UN ANTES DE LA PRIMERA VUELTA (TEXTO EN FRANCES Y ESPAÑOL)
1970-00-00 Aporte del psicoanálisis a la psiquiatría
En el marco de la preparación de su Informe para el Congreso de Neurología y de Psiquiatría de Milan en 1970 sobre el tema: «Aportes del psicoanálisis a la Semiología Psiquiátrica », Georges Daumézon había invitado a diversos especialistas para que le dieran parte de sus observaciones sobre el tema. Jacques Lacan convidado una tarde al anfiteatro Magnan del hospital Henri‐Rousselle en París hizo una intervención; el registro de mala calidad no permitió reconstituir todo. Reproducimos más abajo una versión mecanografiada (probablemente la estenotipia) depositada en la Biblioteca de la Escuela lacaniana de psicoanálisis, bajo el título: « Aportes del psicoanálisis a la psiquiatría ». Otra versión, sensiblemente diferente en ciertos puntos ha sido propuesta por el Boletín de la Asociación freudiana n ° 21 en enero de 1987. (1)
Daumézon ‐ leiste el texto de Melman.
Lacan ‐ Leí el conjunto de las cosas y evidentemente quede contento con el texto de Melman más que con los otros … Partamos a pesar de todo de lo que es el objeto, es decir el aporte del psicoanálisis a la semiología psiquiátrica. Es evidente que es una cuestión que no puede serme indiferente, entonces cuando pensé en eso, pensé forzosamente como siempre, no podemos salir de su presente. Es decir que es a partir del punto donde digo ciertas cosas ahora que voy a tratar de puntualizar algo. Como a pesar de todo, puesto que hablo en presente, me considero Psicoanalista, me pregunté lo que había aportado a la semiología psiquiátrica, entonces esto no es muy complicado como punto de partida. Es completamente claro por ejemplo que aporté algo a la semiología psiquiátrica, que incluso llamé por un nombre que había hecho una especie de escándalo en la época cuando saqué la paranoia de autocastigo es decir « el caso Aimée», mi tesis, el compañero Cellier… No sé si sabes lo que eso fue… Nadie aquí naturalmente sospecha más lo que eso fue… Cellier es un humo… Cellier fue una cosa loca esa historia de autocastigo.
Lo que me impresiono es que reúne la estructura en suma que articulé en ese momento como podía, de un caso que había seguido muy cuidadosamente. En verdad, no veo una montaña, ni nada que me separe de la manera en la que procedí en aquella época. Mi paciente, a la que llamé Aimée, era verdaderamente muy conmovedora. La manera en la que procedí con ella y lo que enseño ahora, absolutamente no veo ninguna especie de diferencia. Todo lo que articulo en mi tesis como semiología tiene algo que voy a tratar de decir ahora y que tiene una cierta relación con lo que hace la suma de esta observación, es decir lo que me hizo llamarla el autocastigo; una cierta relación con un punto que llamaremos « el punto de acto », que tiene muy ahí dentro una función ya que es completamente claro que todo eso que es en esta paciente, construcción, delirio, manifestaciones propiamente hablando psicóticas, cayó neto con ese punto de terminación que es algo específico y distinto de esto que es realizable, si se puede decir, en otras psicosis. Es raro que se observe esta manifestación, este fenómeno singular, ver el delirio depurarse como esto, absolutamente radicalmente. Es muy raro por una razón que se puede
(2) fue propiamente hablando del orden de lo imposible, mientras que en un caso así digamos particular, para no hablar de simplicidad, en este caso resultaba que era posible. Es muy evidente que describiendo las cosas así a propósito de mi paciente de esa época, no tenía las categorías que tengo ahora, no tenía ninguna idea del objeto a en ese momento. Pero es completamente sorprendente que cuando hice este trabajo que salió en 1932, tenía entonces 30 años, procedí con un método que no es sensiblemente distinto de lo que hice después. Si se relee mi tesis, vemos esta especie de atención dada a eso que fue el trabajo, el discurso de la paciente, la atención que le presté es algo que no se distingue de lo que pude hacer después. Tomamos las cosas completamente por otro lado (improviso, pensaba que esta tarde habría muchos personas que hablarían antes de mí; los esperaba un poco bajo el olmo. Trato de desenredarme. Hay una cosa que me parece también bastante sorprendente, que voy a tratar de expresar como eso me salga. Hago en el Servicio de Daumézon cada viernes una presentación de enfermos y voy en seguida a decir lo que me impacta ahí dentro. Me parece que en mis presentaciones del viernes, hay una aportación del Psicoanálisis a la semiología psiquiátrica, (los que están allí y los que me siguen desde hace años, les pido decir si lo que voy a exponer les parece a ellos pertinente) y voy a decirte cómo esto se presento para mí. Hay a pesar de todo unos rastros escritos por ejemplo en lo que se llama « de una cuestión preliminar a todo tratamientos posible de la psicosis », se hace expresamente referencia a un paciente, si mi memoria es buena, que había visto en una de estas presentaciones, es el caso « vengo del charcutero, la cochina, etc. » que sirve en cierto modo de introducción a eso que di aquel año del análisis del caso Schreber y lo relaciono con un caso que ha sido visto
por un cierto número de personas que eran en ese momento de mi circulo y qué doy como ejemplo de un cierto modo de tomar la interpretación, de aprehenderla. Lo que se desprendió de estas presentaciones que son unas presentaciones caracterizadas por el hecho el que es en calidad de Psicoanalista que soy allí, invitado por Daumézon, en su servicio y que es <de> mi posición actual de Psicoanalista que obro en mi examen. Este examen comporta toda suerte de limitaciones, de dificultades (3) ligadas a una cierta amplitud, un cierto estilo de la asistencia, quiero decir de aquellos que vienen, las cosas no se vuelven fáciles al tener allí ciento veinte personas cuando se trata de pacientes como pasa cada vez más frecuentemente que <presentan> una cierta cara de vida pública que es completamente delicado presentar delante de ciento veinte alumnos y no sabemos si no hay entre ellos alguien de su familia … Es secundario con relación a aquello que es el núcleo de donde voy a volver a comenzar. El núcleo consiste en eso: Recibo muy regularmente, los comentarios, lo que oyeron, de gente que está allí en calidad de asistentes mucho más próximos que este público vasto de quien acabo de hablar, gente que, llamémosles así para tomarles cuidadosamente bien como tal, han sido analizados por mí. A títulos diversos, conservo con ellos relaciones porque hacen parte por ejemplo de la Escuela Freudiana de París o porque vienen a verme para el trabajo en común. Las observaciones que me hacen después, siempre son extremadamente ricas desde el punto de vista de la semiología. Quiero decir por ahí que hay términos del paciente, que yo lo interrogo de un cierto modo, la manera en la que el paciente responde y lo que hace en suma el interés de la presentación en cuestión. Esto tiene siempre un carácter bastante brillante y bastante completo, es un caso, la novela de una vida, pero no es esto en lo que consiste lo prominente de la presentación psiquiátrica. Hay una cosa que me impacta, después de un cierto tiempo de experiencia, es que lo que me es representado por la gente a la que acabo de tomar cuidadosamente diciendo que eran muy especialmente gente analizada por mí quienes estaban allí, es el que en lo que me representan luego como adición, algunas veces crítica también, sobre lo que creí que yo podía dar como conclusión, lo que observaron es propiamente hablando una dimensión semiológica original en el sentido que es completamente del mismo orden que tal o cual rasgo que pude aislar y que merecería tomar su lugar en la semiología psiquiátrica en mi tesis sobre el caso « Aimée ». Del mismo modo para tomar el caso de la última paciente que vi el último viernes, la persona que me lleva a mi casa regularmente en auto, había observado ciertos rasgos en las respuestas de la enferma, una cierta manera en esa paciente de conjugar el sí y el no, de conjugar la a y la é. Es decir que yendo a un tal momento de un cierto reencuentro, que él había tenido, la impresión que él había tenido del caso era que ella mentía, que constituía una especie de factor común semiológico por el tipo incluso de respuestas que ella había aportado a lo que yo decía, es de una naturaleza que sugiere algo que
expresaría así: si un cierto tipo de interrogatorio, cierto tipo de relación con el enfermo pudiese especificar una cierta posición que es adquirida la, esencial al Psicoanalista, hay una cierta manera de interrogar al <paciente> (4) semiología psiquiátrica, es una cosa que requiere la colaboración, la asistencia de alguien que esté digamos del mismo modo « en la jugada» que el Psicoanalista cuando es él quien allí, lleva el juego. Podemos, en consecuencia de esto, plantear toda suerte de cuestiones: ¿vale más o no vale más que la tercera persona sea ya él mismo ya formado en la semiología psiquiátrica? Pienso que esto toma tanto valor que la persona no es un ignorante en absoluto de la semiología psiquiátrica. Esto sugiere una cierta forma de recolección de los informes, de los procesos verbales que pueden producirse en un tal modo de abordaje que no tiene nada de artificial. En resumidas cuentas, no hay objeción a que sea alguien del tipo del Psicoanalista que haga el examen de casos típicos, de casos normales, en un centro como este. Es decir, puesto que estamos en Henri‐Rousselle, que son esas gentes quienes vienen para pedirme auxilio. Qué la gente venga para resguardarse allí, como justamente lo subrayaba a propósito de este caso, no prueba que ellos sean unos incapacitados o enfermos mentales. Para decantar lo que es propiamente hablando síntoma, creo que esta combinación de un cierto modo de abordaje y con un cierto modo con la presencia de un personaje tercero que está ahí, que justamente escucha en la medida en que aparece más especialmente en él lo que está ligado a la persona que interroga por el hecho de esta experiencia común del análisis, podría ser, me parece, la ocasión de un tipo de recolección de un montón de cosas que son propiamente del orden del registro y que entran en el caso de lo que definiría como síntomas. Parto de ahí y puedo expresarme de una manera tan directa debido a ese título « Aportación del Psicoanálisis a la semiología psiquiátrica ». Porque en resumidas cuentas, quizás este término de semiología toma un acento completamente especial en lo que es del registro psiquiátrico, no hay que poner sin embargo en la sombra, el hecho que la semiología psiquiátrica es algo que es muy especialmente interrogado en nuestra época, esta especie de giro histórico que vivimos. La semiología psiquiátrica, de lo que tiene <palabra faltante>, todo lo que es del movimiento que se llama estructuralismo esta ligado sin embargo profundamente a una puesta en cuestión de lo que tiene que ver allí con de la semiología psiquiátrica. No podemos poner en la sombra el hecho de que a consecuencia de los trabajos de alguien como Miguel Foucault toda la cuestión del estatuto que está dado en el equilibrio social tomado en su conjunto en eso que sobresalía propiamente hablando de semiología en la Psiquiatría es una cosa que . (5) Sociedad de lo que conviene o no registrar como del orden psiquiátrico es decir que necesitando la
intervención del médico como tal tanto que es que eso deba ser algo que tuviera su estatuto. Allí de nuevo hay que saber que un cierto registro teórico puede tomar toda su función. Pero es necesario saber lo que quiere decir síntoma propiamente hablando en este campo, que es el campo psiquiátrico. Es allí donde el aporte del Psicoanálisis subvierte. ¿Acaso el aporte del Psicoanálisis es de una naturaleza que cambia profundamente el sentido del término semiología? Cuando se trata del sentido de este término en Medicina, es decir semiología de lo que desde hace tiempo da su sentido a la palabra síntoma, entidad mórbida. ¿ Acaso la palabra síntoma tiene incluso el mismo sentido cuando se trata del síntoma de una neumonía o del síntoma psiquiátrico? Es una cuestión para la cual no esperé en absoluto la época presente para haberme dado cuenta de toda la importancia de ese modo de plantear la cuestión. En mis primeros pasos en psicoanálisis, al tiempo cuando fui invitado por mi viejo compañero L. a ir al Servicio Ab, para llevar mis luces psicoanalíticas, totalmente nuevas en la época, había acentuado mucho ya, la distancia entre el uso del término síntoma en el registro propiamente psicoanalítico con relación a lo que sin embargo relacionaba la semiología psiquiátrica al conjunto de la semiología medica. Articulaba eso en ese momento como podía, comenzaba solamente a balbucear las cosas; el término de sentido, si trato de evocar lo que trataba de articular en ese momento, lo que era allí el sentido propiamente hablando, ya mostraba la afinidad lingüística de la cosa que acentuaba. Es muy evidente que después hice bastantes progresos en la elaboración teórica de estas cosas para que se pueda un poco más despegar aún más el valor, la función del término síntoma en el conjunto de la perspectiva medica y lo que tiene que ver allí con la Psiquiatría. Es verdad que el acento que pone alguien como Foucault, no en lo que escribió sobre la locura, sino en El Nacimiento de la Clínica, sobre la función y que es importante porque históricamente esto se distingue de toda una entretela del modo de examen en función de la mirada, de un cierto momento que corresponde más o menos al fin del siglo XVIII y al nacimiento de la anatomo‐ patología en la definición muy general del síntoma clínico donde es extremadamente importante … (7)
Podemos lamentar lo que fue en el curso de los años oído, escuchado, recogido de ese modo, no
hubiera sido objeto de una explotación sistemática. En un cierto momento, Lemoine tomaba notas, sobre todo lo que se contaba en estas presentaciones. Sugiero eso, testimonio de eso como una experiencia que no sería imposible sistematizar, incluso aunque no sea yo quien deba ser allí más tarde el punto pivote. No veo por qué no se instauraría esto como un cierto método de exploración y de interés por estas cosas. Pienso que está profundamente motivado en la estructura para que eso pueda tener ese relieve que en resumidas cuentas es aquel que podría inscribir el beneficio semiológico de la cosa no siendo incluso forzosamente
idéntico a aquel que conduce el examen pero que no puede conducirlo de otro modo porque está él mismo en una cierta posición que es aquella del Psicoanalista. Así como ustedes lo ve es complejo porque no es el Psicoanalista del paciente el que examina, sino el Psicoanalista del tercero que tiene que registrar allí el resultado del examen. Doy allí como testimonio crudo, masivo de mi experiencia, esta especie de beneficio que yo mismo registro y que debería ser explotado muy sistemáticamente. Es algo que de todas maneras tiene su valor y en todo se ofrece a la crítica. Hay allí una gente que a diversos títulos saben cómo presento a enfermos. Quisiera que se les cediera la palabra para plantear preguntas. Pero insisto en el hecho de que lo que añade la persona que oyó es algo que me ha parecido muy rico en una especie de posibilidad, de inscripción, de cristalización del orden de la cosa que sería propiamente hablando semiológica. En Scilicet hay un cierto número de consideraciones sobre lo que tiene que ver allí con relaciones del significante y del signo, es decir sobre una cierta manera de triangular eso, algo que estaba en mi pensamiento cuanto le dije antes a Daumézon que eso podría tener una relación con lo que estamos diciendo: de lo que tiene que ver allí el aporte del Psicoanálisis a la Semiología psiquiátrica es que quizás ella da al término mismo de signo un sentido articulado de una manera estrictamente diferente de lo que se cree que es el signo en semiología general. Una vez que se ha introducido aquella dimensión nos damos cuenta que eso se vuelve otra cosa, que verdaderamente es de su naturaleza que cambia completamente el abordaje del complejo mórbido cuando se trata de algo donde la aportación psicoanalítica se introduce. (8)
Dr. Castets ‐ Se trata siempre para nosotros psiquiatras de decir: «Este señor o esta dama está loco o
loca ». Que buscamos a través de nuestra semiología, una cierta desarticulación del discurso que puede traducirse en términos de palabras o en términos de comportamiento. Este discurso escapa a las normas comúnes, no entra en el marco de lo que se puede oír y es por eso que un P.H.C. nos cuenta un cierto número de historias muy interesantes en ellas mismas pero que captamos como no coherentes con nuestro discurso común. Lacan ‐ Absolutamente no veo en que un P.H.C. no es coherente con un discurso común. El oye cosas que usted no oye porque usted no oye. Si hay alguien que se exprese según el discurso común es precisamente un P.H.C. Castets ‐ Se debe limitar el discurso a esta cierta palabra o debe tenerse por bueno y admitido « que el radar de Moscú me dice poner una bomba en el anfiteatro Magnan este día a las 11h 30 ». ¿ En qué debo pensar? Lacan ‐ Hoy en día, no es disparatado. En cuanto al P.H.C. lo que conviene captar al título que puede
