Capítulo 3. Factores Psicomotores Y Su Relación Con Las Tres Unidades Funcionales .pdf

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Capítulo 111.Factores psicomotores y su relación con las tres unidades funcionales

1. Fundamentos psiconeurológicos psicomotora (SPM)

de la batería

La adaptación original del modelo psiconeurológico de Luria, construido esencialmente a partir de lesiones en adultos, para el ámbito específico de la psicomotricidad en el niño, no puede ser considerado escrupulosamente fidedigno. "El examen neurol6gico clásico, desarroííado a partir fundamentalmente de adultos con desórdenes neurológicos obvios, no es debidamente adecuado para evaluar el sistema nervioso de un níño en desarrollo" (Sax, 1970), Efectivamente, como ya analizamos más atrás, el cerebro del niño y el cerebro del adulto son órganos diferentes. La herencia neurobiológica, expresada en forma, funcionamiento y desarroíío, presenta un cuadro ontogenético complejo que no puede ser ídentificado con un cerebro maduro. Hacer un examen neurológico en el niño con ías mismas técnicas de los adultos no supone, según Bax (1970), que ese examen, sea eficaz o significativo. Paraíelamente, el examen psicol6gico clásico, con sus tests psicométricos, no ha intentado aún valorar las funciones psiconeurológicas que sustentan los procesos verbales y no verbales (Feuerstein, 1979). De ahi, por tanto, ia doble dificultad que se presenta al elaborar la adaptación entre la psiconeurologia y la psicomotricidad en el niño. Desarroííar una nueva metodología y abordar psiconeurol6gicamente la psicomolricidad es en si una tarea difícil y compleja. Nuestra intención va sólo en el sentido de relacionar y justificar los distintos factores y subfactores psicomotores con las tres unidades funcionales del cerebro, según el modelo luriano: Presentar un conjunto de tareas que sean significativas para tal objetivo, que no estén totalmente desprovistas de cuantificación y que no caigan en estandarizaciones restrictivas, al mismo tiempo que permitan la detecci6n cualilativa de señales funcionales desviadas y el análisis de los factores psiconeurol6gicos subyacentes, es intentar contribuir en la comprensión de los proble105

mas de aprendizaje y del desarrollo en el niño. Fue dentro de este cuadro de perspectiva c1inicay psicopedagógica donde nació la bateria psicomotriz (BPM). La BPM es un dispositivo diferente de las escalas del desarrollo motriz. Se trata de un instrumento basado en un conjunto de tareas que permite detectar déficits funcionaies (o su ausencia) en términos psicomo trices, cubriendo la integración sensorial y perceptiva que se relaciona con el potencial de aprendizaje del niño. No estableceremos aún normas precisas con la BPM, pero de ella extraemos datos sistemáticos de gran interés para la identificación cualitativa de problemas psicornotores Y de aprendizaje. A lo largo de diez años de experiencia clínica la BPM sufrió numerosas adaptaciones, resuitando de alguna forma de muchos cientos de observaciones psicopedagógicas efectuadas en niños con probiemas de desarrollo, de comportamiento y de aprendizaje. Ha respondido a varias necesidades, fundamentalmente en la identificación de señales atipicas o desviadas, en la detección de problemas de aprendizaje y en la prescripción reeducacional y rehabilitadora de muchos niños y jóvenes. Sin embargo y seguramente con muchas limitaciones, la BPM ha demostrado su utilidad como instrumento de observación del perfil psicomotriz y como un dispositivo clinico que puede ayudar a la comprensión de los problemas de comportamiento y de aprendizaje puestos en evidencia por los niños y jóvenes entre los cuatro y los doce años. Es un instrumento de identificación de señales psicomotoras Y no un examen neurológico, porque no posee información pormenorizada para conseguir un diagnóstico neurológico especifico. No es tampoco un instrumento que vaya a sustituir los exámenes neurológicos o psicológicos estandarizados: se trata de un instrumento de observación que procura captar la personalidad psicomotriz del niño (Fonseca, 1976) Y al mismo tiempo el grado de integridad de los sistemas funcionales complejos, según el modelo de organización cerebral presentado por Luria (1973 Y 1980). Como mantienen Touwen y Prechtl (1970), "no hay tests neurológicos infalibles para identificar o indicar cuando el cerebro funciona normal o anormalmente". Las observaciones de las relaciones cerebro-aprendizaje no son simples ni están totalmente esclarecidas, pues conviene no olvidar que se trata de la observación funcional del órgano más complejo del organismo. Las técnicas neurológicas tradicionales, según los mismos autores, son insuficientes para detectar señales disfuncionales en los niños sin lesión cerebral. En el futuro, puede ser posible identificar las señales más significativas del examen neurológico, pero eso no es posible en el presente, pues se escapan a ello muchos fac106

