PLANTAS EN EL ACUARIO ¿UN MISTERIO? Texto: Faramarz Hayrapetian Fotografías: Ángel Garvía y Juan Carlos Palau Díaz
Foto: Ángel Garvía ©
Hay poca gente a la que no le guste un acuario bien plantado, ya sean aficionados a la acuariofilia o simplemente “mirones”, pero desgraciadamente son muy pocos los que se atreven a darse el gusto de tener un micro-jardín sumergido, en muchas ocasiones por tener una vaga idea de que es imposible, o que es para gente muy experta, o simplemente con la excusa de que “a mí se me mueren las plantas”. Si prestamos atención a la frase: “plantas sanas están en acuarios sanos”, podemos afirmar que en la mayoría de los acuarios sin plantas (por no decir en todos) los parámetros físico-químicos del agua, por lo menos en parte, no están dentro de los límites aceptables. Por esto, tanto a quien le gusten los acuarios con plantas como a aquellos grupos minoritarios a quienes las plantas no les atraen (hay que admitir que hay gustos para todos), todos pueden aprovechar el excelente laboratorio de análisis del agua que significa la
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simple incorporación de algunas plantas como parte de la decoración del acuario. Pese a que la literatura específica acerca de las plantas acuáticas es muy escasa y las fichas técnicas sistemáticas publicadas en libros, atlas, revistas y folletos de las marcas comerciales solo pueden ser útiles para quien ya sabe, hay que admitir que últimamente el aficionado dispone de más de un libro relacionado con el tema, lo que significa un aumento de la demanda por parte de los interesados. A través de este trabajo intentaré despejar la nube de desconocimiento general que enturbia las ideas del aficionado cuando sueña con un acuario lleno de vida, tal como dibujan el paraíso prometido. Por esto debemos recordar una vez más que las plantas son seres vivos y como tales tienen que comer, respirar, disfrutar, protegerse de los enemigos, de las enfermedades, etc. Si hay todavía quien piensa que comprando “algunos tallos verdes” en una tienda, llevándolos a un acuario cualquiera, que contiene un montón de peces cualquiera, con una calidad de agua desconocida, con una luz cualquiera y cree que tan solo por capricho se puede tener un acuario con plantas, ya es hora de despertarse y ahorrar tiempo y dinero. Los factores más importantes que nos aseguran el éxito para conseguir un acuario con plantas en perfecto estado son:
- Controlar la cantidad y calidad de aquellos macroelementos y oligoelementos indispensables para el crecimiento de la planta. - Mantener correcto y estable el nivel de CO2 en el acuario de tal manera que cubra las necesidades de la planta sin perjudicar la respiración de los otros inquilinos del acuario. - Mantener el nivel de oxígeno disuelto en el agua al máximo posible. - Ofrecer una luz adecuada, tanto en calidad como en cantidad (potencia y tiempo). - Ofrecer un agua de alta calidad en cuanto a la transparencia y ausencia de sustancias perjudiciales. - Controlar la temperatura dentro de rangos aceptables para cada especie y asegurarse que las capas superiores del agua no estén más calidas que en la base. - Controlar los valores de pH y dureza del agua según las exigencias de cada especie. - Evitar las molestias, ya sean por parte de los peces (aquellos que muerden las plantas), caracoles, corriente del agua, sombra de otras plantas, etc. - Aprender como intervenir en cada fase de la vida de la planta.
- Correcta elección de una planta adecuada y sana. - Transporte apropiado de la planta hasta el acuario. - Plantar correctamente y hacerlo en un lugar conveniente.
