Revista Voces Julio 2008

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Viña del Mar, julio de 2008, año II nº 2

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ÍNDICE

Editorial.......................................................................................................................................................3 La Reforma Universitaria de 1918............................................................................................................5 y el nuevo rol del estudiante. Por María Elena Makuc Urbina DOCUMENTO Nº 1:................................................................................................................................10 El problema del cobre.Creación de la comisión nacional del cobre. Unos piensan, otros hacen:......................................................................................................................31 La problemática de la división intelectual y manual del trabajo en La Ideología Alemana de Marx y Engels Por Darío Covarrubias DOCUMENTO Nº 2:................................................................................................................................37 Discurso de Salvador Allende desde los balcones de la federación de estudiantes de chile (FECH) en la madrugada del 5 de septiembre de 1970. El allendismo y la derrota:.......................................................................................................................43 Notas sobre Salvador Allende G. Por Patricio Quiroga Z. ANÁLlSIS BIBLIOGRAFICO:..............................................................................................................50 El Marxismo y la Filosofía del Lenguaje de Valentín Voloshinov Por Israel Fortune DOCUMENTO Nº 3:................................................................................................................................58 Iconografía referida al Proyecto de Escuela Nacional Unificada (ENU)

EDITORIAL

La presente edición de Voces correspondiente al mes de julio, ha querido conmemorar la figura y el legado del ex Presidente Salvador Allende en el contexto del resiente centenario de su natalicio. Creemos vital recordar el actuar decidido y consecuente del último gran líder de la izquierda chilena y el impacto que tuvo su gobierno en la historia no sólo nacional sino global. Al mismo tiempo queremos ir más allá de eso y aprovechar la oportunidad para discutir y reflexionar sobre el período histórico en que se desenvolvió, considerando todos los elementos que le dieron forma en su generación, su articulación y sus implicancias. Así también sostenemos que el real homenaje que debemos hacer supera a la persona del ex Presidente y debe dirigirse a la materialización de la consigna de la que fue sólo representante: la verdadera justicia para quienes históricamente han padecido la miseria. Para que así, de la polifonía de la historia y el proyecto social del que es portadora, resulte triunfante la voz del pueblo. Por otro lado, la renovación que la revista de Historia y Ciencias Sociales (hoy Voces) ha experimentado a partir del presente año obedece a las reflexiones que se han dado al interior de su comité editorial. Éstas se han dirigido a dar a la publicación un carácter de real permanencia en el tiempo con el fin de seguir promoviendo la discusión acerca de los temas que como estudiantes de historia nos interesa discutir. En tal sentido, es que se han detectado dos problemas que urge solucionar: el primero se refiere a la falta de participación de estudiantes de cursos inferiores en cuanto a los artículos que se reciben. Creemos que esto se debe a la falta de conocimiento de una bibliografía y un manejo conceptual básico que se hace necesario para desarrollar un tema determinado. El segundo problema se relaciona con dar a la revista una línea editorial más sólida que le permita proyectarse en el tiempo fijándose objetivos concretos y superando el carácter de una mera compilación de artículos sin mayor relación entre sí, ni entre éstos y el hecho histórico que cada edición conmemora. Bajo este panorama es que hemos decidido iniciar una sección de análisis bibliográfico que será constante a partir de éste número. De tal forma, será posible orientar a los compañeros de cursos inferiores en torno a algunas obras que a nuestro juicio resulta importante manejar ya sea para apoyarse en ellas o para debatirlas. Por otro lado también se conseguirá una mayor presencia del comité editorial (invitando desde ya a participar en él a quien desee hacerlo) al interior de cada publicación. Así, además de promover la discusión historiográfica, será posible debatir los lineamientos teóricos y metodológicos que permitan edificar una nueva historia que logre dar cuenta de la complejidad de la realidad social y del rol que le cabe al interior de esta.

Con todo lo dicho sólo nos queda agradecer nuevamente a los compañeros y profesores que nos han enviado sus trabajos. En esta edición publican María Elena Macuk Urbina, con su artículo La Reforma Universitaria de 1918 y el nuevo rol del estudiante; y Darío Covarrubias con Unos piensan, otros hacen: La problemática de la división intelectual y manual del trabajo en La Ideología Alemana de Marx y Engels. El profesor Patricio Quiroga Z. nos ha presentado también su artículo El allendismo y la derrota: Notas sobre Salvador Allende G. El análisis bibliográfico estuvo a cargo de Israel Fortune y está dirigido a la obra El marxismo y la filosofía del lenguaje de Valentín Voloshinov. También hemos querido rescatar algunos documentos referentes al ex Presidente Salvador Allende y al gobierno de la Unidad Popular. Esto son: El problema del cobre.- Creación de la comisión nacional del cobre, con prólogo de Bárbara Azcárraga; y el Discurso de Salvador Allende desde los balcones de la federación de estudiantes de chile (FECH) en la madrugada del 5 de septiembre de 1970, prologado por Francisco Morales. Agregamos también una iconografía de época referida al Proyecto de Escuela Nacional Unificada (ENU), uno de los más importantes del programa de la Unidad Popular y que le trajo grandes complicaciones por la férrea oposición que

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encontró. Esperando ser un aporte para la discusión académica seria y con objetivos claros al interior de nuestra carrera, invitamos nuevamente a participar de las páginas de Voces a todos nuestros compañeros

Comité Editorial1*

1  COMITÉ EDITORIAL: Bárbara Azcárraga, Verena Ahumada, Israel Fortune , Carolina Gajardo, Marco González, Jorge Valderas.

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La Reforma Universitaria de 1918 y el nuevo rol del estudiante. Por María Elena Makuc Urbina1* “la juventud (…) si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa” (Federación Universitaria de Córdoba, Manifiesto Liminar, 1918) La Reforma Universitaria fue para Latinoamérica uno de los hechos que va a configurar la primera parte del siglo XX, pero que a noventa años de su aniversario, sus alcances aún se perciben. En primer lugar debemos decir que la Reforma Universitaria fue el movimiento estudiantil que se inicia con la lucha de los estudiantes de Córdoba en Argentina en el año 1918, y que luego se expande a gran parte de América Latina convirtiéndose en un hecho que marca la historia de nuestra región. En base a lo expuesto anteriormente, destacamos que la importancia del movimiento fue la dimensionalidad latinoamericana que se genera luego de su expansión, y que se adquiere principalmente debido a que este proceso “acusa el mismo origen y el mismo impulso” (Mariátegui, 1955: 90) bajo principios comunes por los que se lucharon en éste. Las demandas de la Reforma, iban orientadas hacia a alcanzar: la Democratización, la Autonomía, Docencia Libre, Cátedra Paralela, y la Extensión Universitaria. De este modo, se observa que la Reforma Universitaria, marca el inicio del movimiento estudiantil, donde se produce un cambio en el rol del estudiante que caracterizará a las futuras generaciones. Ante esto, la problemática surge específicamente a ¿cómo se genera este cambio en el rol del estudiante bajo el proceso de Reforma?, y, ¿cuáles fueron sus consecuencias? Ante tales interrogantes, el objeto de este artículo, es demostrar cómo se forma una nueva visión del estudiante universitario ligado al contexto social que lo envuelve y dejando atrás el aislamiento académico y el apoliticismo; y que esta nueva visión dará origen a una generación latinoamericana donde sus principales representantes serán lideres de cambios políticos de sus respectivos países. Inicio de la Reforma y su expansión latinoamericana Para entender los alcances del movimiento estudiantil iniciado en 1918, es necesario comprender el contexto mundial en el que se encuentran los universitarios latinoamericanos. Es el fin de la 1º Guerra Mundial, lo que daba comienzo a una nueva etapa en la historia de los hombres, caracterizado por la sensación de vivir un nuevo ciclo, y por la crisis económica de la postguerra que constata las fallas del régimen económico capitalista. Otro hecho que caracteriza el ambiente, es el triunfo de la Revolución Rusa, donde sus alcances llegan hasta Latinoamérica con la difusión de las ideas marxistas. Bajo este panorama es claro que “las esperanzas mesiánicas, los sentimientos revolucionarios, las pasiones místicas propias de la postguerra, repercutieran particularmente en la juventud universitaria” (Mariátegui, 1955: 90) 1*

Estudiante de quinto año de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.

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Otro aspecto a analizar, se refiere al contexto social que experimenta América Latina con respecto a la evolución de las clases medias, y su consiguiente demanda a mayores garantías como grupo social. Precisamente en el sector mesocrático surge la inquietud, luego del temor a la avanzada proletarización que experimentaban debido al fin de la 1º Guerra Mundial. David Rock argumenta este hecho al relacionar que “… el fenómeno general de la tensión social entre los grupos de clase media, producto de la restricción al crecimiento industrial en la economía primario-exportador. En efecto, estos grupos, al intentar ascender socialmente chocaron contra una elite cerrada que controlaba la vida socio – económica” (Rock, 1991: 390). Se entiende de esta manera que la Reforma Universitaria “se manifiesta en grado extremo en un movimiento que es acaso el más característico de la corriente antioligárquica” (Halperin Dongui, 1970: 296). Un aspecto importante es la situación de las universidades latinoamericanas en los inicios del siglo XX. El atraso tanto en los contenidos como en los métodos de enseñanza era una característica latente en todas las universidades, la búsqueda de una renovación tanto espiritual como material era una necesidad común en los estudiantes. Para entender este punto, debemos adentrarnos en la herencia española que quedó en la educación latinoamericana, ésta se caracterizaba por una enseñanza enfocada hacia la elite, cerrada, de difícil acceso, donde “la cultura era un privilegio de casta, el pueblo no tenía derecho a la institución” (Mariátegui, 1955: 78). Según Mariátegui, las universidades se consideraban sólo como centros de culto de las letras y leyes por parte de la clase dirigente. No había alguien “quien reclamase una orientación democrática, destinada a franquear el acceso a la cultura a todos los individuos” (Mariátegui, 1955: 79). Bajo esta premisa, nos damos cuenta que antes de la Reforma Universitaria, no había sentimientos de cambio y modernización en las universidades, y si es que los había eran muy mínimos para alcanzar a lograr algo, ya que se entendía a la educación como un privilegio que se mantenía gracias a la persistencia de la riqueza y de la casta. El legado español en la educación latinoamericana se entiende también desde una perspectiva económica. Debido a que el atraso de América Latina en el desarrollo capitalista se entiende en parte a la herencia de la tradición y el pensamiento medieval en las universidades, plasmado en un interés hacia áreas vinculadas a las letras y leyes, generando una gran masa burócrata, y un rechazo a áreas de orientación práctica destinadas a potenciar la industria y el progreso económico. Se comprende así, que la situación de las universidades al inicio del siglo XX estaba muy atrasada, “las universidades han llegado a ser el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil” (Federación Universitaria de Córdoba, 1918). Si a esto le sumamos el contexto político mundial que se estaba viviendo, junto a las demandas de la clase media latinoamericana, y la herencia ibérica en la educación, nos hacen entender las necesidades de cambio que estaban latentes en los jóvenes estudiantes. Pero ¿cómo empieza a estallar este sentimiento de transformación?, esta pregunta nos lleva a entender el origen del movimiento en Córdoba, Argentina. La Universidad de Córdoba había sido fundada en el año 1613 bajo el alero de los jesuitas, y en los albores del siglo XX aún no experimentaba cambios que estuvieran acordes con los nuevos tiempos. La Universidad de Córdoba, era la más atrasada en Argentina, según palabras de Sarmiento: “los colegios son claustros; toda la ciencia escolástica de la Edad Media es un claustro que se encierra y parapeta la inteligencia, contra todo lo que salga del texto y el comentario. Córdoba no sabe que existe en la tierra otra cosa que no sea Córdoba” (Sarmiento, 1845: 107). Por ende, no es extraño que la rebelión estallara en esta ciudad donde el aplazamiento era considerable con respecto al resto de las universidades, pero es importante recalcar que las primeras demandas de los estudiantes iban dirigidas hacia una modernización

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de la Universidad y a la libertad de enseñanza, tanto en contenidos como en docentes. Por otra parte, hay un hecho fundamental que da entender el cambio en el movimiento, configurándolo hacia aristas políticas, y generando la difusión al resto de América Latina: “el Grito de Córdoba” ocurrido en junio de 1918; éste significa la insurrección violenta de los estudiantes hacia las autoridades de la Universidad. Ya en marzo de ese año se inician las primeras huelgas en la Universidad de Córdoba, uno de los logros obtenidos era la reforma a los estatutos, donde se logró dar participación en las elecciones al cuerpo de profesores, es necesario recalcar que los estudiantes aún no demandaban participación directa en el gobierno de la institución. En las elecciones de rector durante el mes de junio, los resultados fueron claramente injustos para las demandas estudiantiles, siendo elegido Antonio Nores, un representante de los sectores conservadores y religiosos de la universidad2. La reacción de los estudiantes, junto a la propagación del Manifiesto Liminar3 , representa el giro radical que toma el movimiento estudiantil. Paralelamente, a los sectores universitarios se pliegan los sindicatos obreros, los estudiantes secundarios, y en general el apoyo de la población argentina. Este movimiento se expande por todo el país que, bajo el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, hace que la crítica común hacia la oligarquía por parte de la clase media y los obreros, se vuelva cada vez más fuerte. Las consecuencias de esta masificación fueron variadas, por un lado los estudiantes alcanzan una orientación ideológica -hay que recordar que las primeras demandas iban hacia una modernización de la universidad, pero ahora se dan cuenta que si no hay un cambio en el régimen social no pueden alcanzar la reforma universitaria-. Y, conjuntamente, la divulgación del Manifiesto Liminar al resto de los estudiantes latinoamericanos va a generar el despertar de las necesidades latentes en estos grupos. El Manifiesto Liminar significa el llamado hacia el resto de Latinoamérica para que la Reforma Universitaria se realice en todas partes: “la juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su federación, saluda a los compañeros de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia” (FUC, 1918). El resultado concreto del movimiento estudiantil para toda Latinoamérica fue el Congreso Internacional de Estudiantes realizado en México en 1921; los principios claves de la Reforma son difundidos principalmente a países como Chile, Cuba, y Perú. Pero, ¿cuáles eran estos postulados? En primer lugar estaba la Democratización, es decir, la participación estudiantil en el gobierno universitario; Julio Antonio Mella sostenía que “no hay argumento posible contra los derechos de los estudiantes a regir sus instituciones. Si reconocemos que el ciudadano -inclusive el analfabeto – puede elegir hasta al Presidente de la República, no hay razón para negar este derecho a los estudiantes y que elijan su Rector y demás autoridades universitarias” (Mella, 1928). Además este principio adquiere relevancia luego del Grito de Córdoba “la Federación Universitaria de Córdoba (…) reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes”. (FUC, 1918). La Autonomía de la Universidad, otro postulado del movimiento, entendía a la universidad como una institución de los alumnos, profesores y en general de la comunidad universitaria; donde la dirección de ésta sea sin la intromisión de los poderes del Estado, con deliberación y decisión libre. Por otro lado, esta autonomía, exige la Docencia libre basada en que cualquier persona que acredite los conocimientos necesarios pueda ejercer docencia, todo bajo el marco de concursos con participación de los estudiantes, “la juventud (…) no se equivoca nunca en la elección de sus maestros (…) hay que dejar que ellos mismos elijan a sus maestros y directores, seguros de que el acierto ha de coronar sus determinaciones” (FUC, 1928). Junto a esto, también se demanda la Cátedra Paralela, la que debe garantizar la libertad de pensamiento tanto para el docente como para el estudiante, y con libre elección entre diferentes cátedras. 2 El rector elegido pertenecía a la “Corda Frates”, una logia asociada con el arzobispado representante de los intereses de la oligarquía 3 Declaración de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) luego del “Grito de Córdoba”, donde llaman a unirse al movimiento a todos los estudiantes universitarios de Latinoamérica.

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Uno de los principios fundamentales y de mayores consecuencias es la Extensión Universitaria, basada en que los estudiantes se encuentran vinculados al pueblo, y por ende tendrán la obligación de devolver los conocimientos adquiridos en la universidad “Cada estudiante, como cada profesor, es propietario de una cierta riqueza de conocimientos. Si solamente la utiliza en su propio provecho es un egoísta, un individualista imbuido del criterio del burgués explotador, (se propone) una ley de Reforma Universitaria que debe abarcar un punto donde se obligue al estudiante y al profesor a ser útil para alguien más que para ellos mismos”. (Mella, 1928) Estos postulados fueron ampliamente abrazados por todos los representantes en el Congreso Internacional de estudiantes, y difundidos a cada país, ya no sólo como una consigna de estudiantes argentinos, sino como bandera de lucha de toda Latinoamérica. En base a lo expuesto, podemos entender cómo se produce un cambio en el rol del estudiante durante la Reforma Universitaria, es claro que el contexto mundial junto al desarrollo de la clase media ayudaron a formar la mentalidad de la nueva generación de estudiantes. Pero conjuntamente, la situación de las universidades latinoamericanas, basadas en un legado español atrasado, hizo que se convirtiesen en motor del movimiento que estalló precisamente en Argentina bajo un gobierno radical y en una universidad sin renovaciones desde 1614. El matiz político que va tomando el movimiento estudiantil, gracias a la vinculación con sectores obreros, más la difusión por América Latina a través, del Congreso de México, dan las claves para comprender que este nuevo rol que toma el estudiante es de tipo político, es decir, deja atrás el apoliticismo y la preocupación excesiva en el academicismo para llegar a entender que los cambios en la educación siempre tienen que ir acompañados de un cambio social. Halperin Dongui sostiene que “el movimiento de reforma universitaria no agota su eficacia dentro de la Universidad; conduce a una politización permanente del cuerpo estudiantil” (Halperin Dongui, 1970: 298) La nueva generación La ampliación del campo de acción del estudiante latinoamericano hacia planos políticos, ayuda a responder la segunda problemática basada en cuáles fueron las consecuencias de esta nueva visión del universitario. Bajo el problema que se planteaban los estudiantes de que una transformación educativa es inseparable de una transformación social, se observa como consecuencia del movimiento estudiantil la conformación de una generación nueva, rica en producción cultural y sobretodo política. De este modo se advierte que “el movimiento estudiantil fue entonces una escuela política en la que se han formado muchos lideres revolucionarios o reformistas de Latinoamérica.” (Halperin Dongui, 1970: 298) Se entiende que la Reforma bajo el principio de la democratización de las universidades, abrió las puertas de las casas de estudio a la política y los estudiantes se convirtieron en los portavoces de ciertos grupos sociales que hasta ese momento no se podían expresar públicamente. Buena parte de los principales líderes políticos e intelectuales que actuaron entre 1930 y 1960 hicieron sus primeras armas en el movimiento reformista. Ejemplos claros de la nueva generación fue la creación de partidos políticos, tales como el APRA, donde su fundador Víctor Raúl Haya de la Torre fue uno de los lideres del moviendo estudiantil peruano. Según su propia visión, el proceso vivido en Córdoba significó un despertar de las demandas por la reivindicación de América Latina. Otro exponente de esta generación fue Julio Antonio Mella, quien lideró las luchas estudiantiles en Cuba y fundó el Partido Comunista Cubano. Entre otros exponentes se encuentran Deodoro Roca, Gabriel del Mazo, Fidel Castro, José Carlos Mariátegui, donde cada uno fue protagonista en los procesos de reforma o revolución de sus respectivos países. La Reforma Universitaria significó una transformación en los estudiantes, un giro en la concepción de

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mundo que estos tenían, donde antes estaban enclaustrados en un conocimiento atrasado, bajo métodos de enseñanza no actualizados; su condición de estudiantes se remitía solamente al academicismo, y las demandas por cambios estructurales no eran tomados en cuenta o peor aún, eran casi inexistentes. El proceso de Reforma en América Latina significó la conformación de una nueva identidad como estudiante, por una parte gracias al contexto político, económico y sobretodo social que lo rodeaba. Y que posteriormente esta nueva identidad adquiere fuerza bajo el surgimiento de una generación característica que marcará el transcurso de la historia en el siglo XX latinoamericano. Hace exactamente noventa años se inicia el movimiento estudiantil. Según Crocce “toda historia es siempre historia contemporánea”, ahora sólo nos queda reflexionar sobre las consecuencias de la Reforma, y sobre todo en la identidad del estudiante, preguntarnos si ésta ha cambiado o se ha intensificado, analizar los nuevos contextos, y sobretodo si nuestras demandas actuales son las mismas que las exigidas a partir de 1918.

Bibliografía: • Domingo Faustino Sarmiento. Facundo: Civilización y Barbarie. Buenos Aires: Editorial Losada, 2002. • José Carlos Mariátegui. Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Santiago: Editorial Universitaria, 1955. • Julio Antonio Mella. “Tres aspectos de la Reforma Universitaria”, discurso extraído de la compilación de Dardo Cúneo La Reforma Universitaria (1918 – 1930. Compilación. 2da edición, agosto, Biblioteca Ayacucho, Caracas. 1988. • Luis Alberto Romero. Breve Historia Contemporánea de la Argentina. México: Fondo de Cultura Económica, 2002. • FUC (Federación Universitaria de Córdoba), “Manifiesto Liminar”, Córdoba, 1918, extraído de la pagina de la Universidad de Córdoba, www.unc.edu.ar. • Tulio Halperin Dongui. Historia Contemporánea de América Latina. Madrid: Alianza Editorial, 1970.