tares psicológicos y cognitivos que no nos permiten evaluar las funciones psíquicas superiores (Luria, 1972). Por otro lado, la información que se puede obtener de la mayoria de los exámenes psicométricos no es suficientemente útil para localizar disfunciones psiconeurológicas, pues sus datos cuantificados no proporcionan el análisis de la estructura y de la composición interna de los procesos mentales, ni tampoco el análisis de los factores que los componen. La BPM, por el contrario, procura analizar cualitativamente las señales psicomotoras, comparándolas con las funciones de los sistemas básicos del cerebro extrayendo de su aplicación clínica, consecuentemente, significaciones funcionales que puedan explicar el potencial de aprendizaje del niño observado. La BPM no se sitúa en la observación de sensaciones, reflejos o movimientos simples, sino en la observación de funciones que atañen a las tres unidades funcionales fundamentales del cerebro. La designación de factores psicomotores es aqul equivalente a la noción de funciones, por eso los factores que componen la BPM traducen actividades complejas adaptables, con contribuciones específicas en el todo funcional, que comprende la actividad mental expresa en la psicomotricidad. Los factores psicomotores distribuidos por las tres unidades funcionales son presentados corno circuitos dinámicos autoregulados, construidos según el principio de la organización vertical de las estructuras del cerebro y dependientes de una jerarquización funcional, que sucede en el desarrollo del niño. Los factores psicomotores reunidos funcionalmente comprenden una constelación psicomotora, pues cada uno contribuye particularmente a la organización global del sistema funcional psicomotor. En suma, la BPM procura analizar cualitativamente la disfunción psicomotora O la integridad psicomotora que caracteriza el aprendizaje del niño, intentando conseguir una comprensión aproximada de la manera de cómo trabaja el cerebro y simultáneamente de los mecanismos que constituyen la base de los procesos mentales de la psicomotricidad. Para poder llevar a cabo esta cualificación de la disfunción es necesario establecer una relación detallada entre los factores psicomotrices y las unidades funcionales de Luria y al mismo tiempo situar los sistemas funcionales y respectivos substratos anatómicos, conforme al cuadro siguiente 1•

1. V. Uma introdu9ao ás Oificuldadesde Aprendizagem,de Vlctor da Fonseca.EditorialNOticifS"'¡UJl.8_. _

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RAFAEL G!\RcíMiERREROS __

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Undad funcional

Sistemas

Sustratos anatómicos

(1,. unidad)

Regulación fónica de alerta y de los esradOS m6'ltales: AtenCIÓn. Sueño. 5e\eccó" de la información. regulación y activación. Vigilancia-toniCidad. Facilidad-inhibición. Modulación neurol6nica. Integración lnter-Senscrial.

,.

(2.• unidad) Recepción, análisis y almacenamiento de/a información: Recepción y Análisis y Síntesis $ensona!. Organizadón espac181 y temporal. SimbOlización esquemátca. Descodilicación y codilicac'ón. Procesamiento. AlmacenamieW1to. Integración perceptiva de los proptteptoras y de los telerreceptores. Elaboración gn6sica. (3.• unidad) Programación, regulación y verificación de la aCfividad: Intensiones. Planificacón motora. Elaboración práxica. EíecLdón. Corrección. 5ecuenciación de las operaciones CC9nitivas.

~ Tonicdaj.

Equillbno.

FOfTTla~6n reliculada. Sistemas vestibulares y propioeeptivos.

rJtédula. Tronco cerebral. Cerebelo. Estructuras subtalamicas y lalámicas.

~ Laleralidad. Noción del cuerpo. Estructuración espacio-temporal.

Áreas asociativas corticales (secundarias Y terciarias). Centro asociativo posterior.

Córtex cerebral. Hemisferio izqulerdo Y derecho. lóbulo parietal (táctibkinestésico). Lóbulo oc;cipital

¡';sual). Lóbulo temporal (al.ditivo).

~ Praxia glObal.

Praxia fina

Sistema Piramidal Ideocinético. Áreas pre-frontales (áreas 6 y Bj. Centro asociatívo anterior.

Córte)( motor CÓl1ex praIpsico) motor. Lóbubs froota'es.

Por el cuadro, verificamos que a cada urlidad funcional le corresponden varios factores psicomotores, que procuran demostrar la relación entre el modelo psiconeurológico de Luna y la BPM. Así, la primera unidad funcional comprende la tonicidad y el equilibrio. La tonicidad en Luria es entendida como la función de alerta y de vigilancia que exige la movilización de una cierta energía 108

esencial a la activación de los sistemas selectivos de conexión, sin los cuales ninguna actividad mental puede ser procesada, mantenida u organizada, La tonicidad en la BPM es definida esencialmente en su componente corporal, esto es, en la tensión activa en que se encuentran los músculos cuando la inervación y la vascularización están intactas, procesando la activación de los reflejos intra, inter y supra-segmentales que aseguran las acomodaciones posturales adaptadas, Se trata de la estructura básica que prepara y guía la actividad osteomotora. controlando la modulación articular y garantizando el ajuste plástico e integrante de la amplitud de los movimientos. El substrato neuroanatómico y el sistema funcional que comprende es la formación reticulada, centro integrador sensorio-motor básico, desde la perspectiva tanto de sus sistemas ascendentes como descendentes. El equilibrio no es tratado en el modelo de Luria, ni siquiera cuando se refiere al análisis del movimiento voluntario. En la BPM, el equilibrio es una función determinante en la construcción del movimiento voluntario, condición indispensable de ajuste postural y gravitatorio. sin el cual ningún movimiento intencional puede obtenerse. Movimiento y postura son indisociables, sólo coordinados y organizados corticalmente se pueden concebir en términos filogenéticos y ontogenéticos. De acuerdo con numerosas investigaciones, el centro regulador del equilibrio y su substrato anatómico fundamental es el cerebelo (esencialmente, el neocerebelo). ayudado por el núcleo vestibular del tronco cerebral e igualmente por muchos otros núcleos mesencefálicos de organización motriz postural y propioceptiva. Sin embargo Luria no se refiere al factor del equilibrio, como integrado en la primera unidad funcional, ni propiamente al sistema cerebeloso como un componente fundamental del cerebro, esto es. como centro de estrategias posturo-motoras. No quedan dudas que el cerebro está asociado al núcleo vestibular y al mesencéfalo en términos filogenéticos, y por ese hecho está estructuralmente integrado en el tronco cerebral, al cual está fuertemente conectado por complejos sistemas interneuronales. En resumen la primera unidad funcional de Luria comporta, en términos de los factores psicomotores de la BPM, la tonicidad yel equilibrio, factores de gran complejidad intra-estructural y con numerosas conexiones inter-estructurales, ambos participando en las primeras conquistas antigravitatorias del desarrollo humano y de las formas básicas de integración sensorial. Pertenece a estos dos factores la organización protomotora y arquimotora, pues entre ambos se opera una complicada interacción y ca-función, que constituye el apoyo fundamental de la organización funcional de la psicomotricidad. 109

