos donde la producción de hidroenergía tiene un peso significativo, o se ha avanzado en otras fuentes alternativas, como el empleo de alcohol como combustible. Todas estas particulares condiciones han tenido por supuesto su impacto en las negociaciones. Aún en este marco y no siendo ajena a las complejidades y divergencias en el debate, América Latina y el Caribe, como Región, ha desempeñado un importante papel en todo este proceso. Algunos elementos claves que pueden relacionarse del modo que sigue: · Oposición generalizada al establecimiento de compromisos formales de reducción para los países en desarrollo. · Participación relevante en la concepción, desarrollo y negociaciones relativas a los mecanismos de flexibilidad de Kyoto, con particular énfasis en el desarrollo e intrumentación del mecanismo para el desarrollo limpio14 · Activa participación de los países insulares y otros países de la Región, para realzar el papel de la

Es bajo la conducción de Argentina que se logra la aprobación del texto del Protocolo de Kyoto. En particular, destaca el papel de Brasil en el diseño inicial del Mecanismo para un Desarrollo Limpio y en la coordinación de los trabajos para el diseño de las reglas y procedimientos para los proyectos forestales bajo el esquema del MDL. Brasil propuso el pago de “multas” a los países que sobrepasaran el “techo” de emisión de gases. El dinero proveniente de estas sanciones serviría para crear el Fondo de Desarrollo Limpio (FDL), que investigaría tecnologías menos contaminantes que podrían ser adoptadas en el futuro por países considerados actualmente como no desarrollados. 14

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una comunicación al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones, con el titulo “Ganar la batalla contra el cambio climático global”, que contiene recomendaciones para las políticas climáticas de la Unión Europea más allá de Kyoto.

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adaptación en el objetivo marco de la Convención y en incrementar el financiamiento disponible para actividades de adaptación. · Dos de las Conferencias de las Partes (4ta. y 10ma.) han tenido lugar en la Región, específicamente en Buenos Aires, Argentina. · Ha resultado decisiva la participación de los negociadores y técnicos de la Región en el complejo tema de los sumideros de carbono y en los trabajos relacionados con el diseño de las reglas y procedimientos para los proyectos forestales bajo el MDL. Este papel activo en el proceso negociador continúa hoy, tanto en términos de participación en las negociaciones como de empleo de sus mecanismos. Como más adelante se explica, más del 60% de los proyectos inscritos en el Mecanismo para un Desarrollo Limpio, hasta abril de 2006, corresponden a la Región*.

Hasta igual fecha, casi todos los países de la Región habían entregado sus informes iniciales a la Secretaría de la CMNUCC, que incluyen inventarios nacionales de emisiones de gases de efecto invernadero (CMNUCC, 2005). México (07-2001) y Uruguay (05- 2004) han presentado ya sus segundas Comunicaciones Nacionales y otros muchos países trabajan en el desarrollo de éstas. El compromiso y participación real de la Región a lo largo de todo el proceso de negociación le ha propiciado una importante capacidad técnica e institucional para enfrentar los retos del cambio climático, si bien aun mucho resta por hacer en el desarrollo de las capacidades apropiadas. Finalmente, y a manera de resumen, el Cuadro siguiente recoge, cronológicamente, los momentos más relevantes del proceso de negociación antes descrito en términos generales.

AÑOS

MOMENTOS RELEVANTES

ASPECTOS ESENCIALES

1979

Primera Conferencia Mundial del Clima

Se presenta las primeras evidencias de que las actividades humanas están propiciando un calentamiento global, principalmente por el volumen de emisiones de GEI de la quema de combustibles fósiles ( carbón, petróleo y gas).

1980

Programa Mundial para el Clima

Resultado de la Primera Conferencia, durante la década de los ochenta, el tema del calentamiento global atrae una creciente atención.

1988

Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas

La creciente preocupación por el cambio climático conduce a la Asamblea General de la ONU a aprobar una resolución para “la protección del clima para las generaciones actuales y futuras de la humanidad”9 resolución 43 / 53).

1989

Se constituye el Panel Intergubernamental de Cambio Climático. (IPCC)

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ( PNUMA ) crean el IPCC, con el objetivo de realizar una evaluación de la información científica disponible sobre el cambio climático, evaluar las consecuencias sociales, económicas y ambientales y formular estrategias de respuesta ( mitigación y adaptación ).

1990

Primer Informe del IPCC

Fundamenta las amenazas potenciales por el Cambio Climático.

1990

Segunda Conferencia Mundial sobre el Clima (Ginebra, Suiza)

Se acuerda la elaboración de un instrumento internacional para regular la mitigación del cambio climático global y para fomentar la cooperación entre los países para la mitigación de las emisiones de GEI, para la estabilización de sus concentraciones en la atmósfera y para el desarrollo de capacidades de adaptación.

1990

Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas

La Asamblea acuerda poner en marcha, oficialmente, negociaciones conducentes al establecimiento de una CMNUCC, para lo cual constituye un Comité Intergubernamental de Negociación ( CIN ).

1992

Proyecto de la Convención Marco sobre el Cambio Climático

Luego de cinco períodos de sesiones, en el lapso de dos años, en mayo de 1992, el CIN aprueba el texto de la Convención.

1992

Primera Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo

Durante esta primera Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, junio 1992, el texto de la Convención se abre a la firma de los jefes de Estado presentes. 155 países la suscriben.

* Brasil con 38 proyectos, que equivale aproximadamente al 25% de la cartera actual.

MOMENTOS RELEVANTES

ASPECTOS ESENCIALES

1994

Entra en vigor la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Conforme a sus reglas, la Convención entraría en vigor a partir del momento en que al menos 50 de sus signatarios presentaran el instrumento de ratificación. Esto sucedió el 21 de marzo de 1994. hasta el 15 de noviembre de 2005, (pág. WEB de la CMNUCC), la Convención había recibido 189 ratificaciones.

1995

Primera Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP-1, Berlín).

El Artículo 4 de la Convención plantea que en su primer período de sesiones, evaluaría si los compromisos eran adecuados o no. La COP-1 reconoció que estos eran insuficientes para estabilizar las concentraciones de GEI en la atmósfera y acordó el Mandato de Berlín para poner en marcha el proceso de negociación de un Protocolo que precisaría los compromisos cuantitativos ya adquiridos. Se formó un Grupo Especial del Mandato de Berlín para elaborar el Protocolo.

1996

Segunda Conferencia de las Partes ( COP-2, Ginebra )

Se inicia la negociación del referido Protocolo

1997

Tercera Conferencia de las Partes (COP-3, Kyoto, Japón)

Luego de ocho períodos de sesiones, el Grupo puso a consideración de la COP-3, un proyecto de Protocolo con muchos corchetes. No obstante, el 11 de diciembre de 1997, fue adoptado el Protocolo de Kyoto por la Conferencia de las Partes.

1998

Se abre a la firma el Protocolo de Kyoto

El 16 de marzo de 1998, se abre a la firma de los Estados Partes el Protocolo. Para que este entre en vigor, se requieren que 55 Partes lo ratifiquen y que, entre las Partes que lo hagan, haya suficientes países del Anexo I, que representen al menos el 55% de las emisiones de estos países con referencia a 1990.

1998

Cuarta Conferencia de las Partes (Buenos Aires, Argentina).

Se aprueba el Plan de Acción de Buenos Aires, el que plantea un programa de trabajo para concretar el Protocolo de Kyoto.

1999

Quinta Conferencia de las Partes ( Bonn, Alemania )

Se continúa trabajando en la ejecución del Plan de Acción de Buenos Aires.

2000

Sexta Conferencia de las Partes (La Haya, Parte 1).

Se estancan las negociaciones y se reanudan los trabajos en Bonn en el 2001.

2001

Sexta Conferencia de las Partes (Bonn, Parte II).

Las negociaciones continúan en Bonn y se logran los Acuerdos de Bonn, bases para la negociación de los Acuerdos de Marrakech.

2001

Séptima Conferencia de las Partes (Marrakech, Marruecos).

Continúan los trabajos en el marco de los Acuerdos de Bonn, se desarrollan normas para la aplicación del Protocolo y se llega a los Acuerdos de Marrakech.

2002

Octava Conferencia de las Partes (COP-8, Nueva Delhi, India).

Se llega a la Declaración de Nueva Delhi.

2003

Novena Conferencia de las Partes (COP-9, Milán)

Se acuerdan criterios de elegibilidad y reglas para los proyectos forestales bajo el esquema del Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL), limitados a forestación y reforestación.

2004

Décima Conferencia de las Partes (COP10, Buenos Aires, Argentina)

La Federación Rusa depositó su instrumento de ratificación del Protocolo el 18 de noviembre / 2004 por lo que su entrada en vigor es ya una realidad.

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AÑOS

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AÑOS

MOMENTOS RELEVANTES

ASPECTOS ESENCIALES

2005

Entrada en vigor del Protocolo de Kyoto, el 16 de febrero de 2005.

Luego de la ratificación de la Federación Rusa, se cumple la segunda condición para la entrada en vigor del Protocolo, al representar los países Anexo I Partes, el 61,6% de las emisiones de estos países en 1990.

2005

Décimo Primera Conferencia de las Partes de la CMNUCC y Primera Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto ( COP-11 / MOP-1 ), 28 de noviembre / 9 de diciembre 2005

Se adopta el “paquete” de Acuerdos de Marrakech, haciéndose operativo el Protocolo de Kyoto. Se abren las negociaciones sobre compromisos a partir del año 2012 ( “post-Kyoto” ), con base en el Artículo 3.9 del Protocolo

CAPÍTULO III Las Emisiones de Gases Efecto Invernadero

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CAPITULO III. Las Emisiones de Gases Efecto Invernadero El problema del cambio climático está estrechamente vinculado al desarrollo sostenible. Las emisiones de gases de efecto invernadero, constituyen uno de los impactos de los patrones del crecimiento económico sobre el medio ambiente y la sociedad. La Región de América Latina y el Caribe no es ajena a esta relación, su participación en las emisiones globales de GEI refleja de alguna forma su intervención en la economía mundial, que es relativamente baja, y guarda una correlación general con la de la participación de su población en la del mundo. De igual manera, la capacidad de adaptación al problema del cambio climático, deriva de la fortaleza de las instituciones y de su posibilidad de generar respuestas anticipadas y coordinadas a los retos que crecientemente impondrá. En este Capítulo se presenta una aproximación muy general a la Región de América latina y el caribe, lo que permite una primera aproximación a la comprensión de su vulnerabilidad a los efectos adversos del cambio climático, tema que continuará su desarrollo en el capítulo siguiente. A continuación se refiere el estado actual de las emisiones de GEI a nivel global y finalmente, la contribución de la Región a estas emisiones.

3.1- América Latina y el Caribe en el Mundo La población de la Región representa poco menos del 9% del total mundial. El desempeño económico de la Región, en las últimas décadas se ha caracterizado por las frecuentes crisis macroeconómicas y por un intercambio comercial desfavorable, que ha limitado su crecimiento, incrementado los niveles de pobreza y mantenido sus volúmenes de emisión en niveles menores a los . que de otra manera tendría. En materia de energía, la Región concentra entre el 10% y el 12% de las reservas mundiales de petróleo, cerca del 6% de las de gas y el 1,6% de las de carbón. Su abundancia de recursos hídricos hace que cuente con el 22% del potencial mundial de energía hidráulica, además de poseer recursos geotérmicos y eólicos significativos. El consumo per capita de 15

CEPAL, 2001ª, Panorama social de América Latina 2000-2001, Santiago de Chile.

Región de América Latina y el Caribe

Fuente:Diccionario Ilustrado de Nuestro Mundo; Readers Digest, 1993

energía en el año 2000 fue 20% menor al promedio mundial Sin embargo, estos abundantes recursos son empleados de manera sólo parcial y con niveles relativamente altos de ineficiencia. Las barreras institucionales y económicas para emplear nuevas tecnologías disponibles en otros países y el estado obsoleto de buena parte de la infraestructura energética, explica el deficiente desempeño energético de la Región. América Latina y el Caribe se caracteriza por ser la Región con la mayor desigualdad en el ingreso a nivel mundial (CEPAL, 2001a)15 . Visto en un contexto global, lo que más destaca es la concentración del ingreso en el 10% de la población. Este sector recibe más del 30% del ingreso total (35% en promedio, pero llegando a un 45% en el caso del Brasil), mientras que el 40% más pobre recibe tan sólo el 10% del ingreso. Estos indicadores han permanecido estables en la mayoría de los países, pese a las mejoras en el desempeño económico y, salvo en contados casos, también pese a las políticas dominantes de desarrollo

Durante los últimos 30 años, los niveles de pobreza existentes han evolucionado al lado de un proceso de urbanización acelerado. En el año 2000, la población urbana alcanzó el 73,7% del total regional (CELADE, 2000)16. Ha crecido la población con acceso a líneas telefónicas (pasando de 41 por cada mil habitantes en 1980 a 130 en 1999), agua potable (33% de la población en 1960 a 85% en 2001). La tasa de natalidad se ha reducido, de 5,3 niños por mujer en 1970 hasta 2,6 en el 2000 (CELADE, 2002)17. Estos números son mayores para Mesoamérica (alcanzando cerca del 1,7%) y menores para el Caribe (que llega a 1%). En Sudamérica, la tasa alcanza el 1,4%. Los mayores niveles de urbanización, de ingreso y, en ciertos casos, de programas de control natal, han contribuido a esta reducción. Sin embargo, también cabe señalar que la mezcla de urbanización con desigualdad en el ingreso y pobreza, ha producido procesos de migración urbana, creando cinturones de poblaciones en situación de pobreza y marginalidad en torno a las ciudades. .

· El total agregado de las emisiones anuales de GEI (excluyendo cambio de uso del suelo) disminuyó en un 3% debido principalmente a un 37% de reducción de las emisiones provenientes de países con economías en transición. -Las emisiones de las Partes en el Anexo II de la Convención (países en el Anexo I menos los países con economías en transición) se han incrementado en un 8%. · Las emisiones totales de la Comunidad Europea en conjunto disminuyeron un 3,5%, pero individualmente hubo variaciones que van desde una disminución del 19% de las emisiones de Alemania hasta un incremento del 35% en las de España. · Canadá reporta un incremento del 20%, Australia 18%, Estados Unidos 14% y Japón 11%. · Las emisiones de GEI del sector transporte crecieron en 20% y las del sector energía-industria en 10%. · Las emisiones de GEI del transporte aéreo internacional crecieron en alrededor del 48%. El incremento que como balance arroja esta información, se refleja también en las graficas que siguen:

Por último, la Región ha logrado avances importantes en materia de gobernabilidad democrática. De igual manera, ha surgido una gran cantidad de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y otras, lo que ha incrementado el interés de la sociedad civil en el desarrollo sostenible y la reforma del Estado y aún cuando queda mucho por avanzar, ha facilitado la inclusión de estos temas en la agenda gubernamental. . 3.2.- Las emisiones de GEI a nivel global.

.

Pese a los esfuerzos realizados a nivel internacional y al interior de muchos países, las emisiones globales de GEI siguen mostrando una sostenida tendencia a . aumentar. Algunos resultados, que a continuación se presentan, tomados a partir de la información ofrecida en junio de 2003 por el Secretariado de la Convención, -todos ellos para el período 1990-2000- (CMNUCC, 2003)18 , confirman lo anterior.

16 CELADE, Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, 2000; América Latina, Proyecciones de Población Urbano-rural, 1950-2025, Boletín Demográfico No. 63, Santiago, Chile. www.cepal.org. 17 CELADE, 2002; Estimaciones y proyecciones de población, 1950-2050, Santiago, Chile. 18 Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), 2003, Comunicaciones Nacionales de las Partes incluidas en el Anexo I. Compilación y Síntesis de la Primera Comunicación Nacional.

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social (CEPAL, 2001a).

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Como complemento, la gráfica que sigue muestra el comportamiento real de las emisiones de un importante grupo de países a nivel mundial, entre 1990 y 2001.

En términos porcentuales, América Latina tiene una baja contribución a la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, aunque su contribución anual se incrementa año tras año. Se ha estimado18 que las emisiones anuales de CO2 equivalente representaron alrededor del 12% para el año 2000, mientras que las emisiones acumuladas durante el período 1950-2000 fueron del orden de 12,45%, y las concentraciones para el mismo período alcanzaron un 12,51% del total mundial, mientras que los países del Anexo I contribuyeron con cerca del 50,83% y los países en desarrollo, sin incluir los de América Latina y el Caribe con el 35,46%. . La Región de América Latina y el Caribe produce el 4,3% de las emisiones globales totales de dióxido de carbono por procesos industriales, y el 48,3% de las emisiones causadas por cambio del uso de suelo. Las emisiones de metano derivadas de las

actividades humanas representan el 9,3% del total del mundo. La media de las emisiones del dióxido de carbono per capita en 1995 fue de 2,55 toneladas (debajo de las 11,9 toneladas calculadas para las economías de altos ingresos); 19,93 toneladas para Norteamérica; 7,93 para Europa y Asia Central; 7,35 para el Oeste de Asia y también por debajo del promedio mundial de 4 toneladas (CDIAC 1998; GEO ALC). Dentro de la Región de América Latina y el Caribe, Brasil es el principal emisor de óxido nitroso seguido de Argentina y Colombia. La mayoría de este deriva del uso de fertilizantes (casi el 80%) en los cultivos, seguido por el transporte (poco menos del 20%). Las gráficas que a continuación se presentan, muestran la participación relativa de la Región en las emisiones globales de dióxido de carbono, metano y óxidos nitrosos así como lo que estas representan en el total de las emisiones regionales de gases de efecto invernadero.

Fuente: CAIT1s

18

Climate Analysis Indicators Tools (CAIT) version 1.5 (Washington, DC : World Resource Institute, 2003 ) Available at :http://cait.wri.org

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3.3. La contribución de América Latina y el Caribe a las emisiones de GEI.

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Caribe y de los centroamericanos significativamente menores.

son

El recuadro que sigue, muestra el comportamiento de las emisiones per capitas (Ton CO 2/hab.), información que resulta un complemento necesario a lo expresado en el párrafo anterior. .

Fuente: Elaborado sobre la base de información proprocionada por el Sistema de Información Económica Energética (SIEE) de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y el Programa de las Naciones Unidas par el Desarrollo (PNUD), Informe sobre Desarrollo Humano, 2000, Nueva York, 2000.

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Las emisiones de GEI no son generadas en igual proporción por todos los países de la Región. En términos generales, poco más del 70% de las emisiones de GEI en América Latina y el Caribe proviene de 4 países (Brasil, México, Venezuela y Argentina). Considerando también las emisiones de Colombia y Perú, el porcentaje alcanza el 83% (WRI, 2003). Las emisiones de los países insulares del

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millones en 1994 originadas por combustibles fósiles y la quema de biomasa (COPPE, 2002).

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Las emisiones brutas de dióxido de carbono provenientes de la quema de biomasa, debido al cambio de uso del suelo y silvicultura, fueron equivalentes al 81% de las emisiones combinadas de los sectores de energía e industria en 1994 (no hay información disponible sobre la captura de dióxido de carbono en el sector de cambio de uso del suelo y silvicultura). Este promedio es muy superior al de América Latina y el Caribe que fue de un 28% (CMNUCC, 2002b). Entre 1990 y 1994, las emisiones de dióxido de carbono originadas por la quema de combustibles fósiles aumentaron a una tasa mayor que la oferta doméstica bruta total de energía, indicando un mayor uso de combustibles intensivos en carbono en el sistema energético brasileño. Esto ocurrió a expensas de las fuentes renovables de biomasa, cuya participación en la oferta doméstica bruta de energía disminuyó de un 24,8% a un 22,3% (COPPE, 2002).

A continuación se presenta la caracterización de las emisiones de algunos países seleccionados por su peso relativo en la contribución de la Región a las emisiones globales. Como fuentes fundamentales han sido utilizadas las comunicaciones nacionales de estos países. Argentina En Argentina, las emisiones netas de dióxido de carbono se estimaron en 66,7 millones de toneladas métricas en 1990 y 84,9 millones en 1994 (CMNUCC, 2002b). En ambos años, la combustión de energéticos fósiles representó aproximadamente un 89% de las emisiones totales, excluyendo el cambio en el uso del suelo y la silvicultura, sector que sirve como “sumidero” neto de carbono en Argentina. Las emisiones de metano se estimaron en 3,6 millones de toneladas métricas en 1990 y en 4,2 millones en 1994, generadas esencialmente por la crianza de ganado (74,5% y 68,4 %, respectivamente, para esos años). Brasil

.

De acuerdo con un inventario preliminar, Brasil tenía emisiones de dióxido de carbono de 107,3 millones de toneladas métricas en 1990 y 117,1

Las emisiones de metano en 1990 se estimaron en 10,1 millones de toneladas métricas, originándose básicamente por la fermentación entérica del ganado (90%) y en el tratamiento y disposición de desechos. México

.

México aparece en la Región como el principal emisor de dióxido de carbono, con emisiones netas de 444,5 millones de toneladas métricas en 1990 (INE/ SEMARNAP, 1997). En ese año la mayor fuente de emisiones fue el cambio en el uso de suelo y la silvicultura, con un 30,6 %; seguida de las industrias energética y de procesamiento, con un 24,4 %; el transporte, con un 21,3 %; y otras industrias (particularmente del cemento y la metalurgia), con un 14,6 %. La quema de combustibles fósiles dio origen a un 67 % de estas emisiones. Las emisiones de metano se estimaron en 3,6 millones de toneladas métricas para 1990, provenientes en la mayor parte de la fermentación entérica (48 %) y las emisiones fugitivas de combustibles (28,5 %). . La Segunda Comunicación Nacional de México ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático indica que las emisiones totales de dióxido de carbono crecieron en un 15% en el período 1990-1996, (INE/SEMARNAT, 2001).

Venezuela Según un inventario preliminar, Venezuela produjo 190,8 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono en 1990 (GEO ALC 2003). El sector energía (principalmente combustión de energéticos fósiles) originó un 56% de estas emisiones, y el cambio en el uso de suelo y silvicultura produjo el restante 44% (básicamente en la Amazonia venezolana, que se extiende en un 60% del territorio nacional). Las emisiones de metano se estimaron en 3,2 millones de toneladas métricas, originándose básicamente en los sectores de energía y agricultura (un 58 % y un 30 %, respectivamente)1 . El gas emitido en mayor cantidad en el año 1999, entre los distintos subsectores del sector energía, fue el dióxido de carbono. Las emisiones más significativas provienen de las industrias energéticas, principalmente derivadas del consumo de gas natural por la industria petrolera y las plantas termoeléctricas. En segundo lugar, están las emisiones derivadas del consumo de combustibles fósiles del sector transporte y a estas le siguen las emisiones por consumo de energía de la industria manufacturera y de la construcción. La industria petrolera es también una fuente importante de emisiones de metano, como resultado de la liberación o venteo de gas natural en los procesos de extracción, producción, transporte y almacenamiento de petróleo y gas.

nitrosos, que también se derivan de ellos. Existen impactos cruzados: por ejemplo, el uso de hidrocarburos puede generar emisiones fugitivas de metano. Por otro lado, el cambio en el uso de suelo derivado de las actividades humanas (una fuente fuertemente asociada al proceso de urbanización acelerada que vive la Región) genera también CO2, y los desechos producidos en las ciudades, también generan metano. Visto desde esta perspectiva, Brasil parece ser el principal emisor de CO2 por actividades relacionadas con los cambios en el uso del suelo, aunque sus emisiones derivadas de la generación de electricidad son de las menores de la Región debido a la importante participación de las plantas hidroeléctricas. Por su parte, México, país rico en hidrocarburos, y cuya infraestructura de generación depende en gran medida del uso de petróleo y gas natural, es el mayor emisor regional de CO 2 por quema de combustibles fósiles. La gráfica que continúa muestra, para un grupo seleccionado de países, las emisiones de CO 2 asociadas tanto a la combustión de hidrocarburos como las relativas al uso del suelo y al cambio del uso del suelo.

3.4 Principales fuentes de emisiones de GEI en la Región.

Si se considera el metano, destacan los países agropecuarios en los niveles de emisiones. Brasil, uno de los principales países ganaderos, tiene el más alto nivel de emisión de metano de la Región, derivado principalmente de la fermentación entérica y del estiércol, fuente que también coloca a Argentina y Colombia entre los cuatro mayores emisores. México, que es el segundo emisor de metano de la Región, divide sus emisiones de metano casi en partes iguales entre las actividades agropecuarias, las emisiones fugitivas derivadas del uso de los hidrocarburos, y las generadas por los desechos de sus grandes ciudades.

Una base energética apoyada en hidrocarburos será más intensa en emisiones de dióxido de carbono que otra apoyada en fuentes renovables (o en hidrocarburos más limpios, como el gas natural); mientras que una actividad agropecuaria extensiva puede resultar en una cantidad apreciable de emisiones de metano, y - en menor medida -de óxidos

Las tendencias presentadas por los inventarios existentes, sugieren que las emisiones resultantes de la producción industrial y de la generación de energía eléctrica representan más del 50%. En el Caribe, las emisiones son causadas principalmente por las refinerías de petróleo, pero también son significativas las que resultan de actividades mineras.

19

Fuente: Primera Comunicación Nacional de Venezuela a la CMNUCC

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Las emisiones de GEI para 1996 en equivalentes de CO 2 a 100 años fueron de 691,318 Gg 19 , considerando sólo al dióxido de carbono, al metano y al óxido nitroso. De lo anterior, 514,048 Gg (75%) corresponden a CO2; 162,848 Gg (23%) a metano y 14,422 Gg (2%) a óxido nitroso (INE / SEMARNAT, 2000). .

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Es importante considerar el potencial de calentamiento de cada uno de los GEI, por el impacto del efecto térmico que genera. Así, si bien las emisiones de dióxido de carbono son las más abundantes, si se multiplica a los GEI emitidos por su factor de calentamiento, aparecen patrones totalmente diferentes. Siguiendo este razonamiento, para los tres GEI más abundantes (el CO2, el CH4, y el N2O) y tomando un horizonte de 100 años, el efecto invernadero generado se dividiría casi en partes iguales entre el CO2 y el CH4, con una participación en tercer lugar de los óxidos nitrosos. De allí que una descripción tanto de las fuentes como de las políticas de mitigación deba considerar tanto los gases emitidos (volúmenes de emisión) como sus efectos (potencial de calentamiento) para precisar prioridades. De acuerdo al Instituto de Recursos del Mundo (WRI,2003), el país de la Región con mayores emisiones de dióxido de carbono equivalente en el año 2000 fue Brasil, principalmente por el cambio de

uso del suelo. El segundo país emisor fue México, seguido por Venezuela y Argentina. En los casos de México y Argentina, las emisiones de GEI por consumo de combustibles fósiles representaron la principal fuente de emisión. Con respecto a las emisiones de metano de 1994, las derivadas de la fermentación entérica fueron importantes en países con actividades agropecuarias fuertes como Brasil y Argentina, y en menor medida en México, Colombia y Venezuela. Se observa que las emisiones fugitivas de las actividades petroleras son relevantes en países productores, como México y Venezuela. Finalmente las gráficas que siguen muestran a los países de la Región con mayores niveles de emisión, diferenciadas por fuentes, en tres de los más importantes gases de efecto invernadero, a saber, dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.

