Ampuero, Pablo - Do Las Viejas Ideas

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“DERRIBANDO LAS VIEJAS IDEAS: RECTIFICACIÓN IDEOLÓGICA EN LA GRAN REVOLUCIÓN CULTURAL PROLETARIA SOCIALISTA CHINA”1

Por Pablo Ampuero Ruiz Licenciatura en Historia con mención en Ciencia Política Pontificia Universidad Católica de Valparaíso [email protected]

RESUMEN Se aborda el periodo de la Revolución Cultural china (1966-1976) a través del análisis de los elementos pedagógicos que se dispusieron para la persuasión de las masas. Se plantea que el proceso corresponde a una polémica entre dos proyectos de modernización: el comunista, liderado por Mao Zedong, y el reformista, liderado por Deng Xiaoping. En este proceso se pusieron en juego tres pilares: la unidad del pueblo; la defensa de la hegemonía de la unión entre obreros y campesinos; y el proyecto socialista, frente a los cuales se oponían dos visiones y dos prácticas. En consecuencia, se concluye que en este periodo están las bases del actualmente llamado “milagro chino”. INTRODUCCIÓN Si pudiéramos figurar nuestras ideas, occidentales, sobre China, estimo que habría un relativo consenso a señalarla como un cofre lleno de enigmas. Una cultura tan ajena, lejana y ensimismada, que muchas veces nos cuesta comprender. Sin embargo, escudada en esa imagen producto del “grave síntoma de oeste-centrismo”2, como se ha acuñado en un reciente artículo publicado en el Shanghai Daily, el gigante asiático ha resurgido con fuerza, posicionándose como una potencia económica, militar y política, con sólidas proyecciones que apuntan a su posible disputa, y definitivo desplazamiento, de la hegemonía de Estados Unidos y Japón como las naciones de avanzada en las 1 Ponencia presentada en el I Encuentro de Estudios de Asia y África, organizado por el Centro de Estudios Árabes (U. de Chile), el Programa de Estudios Asiáticos (PUC) y el Programa de Estudios sobre Asia y África (USACH), realizado entre los días 21 y 23 de Octubre de 2009. La presente fue expuesta en las dependencias de la PUC, el día 21 de Octubre de 2009 en Santiago de Chile. 2 CATANIA, Gabriele. “Our Place in a Multipolar World”. En: Shanghai Daily (on-line), Opinion. 17 de Agosto de 2009. Revisado: 17 de Agosto de 2009. Disponible en: http://www.shanghaidaily.com/article/?id=410870&type=Opinion.

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relaciones internacionales. Es en este contexto que surge la necesidad de estudiar China. Un país que desde 1911 ha sido objeto de enormes transformaciones, que lo han llevado desde la hambruna, la pobreza y las constantes convulsiones sociales, a las puertas del privilegiado grupo de naciones desarrolladas. China históricamente ha sido un espacio social dinámico. Sendas sublevaciones campesinas inundan su copiosa historia, además de una serie de revoluciones que desde los años de la humillación han sido medios de transformación de una realidad tan compleja como ecúmene. De estas revoluciones, la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) es, probablemente, la última3. Y es, en este caso, la preocupación fundamental. La Revolución Cultural fue “la movilización directa de centenares de millones de integrantes de las masas a librar una gran lucha”4. Fueron miles de millones de seres humanos que entre Agosto de 1966 y Abril de 1969 (aunque prácticamente termina en 1976 cuando, junto a la muerte de Mao, se arrestó a la “Banda de los Cuatro”), protagonizaron uno de los capítulos más polémicos y complejos, no sólo de la historia de China, sino de la del mundo. En el siguiente trabajo se pretende abordar la rectificación ideológica en la Gran Revolución Cultural Proletaria Socialista de China, en cuanto ésta corresponde a una disputa entre dos proyectos de modernización contrapuestos: el modo socialista, liderado por Mao Zedong, y el modo reformista, liderado por Deng Xiaoping. La hipótesis presentada dicta que en la Revolución Cultural se plantan las raíces de la China actual, las cuales crecieron al calor de la lucha de ideas y de una revolución en la revolución, la cual se significa como un punto de inflexión entre la pretendida construcción socialista y el posterior vuelco hacia el capitalismo. Ahí radica la importancia de esta investigación. El texto discurre desde un análisis sobre los asuntos internos y externos que influyen y/o actúan en la Revolución Cultural, en una primera parte, para luego abordar los planteamientos propios del proceso, como las ideas modernizadoras, los movimientos antecedentes, además del rol que jugó el Ejercito Popular de Liberación (EPL) como institución rectificadora de las “ideas erróneas”. 3 Entendiendo la “revolución” como un cambio estructural en todos los niveles sociales. 4 YU Tung. “Gran Revolución Cultural Proletaria: Gran práctica de los centenares de millones del pueblo en la oposición y prevención contra el revisionismo”. En: Pekín Informa. Año XII, nª45, noviembre de 1974. P. 12.