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DOCUMENTO Nº 1: El problema del cobre.Creación de la comisión nacional del cobre. Prólogo Con el fin de conmemorar a Salvador Allende, no sólo como una figura emblemática, sino que también como parte del proyecto político de izquierda, es que queremos dar cuenta más allá de sus años en la presidencia, de los diversos aspectos que cubrieron sus cargos públicos en la historia del país. Salvador Allende, médico de profesión, fue parte de los orígenes del Partido Socialista de Chile, uno de sus fundadores el año 1933. Que bajo los postulados del marxismo, declaraba el deseo revolucionario de ponerle fin a la explotación capitalista no sólo en Chile, sino que también a nivel internacional. Así, es como el año 1938, el Partido Socialista se hace parte del Frente Popular –conglomerado democrático antifascista de partidos de izquierda y liberales burgueses-, coalición que ese año logra que su candidato presidencial Pedro Aguirre Cerda (Partido Radical), ocupe el alto cargo ejecutivo. Es en el gobierno de Aguirre Cerda, donde Allende se desempeñará en el cargo de Ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social. Posteriormente, Salvador Allende ocupará el cargo de Senador de la República, durante los años 1945 a 1970, siendo Presidente de la Cámara de Senadores entre 1966 y 1969. Durante todo este tiempo, Allende, consecuente con su postura política, tratará de llevar al Parlamento los distintos problemas económicos y sociales que afectan a Chile. Paralelamente, Salvador Allende, será candidato a la presidencia de la República en cuatro ocasiones (1952, 1958, 1964 y 1970), convirtiéndose en el primer presidente marxista de Chile, gracias al apoyo de la Unidad Popular –coalición del Partido Comunista, Partido Socialista y otros grupos menores de izquierda-. Por fin, comenzaba a concretarse el proyecto político de los sectores trabajadores y explotados, que más tarde se verá truncado por el Golpe Militar el año 1973. En la realidad chilena, uno de los principales problemas a resolver, era el de la explotación foránea del cobre nacional, Chile caracterizado como país monoexportador ya desde el siglo XIX, se encontraba bajo el imperialismo capitalista de Estados Unidos, quien estaba explotando dicho mineral. En este sentido, Chile y los chilenos, no logran percibir los beneficios económicos y sociales, más aun, los trabajadores del cobre ni siquiera gozaban de condiciones laborales mínimas para realizar su labor. En este aspecto, es que Salvador Allende, en su cargo de Senador el año 1951, interviene en el Parlamento en favor de una regulación para la explotación del cobre, exigiendo con pruebas concretas, la creación de la Comisión Nacional del Cobre. Por la importancia que este hecho tiene, y por el antecedente que significa para la posterior nacionalización del cobre es que a continuación, presentamos la Intervención Parlamentaria en el Senado de Chile. Sesión 19ª (Legislatura Extraordinaria), del día martes 16 de enero de 1951. Convencidos de que la realidad aún se encuentra en disputa y que puede transformarse, recordamos la herencia política del Compañero Presidente. Por Bárbara Azcárraga1* 1*

Alumna tesista de la carrera Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso.

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julio de 2008 El problema del cobre.- Creación de la Comisión Nacional del Cobre

En diversas oportunidades, en este recinto, varios señores Senadores han expuesto lo que representa y significa la minería para el desarrollo económico de nuestro país. En dos o tres oportunidades hemos contribuido también a plantear el criterio de nuestro partido sobre este aspecto tan interesante de la vida nacional. Especialmente a raíz del proyecto que es la ley actual y que dio nueva estructura al Consejo Nacional de Comercio Exterior, hubo un importante debate sobre la gran minería del cobre, en que intervinieron, entre otros señores Senadores, mis Honorables colegas Durán, Lafertte, Maza, Ocampo, Tomic, Opaso y también el que habla. Además, en esa oportunidad oimos la opinión que sustentaba el señor Ministro de Economía y Comercio. Por desgracia, las indicaciones que presentamos con el Senador señor Durán, primero, y, después, con los señores Maira y Opaso, fueron eliminados de ese proyecto. Pero el Senado contrajo el compromiso moral, deducido de las palabras textuales del Honorable señor Maza, de preocuparse de esta materia. Por el compromiso contraído y por la importancia y trascendencia del tema, deseo preocupar la atención de los señores Senadores, para dar a conocer algunos antecedentes y proponer algunas medidas que, a mi juicio, deben servir de base a la discusión que, al respecto, se iniciará en el Senado, y han de permitir que el Gobierno fije, a su vez, criterio sobre esta materia. Me mueve hacerlo, especialmente el hecho de que, a mi juicio, frente a la experiencia obtenida en la pasada guerra y ante las perspectivas que nos ofrece el mundo, nuevamente nuestro país puede estar abocado a hechos similares, que significaron para nosotros una irritante injusticia y una apreciable disminución de legítimas entradas. Estos hechos tuvieron, además, honda repercusión en todo nuestro proceso económico financiero. Chile produce cerca de cuatrocientas mil toneladas de cobre fino al año, producción que lo coloca en el segundo lugar del mundo, después de los Estados Unidos. Nuestras reservas, debidamente cubicadas, alcanzan a treinta millones de toneladas de cobre, cifra que representa el mayor rango entre los productores de cobre y asegura una explotación de este mineral, a su ritmo actual, para más de cincuenta años. El valor de nuestra producción es de más o menos ciento ochenta millones de dólares al año, o sea, cerca de cinco mil millones de pesos, cantidad que representa un alto porcentaje de nuestra renta nacional y un 65% de nuestras divisas. Esta disponibilidad de cambio, como se comprende, tiene una importancia muy grande para el desarrollo fabril de nuestro país, para el aprovisionamiento de materias primas y para la importación de toda clase de productos para nuestra población. A pesar de este hecho y de estas cifras que hablan por sí solas y con extraordinaria claridad, Chile y nuestro Gobierno están al margen del desarrollo de la gran minería, que se encuentra en poder de tres grandes empresas americanas, subsidiarias de entidades que forman parte del “trust” mundial que fiscaliza más del 60% de la producción mundial de cobre. Este es para nosotros el gran problema de la hora actual. ¡Qué penoso es reconocer la absoluta ignorancia que sobre este problema existe en los organismos del Estado! No hay ninguna oficina, no hay ningún organismo, no hay ninguna entidad nuestra que tenga los antecedentes sobre la producción, la venta, el costo de elaboración, etc., de la industria del cobre. Hemos tratado, inútilmente, de obtener en las esferas del Gobierno o en los organismos de la Administración Pública los antecedentes requeridos para poder formarnos un criterio exacto sobre esta delicada e importantísima materia. Y debemos reconocer con profundo pesar que carecemos absolutamente de un conocimiento exacto de la marcha y desenvolvimiento de estas industrias. Por cierto que no voy a culpara al actual Gobierno; es

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un delito de lesa patria, del cual somos culpables absolutamente todos los que actuamos en la vida pública, y que no puede continuar, por el interés de Chile y por el futuro de nuestra gran industria extractiva. Hasta ahora, ningún Gobierno ha trazado una política definida sobre el cobre; tan sólo ha habido una preocupación en relación con la tributación de estas empresas. Justo es reconocer que esta tributación ha tenido un ritmo ascendente, lo que ha dado a Chile una mayor participación en las utilidades y una mayor entrada, tan sólo a partir del año1939. Oportunamente daré las cifras que justifican lo que enfáticamente estoy afirmando y que constituye, indiscutiblemente, uno de los hechos más importantes de la política de los Gobiernos de Izquierda, que ha de completarse en breve plazo, también, con la Fundición de Paipote, otra de las medidas elementales que ha de permitir un desahogo a la pequeña y mediana minería nacional. Chile y la política del Gobierno norteamericano.- Lo que nuestro Gobierno debe hacer.- La Ley de la Oferta y la Demanda al revés.- Estancamiento del precio del cobre y alza del precio de otros productos.- Su repercusión en el País. Tengo a mano un cuadro demostrativo de los precios alcanzados por el cobre desde el año 1937 hasta el año 1949, como también de las toneladas producidas en este periodo y de la exportación consiguiente. Es como sigue:

AÑO

1937 .. .. .. .. 1938 .. .. .. .. 1939 .. .. .. .. 1940 .. .. .. .. 1941 .. .. .. .. 1942 .. .. .. .. 1943 .. .. .. .. 1944 .. .. .. .. 1945 .. .. .. .. 1946 .. .. .. .. 1947 .. .. .. .. 1948 .. .. .. .. 1949 .. .. .. ..

PRECIOS, PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN DE COBRE (Índice base 1937 – 100) – Fuente: Dirección General de Estadística. PRECIOS PRODUCCIÓN (1) EXPORTACIÓN (2) Ctvs. Amer. x Lib. de cobre electrol. Base Indice Toneladas Indice Toneladas Indice New. York 13.17 100 396.444 100 383.249 100 10.00 75.9 337.509 85.1 349.321 91.1 10.96 83.2 326.399 82.3 312.245 81.5 11.30 85.8 347.391 87.6 357.004 93.2 11.80 89.6 455.959 115.0 439.886 114.8 11.77 89.4 476.941 120.3 494.403 129.0 11.77 89.4 488.518 123.2 449.323 117.2 11.77 89.4 489.906 123.6 482.093 125.8 11.77 89.4 462.080 116.6 431.182 112.5 13.82 104.9 358.602 90.5 373.014 97.3 20.96 159.1 408.400 103.0 387.275 101.1 22.04 167.4 424.883 107.2 414.603 108.2 19.42 149.2 350.737 88.5 353.800 92.3

(1) Cobre en barras. (2) Cobre electrolítico y standard en barras y palanquillas.

De este cuadro se deduce un hecho de extraordinaria gravedad, que quiero, de inmediato, hacer resaltar. Durante los años que van desde 1940 a 1945, la libra de cobre tuvo un precio estable de once centavos y medio, y la producción alcanzó, al igual que la exportación, los más altos niveles. Es decir, durante la segunda guerra recién pasada el cobre obtuvo una extraordinaria y constante demanda, y, no obstante ello, el precio de la libra de cobre fue tan sólo de 11.50 centavos en circunstancias de que, en la primera guerra mundial este precio alcanzó a 24.50 centavos por libra, precio equivalente a 40 centavos de hoy, después de la desvalorización del dólar, en 1932.

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Para aquellos que sostienen que la ley de la oferta y la demanda rige siempre el precio de los productos, en relación con las necesidades de consumo del mercado, este hecho es demostrativo de que algo ha de ser aclarado aquí. El precio de la libra de cobre en la segunda guerra fue fijado por el Gobierno de Estados Unidos, el cual, mediante la Metal Reserve, estableció un poder monopolista de compra que adquirió para el Estado americano toda la producción del cobre de la gran minería chilena. Señor presidente, tengo a la mano un informe de extraordinaria importancia, denominado “La industria de cobre”, evacuado por una Comisión de técnicos y pedido por el Senado norteamericano, y que, por cierto constituye el más serio, responsable y documentado estudio que se haya hecho. En relación con lo que estoy diciendo, en la página 119 de dicho informe se comprueba que, efectivamente, el Gobierno de Estados Unidos trazó una política bastante curiosa, que quiero dar a conocer. Dice el informe en esa parte: “El precio del cobre durante la segunda Guerra Mundial El precio del cobre fue controlado por el Gobierno de Estados Unidos en la Primera y Segunda guerra mundial. Hay sin embargo una notable diferencia en los métodos y resultados. En la 1.a Guerra Mundial, La “War Industries Board” fijó el precio a 23 ½ centavos por libra después de largas negociaciones con la Asociación de Productores de Cobre, los que fijaron un precio de 25 centavos, como necesario para asegurar la producción debido al alto costo de extracción. El tope fue finalmente fijado en septiembre de 1918, en 26 centavos, para satisfacer las protestas de las minas más pequeñas que perdían dinero. En la segunda guerra mundial el precio se fijó en 12 centavos por libra. Connecticut Valley llegó a la conclusión en agosto del 41 de cubrir a todos los productores. En 1.o de febrero de 1942, el plan de premios a los precios con miras de estimular la producción en operaciones de alto costo, se puso en efecto. Las cuotas fueron establecidas por un Comité de cuota que representaban la OPA y la “War Production Board” para todas las minas basadas sobre la producción total de 1941, y un premio standard de 5 centavos por libra (el premio “A”) sobre el precio tope de 12 centavos por libra o 17 centavos, precio total, fue permitido para producción sobre la cuota asignada a cada mina. Premios “Special”, basados sobre informes de costos de producción fueron otorgados para algunas operaciones de alto costo”. “Resultado de la aplicación del plan de premios a los precios Aunque fueron pagados precios tan altos como 27 centavos por libra para algún cobre producido en los Estados Unidos, el precio promedio pagado para todo el cobre doméstico en 1943, el año de producción más alta fue de 13.14 centavos por libra comparado con 26 centavos por libra pagado al final de 1918, y 23 ½ centavos pagados a través de la participación de los Estados Unidos en la primera Guerra Mundial. Datos detallados de la aplicación del plan de premios en precios a las operaciones de los principales productores se encuentran en la tabla 25. Los ahorros directos de los Estados Unidos a través de la compra del cobre doméstico bajo el plan de premios a los precios totalizó sobre US$ 245 millones, durante 1942, 1943 y 1944 sobre una producción total de 3.050.889 toneladas de cobre. Habiendo sido comprado este cobre como lo fue durante la Primera Guerra Mundial, a precios lo suficientemente altos como para satisfacer el alto costo de los productores, es decir, a 26 centavos por libra, el costo del cobre pudo haber sido alrededor de US$ 1.586.000.000 en vez de US$ 792.000.000, pagados a los productores desde 1942 a 1944. Los ahorros han continuado bajo este

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plan a través de 1945 hasta el 30 de junio de 1946”. Es decir, la política del Gobierno de los Estados Unidos fue la de establecer el precio del cobre para la producción extraída únicamente de las minas chilenas, en 11,50 centavos por libra. Sólo para el cobre chileno rigió ese precio; para el norteamericano hubo divisas y altas bonificaciones.

40 mil millones de pérdidas Si comparamos tan sólo con la primera guerra mundial, tenemos, lógicamente, que concluir, en relación con los precios pagados en ambas oportunidades que Chile dejó de percibir una suma cercana a los seiscientos millones de dólares, vale decir, a cerca de cuarenta mil millones de pesos. Piense el Senado cuántas habitaciones se habrían podido construir; cuántos caminos y qué cantidad de obras públicas se habrían ejecutado con ese dinero. Este hecho discriminatorio y de protección a las minas norteamericanas, a nuestro juicio, ha representado una política contraria al interés de Chile, de extraordinaria gravedad. Es decir, en la guerra pasada, tuvimos un aumento apreciable del volumen físico de nuestras exportaciones de cobre, su precio fijo y bajo para ellas, y, en cambio sufrimos las contingencias del conflicto bélico, que impidió un normal abastecimiento de materias primas para nuestras industrias. Tuvimos, además, que pagar por ello precios excepcionalmente elevados. Disminución de nuestro poder de importación Estamos en vísperas de sufrir hechos semejantes que es indispensable prever. Para poder formarnos un criterio exacto sobre esta materia, me parece conveniente que meditemos sobre el siguiente cuadro preparado por la CEPAL y reproducido en la Revista “Panorama Económico”: “(1925-29 – 100)

Población .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. Volumen Físico de Exportaciones .. .. Volumen Físico de Importaciones .. .. Precio de Exportación .. .. .. .. .. .. .. .. Precio de Importación .. .. .. .. .. .. .. .. Términos del intercambio .. .. .. .. .. .. Capacidad para importar .. .. .. .. .. .. ..

1905-9

1025-29

79,6 55,5 54,0 83,0 111,2 73,8 41,6

100 100 100 100 100 100 100

1945-48

1949

136,4 112,8 669,1 71,8 129,2 54,4 62,8

140,9 105,6 77,6 89,5 146,6 60,2 65,1

Tal como lo establece el informe a que antes me referí, podemos afirmar que “la capacidad de importación por habitante ha sido, en el último quinquenio transcurrido, la mitad de lo que cada habitante tenía en los comienzos del siglo”. La capacidad para importar del último quinquenio es inferior en un 27% a la que tenía Chile en los años 25 y 29. Señor Presidente, solicito el asentimiento de la sala para que sean insertados, en las partes correspondientes de mi discurso, los cuadros y documentos que tengo a mano, que servirán para ilustrar el alcance

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de mis observaciones. El señor Correa (Presidente).- La sala ha oído la petición del Honorable señor Allende. Si no hay inconveniente, así se acordaría. Acordado. El señor Allende.- Comentando el hecho que ahora estoy señalando, salta a la vista que podemos nuevamente estar colocados en una situación similar a aquella en que estuvimos durante la guerra pasada: vendiendo cantidades crecientes de productos a mercados controlados y comprando parte substancial de las importaciones en mercados que se aprovecharán del nuevo cuadro de la oferta y la demanda. Nos referimos especialmente a los países de la América Latina. Hay que insistir, desde luego, en que no es ninguna solución que Estados Unidos, nuestro principal y único comprador, se obligue a mantener estable los precios de sus importaciones, a cambio de que nosotros aceptemos vender a precios fijos. Esto fue y sería perjudicial por dos razones: una, porque nosotros estaríamos incrementando notoriamente el volumen de nuestras ventas, mientras la otra parte no lo haría en la misma proporción y, además, porque sabemos que, terminado el periodo de emergencia, las mercaderías de Estados Unidos, como ya ocurrió, tenderían a subir relativamente más que las nuestras, absorbiendo con rapidez las reservas que hubiéramos podido hacer cuando vendíamos a precio estable. De aquí que, a nuestro juicio, una política sobre el cobre sea decisiva para la marcha futura de la economía nacional. Para ello es entonces indispensable que Chile trace definitivamente una política que deba actuar en un doble plano: frente al Gobierno de los Estados Unidos, por una parte, y frente a las empresas de la gran minería, por la otra. A este respecto, desde luego, hay que hacer presente el siguiente hecho: todos sabemos, y así lo ha publicado reiteradamente la prensa, en las cotizaciones comerciales, que las transferencias del cobre han llegado a cotizaciones cercanas a los 40 centavos por libra. Tengo a mano la revista americana “Times”, de noviembre último, que en la página 50 establece que todas las compañías elevaron sus precios oficiales de doce hasta 24 centavos, “pero que las transacciones comerciales se hacen a 40 centavos por libra”. Este hecho ha sido tan notorio que un agudo periodista nuestro, el señor Luis Hernández Parker, ha comentado, n una transmisión radial, esta situación que ha creado extraordinaria inquietud en el País. En cambio, desde agosto del presente año, el Gobierno americano ha fijado el precio por libra de cobre a 24 centavos y medio. Debemos agregar, además, que la mayoría del Parlamento americano se negó a prorrogar la exención del impuesto de internación del cobre extranjero, que es de dos centavos por libra. Es decir, aunque con caracteres distintos, estamos frente a un hecho similar ya, a lo ocurrido en la segunda guerra mundial: gran demanda de cobre, precio estable, fijado por el Gobierno americano, y protección a su propia producción dentro del territorio. A nuestro juicio, nuestro Gobierno debe encarar esta situación directamente y con extraordinaria energía frente al Gobierno de Estados Unidos. Si Chile está obligado a aceptar el “control” de los precios de su exportación básica, es justo que los precios de los productos americanos tengan, también, un nivel similar; y deben entrarse a considerar, también, las necesidades nuestras en lo que se refiere a cantidad y composición de dichas exportaciones para llenar debidamente las necesidades de nuestro País. Debería también plantearse alguna fórmula que nos protegiera del alza de las exportaciones de los países latinoamericanos, ya que dichos precios deberían estar en relación con dichas exportaciones, que no estarán seguramente sujetas a “control”. Por otra parte, habría que buscar una fórmula que, en el caso de que nosotros tuviéramos saldos no usados de divisas en el mercado norteamericano, dichos saldos no sufrieran una desvalorización, como aconteció ya en la pasada guerra, como consecuencia del alza brusca que tuvieron los artículos exportables de dicho país, una vez terminados los “controles” del periodo de

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emergencia. Los hechos que comentamos tienen extraordinaria gravedad, porque Estados Unidos mismo está enfrentando a un fuerte proceso inflacionista, y a pesar de las medidas propiciadas por su Gobierno, las alzas de precios en dicha nación son evidentes en muchos rubros. Queremos insistir y precisar estos hechos con el siguiente cuadro demostrativo, que establece la relación de alzas que han obtenido otras materias primas básicas, que han aumentado su valor en 30, 40 o más veces, en circunstancias de que la nuestra, el cobre, tan sólo ha llegado al precio que tenía durante la primera quincena y a pesar de que la demanda es cada día mayor. VARIACIONES DE COSTOS Productos Cacao … … … … … Café … … … … … Azúcar … … … … ... Trigo … … … … … . Algodón (en ramas) … Celulosa … … … … .. Caucho … … … … …

100 libras

1938 Dólares

100 100 100 bushel 100 100 100

3,41 5,10 1,42 0,78 9,00 59,60 13,70

tonelada larga 100 100 100 100 100

22,00 3,70 42,50 43,20 3,46 18,00

Agosto 1950 Dólares

Enero 1951 Dólares

25,57 46,94 4,35 2,22 38,00 115,00 31,00

33,50 53,75 -.2,375 41,30 -.66,50

44,03 10,32 74,50 78,80 13,80 56,00

-.18,50 172,00 80,00 17,50 175,00

Metales Hierro … … … … … Plomo … … … … … Estaño … … … … … Plata … … … … … .. Zinc … … … … … .. Lana … … … … … ..