La segunda unidad funcional comprende los siguientes factores psicomotores de la BPM: lateralidad, noción de cuerpo y estructuración espacio-temporal.

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La lateralidad en el modelo Luriano respeta la progresiva especialización de los dos hemisferios como el resultado de las funciones socio-históricas del trabajo y del lenguaje, habiendo adoptado inclusive la designación de hemisferio "dominante" para el izquierdo Y de "subdominante" para el derecho. Para Luria, el hemisferio izquierdo pasa a asumir un papel determinante en los procesos psiquicos superiores, en tanto que el hemisferio derecho se convierte en un instrumento básico del pensamiento espacial y de la orientación viso-perceptiva. En la BPM, la lateralidad supone la organización inter-hemisférica en témninos de predominancia: telerreceptora (ocular y auditiva), propioceptora (manual y pedal) y evolutiva (innata Y adquirida). La identificación del pre-predominancia selectivo de uno de los lados del cuerpo refleja la cualidad de la integración sensorial, tanto intracorporal (vestibular y táctilo-kinestésica), como extra corporal (visual y auditiva), de ahí su importancia en la organización funcional de la psicomotricidad Y en la actividad mental superior. Efectivamente, la asimetría funcional intra-hemisférica es una condición de la encefalización y sólo se conquista a lo largo del desarrollo ontogenético. En el ser humano, la especialización hemisférica está relacionada con la evolución de las praxias unilaterales, y consecuentemente con el desarrollo de las adquisiciones lingüisticas, de ahí la importancia de la integración bilateral del cuerpo, cuyo substrato neuroanatómico incluye las conexiones ínter-hemisféricas del cuerpo calloso y complementariamente las sub-estructuras neuronales del sistema límbíco, que integran los grandes centros del comportamiento emocional y de la organización paleomotora. La lateralidad es consecuentemente un producto final de la organización sensorial y un proceso central psicomotor, en la medida en que el cerebro tiene que procesar primero sensaciones antes de procesar informaciones más complejas (símbolos), de donde pueden resultar problemas de organización aferente y eferente que influyen en el aprendizaje. La noción de cuerpo en el modelo de Luria ocupa el lóbulo parietal como unidad especializada en la integración de las informaciones "sensoriales globales y vestibulares", 'evocando como una especie de "promoción de propioceptividad" al nivel de los hemisferios corticales. La designación original de "zona cutáneakinestésica" es limitada anteriormente por las regiones post-centrales, donde los miembros inferiores y el tronco están representados en su parte superior, y los miembros superiores y la cara están representados en la parte inferior como ilustra el "Homúnculo 110

invertido". Para Luria, esta es una región particularmente importante para la integración de los movimientos globales asociados al espacio y a la formación de la imagen del cuerpo. En la BPM, la noción del cuerpo (somatognosia) se ajusta pertectamente a la noción pavioviana del analizador motor, donde son proyectadas somatotópicamente las informaciones intracorporales, cuyo substrato neuroanatómico comprende los lóbuios parietales. La estructuración espacio-temporal, de acuerdo con Luria, ocupa las áreas primarias, secundarias y terciarias de los analizadores visuales y auditivos, respectivamente proyectados somatotópicamente en los Lóbulos occipitales y en los lóbulos temporales, En ia BPM, ia estructuración espacial, supone funciones de recepción, procesamiento y almacenamiento (término corto) espacial, que requieren una estructuración perceptivo-visual, que contiene las áreas visuales del córtex occipital. La estructuración temporal, pone en juego, de la misma forma, la recepción, procesamiento y aimacenamiento (término corto) rítmico, naturalmente dependientes de la integración de las zonas nucleares auditivas del córtex temporal. Muchas de las tareas de la BPM implican procesos gnósicos de decodificación y de codificación visual, auditiva y táctilo-kinestésica, tanto en términos interneurosensoriales (áreas secundarias), como integrantes (áreas terciarias) por eso las característícas fundamentales de la segunda unidad funcional son puestas en actividad. La tercera unidad funcional integra los dos últimos factores psicomotores de la BPM: praxia global y praxia fina. La praxia global en el modelo de Luria comprende, como el propio nombre sugiere, las áreas pre-motoras más relacionadas con el área 6, comprendiendo tareas motoras secuenciales globales, donde está en parte la participación de grandes grupos musculares. La praxia fina, por constar de tareas de disociación digital y de prensión constructiva con sígnificativa participación de movimiento de los ojos y de la coordinación óculo-manual y de la fijación de la atención visual, está más relacionada con el área 8 en el modelo luriano. En ambas, las tareas práxícas de la BPM, la programación, la regulación y la verificación de la actividad, entran en juego, de ahí el desarrollo de las regiones pre-frontales y posteriormente del córfex motor (área 4). Tomando como referencia el modelo de Luria, los siete factores psicomotores de la BPM constituyen una verdadera constelación psicomotora, trabajando en conjunto de forma integrada y armoniosa, cada uno de los cuales realizando su propia contribución a la organización psicomotora global. 111