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Finalmente, se analizan las perspectivas de la Revolución Cultural hacia el presente. Espero que este trabajo pueda aportar a las necesarias nuevas interpretaciones sobre este fenómeno que esta lleno de contradicciones y visiones encontradas, de documentos polémicos y de cuestiones que muchas veces superan la posibilidad de ser analizadas, aún a 40 años del final (formal) del proceso. REMOVIENDO LAS MONTAÑAS. La Gran Revolución Cultural Proletaria surgió como consecuencia de una serie de amenazas externas: el conflicto sino-soviético y la escalada militar norteamericana en Asia; así como de propias transformaciones internas, tanto a nivel de decisiones políticas: Gran Salto hacia Adelante, la campaña de las “cien flores”, etc., como de innovaciones teóricas: continuación de la lucha de clases y revolución en la revolución. A nivel externo, un elemento muy influyente es el conflicto sino-soviético, que, desde 1949, se transformó en una cuestión latente, y progresivamente complicada, no sólo en la política internacional entre China y Rusia, sino también en las misma lucha de líneas que dominó los debates teóricos y tácticos al interior del gigante asiático. Paralelamente, la política invasiva de Estados Unidos en Asia, y su escalada militar en Corea (1950) y Vietnam (1958), socializaron la amenaza de Guerra por todo el continente, especialmente en China, por lo que el pueblo debía prepararse para resistir y vencer. Frente a esta posibilidad, las discrepancias en la dirección del Partido Comunista de China (PCCh), acerca de la posturas sobre el posible enfrentamiento, son muestras de dos caminos irreconciliables. Entre los factores internos encontramos la profundización de las diferencias intrínsecas en el Partido Comunista Chino, que se venían arrastrando con fuerza desde el fracaso del Gran Salto, lo que se vio proyectado en una crítica hacia el burocratismo y las fuentes del poder, evidenciado en el discurso del “aburguesamiento del proletariado” y de algunos sectores del Partido. Además, las proyecciones de la polémica entre Moscú y Beijing en la dirección del PCCh, decantaron en un choque de aspiraciones y propósitos, tanto dentro del Partido, como para con las masas. Desde los tiempos de la Guerra Civil china, a fines de los años 20, las relaciones entre los