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CAPÍTULO IV Impactos y Vulnerabilidad al Cambio Climático en la Región

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CAPITULO IV. Impactos y Vulnerabilidad al Cambio Climático en la Región. Este capítulo presenta los elementos esenciales que determinan la vulnerabilidad de América Latina y el Caribe al cambio climático y refiere los principales impactos que ha sufrido y se estima pueda sufrir como consecuencia de la manifestación de este fenómeno. Para tener una visión más completa de los efectos del cambio climático, es preciso examinar el impacto de éste sobre los sistemas humanos y la adaptación que ellos puedan lograr. En este sentido, se presentan aquí evidencias que permiten delinear los niveles de vulnerabilidad y las exigencias de adaptación que la Región enfrenta, incluyendo los impactos que ya está sufriendo. No obstante, la referencia al tema adaptación será sólo la obligada en momentos específicos, dado que el mismo será abordado de forma diferenciada y con mucha más profundidad en el Capitulo VI de este trabajo. 4.1. Los impactos en la Región. La Región está expuesta a una variedad de riesgos del clima y de acontecimientos extremos, tales como sequías e inundaciones, por sólo mencionar algunos. Fenómenos climáticos extremos ocurridos en la pasada década y en los primeros años de este siglo parecen indicar un aumento en la intensidad y frecuencia de estos eventos. En el año 1994 el huracán Mitch causó miles de muertes y desaparecidos. Casi 1,2 millones de personas fueron afectadas directamente por este fenómeno (CEPAL-IADB, 2000)20. Estimaciones conservadoras ubican el costo regional de daños de Mitch aproximadamente en USD 8,5 mil millones, lo cual es más alto que el producto bruto doméstico anual combinado de Honduras y de Nicaragua, los dos países más golpeados por Match, lo que llevó al estancamiento del desarrollo de estos países por más de una década21 . En 1998 el huracán George afecto gravemente a la República Dominicana (septiembre de 1998),

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causando cerca de 235 muertos y casi 300,000 personas afectadas directamente (CEPAL-IADB, 2000). Las fallas en la adaptación y la vulnerabilidad aumentaron debido a la pobreza, a la degradación de los recursos naturales, a la carencia de planeación del uso de suelo y por la falta de preparación de un plan importante para contrarrestar los daños causados por los desastres relacionados con el clima. En el año 2004 el huracán Charley dejó graves daños, estimados oficialmente en más de 18,500 millones de dólares, lo que incluyó más de 73,500 viviendas y miles de hectáreas agrícolas afectadas. En el año 2004 el huracán Iván22 golpeó a su paso a Barbados, Trinidad y Tobago, San Vicente y las Granadinas, Granada, Jamaica, Cuba y los Estados Unidos y provocó más de 100 muertos y unos 15,000 hogares destruidos. Mucho más reciente, son los estragos causados por Katrina y Stan. El huracán Katrina azotó el sur y el centro de los Estados Unidos en agosto de 2005, produciendo grandes destrozos en La Florida, Bahamas, Luisiana y Misisipi, incluyendo cuantiosos daños materiales y graves inundaciones.. Por los daños producidos, se convirtió en uno de los huracanes más devastadores en Estados Unidos en la historia reciente, y quizás sea el mayor desastre natural en la historia de ese país. El Huracán Stan azotó en octubre de 2005, a varios países centroamericanos - en particular a Guatemala y el Salvador Este Huracán causo al menos 1,620 muertes, un número similar al producido por el Huracán Katrina, y hay aun muchos más desaparecidos Lo cierto es que va teniendo lugar un efecto acumulativo, donde nuevos fenómenos impactan sobre áreas que aún no han logrado una debida recuperación. Una idea del daño potencial que pueden causar los fenómenos climáticos, se puede obtener al analizar el impacto del fenómeno de El Niño. El evento El Niño que tuvo lugar entre 1982 y 1983 fue devastador. En esa ocasión, causó una pérdida del 12% en el PIB peruano, así como una pérdida del 8,5% en la producción agrícola y de 40% en la producción

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Janet N. Abramovitz ¨Averting Unnatural Disasters”, in “ State of the World”, Chap 7, pp. 123’142, 2001, Worldwatch Institute, Linda Atarke, editor, Norton and Co. New York, 2001. 22 22 httpÑ//ews.wikipedia.org/wiki/Hurac%C3%Aln_Iv%C3%AlnEl 21

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pesquera de la Región. (CEPAL, 2000). En el siguiente evento El Niño, entre 1997–1998, hubo inundaciones catastróficas y severas sequías con daños económicos significativos en el noreste y sur del Brasil, así como en la costa del Pacífico en Ecuador, Perú y Chile. En Paraguay, Uruguay y Argentina hubo precipitaciones que en algunos lugares llegaron a estar 16 a 17 veces por sobre las normales. Los incendios forestales ocurridos en México, Centro América, Venezuela, Bolivia, Paraguay y Brasil, posiblemente también estuvieron asociados a dicho fenómeno. En la región andina en su conjunto, los daños por el fenómeno El Niño entre 1997 y 1998 alcanzaron la cifra de 7,545 millones de dólares, es decir, el 95% del PIB de Bolivia en 1997, o el 32% de las exportaciones de Venezuela. En cuanto a pérdidas, el país más afectado de la región andina fue Ecuador, que sufrió pérdidas equivalentes al 14% de su PIB. La suma total de pérdidas en la Región de América Latina y el Caribe fue equivalente a 15,480 millones de dólares23. En el cono sur también se esperan impactos significativos por los cambios en los patrones de

23

23 PNUMA, GEO Andino, 2002: PNUMA, GEO América Latina y el Caribe, 2003.

precipitación. Existen en la actualidad indicaciones de algunos de los posibles impactos que estos cambios están generando. En Argentina, por ejemplo, se observan cambios en los niveles de la ribera en Buenos Aires. La gráfica que sigue muestra las variaciones en las precipitaciones anuales asociadas a esta ciudad. . Las investigaciones realizadas en Argentina muestran que la respuesta hidrológica ha repercutido en cambios de temperatura, lo cual da como resultado que esta última aumente en general, siendo más intenso este efecto en la parte sur del Continente, mientras que en las zonas subtropicales la consecuencia es mínima. También se producen cambios en las precipitaciones, que resultan más frecuentes e intensas - más de 100 mm en un corto periodo de tiempo - viéndose ello reflejado en el corrimiento hacia el oeste de las líneas de niveles de precipitación de las isoyetas, como se muestra a continuación.

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y en su término (la elevación hasta la cual hay que ascender para encontrar el borde del glaciar) de acuerdo a los cambios climáticos. Tal como se puede observar con el área cubierta por la zona más alta del Nevado Santa Isabel, a medida que aumenta la temperatura, el área disminuye. Las gráficas que a continuación se presentan, ilustran diversos efectos en las zonas glaciares.

Se observan también aumentos en el nivel del mar. Se han estimado incrementos de 17 cm promedio del nivel del mar en el puerto de Buenos Aires. Las afectaciones en la presión y el campo de los vientos ha dado como resultado el aumento de las fuentes de viento del sudeste. Los impactos antes mencionados tienen como consecuencia que las nuevas condiciones estén más frecuentemente fuera del rango de tolerancia del sistema económico-social. Así, en Argentina, la frontera agropecuaria se ha ido desplazando hacia el oeste, se ha incrementado la productividad en la pampa húmeda y hay una mayor energía hidráulica en el litoral. Si bien es cierto que estas consecuencias son de provecho para el ser humano, también existen otras perjudiciales, como ocurre con el desplazamiento de vectores de enfermedades tropicales, inundaciones más frecuentes, menos energía y agua en el Comahue, además de cambios importantes en el espesor de los glaciares de la Patagonia. Fenómenos glaciares similares se pueden encontrar también en la subregión Andina. Éstos no sólo permiten monitorear la evolución del cambio climático a través del tiempo -al conservar en sus capas registros climáticos de épocas pasadas- sino que también manifiestan ellos mismos cambios en su área

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La vegetación es vulnerable al cambio climático y es el componente más importante de los ecosistemas, ya que determina, en buena medida, la diversidad y composición de la fauna que los integra. La distribución geográfica nacional de los tipos de vegetación podría variar en latitud y altitud, en respuesta al cambio del patrón de clima y al ritmo en que se presente. Las coberturas vegetales son más vulnerables si éste cambio se presenta en forma rápida.

Las temperaturas inusualmente calientes y la humedad alta parecen estar afectando a los ecosistemas boscosos. En Belice, entre 1999 y 2000, se destruyeron más del 75% de los bosques nacionales de pino por una plaga de escarabajo de corteza del pino, al parecer derivada de un entorno climático más favorable a la plaga. Esto también afectó la biodiversidad de la zona. Las prácticas administrativas apropiadas y eficaces están llegando

El cuadro que más adelante se muestra, resume los posibles impactos del cambio climático sobre la Región en materia de aumento de las precipitaciones, las temperaturas, y el nivel del mar. Un gráfico particular sobre el aumento de las temperaturas aparece también. En algunos casos, la relación es más directa, como en la erosión de las costas, la inundación de tierras bajas y el aumento del nivel del mar. En otros casos algunos impactos pueden inducir

o potenciar a otros, como es el caso del impacto sobre la calidad y disponibilidad del agua y las enfermedades infecciosas y otros problemas de salud, que se ven reforzados por ella. Generalmente, el impacto económico inmediato es evidente, sobre todo si se consideran los efectos sobre la infraestructura de caminos, la infraestructura hidráulica, la energía, y otros, o sobre la producción agrícola, pecuaria, forestal y actividades como el turismo. También pudiera haber efectos relacionados con la salud humana, con la biodiversidad, la silvicultura y la sanidad vegetal.

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a ser aún más importantes, especialmente con los incidentes de incendios de bosques, los cuales han aparecido a lo largo de Centroamérica cada año.

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El cambio climático afecta a los países de la Región de manera variada. En América Latina y el Caribe, el impacto se refiere más a cambios en el régimen de precipitación que de niveles de temperaturas, con la posible excepción de los extremos de latitud y altitud de la Región. En la región andina, por ejemplo, se observan en la actualidad cambios y retrocesos en los glaciares, mientras que en Argentina se pueden apreciar cambios importantes en los patrones de lluvias. En el Caribe, el impacto se expresa de manera primordial en los cambios en la frecuencia e intensidad de los huracanes que azotan la zona. Como ya se ha expuesto, la tendencia global al cambio climático, se confirma por múltiples observaciones. Algunas de ellas, de claro impacto en la Región, son las siguientes24: . · Se han modificado los patrones de precipitación en el hemisferio norte. En latitudes septentrionales es donde se han dado las mayores precipitaciones, incluyendo aguaceros frecuentes, mientras las menores precipitaciones se producen en las áreas subtropicales. . · Los niveles del mar han aumentado de 10 a 20 cm debido a que las áreas cubiertas de hielo y nieve han

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Fuente: Unidad de Cambio Climático de Argentina.

disminuido en todo el mundo. . · En el siglo XX, la temperatura de la superficie global aumentó cerca de 0,6oC. La década de los noventa fue la más calurosa, y desde 1861 no se habían registrado temperaturas tan altas como en 1998. · En los últimos mil años el hemisferio septentrional no había tenido temperaturas tan altas como en la última década. Los dos gráficos que siguen, confirman estas tendencias. A nivel regional, los impactos podrían ser más significativos. Si se toma el cambio en la frecuencia e intensidad del fenómeno El Niño como un indicador de un posible impacto regional del cambio climático, se verá que los cambios están interrelacionados y pueden impactar múltiples subregiones. En Centroamérica, se observarían excesos de lluvias en las costas del Caribe, mientras que en las del Pacífico habría sequías. En las costas de Ecuador y del norte peruano, aumentarían las lluvias, al igual que en las zonas central y sur de Chile, mientras que en las cumbres y zonas andinas de Ecuador, Perú y Bolivia habría sequías, acompañadas de un retroceso glaciar

importante en esos tres países, con los consiguientes cambios en la disponibilidad de agua y la biodiversidad local. En Colombia, Venezuela y las Guyanas se reducirían las precipitaciones, que llegarían a constituirse en una sequía en el noreste brasileño, mientras que al sureste de ese mismo país

EL Fenómeno del Niño El término «El Niño» era originalmente aplicado a una corriente caliente débil que recorre parte del sur que va desde la costa de Perú hacia las Islas Navidad. Se sabe también que el calentamiento costero localizado es asociado en muchas más ocasiones con el extenso e inusual calentamiento del océano.

aumentarían las temperaturas, y al sur, las lluvias. En Argentina, Paraguay y Uruguay aumentarían las lluvias y las temperaturas al sur de Brasil. Más información sobre el fenómeno El Niño, aparecen en el recuadro y la gráfica que siguen.

Los cambios presentados alteran los patrones de calentamiento de la atmósfera así como la dirección de los vientos, incluyendo las corrientes medias de vapor y las tormentas. Esto tiene efectos sobre los patrones del clima e impacta social y económicamente a la población mundial.

El Niño es un fenómeno natural que ha ocurrido desde hace miles de años. La relación con el cambio de los patrones actuales de ocurrencia de dicho fenómeno con el cambio climático es aún incierto. Las condiciones oceánicas y atmosféricas en el Pacífico tienden a fluctuar entre El Niño (calentamiento) y una baja temporal de la temperatura del Pacífico tropical, llamada La Niña. Mientras que las fluctuaciones son irregulares, éstas tienden a presentarse cada tres a seis años, con una fase más intensa de cada acontecimiento que dura alrededor de un año. El calentamiento climático, sin embargo, podría estar contribuyendo a elevar su frecuencia e intensidad. Este fenómeno es el resultado de las interacciones internas al Océano Pacífico tropical y la atmósfera sobrepuesta. Las temperaturas inusualmente calientes en el Pacífico ecuatorial reducen la diferencia, normalmente grande, de la temperatura superficial del mar entre los lados oriental y occidental del Pacífico tropical, afectando el patrón de vientos. Simultáneamente, las aguas más calientes se mueven hacia el este a lo largo del Ecuador, mientras que los vientos debilitados reducen la capacidad de absorción del agua fría en el Pacífico ecuatorial, por lo que se consolida la anomalía del incremento de la temperatura.

Fuente: Hay et al, Neil 2003.

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Las interrelaciones entre sistemas climáticos que a primera vista no están vinculados entre sí, suelen ser más frecuentes de lo que parecen. Por ejemplo, cuando ocurre el fenómeno El Niño, este puede afectar tanto una zona semidesértica – por ejemplo la vinculada a las zonas costeras del Perú y Chile – como a los glaciares de Ecuador, Perú o Colombia. Tal como muestra la última gráfica presentada, cuando

suben las temperaturas debido a El Niño, el tamaño de los glaciares en Ecuador se reduce; cuando se incrementa debido a las corrientes frías derivadas de su variante fría –denominada La Niña- se amplía. La gráfica que a continuación se presenta refiere otros impactos del fenómeno El Niño.

El tema de los recursos hídricos es particularmente relevante. Regularmente, la economía de cada país está condicionada por las características hidrológicas de las regiones donde se establecen las poblaciones y los procesos productivos y, dado que el régimen hidrológico representa una respuesta a la interacción del medio geográfico con la atmósfera y los procesos que en ella ocurren, es evidente que los cambios climáticos alteran el régimen de escorrentía y afectan la estructura socioeconómica en cada territorio. Por ello, la vulnerabilidad del recurso hídrico se aborda desde dos aspectos: en primer lugar, relacionado con la capacidad de los sistemas hídricos para conservar y mantener su régimen hidrológico ante las posibles alteraciones climáticas; y en segundo lugar, la vulnerabilidad de quienes usan el recurso, ante la amenaza de cambios sustanciales en la oferta y consecuente disponibilidad de agua para su consumo. La evaluación de este segundo aspecto se realiza a través de las funciones de producción de cada uno de los sectores que lo usan, incluyendo factores tales como la tecnología, la inversión de capital, la construcción de capacidades e influencia de otros insumos. Adicionalmente, los análisis de relaciones costo-beneficio permiten estructurar los indicadores de vulnerabilidad de cada sector. 4.2 Vulnerabilidad en el Caribe. Para los Pequeños Estados Insulares del Caribe, la vulnerabilidad se ve acentuada por su particular condición. Como ha sido reconocido a partir de la Cumbre de Río de Janeiro y en numerosos foros internacionales, los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo comparten numerosos retos que los hacen particularmente vulnerables, entre los que cabe resaltar su alta dependencia de una estrecha base de recursos, estar fuertemente sujetos a las fluctuaciones del comercio internacional, la particular sensibilidad a los desastres naturales, la escasez de recursos de tierra, y la limitada disponibilidad de recursos humanos. Todo ello, entre otras circunstancias, convierte al cambio climático en un reto de particular magnitud para estos países.

Los estudios de vulnerabilidad indican que el incremento de medio metro en el nivel del mar inundaría más del 50% de las playas en el Caribe entre los próximos 50 a 100 años. Esto causará una erosión severa, la cual podría producir tormentas con oleadas más altas, aumentar el potencial de inundación en las comunidades costeras, e incrementar la intrusión salina en acuíferos de agua dulce, y la salinidad de campos agrícolas aledaños a las zonas costeras. Mientras que las defensas costeras son una opción de adaptación, las comunidades pueden ser forzadas a retirarse tierra adentro, aumentando la tensión en tierra ya limitada, cambiando el uso del suelo, creando tensiones adicionales en la fauna y la flora nativas y afectando la biodiversidad. El previsible incremento del nivel del mar, también provocaría significativos impactos sobre el turismo, cuyas principales estructuras están establecidas fundamentalmente en zonas costeras y cayerías de las islas del Caribe, en las que esta esfera constituye un elemento básico de su sustento económico y perspectivas de desarrollo. Los cambios en el ciclo de lluvias y el aumento en las temperaturas afectarían negativamente a la agricultura. Incrementos entre 10% a 20% de la precipitación y de solo uno o dos grados en la temperatura, reducirían la producción de habas, maíz y arroz en cerca del 10%. Prácticas agrícolas más sofisticadas tendrían que ser introducidas incluyendo nuevos esquemas de irrigación que agregarían tensiones adicionales en el abastecimiento de agua, ya de por sí escaso. Nuevos cultivos resistentes a las condiciones adversas tendrian que ser desarrollados e introducidos a la Región. Si el mar se mantiene caliente por largos periodos, el coral eventualmente muere. Esto afectaría el hábitat natural de las zonas pesqueras de la Región y podría dar lugar a la emigración de algunas especies, y a la introducción de otras nuevas. De hecho, durante la década de los 90, la región caribeña experimentó dos episodios de blanqueamiento de coral importantes. Éstos fueron producidos por temperaturas inusualmente altas del mar. La repetición de fenómenos de esa naturaleza afectaría la industria del turismo, principal fuente de ingresos para muchos Estados caribeños. El nivel del mar y las altas temperaturas también perjudicarían los bosques y los

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Estos efectos se suman a otros que tendrán impactos sobre diversas actividades, tales como la agricultura, la generación y uso de la energía eléctrica, la ganadería, la pesca, la acuicultura, el turismo, el uso de recursos hídricos y el transporte.

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lechos de hierba marina, donde muchas de las especies depositan sus huevos para incubarlos. Esto generaría presión en las industrias pesqueras, afectando el suministro de alimentos y la economía de algunas comunidades. Además de la agricultura, los cambios en el ciclo del agua afectarían las fuentes de agua potable y la generación de energía hidroeléctrica, y exacerbarían la erosión de laderas. Algunas opciones para responder a estos cambios incluyen el desarrollo de los sistemas nacionales de administración del agua con enfoques integrados, la valoración de los recursos acuíferos nacionales y la promoción del uso eficiente y racional del agua. 4.3 El Impacto en los sistemas humanos Los riesgos mencionados se superponen a las tensiones ambientales adicionales causadas por los cambios en las condiciones socioeconómicas. Como en muchos otros países en vías de desarrollo, los sistemas humanos en la Región son altamente sensibles a los cambios en abastecimiento y demanda de agua, la utilización del suelo, las prácticas del uso de suelo y los cambios demográficos. Grupos de países, como es el caso de los Estados insulares, reflejan de modo muy particular estos problemas. Desde la perspectiva del desarrollo sostenible, las dimensiones socioeconómicas del cambio climático son probablemente tan importantes como los factores climáticos biofísicos. Sin embargo, los análisis sobre la vulnerabilidad y los gravámenes de la adaptación, en las comunicaciones nacionales iniciales, se han centrado sobre todo en los impactos biofísicos 25.

Hoy existe un reconocimiento cada vez mayor entre los países, acerca de la necesidad de una aproximación diferente y nuevos enfoques a los temas de adaptación, a fin de integrar los aspectos de cambio climático en el desarrollo nacional26 con lo cual podrán reducirse los niveles actuales de vulnerabilidad. Al respecto se requiere el examen de las políticas y medidas relevantes y de los vínculos entre la vulnerabilidad climática, las condiciones socioeconómicas y las tendencias requeridas para un desarrollo sostenible, al momento de generar la nueva serie de evaluaciones de vulnerabilidad y adaptación, de cara a las próximas comunicaciones nacionales. Dado este nuevo enfoque, los sistemas humanos han sido elegidos como el tema central para la evaluación de la vulnerabilidad y de la adaptación. Éstos se refieren a cualquier sistema natural en el cual la sociedad humana desempeñe un papel importante, según lo aplicado en el Tercer Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)27. El patrón de asentamiento que expresa el uso social del espacio y, la forma de apropiación y empleo de los recursos naturales, puede favorecer el aumento de la vulnerabilidad de la población expuesta a fenómenos naturales, como es el caso del aumento del nivel del mar, que acentúa el problema de esta población, ya que por lo general presenta altos índices de pobreza y una densidad poblacional y tasas de crecimiento por encima de los parámetros nacionales. En este sentido la población, por su dinámica y

El Análisis del Impacto en la Vivienda En el caso de los daños físicos y funcionales de las viviendas por el ascenso del nivel del mar, éstos se relacionan con el probable deterioro del material y con la interrupción de su función habitacional a corto, mediano y largo plazo, teniendo en cuenta que el fenómeno amenazante es una acumulación muy lenta de agua y que los posibles efectos de la dinámica litoral serán graduales. La vulnerabilidad funcional y estructural de las viviendas podría tomarse en consideración para realizar un estudio en zonas críticas. La dinámica sociodemográfica y socioeconómica dentro del contexto regional refleja grandes contrastes. Por una parte, se observan asentamientos urbanos, con una fuerte actividad agroindustrial, turística y comercial, receptores de población, no sólo por la actividad económica que desarrollan, sino por ser sitios de refugio de la población desplazada por la situación económica actual en nuestra Región. Por otra parte, se encuentran asentamientos urbanos y rurales con un relativo estancamiento o con tendencia al empobrecimiento, que los ha llevado a expulsar población y, otros en los que, aunque su actividad productiva aporta al crecimiento económico, socialmente se encuentran marginados del proceso de desarrollo de la Región.

25 United Nations Framework Convention on Climate Change, Preliminary Report of the Consultive Group of Experts on National Communications froms Parties not included in Annex I to the Convention (FCCC-SBI-2002-8) (July 2001) 26 Intergovernmental Panel on Climate Change, Climate Change 2001, Impacts, Adaptation, and Vulnerability (2001). 27 Agricultura, política, tecnología, economía, son ejemplos de sistemas interrelacionados de la sociedad. Intergovernmental Panel on Climate Change, Climate Change 2001, Impacts, Adaptation and Vulnerability (2001).

Los gráficos que siguen correlacionan los efectos de salud con el cambio climático.

4.4. Algunas consideraciones finales. En la Región de América Latina y el Caribe, los países posiblemente más vulnerables a los fenómenos hidrometeorológicos son aquellos que tienen costas en la cuenca del Caribe. Otras regiones particularmente vulnerables se encuentran en Sudamérica, en el noreste brasileño, en las desérticas costas peruanas y chilenas, en las zonas áridas de Argentina y en la subregión Andina. En la subregión Andina, tal como ya se señaló, el fenómeno El Niño tiende a aumentar las precipitaciones y ocasionar severas sequías. La dependencia de varios países de esa subregión de las actividades agrícolas y de la energía hidráulica, hace que estas variaciones puedan causar serias afectaciones, en particular, debido a las sequías, aunque también como consecuencia de las inundaciones derivadas de los aumentos en las precipitaciones. El impacto se extiende también a la posibilidad de enfermedades infecciosas derivadas de la variabilidad en la disponibilidad del agua en la Región. En la subregión del Caribe, existe una alta vulnerabilidad debido a sus sistemas ecológicos y socioeconómicos y a la magnitud de la alteración que los fenómenos climáticos pueden provocar. Las islas del Caribe son altamente dependientes de las actividades del turismo y de la agricultura, muy sensibles al cambio climático. En años recientes, la tala de árboles tropicales ha estimulado el interés y la discusión tanto por la magnitud del problema en la Región como por los impactos que los cambios tienen en el uso del suelo, en la diversidad biológica y en la estabilidad del clima. La cobertura boscosa del Caribe, como subregión, continúa declinando. Los recursos naturales de gran importancia económica y social aumentarían su vulnerabilidad debido al impacto de acontecimientos meteorológicos extremos, especialmente el aumento del nivel del mar. Los recursos bióticos marinos podrían también ser afectados, y esto representará una disminución considerable del suministro de alimentos para la población. Este hecho sería mucho más severo en una situación en la que se reduce la producción agrícola debido a alteraciones en los regímenes de precipitaciones y a otras condiciones climáticas adversas. La infraestructura aumentaría su

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capacidad de adaptación, puede acentuar o disminuir su vulnerabilidad a los efectos del ascenso del nivel del mar por el cambio climático. Si la probabilidad de ocurrencia de la amenaza por inundaciones está determinada por una magnitud de entre 80 cm y 1 m en 100 años, el nivel de daño físico de las personas muertes y heridos- en cualquier categoría de amenaza es de cero, por lo cual su vulnerabilidad es nula. Sin embargo, la vulnerabilidad de las personas a la inundación por el ascenso del nivel del mar podría ser significativa en su aspecto funcional y social.

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vulnerabilidad como resultado del aumento del nivel del mar. Por lo tanto, una mayor cantidad de habitantes estaría en peligro de inundaciones por la trasgresión del mar, lo que, al mismo tiempo, podría estimular el éxodo de sus habitantes hacia áreas con mejores condiciones de vida. Este proceso migratorio podría aumentar la vulnerabilidad de las regiones receptoras, haciendo los impactos más notables. Esta es una dirección que requiere también de acciones tempranas de adaptación al cambio climático. El Caribe es conocido por su vulnerabilidad a las tormentas tropicales y a los huracanes. Si bien es imposible indicar con certeza qué efecto tendrá el cambio climático sobre la fuerza y la frecuencia de los huracanes en el futuro, es hoy aceptado que el ciclo hidrológico será más vigoroso. Esto significa que la

precipitación será más pesada dando por resultado mayores inundaciones y sequías más severas y frecuentes. Las tarifas de las compañías de seguros se están incrementando sustancialmente debido a fuerzas externas a la Región. Algunos tipos de seguros son ya inasequibles y las altas tarifas pueden empujarlos fuera del alcance de la mayoría de la población. La Región todavía está intentando conducir de forma objetiva las valoraciones sobre la vulnerabilidad de sus recursos, aprendiendo las técnicas disponibles y animando el desarrollo de esquemas más apropiados. Una vez que se emprendan valoraciones satisfactorias, pueden ser ideadas medidas eficaces de adaptación y desarrollados y puestos en ejecución los proyectos correspondientes.

CAPÍTULO V Tendencias y Retos El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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CAPITULO IV. Tendencias y Retos

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5.1. Tendencias y retos a nivel global

.

Las tendencias del cambio climático a nivel global presentan un escenario complejo, en cuya delimitación – si bien aún sesgada por múltiples incertidumbres – juega un relevante papel el Tercer Informe de Evaluación del IPCC, mismo que: · Proporciona nuevas proyecciones sobre las concentraciones futuras de gases de efecto invernadero en la atmósfera, las pautas regionales y mundiales de cambios y la velocidad de los cambios en las temperaturas, las precipitaciones, el nivel del mar y los fenómenos climáticos extremos. También examina la posibilidad de cambios repentinos e irreversibles en la circulación de los océanos y en las principales capas de hielo. . · Suministra una evaluación de los impactos biofísicos y socioeconómicos del cambio climático, en lo que se refiere a los riesgos a sistemas únicos y amenazados, los riesgos asociados con fenómenos meteorológicos extremos, la distribución de los impactos, los impactos agregados y los riesgos de fenómenos a gran escala y de grandes impactos. · Evalúa la información disponible sobre el tiempo, las oportunidades, los costos, beneficios e impactos de varias opciones de mitigación y adaptación y sugiere importantes oportunidades para la reducción de los costos de la mitigación. . El Iinforme reconoce que existen pruebas nuevas y más convincentes de que la mayor parte del calentamiento observado durante los últimos 50 años se puede atribuir a actividades humanas, en tanto los estudios de detección y atribución han encontrado sistemáticamente pruebas de señales antropogénicas en los registros climáticos de los últimos 35 a 50 años. Los cambios en el nivel del mar, las zonas cubiertas por las nieves, la extensión de las capas de hielo y la precipitación guardan relación con un clima cada vez más caliente cerca de la superficie terrestre. Entre los ejemplos de este fenómeno se incluyen un ciclo hidrológico más activo, con precipitaciones más intensas y con distintas pautas, la retirada generalizada

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de glaciares no polares, el ascenso del nivel del mar, un aumento de la temperatura marina y una disminución de las superficies nevadas y de las capas de hielo marino, tanto en su extensión como en su . espesor. Los cambios observados en los climas regionales han afectado a muchos sistemas biológicos y físicos, y existen indicios preliminares que sugieren que los sistemas sociales y económicos también se han visto afectados. Los recientes cambios regionales en el clima, sobre todo los aumentos de temperatura, han afectado ya a los sistemas hidrológicos, así como a los ecosistemas terrestre y marítimo en muchas partes del mundo. . Como consecuencia lógica y muestra de vulnerabilidad, se incrementan los costos socioeconómicos relacionados con los daños ocasionados por fenómenos meteorológicos y variaciones regionales del clima, como claramente prueban los fenómenos climáticos del pasado año 2005. . Para los seis escenarios ilustrativos de emisiones del Informe Especial sobre Escenarios de Emisiones (IEEE) la concentración proyectada de CO2 en el año 2100 oscila entre 540 y 970 ppm, lo cual supone un aumento notable. . Las diferentes hipótesis socioeconómicas (demográficas, sociales, económicas y tecnológicas) muestran como resultado niveles diferentes de gases de efecto invernadero y aerosoles en el futuro. Una mayor incertidumbre, sobre todo respecto a la persistencia de los procesos actuales de eliminación (los sumideros de carbono) y la magnitud del impacto de la respuesta climática en la biosfera terrestre, produce una variación de –10 a ± 30 por ciento en la concentración estimada en cada escenario para el año 2010. Por lo tanto, la gama total sería de 490 a 1.260 ppm, lo que representa de un 75 a un 350 por ciento por encima de la concentración del año 1750 (época preindustrial). . Bajo estas mismas proyecciones el aumento de la temperatura media de la superficie de la tierra sería de

Estos aumentos de temperatura proyectados son mayores que los estimados en el Segundo Informe de Evaluación, que estaban comprendidos entre 1,0 y 3,5ºC.