CORRECTA ELECCIÓN DE UNA PLANTA ADECUADA Y SANA Desgraciadamente, tanto en las listas de los exportadores, importadores, criaderos nacionales, como en las tiendas especializadas y hasta en
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algunos libros aparecen juntas indiscriminadamente plantas verdaderamente acuáticas con plantas totalmente terrestres, cosa que hace aun más difícil la elección del aficionado cuando busca algo bonito para su acuario. Como se puede entender, es absurdo tener la esperanza que no se pudra, por ejemplo, un Acorus sp.. o un Spathiphyllum wallisii, en permanente estado sumergido y tampoco es raro ver a la venta los típicos “potos” como plantas para acuario dentro del comercio “especializado”.
reacción inmediata como sucede con los demás animales, se llega a olvidar que necesitan tanta delicadeza en su manipulación y transporte como cualquier otro ser vivo. La mejor manera de empaquetar para su transporte a la mayoría de las plantas acuáticas es envolverlas suavemente en unas hojas de papel periódico, mojar el conjunto y meterlo en una bolsa de plástico, de tal manera que no puedan secarse. Según la estación del año también deberemos evitar que el paquete se mantenga a temperaturas muy diferentes a las que exige la planta en condiciones normales.
Las fichas técnicas que habitualmente se ven en libros y revistas pueden servir para elegir una planta que se ajuste a las condiciones de temperatura, pH y GH de nuestro acuario, pero no hay que olvidar que para comprar una planta sana debemos recurrir a aquellos establecimientos que tengan instalaciones adecuadas para mantener dicha planta desde que la reciben hasta que la venden y hay que rechazar aquellas plantas que muestren síntomas tales como la base oscurecida, raíces medio podridas, hojas con manchas y agujeros o pobres de hojas. Lo mejor sería que, en un principio, apostásemos por plantas de tallo y de crecimiento rápido, tales como: Higrophila polisperma, Higrophila difformis, Limnophila sessiliflora, Cerathophyllum demersum, etc. y una vez que nos hayamos asegurado de las correctas condiciones del acuario (hay que ganar terreno a las algas), poco a poco vayamos introduciendo cualquier otra planta adecuada cuyo crecimiento no sea tan rápido.
TRANSPORTE APROPIADO DE LA PLANTA HASTA EL ACUARIO Debido a que las plantas cuando se rompen no gritan o cuando se las maltrata no tienen una
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posible exceso de raíces de más de 4 o 5 centímetros de longitud. Elegiremos un lugar correcto para dicha planta, teniendo en cuenta sus necesidades de espacio, luz, tranquilidad respecto a la corriente del agua y su tamaño cuando crezca. Luego efectuaremos un hoyo en la gravilla del fondo e introduciremos en él las raíces de las plantas (si las tiene), asegurándonos que no queden dobladas hacia arriba, y luego taparemos el agujero. Las plantas que por estética se plantan en grupo (por ejemplo Cabomba spp.) deben tener por lo menos un centímetro de distancia entre los tallos. Los tubérculos (como los del Aponogeton spp.) y los bulbos (como los de Crinium spp.) nunca deben estar completamente enterrados. Las plantas con “raigambre” (como Echinodorus spp.) solo deben enterrarse hasta el cuello de la raíz. Algunas plantas son excepciones en cuanto a la plantación, pues sus raíces no deben enterrarse en la gravilla. En estas ocasiones fijaremos las raíces a una piedra, raíz (madera decorativa) de forma suave mediante un poco de hilo. La más común de estas excepciones es Microsorium pteropus, más conocido como “Helecho de Java”.