No deseo comentar en exceso los hechos consignados en este cuadro, ni establecer la proporción de aumento que han experimentado los artículos que en él se señalan, la cual, en algunos casos, llega a un 300, un 700 y más por ciento. Recalco que muchos de estos productos tendremos que adquirirlos a esos mayores precios. Sin embargo, a nosotros se nos ha estabilizado ya, virtualmente, el precio del cobre al mismo de la primera guerra mundial. Es en el mundo, prácticamente, el único artículo o producto que se halla en esta injusta situación. Es decir, ya Chile está frente a una dura y cruda realidad. Sin intervención de nuestro Gobierno, por la determinación del Gobierno norteamericano, el precio del cobre ya está fijado, y nosotros no tenemos ni garantía de nuestro abastecimiento, ni seguridad de que no tendremos que seguir pagando mayores precios por las importaciones esenciales que tengamos que hacer. Nótese, por último, que algunas alzas han sido vertiginosas desde agosto pasado hasta hoy, como consecuencia de lo que acontece en Corea y en el estado prebélico en que vivimos. No desconozco el esfuerzo que han hecho el Gobierno y el pueblo norteamericanos para defender los principios democráticos. No ignoramos la contribución que han realizado y realizan para la reconstrucción de Europa y los países devastados. No silenciamos el aporte de vidas y dineros que hizo y hace; pero no por ello podemos silenciar nuestra inquietud y no mostrar las consecuencias que para Chile va a traer, y tiene

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ya, la política de fijación de precios del cobre que se ha adoptado. Pasemos ahora a fijar las ideas esenciales que, a nuestro juicio, debe tener una política sobre el cobre, en relación con las empresas americanas productoras de dicho mineral. Pensamos que se debe establecer un estatuto legal para nuestra industria, que permita al Estado de Chile un conocimiento exacto y una intervención decidida en el mercado mundial del cobre con vista a las siguientes posibilidades: 1) Mayor valorización del cobre chileno. 2.o) Utilización de esas exportaciones, como un fuerte instrumento de nuestra política comercial en particular, y económico en general. Para esto es esencial un régimen jurídico que asegura una mayor participación nacional: 1.o) A través de la política tributaria del cobre y de las diferencias de cambio. 2.o) Por medio de un régimen especial de inversiones que asegure que gran parte de las utilidades de la industria se inviertan en Chile. 3.o) Que garantice un proceso de industrialización que termine con nuestra absurda posición de país productor exclusivo de materia prima; y 4.o) Que asegure el mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros y de los empleados que trabajan en dichas faenas. Para reforzar las ideas anteriores es conveniente que hagamos una breve excursión por el problema del cobre, en su producción, elaboración y consumo mundial, como asimismo, que precisemos las relaciones de dichas empresas con el cartel internacional y juzguemos las reservas existentes. El Gobierno y las empresas norteamericanas.- Reservas mundiales de cobre. Según un informe de la Comisión Federal del Comercio denominado “The Cooper Industrie” y editado en la Imprenta del Gobierno de Washington en 1947, habría disponibilidades mundiales del orden de los ciento once millones de toneladas cortas (una tonelada corta equivale a dos mil libras; una tonelada métrica a dos mil doscientos cuarenta libras). Los Estados Unidos, el Reino Unido y Bélgica “controlan” noventa millones de toneladas. Los Estados Unidos, o sea, las minas en ese país, en Chile, Méjico, Bolivia y Perú, “controlan” sobre cincuenta millones de toneladas, es decir, por lo menos el cincuenta por ciento de la riqueza cuprífera mundial. Las disponibilidades de los Estados Unidos se distribuyen así: a) Anaconda Copper (Estados Unidos, Méjico y Chile), 25.590.000.000 toneladas. b) Kennecott Copper (EE.UU. y Chile), 13.100.000.000 de toneladas. c) Phelps Dodge (EE.UU.), 7.000.000.000 de toneladas. d) Empresas varias, 9.478 millones de toneladas. Total, 55.168.000.000 toneladas cortas. Resumiendo, Estado Unidos tiene más de un 50% de las disponibilidades mundiales. Anaconda y Kennecott “controlan” el 34,83% del 50%. Chile es el principal depósito de ambos consorcios. Tomando la cifra de ciento once millones de toneladas cortas y deduciendo un promedio de consumo anual, en tiempos de paz, de dos mil millones de toneladas, el cobre se liquidaría totalmente en cincuenta y cinco años. Al estudiarse las reservas por países, los promedios de vida de esas minas son los siguientes:

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julio de 2008 27 años 30 años 51 años 86 años

La extensa vida de las minas de Rodesia guarda relación con su producción, que es inferior en un 33 por ciento a lo que la Anaconda y Kennecott extraen de nuestro país. Si se consideran en igualdad de producción, las reservas de Chile y de Rodesia, veremos que la producción africana baja su límite de vida de 86 años a 47 años. O sea, Chile, es la principal reserva de cobre del mundo, y Chuquicamata, el más importante mineral existente en el orbe, primeramente, por la cantidad de sus reservas; en segundo lugar, por las condiciones de trabajo, y en tercero, por las posibilidades de explotación y de transporte. Este hecho que anotamos, relativo a las reservas cupríferas, a nuestro juicio, no ha sido valorizado en lo que puede significar para nuestro país. Una ligera consideración nos moverá a ver su importancia. La producción de cobre chileno está sujeta a voluntad por el cartel del cobre que rige, hoy como ayer, el mercado mundial. En última instancia, como lo establece el informe intitulado “The Copper Industries”, en la página 167, acápite tercero, “son seis hombres los que directa o indirectamente están en posesión de determinar la producción y los precios del 60 por ciento de la exportación del cobre primario en el mundo”. Es decir, seis hombres vinculados por el “trust” del cobre manejan los precios y la producción del mercado internacional y, con ello, consecuencialmente, estrangulan o dan mejores condiciones de vida a países que, como el nuestro, tienen en el cobre su mayor fuente tributaria y su mayor base de obtención de divisas. ¡Y pensar, señores Senadores, que no hay ninguna oficina o entidad pública chilena que tenga antecedentes serios sobre lo que ocurre con el cobre! Los “trusts” y los carteles Largos, muy largos, serían los minutos que podríamos emplear para comentar lo acaecido con los “trusts” y con los carteles cupríferos. Recordemos lo acontecido tan sólo con la Amalgamated Copper Company, que pretendió “controlar”, a través de maniobras financieras gigantescas, el imperio del cobre. El fracaso de esta intentona significó la ruina de miles de ciudadanos norteamericanos y trajo como consecuencia que en Norteamérica se dictaran posteriormente leyes “antitrust” y anticartel, que, por desgracia, fueron posteriormente modificadas. Sin embargo es conveniente notar que siempre han existido los monopolios cupríferos; han sido los siguientes: 1.o- Copper Export Association, 918 y 924. 2.o- Copper Exported Ind., 916 y 933. 3.o- International Copper Cartel, 935 y 939. La revisión y el estudio de los precios fijados a las minas durante esos años, daría un gran material y revelaría curiosas cosas. Recordemos, de paso, que en el año 1940, el Gobierno norteamericano fijó el precio del cobre a través de las compras realizadas por la Metal Reserve. Con posterioridad a la guerra, se ha vuelto a la política que hasta agosto del año pasado había fijado el sistema de la International Copper Cartel.

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Del interesante informe que comentamos, hemos extraído de un cuadro gráfico que demuestra la interrelación, la interdependencia y las vastas zonas de influencia del cartel de cobre, su origen y sus proyecciones, sus núcleos financieros y sus establecimientos de industrialización. Toda esta compleja y tremenda rama económico financiera industrial constituye un ejemplo típico del imperialismo, cuyas consecuencias muchos niegan, pero que, dolorosamente, pagan países como el nuestro, con una economía incipiente y con un escaso desarrollo industrial. El cuadro que he mencionado, que es extraordinariamente útil, fue hecho por una comisión de técnicos, a raíz de un estudio muy serio y documentado, y lo publicó el Senado de Estados Unidos; demuestra cómo estas empresas aparentemente adversarias, mantienen profundas relaciones y conexiones entre ellas. Demuestra, además, cómo se neutralizan, cómo se han establecido empresas subsidiarias y cómo las grandes empresas norteamericanas tienen filiales y contactos con el cobre producido en Canadá y con el cobre producido en Rodesia; cómo disponen de instituciones bancarias y cómo, a su vez, instituciones bancarias tienen sus representantes en los consejos de aquéllas; cómo dependen de estos grandes “trusts” las empresas manufactureras y elaboradoras de cobre; y este informe, que –recalco- es de extraordinaria importancia, porque fue hecho por técnico designados especialmente para tal objeto por el Senado de Estado Unidos, llega a la conclusión de que la producción de cobre es manejada por seis personas que dan prácticamente el derecho de vida a pueblos y a millones y millones de hombres. Referente a los directores de las principales compañías, el informe comentado dice: “6 nombres tienen posiciones predominantes en las relaciones de compañías. Cornelius F. Kelley, Presidente del Consejo de la Anaconda Copper Mining Co.; E. T. Standard, presidente de la Kennecott Copper Corp. (Q.E.P.D); Fred Searls, Jr.; A. Chester Beatty, Rober C. Stanley, Louis S. Cates. Estos seis hombres, directa o indirectamente, están en posición de dictar la política de producción y precio de alrededor del 60% de la producción mundial total del cobre primario. Junto con sus intereses comunes tienen muchos puntos de contacto mutuo, lo cual hace innecesaria cualquiera reunión formal conjunta para discutir y llegar a una base de política común. Es interesante anotar que las relaciones directas de funcionarios y directores prevalece más entre las compañías extranjeras de cobre que en las compañías americanas. En el pasado, las conexiones ocurrían más frecuentemente entre funcionarios importantes y directores de las compañías productora de cobre y Bancos, por un lado, o con importantes industriales que utilizaban el cobre, por otro”. Este es el hecho claro, notorio y evidente de lo que nosotros llamamos política imperialista, que desconocen con tanta terquedad algunos seores Senadores. He hecho una petición general, en la que supongo, tendrá cabida este cuadro. Los usos del cobre Paso, en seguida, a considerar algunos otros aspectos del problema. El cobre tiene usos generalizados que van desde su empleo en alta escala para pertrechos bélicos, hasta los más diversos artículos de uso diario. Sus principales empleos son: a) Industrias eléctricas, un 53.8%; b) construcción, 12.3%;

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c) automóviles, 10.6%; d) astilleros, 1%; e) varios, 15.7%. Como dato ilustrativo, tenemos el siguiente. Se usan dos millas y media de alambre de cobre en un bombardero, fuera de otras piezas del mismo, que a veces constituye un décimo más del peso del avión. En un buque de guerra, hay dos millones de libras de cobre, y ochocientas libras en un tanque. En cuatro minutos, un cañón consume unas treinta libras en balas, lo que bastaría para una milla y media de alambre telefónico. En el año 1945, se estimó que Estados Unidos consumió 525.000 toneladas de cobre en la fabricación de latón para balas. Me parece innecesario hacer el más leve comentario sobre estas cifras. Antes de que el cobre llegue al mercado consumidor, sufre las siguientes transformaciones: fundición, refinación y elaboración o manufactura. FUNDICIÓN.- La capacidad de fundición de los Estados Unidos sube de 10.000.000 de toneladas cortas. Trata los concentrados norteamericanos, chilenos, mejicanos, peruanos y parte de los canadienses. La capacidad fundente de 10.000.000 de toneladas está en manos de: a) American Smelting & Refining Co. (principal accionista es la ANACONDA, que es dueña de minas en Norteamérica y, por cierto, en Chile): 30% de toda la capacidad americana. Es la mayor fundición del mundo. b) Anaconda Copper Mining Co. y su subsidiaria, la International Smelting Refining, ya citada. c) Kennecott Copper y subsidiarias. d) Phelps Dodge Corp. y subsidiarias. REFINACIÓN.- Las cuatro empresas anteriores, más la American Metal, una subsidiaria, “controlan” el refino. ELABORACIÓN O MANUFACTURA.- El “control” pertenece a varias empresas, que indicaré a continuación. Las empresas subsidiarias en la órbita del “trust” Las empresas a que me refiero son: a) General Cable Corps, subsidiaria de la American Smelting & Refining Co., a su vez subsidiaria de la Anaconda Copper Mining Co. b) Chase Brass and Copper, subsidiaria de la Kennecott Copper. c) Kennecott Wire and Cable, ex American Electrical Works, subsidiaria de la Kennecott Copper. d) American Brass Co., subsidiaria de la Anaconda Copper Mining. e) Anaconda Wire and Cable Co., subsidiaria de la Anaconda. f) Phelps Dodge Corp. Si recordamos que el gráfico que hemos extraído del informe tantas veces comentado demuestra con claridad meridiana la vasta red de intereses que mantiene la extracción del cobre, y a ello agregamos los que se mueven, y que son los mismos, en sus procesos de fundición, refinación y elaboración, tendremos lógicamente que concluir haciéndonos algunas preguntas. ¿En qué etapa se obtienen las verdaderas utilidades? ¿En dónde está ubicado el mayor negocio? ¿Es en

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la extracción, o en los procesos de su industrialización? Seguramente es en su etapa final y, por ello, podemos observar que las grandes compañías cupríferas norteamericanas, que tienen sus intereses en Chile, no han opuesto una gran resistencia a la fijación de precios hecha por el Gobierno norteamericano, y la razón es que ellos obtienen mayores y magníficas utilidades en el proceso de industrialización. De aquí, también, las dificultades inherentes que nos impiden levantar la primera etapa industrial del cobre en nuestro país: la creación de la planta fundidora de Paipote. Hace tan sólo pocos días, en este mismo recinto, hizo presente nuestro Honorable colega el Senador Isaura Torres, los tropiezos que la American Smelting ya estaba oponiendo a nuestro futuro plantel fundidor. La pequeña y mediana minería Recordemos también, como hecho penoso, que nuestra mediana y pequeña minería debe vender su cobre en bruto a empresas extranjeras y que nuestro país no elabora dicho metal. De allí la tragedia de nuestra mediana y pequeña minería; de ahí sus ímprobos esfuerzos por salvarse, frente a sus altos costosa; de allí la política de industrialización, que es indispensable impulsar. Para aquellos que quieren profundizar ampliamente, están los trabajos realizados por nuestro Instituto de Ingenieros, por los Congresos Mineros, por la Sociedad Minera, por las jornadas sobre minería y cobre realizadas por nuestra Universidad y por dos interesantes memorias: “La Industria del Cobre en Chile”, de don Fernando Morales, y “La Economía de Chile y la Industria del Cobre”, de don Ignacio Aliaga Ibar. En todos estos estudios, en todos estos trabajos, en todos estos esfuerzos hechos al servicio de Chile, hay un índice acusatorio para los Poderes Públicos, que no han sabido trazarse una política en torno a nuestra minería y, especialmente, en torno a la gran minería, que está íntegramente “controlada” por capitales extranjeros. De ahí, también, el desamparo, la intranquilidad y la incertidumbre que permanentemente sufre nuestra pequeña y mediana minería. De ahí también las encendidas palabras con que, periódicamente, el Senador Videla Lira sacude la indiferencia de este recinto, reclamando una política definida y clara que vaya en apoyo permanente de este gran esfuerzo de nuestros connacionales. Bastará tan sólo leer en el trabajo de la CEPAL, sobre América latina, página128, para darse cuenta de que, a pesar de todo, la mediana y pequeña minería entregan a la riqueza nacional un porcentaje alto de divisas. Efectivamente, en la parte pertinente de este interesante estudio, se establece lo siguiente: “Es evidente que Chile quiere evitar la desaparición de la mediana y pequeña minería mediante el cambio diferencial y otras medidas de protección. La comparación de costos que se acaba de presentar podría hacer pensar que esto es antieconómico para el País. Sien embargo, el costo no es el único elemento del problema, pues hay otro, de importancia tan considerable para la economía del País que podría resultar decisivo. Este elemento es la cantidad de dólares por unidad de cobre exportado que entregan la minería nacional y la extranjera. En 1948, esta última entregó 12,33 centavos por libra de cobre exportado, mientras que lo entregado por la minería nacional fue de 14,57 centavos, o sea, 19 por ciento más. En consecuencia, la minería nacional, a pesar de tener mayores costos, contribuyó más que la extranjera al acervo de dólares que Chile tanto necesita para su desarrollo económico”. No me extiendo sobre esta materia, porque es un campo que está entregado a la especialización de nuestro colega el Honorable señor Videla Lira. De todas maneras, creo útil intercalar un cuadro de los aportes de la mediana pequeña minería a la balanza de pagos en los últimos años, que solicito sea también incluido en mi discurso, señor Presidente.

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El señor Correa (Presidente).- Si no hay oposición, se accederá a lo solicitado por Su Señoría. Acordado. APORTE DE LA PEQUEÑA Y MEDIANA MINERÍA A LA BALANZA DE PAGOS (CIFRAS EN DÓLARES) Años

US. Comercial US. Comercial Co. Co. Anticipos Gastos en Chile

1942 … 10.184.316 1943 … 12.016.304 1944 … 10.897.043 1945 … 6.037.368 1946 … 337.903 1947 … -.1948 … -.1949 … -.-

-.434.914 455.247 410.192 545.839 -.-.-.-

Exportaciones Caja de Crédito Minero 393.244 1.941.761 2.691.169 6.395.975 6.720.980 3.569.217 3.101.814 1.616.551

Exportaciones de otras empresas 3.725.281 3.359.015 2.021.550 377.447 5.459.322 7.220.787 8.298.149 8.405.983

Exportaciones de oro amonedado -.-.-.-.-.-.10.756 11.358.222

Total

14.302.841 17.751.994 16.065.000 13.220.982 13.064.044 10.790.004 11.410.719 21.380.756

Nuestra gran minería Como es sabido, tres son las grandes norteamericanas dueñas de nuestros grandes yacimientos cupríferos, la Braden, La Chilex y la Andes. No tenemos ni tiempo ni deseo de hurgar en el pasado para establecer en cuánto y de qué manera se adquirieron esos yacimientos. Daría este tema para hablar horas de horas. No queremos detenernos a destruir con hechos irrefutables el mito de las grandes inversiones que han debido hacer para poder llegar dichas empresas productoras al alto nivel técnico en que están. Recomiendo al que lo desee, que lea los capítulos pertinentes del libro del señor Ignacio Aliaga, en donde se habla de ganancias fabulosas, de utilidades estelares, y de su más increíbles, obtenidas por los que primitivamente financiaron estas iniciativas a través de transacciones, emisiones de bonos, “debentures”, etc. Igualmente, en los estudios de los señores Morales y Aliaga, se establecen los porcentajes de utilidades obtenidas por estas grandes entidades cupríferas, que han alcanzado casi permanentemente un 30, un 40 y un 50% sobre su activo. En todo caso, es útil considerar un cuadro del interesante y documentado estudio hecho por la CEPAL que refleja el aporte que, desde hace años, vienen dando a la economía nacional las empresas cupríferas y que demuestra, según decíamos anteriormente, que tan sólo a partir del año 1940, Chile ha obtenido un porcentaje apreciable de las utilidades de dichas empresas, y, cómo en los años anteriores, esas compañías, frente a la baja tributación que pesaba sobre ellas, deben de haber obtenido ganancias “fabulosísimas”, “estelares”, “fantásticas”. El señor Frei.- ¿Me permite, señor Presidente? He formulado indicación para que se publiquen “in extenso” las observaciones que en este instante está haciendo el Honorable señor Allende. El señor Correa (Presidente).- Si a la Sala le parece, se procederá en la forma indicada por el Honorable señor Frei.

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Acordado. El señor Allende.- El cuadro que estoy comentando establece que el año 1928 el porcentaje en aporte de divisas respecto del valor nominal en Nueva York era de 22; en 1931 subió a un 30; en 1936 llegó a 57, y en 1948 a 56. Solicito que este cuadro sea incluido con los demás antecedentes a que me estoy refiriendo. El señor Correa (Presidente).- Se procederá en la forma solicitada por el señor Senador. Distribución del precio del cobre de la gran minería de chile, refinado y puesto en Nueva York, en centavos por libra. Valor del cobre remanente en Chile Años % del aporte de divisas respecto del valor nominal en Nueva York 1928 …………………………………………………………………… 22 1929 …………………………………………………………………… 12 1930 …………………………………………………………………… 22 1931 …………………………………………………………………… 30 1932 …………………………………………………………………… 45 1933 …………………………………………………………………… 25 1934 …………………………………………………………………… 23 1935 …………………………………………………………………… 23 1936 …………………………………………………………………… 27 1937 …………………………………………………………………… 26 1938 …………………………………………………………………… 37 1939 …………………………………………………………………… 37 1940 …………………………………………………………………… 41 1941 …………………………………………………………………… 42 1942 …………………………………………………………………… 50 1943 …………………………………………………………………… 54 1944 …………………………………………………………………… 56 1945 …………………………………………………………………… 53 1946 …………………………………………………………………… 57 1947 …………………………………………………………………… 46 1948 …………………………………………………………………… 56

Refuerza lo que demuestra el cuadro y lo que he dicho, el siguiente párrafo del informe de la CEPAL: “La productividad ha seguido aumentando desde aquellos tiempos; mientras en 1928 se producían 15,7 toneladas por hombre-año en la gran minería, veinte años después producíanse 27,3 toneladas, o sea un aumento de 11,6 toneladas. Este incremento ha pasado íntegramente a Chile en virtud de su mayor participación en el valor del cobre. En efecto, en 1928, el 22 por ciento del valor del cobre que recibía el país representaba 3.462 toneladas, en tanto que el 56 por ciento recibido en 1948, equivalía a 15.293 toneladas, lo cual representa un incremento de 11.831 toneladas, algo mayor que el de la productividad por hombreaño. Ya se ha explicado anteriormente que esto se ha conseguido mediante el sistema impositivo y el régimen de cambios diferenciales”.

