UPO (567 m.) – ARTANDA (547 m.) – MANDOIA (637 m.) TRAVESÍA ARRIGORRIAGA – ZEBERIO 03 05 09 En Itxartu Mendigoizale Taldea organizamos una travesía Arrigorriaga – Zeberio, pasando por las cumbres del Upo, Artanda y Mandoia para este domingo de primeros de Mayo. Este recorrido tenía la alternativa, para las personas que deseaban realizar un recorrido menor, de ascender únicamente el Upo y el Mandoia. En cualquier caso la idea era, como así se hizo, que coincidiésemos todos en el hamarretako, en el Mandoia. Salimos de Algorta en autobús 33 montañeros, y en la carretera BI-634, a la altura de Arrigorriaga, tomamos una desviación (BI-3702) que, a través del valle, comunica los diversos barrios del municipio de Zarátamo. Tras dejar a nuestra derecha unas naves industriales, y una vez sobrepasada la cantera, y a unos 200 metros, la carretera traza una cerrada curva a la izquierda. En ese lugar pudo parar un momento el autobús para que pudiésemos descender del mismo.
De ese mismo lugar (160 m.) parte, a mano derecha de la calzada (0:00), una pista de grava que pasa junto a una escombrera, dejando a la derecha un camino que va a las tuberías del Consorcio de Aguas.
Comenzamos un empinado ascenso, y a medida que avanzamos encontramos varias pistas, continuando nosotros siempre de frente por la principal que, además de tener un firme mejor asentado, es la más evidente. La ruta remonta, dejando a nuestra derecha, el barranco de Emandotroka por terreno despejado hasta situarnos en un amplio collado, donde se encuentra una encrucijada de pistas (0:30). En el collado de Axola (368 m.) existe una granja con sus establos, junto al que encontramos un señalizador que indica la dirección hacia las cumbres de Upo (a la izquierda), Artanda (a la derecha) y Mandoia (siguiendo la pista de frente). Las cumbres del Upo y Artanda forman parte de un cordal que se extiende en dirección este-oeste desde Lemoa hasta Arrigorriaga, quedando al norte el río Ibaizabal, que se fusiona al Nerbión a las puertas de la capital vizcaína, mientras que por el este discurre el Arratia. El valle que queda al sur del macizo es el de Zeberio
En el collado tomamos la pista de la izquierda que, rodeando una pequeña loma, nos sitúa en las laderas del Upo, en el área recreativa “Upoko Pagadia”,
donde se extiende el amplio hayedo que da nombre al área recreativa y en cuyos lindes encontramos la mayor parte de las instalaciones del parque, que se reparten entre la soleada campa y la fresca sombra de estas bellas frondosas. Tiene mesas, barbacoas y fuente. Este hayedo es uno de los más notables que circundan Bilbao.
Bajo la reconfortante sombra del hayedo ascendimos sin un camino determinado.
Fuera del hayedo, un estrecho sendero nos abrió paso hasta desembocar en una pista que tomamos a la izquierda.
Posteriormente la pista se bifurca, continuando nosotros por la de la derecha, hasta situarnos bajo la loma cimera.
Desde ese lugar algunos afrontaron un corto y fuerte repecho por el empinado cortafuegos que permite alcanzar la cima, mientras la mayoría tomamos una senda que por la derecha nos acercó por un camino más largo, pero con menos pendiente hasta la cima del Upo. (0:55)
El Upo (567 m.) que está incluido entre los montes centenarios, cuenta con un buzón del Padura Mendi Taldea.
Desde la cima disfrutamos de unas maravillosas vistas del Gran Bilbao. A nuestros pies fluye el Nervión entre poblaciones fabriles. Vemos hasta la desembocadura de El Abra.
Desde el Upo vimos: al Norte las cimas del Ermua, Jata y Sollube; hacia el Este los macizos de Durangaldea; al Oeste el Artanda y el Ganegogorta (en las fotos) y al fondo la sierra Garobel-Salvada; y al Sur el Macizo del Gorbea.
Descendimos del Upo por el mismo camino de la subida. En Upoko Pagadia nos juntamos los que habíamos decidido ascender al Artanda, mientras el resto continuaba directamente hacia el Mandoia.