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PLANTAR CORRECTAMENTE Y HACERLO EN UN LUGAR CONVENIENTE En esta fase retiraremos la maceta y cualquier material extraño que pueda venir, ya sea como relleno o como base para enraizamiento usada por los invernaderos de cultivo, limpiaremos las raíces de posibles partículas en putrefacción, hojas en mal estado, posibles algas y/o puestas de caracoles y cortaremos (con unas tijeras bien afiladas) aquellas raíces muy viejas y también el
CONTROLAR LA CANTIDAD Y CALIDAD DE AQUELLOS MACROELEMENTOS Y OLIGOELEMENTOS INDISPENSABLES PARA EL CRECIMIENTO DE LA PLANTA Las plantas, como cualquier otro ser vivo, para realizar sus procesos metabólicos y completar su desarrollo dependen de una larga lista de elementos, a los que de manera muy global se les llama “abono”. En general, un abono completo debe tener aquellos elementos esenciales que las plantas
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consumen en grandes cantidades, como Nitrógeno, Fósforo, Potasio, que son clasificados como “Macroelementos” y una extensa lista de elementos que son absolutamente necesarios para la vida de la planta, pero en cantidades muy pequeñas (elementos traza), como Hierro, Magnesio, Molibdeno, Boro, Manganeso, etc., a los que se denomina “Oligoelementos”. Estos deben estar presentes en forma que sean asimilables por las plantas y en cantidades exactas, pues en muchos casos el exceso de un elemento impide la absorción de otro, por lo que el resultado final sería desastroso. En el caso de las plantas en un acuario abonar correctamente consiste en equilibrar todos los elementos esenciales para ellas, reduciendo aquellos que se acumulan en exceso dentro de un acuario (por ejemplo: Nitratos y Fosfatos) a niveles aceptables y añadiendo otros que no suele haber mediante un buen abono especialmente formulado para la acuariofilia. En muchas ocasiones es recomendable incorporar un “Suelo nutritivo” en el momento de montar un acuario nuevo como fuente duradera de muchos elementos esenciales. Pero aunque tengamos este tipo de sustrato, o agreguemos de vez en cuando abonos en forma de pastilla, o bolas de arcilla tropicales, etc., deberemos también utilizar, con mayor o menor frecuencia, un buen abono líquido ya que, en primer lugar, no todas las plantas acuáticas son capaces de extraer sus nutrientes del suelo y, en segundo lugar, porque con el tiempo los elementos nutritivos se reducen o se agotan por completo, sea cual sea la composición del sustrato. Recuerdo a los aficionados que en el mercado especializado existe una amplia gama de “Tests” específicos de fácil uso para poder medir la concentración de los elementos de mayor
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importancia, tales como: Dureza total (GH), dureza carbonatada (KH), pH, Hierro (Fe3+), Nitratos (NO3-), Fosfatos (PO4 3-), Cobre (Cu 2+), etc. Por lo tanto, medir y ajustar dichos elementos entre límites aceptables no es una labor imposible.
tendencia a subir a la superficie. En el segundo caso aumenta la frecuencia del ritmo de respiración y los peces muestran tendencia a subir hacia las capas superficiales del agua.
MANTENER CORRECTO Y ESTABLE EL NIVEL DE CO2 EN EL ACUARIO DE TAL MANERA QUE CUBRA LAS NECESIDADES DE LAS PLANTAS SIN PERJUDICAR A LOS OTROS INQUILINOS DEL ACUARIO
En el medio acuático hay tres parámetros, la concentración de CO2, el KH y el pH, que están relacionados de tal manera que si ajustamos dos de ellos, el tercero quedará fijado en un valor determinado. La Tabla 1 refleja estas relaciones y puede ser útil para orientarse.
Teniendo en cuenta que el “Carbono” es uno de los elementos más substanciales de los que constituyen el tejido de una planta - precisamente es el elemento que caracteriza a las sustancias orgánicas - podemos darnos cuenta de la importancia que tiene el CO2 como fuente de este elemento para la vida de los vegetales. En condiciones normales éstos lo consiguen aprovechando el producto de la respiración de otros seres que viven en su entorno, pero en un medio tan limitado como un acuario esta fuente de suministro de CO2 no cubre de manera constante y suficiente las necesidades de las plantas que viven en él. A pesar que la presencia de CO2 en un acuario con plantas es indispensable, hay que tener en cuenta que concentraciones superiores a 25 mg/l pueden ser letales para los demás seres vivos que respiran en el agua, por lo que sería muy poco inteligente añadir CO2 sin tener un control permanente sobre su concentración.