La analogía entre el modelo psíconeurológico de Luria y los factores psicomotrices de fa BPM es evidente. pudiendo distin_ guirse las tres unidades príncipales, cuya participación es necesaria en cualquier tipo de actividad psicomotriz. La primera unidad regula el tónus y e/ ajuste postura!. La segunda unidad asegura el procesamiento de la información propioceptiva (noción de cuerpo) y extereoceptiva (estructuración espacio-temporal). Rna/mente, el tercer programa, regula y verifica la actividad práxica. En términos ontogenéticos, la organización de estos siete factores también confirma la jerarquización vertical del modelo luriano: Tonicidad. Adquisiciones neuromusculares, con función táctil e integración de modelos motores antigravitativos (desde el nacimiento a los doce meses). Equilibrio. Adquisición de la postura bípeda, seguridad gravitatoria, desarrollo de modelos locomotores (de los doce meses a los dos años). Latera/idad. Integración sensorial, inversión emocional, desarrollo de las percepciones difusas y de los sistemas aferentes y eferentes (de los dos a los tres años).

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Noción del cuerpo. Noción del Yo, concienciación corporal, percepción corporal, conductas de imitación (de los tres a los cuatro años). Estructuración espacio-temporal. Desarrollo de la atención selectiva, del procesamiento de la información, coordinación espacio-cuerpo, competencia del lenguaje (de los cuatro a los cinco años). Praxia global. Coordinación óculo-manual y óculo-pedal, planificación motora, integración r~mica (de los cinco a los seis años). Praxia fina. Concentración, organización, hemisférica (de los seis a los siete años).

especialización

Se trata, naturalmente, de una perspectiva ontogenética simplificada, con todo confirmadora del modelo de organización funcional de Luria y del modelo de jerarquización de otros muchos autores (Vygotski, 1960; Jackson, 1834; Wallon, 1925 y 1949; Y Ayres, 1982). La presentación global de la BPM está asi hecha, no sólo en su adaptación original al modelo de organización del cerebro de Luria, sino también en los respectivos substratos neuroanatómicos y concomitantes sistemas funcionales. Pasemos entonces a la administración Y a la anotación de cada uno de los siete factores que constituyen la BPM. Cada fac112

tor será definido en términos psiconeurológicos y subdividido en sus subfactores, conforme a la ficha de registro de la 8PM. Serán descritas las condiciones que evocan la respuesta del niño, las fonnas de registro y de anotación definidas en términos comportamentales y serán presentadas algunas consideraciones sobre la significación psiconeurológica y funcional de las señales detectadas. En todos los factores y subfactores, el nivel de realización es medido numéricamente de la siguiente forma: Anotación 1 punto (Apraxia). Ausencia de respuesta, realización imperfecta, incompleta, inadecuada y descoordinada (muy débil y débil; disfunciones evidentes y obvias, objetivando dificultades de aprendizaje significativas). '.

Anotación 2 puntos (Dispraxia). Débil realización con dificultad de control y señales desviadas (débil, insatisfactorio; disfunciones ligeras, objetivando dificultades de aprendizaje). Anotación 3 puntos (Eupraxia). Realización completa adecuada y controlada (bueno, disfunciones indiscernibles, no objetivando dificultades de aprendizaje). Anotación 4 puntos (Hiperpraxia). Realización perfecta, precisa, económica y con facilidades de control (excelente, óptimo; objetivando facilidades de aprendizaje). Se trata de un criterio de anotación que no es original, pues es igualmente practicado por diversos autores, como por ejemplo Touwen y Prechtl 1970 (lhe Neurological Examination of Ihe eh/Id with Minar Nervous Oysfunction); Roach y Kephart 1966 (The purdue PerceptuaJ Motor Survey); Mutli, Sterling y Spalding 1978 (Quick Neurological Screening Test). Cada subfactor es consecuentemente anotado de acuerdo a este criterio, siendo la notación media redondeada y posterionnente transferida al perfil que se encuentra en la primera página de la ficha de registro de la 8PM (en anexo). El perfil psicomotor, es explicado de esta manera estableciéndose entonces la inter-relación de las señales y su conexión con el modelo psiconeurológico Luriano. La significación clinica de las señales se presenta ahora más relevante, pues permite analizar la estructura de los factores psicomotores y la composición interna de los procesos psicomotores más complejos.

113

destinada

BATERIA PSICOMOTORA (BPM) al estudio del perfil psicomotor del niño (Vitor da Fonseca, 1975)

NOMBRE FEC""

SEXO

/

DE NACIMIENTO

/

EDAD

AÑOS

MESES

FASES DE AFRENDIZAJE FECHA DE LA OBSERVACION

OBSERVADOR

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Escala de puntuaeiÓ1: RealizadCrllmperleeta, incompleta y doscoordínada (débiQ perfil apráxico.

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2. Realización con dificultades de control (satisfactorio) perfil díspráxico.