Otras proyecciones indican que los glaciares y las capas de hielo continuarán su retirada generalizada durante el siglo XXI y que el nivel medio mundial del mar se elevará en un 0,09–0,88 m entre los años 1990 y el 2100 para la gama completa de escenarios del IEEE, pero con importantes variaciones regionales.

La magnitud y significación de los datos apuntados y otros muchos que aparecen en las tendencias y proyecciones para el presente Siglo XXI, no dejan lugar a dudas sobre las consecuencias ambientales y socioeconómicas que habrán de derivarse del cambio climático. La tabla que a continuación se presenta, muestra un conjunto de los impactos proyectados que aquí han sido referidos.

Cuadro RRP-1 Cambios en la atmósfera ,clima y sistema biológico terrestre durante el siglo XX.ª Indicador

Cambios Observados

Indicadores de concentración Concentración atmosférica de CO2

288 ppm durante el periodo 1000-1750 368 ppm en el año 2000 (31-4 por ciento de aumento).

Intercambio de la biósfera terrestre de CO 2

Fuente acumulada de unas 30 Gt C entre los años 1800 y 2000, pero sumidero neto de unos 14 -7 Gt C durante el decenio de 1990.

Concentración atmosférica de CH4

700 ppb durante el período 1000-1750 a 1.750 ppb en el año 2000 (aumento del 151-25 por ciento).

Concentración atmosférica de N2O

270 ppb durante el período 1000-1750 a 316 ppb en el año 2000 (aumento del 17-5 por ciento).

Concentración troposférica de O3

Aumento del 35-15 por ciento entre los años 1750-2000, con variaciones según las regiones.

Concentración estratosférica del O 3

Una disminución en los años 1970-2000, con variaciones según la altitud y latitud.

Concentraciones atmosféricas de HFC, PPC y SF6

Aumento en todo el mundo durante los últimos 50 años.

Indicadores meterológicos Indicadores meteerológicos Temperatura media mundial de la superficie

Aumento en el 0,6-0,2ºC en el siglo XX;la superficie de la Tierra se ha calentado más que los océanos (muy probable).

Temperatura en la superficie del hemisferio Norte

Aumento durante el siglo XX más que en otros siglo de los últimos 1,000 años, el decenio de 1990 ha sido el más cálido del milenio (probable).

Temperatura diurna de la superficie

Disminución en el período 1950-2000 en las zonas terrestres; las temperaturas mínimas nocturnas han aumentado el doble de las temperaturas máximas díurnas (probable).

Días calurosos/índice de calor

Aumento (probable).

Días de frío/heladas

Disminución en casi todas las zonas terrestres durante el siglo XX (muy probable).

Precipitaciones continentales

Aumentó en un 5-10 por ciento en el siglo XX en el Hemisfério Norte (muy probable), aunque han disminuído en algunas regiones (como en Africa del Norte y occidental y partes del Mediterráneo).

Precipitaciones fuerte

Aumento en latitudes medias y altas en el Norte (probable).

Frecuencia e intencidad de las sequías

Aumento del clíma seco estival y las consiguientes sequías en algunas zonas (probable). En algunas regiones, como en partes de Asia y Äfrica, parece haberse acentuado la frecuencia e intensidad de las sequías en los últimos decenios.

Fuente: IPCC. Cambio Climático 2001, Informe de Síntesis. Resumen para Responsables de Políticas.

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El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

1,4–5,8 ºC en el período 1990–2100, cantidad entre 2 y 10 veces superior al valor central del calentamiento observado durante el siglo XX28 . .

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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Cuadro RRP-2

Ejemplos de fenómenos de variabilidad climática y episodio climáticos extremos y ejemplos de sus impactos (Cuadro RRP-1 del TIE GTII).

Cambios proyectados durante el siglo XXI en fenómenos climáticos extremos y su probabilidad Temperaturas máximas más altas, más días calurosos y olas de calor en casi todas las zonas terrestres (muy probable)

Ejemplos representativos de impactos proyectadosa (todos con confianza alta de que se produzcan en algunas zonas)

Aumento (cada vez mayor) de las temperaturas mínimas, con menos días fríos, días con heladas y olas de frío en casi todas las zonas terrestres (muy probable)

Disminución de la morbilidad y mortabilidad producida por problemas relacionados con el frío. Disminución del riesgo de daños en algunos cultívos y aumento de riesgo en otros. Ampliación del área de distribución y actividad de algunas plagas y enfermedades transmitidas por vectores. Menor demanda de electricidad para calentamiento.

Aumento de las precipitaciones intensas (muy probable) en muchas zonas

Aumento de los daños ocasionados por inundaciones, deslizamiento de tierras,avalanchas y lodo. Aumento en la erosión del suelo. Aumento de las escorrentías tras inundaciones,que podría aumentar la recarga de agua, de algunos acuíferos en cauces de avenidas. Aumento de presión en los sistemas oficiales y privados de seguros contra inundaciones y socorro en casos de desastre.

Aumento del clima seco estival en la mayoría de las zonas interiores continentales de latitud media, y del riesgo asociado de sequías (probable)

Disminución del rendimiento de las cosechas. aumento de los daños en los cimientos de edifícios,debido a la contracción del suelo. Disminución de la calidad y cantidad de los recursos hídricos. Aumento de riesgo de incendios forestales.

Aumento de la intensidad máxima de los ciclones tropicales y de la intensidad media y máxima de las precipitaciones (probable) en algunas zonasc

Aumento del riesgo a la vida humana, devido a epidemias infecciosas y muchos otros tipos de riesgos. Aumento de la erosión costera y daños en los edifícios e infraestructuras en las costas. Aumento de los daños en ecosistemas costeros, tales como arrecifes de coral y manglares.

Aumento de las seqías e inundaciones asociadas con El Niño en varias zonas (probable) (véase también sequías y episodios de precipitaciones intensas)

Disminución de la productividad agrícola y ganadera en regiones propensas a sequías e/o inundaciones. Disminución de potencial de energía hidroeléctrica en zonas propensas a las sequías.

Aumento de la variabilidad en precipitaciones monzónicas en Asia (probable)

Aumento de la magnitud de las inundaciones y sequías en zonas templadas y tropicales de Asia.

Aumento de la intensidad de tormentas en latitudes medias (poca coincidencia entre las simulaciones actuales) b

Aumento de los riesgos en la vida y salud humana. Aumento de las pérdidas de bienes e infraestructuras. Aumento de los daños en ecosistemas costeros.

Aumento de la incidencia de muertes y enfermedades graves en ancianos y la población urbana pobre. Aumento de problemas producidos por el calor en el ganado y la fauna silvestre. Cambio de destinos turísticos. Aumento de riesgo de daños en varios cultívos. Aumento de la demanda de energía para aparatos de refigeración y disminuación de la fiabilidad del suministro eléctrico.

a Estos efectos pueden disminuirse con medidas de respuesta apropiadas. b Informacón del Resumen Técnico del TIE GTI (Sección F.5). c Es posible que haya cambios en la distribución regional de los ciclones tropicales, pero ello no se han confirmado.

Por su parte, la gráfica que sigue refleja un aspecto esencial relativo a los plazos que se requerirán para que las acciones de reducción de las emisiones de

GEI, tengan una repercusión real en la mitigación del cambio climático.

Fuente: IPCC. Cambio Climático 2001, Informe de Síntesis. Resumen para Responsables de Políticas.

Una evaluación de las tendencias y retos que la Región enfrenta ayuda a comprender lo que ha venido haciendo y las opciones que tiene frente a sí. La Región no podrá evitar el impacto del cambio climático derivado de las actividades humanas, y deberá empezar a evaluar políticas de adaptación para disminuir su vulnerabilidad. Por otro lado, las políticas de mitigación que la Región viene implementando generan una serie de co-beneficios que frecuentemente ofrecen externalidades positivas en otros ámbitos. Esta mezcla de políticas y medidas genera oportunidades que pueden potenciar las respuestas que la Región está dando al problema del cambio climático. La Región requiere de una alta tasa de crecimiento económico para poder cubrir los rezagos sociales y de desarrollo que actualmente enfrenta. Pero se requiere de un crecimiento que no mantenga la tendencia de deterioro ambiental. Todo esto supone un nivel de inversión y de recambio de capital relativamente grande. Aún cuando una respuesta a estos retos no depende únicamente de lo que la Región pueda hacer, sino que involucra factores externos para abordarlos de la mejor manera, es indispensable aprovechar el proceso de renovación de capital de una manera sostenible en el largo plazo, adoptando tecnologías innovadoras que faciliten un crecimiento más limpio, desde el punto de vista ambiental.

Con el propósito de examinar estas cuestiones, este capítulo presenta las principales tendencias de las emisiones de GEI derivadas del uso de suelo (incluyendo la agricultura y la ganadería) y de la energía, así como las oportunidades que podrían abrir los procesos de recambio de capital y de política energética y forestal, para enfrentar el sentido de estas tendencias. 5.2.1 El crecimiento económico y las emisiones de CO 2 . Para encontrar un camino hacia un desarrollo que satisfaga las necesidades regionales, y que además coadyuve a mitigar el impacto del cambio climático, se debe considerar la contribución relativa de la Región al problema, las capacidades de los países para ofrecer alternativas y las disyuntivas existentes. La gráfica que a continuación se muestra ilustra un aspecto del problema. Esta gráfica clasifica a los países de acuerdo con la intensidad de emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles y del PIB per capita. Los globos representan el tamaño relativo de las emisiones, dentro de una escala. La mayoría de los países se agrupa en la primera columna, que corresponde a bajos niveles de PIB, y se distribuyen a lo largo de las filas de emisiones. Como se puede apreciar, la casilla vacía que se encuentra en la esquina inferior derecha, correspondería a altos niveles de producto y bajos

57

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

5.2 Tendencias y retos en la Región.

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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niveles de intensidad de emisiones. Ésa es precisamente la directriz para alcanzar una relación favorable de emisiones y crecimiento. Si bien la gráfica se limita a los GEI derivados de la combustión de combustibles fósiles, su razonamiento puede extenderse a otros gases. En esta tarea existen muchas actividades que se pueden realizar generando simultáneamente alguna ganancia en materia de eficiencia. Otras, derivan de acciones que de todas maneras se deben realizar para mejorar el entorno ambiental y de desarrollo a largo plazo de la Región. Hay que poner a prueba mezclas de políticas y medidas en diversos sectores y ámbitos de la economía y de la sociedad, para encontrar las que eventualmente permitan preparar una respuesta regional al objetivo último de la Convención y adaptarse a los efectos del cambio climático. Sin embargo, en la Región no se han estimado todavía los costos de mitigación y cambio tecnológico, ni se han cuantificado los daños potenciales. Hay costos de adaptación que actualmente se están generando. Aunque los patrones de variabilidad climática no permiten correlacionar plenamente los fenómenos que están ocurriendo (frecuentes inundaciones, huracanes, etc.) con el cambio climático, sí puede suponerse que existe un cambio en el patrón de frecuencia e intensidad de los mismos. El impacto de estos fenómenos afecta principalmente a las infraestructuras y a los servicios derivados. Sin embargo, cuantificar estos daños es una tarea plagada de incertidumbre, a la que se le agrega que uno de los supuestos básicos de los estudios de inversión –aquél que establece que el clima pasado será más o menos igual al clima futuroya no necesariamente se aplicará. Ello tendrá un impacto no sólo sobre la definición del carácter y alcance de obras de caminos, transportes o de uso de suelo, sino también en temas vinculados a la energía, inclusive a las fuentes renovables de energía, cuyos estudios de variabilidad y disponibilidad pueden verse afectados. El incluir metodologías para calcular los costos potenciales es crucial para poder articular políticas públicas. En el entorno externo, existen múltiples factores de la política y de la economía que impiden un desarrollo favorable a la superación del problema, y su atención debe ser considerada como una parte sustantiva de la solución del problema del cambio climático. Una mezcla de políticas domésticas en los países de la Región, no puede superar por sí sola los obstáculos que este entorno impone, y que afecta

tanto a los mercados de productos agrícolas básicos, como a los patrones de inversión en infraestructura. En materia de agricultura, por ejemplo, existen múltiples incentivos perversos que producen un impacto negativo sobre factores que podrían atenuar el problema. Los subsidios que los países desarrollados otorgan a sus productos agrícolas hacen que los países en vías de desarrollo deban competir a través de un aumento de las cantidades de estos productos que colocan en los mercados, para compensar la pérdida en el precio generada por el subsidio. Esto contribuye a empeorar las condiciones en las cuales se insertan las políticas de mitigación, toda vez que la cantidad de tierras destinadas a la agricultura se incrementa para poder atender dicha necesidad. Se podría producir menos y ganar lo mismo si se aplican políticas de restricción de expansión, y se mejoran los precios que se reciben por los productos agrícolas. Por supuesto, lograr aplicar tales políticas no es en absoluto sencillo, pero haría más fácil cubrir los costos de oportunidad de las selvas y bosques que actualmente están desapareciendo para convertirlos en tierras agrícolas, y evitar de esta manera una mayor pérdida de sumideros de carbono, de biodiversidad, y de fuentes hidrológicas, entre otros efectos. Los costos ambientales y climáticos de los proyectos de inversión se han contabilizado sólo de manera parcial y/o tangencial. Las aproximaciones al problema desde el entorno de la cooperación internacional y/o desde los países en desarrollo, han buscado restringir los flujos de fondos de inversión para dirigirlos hacia actividades que sean ambientalmente sostenibles. Es importante evitar que la carga del costo se traslade a la Región, en una proporción que no corresponde a su responsabilidad objetiva en la generación del problema. Más aún si se considera que otras políticas de los países desarrollados, como en particular aquellas vinculadas a la agricultura mencionada arriba, tienen un impacto mucho mayor. 5.2.2 Tendencias de emisiones

.

Como mostró el capítulo anterior, las principales fuentes de emisiones de la Región se derivan del patrón de uso de la energía (que a través de la quema de combustibles, involucra la producción de electricidad y el transporte, entre otros), y el cambio de uso de suelo. Éste a su vez involucra a la ganadería, la agricultura, la silvicultura y los procesos de urbanización. Una evaluación de las tendencias de emisión debe considerar la relación entre esas

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Emisiones de gases de efecto invernadero en unidades equivalentes de dióxido de carbono (horizontes de 100 años) Potencial de calentamiento global (horizonte de 100 años)

Total relativo

Contribución relativa en porcentaje

América Latina (27) CO 2 CH 4 N 20

1,088,795,0 42,690,5 1,184,6

1 23 296

1,088,795,0 981,882,3 350,653,4

45,0 40,6 14,5

CO 2 CH 4 N 2O

23,561,0 856,0 372,7

1 23 296

23,561,0 19,688,0 110,307,4

15,3 12,8 71,8

CO 2 CH 4 N 2O

4444,493,0 4,914,0 57,6

1 23 296

444,493,0 113,022,0 17,037,8

77,4 19,7 3,0

CO 2 CH 4 N 2O

620,741,0 36,920,5 754,4

1 23 296

620,741,0 849,172,3 223,308,3

36,7 50,2 13,2

Caribe (11)

Mesoamérica (8)

Sudamérica (10)

Fuente: UNFCCC,2002c;CETESB,2002;COPPE,2002;EMBRAPA,2002a;2002b;Perdomo y otros,1995.

actividades y el volumen de emisión de GEI que generan. . 5.2.2.1 Uso del suelo La emisión de GEI asociada al uso del suelo, se genera en primer lugar por la quema y pérdida de vegetación, que ocasiona emisiones de CO2, y luego por los óxidos nitrosos contenidos en los fertilizantes. Estos últimos, además, provocan otros problemas ambientales derivados de su uso. Una vez que el suelo se ha degradado y ya no puede ser empleado para la agricultura, se le suele emplear para la ganadería, lo que a su vez aumenta las emisiones de metano. A continuación se analizan las emisiones que el cambio de uso de suelo por actividades agropecuarias y forestales produce, identificando en el proceso los elementos que presionan al incremento de emisiones. . 5.2.2.2 Actividades agropecuarias

.

En 1998, el 80% del suelo en usos agropecuarios estaba constituido por pastizales, y del 20% restante, muy poco se empleaba para cultivos permanentes. En los años noventa, las ganancias de la agricultura regional se duplicaron, creciendo a una tasa anual de 6,4% (subieron un 3,3% anual respecto de la década anterior). Si bien hubo un incremento en los cultivos tradicionales (maíz, trigo, arroz, etc.) y no tradicionales (por ejemplo soya y sorgo para la exportación), el mayor aumento tuvo lugar en la ganadería, que es una fuente importante de emisiones de metano. El crecimiento de las actividades agropecuarias se dio pese a las condiciones políticas, económicas y

climáticas adversas. En 1999, por ejemplo, hubo un crecimiento del 4,6% en la producción agrícola, a pesar del impacto y la conmoción regional que produjo el fenómeno de El Niño. La Región también tiene graves problemas con la degradación del suelo, que causa importantes pérdidas en la productividad. El deterioro de las tierras productivas es uno de los más agudos problemas y tiene su origen en la erosión (la principal causa de la degradación que, además, causa la pérdida de nutrientes y productividad), la acidificación, la contaminación química y la salinización. El PNUMA (GEO, América latina y el Caribe, 2003) estima que cerca de 3.000 millones de hectáreas han perdido productividad a consecuencia de estos problemas. Otro aspecto de este deterioro es el uso de agroquímicos en la agricultura, los que facilitan por un lado un incremento en la productividad, pero por otro, no siempre lo hacen de una manera sostenible en el largo plazo, de modo que pueden contaminar el suelo, además de causar un aumento en las emisiones de GEI. Este proceso es más agudo en los países pequeños de Centroamérica y en los estados insulares del Caribe. Algunos países que dependen fuertemente de las actividades agropecuarias, tales como Nicaragua, Guatemala, Bolivia y Paraguay, también resultan vulnerables y ven agravarse este asunto (FAO, 2001a). . 5.2.2.3 Bosques y selvas

.

La Región cuenta con grandes extensiones de bosques y selvas amenazadas por la deforestación. La mayoría de los bosques regionales se encuentran en Sudamérica y, particularmente, en Brasil y el Perú,

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

Emisiones

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El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

Hacia un Manejo Sostenible de los Bosques Naturales Entre los principales temas emergentes en la discusión sobre los bosques está la preocupación por la pérdida de bosques naturales en la Región – con su biodiversidad y funciones ambientales asociadas- y el manejo sostenible de las formaciones naturales. La mayoría de los países cuentan con incentivos para el manejo de sus bosques nativos: exenciones de impuestos territoriales (Chile, Ecuador, Uruguay), asistencia técnica (Ecuador y México), subsidios (Argentina, México y Colombia) o pago por servicios ambientales (Costa Rica y México). Además, la mayoría de los países está exigiendo planes de manejo para las explotaciones, así como limitaciones en el cambio de uso de suelo en bosques. Algunos países exigen estudios previos de impacto ambiental para la aprobación de cualquier proyecto forestal de importancia (Chile y Guyana), mientras que otros ya están aplicando la certificación forestal (México, Belice, Costa Rica y Brasil). Una iniciativa positiva emprendida por algunos países – como Argentina, Chile, Paraguay, Costa Rica y México – consiste en el establecimiento del “bosque modelo”, destinado a demostrar la aplicación del manejo sostenible, considerando aspectos productivos, ambientales y una amplia participación social, incluyendo grupos comunitarios e indígenas. En Cuba, la creación de fincas forestales integradas ha tenido un éxito notable en la rehabilitación de vegetación de la cuenca del Cauto (CIGEA, 2001; Granma Internacional, 2002). El manejo sostenible de los bosques, considerando todos los elementos que éste involucra, requerirá de un enorme esfuerzo en el campo de la investigación, especialmente en temas relacionados con el funcionamiento de los complejos ecosistemas boscosos naturales presentes en la Región. Sin embargo, la investigación forestal regional es claramente deficitaria en este campo, y se concentra en gran parte de los países, en materias relacionadas con el establecimiento, manejo y utilización de plantaciones forestales, por lo general realizadas con especies introducidas. Fuente: GEO ALC 2003.

que concentran el 92% de los bosques de la zona. Estos países se encuentran entre los 10 que contienen las dos terceras partes de los bosques y selvas en el mundo. De acuerdo a la FAO, el 88% de los bosques de la Región se encuentra en siete países: Brasil, Perú, México, Bolivia, Colombia, Venezuela y Argentina, siendo Brasil el principal contribuyente a este porcentaje, con cerca del 56% de los bosques regionales (FAO, 2001). Por su tamaño, la deforestación más grande corresponde a Brasil, pero las tasas de deforestación han sido mayores en México y Argentina. Mientras que en Brasil la tasa de deforestación en la década de los noventa fue de 0,4%, en México y Argentina fue de 1,1% y 0,8%, respectivamente (FAO, 2001a). Existen muy altas tasas de deforestación en algunos países pequeños e insulares, pero el patrón no es uniforme. En algunos países la situación es aguda, mientras que en otros se observan mejorías. Por ejemplo, en Santa Lucía y Haití, existieron altas tasas de deforestación en la década pasada (4,9% y 4,6% anual). En Centroamérica, la deforestación va desde tasas de 4,6% en El Salvador, hasta 0,8% en Costa Rica. Nicaragua y Belice se asemejan más a El Salvador que a Costa Rica en ese sentido, mientras que México y Honduras están por encima del promedio. En Sudamérica, las tasas son más altas en Ecuador (que enfrenta una fuerte presión poblacional) y en Argentina (que las pierde debido al incremento en el uso de las tierras agrícolas), mientras que en el resto de los países las tasas se mantuvieron por debajo

del promedio subregional (GEO América Latina y el Caribe, 2003). Gran parte de las emisiones de GEI de Brasil derivan de fuentes no energéticas tales como agricultura y ganado, cambio de uso de suelo y silvicultura; sus emisiones de carbono derivadas de la energía son relativamente bajas, debido al innovador uso de combustibles alternos y de programas de ahorro. Una serie de estudios, llevados a cabo de 1992 a 1994, muestran que el cambio de uso de suelo y la silvicultura son las fuentes más importantes de las emisiones de dióxido de carbono, seguidas por la energía y abonos con cal. La tala de árboles en la Amazonia brasileña durante la década pasada aumentó 32%, pasando de 14,000 a más de 18,000 kilómetros cuadrados por año. Las causas principales de deforestación incluyen el desarrollo del sistema de transporte carretero, los incentivos del gobierno para la agricultura, el financiamiento de proyectos a gran escala, tales como presas hidráulicas, y explotación de la tierra. Más recientemente, también se ha citado el impacto de maquiladoras en las regiones del Amazonas y el Cerrado, donde se dedican a la producción de carne de vaca y similares de soya, con impactos perjudiciales en los bosques. Entre las principales presiones sobre los bosques se encuentran la expansión de la agricultura, de la ganadería y de la mancha urbana, las cuales fuerzan una reconversión de la tierra. La extracción maderera, los incendios forestales y los fenómenos climáticos

Las presiones económicas, así como algunos subsidios o incentivos mal dirigidos, han sido la causa de la reconversión de bosques a suelos de uso agrícola o ganadero. El influjo que existe en muchos países para generar divisas con las cuales cubrir un desequilibrio en la balanza de pagos, ha llevado en ocasiones a empeorar la situación. En muchos casos, la presión sobre los bosques está vinculada a una visión de corto plazo, que desdeña los aspectos sociales y ambientales de estas superficies por consideraciones de orden económico, y pasa por alto los beneficios que al respecto generan los bosques. Por el contrario, una visión económica más completa de los servicios que brindan, podría contribuir a facilitar su conservación y disminuir el impacto del cambio en el uso de suelo. . A modo de ejemplo de lo aquí tratado, el cuadro que sigue muestra la experiencia de Costa Rica, en la atención a este tema. El Pago por Servicios Ambientales en Costa Rica En Costa Rica el concepto de pago por servicios ambientales (PSA) se sustenta en el principio de que los propietarios de bosques y plantaciones forestales, tienen derecho a ser compensados por el costo de preservar o restaurar los beneficios que estos ecosistemas brindan al país y al resto del planeta. Según la Ley Forestal de 1996, estos servicios incluyen la reducción, absorción, fijación y almacenamiento de carbono para disminuir el efecto invernadero; la protección del agua para uso urbano, rural o hidroeléctrico; la protección de ecosistemas para su conservación y uso sostenible (científico, farmacéutico y de mejoramiento genético); la protección de ecosistemas, formas de vida y belleza escénica natural para fines turísticos y científicos. Costa Rica se aplica un programa de pago por servicios ambientales desde 1997 en el 5% del territorio nacional (más de 260.000 hectáreas y 22.000 pequeños y medianos propietarios); el 85% del área corresponde a bosques privados protegidos, más un 9% en manejo sostenible del bosque para producción de madera. Mientras que en el periodo 19791995 el 76% de los incentivos forestales se destinó a la reforestación, durante 1997-2000, estas actividades sólo recibieron el 7% de los pagos por servicios ambientales. En el año 2001, el PSA recibió 5.412 millones de colones (unos USD 16,5 millones) provenientes del impuesto de consumo sobre los combustibles e hidrocarburos; la Ley de Simplificación y Eficiencia Tributaria de ese año fija un monto del 3,5% de la recaudación por este impuesto para el programa. Otros recursos económicos provienen de la venta de servicios ambientales a escala nacional e internacional, incluyendo experiencias novedosas como la “tarifa hídrica” municipal de la Empresa de Servicios Públicos de Heredia y los certificados de reducción de emisiones por proyectos de energía renovable en el marco del Protocolo de Kyoto. El programa es administrado por el Ministerio de Hacienda, que recauda los recursos, y el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), que ejecuta mediante el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) y el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO). Éste administra los fondos del Ministerio de Hacienda y otras fuentes de financiamiento. El SINAC tramita las solicitudes de los interesados, aprueba los pagos por medio de las áreas de conservación y determina anualmente las áreas prioritarias donde se aplica el programa. Fuente: Obando Acuña, 2002; MINAE y PNUMA, 2002; Proyecto Estado de la Nación, 2002; INBIO, 2002.Citado de GEO ALC 2003.

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El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

afectan también a los bosques, al igual que la proliferación de plagas. En la Región, la expansión de la red de caminos, la ganadería extensiva y la agricultura mecanizada, explican mejor la pérdida de la cobertura boscosa que la extracción maderera, que se encuentra concentrada en relativamente pocos países (GEO, América Latina y el Caribe, 2003). Por otro lado, el cambio climático frecuentemente refuerza las tendencias adversas a un desarrollo sostenible de los bosques.

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

62

5.2.3 Energía y economía

.

La quema de combustibles fósiles es otra de las fuentes importantes de emisiones en la Región. En varios países son parte significativa de la base de la oferta de energía, lo que a su vez genera emisiones de CO 2. Su consumo, por otro lado, tiende a incrementarse de manera asociada con la población y con el crecimiento económico. Las fuentes fósiles constituyen actualmente el 78% de la oferta interna bruta de energía primaria: 74% son hidrocarburos y 4% carbón. De los primeros, el gas es una de las fuentes de energía con crecimiento más rápido en la Región y es una fuente de energía relativamente limpia. La energía nuclear representa sólo el 1% de la oferta. La energía producida es consumida por la industria (39%), el transporte (32%) y otros sectores (29%). 5.3 Los retos de las energías renovables En América Latina y el Caribe, las energías renovables forman una parte importante de la oferta primaria29. Según datos de la Agencia Internacional de Energía, mientras que en el mundo las energías renovables incluían un 5,5% de fuentes modernas (de las cuales, 2,3% correspondían a energía hidráulica y 2,2% a nuevas fuentes de energía, eólica y biomasa), y un 9,3% de tradicionales (principalmente leña), en América Latina esos mismos porcentajes, incluían un 8,3% de energía hidráulica (el porcentaje más alto de participación en la oferta primaria en cualquier región del planeta) y un 14,7% de fuentes

29

ILACDS - Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible.

tradicionales. De hecho, si éstas se suman, la energía renovable es la tercera fuente de energía con un 23,4%, detrás del petróleo (48%) y del gas (15,8%). Si se considera la producción de electricidad, las cifras son sustancialmente más impactantes, debido a que la energía hidráulica participa en un 67,7% de la producción, el porcentaje más alto en cualquier región. Las cifras anteriores también ilustran algunos dilemas que el uso de las energías renovables enfrenta en la Región. Si bien la energía hidráulica cuenta con un alto nivel de desarrollo, no se han impulsado de igual manera otras. Existen algunos desarrollos de energía geotérmica (de hecho, México es el tercer país en el mundo en capacidad instalada para el uso de esta energía, con poco menos de 900MWs de capacidad instalada) y de energía producida por biomasa moderna (particularmente debido al proceso del bagazo de caña, y en menor medida de desechos), mientras que el desenvolvimiento de las otras formas de energía ha sido menor respecto al abundante potencial en materia eólica, geotérmica y de biomasa. Una mayor expansión de las energías renovables en América Latina y el Caribe requiere no sólo de un marco regulatorio que no discrimine a éstas, sino que además proporcione un impulso adicional para su desarrollo. Ellas compiten directamente con las energías convencionales y enfrentan dificultades de distinto tipo. Las energías renovables no siempre se pueden producir a voluntad: la mayoría de ellas son intermitentes y el recurso hídrico ha sido escaso en

Los residentes de hogares rurales pobres que utilizan leña al interior de sus viviendas en fogones abiertos, sufren de múltiples impactos sobre su salud, debido a la exposición prolongada al humo. El uso de fuentes tradicionales de energías renovables en condiciones poco saludables para la salud humana, lejos de representar un indicador de sostenibilidad, es una muestra de las carencias que aún enfrentan estos habitantes. En África, por ejemplo, el continente

que concentra el mayor número de países menos desarrollados, las fuentes tradicionales de energía representan el 61,5% del total de la oferta primaria. Si bien la participación de América Latina y el Caribe, equivalente al 14,7%, es menor al promedio de 17,9% de los países en vías de desarrollo, aún está por encima del promedio mundial que es cercano al 10%. La mayor parte del consumo de leña proviene normalmente de especies forestales no comerciales, de residuos de otras actividades forestales o agrícolas, o de madera muerta y no del derribo de árboles en bosques nativos. . La leña se recolecta asimismo de las parcelas agrícolas o en descanso (acahuales) y en árboles fuera de los bosques. En México, por ejemplo, un análisis muy detallado, mostró que a pesar de representar un volumen tres veces mayor que el uso comercial de madera, el consumo de leña es un 90% renovable. Esta situación es similar en muchos países del área (Masera et al. 2003).

