HEREDARAS EL VIENTO – “EL JUICIO DEL MONO 1999” El título de la película: Procede del versículo del libro de los Proverbios (11, 29) de la Biblia que dice que «El que perturba su casa, solo heredará el viento, y el insensato, será esclavo del sabio de corazón». "La herencia del viento". Así se titula la extraordinaria película que enfrenta a las dos teorías que más controversias han suscitado. Diferencias insalvables que todavía siguen latentes en algunos ámbitos desde que Darwin escribió su célebre libro La Evolución de las especies que tantas ampollas levantó entre los creyentes más fervientes de todo el mundo. Al no leerlo ni comprenderlo lo resumían todo a un único y escandaloso postulado: “El hombre desciende del mono”, contradiciendo la creencia tan arraigada a lo largo de los tiempos de que el hombre es un ser creado a imagen y semejanza de Dios, tal y como revela El libro del Génesis en el Antiguo Testamento. La Biblia era interpretada textualmente ya que la palabra de Dios no podía prestarse a ambigüedades. Para los fanáticos religiosos La Evolución de las Especies era obra de un loco, un pagano, un hereje, mientras que la Biblia era la palabra de Dios revelada a los hombres, por lo tanto cualquier comparativa resultaba vana e incluso sacrílega. Imaginemos el difícil camino recorrido por los primeros audaces que pretendieron conciliar ambas obras. El debate entre creacionistas y evolucionistas parece hoy en día perdido para los primeros, debido sobre todo a lo que en los últimos siglos la Ciencia y la Tecnología nos han aportado. La Iglesia Católica ha reivindicado las teorías de Darwin como compatibles con el relato de la Creación y, un poco a regañadientes, ha pedido perdón; reconoció sus errores por arbitrarias excomuniones, siendo la más célebre la de Galileo; trató de adaptarse a los tiempos modernos y conservar en su seno a los creyentes en Dios y los adeptos a los avances científicos que a la sazón eran muchos. Pero no hace muchos años el debate era tan estéril como apasionante debido a los argumentos de unos y otros, e imposible cambiar de bando ante la firmeza de las convicciones. Tras las guerras religiosas que tanta sangre derramaron como las Cruzadas o la guerra de los Cien Años, y una vez que la Inquisición afortunadamente pasó a mejor vida y dejó de quemar herejes, la fe y la razón se enfrentaron y continúan enzarzados en el campo de batalla de una dialéctica no exenta de intolerancia, intereses y sobre todo oídos sordos; en definitiva, una prueba más de la torpeza y debilidad de la humanidad. Al margen de esta disputa vamos a
dejar las guerras santas que todavía hoy tanta sangre derraman en nombre de Dios y provocadas por el odio y la intolerancia más que por la fe. INICIAMOS:
Sinopsis: En una pequeña ciudad del estado de Tennessee se juzga a un profesor por enseñar a sus alumnos la teoría de la evolución de las especies. El darwinismo se enfrenta a una burda y fundamentalista teoría del creacionismo en una explosiva batalla judicial entre el abogado defensor Henry Drummond y el líder ultraconservador Matthew Harrison Brady. Nos cuenta la historia de un profesor que en 1925 decide explicar en su clase de ciencias la Teoría de la Evolución de Charles Darwin, en contra de una ley menor de ese Estado en la cual se deja claro que las teorías religiosas tienen preferencia. Con todo esto se forma un terrible revuelo con el juicio, en el que Creacionismo y Evolucionismo se enfrentarán para demostrar cuál de las dos teorías se basa en los mejores razonamientos. Además nuestro protagonista está prometido con la hija de un incendiario párroco que junto con un afamado abogado republicano, Mathew Brady (Frederic March) pondrán a todo el pueblo en contra del maestro, pero éste no se verá solo, en su camino se encontrará con un cínico periodista progresista, Hornbeck (Gene Kelly) que le pondrá en contacto con un antiguo colaborador de Brady, Henry Drummond (Spencer Tracy) para que se encargue de su defensa. A partir de ahí la historia es una épica batalla dialéctica entre estos dos mundos, con una victoria moral final para la causa de los evolucionistas y tolerantes y una pírrica victoria judicial y legal para los creacionistas. Es destacable la magnífica contraposición entre el cinismo de Hornbeck, el escepticismo de Drummond y el fanatismo de Brady (interpretados de manera soberbia por los actores principales) en un final que podríamos definir de aristotélico en el que se consigue un cierto equilibrio. He querido hacer hincapié en las posiciones, más o