3. Realización controlada y adecuada (buena) perfil eupráxico. 4. Reahzacioo perlecta. controlada, armoniosa y bien contrdada (excelente) perti\ híperpráxico. RECOMENDACIONES (proj€c'o lerapéurico-pedagógioo):

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114

AsPEtclo somático: Desviaciones poslurales: Control respiratorio:

Inspiradérl

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Expiración

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Plratonia: Miembros inferiores Miembros SlJP8naes Dladococi1eslas Mmoderecha Mano Izquierda

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2) Hacia atrás ............................ 3) Del lado derecho ................... 4) Del lado izq¡jerdo .................. Ae co;o Izquierdo ......................

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Pie cojo derecho ........................

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Pies Juntos con ojos cerrados ....

4

3

Apoyo en un pie

.........

EQJillbrio diná'nico: Marcha controlada

Evolución en el banco:

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Pies j..¡ntos adelante P"IEIS

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juntos atrás

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PRAXlAFINA Coordnaci6n Dinámica Manual Toempo

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1

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1

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ANÁUSIS DEL PERFIL PSICOMOTOA

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118

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2. Presentación, administración y anotación de los factores psicomotores de la BPM El desarrollo psicomotor fue reconocido hace mucho, por numerosos especialistas en diversas culturas, como un componente vital del desarrollo global del niño (Dupré, 1907; Vermeylen, 1923; Wallon, 1925; Ozeretski, 1931; Gesell, 1941; Guilmain, 1948; Piaget, 1956; Ajuriaguerra, 1950, 1959, 1960, 1961 Y 1974; Kephart, 1960; Gubbay, 1965; Abercrombie, 1968; Ayres; 1977 y 1982; Cratty, 1966, 1969, Y 1973; Y Benton, 1979).

I r

I f

Muchos autores en las áreas de la neurologia, de la psicologia y de la educación han remarcado insistentemente la importancia de las relaciones entre el desarrollo psicomotor y el aprendizaje. Harlow y Bromer (1942) demostraron que el córtex motor ejerce una función determinante en todas las funciones del aprendizaje, tanto no simbólicas como simbólicas. Penfield y Roberts 1959, Hebb (1949) e IlIingworth (1960), y muchos otros hicieron contribuciones históricas sobre las multirrelaciones entre los componentes sensoriales y motores de la actividad cerebral, confirmando que cualquier eslímulo que ataña al córtex cerebral produce una activación motora concomitante. La integración psicomotora en el niño ilustra y materializa, consecuentemente, la totalidad de los patrones de su aprendizaje. Los trabajos de Gesell y Amatruda (1941) Y sus continuadores (1984), no dejan dudas sobre el papel de las experiencias sensorio-motoras y perceptivo-motoras en el desarrollo de las competencias de aprendizaje, Las relaciones entre la psicomotricidad y el aprendizaje están efectivamente inter-relacionadas en términos de desarrollo psiconeurológico. La calidad del perfil psicomotor del niño, porque refleja el grado de organización neurológica de las tres unidades principales, según Luria, está indudablemente asociada a su potencial de aprendizaje, tanto en términos de integridad, como fundamentalmente en términos de dificultad. Fue de las experiencias con niños con dificultades de aprendizaje (Fonseca, 1976) que resultó la BPM, en la medida en que el trabajo con esos niños permitió observar, detectar y aislar muchas dimensiones del proc.eso de aprendizaje, exactamente porque transcurre de manera mas lenta y de forma más atipica y desviada. La BPM se construye con base en esta idea fundamental, pues su finalidad esencial es el detectar e identificar niños con dificultades de aprendizaje. El reconocimiento precoz de una dificultad de aprendizaje es, por otro lado, un objetivo fundamental de todo educador, por eso la BPM no pasa de ser un Instrumento PSICOpe119

dagógico, que puede ser usado con tales intenciones. Identificar niños que no poseen las competencias psicomotoras necesarias para su aprendizaje Y su desarrollo es, pues, el objetivo Y el propósito de la BPM. Objetivo que no se agota sólo en la ident~icación del perfil psicomotor, en la medida en que está en ella subyacente la construcción de estrategias habilidosas Y rehabilitadoras. La BPM no es un test en el sentido tradicional, es una baterie de observación que permite al especialista (educador, profesor, psicólogo, terapeuta, etc.) observar varios componentes del comportamiento psicomotor del niño de una forma estructurada Y no estereotipada. La BPM se compone de siete factores psicomotores: tonicidad, equilibrio, lateralidad, noción de cuerpo, estructuración espacio-temporal, praxia global y praxia fina, subdivididos en veinte

seis subfactores.

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Los factores Y subfactores, que en el fondo resumen las tareas de la BPM, fueron adaptados después de muchos estudios y experiencias, tanto de exámenes psicológicos Y psiconeurológicos, como también de escalas de desarrollo Y de diversos exámenes de neurologia pediátrica. De todos ellos tenemos que destacar: _ En cuanto a la observación psicomotriz global: Ajuriaguerra (1959, 1960 Y 1962), Touwen Y Prechtl (1970), Roach y Kephart (1966), Mutli, Sterling y Staloing (1978), Cristensen (1974), etc. _ En cuanto a la observación de la tonicidad: Stambak (1973), Saint-Anne Dargassies (1968), Bobath (1966), etc. _ En cuanto a la observación del equilibrio: Wallon (1958), Ayres (1977) Y (1982), etc. _ En cuanto a la observación de la lateralidad: Ajuriaguerra Y Hécaen (1960), Benton (1959), Guilmain (1948), etc. _ En cuanto a la noción de cuerpo: Wintsch (1935), Goodnough (1957), Bergés y Lézine (1965), etc. _ En cuanto a la estructuración espacio-temporal: Soubiran y Mazo 1965, Stamback 1964) _ En cuanto a las praxias: Bergés (1968), Ozeretski (1936), Ayres (1977), McCarron (1976), etc. . La BPM es también el resultado de microdescubrimientos, de Investigaciones aisladas e inhabituales de arreglos particulares y originales ,,!ue naceran de una práctica clínica y reeducativa con mu;;hos nrnos con dificultades de aprendizaje, sin las cuales no sena poSible construirla con un mínimo de coherencia y de utilidad. 120