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julio de 2008 El cobre y sus aportes a la balanza de pagos.

Frente a la necesidad imperiosa de no cansar a mis Honorables colegas, debo de inmediato pasar a exponer lo que la gran minería representa en nuestra balanza de pagos. Tengo a la mano un cuadro sobre los aportes del cobre a la Balanza de Pagos desde 1942 a 1949, que también ruego sea incluido entre los antecedentes que estoy dando en esta materia. El señor Correa (Presidente).- Se procederá en la forma que lo ha solicitado el señor Senador. -

El cuadro que se acordó incluir es del tenor siguiente:

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Costo legal de Producción

34.951.963 43.799.970 44.730.000 43.130.000 42.425.000 49.875.000 62.400.000 54.255.000

41,2 40,0 38,3 28,9 30,4 36,4

AÑOS

1942 .. .. .. 1943 .. .. .. 1944 .. .. .. 1945 .. .. .. 1946 .. .. .. 1947 .. .. .. 1948 .. .. .. 1949 .. .. ..

1944 .. .. .. 1945 .. .. .. 1946 .. .. .. 1947 .. .. .. 1948 .. .. .. 1949 .. .. ..

24 14,3 14,3 10,9 11,8 13,1 15,3

19.739.026 17.056.496 15.588.695 13.172.716 12.006.428 20.371.109 26.897.757 22.852.678

Importac. con camb. propios

(A)VALORES DE RETORNO

21,0 21,1 17,3 28,9 21,6 18,3

17.411.422 25.380.606 22.813.365 22.832.835 19.115.324 49.869.069 44.266.844 27.255.592

Tribut. y derechos Aduanas

76,5 73,3 66,5 69,6 65,1 70,0

17.378.511 11.380.745 21.644.895 35.985.828 48.274.112 26.107.630

Utilidades

16,0 10,5 19,6 20,9 23,5 17,5

7,3 13,8 5,1 3,3 2,8 3,2

7.896.549 14.900.51 5.650.299 5.611.888 5.755.993 4.696.745

Depreciac. reservas

EN PORCENTAJE

72.102.411 86.237.072 83.132.060 79.135.551 73.546.752 120.115.178 133.564.601 104.363.270

Total (A)

(CIFRAS EN US$)

0,3 3,9 1,3

-.-.325.890 -.7.885.438 1.933.847

Prov. para Imp. en Chile

0,2 2,4 9,1 6,2 4,7 8,0

279.220 2.513.329 10.110.681 10.668.667 9.606.808 11.994.859

23,5 26,7 33,5 30,4 34,9 30,0

25.554.28 28.794.589 37.079.985 52.266.383 71.522.351 44.733.081

100 100 100 100 100 100

108.686.340 107.930.140 110.626.737 172.381.561 205.086.952 149.096.351

(B) VALORES NO RETORNADOS Valor de las ventas Gastos en el Total Total extranjero (B) (A)

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En los valores de retorno, se considera el costo legal de producción y la tributación y los derechos aduaneros. Además, está incluido lo que las compañías emplean en importaciones, con cambios propios, a pesar de que esto pudiera ser considerado tan sólo una cuenta de orden aparte. En los valores no retornados, están las utilidades, los fondos para reservas y depreciaciones, los de provisión para impuestos y los gastos en el extranjero. En seguida tenemos un porcentaje de cada uno de estos rubros. En primer lugar, salta a la vista un hecho de gran importancia. A partir del año 1944, el porcentaje de lo retornado por el costo legal de producción desciende ostensiblemente desde un 41,2 por ciento a un 36,4 por ciento; de igual manera, hay un descenso del total de los valores retornados que varía, desde un 76,5 por ciento, el año 1944, a un 70 por ciento el año 1949; en cambio, en los valores no retornados se eleva desde un 23,5 por ciento el año 1944 a un 30 por ciento el año 1949. En este mismo cuadro podemos observar lo siguiente: Las importaciones realizadas con los cambios propios de las empresas han variado desde 12 millones de dólares al año, la más baja, hasta la de 26 millones, la más alta. Lo curioso es que ninguna institución chilena, ni el Comercio Exterior, ni el Ministerio de Economía, ni ninguna repartición, ni ningún ciudadano de nuestro país, sabe en qué se invierten los dólares de esas importaciones. Sé que muchos de estos millones han estado destinados a adquirir maquinarias o a ampliar las instalaciones o a crear otras nuevas; pero también se ha importado una inmensa cantidad de artículos que no son maquinarias. Nadie sabe en nuestro país el precio pagado por esos artículos o por estas maquinarias y tan sólo simplemente, con una sencillez abismante, cada tres o cuatro meses se informa al Comercio Exterior que se van a utilizar tantos millones de dólares para hacer importaciones, que no se detallan; se hacen en globo. Yo me pregunto, ¿no sería lógico que una oficina fiscal o el Consejo de Comercio Exterior conociera el detalle de estas importaciones? ¿No sería útil saber los planes de desarrollo de estas industrias y el porcentaje de millones que van a tener que utilizar anualmente en este rubro? Piénsese que veinte millones de dólares anualmente representan el 10% de nuestro Presupuesto Anual de Divisas, que son libremente empleados por dichas compañías. Es cierto que con ello se valoriza su Activo en un alto porcentaje, seguramente; pero es cierto también que ello representa un extraño y curioso criterio de excepción para dichas empresas, en relación con nuestros connacionales. La columna de utilidades nos demuestra un porcentaje de ellas que es superior, término medio en cinco años, al 19% y tan sólo un año, el 1945, llegó sólo al 10%. Pensemos que estas utilidades están en relación con la política tributaria, que se ha alzado fuertemente a partir del año 1940, lo que permite reafirmar lo que dijimos de las fabulosas utilidades que debieron haberse obtenido antes de este periodo. De los valores no retornados hay dos columnas que estimamos indispensable comentar. Aquella que está destinada a consignar los millones de dólares de depreciaciones y reservas: “Depreciaciones y reservas de minas”. Para depreciaciones y reservas de minas, se han acumulado, término medio, cerca de siete millones de dólares al año. Yo me pregunto, y Chile ¿qué ventaja obtiene de esta acumulación? ¿Acaso no es nuestro país, el que sufre anualmente una progresiva descapitalización con la explotación intensiva de estos minerales? Este ritmo de descapitalización ¿no está sujeto a la voluntad del “trust” y, en resumen, a la de estos seis ciudadanos que, como ya hemos dicho, fijan el ritmo de producción y los precios en el mercado internacional del cobre? Pero hay más, señores Senadores; entre los valores no retornados, hay una columna que refleja los gastos de esas empresas en el extranjero; y aquí sí que la cosa tiene caracteres trágicos. El año 1944, se gastaron para este objetivo doscientos setenta y nueve mil doscientos veinte dólares; el año 1945, dos mi-

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llones quinientos mil dólares; la suma asciende verticalmente el año siguiente a diez millones y medio, y llega a cerca de doce el año 1949. Es decir, más de un mil quinientos por ciento de la cifra inicial. Cabe preguntarse: este incremento tan violento de los gastos, ¿no repercute directamente contra el interés de Chile? Estoy en situación de afirmar que, de estos doce millones de dólares para gastos en el extranjero que se consignan en el año 1949, más de cinco millones, han estado destinados al pago de sueldos en el exterior, por cierto. Estas empresas gastan en sueldos casi el ciento por ciento más de lo que gasta el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile con toda su frondosa burocracia. Balances difíciles de interpretar y costos de producción imposibles de precisar. No he podido hacer un estudio de los balances de estas empresas, entre otras cosas, por carecer de capacidad para ello y, además, por no saber dónde poder consultarlos y porque también dichos balances están realizados conforme con normas extrañas a nuestra legislación. La forma de realizar sus balances permite a las compañías un juego de tipo internacional que es sumamente difícil de desentrañar. En todo caso, el informe sobre industrias del cobre entregado al Presidente del Senado norteamericano y realizado por la Comisión Federal, permite apreciar hechos curiosos. En la página 107, se afirma lo siguiente: “Los costos en relación con las utilidades. –Es difícil reconciliar los cálculos de costos que se indican en la tabla 21 para los años 1922-24, 1926 y 1943 con los informes publicados de ganancias de las Compañías responsables de la mayor parte de la producción del cobre cubierta por esos cálculos”. Y, en seguida, se agrega: Costos y precios del cobre. –Las conclusiones con respecto a los datos de utilidad referentes al costo del cobre y su relación con el precio, son: I.- Análisis detallados de cifras de libros sobre los costos de producción del cobre son, a lo más sólo una deficiente guía para clasificar la producción total dentro de ciertos costos principales. II.- La mejor medida de estos probablemente es la ofrecida por la experiencia de las compañías productoras sobre un periodo de años en el pago de intereses y la distribución de utilidades. Esto, por supuesto, rechaza adiciones al sobrante u otras reservas fuera de utilidades; de este modo, al extender esto, ha habido tal desviación de utilidades, que los costos derivados que se indican son más altos que los costos verdaderos. III.- Los costos a menudo no son el factor dominante en la fijación del precio del cobre. Esto se ilustra bien con el ejemplo de los cobres de Lake en el Siglo XIX cuando los costos reputados eran alrededor de 10 centavos por libra, y el pool mantuvo precios por varios años alrededor de un nivel de 20 centavos; por los precios de alrededor de 18 centavos por libra en 1929 y 1937, cuando los costos no eran más altos para la mayor cantidad de productores, que a 12 centavos por libra y probablemente mucho más abajo; y por la baja a menos de 5 centavos por libra en 1932, cuando los costos obviamente eran mucho más altos que la realización de ventas. Las condiciones del mercado de abastecimiento y demanda son normalmente factores mucho más importantes que los costos en la fijación de los precios”. Hay dos o tres acápites más sobre esta materia. No debo, sin embargo, cansar en exceso al Senado por la lectura de ellos, ni abusar de su gentileza; sin embargo, creo útil leer aun dos pequeños párrafos:

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“Brevemente, si algún margen de utilidad se indica nuevamente aun los informes publicados por los productores muestran generalmente buenas utilidades para 1943. Los informes de las compañías, las cuales fabrican y asimismo extraen el cobre, indican que mientras la mayor parte de las ganancias provienen de la división de operaciones de fabricación, las ganancias de la extracción del cobre también han sido sustanciales”. “Métodos para computar costos: El efecto de los costos en las complicadas relaciones de demandas, abastecimiento y precio del cobre es muy difícil de apreciar con algún grado de exactitud y comparación. No existe una buena medida como para uniformar el sistema de contabilidad que permita una comparación detallada de los costos de producción del cobre de una Compañía de Estados Unidos, o con Compañías de países extranjeros. Las variaciones en los métodos encargados del desarrollo de los costos, dan un gran margen de diferencia en los informes de costos de una misma compañía, de un año a otro. Algunas compañías acostumbran a cargar estos costos durante el año en que estos costos han incurrido; otras los extienden aun al mineral mismo (Ore bodies). Los métodos que calculan la depreciación, los créditos asignados para subproductos de metal producidos, y las políticas seguidas con respecto a la extracción del mineral de mayor o menor ley seleccionado de acuerdo con el mercado de precios del cobre, afectan a los costos, especialmente con respecto a la comparación”. En la página 53 de la Memoria del señor Morales, al comentar un balance de las utilidades de la Andes Copper, se establece que su Activo está inflado en cerca de 21 millones de dólares y se dice: “la utilidad obtenida en relación con ese capital no guarda relación alguna”. Agrega: “tomaremos como ejemplo, la Chile Exploration. La compañía nombrada es parte de otra organización existente en los Estados Unidos, llamada Chile Copper Company”. Luego, agrega: “La misma propiedad minera, que figura en los balances de la Chile Exploration, con un valor de cinco y medio millones de dólares, aparece en los de la Chile Copper, con un valor ascendente a 99 y medio millones de dólares”. Por otra parte, dice, “la empresa que nos sirve de ejemplo, se inició con un capital nominal de 1.000.000 de dólares, y hasta el día de hoy, sigue presentando su balance en nuestro país, con ese capital”. En cambio, la Chile Copper aparece con un capital en acciones de ciento diez y medio millones de dólares. Dice, además, “sería del caso preguntarse por qué una misma compañía presenta rubros iguales con valores distintos”. Y más claramente “¿Por qué se han colocado diversos valores a la propiedad y al capital social?” La explicación de estos hechos la encuentra el señor Morales en el deseo de eludir el pago de los impuestos correspondientes. Iguales comentarios hace para la Braden Copper. Y termina así: “Ambas empresas son subsidiarias de otras compañías poderosas y es totalmente imposible descubrir el traspaso de fondos, los reavalúos hechos en los Estados Unidos, etc. Etc., que afecten a los capitales reales y efectivamente invertidos en nuestro país”. Dejo constancia de que esta Memoria ha sido distinguida en su aprobación por los profesores universitarios señores Carlos Atienza y Moisés Pobrete Troncoso. Comentarios mucho más duros respecto de los balances presentados por las empresas norteamericanas en nuestro país, se deducen de las detalladas y serias reflexiones que hace en su estudio el señor Aliaga Ibar, quien emplea conceptos condenatorios para dichas empresas y para los juegos, giros y maniobras que hacen con dichos balances, planteando al mismo tiempo algunas críticas a nuestro servicio de Impuestos Internos. Quiero hacer notar que el trabajo del señor Aliaga Ibar ha sido publicado oficialmente por la Universidad de Chile, lo que da a sus palabras una extraordinaria fuerza y un profundo vigor. Quisiera poder disponer de tiempo para leer siquiera algunos de los párrafos del señor Aliaga. Deseo tan sólo y como parte final de esta extensa intervención, hacer presente lo siguiente: Reviste extraordinaria importancia para determinar las utilidades de las empresas, para el pago de la tributación, saber exactamente el costo de producción que tienen en Chile las empresas cupríferas americanas. Que doloroso es observar que, sobre esta materia, ni el Ministerio de Economía, ni la Dirección de

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Minas y Petróleos, ni el Banco Central tienen antecedentes claros y precisos. Podemos afirmar que tan sólo hay cifras estimativas derivadas esencialmente de los valores que las compañías esgrimen para sus costos de producción. Ellas son juez y parte en este proceso. Nuestro país lo ignora absolutamente, como si estas compañías trabajaran en un país extraño, exótico y lejano. Los costos de producción de dichas empresas son “tabú” para los gobernantes chilenos, para el Parlamento chileno, para los organismos de fiscalización del Estado. Vergonzante situación que es innecesario comentar. Ignoramos también, exactamente, a cuánto se liquidan las divisas que dichas empresas emplean en nuestro país para ampliar sus construcciones, instalaciones, hacer construcciones, etc. Sabemos tangencialmente que estas liquidaciones se han hecho sucesivamente a 31, a 43, y creo que ahora se realizan a $60 por dólar. Acompaño un cuadro sobre la tributación que en los últimos años han pagado dichas compañías. Es el siguiente: TRIBUTACIÓN EMPRESAS CUPRÍFERAS Año Impto. Renta Tributario 4.a y Adic. 1944 1945 1946 1947 1948 1949

5.855.442.99 5.666.754.92 3.898.607.38 1.965.519.67 370.911.26 736.59

Ley Nº6.640 4.a y Adic. 3.818.117.39 3.694.805.74 2.541.702.28 1.281.211.94 241.615.23 220.98

Ley Nº7.160

Leyes N.os 8.918, 8.939 9.040 y 9.361

13.119.839.12 13.403.186.25 11.656.750.32 14.276.325.75 4.302.067.19 10.704.317.92 173.546.49 8.399.615.39 287.26

Ley Nº8.758

Total

22.793.399.50 22.764.747.18.097.059.98 25.497.614.55 47.322.739.10 40.657.875.01 52.148.265.91 24.394.957.87 32.795.818.09

AÑO 1950 Libras Producción

Retorno Legal

Impuesto Anual Pagado hasta Ley 7.160 Junio de 1950

Andes 124.217.976 Braden 317.198.000 Chilex 346.555.923

US 7.965.000 34.000.000 13.955.000

Totales 787.971.899

US 57.920.000 US 24.262.773 US 8.851.130.91 US 6.837.203.96 US 8.575.438.13

2.817.383 8.401.585 13.043.805

1.056.770.03 2.861.585.23 4.932.775.65

Por pagar En Octubre En Diciembre 360.613.85 3.315.580.50 3.161.029.61

1.399.999.12 2.224.439.27 4.949.999.74

Señores Senadores, pido excusas por la carencia de informaciones o datos, o referencias que esta intervención tenga. Véase en mi discurso un esfuerzo para desentrañar en parte lo que ocurre con el cobre, pilar de nuestra economía y base fundamental de la obtención de las divisas que el País necesita para sus importaciones. Valga mi excusa por el hecho, tantas veces repetido, de que no hay un organismo nacional que tenga siquiera un archivo en donde esté consignado el proceso que revele el desarrollo y el desenvolvimiento de estas empresas y que haga referencias exactas a sus utilidades y establezca con claridad lo que el manejo de sus fondos les permite, que determine sus activos, etc.

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julio de 2008 Datos y antecedentes indispensables

Hace meses, solicité se oficiara a Impuestos Internos o al organismo correspondiente, para que se hiciera un estudio que consignara los siguientes puntos. Ignoro si se ha realizado en parte o no. 1. Fecha de comienzo de la explotación en Chuquicamata. Toneladas y tipo de cobre, producidos desde el día en que Anaconda inició sus operaciones comprando Chile Copper; 2. Monto total de las inversiones de Anaconda en ese mineral desde el día uno. Tipo de dólar de cada inversión, en relación con el pesote la época. Las conversiones matemáticas correspondientes son las únicas que pueden fijar la inversión real en el mineral; 3. Monto total de los impuestos pagados conforme a la Ley de Impuesto a la Renta y posteriormente, las leyes adicionales; 4. Rendimiento del sistema de retorno por costo legal de producción; 5. Monto del valor de la producción de cobre en dólares desde el día uno; 6. Monto en dólares de las utilidades retiradas en el mismo plazo. Considero indispensables estos antecedentes para poder apreciar exactamente una faz de lo que estoy tratando. Lamento sobre manera no entrar ahora a detallar algunos de los aspectos de la política social que desarrollan dichas empresas, ni a precisar exactamente el significado real que tienen algunas de las ventajas que están contempladas en sus contratos de trabajo, como son las ventas que se hacen en sus pulperías; estudios que están consignados en el trabajo del Sr. Aliaga y que deben preocuparnos, porque diecisiete mil obreros y cuatro mil empleados trabajan en dichas empresas. Seguro de enfermedad Tan sólo quiero agregar que, si es indispensable que el Gobierno y el Parlamento de Chile tengan un conocimiento exacto de estas empresas, en el aspecto económico financiero, por la repercusión que él tiene sobre el proceso financiero del país, es conveniente que se sepa también que el trabajo de las minas de cobre, tiene para su capital humano, una tremenda y dolorosa repercusión. La silicosis, que está directamente en relación con la higiene industrial de dicho establecimientos, deja inválidos a cientos de obreros. Sólo quiero dar algunas cifras, que demuestran lo grave que es para el obrero chileno el trabajo en dichas empresas. Estudios realizados en Potrerillos han permitido establecer que una proporción superior al 33 por ciento de los obreros está afectada por la silicosis. En los minerales de Chuquicamata y de la Braden Copper, este porcentaje sobrepasa el 25 por ciento. Todo el andamiaje de nuestra legislación de previsión social está quebrado por las fallas que tiene la Ley de Accidentes del Trabajo, que no incorpora a las enfermedades profesionales en dichos rubros. Hecho lamentable que se agrava porque, recientemente, la Cámara de Diputados ha desglosado de las Reformas de la Ley 4.055 las del Seguro de Enfermedad, que, conjuntamente, se enviaron al Parlamento hace exactamente diez años. El camino por seguir: Corporación o Comisión Nacional del Cobre Señores Senadores, he dicho al comenzar mi intervención que Chile ha carecido de una política sobre

