Estrategia De Fortalecimiento Para Las Organizaciones

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Luis Eduardo Garzón ALCALDE MAYOR DE BOGOTÁ D.C. Juan Manuel Ospina Restrepo SECRETARIO DE GOBIERNO Olga Beatriz Gutiérrez Tobar DIRECTORA GENERAL Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC) Equipo IDPAC Jorge Alberto Floréz Garzón Subdirector Fortalecimiento de la Organización Social Patricia Cruz Vargas | Farith Hinestroza García Equipo Asesor de la Subdirección de Fortalecimiento de la Organización Social Sonia Guarín Pulgarín | Camilo Ernesto Peña | ConstanzaGómez Equipo Red Distrital de cooperación para el desarrollo Coordinacion editorial Oficina Asesora de Comunicaciones Diagramación Luis Arévalo Mantilla Especiales agradecimientos a: Mesa de Fortalecimiento de las Organizaciones Sociales de Bogotá Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC). Cra. 30 24-90 | piso 14 | Bogotá, D.C. Colombia. PBX 2417900. www.participacionbogota.gov.co [email protected] 2007



Estrategia de fortalecimiento para las organizaciones sociales y comunitarias del Distrito Bogotá, 2007





ÍNDICE

Presentación .................................................................................................................................. 7

1.

Marco general y experiencias de fortalecimiento ............................................................................... 11

2.

Problemática y justificación ............................................................................................................. 19

3. 3.1. 3.2. 3.3.

Marco conceptual .......................................................................................................................... 27 Enfoque . ....................................................................................................................................... 29 Organizaciones Sociales y Comunitarias .......................................................................................... 32 Fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias . .......................................................... 33

4. Lineamientos y pautas para la acción . ............................................................................................. 35 4.1. Lineamientos . ................................................................................................................................ 37 4.2. Fortalecimiento institucional para la participación ............................................................................. 39 4.2.1 Campos de acción de la estrategia de Fortalecimiento para las Organizaciones Sociales del Distrito .... 39 4.2.2. Acciones y programas de fortalecimiento adelantados por la actual administración distrital .................. 40 4.2.2.1. Fortalecimiento a organizaciones sociales y comunitarias y sus redes, e instancias de participación . ..... 40 4.2.2.2. Proyecto de Fortalecimiento y Apoyo a los Procesos de las Organizaciones Sociales ............................ 41 4.2.2.3. Proyecto Obras con Participación Ciudadana ................................................................................... 42 4.2.2.4. Politécnicos Comunitarios y Acciones Empresariales Solidarias............................................................ 42 4.2.2.5. Proyecto de inversión Escuela de Participación y Gestión Social . ........................................................ 42 4.2.2.6. Mejoramiento del Entorno . .............................................................................................................. 43 4.2.2.7. Fortalecimiento cultural..................................................................................................................... 43 4.3. Instrumentos y herramientas transversales para el fortalecimiento........................................................ 44 Sistema de Información . ................................................................................................................. 44 Rutas metodológicas . ..................................................................................................................... 44 Observatorio de fortalecimiento ...................................................................................................... 48 Estándares ..................................................................................................................................... 49 Banca de oferta y demanda ............................................................................................................ 49 4.4. Dinámica de los actores . ................................................................................................................ 49 Bibliografía ................................................................................................................................... 51



Colección participación sin indiferencia



Estrategia de fortalecimiento para las organizaciones sociales y comunitarias del Distrito.

Presentación Desde la expedición de la Constitución Política de 1991, el Estado ha mostrado particular interés en la promoción y el fortalecimiento de estas organizaciones y de sus espacios de participación razón por la cual se ha venido transformando el esquema tradicional de planeación y ejecución de lo público. Esto se ha traducido en hechos como la formulación, implementación y evaluación de políticas públicas en alianza con actores del sector privado, especialmente de organizaciones sociales. Así, actores privados -específicamente organizaciones sociales- y agencias del Estado de carácter Distrital, han diseñado e implementado acciones y programas de fortalecimiento en torno a diferentes dimensiones (socio política, planeación estratégica, talento humano, productividad, entre otras), cuyo público objetivo son las organizaciones sociales y comunitarias de Bogotá. Tales acciones parten del supuesto de que organizaciones con mayores competencias, habilidades y calidades para la realización de sus funciones y propósitos podrán llevar a cabo un mejor aporte en los procesos de desarrollo, y en la construcción del tejido y capital social de la ciudad. En sintonía con estas apuestas, que han sido crecientes en los últimos quince años por parte de los actores públicos y privados, la Administración del Alcalde Luis Eduardo Garzón, a través de su Plan de Desarrollo Distrital 2004-2008 “Bogotá sin indiferencia. Un compromiso social contra la exclusión social y la pobreza”, en el Eje de Reconciliación dio forma al propósito de motivar “una organización ciudadana que propicie y dinamice una cultura de reconciliación, de solidaridad, de inclusión, de participación, de responsabilidad y corresponsabilidad, de respeto a la vida, a los derechos humanos, a la justicia, la seguridad, a la participación y al control social”.



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El Alcalde Garzón contempló la participación como uno de los pilares fundamentales de su Gobierno y la concibió como un derecho ciudadano que debe ser garantizado por parte de las instituciones estatales de la ciudad. También, como un derecho que debe ser asimilado como un deber ciudadano para empoderarse e involucrarse en la vida política y pública de Bogotá. Para ello el Acuerdo 257 del 30 de Noviembre de 2006 “por el cual se dictan normas básicas sobre la estructura, organización y funcionamiento de los organismos y de las entidades de Bogotá, Distrito Capital” transformó el Departamento Administrativo de Acción Comunal en el Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC) con el fin de garantizar el derecho a la participación ciudadana y propiciar el fortalecimiento de las organizaciones sociales. la Política Pública de Participación, expedida por el Alcalde Luis Eduardo Garzón reconoce la riqueza de las experiencias de participación ciudadana en Bogotá, y la necesidad de contar con estrategias gubernamentales de largo plazo que potencien el marco normativo e institucional existente, a la par que le den soporte a la dinámica de la organización y movilización ciudadana. (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2007, 8) Esta Política plantea la necesidad y el compromiso de crear y desarrollar acciones que fortalezcan la participación ciudadana en Bogotá. ¿De qué manera? A través de intervenciones gubernamentales dirigidas a estimular la organización ciudadana y a garantizar las condiciones más adecuadas para que los habitantes de Bogotá tengan presencia en los escenarios públicos de deliberación y concertación de la ciudad e incidan en todos los momentos del ciclo de la gestión de la política y en las decisiones que afectan su existencia. La idea es fortalecer la organización social y comunitaria. El presente documento desarrolla los planteamientos iniciales que hace la Política de Participación sobre el tema de fortalecimiento de organizaciones sociales, presentando lineamientos que orientan las acciones gubernamental



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y no gubernamental en lo que tiene que ver con la cualificación de las organizaciones para la gestión de lo público. Además, recoge avances reflexivos de la Mesa de Fortalecieminto de las organizaciones sociales de Bogotá constituido por un grupo de organizaciones de la sociedad civil que tiene experiencia en la materia1 y que en conjunto con la Administración Distrital2 planteó una serie de análisis en el documento Lineamientos y orientaciones para la formulación de una Política Pública de Fortalecimiento de las Organizaciones Sociales de Bogotá, recogidos en los diferentes apartes del presente documento y que se constituyen en parte central de la propuesta. Conforme con la misión del IDPAC de “Promover y generar espacios y procesos sostenibles de participación de los ciudadanos y de las organizaciones sociales del Distrito Capital, fortaleciéndolos para garantizar el derecho a la participación ciudadana con instrumentos, metodologías, tecnologías y estrategias que les permitan incidir en las decisiones que los afectan a través de la concertación de sus aspiraciones con los iniciativas de las entidades distritales, en el marco del Estado Social de Derecho”, presentamos la Estrategia de Fortalecimiento para las Organizaciones Sociales y Comunitarias del Distrito, sus Redes e Instancias de Participación. Olga Beatriz Gutiérrez Tobar DIRECTORA INSTITUTO DISTRITAL DE LA PARTICIPACIÓN Y ACCIÓN COMUNAL

1. Foro Nacional por Colombia, Fundación Corona, Consorcio para el Desarrollo Comunitario y el Centro de Educación para el Desarrollo de la Corporación Universitaria Minuto de Dios. 2. Red Distrital de Cooperación para el Desarrollo, Alcaldía Mayor de Bogotá, IDPAC.



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1. Marco general y experiencias de fortalecimiento

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1. Marco general y experiencias de fortalecimiento La Constitución de Política de Colombia de 1991 despejó un camino importante para la democracia participativa del país. Desde ese entonces, leyes como la 134 de 1994, la 152 de 1994 o Ley Orgánica de Planeación y la 850 de 2003 han sido la respuesta a procesos históricos que demandaban de los gobiernos un mayor reconocimiento de las diversas expresiones de la sociedad. Tales leyes han sido el cimiento de otra serie de herramientas normativas y realidades concretas a través de las cuales se evidencia hoy día el aumento de la intervención de la ciudadanía y sus organizaciones en los procesos de toma de decisión en torno al desarrollo del país. Desde la Carta Magna, Bogotá avanza en la generación de marcos legislativos que soportan, legitiman y dan impulso a la participación de su población en los procesos de decisión pública. Por eso existen los Acuerdos 12 de 1994 y 13 de 2000; el Acuerdo 131 de 2004 que establece los procedimientos para la rendición de cuentas de la gestión pública; y el Acuerdo 142 de 2005, que reglamenta el funcionamiento y las redes de apoyo de las veedurías ciudadanas. Como éstos, existen otros actos legislativos a través de los cuales se da vida a los Consejos de Juventud, a los Consejos de Cultura, a los Consejos de Discapacidad, a la Consultiva Distrital de Comunidades Afrodescendientes,

entre otras, como instancias de participación y representación de diversas poblaciones en los escenarios de discusión y concertación de los asuntos públicos. El reconocimiento de la participación ciudadana y la legitimación de instancias que representan grupos poblacionales o sectores, hace parte del estímulo general que se ha dado a la organización social en términos de su creación y cualificación. Esto se evidencia en una inversión de recursos técnicos y financieros orientados a la dinamización de procesos de formación, acompañamiento y en algunos casos de financiación de iniciativas por parte del sector público y del sector privado.