Las tareas que componen la BPM dan la oportunidad suficiente para identificar el grado de maduración psicomotora del niño y detectar señales desviadas, que nos puede ayudar a comprender las discrepancias evolutivas de muchos niños en situación de aprendizaje escolar de infantil y primaria, Se puede observar las estructuras tónico-musculares de las articulaciones próximas y distales, el control vestibular y propioceptiva postural, la seguridad gravitatoria, el dominio del ecuilibrio estático y dinámico, la predominancia manual y telerreceptiva, la somatognosia y el grado de organización táctilo-kinestésico del cuerpo, la orientación y la organización espacial, la recepción y la memorización del ritmo, la disociación, la planificación y la secuencialización de los movimientos, la presión y la obtención de la motricidad fina, etc, Paralelamente, la BPM da oportunidad para observar los desórdenes de la atención, las adquisiciones de procesamiento de la información visual y auditiva, la competencia lingüística, la orientación espacial y temporal, la estructura cognitiva del niño, el comportamiento emocional, etc, La BPM es útil para fines de identificación y de despiste de dificultades de aprendizaje y de psicomotricidad; no fue construida para identificar o clasificar un déficit neurológico ni tampoco sirve para diagnosticar una disfunción cerebral, ni una lesión cerebral. Corno mucho, indica algunos datos que nos permiten llegar a una disfunción psiconeurológica del aprendizaje o a una disfunción psicomotora (Dispraxia). La BPM presenta condiciones y oportunidades para estudiar la psicomotricidad atípica, pudiendo en su totalidad o en algunos factores ser utilizada para estudiar la Psicomotricidad en deficientes visuales, deficientes de comunicación, deficientes socio-emocionales, etc. Como ensayo experimental, ya fue aplicado en un estudio del equilibrio en deficientes auditivos (Fonseca, 1984) y aplicada en su globalidad en ancianos (Fonseca, María y Henriques, 1984), habiéndose probado alguna utilidad como instrumento de detección de señales disfuncionales. Otras, seguiran a esta línea de investigación entre la Psicomotricidad y la educación especial y rehabilitación. El resultado total de la BPM es obtenido anotando en los cuatro parámetros ya presentados todos los subfactores, siendo la puntuacíón media de cada factor redondeada. La puntuación así obtenida traduce de forma global cada factor, notación esta que será transferida a la primera pagina donde se encuentra el respectivo perfil psicomotriz. 121

F

La puntuación máxima de la prueba es de 28 puntos (4 x 7 factores), la minima es de 7 puntos (1 x 7) y la media es de 14 puntos. Con base en los respectivos intervalos puntuales puede construirse una "escala", que apunta a los siguientes valores:

puntos de la

BPM 27-28 22-26 14-21

9-13 7-8

..'

..

,

Dificultades Tipo de perfil psicomotor . Superior . Bueno . Normal . Oispráxico . Deficitario

de aprendizaje

Ligeras(especificas). Significativas (moderadas

o severas).

Los perfiles psicomotores superior o bueno (perfil hiperpráxicol son obtenidos por niños que no presentan dificultades de aprendizaje especifico y por eso presentan una organización psiconeurológica normal. Estos perfiles no deberían presentar en ningún factor (ni subfactor) una puntuación inferior a 3. En este caso, el perfil presenta un factor cuyo nivel de realización, débil Y con señales desviadas, sugiere otro tipo de análisis. El perfil psicomotor normal (perfil eupráxico) es obtenido por niños sin dificultades de aprendizaje, pudiendo, no obstante, presentar factores psicomotores ya más variados y diferenciados. El nivel de realización es completo, adecuado Y controlado en la mayoría de los factores, pudiendo surgir uno u otro subfactor que revela inmadurez o imprecisión de control. Se trata de niños sin problemas psicomotrices, que en la observación no se detectaron señales desviadas. Identificar niños sin problemas es en sí algo que tiene implicaciones importantes en el ámbito médico y en el campo psicopedagógico. La BPM tiene condiciones para ejercer esta función de identificación, cuya significación es obvia por varias razones. Es poco probable que los niños con perfil normal tengan dificultades de aprendizaje significativas o presenten señales de disfunción cerebral mínima. Esta condición, sin embargo, no es exclusiva. \ El perfil R..E.iEQ!!}.QtorDiSPráx5 (perfil dispráxico) identifica al niño con dllicUTtadeSCfe aprenaiza¡e ligeras, traduciendo ya la presencia de una o más señales desviadas, que asumen significación neuro-evolutiva, conforme a la edad y a la severidad del síntoma que presenta el niño. Se trata de niños que realizan las actividades con dificultad de control y con combinaciones de señales desviadas, que se expanden por los diversos factores de la BPM. Es fácil

