Resumen Del Cantar Del Mio Cid.docx

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Resumen del Cantar del Mio Cid Resulta pertinente entonces hacer un breve resumen de cada uno de los tres cantos que componen este legado de las letras antiguas en lengua castellana. A continuación un recuento de lo que sucede en cada una de estas partes en las que se encuentra dividida la historia en ella contada:

Cantar primero, El destierro del Cid Esta obra comienza cuando el Cid es desterrado por parte de Alfonso VI, soberano del reino de Castilla, quien ha dejado que García Ordóñez lo contraponga con el caballero Rodrigo Dias El Campeador. Debido a esto, el Cid decide marcharse de su casa, en compañía de sus parientes y vasallos que fielmente le siguen. No obstante, al marcharse llora de tristeza. En dos ocasiones logran ver una corneja, la cual le brinda augurios distintos, primero buenos, lo que los hace seguir camino esperanzados hacia Burgos, pero cuando llegan a este poblado la ven por la izquierda, por lo que su arribo a esta región está bajo la sombra de un mal augurio. Tal parece que la visión de la corneja estaba en lo cierto, pues apenas entrado en el pueblo, sus habitantes salen a su encuentro, pero nadie le brinda hospedaje. Gracias al testimonio de una niña, el Cid se entera que el Rey se le ha adelantado, enviando una comunicación a los pobladores para advertirles que aquel que lo hospedara recibiría un gran castigo. Cansado, el Cid decide entrar a la catedral a rezar un rato, y luego busca un lugar en el campo dónde descansar. Sin embargo, y a pesar de la advertencia, Martín Antolínez se compadece del Cid y sus acompañantes, dándoles comida. A conciencia de que será castigado por tal afrenta al rey, decide pedirle al Cid que lo acepte como parte de sus vasallos. El Cid acepta complacido por la valentía que ha mostrado este hombre. Así, lo invita también a participar en el engaño que él y su comitiva pretende realizar, para hacer dinero falso y engañar a los judíos.

De esta manera, Antolínez toma parte activa del engaño planeado por el Cid, por lo que va donde los judíos a contarles cómo el Cid ha sido enviado al destierro por robar gran cantidad de oro. También les dice que el Cid quiere dejar la fortuna a resguardo por al menos un año, pero a cambio exige una garantía de 600 marcos. Maravillados, los judíos deciden aceptar el trato. Con la plata, el Cid va a despedirse de su familia, la cual se queda en un monasterio, donde paga 150 marcos para que se encarguen de su mujer, hijas y vasallos. El Cid parte con la promesa de que regresará para casar a sus hijas. Con la fiel decisión de recuperar su nombre y posición, el Cid marcha sobre Alcocer, venciendo al rey moro que manda sobre Valencia.Como muestra de su lealtad, el Cid le envía treinta caballos al Rey. El soberano los acepta, pero decide continuar molesto con el Cid. Luego, el Cid derrota y vuelve prisionero al Conde de Barcelona, al cual libera, quedándose con todas sus pertenencias.

Cantar segundo, Bodas de las Hijas del Cid El Cid decide seguir su camino contra Valencia, en donde resulta vencedor nuevamente, atacando este territorio en manos moras. Igualmente, el Cid llena de regalos al Rey de Castilla, lo que da inicio a un camino hacia la reconciliación entre este soberano y el Cid. Así mismo, como premio a su valentía, el Rey le permite al Cid que su familia se traslade hasta Valencia a reunirse con este nuevo héroe de Castilla. También designa que las dos hijas del Cid contraigan matrimonio con los infantes de Carrión. No obstante, para el Cid esto es un revés en sus planes, pues no está del todo tranquilo con el linaje y comportamientos de estos soberanos. De todas formas acepta, no sin antes manifestar su descontento y depositar el peso de esta decisión sobre el Rey Alfonso VI.