tener para nuestra atención lo que se llama la semiología psiquiátrica es el punto donde estamos justamente en cuanto a lo que es hablando con propiedad la alucinación. Estamos allí siempre al nivel del balbuceo. < No sabemos> lo que es hablando con propiedad una alucinación, no se trata de una alucinación causada por no sé cual pequeño cosquilleo en alguna parte. Cada uno sabe que una lesión da una alucinosis, pero lo que es una alucinación, a saber su P.H.C. no somos capaces en el estado actual de las cosas de decirlo fenomenológicamente. No somos incluso capaces de decir si verdaderamente oye algo. Castets ‐ Es decir que nos referimos a una cierta creencia del enfermo que dice oir decir que … Lacan ‐ Nos referimos a nada en absoluto porque le desafío a decir si el enfermo cree en eso o no. Castets ‐ Nos dice que cree. No sé sobre eso más. Lacan ‐ no justamente incluso él no dice incluso que cree. No somos capaces de saber en lo que él dice eso que él cree. (9)
Castets ‐ Un joven obrero portugués que entrado en mi servicio después de haber roto las narices a
toda su familia, en un estado de agitación muy viva. El día siguiente un poco calmado explicó a mi Interno que una persona muerta hace siete años le hablaba y que esta persona le había dicho aquella tarde de romper las narices a todo el mundo. ¿ Que debemos creer? Lacan ‐ La semiología psiquiátrica no se orienta con arreglo a lo que nos va o no nos va. Esto no es en el sentido que esto discuerda o no discuerda de nuestra experiencia común que las cosas pueden correctamente separarse. En otros términos, usted mismo acaba de manifestar, usted acaba hace un momento de poder hablarme de un cierto tipo de alucinaciones inmediatamente después de haberme hablado del P.H.C. a propósito del cual le hice mis observaciones, a saber que no tenemos los buenos sesgos para diferenciarlas, para separarlas de otras alucinaciones. Es completamente inapropiado de arropar eso con el mismo manto de la alucinación, so pretexto que estos tipos que reciben mensajes, de los cuales no tenemos ninguna especie de idea, es el hecho de que todo eso pueda tener ese término común de alucinación y que no podemos librarnos de eso que muestra la insuficiencia del examen mismo, puesto que el examen debería separar eso de lo cual se trata. Le haré resaltar, puesto que usted escogió antes el P.H.C. que lo que tiene que ver allí con su definición semiológica es completamente insuficiente y como se lo hice ver, no sabemos absolutamente bajo cual forma incluso fenomenológicamente es aprehendido. Mientras que a partir de un cierto tipo de examen, un cierto tipo de intercambios, de interrogación y de réplica con el paciente, ciertas cosas pueden aparecer, ciertos relieves, ciertas dimensiones que son aquellas que anoté antes. Hay un cierto modo de examen en el cual resalta la relación que hay entre la interjección "cerda" *, y el « vengo de casa del charcutero» que se presentó entonces como casi auditiva. Es con arreglo a las interjecciones que no han sido pronunciadas más
que a otra oreja completamente desarrollada ha sido oída. Hay un cierto tipo de enlaces que desde el punto de vista semiológico es más rico sin embargo que esta noción masiva de la cosa supuestamente auditiva pero sobre la que no se sabe en resumidas cuentas si es auditiva o auditiva mental, sobre la que nadie sabe, salvo aquellos mismos que han pasado allí y aun cuando uno paso allí en sí mismos, no somos capaces sin embargo de darnos (10) cuenta porque estamos en categorías que son completamente insuficientes para hacer funcionar eso de lo cual se trata. Entonces eso no tiene nada de indefinible las cosas introducidas por la semiología. Y voy a tratar de le darles ahora una idea. Creo, en resumidas cuentas, que los términos en cierto modo algébricos de los que me sirvo para definir el fantasma de saber una cierta relación del sujeto en tanto que sujeto que es fundamentalmente de por la naturaleza misma de las funciones significantes, un sujeto dividido …
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EL LEMA PARA EL DISCURSO PSICOANALITICO (TEXTO EN FRANCES Y ESPAÑOL)
12_05_1972 Del discurso psicoanalitico p.1
Parlêtre {Palabreanteser} 1972‐05‐12 Del discurso psicoanalitico.
Discurso de Jacques Lacan en la Universidad de Milan el 12 mayo 1972, aparecido dans la obra bilingue : Lacan en Italia 1953‐1978. En Italie Lacan, Milan, La Salamandra, 1978, pp. 32‐55. Agradezco mucho al Sr. M. Cesa Bianchi por habernos dado ciertos puntos de referencia, alguna información que era muy exacta acerca de lo que puede constituir un cierto número de etapas. Entonces, lo que hice en el curso de éstos años me a llevado a decir ... Mi dificultad se debe a que yo no sé... yo no puedo apreciar de ninguna manera el grado de audición del francés que representa nuestro público. Estoy muy contento de ver aquí mucha gente joven porque es en... en fin, en ellas que yo deposito mi esperanza. Debo decir que no me gusta para nada hablar francés ante gente de la cual sé que no está familiarizada con esta lengua. Entonces espero que me voy a dar cuenta hasta donde
Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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puedo ir en este orden de emisiones. Yo he recordado en el almuerzo a algunos amigos una experiencia que me ha sucedido en la Universidad de John Hopkins. Era tan manifiesto que mi público no entendería nada si yo hablaba francés que, habiendo tomado primero, así por el ruego general, la resolución de hablar francés, he comenzado por excusarme en inglés de no poder continuar, es decir de hablar en francés, y está excusa ha durado una hora y media, en inglés por supuesto... Es horrible cuando uno me escucha hablar en inglés. Pero los americanos son tan complacientes, uno puede permitirse tales derogaciones, ¿no es cierto?... Yo veo que ustedes comprenden el francés, bien, entonces esto me da coraje. Entonces yo no continuaré hablando de los americanos: pues soy totalmente incapaz de hablarles en italiano, es por eso que hablo en francés. Entonces, he anunciado que hablaría Del discurso psicoanalítico – no es un término en el que haya avanzado, por lo menos desde hace tres años. No es cómodo, ante un auditorio que no son mis alumnos, que no está formado, acostumbrado a mi enseñanza,... (ustedes ven comienzo a hacer un parentesis) acostumbrado a mi enseñanza, mi seminario, como se llama eso, pero no es para nada un seminario porque solo yo hablo. En fin, se convirtió en eso. Durante años he hecho hablar a otras personas en mi seminario, eso me descansaba, pero finalmente poco a poco, puede ser porque el tiempo apremia, he renunciado a eso. Entonces, esta enseñanza que viene de hace 20 años, de la cual los Escritos... – en fin estoy obligado a hablar de los Escritos porque ellos acaban de aparecer, al menos una primera parte – podría ser que habrá otras, esto gracias a Giacomo Contri quien ha querido consagrar en esto trabajo y tiempo. Estoy obligado a hablar un poco de los Escritos, que parece, que no les parecen fáciles. Es verdad, no son para nada fáciles. Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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Es que ellos no han sido hechos jamás, esos famosos escritos... no han sido hechos para reemplazar mi enseñanza. Hay una buena parte que han sido escritos antes que yo comience con mi enseñanza, es decir que no son de ayer ya que les he dicho que hace veinte años que yo hago eso que se llama mi seminario. Hay una buena mitad que son anteriores y en particular aquellos de los cuales muchos están todavía haciendo de eje de lo que yo he podido aportar al discurso psicoanalítico, por ejemplo El estadio del espejo. El estadio del espejo, era una comunicación que yo hice en un congreso en los tiempos en que yo todavía formaba parte de la que se llama la I.P.A. – Internacional Psicoanalítica «Confesada» {Avouée} – o «confesable» {avouable}, como ustedes quieran. En fin, es una manera de producir éstas palabras. Después, la segunda parte de esos Escritos consiste en una serie de artículos donde yo me encontré, digamos cada año a partir de un cierto momento, entre un cierto momento y otro .... donde me encontré cada año dando una especie de punto de referencia, que permitía a aquellos que me habían oído en el seminario, encontrar allí, en fin, condensado, en suma concentrado, lo que había podido aportar a lo que yo creía poder señalar como axial en lo que yo había enunciado. Eso no quita que es una mala manera, en suma, de reunir en público. Es muy difícil para empezar, la noción de público. Yo voy a arriesgarme a recordar que en el momento de esta publicación, yo me he entregado al juego de las palabras de llamarla publicanecación {poubellication} – yo veo que hay personas que saben lo que significa la palabra poubelle {caneca de la basura}. Hay una gran confusión en efecto, en nuestros días, entre lo que se hace público y lo que hace basura!. Es por esto mismo que yo rechazo los reportajes, porque a pesar de todo, es la publicación de las confidencias lo que la hace entrevista. Eso consiste entonces totalmente en asediar al público al nivel de la basura. No hay que confundir el tacho de basura con el pubis – no es para nada parecido. Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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El pubis tiene mucha relación con el nacimiento de la palabra público. Es verdad, ¿no? Yo pienso que eso no se discute. Era un tiempo en el cual lo público, no era la misma cosa que la exposición de lo privado, y cuando uno pasaba a lo público se sabía que era un develamiento, pero ahora eso no devela nada, porque todo está develado. En fin, evidentemente no estoy dispuesto a hacerles confidencias, y sin embargo me veo forzado igualmente a decir algo que, dado que solo los veré una vez – en fin, me sorprendería verlos dentro de poco – estoy forzado a decir algo que es del orden de esta confidencia. A saber, como puedo sentirme actualmente en esta posición que ocupo ante gente que no forma parte de mi auditorio. Lo que yo puedo marcar, no es cierto, es lo que he dicho al principio, es que los Escritos, me parece difícil que sacados, así, fuera de contexto de un cierto esfuerzo que yo hago y del cual les voy a decir sobre que está centrado, en fin, que los Escritos sean suficientes para que se pueda sobre ellos elucubrar lo que sea que corresponda verdaderamente a mi discurso. El auditorio y el editorio, si yo puedo expresarme así, no están para nada al mismo nivel, ustedes lo ven. Nosotros jugamos en fin aquí, editorio, tal cual... publicanecación {poubellication} ... parece obsceno y al mismo tiempo auditorio se contamina. Todo esto, es una manera en suma de ver lo que yo puedo decir e introducirlos así, despacio, en lo que es muy importante. Lo que llamaré el juego de los significantes. El juego de los significantes, eso desliza al sentido. Pero lo importante en lo que enuncio es que eso solo se desliza a la manera de un derrapaje. Para aquellos que no están para nada acostumbrados a estos términos, digo simplemente esto: los significantes o el juego de los significantes, está ligado al hecho de la Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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lengua, del lenguaje – esto no es equivalente. La lengua es algo bastante específico para cada uno, es la lengua materna, el italiano para la mayoría de ustedes. Es eso que hace la lengua. Sucede que hay algo que se puede señalar, como estando determinado hacia un mismo fin, para todas las lenguas, y es generalizando, como se expresa, que se habla del lenguaje: como caracterizando al hombre. (Rumor en la sala) ¿Qué pasa?... Lo mejor que yo podría hacer es dejar la palabra a otro, que me probaría con esto que no hablo en vano... Entonces, el lenguaje, uno tiene el sentimiento que define un ser, que se llama generalmente hombre y después de todo, nos contenamos con definirlo así, ¿por qué?. Es cierto que hay un animal sobre quien el lenguaje ha descendido, si yo puedo decir, y que este animal está verdaderamente marcado por esto. Está marcado al punto que no sé hasta donde puedo ir para decirlo bien. No es solamente que la lengua haga parte de su mundo, es que es eso lo que sostiene su mundo de cabo a rabo. Es por eso que... no traten de buscar cual es mi Weltanschauung – yo no tengo ninguna Westanschauung , por la razón de que lo que yo podría en rigor tener, eso consiste en decir que el Welt... el mundo, está construído con el lenguaje. Eso no es una visión sobre el mundo, eso no deja lugar a ninguna visión – eso que uno se imagina ser visto, ser intuitivo, está evidentemente ligado a algo que es el hecho que nosotros tenemos ojos, y que la mirada, es verdaderamente una pasión del hombre. La palabra también, desde luego. Ello se percibe menos. Después hay otros elementos que son totalmente causa de su deseo. Pero es un hecho que el psicoanálisis, la práctica psicoanalítica nos ha mostrado el carácter radical de la incidencia significante en esa constitución del mundo. No digo para el ser que habla, porque lo que he llamado hace un rato ese derrapaje, Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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este deslizamiento que se hace con el aparato significante... es eso lo que determina el ser de quien habla. La palabra ser no tiene ningún sentido fuera del lenguaje. Se ha finalizado igualmente por darse cuenta que no es meditando sobre el ser que se dará el menor paso. Uno termina por darse cuenta por la consecuencia ... consecuencia un poco forzada... los resultados de ésta práctica que he llamado el deslizamiento con el significante. La manera que se tiene, más o menos erudita, de derrapar en la superficie de lo que se llama ‘las cosas’... hasta el momento en el que se comienza a considerar que las cosas, no son muy serias. Se llega verdaderamente a concentrar la potencia del significante de una manera tal que una parte de ese mundo termina por, simplemente, escribirse en una fórmula matemática. Fórmulas matemáticas a las cuales, desde luego para los escolares, se intenta unirla a un sentido. En efecto se arriba ahí: la fórmula de Einstein e incluso de Heisenberg, en fin, son pequeños términos que designan la masa. Y la masa, produce siempre efecto, ¿no es cierto?, uno se imagina que sabe lo que es. Y en efecto no se lo imagina siempre – a veces cuando se tienen nociones físicas precisas, se sabe como eso se calcula, pero se equivocaría uno si creyera que la masa es esto o aquello... por el sentimiento. No es solamente porque nosotros pesamos un poco que uno puede imaginarse que se sabe lo que es la noción de masa. Es solamente a partir del momento en que se comienza a hacer girar algo, que se vé que los cuerpos tienen una masa. Pero eso queda siempre tan contaminado por algo que está ligado al hecho de que hay una correlación entre la masa y el peso que en realidad es mejor no intentar comprender, y simplemente atenerse a esas fórmulas. Es en eso que la matemática demuestra verdaderamente cual es el punto del uso del Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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significante. Por supuesto, nosotros hemos llegado a... [...] ... que de hecho estamos ya sumergidos en el lenguaje. Ustedes lo ven, yo no digo: nosotros somos seres hablantes. Nosotros estamos en el lenguaje, y no me creo del todo capacitado para decirles por que nosotros estamos ahí, ni de decir cómo ésto ha comenzado. Es incluso así como se ha podido comenzar a decir sobre el lenguaje alguna cosita, desembarazados del prejuicio de que es esencial que eso tenga un sentido: no es esencial que eso tenga un sentido, y es ahí mismo que está fundada esta nueva práctica que se llama la lingüística. Lo que es necesario – es ahí dónde la lingüística se centra – es centrarse sobre el significante en tanto tal. No hay que creer que el significado – que por supuesto se produce en el surco del significante – que sea de ninguna manera lo primero que hay en el significante; y decir que el lenguaje está ahí para que permita que haya significación, es un paso del cual lo menos que se puede decir, es que es precipitado. Hay algo más primario que los efectos de significación, y es ahí que la investigación – si es que estamos buscando algo, si es que no lo ha encontrado primero, ¿eh? – es ahí que el hallazgo es susceptible de tener efecto. En fin, ustedes ven, por el significante, hace un rato llegué a lo que he llamado el derrapaje, el efecto de deslizamiento... En fin, tendría que llegar a hacerles la metáfora que el significante, es como el estilo: es ya parecido, es del estilo que uno ya estaría allí. Puede ser posible que el animal humano lo haya un día fabricado... Nosotros no tenemos la menor huella de lo que podría llamarse la invención del lenguaje... Por más que nos remontemos al pasado que nosotros lo vemos funcionar, el lenguaje está allí por todos lados. Bueno, entonces, ustedes me dirán, ¿qué tiene que ver esto con el psicoanálisis?. Esto tiene que ver de una manera muy estrecha, porque si no se parte de ese nivel que Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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es el nivel de partida, no se puede hacer absolutamente nada más en la experiencia psicoanlitica que hacer una buena psicoterapia... Es decir, como tan bien los psicoanalistas confiesan, .....ellos confiesan todo, ellos exponen todo. Hubo un día... Claudel... así, quien ha imaginado que el castigo de Poncio Pilatos, en fin, debía ser éste: porque había preguntado, muy mal a propósito: ¿Qué es la verdad? – cada vez que hablaba ante un ídolo abría su vientre, y ¿qué es lo que sacaba? Era una formidable exposición de monedas de la época, de cosas que se ponían en la alcancía. Los psicoanalistas son así, ellos confiesan todo... ellos confiesan todo... y todo lo que ellos relatan prueba de que evidentemente son muy buenas personas. Es increíble lo que ellos aman al ser humano, como quieren su bien, su normalidad – es inaudito, en fin, no es, es inaudita la locura de curar, ¿de curar qué? Es justamente eso lo que jamás hay que poner en duda... ¿En nombre de qué uno se considera enfermo?. ¿En qué un neurótico es más enfermo que un ser normal, así llamado normal?. Si Freud ha aportado algo, es justamente para demostrar que la neurosis, en fin, está estrictamente insertada en alguna parte en una falla que él nombra, que el designa perfectamente, y llama sexualidad, y habla de tal manera que lo que es claro, es justamente... es en eso en donde el hombre no está para nada cómodo. El hombre, desde luego, nombrado en un sentido amplio, la mujer tampoco; en fin, no hay nada peor o malo que las relaciones del hombre y de la mujer. Lo que es admirable, es que hay personas aquí que aparentan escuchar eso por la primera vez. Es absolutamente sublime, como si ustedes no hubieran nacido ahí dentro.... A saber que para hacer el amor con una chica, eso no funciona nunca. Para la chica es la misma cosa... y desde que el mundo es mundo, hay toda una literatura, hay la literatura que sólo sirve para decir esto. Entonces, Freud un día habla de sexualidad (in falsetto) y es suficiente que esa palabra dulce salga de su boca para que todo el mundo crea que es para resolver el problema. Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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Es decir, que a partir del momento, como yo les he dicho recién, que si se formula una pregunta, es que ya hay una respuesta, por lo cual si se formula la pregunta es que tiene la respuesta – es decir que con eso, esto debe marchar. Lo que supondría que Freud tuviera la idea de la armonía sexual. Ahora bien, en fin, es suficiente con leer, abrir su obra para ver que hasta el final, él, porque era hombre, en fin, se quedó ahí. Y él lo dice, lo escribe, lo ostenta preguntarse: una mujer, ¿qué es lo que puede querer? (risas) No hay necesidad para eso de hacer alusión a la biografía de Freud, porque es siempre así que se retuerce la cuestión, tanto más que el era neurótico, como todo el mundo, además el tenía una mujer que era una jodona... En fin, eso es conocido... La vieja Sra. Freud... Es verdaderamente disminuir la cuestión. Es justamente por eso que no me pondría jamás a hacer psicoanálisis de Freud, tanto más cuanto que es una persona que yo no he conocido. Lo que Freud dijo es eso, lo que acabo de decir. Es ese derrapaje del significante del cual hablaba hace un rato, que hace que un nombre de hecho que describe eso «sexualidad», se supone que él sabía lo que quería decir: sexualidad. Pero justamente lo que él nos explica es que él no lo sabe. No lo sabe. La razón por lo cual no lo sabe, justamente, es lo que le permite descubrir el inconsciente. Es decir, darse cuenta, que los efectos del lenguaje juegan en éste lugar donde la palabra «sexualidad» podría tener un sentido. Si la sexualidad en el ser hablante, funcionara de otra manera que no sea enredándose en efectos del lenguaje... No les estoy diciendo que el lenguaje llegó para llenar un agujero – no sé si el agujero es primitivo o si es secundario: o sea si es el lenguaje el que ha desarreglado todo. Me sorprendería que el lenguaje estuviera ahí para estropear todo. Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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Hay campos donde eso se logra... otros donde eso no se logra nunca sino para compartir eso que parece marchar en los animales – a saber que ellos parecen hacer el amor de una manera bien educada. Porque es verdad, en los animales eso parece así. Que se diga permanece olvidado tras lo que se dice en lo que se oye. Este enunciado que parece una aserción por su forma, pertenece a lo modal, por lo que él emite de existencia.
.... es lo que nos sorprende por contraste – esto parece pasar inadvertido. Está la parada . Hay toda clase de acercamientos encantadores, y después eso parece dar vuelta en redondo hasta el fin. No hay apariencia, en los animales, ni violaciones, ni todas esas complicaciones, toda ésta charlatanería que se hace alrededor de eso. Eso pasa en ellos de una manera para decirlo precisamente, civilizada. (risa) En el hombre, pasa lo que se llaman dramas [...] Por eso por supuesto el malentendido [...]. Quiera el cielo que los hombres hagan el amor como los animales, eso sería agradable. Yo me dejo un poco, así, llevar hacia algo... en fin, tan patente. Es necesario igualmente recordar [...] algo que pertenece a la experiencia del psicoanalista. Que él haga como si nada supiera, es debido a una necesidad de discurso que está ahí escrito en el pizarrón. Quiero utilizarlo porque vine un cuarto de hora antes para escribirlo en el pizarrón. Contiene las características claves en todo discurso de ese punto que llamo: el semblante. En mi último seminario – ó llamenló como ustedes quieran, pero no es el último porque el último es éste que estoy en vías de terminar – mi último seminario entonces, anterior, se llamaba De un discurso que no sería del semblante. Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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He pasado un año demostrando que es un discurso por completo excluido. No hay ningún discurso posible que no sea del semblante. Todo esto es del semblante, ¿hey? Bien, entonces es totalmente admisible que en un cierto nivel el psicoanalista haga semblante, como si el estuviera ahí para que las cosas marchen en el plano de lo sexual. La dificultad es que él termina por creerlo, y entonces esto lo fija, completamente. Es decir, para llamar a las cosas por su nombre, se vuelve un imbécil. Yo creo que sería, en cierto momento, necesario – para permitirle hacer un poco de gimnasia, para, en una experiencia tal que ella ha instituido, que pueda ahí dar algunos pasos de más – que necesitaría al menos recordarle lo que él hace: a saber, a pesar de todo, que es hacer hablar a alguien explicándole como hay que hacer, es decir no, no cualquier cosa. Explicarle la regla: decir a una persona cómo es necesario que ella hable... Y esto permite llegar a algo, que se trata de comprender porque algo que se hace con este aparato que llamo el significante, puede tener sus efectos. Que haya un despegue necesario, que consiste justamente... en no comprender demasiado rápido, esto es lo que trato de producir. En una cierta época... evidentemente esa no era una buena época, pero no tenía elección... entré en el psicoanálisis, un poco tarde. En efecto hasta ese momento... en neurología un buen día... qué me pudo pasar?— tuve el error de ver lo que puede ser eso que se llama un psicótico. He hecho mi tesis sobre eso: De la psicosis paranoica – ¡oh escándalo! ‐ en sus relaciones con la personalidad. Personalidad, piensen, no soy yo quien pueda burlarse. Pero en fin, eso me condujo a hacer la experiencia del psicoanalisis para mí mismo. Despues de eso hubo la guerra, durante la cual prosegui esta experiencia. Al acabar la guerra comencé a decor que podría ser que de ello podría decir un poquito. <«Eso ¡no! – me han dicho‐ nadie comprendería nada... lo conocemos, lo hemos Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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observado desde hace un momento » En fin, en resumen, ha sido necesario para eso una especie de crisis, de crisis política, política interior... la intriga entre psicoanalistas, para que yo me haya encontrado en una posición extraida. Y como había quienes parecían querer que haga algo por ellos... Yo no habría comenzado sino, como se dice, muy sobre el tiempo: pero jamás estuve fastidiado por eso ... yo no experimentaba ninguna necesidad, después de todo, de forzar a la gente. Para no forzarlos he comenzado a contar las cosas al nivel en que yo las había visto. Retorno a Freud: se me ha puesto ésta etiqueta, que bien merezco, porque es así que yo mismo la he comenzado o producido. Me importas nada Freud. Simplemente, era el procedimiento para que los psicoanalistas se dieran cuenta que, lo que yo les estaba diciendo ya estaba en Freud. Es decir, que es suficiente que se analice un sueño para ver que no se trata de otra cosa que del significante. Y del significante en toda ésta ambigüedad que he llamado, hace un rato, la función de derapaje. 2(1) A saber, no hay significante en el cual la significación estaría asegurada. Puede siempre ser otra cosa, y además se desliza tan lejos como uno quiera en la significación. Tan sensible en La Traumdeutung {La interpretación de los sueños}, no lo era menos en La psicopatología de la vida cotidiana... lo es todavía más en El chiste y su relación con el inconsciente. Esto me parece esencial, es esencial. Lo que cosa me sorprende es... (El discurso se interrumpe por el cambio de cassette} ... esta prioridad del significante. Ahora todo el mundo está al corriente. Lo que ustedes encontrarán en una revista de vanguardia, o mismo no de vanguardia, de no importa qué, este significante... nos tienen las Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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orejas así. Cuando pienso que en el momento en que comencé, estábamos bajo el reino del existencialismo, y ahora... yo no sé ... no quisiera que parezca, que atento contra un estilo, a la altura de un escritor hacia el cual tengo una gran admiración: se trata de Sartre. E incluso Sartre... en fin, ahora el significante ha entrado en su vocabulario. Todo el mundo, sabe que el significante significa lacanización. ¿Qué quiere decir ésto? Sí... Cada tanto me imagino que ahí estoy para algo, y en este caso, es esto que me ha hecho.... He reencontrado en mis notas, que había escrito algo el 11 de abril de 1956, en un seminario recopilado... es verdad que antes que mi obra devenga absolutamente... conocida como ahora, por supuesto, era totalmente otra... ... no es menos verdad que lo que estoy diciendo ahora – que desde luego será explotado en veinte años – lo que estoy diciendo ahora, en cuanto a las estructuras de la lógica matemática a las cuales recurro para definir de qué se trata en lo que yo llamo discurso psicoanalítico, puedo distinguir que hay cosas graciosas: ustedes comprenden, por ejemplo, que si yo les he dicho, por supuesto, que mis Escritos, no tengo que cansarlos, pero igualmente, en el antepenúltimo parágrafo de mi escrito «Intervención sobre la transferencia» está escrito: «El caso Dora parece privilegiado para nuestra demostración ya que, tratándose de una histérica, la pantalla del yo está ahí demasiado transparente para que ninguna parte, como lo ha dicho Freud, no sea más bajo el umbral entre lo inconsciente y la conciencia, o mejor dicho, entre el discurso analítico y la palabra del síntoma. Evidentemente, es en 1951, el discurso analítico: dediqué tiempo a darle su lugar. Pero en fin, no escribo jamás las palabras al azar, y fue ese día que yo he producido el discurso analítico, ¿no es cierto?. En fin, cinco años más tarde, cuando había comenzado mi enseñanza, la estructura... la Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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estructura, escribo entonces... porque ahora pondría atención, no querría ligarme o parecer que me ligo en ésta ensalada que se llama el estructuralismo. Pero en fin, la estructura, yo hablaba entonces porque nadie conocía esa palabra. En fin, la estructura es lo que se presenta al principio como un grupo de elementos, formando un conjunto covariante. Estoy ahora refiriéndome a algo que se llama precisamente la Teoría de los conjuntos. Hablo a continuación de estructuras cerradas y de estructuras abiertas, lo que está igualmente de moda. Y especialmente... nosotros ahí vemos relaciones de grupo fundadas sobre la noción de conjunto, yo subrayo: relaciones abiertas o cerradas. En aquella época ... no puedo expresarme de otro modo que decir que despejar una ley natural, es desprender una fórmula significante pura. Cuanto menos ella significa algo, más nosotros podemos ponerla desde un punto de vista científico... Remarco [...] que el paso científico, consiste justamente en eso: en cortar las cosas, estrictamente, al nivel llamado signatura rerum ... [...] del significante que estaría ahí ordenado – ordenado, desde luego, ¿por quién? por Dios, porque la signatura rerum es de Jacob Böhme... – para significar algo. El camino científico, es eso. Es, desde luego, puntuar el mundo de los significantes matemáticos... pero detenerse justamente en esto... que eso sea para significar... Porque eso era lo que hasta ahí había enredado todas las tierras, y lo que se llama impropiamente el finalismo. Nosotros somos tan finalistas como todo lo que ha existido antes del discurso de la ciencia. Está claro que nada dentro de ninguna ley está ahí solo para conducir a algún punto. El discurso científico es finalista, completamente, en el sentido del funcionamiento... nosotros no nos damos cuenta que ese finalismo, eso sería el finalismo... que se haya hecho para enseñarnos algo, por ejemplo para incitarnos a la virtud, para distraernos simplemente... en un mundo que puede estar totalmente estructurado sobre las causas finales... sería fácil de Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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demostrar que la física moderna es perfectamente finalista. La idea misma de la conservación de la energía es una idea finalista... también de la entropía, porque justamente, lo que ella muestra, es hacia que freno va, y va necesariamente. Lo que hay de cambio, es que no hay finalismo, justamente por eso: que no tiene ningún sentido. [...] [...] despegar el sentido que se ha dado frecuentemente a lo subjetivo y a lo objetivo... lo subjetivo es algo que encontramos en lo real. No es que lo subjetivo sea dado al sentido que nosotros entendemos habitualmente por «real», es decir que implica la objetividad: la confusión es permanentemente hecha en los escritos analíticos. Aparece en lo real en tanto que lo subjetivo supone que tenemos enfrente de nosotros un sujeto que es capaz de servirse del significante como tal... y de servirse del significante como nosotros nos servimos, servirse del juego del significante no para significar algo, sino precisamente para engañarnos sobre lo que hay a significar... servirse del significante en tanto que es otra cosa que la significación, para presentarnos un significante engañoso. Sintetizando, como ustedes pueden verlo, en fin, esto no es de ayer. Insisto sobre este sesgo ‐ clave. Es muy curioso que la posición del analista no permite sostenerse ahí indefinidamente. No es solamente porque lo que se llama... lo que llamaba antes, la Internacional... por razones totalmente contingentes, han producido un obstáculo. E incluso los hombres, que yo había formado en un momento dado, ellos [...] Lo que en suma he tratado de instituir ha conducido a lo que he llamado en alguna parte, negro sobre blanco, un fracaso... No está ahí lo esencial, porque un fracaso, nosotros sabemos muy bien por la experiencia analítica lo que es: es una de las formas del éxito. No se puede decir que, a fin de cuentas, no he tenido éxito en algo... he tenido éxito en Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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que algunos analistas se preocupan de ese sesgo que he tratado de explicarles: el clivaje entre el discurso analítico y los otros. Y después diría que todo el mundo desde algunos años está interesado en esto. Todo el mundo está interesado a nombre de esto: que hay algo que no da más vueltas en redondo. Hay en alguna parte, al lado de lo que se llama tan amablemente, tan tiernamente, la juventud... como si fuera una característica... al nivel de la juventud hay algo que no marcha más al lado de cierto discurso... del discurso universitario, por ejemplo... no tendría probablemente el tiempo para comentarles, el discurso universitario... Este es el discurso eterno, el discurso fundamental. El hombre es a pesar de todo un animal raro, ¿no es cierto?..