La tesis central del libro Demian, por Herman Hesse, es aquella concepción que se tiene desde un comienzo sobre el mundo, partiéndolo en dos fragmentos denominando lo bueno y malo según las atribuciones que desde la infancia la familia se toma la tarea de ir asignado.
Emil Sinclair es quien lleva acabo la narrativa de esta novela, comenzando por describir las características que tienen para el los dos mundos en su vida, los cuales comienzan a ir chocándose a lo largo de su crecimiento, por un lado son sus padres a quienes les atribuía el mundo de lo bueno; un mundo bien conocido por Demian a sus 10 años de edad, este mundo claro y risueño y de buenas costumbres que tenia en su hogar, el otro mundo que comenzaba puertas afuera de su entorno en el que encontraba tristeza y suciedad, animales lastimados y muriendo, un núcleo externo donde las personas solo buscan su propio bienestar, era esta para él la concepción de una mundo malo, pero sin embargo necesario para un equilibrio correcto; dos mundos yuxtapuestos que necesitaban uno del otro para existir.
Uno de los primeros partidarios en contribuir al traspaso de Sinclair del mundo bueno al mundo malo, es Franz Kromer un joven de 13 amos, hijo de un sastre, quien amenaza a Sinclair con delatar su supuesto robo. Obligándolo a pagarle una cantidad de dinero, se puede decir que este es el inicio para Sinclair a entrar al mundo malo, viéndose obligado a robar, mentir y realizar cuanta tarea su verdugo quisiera.
Entrando a observar la personalidad de Kromer, queda en evidencia que es un joven con un claro problema para controlar sus impulsos agresivos por lo que se le pueden atribuir características de un trastorno destructivo de control de impulsos y de la conducta, este joven en particular presenta características de enfado al no obtener sus deseos y tendencia a vengarse de quienes no siguen sus órdenes.
Todo el conjunto de acciones y demandas establecida por Kromer hacia Sinclair, produjeron en él un estado continuo de angustia y cansancio, permitiendo observa un trastorno de personalidad esquizoide, donde Sinclair deja de verle sentido a las relaciones y comienza a sentirse perdido, solitario; sin poder encontrar una salida siendo incapaz de revelarle a alguien su secreto.
La mezcla de clases que realizan en el colegio, es uno de los momentos claves para Emil, el ingreso a su vida del joven Demian, un muchacho que se refleja de manera muy tranquila y madura, esa clase el párroco comienza con la historia de los hermanos Caín y Abel, durante el transcurso del segundo capítulo de esta novela, en un momento Demian sigue y alcanza a él joven Sinclair, con el que cruza unas cuantas palabras en reflexión a su propia concepción de los mundos y su visión del bien y el mal, interpretando a su manera la historia contada; llevándola o intentando plasmarla en el mundo real de ellos.
El joven Demian comienza a formar cada vez mas parte de la vida de Sinclair, siendo este quien le ayuda con el problema de acoso derivado de la relación con Kromer. Sin embargo, Demian comienza a tornarse en quien va a cambiar la cosmo visión que Emil posee de los mundos, planteándose nuevos interrogantes sobre aquellas historias tratadas en la clase de religion a la que tanto le emociona asistir desde que Demian se convirtió en su compañero.
Sin duda alguna Demian no es un personaje del común para Emil, ya que este demuestra una mayor asertividad que los demás niños, generando en Emil sentimiento de miedo y asombro. Una vez más Demian entra a demostrar su visión diferente del mundo, cuando el párroco narra la historia del “ladrón bueno y el ladrón malo”. Donde Demian le comparte su forma de ver esta historia. De donde comienza a formarse la madurez de pensamiento de Emil.
El momento en el que sus padres lo envían a una pensión para estudiante queda en evidencia de nuevo la personalidad insegura de Emil y su necesidad por encontrar de nuevo su mentor de ideas, queda en evidencia la falta que hace para Emil la presencia de Demian.
Durante su estadio en la pensión Emil comienza a presentar alucinaciones con sus dibujos de donde se puede inferir una alucinación visual, denominando a su obra Beatrice en base a la belleza de aquella joven con la que se cruzó un par de vece n la plaza, sin saber su nombre decide llamarle de esta forma haciendo referencia a la protagonista de la divina comedia. Esta atracción genera u n nuevo cambio en la conducta de Emil sacándolo de su episodio de aislamiento, sin embargo, produciendo una obsesión con esta pintura llegando al punto de identificar los rasgos con los de Max. En el cuarto capítulo podemos evidenciar otra de las alucinaciones de Emil, en donde en aquella llama de fuego el observa al pájaro del escudo de su casa salir volando.
Finalmente, Sinclair vuelve a formar lo que para él es el nuevo mundo luminoso cuando observa en la mama de Demian aquella mujer que el plasmo en su pintura, de la cual se enamora, Eva va a ir tomando para Emil el significado no solo de luz sino también de un hogar como el que el precisaba en su infancia. Ya que le es posible retomar los camilos de luz y de amor que tanto anhela conseguir y formar para su mundo interior ansioso de estabilidad. Para concluir la semiología de Emil Sinclair, es evidente un trastorno de personalidad esquizoide, ya que a lo largo del a historia muestra como todos estos sucesos van formando un estado de emociones cada vez más frías y de desapego llegando al punto ya de ni interesarse por cómo se encuentre su familia, buscando siempre permanecer solitario caminando y disfrutando de su desapego social. También podemos encontrar de cierta manera una combinación de la teoría freudiana del Ello, Yo y Superyó, considerando al Ello como todo aquello denominado mundo malo donde se encuentran los pensamientos perversos y dañinos; el Superyó tomando forma como el mundo bueno, lleno de deseos y pensamientos armoniosos con el prójimo y finalmente el Yo como la parte de Sinclair que se debate entre esto dos opuestos yuxtapuestos unos del otro. Sin embargo, siempre buscando una estabilidad emocional entre ambos mundos.