Cantar tercero, El Cantar de la afrenta de Corpes

La primera parte de este cantar versa sobre las fechorías y actos de avaricia practicados por los infantes de Carrión. Incluso, el narrador refiere a la inmensa cobardía que presentan estos individuos como guerreros, quienes inventan la excusa de tener que irse de Valencia rumbo a sus tierras, a las que deben supervisar, sólo para no entrar en batalla. Parten en viaje, pero en el bosque deciden vengarse del Cid, por lo que vierten su odio en sus hijas, a quienes azotan, torturan y violan. Totalmente fuera de sí, y recordando el pacto anterior, el Cid pide Justicia para él y su familia. El Rey le responde justamente, y convoca a las cortes que hacen vida en Toledo. El fallo es sorprendente pues la condena es el derecho del Cid a batirse en duelo con los infantes de Carrión. El Cid sale victoriosos, ajusticiando a aquellos que han deshonrado a su familia. Finalmente, este cantar épico termina con un pasaje donde se anuncia el matrimonio de cada una de las dos hijas del Cid con el rey de Navarra y el rey de Aragón. Bodas estas que llenan de orgullo al Cid, puesto que los nuevos consortes son monarcas, por lo que sus hijas lograron convertirse a su vez en reinas. Imagen: Estatua del Cid Campeador, ubicada en Sevilla, España. Fuente: wikimedia.org

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Primer cantar Con la ayuda de la calumnia y el resentimiento, algunos cortesanos que profesan envidia al Cid logran que el rey de Castilla, Alfonso VI, lo destierre para siempre. Con un gran pesar, Rodrigo deja atrás su país natal acompañado por parientes, entre ellos su leal vasallo Älvaer Fañez. El rey, para hacer aún más complicada la marcha, prohíbe a la gente de los pueblos que lo hospeden, por lo que solo puede dormir acampando a las afueras de la ciudad. Sin embargo, el burgués Martín Antolínez le proporciona comida y le confiere un préstamo, por lo que obtiene dos judíos.

Al día siguiente, el Cid se dirige a sus parientes y les ordena levantar sus tiendas para proseguir su camino hasta el monasterio de San Pedro de Cardeña, donde se encontrará con doña Jimena, su esposa, y sus dos hijas. Al llegar al lugar, donde se reúne con su amada, las emociones se intensifican. Después toma en brazos a sus hijas, aunque posteriormente se separan y el Cid encomienda su familia al abad don Sancho. El Cid inicia su exilio con combates en Castejón y Alcocer, donde son vencidos dos reyes moros, y con el botín de guerra envía un regalo al rey Alfonso. A partir de allí realiza diferentes viajes por la región de Teruel, Lérida y, finalmente, Castellón. Por su parte, el conde de Barcelona decide luchar, pero también sale perdiendo, ya que no solo la batalla sino también la libertad.

Segundo cantar Después de 13 años de destierro y tras derrotar durante ese tiempo al rey moro de Sevilla, Rodrigo envía nuevamente un presente al monarca castellano, quien en agradecimiento permite que se reencuentren con él Jimena y sus hijas. Más adelante, Yúcef de Marruecos se presenta con un gran ejército ante Valencia. EI Cid se pone en marcha y logra derrotarlo. Del triunfo monetario que también adquiere despacha otro regalo al rey Alfonso. Tras recibir reiteradas muestras de fidelidad, el rey de Castilla Alfonso VI acuerda un encuentro y le cede su perdón de forma pública. El monarca, para demostrar su confianza al Cid, le pide que case a sus hijas con los infantes Diego y Fernando de Carrión. El Cid, aunque no se encuentra muy satisfecho, acepta la petición y organiza el doble matrimonio.

Tercer cantar Los infantes, a causa de su mal comportamiento durante la batalla contra el rey Búcar, a quien derrotaron, dejan muy mala impresión ante la corte de Valencia. Al sentirse objeto de burla, la rabia hace mella en ellos y deciden trasladarse hasta Carrión junto con sus mujeres. Sin embargo, durante el camino, deciden parar la travesía y descargan su ira contra sus esposas. Las golpean hasta dejarlas bañadas en sangre, inconscientes y abandonadas. Ellas, más tarde, son encontradas por Félix Muñoz, quien las lleva de vuelta con su padre y éste pide justicia por lo sucedido. Los infantes son llamados a duelo para resarcir el honor del Cid, y son derrotados y deshonrados al mismo tiempo.

La obra llega a su fin con el segundo matrimonio de las hijas del Cid, el cual ve aumentar su honra debido al ser entregadas a los infantes de Navarra y de Aragón. Esta obra literaria ha recibido innumerables méritos por su estructura y rima. Además, cuenta con un tiempo narrativo impecable. Es importante destacar la minuciosidad y el realismo en la descripción de costumbres, armas, viviendas y vestimentas.

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