El triunfo del peronismo. Con asombro y estupor, los soberbios adalides de capitalismo, ven desplomarse sus ilusiones por el suelo. La caída de los bancos, el aumento del desempleo y la crisis de las hipotecas, parecen marcar el colapso de un sistema que se creía perfecto. El espíritu de lucro, la codicia y la usura como motor de la economía, caen rendidas ante los nuevos valores. El orgulloso sistema capitalista, donde los avaros y prósperos, despreciaban a sus conciudadanos enfermos de pobreza, vive una crisis de la que no puede levantarse. El célebre japonés Kiyosaky, quien publicara su libro “Padre rico, padre pobre”, enseñaba en su best seller, que la única forma de salir de la “carrera de ratas” en que vivimos, está en dejar que la ambición de riqueza mueva todos nuestros deseos. Para ello, debemos dejar de pensar de manera convencional, soñar a lo grande y dejarnos arrastrar por el deseo de ganar más y más dinero. Sin embargo, su propuesta que consistía en comprar propiedades a precios muy baratos, para luego venderlas mucho más caras, condujo al colapso del capitalismo. Cuando en un sistema de mercado, todos queremos sacar la mayor tajada, la competencia hace que las oportunidades se vayan haciendo más limitadas. La sana competencia, hace que los precios disminuyan y los grandes negocios, resulten cada vez más difíciles. En un sistema donde muchos compiten y están deseosos de ofrecer sus bienes o servicios muy baratos, lo consumidores podrán obtener beneficios casi sin costo. Tal es el ejemplo de los periódicos, donde la competencia ha hecho que gocemos de manera gratuita de una enorme información, sin costo alguno. Pero en un sistema socialista, donde se cree que el beneficio que obtiene uno lo hace a costa de lo que el otro pierde, las posibilidades de grandes rentas son muy posibles. Quienes tengan alguna cercanía con el poder, que es el encargado de redistribuir los ingresos, serán quienes reciban una mayor ganancia. En nombre de la defensa de los necesitados y del castigo a lo ricos, es posible generar negocios muchos más suculentos que en un sistema capitalista. Esto es lo que entendió nuestra presidenta que ha gozado tanto con el colapso del capitalismo, como con el incremento de su patrimonio. El matrimonio presidencial, ha logrado superar las ideas de miserable capitalista japonés. Ellos nos han mostrado, que es más fácil obtener rentas extraordinarias en un sistema de tipo socialista. Cuando se le saca a los ricos para redistribuir a los pobres, quien reparte se puede quedar con suculentas ganancias. Los beneficios gozar del poder, les ha permitido comprar tierras fiscales a precios irrisorios, para obtener descomunales ganancias. La política heterodoxa y neokeynesiana de Néstor ha destronado al capitalismo y mostrado que las ideas de Kiyosaky sólo pueden triunfar dentro de un sistema peronista de redistribución del ingreso. Ha llegado el momento, en que tanto el capitalismo como el socialismo han sucumbido ante el esplendor de la tercera posición. Con fervor y entusiasmo nuestros gobernantes podrán gritar: “Viva Perón”. Horacio Hernández. http://horaciohernandez.blogspot.com/
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