En 1808 hay una crisis de legitimidad de la monarquía española, que está secuestrada en Francia y ha sido sustituida por José I, hermano de Napoleón. En América del Sur se plantean entonces cuatro opciones de legitimidad: los afrancesados que proclaman su lealtad a José Bonaparte, los leales a Fernando VIIque se adhieren a la Junta Provincial de España, los que abogan por la creación de una junta provincial en su país, a la manera de España, pero separada de esta; y los que defienden la legitimidad de Carlota, hermana de Fernando VII, esposa del rey de Portugal, que está exiliada en Brasil y se ofrece como opción de gobierno hasta la restauración de su hermano. Esta opción es absolutista y tiene cierto crédito en la tenencia de Buenos Aires. En el Río de la Plata triunfan, sin embargo, los movimientos juntistas propios. Se crean dos, que rivalizan por el poder: el de Buenos Aires y el de Montevideo. Al final se impondrá la Junta de Buenos Aires, dirigida por españoles y en contra del virrey Santiago de Liniers, sospechoso de bonapartismo. Sin embargo, no triunfan definitivamente.