REFLEXIONES EN LA PLAYA
Este verano tuve la suerte de encontrame en la playa con varios amigos, algunos de ellos colegas de profesión. Pasear por la orilla del mar mojándote los pies, compartiendo experiencias y disfrutando de una buena compañía es de las cosas más agradables que te pueden ocurrir en un buen día de sol. En uno de esos encuentros tuve la oportunidad de charlar largo y tendido con un personaje conocido, escritor, profesor y sobre todo amigo y buena persona. Nos metimos sin querer, pues las vacaciones son para olvidarse del trabajo, en temas de nuestro día a día y entramos en directo en la conversación. Le pregunte que recomendaciones podría darle a un ejecutivo en crisis, a un directivo de esos que llegan a las vacaciones con las energías bajo mínimos y que tiene que reponer fuerzas porque sino es posible que el próximo verano no le veamos. La verdad es que mi amigo, experto conocedor de este tipo de problemáticas me dio muchas ideas, pero yo me quedé dándole vueltas a la cabeza. Por la tarde, después de comer y en el relax de las vacaciones tomé lápiz y papel e intente resumir las conclusiones de nuestra conversación para consensuarlas con él al día siguiente. Mis notas recogían las siguientes recomendaciones para nuestro amigo estresado: 1º. - Disfruta mucho de lo que estas haciendo. Solo con una visión positiva de la vida es posible afrontar cada jornada con ilusión. El trabajo cuando se hace con profesionalidad se convierte en un hobby y además contagias energía a los que tienes a tu lado. Intentalo, merece la pena. 2º. - Rodéate de un buen equipo. Si tienes oportunidad escoge a los mejores, incluso que te superen a ti. Tienes que preparar a tu sustituto. No escatimes recursos a la hora de elegir a los que serán tus mejores aliados, ellos serán tu espejo. 3º. - No siempre tu gente es la mejor, aunque estés satisfecho de ellos. Es corriente ver en las organizaciones cuando viene la época de valorar los resultados que nadie quiere que su gente aparezca más floja que la de otros equipos. Hay que ser honrado. Si hay personas mejores que las tuyas reconocelo, eso te dignificará. 4º. - Piensa que no eres imprescindible. Hay mucha gente, más de la que tu piensas, que puede hacer lo tuyo e incluso mejor. Hay directivos que son imprescindibles pero insoportables. Piensa que antes de lo que te imagines la empresa ya ha pensado en tu repuesto.
Jaime Pereira Experto en RRHH
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5º. - La humildad es la competencia más difícil pero la más gratificante. Decía Warren Bennis, que ha surgido la necesidad de un directivo humilde, consciente de la realidad de cada momento, una persona que sepa controlar los aires de grandeza. 6º. - Ilusiona a los que trabajan contigo. Un entrenador de un equipo puede hacer maravillas con sus jugadores solo trasmitiendo entusiasmo, ilusión, ganas de triunfar. Los jefes entusiasmantes sacan partido hasta del más débil del grupo. Sorprende a tu gente cada día. Deja el mal humor en la puerta de la oficina. 7º. - La sana ambición está reñida con las artimañas del trepa. Decía Albion Mark, en uno de sus libros, que un día se dio cuenta de que el problema de competir en una carrera de ratas es que, aunque la ganes, eres una maldita rata. Los trepas no deberían tener cabida en una organización, son la imagen del anti-equipo. La ambición sana es necesaria porqué es lo que estimula nuestro progreso. 8º. - Haz con los demás lo que te gustaría que hicieran contigo. Solo cuando se ha vivido una situación injusta con uno mismo se es capaz de ponerse en la piel de los demás. Piensa siempre bien aunque alguna vez te fallen, no importa. 9º. - Desarrolla a tus colaboradores. Egoístamente es la única forma de progresar tu. Comparte tus conocimientos y experiencias. Da feedback sincero y con espíritu constructivo. Ayuda a los demás a ser mejores. 10º. - Aprovecha el feedback como una grandisima oportunidad de mejora. Anima a los que te rodean a que te digan lo que debes mejorar. La perfección no existe, pero el mejorar cada día sí. Al final, decidimos tomar una cerveza juntos y repasar nuestras recomendaciones para nuestro común amigo. Eso si decidimos ser los primeros en luchar por conseguir que nosotros fueramos los primeros en aplicarlas, porque de nada vale la palabra sin la acción. Y todo .... por un casual encuentro en la playa....
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