Algunas experiencias Programa Obras con Saldo Pedagógico, de la primera administración del Alcalde Antanas Mockus (1995-1997). Este programa tenía como propósito prestar servicios de información, capacitación, asesoría y acompañamiento a cerca de 500 organizaciones comunitarias de la ciudad, vinculándolas directamente en la ejecución de obras y brindando acceso directo y transparente a recursos públicos. Los resultados: incremento de la legitimidad de las organizaciones, reducción de las prácticas clientelistas en ellas y estímulo del trabajo en equipo. Durante la siguiente administración, Obras con Saldo Pedagógico continuó en conjunto con el Programa Acciones para la Convivencia,

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que, con un enfoque pedagógico, brindaba capacitación, asesoría y acompañamiento parcial para el apoyo a proyectos en distintas áreas de la acción social que estuviesen dirigidos a promover convivencia en las comunidades. Planteaba la democratización de la contratación pública y la injerencia directa en el desarrollo territorial apoyando iniciativas comunitarias. Concursos Bogotá Historia Común y Crónicas de mi barrio. Su intencionalidad es el reconocimiento “re-creación” y visibilización del pasado para la valoración de procesos por medio de estrategias de recuperación histórica de hitos sociales y comunitarios en torno al desarrollo. Se constituyó en semillero para la construcción de diversas historias que confluyen en una ciudad como Bogotá. Miles de rostros escondidos resurgieron en textos y videos producidos por grupos comunitarios, estudiantes de secundaria, universitarios, académicos y creativos interesados en recomponer el rompecabezas de una historia en construcción. El Programa Jóvenes Tejedores de Sociedad articuló esta población a las organizaciones sociales y comunitarias de base e incorporación de visiones del desarrollo de poblaciones “excluidas” o “vulnerables”. En el año 2000, durante la Administración del Alcalde Enrique Peñalosa (1998-2000), se puso en marcha el primer esfuerzo a gran escala de formación integral y masiva de líderes sociales y comunitarios, que se concretó en el Diplomado en Gestión Comunitaria y Gerencia Social, con la participación del Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital (DA-

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ACD), la Secretaría de Gobierno y la Veeduría Distrital, con el apoyo logístico de la Pontificia Universidad Javeriana. Preparaba a los ciudadanos para la intervención organizada y no organizada en la esfera pública a través de la capacitación amplia y masiva en torno a temas neurálgicos para el trabajo social y comunitario. Este ejercicio se constituyó en la acción de capacitación comunitaria más grande de los últimos años en Bogotá, al lograr una cobertura de 7.600 líderes, activistas y promotores de la organización social. El diplomado marcó un hito en los servicios de capacitación a las organizaciones comunitarias. Es importante también destacar la diversidad de procesos formativos que persiguen la cualificación política, técnica y social como la Formación de Formadores donde los y las lideres transmiten a sus “pares” conocimientos y experiencias de liderazgo social y comunitario y la promoción de procesos de elección de instancias de participación para la democratización interna de las organizaciones y mejora en niveles de representatividad a través de prácticas participativas. Otra de las iniciativas promovidas en compañía del sector privado, fue el Programa Ecobarrios liderado entre el 2001 y el 2003 por el Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital que tuvo como propósito fortalecer las organizaciones comunitarias y promover su papel como agentes de desarrollo integral de la ciudad, desde un abordaje integral de los aspectos sociales, ambientales, económicos y humanos del desarrollo.

Estrategia de fortalecimiento para las organizaciones sociales y comunitarias del Distrito.

En el año 2002 la Fundación Corona, a través de la Corporación Raíces, hizo un estudio analítico sobre la situación de las organizaciones comunitarias en Bogotá que llevó a plantear conjuntamente con la administración Distrital (Departamento Administrativo de Acción Comunal, Instituto Distrital de Cultura y Turismo y Secretaría de Gobierno) y las universidades Corporación Universitaria Minuto de Dios y Santo Tomás de Aquino, la necesidad de aunar esfuerzos institucionales para diseñar una estrategia que articulara la oferta y la demanda de servicios de formación, acompañamiento y financiación dirigida a las organizaciones sociales de la ciudad. Se esperaba además contribuir a la generación de conocimiento para cualificar las políticas públicas del Distrito en materia de fortalecimiento de dichas organizaciones. En este contexto se constituyó en el año 2002 una alianza público-privada encargada del diseño y la puesta en marcha de la Escuela de Gestión Social y Territorial y se trabajó en una prueba piloto que posibilitó la formar a cerca de 700 líderes y suscribir convenios de administración delegada de espacios públicos con cerca de 150 organizaciones de base. Este esfuerzo estuvo liderado técnica y financieramente por el Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital, el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte. Estuvo operado por el Programa Interdisciplinario de Apoyo a la Comunidad (PRIAC) de la Universidad Nacional de Colombia.

En el 2005 se creó la Escuela Distrital de Participación y Gestión Social como estrategia del Plan de Desarrollo “Bogotá sin Indiferencia”. Recogió las experiencias adelantadas en el Distrito desde el Departamento Administrativo de Acción Comunal -hoy Instituto Distrital de la Participación y la Acción Comunal-, la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Educación Distrital. En el mismo año estas entidades firmaron un convenio a través del cual pusieron en marcha una experiencia piloto de la Escuela de Participación con la Universidad Distrital Francisco José de Caldas - Instituto para la Pedagogía, la Paz y el Conflicto Urbano IPAZUD - a través del diplomado Fortalecimiento de la participación e interlocución de los líderes de organizaciones comunitarias de la Cuenca del Tunjuelo, que tuvo como objetivo “fortalecer a organizaciones sociales y comunitarias que tienen incidencia en la cuenca del río Tunjuelo en conocimiento de políticas públicas, brindando herramientas para la planeación y gestión local en temas como lo ambiental y la ruralidad”. Por otro lado el Instituto de la Participación realizó un convenio de cooperación y apoyo con la Fundación Foro Nacional por Colombia, para la Formulación de las bases teóricas, metodológicas, pedagógicas y de diseño institucional de la Escuela Distrital de Participación y Gestión Social que recogió las experiencias formativas de diferentes entidades distritales y consolidó una propuesta que juntó las experiencias y aciertos de estos ejercicios a partir de tres ejes estructurantes a saber: gestión social de territorio, nodos problémicos e identidades y poblaciones.

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Igualmente, tres fueron los componentes: investigación, formación y movilización. Se reconocieron como ejes transversales el fortalecimiento de los actores sociales para la consolidación de una ciudadanía activa y corresponsable y la necesidad de brindar herramientas técnicas básicas a los participantes en los procesos para posibilitar su incidencia en la formulación puesta en marcha y seguimiento y control de las Políticas Públicas en la ciudad. Se destaca también la formulación del Observatorio de Participación Social y Comunal en el marco de un convenio con la Universidad Distrital Francisco José de Caldas – IPAZUD – mediante el cual las organizaciones comunales y comunitarias de la ciudad y el IDPAC le dieron forma al interés creciente por la investigación de los procesos de participación con énfasis en la perspectiva comunitaria al tiempo que se fortalecen las organizaciones, se crean canales de comunicación y se dinamiza la participación en los procesos de modernización del Estado . El modelo Escuela Distrital de Participación y Gestión Social plantea una propuesta educativa para todo el Distrito cuyos ejes son la formación y la acción para el entendimiento de las coyunturas sociales y políticas, y para la organización en torno a la construcción de políticas públicas encaminadas a la transformación de las realidades sociales. En esa línea, el Distrito plantea en la formulación de los lineamientos de política pública que la Escuela sea una acción central para desarrollar algunos componentes de la Política de Participación.

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De manera simultánea, y para no interrumpir el trabajo que se venía realizando, algunas entidades del sector privado desde el 2005 se reúnen alrededor de la Mesa de Fortalecimiento de las Organizaciones Sociales con el propósito de continuar construyendo conjuntamente con el sector público lineamientos y orientaciones sobre estrategias para el fortalecimiento de las organizaciones sociales. Las entidades que han estado trabajando en este espacio son la Red Distrital de Cooperación para el Desarrollo, la Fundación Foro por Colombia, la Corporación Consorcio para el Desarrollo Social, la Fundación Corona y el Centro de Educación para el Desarrollo de la Corporación Universitaria Minuto de Dios. Otra de las iniciativas de fortalecimiento adelantadas por el anterior Departamento Administrativo de Acción Comunal, hoy IDPAC, han sido los procesos de elección de instancias de participación, que consiste en brindar apoyo y promover los procesos de elección de representantes barriales y locales en las instancias de participación (Juntas de Acción Comunal, Asojuntas, Consejos Locales de Juventud, Jueces de Paz); cualificar a diferentes poblaciones sobre sus derechos y deberes, y sobre su papel protagónico en la construcción social de ciudad, así como sobre los organismos y mecanismos que pueden apoyar su labor, en especial lo relacionado con aspectos jurídicos, contables y administrativos. Este proceso busca potenciar el ejercicio de liderazgos legítimos y representativos; mejorar los niveles de legitimidad de estos actores sociales y cualificar las prácticas participativas y la movilización en torno a intereses colectivos.

Estrategia de fortalecimiento para las organizaciones sociales y comunitarias del Distrito.

Sumado al anterior programa, el actual IDPAC a través del proyecto de Escuela de Participación y Gestión Social ha llevado a cabo la capacitación y acompañamiento a líderes de Juntas de Acción Comunal, que busca a través de procesos de formación elevar las capacidades y habilidades de los dignatarios y dignatarias en el manejo de los temas de su competencia y optimizar el desempeño de sus funciones. A través de la formación de líderes se espera potenciar las organizaciones sociales de las cuales hacen parte y convertirlas en pilares de un desarrollo más humano de ciudad. Otro programa liderado en esta administración por el actual IDPAC es el de Fortalecimiento y apoyo a los procesos de las Organizaciones Sociales a través de la Subdirección de Fortalecimiento de la Organización Social, con el que se busca acompañar y apoyar las organizaciones sociales en el distrito capital, mediante estrategias y acciones que fortalezcan su participación en la gestión pública local y distrital. El programa Obras con Participación Ciudadana es la consolidación para la ciudad del ejercicio de contratación para obras con Juntas de Acción Comunal y organizaciones sociales de la administración Luis Eduardo Garzón. Recogiendo la esperiencia de diversas administraciones, Bogotá sin indiferencia formaliza los procesos de apoyo, capacitación, acompañamiento social y técnico a las comunidades para que a través de la construcción de un parque de bolsillo, una alameda, unas escaleras, una vía peatonal, o el mejoramiento de fachadas, fortalezcan sus liderazgos y la construcción de tegido social.

Por su parte, desde la Secretaría Distrital para la Integración Social se ha realizado el Programa de Fortalecimiento del tejido local para la gestión social, que tiene como propósito promover, impulsar y cualificar las diversas formas de organización y redes sociales para que participen activa, propositiva y de manera cogestionada en la toma de decisiones respecto al ciclo natural de las políticas públicas sociales a nivel distrital y local. Se pretende también el fortalecimiento y cualificación de espacios e instancias de participación, como escenarios de construcción del desarrollo social local e impulsar iniciativas cogestionadas con la comunidad en esa materia. Finalmente el Programa de Gestión para el Desarrollo Social, también a cargo de la Secretaría Distrital para la Integración Social, es otro esfuerzo de la actual Administración que está orientado al desarrollo de acciones en los Centros de Desarrollo Comunitario (CDC) para que se potencien las capacidades y habilidades de los ciudadanos y ciudadanas en condiciones de pobreza de manera que se contribuya al fortalecimiento del capital humano y social”. La experiencia vivida y el camino recorrido durante los últimos 15 años se recoge en la Política Pública de Participació, única en América Latina, expedida por la Administración del Alcalde Luis Eduardo Garzón, y en la cual se precisa cómo en años recientes se han venido diseñando e implementando programas y proyectos para el fortalecimiento de las organizaciones sociales gracias al esfuerzo realizado por diversas entidades de la Administración Distrital y del sector privado, específicamente instituciones de

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educación superior y organizaciones sociales, que han estado orientados al estímulo de la organización comunitaria y al fortalecimiento del liderazgo social y comunitario en la ciudad a través de procesos de formación ciudadana para la participación y de acompañamiento a su trabajo.

