Testimonio Juan Carlos Chavez Nací En Medio De Los Toques De Queda

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*NACÍ EN MEDIO DE LOS TOQUES DE QUEDA* Nací en medio de los toques de queda, en los días en que los cuerpos de miles de ciudadanos navegaban a pedazos

rumbo hacia el mar a través del rio Mapocho. 1974, 29 de junio en Santiago de Chile, un Chile muy distinto al que hoy todos conocemos. Al parecer nací de noche, de ahí mi

fanatismo por la obscuridad , por lo oculto, la alquimia de los mundos paralelos, de la materia obscura. Mi Madre,

nerviosa me esperaba en la camilla del frío Hospital San Juan de Dios de la Avenida Matucana.

Al día siguiente llega mi padre y como buen actor de teatro improvisó su entrada, eso sí con la ayuda de un amigo

médico que trabajaba en aquel recinto hospitalario. Una

canasta repleta de rosas amarillas (que hasta el día de hoy recuerda mi madre), especialmente para su amada (mi madre), mientras vestía con un delantal blanco, como si fuera su médico de cabecera.

Mi viejo, siempre supo ingeniárselas en los mejores y peores momentos.

Después de todo soy su hijo, su único hijo. La combinación perfecta, sinergia entre un rebelde idealista, la “oveja negra” de su familia arribista, y una muchacha que no le

temía a la vida ni al destino trágico que nos ha llevado ya más de 3 décadas de búsqueda incesante. “¡Te metiste con una india de campamento!”, le decía su propio padre (mi abuelo se supone). Sí, mi madre es Mapuche, no india

¡ignorantes! Y mi padre, un hombre que prefirió la muerte antes que vivir de rodillas y rodeado de “hipócritas apensantes”.

26 de julio, 1974, casi un mes de yo haber nacido en

aquella fría sala de hospital en medio del toque de queda y los asesinatos por mansalva, pero compensado por el amor de

mi madre quien me dio de mamar la savia del conocimiento y de mi hermoso padre que me tuvo en brazos, mostrándome

orgullosamente al mundo hasta aquel fatídico día, en que nos lo arrebataron de nuestro hogar y para siempre. Noviembre, 1977, luego de haber recorrido cárceles,

recintos clandestinos, campos de concentración, clínicas secretas del servicio secreto del gobierno, y después de

los famosos “recursos de amparo” que jamás fueron acogidos por esos Tribunales que le llamaban de “Justicia”;

terminamos viajando a la fuerza al “país de los tulipanes”. Que hermosos recuerdos tengo de mi infancia en aquel país, mi segunda patria. Es ahí donde conocí a mi segunda y

ultima oportunidad de tener a un padre. Un precioso hombre, lleno de vida, de anhelos, de espíritu de lucha.

Pero como todos sabemos, los “cuentos de hada” sólo están

en los libros, ya que siempre será el “Oráculo de Delphos” quien tenga la última palabra.

Febrero, 1989, el mundo cambia, Chile también (se suponía). Mi “papi” al parecer era el más afligido por “volver” (se asumía como exiliado, siendo

holandés) al “país de las ilusiones”, mi madre no tanto y yo menos, tenia toda una vida por delante en aquellas

hermosas tierras bajas. Así llegamos, un poco desconfiados, ya que tuvimos que enfrentarnos a ese mundo que nos arrebató una parte de nuestra alma.

12 de febrero, 1990, como lo temíamos, la fuerza obscura

del destino cumplió con su designio de repetir la historia una vez más. “¡No, ya no puedo más!”, me decía. Pero

estaban mis hermanos de sangre, ellos me devolvieron las ganas de seguir viviendo, al igual que a mi madre.

Hoy pienso en todo lo vivido, en estos 32 años de tormentos

y momentos de alegría. Alguna vez quise nacer denuevo, como

un borrón y cuenta nueva. ¿Y si hubiese sido así? No, no puedo, ya no seria yo. Después de todo, creo que es la historia más hermosa que he vivido.

Pienso en mis lindos padres, todos los días de mi

existencia y pienso en lo afortunado que fui y que soy. Sí, estoy orgulloso de ser hijo de dos padres rebeldes y una

madre que a pesar de todo aún continua luchando y creyendo en aquellos sueños de juventud que para mí después de 30 años continúan vigentes y presentes en la conciencia de cada mujer y hombre libre que no está dispuesto a ser

esclavo de la opresión. Y porque sé que mis hijos harán lo mismo, y también sentirán orgullo de su historia, mi historia.

*....Juan Carlos Chávez Pilquil* ** **

*NOTA APARTE: Adriana, te autorizo para que difundas este

escrito en los medios que tú estimes conveniente (incluido Facebook)*

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