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comunistas chinos y los soviéticos estuvieron marcadas por diferencias y tensiones. Mientras Stalin aconsejaba a los comunistas chinos en 1926, que “la marcha toda de la revolución china, su carácter, sus perspectivas señalan de modo indudable que los comunistas chinos deben permanecer en el Kuomintang e intensificar su trabajo en él”5, Chang Kai-Chek comenzaba a dudar de la alianza entre el Guomingdang (GMD) y el PCCh, al punto que en 1927, el GMD rompe el Frente Unido contra el Japón con una masacre en Shanghai, en donde obreros y comunistas son los grandes perjudicados. A partir de entonces, el PCCh comienza a combatir no sólo contra el imperialismo japonés, sino también contra sus antiguos aliados. Mao, que desde 1923 actuaba en la dirección del PCCh, seguía firme en su “herejía” 6: propuso mantenerse firmes en la lucha, planteó la táctica de la Guerra Popular: rodear a las ciudades desde el campo; y fundó soviets. La práctica le dio la razón, llevándolo hasta la dirigencia de la Revolución. No obstante, tras la derrota sufrida en Jianxi en 1934, Mao y su columna tomaron un nuevo y titánico rumbo estratégico: la Larga Marcha, que los movilizó desde el campo de la derrota, 12.500 kilómetros, hasta las cavernas de Yanan, en la provincia de Shaanxi. Desde este nuevo punto, y tras la refundación de la República de Obreros y Campesinos, Mao Zedong, ungido con la dirección del Partido Comunista de China, y Zhou Enlai, comenzaron a asestar sendos golpes a las fuerzas del GMD y del Imperio del Japón, ganando batallas, y, por sobre todo, adhesión, ya que “al contrario de todos los demás ejércitos de la historia de China, los comunistas habían pagado sin falta cualquier cosa que tomaran de los pobres”7. En Yanan Mao escribió: “La lucha del proletariado y de las masas populares revolucionarias por la transformación del mundo implica el cumplimiento de las siguientes tareas: la transformación del mundo objetivo, así como la del propio mundo subjetivo de cada uno -de las propias capacidades cognoscitivas de cada cual, de la relación que existe entre el mundo subjetivo y el objetivo”8, otorgándole un lugar de privilegio a la transformación ideológica, cultural y/o superestructural -en términos marxianos-. Yanan fue el punto de encuentro, de aprendizaje, de socialización y de progresiva irradiación del comunismo en China. El esfuerzo del trayecto, con sus masivas pérdidas, se justificó cuando el 1° de Octubre de 1949, Mao Zedong en la plaza de Tiananmen declara la fundación de la República Popular de China. 5 STALIN, Iósif. (1926). “Las perspectivas de la revolución en China”. En: “Obras”. (1954). Moscú: Ediciones en Lenguas Extranjeras. Tomo VIII. P. 387. 6 ROJAS, Robinson. (1968). “La guardia roja conquista China”. Santiago de Chile: Ediciones ML. P. 39. 7 DUNSTER, Jack. (1991). “Mao Zedong y China”. Madrid: Akal/Cambridge. P. 21 8 MAO Tse-Tung. (Julio de 1937). “Acerca de la Práctica”. En: “Cuatro Tesis Filosóficas”. (1966). Beijing: Ediciones en Lenguas Extranjeras. P. 22.

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Desde aquel entonces, el desarrollo de la economía planificada en la consolidación de la construcción socialista era un asunto que urgía en el país. Este es el primer intento de modernización en China (o al menos en parte de ella). Habían muchos problemas a los cuales se debió atender. Tras la revolución triunfante, Moscú envió apoyo: técnicos e intelectuales al servicio de los requerimientos chinos, y en 1950 se firma un acuerdo de colaboración mutua. No obstante, la distancia teórica entre la construcción socialista al modo de Stalin, que pretendía transformar al naciente dragón rojo en otro Estado-satélite, y al modo de Mao, en cuanto a sostener y proyectar la independencia, condujo a una tensa relación que se formalizó en 1960, cuando Nikita Jruschov decidió retirar todo su apoyo técnico a China. Tras la muerte de Iósif Stalin, en 1953, Nikita Jruschov encabezó la denuncia de su predecesor, erradicando el culto personal, y, paralelamente, decantando la crisis del modelo soviético. En el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), celebrado en 1956, Jruschov expuso su famoso 'discurso secreto', en donde señalaba: “En lugar de probar la exactitud de su política, él eligió casi únicamente el camino de la represión y de la aniquilación física, no solamente contra sus verdaderos enemigos, sino contra los individuos que no habían cometido crimen alguno contra el partido ni contra el Gobierno soviético”9. Este Congreso marca un punto de inflexión. Por un lado, corresponde al replanteamiento del “sueño de Lenin”, y por otro, es el inicio de un complejo conflicto internacional que dividió a los Partidos Comunistas de todas las naciones. El sinólogo francés Jacques Gernet argumenta que “un soplo de liberalismo recorre el conjunto de los países comunistas después del XX Congreso del partido comunista de la Unión Soviética”10, haciendo alusión a esta profunda transformación política. Este nuevo aire no es ajeno a la convulsionada China, por lo que se decidió abrir nuevos espacios, como la “campaña de las cien flores” (1956), que decantó en un acrecentamiento de las contradicciones entre el nuevo Estado y las masas post-revolucionarias. Cabe señalar que, tal como enuncia Jorge Palacios, autor de “¿Por qué fracaso la revolución? La URSS y China”, “Mao, antes de disputarse con Jruschov, había efectuado (en el interior del Partido chino), una profunda crítica al estilo economicista en política y mecanicista en filosofía de Stalin” 11. En consecuencia, si la tensión ya era complicada con Stalin conduciendo la URSS, con Jruschov, la cosa 9 JRUSCHOV, Nikita. “'Discurso Secreto' presentado en el XX Congreso del PCUS”. 25 de febrero de 1956. 10 GERNET, Jacques. (2005). “El mundo chino”. Barcelona: Crítica. P. 585. 11 PALACIOS, Jorge. (2007). “¿Por qué fracasó la revolución? La URSS y China”. Santiago de Chile: Editorial Ayún. P. 34.

