TRABAJO DE ESTUDIOS LACANIANOS: AUN CON EL ATOLONDRADICHO SESION DEL 1 DE SEPTIEMBRE A cargo de Ricardo ROJAS La Traducción: En la comparación de las diversas traducciones se hicieron los siguientes comentarios, y en el après‐ coup de la Discusión y como resultado de esta surge las modificaciones que finalmente producirán la versión 1.1 de Estudios Lacanianos: «Aun con el Atolondradicho» {Version 1.1 porque nuevos aportes de los participantes virtuales pueden producir modificaciones a la traducción} 1.1.
Se opto por la traducción de admitir, más que el pasar de las otras versiones, pues realmente ese es el sentido del verbo passer dentro de este contexto. El material complementario de la Conferencia dada por Lacan en 1970 en este mismo hospital Henri‐ Rousselle llamado «Aportes del psicoanálisis a la Semiología Psiquiátrica» muestran que la Daumezon Presentación de Enfermos, quien hacia el favor de facilitar o permitir en su servicio la presentación (aceptamos el termino favor, ya que si el significante existe en español, es mejor utilizarlo, pues en español tiene también el sentido de ayuda)
1.2.
Se opto por la traducción de dirección más que la de destinatario o destino, pues la palabra en francés tiene las mismas connotaciones que la palabra dirección, como destino pero también como vía o medio que es su sentido etimológico.
1.3.
Se señalo que es necesario que entre corchetes resuene también el sentido de lettre como carta {letra}. Igualmente, relief no solo significa relieve sino también sobras que esta más con el contexto de lo que Lacan viene hablando.
1.4.
No se trata de pancarta ni de lema sino como dice Maria Moliner de consigna.
2.1 Parece una aserción, es decir una afirmación, más que parecer de aserción o parecer asertivo. Aunque el verbo se produire existe en español, producirse en su acepción de expresarse, poco resuena en el texto, finalmente se escoge entonces expresarse. El final nos parece más literal que las otras propuestas. 3.1 Si bienvenu es definido por el Diccionario Gran Robert como «que es acogido favorablemente, con placer», es el mismo que bienvenida que Moliner define como «recibido con complacencia», realmente la mejor traducción sería «Si la complacencia con que mi auditorio me recibe», pues no
resuena mucho en español bienvenida con esta acepción. «Prendre de» es más el sentido de tomar de, así como se trata de l’opposition {la oposición} y no Cette opposition {esta oposición}. 3.2 Tiene razón P&S en señalar que se dice «máxima potencia», más que ultima potencia que no dice nada. Efectivamente en la frase final hay una pregunta menagerais‐je, pero no hay «el que» sino simplemente seguido ¿Les preservaría aún, que muy pronto ellos lo sabrían por los acontecimientos? EL COMENTARIO DE TEXTO Había muchos documentos para trabajar en esta sesión lo cual impidió desarrollar el plan trazado sin embargo estas tres primeras partes están íntimamente ligadas con el apartado 4, el mismo Fierens ha hecho de todos ellos un solo capítulo de su Comentario de Texto (capitulo 1.1 Relación de la significación y sentido que tiene 4 partes y ya circulo la Introducción y la primera parte) Prácticamente comentamos el Apartado 1. 1.1 Lacan agradece a Daumezon que le permita su Presentación de Pacientes en su servicio de Psiquiatría de Henri‐Rousselle, es interesante en cuando el aspecto de L’etourdit de vueltas dichas subrayar que Daumezon ya había invitado a Lacan a tomar la palabra en este hospital en 1970 con la temática «Aportes del Psicoanálisis a la Semiología Psiquiátrica», es decir que este podría tomarse como una segunda vuelta a Henri‐Rousselle. 1.2 Lacan dice que no prejuzga la dirección que tomara su decir. Introduce la palabra decir con todas sus letras, lo que uno puede ligar a su Intervención en «Aportes del Psicoanálisis a la Semiología Psiquiátrica», donde afirma que es desde el lugar del analista desde donde él interviene y que eso le da un carácter particular a su Presentación de pacientes, por la manera como interviene un analista, igualmente plantea para la Presentación una estructura tríadica que le imprime la particularidad a la Presentación y es la presencia de un tercero analizado por Lacan y que hace parte de la Escuela, y nos dice que es de esos dos elementos que se podría desprender un aporte del psicoanálisis a la semiología psiquiátrica y en lo fundamental por su concepción de síntoma y signo que no es el de la psiquiatría. Decíamos que si Fierens en su trabajo de comentario de texto nos comienza a introducir precisamente en los Discursos y si nos trata de precisar la función del Discurso Psicoanalítico, por ejemplo como lo que lleva los otros Discursos de la imposibilidad a la impotencia, para de que de allí se de el paso a otro Discurso, es porque Lacan siempre se dirige desde el Discurso analítico y con vistas a la