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el cobre. Y repito que ella tiene dos aspectos nítidos: primero, que debe ser planteada de Gobierno a Gobierno, sobre algunas bases como las ya expuestas; y, segundo, que está a cargo o es de responsabilidad del Ejecutivo y del Parlamento chileno, en relación directa con las empresas cupríferas norteamericanas. Desde hace años, se habla de establecer una Corporación del Cobre, sobre bases similares a la Corporación de Ventas de Salitre y Yodo. No creemos que ésta sea la solución más conveniente. Primero, porque el problema del cobre, frente a la competencia internacional, no es igual al del salitre; y, segundo, por la trama de intereses que el cobre representa, y porque la experiencia que tenemos de la Corporación de Salitre, en muchos aspectos, tampoco satisface. Podríamos caer en un “control” más aparente que real, y dar patente legal a hechos que deben ser más esclarecidos. Además, aunque es duro reconocerlo, Chile no es dueño de ningún gran establecimiento cuprífero; en cambio, todavía somos dueños de grandes reservas salitreras. Ubicado dentro de una doctrina socialista, pudiera pensarse que la solución que en estos instantes propugnara sería la nacionalización de dichas empresas. Me doy cuenta cabal de que esto, por ahora, es imposible. Confío que, más temprano que tarde, pueda el Estado chileno explotar algún nuevo mineral que se descubra o expropiar algunos de los grandes minerales. Pero, mientras tanto, es indispensable realizar algo que nos permita a nosotros, vale decir, al Gobierno y al Parlamento chilenos, conocer, siquiera, el intrincado y obscuro problema del cobre. Por ello, señor Presidente, entregamos a esta Honorable Corporación un proyecto de ley, destinado a crear la Comisión Nacional del Cobre, con personería jurídica y determinadas y precisas atribuciones, similares a las otorgadas a la Superintendencia de Sociedades Anónimas. En dicho proyecto se estipula que las empresas extranjeras deben constituirse en sociedades anónimas nacionales; que sus exportaciones e importaciones deberán ser autorizadas por dicha Comisión; que un porcentaje de su cobre debe ser entregado al Gobierno para que éste pueda comerciar libremente con él; que la Comisión es la encargada de estudiar los costos de producción y, al mismo tiempo, trazar un plan integral que permita diversificar la producción cuprífera y acelerar el proceso de industrialización de esta esencial rama de la minería. Comprendo que puede tener muchos vacíos el proyecto que, en nombre del Partido Socialista, entregamos los Senadores de estos bancos. Sé que se levantarán voces para considerar impropio exigir un porcentaje de retorno de divisas mucho más alto que el actual. Sé que se hablará de lo peligroso de esta iniciativa. Hay por estas tierras tanto abogado a sueldo, con o sin título, de los intereses extranjeros. Pero tengo una esperanza y una seguridad. Lo ocurrido en la guerra recién pasada, lo que ya está aconteciendo, es una experiencia demasiado dura para que los hombres públicos de Chile se nieguen a considerar esta iniciativa como base de una discusión. Hay un clamor público que reclama del Ejecutivo y del Parlamento una definición sobre esta materia, y exige se trate con criterio nacional, sin actitudes demagógicas, pero sin claudicaciones, una definida política sobre el cobre. El destino de un pueblo, de una Nación, las posibilidades de mejor vida de seis millones de habitantes, no pueden estar regidos por el capricho de los seis magnates que, como símbolo del imperialismo, orientan y “controlan” el vasto y gran imperio del cobre. Chile exige de sus gobernantes y de sus Parlamentarios un acucioso estudio y una pronta resolución sobre esta materia. Estas son horas en que con premura y serena firmeza, hay que prevenir lo que pueda ocurrir mañana. Tengo fe en que el Parlamento de Chile, por sobre intereses partidarios, doctrinas y principios, ha de cautelar el interés de la Patria y la dignidad nacional. En nombre del Partido Socialista, dejo planteado este problema, ante la faz del País y ante la conciencia común de todos mis compatriotas. He dicho.

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Unos piensan, otros hacen: La problemática de la división intelectual y manual del trabajo en La Ideología Alemana de Marx y Engels Por Darío Covarrubias1* “La escisión generalizada del espectáculo es inseparable del Estado moderno, es decir, de la forma general de la escisión en la sociedad, producto de la división del trabajo social y órgano de la dominación de clase”. Guy Debord. La Sociedad del Espectáculo. El contexto temporal en el cual Marx desarrolla sus estudios, lo llevo necesariamente a un choque con las Ciencias Sociales que se presentaban como una disciplina en manos de la burguesía, la cual se encontraba en connivencia con las ideas de los grupos dominantes. De esto Marx intenta desligarse. A pesar de su acercamiento a cierta “epistemología liberal” que se está dando en su tiempo, lo relevante de esta época y de sus escritos son las interpretaciones y las críticas que se encuentra haciendo de su presente, de su realidad. La importancia que presenta para el desarrollo global del pensamiento de Marx su obra La Ideología Alemana, en colaboración con Engels, radica, fundamentalmente, por ser la primera exposición de la concepción materialista de la historia, y a la vez, por presentar una serie de problemáticas, que giran en torno a este tema fundamental, en que sirven de explicación y comprensión global del fenómeno de la realidad histórica humana. Dentro de estos elementos se encuentra la problemática de la división del trabajo intelectual y manual. Lo que se pretende en este análisis es explicar el fenómeno de la división del trabajo intelectual y manual, relacionándolo directamente con las interpretaciones, realizadas por Marx y otros autores ligados a la corriente marxista, a la aparición de dos clases antagónicas, al problema de las ideologías, y a la utilización de instituciones, como el Estado o la escuela, para la reproducción masiva de los constructos ideológicos. De esta forma se comprenderá que es la naturalización del discurso, a través de la universalización de las ideas de la clase dominante, que impone sus concepciones ideológicas, lo que ha llevado a la división del trabajo intelectual y manual, a la inversión de los caracteres históricos del individuo y a la escisión de su personalidad. Sobre el anterior enunciado guiaré el análisis, utilizando conceptos como: ideología, conciencia, división del trabajo, clase social, Estado, etc., los que también han sido trabajados por los continuadores de la obra de Marx, y que nos servirán de fundamento o contraposición a nuestra afirmación primera. Entre estos se encuentran Louis Althusser con su texto Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado; Valentín Voloshinov y su trabajo Freudismo. Un bosquejo critico, y, El marxismo y la filosofía del lenguaje; y, Ettiene Balibar con La Filosofía de Marx. Nos guiaremos, obviamente con el texto del año 1845-1846 de Marx y Engels, La Ideología Alemana. Estos, en su conjunto, completarán la comprensión sobre la problemática planteada, explicando esta complejidad en el pensamiento de Marx en este estadio de su vida y obra. 1*

Estudiante de quinto año de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.

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La Ideología Alemana, escrita por Marx, comienza haciendo una crítica al conjunto de intelectuales que reproducen la forma propia de la ideología, asunto que he intentado dejar claro en otro estudio, en donde argumento que “…el afán que va moviendo a Marx, en su proceso de desligación de los ideólogos alemanes y de sus influencias directas, como Hegel y Feuerbach, lo llevará necesariamente al encuentro de la realidad material, para diferenciar, su interpretación de la sociedad, de aquellos, que sólo lo habían hecho a través del pensamiento abstracto”2 . La anterior observación situaba a las ideologías en un plano del mero criticismo, donde éstas se caracterizarían por la consideración de que el mundo estaría regido por ideas y que estas representaciones son los fundamentos constituyentes de la realidad (los ideólogos solo han pensado las acciones como crítica de las ideas). Ante esto, Marx definirá su posición frente a la problemática para interpretar a la sociedad, su historia y su actualidad. Ésta quedará definida en la “concepción materialista de la historia”. A través del materialismo histórico el concepto de ideología, se encuadrará en el problema de las relaciones sociales de producción y la reproducción de la vida inmediata (vida material de los hombres). Esta producción y reproducción son de dos clases. De una parte, la producción de medios de existencia, de productos alimenticios, de ropa, de vivienda y de los instrumentos que para producir todo eso se necesitan; de otra parte, la producción del hombre mismo, la continuación de la especie. El orden social en que viven los hombres en una época o en un país dados, está condicionado por esas dos especies de producción: por el grado de desarrollo del trabajo, de una parte, y de la familia, de la otra. Lo anterior se encuentra, íntimamente relacionado con lo positivo o lo que puede ser observado; hay una manera de representar al hombre dándole sentido positivo, no especulativo, como lo hacían las ideologías. “Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero se trata de hombres reales y activos tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el trato que a él corresponde, hasta llegar a sus formas más lejanas…Y si en toda la ideología, los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno proviene igualmente de su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina proviene de su proceso de vida directamente físico”. (Marx y Engels, 2002: 7)

Lo que prima en La Ideología Alemana, es un enfoque “reduccionista”, donde se relaciona la ideología con los problemas económicos o más exactamente con los modos de producción. A pesar, de ser un enfoque reduccionista, es desde esta óptica, del desarrollo de los modos de producción de cada nación, como debemos entender la problemática que nos hemos planteado resolver, relacionada con la división del trabajo intelectual y manual, y la influencia de la ideología en ésta. Es en La Ideología Alemana donde se muestra el desarrollo genético de la sociedad, cuyo hilo conductor es la división del trabajo. Al aceptar los argumentos anteriores, estaríamos afirmando que las ideologías y la problemática de la división del trabajo derivan de la superestructura, a partir de la base constituida por la vida real (producción). Y lo aceptamos, ya que “…toda la estructura interna de cada nación depende del grado de desarrollo de su producción y de su trato interior y exterior. Hasta qué punto se han desarrollado las fuerzas productivas de una nación lo indica del modo más palpable el grado hasta el que se ha desarrollado en ella la división del trabajo. Toda nueva fuerza productiva, cuando no se trata de una simple extensión cuantitativa de fuerzas productivas ya conocidas con anterioridad (como ocurre, por ejemplo con la roturación de tierras) 2

Trabajo, aún no publicado y que lleva por título “Sobre lo real en Marx”.

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trae como consecuencia un nuevo desarrollo de la división del trabajo”. (Marx y Engels, 2002: 3-4) Lo que necesitamos comprender es, en palabras de Ettiene Balibar, “…cómo puede ésta [la ideología] seguir siendo dependiente del ser social (Sein) y al mismo tiempo autonomizarse cada vez más con respecto a él, hasta hacer surgir un mundo irreal, fantástico, vale decir dotado de una aparente autonomía, que sustituye la historia real”. (Balibar, 2000: 50) Si entendemos, como decía Marx, que para poder hacer historia los hombres debían primero “poder vivir”, (a través de la satisfacción de la necesidades primarias y secundarias, y la procreación), se manifiesta explícitamente una conexión materialista de la historia no invertida de los hombres, condicionada por la necesidades de producción y las relaciones interpersonales (en la vida, la familia, en el trabajo, etc.). Pero estos elementos de la conciencia humana están siendo separados de la práctica, lo que traería la fragmentación, a la vez, del pensar y el hacer. “La división del trabajo sólo se convierte en verdadera división a partir del momento en que se separan el trabajo material y el mental. Desde este instante, puede ya la conciencia imaginarse realmente que es algo más y algo distinto que la conciencia de la práctica existente, que representa realmente algo sin representar algo real; desde este instante se halla la conciencia en condiciones de emanciparse del mundo y entregarse a la creación de la teoría “pura”, de la teología “pura”, la filosofía “pura”, la moral “pura”, etc.”. (Marx y Engels, 2002: 14) El sujeto que nos quiere mostrar Marx, es un individuo que, influenciado por la ideología, no puede superar el estado de escisión, un sujeto que está fuera de sí mismo, extrañado de su historia real. Esta apariencia escindida sería la causa de que el hombre nunca sea hombre, de que se encuentre aislado en sus relaciones con sus pares, a través de la división del trabajo espiritual y material que es asignado a diferentes individuos. El hombre tendría la misión de reinvertir esta situación, con el fin de superar este extrañamiento al que lo ha sometido el poder de las ideas. Si lo anterior lo vemos desde la óptica de Louis Althusser, nos encontramos con una contraposición a lo que Marx y Balibar concuerdan. Althusser considera que la “búsqueda de sí mismo” (presente en La Ideología Alemana) es algo ideológico. Las ideologías construyen subjetividades, donde el sujeto se transforma en una construcción ideológica, que opera a través de un mecanismo llamado interpelación (“burgueses” y “proletarios”, son conceptos que permiten un reconocimiento del hombre en estos). Toda la sociedad se encuentra impregnada de ideología, y los hombres se encuentran sujetos a los denominados aparatos ideológicos de Estado, situaciones que, fatalmente para Althusser no son posibles de superar. Pero de cierta manera, Althusser nos entrega algunos elementos que nos permitirán fundamentar la relación que poseen las ideologías (en este caso las ideologías dominantes), con el surgimiento de la división del trabajo intelectual y manual, propuesto por Marx en La Ideología Alemana. Si atribuimos la división del trabajo, a la influencia que ejercen las ideologías en los modos de producción, de un periodo determinado, debemos a la vez desarrollar la manera en que se lleva a cabo tal influencia, cuáles son los mecanismos, y sus resultados. Para esto, Althusser en su texto Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado, es claro al determinar el rol que ejerce uno de los aparatos ideológicos de Estado más eficiente, como es “la Escuela” en el establecimiento de la dominación de clase y en la división del trabajo. Éste argumenta: “¿Qué se aprende en la escuela?... se aprende a leer, escribir y contar, o sea algunas técnicas, y también otras cosas, incluso elementos utilizables directamente en los distintos puestos de la producción (una instrucción para los obreros, una para los técnicos, una tercera para los ingenieros, otra para los cuadros superiores, etc.)… Pero al mismo tiempo, y junto con esas técnicas y conocimientos, en la escuela se aprenden las “reglas” del buen uso, es decir de las conveniencias que debe observar todo agente de la división del trabajo, según el puesto que está “destinado” a ocupar: reglas de moral y de conciencia cívica y profesional, lo que significa en realidad reglas del respeto a la división social-técnica del trabajo y, en definitiva, reglas del orden establecido por la dominación de clase”. (Althusser, 1971: 5-6)

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Es una clase la que tiene el poder político del Estado, la que impone la ideología predominante en la sociedad en un momento histórico determinado. Parafraseando a Marx, “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante” (Marx y Engels, 2002: 26). Y es en la escuela, entre otros aparatos, donde se lleva a cabo el sometimiento ideológico y la determinación de los individuos a un futuro que parece predeterminado por las ideas de la clase dominante. Incluso podemos ir más allá, y ver como en la escuela, a través de una técnica eficaz como es el lenguaje o la “palabra”, se lleva a cabo este proceso de división del trabajo. Para esto sería prudente el acercamiento a uno de los estudiosos de la problemática del lenguaje como es Valentín Voloshinov. Voloshinov es uno de los primeros en plantear un estudio sistemático de los fenómenos ideológicos, proponiendo y sosteniendo, que los fenómenos ideológicos tienen autonomía. Además, se ha caracterizado por ampliar el fenómeno ideológico mas allá de las “crisis económicas”, acentuando el carácter del lenguaje; hay un esfuerzo por comprender los fenómenos económicos, alejados de la base economicista marxista anterior, pero manteniendo ciertas ideas esenciales. Por otro lado, Voloshinov ve la posibilidad de disputar el poder del Estado ahí donde es inmune: en los “enunciados” (lo que lo diferencia diametralmente de la visión althusseriana). Lo que caracteriza a la escuela es la transmisión de información (ideas de la clase dominante) a través de palabras, con “significados” que ocultan una serie de prácticas. Para Voloshinov en su obra El Marxismo y la filosofía del lenguaje, lo anterior es clave “Porque la palabra penetra prácticamente en cuanta interacción e interrelación se lleve a cabo entre los hombres: en la cooperación en el trabajo, en los eventuales roces cotidianos, en las relaciones políticas, etc. En la palabra se ponen en funcionamiento los innumerables hilos ideológicos que traspasan todas las zonas de comunicación social. Por eso es lógico que la palabra sea el indicador más sensible de las transformaciones sociales…”. (Voloshinov, 1993: 43) Esta relación de la ideología con la palabra, nos permite explicitar aun más nuestra afirmación primera, ya que podemos comprender, cómo la clase dominante, a través de la escuela, fundamenta la desigualdad en el acceso al conocimiento, separa el todo y lo divide en dos partes: por un lado la enseñanza para los que, por su condición, deben cumplir el rol de productor (o el que “hace”) y por otro, la enseñanza para los que, por su arrogancia, sed de dominación y afán de acaparamiento, deben cumplir el rol de intelectual (o el que “piensa”). Es otra manera de hacer la diferenciación de clases que hace Marx, para hablar de burgueses y proletarios. Son estos intelectuales de la clase dominante, los que imponen sus intereses particulares, como el interés común (general) o de todos los miembros de la sociedad. Sus ideas son universalistas (vigentes y racionales), lo que lleva a una naturalización casi incuestionable de éstas. Si sumamos a esto el poder político que tiene en sus manos la clase dominante, a través del control del Estado, el obstáculo que debe sortear el hombre para poder reencontrarse con sí mismo, con su historia real y común, y con sus relaciones interpersonales, en fin, para volver a unir el “pensar” y el “hacer”, se amplia de gran manera. “En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado círculo exclusivo de actividades, que le viene impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor o crítico, y no tiene más remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse privado de los medios de vida.” (Marx y Engels, 2002: 16). En el momento en que Marx afirma esto, a la vez nos dice que sólo en la sociedad comunista el hombre, al encontrarse consigo mismo, podrá ejercer la actividad del pensamiento y del hacer práctico, sin separar el uno del otro. Pero para lograr lo que nos propone Marx, se hace necesario y primordial superar esta ideologización de la conciencia humana, este apartamento de la “realidad objetiva”, ya que sólo después de esta fase podremos comprender la mentalidad de los sujetos (hay una relación directa de lo material u objetivo con los fenómenos de la mente humana). Quien nos deja aún más claro esto, es otra vez, Voloshinov, el que en su

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texto Freudismo. Un bosquejo critico, plantea: “Lo que llamamos “psique humana” y “conciencia” refleja la dialéctica de la historia en una medida mucho mayor que la dialéctica de la naturaleza. La naturaleza presente en ellas es una naturaleza ya refractada por lo económico y lo social” (Voloshinov, 1997: 155) Lamentablemente esta conciencia humana está cada vez más “autonomizada” (ha perdido su inmanencia), por causa del proceso ideológico, que es la existencia alienada de la relación entre los individuos. ¿Cómo hace Marx para fundamentar lo anterior? Contándonos la historia de cómo fue pasando esto a través del tiempo, exponiéndonos la sucesión de formas de conciencia correspondientes a las etapas de la propiedad, el Estado y los diferentes modos de producción. La sumisión de los que hacen, ante los que piensan, se puede explicar, como dijimos recién, por el poder que tienen estos últimos para imponer sus ideas a través de aparatos ideológicos como la iglesia, los sindicatos, la escuela, la prensa, la cultura, etc., pero también por aparatos represivos del Estado como la policía, el ejército, las prisiones, etc., los que, en conjunto, trastocan la conciencia y ejercen coerción, llevando a un grado mínimo la capacidad de acción revolucionaria de los primeros. Es por esto que parte de la tradición marxista ha considerado al Estado como “…aparato represivo. El Estado es una “maquina” de represión que permite a las clases dominantes (en el siglo XIX a la clase burguesa y a la “clase” de los grandes terratenientes) asegurar su dominación sobre la clase obrera para someterla…a la explotación capitalista”. (Althusser, 1971: 10) Es en este organismo, en el Estado, donde se encuentran alojados los individuos que mantienen en la miseria a los trabajadores, al hombre escindido, que proclaman la división del trabajo intelectual y manual, que han sacado a los hombres de su historia, vida y esencia real, para llevarlos a recorrer una “idea fantástica” donde sólo ellos se encuentran beneficiados, un “mundo ideologizado” que no puede ser puesto en cuestión. Proceso ideológico y división del trabajo están directamente relacionados desde el comienzo de la historia, y más específicamente desde el establecimiento del Estado. No hay división del trabajo sin un Estado que imponga la ilusión de que la ley descansa sobre la voluntad libre. Pero el Estado y los agentes de la explotación, no se conforman con la simple división del trabajo, ya que, como dijimos al comienzo, la división del trabajo sólo se convierte efectivamente en tal a partir del momento en que se produce una división del trabajo material e intelectual. Con la división del trabajo manual e intelectual se trae aparejada el surgimiento de las “ideas”, los “ideólogos” en la política, y un plan de dominación global en manos de los propietarios. Consecuencias que llevan que “en la conciencia común las cosas estén puestas cabeza abajo”. (Marx y Engels, 2002: 47) --------------------º-------------------Para gran parte de los autores reseñados en este análisis, en La Ideología Alemana, las características más importantes que se encuentran son: la concepción del materialismo histórico, la crítica a las ideologías, y por supuesto, la problemática de la división del trabajo (manual e intelectual). Se refleja el esfuerzo incansable de Marx, por reinvertir la situación creada por la autonomización de las ideologías, que han trastocado la conciencia humana, apartándola de la objetividad, de la realidad histórica y de la vida no extrañada. Obviamente como fundamento, toma una base material (económica) para desarrollar su explicación de este proceso de división del trabajo, que se encuentra en los modos de producción, en la propiedad y en el Estado, dados en la historia real de los hombres a través del tiempo. Estos elementos materiales son los que van determinando las características de cada periodo, donde los afectados por este proceso son los desposeídos de los medios de producción, perteneciente a la clase proletaria. Pareciera que siempre se

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está dirigiendo a éstos, buscando que tomen conciencia “de sí” y “para sí”, que se mantengan al margen de las creencias, las esperanzas o las hipocresías de la religión, la moral y de todo el constructo ideológico burgués. Marx nos pone en alerta, a través de sus análisis, sobre las ideologías y sobre todo de la ideología dominante que debe ser siempre vista como ideológica ya que ocultan en su seno una serie de prácticas de dominación. La ideología se presenta como la forma de control y dominación de un grupo que tiene el poder hacia una masa amorfa que los sigue, como la causante, en todos los periodos de la historia, de la división del trabajo, de la existencia de relaciones asimétricas entre los individuos al separar la actividad espiritual (intelectual o de pensamiento) de la actividad material (la práctica, el hacer). Por último, nos guía hacia la institucionalidad que legitima esta dominación de una clase sobre otra: el Estado. Es en éste, donde se encuentra otro de los fundamentos de la crítica socio-política que esta haciendo Marx; el Estado es el organismo donde van a parar los pertenecientes a esta “clase privilegiada intelectual”, que desde allí manejan las máquinas represivas e ideológicas con las que cuentan, regulando todo a su paso dentro de la sociedad, sometiendo y dividiendo aún más a los sujetos. El pensamiento de Marx a través de La Ideología Alemana, y el análisis de la división del trabajo manual e intelectual, se nos presenta como una complejidad importantísima dentro de sus escritos, por lo que al desarrollar este pequeño estudio, busco principalmente contribuir a una comprensión más global del pensamiento desarrollado por este “teórico del proletariado” en torno a la historia y a la ideología.