¿Dónde, en el reino animal, hay discurso del amo?. ¿Dónde es que, en el reino animal hay un amo?... Les salta a la vista enseguida, en la primera aprehensión, que si no hubiera lenguaje no habría amo, que el amo no se da jamás por la fuerza o simplemente porque el comanda, y que como el lenguaje existe ustedes obedecen. Y mismo cuando esto los enferma, que no continúe así. Todo lo que pasa a nivel, de la juventud, es muy sensible porque lo que yo pienso es que si el discurso analítico hubiera tomado cuerpo... ellos sabrían mejor lo que hay que hacer para hacer la revolución. Naturalmente no hay que engañarse, ¿eh? Hacer la revolución, yo pienso que a pesar de todo, ustedes, que están ahí y a quienes yo me dirijo ... ustedes deben haber comprendido lo que eso significa... que eso significa... volver al punto de partida. Es porque ustedes perciben que está demostrado históricamente: a saber que no hay discurso del amo más vasto que en el lugar donde se hace la revolución... Ustedes querrían que eso pase de otro modo. Evidentemente podría ser mejor. Lo que sería necesario, es llegar a que el discurso del amo sea un poco menos primario, y un poco menos boludo. Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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(risa del público) ... cómo ustedes saben francés, ¿eh? ... es maravilloso. Y en efecto, si ustedes miran ahí mis pequeñas fórmulas giratorias, ustedes deben ver que la manera en que yo estructuro el discurso analítico... es exactamente lo opuesto a eso que es el discurso del amo... a saber que al nivel del discurso del amo, lo que yo les he llamado, hace un rato, el significante–amo, es eso, eso de lo cual me ocupo por ahora: hay del Uno. El significante, es lo que ha introducido en el mundo el Uno, y es suficiente que haya Uno para que eso... eso comience, eso... (indica la fórmula en el pizarrón).... eso comanda al S 2. ... es decir al significante que viene después... después que el Uno funciona: él obedece. Lo que es maravilloso, es que para obedecer es necesario que sepa algo. Lo propio del esclavo, como lo explicaba Hegel, es saber algo. Si no supiera nada, no valdría la pena manejarlo, para lo que fuese. Pero por este solo privilegio, ésta sola primacía, esta sola existencia inaugural que hace que el significante... por el hecho que hay lenguaje, el discurso del amo, eso funciona. Es todo lo que le es necesario por otra parte, al amo, que eso funcione. Entonces, para saber un poco más sobre los efectos, justamente del lenguaje, para saber cómo esto determina lo que he llamado con un nombre que no es para nada el de uso corriente: el sujeto... ... si hubiera tenido un trabajo, un cierto trabajo hecho a tiempo en la línea de Freud, habría tenido posiblemente... en este sitio... en este sitio que el designa, en su soporte fundamental que está sostenido de estos términos: el semblante, la verdad, el goce, el plus de gozar... hubiera tenido posiblemente.. a nivel de la producción, porque el plus de gozar es lo que produce ese efecto del lenguaje... hubiera tenido tal vez, lo que se implica del discurso analítico, a saber un mejor uso del significante como Uno. Hubiera tenido.. pero por otra parte no lo tendrá... porque ahora es demasiado tarde. ... la crisis, no del discurso del amo, sino del discurso capitalista, que es el sustituto está Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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abierta. Para nada les estoy diciendo que el discurso capitalista sea feo, al contrario es algo locamente astuto, ¿eh? Locamente astuto, pero destinado a estallar. En fin, es después de todo lo más astuto que se ha hecho como discurso. Pero no está menos destinado a estallar. Es que es insostenible. Es insostenible... en un truco que podría explicarles... porque el discurso capitalista está ahí, ustedes lo ven..(indica la fórmula) una pequeña inversión simplemente entre el S1 y el S tachado..... que es el sujeto... es suficiente para que esto marche sobre ruedas, no puede marchar mejor, pero justamente marcha demasiado rápido, eso se consume, se consume tan bien que eso se consume. Ahora ustedes están embarcados... están embarcados.. pero hay poco chance para que eso pase seriamente al hilo del discurso analítico, salvo, bueno, al azar. En verdad yo creo que no se hablará del psicoanálista en la descendencia, si puedo decir, de mi discurso... mi discurso analítico. Alguna otra cosa aparecerá que, desde luego, deba mantener la posición del semblante, pero esto será... pero esto se llamará posiblemente el discurso PS. Un PS y después un T, eso estará por otra parte, totalmente conforme a la manera en la cual se enuncia que Freud veía la importación del discurso psicoanalítico en América... eso será el discurso PST. Agreguen unas Es, eso es PESTE. Un discurso que sería en fin verdaderamente apestoso, totalmente consagrado, en fin, al servicio del discurso capitalista. Eso podrá, puede ser, un día servir para algo, si, desde luego, el asunto no afloja totalmente, antes. En fin, son las ocho menos cuarto y hace una hora y media que hablo. Sólo les he dicho, la cuarta parte de lo que tenía esta noche para decirles. Pero a partir de lo que yo les he indicado, de la estructura del discurso capitalista y del discurso psicoanalítico, pueden planteame preguntas. [...] Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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Gente luchadora, pero totalmente inconsciente de lo que decía Marx... se ríen... sin Marx. He aquí que Marx les enseña que de lo que se trata es únicamente de la plusvalía. La plusvalía es eso ... el plus de gozar...eh? (rumor en la sala) Pero que es lo que esas personas han comprendido, es maravilloso... Ellos se han dicho: «Bien, en fin, es verdad! ». Solo eso hace funcionar al sistema. Es la plusvalía. El capitalismo ha recibido en fin este salto... ese golpe de alas que hace que actualmente [...] Es algo, así, un poco análogo, pero no del mismo sentido, que yo diría que hubieran podido hacer si verdaderamente las personas trabajaran un poco, si verdaderamente ellos interrogaran el significante, el funcionamiento del lenguaje. Si lo interrogaran de la misma manera que lo interroga un analizante, como yo lo llamo, es decir no un analizado, porque es el que hace el trabajo: del tipo que está en análisis... ... si él lo interrogara de la misma manera, quizás saldría algo. Es esa la regla analítica. Esto no le hubiera sucedido jamás.... no simplemente el tipo que tiene una veleidad. Se lo fuerza a decir algo, y ahí, es ahí que se lo atrapa, porque incluso la interpretación analítica, incluso cuando ella está hecha por un imbécil, juega de todas maneras sobre algo, al nivel de la interpretación. Se le muestra algunos efectos lógicos de lo que él dice, que se contradice a la vez. Contradecirse no es del todo el mundo. Pero uno no puede contradecirse de cualquier manera. Hay contradicciones sobre las cuales se puede construir algo, y otras sobre las cuales no se puede construir nada. Es tal el discurso analítico. Se dice este algo, muy precisamente al nivel donde el significante es el Uno, la raíz misma del significante. Lo que hace que el significante, funcione, porque es ahí que se atrapa al Uno, es ahí que hay del Uno. (la transcripción, por defectos en los registros, presenta algunos fragmentos incompletos que se indica ... ] ) Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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Por otro lado, nosotros hemos llegado a algunas pequeñas cogitaciones que no nos parecen completamente superfluas desde el punto de vista de la interrogación de los números enteros – porque incluso la teoría de los conjuntos, Cantor y todo el resto, consiste en preguntarse por qué hay del Uno. No es otra cosa. Y quizás, con un poco de esfuerzo, uno llegaría a darse cuenta que los números enteros, que se llaman naturales, no son más naturales que ... el resto de los números. Brevemente, hay algo que debería sobrevenir a un cierto nivel, que es: la estructura. Estos tres cuartos de siglo, que han transcurrido desde que Freud ha extraído esta fabulosa subversión de todo lo que es... hay otra cosa que se ha fugado, y que se llama nada menos que el discurso de la ciencia, que por el momento lleva el juego... hasta que se vé el límite: y si hay algo que es correlativo esta solución del discurso de la ciencia, algo de lo cual no había ninguna posibilidad que eso no aparezca antes del triunfo del discurso de la ciencia, es el discurso analítico. Freud es absolutamente impensable antes de la emergencia, no solamente del discurso de la ciencia, sino también de sus efectos, de sus efectos que son, bien entendidos, siempre más evidentes, siempre más patentes, siempre más críticos, y por lo cual después de todo uno puede considerar [...] no se ha hecho todavía, quizás un día haya un discurso llamado así: «mal de la juventud»>. Pero hay algo que grita... y una nueva función que no dejará de surgir, no es cierto, de abordar quizás, salvo accidente, una re‐partida en la instauración de lo que ... yo llamo discurso. Apenas he dicho lo que es un discurso. El discurso ¿qué es? Es lo que, en el orden.. en la disposición de lo que puede producirse por la existencia del lenguaje, hace la función de lazo social. Hay puede ser un baño social, así, natural, es de esto que se ocupan, eternamente, los sociólogos... pero personalmente, no creo en nada. Y no hay treinta y seis posibilidades, hay solamente cuatro... De los significantes, es necesario al menos que haya dos. Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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Eso quiere decir, el significante en tanto que funciona como elemento, lo que se llama elemento justamente en la teoría de los conjuntos: el significante en tanto que es el modo por el cual se estructura el mundo, el mundo del ser hablante, es decir todo el saber. Hay pues S 1 y S 2 – es de donde hay que partir para ésta definición que [... ] el significante , es lo que representa a un sujeto para otro significante. Este sujeto, no es lo que nosotros creemos, no es el sueño, la ilusión... es todo lo que hay de determinado por este efecto de significante. Y esto va mucho más lejos de cualquier cosa que sea consciente... sea conniviente. Es eso, el descubrimiento de Freud: es que, los efectos del significante, hay toda una parte que escapa totalmente a lo que nosotros llamamos corrientemente el sujeto. Es notémoslo bien, el sujeto, determinado hasta en todos sus detalles por los efectos del significante [...] Sabemos lo que produce el lenguaje: ¿qué produce? Lo que he llamado el plus de gozar, porque es el término que se aplica en este nivel, que conocemos bien, que se llama el deseo. Más exactamente, produce la causa del deseo. Y es esto lo que se llama el objeto pequeño a. El objeto pequeño a, es el verdadero soporte de todo lo que hemos visto funcionar y que funciona de manera cada vez más pura para especificar a cada uno en su deseo. Esto por lo cual la experiencia analítica da el catálogo bajo el término de pulsión [...] pulsión que se llama oral [...] un muy bonito objeto, un objeto ligado a éste [... ] desde que ha tomado el hábito de chupar [...] Hay quienes chupan así toda su vida. Pero porque succionarían estos toda su vida si esto no estaba en la intersticio, en el intervalo de los efectos del lenguaje? El efecto del lenguaje en tanto que es aprendido al mismo tiempo, salvo a quien queda completamente idiota, ¿no es cierto?. Es esto que da su esencia... y su esencia tan esencial que es eso, la personalidad: es la manera por la cual alguien subsiste frente a este objeto pequeño a... Hay otras maneras y he yo tratado de decir cuales. Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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Pero con referencia a ello el psicoanálisis, como Freud, nadie más que Freud, jamás más ni mejor que Freud ... Se han agregado, por supuesto, detalles, una estructura, un estatuto, sobre esta función del objeto pequeño a ... Melanie Klein ha aportado ampliamente su contribución, y otros también, Winnicott ... el objeto transicional... Es ésta, es la verdadera alma ... la nueva subjetividad, en su sentido antiguo... Es esto, lo que nos enseña la experiencia analítica. Es entonces aquí que muchos psicoanalistas.... Es el rol que ellos juegan al nivel del semblante. Es esto que los abruma, es la causa del deseo, a partir de lo cual inician la carrera del analizante. Es de allí que podría... podría puede ser extraer algo... algo que debería ser un paso hacia otra construcción... Es a saber, que de lo que se trata después de todo, a fin de cuentas, es que la experiencia se vuelve tan corta como posible – es decir que el sujeto con algunas interpretaciones se libera y encuentra una forma de malentendido en la cual puede subsistir. ¿Qué otra persona me ha hecho otra pregunta? X.‐ ¿Cuál es la diferencia entre el discurso del amo y el discurso capitalista? L.‐ Yo ya lo he dicho, he hablado latín, la canción de siempre, no es cierto, entre el sujeto y el S 1. Si usted quiere nosotros al final hablamos de esto, con menos personas, pero yo ya lo he indicado. Y.‐ ¿Cuál es el rol del aparato algorítmico en – discúlpeme la palabra – el sistema? Si nosotros estamos en el lenguaje, ¿qué metalenguaje podría hablar la cadena significante? ... y su estilo mismo es la prueba que no hay metalenguaje posible..... L.‐ Es necesario decir a la gente que habla del metalenguaje: entonces, ¿dónde está el lenguaje? Y.‐ De acuerdo, sobre esto usted es muy fácil... pero ¿cuál es el aparato algorítmico en la medida donde él escapa al lenguaje natural, que no tiene metalenguaje, que no está sometido Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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al metalenguaje? Desde el momento en que usted emplea un aparato algorítmico, ¿no trata de bloquear ésta huída, este derrapaje continuo de la cadena significante en algo que la define desde afuera? Salvo si la cadena significante no es el lenguaje natural sino un aparato lógico, algorítmico por debajo. Si usted emplea el aparato algorítmico para definirla y bloquearla, ¿no es él, el aparato algorítmico, el único deseo finalmente cumplido?. L.‐ Es muy pertinente, más o menos, de lo que se trata en esto de lo que usted llama con justa razón algoritmo... este algoritmo no sale de la experiencia analítica en sí misma. Lo que toma sentido, siempre lo he expresamente articulado, lo que toma sentido válidamente está siempre ligado a lo que llamaré, si usted quiere, el punto de contacto. Y asiduamente es un punto de contacto ideal, como la teoría matemática [...] Es sin embargo porque este S1, este Uno del significante, funciona en puntos, en lugares diferentes, en esta tentativa de reducción radical, que puede tomar sentido de ser, si puedo decir, traducido [...] que puede ser traducido de uno de estos discursos al otro. Es en la medida que, en los cuatro discursos, jamás los términos [...} no están en el mismo lugar funcional, después de todo.... – para lo que nos interesa, para lo que es incidencia actual de los efectos subjetivantes, en lo que nos interesa se puede por ahora... no digo que sea la única fórmula posible, pero puede por ahora articularse de esta manera al algoritmo – que haya convergencia entre el límite donde se tiene por ahora la lógica matemática y los problemas de nosotros analistas que tratamos un poco de dominar lo que hacemos. Que hay convergencia... que hay el mismo límite algorítmico [...] la función del límite... No podemos decir cualquier cosa. Incluso, los analistas más tradicionales no se permitirían decir cualquier cosa. Es lo que he escrito ahí: «Que se diga — no sé cuando había escrito eso — que uno dice como hecho permanece olvidado — digo habitualmente — tras lo que se dice en lo que se oye.» «En lo que se oye»: ¿con que se relaciona eso? Es perfectamente ambiguo. Puede relacionarse con «permanece olvidado»– ¿es lo que «se diga» que puede permanecer olvidado Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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en lo que se oye — o es «lo que es dicho en lo que se oye»?. ¿Es un uso perfectamente ejemplar de la ambigüedad al nivel de la estructura general – transformacional, eh?. Es boludo, todo el mundo lo hace, tanto que no se da cuenta. ¿Qué es lo que hay enseguida debajo? «Este enunciado que parece una aserción por su forma» que he calificado de universal,. «pertenece a lo modal por lo que él emite de existencia». Yo apenas he tenido el tiempo para referirme hoy a lo que es la existencia: había comenzado bastante claro y después en fin, como es habitual, estoy yo mismo bajo mi carga más o menos doblegante. Pero en fin, lo que está totalmente claro, es que nosotros estamos para eso: para interrogar el “existe” al nivel del matema, al nivel del algoritmo. Solo al nivel del algoritmo la existencia es admisible como tal. A partir del momento en que el discurso científico se instaura, quiere decir todo saber, sólo se inscribe en el matema. Todo saber es un saber enseñable... Estamos acá, para cuestionar la existencia como estando ligada a la estructura – algoritmo. Es un efecto de la historia que estamos para interrogarnos, no sobre nuestro ser sino sobre nuestra existencia: que yo pienso «luego yo soy» – entre comillas: «luego yo soy ». Sea a partir de lo cual ha nacido la existencia, es ahí donde nosotros estamos. Es el hecho del «que se diga» — es el decir que está detrás de todo eso que es dicho — que es algo que viene a surgir en la actualidad histórica. Y aquí ustedes no pueden de ninguna manera decir que es un hecho de deseo teórico, de mi parte por ejemplo. Es así que las cosas se sitúan, emergen... la emergencia como tal del ordenamiento del discurso: es a partir de ahí que hay emisión de existencia, de existencia como de algo que es también al nivel del objeto pequeño a por el cual el sujeto se divide. Es una cuestión que me parece, resulta, en fin, porque acabo de responderles, ... Version Palabreanteser - Ricardo ROJAS