formación del analista. Igualmente introduce la palabra vacuola, es interesante el Comentario de Fierens de los dos sentidos de la palabra vacuola, el geológico de vacio y el biológico de pleno y su correlación con el objeto a. Recordamos también al Seminario VII donde Lacan llama vacuola a Das Ding, lugar donde vendrá el objeto a. Nos dice Lacan que lo que el trata de preservar en lo que intenta hacer llegar a un destino, que su dirección es siempre que la letra (carta) llegue siempre a su destino, es decir que la dimensión de la letra y de lo real del objeto pasen en lugares donde son admitidos y donde no debemos retroceder prejuzgando el destino que pudiere tener una intervención. 1.3 Lacan parte de migajas, sobras de su Seminario O peor, o consigna para su «El Discurso psicoanalítico» que dio en Milán 2 meses antes, se trata como dos frases que ha escrito tres veces en el tablero en esas ocasiones, Milán y 14 y 21 de junio de 1972, dos ultimas lecciones del Seminario O peor. Nos fuimos a las migajas quizás adelantando lo que dice en 3.1 de que fue desviado por otros intereses que se desplegaron en ese momento. Que tratamiento le da a esas dos frases del Apartado 2 tanto en Milán como en el Seminario. En Milán, «El Discurso psicoanalítico» p. 10 de la traducción del texto en ANEXOS, nos dice que en relación a este Discurso que el haga como si nada supiera, es una necesidad de discurso, y que lo que dice ahí en esas dos frases contiene las características claves del punto que el llama semblante, en todo discurso. Igualmente en Milan nos enseña a interrogar su texto: p. 23‐24 del texto en ANEXOS: «Es lo que he escrito ahí: «Que se diga — no sé cuando había escrito eso — que uno dice como hecho permanece olvidado — digo habitualmente — tras lo que se dice en lo que se oye.» (…) «En lo que se oye»: ¿con que se relaciona eso? Es perfectamente ambiguo. (…) Puede relacionarse con «permanece olvidado»– ¿es lo que «se diga» que puede permanecer olvidado en lo que se oye — o es «lo que es dicho en lo que se oye»?. (…) ¿Es un uso perfectamente ejemplar de la ambigüedad al nivel de la estructura general – transformacional, eh?. (…) Es boludo, todo el mundo lo hace, tanto que no se da cuenta. (…) ¿Qué es lo que hay enseguida debajo? (…) «Este enunciado que parece una aserción por su forma» que he calificado de universal,. «Pertenece a lo modal por lo que él emite de existencia». (…) Yo apenas he tenido el tiempo para referirme hoy a lo que es la existencia…» Lacan regresa de Milán y uno de los asistentes al Seminario, Recaneti, le dirige una carta ofreciendo una intervención para su Seminario sobre Pierce y la concepción tríadica del signo, y como esto es central en lo que está desarrollando Lacan. Así el 14 de Junio, escribe en el tablero la consigna de Milán —que utilizara de la misma manera el la sesión del 21 de junio de su Seminario …O peor— la cual tiene una pequeña variación en relación a la segunda frase, ya que
escribe: «Este enunciado que parece una aserción por su forma, pertenece a lo modal por eso que él emite, de existencia», y cuando Recaneti está presentando el asunto de la concepción tríadica y en particular el asunto del intervalo entre dos signos, Lacan interrumpe y dice: «Las dos frases que yo había empezado a escribir a lo largo de la cosa, y que quizá algunos de ustedes hayan notado, son directamente el enunciado que reproduce Recanati aquí.» Para comprender un poco el asunto de la Concepción triádica del signo en Peirce, fuimos a Internet a Wikipedia y encontramos una excelente explicación: Concepción triádica del signo en Peirce Frente a la concepción dualista que tiene su origen moderno en el lingüista Ferdinand de Saussure, para Peirce las palabras, los signos, no son sólo lo que está en nuestro discurso en lugar de las