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empeoró. Desde el otro flanco, aparece la escalada militar de EEUU en Asia. Producto del abandono de la ortodoxia marxista en la URSS, y la presentación de la tesis de “coexistencia pacífica” con las potencias capitalistas, propugnada por Jruschov, Mao asimiló el peligro inminente de un enfrentamiento armado contra los norteamericanos en territorio chino. La experiencia de la Guerra de Corea en 1950, y de Vietnam en 1958, se proyectó en la constitución de una verdadera fortaleza china, donde cada niño aprendía desde temprana edad a cargar un fusil y lanzar granadas a los “yanquis imperialistas”12. Con la amenaza de la revolución comunista en el país más poblado del mundo, se acrecentaba la sensación de una “nueva ola de revolución proletaria mundial”, por lo que el Estado norteamericano, procurando defender sus intereses en la región, comenzó a establecer bases estratégicas: Corea, Vietnam, Japón, Taiwan y otros fueron los puntos centrales de la guerra fría asiática. En este contexto, el alzamiento de un frente en China no era una idea descabellada. Por eso fue fundamental concientizar a todo el pueblo chino sobre la posibilidad de una invasión norteamericana, ya que “si en una fortaleza sitiada, los acorralados se dedican exclusivamente a fabricar más municiones y a cultivar alimentos, serán invencibles por una eternidad, porque llegarán al punto de la autosuficiencia. Pero si algunos de los sitiados comienzan a pensar en otras cosas que no sean municiones ni alimentos, empieza el despeñadero hacia la derrota”13. Y fue precisamente lo que pasó. Una fuerte oleada de críticas a la conducción política de Mao, y la emergencia de una nueva clase de burócratas, al modo de la Nomenklatura soviética, amenazaban tanto la proyección de la edificación socialista y la modernización comunista, como la seguridad nacional. Al parecer, se necesitaba cerrar las filas. NUEVA TEORÍA PARA UNA NUEVA PRÁCTICA. La sensación de amenaza permanente, sugería a los comunistas chinos la necesidad de protegerse de una guerra externa, y a su vez, cuadrar a su gente en la perspectiva de la autodefensa y la productividad. Estas percepciones se materializaron en la necesidad de una lucha ideológica, que pusiera a rasa los clavos que se alzaban de la tabla, y a su vez, preparara a la población en el caso de una eventual invasión, sin mermar en la producción. En consecuencia, se hizo necesario recuperar 12 ROJAS, Robinson. (1968). Op. Cit. P. 105. 13 ROJAS, Robinson. (1968). Op. Cit. P. 34.