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Notas finales 1 (Ventana-emergente - Ventana emergente) 2. ¿Es un lapsus ? …
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LAS DOS MIGAJAS: DOS LECCIONES DEL SEMINARIO …O PEOR {EN FRANCES Y ESPAÑOL (una parcialmente)}
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Leçon XI, 14 juin 1972 ...Seminario XIX O peor
Traducción de Palabreanteser para el Trabajo «Aun con el Atolondradicho» como una de las migajas. Es la traducción solo de la parte final de la lección. [Lacan, antes de comenzar, escribe en el tablero] Que se diga como hecho permanece olvidado tras lo que se dice, en lo que se
oye. Este enunciado que parece una aserción por su forma, pertenece a lo modal por eso que él emite, de existencia [...] Recaneti.‐ Ahí, Condillac toma el relevo. Su método era absolutamente ejemplar. El va a cernir algo que él ha visto en Locke, ese algo de inalcanzable, dándole un nombre, haciéndolo funcionar como una incógnita en una ecuación. Y más tarde, cuando los autores han querido criticar a Condillac, han dicho que su sistema no era para nada solamente de la psicología, era de la lógica, que profundamente, había allí un sistema lógico, un sistema en el que no habia contenido, justamente allí reside el interés de Condillac. Y en especial esa sensación, de la cual según él deriva todo, al menos eso dice en uno de sus tratados mayores, esa sensación ahi finalmente no es nada, en ningún momento él la define con precisión, al contrario, todo el desarrollo que él hace, todo lo que muestra como derivado es una especie de contribución a su
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definición. Pero lo que permite, propiamente hablar de los atributos de la sensación, todo lo que permite esa atribución, es eso lo que él indica como el elemento cero, presente desde el comienzo, siempre en la sensación y sobre el cual se interroga lo que eso es, y vamos a interrogarnos con él.. Va a caracterizar para tratar de alcanzar ese elemento irreductible, todo lo que ocurre con la ayuda de ese elemento, pero con algo más todavía que ese elemento, es decir en una palabra, como él lo dice, todo lo que pasa en el entendimiento. Con eso, se podrá llegar a ver lo qué funda verdaderamente la originalidad de la sensación, si tanto que es la sensación de la que deriva todo lo que pasa en el entendimiento. Entonces, lo propio del entendimiento, dirá en su primer ensayo — insisto porque después hay una especie de pequeña divergencia y se alejará de esa idea que era realmente su máxima originalidad— lo propio del entendimiento es el orden, la ligazón, ligazón como ligazón de las ideas, ligazón de los signos, ligazón de las necesidades; de hecho es siempre una ligazón de signos, es siempre la misma cosa. En el hombre el orden funciona solo, y se explica en ello un poco, mientras que en los animales, es necesario, para poner el orden en movimiento, un impulso exterior puntual, y Condillac precisa, entre los hombres y los animales, y es con una bella frase que él dice, entre loshombres y los animales, hay los tontos y los locos. Los unos no llegan a capturar el orden, se trata de los tontos, y los otros no llegan nunca a desasirse. Ellos quedan completamente ahogados en el orden sin poder tomar distancia, ellos nunca llega a desasirse. El orden en general, es lo que permite pasar de un signo a otro. Es la posibilidad de tener una idea de la frontera entre dos signos. Y Condillac tiene una concepción dell signo, pero como siempre impropia, siempre una metáfora. y él lo dirá, esta vez con todas las letras en un corto estudio, donde él hace la apología de los tropos, retomando quizá, no estoy muy seguro, términos de Quintilliano. ¿Para él un signo es lo que viene a completar el intervalo entre otros dos signos?. En ese sentido ¿en un signo qué es lo que es considerado? Estos son los otros dos signos limítrofes, al
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menos dos que son considerados, pero no como signos en tanto ellos pudieran entrañar una representación desde el punto de vista de sus mismos propios bordes, es decir desde el punto de vista formal. Y el precisa que eso no puede ser unicamente una representación de los signos porque él dice no hay representación formal, no hay representación abstracta, hay siempre una representación que representa a una representación, es decir que hay siempre una mediatización de la representación del signo, pero jamás una inmediatización del contenido, por ejemplo. Como él mismo dice, la imagen de una percepción, su repetición no es sino su repetición alucinatoria. El dice que es la misma cosa. No se puede diferenciar una percepción y su imagen, y con ello hace la critica todas las teorías anteriores. Entonces el orden es lo que el signo representa en la medida en que el signo sustantifica un intervalo entre dos signos. Entonces el orden, es eso que él signo representa, en tanto que lo sustantifica un intervalo entre dos signos. Solamente, los signos en general se les supone — en todas las teorías de las que Condillac es heredero — representar algo. Y eso, eso para él es un problema, porque no llega a desprenderse, ¿cómo se establece la ligazón entre el signo formal y su referencia en general? Esa misma ligazón, dice Condillac para zanjar el tema, deriva de lo desconocido, deriva de la sensación. Entonces, lo desconocido es ya una relación entre el signo como acontecimiento y el signo como inscripción del acontecimiento, y de eso preciso que no es Condillac quien lo dice sino Destutt de Tracy, su exégeta, que afirma eso, y yo encuentro que no esta mal eso. Y Maine de Biran, que era alumno de... J. Lacan: —Las dos frases que yo había empezado a escribir a lo largo de la cosa, y que quizá algunos de ustedes hayan notado, son directamente el enunciado que reproduce Recanati aquí. (...)
F. Recanati ‐—Maine de Biran mismo, discípulo de Destutt de Tracy, estuvo en principio
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alimentado por esa diferencia entre el acontecimiento y la inscripción del acontecimiento. Y uno ve como ella es el pivote de toda su teoría. Hay, dice, un perpetuo desfasaje entre la inscripción y el acontecimiento. Ese desfasaje proviene del desfasaje en el ser hablante —y no estoy bromeando— entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación. Es en los "Fundamentos de la psicología" de Maine de Biran, donde él muestra aproximadamente que al representarse el yo, en la medida en que en toda representación hay un yo, es decir que en ese momento, hay allí dos. Desde que uno trata de representar el "yo", eso quiere decir automáticamente, hay allí dos, quiere decir que inmediatamente hay allí dos, quiere decir que mediatamente no hay allí nunca... que no hay allí nunca uno sino mediatamente. Para Condillac el orden de los signos, en tanto que orden de los signos es el orden de ese desfasaje, tiene como modelo lo que él denomina espacio pluridimensional del tiempo, y no me explayo sobre eso. Podemos decir que el tiempo no es sino la repetición infinita de las puntualidades. La puntualidad como tiempo‐cero plantea el mismo problema de antes: no es la misma puntualidad aquella que se repite en el tiempo de aquella de la cual el tiempo es su resultado. La puntualidad‐cero aquella del cual el tiempo es su resultado, la puntualidad‐cero como transparencia precisamente entre la inscripción y el acontecimiento. La puntualidad que se repite en el tiempo —siempre para Condillac— está relativizada al ser considerada en el tiempo como esa puntualidad ahí presente, pasada o futura. También es considerada desde el punto de vista de sus bordes, desde el punto de vista de su frontera. El tiempo, más que toda una serie de puntualidades, es entonces la serie de fronteras interpuntuales en tanto que la frontera es justamente el punteado de los bordes respectivos de las dos puntualidades o también de dos signos. Hay entonces la misma diferencia entre la puntualidad absoluta y el tiempo, que entre el conjunto vacío y el conjunto de sus partes. Es la inscripción del cero que es elemento de éste, así como es la inscripción de la puntualidad que es el elemento del tiempo. Así hay una falla que esta dada desde el principio en esta teoría y que quizá Maine de Biran trataba de discernir
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mejor. El sistema de los signos no es sino la repetición infinita de esta falla, en tanto que tal, pura falla, y esto se repite en todos los escritos de los Empíricos, ella surge de la experiencia y de la investigación de su escuela, es decir, no se habla de eso. Condillac también, aunque le pasa raramente, habla de la naturaleza humana, en un momento diciendo que el se preguntaría precisamente cómo, en el comienzo, se establece esa relación, ese orden; porqué si justamente es fallido, el orden entre la inscripción y el acontecimiento, porque si es fallido, puesto que si no encaja, ¿porqué, en todo caso eso existe?. ¿Por qué hay una inscripción de eso que no es sino cero? Evidentemente ese es su problema, y responderá en ese momento, después de haber hecho una pequeña pieza oratoria, no sé nada de eso, es la naturaleza humana. Es esta falla en general la que permite la automotricidad del sistema de signos, segun Condillac, de lo cual el ha dicho, el sistema de signos, ahí, caminan solo, mientras que en su Tratado sobre los animales cuenta montones de historias para mostrar como en los animales también hay un sistema de signos y que ese sistema de signos está bajo la dependencia de todos los objetos exteriores. Nos juntamos por ahí con la semiótica de Peirce de donde partimos. Peirce llama "phanéron", del griego (escritura en griego) al conjunto de todo lo que está presente en el espíritu, es por otra parte aproximadamente, el sentido de phanéron, real o no, lo inmediatamente observable. Y él parte de allí, descomponiendo los elementos del "phanéron". Hay tres elementos en el phanéron indisociables, que el llama, de una parte lo que uno podría traducir por "primeridad", que es la mónada en general, creo que él emplea la palabra mónada —elemento completo en sí mismo— de otra parte "la segundidad", fuerza estática, oposición, tensión estática entre dos elementos, es decir que cada elemento evoca inmediatamente ese otro con el cual él está en relación, y eso es de alguna manera un conjunto absolutamente indisociable. Lo más importante es la "terceridad", elemento inmediatamente relativo a la vez a un primero y a un tercero y Peirce precisa, toda continuidad, todo proceso en general depende de lo terciario.
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A partir de allí, a partir de esa concepción de lo terciario, que se puede mostrar como derivado de sus teorías astronómicas primeras, que él produjo al comienzo de su vida, pero de eso no diré nada. J. Lacan ‐ Peirce como astrónomo. F. Recanati ‐. . . entonces a partir de este terciario construye una lógica que se especifica en semiótica, "Logic of semiotic", la propia semiótica específicándose a ciertos niveles como retórica. Y esto es importante para Peirce. Todo cabe en su definición de signo en general, el llama al signo "representamen", lamento citar: « es algo el representamen, que para alguien, ocupa el lugar de otra cosa, desde un cierto punto de vista o de una cierta manera». Allí hay cuatro elementos, para alguien que es el primero —vuelvo a citar a Pierce— «eso significa que el signo crea en el espíritu del destinatario un signo más equivalente o incluso más desarrollado». El segundo punto se desprende de allí: la recepción del signo es entonces un segundo signo que funciona como "interpretante". En tercer lugar, la cosa de la cual el signo hace las veces es llamada su "objeto". Esos tres elementos constituirán las cimas del triángulo semiótico. El cuarto término es más discreto, pero no menos interesante. El cuarto término, más discreto, es lo que Pierce llama el "ground"; el signo hace las veces de objeto pero no de manera absoluta, sino con referencia a una especie de idea llamada el "ground", es decir el piso o el fondo de la relación del signo y el objeto. Esos cuatro términos en su conjunto definen tres relaciones. Y esas tres relaciones son los objetos respectivos de las tres ramas de la semiótica. Primera relación: la relación signo‐fondo, es la gramática pura o especulativa, dice Peirce. Se trata de reconocerla.
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J. Lacan ‐ Sí, porque la gramática especulativa no se inventó ayer... como el Señor [dirigiendose a la persona que ya intervino] quisiera hacernoslo creer. y... F. Recanati ‐ ... Se trata de reconocer lo que debe ser verdadero del signo para tener sentido, la idea, en general es la focalización del "representamen" sobre un objeto determinado, según el "ground" o el punto de vista. Se ve entonces que la significación se recorta, de alguna manera, sobre un fondo diferenciado y que el "ground", la determinación del "ground", es casi la determinación del primer punto de vista que determina la inscripción, todo eso sobre el potencial. Es decir que el ground en general, es ya el potencial. De igual modo, el "representamen" es con respecto a su fondo la determinación de cierto punto de vista que dirige la relación con el objeto. El "ground" es entonces el espacio preliminar de la inscripción. La segunda relación, "representamen‐objeto", es el terreno de la lógica pura, para Pierce. Es la ciencia de lo que debe ser verdad del "representamen" para que pueda hacer las veces de un objeto. La tercera, y la más importante para lo que nos proponemos aquí, es la relación entre el representamen y el interpretante, lo que Pierce llama, con verdadero talento, la "retórica pura", que reconoce las leyes. Eso funciona a nivel de leyes según las cuales un signo da origen Version Palabreanteser ‐ Ricardo ROJAS
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a otro signo que lo desarrolla según el curso del "interpretante" que uno va a ver. Y esta cuestión de la retórica pura Pierce la aborda con la ayuda de su triángulo semiótico. Voy a precisar cada uno de los términos para que se capte mejor. Lo que afirma Pierce de esta relación. «El "representamen", primero, tiene una relación primitiva con el segundo, el objeto». El objeto es entonces el segundo, el signo está dado primero. «Pero esta relación puede determinar a un tercero, el interpretante, a tener a su objeto la misma relación que él mantiene». En otras palabras, la relación del interpretante con el objeto está llamada a ser —por la relación del representamen con el objeto— a ser la misma relación. La misma desde el punto de vista del orden, pero sin embargo diferente, vale decir más especificada, que en cierto modo se ha reducido un poco el campo de posibilidades de ese signo que aparece, y así, continua hasta el infinito, se lo reduce cada vez más, vamos a ver eso. "El ground" esta ausente aquí, determina la relación del "representamen" con el objeto mismo. Y la representación del "representamen" con el objeto determina como repetición la relación del representante con el objeto que ella misma determina como repetición. ¿Qué fue lo que dije? ¿Dije del representante? Si, entonces el representamen‐objeto determina el interpretante‐objeto. Y de algún modo se puede decir, y Pierce lo dice, que el objeto de la relación entre el interpretante y el objeto no es exactamente el objeto que es objeto del interpretante, sino el conjunto de esta relación, es decir, por una parte que todo eso (R—I—O) es el objeto de eso y que por otra parte eso (I—O) debe repetir eso, por objeto. Y podríamos dar un ejemplo, Pierce da un ejemplo... J. Lacan ‐ Es lo que yo traduje diciendo que la existencia, es la insistencia. F. Recanati ‐ Quiero decir que el problema es el principio. Es lo que pasa entre el "representamen" y el objeto. Entonces, justamente, es imposible decir nada de lo que pasa ahí. Todo eso que se sabe, es eso, (R—O), lo que pasa ahí dentro, entre los dos, eso entraña todo el resto. Voy a terminar por inscribir le resto porque eso (I) eso continua la infinito.