Bibliografía •

Etienne Balibar. La Filosofía de Marx. Buenos Aires: Editorial Nueva Visión, 2000.

• Karl Marx y Frederic Engels. La Ideología Alemana. España: Editorial Biblioteca de Autores Socialistas, 2002. • Louis Althusser. Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado. España: Editorial Biblioteca de Autores Socialistas, 1971. •

Valentín Voloshinov. El marxismo y la filosofía del lenguaje. Barcelona: Editorial Alianza, 1993.



Valentín Voloshinov. Freudismo. Un bosquejo critico. Buenos Aires: Editorial Piados, 1997.

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DOCUMENTO Nº 2: Discurso de Salvador Allende desde los balcones de la federación de estudiantes de chile (FECH) en la madrugada del 5 de septiembre de 1970. Prólogo Las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970 fueron una de las contiendas más disputadas en la historia de Chile. Tanto la izquierda, como el centro y así también la derecha, habían levantado sus respectivos candidatos: Salvador Allende en representación de la Unidad Popular, Radomiro Tomic como la carta del Partido Demócrata Cristiano y Jorge Alessandri encarnando a los sectores derechistas e independientes. Las tres candidaturas tenían posibilidades ciertas de triunfar. De allí la expectción que generaban dichos comicios. Como es sabido, en esa elección triunfó preliminarmente Salvador Allende obteniendo un 36,2% de los votos. En segundo lugar se ubicó Jorge Alessandri con un 34,9%, y, rezagado al tercer puesto, quedó Radomiro Tomic con un 27,8% (Valenzuela, 1978: 118). Correspondería entonces al Congreso Pleno, en un plazo de aproximadamente dos meses, elegir al Presidente de la República de entre las dos primeras mayorías. Pues bien, en el marco de dicha elección se inserta el documento que damos a conocer a continuación. Este es el discurso que pronunció Salvador Allende la madrugada del día 5 de septiembre desde los balcones de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH). En ese momento, Allende no habló como un candidato derrotado, o cómo el hábil político que sabe vencer la adversidad. Ese instante fue distinto: Allende habló como el futuro Presidente de Chile y como el hombre que conduciría el proyecto revolucionario de la Unidad Popular. Habló en definitiva, con un gran sentido de la trascendencia histórica que su triunfo significaba para el país. En ese panorama, su discurso giró en torno a cuatro o cinco ideas fundamentales: la primera de ellas, esbozada más arriba, dice relación con la nueva etapa histórica que se abriría en el país con el triunfo de la Unidad Popular. Para Allende, su victoria electoral marcaría sin lugar a dudas, un antes y un después en la historia nacional. Por ello recalcó la idea de que este sería el primer gobierno verdaderamente democrático, nacional, popular y revolucionario que asumiría el poder en el país. Unido a lo anterior, Allende destacó que el triunfo popular de esa noche traspasaría las fronteras nacionales debido a la trascendencia de éste y, más aún, serviría de ejemplo para otros países: “Chile abre un camino que otros pueblos de América y del mundo podrán seguir.” (Allende, 2003: 8). Otra idea que Allende reafirma con extraordinaria vehemencia dice relación con la voluntad, personal y colectiva, como Presidente y como líder de la UP, de hacer cumplir el programa de gobierno. En efecto, Allende no habla en términos generales, sino que señala las medidas efectivas y concretas que es necesario llevar a cabo en el país. Es decir: el término de los monopolios económicos, el impulsar la Reforma Agraria, la nacionalización de las riquezas básicas, etc.

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Más adelante, se advierte el llamado al orden y la disciplina que Allende realiza a los partidarios de la Unidad Popular. Esta idea refleja a un político previsor y consciente del contexto en que se inserta su triunfo: “Ustedes se retirarán a sus casas sin que haya el menor asomo de provocación y sin dejarse provocar… aquellos que dijeron que el día de mañana los disturbios iban a caracterizar nuestra victoria, se encontrarán con la conciencia y responsabilidad de ustedes.” (Allende, 2003: 10). Finalmente, otra idea que se desprende del discurso es aquella que se refiere a las dificultades que deberá afrontar el futuro gobierno, sobre todo con respecto al papel que jugarán los partidos opositores, los gremios empresariales y las potencias extranjeras. Por ello, Allende realiza un llamado para que se respete la soberanía de Chile y la voluntad popular que se ha expresado a favor de su candidatura. Ciertamente, el presente discurso está lleno de una retórica triunfalista, sin ningún asomo de soberbia, cargada de sentimientos y apelando en muchas ocasiones a las fibras más íntimas y personales de quienes se reunieron esa madrugada para escucharlo. Sin embargo, en su discurso también es posible advertir la preocupación con que Allende encarará el futuro. En la práctica, su triunfo implica la puesta en marcha de un proyecto en esencia revolucionario, con muchos adherentes y simpatizantes, pero también, con muchos detractores y enemigos. Se puede avizorar entonces, siguiendo a Allende, una importante cuota de incertidumbre en el corto y mediano plazo con respecto al futuro gobierno. En resumen, las palabras dichas por Allende esa noche revelan a una figura que tiene plena conciencia del momento histórico del que es partícipe, no tan sólo a nivel personal, sino que también en un plano colectivo como el conductor de un proceso político y social de suma trascendencia para la historia presente y futura del país. Clodomiro Almeyda, futuro Ministro de Relaciones Exteriores de la UP, nos cuenta su impresión sobre el discurso de aquella noche: “…Y luego escuchamos la palabra de Allende… un discurso improvisado, como era su costumbre, a la vez combativo, sereno y responsable. Un discurso de quien era consciente de la inmensa y difícil tarea que tenía por delante. Un discurso de gratitud, homenaje y estímulo al pueblo de Chile…un discurso inolvidable.” (Almeyda, 1987: 171). En definitiva, fue en ese contexto, en el cual convivían sentimientos personales y colectivos deseosos de ser partícipes de un proyecto país, donde se insertó el discurso de Salvador Allende; el último gran orador político del siglo pasado.

Francisco Morales1*

Bibliografía • • •

1*

Arturo Valenzuela. El quiebre de la democracia en Chile. Santiago: FLACSO, 1978. Cloromiro Almeyda. Reencuentro con mi vida. Santiago: Ediciones del Ornitorrinco, 1987. Salvador Allende. Abrirán las grandes alamedas. Discursos. Santiago: Lom Ediciones, 2003.

Alumno tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso.

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Discurso de Salvador Allende desde los balcones de la federación de estudiantes de chile (FECH) en la madrugada del 5 de septiembre de 1970. “…Con profunda emoción les hablo desde esta tribuna por medio de estos deficientes amplificadores. ¡Qué significativa es –más que las palabras- la presencia del pueblo de Santiago que, interpretando a la inmensa mayoría de los chilenos, se congrega para reafirmar la victoria que alcanzamos limpiamente el día de hoy, victoria que abre un camino nuevo para la patria, y cuyo principal actor es el pueblo de Chile aquí congregado. Qué extraordinariamente significativo es que yo pueda dirigirme al pueblo de Chile y de Santiago desde la Federación de Estudiantes. Esto posee un valor y un significado muy altos. Nunca un candidato triunfante por la voluntad y el sacrificio del pueblo usó una tribuna que tuviera mayor trascendencia. Porque todos lo sabemos: la juventud de la patria fue vanguardia en esta gran batalla, que no fue la lucha de un hombre, sino la lucha de un pueblo; ella es la victoria de Chile, alcanzada limpiamente esta tarde. Yo les pido a ustedes que comprendan que soy tan solo un hombre, con todas las flaquezas y debilidades que tiene un hombre; y si pude soportar –porque cumplía una tarea- la derrota de ayer, hoy sin soberbia y sin espíritu de venganza acepto este triunfo que nada tiene de personal y que se lo debo a la unidad de los partidos populares, a las fuerzas sociales que han estado junto a nosotros. Se lo debo a radicales, socialistas, comunistas, social demócratas, a gentes del MAPU y del API, y a miles de independientes. Se lo debo al hombre anónimo y sacrificado de la patria; se lo debo a la humilde mujer de nuestra tierra. Le debo este triunfo al pueblo de Chile, que entrará conmigo a La Moneda el 4 de noviembre. La victoria alcanzada por ustedes tiene una honda significación nacional. Desde aquí declaro, solemnemente, que respetaré los derechos de todos los chilenos. Pero también declaro, y quiero que lo sepan definitivamente, que al llegar a La Moneda, y siendo el pueblo gobierno, cumpliremos el compromiso histórico que hemos contraído, de convertir en realidad el programa de la Unidad Popular. Lo dije: no tenemos ni podríamos tener ningún propósito pequeño de venganza; tampoco, de ninguna manera, vamos a claudicar, a comerciar el programa de la Unidad Popular, que fue la bandera del primer gobierno auténticamente democrático, popular, nacional y revolucionario de la historia de Chile. Dije, y debo repetirlo: si la victoria no era fácil, difícil será consolidar nuestro triunfo y construir la nueva sociedad, la nueva convivencia social, la nueva moral y la nueva patria. Pero yo sé que ustedes, que hicieron que el pueblo sea mañana gobierno, tendrán la responsabilidad histórica de realizar lo que Chile anhela para convertir a nuestra patria en un país señero en el progreso, en la justicia social, en los derechos de cada hombre, de cada mujer, de cada joven de nuestra tierra. Hemos triunfado para derrotar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una seria y profunda reforma agraria, para controlar el comercio de importación, para nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo. Por esto, esta noche, que pertenece a la Historia, en este momento de júbilo, yo expreso mi emocionado reconocimiento a los hombres y mujeres, a los militantes de los partidos populares e integrantes de las fuerzas sociales que hicieron posible esta victoria que tiene proyecciones más allá de la frontera de la propia patria. Para los que están en la pampa o en la estepa, para los que escuchan en el litoral, para los que laboran en la precordillera, para la simple dueña de casa, para el catedrático universitario, para el joven estudiante, el pequeño comerciante e industrial, para el hombre y la mujer de Chile, para el joven de la tierra nuestra, para todos ellos, el compromiso que yo contraigo ante mi conciencia y ante el pueblo –actor fundamental

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de esta victoria- es ser auténticamente leal en la tarea común y colectiva. Lo he dicho: mi único anhelo es ser para ustedes el compañero presidente. Han sido el hombre anónimo y la ignorada mujer de Chile los que han hecho posible este hecho social trascendental. Miles y miles de chilenos sembraron su dolor y su esperanza en esta hora que al pueblo pertenece. Desde otras fronteras, desde otros países, se mira con satisfacción profunda la victoria alcanzada. Chile abre un camino que otros pueblos de América y del mundo podrán seguir, La fuerza vital de la unidad romperá los diques de las dictaduras y abrirá el cauce para que otros pueblos puedan ser libres y puedan construir su propio destino. Somos lo suficientemente responsables para comprender que cada país y cada nación tienen sus propios problemas, su propia historia y su propia realidad. Frente a esa realidad serán los dirigentes políticos de esos pueblos los que adecuarán la táctica que deberá adoptarse. Nosotros solo queremos tener las mejores relaciones políticas, culturales, económicas, con todos los países del mundo. Solo pedimos que respeten –tendrá que ser así- el derecho del pueblo de Chile de haberse dado el gobierno de la Unidad Popular. Somos y seremos respetuosos de la autodeterminación y de la no intervención. Ello no significará acallar nuestra adhesión solidaria con los pueblos que luchan por su independencia económica y por dignificar la vida del hombre en los distintos continentes. Solo quiero realizar ante la historia el hecho trascendental que ustedes han realizado, derrotando la soberbia del dinero, la presión y la amenaza; la información deformada, la campaña del terror, de la insidia y la maldad. Cuando un pueblo ha sido capaz de esto, será capaz también de comprender que solo trabajando más y produciendo más podremos hacer que Chile progrese y que el hombre y mujer de nuestra tierra, la pareja humana, tengan derecho auténtico al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, al descanso, a la cultura y a la recreación. Pondremos toda la fuerza creadora del pueblo en tensión, para hacer posible estas metas humanas que se ha trazado el programa de la Unidad Popular. Juntos, con el esfuerzo de ustedes, vamos a realizar los cambios que Chile reclama y necesita. Vamos a hacer un gobierno revolucionario. La revolución no implica destruir, sino construir; no implica arrasar, sino edificar; y el pueblo de Chile está preparado para esta gran tarea en esta hora trascendente de nuestra vida. Compañeras y compañeros, amigas y amigos: ¡Cómo hubiera deseado que los medios materiales de comunicación me hubieran permitido hablar más largamente con ustedes, y que cada uno hubiera oído mis palabras, húmedas de emoción, pero al mismo tiempo firmes en la convicción de la gran responsabilidad que todos tenemos y que yo asumo plenamente! Yo les pido que esta manifestación sin precedentes se convierta en la demostración de la conciencia del pueblo. Ustedes se retirarán a sus casas sin que haya el menor asomo de provocación y sin dejarse provocar. El pueblo sabe que sus problemas no se solucionan rompiendo vidrios o golpeando un automóvil. Aquellos que dijeron que el día de mañana los disturbios iban a caracterizar nuestra victoria, se encontrarán con la conciencia y responsabilidad de ustedes. Irán a su trabajo mañana o el lunes, alegres y cantando; cantando la victoria tan legítimamente alcanzada, y cantando al futuro. Con las manos callosas del pueblo, las tiernas manos de la mujer y las risas del niño, haremos posible la gran tarea que solo un pueblo consciente y disciplinado podrá realizar. América Latina y más allá de la frontera de nuestro pueblo miran el mañana nuestro. Yo tengo plena fe en que seremos lo suficientemente fuertes, lo suficientemente serenos y fuertes, para abrir el camino venturoso hacia una vida distinta y mejor; para empezar a caminar por las esperanzadas alamedas del socialismo

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que el pueblo de Chile con sus propias manos va a construir. Reitero mi reconocimiento agradecido a los militantes de la Unidad Popular; a los que integran los partidos Radical, Comunista, Socialista, Social Democracia, MAPU y API; y a los miles de independientes de izquierda que estuvieron con nosotros. Expreso mi afecto y también mi reconocimiento agradecido a los compañeros dirigentes de esos partidos, que por sobre las fronteras de sus propias colectividades hicieron posible la fortaleza de esa unidad que el pueblo hizo suya. Porque el pueblo la hizo suya ha sido posible la victoria, que es la victoria del pueblo. El hecho de que estemos esperanzados y felices no significa que vayamos nosotros a descuidar la vigilancia: el pueblo, este fin de semana, tomará por el talle a la patria y bailaremos desde Arica a Magallanes, y desde la cordillera al mar, una gran cueca, como símbolo de la alegría sana de nuestra victoria. Pero al mismo tiempo, mantendremos nuestros comités de acción popular en actitud vigilante, en actitud responsable, para estar dispuestos a responder a un llamado –si es necesario- que haga el comando de la Unidad Popular. Llamado para que los comités de empresas, de fábricas, de hospitales, de las juntas de vecinos y en los barrios y en las poblaciones proletarias vayan estudiando los problemas y las soluciones; porque presurosamente tendremos que poner en marcha al país. Yo tengo fe, profunda fe, en la honradez, en la conducta heroica de cada hombre y de cada mujer que hizo posible esta victoria. Vamos a trabajar más. Vamos a producir más. Pero trabajaremos más para la familia chilena, para el pueblo y para Chile, con orgullo de chilenos y la convicción de que estamos realizando una grande y maravillosa tarea histórica. ¡Cómo siento en lo íntimo de mi fibra de hombre, cómo siento en las profundidades humanas de mi condición de luchador, lo que cada uno de ustedes me entrega! Esto que hoy germina es una larga jornada. Yo solo tomo en mis manos la antorcha que encendieron los que antes de nosotros lucharon junto al pueblo y por el pueblo. Este triunfo debemos tributarlo en homenaje a los que cayeron en las luchas sociales y regaron con su sangre la fértil semilla de la revolución chilena que vamos a realizar. Quiero, antes de terminar, y es honesto hacerlo así, reconocer que el gobierno entregó las cifras y los datos de acuerdo con los resultados electorales. Quiero reconocer que el jefe de plaza, general Camilo Valenzuela, autorizó este acto multitudinario, con la convicción y la certeza, dadas por mí, de que el pueblo se congregaría, como está aquí, en actitud responsable, sabiendo que ha conquistado el derecho a ser respetado; respetado en su vida y respetado en su victoria; el pueblo que sabe que entrará conmigo a La Moneda el 4 de noviembre de este año. Quiero destacar que nuestros adversarios de la Democracia Cristiana han reconocido en una declaración la victoria popular. No le vamos a pedir a la derecha que lo haga. No lo necesitamos. No tenemos ningún ánimo pequeño en contra de ella. Pero ella no será capaz jamás de reconocer la grandeza que tiene el pueblo en sus luchas, nacida de su dolor y de su esperanza. Nunca, como ahora, sentí el calor humano; y nunca, como ahora, la canción nacional tuvo para ustedes y para mí tanto y tan profundo significado. En nuestro discurso lo dijimos: somos herederos legítimos de los padres de la patria, y juntos haremos la segunda independencia: la independencia económica de Chile. Ciudadanas y ciudadanos de Santiago, trabajadores de la patria: ustedes y solo ustedes son los triunfadores. Los partidos populares y las fuerzas sociales han dado esta gran lección, que se proyecta más allá, reitero, de nuestras fronteras materiales. Les pido que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada. Esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante,

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cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria. Gracias, gracias compañeras. Gracias, gracias compañeros. Ya lo dije un día: lo mejor que tengo me lo dio mi partido, la unidad de los trabajadores y la Unidad Popular. A la lealtad de ustedes, responderé con la lealtad de un gobernante del pueblo; con la lealtad del compañero Presidente”. Santiago de Chile, 5 de septiembre de 1970

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El allendismo y la derrota: Notas sobre Salvador Allende G. Por Patricio Quiroga Z.1* Salvador Allende vivió un tiempo tenso, caracterizado por el enfrentamiento entre socialismo y capitalismo2. En este contexto se insertó en la actividad pública y maduró su actividad política en consonancia con la expansión del socialismo, extendido – por aquellos días - a un tercio de la humanidad; además, recorriendo en brazos de los movimientos de liberación nacional (MLN), precursores de las revoluciones nacional-liberadoras, dio cuenta de los cambios que caracterizaron la descolonización de los “territorios de ultramar”, el eufemismo colonialista, empleado para referirse al dominio directo sobre los pueblos africanos o los del lejano y medio Oriente, etc3. Tensiones históricas que en Nuestra América lo condujeron por singulares derroteros, confrontando al APRA peruano, contemporizando con el venezolano Rafael Caldera o fraternizando con Ernesto Guevara y la revolución cubana4. Es en este contexto en que cobra sentido la contribución de Allende, siendo lo más importante de esta construcción la búsqueda de fundamentos para la práctica política, camino enfrentado, por cierto, con dificultades. Por ejemplo, si hacemos el mero ejercicio de enfocar los últimos años de su praxis, estas dificultades son claramente visibles; en primer lugar, queda claro que no era un hombre de profundas reflexiones teóricas, esta era mas bien un instrumento para la acción política, por lo cual no pudo resolver los problemas que le deparó – por ejemplo - su concepción de la democracia5 , hecho agravado por el peso de la ortodoxia de aquel entonces; en segundo lugar, debió debatir con adversarios que no estaban dispuestos al dialogo y que añoraban (re) capturar el Estado (la derecha), o reformarlo por la vía del “camino propio” (el centro político); y, en tercer lugar, la mayoría de la izquierda era tributaria de la teoría del Estadoguardián (de los intereses de la burguesía). Pero, a pesar de estas dificultades Allende, y la generación representada por él logró dar coherencia a un pensamiento político, me refiero a la generación de 1938.