Utilización de la Leña como Fuente de Energía en Mesoamérica Un análisis de la generación regional de energía a partir de madera y derivados revela que ha aumentado constantemente en los últimos treinta años, particularmente en Mesoamérica y Brasil, donde el consumo es más importante y representa un 48% del total. En Mesoamérica, donde el consumo de leña representa el 17,5% de la Región, los principales países consumidores son México (8,7% del total regional), Guatemala (3,4%) y Honduras (2%). Dos terceras partes del potencial maderable de México se encuentra en los bosques templados. Dentro de éstos, los pinos representan la mitad del volumen maderable producido en México. De este volumen total, un 80% de la madera cortada y procesada es empleada para fines energéticos en forma de producción de leña y carbón vegetal. En Centroamérica, mucha de la leña proviene de terrenos agrícolas, cercas vivas y bosques secundarios. Fuente: GEO ALC 2003

Estufas Eficientes como Alternativas de Mitigación Las estufas eficientes de leña constituyen una opción de mitigación relevante dentro del sector residencial. Por razones económicas y culturales la mayor parte de las familias rurales, y gran parte de las peri-urbanas de la Región, continuarán dependiendo de la leña y otros biocombustibles para la cocción de alimentos; de hecho cuando se adoptan combustibles modernos como el gas licuado de petróleo (LP) las familias siguen una lógica de “uso múltiple” por medio de la cual combinan, más que sustituir totalmente los combustibles tradicionales (Masera, et. al. 2000). A nivel mundial, existe actualmente una “revolución” en el campo de las estufas eficientes de biocombustibles, que ha llevado a desarrollar una tercera generación de estas tecnologías. Dentro de la Región, se cuenta con numerosos modelos de diseño robusto y de bajo costo –como la Estufa “Justa”, “Ecofogón”, “Rocket”, “Onil”, “Patsari”, por citar sólo algunas-, que brindan ahorros sustantivos de combustible (más de 50% con respecto a los fogones tradicionales) y reducciones muy significativas de contaminación de interiores (Winrock, 2004). Las estufas están adaptadas tanto al medio rural como al urbano. Se han mejorado sustancialmente las metodologías de promoción y difusión mediante esquemas participativos y novedosos sistemas de incentivos financieros, lo que ha conducido a un alto porcentaje de adopción (Masera et al. 2004). Al proporcionar una combustión más limpia y eficiente que los fogones tradicionales, estas estufas ayudan a mitigar tanto las emisiones de CO2 –en caso de que la leña se haya extraído no sustentablemente- como de otros gases de efecto invernadero, principalmente metano y monóxido de carbono. Fuente: Masera, O.R.et.al, 2004.

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algunas subregiones en los últimos años. Estas fuentes requieren de una mezcla de diferentes fuentes de financiamiento, con diferentes plazos, y enfrentan frecuentemente mandatos legales para adquirir la energía al menor costo posible, lo que puede colocarlas en desventaja. La posibilidad que tiene la tecnología de ciclo combinado de gas de suplir energía a un costo menor, aunado a la probabilidad de obtener contratos de largo plazo para el desarrollo de estos proyectos y a la firmeza en la disposición de la energía convencional, suponen dificultades en el desarrollo de proyectos de energía renovable.

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5.4 Uso y consumo de energía. Indicadores generales. Si se considera el uso global de energía, se puede apreciar que el consumo de la Región se ha mantenido casi constante en los últimos 30 años, pese al crecimiento económico y poblacional30 . Al analizar el consumo de energía per capita, se observa que los países de América Latina y el Caribe tienen consumos relativamente más bajos que los países desarrollados. El alto nivel de consumo de energía per capita de Trinidad y Tobago se explica por su abundante oferta de energía y por una población proporcionalmente menor. Las siguientes gráficas examinan esta misma cuestión desde una perspectiva global, ponderando estos indicadores con la población mundial y con el producto bruto global. El escaso consumo se explica por varios motivos. Las recurrentes crisis económicas y la pobreza derivada de ellas son tal vez algunas de las más claras causas. La inversión en infraestructura energética no ha crecido tanto como debiera, debido, en gran parte, a las mismas dificultades económicas que la Región

30 En la participación porcentual, a nivel mundial la región que más ha crecido es Asia, de manera particular China, ya que aumentó a más del doble su consumo, pasando de 10,8% en 1973, a 22,2% en 1999.

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Participación y Eficiencia Globales En realidad, un indicador que considere sólo el consumo con respecto al producto o a la población es de poca utilidad relativa, toda vez que no proporciona elementos para contrastarlo con su eficiencia o con la participación del país en la oferta de energía. Un indicador más útil consiste en considerar la eficiencia y la participación en el contexto de la oferta global de energía y de la población mundial. Desde esta perspectiva, es evidente que los países en vías de desarrollo tienen niveles de eficiencia menores a los de la media mundial, mientras que su participación en la oferta mundial de energía también es menor a la que correspondería si se toma en cuenta su población. Dicho de otra manera, los países en vías de desarrollo tienden a ser relativamente más ineficientes que los países desarrollados, y se dirigen a tener una participación en el consumo de la energía menor que la de los países desarrollados. Los países de ALC no escapan a esa tendencia.

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ha atravesado a lo largo de su historia reciente; lo que a su vez ha causado rezagos en la cobertura. Sin embargo, existen otras causas menos dramáticas que explican por qué el consumo se ha mantenido bajo. Se ha comprobado en la Región que a medida que se incrementa el ingreso per capita, el consumo de energía aumenta, pero a una tasa cada vez menor. Esto se explica por varias razones. Existe un cúmulo importante de ganancias en la eficiencia energética que se derivan de la necesidad de ahorrar recursos en mercados que a menudo son más competitivos. El desarrollo tecnológico vinculado directamente al crecimiento económico también contribuye a esta tendencia, al incrementar la eficiencia de los equipos

empleados tanto en la generación de energía como en los hogares (e inclusive, en el transporte). Pero también, se ha observado que el sector de servicios suele crecer más que proporcionalmente con el desarrollo económico, y este sector agrega valor al producto interno sin necesidad de consumir grandes cantidades de energía, lo que contribuye a reducir la cantidad de emisiones generadas. . A estos factores económicos cabe agregar los diversos programas de ahorro y de eficiencia energética, así como los de producción limpia, que contribuyen también a disminuir la intensidad con la que se emplea la energía (y a menudo también, la intensidad con las que se generan emisiones de GEI)

5.5 Avances tecnológicos y cambio climático En el debate sobre la evolución y régimen internacional de cambio climático hay una tendencia que, al mirar hacia el futuro próximo, se enfoca en periodos de tiempo significativamente más largos que aquellos contenidos dentro del relativamente corto horizonte temporal del Protocolo de Kyoto en su actual estado. Los cambios tecnológicos requeridos para combatir de manera efectiva el cambio climático

requieren de mucho tiempo para su desarrollo y efectiva implementación. Cambios fundamentales en los patrones de utilización de energía, de transporte, y de uso de suelo, sólo pueden ocurrir en periodos de tiempo compatibles con la amortización de dichos patrones, lo cual puede implicar décadas. Adicionalmente, si se considera que el objetivo último de la Convención es estabilizar las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero, ello va a crear una presión sobre los países de la Región dirigida a examinar las opciones para satisfacer sus requerimientos de desarrollo social y económico. Es importante que en los países de la Región se desarrollen las herramientas necesarias para posicionarse adecuadamente sobre los objetivos de la Convención.

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para obtener una unidad del producto. Esta tendencia es similar a la que se observa en los países con altos ingresos. En ellos, el crecimiento del consumo de energía aumenta también a una tasa menor que la del crecimiento del PIB. Algunas tendencias en la intensidad de emisiones y la intensidad energética en la Región, son presentadas en las siguientes gráficas.

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CAPÍTULO VI Mitigación y Adaptación al Cambio Climático

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CAPÍTULO VI. Mitigación y adaptación al Cambio Climático Respuestas de la Región Toda acción de mitigación del cambio climático tiene una importancia trascendental en tanto está dirigida a la esencia del problema, es decir, a minimizar las causas del calentamiento global del planeta. De manera creciente, en los países de América Latina y el Caribe se han venido tomando medidas destinadas a un mejor desempeño en el uso de los recursos, incluido el uso del suelo, la utilización de energéticos más limpios y el incremento de la eficiencia en el empleo de los combustibles tradicionales, Todas estas medidas tienen en algún grado efectos en la disminución de las emisiones de GEI. No obstante, resulta claro que los resultados de las acciones de mitigación tendrán efectos en una escala temporal superior a la de los impactos del cambio climático ya evaluados, por lo que las estrategias de adaptación anticipada a estos impactos constituyen una prioridad importante y de la mayor urgencia.

elementos fundamentales: el establecimiento de políticas estatales y el aseguramiento institucional para la real aplicación de estas. El cambio climático impone una serie de retos en materia de política ambiental y regulación. Necesitamos mejorar el diseño de las políticas y medidas de la Región, de tal modo que resulten apropiadas y eficaces para la adaptación y la mitigación al cambio climático. Tradicionalmente, la planeación parte del supuesto de que las condiciones climáticas del pasado se mantendrán en el futuro inmediato. Los modelos empleados para evaluar la inversión, por ejemplo, rara vez consideran cambios en el entorno climático. Sin embargo, el calentamiento global obligará a incluir consideraciones sobre sus posibles impactos en las variables económicas. La gráfica que a continuación se presenta, ilustra una secuencia de planeación en la cual los factores climáticos son una variable endógena al modelo y no un conjunto de circunstancias externas a él.

La idea anterior se refuerza en particular para los pequeños estados insulares, en los que el previsible incremento del nivel del mar y otras alteraciones climáticas amenazan la propia existencia de esos territorios. Lo explicado sugiere que serán cada vez más frecuentes en la Región, el desarrollo y aplicación de diferentes tipos de políticas que incluyan tanto medidas de adaptación, como de mitigación del cambio climático. Sobre esas bases, en este capítulo se caracteriza el estado de la Región en materia de mitigación y adaptación al cambio climático, se esboza el tema de las políticas ambientales relacionadas con la mitigación y la adaptación y el marco institucional asociado a estas y se presentan un grupo de experiencias positivas de la Región en ambas direcciones de acción. Finalmente se refieren respuestas de políticas nacionales para enfrentar los retos de la mitigación y la adaptación. . 6.1 Política ambiental e institucionalidad.

.

El diseño y la aplicación de estrategias de acción nacionales relativas a la mitigación y a la adaptación al cambio climático requieren, entre otros, de dos

En este sentido, la legislación anterior a que el problema del cambio climático fuera reconocido y cobrase la relevancia que ahora tiene, tendrá que ser modificada en algunos casos para adaptarse a las actuales prospectivas. . Por su parte, las políticas sectoriales deberán integrar crecientemente criterios ambientales, lo cual no es la regla y constituye una de las mayores dificultades para responder adecuadamente al calentamiento global. En general, las políticas

Otra dificultad mayor es la incertidumbre respecto a la magnitud y distribución de los impactos del cambio climático, se trate de regiones o de sectores económicos específicos. Esta incertidumbre, aunada a los costos de adaptación, puede conducir a que los tomadores de decisiones prefieran esperar a que dichos impactos vayan apareciendo para hacerles frente. El carácter de mediano y largo plazos de los impactos del cambio climático, al lado de los reclamos sociales y las urgencias económicas de corto plazo, refuerzan esta posición. Pero no hay que olvidar que suele ser más caro remediar que prevenir, y con el cambio climático pasará lo mismo, será mucho más caro y difícil hacer frente a sus impactos después de producidos que prepararse para adaptarse a ellos. La implementación de instrumentos de regulación de largo plazo constituye uno de los mayores retos para las autoridades ambientales. En este sentido, es urgente que políticos y legisladores se involucren y desempeñen un papel mas activo para el desarrollo de capacidades de adaptación ante el cambio climático. Consecuentemente, los partidos políticos debieran tomar muy en serio los problemas ambientales, en particular, el del cambio climático. También es muy importante una mayor participación y un mejor conocimiento por los medios masivos de comunicación del problema del cambio climático. Asimismo, se precisa de una mayor participación de la sociedad civil organizada, de los

movimientos sociales y de los grupos de apoyo, todo lo cual puede contribuir a generar una conciencia ciudadana sobre los alcances del problema. La aplicación de las estrategias nacionales vinculadas a la mitigación y adaptación al cambio climático, requiere del correspondiente marco institucional que permita su efectiva ejecución. En este sentido, durante los últimos años, los países de América Latina y el Caribe, han observado un rápido desarrollo institucional en materia de medio ambiente. Se han creado ministerios de medio ambiente, así como instancias para coordinar la atención a desastres. Las áreas naturales protegidas se han multiplicado y extendido y los derechos ambientales se han incorporado en las cartas constitucionales así como al aparato de procuración de justicia y la conciencia pública. Desde 1974 a la fecha, al menos 24 países de la Región han emitido leyes para la protección del medio ambiente, de las cuales varias han sido enmendadas o substituidas para hacerlas más actuales y asegurar mayores niveles de protección. Estas leyes suelen atender cuestiones relativas al cambio climático, si bien generalmente de manera indirecta. Casi todos los países en la Región han desarrollado órganos para cumplir con las obligaciones derivadas de la Convención y el Protocolo. Éstos suelen estar integrados por las autoridades ambientales de cada país y frecuentemente cuentan con comités intersectoriales, que representan a diversos sectores gubernamentales. Se han desarrollado múltiples redes de apoyo en sectores afines, incluyendo foros organizados por la sociedad civil, lo cual permite desplegar actividades intersectoriales con el apoyo de diversas áreas de la sociedad. De manera similar el MDL está generando un marco institucional para poder desarrollarse. Dentro de las disposiciones más recientes, el mayor interés se dirige a la regulación y gestión integradas de los recursos hidrológicos, con lo cual se responde a las limitaciones y desarticulación de los enfoques sectoriales. Las leyes sobre los recursos hidrológicos se caracterizan porque utilizan la cuenca hidrográfica como unidad de gestión, lo cual descentraliza funciones y responsabilidades del Estado hacia los gobiernos locales. Se están empezando a utilizar instrumentos económicos -por ejemplo: el pago por servicios ambientales- y a atribuir facultades y responsabilidades al sector privado y a los usuarios en el aprovechamiento eficiente del agua potable. Esta nueva orientación motiva e influye en

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sectoriales debieran ser más integrales, esto es, debiera existir cierta transectorialidad (o transversalidad) de las políticas públicas entre sí, para poder asegurar una respuesta conjunta y coherente a los retos del cambio climático. Las autoridades ambientales de América Latina y el Caribe, están trabajando en esa dirección y aún hay muchas lecciones que aprender.

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las políticas de promoción, de descentralización y de búsqueda de soluciones al aumento de la contaminación, también alienta la realización de reuniones como el Foro Mundial del Agua. . 6.2. La adaptación al cambio climático en América Latina y el Caribe. . A diferencia de las necesarias acciones a acometer en materia de mitigación, con resultados que se harán evidentes en el largo plazo, los previsibles impactos del cambio climático, son vistos a un plazo mucho más corto y, en consecuencia, obligan a una mayor premura en las acciones dirigidas a mitigar sus efectos adversos. Estas acciones se dirigen hoy, en general, al uso racional y protección de los recursos hídricos, a la adecuada planificación del ordenamiento territorial, a la investigación y perfeccionamiento de los sistemas agrícolas, a la conservación y protección de los recursos forestales, a la protección de la biodiversidad y la vida silvestre y al aseguramiento de los sistemas de salud y de protección en general de los seres humanos. La adaptación constituye hoy una máxima prioridad para los países en desarrollo, los que son doblemente vulnerables al cambio climático, tanto a sus efectos físicos como por la incapacidad tecnológica, técnica y financiera para acometer los estudios y acciones de adaptación con vistas a minimizar sus efectos. . Estas razones fundamentan el por qué hoy las estrategias de adaptación, la capacidad para ello de los países pobres, los costos asociados y las transferencias de tecnologías para la adaptación, son temas que ya están en los primeros planos de las negociaciones internacionales en marcha. . El caso de América Latina y el Caribe se ajusta completamente a las condiciones antes referidas. Una adaptación espontánea o autónoma ha venido ocurriendo entre algunas especies de ciertas comunidades ecológicas, que han modificado sus patrones de distribución y extensión para acomodarse a los cambios en las temperaturas, al régimen de lluvias y a la disponibilidad de nutrimentos31 .

En cambio, la adaptación desde una perspectiva integrada considera los impactos tanto sobre el medio ambiente como en las poblaciones humanas. La adaptación al cambio climático consiste en una serie de medidas que permitan a los sistemas naturales y a las comunidades humanas incrementar su resistencia frente a los efectos adversos del cambio climático. En este orden de ideas, una mala gestión, o una gestión no sostenible de los recursos naturales renovables, contribuirá a la vulnerabilidad de los ecosistemas y de los sistemas humanos ante las secuelas negativas del cambio climático. En los ecosistemas, la adaptación autónoma al cambio climático es esencialmente un proceso reactivo por parte de las especies que los integran, para ajustarse a las nuevas condiciones ambientales. En las comunidades humanas, la adaptación a nivel individual se incrementará a medida que la gente se vaya ajustando a los cambios climáticos que ocurran. Sin embargo, una adaptación social que no sea meramente una reacción espontánea al entorno climático adverso, sino planeada formalmente para reducir los impactos negativos, requerirá de una sustancial asistencia financiera y técnica. La meta principal de la adaptación es reducir la vulnerabilidad promoviendo el desarrollo sostenible. La adaptación al cambio climático debe considerar no solamente cómo reducir la vulnerabilidad frente a los impactos negativos, sino también cómo beneficiarse de los positivos. Las medidas de adaptación deben enfocarse a corto y a largo plazos, e incluir componentes de manejo ambiental, de planeación y de manejo de desastres. Siempre que sea posible deberán aplicarse estrategias del tipo “todos ganan”. En el marco de la CMNUCC, se observan algunos elementos que permiten avanzar en este sentido, entre los cuales destacan: . · El interés en torno a la vulnerabilidad y la adaptación al cambio climático ha crecido significativamente en años recientes, particularmente por las preocupaciones de los países más vulnerables. . · La confirmación32 de las relaciones del cambio climático con las actividades antropogénicas, de que los países en desarrollo son muy vulnerables ante los posibles impactos y de que la adaptación al cambio climático constituye un imperativo precautorio.

31 Adapting to Climate Change: Natural Resource Management and Vulnerability Reduction: Background Paper to the Task Force on Climate Change, Adaptation and Vulnerable Communities. SEI, UICN, IISD, WWI.2002. 32 Tercer Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2001).

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de Respuesta de Buenos Aires, el que requiere de trabajos importantes por los dos órganos subsidiarios de la Convención. Con esta decisión de la COP-10, la adaptación adquiere una dimensión mucho más importante. . · La 11.na Conferencia de las Partes, celebrada el pasado año en Montreal, mostró un acuerdo general entre las Partes respecto a la importancia del Programa de Trabajo, si bien se insistió en la necesidad de que sus elementos iniciales estuvieran enfocadas a la acción. Es importante hacer notar que existen dificultades en el desarrollo de estrategias de adaptación debido a la incertidumbre científica respecto de los ritmos del cambio climático, a las variaciones en las proyecciones de sus impactos y a las diferencias en los escenarios según se apliquen a escala regional, nacional o local. A medida que la adaptación ha venido ganando legitimidad como respuesta de política, algunos de los países miembros de la Convención han venido concentrando su atención en evaluaciones más prácticas para desarrollar políticas de adaptación. Los métodos usados en estas evaluaciones incluyen el “análisis de los actores involucrados” (stakeholder analysis), así como el “análisis multicriterios”; además de nuevas técnicas analíticas para la construcción de escenarios que aclaran cuáles son las cuestiones claves vinculadas a la adaptación, para poder desarrollar estrategias integradas en la matriz de políticas y metas nacionales de desarrollo. En los últimos años, algunos elementos de estas aproximaciones se han aplicado en varios países en desarrollo y en diversos proyectos de la ONU. Se espera que algunos de ellos provean insumos para la siguiente ronda de comunicaciones nacionales. Los países de América Latina y el Caribe están actuando de manera pionera en estos esfuerzos. Respecto a la Región (visto en el contexto general de las Américas33), se ha apuntado que existe poca experiencia en planificación para la adaptación al cambio climático, por distintas razones, entre las que apuntan: - falta de información o incertidumbre sobre la manera de considerar la adaptación; - incertidumbre sobre la interacción entre el cambio

http://www.summit-americas.org/Sustainable%20Dev/Octubre-99-cambio%20climatico.htm

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· Los Acuerdos de Marrakech, que emergieron de la Séptima Conferencia de las Partes (COP-7), incluyen una serie de decisiones que delinean instrumentos y mecanismos de apoyo para la adaptación, incluyendo el establecimiento de tres mecanismos de financiamiento: el Fondo Especial de Cambio Climático, establecido al amparo de la Convención y que tendrá como objetivos, inter alia, la implementación de “actividades de adaptación donde se cuente con la información suficiente”; el Fondo para Países Menos Desarrollados, el cual apoya entre otras cosas, “la preparación e implementación de programas nacionales para actividades prioritarias que atiendan las necesidades urgentes e inmediatas de adaptación al cambio climático”; y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), al que se le ha encargado proponer procedimientos de operación de los dos fondos anteriores. . · La adopción por la COP-8 de la Declaración Ministerial de Delhi, paso importante para dar la debida atención a la adaptación al cambio climático en el marco de la Convención. Esta reafirma la importancia de la adaptación, al notar que: (a) La adaptación a los efectos adversos del cambio climático es una alta prioridad en todos los países. Los países en desarrollo son particularmente vulnerables, especialmente los que son menos desarrollados y los pequeños estados isleños. La adaptación requiere medidas urgentes y acciones de parte de todos los estados. Medidas efectivas y basadas en los resultados deben ser apoyadas para el desarrollo de aproximaciones en todos los niveles de vulnerabilidad y adaptación, así como el desarrollo de capacidades para la integración de la adaptación dentro del desarrollo sostenible. Estas medidas deberán incluir la implementación completa de los compromisos existentes bajo la Convención y los Acuerdos de Marrakech. (b) Las partes deberán promover el intercambio informal de información relativa a la mitigación y a la adaptación, para ayudar a las Partes a continuar desarrollando respuestas efectivas y apropiadas hacia el cambio climático. (c)A las necesidades y preocupaciones de las Partes que son países en desarrollo derivadas de los efectos adversos del cambio climático y al impacto de la implementación de las medidas de respuesta se les deberá dar una consideración completa. . · En la 10ma. Conferencia de las Partes, se aprobó el Programa de Trabajo sobre Adaptación y Medidas

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Proyecto Piloto de Creación de Capacidades para México, Centroamérica y Cuba Centroamérica, México y Cuba participarán en un proyecto piloto para elaborar un marco de análisis de políticas de adaptación, que sirva para preparar una segunda etapa de estrategias, políticas y medidas de adaptación. La aplicación de este marco pretende demostrar cómo tal o cuál política de adaptación puede integrarse dentro de un desarrollo nacional sostenible, en al menos tres sistemas humanos: recursos hídricos, agricultura y salud. Durante su primera etapa, se realizarán evaluaciones de vulnerabilidad y adaptación, y el proyecto se apoyará en las Primeras Comunicaciones Nacionales de los ocho países participantes. En la medida que otros países cumplan con las condiciones para participar, podrán adaptar el marco original desarrollado para estos ocho países y desarrollar sus propias iniciativas subregionales. Los resultados del proyecto servirán de insumos para la elaboración de las Segundas Comunicaciones Nacionales en el marco de la Convención (que, en el caso de México sería la Tercera). Los países participantes (región mesoamericana y Cuba) incluyen a: Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá. Ubicados en la zona de convergencia intertropical, esta subregión experimenta estaciones de lluvias tropicales y de secas, debidas a variaciones en la intensidad de los vientos y a la actividad de convergencia tropical. Algunas actividades económicas de estos ocho países están siendo perturbadas por cambios abruptos en la precipitación y la temperatura, asociados principalmente con la ocurrencia de los fenómenos de El Niño y La Niña. Las Comunicaciones Nacionales iniciales de dichos países confirman que, entre otros efectos, el cambio climático podría incrementar la morbilidad y disminuir el rendimiento agrícola. Fuente: PNUMA, Capacity Building for Stage II Adaptation to Climate Change in Central America, Mexico and Cuba, 2004.

climático y otras presiones; - falta de percepción pública y concienciación sobre el cambio climático y sus impactos; - horizonte de planificación a corto plazo; - carencia de mecanismos para la participación pública; - conocimientos no técnicos (económico, jurídico, institucional), limitados para la adaptación; - conocimiento limitado de las herramientas y los procedimientos para evaluar el desempeño de la adaptación. . Por otra parte, la incertidumbre inherente a las proyecciones del cambio climático puede desalentar la adaptación, sobre todo porque algunas opciones pueden ser costosas o exigir cambios en las normas y el comportamiento de la sociedad. Sobre la base de estas limitaciones se ha apuntado que es probable que la adaptación sea un proceso iterativo con una serie de ciclos de política e implementación, de modo que si el marco de adaptación ha de ser efectivo, será necesario que incluya cuatro pasos: (i) información y concienciación; (ii) planificación; (iii) implementación, y (iv) evaluación. Esto sugiere que el sólo hecho de proporcionar información es parte de la adaptación y, por consiguiente, la realización de evaluaciones de impacto o vulnerabilidad son parte también del proceso de adaptación. Existe además la posibilidad de retroalimentación en cada etapa del proceso. Otra

característica del proceso de adaptación es que las políticas y los programas de desarrollo que procuran utilizar los recursos en forma sostenible, y que pueden responder efectivamente ante distintas condiciones como el cambio climático, serían beneficiosas para los países de la Región incluso si no se produjesen cambios en el clima. . 6.2.1 El Manejo de los Recursos Hídricos

.

Los recursos hídricos de la Región han sido manejados sobre la base de condiciones hidrológicas del pasado y con un enfoque básicamente hidráulico. Para los próximos años, será esencial que la planificación de los recursos hídricos se ajuste a principios de gestión que aseguren la integridad de los ecosistemas, y se oriente de acuerdo a los escenarios de vulnerabilidad frente al cambio climático. Esto constituye un esfuerzo de gran magnitud, ya que involucra actividades en muy distintos ámbitos, particularmente para reducir la vulnerabilidad actual en las zonas de inundaciones y por cambios de uso de suelo. Al respecto habrá que tomar medidas para: - Cerrar la brecha oferta-demanda, desarrollando programas contingentes para enfrentar la sequía; reducir las pérdidas en el suministro de agua potable, desarrollar una cultura del agua; mantener y restablecer las principales funciones de humedales y cuencas; e introducir políticas ambientales frente a las inundaciones, que permitan reaccionar frente a

Por otra parte, la Región exhibe varios ejemplos de estrategias de adaptación, tanto a nivel nacional como subregional. Un caso exitoso es el referido al Proyecto de Planificación para Adaptación al Cambio Climático Mundial en el Caribe (CPACC), del cual se trata en el capítulo 8 de este documento, referido a la cooperación regional. 6.3 La mitigación del cambio climático en América Latina y el Caribe. Muchas de las políticas de la Región que tienen un impacto sobre las causas del cambio climático se encuentran incluidas dentro de las más generales de control de la contaminación y de desarrollo sostenible. Estas políticas generan beneficios adicionales ya que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los habitantes de las ciudades y al mismo tiempo mitigan emisiones de GEI.