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viejas consignas, reinterpretar viejos planteamientos y actualizar posiciones que en los tiempos de la Guerra Patriótica habían conducido al triunfo de la revolución. Un mensaje recurrente fue el que nos señalan Cavendish y Gray, “para salvar y restaurar China, casi todos los revolucionarios chinos han considerado que el primer objetivo era un fuerte estado unitario”14, en consecuencia, la primera necesidad que vislumbra Mao Zedong, en cuanto gran estratega y mentor de la modernización socialista, es la de clarificar objetivos, encuadrar a la población y actuar como un gran bloque en la defensa del país y del socialismo. Jorge Palacios sintetiza bien las ideas del momento, cuando señala que “de ese modo, (…) Mao preparaba, si era necesario, una nueva guerra popular desde el campo para oponerse a los 'seguidores del camino capitalista', que se habían apoderado en el VIII Congreso de 1956, del control del Partido y de Estado, así como de importantes mandos militares”15. En términos concretos, a través de las campañas como “Que se abran cien flores, que compitan cien escuelas de pensamiento” (1956), el Gran Salto Adelante (1958), La Gran Polémica entre Moscú (los revisionistas) y Beijing (los comunistas rectos) y el Movimiento de Educación Socialista (1963), lo que se buscaba era configurar una nueva teoría, en un primer momento que sustente la modernización socialista, preparando la consciencia social, y, tras el boicot de los sectores “capitalistas” del Partido al Gran Salto, que la defienda. La etapa más álgida del proceso, donde el enfrentamiento se agudizó hasta convertirse en directo, correspondió a la Revolución Cultural, donde dos sectores opuestos al interior del Partido, disputaron la hegemonía de sus proyectos modernizadores a través de una lucha política, ideológica, cultural y social. Es ahí donde están las raíces de la China actual, en el seno de la polémica, donde el pasado, el presente y el futuro estaban en juego. En consecuencia, tras el distanciamiento teórico entre Moscú y Beijing, y la emergencia de un grupo de cuadros dirigentes que buscaban conducir a China por un camino “más seguro”, se hizo necesario construir una nueva teoría para una nueva realidad, y esa teoría no sería más que la reinterpretación y reaplicación de los textos de la Guerra Civil, es así como se rescatan los llamados “Tres Artículos Permanentes”: “En memoria de Norman Bethune” (1939), “Servir al Pueblo” (1944) y “El Viejo Tonto que removió las montañas” (1945); y se complementaban con las “Cuatro Tesis Filosóficas”: “Acerca de la Práctica” (1937), “Sobre la Contradicción” (1937), “Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo” (1957); y el folleto “¿De dónde provienen las ideas correctas?” (1963). En la época se entendía que el estudio de las obras de Mao Zedong, del 14 CAVENDISH, P. y GRAY, J. (1970). “La Revolución Cultural y la Crisis China”. Barcelona: Editorial Ariel. P. 24. 15 PALACIOS, Jorge. (2007). Op. Cit. P. 39.

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hombre que condujo al éxito de la Revolución en la adversidad, era una cuestión fundamental, ya que, como señala Robinson Rojas, “por razones sociológicas elementales, se fue transformando a Mao Tsetung en el 'seguro apoyo' para el pueblo chino aprendiendo a caminar con sus piernas entumecidas de 4.000 años de estar de rodillas”16, y a su vez, reforzaba la lucha ideológica que a Mao tanto preocupaba. LA REVOLUCIÓN CONTINÚA: CONSTRUYENDO LOS NUEVOS SERES HUMANOS. La rectificación ideológica en la Revolución Cultural china se circunscribe en torno a tres conceptos: unidad, defensa y proyecto socialista. Unidad en cuanto Mao procuraba constituir la hegemonía ideológica -o cultural, si se quiere- del proletariado y el campesinado, en oposición a la que la burguesía acaparada en el Partido estaba desarrollando. Defensa, por su parte, del poder que la alianza de obreros y campesinos debía reconquistar. Y Proyecto Socialista en cuanto se procuraba avanzar hacia la modernización del comunismo, ya distanciado teóricamente de cualquier referente anterior y/o paralelo. Mao, desilusionado por el cambio de posición de los rusos, previendo una invasión en su territorio y observando la transformación en su propio país, en 1966 dispone todas sus fuerzas por la recuperación del poder y la materialización del proyecto revolucionario, sin embargo, primero debía conformar sus cuadros para la acción. En consecuencia, comenzó a reposicionarse como figura dirigente -recordemos que Mao se había desplazado de la dirigencia en 1959, tras el fracaso del Gran Salto-, para lo cual hizo uso de un recurso clave: el culto a su figura. Como señala Edgar Snow, “Mao empezó francamente a invocar su enorme prestigio personal y popularidad, empleándolos como un instrumento capital en su lucha por recobrar plenamente la autoridad sobre la orientación del poder revolucionario”17, esto le sirvió fundamentalmente en la sociedad civil, empero, para el Ejército, sector donde el “revisionismo” tenía gran llegada, necesitaba un aliado que actuara de enclave, el personaje fue Lin Biao, quien reorganizó la fuerza militar, reimplantando el modelo centralista-democrático de la Guerra Popular, y a su vez, publicó una recopilación de citas del Presidente Mao, el llamado “Libro Rojo”, que actuó como elemento aglutinador de masas y de identificación y decantación social, a través de las exigencias que grupos de Guardias Rojos imponían a los chinos, que debían conocer y memorizar las referencias como parte de la praxis revolucionaria. Esta primera etapa de rectificación 16 ROJAS, Robinson. (1968). Op. Cit. P. 39. 17 SNOW, Edgar. (1972). “China: la larga revolución”. Madrid: Alianza Editorial. P. 30.

