Rojo y Negro
DD.HH. / Memoria e Impunidad
Elsa Villaflor: Hija de detenidos desaparecidos
i madre se llamaba, se llama María Elsa Garreiro. Nació el 14 de octubre de 1945 en un pueblo de Galicia, España llamado Couso, donde tenían una pequeña casa de piedra, vivían de lo que recogían trabajando la tierra y del intercambio por otros productos. La persecución de la guerra civil y la miseria (aunque me gusta sentirla y pensarla como la revolución española) hicieron que en 1949 emigrara junto con su madre María y su abuela María Rosa, a re encontrarse con el resto de su familia que ya se encontraba aquí, en Montevideo. Mis abuelos consiguieron un trabajo en el Hotel Español, luego en un boliche en la ciudad vieja que se llamaba La Tempestad. En tanto mi madre fue e la escuela de las Hermanas del Huerto, al liceo Rodó y por último a la Facultad de Humanidades para estudiar psicología.
Le fascinaba leer, amaba al Quijote y a Edith Piaff, uno de sus lugares en la ciudad era la escollera Sarandí. Cuando estaba aún en el liceo ingreso a la juventud socialista. Me cuentan que un hecho que la marcó profundamente en lo vivencial, fue el vivir y acompañar el campamento de las y los Cañeros en el palacio legislativo. Junto con otros jóvenes se separan del partido socialista, y conforman lo que se llamó la Organización, germen de lo que luego sería el Movimiento de Liberación Nacional Tumpamaros. A mediados de los 60, los integrantes del grupo (célula) en el que participaba quedan requeridos. A fines de los ´6'0 viaja en forma clandestina junto con dos compañeros, a Buenos Aires. En 1971,en reuniones que se realizan con grupos de este país conoce a mi padre Raimundo Aníbal Villaflor. Le decían y dicen El Negro, nació el 30 de marzo de 1934 en Avellaneda. Su madre Josefina y su padre Aníbal eran obreros, tuvo 3 hermanos de los que viven Clotilde y Rolando. Fue a la escuela pero desde muy joven tuvo que salir a trabajar, desde su casa mamó el amor por lo sindical y por el peronismo de su padre, en las diferentes changas que consiguió para ganarse la vida participó y promovió la sindicalización de los trabajadores. Del encuentro entre estas dos personas nació mi hermana Laura que tiene actualmente 30 años, mi hermano Ricardo
que falleció cuando tenía un año y yo, Elsa que tengo 34 años. Mis viejos integraron las FAP (Fuerzas de acción peronistas) en Argentina, los secuestraron el 4 de agoto de 1979, luego supimos que estuvieron en la ESMA (Escuela de mecánica de la armada) desde entonces están desparecidos. Desde entonces, lo que supimos de ellos, fue a través de compañeras y compañeros que estuvieron detenidos junto con ello y que prestaron testimonio en las causas abiertas en Buenos Aires y en España. Este año van a cumplirse 30 años de sus desapariciones. Creo que cualquiera puedes hacerse una idea o sentir (ojalá) lo que significa eso. Mucho o poco ha hablado de ellas y ellos, mucho se los ha utilizado, manoseado y pocas respetado. Son mis viejos, pero no puedo evitar el sentir la necesidad de hablar de una parte de una generación viva o muerta, que se la ha silenciado, tergiversado, "negociado", congelado en el "humano" rostro de una foto, quizás un nombre y una fecha de desaparición. Debo entonces dejar en claro que no hablo desde ellos sino, que lo hago desde mí, si algo la historia de nuestra humanidad nos dice es que "lo humano, la humanidad" es un invento quizás una aspiración. Los hechos nos han demostrado que el ser humano es capaz de lo más hermoso así como de lo más atroz. Lo que nos queda quizás, es el sentido y sentimiento de responsabilidad ante el o la otra. Una responsabilidad de nos interpela en nuestra intimidad y en nuestra sociedad. Se debe reconocer que finalmente se habla o se vuelve a hablar de justicia, que se han hecho algunos movimientos y que una mínima parte de nuestra escoria uruguaya responsable de desapariciones, torturas, encarcelamientos, robo de niñas y niños esté "presa". Desde hace tiempo tengo la convicción de que pareciera que para hacer ciertas cosas que se pensaría del orden de lo que se debe hacer como el encarcelar e esta escoria humana, estamos, están pidiendo permiso, justificándose es que hay cosas que no se negocian, que no pueden ni deben entrar en la lógica de las negociaciones políticas ni estar supeditados a sus tiempos porque tiene que ver con lo que somos y queremos como sociedad con nuestro pasado-presente y futuro. A veces lo más doloroso o jodido quizás, es que estas dinámicas (lógicas, tiempos, negociaciones) no están sólo en el campo de lo político partidario sino, en las organizaciones sociales y sindicales en un sentido amplio. Volver a hablar de justicia es buena cosa, es decir no queremos ni aceptamos que quienes hicieron estas atrocidades estén libres, anónimos, impunes e impúdicos entre nosotros, sin esto toda esta estructura y discurso social carece de sentido.
partir. Es buena cosa que volvamos a hablar de justicia entonces, es más buena cosa que la gente "invisible" haya vuelto a creer, a hacer, que haya salido a juntar firmas para anular la ley. Ojalá que salga y si es así será el trabajo en conjunto de la gente que va sembrando la posibilidad, el deseo de que como sociedad podamos volver a mirarnos a la cara con fundamentalmente con las nuevas generaciones. Porque el "problema" no es de los jóvenes, de estos jóvenes de hoy sin de lo que la generación anterior hizo o no hizo, con todo el peso que ello implica. Si algo he mamado y aprendió de mi historia, de mi familia (que no es solo la sanguínea) y de mi experiencia por esa vida es de dignidad, de creer y sentir que una otra vida, un otro mundo es posible pero que en comienzo está en nosotras, en lo visible e invisible, difícil y hermoso de las pequeñas cotidianas cosas de nuestro diario vivir. Intento, quiero ser responsable de mi pasado y también por mi presente para mi futuro y el de mi Hijo Luka y el Joaquina, Lucien, Julieta, Camilo y el de tantitas y tantitos otros que vendrán acunados desde el amor de sus madres y padres abuelas y abuelos... pero esa responsabilidad asumo y quiero que sea en lo cotidiano e invisible que tiene nuestros actos día a día. Soy actora de estas palabras y a su vez narradora y soy lo primero porque antes otras y otros pero fundamentalmente Otras me dieron sus palabras, sus recuerdos, sus vidas... Y entonces pienso y siento a mi abuela La Nona que está por cumplir 90 años, que está emprendiendo el camino de regreso, que hace 30 años que no sabe nada de su hija y que morirá sin saberlo, que siempre ha sido una mujer anónima que ha asumido como tantas el camino de hacerse cargo, hacerse responsable por lo otro y por los que quedamos. Entonces quiero que esto que es un calidoscopio de vidas y sentires tenga efímeramente su rostro, para que alguien más la recuerde sepa que está y estuvo aquí y que esta es su historia contada por otra de su mismo género. Elsa Villaflor, abril de 2009
No elegí nacer en esta sociedad, no creo en la gran mayoría de las cosas que se dan como lo real, la forma, lo normal, pero estoy en ella y desde allí es desde dónde debo
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