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2. Problemática y justificación

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2. Problemática y justificación El Distrito Capital cuenta con un legado de las organizaciones sociales y su rol en los diferentes asuntos públicos de la ciudad. De acuerdo con un estudio de la Corporación Raíces, realizado en el año 2002, en Bogotá existían 3.639 organizaciones comunitarias (formas de agrupación humana) que trabajan de manera directa y constante con grupos poblacionales a los cuales tratan de nuclear y movilizar en torno a la construcción de bienes públicos. Si se observan los datos por localidad, según el mismo estudio, se advierte que Ciudad Bolívar, Suba, Bosa y Kennedy, son las localidades que cuentan con un mayor número de organizaciones sociales. Caso contrario son las localidades de Sumapaz, Antonio Nariño, Los Mártires y Candelaria. En cuanto al universo organizativo por localidad, dicho estudio indica que las organizaciones de base suman un mayor número, seguidas por las culturales y religiosas, para finalizar con las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y de otro tipo. Así mismo, respecto a las organizaciones de base, las localidades de Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa y Suba, siguen obteniendo los primeros lugares. Por tipos de organización, el primer lugar lo ocupan las organizaciones comunales, es decir las Juntas de Acción Comunal, con casi el 40%, seguidas de comités y organizaciones comunitarias legalmente constituidas. El estudio detalla que en los últimos 5 años se han constituido el 26% de las organizaciones existentes en la ciudad; en los últimos 10 años el 25%, y el 49% restante tiene más de 10 años de haberse constituido. De ahí se deduce que

ha existido una dinámica importante en la creación y disolución de las organizaciones sociales en Bogotá y que muchas de las existentes han sido sostenibles y determinantes para la consolidación del capital social de la ciudad. En la actualidad, las organizaciones sociales –constituidas o no formalmente- tienen una serie de debilidades que obstaculizan el cumplimiento de su rol social y político y por lo tanto limitan su posibilidad de relacionarse e interactuar con otros actores y construir capital social en la ciudad. Asunto que ha sido referido por la Secretaría Distrital de Integración Social en relación con las organizaciones de carácter comunitario o de base, al mencionar que el tradicional manejo del poder, la existencia de prácticas y espacios de participación que dan cabida sólo a ciertos grupos, los altos niveles de desconfianza frente a algunos espacios de participación, el precario conocimiento y apropiación de derechos por parte de la comunidad, la existencia de bajos niveles de formación y capacitación y la ausencia de estrategias de coordinación efectiva que garanticen el cumplimiento de compromisos y la continuidad articulada de las acciones, ponen en evidencia la existencia de una débil organización social y de participación en las localidades. Esto trae como consecuencia que los nuevos liderazgos se invisibilicen y se haga difícil la implementación de la política social por cuenta de su fragmentación, desarticulación y carencia del concurso pleno de las comunidades. Según la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte, existen problemas de representación, que se reflejan en los distintos espacios de concertación formales e informales, entre la

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Administración y la sociedad civil. Allí las organizaciones sociales participan a nombre de un sector, territorio o grupo poblacional sin que sea muy claro el enlace entre los representantes y sus representados en términos de agregación de intereses, comunicación e información sobre los acuerdos y deliberaciones internas y toma de decisiones, o mecanismos para la rendición de cuentas y control social. Y sin embargo la elección de los consejos locales de cultura tuvo 18.858 inscritos de 1500 organizaciones para elegir a 427 representantes que integran el Sistema Distrital de Cultura. Aunque más allá de la cifra vale analizar que si bien un consejero necesita para hacerse elegir 1.75 votos, se presentan casos en los que sólo se inscribe una persona por un sector, no siempre con el aval de los grupos que dice representar. Hechos que reflejan el débil vínculo que existe entre representantes y representados. Esta situación demanda fortalecer las capacidades de ambos para reconocerse y afiliarse, identificar sus problemáticas comunes, relacionarse con otros y posicionar sus agendas en espacios de deliberación pública formales e informales. La falta de articulación entre los distintos espacios de concertación promovidos por la Administración, la escasa relación entre las entidades que forman parte de los diferentes sectores de la administración y la falta de conocimiento o ausencia de un perfil de los espacios de participación en términos de su carácter deliberativo, consultivo, informativo, llevan muchas veces a que se pierdan esfuerzos, tiempo y recursos. De esta manera si bien la reforma administrativa logró moderar este problema de dispersión en términos de la integración de las 64 entidades en 12 sectores, este ajuste institucional en la práctica tomará

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años para que se traduzca en una mayor coordinación entre los mas de 200 Comités y Concejos sin contar Juntas Directivas, de manera que dejen de actuar de manera fragmentaria y desarticulada a nivel sectorial e intersectorial, local o distrital. La Encuesta de Cultura 2005, la cual registra un cambio positivo en las actitudes, percepciones y conocimientos de los ciudadanos con respecto al ejercicio de derechos, el cumplimiento de la ley, la democracia y la organización social. Así, el porcentaje de ciudadanos que cree que puede influir en las leyes y políticas pasó de 62.1% en el 2003 a 74.6% en el 2005, mientras que el conocimiento de espacios de participación presentan descensos significativos desde 2001, con una menor proporción en el caso de los Consejos Locales de Planeación, Consejo Distrital y Local de Cultura y los comités de control social. Finalmente, la encuesta señala, al igual que otros estudios cómo los niveles de organización social en torno a instituciones tradicionales (partidos, sindicatos etc.) ya de por si bajos, están en descenso, lo que señala no sólo la crisis de las instituciones tradicionales mediante los cuales se afilian los habitantes de la ciudad, sino lo prioritario de identificar otros niveles de asociación y organización políticas y social en la ciudad. Es necesario y hacer seguimiento a los valores, actitudes y prácticas que influyen en las prácticas de participación y organización tales como la capacidad de realizar acuerdos, generación de confianza entre sí y con las instituciones y la de afiliarse a organizaciones sociales comunitarias y otras formas de organización. Una estrategia fundada en el reconocimiento, garantía y restitución de los derechos, como un objetivo y un aspecto básicos del fortalecimiento de las organizaciones sociales y de los sujetos.

Estrategia de fortalecimiento para las organizaciones sociales y comunitarias del Distrito.

Otra de las debilidades y desventajas son las mencionadas por John Sudarsky, quien identifica bajos niveles de densidad y articulación de estas organizaciones y dificultad para trabajar en red, aludiendo a que el estado actual en que se encuentran limita la posibilidad de que puedan asociarse entre sí, conformar redes y por consiguiente optimizar sus recursos y potenciar los resultados de sus acciones (Sudarsky, 2003). Esto hace que el impacto que están teniendo sobre el desarrollo de la ciudad no sea el adecuado, más aún, teniendo en cuenta sobre todo que en la ciudad existen alrededor de 30.000 organizaciones legalmente constituidas ante los entes de registro y control. Por otra parte, Sudarsky identifica como una más de las dificultades de este tipo de organizaciones los débiles procesos de planeación interna y de proyección hacia su entorno, así como un desconocimiento del contexto en el que trabajan y por consiguiente un acceso limitado a la oferta de políticas, proyectos o programas que se adelantan desde lo público o privado para ellas. Otros de los problemas identificados para las organizaciones sociales, son la precaria formación y profesionalización de su personal directivo y de gestión; los vacíos de financiación; la limitada rendición de cuentas, la escasez crónica de recursos y salvo algunas excepciones, la carencia de marcos jurídicos y fiscales adecuados que impulsen de manera conveniente el desarrollo del sector en iberoamerica. Los problemas también están asociados a lo que se sabe de las organizaciones y la sistematización y difusión sobre sus experiencias, debido a la poca investigación rigurosa sobre su historia y evolución; inexistencia de estudios detallados sobre el actuar de diferentes categorías de or-

ganizaciones, campos de acción, estructura, capacidades y recursos; falta de información entre pares dentro del sector y déficit total de ésta en la opinión pública; escasa comprensión de su contribución a fines públicos; aspectos que no permiten visibilizar su labor, contrastar experiencias y conocimientos acumulados, así como replicar buenas prácticas. (Cartier y Uribe citando a Alberto Castañeda,1999, 15). Por su parte, la Fundación Corona en informes hechos por la Corporación Raíces sobre el Estudio de Factibilidad del Centro de Gestión Comunitaria, y por la Corporación Feedback sobre el Estudio de Actualización de Organizaciones Comunitarias de Bogotá, plantea que existen debilidades en el ámbito interno y externo. En cuanto al ámbito interno hay problemas asociados a los procesos de planeación, trabajo en equipo, clima organizacional, débil manejo de medios digitales e infraestructura, ausencia de recursos propios y suficientes, inadecuado cumplimiento de su objeto social y existencia de problemas significativos en las áreas jurídica, financiera y contable de las organizaciones, lo cual influye negativamente en la consecución y administración de recursos. En cuanto al ámbito externo se presentan problemas de financiación y dificultades en la relación con entidades gubernamentales. En el caso de cultura, en Bogotá participan de este sector desde iniciativas de organizaciones e individuos, pasando por organizaciones del sector solidario y cooperativo, hasta mipymes e iniciativas individuales que operan dentro o fuera de la lógica del mercado con sus especificidades de producción y tipo de demanda. Se reúne así un sector conformado por mas de 300.000 organizaciones, y más de 5.000

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personas vinculadas a prácticas culturales como artistas individuales, organizaciones sin ánimo de lucro, centros de estudio investigación, estudiantes y gestores culturales, grupos poblacionales, sociales y profesionales De esta manera la población ocupada en servicios comunales y personales, entre los que se incluyen los trabajadores de la cultura, representan un poco más del 27% del total de la población ocupada en el año 2003. Algunas estimaciones señalan que al menos un 10% por ciento de la población pertenece a algún grupo o agremiación, de las cuales aproximadamente el 40% define su actividad en función de fines culturales. La definición de políticas para este espectro de organizaciones culturales, entendido como sistemas constituidos por personas, grupos y sus relaciones que se orientan a un objetivo común y colectivo, centrado en aquellas actividades que se originan en la creatividad, el talento y la interacción, (Amabile 1999) involucran procesos y formas diversas, enfrenta a distintas restricciones. Por un lado, la ausencia de información y estadísticas históricas, la gran informalidad e incluso ilegalidad del sector, la escasa o incorrecta división del trabajo o su desigual organización entre otros. Así de acuerdo con recientes estudios (IDCT-CEDEMincultura 2005) tan solo el 34% de los agentes del sector tienen algún vínculo con agremiaciones, la contabilidad adelantada por las empresas del sector no es adecuada en más del 27% de los establecimientos, a pesar de que casi el 100% de los establecimientos lleva a cabo algún tipo de contabilidad. Por otra parte, a pesar de que la mayoría de las organizaciones tienen un tiempo de funcionamiento superior a cinco años, sólo el 14% de dichos establecimientos tiene conocimiento de las normas y leyes que regulan su actividad.

