Teoría de la Forma 1
Clase del 23 de mayo de 2007 P. Luis Moros.
Asunto: Utilidad y significado El diseño en todas sus manifestaciones influye en la vida en múltiples niveles y de distintas maneras. De nuevo es necesario encontrar una base sólida si queremos establecer cierto orden en el aparente desconcierto. Para ello, una herramienta adecuada es la distinción entre utilidad y significación, a fin de aclarar la considerable confusión que rodea al término «función» en el análisis del diseño. Heskett, J. (2005): El diseño en la vida cotidiana, pp. 36 y ss. GG, Barcelona.
En la clase anterior establecimos que el uso de un «producto/objeto» queda establecido como su utilidad práctica y, en tal sentido, si queremos establecer alguna relación con las lenguas naturales y la lingüística, este uso sería tratado como la «pragmática del producto/objeto». Es decir, la relación de uso que establece el usuario con el producto es, de alguna manera, similar a la que establece el hablante con los signos de la lengua que habla: su competencia lingüística 1 le indica el uso que hace de los signos del lenguaje en los contextos2 en que lo hace. Un ejemplo ilustra esto de manera simple: frente a una autoridad universitaria y en un contexto universitario (ambiente universitario), un estudiante muy probablemente saludará «Buenos días, profesor» o «Buenos días, decano». A un compañero de clase, en el mismo contexto universitario, simplemente le dirá «Qui’ubo chamo», «Cómo está la cosa, pana»; o cualquier otra expresión lingüística o gestual que sea adecuada al contexto comunicacional («¡Cabilla, panita!» le podría responder su compañero de clase, pero si es el rector quien le responde de esta manera, la pragmática nos indica que la relación que existe entre los hablantes es distinta a la que se verifica con cualquier otro estudiante: el uso de los signos es distinto). Como notamos, este uso de los signos viene dado por el contexto en que se produce la comunicación, la Pragmática: «Disciplina que estudia el lenguaje en su relación con los usuarios y las circunstancias de la comunicación» (DRAE, p. 1652). El ejemplo sirve para más: Cabilla: Barra redonda de hierro… (DRAE). Tal sería el significado del término según el diccionario. Este significado es «denotado»: define el objeto del que se habla en los mismos términos en que lo entienden todos los hablantes del castellano. Pero si «…la cosa está cabilla», sólo quienes conocen el nuevo dignificado que se le ha añadido al término, comprenden que hay un valor agregado: una «connotación» para el término cabilla; un significado «añadido» culturalmente y que no figura en ningún diccionario. Tal es su nueva connotación. Si este significado queda registrado en la lengua y La Para Noam Chomsky, la competencia comunicativa consiste en «la capacidad de producir y comprender un número infinito de enunciados por parte del hablante y del oyente en diferentes contextos». Tal es el sentido que aquí le damos. Cf. Chomsky, N. : (1965): Estructuras Sintácticas, pp. 67 y ss. Alianza. Madrid. 2 Contexto: Entorno lingüístico del cual depende el sentido y el valor de una palabra, frase o fragmento considerado (DRAE. P. 553) 1
Real Academia lo asume como propio del término, la palabra cabilla se habrá «resemantizado»: se le habrá añadido un nuevo contenido semántico, una nueva significación. Llevado al terreno de los objetos diseñados, que construyen nuestro entorno humano urbano, nuestro espacio de vida y contexto de relaciones humanas y con los objetos, la significación guarda relación con la connotación que los objetos puedan añadirle a su uso, ese valor agregado que distingue un carro cualquiera de un «Rolls-Royce Park Ward 2000». El primero es un simple objeto que nos lleva y nos trae. El Rolls-Royce es un símbolo de éxito y distinción social. Poco importa si nos lleva o lo tenemos en casa. El uso, la función, se «recortan», se separan de lo que el objeto/producto representa: de las significaciones que culturalmente se le han añadido para indicar éxito y determinada posición social. El diseño Industrial trabaja mucho más de lo que suponemos con este criterio: que el objeto diseñado, además de señalar e indicar las funciones que supone (un teléfono celular ha llegado a tener más de ochenta funciones), el diseño trabaja para mostrar un tipo especial de usuario: aquel que está en condiciones de adquirir el objeto y de usarlo con otros que, como él, también pueden adquirirlo. El diseño del exprimidor de jugo (Juyce Salif) del reconocidísimo diseñador francés, Philippe Starck, es una clara muestra de una costosa ineficacia con un máximo de «estilo» y significación social:
«…es rotundamente deficiente para la utilidad práctica que pretende cumplir y más bien pretende funcionar como un icono doméstico. Poseer esta pieza tan de moda adorna una cocina, pero cuesta unas veinte veces más que un exprimidor simple y es infinitamente más ineficaz; de hecho, el término «exprimidor» quizá resulte más adecuado aplicado al nivel de beneficios que genera (en dinero) que a su funcionalidad para los usuarios» (Heskett, o. c. p. 58).
El significado es intrínseco (propio) al objeto y no depende de ninguna función específica: una lámpara puede ser un medio utilitario de iluminación pero, al mismo tiempo y mediante su diseño particular, expresar la naturaleza individualista y la idiosincrasia de quien la compra (o.c. p. 43). En cuanto al diseño, el significado explica cómo las formas adquieren determinados sentidos según el modo en que se usan o las funciones que culturalmente se le asignan: a menudo se transforman en símbolos de hábitos y rituales de un grupo social. El significado, entonces, guarda más relación con lo que expresa el objeto culturalmente, con el sentido que la sociedad le asigna objeto (un reloj Rolex no sólo indica la hora), que con la utilidad que brinda: un exprimidor como el de Philippe Starck no fue diseñado para mejorar ninguna función o uso: sólo se ofrece para expresar el refinado gusto del «usuario». Tal es el «sentido» que se desprende como significado, tomando como significante al objeto mismo3: el exprimidor. En otros casos es difícil separar utilidad de significado, por cuanto están estrechamente vinculados a las formas de vida en las que estos objetos tienen existencia. En clase veremos el ejemplo del mondadientes noruego y el japonés.
La relación significante/significado produce un determinado «sentido» que, en semiótica, se entiende por semiosis. El sentido de la frase «Estoy muerto de cansancio» no es, precisamente, que quien la pronuncie ha dicho sus últimas palabras. No, no ha muerto de cansancio y todos sabemos cuál es el sentido de la frase: nos habla de un estado de agotamiento extremo. En Teoría de la Forma II se deberán aclarar estos asuntos relativos a la semiótica. 3