Si Te Entregas Al Inconsciente....

  • Uploaded by: Gabriel Gutiérrez
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SÁBADO, 21 NOVIEMBRE 2009

LA CONTRA 71 años. Tengo dos vidas: dos hijos con la primera mujer y dos con la segunda. Soy de izquierdas. El conflicto político es signo de salud en la sociedad, significa que hay diversidad en este cuarto cerrado que es el planeta. Creo en un dios que se puede racionalizar, que está en todo

“Si te entregas al inconsciente, un ángel habla a través de ti” El hombre que vuela

E

ÀLEX GARCIA

scoja la viñeta de su infancia... La soledad, y a través de ella, el descubrimiento del poder sin límites de la imaginación y de la observación de las cosas: una mosca, el agua, la hierba..., todo. ¿Y por qué esa soledad? Mi infancia fue muy plácida, pero era hijo único de adultos que trabajaban y pasaba mucho tiempo solo. Descubrí el poder del dibujo muy precozmente, con cuatro años. Mi primera lectora fue mi abuela, una mujer sencilla y buena; fue tan entrañable su reacción que aquel primer halago fue la raíz de toda mi historia como dibujante. Nuestra vida está trazada por pequeños acontecimientos... Eso creo. El dibujo me abrió al mundo y a mi propio interior. Yo era muy introvertido. Crecí en los suburbios de París y aterrizar en la escuela de arte representó un cambio total. Tenía problemas para adaptarme y conquistar el reconocimiento de los otros jóvenes, cuyo estatus social era más elevado. ¿Tuvo que cambiar? Sí, la manera de cortarme el pelo, de vestir. Era un cambio de clase social. ¿Y le gustó? Estaba fascinado. En las casas de mis ami-

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Por sólo

9,95€

Décima entrega: sábado 21 o domingo 22

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gos había parquet y bonitos muebles. En casa era todo caótico y mis abuelos era campesinos, preciosos, pero de otra manera: más espirituales que espectaculares. ¿No le decepcionó aquel nuevo mundo? Sí y no. Comprobé que la clase modesta es más auténtica y afectiva, pero las formas son mejores en la clase adinerada. Y no se puede volver atrás, a los pocos meses la calidad estética se convierte en la norma. Pero no sucumbió a ello. Tengo dos aspectos como tengo dos firmas: una gran capacidad de bucear en mi interior y también una buena capacidad de comunicar; no me da miedo el otro. ¿Eso lo aprendió entonces? Aprendí algo esencial que ha constituido mi filosofía de vida: el error, la imperfección, es lo que nos permite abrirnos para cambiar y conocer al otro, porque la fuerza (la intelectual, la física, la de seducción) cierra, levanta un velo y deja fuera al otro. Al fuerte sólo le salva un agujero en el velo. Los otros entran en nosotros como el agua, que nunca sube, siempre fluye hacía donde no hay impedimentos. Usted es fuerte, hace y dice sin miedo. Sí, porque la capacidad de comunicación da la fuerza. Pero aunque no sea el mismo de hace veinte años, la debilidad ha viajado

Sus cambios de nombre, de Giraud a Gir y a Moebius, han cambiado la historia del cómic. “A finales de los 60 decidí cortar con la tradición seria del cómic para niños. Fue mi manera de hacer política. Moebius es la llave que me abre otra manera de ser”. Ahora, este artista que no sólo ha participado en los diseños de películas míticas de ciencia ficción, sino que también ha sido la referencia visual para obras como Blade runner, sorprende publicando sus diarios personales narrados en forma de historietas. En Inside Moebius (Norma Editorial), que se presentó en la Fnac, conversa con sus yoes de diferentes edades y sus personajes sobre los avatares de su vida y, así, Moebius vuela de nuevo.