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El número promedio de empleados es mayor al 13,2 y las actividades propias de la producción de este tipo de bienes son llevadas a cabo por unas pocas personas con varias funciones. Estos son los problemas en la situación interna de las organizaciones en términos de una formalización, que se unen a los de ausencia de marcos jurídicos y fiscales adecuados, de condiciones mínimas de planeación interna, contabilidad, administración y gestión de recursos. También se destacan unos bajos niveles de cualificación de su recurso humano y la ausencia de recursos que les permita actuar en un entorno de mercado. Es importante agregar los relacionados con su articulación con otros pares para el desarrollo de proyectos conjuntos o una participación concertada. Para acoger el sin número de actividades que llevan a cabo las organizaciones culturales se requieren formas de asociatividad flexibles capaces de alcanzar los objetivos internos, adaptarse y evolucionar en justa correspondencia con objetivos de un contexto mas amplio. Porque el trabajo creativo en su conjunto no es exclusivamente el resultado de un trabajo individual, sino el de un conjunto de personas que se interrelacionan y cooperan durante el proceso participando en la formación de valor. (Wills 2006) Para lograr un mayor valor se requiere que el bien simbólico transcurra un proceso en el que se entrecruzan el creador, y un sin número de agentes que orientan la producción, promueven su comunicación y agenciamiento a un público determinado. No obstante no existe confianza entre las partes y en cambio persiste cierta prevención de asociarse con otros, mucho más cuando se

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trata de otros agentes y especialidades del campo artístico (productores, comercializadores, periodistas, patrocinadores, curadores, críticos, académicos, entidades públicas, empresa privada etc). Lo anterior trae consigo que no se fomenten formas de asociatividad formales o informales, se pierda información, se desaprovechen oportunidades de compartir, intercambiar experiencias y optimizar recursos y potenciar resultados de un trabajo en red. Esta prevención de los creadores a asociarse contrasta con las características y exigencias mismas del proceso creativo. En efecto, en las organizaciones culturales los creadores se movilizan por proyectos que se recrean y conducen a nuevas iniciativas, lo cual hace fundamental desarrollar altos niveles de confianza, debido al alto riesgo que implica darle curso a una idea, los recursos que se deben movilizar para tal efecto, la interdependencia entre el creador y los demás agentes involucrados y la incertidumbre en la realización del proyecto. Por ello es importante el fomento a redes y otras formas de asociación que permitan realizar oportunidades, acceder a otros agentes y circuitos involucrados en el proceso creativo, aprender habilidades y fortalecer capacidades de tipo organizacional. Con esto se contribuye a acumular y mantener un capital social referido a valoración sobre la calidad de los bienes y servicios, acceso a información, reduciendo los costos de transacción entre los agentes y aumento de intercambios. Además como prerrequisito para el logro de una participación activa que permita a los actores culturales reconocerse y afiliarse, identificar sus problemáticas comunes, relacionarse con otros y posicionar sus agendas en espacios de deliberación pública formales e informales del Sistema Distrital de Cultura.

Es evidente, entonces, que la problemática de las organizaciones sociales no puede ser resuelta exclusivamente por ellas, sino que debe ser también considerada por la Administración pública Distrital, para definir estrategias y acciones que permitan apoyar su solución, ya que el mejoramiento y fortalecimiento de éstas redundará en un mayor capital y tejido social, participación ciudadana y desarrollo local para Bogotá. Así mismo, es claro que el problema de fortalecimiento no solo es para las organizaciones: tiene consecuencias negativas para la institución y los procesos de gobernabilidad ya que si no existen interlocutores calificados que generen las “presiones” y “tensiones” propias de su intervención, la exigencia para la “contraparte institucional” pierde fuerza movilizadora. Si bien es justo reconocer los esfuerzos realizados por el Estado en su conjunto para cualificar la ciudadanía y a las organizaciones sociales, es importante admitir que se requieren mayores avances que contribuyan a una participación calificada por parte de las organizaciones en el desarrollo de la ciudad a través del ejercicio pleno de sus derechos y ciudadanía. Es evidente que ha existido una diversidad y dispersión de esfuerzos y voluntades institucionales mediante la ejecución de programas, planes y proyectos que arrojan resultados específicos, pero que podrían llegar a tener mayores alcances. Se ha avanzado en acuerdos tácitos sobre el fortalecimiento a partir de las necesidades identificadas y las apuestas conjuntas de las entidades, así mismo se ha planteado la necesidad de precisar los mínimos en cuanto al cómo y para qué se hace. En consecuencia, se constituye en una necesidad fundamental y un compromiso del Estado generar procesos que permitan y pro-

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muevan el fortalecimiento de las organizaciones sociales, así como garantizar condiciones que faciliten espacios de trabajo en red para una mejor articulación de actores en torno al desarrollo de la ciudad de Bogotá. Se hace indispensable estructurar una estrategia de fortalecimiento articulada en torno a unas políticas, directrices, normativas y estándares de calidad que den elementos a las organizaciones para lograr una arquitectura interna que les permita estar en capacidad de definir planes de acción coherentes a su misión para lograr sus objetivos e intervenir positivamente en el desarrollo social de la ciudad.

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3. Marco conceptual

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3. Marco conceptual 3.1. Enfoque Bogotá ha sido protagonista durante los últimos 15 años de transformaciones importantes en materia de participación e inclusión de los ciudadanos, así como de la incidencia progresiva de las organizaciones sociales en los procesos de decisión de los asuntos públicos. Dichos cambios reflejan un avance en el acuerdo tácito de la sociedad y el gobierno por trabajar conjuntamente en la definición de los objetivos del desarrollo. El Plan de Desarrollo “Bogotá Sin Indiferencia. Un Compromiso Social Contra la Pobreza y la Exclusión hace explícito un compromiso claro en torno a la integración de la ciudadanía y sus organizaciones en los procesos de gestión de lo público. En este marco la participación es entendida como un principio y como un medio a través del cual se logra involucrar a los ciudadanos y ciudadanas en la toma de decisiones públicas, buscando promover una participación cualificada que permita el diálogo horizontal entre las partes y la posibilidad de construir trabajos en red conducentes al fortalecimiento del capital social y la consecución de objetivos colectivos. Es importante mencionar que en materia de participación se parte del principio básico: participar es ser parte y hacer parte de y en ese sentido los ciudadanos son la ciudad y hacen parte de la ciudad, por lo cual el proceso de desarrollo y transformación de

la misma, así como de su localidad, de su barrio, de su comunidad es también de su interés y competencia. Participar para decidir no es otra cosa que el resultado de atribuir a los habitantes de la ciudad la calidad real de ciudadanos en consecuencia con lo que se estima debe ser un Estado Social de Derecho, por lo tanto implica que cualquier persona se sienta con la capacidad de incidir, desde su entorno, sobre aquellas decisiones que influyen en su calidad de vida y su esfera social; lo cual los convierte en protagonistas de su propio desarrollo. Este es el enfoque del Plan ‘Bogotá Sin Indiferencia’, de la Administración de Luis Eduardo Garzón, y con la Política de Participación, a través de la cual se pretende lograr una ciudadanía activa y la profundización de la democracia mediante el mejoramiento de la participación e incidencia de los diversos grupos de poblaciones y culturas que hoy día le dan forma a la ciudad sobre las decisiones públicas relacionadas con el desarrollo esperado. Se trata de que los individuos y colectivos de la ciudad ejerzan la ciudadanía mediante una participación efectiva en los asuntos públicos de tal forma que se le agregue valor a las decisiones públicas adoptadas y se permita la definición y alcance de objetivos correspondientes a las necesidades de los diferentes grupos de la ciudad. El Gobierno Distrital ha trabajado para que la participación ciudadana sea altamente signifi-

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cativa y propicie a través de los procesos de organización que de ella resulten, capacidades para influir, para promover cambios y transformaciones sociales. Para esto lo que se considera de mayor importancia es el fortalecimiento y la revitalización de la democracia a través de la generación de nuevas formas organizativas y el reconocimiento de las existentes. La participación tendrá lugar en la medida en que también esté presente la organización como la forma de construir y generar estructuras orgánicas flexibles que permitan canalizar el potencial de los individuos hacia la consecución de los propósitos comunes. En este sentido la política de participación determina que una propuesta de fortalecimiento para la participación debe considerar: Un conjunto de acciones gubernamentales dirigidas a estimular la organización ciudadana y garantizar condiciones más adecuadas para que los habitantes de Bogotá tengan presencia en los escenarios públicos de deliberación y concertación de la ciudad, e incidan en todos los momentos del ciclo de la gestión de la política y en las decisiones que afectan su existencia. Un enfoque basado en el reconocimiento de la dignidad de las personas, la equidad como igualdad de oportunidades y la construcción de ciudadanía activa como condición para consolidar una democracia efectiva y actuante; en el que la participación es un derecho fundamental que permite que las personas se reconozcan como sujetos de derechos y no simples receptores pasivos de su-

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puestos favores estatales o usuarios de unos servicios públicos. Es así como para la Administración Bogotá sin indiferencia existe una fuerte alianza entre participación y fortalecimiento, ya que las acciones y proyectos que se adelanten en el campo de éste último, permitirán el desarrollo y consolidación de una ciudadanía activa y corresponsable, es decir, ciudadanos, ciudadanas, organizaciones sociales y entidades conscientes de su protagonismo en la construcción de los asuntos de interés público de la ciudad, dotados con las herramientas idóneas para ejercer ese papel. La Política de Participación propone en el campo del fortalecimiento de actores sociales, la promoción y fortalecimiento de ciudadanos, líderes, organizaciones y redes sociales, lo que significa fortalecer la organización social y comunitaria con miras a alimentar la construcción de agendas públicas comunes que generen resultados, aporten soluciones a las inquietudes y necesidades ciudadanas, lo que plantea la necesidad de trabajar en tres direcciones: En términos técnicos, cualificar el potencial organizativo, de gestión y operativo de actuación de los actores sociales para lograr que su intervención tenga cada vez más y mejor incidencia en su propio desarrollo y en el desarrollo de la ciudad, con especial énfasis en la cualificación de formas de “hacer” interlocuciones válidas con el Estado, en tanto que su gestión recoge y traduce lecturas de grupos o colectivos de la realidad, asume roles de oposición, apoyo, debate, crítica, reflexión y propuesta sustentados en sólida argumenta-

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ción y mantiene un nivel de intervención motivada con visiones de largo plazo. En el estímulo a la creación de nuevas organizaciones y la conformación de redes sociales e institucionales. En la articulación de las organizaciones, sus miembros y la ciudadanía en general a los espacios institucionales y no institucionales de participación ciudadana, propiciando su incidencia en las políticas públicas y el ejercicio del control sobre su ejecución. Así pues, el fortalecimiento de las organizaciones sociales a través de procesos de formación y acompañamiento de líderes enfocados hacia la promoción de la participación y de la interlocución con el Estado es una empresa de carácter eminentemente político, estrechamente ligada a la formación de capital social, al ejercicio de la ciudadanía y en últimas, al afianzamiento de las instituciones, los valores y las prácticas democráticas en la ciudad. El fin propuesto pasa por alcanzar como objetivo inmediato que: Las organizaciones sociales y comunitarias mejoren sus procesos internos de funcionamiento así como sus dinámicas de interacción y trabajo en red para la construcción colectiva de acciones sociales con actores del aparato gubernamental y de la sociedad civil en los ámbitos distrital y local.