Conviene advertir, sin embargo, que estas tendencias en las políticas públicas no han tenido en ocasiones en sus fundamentos razones ambientales, pese a lo cual han producido un alto impacto positivo sobre las emisiones de GEI. este es el caso del programa de Etanol en Brasil, iniciado en los setenta; el programa de gas natural comprimido (GNC) en Argentina mediante el continuo crecimiento desde la década de 1980 y hoy con el mayor parque automotor del mundo con GNC (1,200,000 vehículos), los desarrollos hidroeléctricos que ubican a Latinoamérica como la de menor emisiones de CO2 por unidad de EE generada, la fuerte presencia del gas natural en sustitución de combustibles fósiles líquidos y sólidos, con una penetración de dicho combustible que, en algunos países, supera el 40% de la matriz energética, y las reformas desarrolladas que permitieron mejorar la eficiencia productiva en el abastecimiento, entre otras acciones que han tenido y tienen impactos positivos sobre la mitigación del cambio climático. Las posibilidades de la mitigación son de múltiples dimensiones en tanto1 : a) se relacionan con la disminución de emisioneso con el incremento de su captura; b) pueden implementarse tanto en elabastecimiento como en el consumo de energía; c) son aplicables tanto a la quema de combustibles como a las emisiones fugitivas; d) son posibles en todas las categorías o sectores reconocidos como emisores (energía, procesos industriales, cambio de uso de la tierra y forestal, agricultura, rellenos sanitarios, etc.). En este amplio espectro, las acciones en la Región se han concentrado en algunas categorías. Si bien las razones de esta concentración no han sido estudiadas a fondo, es posible que se deba a las oportunidades que las mismas ofrecen, al hecho de haber más experiencia en ciertos temas (energía, por ejemplo) o a las ofertas generadas por los donantes. Un área de atención ha sido la eficiencia energética. Ciertamente, la eficiencia energética ofrece oportunidades muy significativas, incluyendo lograr mayor competitividad en los mercados

1 Tomado de “El Cambio Climático en América Latina y el Caribe: Estado Actual y Oportunidades” que es una contribución del Comité Técnico Interagencial (CTI) a la XIV Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe (Panamá, Panamá; 20 al 25 de noviembre de 2003). El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) coordinó la preparación de este documento. Se recibieron insumos del Banco Mundial (BM), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

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diversas condiciones y que se vinculen a las medidas contra la sequía. - Promover la Gestión Integral de los Recursos Hídricos (IWRM, por sus siglas en inglés), incluyendo el principio de asegurar la integridad de los ecosistemas. - Diversificar la producción agrícola para enfrentar los cambios en la disponibilidad del agua y proteger los suelos. - Mejorar las prácticas agrícolas y forestales, promoviendo la conservación y protección de los bosques. - Desarrollar programas regionales de salud pública para enfrentar enfermedades recurrentes debido al calentamiento global, como la malaria, la cisticercosis, el dengue, la fiebre amarilla y el cólera. - Conservar y proteger las playas, manglares y humedales en las zonas costeras. - Desarrollar el ordenamiento territorial, incorporando el enfoque ecológico para los asentamientos humanos y para la definición del uso del suelo. - Introducir prácticas de gestión sostenible de uso del suelo. - Involucrar a las comunidades locales en el desarrollo de los esfuerzos de adaptación. - Instrumentar sistemas de información (incluyendo indicadores) y de monitoreo. .

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internacionales. La reducción de los consumos de energía neta sin afectar los servicios energéticos y la sustitución entre combustibles, son dos áreas de abundantes posibilidades en la Región. Los potenciales proyectos de eficiencia energética se relacionan con: a) desarrollo de proyectos demostrativos utilizando tecnologías eficientes; b) remoción de barreras para aplicación a gran escala y replicación de tecnologías eficientes; c) asegurar la sostenibilidad de proyectos de doble beneficio (ganar-ganar); d) facilitar los procesos de aprendizaje; e) desarrollar campañas de información sobre las bondades del uso eficiente; f) proyectos de manejo de demanda de electricidad; g) viabilidad de la creación de mercados de “eficiencia energética”; h) desarrollo de Empresas de Servicios Energéticos (ESCOS); i) desarrollo de nuevos marcos institucionales, regulatorios y de incentivos económicos y fiscales para el uso eficiente; j) fortalecer el testeo, certificación y etiquetado de artefactos; k) identificación de mecanismos de financiamiento para inversiones en eficiencia energética. A pesar de los esfuerzos realizados, se advierte que los resultados son relativamente modestos, debido en lo esencial a que se trata de esfuerzos aislados, no integrados en las políticas sectoriales y no articulados con otras acciones de modo de aprovechar sinergias. En varios países, no se ha contado con el apoyo de los sectores de abastecimiento de energía, quienes, luego de un proceso de reforma, manifiestan una racionalidad orientada a la maximización de la rentabilidad y, por ende, de las ventas. No ha sido además uno de los objetivos prioritarios de las políticas energéticas de

la Región, mas preocupadas por mejorar la eficiencia económica, garantizar el acceso, asegurar la expansión de largo plazo y atraer inversiones privadas para transferir del Estado a los sectores privados la responsabilidad en la provisión de energía. A ello se añade que el abordaje institucional ha tenido limitaciones y el papel asignado a diferentes actores no ha sido siempre claro. De las mencionadas, una acción clave que ha probado tener impactos muy importantes en el consumo de energía, y al mismo tiempo brindar beneficios económicos y sociales, se refiere al etiquetado y la fijación de estándares. Esta acción se orienta especialmente a la electricidad y a los artefactos usados más ampliamente. Con una acción muy costo efectiva, un país o una región puede observar transformaciones rápidas del mercado como consecuencia de la introducción de un programa exitoso de etiquetas y estándares. Ahorros por encima del 10% se han verificado en el reemplazo de los artefactos más ampliamente usados, una acción de gran impacto social dada la importante participación de la factura energética en los sectores de menor nivel de ingreso. Si se aprecian los datos por países en la Región, se observa que el PIB también crece a una tasa levemente mayor que las emisiones de carbono derivadas de la quema de combustibles fósiles. Lo anterior puede indicar un tenue desacoplamiento entre crecimiento económico y uso de energías fósiles. El mismo comportamiento se advierte si se considera más en detalle la relación entre el PIB, la energía y las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles de los principales emisores de la Región, donde el consumo de energía en la economía crece a una tasa menor que la del PIB. De igual manera, se refleja que las emisiones de carbono crecen también a una tasa menor a la del crecimiento de la oferta de energía. A ello ha contribuido la conversión hacia fuentes más limpias de energía. Esto ha ocurrido inclusive en México, el mayor emisor de carbono por quema de combustibles fósiles de la Región, como consecuencia tanto de los cambios en su economía como de sus programas de cambio hacia combustibles más limpios y eficientes. Las medidas y políticas tomadas en materia de energía y de mitigación de emisiones de carbono, representan un esfuerzo considerable y un logro que debe mantenerse. Algunos logros en países específicos se exponen a continuación.

Fuente: Fuentes Renovables de Energía en América latina y el Caribe. Situación y propuestas de políticas, CEPAL – GTZ, LC/L. 2132, . mayo/2004.

Fuente: Fuentes Renovables de Energía en América latina y el caribe. Situación y propuestas de políticas, CEPAL – GTZ, LC/L. 2132, mayo/2004.

6.3.1 El caso de Brasil. Brasil ha tomado múltiples medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Éstas incluyen la producción y uso de etanol y de bagazo de caña de azúcar, el desarrollo del mercado industrial del gas natural, y programas de control de la demanda de energía. Brasil lanzó su Programa Nacional de Alcohol (PRO-ALCOHOL) en 1975, para promover la producción de etanol como sustituto de la gasolina. La producción de azúcar ha dado lugar al uso en gran escala de dos importantes fuentes alternativas de energía usadas: etanol para los automóviles y bagazo de caña de azúcar para la generación de

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electricidad. Estos combustibles de la biomasa redujeron las emisiones de dióxido de carbono en el país en un 7% en 2000. Por otro lado, Brasil ha implementado políticas de cambio hacia combustibles más limpios. En el año 2000 la reducción de las emisiones de carbono, debido al cambio de combustibles más sucios por gas natural en el sector industrial, ascendió a 0,4 millones de toneladas. Se esperaba que la reducción del crecimiento de las emisiones de carbono alcanzara 1,1 millones de toneladas para 2005 y 1,4 millones de toneladas para 2010. Las medidas por el lado de la demanda se han traducido en reducciones importantes de las

Tomado de “El Cambio Climático en América Latina y el Caribe: Estado Actual y Oportunidades” que es una contribución del Comité Técnico Interagencial (CTI) a la XIV Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe (Panamá, Panamá; 20 al 25 de noviembre de 2003). El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) coordinó la preparación de este documento. Se recibieron insumos del Banco Mundial (BM), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

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emisiones en el país. Estas han incluido, desde 1985, el Programa Nacional de Conservación de la Electricidad (PROCEL). PROCEL financia, directamente o con otros organismos, una amplia gama de proyectos de eficiencia energética enfocados a la información, la administración de plantas por el lado de la demanda, la implantación directa de medidas de eficiencia y el soporte técnico. Se incluyó también un incentivo fiscal en 1993 para impulsar el uso de vehículos con menos potencia (vehículos con motores de menos de un litro) lo cual redujo emisiones por casi 2 millones de toneladas de carbono al año. Un estudio de escenarios de emisiones producidas a partir de la energía (el escenario Consejo Nacional de Política Energética de Brasil, CNPE), avalado por el gobierno, se sitúa dentro de los estudios más influyentes de su tipo en Brasil. Dicho escenario presenta algunas de las medidas en curso y de largo plazo: colocar el 10% del parque vehicular con etanol en 2020, aumentar la eficiencia de las plantas de cogeneración de bagazo de caña mejoradas en aproximadamente 50% y contar con plantas hidroeléctricas de pequeña escala con 14 GW antes de 2020. Plantas de cogeneración a partir de gas natural sustituyendo todas las centrales térmicas, y proyectos de eficiencia, ahorrarían un 20% del consumo proyectado para la electricidad en 2020. Si todas estas medidas se alcanzaran, las emisiones bajarían por debajo del escenario base (business as usual) de CNPE, en 18 millones de toneladas de

carbono, es decir, el 13% en 2010; y en 45 millones de toneladas o 20% en 2020. Una comparación de las alternativas y del escenario del CNPE demuestra que el pronóstico del gobierno es conservador con respecto a la reducción potencial en emisiones de carbono por mantener o ampliar programas actuales. Por ejemplo, mantener una flota del 5% de vehículos aprovisionados de combustible solamente por el etanol y el aumento de sistemas de cogeneración a partir de bagazo de caña, disminuiría aproximadamente 5 millones de toneladas de carbono en 2010 y 7 millones de toneladas en 2020. Otro tópico importante en Brasil, es el Programa de Incentivos para Fuentes Alternas de Energía Eléctrica (PROINFA). Creado el 26 de abril de 2002, y revisado el 11 de noviembre de 2003, PROINFA tiene por objetivo la diversificación de la matriz energética brasileña, la búsqueda de soluciones regionales para la utilización de fuentes renovables de energía, la garantía de la utilización de mano de obra local, y la reducción de las emisiones de GEI. PROINFA se propone la producción de 3.300 MW a partir de fuentes alternas de energía, producidas por energía eólica, biomasa y pequeñas centrales hidroeléctricas (PCHs), siendo 1.100 MW por cada fuente. Esta producción duplicará la participación en la matriz de la energía eléctrica brasileña a partir de fuentes alternas, las cuales representan el 3,1% de la producción total, esperando llegar a 5,9% en 2006.

Los programas y medidas relacionados con la energía han proporcionado una amplia gama de ventajas para la economía brasileña, y han sido de gran ayuda en la disminución de emisiones de carbono. Estos programas y medidas han reducido las inversiones requeridas en el sector energético, disminuido las importaciones netas de energía y mejorado la balanza comercial, elevando la eficiencia energética y expandiendo el uso de energía renovable, lo que ha llevado a cambios sociales y ambientales positivos. Si se implementaran en una escala más amplia, estos programas y medidas acortarían significativamente los aumentos proyectados en las emisiones de carbono.

Con la implantación del PROINFA se estima que se generarán 150 mil empleos directos e indirectos durante la construcción y operación de las empresas. Las inversiones previstas del sector privado son del orden de $ 8,6 mil millones.

El Programa de sustitución por alcohol en el transporte.

En relación al abastecimiento de energía eléctrica del país, PROINFA será un instrumento de complementariedad energética a la energía hidráulica, responsable de más del 90% de la generación. La entrada de nuevas fuentes renovables evitará la emisión de 2,5 millones de toneladas de carbono por año, ampliando las posibilidades comerciales de certificación de reducción de emisión de carbono, en los términos del Protocolo de Kyoto. La generación eléctrica a partir de bagazo de caña puede suplir a la hidroelectricidad con una eficacia alta a nivel de costos de hasta sólo $0,03 por kilowatt-hora. Con respecto a las plantas hidroeléctricas a pequeña escala, esta tecnología alternativa tiende a ser competitiva tanto a corto como a mediano plazo. El viento tiene considerable potencial para producir energía y podría suplir a la hidroelectricidad en algunas regiones de Brasil. Para la cogeneración con gas, han existido algunas dudas sobre la compra y venta de electricidad y la falta de una política de incentivos aún obstaculiza el uso amplio de esta alternativa. Finalmente, el uso de la electricidad en Brasil es rentable debido a su eficiencia. Un examen reciente de las medidas implementadas de conservación de electricidad para la distribución, muestra un costo promedio de $0,02-0,03 por el kilowatt-hora ahorrado debido a las medidas de eficiencia. En contraste, la tarifa promedio residencial en Brasil era de $0,08 por kilowatt-hora a principios de 2002.

La primera gran crisis mundial petrolera en 1973cuando el barril de petróleo subió de USD 2,70 a USD 11,20- provocó un gran déficit en la balanza comercial brasileña, en una época en que el país importaba prácticamente el 80% del total del petróleo que consumía. En un solo año -de 1973 a 1974- los gastos de importación del combustible se elevaron de 600 millones a 2 mil millones de USD. Este enorme desequilibrio en la balanza de pagos evidenció la vulnerabilidad estratégica del Brasil Como consecuencia de ello, se originaron riesgos para el abastecimiento interno que demandaron la toma de decisiones inmediatas. Para hacer frente al problema, el Gobierno Federal diseñó tres programas que tuvieron como objetivo la sustitución de diesel, de combustóleo y de gasolina por otras fuentes de energía, decidiendo realizar estas inversiones con preferencia a las planeadas para la prospección de petróleo. A través de los estudios desarrollados por la iniciativa privada, surgió la recomendación para la creación de un programa de energía alterna, basado en el alcohol como combustible. En 1975, con inversiones de USD 11,73 mil millones y con participación mayoritaria del Banco Mundial, se presentó el Programa Nacional de Alcohol (Proálcool), que fue la primera iniciativa mundial para la producción de energía alterna a gran escala y con tecnología 100% nacional. Después de la segunda crisis mundial del petróleo, cuando el precio del barril subió a 34 dólares, se intensificaron aún más las inversiones en el programa, promoviendo préstamos y subsidios a los ingenios cañeros, así como a las plantas que lo producían. La oferta de Proálcool no

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PROINFA cuenta con la ayuda del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), el cual creó un programa de apoyo a las inversiones de fuentes alternas de energía eléctrica. Dicho programa incorpora una línea de crédito prevista para financiar hasta el 70% de la inversión, y los inversionistas deben aportar capital propio para el 30% restante. Eletrobrás, mediante un contrato de compra de energía de largo plazo (PPAs), asegura al empresario una compra mínima del 70% de la energía contratada durante el periodo de financiamiento, además de una protección integral al riesgo de fluctuaciones de corto plazo en el mercado. Los contratos tendrán una duración de 20 años.

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solo redujo la dependencia externa del combustible y la fuga de divisas, sino también impulsó el desarrollo interno, evolucionó la tecnología nacional y el crecimiento de la producción nacional de bienes de capital, generando ingresos y elevando el número de empleos. La implementación de Proálcool se puede dividir en dos fases: la iniciada en 1975, basada en el uso de la infraestructura existente y caracterizada por la producción de alcohol anhidro para ser adicionado a la gasolina. El proceso de mezcla de combustibles, al avanzar el programa, pasó de una mezcla de 20% en 1977 distribuida sólo en Sao Paulo, al 22% en 1980 siendo adoptada en todo el país; una segunda fase se inició en 1979, y además de producir alcohol anhidro, también se empezó a fabricar alcohol hidratado que serviría para consumirse en vehículos proyectados para el uso exclusivo de alcohol como combustible. El éxito superó todas las expectativas. En 1984, los vehículos con sistema de alcohol constituían el 94,4% de la producción de las plantas armadoras, es decir, 19 de cada 20 vehículos que se producían en la línea de montaje. Aunado a este esfuerzo, se tenía una política definida que remuneraba adecuadamente al productor de alcohol y mantenía una relación diferenciada entre los precios del alcohol y de la gasolina. Autobús Híbrido La Secretaría del Ambiente del Estado de Sao Paulo viene coordinando, desde enero de 2004, un proyecto que tiene como objetivo probar el desempeño y la viabilidad económica, técnica y operacional de autobuses híbridos desarrollados y fabricados en Brasil. Los autobuses híbridos son vehículos equipados con un motor diesel de 80 HP que genera la energía eléctrica para el motor principal de 260 HP. Este sistema de tracción híbrida eléctrica permite la reducción de hasta el 90% de las emisiones de agentes contaminantes y un ahorro de hasta el 30% en el consumo de combustible, además de una reducción significativa en la contaminación sonora. El vehículo, fabricado por la compañía Eletra, en Sao Bernardo do Campo, con tecnología enteramente brasileña, costó aproximadamente USD 100 mil, siendo 5% más barato que un trolebús y 30% más caro que un autobús convencional, con motor a diesel. Como esta tecnología presenta viabilidad operacional y económica, su utilización representa un avance

importante en la disminución de los GEI generados por el sector transporte en los países en vías de desarrollo, a medida que los autobuses movidos por diesel sean el principal medio de transporte utilizados en las ciudades de estos países, tomando en consideración que las inversiones en transporte masivo como el metro u otras alternativas similares requieren capitales que no estarán disponibles en el corto y mediano plazos. En otras palabras, la viabilidad y perfeccionamiento de esta tecnología puede ser aprovechada en proyectos MDL dentro del sector transporte, en el cual prácticamente no existen alternativas de reducción de emisiones. 6.3.2 El caso de México Según las proyecciones del gobierno mexicano, su población crecerá en casi 29 millones de habitantes para 2040, cuando sumará 131 millones de personas. Si a partir de entonces la población estabiliza su crecimiento y se mantienen los actuales niveles de

Por lo que toca a la producción y distribución de gas natural, su dinámica influirá decisivamente en el volumen de emisiones del sector energético durante, al menos, la próxima década. Las reservas domésticas son inciertas y el desarrollo de este sector plantea obstáculos constitucionales y políticos equivalentes a los del sector de generación eléctrica. Se espera que la producción de gas natural crezca a una tasa superior al 6% anual, para llegar a 7,6 exajoules en 2010, y que la demanda doméstica crezca a una velocidad mayor que la oferta, por lo que se incrementarán las importaciones. Existen planes específicos para fomentar el desarrollo de las energías renovables, como la eólica. Un estudio de la Segunda Comunicación Nacional de México ante la CMNUCC proyecta un incremento de 149% en las emisiones de CO2 en el país, derivado de la quema de combustibles fósiles, durante el periodo comprendido entre 1990 y 2010. En contraste, habrá una disminución de una tercera parte de éstas a partir del cambio de uso de suelo, también, entre 1990 y 2010. Según este estudio, las emisiones totales de dióxido de carbono crecerían en un 69%. Si la inversión estuviera disponible, las estrategias de mitigación identificadas en dicho estudio podrían reducir las emisiones en un 45% por debajo de la proyección de la línea base para 2010, alcanzando un nivel cercano al de 1990.

1

Exajoul =1 Joule X 1018.

De acuerdo a esta Comunicación, el potencial de mitigación del país es de 107 millones de toneladas de carbono para el 2010, lo cual provendría en una tercera parte de la disminución en la quema de combustibles fósiles y las dos terceras partes restantes por la captura de carbono en selvas y bosques. En ambos sectores, la inversión insuficiente es el cuello de botella. Una evaluación de los costos de estrategias viables para la mitigación dentro de los sectores de energía y forestal, fue emprendida recientemente, con acciones tales como la sustitución de focos incandescentes por lámparas compactas fluorescentes y el mejoramiento de los sistemas de bombeo, las cuales son consideradas como opciones de ganar-ganar, y que proporcionan ventajas incluso en ausencia de mitigación de las emisiones. Un estudio reciente, comparativo del potencial de mitigación y opciones en la agricultura, demuestra que si bien no es la menos costosa, su potencial es mucho mayor que el de las otras opciones de ganarganar del sector energético. Por otra parte, fallas del mercado, así como barreras institucionales y socioculturales limitan la viabilidad de las opciones en el sector forestal. En la década de los noventa, México adoptó políticas y medidas que han ayudado a estabilizar el crecimiento de las emisiones de GEI del país. Estos esfuerzos incluyen la mayor utilización de gas natural sobre otros combustibles con mayor intensidad de carbono, la promoción del uso eficiente de energía y el abatimiento de buena parte de la

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PIB per cápita, el consumo doméstico de energía se incrementaría casi 2 exajoules1 al año.

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deforestación. La demanda de gas natural ha rebasado su oferta y el crecimiento de ésta es difícil. La mayor parte de los pozos productores de gas natural se encuentran situados al sur del país, lejos de los centros de demanda, porque, entre otras cosas, las restricciones presupuestarias han retardado la construcción de nuevos gasoductos. Los esfuerzos más significativos por el lado de la demanda de energía incluyen dos importantes instituciones para la eficiencia energética: la Comisión Nacional para el Ahorro de la Energía (CONAE) y el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE), creados en 1989 y 1990, respectivamente. Estos dos organismos promotores del ahorro de energía en el país y pioneros en el uso de energía renovable, desarrollaron normas para el uso de la energía y apoyaron la investigación y desarrollo del uso racional de ésta. El FIDE, una organización no lucrativa, ayuda a instrumentar programas de ahorro de energía eléctrica en los sectores residencial, industrial, comercios, servicios municipales, y agropecuario. Desde su establecimiento hasta el segundo trimestre de 2005, las acciones realizadas por el FIDE en estos sectores han logrado un ahorro de 2,399 GWh, con el cuál se evita la construcción de 855 MW de capacidad instalada.1 Por su parte, CONAE ha promovido con éxito 18 estándares de rendimiento energético para varias aplicaciones y equipos, que redujeron el consumo de energía en el año 2005 en 12,500 GWh, evitando emisiones a la atmósfera por alrededor de 8.2 millones de toneladas de CO2 equivalente.2 En su conjunto, se estima que los programas de ahorro de energía eléctrica en la CONAE y el FIDE obtuvieron un ahorro equivalente de 19,650 GWh en consumo, y 4,900 MW en capacidad diferida.3 Un programa de ahorro de energía dentro de PEMEX se ha traducido en la reducción del 22% en el consumo de energía por unidad de producción. Las emisiones de CO2 de PEMEX disminuyeron en un 6.5% al pasar de 40 millones de toneladas en 2001 a 37.4 millones de toneladas en 2005.4

La disponibilidad de combustibles fósiles a bajo precio ha restringido la expansión de la energía renovable, la cual desempeñó previamente un papel importante a través de la construcción de las presas hidroeléctricas. Sin embargo, México tiene un potencial muy importante en energía renovable, del cual el gobierno ha estado explorando una serie de proyectos desde mediados de los años setenta. Estos proyectos han aumentado de manera significativa la capacidad industrial en áreas tales como la fabricación de tecnologías solares.5 Por otra parte, el uso de las energías renovables tiene una larga historia en México. En el servicio público, las energías renovables constituyen el 25% del total de capacidad de generación. De ellas, la hidráulica es la más desarrollada, con 10,530 MW de capacidad instalada al 2004. La escasez de agua, sin embargo, limita su operación. El crecimiento de la oferta energética de México se derivará de la instalación de plantas de ciclo combinado impulsadas por gas natural, debido a sus menores costos de operación. Las oportunidades de aprovechamiento de los recursos han permitido que la generación eléctrica, utilizando energías renovables (principalmente hidroelectricidad y geotermia), hayan representado al 2004 sólo el 24.4 % de la capacidad total de Sistema Eléctrico Nacional (SEN), mientras que en generación significaron el 15.3%. Se estima que la aportación de energía renovable ha disminuido a 24.4% del total de la capacidad de generación del 2000 al 2004. Hasta 2004, se tienen instalados 3 MW de energía eólica en el SEN con los que se generaron 6 GWh de energía eléctrica. En 2005, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) inició la construcción de la primera planta eólica de gran escala en México (85 MW) en La Ventosa, Oaxaca, que entrará en operación en octubre 2006.6 México es un país líder en energía geotérmica con 960 MW de capacidad instalada, con cerca del 2% del servicio público de energía. En relación a la autogeneración de energía eléctrica, la capacidad instalada de sistemas fotovoltaicos se incrementó de 7 a 15 MW de 1993 a 2003, generando más de 8 GWh por año en

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electrificación rural, bombeo de agua y refrigeración. Además se encuentran operando 3 centrales minihidráulicas con una capacidad instalada de 16 MW que generan 67 GWh al año. Es importante mencionar que durante 2005, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) autorizó 19 MW para generar 120 GWh/año con biogás, 70 MW para generar 105 GWh/ año con bagazo de caña, y 224 MW para generar 391 GWh/año con sistemas híbridos (combustóleobagazo de caña). 7 Al mismo tiempo, México está desarrollando programas de incentivos al financiamiento de proyectos y a la generación de electricidad con energías renovables. Los primeros están siendo impulsados por la banca de desarrollo de México, los segundos se atenderán a través de una alianza del gobierno de México con el Banco Mundial y el GEF. Su operación conjunta con el nuevo marco regulatorio para las energías renovables abrirá la puerta a una nueva era para el desarrollo de estas energías. A través de la banca de desarrollo (Banco Nacional de Obras Pública, Nacional Financiera, S.A.) se está apoyando un entorno adecuado para el desarrollo de las energías renovables a través de instrumentos de promoción y de apoyo que actúan tanto en la esfera pública como en la privada, pues financia proyectos de infraestructura y servicios públicos de gobiernos locales, apoya su

fortalecimiento financiero e institucional, y promueve la inversión y financiamiento privado. La banca de desarrollo se ha ido especializando en estructurar el financiamiento, atender el riesgo del proyecto (regulatorio y político), y facilitar el proceso de inversión y financiamiento. Para ello busca que los créditos colocados se ajusten a los plazos de recuperación y que se optimice la mezcla de recursos financieros, además de contribuir a cubrir riesgos que el mercado no está dispuesto a tomar, incluyendo los de riesgo político y aseguramiento del pago. A partir del 2005, entró en vigor una modificación a la Ley de Impuesto sobre la Renta en donde los contribuyentes que inviertan en equipo y maquinaria para la generación de energía proveniente de fuentes renovables (proyectos de aprovechamiento de energía proveniente del sol, viento, agua, biomasa, residuos, mareas-oleaje y calor del subsuelo) podrán deducir el 100% de la inversión en un solo ejercicio fiscal. Por otro lado, se han desarrollado una serie de instrumentos de fomento para las energías renovables con la cooperación de organismos internacionales de apoyo. La alianza estratégica entre el gobierno de México el Banco Mundial y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial apunta en esa dirección. A través

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del Fondo Verde se busca superar las barreras que han existido para el desarrollo en gran escala de las energías renovables en el país. Dicha iniciativa se apoyará en una donación de hasta USD 70 millones que busca compensar las diferencias en el costo de la generación de electricidad mediante fuentes convencionales y el de las fuentes renovables.

el Aprovechamiento de las Fuentes Renovables de Energía. Esta iniciativa propone la creación de un fideicomiso, fundado en aportaciones obligatorias del gobierno federal, que garantice la participación de un 8% para el 2012 de las energías renovables en la generación total de electricidad (sin incluir las grandes hidroeléctricas).

El Fondo Verde es un mecanismo financiero que busca el reconocimiento progresivo del valor real de las fuentes renovables de energía. En vez de un subsidio al capital, cada proyecto recibirá un incentivo fijo por unidad de energía generada durante 5 años. En su primera etapa, el fondo debe permitir el desarrollo de alrededor de 100 MW de generación con un fondo de USD 25 millones. En una segunda etapa, otros USD 45 millones permitirán el desarrollo de alrededor de 500 MW adicionales.

En México, el desarrollo de la tecnología de turbinas de ciclo combinado de gas natural ha permitido contar con una infraestructura que posibilita producir energía a partir del uso de hidrocarburos más limpios. Éste cuenta con menos emisiones de GEI que las del combustóleo (este último emite 180 Kg/ GJ por 130 de gas natural), combustible que se empleaba anteriormente. Sin embargo México aún enfrenta múltiples dificultades regulatorias, de infraestructura y políticas, para impulsar un mayor uso de energías renovables. Por lo mismo, una evaluación de los mecanismos de flexibilidad actuales y en particular del MDL, podría contribuir a superar las barreras aún existentes y a impulsar un mayor uso de combustibles menos contaminantes.