Producto de los desafíos de su tiempo Salvador Allende dio forma a un nutrido conjunto de escritos que hemos caracterizado como un cuerpo teórico en estado puro y que puede agruparse de la siguiente 6

1* Profesor de Estado en Historia de la Universidad de Chile y doctorado en Alemania en Erich Weinert Universität. Sus principales líneas de investigación son Historia Contemporánea de Chile e Historia Contemporánea de América Latina. Actualmente es profesor titular de la Carrera de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso. 2 Eric Hobsbawm, Historia del Siglo XX, Editorial Crítica, Buenos Aires, 2002; También, Entrevista sobre el Siglo XXI, Editorial Crítica, Barcelona, 2000. 3 J. Aróstegui, C. Buchrucker, J. Saborido, El mundo Contemporáneo Historia y Problemas. Editorial Biblos / Crítica, 2001. Especialmente, capítulo 13. 4 Salvador Allende, Discurso. Legislatura Extraordinaria, Senado de Chile, Sesión 7ª., 18.10.1967, p., 228; Discurso Legislatura Ordinaria. Senado de Chile, Sesión 20ª, 27.07.1960, p., 1059. 5 Allende resolvió solo parcialmente el problema de la relación democracia-socialismo cuando el 21 de mayo de 1971 proclamó la existencia de una segunda vía al socialismo. Empero, ya era tarde, porque tuvo opositores en la propia alianza de gobierno, lo hacía con tardanza respecto a los lineamientos del XXIII Congreso del PS que, en enero de ese año, había proclamado la “toma del poder”. Asimismo no logró convencer al PC respecto al abandono de la teoría de la dictadura del proletariado. Incluso representantes de la línea moderada señalaron...”El largo período que media entre la sociedad capitalista y la total trascendentalidad del ser y el autogobierno libre de los hombres, en cuyas primeras etapas existirá la dictadura del proletariado, supone, con respecto a la situación democrático burguesa un gran avance. En efecto, la dictadura del proletariado es la democracia popular... Algunos han pretendido que el segundo camino hacia el socialismo excluye la dictadura del proletariado y han buscado amparo en las palabras presidenciales”. Al respecto, José A. Viera Gallo, “El segundo camino hacia el socialismo, aspectos institucionales”, en, Cuadernos de la Realidad Nacional Nº 15, diciembre, 1972, p.163. 6 Patricio Quiroga (comp.), Obras Escogidas de Salvador Allende, Editorial Grijalbo, Barcelona ,1988. Al respecto es Importante tener en cuenta que con motivo de las celebraciones de los 1oo años han aparecido nuevos documentos, especialmente correspondencia. Véase, La Tercera, 27 de junio, 2008.

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manera; a saber: - Entre 1926 y 1939 existen 28 documentos que dan cuenta de la formación de su pensamiento y donde se manifiesta la pluralidad y tolerancia que lo caracterizó al condensar la influencia del anarquismo, del pensamiento masón y de la teoría marxista del conocimiento; - Entre 1939 y 1952 existen 260 documentos que permiten entender el período de definiciones sustantivas en lo social, apareciendo en esos años la “trilogía”: niño/mujer/salubridad; en lo político reclamó la inserción en el sistema político para evitar la actuación desde la periferia; y en lo partidario buscó el rescate por la izquierda de un PS desperfilado por su participación en los gobiernos frentepopulistas; - Entre 1952 y 1969 existen 290 documentos que conducen al descubrimiento de la estrategia políticoinstitucional y a la conformación de un amplio sujeto político-social, histórico y popular que impulsó la fundación del Frente del Pueblo (1952), el Frente de Acción Popular (1956) y la Unidad Popular (1969), y - Entre 1970 y 1973 existen 176 obras, puntos de referencia obligatorios para entender la experiencia de la Unidad Popular y el desarrollo inconcluso de una teoría de construcción socialista con respeto al sistema vigente. Del estudio de estas obras se desprenden una serie de aspectos que caracterizan el pensamiento de Salvador Allende; entre otros: a) la adopción de un ideario social fundamentado en una teoría social (marxismo), una teoría política (leninismo, desde los sesenta), consideraciones éticas de proveniencia anarquista (regeneración del pueblo) y, por ciento, la presencia del oriente masón respecto a la democracia (entendida como una largo proceso histórico); b) la firme relación que establece desde muy temprano entre socialismo y democracia, hecho caracterizado en el respeto a la institucionalidad y en la formulación de la estrategia político-institucional; c) la visión de la sociedad chilena, caracterizada sucesivamente (en consonancia con el estado de la ciencia social de la época) como feudal, neo-colonial y capitalista dependiente, cuadro ante el cual formuló una propuesta anticapitalista (contra la relación trabajo asalariado / capital) y antioligárquica (por la reforma agraria); d) fórmula relacionada con un convencido antiimperialismo (ruptura de la dependencia y rescate de la soberanía) y latinoamericanismo (integracionismo). Aspectos que se plasmaron en documentos y programas transformándose en el fundamento de lo que fue el allendismo: un proyecto de sociedad (socialista) un programa de gobierno democrático, una estrategia de carácter político-institucional y una línea de alianzas populares. Esta propuesta aleja definitivamente al allendismo y su generación de cualquier connotación de carácter populista7. El allendismo, a pesar de no constituir una teoría social, logró enfrentar la dominación hegemónica de su tiempo desde una perspectiva muy amplia y global, levantando opciones u opiniones sobre la economía, la política la cultura, realzando el rol de la práctica política. De esa manera sacó el debate de lo puntual y lo proyectó al campo de lo estratégico. En otras palabras, Salvador Allende, armado de un cuerpo teórico de rango medio enfrentó los diversos momentos de su tiempo histórico con el objetivo de la transformación social en sentido anticapitalista, nacional y popular, contribuyendo a la constitución de un sujeto histórico políticamente activo, transformándose para ello en un verdadero mito movilizador. En suma; la acción política y teórica de Salvador Allende corresponde a una lógica determinada por la evolución de su tiempo histórico. Pero, (¡cuidado!) ese tiempo ha sufrido modificaciones. La generación de la Unidad Popular fue posible por la existencia de condiciones históricas reales y concretas para la configuración de un sujeto histórico de corte popular y para la aparición de una elite 7 De un tiempo a esta parte se postula la cercanía de Allende con el populismo. Cuestión compleja, porque existen a lo menos seis acepciones de lo que unos consideran como un concepto (O. Gianni), noción (E. Faletto) o síndrome (N. Bobbio). ¿De que tipología de populismo se habla entonces? ¿Son comparables el pensamiento y obra de “populistas” como Haya de la Torre (Perú) o Vargas (Brasil) con el (supuestamente) de Allende? En fin, pareciera que analistas de la izquierda anti allendista intentan de rebajar el rango del líder popular dejándolo al nivel de los navodniki rusos o J. D. Perón…¿porqué?

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dirigente. Me explico. No hubiese sido posible ni el liderazgo de Allende y su generación, ni la experiencia de la Unidad Popular, sin la formación de la fuerza política que los secundó y que estuvo presente en el sistema político desde fines del siglo XIX hasta 1973 y que llegó a configurar la alianza político-social mas amplia de Nuestra América en 1969. La configuración de la fuerza política con sentido de cambio no fue un acto previo a la Unidad Popular, tiene una larga historia que se inicia con la formación misma de diversos tipos de organización como las mancomunales y los partidos políticos. Organizaciones que al cabo de varias décadas llegaron a conformar la mas poderosas alianza del hemisferio sur a partir de la creación del Frente del Pueblo (1951), y su transformación en el Frente de Acción Popular (1956) y la Unidad Popular (1969), expresión de la unidad lograda por marxistas, laicos y cristianos en la perspectiva de acercarse al poder político del Estado. Ahora, si bien es cierto que los partidos jugaron un rol importante no pueden desconocerse sus límites, entre otros, la manipulación que ejercieron sobre los movimientos sociales, el peso de las influencias externas, el clientelismo interno, el paternalismo y la incongruencia entre discurso y acción. Pero, no es todo, porque una cosa es la organización y otra la concepción ideológica porque estas fuerzas políticas fueron hilvanadas por un hilo común que las cohesionó como fue la adscripción al pensamiento marxista lo que posibilitó la existencia de una amplia esfera de acción como sistema intelectual constituyendo un cuerpo de pensamiento socialista que dio forma a un paradigma de investigación colectiva que permitió debates e intercambios a través de generaciones, regiones y de continentes en un lenguaje común, siendo además una teoría coherente del desarrollo histórico y un modo de reconocimiento del mundo y de la sociedad. Este imaginario colectivo, elevado al grado de ideología cohesionó la lucha política al conectarse con el leninismo entendido como teoría de la acción política. Pero, aún más, no solamente existió coherencia en la ideología, sino adherencia a un patrón común de desarrollo como era el esquema industrializador por sustitución de importaciones. Aun más, difícilmente podría calificarse la propuesta de aquella generación como estrictamente estatista porque no rompió nunca con los cánones del desarrollismo estructural8. Frente político que fue reforzado por poderosos movimientos sociales9 como fue el caso de la Central Única de Trabajadores, tal vez la central obrera mas poderosa de América Latina con sus cerca de 800.000 activos afiliados y en plena ebullición política desde su fundación en 1953. Pero no es todo, porque la presencia del actor-político que representó el movimiento obrero se caracterizó por la irrupción de tres grandes oleadas que pusieron en jaque al sistema, la oleada que llegó acompañada con la protesta anti-oligárquica y que introdujo la “cuestión social”. (1880-1930), la segunda oleada lo hizo de la mano del proceso de industrialización y acentuó su presencia entre 1930-1960, para finalmente llegar la ola del proletariado ligado al nuevo carácter de la dependencia a partir de los sesenta. En otras palabras, la posibilidad de una revolución social dirigida por la clase obrera fue bastante real. Por su parte el campesinado, a partir de los sesenta, logro configurar poderosas centrales campesinas como la Confederación Triunfo, la Ranquil y otras menores actuando en regiones como la Isabel Riquelme, emergiendo así otro actor social que ligó su existencia con la idea del cambio. La influencia de los partidos también se hizo sentir entre los pobladores, incorporados a la lucha política desde 1958, por ejemplo, los pobladores-militantes de la población José María Caro, en Santiago, pudieron agruparse hacia 1970 en cerca de 180 comités dirigidos por socialistas, comunistas y cristianos de base que involucraron en la acción política a cerca de 100.000 personas y donde tuvieron el punto-de-encuentro miles de dueñas 8 Néstor Restivo, Chile. La crisis de 1973 y los ciclos económicos, IEF, Buenos Aires, 2003. 9 La presencia de movimientos sociales es de antigua data en Nuestra América, aunque autores como Tourraine no reconocen su presencia en la región. En fin, al respecto existe una interesante polémica; sin embargo, nuestro interés es de advertir sobre la tendencia que intenta separar en el análisis histórico el rol del partido político del rol de los movimientos sociales en circunstancias que desde nuestro punto de vista estos, a pesar de deformaciones / abusos / inconciencias, en su relación, han marcado en forma conjunta los procesos históricos. También nos parece inaceptable en esa perspectiva sublimar exclusivamente el rol de la organización política en detrimento de la organización social.

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de casas, militares de baja graduación, obreros, especialmente de la construcción, feriantes, estudiantes secundarios, universitarios, artistas populares, chóferes e incluso delincuentes y prostitutas, radicalizados por el proceso. En otras palabras la acción del partido político, con todas sus deficiencias y carencias, fue determinante para la movilización de los movimientos sociales, en este caso los pobladores de la zona sur de Santiago. Pero no fue todo, porque a este amplio abanico se sumaron importantes sectores femeninos y étnicos. Por ejemplo, miles de mapuches se acoplaron a las exigencias de cambio, sucediendo lo mismo con movimientos que incluso reclamaban autonomía territorial como fue el caso del movimiento pascuense de 1965. Recuento del que no puede exceptuarse el movimiento estudiantil de izquierda, de por sí enormemente importante en las luchas políticas del continente y que en este caso venía activándose desde fines de los cincuenta, para luego detonar el conflicto que condujo a la reforma Universitaria de 1967 y llegar a controlar importantes federaciones como la FECH o la de la UTE. Tampoco puede silenciarse el importante rol de asociaciones de carácter mesocráticas integradas a las exigencias de cambio social, como fueron los sindicatos de los Profesores (SUTE) o la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF)... en fin, el recuento podría ser muy largo, lo importante es señalar que en el tiempo de Allende maduró un sujeto histórico y que Allende supo relacionarlo con el tiempo político. Allende fue un político sagaz. Por ejemplo supo aprovechar el vacío político y orgánico que dejó el pensador socialista Eugenio González. Un hombre profundamente respetado pero sin capacidad para organizar. Ese vacío le permitió a principios de los cincuenta cimentar su rol de liderazgo en el preciso momento en que entraba en crisis el modelo sustitutivo, apareciendo al mismo tiempo una percepción de crisis nacional, esto le permitió en 1958, en momentos en que comenzaba la articulación de un nuevo campo político y en que se fortalecían los partidos de izquierda y los movimientos sociales, fortalecer su presencia mediante un giro estrictamente político al dejar fuera de carrera a sus aliados de la Alianza Nacional del Trabajo con lo que fortaleció la alianza PC / PS, en circunstancias que el Congreso de Unidad del PS (1957) lo ungía como candidato, y en que los comunistas debían devolver la mano tendida en 1951, cuando Allende levantó su candidatura con su apoyo desde la clandestinidad. La gran votación obtenida en 1958 le dejó en inmejorables condiciones para la campaña presidencial de 1964, alejándose de la tribuna partidaria controlada por un Raúl Ampuero que no tenía mayor audiencia nacional. Pero, la derrota de 1964 lo debilitó, por lo que, en 1969, a través de un ardid político (una carta de agradecimiento pública sin haber sido nombrado candidato), volvió a imponer su nombre para la justa electoral de 1970, lo que no puede interpretarse como un giro personal, sino clara conciencia de ser el portador de un proyecto caracterizado por tener un núcleo conductor, un proyecto de sociedad, un programa de gobierno, una estrategia, una táctica y amplio apoyo internacional10. Ahora bien, aquí reside una de las diferencias sustantivas entre ayer y hoy. Allende y su generación reflejaron el ascenso del partido político y de los movimientos sociales y su proyección como fuerza de cambio. Sabiendo aprovechar su coyuntura histórica incentivaron la demanda, la movilización y la participación social, ofreciendo un proyecto claro y coherente, lo que sumado a las características de la coyuntura internacional, les permitió ensayar el proyecto de transformación. Esa situación quedó atrás. Y no ha sido bien comprendida por múltiples analistas que han intentado volver a constituir sujeto desde el allendismo sin el necesario análisis comparado. Por eso, re-editar el allendismo de antaño, sin tomar en cuenta el cambio, explica los estancamientos actuales del universo popular, porque el movimiento obrero, a raíz del golpe de Estado de 1973, no solamente fue quebranta10 En efecto, Allende contaba no solo con la experiencia y un fuerte liderazgo en la izquierda. Además estaba apoyado por equipos técnicos que habían elaborado importantes propuestas traducidas en Programas de Acción Presidencial que se sustentaban en los principios de la CEPAL, consideraciones socialistas generales y desde mediados de los sesenta en los postulados de la teoría de la dependencia. Al mismo tiempo su figura era respetada en el otrora campo socialista, entre los MLN y la amplia red de representación y pensamiento socialista. En otras palabras era un político-estadista conocido y respetado más allá de las fronteras nacionales.

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do políticamente, sino que hubo un cambio estructural que terminó con una industrialización trunca. El campesinado sufrió una profunda mutación con la irrupción neoliberal en los campos y su transformación en una agro-industrial orientada hacia la exportación. El movimiento estudiantil también sufrió variaciones... hoy es mas objeto de la tiranía de las marcas que de la práctica política, los mapuches quedaron fraccionados, temerosos y divididos después de la contrarreforma agraria, las etnias que proclamaron su adhesión a Salvador Allende viven al margen del sistema, mientras la ANEF y el Colegio de Profesores languidecen o se activan de vez en cuando en función de reivindicaciones de coyuntura sin lograr retomar la senda estratégica de antaño. Por su parte los pobladores viven el abandono del partido, la destrucción de sus organizaciones por el crecimiento de la urbe y un acelerado proceso de expansión de la delincuencia entendida como una práctica de sobre-vivencia; y finalmente, las capas medias viven un intenso proceso de fragmentación político-cultural habiéndose transformado en mera masa-de-maniobra electoral. Epílogo.- En conclusión, re-editar la experiencia allendista con los antiguos actores es imposible en una sociedad que, además, cambió. Empero, quedan el ejemplo de los principios, la visión-de-cambio, la experiencia histórica y una cultura de contra-poder, alicientes más que suficientes para el estudio de una nueva estrategia que contemple a los nuevos actores de la escena histórica. No olvidemos que recientemente se han conmemorado los setenta años del fallecimiento de Antonio Gramsci y los cien años de los sucesos de la escuela Santa María de Iquique11, ambos fueron momentos de recogimiento, rescate de la memoria y de importante reflexión. En lo que salvador Allende se refiere este puede ser un ejemplo fructífero, esta podría ser la oportunidad para dejar de lado la frase halagadora o “políticamente correcta” y emprender el vuelo desde la teoría crítica. Entonces, ¿porqué no transformar esta celebración en un momento de recogimiento y de estudio del allendismo para hacer el balance histórico necesario, para desechar aquello que perdió validez, retomar lo que aún tiene vigencia, e imaginar y afrontar nuevos desafíos en la perspectiva de remozar el alicaído pensamiento teórico y la acción política de los sectores que promueven el cambio social?

11 Sin ir muy lejos, en nuestro país, se llevaron a cabos dos interesantes experiencias al respecto. Estas fueron el seminario, “El pensamiento de Antonio Gramsci” convocado por ICAL a mediados de 2007. Posteriormente, a fines de año, se llevó a cabo el encuentro “A cien años de Santa María de Iquique” convocado por la UNAP. Lo interesante en ambas citas es que aparecieron nuevas matrices de pensamiento y se anunciaron nuevas líneas de investigación que revitalizando la teoría crítica confrontaron al pensamiento único, así como al esencialismo historicista.

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ANÁLlSIS BIBLIOGRAFICO El Marxismo y la Filosofía del Lenguaje de Valentín Voloshinov Por Israel Fortune1* ...y si le digo que en Chile “desaparecidos” es una palabra grave, lo más probable es que usted me encuentre la razón y me diga: “Si, lo es porque la voz se carga en la penúltima sílaba… Pero no es tan grave, no se preocupe, termina con “ese”, lo que significa que la tilde no se dibuja”… …políticamente prosódicos. Introducción Hoy existe un alto grado de acuerdo en que la dominación de una clase sobre otra no sería sostenible mediante el sólo uso de mecanismos de represión coercitiva o coactiva, vale decir, mediante la amenaza o el uso de la fuerza por parte de una autoridad visible y definida. Desde la simple necesidad del actual modelo económico de mantener su funcionamiento en un clima de “normalidad”, hasta el alto nivel de transversalidad social e ideológica que gozan ideas como la “libertad” o el “pluralismo”, existen factores que hacen necesario que la dominación se manifieste bajo una lógica de transformación continua en términos de generar constantemente la hegemonía y el consenso que hagan posible la cooptación de los dominados por parte de quienes dominan. La situación descrita se hace aún más patente a la hora de analizar la situación actual. En efecto, la hegemonía parece ser hoy la lógica de dominación por excelencia: “La lucha de clases es cosa del siglo pasado y hoy todos tomamos parte de las decisiones o por lo menos nos mantenemos informados de lo que pasa”, podría bien ser la idea que atraviesa a la sociedad de polo a polo, ya sea por cuanto quienes así lo crean como quienes así les conviene que se crea. También existe acuerdo sobre el papel de primera importancia que le cabe en este contexto a los medios de comunicación, de hecho lo dicho aquí hasta ahora parece ser el “sentir común” de todos quienes nos vemos en nuestro derecho y deber de trazar un verdadero proyecto social2 sin poder siquiera hacerlo visible como una verdadera alternativa. Sin embargo, en la mayoría de los casos el “sentido común” es poco más que un espejismo, y como futuros cientistas sociales, lo último que debemos hacer es apoyarnos en él. El delineamiento de una estrategia que permita materializar un verdadero proyecto social necesita por tanto más que una mera explicación de el qué acontece, que es lo que se ha explicado hasta ahora, es decir, “acontece la dominación hegemónica que crea consenso mediante la generación de una opinión pública controlada por lo medios de comunicación”, sino que necesita una fundamentación del cómo opera la hegemonía. 1* 2

Una respuesta a esta problemática puede elaborarse mediante la lectura de la obra que se analiza Estudiante de quinto año de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso. Entendiéndolo como verdaderamente trazado por y para la sociedad.

