Miedos

  • Uploaded by: Vicky Bandin
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  • May 2020
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MIEDOS

Todos sabemos que sin ser quienes realmente somos nunca podremos ser felices. El no ser auténtico nos ocasiona sufrimiento. Que es lo que nos impide ser verdaderamente quienes somos? Que nos frena?. El miedo. Porque el miedo nos condiciones, nos restringe, nos achica, nos limita. Para empezar digamos que todos hemos sentido, sentimos y sentiremos miedo. Algún miedo. Incluso aquellos que inconscientemente nombramos de otra manera. Al mar: Le tengo respeto.... Las cucarachas: me dan asco..... No me quiero encontrar con Fulano porque me inspira rechazo.... Etc, etc. Aquí es importante hacer una diferenciación con el susto. Por ejemplo si en este momento ingresara un león a esta sala, todos nos asustaríamos porque estaríamos viviendo una situación de peligro, aunque el león estuviese amaestrado y no hiciese nada. Esto es susto no miedo. Continuando con el ejemplo anterior, si el domador vino y se llevó al león, si todos lo vimos salir y vimos como se lo llevaban al zoológico y a los 5 minutos, o al día siguiente, empiezo a pensar que podría otra vez entrar un león y me asusto, esto ya es miedo. Porque en realidad el león no está y todo surge de mi imaginación. El susto y el miedo no se imaginan, se sienten pero se alimentan de manera diferente. El susto: a través de lo que percibo en forma concreta por medio de mis sentidos, y el miedo: a través de lo que mi mente elabora y desarrolla. El miedo implica una idea, una sucesión de pensamientos. El que tiene miedo comienza pensando en una cosa que lo lleva a pensar en otra, y así sucesivamente hasta que "se muere de miedo". Ambos tienen una función positiva dentro nuestro, dado que si no tuviéramos la capacidad de asustarnos, habría situaciones de peligro de las cuales

no podríamos defendernos. Alejarme de aquí si se produjera un incendio me estaría protegiendo. Para resolver los miedos no hay otro camino que enfrentarlos. Uno tiene que someterse a ese miedo para transformarlo en susto. Una vez que ese miedo se transforma en susto, entonces uno lo puede dominar y vencer. El ser humano no nace con miedos, sí con la capacidad de asustarse como cualquier ser viviente. El miedo que tenemos lo hemos aprendido, porque nos lo han enseñado. Nosotros también inculcamos miedo cuando por ejemplo nos despedimos de alguien diciendo: "Cuidate". Esto significa "tené miedo", "el mundo es peligroso", etc. Sería bueno aprender a decir "Divertite" Volviendo al tema de resolver nuestros miedos, psicológicamente se aconseja que podamos transformar al miedo en susto y desde allí resolver. El ser humano tiene todo el potencial suficiente para lograr esto. Si ponemos el ejemplo de una persona que tiene miedo a las alturas y se encuentra ubicada en la terraza de un rascacielos, jamás podríamos imaginarnos que se animara a acercarse al borde. Pero si en ese borde se encontrara su bebé a punto de caer al precipicio, sin falta correría hasta el lugar para rescatar a la criatura. De esta manera se comprueba que el miedo a la altura fue superado por el miedo a que su hijo perdiera la vida. Desde el punto de vista del Budismo, a través de nuestra práctica nosotros logramos directamente erradicar los miedos sin necesidad de reemplazarlos por otros. Gongyo y Daimoku es la ventaja que tenemos para enfrentar cada día. La felicidad está dentro de uno, solamente tengo que aprender a disfrutarla. Nosotros podemos combatir nuestros miedos a través de: Sabiduría y Coraje. Como se logra obtener sabiduría: Con fe firme y avanzando en nuestra vida cotidiana

Como se logra obtener coraje: A través de la acción comprometida. El miedo mas importante es el: Miedo a mi verdad: (a los cambios, al avance, al sufrimiento) Este miedo nos paraliza y no nos permite ver la verdad. Uno comienza primero a mentirse a uno mismo, luego a los demás y entra en un mundo de hipocresía. En este caso, lo importante para mantenerse en el lugar correcto es: Ser fiel a uno mismo. Es el llamado miedo a Descubrir mi propia identidad. Pero renunciar a la verdadera identidad es tener miedo de reconocer el propio potencial y pasar a ser esclavo de las contingencias de la vida. Miedo al abandono: A no formar pareja, a que nos vuelva a pasar lo mismo. Miedo a enfrentarnos al Gohonzon: A la Ley de causa y efecto. Tenemos que hacer surgir los atributos del Buda: Valentía en exponer la verdad, Poder descubrir la causa de infelicidad. El miedo no nos permite que surja el coraje, tenemos que invocar daimoku para que surja la valentía desde la Sabiduría de Buda. Quien quiere conocer la felicidad verdadera debe, primero, mirar cara a cara sus miedos y extirparlos de raíz. Ya que uno mismo nutre sus propios temores, también es uno quien puede extinguirlos para siempre. Cuando pretendemos hacer la "vista gorda", ante nuestra realidad, la imaginación interviene y nos convence de una falsa realidad que puede tornarse peligrosa. Mientras los miedos proliferan en los dominios de la mente, el coraje irrumpe y brota en torrentes desde el corazón o la verdadera entidad de la vida. Para declara una victoria es necesario primero librar una contienda. Declaremos la guerra al miedo hasta que nuestra acción se base solo en la libertad, la sabiduría y la misericordia. No temerle al coraje: La cobardía se alimenta de la duda. La valentía de la convicción. El coraje es acción pura y decidida. En el Budismo es un estado activo que surge de la misericordia y se basa en la sabiduría.