“Conseguir que las organizaciones se cualifiquen a nivel interno y en su interacción con actores de su entorno significa que puedan generar capacidades para: Representar intereses variados a nivel poblacional, sectorial y territorial y actúen con el gobierno como interlocutores calificados en la definición de los asuntos públicos. Incrementar sus capacidades técnicas, políticas, de gestión interna de trabajo y de construcción colectiva de conocimiento. Con el fin de que asimilen saberes y experiencias; planeen, hagan seguimiento, evalúen y sistematicen sus propias acciones y gestionen y administren eficazmente sus recursos. Elevar su capacidad de trabajo en red, de articulación a espacios institucionales y no institucionales de participación ciudadana; implementar alianzas en función del cumplimiento de sus objetivos y su rol social en el territorio, multiplicando su interlocución con otros actores y con los agentes gubernamentales en la mira de incidir en las políticas públicas, ejerciendo control sobre su ejecución. Concertar y dialogar de manera horizontal con el gobierno en espacios públicos en función del desarrollo local y distrital, las políticas públicas y la gestión local; propuesto en la Mesa de Fortalecimiento 13 -14. Para fomentar y facilitar el fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias, la ciudad a través de la acción gubernamental y

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en cooperación con algunas organizaciones del sector privado ha venido generando condiciones y oportunidades propicias que facilitan que las organizaciones y redes se involucren en procesos asociados al ciclo de las políticas públicas.

3.2. Organizaciones Sociales y Comunitarias Cuando se habla de una estrategia de Fortalecimiento dirigida a organizaciones sociales y comunitarias, es necesario establecer lo que éstas significan. Cuando se habla de organizaciones sociales y comunitarias se hace referencia a un espacio de interrelación y trabajo compuesto por un grupo de individuos que se identifican con determinados intereses y que deciden actuar de común acuerdo, con el propósito de defenderlos, desarrollarlos y resolver de manera colectiva problemas compartidos. Las organizaciones sociales y comunitarias constituyen escenarios donde se elaboran y ponen en ejecución iniciativas y propuestas a partir de las cuales se establecen relaciones de interlocución, cooperación, conflicto y negociación con distintos sectores de la sociedad y con el Estado. Son un espacio fundamental para la participación, ya que allí los ciudadanos se relacionan con otros a través de intereses comunes entorno a objetivos y acciones determinadas. Estas son indispensables en una sociedad democrática, puesto que facilitan a la ciudadanía

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el acceso al poder mediante su potencial de incidencia en los asuntos públicos: claramente un individuo aislado cuenta con menor capacidad de intervención que una organización, razón por la cual hacer parte de éstas aumenta la posibilidad de las personas para intervenir en la gestión de lo público influyendo sobre su entorno para mejorarlo de acuerdo con sus necesidades. Por eso se espera que las decisiones de este tipo de organizaciones sean tomadas bajo los valores de responsabilidad, transparencia, equidad y conciencia, ya que deben ser el resultado de un proceso adelantado, consultado o concertado al interior de la misma. Generar organización social y reconocer su carácter convocante y vinculante, significa ver en ellas su condición como sujetos colectivos de política que tienen la responsabilidad de llevar a cabo procesos de cambio y transformación social sostenibles y no solo ejercicios coyunturales. La gestión, autogestión de la solidaridad y la corresponsabilidad, dejan de ser un concepto para ser acciones de los individuos, cuando estos se sienten participes de un colectivo que requieren su esfuerzo y contribución. El sentido de la organización social y comunitaria es ir adelante en el juego de la participación en la vida pública, este tipo de organizaciones deben ser colectivos de individuos capaces de elaborar y producir ciencia y arte desde su propia cotidianidad y asumir que estas se constituyen en las herramientas reales de transformación, para así sustituir el asistencialismo y la falta de autonomía, promoviendo la autogestión.

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Las organizaciones sociales y comunitarias tienen diferentes ámbitos y campos de acción, constituyéndose alrededor de objetivos que están demarcados por intereses y apuestas sectoriales, territoriales o poblacionales en el marco de algunas o todas las dimensiones del desarrollo, buscando la atención a diversos asuntos y problemáticas, con el propósito de trabajar por el bien común y el interés general. Su importancia radica en posibilitar que la sociedad civil conviva y trabaje solidariamente, participe en el diagnóstico de su realidad, identificando sus problemas y planteando soluciones e interviniendo en algunos casos en la implementación de las mismas; facilitando la interrelación, comunicación y negociación de éstas con el Estado y con otras organizaciones.

3.3 Fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias El fortalecimiento es una estrategia compleja, contextualizada e intencional a través de la cual se mejoran las habilidades individuales o competencias de una determinada organización o de un grupo de ellas, de cara al mejoramiento en la ejecución de su misión y a la intervención en la elevación de la calidad de vida de las comunidades a las que se pertenece. Desde esta perspectiva las organizaciones sociales buscan a través del fortalecimiento: La cualificación de sus procesos internos.



El logro de destrezas para vincular su labor con el trabajo de otros. El descubrimiento o confirmación de aptitudes o debilidades que es necesario abordar.

Un posicionamiento en la dinámica política y social. Asimilar los aprendizajes a partir de las enseñanzas de otros. El fortalecimiento en últimas permite aumentar las capacidades y el rendimiento de las organizaciones en relación con los objetivos, los recursos financieros y humanos, el entorno en general y los resultados que esperan alcanzar. La estrategia de fortalecimiento debe realizarse teniendo en cuenta: La participación directa de las personas y organizaciones implicadas. El carácter de voluntariedad que debe caracterizar la vinculación de organizaciones a procesos de fortalecimiento. La dimensión temporal del desarrollo institucional, lo cual implica la conciencia sobre el tiempo que se toman procesos de esta índole. El carácter multidimensional referido a los diferentes niveles o planos (los individuos, la organización, el sector y de las instituciones, etc) que deben ser abordados simultáneamente en el proceso. El reconocimiento del saber de los actores involucrados y la construcción colectiva de conocimiento. El reforzamiento de capacidades ya existentes.

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Fortalecer implica intervenir concertada e intencionalmente varias áreas o campos de la dinámica propia de una organización para generar cambios orientados a: Mantener Generar Incrementar Dinamizar (impulsar la puesta en marcha) Potencializar (generar valor agregado a partir de la conjugación de ellas) Valores Capacidades Habilidades Destrezas Conocimientos Igualmente, no es posible el fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias por fuera de los procesos culturales y participativos. Nos referimos así al desarrollo de una cultura política democrática; de la construcción de las condiciones y escenarios para la participación; del estimulo a la movilización social desde la titularidad y ejercicio de los derechos; del reconocimiento, garantía efectiva y restauración de los derechos y las libertades, pues estos constituyen el fundamento ético de la democracia y de la legitimidad del Estado Social de Derecho, definido en la Constitución Política Nacional, cuya construcción debe ser uno de los compromisos centrales.

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Pero además, para el fortalecimiento efectivo de las organizaciones sociales no es indiferente el tipo de descentralización, ni el modelo de participación. Sobre la descentralización se ha dicho que puede referirse a un proceso democratizador que apuesta por la participación ciudadana o, por el contrario tratarse apenas de una estrategia para descargar al Estado de responsabilidades. Nuestra apuesta es, por supuesto, la construcción del Estado Social de Derecho. La descentralización como construcción de gobernabilidad y gobierno local autónomo, con un vínculo íntimo e indispensable con la participación democrática. La descentralización debe incluir en sus objetivos el fortalecimiento de la democracia para el desarrollo y el bienestar sociales. En síntesis, el modelo democrático de la descentralización y de la participación depende de un avance cultural, de condiciones que es necesario garantizar o construir y de la movilización social autónoma. Crear o mejorar esta cultura política democrática y estas condiciones, es esencial para el fortalecimiento de las organizaciones sociales.

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4. Lineamientos y pautas para la acción

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4. Lineamientos y pautas para la acción 4.1. Lineamientos Para alcanzar los anteriores propósitos se plantea la implementación de una serie de lineamientos en torno a las cuales el Gobierno adelantó acciones: Comunicación: busca facilitar el acopio y acceso a información pertinente así como la interlocución ágil entre las organizaciones vinculadas al proceso de fortalecimiento y de ellas con otros actores del escenario social, desarrollando tecnologías de información y comunicación aplicadas al proceso de fortalecimiento como con el que ya cuenta el distrito, denominado: Sistema de Información, alimentado por las entidades promotoras del fortalecimiento y las organizaciones sociales, el cual tiene registradas y actualizadas todas las Entidades Sin Ánimo de Lucro (ESAL) existentes en la ciudad. Formación: es el proceso de calificación permanente que busca generar capacidades en las organizaciones para su funcionamiento interno, la gestión social de sus territorios y la actuación calificada en lo público. Conlleva la realización de acciones puntuales y transversales de la oferta institucional pública y privada a la medida de las necesidades de las organizaciones, orientadas a potenciar capacidades propias y en red que les permita ser actores sociales de lo público, visibles y legítimos.