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a continuación, El marxismo y la filosofía del lenguaje. Si afirmamos que los medios de comunicación manufacturan el consenso de la sociedad y que la forma básica de comunicación al interior de la sociedad es el lenguaje, es entonces en él donde debemos buscar los elementos que permitan dar una explicación profunda sobre cómo la dominación opera en su nivel más cotidiano. He aquí la relevancia de la obra. El presente análisis no pretende ser un resumen estático de los contenidos y conclusiones de la obra, sino una contextualización que permita su correcta lectura. Esto no puede ser de otra manera, sobre todo si decimos primeramente que El marxismo y la filosofía del lenguaje es el texto que inaugura dicha temática, por lo que su finalidad es establecer el problema más que dar una solución determinada. Para el ordenamiento del análisis comenzaremos entonces con una contextualización de la obra en términos de cómo surgió y con qué corrientes científicas está discutiendo. Seguido de esto, se presenta una sistematización de los principales conceptos, problemas y posibles soluciones que se plantean. Una vez logrado lo anterior será posible insertar la obra dentro de la teoría epistemológica que la recoge y que está principalmente dirigida a la los denominados Estudios Culturales. Así será posible finalizar con las claves que aporta para el “oficio del historiador” en particular y para el análisis de la realidad social presente (sin decir con esto que ambas dimensiones de análisis estén separadas). Contexto histórico La autoría de El marxismo y la filosofía del lenguaje es algo difícil de determinar. Si bien figura firmado por Valentín Voloshinov, mucho se discute acerca de si es o no una obra de su maestro Mijail Bajtín. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es su origen en el seno de un grupo de intelectuales de la URSS durante la década del 20` conocido como El Círculo de Bajtín, que estuvo dedicado a la discusión del problema de la cultura y la ideología. En él: La reflexión no se concebía en aislamiento, sino en permanente diálogo con los demás. Los grupos –institucionalizados o no- proliferaban, se organizaban debates, y la conversación pública o privada se sostenía como la forma privilegiada para generar ideas. Es verosímil que la concepción de Bajtín sobre la esencia colectiva de la creación fuese incitada por la solidaridad intrínseca al pensamiento ruso de su época. Desde esta perspectiva resultaría banal discutir quien tomó el lápiz para escribir determinado libro. El texto nunca es propiedad privada, es engendrado en el diálogo, comunitariamente. (Silvestri y Blanck, 1993: 19)

Las principal cuestión que preocupaba al grupo en este sentido, era la de conseguir una aproximación a estos problemas desde una real analítica marxista, es decir, que diera cuenta de los fenómenos ideológicos desde una perspectiva tanto dialéctica como objetiva, entendiendo lo real y objetivo como lo determinante dentro de una formación social dada y más allá de lo meramente físico. Entonces, a diferencia de las fórmulas rígidas que venía planteando un marxismo ya escolastizado y que contemplaba a la ideología como una superestructura totalmente dependiente de lo económico, el Círculo de Bajtín, impulsó una visión dinámica de ésta con el fin de aprehender su influencia en la realidad. En tal sentido, si la ideología también “genera” realidad y la determina, ¿Cómo abordarla?. Una pista para esta respuesta ya había sido enunciada: El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe

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también para los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir también para mi mismo; y el lenguaje nace como la conciencia, de la necesidad, de los apremios de la relación con los demás hombres. (Marx y Engels, 1846: 21)

De esta manera el lenguaje adquiere un rol protagónico en la construcción social de la ideología y de sus manifestaciones en la realidad, por lo que su estudio resulta fundamental. Si esta postura generaba anticuerpos al interior del pensamiento marxista, mucho más lo hacía con respecto de las demás matrices teóricas que si bien se habían preocupado de estudiar el tema del lenguaje, en ningún momento lo habían hecho desde una perspectiva sociológica. Una de estas corrientes era la del subjetivismo idealista que, desde sus principales representantes Wilhelm Humboldt y Wundt, se manifestaba al interior de la psicología. Para ésta, el lenguaje era un producto de la conciencia individual de cada sujeto y por tanto era la manera de entender la interioridad del individuo y su manifestación creativa y subjetiva hacia la sociedad. Así, el subjetivismo idealista elabora acerca del estudio del lenguaje los siguientes postulados: 1) El lenguaje es actividad, es un continuo proceso constructivo de creación (energía) realizado en los actos discursivos individuales. 2) Las leyes de la creación lingüística son leyes individuales y psicológicas. 3) La creatividad lingüística es una actividad consciente análoga a la artística. 4) El lenguaje como producto hecho (ergon), como sistema estable de una lengua (vocabulario, gramática, fonética), es una especie de sedimento muerto, una lava petrificada de la creación lingüística, construido en abstracto por la lingüística con los fines de enseñanza práctica de una lengua como un instrumento hecho. (Voloshinov, 1992: 77)

Opuestamente al subjetivismo idealista se ubicaba la corriente denominada objetivismo abstracto. Ésta planteaba el estudio del lenguaje desde la lingüística, que bajo la influencia de la filología, lo abordaba como un producto ya terminado y sometido a leyes universales y atemporales. La escritura existía como material físico para estudiar el lenguaje y era posible descomponerlo hasta descifrar sus principios más básicos. Siendo Vossler su principal exponente el objetivismo abstracto puede resumirse así: 1) La lengua es un sistema estable e invariable de formas normativamente idénticas, sistema previamente dado a la conciencia individual e incuestionable para ésta. 2) Las leyes de la lengua son leyes específicamente lingüísticas, que expresan la relación entre los signos lingüísticos dentro de un sistema cerrado de la lengua. Son leyes objetivas para toda conciencia subjetiva. 3) Las relaciones lingüísticas específicas no tienen nada que ver con los valores ideológicos (artísticos, cognoscitivos y otros)[…] 4) Los actos individuales de enunciación desde el punto de vista de la lengua aparecen como refracciones y variaciones casuales, o sólo como distorsiones de las formas normativamente idénticas […].Entre la lengua y su historia no hay relación ni motivación común. Son ajenos el uno a la otra. (Voloshinov, 1992: 87)

Bajo este contexto es que aparece por primera vez en 1929 El Marxismo y la filosofía del lenguaje. Revisemos ahora esquemáticamente su contenido.

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El marxismo y la filosofía del lenguaje En concordancia con lo ya expuesto, Voloshinov da cuenta en su obra de la falta de dialéctica con que es abordada la ideología hasta el momento y de cómo en su estudio la causalidad mecánica y el concepto positivista de lo empírico no logran dar respuesta ni a sus orígenes ni a sus implicancias, frente a lo cual demuestra que, ambas aristas residen en lo social por medio del lenguaje. Para entender este fenómeno, lo primero es sostener que la comprensión de la realidad por parte del hombre no es un acontecimiento pasivo, es decir, los fenómenos naturales son convertidos en signos que es posible interiorizar y transmitir por parte de los sujetos, y como expresa Voloshinov: …el carácter sígnico y el conocimiento global y multilateral mediante la comunicación no se expresa en ninguna forma tan descollante y plena como el lenguaje. La palabra es el fenómeno ideológico por excelencia. Toda la realidad de la palabra se disuelve por completo en su función de ser signo. En la palabra no hay nada que sea indiferente a tal función y que no fuese generado por ella. La palabra es el medio más puro y genuino de la comunicación social. (Voloshinov, 1992: 37)

De aquí se entiende que el lenguaje es la forma en que la sociedad significa la realidad, la traduce a signos con el fin de entenderla y transmitirla: cada palabra constituye un signo. Pero además, en este proceso los signos son cargados de significado. Dicho significado no es el sinónimo objetivo del fenómeno físico que un signo representa, sino la carga semántica que éste adquiere, o dicho en otras palabras, es el sentido o la connotación que una palabra posee; lo que Voloshinov conceptualiza como el acento social. A su vez esta carga se produce por medio del uso social del signo, lo que quiere decir que los signos son utilizados bajo un contexto y un proceso histórico de generación. Grafiquemos lo expuesto: Un trozo de mineral sólido de tamaño considerable es un fenómeno físico que léxicamente se traduce como “piedra”. Pero cuando enuncio el signo “piedra”, su sentido dependerá del contexto en que se encuentre el enunciado, adquiriendo una connotación positiva, negativa, constructiva, destructiva, etc. Entonces paralela a la realidad física se constituye una realidad ideológica por medio del uso de los signos. Sin embargo: Todo signo ideológico no sólo aparece como un reflejo, una sombra de la realidad, sino también como parte material de esta realidad. […] Tanto el signo mismo como todos los efectos que produce, esto es, aquellas reacciones, actos y signos nuevos que genera el signo en el entorno social, transcurren en la experiencia externa. (Voloshinov, 1992: 33)

De esta forma entendemos que todo signo es ideológico en la medida en que se ubica entre los fenómenos físicos o naturales y su observación por parte de los sujetos, y que al ser utilizados en la sociedad, lo ideológico pasa a ser componente activo de lo real. Si el lenguaje es la manifestación material de la ideología y ambos son una producción social, vale preguntarse ¿Qué es lo social? Y ¿Cómo el lenguaje es producido socialmente?. La razón de ser de estas preguntas es llegar a la conclusión de que lo necesario según Voloshinov, es realizar una síntesis entre las corrientes opuestas explicadas más arriba (subjetivismo idealista y objetivismo abstracto), es decir, demostrar que el lenguaje, como portador de la ideología es un fenómeno tan individual como colectivo y que ambas dimensiones no son excluyentes dentro de lo social. Veámoslo de la siguiente manera:

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Lo que más dificulta nuestro problema de deslinde entre el psiquismo y la ideología es el concepto de lo “individual”. Como correlato de lo individual suele pensarse en lo “social”, de ahí que el psiquismo sea individual y la ideología social. (Voloshinov, 1992: 61) El problema radica aquí, lo contrario de lo social no sería lo individual, sino lo natural o lo presocial. Así, lo individual sería componente de lo social en la medida que los individuos interactúan dando existencia a lo colectivo. También lo individual y todo lo que ello conlleva sería un producto socioideológico, pues el material con que opera la conciencia, es decir, los signos, son producidos por medio de su uso social. Un pensamiento, mientras permanezca en el fuero interno de una persona, no está completo, pues carece de su significancia social, permanece aún en un nivel inferior. Ahora, con respecto a la producción social del lenguaje, debemos partir desde la premisa de que éste es una forma de expresión. Todo discurso está dirigido a un interlocutor, ya sea un interlocutor físicamente definido o incluso sea simplemente otra idea. El origen “externo” de la palabra, vale decir, “entre” dos sujetos implica que sea el hecho de la expresión lo que organiza la vivencia de los hablantes: el lenguaje que surge entre ellos, se genera desde la interacción discursiva: El aspecto de la orientación del lenguaje hacia el interlocutor es de suma importancia. En realidad, la palabra representa un acto bilateral. Se determina en la misma medida por aquel a quien pertenece y por aquel a quien está destinado. En cuanto palabra aparece precisamente como producto de las interrelaciones entre del hablante y el oyente. Toda palabra expresa a “una persona” en su relación con “la otra”. En la palabra me doy forma a mi mismo desde el punto de vista del otro, al fin de cuentas desde el punto de vista de mi colectividad. La palabra es el puente construido entre el yo y el otro. Si un extremo del puente está apoyado en mi, el otro se apoya en el interlocutor. La palabra es el territorio común compartido por el hablante y su interlocutor. (Voloshinov, 1992: 121)

De lo citado, se desprende que desde que mi pensamiento se vuelve signo social por medio de la palabra, hay en él una consideración hacia el otro, o mejor dicho, que el otro está implícito en lo que yo digo: que hay en lo que digo una palabra ajena. El hecho de que el lenguaje se componga de de más de una voz no quiere decir de ninguna manera que el significado resultante de los signos sea algo armónico, es más, la multiplicidad de acentos sociales residentes en un mismo signo son el correlato ideológico de las convulsiones sociales materiales y, por lo tanto, también, operan en el lenguaje los mecanismos pertinentes para que el status quo se mantenga. Para efectos de la dominación la ideología en su conceptualización clásica plantea dicha situación como lo común y natural. Esta idea de sentido común opera en el lenguaje transvacijando una situación pasada en la realidad presente, disfrazando lo que es como lo que debe incuestionablemente ser y coartando lo que podría ser a través del cambio social; dando cabida a lo que Roland Barthes llama El efecto de realidad (Barthes, 1987: 179). La clase dominante al hegemonizar el enunciado o dicho en términos de un análisis contemporáneo, la opinión pública, superlativiza el elemento ajeno que hay en el discurso de los dominados. O en otros términos: aunque los dominados sean autores de un discurso determinado, está inserto en él la palabra de los dominantes de manera hegemónica y a todo nivel, desde la estructura del discurso (que podría ser jerarquizante por ejemplo en lugar de anti autoritario), hasta su tema (que podría ser reformista en lugar de revolucionario). La conclusión central a la que llega la obra que analizamos es entonces que en el carácter multiacentuado de los signos ideológicos, para una de las clases sociales el significado hegemónico:

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…no coincide con el colectivo semiótico, es decir con el grupo que utiliza los mismos signos de la comunicación ideológica. Así las distintas clases sociales usan una mima lengua. Como consecuencia en cada signo ideológico se cruzan los acentos de orientaciones más diversas. El signo llega a ser la arena de la lucha de clases. (Voloshinov, 1992: 49)

Del Círculo de Bajtín a los Estudios Culturales: A partir de ahora nos abocaremos a realizar una actualización de la publicación analizada. Primeramente lo haremos desde la resonancia que tuvo en otra escuela posterior, la de los Estudios Culturales. La obra del Círculo de Bajtín, tardó varios años en ser difundida en occidente, es así como sólo hasta la década de los 70` será revalorizada por algunos intelectuales británicos provenientes principalmente de la Escuela de Birmingham, cuyos principales exponentes son Raymond Williams y Stuart Hall. (Mattelart y Neuveu, 2004) Los postulados de la Escuela de Birmingham, que desarrolló los Estudios Culturales, apuntan a considerar a la cultura como más que un mero reflejo de la realidad o una superestructura del edificio social: Por lo tanto, en oposición a su desarrollo en el marxismo, no son la base y la superestructura las que necesitan ser estudiadas, sino los verdaderos procesos específicos e indisolubles dentro de los cuales, desde un punto de vista marxista, la relación decisiva es expresada por la compleja idea de la determinación (Williams, 1997: 101)

Es decir, el estudio y la comprensión de una formación social determinada no debe ser comprendido desde una lógica de causalidad mecánica en que lo económico da origen a lo cultural, sino desde una óptica dialéctica en que lo económico, lo político y lo social se interrelacionan y se sostienen entre sí. Es en esta relación donde los distintos elementos se definen. En concordancia con esto, es en el plano de la cultura donde la ideología realmente opera. Basándose en los enunciados de Voloshinov, Hall sostiene: El problema es cómo dar cuenta del hecho de que, en la esfera de las ideas, el significado, el valor, los conceptos y la conciencia, los hombres pueden “experimentarse” a sí mismos de modos que no se corresponden plenamente con su situación real. ¿Cómo puede decirse de los hombres que tienen “falsa” conciencia de cómo se atienen a, o se relacionan con, las condiciones reales de su vida y producción? ¿Puede el lenguaje, el medio por el que se transmite la cultura humana en el “sentido antropológico”, convertirse también en instrumento por el que es “distorsionado”? (Hall, 1981: 5)

Por medio del lenguaje, de la carga semántica de las palabras, de su significación social, una ideología posee el poder de distorsionar la realidad y de presentar el orden actual de las cosas como lo natural. Para esto la ideología necesita mecanismos de difusión. Por lo tanto: Debe haber distintos niveles de práctica en correspondencia con estas dos instancias de la formación social. Para entender el papel de la ideología debemos ser capaces de dar cuenta de los mecanismos que sostienen

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consistentemente, en la realidad, una serie de representaciones que no son muy falsas frente a las “relaciones reales” de las que dependen de hecho (que no son una falsa inflexión de ellas). (Recordemos que, puesto que el mercado existe y la gente compra y vende cosas, las ideologías de mercado se materializar en prácticas de mercado.) (Hall, 1981:. 8)

Así, se puede decir que una fiel expresión de lo dicho, en la actualidad se constituye en los medios de comunicación de masas. A partir de estos la ideología dominante se difunde de forma coherente con el modo de producción imperante ejerciendo un triple efecto que Hall sintetiza a partir de los estudios de Poulantzas: el primero consiste en enmascarar y desplazar, ocultar y reprimir los cimientos antagonistas del sistema. El segundo efecto es el de fragmentación o separación, en que los intereses colectivos de las clases trabajadoras se fragmentan en oposiciones internas. Por último, la ideología impone una coherencia o unidad imaginaria, la que se representa a través de conceptos como “nación”, “opinión pública”, etc. Si bien las determinaciones culturales que la ideología dominante, a través de los medios de comunicación, pretende implantar pueden verse limitadas por otros discursos contrahegemónicos, dicha ideología abre en la opinión pública un espacio en que se puede dar cierto grado de debate, aunque siempre limitando las opciones. De esta manera las contraculturas son cooptadas por la dominante al generar una apariencia de diversidad y aceptación que en realidad no existe. Para abordar este problema, el método que los estudios culturales utilizan es el de análisis crítico del discurso (ACD). A través de éste se rastrean en el lenguaje, en sus expresiones más cotidianas, el cómo la ideología dominante se difunde y reproduce la situación de dominación no como un discurso ejercido a la fuerza desde arriba, sino desde el cómo opera en los niveles más profundos de la sociedad. El lenguaje y la hegemonía desde la historia. Además de lo explicado, una advertencia central que debemos hacer, es la de que desde ninguna perspectiva las ideas aquí sintetizadas deben ser pontificadas o declaradas inamovibles, tal cosa desde la analítica marxista sería un suicidio. Un complemento que podría hacerse a la obra de Voloshinov podría aludir por ejemplo a la conceptualización que se hace sobre la ideología. Si bien hay un avance implícito, el carácter inaugural de la publicación deja muchos elementos sin precisar. Una definición más elaborada y contemporánea de “las” ideologías es por ejemplo la que aporta Teun van Dijk, quien las define como la base de las representaciones sociales compartidas por un grupo. (van Dijk, 2006: 21). Más allá de las suspicacias que esta definición pueda traer y que sería demasiado extenso analizar aquí, se deriva de la nueva concepción del término, que la dominación ideológica no ocurre por medio de la simple imposición de la clase dominante, sino que esta consiste en la hegemonización de la complejidad ideológica social con el fin de encausarla a sus propios intereses. Al mismo timepo da cuenta de la posibilidad de generar ideologías por los dominados en oposición a los dominantes, introduciendo a los sistemas de creencias en los conflictos sociales y superando la visión clásica que la entiende sólo como una invención de la clase dominante que es impuesta por la fuerza. Como se ve, lo que aquí pretendemos es dar a estas teorizaciones la mayor instrumentalidad posible. En el mismo plano instrumental sostenemos que si bien los Estudios Culturales, así como el Círculo de Bajtín, poseen una orientación de tipo más sociológica, nosotros proponemos aquí aplicar sus teorías a la disciplina de la historia. De esta manera sería posible dar un paso más en la explicación de los procesos históricos desde la interrelación de los elementos que los componen. Esta perspectiva resulta

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particularmente útil para la historia contemporánea, por ejemplo si queremos explicar los procesos de despolitización social y la hegemonía del discurso neoliberal. También afirmamos, ahora con mayor fundamento, aquello intuíamos en la introducción: Si queremos generar un verdadero proyecto social, esto pasa también (y bajo el actual contexto quizás pueda decirse antes que todo) por apropiarnos de la realidad en el plano de lo discursivo. Se hace necesario dar cuerpo a una significación de la realidad que en el plano de lo teórico de cuenta de la complejidad de lo social, que en el plano de lo político sepa interpelar a los sujetos y que en el plano de lo propiamente social genere la conciencia de que las cosas pueden ser de otra manera.

Bibliografía: • Adriana Silvestri y Guillermo Blanck. Bajtín y Vigotski: la organización semiótica de la conciencia. Barcelona: Anthropos, 1993. •

A. Mattelart y E Neuveu. Introducción a los estudios culturales. Barcelona: Paidos, 2004.

• C. Marx, F. Engels. La Ideología Alemana: Feuerbach. Oposición entre las concepciones materialista e idealista. Edición digital.( Primera edición 1846. Pág. 21) •

Raymond Williams. Marxismo y literatura. Barcelona: Península, 1997.



Roland Barthes. El susurro del lenguaje. Barcelona: Paidos, 1987.

• Teun A. van Dijk. Ideología. Una aproximación multidisciplinaria. Sevilla: Gedisa, 2006 (primera edición Barcelona 1999) • Valentín Voloshinov. El marxismo y la filosofía del lenguaje. Madrid: Alianza Cien S.A, 1992 (primera edición 1929) • Valentín Voloshinov. Freudismo, un bosquejo crítico. Buenos Aires: Paidos, 1999 (Primera edición 1927) Artículos: • Stuart Hall. Estudios culturales: dos paradigmas. 1994 (Edición digital disponible en www.nombrefalso.com.ar) • Stuart Hall. La cultura, los medios de comunicación y el efecto ideológico. 1981 (Edición digital disponible en www.nombrefalso.com.ar)

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DOCUMENTO Nº 3 Iconografía referida al Proyecto de Escuela Nacional Unificada (ENU)1

El Gobierno democrático de la Unidad Popular, como experiencia de tránsito al socialismo, requería de un sistema educacional mucho más plural, integral y humanista que el mantenido hasta el periodo. Por ello, se inicia la modificación del sistema de educación regular (Parvularia, General, Politécnica), orientado a fomentar las más altas posibilidades de desarrollo individual, para la construcción de la nueva sociedad. Así, es impulsada La Escuela Nacional Unificada (ENU), con la clara convicción de ser un proyecto de educación permanente, democrática, pluralista, productiva y humanista, para la integración plena del hombre activo en sociedad.

1 caricatura publicada originalmente en revista Chile Hoy, durante el transcurso del mes de marzo del año 1973, nos grafica la construcción de la nueva educación para el desarrollo pleno del trabajador y Chile.

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