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ideológica, donde el culto exacerbado y el estudio de obras y citas claves de Mao Zedong eran fundamentales, buscaba dar la lucha ideológica en la sociedad, de manera que hasta el más humilde y alejado de los chinos pudiera reconocer la diferencia entre las posturas correctas y las erradas. La constitución de un movimiento permitió que la base social fuera parte de la polémica al interior del Partido, no obstante, Mao debía jugar con los medios “informales” de difusión ya que los medios de comunicación masiva “formales” estaban en manos de los “revisionistas” que en 1956, en el VIII Congreso del Partido Comunista de China, habían llegado a ocupar los puestos del poder. Por tanto, Mao debía superar la asimetría de la contienda a través de un movimiento reivindicativo personal, basado en el carisma y la trayectoria de un político. Mao insistió en que aquello debía ser sólo una etapa, sin embargo, Lin Biao, con el fin de concretar objetivos personales en el poder(vinculados a Moscú), exageró los rasgos de idealización a niveles irracionales, lo que al final le costó la vida. La propaganda de la época fue publicada a través de los dazibao: enormes carteles de grandes caracteres donde se informaba, denunciaba y propagaban ideas. El primer dazibao, hecho por el mismo Mao fue “Bombardear el cuartel general de la burguesía” (1966), donde criticaba el actuar de Liu Shaoqi, y llamaba a los revolucionarios a criticar al Comité Central. Cabe señalar que uno de los objetivos del movimiento fue “'simplificar la estructura administrativa' y 'eliminar' la duplicación'. (…) El objetivo fundamental de Mao era nada menos que el de proletarizar el pensamiento del partido y, yendo más allá, impulsar al proletariado a tomar las riendas del poder, creando a través de esa evolución una nueva cultura libre”18, para este fin, el Ejército Popular de Liberación era un gran ejemplo. Ya en 1964 se había desatado la campaña “Aprendamos del Ejército Popular de Liberación”, donde la vida sencilla, la socialización comunitaria y el mutuo respeto eran ley; y un año antes, la campaña “Aprendamos de Lei Feng”, mito de hombre nuevo que dio su vida a la causa del socialismo, ya se había propagado por todos los rincones. Para los años de la Revolución Cultural, estas consignas fueron frecuentes, ya que la misma sociedad en su conjunto comenzó a actuar como un ejército, de hecho, los Guardias Rojos cargaban bandas con los caracteres de “soldado” en sus brazos. Esta “desembocó” en una socialización del poder, ya que a través del establecimiento de los comités revolucionarios, donde toda la sociedad local se representaba, se constituyeron verdaderos espacios de soberanía y deliberación. Es así como cuestiones 18 SNOW, Edgar. Op. Cit. Pp. 25; 26.

