Manolo Rives: Alejandro Malaspina, Un Gran Marino

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20-M

NÁUTICA

Domingo, 21 de mayo de 2006 / Diario de Mallorca

HISTORIA NAVAL

Alejandro Malaspina, un gran marino

llar el anhelado paso entre el Pacifico y el Atlántico. De esta fecha, obra en la biblioteca de la escuela, una carta general, que abarca entre los 15º y 61º de latitud Norte y 71º al Oeste del meridiano de San Blas, - que dista 88º 15´ al oeste del de Tenerife -. Finalmente el 20 de octubre están las corbetas de regreso en Acapulco, donde permanecen



El Descubierta y su gemelo del Atrevida fueron testigos de uno de los primeros viajes de investigación científica

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El marino español Alejandro Malaespina, invirtió dos años en realizar un profundo estudio cienttífico a lo largo de todas las rutas marinas conocidas. Alejandro Malaspina es, sin duda, el marino español más representativo, en la categoría de marinos-científicos-exploradores del siglo XVIII, en la línea de Cook y Bougainville. En las postrimerías del “siglo de las luces” efectuó el viaje científico más importante de la historia marítima española. Había nacido en Mulazzo ( Italia ) en 1754. Venido a España con el propósito de ingresar en la Armada, sentó plaza de guardiamarina en Cádiz en 1774. En 1776 se graduó de alférez de fragata. Efectuó varios viajes, uno de ellos a Filipinas, y participó en distintas acciones de guerra Más tarde efectuó otros viajes a Filipinas al mando de la fragata “Asunción” y dio la vuelta al mundo a bordo de la fragata “Astrea”. Durante este periplo concibió el proyecto de un largo viaje de investigación científica alrededor del mundo. En 1.778, es ascendido por Carlos III al grado de capitán de navío. Ma-

laspina decide poner en conocimiento real, su proyecto, a través del que fue capitán general de la Armada y ministro de Marina D. Antonio Valdés. El Rey, no solo estuvo de acuerdo con la idea; si no que fue un gran impulsor de la misma. Se construyeron, en los astilleros de La Carraca, dos corbetas ex profeso para la expedición que se llamaron “Atrevida ” y “ Descubierta ”, con unas características (poco calado, buena capacidad, ect.), adecuadas, para esta clase de viajes. Ambos buques, gemelos, tenían las siguientes dimensiones: Eslora de 33,5 metros, 8,8 metros de manga y 4,3 metros de puntal. Desplazaban unas 300 toneladas. Eran embarcaciones mangadas al ser su manga un cuarto de la eslora, lo que permitía un buen porte, como son víveres para un tiempo de 2 años y agua y leña para 6 meses, supuesta una dotación de un centenar de hombres. Como tales corbetas esta-

ban provistas de tres palos, trinquete, mayor y mesana, más el bauprés a proa.Sus velas eran todas cuadras, a expedición de la cangreja del palo mesana, los foques y las velas de estay. Especial atención se puso a en la elección del personal que debía efectuar el viaje, desde los oficiales hasta el último grumete, pasando por los técnicos que eran propios en este tipo de expediciones, como naturalistas, m é d i c o s , p i n t o r e s , dibujantes...etc. Tampoco se ahorró en instrumentación científica, encargada a los mejores constructores del continente. Varios eran los cometidos a desarrollar. De una parte se pretendían revisar las rutas comerciales y los puertos del Pacífico, al tiempo de ampliar y perfeccionar la cartografía de las costas. Así mismo, la realización de muchos y diversos estudios sobre geografía, astronomía, botánica, zoología y otras disciplinas. Pero ante todo la finalidad prioritaria a la vez que secreta, era comprobar in situ, la situación social, política, económica y militar de nuestras colonias. Zarpó la expedición del puerto de Cádiz el 30 de julio de 1789. Malaspina al mando de la “Descubierta”, mientras que José Bustamante y Guerra, capitaneaba la “Atrevida”, siendo el total de expedicionarios de 204 hombres. El día 20 de septiembre siguiente fondeaban los dos buques en Montevideo. Allí levantaron cartas del Río de la Plata. Prosiguieron viaje al poco tiempo, y en noviembre estuvieron en la Patagonia argentina, desembarcando en Puerto Deseado, donde establecieron contacto con los indígenas. Allí toman