El proceso formativo está dirigido a la apropiación de conocimientos técnicos, administrativos, sociales y políticos y al desarrollo de habilidades para la cualificación del talento humano y la participación; acorde con las necesidades de las organizaciones, buscando beneficiar sus procesos internos, así como el conocimiento y reconocimiento de sus derechos y deberes como actores de la ciudad; el manejo de conflictos y el empoderamiento de liderazgos, control social, evaluación y seguimiento a los procesos que adelanten, generándoles sostenibilidad en el tiempo. Este proceso debe estar articulado con los lineamientos estipulados desde la Escuela de Participación y Gestión Social y encaminado a fortalecer a las comunidades y sus miembros como sujetos políticos de transformación de sus condiciones para el logro de su empoderamiento en la ciudad. Acompañamiento y Asesoría: es un proceso que persigue la cualificación de la acción y la construcción de criterios y capacidades de las organizaciones sociales para actuar con autonomía, superando prácticas que generen y estimulen dependencia. Implica procesos de comunicación, intermediación con las organizaciones y sus líderes, entre éstos y las entidades en desarrollo de acciones cotidianas que representan oportunidades para poner en práctica elementos teóricos o discursos elaborados y son priorizadas para ser observadas, motivadas y retroalimentadas como escenarios

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potenciales de enseñanza aprendizaje y con el uso y aprovechamiento de mecanismos y herramientas ya existentes. Exige la generación de hábitos y realización concreta de ejercicios organizacionales mediados por la implementación de una cultura de la calidad. La oferta institucional pública y privada atenderá esta necesidad de manera certera si proporciona oportuna y calificadamente herramientas a las organizaciones durante el desarrollo de procesos de fortalecimiento. Investigación: la multiplicidad de prácticas que adelantan las organizaciones en diversidad de contextos es un valioso material de análisis para que la academia y entidades públicas y privadas de manera rigurosa se den a la tarea de confrontarlas con la teoría y hacer aportes al conocimiento; pero lo más importante, es que tanto las organizaciones como las entidades aprovechen la valiosa oportunidad para construir aprendizajes que visualicen prácticas aleccionadoras y mejoren las propias a partir de la implementación de procesos de fortalecimiento. Sistematización: entendida como la producción de conocimiento sobre la acción para informar, documentar, proyectar, replicar, formar sujetos y teorizar. Lo mismo que el seguimiento y la evaluación, la sistematización se constituye en un mecanismo para apropiar y promover herramientas que se implementen en el proceso de fortalecimiento, tanto por las organizaciones como por las entidades involucradas en su acompañamiento para hacer ajustes sobre la marcha y ser más asertivos en la toma de

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decisiones y la disposición de los recursos humanos, técnicos y financieros que se apropien para estos ejercicios de fortalecimiento del tejido social en la ciudad. Cogestión y cofinanciación de iniciativas: la identificación rigurosa de líneas de base del estado de las organizaciones y la priorización de temas de fortalecimiento por parte de ellas mismas después de un juicioso ejercicio de reflexión colectiva, es un punto de partida fundamental para pensar y actuar de manera sistemática en su fortalecimiento. Para esto se requiere disponer de recursos financieros que puedan aplicarse directamente a la ejecución de los planes de las organizaciones, de manera directa sobre las necesidades específicas identificadas por cada organización y de manera transversal atendiendo a la vez necesidades comunes de fortalecimiento de grupos de organizaciones. Como parte de un proceso integral de fortalecimiento se debe concretar con las organizaciones la elaboración de proyectos viables social, económica, financiera y técnicamente, en el que se encuentre inmerso el aporte o contrapartida de la organización para que con ellos se disponga la correcta ejecución del proyecto y su correspondiente seguimiento y evaluación. Lograr la cogestión de proyectos implica, disponer de alternativas de gestión que permitan el acceso a recursos o fuentes de cooperación, tales como: fondo de apoyo a iniciativas; intermediación para becas o pasantías entre organizaciones y acompañamiento institucional en la presentación de proyectos, entre otros.

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Gestión público-privada de condiciones y oportunidades: Son innumerables los ejercicios que en esta dirección se han adelantado con resultados más o menos significativos. Es evidente la importancia que tiene la cogestión público-privada de la generación de condiciones políticas, sociales, financieras y jurídicas que den viabilidad a estos procesos de fortalecimiento y garanticen su permanencia en el tiempo dando muestras reales de efectividad Igualmente, es fundamental identificar líneas de crédito para organizaciones sociales, fuentes de financiación para préstamos blandos con entidades financieras, cooperativas o entidades de segundo piso que respalden préstamos a estas organizaciones asi como la identificación de líneas de cooperantes nacionales e internacionales. Así mismo la definición de líneas de base sobre proyectos de cogestión o Alianzas público-privadas, así como modelos de responsabilidad social dirigidos a organizaciones de manera que faciliten el intercambio de bienes y servicios, al igual que la transferencia de recursos financieros y de conocimiento hacia las organizaciones sociales y comunitarias en el distrito capital. Finalmente, es importante destacar la articulación que debe existir entre la comunicación, la investigación y la sistematización en términos de que los proyectos, acciones o iniciativas de fortalecimiento realizadas entre organizaciones y el Estado, contemplen no sólo la sistematización del proceso, sino la información de los resultados e impactos a nivel sectorial, poblacional y territorial, de manera que puedan ser presentados mediante balances a terceros y faciliten su comunicación a públicos específicos

como insumo para el intercambio de experiencias y la generación de conocimiento social e investigaciones especializadas sobre costos de entrada y oferta y demanda de bienes y servicios sociales, en un procesos que por su naturaleza es de mediano y largo plazo. La necesidad de contemplar una estrategia de formación que privilegie el autodiagnóstico y autogestión personalizada, desde la perspectiva del aprendizaje y diálogo con otros desde la experiencia específica de cada cual, sobre la base de proyectos, iniciativas y acciones específicas en ejecución y no de la transmisión de conocimientos genéricos de expertos a inexpertos.

4.2 Fortalecimiento institucional para la participación 4.2.1 Campos de acción del Plan de Fortalecimiento para las Organizaciones Sociales del Distrito Estímulo a la creación de nuevas organizaciones sociales y comunitarias y fomento de la conformación de redes sociales, como se estipula en la Política de Participación, a través de la ampliación de la base social de la organización ciudadana. Fortalecimiento a organizaciones sociales y comunitarias y sus redes, e instancias de participación, enfocado a identificar y fortalecer sus identidades territoriales con el Distrito, al desarrollo de habilidades y competencias para la cualificación de la gestión

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interna, de los procesos de deliberación y participación, con liderazgos competentes, legítimos y democráticos y de la gestión externa de las organizaciones, con procesos de comunicación y de animación comunitaria; construcción de redes sociales y comunitarias para potenciar la participación en los diferentes espacios de construcción de lo público. formulación y gestión de proyectos. Asesoría y acompañamiento a entidades del distrito para la implementación de programas y acciones de fortalecimiento dirigidas a organizaciones, redes e instancias sociales en asuntos poblacionales, sectoriales y territoriales. Apoyo a iniciativas de emprendimiento y espacios para el intercambio de bienes y serviciso en condiciones de mercado tales como ferias, ruedas de negocios en responsabilidad social y en general acciones para la creación de un mercado de servicios sociales en donde las organizaciones jueguen las veces de operadores.

4.2.2 Acciones y programas de fortalecimiento adelantados por la Administración Distrital de Luis Eduardo Garzón 4.2.2.1 Fortalecimiento a organizaciones sociales y comunitarias y sus redes, e instancias de participación La Administración Distrital desarrolló en este campo un modelo de fortalecimiento que busca aumentar la incidencia de las organizaciones

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sociales y comunitarias, sus redes e instancias de participación, en el diseño, implementación y evaluación de las políticas públicas que orientan la ciudad, bajo criterios de exigibilidad y garantía de derechos, ciudadanía y equidad; contribuyendo a involucrar progresiva y cualificadamente a las organizaciones en los asuntos públicos para que impulsen un desarrollo social de la ciudad a través del cual se evidencie el ejercicio efectivo de los derechos de la ciudadanía. También para que puedan incidir en la toma de decisiones y contribuir a la formación de una cultura para la participación ciudadana, teniendo como referencia la transformación de los escenarios de la discusión y constitución de lo público; por medio de procesos de: Capacitación sobre participación ciudadana, basada en una metodología teórico práctica dirigida a las organizaciones sociales con el fin de dotarlas de herramientas e instrumentos que permitan su cualificación para su accionar frente a lo público. Formación en la acción política a los gestores y dirigentes locales para que puedan asumir con firmeza su carácter de representatividad y al mismo tiempo cumplir con la misión del grupo social que les respalda. Acompañamiento a los procesos de elección de representantes, líderes y gestores locales como resultado de procesos de organización social y comunitaria tendientes a fortalecer la construcción de ciudadanía, el sentido y valor de la política y de la democracia. Igualmente comprende la asesoría y apoyo tratando de privilegiar el aprender haciendo, la formación inte-

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gral, la visión compleja (dialógica, recursividad y multidimensionalidad), el privilegio de lo común y de lo público y el desarrollo sostenible y sustentable con una visión humana. Promoción de actividades de integración social y de participación comunitaria visibilizando las organizaciones a través de actividades que se promueven en los barrios y en las localidades Fortalecimiento institucional: Las organizaciones sociales deberán identificar, planear, ejecutar y autocontrolar los procesos que desde su experiencias consideran deben y pueden intervenir, pues son ellas las que crean y adoptan un proyecto de vida personal y organizativo, ya sea de manera informal, que traduce sus expectativas y formas de verse a si mismas y en su relación con otros. 4.2.2.2. Proyecto de fortalecimiento y apoyo a los procesos de las organizaciones sociales Busca acompañar y apoyar las organizaciones sociales (jóvenes, mujer y géneros, grupos étnicos, población en situación de discapacidad, sector organizado de la propiedad horizontal) y comunales, mediante estrategias y acciones que fortalezcan su participación en la gestión pública local y distrital, a través de la formulación e implementación de políticas públicas, apoyo a iniciativas participativas por medio de la financiación de proyectos que conllevan una estrategia de fortalecimiento organizacional y visibilización de las organizaciones en su territorio.

Objetivos: Promover y desarrollar escenarios de movilización social para llenar de contenido los derechos ciudadanos y para recuperar el sentido y valor de la política. Brindar apoyo y asistencia técnica a las organizaciones sociales y comunitarias con el fin de fortalecer su capacidad de gestión social y política. Identificar, vincular y visibilizar las organizaciones sociales en procesos políticos de la ciudad. Promocionar y articular redes sociales organizadas para el fortalecimiento de los diferentes sectores poblaciones. Fortalecer el campo sectorial para promover la articulación de los intereses particulares hacia la construcción y ejecución de políticas públicas. Apoyar los procesos locales para la construcción de territorialidad a partir de las dinámicas de los actores sociales constituidos en redes. Acciones: Acciones dirigidas a facilitar o reforzar los procesos organizativos de los grupos, interesados en participar en la orientación de acciones y la gestión de lo público. Acciones dirigidas a promover y dar cohesión a las organizaciones sociales.