-

122

I

ideotificar; problemas de equilibrio, a los que están asociados problemas vestibulares-y coñsecúeñiesseñaíes. de. aesatención e impulsividad";prooiemas.delateral[dad; problemas de integración sensorial,. no-captando ;-élabórando- o expresando .informaciones convenientemente;..problemas práxicos en movimientos g[obales o finos, etc. La emergencia del patrón dispráxico revela que varios factores se encuentran, en términos psiconeuro[ógicos, inestable. mente integrados y organizados, sospechándose de una disfun. ción psiconeurológica de los datos táctiles, vestibulares y propioceptivos que interfieren con [a capacidad de planificar acciones, de ahí su repercusión en el aprendiza@. Es un conjunto de manifestaciones motoras (productos finales) que eñClerran.prob[emas y .-procesos-¡je-integraclan-y-de- elaboración, es-aecir, revelan, en cierta mediéfa,-.Iafófriiacomo el cerebio procesa e integra informaciones sensoriales. ELj¿eriiTmQtouieflcitario-(perfil apráxico) es obtenido por niños con dificultades de aprendizaje significativas del tipo moderado o severo. Se trata de niños que obviamente presentan señales disfuncionales evidentes, equivalentes a disfunciones psiconeurológicas, cuyo potencial de aprendizaje se caracteriza por una lenta, o muy lenta, modificabilidad. Los niños que obtengan este perfil no realizan o realizan de fomna imperfecta e incompleta la mayoría de las tareas de la BPM. La obtención de los perfiles permite al observador consideraciones pertinentes y relevantes, no solo en cuanto a su relación con las tres unidades funcionales de Luria, objetivando y aislando las señales de forma más coherente, sino también en cuanto a la línea a seguir en el caso y en cuanto a las estrategias de rehabilitación a utilizar. La interpretación de Jos resultados de la BPM debe tomar en consideración que: 1) No es un test ni permite la localización de [a disfunción; como mucho, la sitúa clínicamente y funcionalmente dentro de cada una de las tres unidades funcionales lurianas. 2) Un niño neurológicamente sano debe tener poca dificultad con cualquiera de [as tareas después de los 8 años de edad. 3) Una persona (niño, adulto o anciano) con un síndrome cerebral orgánico falla en muchas tareas de la balería. Problemas de temor, desorientación espacial, asomatognosias, apraxias y agnosias son efectivamente sintomas patológicos que suceden en cualquier edad. La administración de la BPM es relativamente simple. Los materiales que requiere son extremadamente económicos y fuera de cualquier sofisticación. 123

La BPM en sí puede llevar cerca de 30-40 minutos para un observador experimentado y entrenado. Se deberá contar con tiempo adicional para el contacto con los padres o con los profesores y para el análisis. La hoja de registro suministra los parámetros para ser evaluadas las actividades de la BPM. presentando varios espacios para regisfrar el estilo psicomotor del niño. y todas las señales relevantes de su comportamiento (ver pág. 114). El observador debe seguir las indicaciones de cada prueba según las condiciones que definen cada tarea y tener una experiencia adecuada a fin de administrar la BPM con un mínimo de eficacia. Después de veinte casos, se puede considerar que el entrenamiento del observador está concluido. Solo después de una cierta experiencia se debe realizar la BPM independientemente. La evaluación subjetiva de las tareas, las relaciones de las señales y sus constelaciones disfuncionales, solo se obtiene después de un mínimo de práctica. La comparación de casos, o su estudio y su inter-relación necesita de un mínimo de experiencia de observación. Aprender a observar en Psicomotricidad es una experiencia que implica una cierta madurez, que solo se adquiere por la experiencia, estudio y reflexión. Es recomendable que el observador, antes de pasar por esa experiencia, experimente en simulacro formativo la situación de observación, con la finalidad de comprender más tarde la situacíón del niño. Es recomendable también que el observador inicie la experiencia con otro colega antes de hacerlo solo, co-observando, ca-registrando y co-interpretando los comportamientos psicomotores de los niños observados inicialmente. Algunas indicaciones globales son fundamentales para la 8PM con los niños en edades pre-primarias (4, 5 Y 6 años), que difieren naturalmente de los niños en edad primaria y del ciclo (6 a 12 años), Los niños en edad infantil el tratamiento debe ser preferentemente lúdico, manteniendo la atención en condiciones motivadoras adecuadas, estructurando el desarrollo de manera que no den origen a dispersiones de la atención. El recurso de la demostración y de la imitación es más utilizado, Los niños en edad primaria el tratamiento puede ser más sistemático y secuencializado. La ubicación de las situaciones está normalmente basada en enunciados verbales, que el niño debe decodificar. De alguna forma la BPM contiene tareas que son intrinsecamente motivadoras; por estas características, se vuelve normalmente una experiencia agradable para los niños y los jóvenes. 124

Pasemos entonces a la presentación especffica de cada uno de los factores de la BPM. En términos metodológicos, cada factor psicomotor será abordado en los siguientes aspectos: consideraciones generales, descripción de las tareas y procedimientos, anotación y registro y, finalmente, significación psiconeurológica.

