La energía nuclear es aquella que se genera mediante un proceso en el que se desintegran los átomos de un material denominado uranio. La energía que libera el uranio al desintegrarse sus átomos produce calor con el que se hierve el agua que se encuentra en los reactores nucleares. Al hervir, el agua genera vapor con el que se mueven las turbinas que se encuentran dentro de los reactores, consiguiendo así producir electricidad. Los orígenes del uso de la radioactividad datan de los primeros experimentos realizados en el siglo XIX por Wilhelm Röntgen, Antoine Henri Becquerels, Marie y Pierre Curie, entre otros. En las siguientes décadas se realizaron investigaciones para fines militares y culminaron en el desarrollo de la bomba atómica, en 1945. Y se conoció de sus terribles consecuencias con el bombardeo de las dos ciudades símbolos del Japón que siempre recordamos: Hiroshima y Nagasaki. Sin embargo el uso civil de la energía nuclear continuó su avance y en 1951, científicos estadounidenses consiguieron, por primera vez, producir electricidad mediante la fisión nuclear y, tres años más tarde, Rusia inauguró el primer reactor de gran capacidad. En los años sesenta y setenta, fueron los años de la construcción de muchas centrales nucleares en todo el mundo. La popularidad de esa tecnología como alternativa limpia y barata frente a los combustibles fósiles se intensificó con la primera crisis del petróleo, en 1973. En América Latina son tres los países que han avanzado en el uso civil de la energía nuclear, siendo estos : Brasil, Argentina y México.