Continuando el descenso llegamos al collado de Axola (1:20) donde, dejando a nuestra izquierda la granja, tomamos a la derecha la pista de grava que se dirige al Artanda. Enseguida vemos a la derecha la ermita de San Segismundo, conocido popularmente como Samarcondios, que se encuentra en el límite entre Zarátamo y Zeberio. El tercer domingo de julio, numerosos vecinos de los municipios cercanos acuden a celebrar la romería en honor del santo. Los pueblos de Zeberio y Zarátamo se reparten anualmente el privilegio de organizar esta fiesta. Curiosamente durante la romería de 1.936 se dio noticia del comienzo de la Guerra Civil.
La ermita de San Seguismundo se encuentra en una campa, a la sombra de los plátanos que la rodean, donde hay mesas, barbacoas y fuente, todo ello dentro del Upoko Pagadia, que se asienta a ambos lados del collado.
Tras pasar por la ermita tomamos un camino a la derecha para seguir acometiendo la subida final a nuestro objetivo. El recorrido discurre por una evidente pista que primero transita entre pinos y luego sale ya a terreno despejado, donde va superando una serie de lomas camino de la cumbre coincidiendo con la conducción de gas, oculto bajo la vegetación, salvo en el tramo final. Una vez alcanzamos la parte alta del cordal torcimos a la derecha y afrontamos la loma cimera, hasta alcanzar la herbosa cima del Artanda (1:45).
La cima del Artanda (559 m.) está coronada por un vértice y un buzón del Padura Mendi Taldea. Las vistas son las mismas que las de su vecino monte Upo, pero mejoran las perspectivas sobre el valle del Nervión.
Descendimos del Artanda por el camino de ascenso durante un buen rato, hasta que a media ladera abandonamos la pista para adentrarnos a la derecha por nuevas sendas y caminos en dirección a la pista que desde el collado de Axola va en dirección al Mandoia. Pasamos al lado de dos puestos de escopeteros y andamios metálicos que cumplen la misma función. Posteriormente llegamos a un cruce de caminos que nos indicaba que íbamos en dirección correcta, procedíamos del Upo y Artanda para dirigirnos al Mandoia.
En ese cruce tomamos la pista principal que va del collado de Axola hacia el Mandoia, y que discurre a media ladera por la vertiente de Lekuebaso. Todos estos montes tienen una red de pistas forestales tan densa que semeja una tela de araña. Son utilizadas, desgraciadamente sin restricción, por 4X4, motos de trial y una plaga de quads. Fuera de las pistas apenas se puede transitar, pues el terreno está cubierto de maleza y de ramas podadas que nadie retira.
La ancha pista que va ganando altura poco a poco, nos condujo en 2:45 hasta el collado de Irumugarrieta (485 m.), límite de los municipios de Bedia, Galdakao y Zeberio, en las faldas del Mandoia. En este collado nos encontramos con otra encrucijada de pistas y un viejo poste de tendido eléctrico sin cables, junto a un moderno poste de señalización de caminos. Indica que el Mandoia está a 1.500 m. Continuamos por la pista que sigue de frente con tendencia hacia la izquierda
Tras una pequeña pero fuerte subida, la ruta pierde inclinación y entonces tomamos una nueva pista, perfectamente señalizada donde se indica que el Mandoia está a 1.100m., que remonta hacia la izquierda y que a unos metros cruza una valla para continuar por una zona de frondosas repobladas y con amplias vistas del valle a la derecha.
Más adelante la pista avanza hacia el cordal, con grandes coníferas a la izquierda, en el otro lado de la valla, que cruzamos por el paso para llegar a la cima del Mandoia (3:20).
El Mandoia (637 m.) tiene un vértice geodésico de grandes dimensiones y tres buzones (dos en buen estado, pero otro roto y oxidado).
En el este del Mandoia, donde la cima está cortada a pico, hay un privilegiado mirador desde donde admiramos tanto las sierras de Legarmendi y Eskuagatx, emergiendo sobre ella el Mugarra y el Anboto; así como el Macizo del Gorbea, donde destacan Lekanda y el Gorbea. Esta cima presenta una cresta con algunos escarpes rocosos que rompen, ciertamente, la monotonía de la montaña. De hecho, desde la cumbre nos acercamos a un espolón rocoso que a modo de atalaya cuelga sobre los barrancos. Merece la pena llegar hasta este punto para contemplar la panorámica que desde este lugar se lanza.
La cima del Mandoia fue un lugar perfecto para realizar el hamarretako: buena campa, estupendas vistas, la mejor compañía y por supuesto todo tipo de comida y bebida.