cosas, sino que, sobre todo, signo es «lo que al conocerlo nos hace conocer algo más» (CP, 8.332, 1904). Esto supone un contraste con los filósofos de la Edad Moderna, pues tanto racionalistas como empiristas sostuvieron que tenemos un conocimiento directo e infalible de nuestros propios pensamientos, y en ese conocimiento fundaron tanto la ciencia como la autonomía moral del individuo. (…) Desde sus primeros escritos Peirce rechazó tajantemente tanto el dualismo cartesiano como la tesis de Locke de que todo pensamiento era percepción interna de ideas. El ariete de toda su reflexión es la comprensión de la estructura triádica básica que conforma la relación lógica de nuestro conocimiento como un proceso de significación. (… ) La función representativa del signo no estriba en su conexión material con el objeto ni en que sea una imagen del objeto, sino en que sea considerado como tal signo por un pensamiento. En esencia, el argumento es que toda síntesis proposicional implica una relación significativa, una semiosis (la acción del signo), en la que se articulan tres elementos: 1) El signo o representamen (que es el nombre técnico que emplea Peirce), es «algo que está para alguien en lugar de algo bajo algún respecto o capacidad. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizá un signo más desarrollado. Ese signo creado es al que llamo interpretante del primer signo. Este signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de algo no en todos sus aspectos, sino sólo en relación conalguna idea a la que a veces he llamado la base (ground) del representamen» (CP 2.228, c.1897). (…) 2) El objeto es aquello por lo que está el signo, aquello que representa. (…) 3) El interpretante es el signo equivalente o más desarrollado que el signo original, causado por ese signo original en la mente de quien lo interpreta. Se trata del elemento distintivo y original en la explicación de la significación por parte de Peirce y juega un papel central en toda interpretación no reduccionista de la actividad comunicativa humana. Este tercer elemento convierte a la relación de significación en una relación triádica —frente a todo dualismo cartesiano o estructuralista post‐saussureano—, pues el signo media entre el objeto y el interpretante, el interpretante relaciona el signo y el objeto, y el objeto funda la relación entre el signo y el interpretante. (…) Todo signo es un representamen. Representar es la operación más propia del signo, es estar en lugar del objeto «como el embajador toma el lugar de su país, lo
representa en un país extranjero». Representar es «estar en una relación tal con otro que para un cierto propósito es tratado por una mente como si fuera ese otro. Así, un portavoz, un diputado, un agente, un vicario, un diagrama, un síntoma, una descripción, un concepto, un testimonio, todos ellos representan, en sus distintas maneras, algo más a las mentes que los consideran» (CP 2.273, 1901). Pensar es el principal modo de representar, e interpretar un signo es desentrañar su significado. El representamen no es la mera imagen de la cosa, la reproducción sensorial del objeto, sino que toma el lugar de la cosa en nuestro pensamiento. El signo no es solo algo que está en lugar de la cosa (que la sustituye, con la que está en relación de «equivalencia»), sino que es algo mediante cuyo conocimiento conocemos algo más. Al conocer el signo inferimos lo que significa. El representamen amplía así nuestra comprensión, de forma que el proceso de significación o semiosis llega a convertirse en el tiempo en un proceso ilimitado de inferencias. Por ello los signos no se definen sólo porque sustituyan a las cosas, sino porque funcionan realmente como instrumentos que ponen el universo al alcance de los intérpretes, pues hacen posible que pensemos también lo que no vemos ni tocamos o ni siquiera nos imaginamos. (…) Las personas o intérpretes son portadores de interpretantes, de interpretaciones. El signo crea algo en la mente del intérprete, y ese algo creado por el signo, ha sido creado también de una manera indirecta y relativa por el objeto del signo. En este sentido, puede decirse que la aportación capital de Peirce consiste en poner de manifiesto que, si se acepta que los procesos de significación son procesos de inferencia, ha de aceptarse también que la mayor parte