NOTA: Los síntomas de envenenamiento por exceso de anhídrido carbónico son muy distintos de los producidos por la falta de oxígeno. En el primer caso los peces comienzan a demostrar una inquietud desequilibrada, una mayor lentitud en los movimientos, una reducción de la frecuencia en el ritmo de su respiración y no muestran
La solución más lógica para obtener una determinada concentración de CO2 consiste en ajustar el valor de KH (entre 2º a 6º dKH, según el pH que se desee) y fijar el pH en el valor deseado. Luego, y durante varias semanas, mediante un test permanente de CO2 controlaremos a distintas horas del día si en realidad nuestro acuario sufre o no de un déficit de este elemento esencial. Si se observa un déficit de este gas, o una inestabilidad exagerada de los otros dos parámetros (KH y pH), se deberá añadir CO2 mediante un método fiable. (Ver tabla al final de este artículo)
MANTENER EL NIVEL DE OXÍGENO DISUELTO EN EL AGUA AL MÁXIMO POSIBLE (SIN SOBRESATURACIÓN) A pesar que en teoría las plantas solo necesitan oxígeno durante la noche (fase oscura), hay que tener en cuenta que existen numerosos seres vivos en el acuario (peces, microorganismos aerobios, etc.) cuya vida depende de este elemento - y su muerte, de manera directa o indirecta, perjudica a las plantas - por lo que se puede entender que la presencia de este gas, tanto de día como de noche, es vital. Sabiendo que, en condiciones normales de presión y temperatura (1 atmósfera y 25ºC), la
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solubilidad del oxigeno en agua es de tan solo unos 8 mg/l, teniendo en cuenta que la concentración mínima aceptable para el bienestar de los seres acuáticos es de 7 mg/l (y nunca por debajo de 5 mg/l), tan solo a 1 mg/l por debajo de la saturación, y por otro lado tampoco hay que olvidar que, en un acuario biológicamente equilibrado, los microorganismos consumen hasta un 30% del oxígeno disuelto en el agua, no hace falta dar muchas vueltas para afirmar que debemos tener un acuario bien oxigenado para conseguir un medio sano y, por lo tanto, plantas sanas. Otro asunto a tener en cuenta es que a pesar que las raíces de las plantas deben estar en un medio oxigenado para evitar la formación de zonas anaeróbicas (en tales condiciones las raíces se pudren), una sobresaturación de oxígeno (potencial REDOX alto) puede conducir a la formación de óxidos insolubles de algunos oligoelementos (por ejemplo hierro, fósforo, etc.) con el consiguiente perjuicio para las plantas.
OFRECER UNA LUZ ADECUADA, TANTO EN CALIDAD COMO EN CANTIDAD (POTENCIA Y TIEMPO) A pesar que en cualquier libro, revista, etc., que trate sobre las plantas acuáticas se habla de la importancia de la luz, aun sucede que la mayoría de los aficionados (tanto noveles como veteranos) cuando echan cuentas acerca de la luz aconsejada para su acuario terminan por decir “¡qué exageración!”. Si se posee una mente más abierta y se tiene en cuenta que valores entre 20.000 a 60.000 lux son los habituales en las zonas tropicales (origen de la mayoría de nuestras plantas de acuario), nadie se asusta de poner entre unos 0,3 w/l a 1 w/l de potencia si se usan tubos fluorescentes.
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Lógicamente la potencia apropiada para cada caso dependerá de las especies de plantas, de la altura del acuario, de la existencia de tapa en el acuario y su grosor y/o su transparencia, de la nitidez del agua, etc. Los acuariófilos más antiguos (de 18 años hacia atrás) combinaban los tubos tipo Grolux (en aquel momento era la única solución) con los llamados “Luz de día”, pero hoy en día, con tantas opciones actuales y mejoradas, recurrir a la receta antigua es perder dinero y energía. En este momento, las lámparas HQI y HQL fabricadas para cubrir las necesidades de las plantas, técnicamente han barrido a todas las alternativas anteriores. Con una elección correcta de luz (en calidad y potencia), manteniéndola encendida aproximadamente unas 12 horas (entre 11 a 13) diarias y a intervalos similares - por lo que es útil el uso de un reloj programador y sustituyendo los tubos fluorescentes cuando se agota su vida útil (entre seis meses y hasta un año, para la mayoría de ellos), cubriremos esta parte de las necesidades de las plantas.