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Desde que se quiera saber, desde que... para que eso, eso tenga un sentido, dice Pierce, el proceso de significación se hace a partir de allí, para que eso tenga sentido, es necesario que haya relación, si se toma el objeto en tanto que "justicia" y si se toma el "representamen" como siendo la balanza, es necesario que justamente esa relación que en sí es nada, ella sea interpretada por sus interpretantes. Esos interpretantes, que pueden ser cualquiera; podriá ser "igualdad" y a ese título, la relación en general, es decir del interpretante a esto, (R—O) será interpretada ella misma por un segundo interpretante. Podemos colocar toda una lista, donde podremos colocar "comunismo", podemos poner lo que queramos, y así continuar sin detenernos. Es decir que al principio hay todos los datos, hay una especie de ground, un fondo elegido al interior de un fondo indiferenciado, y a partir de allí hay una tentativa de exhaución, absolutamente imposible, y el se equivoca, al partir de una primera distancia que está dada en el fondo.
El triángulo semiótico, lo vemos, esta muy claro, reproduce la misma relación terciaria que usted citó a proposito de las armaduras Borromeas. Es decir, y Pierce lo dice, aunque el no diga las armaduras Borromeas, pero él emplea los mismos términos, los tres polos están ligados por esta relación de una manera que no admite relaciones duales múltiples sino una tríada irreductible. Lo cito: «El interpretante no puede tener relación dual con el objeto sino con la relación que le impone aquella del signo‐objeto, que no puede ser bajo la forma idéntica sino degenerada. La relación signo‐objeto será el propio objeto del interpretante como signo». Entonces, el triángulo se desarrolla en cadena como interpretación interminable, y la palabra es
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de Pierce, y es realmente fantástica como expresión eso de "interpretación interminable", [F. Recanati traza en el tablero trazas punteadas ligando O e I1, I2... etc...] es decir que cada vez, es lo que se podría llamr un nuevo interpretante, a cada vez. trazamos como nueva hipotenusa es tomado por objeto del nuevo interpretante. Este punteado, de alguna manera, será afirmado como objeto enseguida por el nuevo interpretante, y el triángulo continúa hasta el infinito. Esto que él marca en punteado, de alguna manera, se ve afirmado como objeto enseguida por el nuevo interpretante. Y ese trinagulo continua al infinito. En este ejemplo que tome, la relación "igualdad‐justicia" es del mismo orden que la relación "balanza‐justicia", pero sin embargo no es la misma. "Igualdad" apunta no sólo a "justicia" sino también a la relación "balanza‐justicia". Entonces, volviendo a Locke, por ejemplo, vemos que justamente eso se toma como objeto de una interpretación, pero lo que es nuevo, de alguna manera, en el punto de vista terminal, en el resultado de la interpretación, es que la inscripción del objeto está ahí marcada como tal, porque justamente la relación en general "balanza‐justicia" está puesta al costado del objeto mismo, a saber "la justicia". Tal es el modelo del proceso de significación en tanto que él es interminable. En una primera separación, aquella que esta dada por un primer trazo al interior del "ground—representamen—objeto", de una primera separación nacen una serie de otros y el elemento puro de la primera separación será ese "ground", análogo al puro cero. Aquí también surge la doble función del vacío Bueno, ya está tarde y no continuaré porque habría quizás montones de ejemplos para dar, y eso, también en Pierce, por todos lados y en todas las teorías, aquí tomé el empirismo, Uusted buscó del lado de Berkeley y es una buena idea porque es un autor muy rico. Se hubiera podido tomar cualquiera para justificar estos ejemplos, pero eso no sería permanecer en el comentario. Lacan ha dicho que su discurso permitía volver a darle sentido a los discursos más antiguos. Es por cierto el primer fruto que se puede recoger. Pero el reparo de lo que se
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produce en generalmente como facilitación en la pluma de Pierce por ejemplo, no es aún sino una inscripción en eso que contaba hasta ahí como flojo. Hasta ese momento, hasta Pierce o hasta Lacan, como ustedes quieran. A partir de esa inscripción que hasta ese momento era cero, debe nacer una enorme serie infinita, y a esa serie es a la que se trata de darle lugar. J. Lacan ‐ Fue necesario que yo fuese a Milan para comprobar la necersidad de obtener una respuesta. Encuentro que aquella que acabo de obtener es extremadamente satisfactoria para que ustedes pudiesen, por hoy, satisfacerse con ella también.
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Lección XXII, 21 juin 1972 ...Seminario XIX O peor
[Lacan, antes de comenzar, escribe en el tablero] Que se diga como hecho permanece olvidado tras lo que se dice, en lo que se
oye.
Este enunciado que parece una aserción por su forma, pertenece a lo modal por eso que él emite, de existencia Hoy salgo de vacaciones de ustedes. De aquellos que vinieron, y luego de los que no vinieron, y de los que vienen a esta despedida. No hay por qué echar las campanas al vuelo Bueno ! ¿Qué puedo hacer? Que me resuma, como se dice, es una palabra excluido. Que marque algo, un punto, un punto suspensivo. Por supuesto, podría decir que he continuado circunscribiendo ese imposible en el que se recoge lo que es para nosotros —para nosotros en el discurso analítico— fundable como real. Version Palabreanteser ‐ Ricardo ROJAS
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Heme aquí! Al último momento, y les aseguro en razón de una oportunidad, tuve el testimonio, el testimonio que lo que digo se oye. Lo tuve en razón de que alguien quiso — y es un gran mérito — hablarme en el último momento, así, de este año, quien precisamente quiso probar que para algunos, para más de uno, por vetas de las cuales no puedo absolutamente prever en que sesgo ellas se producen, encontrar resumiendo, interes en lo que trato de enunciar. ¡Bueno! Agradezco entonces a la persona que me ha dado una especie de... espero que haya ahí bastante para que eso haga eco, que son atisbos que eso puede darse. Es siempre dificil, naturalmente, saber, saber hasta donde eso se oye. Henos aquí! A último momento, y a fe mía, en razón de una cuestión de suerte, tuve el testimonio, el testimonio que lo que digo se oye. Y lo tuve porque alguien quiso —es un gran matemático— hablar en el último momento de este año, probándome así que efectivamente para algunos, para más de uno, por vetas que no podría decir en qué sesgos se producen, es interesante lo que trato de enunciar. Agradezco entonces a la persona que dio, no sólo a mi, que nos dio a todos, una especie de ... espero que sea suficiente para quien tuvo el eco, que se den cuenta que rinde, aunque siempre es difícil saber hasta donde se extiende. Entonces, en Italia, hago aquí un poco alusión, porque despues de todo eso no me parece superfluo, me encontré con alguien que me parece muy gentil, que está en, yo no sé , la historia del arte, la idea de la obra, no se sabe porque pero se puede llegar a comprender que lo que se enuncia bajo el titulo de la estructura y principalmente en eso que yo mismo he producido el interes. Eso le interesa en razón de problemas personales. Esta idea de la obra, esta historia del arte, esta veta, eso vuelve esclavo, es cierto. Eso se ve precisamente cuando se ve que alguien que no es ni in critico ni un historiador, pero que era un creador, se creo como imagen, como imagen de esa veta, el esclavo, el prisionero, ¿entonces? Hay un llamado Miguel Angel que nos mostro eso. Entonces, al margen, hay los historiadores y criticos que se... que ruegan por el esclavo. Es una pantomima como cualquier otra, es una especie de servicio divino que puede practicarse. ¡Sí! Eso busca hacer olvidar quien dirige porque la obra, esa viene
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siempre al mando, incluso para Miguel Angel. Bien, aquel que manda, es eso lo que inicialmente he ensayado de producirles este año bajo el titulo Hay del—Uno ¿no cierto? Lo que manda, es el Uno, el Uno hace el papel del Ser. Les rogue ir a buscar eso en el Parmenides. Ustedes quizas, algunos, obedecieron. el Uno hace el Ser como la histérica hace el hombre. ¡Sí! Evidentemente, este Ser que hace el Uno, él no es el Ser, el hace el Ser. Evidentemente es esto lo que hace una cierta infatuación creacionista y, en el caso de la persona de la cual hablo, que fue muy amable conmigo y que me explico precisamente como él termino enganchado a lo que él llamo mi sistema, para denunciar ahi sus agudezas, sus agudezas y es por eso también que yo dramatizo para evitar una cierta confusión, el se enganchó por que él encuentra que hago mucha ontologia. Es desde luego divertido, en fin, no pienso que aquí, por supuesto, no haya sino orejas abiertas. Pienso que hay como en todas partes una cantidad de sordos. Pero decir que hago ontologia, ¡por favor, es muy divertido! Y colocarla en eso... en se gran Otro que muy precisamente muestro como deviendo ser barrado y extraido con cuidado muy precisamente del significante de esa barra misma, ¡es curioso! Porque lo que es necesario ver en el contragolpe, la respuesta que se obtiene es de todas maneras que despues de todo las personas les responden con sus problemas. Y como él problema de él , es que la Ontologia, e incluso el Ser, ya , no se lo traga, a causa de esto, es que, si la ontología es simplemente que ... la mueca del Uno, es evidente que todo lo que se hace al mando es precisamente al Uno suspendido y mi Dios, eso lo contraria. Mientras, eso que él quisiera, en consecuencia, es que la estructura fuese ausente. Eso sería más comodo para la prestidigitación. Eso que se quisiera, es que el escamoteo, el escamoteo que se desarrolla, y que es eso, la obra de arte, es que el escamoteo no tiene necesidad de cubiletes. Ustedes no tienen sino que mirar eso, hay un cuadro de Breughel qui era un artista que estaba muy por debajo de eso, el no disimula como, como que eso se hace, la captura de fisgones. ¡Bueno! Entonces aquí evidentemente, no es de eso de lo que nos
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ocupamos. Nosotros nos ocupamos del discurso analitico. Y del discurso analitico, pienso de todas maneras que no estarìa mal puntuar algo antes de dejarlos, que les de la idea justamente que no solamente no es ontológica sino... no es filosófica, pero es solamente necesitado por una cierta posición, una cierta posición que recuerdo, que es aquella en la que creí poder condensar la articulación de un discurso, y mostrarles de todas maneras que relación eso tiene con ese hecho que los analistas, que los analistas tienen de todas maneras relación — y ustedes se equivocarían al creer que lo desconozco — con algo que ... que se llama así el ser humano, si por supuesto, pero yo, no lo llamo así. No lo llamo así para que ustedes no se enervan, para que ustedes se queden ahí donde es necesario, por más que ustedes sean capaces de darse cuenta cuales son las dificultades que se le presentan al analista. No hablamos más por supuesto de conocimiento porque, la relación del hombre a un mundo suyo — es evidente que no hemos salido de ahí despues de mucho tiempo como además por siempre — eso no ha sido nunca sino un melindre al servicio del discurso del amo. No hay mundo como el suyo sino el mundo que el amo hace marchar con la batuta. Y en cuanto al famoso conocimiento de uno mismo, que supuestamente hace el hombre, partamos de esto que es absolutamente simple y al alcance, ¿nos cierto que si?, ¡Bueno! Si se quiere ella tiene lugar; ella tiene lugar en el cuerpo. El conocimiento del sí mismo , no cierto, sí mismo, es la higiene. Partamos precisamente de ahí, ¿no cierto?. Mientras que durante siglos ella permanece la enfermedad por supuesto. Porque cada uno sabe que eso no se regula con la higiene, la enfermedad. Y eso, es precisamente algo enganchado al cuerpo. Y la enfermedad eso dura durante siglos, es el médico quien supuestamente la conocería. La conocería, entiendo, conocimiento y pienso haber señalado bastante rápidamente en una de nuestras ultimas reuniones, no se incluso donde, el fracaso de estos dos puntos de vista, ¿no cierto?. Todo eso es patente en la historia, eso se despliegue en toda suerte de aberraciones. Entonces, desde luego, la pregunta que quisiera resaltar hoy, es eso, es el analista quien esta ahí y quién parece tomar un relevo. Se habla de enfermedad, no se sabe, al mismo tiempo
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se dice que no hay, que no hay enfermedad mental por ejemplo, con fundamento en el sentido donde es una entidad nosologica como se decia en otros tiempos, no es entidaria, la enfermedad mental. Es más bien la mentalidad quien tiene fallas, expresemonos así rapidamente. Entonces, tratemos de ver eso que supone por ejemplo eso, que esta escrito ahí y que se supone enunciar donde se coloca, donde se coloca una cierta cadena que es ciertamente y sin ninguna especie de ambiguedad, la estructura. Se ve ahí sucederse dos significantes, y el sujeto no esta ahi más sinembargo sino para que un significante lo represente ante el otro significante. Y luego eso tiene algo que resulta ahí y que nosotros hemos ampliamente, con el transcurso de los años, desarrollado con bastante razón para motivar que lo connotemos como objeto a. Evidentemente, si es ahí, en esta forma, en esta forma de tetrada, no es una topología que sea... que sea sin ninguna especie de sentido. Es esa la novedad que ha sido aportada por Freud. La novedad que aportó Freud, no es nada. Había alguien que habia hecho algo muy bien, situando, cristalizando el discurso del amo, en razón de un esclarecimiento histórico, que él había podido atrapar, es Marx. Es de todas formas un paso, un paso que no hay para nada lugar de reducirlo al primero, no hay tampoco lugar de hacer entre los dos una mezcla, uno se demanda a nombre de que es necesario que ellos se acuerden. Ellos no se acuerdan. Ellos son perfectamente compatibles. Ellos se acoplan. Ellos se acomplan y luego hay allí ciertamente uno que tiene su lugar con todos sus gustos, es aquel de Freud. ¿Qué es lo que en resumen aporta de esencial? El aportó la dimensión de la sobredeterminación. La sobredeterminación, es exactamente eso que imagino con mi manera de formalizar de la manera la más radical la esencia del discurso, en tanto que él esta en posición giratoria en relación con lo que vengo de llamar un apoyo. Es de todas formas del discurso que Freud hizo surgir, hizo surgir aquello que era lo que se producia a nivel del apoyo que esta en contacto con lo que se articula del discurso. El apoyo es el cuerpo. Pero es necesario ser cuidadosos cuando se dice el cuerpo. No es forzosamente un
