Cecil F. Quince
Oda a la terrible victoria de la pluma desvariada Mi pluma holgazana, derretirse con arte se resiste, a la llamada de acción, de ostigación de ideales, al grito corajudo de un suspiro, derramarse y danzar, aunque sea un instante, curvar los lapachos en ficción, se niega, y se duerme, mi tinta quejumbrosa. Yo intento, si vieras como intento, inspirar aspiraciones, abrir ciertos cajones sin cutis, sin tiradores, y yo intento mas se escurren, el rocío y los sauces, locuaces y algo dolidos, por entre mis dedos para caer, de un único y largo tirón, sobre los frutos de la vid. a empujones, sin planificaciones, el bosquejo de una entropía, mi vieja pluma ha logrado desvariar entre convulsiones y febril proceder, con ambos pies torcidos, la mirada fija al sol, a sus entrañas y al amor, un hijo bestial, un escupitajo otoñal, desfallecer en creación ha sido capaz, al fin, mi tinta sanguinolenta.
Copyright © Cecil F Quince 2009