NOTA: Es un error pensar que se puede sustituir poca luz con mucho tiempo, o sea si en lugar de dos tubos y 12 horas ponemos uno y 24 horas, no cubriremos la demanda energética de la planta y además alteraremos su metabolismo.
Si aparecen algas, deberemos buscar el origen en otro lado y no echar la culpa a la luz, pues ésta constituye solo uno de los factores por los que aparecen las algas. El exceso de algunos materiales (fosfatos, nitratos, silicatos, etc.), la falta de otros (oligoelementos, CO2, etc.) o una calidad inadecuada de luz, entre otros muchos pueden ser los culpables directos o indirectos de esta invasión.
Al no tener las plantas un crecimiento óptimo, las algas ganarán terreno.
Foto: Ángel Garvía ©
OFRECER UN AGUA DE ALTA CALIDAD EN CUANTO A LA TRANSPARENCIA Y AUSENCIA DE SUSTANCIAS PERJUDICIALES Un agua de alta calidad, por lo menos en nuestra afición, debe cumplir con dos requisitos. En primer lugar deberá ser totalmente transparente, para lo que hará falta un filtro mecánico potente, y en segundo lugar deberá estar libre de materias perjudiciales. Los datos que deberían controlarse con frecuencia son: concentración de fosfatos casi cero, de silicatos cero, de amoníaco/amonio cero, de nitritos cero, de nitratos menor de 10 mg/l. Para obtener esta calidad, tanto el origen del agua como una buena filtración biológica, junto a frecuentes cambios parciales de agua (aproximadamente de 1/3 del volumen total semanalmente), tienen vital importancia.
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NOTA: Hay que recordar que los filtros llamados “Biológicos”, tanto de placa como el secohúmedo, no son recomendables cuando nuestro objetivo es el de tener éxito con las plantas, pues el primero, por oxigenar demasiado las raíces y efectuar un lavado constante de las mismas, es incompatible con el crecimiento de una gran mayoría de las más bellas plantas del acuario (las que se alimentan mediante sus raíces, como por ejemplo Cryptocoryne SP.), y el segundo, por desprender el CO2, realiza una función contraria al trabajo de un aparato de CO2.
CONTROLAR LA TEMPERATURA DENTRO DE RANGOS ACEPTABLES PARA CADA ESPECIE Y ASEGURARSE QUE LAS CAPAS SUPERIORES DEL AGUA NO ESTÉN MÁS CÁLIDAS QUE EN LA BASE Teniendo en cuenta que la mayoría de las plantas acuáticas que mantenemos en un acuario son de origen tropical y subtropical, temperaturas de entre 22º a 24ºC son las más aceptables para ellas y satisfacen las necesidades de una gran parte de los peces. A pesar que parece muy simple mantener dichas temperaturas mediante la incorporación de un termocalentador, en la práctica surgen dos problemas muy comunes, por lo menos en este país donde la temperatura ambiente sufre enormes variaciones según las estaciones del año. El primer problema se presenta cuando la temperatura exterior del acuario está por debajo de la temperatura deseada. En tal caso - y aun más si la base del acuario no está bien aislada - a pesar de la constante circulación del agua, las
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capas inferiores de la gravilla (con una circulación de agua casi nula) tienen una temperatura más baja que el agua del acuario y si la situación continúa da lugar a una anomalía en el metabolismo de las plantas conocida como “enfermedad de los pies fríos”.
sube la temperatura del acuario. En esta situación, que normalmente abarca un período no superior a un mes, deberemos confiar en la madre naturaleza y dar por hecho un aumento en el ritmo metabólico de las plantas, o sea que aumentaremos la luz, el abono y la frecuencia en la renovación del agua, paralelamente con el aumento de la temperatura para intentar igualar las necesidades de las plantas a un ritmo acelerado.