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cuerpo. Porque a partir del momento en que se parte del goce, eso quiere decir exactamente que el cuerpo no está solo, que hay allí otro. Es por eso que el goce es sexual, puesto que les acabo de explicarle este año, es lo menos que se puede decir, es que no él esta referido, este goce, es el goce del cuerpo a cuerpo. Lo propio del goce, es que cuando hay dos cuerpos, aún más cuando hay más, naturalmente, no se sabe, no podemos decir cuál goza. Es eso lo que hace que pueda haber allí, en este asunto, tomando varios cuerpos e incluso series de cuerpo. Entonces la sobredeterminación, consiste en esto, es que, las cosas que, que no son el sentido, el sentido, eso sería soportado por un significante, justamente lo propio del significante, y no sé, me puse así de una cosa a otra, Dios sabe por qué, luego un poco más, poca importancia tiene, encontré algo, un seminario que hice al principio de un trimestre, justo el trimestre que era a finales del año sobre lo... eso que se llama el caso del Presidente Schreber, era el 11 de abril de 1956. Es más precisamente justo más acá, son los dos primeros trimestres que son resumidos en lo que escribí de Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, al fin, el 11 de abril de 1956, planteé lo que era lo que luego así llame por su nombre, por su nombre, el nombre que esto tiene en mi discurso, la estructura. No es siempre aquello en lo que un pueblo vano piensa, pero está perfectamente dicho en ese nivel. Me divertirá eso de volverlo a publicar, este seminario, si la estenopista no hubiese cometido un gran número de pequeños agujeros a falta de no haber oido bien. Si ella hubiese reproducido solamente correctamente la frase latina que había escrito en el tablero, sobre la que no sé más ahora a cual autor pertenece. Lo haré, no sé, en el número próximo de Scilicet, el tiempo que va a ser necesario para volver a encontrar de quién es esta frase latina, va ciertamente a hacerme perder del tiempo, poca importancia tiene, todo lo que dije en ese momento del significante, del significante en el momento en el que verdaderamente no se puede decir que eso estuvo de moda, en 56, eso queda impactado de un metal que.. donde no tengo que retocar nada. ¡ Sí! Lo que lo digo más precisamente, es que, se distingue en esto que, que no tiene
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ninguna significación. ¡ Lo digo de una manera cortante porque en ese momento hacía falta que me hiciese oír de..., ustedes se dan cuenta, que además eran médicos quienes me escuchaban! ¿ Qué es lo que esto podía importarles? Simplemente el que era de... finalmente, oían de Lacan. ¡ Finalmente, de Lacan, es decir esa especie de payaso. ¿no cierto?... ¡Bueno! El hacía maravillosamente sus piruetas. Durante ese tiempo, ya miraban con ojos de codicia la manera como ellos podrían regresar a su digestión, porque, no se puede decir que sueñan. Eso sería muy bello. No sueñan, digieren; es una ocupación después de todo como cualquier otra. Lo que hay que sin embargo tratar de ver bien, es que, lo que Freud introduce, es algo que ‐ nos imaginamos que le desconozco porque hablo del significante ‐ es el retorno a, a ese fundamento que está en el cuerpo, y que hace que, completamente independientemente de los significantes de los que se los articula, eso es cuatro polos que se determinan por la emergencia como tal del goce justamente como inasequibles. ¡ Pues bien! Eso es lo que hace surgir los tres otros, y, en respuesta, el primero, que es la verdad, eso ya implica el discurso. Esto no quiere decir que esto pudiese decirse. Me esfuerzo en decir que eso no puede decirse, o que eso no puede sino medio‐decir(se). Pero finalmente para el goce, finalmente, eso, eso existe. Hace falta que se pudiese hablar de eso. Mediante lo que hay algo que es otro y que se llama el decir. Pues bien, les he en resumen, explicado durante un año, gaste bastante tiempo para articularlo, porque, para articularlo, es en eso que hace falta que usted vieran que,,, la necesidad que es la mía, la manera en la que procedo, justamente, jamás puedo articularlo como un verdad. Hace falta, según lo que es su destino, el de todos, hay que examinarlo completamente. Más exactamente ver cómo eso gira, cómo eso da un vuelco, cómo esto da un vuelco dese que se lo toca y cómo incluso hasta cierto punto, es bastante inestable para prestarse a... a toda suerte de errores. Sea lo que sea, si emití, emiti ‐ lo que es sin embargo una cierta desverguenza‐ el título De un discurso que no sería del semblante, pienso que era para acentuarles, y que ustedes acentuaron, que el discurso, como tal, es siempre discurso del semblante y si hay algo que me
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autorice del goce, justamente, es el de hacer semblante. Y es este el... el punto de partida que se puede lograr concebir ese algo que nosotros no podemos sino atrapar allí, pero de una manera ya tan asegurada, tan asegurada por alguien al que hubiera que homenajear la memoria, la memoria tal como la escribo, consagrándose al me inicial de la palabra memoria el mismo sentido que el mé {des} de méconnaissance {desconocimiento}, aquel que, uno ha memorizado tan bien que es hacer risotada de sus palabras de lo que se trata es más bien, es decir Platon. ¡ A pesar de todo, si hay alguien qué tuviera tch!, atrapado lo que tiene que ver allí con el plus‐de‐gozar, algo que hiciera pensar que Platon no es solamente las Ideas y la Formas sino todo lo que se tiene con una cierta rejilla, una rejilla que, lo convengo, es probable, traduce estos enunciados, Platon es aquel, a pesar de todo, que propuso la función de la diada, como siendo ese punto de caída, allí dónde todo pasa, allí donde todo huye. No hay más grande sin más pequeño, ni más viejo sin más joven, y el hecho que la diada sea el lugar de nuestra pérdida, el lugar de la huida, el lugar al que es forzado por forjar ese Uno de la Idea, de la Forma, ese Uno que por otra parte en seguida se desmultiplica, se inscribe, sí, es bien porque está allí como todos nosotros sumergido en ese solo suplemento ‐ hable de todo esto el 11 de abril de 1956 ‐ el suplemento, la diferencia que hay entre el suplemento y el complemento. Finalmente, había dicho muy, muy bien todo esto desde el año 56, esto habría podido servir, parece, para cristalizar algo del lado de esta función que es para llenar, aquella del analista y que parece que ella sea tan, tan imposible, más que otra que se sueña sólo camuflandola. ¡ Sí! Entonces, es sobre eso dónde esto gira y que hay que ver precisamente ciertas cosas. ¿ El caso es que entre este soporte, eso que llega al nivel del cuerpo, y de donde surge todo sentido, pero inconstituido, porque, después de lo que acabo de enunciar del goce, de la verdad, del semblante y del plus‐de‐gozar, como haciendo allí el fondo, el ground, como se expresaba el otro día la persona que quiso venir aquí a hablarnos de Peirce, en la medida en que es en la nota de Peirce que había él había oído lo que yo decía, inútil decirles que es más o menos hacia la época incluso en la que saqué los cuadrantes de Peirce a los cuales ‐ esto tiene,
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desde luego, de todo lo servido para nada, porque qué, usted puede pensar precisamente que las observaciones sobre la ambigüedad total de lo universal, que él sea afirmativo o negativo, y de lo particular del mismo. ¿Qué de esto les podía hacer bien a aquellos que soñaban en todo esto sino en reencontrar su ritornelo? ¡ Sí! El ground entonces está allí. Se trata en efecto del cuerpo con sus sentidos radicales sobre los cuales no hay ninguna toma. Porque no es con la la verdad, el semblante, el goce ni el plus‐de‐gozar que se hace la filosofía. ¿ Se hace filosofía, a partir del momento en que hay algo que completa, que completa allí, este soporte que no es articulable sino a partir del discurso, ¿que él completa de qué? Hay que decirlo bien, que eso de lo cual ustedes estan hechos totalmente, totalmente hechos y de nuevo tanto mejor si ustedes son un poco filósofos, eso pasa algunas veces, pero finalmente es raro, ustedes son sobre todo astudados como lo dije un día. Ustedes están en el lugar donde el discurso universitario les sitúa. Usted es tomado como a‐formado. Desde hace algún tiempo, se produce una crisis, pero hablaremos de eso después. Es secundario. La cuestión entonces es diferente. Hace falta precisamente que ustedes se den cuenta que eso de lo cual usted depende más fundamentalmente ‐ porque finalmente la universidad no nació ayer ‐ es el discurso del Amo, a pesar de todo, que es el primer surgido, y luego es él que dura y que tiene poca suerte para ponerse en movimiento. Podría compensarse, equilibrarse, con algo que sea, finalmente, el día en que esto será, el discurso analítico. Al nivel del discurso del dueño, perfectamente podemos decir lo que hay entre el campo del discurso, entre las funciones del discurso tal como ellas se articulan de ese SI, S2,el $ y el a, y luego ese, ese cuerpo, ese cuerpo que les representa aquí y al que, en tanto como analista, me dirijo. Porque, cuando alguien viene verme en mi consultorio por la primera vez y cuando escando nuestra entrada en el asunto de algunas entrevistas preliminares, lo que es importante eso es, es la confrontación del cuerpo. Es justamente porque es de ahí de dónde eso parte, este encuentro del cuerpo, que a partir del momento en que se entra en el discurso analítico, no se
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trata más de eso. Pero queda al nivel donde el discurso funciona que no es el discurso analítico, la cuestión se plantea de cómo consiguió, este discurso, atrapar los cuerpos. Al nivel del discurso del Amo, es claro. Al nivel del discurso del Amo, en el que usted es como cuerpo, amasado, no lo disimulen, cualesquiera que sean sus piruetas, es eso que llamaré los sentimientos y muy precisamente los buenos sentimientos. Entre el cuerpo y el discurso, hay, eso de lo cual los analistas gargarizan llamando eso presuntuosamente los afectos. Es muy evidente que ustedes están afectados en un análisis, eso es lo que hace un análisis, es eso lo que pretenden evidentemente, hace falta estar en una buena posición, para estar seguro de no deslizar. ¿ Los buenos sentimientos, con qué se hace esto? Bien estamos precisamente forzados de llegar allí, al nivel del discurso del Amo, es claro, eso se hace con la jurisprudencia. Es a pesar de todo bueno no olvidarl el momento en el que hable, cuando era huésped de la Facultad de Derecho, no desconocer que los buenos sentimientos, es la jurisprudencia y nada más, que los funda. ¡ Y cuando algo así viene de una sola vez a causarles estas emociones que ustedes no saben muy bien si ustedes no son un poco responsables de la manera como un análisis fracasa, escuchen! ¿ Cómo? ¡ Seamos claros a pesar de todo! ¿ Si no hubiese deontología, si no hubiese jurisprudencia, donde estaría este, este mal de estomago, este afecto, como se dice? Habría que incluso tratar de cuando en cuando de decir un poco la verdad. Un poco esto quiere decir que esto no es exhaustivo lo que acabo de decir. Podría también decir otra cosa incompatible con lo que acabo de decir, eso sería también la verdad. Y lo que pasa. Es lo que simplemente pasa, cuando simplemente por el hecho no de un cuarto de vuelta, de una mitad de vuelta completa, de dos cuartos de vuelta de deslizamiento de estos elementos función del discurso, se encuentra, se encuentra porque hay a pesar de todo en esta tétrada vectores, los vectores y de los cuales se puede muy bien establecer su necesidad, ellos no tienen que ver con la tétrada, ni con la verdad, ni con semblante, ni con sea lo que se sea de esta especie, tiene que ver con el hecho que la tétrada es 4. Con la sola condición de exigir que haya unos vectores en los dos sentidos, a saber que sea de a dos que llegan y de a dos que
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parten, o uno que llega o uno que se parte, ustedes estan absolutamente necesitados por encontrar la manera en la que aquí estan enganchados, eso tiene que ver con el número 4, nada más. Naturalmente, el semblante, la verdad, el goce y el plus‐de‐gozar no se suman. Entonces, no pueden sumar cuatro solos, es justamente eso en lo que consiste lo real, es que el número 4, él, existe a solas. Es también una cosa que dije el 11 de abril de 1956, pero más precisamente, no había sacado aún todo eso. Por otra parte no había incluso construido todo eso. Solamente es eso lo que me prueba que estoy en la buena vena, puesto que el hecho que dije en ese el momento que el número 4 era allí un número esencial para que uno se acuerde de eso, prueba que estaba a pesar de todo bien encaminado, puesto que, ahora, no encuentro nada superfluo alrededor de eso; lo dije en el momento en el que hacía falta, en el momento en el que tratabamos de la psicosis. ¡ Bueno! Entonces, la cuestión es ésta, si los sentimientos, si ‐ no se agiten porque las personas que se van, tienen que hacer cosas ahora, tienen que ir a las exequias de alguien del que saludo aquí su memoria (Pierre Fizlewicz), y que era alguien de nuestra Escuela, al que verdaderamente amara. ¿ Yo mismo lamento, en vista de mis compromisos, no poder juntarme a ellos. ‐ Sí, qué hay en el discurso analítico, entre las funciones de discurso y este soporte, que no es la significación del discurso, que no tiene que ver nada que ver con lo que es dicho? Todo lo que es dicho es semblante. Todo lo que es dicho es verdad. Y aun más, todo lo que es dicho hace gozar. Eso que es dicho. Y, como lo repito, como lo rescribí en el tablero hoy, que se diga como hecho permanece olvidado detrás de lo que es dicho. Lo que es dicho no está en otro lugar que en eso que se oye, y es eso la palabra. Solamente decirlo, es otra cosa, es otro plano, es el discurso. Es eso que, de relaciones, y que los sostiene a todos juntos, con personas que no son forzosamente aquellas que están allí, es que se llama la relación, la religion, el vinculo social, eso pasa al nivel de un cierto número de conexiones que no se hacen al azar, que necesitan, un poco de errancia cerca, ese cierto orden en la articulación significante. Y para que algo sea dicho ahí, hace falta ahí, hacen falta ahí otra cosa que lo que ustedes imaginan, lo que
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ustedes imaginan bajo el nombre de realidad; porque la realidad emana muy precisamente del decir. El decir tiene sus efectos entre los que se constituye lo que se llama el fantasma, es decir esta relación entra el objeto a¸ minúscula, que es lo que se concentra del efecto del discurso para causar el deseo, y ese algo que alrededor, y como una hendidura, se condensa, y que se llama el sujeto. Es una hendidura porque el objeto a minúscula, él, está siempre entre cada uno de los significantes y aquel que sigue y es por eso que el sujeto, él, estaría siempre no entre, sino al contrario abierto hiante. ¡ Sí! Para volver a Roma, pude captar, comprender claramente el efecto, el efecto bastante, bastante sobrecogedor, el efecto donde me reconocía muy bien, placas de cobre que un llamado Fontana, difunto parece, y quien después de haber mostrado capacidades muy grandes de constructor, de escultor, etc., consagró sus últimos años a hacer, en italiano eso se dice spaccatura, parece, pero no sé italiano, me hice explicar, es una hendidura, así, hacía una hendidura en una placa de cobre.