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relativas a la producción, desarrollo político, bienestar social y lucha activa en la Revolución, se decidían en el comité, obviamente, circunscrito a una línea general establecida por el Estado. Frente a esto, los rusos señalaban que “el congreso dejó como órganos fundamentales del poder político, en lugar de los órganos estatutarios de partido y de los organismos constitucionales del Estado, a los comités revolucionarios creados durante la 'revolución cultural', que son instrumentos de la dictadura burocrático-militar de Mao Tse-Tung y sus partidarios”19. Con esto se evidencia la intención real de desburocratizar la administración, escindiéndose de la modernización al modo soviético, y estableciendo, en concepto de Mao, un gobierno de Nueva Democracia, a partir del cual sería posible la abolición del Estado y la preparación en caso de invasión o sabotaje. La propaganda de la Revolución fue clave: cartelería, dazibaos, consignas, folletos y discursos enardecedores, y a su vez, cine, ballet, teatro, ópera, música, literatura y cuanta expresión sirviera a los fines planteados. La época de la Revolución Cultural nos dejó millones de testimonios que vale la pena revisar, ya que nos muestran peculiaridades de las tranformaciones de China: el rol de la mujer en la guerra y la edificación socialista, en el ballet “El destacamento rojo de mujeres”, o las transformaciones educativas, sociales, económicas y culturales de China en los tiempos del Gran Salto en la película “Barriendo con las viejas ideas”, o la historia de la Revolución China a través de “El Este es Rojo”. Todas obras que tuvieron gran alcance en la población. En resumidas cuentas, los medios pedagógicos dispuestos para llevar a cabo la Revolución Cultural fueron integradores, y se fundamentaron en que nadie podía quedarse sin saber lo que sucedía y tomar partido, ya que a partir de la transformación subjetiva, en la consciencia, se podía lograr la objetiva, la Revolución. DE LA REVOLUCIÓN CULTURAL AL LLAMADO “MILAGRO CHINO”. No es pretensión de este trabajo abordar los hechos de la historia de la Revolución China, sino más bien analizar la forma como se persuadió ideológicamente a millones de seres humanos para defender un proyecto, y que, aún con todo aquello, en 1978, Deng Xiaoping, uno de los dirigentes más afectados y criticados por la Revolución Cultural, desde la Presidencia impulse la “Reforma y Apertura”. Pues bien, tal como se ha mostrado en este trabajo, la intención de Mao sobre progresar hacia una línea de modernización comunista, versaba en lograr la unidad del pueblo chino, que permitiera defender y promover el proyecto socialista. Para lo cual se dispuso de una serie de 19 Recopilación de Artículos de la Prensa Soviética. “El Maoísmo sin careta”. Moscú: Editorial Progreso. P. 7.