Se espera que el desarrollo integrado de proyectos, una mejora en la coordinación de la administración conjunta de las energías renovables (ejemplo: la eólica y la hidráulica) y estudios adicionales, corroboren su aportación en capacidad a la red nacional eléctrica. Ello permitiría ir sustituyendo progresivamente el pago del incentivo para la generación del Fondo Verde por un pago por capacidad de generación por parte de la CFE, haciendo el esquema auto sostenible en el largo plazo. Dentro del marco legal, la Cámara de Diputados aprobó en diciembre de 2005 la iniciativa de Ley para

6.3.3 El Caso de Uruguay: Éxito en la captura de carbono La experiencia de Uruguay, en términos de la incorporación a su desarrollo económico de respuestas adecuadas ante el cambio climático,

empezó desde la década de los 80, con algunos programas cuyos objetivos no consideraban de manera explícita el cambio climático, pero que resultaron muy eficaces en cuanto a la captura de carbono. Tal es el caso de la Ley de Conservación del Suelo de 1982, que al fomentar un menor uso del arado aumentó la captura del carbono en el suelo. Para finales de los años 80 la captura de carbono ya se reconoció de manera explícita como un objetivo de la legislación nacional, como fue el caso de la Ley No. 15.939. A partir de su entrada en vigor en 1987, esta Ley ha fomentado una expansión importante de las plantaciones forestales, con los propósitos específicos de contrarrestar la deforestación, conservar los bosques nativos, proveer una fuente de leña para reducir costosas importaciones de combustibles fósiles y, como se especifica en su artículo 4, para compensar en gran medida las emisiones de CO2. Como una consecuencia de estas medidas, en 1998 la cantidad de CO2 capturada fue casi igual a la suma de las emisiones de CO2 de los sectores de energía e industria juntos. Por ello, mientras las emisiones de CO2 de estos sectores aumentaron en 54% durante el periodo 1990-1998, las emisiones netas del gas durante el mismo lapso se redujeron en 88%. No obstante, la fuente de emisiones de GEI más importante de Uruguay es el sector pecuario, las emisiones de metano (CH4) y oxido nitroso (N2O) de sus 11 millones

de bovinos y 13 millones de ovejas aportaron la mayor parte del total de las emisiones en 1998. Aún así, el mejoramiento de los pastizales con fertilizantes y con la siembra de leguminosas, sobre todo en años recientes, ha aumentado por mucho la capacidad de los suelos de capturar carbono. Tomado como un todo, se calcula que la captura de CO2 a raíz de estos programas equivale aproximadamente al 50% de las emisiones totales de GEI de Uruguay1 . 6.3.4 El caso de Colombia: Transporte público en Bogotá El crecimiento de la economía y la liberalización del mercado y del comercio exterior, han generado desde finales de la década de los 80 y comienzos de los 90, un aumento sostenido del parque automotor en muchos países de la Región. Esto a su vez ha traído consigo un incremento importante en la contaminación atmosférica. La contaminación generada por los vehículos no sólo emite GEI, sino también otros contaminantes con un efecto local, que tienen un impacto nocivo sobre la salud humana. Para el año 2003, Bogotá contaba con una población de aproximadamente 7 millones de habitantes, con una densidad poblacional de 210 personas por hectárea. Cerca de 32,000 vehículos de transporte público transportaban el 72% de la población, mientras que un millón de autos transportan sólo el

1 Fuente: OCDE Environment Directorate (2004) Global Forum on Sustainable Development: Mainstreaming Climate Change responses in economic development of Uruguay (ENV/EPOC/GF/SD/RD (2004)2.

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19% de la población. Con base en el análisis de esta problemática, se ha desarrollado un sistema de planificación integral del transporte en la ciudad de Bogotá, que cuenta con 4 programas principales:

cuenta con tres programas principales: Transmilenio, Transporte público colectivo y Transporte público individual. Transmilenio

1.- La malla vial, que tiene como objetivo desarrollar una distribución espacial y longitudinal a lo largo de la ciudad de Bogotá, que permita una mayor fluidez al tránsito vehicular. Actualmente dicha vía cuenta con una longitud aproximada de 1,310 Km.

Este es un esquema de transporte público-privado, en el cual los autobuses colectivos utilizan como combustible gas natural y diesel, además de contar con convertidor catalítico. El programa intenta reducir la emisión de contaminantes en hasta cerca del 80% de los autobuses de pasajeros.

2.- El sistema de espacio público, que incluye andenes, vías peatonales y otros elementos similares.

Medidas de gestión del tráfico

3. El programa de las zonas integrales de estacionamientos, que tiene como objetivos principales liberar espacio de calles y avenidas para la circulación de vehículos, aumentar la capacidad efectiva de las vías, reducir los desplazamientos en auto que impliquen estancias prolongadas del vehículo (viajes domicilio–trabajo), facilitar el estacionamiento de corta duración por motivo de negocios o trámites personales, etc.; y fomentar la utilización de medios de transporte de altos niveles de ocupación. 4.- El Sistema de transporte público, que a su vez

Como una forma de resolver el problema del transporte particular, el gobierno de Bogotá ha impulsado medidas de gestión de tráfico entre las cuales destacan: 1.- Restricción de vehículos particulares. Los objetivos principales de esta medida son: mejorar las condiciones de movilidad en la ciudad, disminuir los tiempos de viaje de los desplazamientos y aumentar productividad, incentivar el uso del transporte público colectivo y aumentar la ocupación de los vehículos particulares para racionalizar el uso del espacio vial.

3.- Red de transporte alternativo. Se construyeron 269,3 Km. de ciclorrutas, mientras que restan 66 Km. de ciclopistas por construir. 4.- Día sin automóvil. Esta medida se planteó después de haberse llevado a cabo una consulta popular el 29 de octubre de 2000. Como resultado de esta medida se logró un 94% de aumento en la circulación de bicicletas, y un incremento del 22% en el volumen del transporte público, un 40% sobre el volumen de taxis y un incremento del 30% de pasajeros movilizados en corredores principales. 5.- Pedagogía. Se han realizado varias acciones para fortalecer las capacidades de las autoridades encargadas del tránsito vehicular, así como educación y capacitación tanto a los conductores como a la sociedad. Algunas de estas medidas consisten en campañas de prevención, educación en tránsito para comunidades escolares, fortalecimiento integral de la policía de tránsito, capacitación a conductores y creación de centros de conciliación para inspectores de tránsito.

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2.- Restricción de vehículos de servicio público. Los objetivos de este programa son: mejorar las condiciones de movilidad, disminuir los tiempos de viaje de los desplazamientos y aumentar la productividad, mejorar los niveles de ocupación de los vehículos de servicio público y disminuir la sobreoferta del parque automotor.

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37

Fuente: OCDE Environment Directorate (2004) Global Forum on Sustainable Development: Mainstreaming Climate Change responses in economic development of Uruguay (ENV/EPOC/GF/SD/RD(2004)2.

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

89

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

90

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

91

POB

2001

PIB

PIB

Reniovable

Energía

OTE Ren

(KBEP)

Total

Leña

OTE Leña

Secundarios

Hidrocarb.

Segun.

OTE Comb.

(KBEP)

Petróleo

OTE Petro

(kBEP)

OTE Hydro

Generación

Hidroenergía Emisiones

CO2 electr eléctrico

Consumo

CONPorCap

Consumo

Leña

CON

Secundario

hidrocarburos Consumo final Electr.

Consumo

ARGENTINA 8705

269

37944

752600

8034

36,68

14328,92

10024,64

16956,62

10535,07

59148,95

39152,66

517069,78

8927,67

209,90

23317,47

38,4

8197,91

3184,9

1575,29

387,49

17334,11

30928,6

152204,24

2414,3

0,01

4360,36

6730

3058

2257,09

8584

314

4548

8142

10493

5227

-3181

8351

40456

1628

623

-17960

GLP, Keros,

547306,8

8348,5

0,01

0,01

0,01

4546,95

0,01

6556,33

58437,82

39375,2

3471,55

106423,5

75642,74

580570,2

10525,77

0,01

185201,2

2108,49

300,81

43663,15

212,5

1520,51

404,6

0,01

1307,44

0,01

877,82

5180,86

82,41

4483,95

26251,13

14368,78

203575,16

5031,15

0,01

27763,2

2216,84

0,41

1094,88

1460,56

98185,32

2666,04

1385,76

201,34

192,52

3130,75

79,13

1504,48

2970,12

6313,99

401,92

5787,87

10585,35

16338,45

1729,34

563,72

14310,39

(Gg CO2)

Eléctrica

1,12

0,72

0,76

1,41

0,31

1,57

2,41

0,52

0,03

0,92

0,47

1,37

0,64

0,75

2,62

0,84

1,49

0,81

1,77

0,41

2,87

1,94

(---/hab)

p/capiat

5055,71

11748,96

9955.75

4344,66

8527,89

44107,48

352,78

8606,89

7055,68

1657,57

23190,36

32,68

8134,05

3184,9

2019,32

328,59

15420,49

27931,26

103689,29

2137,97

0,01

1542,01

(kBEP)

de Leña

16344,02

27954,78

6882,82

6291,85

3252,51

191382,92

4301,38

6144,56

2669,9

1127,39

9971,06

130,94

5604,02

22214,94

13781,95

5988,02

33049,01

46142,09

303206,5

5674,13

412,09

74621,7

(kbBEP)

39234,32

79156,4

26430.6

18853,06

15850,23

684663,5

17325,3

22069,99

12580,21

5253,76

48419,19

453,02

21903,66

49373,04

72280,92

17604,73

163725,6

114491,5

1168403

18284,65

1872,34

290041,8

(kBEP)

total

11510

21985,18

48209,88

5380,36

2553,84

203362,52

6934,3

4099,13

469,58

914

6191,1

153,3

4466,49

11885,36

15699,8

7477,23

45248,55

43676,54

344559,25

4166,1

860

84430,27

61037

23052

19289

1035381

26446

25137

15195

7052

55445

544

28378

59576

82443

22780

214966

188023

1373979

29544

2813

422450

Ener. Elecrt. energía

Producción

91104

17992,68

25428,04

3759,3

6073,76

3819,24

345611,9

10628,74

5730,58

1687,09

1587,54

10693,12

214,26

5871,47

19625,94

28953,74

5653,47

54549,96

50334,56

304516,9

7621,58

1075,86

CO 2 total

CARBADOS 175084

81900

8894,24

1683,5

2282

5823,91

36542,36

5974,55

Emisiones

BOLIVIA 15589

97900

2880,69

10376

24368

10167,25

13974,03

OTE

BRASIL 43817

15100

9204,73

8949,3

1444

690,36

680,12

Totales

CHILE 4200

22800

10666,85

1129,95

3617

54129

Oferta

COLOMBIA 11273

19200

1964,28

44107,48

6290

14144,11

GUATEMALA 11995 18100

1157,51

63710,56

4254,37

5643,4

1482,64

(KBEP)

2628,53

57777

6762

106271

18789

463750

126341,9

4159,03

24152,43

2325,11

111837

(Gg CO 2)

COSTA RICA 13112

11250

108977,09

8688,1

6697

319,15

(kBEP)

CUBA

765

EL SALVADOR 6518

ECUADOR

8556 3100

9610,47

4412,94

15170

0

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

9605,98

3,16

16212,71

87405,46

3,79

5905,47

246279,3

136,4

2699,96

49099,77

4089,06

1,82

20,6

951,09

22,66

2,48

0,01

6633,52

22775,75

4198,88

9249,17

133774,95

55365,82

1850

353719,6

1137

-118156

-18443

(GWh)

GUYANA 6828 4710

6676,81

11987,03

total de

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (26 PAISES): DATOS E INDICADORES SOBRE OFERTA Y CONSUMO DE ENERGÍA OFERTA TOTAL (sectorial) de ENERGIA 2002 CONSUMO DE ENERGIA 2002 Población

Total (K

HAITI 2521

473000

5024,40

12761,44

313,88 0,01

2692,02 50,07

Diesel

HONDURAS 101847

2550

30250,02

Prod,

2002 (M USS BEP)

JAMAICA 5347

9500

9265,57

CON total

(en miles) de 1995)

MEXICO 2942

8700

48451,49

NICARAGUA 5778

60600

257000

PANAMÁ 26749

94

PARAGUAY 8577

GRANADA

PERÚ

1314,13

8274,86

REPÚBLICA

613,34

17770 421

DOMINICANA 1306

133901,74

9183,55

SURINAME

3385 19000 76800

TRINIDAD Y

URUGUAY

25093

TOBAGO

VENEZUELA

92

Fuente: Elaborado sobre la base de los balances nacionales;CEPAL, Anuario estadístico de América Latina y el Caribe, 2002 (LG/G 2190-P, Santiago de Chile, 2003. Publicación de las Naciones Unidas, No. de venta: E) S.03 II G.I; y datos del sistema de información Económica Energética (SIEE) de la Organización latinoamericana de Energía (OLADE).

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

93

En el contexto regional, durante la Reunión Latinoamericana y Caribeña llevada a cabo en Brasil en agosto de 2003, Brasil, Argentina, Chile y México presentaron sus experiencias en torno a las energías renovables y también se comentaron las experiencias regionales de Centroamérica y el Caribe. En resumen, estas contribuciones mostraron que en Argentina hay varias iniciativas relacionadas con el uso eficiente de la energía, con un especial énfasis en el suministro público de energía, la producción de acero y la cogeneración. La misma relación mostrada en la gráfica anterior, se presenta ahora para el caso de Argentina. En Centroamérica, existe un gran potencial para desarrollar este sector y la mezcla de suministro de energía ya está bastante diversificada, haciendo uso tanto de la energía hidroeléctrica como de la geotérmica. Brasil, ha dado prioridad a la energía eólica, a las pequeñas plantas hidroeléctricas de menos de 30 MW y a la biomasa. La comunidad del Caribe está trabajando en la creación de una estructura financiera para expandir el mercado de las energías renovables. Chile presentó iniciativas que favorecen una mayor participación de fuentes de energía renovables a través del otorgamiento de créditos de carbono y bonos para la descontaminación, como una forma de promover la eficiencia energética de acuerdo con las metas de reducción de contaminación.

México sugirió el aseguramiento de la transmisión y distribución de energía mediante sistemas de generación independientes, e informó que sólo aprovecha 10% de su potencial de energía eólica debido a su limitada infraestructura. El cuadro que sigue, presenta los principales programas que, vinculados al tema energía, existían en el Caribe hasta marzo de 2004.

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

94

PROYECTOS Y PROGRAMAS DE ENERGIA VIGENTES EN EL CARIBE (A MARZO 2004) Organizaciones internacionales

Contarpartes nacionales / regionales

Programa

Descripción

Observaciones/etapa

PMAM/PNUD Guyana

CARICOM

CREDP/PNUD

Eliminación de barreras para los proyectos basados en energías renovables en el Caribe.

Extensión de la fase B del MPP

BMZ/GTZ Alemania

CARICOM

CREDP/GTZ

Eliminación de barreras para los proyectos basados en energías renivables en el Caribe (Proyecto paralelo al del CRED/PNUD en países seleccionados del Caribe)

La aprobación del proyecto aún esta pendiente Etapa de implementación

OEA/Instituto del clima/Winrock (GSEII)

Gobierno de Santa Lucía, San Vicente y las Geanadinas y Dominica

GSEII

Desarrollo de políticas energéticas sostenibles en países seleccionados

Implementación

Banco Mundial/ ESMAP

Secretaria de CECA/Unidad de Gestión de Recursos Naturales

Estudio sectorial de ESMAP: Desarrollo sectorial en pequeñas islas

Union Europea

Delegaciones regionales de UE y oficinas nacionales de administración de los países del Caribe

Programa de energía para la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible

USAID

CAST

Eficiencia energética en el sector de turismo

PMAM/PNUD

OLADE/Sistema de Información Energética del Caribe

Proyecto de eficiencia energética

Etapa de aplicación/ negociación

Financiamiento de estudioas, análisis, elaboración de proyectos, aplicaciones, talleres

Fase preparatoria

Etapa B del MPP

UE/ Insulta

Euro-Caribbean RES Forum

Programa de fomento de las exportaciones para el secto de la energía de Europa

Gobierno de Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Japçon y Canadá

Energía sostenible para el desarrollo sostenible en el Caribe

Principales objetivos de la asociación/iniciativa: -Acelerar la transferencia y la adopción de fuentes de enrgía renovables - Implementar proyectos piloto sobre eficiencia energética -Crear capacidad para la formación de profesionales del sector de la energía

BMZ/GTZ

Título de trabajo:

Eficiencia energética en hoteles, suministro de agua eficiente, recicleje de agua, calentamiento solar de agua Además: eficiencia energética en la industra y el comercio

Conferencia de lanzamiento, Santa Lucia, mayo de 2002

Fase preparatoria Estudio de referncia iniciado en septiembre de 2003 Fecha Límite: mediados de noviembre 2003.

Fuente: Fuentes renovables de Energía en América Latina y el Caribe. Situación y propuestas de políticas, CEPAL-GTZ, LC/L. 2132, 19 de mayo 2004.

6.5 El Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL)

La expectativa de ingresos adicionales hace atractivos o rentables proyectos que reducen emisiones y promueven el desarrollo sostenible en dichos países. El MDL ha despertado interés entre los gobiernos y la sociedad, en particular entre los empresarios. La instalación de oficinas nacionales de MDL, el establecimiento de procedimientos y de actividades de capacitación, identificación, cuantificación, búsqueda de fondos y promoción de actividades o proyectos MDL, es hoy un motor importante para concienciar a la sociedad sobre el problema de las emisiones de GEI, el cambio climático y para la creación de capacidades regionales. De los 33 países de América Latina y el Caribe Partes de la Convención, 31 de ellos ya han ratificado el Protocolo de Kyoto. El cuadro que sigue resume esta información. País

Firma

Ratificación o accesión

Entrada en Vigor

Antigua y Barbuda Argentina Bahamas Barbados Belice Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Dominica Ecuador El Salvador Granada Guatemala Guyana Haití Honduras Jamaica México Nicaragua Panamá Paraguay Perú República Dominicana Santa Lucía San Vicente y Granadinas Trinidad y Tobago Uruguay Venezuela

16/03/98

03/11/98 (r)

16/02/05

16/03/98

28/09/01 (r) 19/04/99 (acc) 07.08/00 (acc) 26/09/03 (r) 30/11/99 (r) 23/08/02 (r) 26/08/02 (r) 30/11/01(acc) 09/08/02 (r) 30/04/02 (r) 25/01/05 (acc) 13/01/00 (r) 30/11/98 (r) 06/08/02 (r) 05/10/99 (r) 05/08/03 (acc) 06/07/05 (acc) 19/07/00 (r) 28/06/99 (acc) 07/08/00 (r) 18/11/99 (r) 05/03/99 (r) 27/08/99 (r) 12/09/02 (r) 12/02/02 (acc)

16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 25/04/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 04/10/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05 16/02/05

16/03/98 19/03/98

20/08/03 (r) 31/12/04 (r)

16/02/05 31/03/05

07/01/99

28/01/99 (r)

16/02/05

29/07/98

05/02/01(r) 18/02/05 (acc)

16/02/05 19/05/05

09/07/98 29/04/98 17/06/98 27/04/98 15/03/99 15/01/99 08/06/98 10/07/98

25/02/99 09/06/98 07/07/98 08/06/98 25/08/98 13/11/98

Fuente: WEB: unfccc.int / mayo / 1 de mayo / 2006

De los países mencionados, 24 tienen ya una Autoridad Nacional Designada, (en lo adelante AND), lo que representa el 24.7% del total de 96 reconocidas hasta mayo de 2006 por la Junta Ejecutiva del MDL y el 30.8 de las reconocidas para países en vías de desarrollo (No Anexo I) hasta igual fecha. Las AND ante la Junta Ejecutiva del MDL que han registrado los gobiernos de la Región se indican en el siguiente cuadro. Todos los países de la Región que aquí se indican, ya establecieron procedimientos de evaluación y aprobación de proyectos MDL y tienen una cartera de proyectos en diversas etapas de elaboración o de implementación. Las estructuras nacionales destinadas al MDL, y su relación con las de cambio climático en cada país, varían en función de la organización gubernamental de cada uno de ellos y también de acuerdo a situaciones coyunturales y presupuéstales. En algunos países, además de revisar y otorgar cartas de aprobación de proyectos, la AND también tiene funciones de promoción de proyectos. Orgánicamente, la mayoría de las AND se encuentra dentro de las estructuras de los Ministerios de Medio Ambiente, o bien se constituyen como Comités Interministeriales. La Región fue la primera en ofrecer propuestas concretas ante la demanda de proyectos MDL, aunque las estimaciones más recientes indican que la participación asiática es cada vez mayor y, desde 2003, comenzó a superar cuantitativamente la oferta de proyectos MDL de América Latina y el Caribe. La gráfica que sigue muestra cual era la participación de la Región en este mecanismo, hasta mayo/2006, considerando los proyectos registrados hasta esa fecha por la Junta Ejecutiva del MDL. Como clara expresión del lugar de relevancia que ocupa la Región en el MDL, baste señalar que de los 229 proyectos registrados por la Junta Ejecutiva hasta principios de julio de 2006, 113 corresponden a países latinoamericanos o caribeños, destacando Brasil con un total de 48. Del total de Reducciones Certificadas de Emisiones (CERs, por sus siglas en inglés), asociadas a estos 229 proyectos registrados , el 30.4% corresponde a países de la Región. Vinculado a este tema, es bien conocido por las

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

El Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL), instrumento previsto en el Protocolo de Kyoto, permite obtener ingresos o financiamientos derivados de operaciones o de compromisos de compra-venta de reducciones certificadas de emisiones de GEI a partir de actividades de proyectos en los países en desarrollo.

95

96

País

Autoridad Nacional Designada

Antigua y Barbuda

Environment Division, Ministry of Tourism and Environment [email protected] Oficina Argentina del Mecanismo para un Desarrollo Limpio Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. [email protected] Ministry of Housing, Lands and Environment [email protected],[email protected] National Meteorological Service [email protected] National Program on Climate Change-National CDM Office Ministry for Sustainable Development Viceministry for Natural Resources and the Environment, National Program on Climate Change - National Clean Development Office [email protected], [email protected], [email protected] Comissão Interministerial de Mudança Global do Clima [email protected] Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) [email protected], [email protected] Ministry of the Environment, Housing and Territorial Development [email protected] Oficina Costarricense de Implementación Conjunta (OCIC), Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), [email protected] ( [email protected] ) Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) [email protected],[email protected] Ministro de Ambiente del Ecuador Ministry of Environmment and Natural Resources [email protected] Phone: (503)2267-9343 Fax: (503)2267-9339 Dirección de Cooperación Internacional Ministro de Ambiente y Recursos Naturales [email protected] Hydrometeorological Service [email protected] SECRETARIA DE RECURSOS NATURALES Y AMBIENTE (SERNA) [email protected],[email protected] Ministry of Land and Environment 16A Half-Way-Tree Road, Kingston 5, Jamaica W.I Mrs. Anastasia Calnick ( [email protected] ) Director, Pollution Control Phone: (876) 960-5632/3 Fax: (876) 920-7267 Comisión Intersecretarial de Cambio Climático http://portal.semarnat.gob.mx/semarnat/portal/ ([email protected]) Oficina Nacional de Desarrollo Limpio y Cambio Climático [email protected] Autoridad Nacional del Ambiente [email protected], [email protected] Secretaria del Ambiente [email protected],[email protected],[email protected],[email protected]) Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) [email protected] Ministry of Physical Development, Environment and Housing [email protected] Ministry of Public Utilities and the Environment [email protected] Unidad de Cambio Climático (UCC) [email protected]

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

Argentina

Barbados Belize Bolivia

Brazil Chile Colombia Costa Rica Cuba Ecuador El Salvador

Guatemala

Guyana Honduras Jamaica

México

Nicaragua Panamá Paraguay Perú Saint Lucia Trinidad y Tobago Uruguay

Cantidad de Proyectos Ton CO 2 esperadas CO 2e % respecto del total CO 2e % respecto a LAC Registrados por año (LAC) [69,932,129 al 060704] [21,231,739 al 060704] Argentina 4 931,312 1.33% 4.39% Bolivia 1 82 680 0.12% 0.39% Brasil 48 12,829,595 18.35% 60.43% Chile 13 2,007,633 2.87% 9.46% Colombia 3 66,180 0.09% 0.31% Costa Rica 162 515 0.23% 0.77% Ecuador 3 258,261 0.37% 1.22% El Salvador 2 360,268 0.52% 1.70% Guatemala 3 142 245 0.20% 0.67% Honduras 9 177 636 0.25% 0.84% Jamaica 1 52 540 0.08% 0.25% México 17 3,718,500 5.32% 17.51% Nicaragua 2 336,723 0.48% 1.59% Panamá 3 60 343 0.09% 0.28% Perú 2 45 308 0.06% 0.21% Totales 113 21,231,739 30.36% 100.00% Fuente: Compuesto por autores a partir de los datos WEB: unfccc.int/cdm, (4/jul/2006)

complicaciones que ha introducido en el proceso de negociación internacional, el caso de 6 proyectos de incineración del HFC23, generado como residual de la producción del HFC22, los que también han sido registrados y cuyas cantidades de CERs ascienden a más de 33 millones de ton CO2 equivalente / año). De no considerarse estos proyectos, entonces la participación de América Latina y el Caribe representaría alrededor del 52% de los CERs totales

asociados a los proyectos registrados hasta principios de julio de 2006. La gráfica que sigue nos permite ratificar la importante participación de América Latina y el Caribe en el MDL, en esta oportunidad con información sobre la cantidad de proyectos en alguna de las etapas de su ciclo de proyecto.

97

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

País

El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

98 Los compradores han incluido a fondos multilaterales como el Fondo Prototipo de Carbono (PCF) del Banco Mundial; o los fondos holandeses, como el CERUPT, el NCDF y el IFC; o algunos otros que combinan fondos privados de diversas fuentes, como los de las empresas MGM Internacional y Econergy

Internacional. La mayor parte de la cartera MDL, está conformada por proyectos de energías renovables y de utilización o quema del metano proveniente del manejo de residuos orgánicos. Las gráficas y cuadros que siguen, resumen estos elementos.

ACUERDO DE COMPRAS DE EMISIONES DE SENTER EN AMERICA LATINA PAÍS BRASIL JAMAICA PANAMÁ BOLIVIA EL SALVADOR PANAMÁ PANAMÁ COSTA RICA COSTA RICA COSTA RICA BRASIL

PROYECTO Planta de biomasa (caña de ázucar 20 MW) Planta Eólica de 20.7 MW Planta Hydro “Fortuna” (40% genera. nacional) Ciclo Combinado Gas - Alta Eficiencia (30 MW) Tecnología geotérmica avanzada (5 MW) Planta hydro “Esti” Planta Hydro “Bayano” (104 MW) Eficiencia Energética en industria cementera Planta de biogas (3 MW) Planta hydro “Peñas Blancas” ( 35 MW) Planta de Biogas

REDUCCIONES DE EMISIONES (ton CO2 equiv) 185 000 457 000 224 000 327 000 100 000 3 400 000 330 000 491 000 397 000 806 000 695 000

Fuente: Elaborado por autor sobre la base de información del sitio web de Senter International

En el contexto del MDL los proyectos forestales enfrentan retos adicionales. La no permanencia (a corto o largo plazos) de las reducciones certificadas de captura de carbono hacen que los precios esperados sean menores que los de las reducciones permanentes provenientes de cualquier otro tipo de proyectos. Las metodologías para la base de referencia son complicadas debido a la incertidumbre y a los riesgos asociados a la actividad forestal. La Unión Europea no consideró la inclusión de proyectos forestales en el MDL para el primer periodo de operación de su sistema de comercio de emisiones, que inició en el 2005. En consecuencia, con excepción del “Biocarbon Fund” del Banco Mundial, no hay demanda de Reducciones Certificadas de Emisiones provenientes de proyectos forestales. Sin embargo, en América Latina y el Caribe existen grupos de técnicos con experiencia y con capacidades para preparar metodologías y evaluar la captura de carbono en proyectos forestales. Como ejemplo basta mencionar a Costa Rica, que desde 1997 tiene un programa nacional de pago por captura de carbono; también existen proyectos de uso de suelo y cambio de uso de suelo y forestería (LULUCF, por sus siglas en inglés) que han sido presentados a las AND, particularmente en Colombia. Otro ejemplo es el de México, donde en noviembre del 2004, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), aprobó un Acuerdo que establece las Reglas de Operación para el otorgamiento de pagos del programa para desarrollar el mercado de servicios ambientales por captura de carbono y los derivados de la biodiversidad y para fomentar el establecimiento y mejoramiento de sistemas agroforestales (PSACABSA). Además, otros factores locales se identifican como barreras para el flujo de inversiones en proyectos MDL. Por ejemplo, el riesgo–país, o el limitado conocimiento del MDL por parte de empresarios y autoridades, o las regulaciones aplicables para inversiones relacionadas con el sector energético, o los problemas de tenencia de la tierra y de minifundismo.