menos graduadas de los personajes en torno al tema, si Hornbeck es un convencido evolucionista, también es un hombre intransigente, solitario y sarcástico que mira por encima del hombro al resto de los aldeanos que acusan al profesor. Por otra parte, aunque Drummond comparte su punto de vista, él es más pedagógico y abierto, por lo que en base a su escepticismo entiende que la Teoría de la Evolución presenta una sustentación más sólida tratando de convencer al resto en base a una lógica, que bien pudiera parecer mayéutica. Finalmente, Brady supone un tótem de conocimiento que es inamovible y absoluto y que, jugando con los sentimientos de unas gentes poco formadas e influenciables, intenta sustentar su teoría con ninguna prueba y puro fervor religioso, aun cuando tenga algunos argumentos fácilmente rebatibles. Es interesante ver esta película, para que los evolucionistas conozcamos más de primera mano el sentir de las gentes creacionistas, aunque siendo sincero,
eso de llamarnos “evolucionistas” tiene un cierto matiz religioso que no me gusta. A día de hoy cuando se habla de la Teoría de la Evolución, cuando se dice la palabra “teoría”, parece que se hace referencia a una idea que se suelta y queda en el aire, pero en ciencia esto no es así, para que un conjunto de ideas muestren una teoría deben de tener más o menos estos tres pilares: 1. Deben de ser unas ideas con cierta lógica interna y consecuente entre sí. 2. Deben haber datos que las avalen. 3. Deben de formar parte de un experimento que permita su recreación. Si bien es cierto que por la geodinámica terrestre, no podemos hacer experimentos que demuestren la evolución de por sí, pero sí es cierto que tenemos un registro fósil muy amplio y pruebas que nos permiten una datación más o menos exacta, pero pruebas al fin y al cabo. Lo que he dicho de los experimentos no es totalmente exacto, si bien no lo son como tal, experimentos como el de Oparin, teorías como la de Margullys y análisis como la comparación de embriones (en la que se ve que los embriones de diferentes especies son bastante similares) nos ofrecen las pruebas necesarias para formular una teoría sólida y con argumentos, algo que ciertas creencias hoy, desgraciadamente persistentes, no tienen. Nos faltarán datos, tendremos que corregir, tendremos que ampliar, pero lo que sí sabemos es que lo que decimos no es algo insignificante.
DERECHOS QUE SE INVOCAN SON: DERECHO DE CÁTEDRA Es uno de los derechos incluidos dentro del derecho humano o fundamental de Libertad Académica. Es el derecho a ejercer la docencia, en el ámbito de la Educación Superior, con absoluta libertad, es decir, es el derecho de los profesores e investigadores, para investigar en sus respectivos campos de conocimiento y expresar sus anotaciones y opiniones sin temor a ser rechazados o apartados de su tarea.
DERECHO ACADÉMICO Es un concepto mucho más amplio que la libertad de cátedra. Incluye, por ejemplo, la libertad de llevar a cabo investigaciones y difundir y publicar los resultados de las mismas, la libertad de expresar libremente su opinión sobre la institución o el sistema en que trabaja, la libertad ante la censura institucional y la libertad de participar en órganos profesionales u organizaciones académicas representativas.
DERECHO DE PENSAMIENTO «Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia». (Artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Adoptada y proclamada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948).
Para terminar podemos decir que «Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de expresión, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia». (De la Declaración universal de los derechos humanos; artículo 18). Por ello La tolerancia religiosa también está dentro de los derechos, donde la tolerancia religiosa significa respetar y aceptar la existencia de otras formas de vida, creencias e ideas, o aun la no creencia en ninguna religión. La intolerancia religiosa puede consistir en considerar ciertas creencias como anómalas, fuera de lugar o heréticas por el simple hecho de ser diferentes. Para que se dé la tolerancia religiosa es necesario que los individuos y las instituciones reconozcan la pluralidad y diversidad del mundo en que vivimos, así como la existencia de conceptos que para otros son importantes aunque pertenezcan a una minoría. Los dogmas de un culto en particular se deben interpretar como para uso dentro de la comunidad que los profesa y sin involucrar a terceros en el mundo exterior que no deseen participar de ellos.