de las veces, esa inferencia es de naturaleza hipotética («abductiva» en terminología de Peirce), esto es, que implica siempre una interpretación y tiene un cierto carácter de conjetura. Nuestra interpretación es siempre falible, esto es, puede ser siempre mejorada, corregida, enriquecida o rectificada.» Esto nos permite entender más la segunda migaja, la del 21 de junio de 1972, Lacan escribe en la pizarra y al interior del Seminario dice: «Sí, qué hay en el discurso analítico, entre las funciones de discurso y este soporte, que no es la significación del discurso, que no tiene que ver nada que ver con lo que es dicho? Todo lo que es dicho es semblante. Todo lo que es dicho es verdad. Y aun más, todo lo que es dicho hace gozar. Eso que es dicho. Y, como lo repito, como lo rescribí en el tablero hoy, que se diga como hecho permanece olvidado detrás de lo que es dicho. Lo que es dicho no está en otro lugar que en eso que se oye, y es eso la palabra. Solamente decirlo, es otra cosa, es otro plano, es el discurso. Es eso que, de relaciones, y que los sostiene a todos juntos, con personas que no son forzosamente aquellas que están allí, es que se llama la relación, la religion, el vinculo social, eso pasa al nivel de un cierto número de conexiones que no se hacen al azar, que necesitan, un poco de errancia cerca, ese cierto orden en la articulación significante. Y para que algo sea dicho ahí, hace falta ahí, hacen falta ahí otra cosa que lo que ustedes imaginan, lo que ustedes imaginan bajo el nombre de realidad; porque la realidad emana muy precisamente del decir. (…) El decir tiene sus efectos entre los que se constituye lo que se llama el fantasma, es decir esta relación entra el objeto a¸ minúscula,
que es lo que se concentra del efecto del discurso para causar el deseo, y ese algo que alrededor, y como una hendidura, se condensa, y que se llama el sujeto. Es una hendidura porque el objeto a minúscula, él, está siempre entre cada uno de los significantes y aquel que sigue y es por eso que el sujeto, él, estaría siempre no entre, sino al contrario abierto hiante.» Y más adelante «En eso que debe ser distinguir de lo que llamé antes el relleno, el intervalo, el taponamiento, la hiancia que hay entre el nivel del cuerpo, del goce y del semblante, y el discurso, para darse cuenta que es allí donde él se plantea la cuestión de lo que tiene que poner y que no son los buenos sentimientos, ni la jurisprudencia, que está en relación con otra cosa que tiene un nombre, que se llama la interpretación, lo que el otro día ha sido puesta para ustedes en el tablero bajo la forma del triángulo llamado semiótico, bajo la forma del representamen, de interpretánte y aquí el objeto, y para mostrar que la relación es siempre ternaria, a saber que es la pareja représentamen‐objeto que es siempre a reinterpretar, es eso de lo que se trata en el análisis. El interpretante es el analizante. Esto quiere no decir que el analista no esté allí para ayudarle, para empujarle un poco en el sentido del intérprete.» Y aún más: Que es bien aquello con lo que el discurso analítico debe advenir, a condición de que no se corrompa en su pisoteo actual. (…) ¿ Qué hace falta al esquema de Peirce, sustituir para que eso pegue con mi articulación del discurso analítico? Es tirado, en relación con el efecto de eso de lo cual se trata en la cura analítica, no hay otro representamen que el objeto a¸ minúscula. El objeto a minúscula del cual el analista se hace el representamen justamente, él mismo en el lugar del semblante.» Es esto entonces de lo que fue desviado como dice en 3.1. Vemos esbozados el asunto del signo en Pierce, las relaciones de significación que se juegan en la concepción tríadica del signo y las relaciones de estas dos frases con el Discurso, en particular el Discurso psicoanalítico. Así entendemos el interés de Fierens por introducir el asunto del Discurso en su capítulo 1 de su texto que comenta los apartados 1 al 4 de L’etourdit. La próxima vez 15 de Septiembre continuaremos entonces con los apartados 2 al 4 de L’etourdit. Remito en anexo entonces la Versión 1.1 de Estudios Lacanianos: «Aun con el atolondradicho» de los Apartados 1‐3. En próximos días circulara la Versión palabreanteser del Apartado 4 y la traducción de las tres partes que faltan del capítulo 1 de Fierens.