6.5.1. Ventajas competitivas de los proyectos MDL en actividades LULUCF en Latinoamérica frente a otras regiones La reducción de una tonelada de CO2 equivalente en un punto del planeta es tan buena en términos técnicos como la reducción realizada en cualquier otro punto. Esta consideración y el hecho de que el Mecanismo para un Desarrollo Limpio esté ligado a un mercado, indican que las mejores posibilidades de atraer capitales para la compra de certificados de reducción de emisiones en la Región depende, en gran medida, de la capacidad de mercadeo de los beneficios asociados a los proyectos y de un marco político-económico-social que brinde seguridad a los potenciales inversionista. Desde la firma de la CMNUCC, la región latinoamericana ha sido una de las más activas en cuanto al desarrollo de actividades de reducción o captura de carbono. Durante la fase de implementación conjunta la experiencia latinoamericana nos da una primera señal de las ventajas que la Región ha ido ganando frente a otras regiones, con 29 proyectos realizados, involucrando a nueve países. De estos proyectos por lo menos 15 fueron proyectos forestales ubicados en Costa Rica, Bolivia, Brasil, Argentina y Belice. En comparación Asia realizó 9 proyectos en 8 países de su Región y África realizó 10 proyectos en 8 países, de los cuales solo Burkina Faso contemplaba actividades forestales. Esta tendencia siguió hasta el año 2003, donde Latinoamérica siguió siendo la mayor fuente de oferta de proyectos MDL. Para el año 2004 ya esta tendencia se redujo con la entrada de India y China. Es importante conocer que la mayoría de países de la Región ya han presentado proyectos MDL, siendo esta experiencia una primera gran ventaja, frente a regiones donde las experiencias con proyectos de este tipo son prácticamente nulas. La institucionalidad es uno de los factores que más influyen en la competitividad de los países y las regiones. De un total de 55 AND registradas a nivel mundial, 35% corresponden a países latinoamericanos y del Caribe, con un 16% correspondientes al Sudeste Asiático y un 3% correspondientes al continente africano. Muchos países No Anexo I se encuentran en las etapas iniciales de creación y fortalecimiento de la institucionalidad necesaria para facilitar las inversiones del MDL. De acuerdo con datos de CDM Monitor, la región latinoamericana, es la más proactiva en este campo.

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Una de las principales limitaciones del MDL es la dificultad para encontrar proyectos de una escala tal, que los ingresos esperados superen los costos de transacción erogados antes de que el proyecto comience a generar ingresos, provenientes de la venta de las reducciones certificadas de emisiones.

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100 6.5.1. Ventajas competitivas de los proyectos MDL en actividades LULUCF en Latinoamérica frente a otras regiones

en este campo.

La reducción de una tonelada de CO 2 equivalente en un punto del planeta es tan buena en términos técnicos como la reducción realizada en cualquier otro punto. Esta consideración y el hecho de que el Mecanismo para un Desarrollo Limpio este ligado a un mercado, indican que las mejores posibilidades de atraer capitales para la compra de certificados de reducción de emisiones en la Región depende, en gran medida, de la capacidad de mercadeo de los beneficios asociados a los proyectos y de un marco político-económico-social que brinde seguridad a los potenciales inversionista. Desde la firma del CMNUCC, la región latinoamericana ha sido una de las más activas en cuanto al desarrollo de actividades de reducción o captura de carbono. Durante la fase de implementación conjunta la experiencia latinoamericana nos da una primera señal de las ventajas que la Región ha ido ganando frente a otras regiones, con 29 proyectos realizados, involucrando a nueve países. De estos proyectos por lo menos 15 fueron proyectos forestales ubicados en Costa Rica, Bolivia, Brasil, Argentina y Belice.

La región de América Latina y el Caribe ha participado activamente en los importantes acuerdos ambientales multilaterales que en materia de cambio climático se han establecido durante los últimos años. Como resultado de la propia evolución de problema ambiental, a escala nacional han surgido reformas legales, políticas, institucionales y jurídicas en distintos campos. Para llevarlas a cabo se ha tenido que recurrir a distintas fuentes de financiamiento e instrumentos políticos, así como a mecanismos antes inexistentes en el terreno de la información, la educación y la participación ciudadana.

En comparación Asia realizó 9 proyectos en 8 países de su Región y África realizó 10 proyectos en 8 países, de los cuales solo Burkina Faso contemplaba actividades forestales. Esta tendencia siguió hasta el año 2003, donde Latinoamérica siguió siendo la mayor fuente de oferta de proyectos MDL. Para el año 2004 ya esta tendencia se redujo con la entrada de India y China. Es importante conocer que la mayoría de países de la Región ya han presentado proyectos MDL, siendo esta experiencia una primera gran ventaja, frente a regiones donde las experiencias con proyectos de este tipo son prácticamente nulas. La institucionalidad es uno de los factores que más influyen en la competitividad de los países y las regiones. De un total de 55 AND registradas a nivel mundial, 35% corresponden a países latinoamericanos y del Caribe, con un 16% correspondientes al Sudeste Asiático y un 3% correspondientes al continente africano. Muchos países No Anexo I se encuentran en las etapas iniciales de creación y fortalecimiento de la institucionalidad necesaria para facilitar las inversiones del MDL. De acuerdo con datos de CDM Monitor, la región latinoamericana, es la más proactiva

6.6 Consideraciones finales.

Las medidas de comando y control son predominantes, pero ya se cuenta con cierta experiencia en la Región en el uso de instrumentos económicos (como impuestos o tarifas), para promover el uso de tecnologías limpias o actividades de recuperación ambiental. También se hace uso de regulaciones de carácter informal, como programas de cumplimiento voluntario, cuyo reconocimiento y divulgación incentivan a las empresas a participar, ya que ello incrementa su valoración en el mercado de capitales. Por otra parte, hay que señalar que en muchos países de América Latina y el Caribe se mantienen incentivos o subsidios perjudiciales, como la exención de impuesto a fertilizantes y plaguicidas, lo que incentiva el uso de estas sustancias potencialmente contaminantes (PNUMA y CEPAL, 2001). Los instrumentos económicos tienen un importante papel que desempeñar en las estrategias de reducción de emisiones de GEI. Aunque perfectibles en su diseño e implementación, actualmente ofrecen oportunidades para complementar los esquemas de gestión ambiental gracias a dos ventajas básicas: introducen mayor flexibilidad mediante incentivos basados en precios y costos, y ofrecen la posibilidad de recaudar fondos para el financiamiento de la gestión y de inversiones ambientales, específicamente destinados para tales fines. La eficacia de los instrumentos económicos en la gestión ambiental depende, sin duda, de la eficiencia en el funcionamiento de los mercados, por lo que es indispensable la presencia de una plataforma institucional sólida con capacidad de regularlos aplicando estrictamente las normas de gestión ambiental a nivel nacional, estatal y municipal, en cada uno de los países de la Región. El éxito de estos instrumentos depende de la conjugación de capacidades entre las autoridades

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Fuente: GEO / 2003. América Latina y el Caribe

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CAPÍTULO VII Proyecciones y escenarios El Cambio Climático en América Latina y el Caribe

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Capítulo VII. Proyecciones y escenarios América Latina y el Caribe sufre actualmente un proceso significativo de degradación ambiental. Los estudios realizados en la Región para Perspectivas del Medio Ambiente (GEO) del PNUMA, muestran graves deterioros en cuanto a la degradación de la tierra, la deforestación, la contaminación del aire, el agua y el suelo, el agravamiento del estrés hídrico, la expansión urbana desconcentrada, la contaminación de mares y costas y la vulnerabilidad ante eventos naturales extremos, además de una gran pérdida de la biodiversidad. . El cambio climático no se puede separar de las condiciones que impulsan o frenan el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe. La expansión de los mercados, los incrementos en el consumo de combustibles fósiles y el creciente cambio de uso de suelos, se relacionan con el cambio climático. Buena parte de estos problemas se derivan del patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de recursos no renovables, con cambios tan sólo marginales, en el que los mercados continúan expandiéndose sin mecanismos que aseguren que los costos ambientales se internalicen. Para examinar las opciones que la Región enfrenta, este capítulo presenta algunas de las proyecciones y escenarios que se pueden observar en la misma. . La Región tiene ante sí el desafío de actuar de manera concertada para evitar un mayor deterioro ambiental y empezar a revertir el daño causado. Este desafío impone la necesidad de desarrollar políticas y actividades ambientales, que puedan tener importantes co-beneficios climáticos. La Región debe, además, ir evaluando qué espera en los próximos años en varios aspectos: en materia de las negociaciones internacionales sobre el clima, respecto de los esfuerzos para mitigar las emisiones globales, y respecto al nivel de esfuerzo que quiere asumir para adaptarse y para mitigar sus propias emisiones. Esto requiere una visión sobre los escenarios futuros de estabilización de

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OECD Environmental Data Compendium, 1999, París.

concentraciones de GEI, lo que a su vez demanda de una evaluación sobre los escenarios de emisiones a nivel global. Ello permitirá evaluar el esfuerzo que la comunidad global deberá hacer para atacar el problema en su raíz. . El proceso del cambio climático puede plantearse en términos del modelo de presión-estadorespuesta38 . Las emisiones antropogénicas de gases termo-activos (gases de efecto invernadero), ejercen una presión sobre el sistema climático al cambiar la composición de la atmósfera terrestre. El estado resultante se expresa en un alza en las concentraciones de GEI, así como de la temperatura promedio global y sus efectos asociados. Las consecuencias podrían empezar a manifestarse en modificaciones en los regímenes de lluvias y sequías, en la intensidad y frecuencia de tormentas tropicales y en la capacidad de recuperación o la productividad de los ecosistemas naturales. Lo anterior ha propiciado una respuesta por parte de la comunidad internacional, buscando acuerdos para promover y adoptar medidas de mitigación y de adaptación frente a un riesgo creciente para el proceso de desarrollo que deriva de la mayor vulnerabilidad de los sistemas productivos y los asentamientos humanos, así como de una intensificación de las amenazas. . 7.1 Proyecciones

.

En la Región de América Latina y el Caribe existen varios estudios de escenarios de mitigación. Las gráficas adjuntas presentan proyecciones realizadas por la Organización Latinoamericana de Energía para algunos de los principales gases contaminantes de la atmósfera (no sólo GEI, y emisores de la Región). Sin embargo, las proyecciones por sí solas no bastan, se requiere además de estudios de escenarios. En esta materia, el PNUMA ha venido desarrollando estudios de escenarios específicos que pueden contribuir a precisar cómo se espera que interactúe la situación ambiental global de América Latina y el Caribe con el cambio climático.

Fuente: OLADE, elaborado por Energeia.

Fuente: OLADE, elaborado por Energeia.

Fuente: OLADE, elaborado por Energeia.

Fuente. OLADE, elaborado por Energeia.

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7.2 Escenarios En esta sección se esbozan tres descripciones, llamadas “escenarios”, de cómo podría evolucionar la Región. Estos “escenarios plausibles” tomados del análisis GEO para América Latina y el Caribe, elaborado por el PNUMA en el 200339, son el resultado de la interacción entre las fuerzas motrices del desarrollo y de las tendencias económicas, políticas, sociales y ambientales recientes. También lo son de las decisiones que, a lo largo de este periodo, tomaron autoridades, empresas y ciudadanos. El GEO emplea tres escenarios que, de acuerdo con el factor predominante, se nombraron: escenarios de mercado no regulado (desregulación), escenario de reformas (intervención moderada) y escenario de grandes transiciones (sostenibilidad). La realidad actual presenta expresiones de cada uno de estos escenarios. Un análisis de escenarios permite evaluar los problemas más agudos de la Región desde la perspectiva que aporta cada uno de los tres escenarios mencionados anteriormente. El estudio GEO regional toma en cuenta proyecciones para la realización de escenarios de mercado y reformas, así como valoraciones cualitativas del escenario de grandes transiciones, calificando el ritmo de deterioro

para cada uno de los problemas enlistados anteriormente. El ritmo de deterioro ambiental se analizó en dos planos: 1) conjunto de problemas ambientales en cada escenario, y 2) según la situación de cada problema en los tres escenarios. En el primer plano se consideró cada escenario en sí mismo, observando el ritmo de deterioro de los problemas ambientales identificados. En el GEO se toma al escenario de reformas con un ritmo de deterioro ambiental tres veces mayor que el escenario de grandes transiciones, y el escenario de mercado no regulado un ritmo cerca de cuatro veces mayor. Estos resultados se resumen en el siguiente cuadro. . De la misma forma, se compara la evolución de cada problema de acuerdo a los diferentes escenarios. El análisis muestra que los escenarios de reformas y sostenibilidad presentan una mejoría progresiva y notable en el caso específico de la deforestación, la calidad de la oferta de energía, la expansión urbana y la contaminación de mares y costas. Todas estas variables tienen un impacto directo sobre las emisiones por quema de combustibles fósiles y por el cambio de uso de suelo, que son las principales fuentes de emisiones, en particular de CO 2, en la

39 Estas proyecciones GEO han sido originalmente trazadas para el horizonte 2002-2032, si bien la primera de estas fechas ya se ha alcanzado, continúan siendo completamente válidas.

7.2. 1 El escenario de mercado no regulado En el escenario de mercado no regulado, el énfasis es el mercado y la tendencia es hacia la liberalización plena dentro del contexto de la internacionalización (“globalización”), con controles mínimos y un papel muy limitado del Estado, una condición en la que han perdido vigencia los instrumentos de regulación directa e indirecta y donde incluso los propios instrumentos de control, tan promovidos al final del siglo XX, son cuestionados. Sin instrumentos de regulación directa e indirecta, ni los costos sociales ni los ambientales son tomados en cuenta por los agentes económicos. Se concluye que el escenario de mercado no regulado sería una herencia peligrosa para las siguientes tres décadas. La creciente presión que se ejerce sobre los ecosistemas causada por la combinación de efectos como el crecimiento poblacional, la escala de la economía y la explotación de los recursos naturales, es insostenible. Se pronostica para este escenario una agudización del problema ambiental. Asimismo, el impacto de la dimensión ambiental podría debilitar la premisa fundamental del escenario de mercado: el crecimiento económico será interrumpido. Por lo tanto, no es capaz de satisfacer las metas sociales y de sostenibilidad en el desarrollo. Las tensiones geopolíticas se incrementarían debido a la desigualdad entre grupos sociales, países y subregiones. Las presiones sobre los recursos y el ambiente incrementarían las tensiones a nivel nacional e internacional, dando respuesta a conflictos por el agua, la concentración regional de las reservas petroleras, la escasez de tierras, efectos del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, lo que llevaría a un retroceso drástico en el ámbito cultural. El escenario de mercado no regulado ilustra una situación donde las grandes líneas divisorias presentes hoy en la humanidad se intensificarían. Las brechas (calidad del entorno, vulnerabilidad a las transformaciones ambientales, estilos de gestión en la administración pública y empresarial, y patrones de consumo y estilos de vida) que separan a los

países industrializados de los países en desarrollo y que dividen a las sociedades nacionales de América Latina y el Caribe se acentuarían aún más. En este escenario se agrava la dependencia regional de los combustibles fósiles, cuya participación en los requerimientos de energía primaria aumenta en 50% hacia 2015 y se duplica para 2032. Esta situación obstaculiza el crecimiento de fuentes renovables de energía, aunque la utilización de éstas se duplica ya que las demandas de energía primaria aumentan a una tasa superior a la del crecimiento poblacional. Gran cantidad de personas que habitan en áreas urbanas seguirán expuestas a niveles dañinos de contaminación. El referido escenario considera como hipótesis que los objetivos del Protocolo para el primer periodo de compromisos (2008-2012), no serán cumplidos por los países de la OCDE, que reúne, principalmente, a los países industrializados. Hacia 2032 son más evidentes los efectos del cambio climático. Las emisiones de dióxido de carbono se duplican hacia 2015 y se triplican para 2032. Los bosques nativos decrecerán, no sólo en área sino también en calidad, debido a la expansión de la frontera agrícola, los incendios forestales, cada vez más numerosos y frecuentes, y será mayor la vulnerabilidad de estos ecosistemas. Los países de la Región enfrentan intensas presiones y exigencias para detener la deforestación, como parte de las estrategias de respuesta ante el cambio climático, pero sin recibir retribuciones adecuadas. 7.2.2 Escenario de reformas En el escenario de reformas, en cambio, el énfasis es la regulación a través de una intervención moderada de los mercados. Supone cierto progreso de la institucionalidad y el desarrollo de políticas e instrumentos orientados a corregir las imperfecciones del mercado, a promover la equidad y a que en las decisiones se tomen en cuenta los costos sociales y ambientales a que dan lugar el consumo y la producción. Sin embargo, todavía hay un grado insuficiente de integración de las variables sociales y ambientales en las acciones de gobierno. Ha habido una evolución de la conciencia pública en torno a estas cuestiones, pero valores como la solidaridad social y el cuidado del ambiente todavía no son parte de la óptica pública. El supuesto básico de este escenario es la factibilidad política y social de vincular el crecimiento orientado hacia el mercado con un conjunto de políticas de sostenibilidad dirigidas a

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Región. La mayor resistencia al cambio se presenta en algunos problemas ambientales tales como la degradación de tierras y el agotamiento hídrico, y también, aunque en menor grado, respecto a la contaminación del aire y la vulnerabilidad ante eventos naturales extremos.

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erradicar la pobreza extrema y el deterioro ambiental. El escenario de reformas del mercado regulado, muestra que no son inevitables los peligros presentes en el primer escenario. El supuesto básico de este escenario es la posibilidad de vincular tal crecimiento con políticas de sostenibilidad dirigidas a erradicar la pobreza extrema y el deterioro ambiental. Para la reorientación hacia el desarrollo de objetivos sostenibles se cuenta con recursos tecnológicos e instrumentos políticos. El logro de estas metas, dentro de un contexto de crecimiento económico orientado al mercado, propone desafíos significativos. No obstante, los ajustes continuos de los patrones sociales, tecnológicos y de empleo de recursos naturales, pueden tener efectos acumulativos de importancia en las siguientes décadas. En el sector energético, los precios continuarán creciendo como reflejo de la preocupación ambiental que se expresa en diversas regulaciones. La electricidad y el gas natural se convierten en las principales formas de uso final de la energía debido a su comodidad y flexibilidad, en tanto, el carbón es abandonado en lo posible por casi todos los sectores de la producción. Los procesos que gastan mucha energía y combustibles son crecientemente desplazados por otros basados en fuentes renovables de energía y tecnologías más eficientes. Se progresa hacia la gestión sostenible de la tierra y se rehabilitan grandes extensiones deterioradas por proyectos de desarrollo. Sin embargo, la relativamente larga demora en la respuesta del sistema climático a los cambios de política, significa una continuación de los patrones del cambio climático con una diferencia muy pequeña entre los diferentes escenarios. En los pequeños estados insulares del Caribe y otras regiones particularmente vulnerables, los desastres siguen siendo un problema importante, resultando en pérdidas de vidas y de bienes. Aunque la inversión en alerta temprana y medidas de adaptación aumenta bajo este escenario, no es suficiente para prevenir los impactos económicos y sociales de los desastres sobre las personas pobres de la Región. 7.2.3 Escenario de las grandes transiciones. Finalmente, la sostenibilidad del desarrollo domina el escenario de las grandes transiciones. El escenario representa un estado avanzado de la sociedad, un nuevo camino hacia el desarrollo sostenible, que integra las dimensiones económica, social y ecológica, que es comprendido por la ciudadanía, las

empresas y los gobiernos, y que es adoptado de manera activa. En este escenario prevalecen la solidaridad social, criterios de equidad intra e intergeneracionales y una creciente preocupación en torno a las implicaciones del deterioro ambiental. El escenario de grandes transiciones supone una gran expansión de la conciencia pública, la solidaridad social y la preocupación ambiental que se arraigan en la moral pública. El escenario de grandes transiciones estima la existencia de la institucionalidad necesaria y suficiente para estos fines, así como la participación activa de todos los segmentos de la sociedad en este anhelo. Este escenario es el único que podrá engendrar un proceso adecuado de adaptación al cambio climático y un nivel elevado de prevención de desastres. En este escenario, se reduce sustancialmente la contribución regional a estas emisiones como consecuencia del cambio en el uso de la tierra y los incendios forestales, fundamentalmente por la desaceleración de la deforestación, un mejor manejo de los recursos forestales y una mejor prevención y combate de los incendios forestales. En el sector energético se promueven las fuentes renovables y la eficiencia energética, y se avanza en la integración energética regional. La tecnología para sistemas de transporte eficientes en materia energética contribuye a reducir la contaminación atmosférica urbana y a resolver los graves problemas de congestión del tráfico en las grandes ciudades. Aunque los patrones de cambio climático y sus consecuencias (en términos de la frecuencia y número de desastres) no varían significativamente —a causa de la larga demora en la respuesta del sistema climático a los cambios en emisiones—, bajo el escenario de grandes transiciones se desarrollan medidas múltiples para la reducción de la vulnerabilidad, incluyendo la construcción de represas, sistemas de alerta temprana, zonificación del uso de las tierras y gestión integrada de las cuencas hídricas. Estas acciones tienen impactos importantes, mejorando la vida de las poblaciones vulnerables de la Región, especialmente en las pequeñas islas del Caribe. Las emisiones de gases de efecto invernadero decrecen de manera significativa, debido, en lo fundamental, a la reducción al mínimo de la deforestación y los incendios forestales. La deforestación ilegal ha sido detenida casi completamente, después de asegurarse el cumplimiento de un conjunto de regulaciones directas e indirectas. Los productos no maderables de los bosques son valorados y las

Como resumen se puede concluir que los escenarios mencionados proporcionan importantes elementos para los tomadores de decisiones de la Región. Las explicaciones presentadas de los tres escenarios, muestran que los resultados más prometedores en materia económica, política, social y ambiental deberán estar asociados a la adopción de políticas integrales de desarrollo sostenible, que incluyan de forma equilibrada y con una visión de largo plazo, a los diferentes actores sociales. Los resultados negativos están vinculados, por un lado, a la aplicación radical de las fórmulas de mercado y por otro, a las situaciones de polarización extrema, donde la élite en el poder se separa cada vez más de los sectores mayoritarios de la población.

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comunidades indígenas de los bosques son reconocidas como sus propietarias, lo que contribuye a la preservación de los ecosistemas boscosos.

CAPÍTULO VIII Hacia un esquema de cooperación regional

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CAPITULO VIII. Hacia un esquema de cooperación regional Difícilmente, los esfuerzos para mitigar los impactos del cambio climático y adaptarse a estos en la medida que se requiera, podrán ser emprendidos aisladamente por los países de la Región. Más allá de las agendas nacionales, sin dudas imprescindibles, se requiere de concertaciones a nivel regional y subregional, de las que, de hecho, ya existen muchas manifestaciones. Es igualmente importante un activo papel en las principales iniciativas globales existentes y en desarrollo. . El presente Capítulo se concentra en exponer el marco regional y subregional para la acción, los componentes institucionales y las principales iniciativas desarrolladas o en desarrollo, ya sea dentro de la Región, o en las que, transcurriendo a nivel internacional, han tenido una activa presencia los países de la Región, finalmente y con vista a los elementos que derivan del conjunto de este documento, se formulan ideas de acciones. 8.1 El marco institucional para la cooperación regional. . 8.1.1 El Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe. . El Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, ha tenido un sensible éxito en mejorar la participación de países de América Latina y el Caribe en conferencias internacionales y otros acuerdos multilaterales ambientales. Un ejemplo del nivel significativo del desarrollo llevado a cabo es la Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILACDS). Este fue el resultado principal del proceso preparatorio regional hacia la Cumbre de Desarrollo Sostenible llevado a cabo como parte del programa de trabajo del Foro durante 2001 y 2002 y en ella los temas de clima y energía ocupan un importante papel. . Contando como Secretaría con la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA/ ORPALC) y junto con las instituciones internacionales que se unieron al Foro como parte de su Comité Técnico Interagencial (CTI) (PNUMA, PNUD, CEPAL, BID y BM), el Foro ha podido canalizar actividades de cooperación internacional en el área ambiental en la Región. Estas instituciones internacionales asisten tanto en la identificación de

fuentes financieras para proyectos y estudios como en la coordinación de respuestas rápidas y flexibles a las necesidades ambientales nacionales y regionales. En la 12 reunión del Foro en Bridgetown, Barbados 2000, los Ministros se comprometieron a: · Establecer un grupo intergubernamental de trabajo específico sobre Cambio Climático, coordinado por . Argentina y Bolivia. · Impulsar la implementación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la entrada en vigor del Protocolo de Kyoto. . · Desarrollar posiciones comunes en torno al Mecanismo para un Desarrollo Limpio, el cambio en el uso de la tierra, la silvicultura, la prevención de la emisión de gases o secuestro de carbono. · Pedir a los donantes suministrar recursos nuevos y adicionales para los países que apliquen medidas para lograr el objetivo del Protocolo de Kyoto. El tema ha continuado estando presente en las subsiguientes reuniones del Foro y consecuentemente con el relieve que ha ido tomando a nivel global y regional, se encuentra hoy incluido como una línea temática del Plan de Acción Regional. De igual forma, el trabajo del PNUMA a través de las series GEO ha permitido disponer de diagnósticos, por países y regiones, de temas ambientales relevantes como: suelos, bosques, biodiversidad, recursos hídricos y vulnerabilidad (de poblaciones humanas y de ecosistemas). Ejemplos de este esfuerzo son los GEO de Brasil y de México, así como los de la Subregión Andina y del Caribe. GEO constituye un importante instrumento para evaluar impactos y vulnerabilidades y proponer medidas de adaptación. La más reciente Reunión del Foro de Ministros, celebrada en Caracas entre el 31 de octubre y el 4 de noviembre de 2005, ha continuado la practica de focalizar decisiones en el tema del cambio climático y al respecto se ha pronunciado, (Decisión 14), en el sentido de: · Reconocer la necesidad de asegurar la continuidad del régimen internacional para combatir el cambio climático, con base en el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y de acuerdo a las respectivas capacidades.

8.1.2 La Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILACDS) . La ILACDS fue explícitamente incluida en el Plan de Implementación de Johannesburgo e incorpora metas regionales, directivas y acciones indicativas en áreas clave de gestión ambiental y desarrollo sostenible. Adicionalmente, tiene como objetivo lograr compromisos compatibles relacionados al Plan de Implementación de Johannesburgo y a las Metas de Desarrollo del Milenio. . La importancia de la ILACDS en el contexto que nos ocupa, reside, entre otros aspectos destacables, en la relevancia de las metas regionales con relación al uso sustentable y desarrollo de la biodiversidad y el aumento en el uso de fuentes renovables de energía hasta el 10% de la matriz regional de energía. El desarrollo de tecnologías para asegurar la calidad de agua y su manejo apropiado al igual que la implementación de planes y políticas dirigidas a la reducción de la vulnerabilidad ambiental urbana con relación a desastres antropogénicos y naturales, también dan valor a esta plataforma regional de cooperación. . 8.2 Acuerdos e Iniciativas Regionales y Subregionales relevantes. . La Región ha impulsado múltiples acuerdos de cooperación que proporcionan una plataforma para articular y fortalecer la cooperación en el desarrollo de medidas y políticas para enfrentar el cambio climático. Un importante grupo de ellos se reseñan a continuación.

8.2.1 La Región Andina

.

En la Subregión Andina, en julio del 2002, el Comité Andino de Autoridades Ambientales (CAAAM), aprobó los “Lineamientos para la gestión ambiental y el desarrollo sostenible en la Comunidad Andina”, en respuesta a los mandatos de los presidentes de concertar políticas comunitarias de gestión ambiental y desarrollo sostenible, que también refuercen la capacidad de negociación andina en foros internacionales sobre la materia. Con base en esos lineamientos, el CAAAM inició el análisis de los temas ambientales prioritarios en la Subregión y de los compromisos asumidos por los países miembros en los foros internacionales. . En junio de 2003 los Ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad Andina aprobaron el “Plan Andino de Seguimiento de la Cumbre de Johannesburgo”, el cual establece acciones a ser implementadas en el periodo 2003-2005 en tres temas específicos: cambio climático, biodiversidad y agua y saneamiento, estableciéndose una matriz de aplicación en coherencia con los “Lineamientos para la Gestión Ambiental y el Desarrollo Sostenible en la Comunidad Andina”. . La I Reunión de Coordinación Andina de las Oficinas de Cambio Climático de la Subregión Andina se realizó en la sede de la Secretaría General de la Comunidad Andina en la ciudad de Lima, Perú, el 3 de mayo de 2004. Los objetivos planteados para la reunión fueron: . a. Intercambiar ideas sobre los principales puntos de negociación en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, así como del tema de Energías Renovables. . b. Coordinar con los representantes de los Países Miembros en los temas de Cambio Climático y de Energías Renovables, según lo siguiente: - Preparación de temas prioritarios para la COP-10 - Revisión de la situación de las Energías . Renovables en la Subregión. - Revisión del Plan Andino para el seguimiento de la cumbre de Johannesburgo: estrategia de implementación en los temas de Cambio Climático y Energías Renovables. . c. Servir de espacio de encuentro entre los países andinos con el fin de establecer un proceso de búsqueda de consenso en las posiciones a presentar en las negociaciones de cambio climático y asegurar que estas estén en línea con las prioridades internas de los Países Miembros y el “Plan Andino para el Seguimiento a la Cumbre de Johannesburgo”.

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· Promover la consolidación y fortalecimiento del proceso multilateral de la CMNUCC y su Protocolo de Kyoto, teniendo como imperativo el cumplimiento de los compromisos actuales y la participación de todos los países del Anexo 1 en dicho Protocolo. · Impulsar en dichas reuniones y en los años sucesivos el avance de un debate constructivo sobre el régimen futuro del cambio climático en el marco de la CMNUCC, integrando tanto la mitigación como la adaptación a los efectos adversos del cambio climático, y promoviendo una mayor participación del sector privado en dicho esfuerzo. · Instar al CTI a que intensifique su aporte a los países de la Región en el tema del cambio climático y que ayude en los trabajos de desarrollo de redes de observación sistemática del clima, sistemas de alerta temprana, educación e investigación, y fomento de capacidades. .