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Acciones dirigidas a promover la interiorización de valores, conceptos y prácticas de la democracia, mediante diferentes programas. Asignación de recursos materiales y logísticos necesarios a estos espacios de participación, con el fin de hacer eficiente y efectiva su gestión. Acciones para fortalecer las Organizaciones Ciudadanas, a la vez que cada una de las organizaciones y redes que están ahí representadas se articulen, lo que permite lograr la convergencia de voluntades y esfuerzos dirigidos de manera coherente. 4.2.2.3. Proyecto Obras con Participación Ciudadana Inspirado en la experiencia del proyecto Obras con Saldo Pedagógico, que pretende fortalecer los procesos de organización y de participación social, comunitaria y ciudadana partiendo de iniciativas de intervención en el espacio público, como soluciones compartidas ante las necesidades que involucran a las comunidades y la administración distrital, articulando intervenciones físicas y participación, para obtener el fortalecimiento del tejido social. Objetivos: Incrementar la capacidad de las organizaciones en el diseño, estructuración, ejecución, control y sostenibilidad de obras de mejoramiento del entorno barrial o veredal que posibilitan el desarrollo de procesos y prácticas participativas.

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Mejorar las condiciones sociales, ambientales, productivas y urbanísticas de los barrios mediante proyectos de pequeña escala con alta participación ciudadana. Fortalecer las capacidades de gestión y la articulación de las organizaciones sociales de base, mediante la ejecución de acciones de mejoramiento del entorno, incorporando mecanismos técnicos, administrativos y financieros que aseguran su viabilidad y sostenibilidad. Fortalecer el liderazgo y el papel social de las organizaciones como agentes de desarrollo, incrementando los niveles de legitimidad, credibilidad y reconocimiento por parte de sus bases sociales. 4.2.2.4. Politécnicos comunitarios y acciones empresariales solidarias Se enmarca en el objetivo de productividad del Eje social de plan de desarrollo “Bogotá sin indiferencia”. Buscan contribuir a la generación de garantías para lograr el derecho a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo, remuneración justa e ingresos suficientes para vivir con dignidad a través de la generación del acceso a la educación, la formación, capacitación e instrucción básica, técnica y laboral; así como el apoyo a iniciativas productivas que articulen formación, solidaridad y la organización. 4.2.2.5. Proyecto de Escuela de Participación y Gestión Social Busca unificar los esfuerzos y criterios de formación y capacitación que adelantan las entidades del gobierno distrital en cooperación

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con entidades del sector privado, a través del desarrollo de estrategias integrales basadas en el aprendizaje y la construcción de habilidades y aptitudes políticas para el ejercicio de la ciudadanía y del liderazgo comunitario. Con el fin de contribuir al desarrollo y puesta en marcha de la Política Pública de participación. Objetivos: Dinamizar y movilizar la capacidad de organización, articulación, participación, interlocución e incidencia de las organizaciones sociales, alrededor de diversas problemáticas, en relación con las instancias distritales y otros actores. Sistematizar y producir conocimiento conceptual y técnico sobre las experiencias con objeto de fundamentar conceptual, política y pedagógicamente la Escuela de Participación de la Administración Distrital.

En este sentido, se parte principalmente de formalizar las instancias de participación y promover la apropiación de los ciudadanos a nivel local y del contexto específico de cada uno de sus territorios para la construcción de una visión compartida de éstos y, por supuesto, una visión de futuro que propenda por el mejoramiento del entorno donde habitan los capitalinos por la construcción de un modelo de ciudad y región sostenible, incluyente y equitativa. De esta manera, el fortalecimiento apunta en tres vías: la cualificación de actores, la visibilización política y el aumento de capacidad de gestión financiera. Estos aspectos que hacen del fortalecimiento una dinámica operativa dentro de la participación ciudadana propende por que los sujetos lideren los procesos y proyectos adelantados en sus territorios, y que éstos coincidan y sean coherentes con las verdaderas necesidades de sus habitantes de frente a la situación real que cada uno de ellos enfrenta.

4.2.2.6. Mejoramiento del Entorno

4.2.2.7. Fortalecimiento cultural

Desde la Secretaría Distrital de Ambiente se ha trabajado un enfoque de participación y fortalecimiento a las organizaciones, que giran en torno al enfoque de gestión que persigue la construcción social de territorio y la promoción de sujetos políticos.

Además del fortalecimiento a las organizaciones en sí mismo, en términos de la asociatividad y generación de capital social, se constituye en una forma de invertir en relaciones sociales con expectativa de retorno de manera que sean sostenibles sus iniciativas y por ende impacten en la sostenibilidad social y cultural de la ciudad.

La participación ciudadana en las decisiones de política pública, pasa de ser una participación consultiva a ser una participación incidente para que los ciudadanos tengan poder de decisión en la organización de su territorio y de los distintos procesos que en ellos se adelantan.

Retornos desde un punto de vista económico, como medio para reducir los costos asociados con la incertidumbre en el tiempo, facilitar el acceso y flujo de información entre los agentes o generar ingresos; políticos al lograr los re-

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sultados deseados independientemente de las acciones y decisiones de ninguna otra persona o grupo, o el poder de influenciar las decisiones de éstos; y social al incidir en la calidad de vida o situación de pobreza de grupos poblacionales, territorios y sectores en la ciudad, así como la capacidad de relacionarse reforzar la identidad propia, el reconocimiento y diferenciación de otros. Es desde este punto de vista que la cultura se aproxima a la organización como uno de los procesos (junto con los de planeación, participación, fomento, información, regulación y control) que hace posible la sostenibilidad económica, social, política y cultural de las organizaciones del sector y de lo cultural en la ciudad. En el marco del Sistema Distrital de Cultura entendido como un conjunto de espacios de concertación, instancias públicas - privadas y procesos mediante los cuales se ordena la cultura en la ciudad. Estos procesos requieren el desarrollo de habilidades y competencias, así como de oportunidades que el Estado debe fortalecer y garantizar a los individuos y organizaciones en cada uno de los sectores a través de los cuales se gestiona y administra la ciudad. De ahí que el objetivo del proceso de organización en cultura busque propiciar el fortalecimiento de las organizaciones culturales, su articulación y acción conjunta con otros actores del Sistema Distrital de Cultura, instancias privadas y públicas y otros sectores en torno a espacios de concertación o de intercambio, para la sostenibilidad de estas iniciativas y de la cultura como eje de desarrollo en la ciudad.

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4.3. Instrumentos y herramientas transversales para el fortalecimiento Los siguientes son las herramientas e instrumentos con que cuenta el distrito para realizar y dinamizar los procesos de fortalecimiento dirigidos a organizaciones sociales y comunitarias. Sistema de Información: es una herramienta que permite poner en contacto a diferentes actores públicos y privados con el fin de facilitar complementariedad en las acciones y confluencias de intereses en torno a proyectos de desarrollo. El sistema brinda respecto a cada organización (Entidad Sin Animo de Lucro – ESAL-) en él registrada información básica relacionada con su identidad, su objeto social, las poblaciones con las que trabaja y el territorio donde lleva a cabo sus labores; como información adicional que permite conocer los planes, proyectos o servicios que ofrece o en los que participa cada entidad. Este sistema de información se encuentra actualmente articulado al Sistema de Personas Jurídicas (SIPEJ) y contribuye a dar cumplimiento al programa de análisis y seguimiento de las organizaciones sociales en Bogotá, en desarrollo de la Política Pública de Participación, que busca ampliar el conocimiento sobre el número, carácter, objetivos y acciones de las organizaciones sociales en el distrito. Rutas metodológicas generadas desde las distintas instituciones del distrito para la implementación de proyectos de fortalecimiento: después de más de dos años de trabajo, el distrito a través de la Red de Cooperación para el

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Desarrollo “Socios por Bogotá”, ha venido acopiando una serie de metodologías nacionales e internacionales aplicadas por actores públicos y organizaciones sociales en asuntos de fortalecimiento a organizaciones y a redes, varias de ellas probadas en proyectos piloto ejecutados durante el último período gubernamental, que brindan elementos de intervención en el campo del fortalecimiento. Sumado a esto, otras instituciones como el anterior DAACD - actual Instituto de la Participación y la Acción Comunal- y otros programas y proyectos de la administración, han acumulado un saber y metodologías para el fortalecimiento de las organizaciones sociales y sus miembros en las diferentes dimensiones del desarrollo; herramientas pedagógicas y didácticas con las cuales se cuenta para la puesta en marcha de un Plan de Fortalecimiento en el distrito dirigido a organizaciones sociales y comunitarias. En este sentido se cuenta con rutas metodológicas como la Escuela Distrital de Participación y Gestión Social, cuyo proyecto educativo se constituye en una estrategia fundamental de la administración para la participación y el fortalecimiento de la organización. Busca convertirse en un espacio común donde se promueva el reconocimiento de las personas como sujetos de derechos y se cualifique el ejercicio y garantía progresiva de los mismos, con base en la participación individual y colectiva que propenda por el bienestar común y fortalezca las capacidades de la ciudadanía para materializar sus objetivos sociales en el Distrito Capital.

La Escuela es un ejercicio educativo corresponsable y concurrente de las instituciones distritales y organizaciones de la sociedad civil con tradición educativa y formativa, busca la formación de ciudadanos, ciudadanas, servidores y servidoras públicos en función de su cualificación política y técnica para lograr que los participantes asuman la ciudadanía como oficio y sean capaces de interactuar en su contexto para la transformación positiva del liderazgo político, cívico y empresarial del distrito. Consta de dos componentes básicos: formación como capacidad para comprender la dinámica social y política que teje la ciudad en diversos órdenes; y acción como capacidad para movilizar esfuerzos y recursos para incidir y transformar esta dinámica social, con el propósito de materializar los postulados del Estado Social de Derecho. En este sentido, la Escuela de Participación y Gestión Social ha sido concebida de una manera amplia como un proceso permanente de construcción de conocimiento que incluye diferentes momentos y donde la formación no es punto de partida ni fin último, sino un momento más. Desde esta lógica, la Escuela es una apuesta dinámica de combinación de tres momentos relacionados con investigación, formación y movilización. Por lo tanto la Escuela reúne dos acepciones concretas, la Participacion, que busca activar el concepto de ciudadanía como praxis posibilitando la formación de ciudadanos y ciudadanas demócratas y solidarios; capaces de ser líderes transformadores que cambian su entorno y su vida. Y la Gestion Social, que permite un ejercicio de comprobación y evaluación práctica, brindando he-

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rramientas para la puesta en marcha de redes sociales, de tal forma que los líderes participen activamente en el diseño y ejecución de políticas públicas en los niveles local y distrital. Para hacer viable los planteamientos anteriores, la Escuela define tres dimensiones básicas, Una dimensión política para fortalecer la cultura democrática de la ciudad, expresada en la capacidad de generar respeto a los derechos humanos y la exigibilidad de los mismos, y la autonomía de las organizaciones sociales para que ejerzan su derecho a participar y contribuyan a la construcción de la estructura social y política que se requiere en una democracia moderna. Una dimensión técnica para el fortalecimiento de la capacidad de gestión (planear, administrar, evaluar, ejercer control social y prestar mejores servicios a su comunidad), de interlocución con otras organizaciones y con el Estado en procesos que afecten el bienestar de la comunidad para reducir la pobreza, la inequidad y profundizar la democracia local, de construcción de un tejido social basado en la confianza y la solidaridad, mediante redes y alianzas. Una dimensión del saber para aportar al conocimiento y a la construcción del saber, a partir de la Investigación, análisis y sistematización de las prácticas de las institucionalidad y de los actores sociales. Ello hace relación tanto a los aprendizajes en las diferentes modalidades de formación y los aspectos de la pedagogía de la Escuela, como a los pro-

