FRUTA Y SENTIDO Hegel relata la pequeña historia de aquel hombre que quería fruta y por ello rechazó manzanas, peras, ciruelas, cerezas y membrillo. Pues no quería manzanas, sino fruta, no quería peras, sino fruta, ni membrillo, sino fruta; así que eligió el único camino que le conducía con seguridad a no conseguir lo que quería, que era fruta; pues la fruta sólo existe (al menos para los seres humanos) en forma de manzanas, peras, ciruelas, cerezas o membrillo. Lo mismo sucede a quien busca directamente la felicidad (bajo en seudónimo de sentido; pues una persona así no quiere leer, sino que quiere sentido, no quiere escribir, sino que quiere sentido, tampoco quiere trabajar, sino que quiere sentido, no quiere dormir, sino que quiere sentido, no quiere cumplir deberes, sino que quiere sentido, no quiere seguir inclinaciones, sino que quiere sentido, etc: no quiere profesión, sino sentido; no quiere hobby, sino sentido; no quiere familia, sino sentido, no quiere soledad, sino sentido, no quiere Estado, sino sentido, no quiere arte, sino sentido, no quiere economía, sino sentido, no quiere ciencia, sino sentido, no quiere compasión, sino sentido, etc. También esta persona elige el único camino que le conduce con seguridad a no alcanzar lo que quiere: el sentido.
Apología de lo contingente Odo Marquard