VÍCTOR-M. AMELA

IMA SANCHÍS

LLUÍS AMIGUET

conmigo, y tal vez ese es mi talento: aceptar la debilidad y la imperfección. ¿Qué más ha aprendido? Estoy aprendiendo ahora la última lección, la de desaparecer físicamente pedazo a pedazo. Mi ojo izquierdo –tengo cataratas– es otro ojo, y tengo que vivir con ello. Y tal vez el año próximo sea el ojo derecho. Lo mismo ocurre con el pelo, los dientes, la fuerza… Espero mantener la capacidad de pensar y de hablar, pero es imposible saberlo. ... Mi madre tiene 98 años y vive en un sueño impenetrable: la mirada perdida durante horas. Se ha convertido en otra. Pero eso es parte del aprendizaje; yo leí mucho a Castaneda y la búsqueda del guerrero espiritual. ¿Las pruebas de la vida? Sí, todas esas batallas importantes: la del miedo, la del poder... La última es la batalla de guardar la conciencia intacta hasta el final. Y todavía no sé si es algo que depende de la voluntad o es un regalo genético. ¿Qué dice su madre? Mi madre no es una guerrera consciente, fue una guerrera de la supervivencia, pero no tenía la conciencia de una bruja. ¿Usted sí? Trato. ¿Qué ha conquistado? Que usted esté aquí: cada pregunta suya es una victoria, el resultado de mi trabajo para conquistar el interés. Ser entrevistado es un privilegio que nadie conoce en la vida normal; es un requerimiento de autenticidad. ¿Cómo ha convivido con su arte? He tenido la certeza de que mi dibujo era algo sin límites y único, un regalo que me ha dado la posibilidad de crecer, la conquista de algo interior, metafísico, mágico; pero, a la vez, todo ha sido muy confuso. En su búsqueda de la magia interior, su estancia en México debió de ser importante. Sí, descubrí la posibilidad de conquistar el éxtasis. Volar es la metáfora: elevarse al paraíso de los artistas.Y descubrí la marihuana como herramienta de conocimiento. ¿Por qué ha decidido dejarla? A partir de cierta edad se convirtió en herramienta de confort, como los viejos en Marruecos que fuman porque ya no importa. ¿Qué le ha sorprendido en la vida? Mi propia capacidad para percibir la belleza en el otro, en un paisaje, en el arte. Está en todas partes, pero es difícil abrir los ojos porque tenemos la necesidad de juzgar y de escoger: esto lo quiero y esto no lo quiero. En la comunicación percibimos de manera misteriosa sus distintos niveles, cosas buenas y malas; pero el nivel de la maravilla es algo que intento atesorar. ¿Qué quiere contar? Me gusta mucho hacer cosas sin motivo y con confianza total en el inconsciente, porque creo que hay un ángel (otro nivel de conciencia) que habla a través de nosotros; pero la utilidad me hace perder las alas, así que todo lo que hago es inútil. IMA SANCHÍS

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Moebius (Jean Giraud), autor de cómic y del diseño de ‘Alien’, ‘Abyss’, ‘Dune’, ‘El quinto elemento’

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ROSER VILALLONGA

“Con los años pierdes vista y ganas visión” Tengo 73 años y ya no estoy obsesionado con ser perfecto. Nací en el cinturón de París. Casado: dos hijos, Rafael, 12, y Náusica, 6. Soy un agnóstico muy religioso: la religión es una forma de vida. Aspiro a ser planetario, algo que preconiza la ciencia ficción: todos somos terráqueos. He participado en el Festival eme3Density de Barcelona

CREADOR GRÁFICO: “ALIEN”, “ABYSS”, “DUNE”...

MOEBIUS HISTORIETADOR

ciones... la paz. Dejar que las cosas fluyan y tú con ellas. –Usted para muchos es un dios del cómic, del cine y de la ciencia ficción. –Lo sé y lo temo. Me preocupa y lucho contra esa autosatisfacción que paraliza. –¿Cómo? –Trabajo. –¿En qué? –Hummmm. He estado hablando con Jerónimo y Bin Laden. Tienen cosas en común, el mismo enemigo, América, y yo los he traído a mi despacho. Por encima del hombro miran lo que dibujo y discutimos. –Ya veo que está muy ocupado. –Sí. Trato de acercar los recursos expresivos del cómic a la literatura. –¿La cree superior? –La escritura es droga dura. Yo me propongo avanzar en los recursos literarios del cómic: ahí está la frontera. Por eso dibujo esa especie de dietario personal en el que aparecen esos personajes de actualidad o de la historia que dialogan conmigo. –¿De qué hablan? –Del mundo, la creación, el arte... La vida. Lo que me preocupa. –¿También de ciencia ficción? –En absoluto. La ciencia ficción fue la obra de un puñado de visionarios que dotaron a la humanidad –por fin– de una conciencia planetaria. La tierra era la gran protagonista de sus historias. –Hombre, no todo era bueno. –Lem, Bradbury, Asimov... Los grandes escritores de ciencia ficción eran revolucionarios. Crearon conciencia de especie, de seres humanos, recuerde, de “terráqueos”. Esa conciencia es hoy la que anima a ONG transnacionales, transraciales, transreligiosas, sin fronteras, humanas, de nuevo, “terráqueas”. Y eso se lo debemos a la ciencia ficción. –¿Antes no la había? –Tal vez en Europa hubiera un puñado de