Después del hamarretako iniciamos la bajada hacia Zeberio por el mismo recorrido efectuado para la ascensión, hasta llegar al collado de Irumugarrieta (3:45), donde tomamos a la izquierda una pista forestal. Siguiendo el descenso llegamos al barrio de Ametzola, donde comienza la carretera asfaltada. A la entrada se encuentra la Casa Rural Ametzola, un precioso y enorme caserío en el collado de igual nombre. El caserío fue construido en el siglo XVI, rehabilitado posteriormente debido a un incendio sufrido en el siglo XVIII como vivienda bifamiliar y reconstruido totalmente, debido al estado de ruina que tenía cuando lo compraron los nuevos propietarios, hace aproximadamente 25 años.
Más abajo divisamos Zeberiogana donde se encuentra la Ermita-Santuario de Nuestra Señora de Zeberiogana (4:07), que goza de honda raíz popular, con un valor más etnográfico que puramente artístico. Esta ermita que se encuentra rodeado por un pórtico de tipo popular sobre postes de madera, destaca por su considerable tamaño. La cercana fuente nos sirvió para reponer líquidos.
Abandonamos en este punto la carretera asfaltada, y seguimos a la derecha por un camino de tierra que sale a otra carretera local que accede al barrio de Ereñozaga y que seguimos, entre praderas y pinares, hasta el núcleo urbano de Zubialde, núcleo central de Zeberio, donde se encuentra el Ayuntamiento (4:30). El valle de Zeberio, a pesar de su cercanía a Bilbao, no ha vivido un gran desarrollo urbanístico, lo cual ha permitido conservar un gran número de ejemplos de caseríos tradicionales, como los que vimos en esta parte del recorrido, en un entorno todavía rural.
Tras cambiarnos de ropa en el autobús aún tuvimos tiempo para ir al Batzoki de Zeberio, y posteriormente fotografiarnos en el Ayuntamiento, engalanado con motivo de la final de Copa que nuestro Athletic jugaría con el Barcelona el 13 de Mayo.
El total del recorrido largo resultó de 20 kilómetros, con un total de 879 metros ascendidos. Los que no subieron al Artanda recorrieron 16,35 kilómetros, habiendo ascendido 700 metros. El recorrido largo que hicimos aparece reflejado en el mapa: El recorrido con flechas blancas es el que hicimos los dos grupos. El recorrido con flechas verdes es el tramo que realizó el grupo que subió al Artanda. El recorrido con flecha amarilla es el tramo que realizó exclusivamente el grupo que no ascendió el Artanda.
IparraldeaNorte
LA OPINIÓN DE FERNANDA Soy Fernanda, ya me conocéis todos. Hoy me han encomendado la crónica de la salida del Upo-Artanda-Mandoia. El día salió con muy buen tiempo y la salida mañanera prometía, como suele ser costumbre. En el autobús ya nos dieron dos opciones para participar los mendigoizales, a cuál más interesante. Cuando llegó el autobús a su destino nos hicimos la foto de rigor y como suele ser costumbre iniciamos la subida cada cual a su marcha. La ascensión de la primera cumbre, el Upo, no fue muy dura, pasando por una granja y un hayedo impresionante. Llegamos a la cima desde la que se apreciaban unas bonitas vistas de Bilbao, Arrigorriaga y nuestro querido Getxo. Unos pocos mendigoizales entre los que me encontraba descendimos del Upo y volviendo sobre nuestros pasos iniciamos la conquista de la segunda cima. La mañana era estupenda. Vimos la ermita de San Segismundo. Hacia medio camino hubo un par de mendigoizales que, queriendo atajar la cuesta, tomaron una dura rampa, que desgraciadamente para ellos les retrasó la llegada a la cima. Al final conseguimos coronar el Artanda. Las vistas habían cambiado un poco. Se veía Arrankudiaga y Miravalles, sacamos fotos y nuevamente sobre nuestros pasos nos encaminamos hacia el Mandoia donde nos esperaba el otro grupo, dando buena cuenta del hamaiketako. Esta vez la travesía fue un poco más larga. Al llegar a la cumbre nos enteramos de que tres compañeros se habían despistado y no habían encontrado el camino. Después de alguna llamada todo se aclaró y terminaron haciendo una ruta alternativa. De nuevo iniciamos la marcha y nos dirigimos hacia Zeberio. En el descenso pudimos contemplar una casa rural y varios caseríos, algunos de ellos impresionantes, así como un roble centenario en el barrio de Ereñotza. La llegada a Zeberio tuvo premio, pues hubo tiempo para calmar la sed con un txakoli. En definitiva, el día, como bien he dicho al principio, prometía, y todo salió como estaba previsto: OSO ONDO.