Soluciones tras la catástrofe Algunos de los organismos vivos más longevos del planeta los encontramos en el reino vegetal. En las sierras de California por ejemplo crecen los Pinus aristata, con edades de algunos pies superiores a 4500 años. Los majestuosos bosques de secuoyas de las costas norte-americanas del Pacifico crecen verticales como moles macizas hasta superar los 100 metros, con una esperanza de vida superior a dos milenios. El tiempo para estos gigantes vegetales se ralentiza, discurre ajeno a las prisas de nuestra sociedad humana. Estos seres observan impertérritos las edades y modas de los seres humanos.
Quejigo centenario en “El Barranco”. La reunión de muchos de estos venerables árboles crea bosques encantados donde se dice pueden vivir seres mitológicos. Andando por las umbrías de estos bosques uno encuentra la calma ante el estrés causado por las prisas de la vida moderna.
Les planteamos una pregunta; -“¿Cuántos años debe de tener un bosque para considerarlo adulto?”. Lo cierto es que esta pregunta es de difícil solución ya que las masas boscosas están condicionadas por el emplazamiento y por las condiciones climatológicas. Pero podemos decir que en nuestras latitudes un bosque con una edad inferior al medio siglo no es un bosque viejo. Dicho esto pensamos; -“La edad de una persona es lo que necesita un bosque para ser maduro, es mucho tiempo para ver el que planté adulto.” Cuando vemos los incendios forestales por la tele, podemos ver a personas que lloran desconsoladas, rotos por saber que sus bosques han desaparecido y que ya no volverán a verlos como antes. Todos sufrimos en esos momentos aunque esos bosques queden a cientos de kilómetros de donde vivimos. Y la pregunta de siempre: -“¿Por qué?”.
Imagen Robin townsend Arden los montes, vemos cenizas donde antes cantaban los pájaros y salíamos a recolectar setas, ese día en la tele sale una autoridad competente al parecer muy afectado reclamando que se declare el lugar zona catastrófica. En esta tierra tan dada a los refranes tenemos uno para esto; “Muerto el burro la cebá al rabo”, o en otras palabras que poco importaron antes esos montes y cuantos se les valoran ahora.
Fue un cohete de las fiestas lo que causó el incendio, fue un rastrojo ilegal de una persona mayor que se pasó la ley por el forro de los pantalones, fue un loco que nunca será procesado, fueron muchas cosas pero nuestro bosque ya no está. Vemos pasar a los burócratas desfilar por la zona, se llegan incluso a tiznar el traje, (todo sea por la foto), pero ellos siempre tendrán otros bosques adonde ir. El nuestro, ya no existe. Pedirán declarar la zona como catastrófica y gastaran mucho dinero en hacer un esfuerzo que se podía haber ahorrado. Los incendios en la naturaleza siempre han ocurrido, pero biológicamente hablando la única especie pirómana en la tierra es la humana. Y es tambien la única que negocia con los incendios. Hubiese sido mejor no lanzar cohetes en las fiestas, hubiese sido mejor enterrar con el arado el rastrojo, hubiese sido mejor pagar una campaña de concienciación. ¿Que hubiese sido mejor? A no ser que el que lee este texto tenga 10 años, nadie espere ver ese monte como fue hace tan solo unos días. Unos esperaran que el bosque crezca de nuevo, otros los dineros de la administración, que ya habrá donde echarlos.
(En homenaje a las personas que se les rompió el corazón con los incendios en el verano del 2009.)