La historia puede mentir y convertir en héroes a auténticos sinvergüenzas, pero la historieta, no. En la historieta un héroe no nos traiciona: ¡Shronk!, ¡splassshh! ¡jaaamás! Durante los cincuenta años en que ha dibujado sus héroes, Jean Giraud (Moebius) se ha exigido a sí mismo lo que pedía al teniente Blueberry: bondad y fuerza, astucia y compasión, energía y templanza. Y ahora me cuenta lo que ha sufrido. Pero observo en su rostro y su cuerpo ágil y su charla aún cargada de ambición que a Moebius le quedan un montón de historietas, las mejores, por dibujar. ¡Adelante! Mañana en “la contra” estará Jodorowsky, el mejor guionista de Moebius y otro héroe de los de verdad, de los de historieta (continuará)

iluminados que pensaran como especie humana, pero hoy somos ya decenas de miles. –Y estamos asustados. –Los depredadores son globalizadores, pero también quienes queremos resistir y salvar el planeta. La agresión es global, pero la resistencia también. Y también el terrorismo, como por desgracia acabamos de ver. –¿Y usted? –Mi lenguaje es universal y mi actitud espero que también. Trabajo por y para la humanidad siempre que la humanidad esté interesada, claro. –¿No le asusta la presión? –Creo que el sujeto creativo antes pensaban sólo en su país, en su lengua, en su entorno y nosotros hoy debemos hablar para todos los seres humanos. Pero es cierto que para sentirme libre creando es mejor pensar cuando dibujo que no lo voy a publicar... –Por ejemplo. –Yo fumaba marihuana y lo dejé. Y no es que crea que la marihuana usada con tino perjudique, sólo que decidí dejarlo. Escribí un diario sobre cómo lo dejaba, desde luego impublicable. Es como los pequeños carnets que dibujo en mis viajes. Son impublicables, por eso los dibujo. –Luego se publican. –Sí, pero luego. Cuando los hago no son para publicar. Y eso me permite sentirme libre. ¿Sabe?, creo que las mejores páginas de la literatura están en esos diarios que han sido quemados, escondidos, rotos, por grandes escritores tal vez anónimos. –¿Usted no rompe nada? –Yo amo demasiado mis dibujos para eso. Pero sólo los pude crear porque dibujaba pensando que jamás los vería nadie. Sólo desde el refugio del anonimato pude alcanzar la sinceridad. Y cuando dedicas tu vida a alcanzar esa sinceridad, como yo he intentado en el cómic, entonces vale la pena.

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LLUÍS AMIGUET

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emasiado joven para morir pero... ¿demasiado viejo para el cómic? –Todo lo contrario: con los años tal vez pierdes vista, pero ganas visión. –¿En qué lo nota? –La edad me ha dado nuevas facultades de percepción que espero que mejoren mi trabajo. Además, creo que la creatividad entra ahora en un periodo espero que sublime. –¿Por qué? –A mi edad avanzamos hacia el auténtico proyecto del ser humano, el último periodo de transformación. –Me imagino el final. –Es el morir, algo precioso. –Le veo aceptando lo inevitable... –Hasta los 55 yo estaba convencido de que no envejecería. Creía que con ejercicio... –Está usted cachas y ágil. –Me sobran cuatro kilos. ¡Si me hubiera visto en forma! Creía que con deporte, meditación, ascetismo, dieta, siempre estaría joven. Que yo sería una excepción. –¿Vano empeño? –Hummm. El perfeccionismo era una forma de odiarme y de aislarme. Ese sentirte tan bien, tan eficaz, tan superior era peligrosísimo. En realidad, el perfeccionismo nos aleja de los demás, siempre “imperfectos”. Lo vi a tiempo y cambié mi paradigma de vida. –Se dejó ir. –Exacto. Me di cuenta de que ese perfeccionismo era vanidad, desprecio hacia los demás. Y que mejorar la mente es más no hacer ciertas cosas que hacer más cosas que nadie. –Por ejemplo. –Para mejorar la mente, hay que evitar llenarse de basura y no me refiero sólo a la tele, las drogas, el tabaco, el alcohol. Eso que te destruye. También me refiero a encontrar ese placer recóndito que nos espera en la ausencia de pasiones, de odio y deseo, de ambi-

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