Eso hace un cierto efecto. Eso hace un cierto efecto para los que son un poco sensibles, pero no se necesita allí haber oído mi discurso sobre la Spaltung del sujeto para ser sensible a eso. La primera persona venida, sobre todo si es del sexo femenino, puede tener una pequeña vacilación. Hay que creer que, que Fontana no era de los que totalmente desconocían la Version Palabreanteser ‐ Ricardo ROJAS
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estructura, de los que creían que era demasiado ontólogico. ¿ Entonces, de qué se trata, de qué se trata en el análisis? Porque si se me lo creen, se debe pensar que es precisamente como lo enuncio, el que es a título de lo que, en cuerpo, con toda la ambigüedad de este término, que esta motivado, es porque el analista en cuerpo, instala el objeto a minúscula en el lugar del semblante, que hay algo que existe y que se llama el discurso analítico. ¿ Qué es lo que esto quiere decir? En el punto en el que estamos, es decir al haber comenzado a ver tomar forma a este discurso, vemos como ese discurso y no en lo que es dicho, en su decir, nos permite aprehender lo que es de allí del semblante. ¿ Es allí que es sorpredente ver que, al término de una tradición como nos la hicieron sentir la última vez, cosmológica, ¿cómo es que el universo pudo nacer? ¿ Acaso esto no le parece datar un poco? Pero datar del fondo de las edades, por eso no queda allí menos fechado. Lo que es sorpredente, es que esto trae a Peirce a una articulación puramente lógica incluso de lógico. Es un punto de desprendimiento del fruto sobre el árbol de una cierta articulación y ilusoria, lo llamaré, el que, del fondo de las edades había desembocado en esta cosmología adjuntada a una psicología, a una teología, a todo lo que resulta. He aquí allí, comprendiendo claramente tal, como se lo han enunciado la última vez, comprendiendo claramente que no hay discurso sobre el origen sino al tratar del origen de un discurso, que no hay otro origen atrapable que el origen de un discurso y qué eso es lo que a nosotros nos importa cuando se trata de la emergencia de un otro discurso, de un discurso que, con relación al discurso del Amo, cuyos términos voy allí a volver a trazar rápidamente y su disposición, comporta la doble inversión precisamente de vectores oblicuos. Y esto:
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Tiene toda su importancia. Lo que Peirce se atreve a articularnos, y allí a la juntura de una antigua cosmología, es la plenitud de eso de lo cual se trata en el semblante de cuerpo. Es el discurso en su relación, dice él, a la nada. Esto quiere decir aquello alrededor de lo que necesariamente gira todo discurso. Por esta vía, es lo que al promover este año la teoría de los conjuntos, trato a los que tienen la función del analista, de sugerir, es que esto sea en esta vena, aquella que explotan estos enunciados que se formalizan con la lógica, es que es siendo de esta vena que ellos se rompen para formarse; ¿ formarse a qué? En eso que debe ser distinguir de lo que llamé antes el relleno, el intervalo, el taponamiento, la hiancia que hay entre el nivel del cuerpo, del goce y del semblante, y el discurso, para darse cuenta que es allí dónde él se plantea la cuestión de lo que tiene que poner y que no son los buenos sentimientos, ni la jurisprudencia, que está en relación con otra cosa que tiene un nombre, que se llama la interpretación, lo que el otro día ha sido puesta para ustedes en el tablero bajo la forma del triángulo llamado semiótico, bajo la forma del representamen, de interpretánte y aquí el objeto, y para mostrar que la relación es siempre
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ternaria, a saber que es la pareja représentamen‐objeto que es siempre a reinterpretar, es eso de lo que se trata en el análisis. El interpretante es el analizante. ¿ Esto quiere no decir que el analista no este allí para ayudarle, para empujarle un poco en el sentido del interprete. ¡ Hay que precisamente decirlo, esto no puede hacerse al nivel de un solo analista, para la simple razón que si lo que digo es verdad, a saber que no es sino de la vena de la lógica, de la extracción de las articulaciones de lo que es dicho, y no del decir, que si para todo decir, el analista en su función no sabe ‐ quiero decir en cuerpo ‐ recoger mucho de eso que él oye del interpretante, que es aquel que bajo el nombre de analizante, el da la palabra, pues bien! El discurso analítico permanece en lo que, en efecto, ha sido dicho por Freud sin mover una línea. Y a partir del momento en que esto hace parte del discurso común, lo que es el caso ahora, eso entra en la armazón de los buenos sentimientos. ¿ Para que la interpretación progrese, sea posible, según el esquema de Peirce que le ha sido propuesto la última vez, es en tanto que esta relación interpretación y objeto, observen, ¿de qué se trata? ¿ Cuál es este objeto en Peirce? Es de ahí de dónde la nueva interpretación, que no hay de fin en eso a lo que puede venir, excepto a que hubiera un límite precisamente,
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Que es bien aquello con lo que el discurso analítico debe advenir, a condición de que no se corrompa en su pisoteo actual. ¿ Qué hace falta al esquema de Peirce, sustituir para que eso pegue con mi articulación del discurso analítico? Es tirado, en realción con el efecto de eso de lo cual se trata en la cura analítica, no hay otro representamen que el objeto a¸ minúscula. El objeto a minúscula del cual el analista se hace el representamen justamente, él mismo en el lugar del semblante. El objeto de cual se trata, no es nada más sino lo interrogué aquí de mis dos fórmulas, no es nada más que eso, como olvidado, el hecho de decir. ¿ Es eso que es el objeto de lo que para cada uno es cuestión, ¿dónde estoy yo en el decir? Porque está muy claro que la neurosis se despliega, es más precisamente eso que nos explica la oscilación de lo que Freud propuso concerniente al deseo, y especialmente al deseo en el sueño. Es precisamente verdad que hay unos sueños de deseo, pero cuando Freud analiza uno de sus sueños, vemos mucho mejor de cual deseo se trata, es el deseo de plantear la ecuación del deseo con igual cero. En una época que no era muy posterior a aquella de el 11 de abril de 1956, en 1957 precisamente, analicé el sueño de la inyección de Irma. Esto ha sido transcrito como ustedes pueden imaginarlo en un... de un universitario, en una tesis donde eso se pasea actualmente. La manera en la que eso fue, no diré oído, porque la persona no estaba allí, ella trabajó en base a notas, trabajó en base a notas y consideró posible agregar algo de su cosecha; pero está sin embargo claro que, si hay una cosa que el sueño de esta inyección de Irma, sublime, divino,
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permite mostrar, es eso que es evidente, que debería ser, desde el tiempo que anuncié esta cosa que debería haber sido explotada por cualquiera que en el análisis, dejé eso arrastrar, porque después de todo como ustedes lo van a ver, la cosa no tiene tantas consecuencias, si como lo recordé recientemente, la esencia del sueño, es justamente la suspensión de la relación del cuerpo al goce, es muy evidente que el deseo que, él, se suspende al plus‐de‐gozar, no va a ser puesto sin embargo allí entre paréntesis. Lo que el sueño trabaja, sobre lo que entreteje, y vemos bien cómo y con qué, con los elementos de la víspera como dice Freud, es decir con lo que está allí aún, completamente en la superficie de la memoria, no en la profundidad, la sola cosa que conecta otra vez el deseo del sueño al inconsciente, es la manera en la que hay que trabajar para resolver la solución, para resolver el problema de una fórmula con igual cero, para encontrar la raíz gracias a lo cual, la manera en la que esto funciona, eso se anula. Si eso no se anula, como se dice, hay un despertar, mediante lo cual, desde luego, el sujeto continúa soñando en su vida. Si el deseo se interesa por el sueño, Freud lo subraya, es para que haya unos casos donde el fantasma, no se puede resolverle, es decir que darse cuenta lo que el deseo ‐ permítame expresarme, puesto que estoy al final, así ‐ no hay razón de ser, es que algo se produjo que es el reencuentro, el reencuentro de donde procede la neurosis, la cabeza de medusa, la hendidura de antes, directamente vista, es en tanto que ella, no tiene solución. Es precisamente por eso que, en los sueños de la inmensa mayoría, se trata en efecto de la cuestión del deseo. La cuestión del deseo sin embargo en la medida que ella se traslada a mucho más lejos, a la estructura, a la estructura gracias a la cual es a¸ minúscula la que es la causa de la Spaltung del sujeto. ¡ Sí! ¿ Entonces, qué es lo que nos liga con aquel con que nos embarcamos, atravesando la primera aprensión del cuerpo? ¿ Y acaso el analista está allí para él hacer queja de no ser bastante sexuado, de gozar muy bien? ¿ Y qué aún? ¿ Qué es lo que nos liga a aquel que, con nosotros, se embarca en la posición que se llama aquella del paciente?
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¿ Acaso no le parece que, si se la une en ese lugar, el término hermano que está sobre todas las paredes, Libertad, Igualdad, Fraternidad, se los pido, hasta el punto de cultura donde estamos de allí, de que somos hermanos? ¿ De quién somos hermanos en otro discurso que en el discurso analítico? ¿ Acaso el patron es el hermano del proletario? ¿ Acaso no les parece que esta palabra hermano, es justamente aquella a la que el discurso analítico da su presencia, esto sería sólo lo que devuelve de lo que se llama este equipamento familiar? ¿ Ustedes creen que es simplemente para evitar la lucha de las clases? Ustedes se equivocan, eso tiene que ver con muchas otras cosas que el burdel familiar. Somos hermanos de nuestro paciente en tanto que, como él, somos los hijos del discurso. Para representar este efecto que designo del objeto a¸ minúscula, para hacernos a ese deser de ser el soporte, el desecho, la abyección a la que puede aferrarse lo que va gracias a nuestro nacer del decir, de decir que sea interpretante desde luego, con la ayuda de eso que es aquello a lo que invita el analista, a soportarse, para ser digno de la transferencia, a soportarse de ese saber que puede, de estar en el lugar de la verdad, interrogarse como tal sobre lo que tiene que ver allí desde hace tiempo con la estructura del saber, desde el saber‐hacer hasta el saber de la ciencia. Más allá desde luego interpretamos. ¿ Pero quien puede hacerlo si no es aquel mismo que se compromete en el decir y que, del hermano, por cierto, que somos, va a darnos la exaltación? Quiero decir que lo que nace de un análisis, lo que nace al nivel del sujeto, al nivel del sujeto que habla, del analizante, es algo que, con, por medio de ello el hombre piensa, decía Aristoteles, con su alma ‐ el analizante analiza con esta mierda que le propone, en la figura de su analista, el objeto a minúscula. Es con esto que algo, esta cosa hendida, debe nacer que no es nada más en resumidas cuentas ‐ para retomar algo que les había propuesto el otro día a propósito de Peirce ‐ que la plaga de la que un equilibrio puede establecerse y que se llama justicia. Transfigurado nuestro hermano, es eso lo que nace de la conjuración analítica y es eso lo que nos liga a aquel que impropiamente se llama nuestro paciente.
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¿ Este discurso parasexuado, entonces? Hay que decir así eso que él..., que puede tener de esta reacción imprevista en sentido opuesto. No quisiera dejarlos unicamente sobre lo dulce. La noción de hermano, tan sólidamente taponada gracias a toda suerte de jurisprudencias durante decadas, de volver a ese nivel, al nivel de un discurso, tendrá lo que llamé hace un momento sus vueltas al nivel del soporte. ¡ No les hablé en absoluto en todo eso del padre porque consideré que, que se les ha dicho ya bastante sobre eso, explicado bastante al mostrarles que era alrededor de aquel que une, de aquel que dice, no! que puede fundarse, que no puede sino fundarse todo lo que hay allí de universal. Y cuando volvemos a la raíz del cuerpo, si revalorizamos la palabra hermano, va a volver a plena vela al nivel de los buenos sentimientos. Ya que hay que, a pesar de todo, no pintarles unicamente un futuro en rosa, sepan que aquel que sube, que no se han visto aún hasta sus últimas consecuencias, y que les echa raíces en el cuerpo, en la fraternidad del cuerpo, es el racismo, del que ustedes no han terminado de oir hablar. ¡ Hasta aquí!
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NOTAS AL ATOLONDRADICHO POR TALLER DE TRADUCCIÓN L'ETOURDIT CENTRO DE INVESTIGACIÓN: PSICOANÁLISIS Y SOCIEDAD (P&S) BARCELONA (ESPAÑA) http://www.psicoanalisisysociedad.org/letourd.htm
1. Presentación del texto por J. Lacan (1972). 1.2
Referencia al seminario Le savoir du psychanaliste (El saber del psicoanalista) inédito,
impartido en Sainte‐Anne. Lacan hace sus presentaciones de enfermos en el hospital psiquiátrico de Sainte‐Anne de Paris. Al principio las realiza en el servicio del Dr. Delay y luego en el del Georges Daumezon en la sala «Magnan». En 1972 Lacan da un seminario en ese hospital que se conoce con el título de «El saber del psicoanalista» y contribuye al 50 aniversario de Henry‐Rouselle (servicio dirigido por Daumezon en Sainte‐Anne) escribiendo L'Etourdit. (Referencia extraída de E. PORGE, Jacques Latan, un psychanalyste, Eres, 2000, página 49.) Vacuola. Este término designa unos orgánulos celulares que se forman tanto en células animales como vegetales, aunque de preferencia en estas últimas. En las células vegetales adultas pueden llegar a ocupar el 90% de la célula a consecuencia de un proceso de fusión de las vacuolas pequeñas en una única vacuola central que aumenta con la edad. Las vacuolas biológicas pueden realizar funciones muy diversas. A veces funcionan como vehículos de transporte de sustancias alimenticias desde la superficie celular a los centros de elaboración interior (vacuolas nutricias), o a la inversa, pueden ser vehículos de transporte de los materiales de desecho a los puntos de eliminación en la superficie celular (vacuolas excretoras). Pero la función más común de las vacuolas es la de constituir lugares de almacenamiento de sustancias (vacuolas de grasa, de agua y soluciones de iones y sales de distintos tipos). En el lenguaje común se usa a veces vacuola en su acepción de cavidad para indicar un receptáculo o lugar diferenciado más o menos vacío. El uso que más se acerca a la acepción original en biología sería el de almacén o depósito de reserva y parece que fuera de esta acepción de la que se sirve Lacan en este caso. La evocación del valor de la carta robada del Seminario de Lacan sugiere que Lacan se servía de este término para destacar esa función de almacenamiento o reserva de su decir, en el sentido de que, a su juicio, su decir no tuvo entonces (en Sainte‐Anne y en Henri‐Rousselle) más valor que el de quedar depositado allí, constituyendo como mucho una reserva, lo cual de todas formas no sería poco, ya que siempre podemos considerarla preñada de un valor comparable al de las cartas robadas, que no por quedar depositadas en el inconsciente dejarían de tener efectos. (L:Artigas)
Una carta que siempre llega a su destinatario. Su escrito «El seminario sobre La carta robada» en
..Ou pire. Seminario de París I (1972), inédito. 2. Lacan enuncia la frase que servirá como ejercicio.
Écrits.
2.2. En el original francés: Qu'on dise reste oublié derrière ce qui se dit dans ce qui s'entend. 2.1.
El sujeto sería `Que se diga'. 3. La lógica, ciencia de lo real.
3.1. Oposición entre significante y sentido. 3.2. Se refiere al discurso analítico La lógica como ciencia de lo real. En tanto que trata las paradojas de todo discurso, sus incompletudes (Godel), su no demostrabilidad, su irrefutabil dad (tesis de Church‐Turing)... Real del psicoanálisis, real de todo discurso, real de la ciencia (puntos de imposible de la ciencia misma). Lo real formalizado por la lógica como lo imposible, cosa que no permiten las ciencias conjeturales (antropología, Levi‐Strauss; sociología, declive del padre y referencia a Durkheim; lingüística, Saussure; teoría de la comunicación; retórica; etc.) que solo pueden dar cuenta de la estabilidad o las variantes de las formaciones simbólico/imaginarias. (R.Cevasco)