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datos sobre altura y complexión de algunos de ellos y si bien se comprobó, que eran altos y fornidos, también se acabó con el mito de los gigantescos indios patagones. Tras alguna escala, pasan al Pacífico doblando al cabo de Hornos, alejandose de la costa hacia el Sur y llegando a poco más de un grado del circulo polar antártico. Desde allí arrumban al Norte por la costa del Pacifico y llegan a San Carlos de Chiloe en febrero de 1790. Visitan la Isla de Juan Fernández para posteriormente recalar en Valparaiso. Costeando tocaron varios puertos, hasta llaegar en mayo a El Callao, desde donde visitaron Lima, capital del virreinato del Perú. Allí prosiguieron con sus trabajos de investigación En octubre parten de nuevo a las dos corbetas y exploran las costas de Ecuador y Panamá,



Costearon la costa noroeste de América del Norte hasta Canadá

juntas al principio para separase luego, en persecución de distintos objetivos. Se reúnen de nuevo en Acapulco, en marzo de 1791. En este puerto recibe Malaspina nuevas instrucciones que le obligan a variar un tanto sus planes. Cumpliendo éstas, pasa a recorrer minuciosamente la costa noroeste de Norteamérica, llegando hasta Alaska, levantando cartas de múltiples lugares. Ganando en latitud, se llega al paralelo de 60º Norte, sin poder ha-

Malaespina, en lugar de recibir honores, fué encarcelado por Godoy

hasta el mes de diciembre de 1.791, ordenando todos los trabajos efectuados hasta entonces para enviarlos desde allí a España. Nuevamente parten de Acapulco, atravesando el Pacífico, con destino a las islas Marianas. Entre los meses de enero a junio de 1792 recorren estas islas, así como las Filipinas, Papua Nueva Guinea, islas Salomón, las Nuevas Hébridas y exploran las costas de Australia y Nueva Zelanda. Efectuadas estas navegaciones, con los consiguientes trabajos científicos, inician el regreso en julio de 1793. Es entonces cuando Malaspina decide no completar su periplo alrededor del mundo, quizás debido al cansancio de la tripulación, no volviendo al Atlántico por el Cabo de Buena Esperanza, en el sur de Africa, sino que ordenó retornar al puerto de El Callao, en las costas del Perú. Luego de permanecer un tiempo en este puerto, zarpan con rumbo sur con intención de pasar al Atlántico, a través del Cabo de Hornos. Después de visitar las islas Aurora y las Malvinas, se dirigieron a Montevideo, de donde partieron el día 21 de junio para emprender el regreso a España, después de un viaje de más de cinco años de duración. Las dos corbetas llegaran a Cádiz el 21 de septiembre de 1.794. La expedición aportó uno de lo mayores bagajes de conocimientos culturales y científicos que jamas se habían visto. Se procedió a ordenar definitivamente todo este cúmulo de datos para proceder a su publicación. Fama y honores bien merecidos aguardaban al insigne marino. Pero, por desgracia, nada de esto ocurrió. Malaspina fue encarcelado en La Coruña por orden del nefasto Godoy, con quien se había enemistado a causa de sus ideas liberales, según unas versiones o por un enredo en la corte, a decir de otros. El todopoderoso valido de Carlos IV ordenó también la confiscación de todos los papeles, cartas y objetos relativos a la expedición, imposibilitando su publicación. Una real orden de 29 de Abril de 1.796, dejaba en libertad a Malaspina, pero desterrándolo de España, país al que siempre consideró su patria. Falleció en Pontremolli, Italia, el 9 de Abril de 1.810. MANOLO RIVES Director Escuela Náutica Palma

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