2.1. Aspecto somático, desviaciones respiratorio

posturales y control

Aunque la BPM no tenga por objetivo la evaluación de los somáticos y morfológicos, por no entrar en la averiguación del perfil psicomotor, algunas particularidades deben ser registradas para la comparación con los perfiles psicomotores.

aspectos

Están en este caso los aspectos tipológicos, propuestos por Sheldon, 1969, como base en la evolución de los tres fasciculos del embrión: el fasciculo externo o ectodermo, que formará el sistema nelVioso periférico y central, la retina, la córnea, el cristalino, el nelVio óptico, la hipófisis, la piel, etc.; el fascículo intermedio o mesodermo, que formará los músculos, los huesos, el miocardio, arterias, venas, órganos genitales, riñones, etc.; y por último el fascículo interno o endodermo, que formará el tubo digestivo, el epiteliO respiratorio, la vejiga. la tiroides, el timo, etc. Aquel autor, partiendo de estas clases embriológicas, clasificó a los individuos en tres componentes, Y son éstas las que deben ser señaladas en la hoja de registro. El ectomorfismo, caracterizado por la linealidad y delgadez corporal, con el tronco reducido y miembros largos: el mesomorfismo, caracterizado por la estructura muscular y atlética del cuerpo, y el endomorfismo, esencialmente caracterizado por el aspecto redondeado y blando del cuerpo, generalmente gordos con el tronco grande y los miembros cortos. Sólo interesa señalar vagamente, en la caja respectiva, el tipo morfológico. intentando deducir algunas consecuencias y correlaciones cuando se trata el perfil psicomotor, y fundamentalmente cuando se evalúa la estructura tónica del niño obselVado. La arquitectura mioarticular, integrada en la expresión de los comportamientos motores y psicomotores, ofrece puntos de convergencia biotipológica de algún interés clinico para la OPM, de ahí su inclusión introductoria e informal. Las desviaciones posturales, como las lordosis, cifosis, escoliosis, etc., deben igualmente ser registradas, así como las señales de raquitismo, distonias, hiperlaxitud tendinosa, pies planos, rodillas cUlVadas, etc. Una exploración informal de estos aspectos, auxiliares con la anarnnesis, pueden esclarecer mucho lo que podrá ocurrir en la OPM que se sigue. 125

El control respiratorio es también uno de los pasos a seguir en el primer contacto con el niño. Verificar la amplitud torécica, la coordinación torácico-abdominal, la ritmicidad respiratoria, señales de fatigabilidad o manijestaciones asmáticas, etc., son otros datos a registrar, tanto al inicio como a lo largo de la observación. El control respiratorio reflejo es uno de los procesoS vitales que implica inspiraciones Y espiraciones ciclicas, en que participan los músculos intercostales Y el diafragma, regulados superiormente por el centro bulbar a través de una sincronización Y una ritmicidad automática extremadamente compleja. El control respiratorio, sin embargo, puede ser realizado conscientemente, Y es ese, esencialmente lo que se procura analizar en términos lúdicos a través de situaciones de inspiración, espiración y apnea. En la inspiración Y en la espiración es sugerido al niño que realice cuatro inspiraciones o espiraciones simples: una por la nariz, otra por la boca, una rápida y otra lenta. El procedimiento implica una dirección verbal o una demostración. La puntuación en ambas será la siguiente: 4. Si el niño realizó las cuatro inspiraciones o espiraciones

~.-

correcta y controladamente. 3. Si el niño realizó las cuatro inspiraciones o espiraciones

~".

completas. 2. Si el niño realizó las cuatro inspiraciones o espiraciones sin control y con franca amplitud o con señales de desatención. 1. Si el niño no realizó las cuatro inspiraciones o espiraciones o si las realizó de forma incompleta e inadecuada, sugiriendo descontrol tónico-respiratorio. En la apnea se sugiere al niño que se mantenga en bloqueo torácico durante el máximo tiempo posible. El procedimiento implica la utilización de cronómetro y el registro se hará de acuerdo con el siguiente criterio. La puntuación será fa siguiente: 4. Si el niño se mantiene en bloqueo toráciCOpor encima de 30 segundos sin señales de fatiga. 3. Si el niño se mantiene entre 20 Y 30 segundos sin señales

r.

tt',,,' I':" '.

r

de fatiga O de descontrol. 2. Si el niño se mantiene entre 10 Y 20 segundos con señales evidentes de fatiga o de descontrol. 1. Si el niño no pasa los 10 segundos o si no se realizala tarea. La duración de la apnea debe ser registrada y al mismo tiempo tomar nota de los tipos de señales de comportamiento: atención, regulación, mímica, hipercontrol, inestabilidad, sonrisas, mioclonías, etc. 126

La fatiga traduce la impresión general que el observador obtiene del niño observado durante toda la OPM, traduciendo igualmente el grado de atención y de motivación mantenida durante su realización, La puntuación a utilizar será la siguiente: 4, Si el niño no evidenció ninguna señal de fatiga, manteniéndose motivado y atento durante todas las tareas, 3, Si el niño reveló señales de fatiga sin significado clinico, 2, Si el niño reveló señales de fatiga en vanas tareas, demostrando desatención y desmotivación, 1. Si el niño resistió las tareas, manifestando frecuentes señales de fatiga y de labilidad de las funciones de alerta y de atención. Los datos que acabamos de describir comprenden sólo aspectos de caracterización global, no debiendo ser confundidos con cualquier subfactor de la BPM, No se trata con más rigor, porque caben dentro del ámbito de observación indirecta. Además, si se registraran señales frecuentes, es recomendable sugerir una observación más especifica, Los factores y subfactores de la observación directa más sistemática va a seguirse de acuerdo con la lógica de la jerarquia de los factores psicomotores y de acuerdo también con la organización vertical ascendente de las tres unidades funcionales del modelo psiconeurológico de Luria. Comenzaremos por el factor de la tonicidad y respectivos subfactores.

Control respiratorio Evaluación de inspiraciones y expiraciones rápidas y lentas

por la nariz.



Control respiratorio Evaluación de inspiraciones y expiraciones rápidas y lentas

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