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Entre los resultados más importantes de la Reunión, se encuentra la propuesta de una Estrategia Integral Andina sobre Cambio Climático. La II Reunión de Coordinación Andina de las Oficinas de Cambio Climático de la Subregión Andina, ahora llamado Grupo de Expertos de Cambio Climático, se celebró en Bogotá, Colombia, el 26 de septiembre de 2004. 8.2.2 Centroamérica Un modelo aplicado en Centroamérica para reducir la vulnerabilidad y desarrollar la capacidad de adaptación, es el Corredor Biológico Mesoamericano (aproximadamente 30% del territorio centroamericano y el área de la selva maya de México), el cual busca disminuir la deforestación y la fragmentación de los ecosistemas y las poblaciones silvestres. Destacan también como iniciativas en esta subregión con trascendencia al cambio climático, las siguientes: -Convención Regional para el Manejo y Conservación de Ecosistemas Forestales Naturales y el Desarrollo de Plantaciones Forestales (Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá). Promueve mecanismos nacionales y regionales para evitar el cambio de uso de suelo en áreas con cobertura arbórea ubicadas en terrenos de vocación forestal, así como la recuperación de áreas deforestadas y el establecimiento de un sistema homogéneo de clasificación de suelos. -Convención Centroamericana para la Protección del Ambiente. Constituyó el acuerdo base para la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD). -Convención para la Conservación de la Diversidad Biológica y la Protección de Áreas Silvestres Prioritarias en América Central (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá), para la conservación de la diversidad biológica, terrestre y costero marina, en beneficio de las generaciones presentes y futuras. -Convenio Regional Sobre Cambio Climático (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá), para proteger el sistema climático en beneficio de las generaciones presentes y futuras, sobre la base de la equidad y de conformidad con sus responsabilidades y sus capacidades.

El Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central (CEPEDRENAC), fue creado por un Convenio Constitutivo, firmado en la Ciudad de Guatemala, el 29 de Octubre de 1993, por los Ministros de Relaciones Exteriores de: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá. A la fecha, Belice y República Dominicana, están en proceso de incorporación. El Artículo 3 del Convenio Constitutivo establece los Objetivos del Centro: «El CEPREDENAC promoverá y coordinará la cooperación internacional, el intercambio de información, experiencia, asesoría técnica y tecnología en materia de prevención a efectos de reducir los desastres naturales, y así contribuir al mejoramiento de la toma de decisiones sobre su planificación y manejo en beneficio del istmo Centroamericano», mientras que el Artículo 4 establece sus Funciones: «El CEPREDENAC mantendrá entre los Estados un intercambio constante de informaciones, asistencia técnica, capacitación, asesoría sobre prevención y previsión a efectos de reducir los desastres naturales, a través de todo tipo de actividades como cursos, seminarios, programas de especialización, becas, intercambios, donación de instrumentos, estaciones de observación, entre otros, canalizando equitativamente la ayuda financiera y técnica que se logre obtener según las necesidades reales de cada país». CEPREDENAC está conformado por: El Consejo de Representantes, en el que participan dos representantes de cada país: uno de los organismos de emergencias y otro de las instituciones científico-técnicas. Las Comisiones o Sistemas Nacionales son las siguientes en cada país: - La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres -CONRED- en Guatemala; - El Comité de Emergencia Nacional - COEN - ; - La Comisión Permanente de Contingencias COPECO - en Honduras; - El Sistema Nacional de para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres – SINAPRED en Nicaragua; - La Comisión Nacional de Emergencia - CNE - en Costa Rica; y

8.2. 3 El Caribe Insular. 8.2.3. 1 El CPACC y el Centro Regional de Cambio Climático. En el Programa de Acción de Barbados, adoptado en la Conferencia Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo celebrada en 1994, se asignó alta prioridad al “cambio climático y al aumento del nivel del mar” entre las 14 cuestiones identificadas como amenazas para el desarrollo sostenible de los pequeños Estados insulares en desarrollo. Desde entonces se están ejecutando dos importantes iniciativas en la esfera del cambio climático en la región de la CARICOM, ambas financiadas por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). En 1997, el Caribe inició un proyecto de planeación para la adaptación al cambio climático global (CPACC, por sus siglas en inglés). Los países que participaron fueron: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, República Dominicana, Granada, Guyana, Jamaica, San Kitts y Nevis, Santa Lucia, San Vicente y las Granadinas, y Trinidad y Tobago. El proyecto facilitó el desarrollo de la primera comunicación nacional de San Vicente y las Granadinas. Finalizado este proyecto, inició otro para Adaptación al Cambio Climático en el Caribe (ACCC) financiado por la Agencia Canadiense de Desarrollo (CIDA). El ACCC facilitó la colaboración con los países no miembros de la Comunidad Caribeña (CARICOM, por sus siglas en inglés) y permitió el desarrollo del plan de negocios para el Centro de Cambio Climático de la Comunidad Caribeña (CCCCC). En julio de 2002, los jefes de gobierno de la comunidad del Caribe endosaron la creación del Centro, que fue establecido en Belmopan, la capital de Belice, en septiembre de 2003. En seguimiento al proyecto de Adaptación al Cambio Climático en el Caribe (ACCC), el Banco Mundial brindó financiamiento para el desarrollo de la etapa II del proyecto de Adaptación Convencional al Cambio Climático (MACC, por sus siglas en inglés). Actualmente está en ejecución por la Secretaría de CARICOM del Centro del Cambio Climático en Belice y generará capacidades para evaluar la vulnerabilidad y los riesgos asociados a los factores climáticos. El establecimiento de un Centro sobre Cambio Climático en el Caribe anglohablante replica iniciativas similares de fortalecimiento institucional en América Latina y el Caribe y otras regiones del

globo. También es una respuesta directa a las recomendaciones contenidas en la Iniciativa sobre Desarrollo Institucional de la Convención Marco, la cual exhortó a la creación de «centros de excelencia sobre cambio climático» durante la quinta Conferencia de las Partes. Los Estados naciones del Pacífico Sur han adoptado recientemente una iniciativa similar al establecer su Programa de las Islas del Pacífico sobre Adaptación al Cambio Climático (PICCAP). En la actualidad, el Centro ha seleccionado dos proyectos para ser ejecutados. El primero, “Adaptándose al Cambio Climático en el Caribe”, cuenta con financiamiento del Fondo Canadiense de Desarrollo para el Cambio Climático. Este proyecto comenzó a ejecutarse en octubre del 2001 y contribuirá al fortalecimiento del Centro al financiar el desarrollo de un plan de negocios para la entidad. El proyecto, financiado por la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional, busca sacar provecho de las experiencias obtenidas durante la implementación del CPACC para consolidar, extender y lograr la sustentabilidad de las respuestas al cambio climático desarrolladas en ese proyecto. También pretende mantener el impulso regional en el campo del cambio climático cuando concluya el CPACC. El segundo es un proyecto de seguimiento al CPACC, llamado “Generalizando la Adaptación al Cambio Climático Mundial” (MACC), que también cuenta con el financiamiento del FMAM y es cofinanciado por otros donantes. Las principales áreas de actividad del MACC son: (a) introducir el tema del cambio climático en el temario de planificación y decisiones de inversión en el ámbito nacional y sectorial, (b) ayudar a los países en actividades relacionadas con la Segunda Etapa de Adaptación de la Convención Marco, e (c) incrementar la participación de la Región en el monitoreo, modelado y evaluación del cambio climático mundial con el fin de apoyar los planes de adaptación. 8.2.4 Proyecto Piloto (Centroamérica, México y Cuba), para elaborar un Marco de Políticas de Adaptación. Centroamérica, México y Cuba sirven como región piloto para elaborar y aplicar un Marco de Política de Adaptación, para la preparación de estrategias, políticas y medidas de adaptación. El proyecto Fomento de las Capacidades para la Etapa II de Adaptación al Cambio Climático en

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• El Sistema Nacional de Protección Civil - SINAPROC - de Panamá.

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Centroamérica, México y Cuba tiene como objetivos: a) Fortalecer la capacidad sistémica, institucional e individual de los actores claves, para evaluar la vulnerabilidad y la adaptación a los impactos del cambio climático, incluyendo la variabilidad del clima, los riesgos y eventos extremos en sistemas prioritarios a nivel regional, nacional y local y b) Fortalecer la capacidad sistémica, institucional e individual de los actores claves para desarrollar estrategias y llevar a cabo políticas y medidas de preparación para la adaptación a nivel regional, nacional y local.

En este proyecto piloto se están probando nuevos abordajes para aumentar la capacidad de Adaptación, como por ejemplo el Marco de la Política de Adaptación (APF en su abreviación en inglés), entre otros. Durante la fase de las evaluaciones de la vulnerabilidad, se ha identificado la integración y síntesis de los resultados multidisciplinarios como un elemento que requiere mayor coordinación y colaboración por medio de un taller de intercambio.

El Proyecto tendrá una duración de tres (3) años, habiendo dado inicio oficialmente en Julio del 2003 con un financiamiento GEF de US$ 3, 016,215.

El Programa Latinoamericano del Carbono (PLAC) fue establecido por la Corporación Andina de Fomento (CAF) en 1999, bajo el liderazgo de la Dirección de Medio Ambiente de la CAF. Su objetivo es facilitar e incentivar la participación e ingreso de países latinoamericanos y caribeños en el emergente mercado de Reducción de Emisiones (RE) de GEI.

La Agencia de Implementación es el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Agencia de Ejecución, el Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe – CATHALAC –, el cual se estableció en Panamá en el año 1992 como un ente autónomo al servicio de los países de la Región, con base en el Acuerdo firmado entre el Gobierno de la República de Panamá y la UNESCO. Luego de una década de funcionamiento, CATHALAC se ha consolidado como una institución ejecutora de programas y proyectos de investigación y desarrollo de interés para los países de la Región de América Latina y el Caribe, habiendo atendido mucha de las necesidades regionales en materia de investigación, capacitación y cooperación técnica para el desarrollo. La aplicación de este marco demostrará cómo las políticas para la adaptación pueden integrarse en el desarrollo sustentable nacional en al menos tres sistemas humanos: recursos hídricos, agricultura y salud humana. Este proyecto demostrativo se cimentará en la Etapa I de las Comunicaciones Nacionales Iniciales de los ocho países participantes de la Región y los preparará para avanzar hacia la Fase III de Adaptación. Cuando otros países conozcan las condiciones para la participación, podrán adaptar el marco desarrollado para esta Región; comprometiéndose en su propia iniciativa regional. Los resultados del proyecto en pleno también contribuirán a las Segundas Comunicaciones Nacionales a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre cambio climático.

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http://www.caf.com/view/index.asp?ms=12&pageMs=16208

8.2.5 El Programa Latinoamericano del Carbono (PLAC)40

El programa ha evolucionado con el avance e implantación gradual del mercado, definiendo sus reglas e incorporando nuevos actores y participantes en este mercado. Esta evolución ha resultado en un programa para la identificación, desarrollo y ejecución de proyectos MDL en América Latina, estableciendo y operando al mismo tiempo la primera ventanilla de compra de carbono regional: la Facilidad de Compra de •45 millones con el Gobierno de los Países Bajos. Hoy el PLAC permanece enfocado en asegurar la producción y entrega de RE de calidad, con perfiles de riesgo aceptables que agreguen valor a proyectos y continúen la consolidación de este mercado. El PLAC mantiene un enfoque en América Latina y el Caribe y cuenta con un portafolio de proyectos diversificado, tanto del sector publico como del privado, para su evaluación y seguimiento. El PLAC también ofrece la opción de servicios financieros complementarios, incluyendo financiamiento a proyectos que califiquen. Como parte fundamental de sus objetivos principales y en línea con la visión de sostenibilidad de la CAF, el PLAC es fuente de apoyo concreto y enfocado en actividades de capacitación y transferencia de conocimiento para fortalecer la

En la actualidad, el PLAC está desarrollando proyectos en Centroamérica, la región andina, el Caribe, Brasil y el Cono Sur, con énfasis en los sectores de energía, industria y transporte. PLAC. Proyectos en marcha Proyecto Wigton de Energía Eólica Primer proyecto eólico de escala comercial conectado al sistema eléctrico nacional en Jamaica y en el Caribe. Consiste en la implementación de un parque eólico de 20,7 MW. Proyecto de transporte masivo: Transmilenio El proyecto consiste en la implementación de un sistema de transporte masivo de pasajeros en Bogotá, Colombia, mediante la incorporación de nuevos buses articulados de alta capacidad que operan en corredores troncales y buses de menor capacidad que operan en rutas alimentadoras. Por otro lado, existen instancias relativamente recientes para coordinar la respuesta ante desastres naturales, que pueden ser útiles como plataforma para desarrollar actividades coordinadas de adaptación. En los países andinos, por ejemplo, siguiendo las recomendaciones (1990-2000) de la ONU para la mitigación de Desastres Naturales, se ha creado el Programa Regional Andino para la Prevención y Mitigación de Riesgos (PREANDINO). Este programa crea un espacio para discutir sobre los impactos, así como los esquemas de adaptación y las vulnerabilidades de los países de esa Subregión. De igual manera, en 2002 el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores creó el Comité Andino para la Prevención y Atención de Desastres, como órgano rector andino en materia de prevención y mitigación de desastres.

nombró un Comité Directivo comprometiendo a las autoridades de gobierno, empresas del sector privado, agencias de desarrollo internacionales y fundaciones, organizaciones no gubernamentales (ONGs) e instituciones académicas. El Comité Directivo se reúne dos veces al año para supervisar los resultados y manejo del programa del cual está a cargo la Secretaria Técnica representada por el Banco Mundial. Durante sus dos años de operación, la Iniciativa ha realizado muchas actividades, entre ellas talleres en cinco de las ciudades miembro, estudios técnicos y asistencia institucional para la preparación de los planes de acción de la calidad del aire en las áreas metropolitanas de Lima-Callao, Río de Janeiro y Buenos Aires. La Iniciativa ayuda a catalizar el siempre difícil, pero necesario dialogo entre medio ambiente, transporte y autoridades de planeamiento urbano, y entre jurisdicciones (municipal, regional y gobiernos centrales). Las actividades de intercambio de información y la capacidad de formación han incluido cursos de manejo de la calidad del aire, dictados a través del Internet y por satélite. Se ha diseñado, iniciado y continuado esta pagina Web. Las actividades de comunicación, incluyendo redes vía televisión, han proyectado la imagen del programa en todo el mundo. Miembros de la Iniciativa han tomado parte en numerosos eventos regionales e internacionales sobre calidad del aire. Se están fomentando tecnologías limpias a través de exhibiciones en los talleres de las ciudades miembros y el desarrollo del Manual para Transporte y Calidad del Aire. Asimismo, trabajan en la preparación de un Banco de Información sobre opciones tecnológicas para reducir la contaminación del aire.

La Iniciativa de Aire Limpio en Ciudades de América Latina (IAL-CAL) tiene como propósito revertir el deterioro de la calidad del aire urbano en América Latina, que es el resultado de la creciente urbanización, aumento del transporte vehicular y de la producción industrial.

La operatoria de la Iniciativa de Aire Limpio en ciudades de Latinoamérica se funda en un Comité Directivo, en donde se establecen las líneas de trabajo futuras, el cual sesiona 2 veces al año y que cuenta con la representación de ciudades miembros y de socios aportantes, entre los que se encuentran la EPA de Estados Unidos, Environment Canadá, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización Panamericana de la Salud y la GTZ y otros socios privados tales como DAIMLER CHRYSLER y la principal asociación de industrias petroleras de Latinoamérica, ARPEL.

El programa fue creado en un Taller llevado a cabo en diciembre de 1998 en Washington DC. Donde se

Para efectos operacionales, la Iniciativa de Aire Limpio en ciudades de Latinoamérica, tiene una

8.2.6 La Iniciativa de Aire Limpio en Ciudades de América Latina (IAL-CAL)

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institucionalidad en todos sus países accionistas.

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presidencia rotativa que recae en alguna de las ciudades miembros.

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La tabla que a continuación se presenta, resume

algunos de los proyectos y programas para el Caribe vinculados al tema energía y que también constituyen marcos para fortalecer la cooperación entre los países de la Subregión en este tema en particular.

PROYECTOS Y PROGRAMAS DE ENERGÍA VIGENTES EN EL CARIBE (Hasta marzo 2004) Organizaciones Contrapartes Programa Descripción Observaciones/etapa internacionales nacionales/ donantes regionales FMAM/PNUD Guyana

CARICOM

CREDP/PNUD

Eliminación de barreras para los proyectos basados en energías renovables en el Caribe

Extensión de la fase B del MPP

BMZ/GTZ Alemania

CARICOM

CREDP/GTZ

Eliminación de barreras para los proyectos basados en energías renovables en el Caribe. (Proyecto paralelo al del CREDP / PNUD) en países seleccionados del Caribe

Etapa de implementación.

OEA/Instituto del Clima/Winrock (GSEII)

Gobierno de Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas y Dominica.

GSEII

Desarrollo de políticas energéticas sostenibles en países seleccionados.

Implementación.

Banco Mundial / ESMAP

Secretaría de la OECA/Unidad de Gestión de Recursos Naturales.

Estudio Sectorial del ESMAP: Desarrollo Sectorial en pequeñas islas

Unión Europea

Delegaciones regionales de UE y oficinas nacionales de administración de los países del Caribe

Programa de energía para la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible

USAID

CAST

Etapa de aplicación/ negociación.

Financiación de estudios, análisis, elaboración de proyectos, aplicaciones, talleres.

Fase preparatoria

Eficiencia energética en el sector del turismo

FMAM/PNUD

OLADE/Sistema de Información Energética del Caribe

Proyecto de eficiencia energética

UE/Insula

Ministerio de Planificación Física, Santa Lucía.

Euro-Caribbean RES Forum

Programa de fomento de las exportaciones para el sector de la energía de Europa

Gobierno de Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Japón y Canadá

CARICOM

Energía sostenible para el desarrollo sostenible en el Caribe

Principales objetivos de la asociación/iniciativa. - Acelerar la transferencia y la adopción de fuentes de energía renovables. - Implementar proyecto piloto sobre eficiencia energética. - Crear capacidad para la formación de profesionales del sector energía.

BMZ/GTZ

CARLILEC CAST

Uso sostenible de la energía en el sector de turismo (Eficiencia energética en el Caribe)

Etapa B del MPP

Eficiencia energética en hoteles, suministro de agua eficiente, reciclaje del agua, calentamiento solar de agua. Eficiencia energética en la industria y el comercio Fuente: FUENTES RENIVABLES DE ENERGÍA EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE. Situación de políticas CEPAL-GTZ CEPAL LC/l, 2132, 19 DE MAYO

Conferencia de lanzamiento, Santa Lucía, mayo de 2002.

Fase preparatoria. Estudio de referencia iniciado en septiembre de 2003. Fecha límite: mediados de noviembre de 2003.

Desarrollo Limpio, previstos por este instrumento.

8.3.1 La Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático.

8.3.2 El Fondo Prototipo de Carbono

La Red Iberoamericana de Oficinas del Clima, es una iniciativa española creada en septiembre de 2004 en Cartagena de Indias, Colombia. Se trata de un mecanismo para que los países iberoamericanos debatan y compartan perspectivas y experiencias sobre el cambio climático. La Red fue presentada oficialmente en el marco de la Décima Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático (COP-10), ya cuenta con un programa de actividades para 2005, bajo el cual se encuentra trabajando. La Red, que incluye a España, Portugal y países de América Latina, hispano o lusoparlantes, pretende poner en marcha acciones conjuntas para luchar contra el cambio climático. La Red fue presentada por la Ministra de Medio Ambiente y representantes de Portugal, Colombia, Argentina, México, Bolivia, Perú y Bolivia. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) brinda por su parte su apoyo técnico a la Red. Para el próximo año, la red tiene previstas actividades de observación e investigación sistemática para la obtención de datos climáticos, de adaptación a efectos del cambio climático, de ayuda al desarrollo y de fortalecimiento institucional, educación y divulgación. Por su parte, la Comisión de Coordinadores de la Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático se reúne tres veces al año y la más reciente reunión de la Red se ha celebrado en Antigua, Guatemala, entre el 3 y 7 de octubre de 2005. Durante la celebración de su segundo encuentro anual, esta Red abordará los problemas planteados por el cambio climático, las responsabilidades adquiridas por los suscriptores del Protocolo de Kyoto y las potencialidades del Mecanismos para un

La reducción del dióxido de carbono y de otros gases que inciden en el efecto invernadero y por ende en el cambio climático es uno de los principales desafíos que enfrenta la comunidad internacional. El Fondo Prototipo del Carbono (PCF por su sigla en inglés) del Banco Mundial, proporciona un marco de acción, aprendizaje e investigación que puede mostrar la forma en que las transacciones para reducir las emisiones de gases de invernadero, pueden contribuir al desarrollo sostenible y al mismo tiempo, disminuir los costos involucrados en el cumplimiento del Protocolo de Kyoto. Los proyectos exitosos del Fondo Prototipo del Carbono (PCF) que sirven de útiles experiencias para el desarrollo de proyectos adicionales son cada vez más numerosos en la Región de América Latina y el Caribe. 8.4 Unas consideraciones finales. Tal vez como en ninguna otra Región del planeta, convergen en América Latina, en lo que al cambio climático respecta, una notoria concurrencia de amenazas, riesgos, desafíos y oportunidades. Las notas que siguen apuntan a algunas de las acciones que pueden ser consideradas en este contexto, al momento de establecer políticas nacionales, subregionales y regionales. - Las complejas circunstancias del tema, presentan demandas particulares de fortalecimiento institucional al interior de los países de la Región. Se requiere en este sentido que las estrategias sobre el cambio climático se articulen en las políticas publicas sectoriales, de modo que tanto en su definición como en su ejecución, estén presentes las autoridades de ambiente, salud, energía, bosques, pesca, turismo, economía, entre muchas otras que de una manera u otra se involucran en estos procesos, los que suponen la definición de políticas publicas altamente concertadas y de elevados requerimientos técnicos.

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8.3 Otros Acuerdos e iniciativas relevantes a la Región.

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- Una cuestión que deberá analizarse consiste en si estos retos pueden atenderse exclusivamente desde la institucionalidad existente, o si es pertinente, de acuerdo a las circunstancias de cada país, el establecimiento de mecanismos específicamente creados a este fin. El establecimiento de oficinas y otros cuerpos análogos, a cargo de la aplicación del Mecanismo de Desarrollo Limpio, e incluso con funciones mas generales en materia de cambio climático, en diversos países de la Región, indica que esta formula ofrece elementos interesantes que deben ser considerados. - Los mecanismos establecidos bajo diversas formulas institucionales, deben considerar con particular atención formulas de participación y consulta que permitan validar las políticas publicas sobre el cambio climático, a través de la participación de diversos sectores que incluyan a autoridades locales, sectores productivos y a la sociedad civil en general. - Cuando se sigue el accionar de la Región ante el cambio climático a través del presente documento, es fácil advertir los diversos niveles de actividades y las diferencias en las experiencias acumuladas, las que además no siempre versan sobre las mismas temáticas en uno y otro lugar. De este modo una línea de acción esencial lo constituye sin dudas compartir conocimientos y experiencias desarrollados por los países, tanto mediante el empleo de

espacios ya existentes, como a través de la previsión de creación de nuevos espacios de concertación y análisis de los temas relativos al cambio climático. - Todo ello debe contribuir a la potenciación de proyectos de escala subregional, que exploten en modo que diversas subregiones en América Latina y el Caribe comparten retos y oportunidades. Si bien como este Capitulo muestra hay diversas iniciativas en desarrollo en este sentido, tales acciones pueden y deben ser potenciadas y abarcar de hecho un espectro mucho mayor de actividades. - El Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe tiene un papel esencial que jugar en este sentido, dado su reconocido papel como estructura de concertación en la Región en temas ambientales y puente para su enlace con las agendas económicas y sociales, cuyos temas, en su interacción con el medio ambiente, son también tratados en el Foro. - Al propio tiempo, se requiere reforzar el accionar de y entre las agencias que componen el Comité Interagencial del Foro, de modo que aparezca aun con mas fuerza en sus agendas el tema del cambio climático y las sinergias y concertaciones en sus actuares, que potencie los resultados esperados.

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ACRÓNIMOS Y ABREVIATURAS

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ACRÓNIMOS YABREVIATURAS ACCC AIE ALC ALDA AND AOSIS ARPEL BANOBRAS BID BM BNDES BOE CAEMA CAF CAIT CARICOM CCCCC CELADE CEPAL CER CERUPT CFCs CFE CH4 CIDA CONAMA CIN CMNUCC CO CO2 de CO2 ) COLMEX CONAE COP CPACC CREDP CTI DP ECOENERGY ECLAC EUA FAO FIDE FINFRA FONAFIFO G77 GEF GEI GEO GEO-ALC Gg GtC

Adaptación al Cambio Climático en el Caribe Agencia Internacional de Energía América Latina y el Caribe Asociación Latinoamericana de Derecho Ambiental Autoridad Nacional Designada Association of Small Island States Asociación Regional de Compañías de Petróleo y Gas de América Latina y el Caribe Banco Nacional de Obras Públicas, México Banco Interamericano de Desarrollo Banco Mundial Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, Brasil Barriles equivalentes de petróleo Centro Andino de Economía y Medio Ambiente Corporación Andina de Fomento Climate Analysis Indicators Tool Comunidad Caribeña Centro de Cambio Climático de la Comunidad Caribeña Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía Comisión Económica para América Latina y el Caribe Certificados de Reducción de Emisiones Certified Emission Reduction Unit Procurement Tender Clorofluorocarbonos Comisión Federal de Electricidad, México Metano Agencia Canadiense de Desarrollo Comisión Nacional de Medio Ambiente, Chile Comité Intergubernamental de Negociación Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático Monóxido de carbono Bióxido de carbono (CO2 equivalente - todos los GEIs convertidos a sus equivalentes El Colegio de México Comisión Nacional para el Ahorro de Energía, México Conferencia de las Partes Proyecto de Planeación para la Adaptación al Cambio Climático Global Proyecto Caribeño de Desarrollo de Energía Renovable Comité Técnico Interagencial Documento de Proyecto Ecoenergy Internacional Corporation Economic Commission for Latin America and the Caribbean Estados Unidos de América Food and Agriculture Organization Fideicomiso para el Ahorro de Energía, México Fondo de Infraestructura, México Fondo Nacional de Financiamiento Forestal, Costa Rica Grupo de los 77 Global Environment Facility Gases efecto invernadero Global Environment Outlook GEO para América Latina y el Caribe Giga gramos Giga toneladas de carbono

Deutsche Gesellschaft fur Technische Zusammenarbeit Giga watts Agua Hidrofluorocarbonados InterAmerican Development Bank Banco Internacional de Reconstrucción y de Fomento Certificado de Reducción de Emisiones a largo plazo Ver AIE Netherlands Carbon Facility (INCaF) Instituto Nacional de Ecología, México Indice de Precios al Consumidor Panel Intergubernamental de Cambio Climático Gestión Integral de los Recursos Hídricos Kilowatt-hora Latinoamérica Land use, land-use change and forestry Proyecto de Adaptación Convencional al Cambio Climático Mecanismo de Desarrollo Limpio Mercado Común del Sur International Ministerio de Ambiente y Energía, Costa Rica Ministerio de Minas y Energía, Brasil Megawatts Megawatts eléctricos Megawatts térmicos Nitrógeno Óxido nitroso Nacional Financiera, S A, México Netherlands Clean Development Facility Monóxido de nitrógeno Bióxido de nitrógeno Oxígeno Ozono Organización de Estados Americanos Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos Organización Latinoamericana de Energía Organizaciones No Gubernamentales Organización de las Naciones Unidas Oficina Regional para América Latina y el Caribe Protype Carbon Fund Pequeñas centrales hidroeléctricas Petróleos Mexicanos, México Compuestos perfluorocarbonados Producto interno bruto Productores Independientes de Energía Protocolo de Kioto Países menos adelantados Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente Contrato de compra de energía de largo plazo Partes por millón Programa Regional Andino para la Prevención y Mitigación de Riesgos Programa Nacional de Alcohol, Brasil Programa Nacional de Conservación de la Electricidad, Brasil Programa de Incentivos para Fuentes Alternas de Energía Eléctrica

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GTZ GW H2O HFC IADB IBRD ICER IEA IFC INE IPC IPCC IWRM KWh LA LULUCF MACC MDL MERCOSUR MGM MGM MINAE MME MW MWe MWt N2 N2O NAFINSA NCDF NO NO2 O2 O3 OEA OCDE OLADE ONG ONU ORPALC PCF PCH PEMEX PFCs PIB PIE PK PMA PNUD PNUMA PPA PPM PREANDINO PRO-ALCOHOL PROCEL PROINFA

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PSA SEMARNAP SEMARNAT SEN SF6 SIDS SINAC SPREP SOx TLCAN UCC UE UICN UIPR UNFCCC USAID USD UWICED WWF

Pago por servicios adelantados Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, México Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, México Sistema Eléctrico Nacional, México Hexafluoruro de azufre Small Island Developing State or States Sistema Nacional de Áreas de Conservación, Costa Rica South Pacific Regional Environment Programme Óxido de azufre Tratado de Libre Comercio de América del Norte Unidad de Cambio Climático, Argentina Unión Europea Unión Mundial para la Naturaleza Unidad de Implementación del Proyecto Regional, Universidad de las Indias Occidentales Ver CMNUCC Oficina del gobierno de Estados Unidos para el Desarrollo Dólar americano Centro para el Ambiente y el Desarrollo World Wide Fund for Nature

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BIBLIOGRAFÍA

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