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cesos de investigación desarrollados desde el Observatorio de la Participación Social y Comunal. La Escuela tiene como estructura de trabajo tres ejes: la articulación de la oferta y la demanda de formación en participación; el fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias, como quiera que un paso obligado para avanzar en la democracia participativa en la ciudad, es contar con organizaciones sociales sólidas y dinámicas, propósito que se adelanta a través de procesos de asesoría y acompañamiento o en procesos de creación, formación, investigación y construcción colectiva con las organizaciones sociales. La formación de servidores públicos en participación ciudadana y derechos políticos y la promoción de la comunicación. La Escuela como programa para el desarrollo y fortalecimiento del Sistema Distrital de Participación está orientada a la construcción de ciudadanía activa, es decir, fortalecer las capacidades necesarias para que las/los actores sociales puedan hacer presencia en escenarios y contextos participativos, reconocerse como ciudadano(a)s activos y conscientes de sus derechos y obligaciones e incidir en los asuntos públicos a través de su acción colectiva. Finalmente, la estrategia central de la Escuela es la puesta en marcha de alianzas público – privadas, que permite la construcción de una visión y participación activa de diferentes actores sociales del sector público, privado y organizaciones civiles para resolver problemas complejos, en torno de objetivos claros y cerca-

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nos comúnmente acordados, para los procesos de formación, capacitación y fortalecimiento de organizaciones sociales. Otra de las herramientas metodológicas con las que cuenta el Distrito, es la implementada desde la Red Distrital de Cooperación proyecto resultado de la alianza público – privada, en cuya alianza se creo la Ruta de fortalecimiento a organizaciones de la sociedad civil, que tiene como objetivo el que las organizaciones de la sociedad civil (ESAL, organizaciones comunitarias y a sus redes e instancias de participación) mejoren sus procesos internos de funcionamiento así como sus dinámicas de interacción y trabajo en red para la construcción colectiva de acciones sociales con actores del aparato gubernamental y de la sociedad civil en los entornos distrital y local. Se plantea aquí, en primer lugar, la idea de elevar la capacidad de las organizaciones para el direccionamiento interno, con el fin de lograr mayor eficacia en el logro de los objetivos y más eficiente utilización de los recursos. Y en segundo lugar, optimizar el trabajo en red de las organizaciones así como su capacidad de interlocución y trabajo conjunto con las entidades del gobierno. A través de tres fases, una primera que es la de viabilización del proceso de fortalecimiento, que se concentra en una exploración juiciosa sobre el contexto y las condiciones para iniciar el proceso de fortalecimiento con un grupo de organizaciones determinado; teniendo como ejes fundamentales los siguientes momentos: identificación y recepción de demandas de for-

talecimiento; determinación de la población beneficiaria; conformación de mesa de socios técnicos y financieros (públicos y privados); elaboración del proyecto y establecimiento de convenio de cooperación. Una segunda, que es la de autoreconocimiento y formulación del plan de fortalecimiento, que busca obtener información para la toma de decisiones, llevar a cabo un proceso formativo participativo, de aprender haciendo; aprovechar fortalezas, evidenciar omisiones, fallas y problemas, posibilitando a cada organización reconocerse en su particularidad, reafirmando su identidad, a través de la generación de un proceso de sensibilización, reflexión y análisis, en el cual ellas mismas debaten sobre sus diversas dimensiones como la sociopolítica, planeación estratégica, administración de recursos, desarrollo del talento humano y la productividad, entre otras. A partir de un autodiagnóstico se identifican los puntos críticos internos y externos, así como las fortalezas y oportunidades que tienen las organizaciones y redes. En un segundo momento y a partir de la reflexión inicial, se construye un plan de fortalecimiento a través del cual se priorizan las líneas principales a mejorar en el marco del proceso. Y una tercera y última fase que es la de la implementación del plan de fortalecimiento. De acuerdo con los planes de fortalecimiento diseñados para cada organización, se ejecutan las estrategias pedagógicas tendientes a su correspondiente implementación. Las tres fases están cruzadas por un ejercicio transversal de reflexión y diseño de estándares

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y de un proceso de sistematización, monitoreo, evaluación y seguimiento, que busca impulsar procesos sistemáticos de generación de conocimiento a partir de una reflexión rigurosa sobre las prácticas relacionadas con la acción de las organizaciones y la teoría asociada a su quehacer; además de sistematizar todo el proceso de fortalecimiento con el fin de capitalizar los aprendizajes y tener la posibilidad de replicarlos. También está enfocada a generar esquemas de monitoreo, evaluación y seguimiento que permitan identificar las fortalezas y debilidades del proceso, así como hacer los ajustes y reorientaciones necesarias durante su implementación. Teniendo en cuenta que las organizaciones sociales y comunitarias solicitan apoyos en: Financiación y estrategias de cofinanciación, información y acceso a materiales, capacitación y formación para la gestión, creación y consolidación de redes y alianzas. Se requiere aunar esfuerzos entre las comunidades organizadas (Organizaciones sociales de Base) y la administración Distrital para dar solución a aquellos problemas que afecten su organización, para este fin el IDPAC ha adelantado procesos de fortalecimiento y articulación de las organizaciones sociales y comunitarias del Distrito Capital a través del apoyo en la ejecución de iniciativas sociales, de manera que éstas se conviertan en abanderadas de la participación, la democracia y el fortalecimiento de sus propias organizaciones, e incrementen su capacidad de gestión y autogestión del desarrollo comunitario.

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A través del apoyo en la realización de sus proyectos se espera: Potenciar las organizaciones sociales y convertirlas en pilares de un desarrollo más humano de la ciudad. Apoyar el fortalecimiento de Organizaciones Sociales como espacios de crecimiento grupal, que faciliten la integración, la exigibilidad de sus derechos y la construcción de ciudadanía. Reconocer la labor de las organizaciones sociales que han contribuido a la paz y la convivencia en sus comunidades. Generar confianza intergeneracional e intrageneracional. Superación de la pobreza sobre la base de la corresponsabilidad de los ciudadanos y las ciudadanas. Construir colectiva y progresivamente una ciudad moderna y humana, incluyente, solidaria y comprometida con el desarrollo del Estado Social de Derecho, con mujeres y hombres que ejercen su ciudadanía y reconocen su diversidad. Las organizaciones sociales seleccionadas de acuerdo con los criterios de elegibilidad y viabilidad de los proyectos o iniciativas presentadas, llevan a cabo un proceso integral de fortalecimiento recibiendo acompañamiento técnico para la formulación y ajuste de las iniciativas sociales, apoyo económico para su ejecución y asesoría y asistencia administrativa y financiera. Finalmente se realiza un proceso de seguimiento y evaluación de los proyectos ejecutados y la sistematización de la experiencia. Observatorio de Participación Social y Comunal: Uno de los resultados generados en el marco de los Primeros Congresos Locales, fue la creación de un “Observatorio de Partici-

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pación Social y Comunal de Bogotá”, (OPASC) propuesta surgida de un grupo de líderes participantes, para realizar ejercicios propios de investigación y apropiación de la realidad, que les permitiera generar una propuesta social y política desde lo comunitario orientada a fortalecer su acción en la construcción de lo público. El OPASC es un espacio de investigación, monitoreo y seguimiento, a nivel local y distrital, sobre la política pública de participación, desde la mirada de los mismos ciudadanos, con el aporte de la visión y misión institucional del IDPAC. Alimentado por las organizaciones comunales y sociales, de un lado, e impulsado y apoyado por la administración distrital, del otro. Así se constituye en un espacio de debate para la política pública que desde la perspectiva de las organizaciones sociales y comunitarias, aporte los insumos necesarios para la toma de decisiones por parte de la administración distrital, cuyo reto está en hacerlo sostenible, para lo cual se deberán crear redes locales de investigación social y comunitaria integradas al OPASC. En sintonía con esta idea y con el propósito de sistematizar experiencias y aprendizajes público privados y establecer pautas para el mejoramiento y fortalecimiento de las organizaciones sociales; ésta estrategia tendría una estructura y forma de operación que queda como tarea a ser definida en el corto plazo, para recolectar los aprendizajes en fortalecimiento en articulación con el OPASC. Estándares: es un instrumento con el que cuenta el distrito, constituido por un conjunto de indicadores que permiten medir el estado

de una organización social y comunitaria en un momento determinado, tanto en los aspectos relacionados con su estructura y funcionamiento, como los niveles de relación y sostenibilidad de la organización. Permite a las organizaciones sociales y comunitarias, revisar su estructura, su funcionamiento, saber con mayor profundidad cuáles son sus fortalezas y debilidades, de manera que pueda planear adecuadamente, las estrategias que posibiliten su fortalecimiento y desarrollo. Banca de oferta y demanda: busca articular las ofertas y las demandas público-privadas relacionadas con planes, programas, proyectos y actividades de fortalecimiento o temas asociados provenientes, del gobierno y la sociedad civil, con el fin de maximizar los recursos humanos, técnicos y financieros en pro del desarrollo de la ciudad.

4.4. Dinámica de los actores En la labor de fortalecimiento existen dos tipos de actores: socios o aliados y sujetos de los procesos de fortalecimiento. Socios o aliados: partiendo de un enfoque de políticas públicas participativo en el que se privilegian las alianzas interinstitucionales entre entidades gubernamentales, y también el Estado se asocia con actores del sector privado y organizaciones sociales para desarrollar acciones conjuntas en cualquier fase del ciclo de las políticas públicas. Los actores que pueden ser socios o aliados de los procesos de fortalecimiento son los siguientes: entidades y organismos del distrito, entidades sin ánimo de lucro,

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entidades del sector solidario, instituciones de educación superior, la empresa privada, la cooperación internacional, personas naturales, cajas de compensación, instituciones de carácter religioso, organizaciones comunitarias y las juntas de acción comunal. Sujetos de los procesos de fortalecimiento: el programa de fortalecimiento está dirigido a organizaciones, redes sociales e instancias de participación. Entre estos sujetos encontramos a las Entidades Sin Ánimo de Lucro (ESAL), en su gran mayoría Organizaciones No Gubernamentales de primer y segundo nivel; las organizaciones comunitarias o de base, las redes de organizaciones sociales y las instancias de participación establecidas e integradas por representantes de la ciudadanía y de la administración distrital. Actores que son fundamentales para llevar a cabo los procesos de fortalecimiento, como ejecutores de los proyectos y como sujetos de las acciones que se adelanten.

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