CONTROLAR LOS VALORES DE PH Y DUREZA DEL AGUA SEGÚN LAS EXIGENCIAS DE CADA ESPECIE
Foto: Juan Carlos Palau Díaz ©
La explicación de dicha enfermedad es muy simple, pues la savia de las plantas, como cualquier otro líquido, subirá muy fácilmente desde la raíz hasta el extremo superior de la planta, pero su retorno hacia un lugar mas frío supondrá un mayor esfuerzo. Para evitar este problema existen en el mercado especializado distintos tipos de calentadores, tales como: mantas térmicas, cables térmicos y tubos de serpentín que toman una parte del agua del filtro, la pasan por alrededor del clásico calentador y transportan el agua ya caliente realizando un recorrido por debajo de la gravilla antes de mezclarse otra vez con el agua del acuario. El segundo problema surge cuando la temperatura exterior aumenta y por lo tanto, a pesar que el termocalentador esté desconectado,
Este punto creo que está suficientemente claro pues es similar a la forma de actuar para elegir un pez para nuestro acuario. Siempre deberemos escoger plantas cuyas exigencias relacionadas con la dureza del agua y el pH sean similares (sin olvidar las exigencias de los peces que convivirán con ellas) y, mediante tests específicos y diferentes métodos - naturales o artificiales -, controlar dichos parámetros para que sean estables, pues a pesar que la mayoría de las plantas se adaptan a un amplio rango, su adaptación tiene un límite y ésta debe efectuarse en largos período de tiempo (en ocasiones hasta unos meses).
EVITAR MOLESTIAS A LAS PLANTAS Dichas molestias pueden provenir de una simple sombra de otra planta que impide la llegada de suficientes rayos de luz, del aburrimiento de un pez determinado que se entretiene con una planta por ejemplo la “Botia payaso” con las hojas de “Echinodorus sp.”, a las que simplemente agujerea, lo justo y necesario para fastidiar -, de la presencia de algunos caracoles, de una excesiva corriente de agua para aquellas que quieren
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tranquilidad o de un agua estancada para aquellas que gustan de una ligera corriente. Tampoco hay que olvidar a los peces herbívoros natos, o a los que son simplemente mordedores de plantas, pues sería lo mismo que intentar tener un invernadero con un rebaño de cabras dentro. Por lo dicho se puede ver que es indispensable una información detallada sobre el comportamiento de cada pez antes de comprar cualquier inquilino para el acuario. Aprender como intervenir en cada fase de la vida de la planta A pesar que este punto podría llegar a constituir un completísimo artículo por sí solo, debo mencionar que haría falta una información individualizada sobre la vida completa de cada especie que tengamos en nuestro acuario para poder hacer las intervenciones necesarias, tales como multiplicaciones, podas, descanso de los bulbos, etc., pues la intervención del aficionado como jardinero en este micro-jardín subacuático - tanto por estética, como por saneamiento, etc.- es de fundamental importancia. Una vez terminado este extenso artículo se puede ver que no hay nada de misterio, solo hacen falta ganas y gusto (y tal vez algunas otras cositas más) para disfrutar de un paisaje natural hecho por uno mismo.
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KH
pH 6,9
7,0
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5
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6,5
6,6
6,7
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10
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17 21
3,0 3,5
7,0
7,1
7,2
15 20 30
7,3
7,4
7,5
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Contenido en CO2 en mg/l Tabla 1 - Para confeccionar esta tabla se han seleccionado los valores de CO2 comprendidos entre 5 y 20 mg/l ya que estos son los que cubren los requerimientos de las plantas acuáticas. Una cantidad de CO2 menor de 5 mg./l. sería insuficiente para su desarrollo y una cantidad superior a 25 mg./l. es letal para los peces. Por lo tanto, la zona en blanco a la izquierda de la tabla representa un exceso de CO2 y la de la derecha un déficit de CO2.
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