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elementos pedagógicos: el culto, el movimiento de masas, los textos, la propaganda, el ejemplo del EPL, etc., con los cuales se difundió el mensaje de la Revolución Cultural, de la continuación de la lucha de clases en el socialismo y de la modernización comunista. En 1969 se dio por terminado el conflicto, declarándose a Mao Zedong como Presidente del Partido y líder del Ejército, sin embargo, las transformaciones no fueron lo suficientemente fuertes, ya que en ese mismo instante comenzó la decadencia del sueño del Gran Timonel: paulatinamente, los personajes criticados, denunciados y erradicados del poder por la Revolución Cultural, fueron retornando, hasta que en 1978, Deng Xiaoping le usurpó el poder a Hua Guofeng, sucesor de Mao tras su muerte. Deng impulsó la implantación del capitalismo en China, el cual la lleva hoy a jugar un rol prominente en la economía mundial y la diplomacia internacional. China pareciera un milagro, sin embargo, para alcanzar la condición de su presente, tuvo que construir el Socialismo con peculiaridades chinas, es decir, “el marxismo-leninismo, el pensamiento Mao Zedong, la teoría de Deng Xiaoping y el importante pensamiento de la 'triple representatividad'”20. En consecuencia, Deng Xiaoping, valiéndose de un poder autoritario centrado en su criterio y decisión, impulsa la modernización de China en la ruta opuesta a la de Mao, sin embargo, haciéndola ver como la “continuación y desarrollo del pensamiento de Mao Zedong bajo las nuevas condiciones históricas”21, ya que este nuevo pensamiento, ha debido adaptarse al mensaje inmanente, a la figura latente que quedó tras la Revolución. Porque la idea quedó, y se seguirá transmitiendo mientras vivan sus testigos, más aun sus militantes, por lo que todo lo posterior, ha tenido que jugar con la retórica, aunque paulatinamente, la desideologización de los iconos pretéritos, ha permitido que en la lógica de la memoria y el olvido, ese juego eterno de la dialéctica de la Historia, el Partido-Estado chino adquiera mayores campos de acción, acomodando ese mediato pasado a las intenciones inmediatas. Hoy, frente al ascenso de China, y observando que a 60 años del triunfo de la Revolución, y a 30 del fin de la Revolución Cultural, en el desfile oficial de conmemoración, una gigantografía de Mao Zedong encabezara la marcha bajo el discurso de fundación de la República Popular, y a unos metros 20 Estatutos del Partido Comunista de China, revisados parcialmente por el XVII Congreso Nacional del PCCh y aprobados el 21 de octubre de 2007. La doctrina de la “triple representatividad” fue constituida por Jian Zemin, Presidente de China posterior a Deng Xiaoping. 21 Ibíd.

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más atrás, otra gigantografía, con la figura de Deng Xiaoping bajo el discurso de “una China, dos sistemas”, queda preguntarse ¿quiénes son los vencedores?, ¿qué nivel de aceptación y comprensión ideológica tuvo y tiene Mao Zedong entre el pueblo chino?. Sin lugar a dudas, la disputa ideológica en la Revolución Cultural tiene proyecciones aún más profundas que el conflicto entre la “construcción socialista” o la “restauración burguesa”, como bien nos presenta Marco Palacios22, y que hoy en día, sigue presente, ya no como un enfrentamiento directo, sino más bien como una polémica que de vez en cuando se reposiciona en las discusiones políticas, en la prensa y en la demanda del contexto societal. Viña del Mar, primavera de 2009. BIBLIOGRAFÍA. 1. CAVENDISH, Patrick; GRAY, Jack. (1970). “La Revolución Cultural y la Crisis China”. Barcelona: Ediciones Ariel. 2. Estatutos del Partido Comunista de China (PCCh), revisados parcialmente por el XVII Congreso Nacional del PCCh y aprobados el 21 de octubre de 2007. 3. LIN Piao. (1967). “Citas del Presidente Mao Tse-Tung”. Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras. 4. GERNET, Jacques. (2000). “El Mundo Chino”. Barcelona: Crítica. 5. MAO Tse-Tung. (1966). “Cuatro Tesis Filosóficas”. Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras. 6. MAO Tse-Tung. (1966). “El Viejo Tonto Que Trasladaba las Montañas”. Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras. 7. MAO Tse-TUng. (1982). “Una Crítica de la Economía Soviética”. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. 8. PALACIOS, Jorge. (2007). “¿Por Qué Fracasó la Revolución? La URSS y China”. Santiago de Chile: Editorial Ayun. 9. PALACIOS, Marco. (2000). “'Construcción Socialista' o 'Restauración Burguesa' en la Perspectiva de la Revolución Cultural China”. En: Revista de Estudios Sociales. N°7, Septiembre de 2000. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de los Andes: Colombia. 10.

Recopilación de Artículos de la Prensa Soviética. “El Maoísmo sin Careta” [Introducción de V.

Krivstov]. Moscú: Editorial Progreso. 22 PALACIOS, Marco. “'Construcción Socialista' o 'Restauración Burguesa' en las perspectivas de la Revolución Cultural china”. En: Revista de Estudios Sociales. Nº7, Septiembre de 2000. Facultad de Ciencias Sociales: Universidad de los Andes, Colombia.

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millones del pueblo en la oposición y prevención contra el revisionismo”. En: Pekín Informa. Año XII, N°45, Noviembre de 1974. Págs. 11-18.

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