Josei Toda es el ejemplo irrefutable de lo que puede lograr un espíritu indómito, no temerario, sino consciente de su fuerza interior. Quien ha vencido el miedo en su fuero íntimo lograr encender la flama del corazón en innumerables corazones dominados por el temor. EL MIEDO SOBREVIENE, EL CORAJE SE OBTIENE: ESTE ES NUESTRO GRAN DESAFIO. "Es natural que el ser humano tenga miedo a la muerte. Hasta el presidente Toda se vio enfrentado a esa representación temida. Es imposible que alguien esté más allá del miedo de morir o que la idea de morir o seguir viviendo le sea totalmente indiferente. La única forma de superar estos dilemas es debatirse contra ellos y luchar por cultivar un estado de vida indestructible". Daisaku Ikeda en La sabiduría del Sutra del Loto: Diálogo sobre la religión en el siglo XXI, Sección 26, fascículo 13, p. 31 El deseo de hacer surgir la Budeidad, que nace del dáimoku serio y concentrado al Gohonzon, es absoluto, sin reservas no condicionamientos, e implica arrojar la totalidad de la vida al firmamento de "maestrodiscípulo" sin reservarse nada "por si acaso". La vacilación en esta entrega determina el fracaso de nuestra lucha de vivir como budas, pues la especulación es la antítesis del deseo de "ver al Buda". "Aunque nos costara la vida" se refiere a ese punto límite que es lo que nuestra mente no está dispuesta a poner en juego con tal de manifestar nuestra Budeidad. Es el lugar de la debilidad, del condicionamiento, de los miedos o apegos, donde nuestro deseo de hacer surgir la Budeidad se torna relativo. Quebrar ese apego requiere un inmenso coraje, el inmenso coraje de la fe. Muchas veces es el sufrimiento extremo el que nos permite llegar a lo que dice el gosho: "Este es el momento de cambiar rocas por oro y desperdicios por arroz". La posesión mutua de los diez estados nos permite, aun en Infierno, invocar dáimoku con

ese deseo que ya ha superado todo condicionamiento, hartos de sufrir y de estar sumergidos en el ritmo de la tendencia, y desde ese estado o desde cualquier otro, buscar la Budeidad en forma directa e instantánea, sin que la mente nos desvíe o traicione. Cada uno de nosotros debe decidir "ahora": cada situación de la vida es una oportunidad para ir en busca de nuestra Budeidad, para ir en busca del Gohonzon y de la oración cargada de fuerza. Esta decisión absoluta es, en sí y en forma simultánea, el despliegue luminoso y radiante de nuestra Budeidad. Invocar dáimoku todos los días, propagar la Ley misericordiosamente y luchar contra el mal, esas, las acciones de un Buda, nos van abriendo camino donde no lo hay. Cuando realizamos las actividades cotidianas por el kosen-rufu, cuando cantamos dáimoku, se está llevando a cabo una lucha sin cuartel en la dimensión más profunda de nuestro ser. El dáimoku tiene un poder tan tremendo, que logra atravesar el karma acumulado en millones de existencias. Un instante de decisión absoluta y total, con la postura correcta, es suficiente para impregnar en nuestra vida el coraje supremo de la fe. La perseverancia en la práctica cotidiana es la clave, la perseverancia, la fe y el estudio. Si no hay compromiso no deseo ardiente en nuestra invocación, el ichinen distorsionado no permite que el ritmo de nuestra Budeidad se imponga al ritmo de nuestras debilidades. De ese modo, cuando tenemos que tomar decisiones cotidianas, en lugar de aprovechar el caudal ilimitado de sabiduría que palpita en nuestra novena conciencia, decidimos y actuamos con las limitaciones de nuestro karma, nuestros sufrimientos, y nuestra visión superficial del mundo. Es decir, la mente se convierte en nuestro maestro en lugar de ser nosotros maestros de nuestra mente. Debemos ser maestros de nuestra mente.

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