Piaget Los Dos Problemas Principales De La Epistemologia

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r.P1STE)lOI.cdA DE LAS CIE:,CIAS JIliilIAK\S

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LOS DOS PROBLElvfAS PRINCIPALES

DE LA EPISTEMOLOGLA DE LAS CIENCIAS

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sus procecllmlento5 de COIV)('lI1',l(,U10 pllcclcl1 lisis epistemolC'gico con los mismo$ tit,tlos C]tlC los de la {(:lica 0 que los de ins Por olr3. parte, ~in lli7.ilCi6n del ser vivo c,la en c-[ rll.m to de cognosc(!nte, c1esde que el cr)J'locirnienlo consti!tlyc) en su

de relacion entre cl sujcto y los ob jctl)S, 1.m caso particula \' de k~5

intcrc(Jrnbio5 ei1tre cl org::mismo y Sil medic., etc., ele' mnnera que

todo' nnfiJisi5 hiril6i~jco (~e bs c~;trllC:ttiras fllnd~l11cn lvJes de In. \,icia

es de t;}l lliclole," que c6ildic.!(lna'.l0s· <.IllaJisis er)istci']1()16gico~ el1

general ;Ia CI)isfeYnolcigi::t del bi6!i1t~o y la del set vivo, , como .s~\.

jete 0 CClrii6 lucnte de "siljetb", C:ori'cspoilden, p'61~ 10' tanto;' .::( clos nrobicITllls' e i~:u;3.lrncnte c~enciales.

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mucho' mejor eqnilibrad;1s: LI-ls cias que la epistemdogJa (:dJe analizar como tocbs las dem.15 fmi.l1as de eonocimiento. Pew aclcmas todo 10 que cPas nos en-' ~ei1(ln necrca del hombre pt'.cck j!u~;tr:lrnos .. ckbido a SU mlturaleza misma, sobre los mcc~lnismus del eonocimiento. Epistemologin del psic6logo, Cel :;oci6Iog'fl, del lingii.isla, del cconomi5t:1, etc.. y epistemologb del sujeto anflli-;:ado por la psicologln, del sujcto social, del sujeto poseeclor d" un lenguaje, del sujeto economico,

etcetera: ta:cs son, pues, jo,~ dos gl'npos de problem:1s con los que

en el prcsentc cnpltulo, que vienc a

nos encontrnmos, en servir de conclnsi(m ;1 cs!a lJartc de la

~

170

r;PISTE:\lOLOGIA I.JE LAS CIENCIAS HUMANAS

tienden a SCI', In socioio~ia, la antro~ologb cultural, la psitologla, la estetica experimental, la lingi.iistica, la economla politica y la cconometria, Ia demografb, In cibernctica y -precise es afiadir­ la 16gic.a simb6lica y b epistemo!ogia cientifica (incluso la his­ to1'1a de las ciencias cuando se pro]onga en an:'tlisis historico-cri­ tico con b{!squecla de explicaci6n de las sllcesiones lli5to1'icas). A fah de este primer conjllnto ha solido habbrse de ciencias "no­ mOtetiC;1S" del hombre.

LA EPISTEl\·fOLOGiA DE LAS CIENGIAS DEL HOMBRE Los principales problemas del prim~~'o de los dos conjuntos que acabamos de distinguir son los de la clasificaci6n de las ciencins del hombre, de sm relaciones con las ciencias logico-matematicas y con Jas ciencias de la naturaleza, y, pOl' iiItimo, de las estrHc­ turns comunes 0 diferenciadas de cOllocimiento, susceptiblcs d..e desIindamiento gracias a sus respectivos analisis 0 al examen de sus relaciones interdisciplinarias.

II CLASIFICACMN DE LAS CIENCIAS DEL llOMBRE

Los c"'pitulos prccedentes s6lo suministr;1n UlHl l11ucstra entre todas las Il1uestras que habrian podido escribil'sc a raJz de 10 que com{mmente se llama cienc:as humanas y sociales. Ciertos pro­ blemas fundamentales no han sido siquiera rozados. POI' ejcmplo, l. cued cs cl modo de conocimiento y cuAles son los procec!imientos J6gicos que caracterizan el derecho? i Exi5te un conocimienlo filos6fico clistinto del conocimiento cientifico y que ,imp)iqne re­ gbs unive1'saler. de "alielez formal y de verificacion c1il'ecta? tEn que consisten los metoclos de interpretacion y de inducci6n retroac­ tiva que caracterizan, In argtlmentaeion del historiador? Etcetera. Admirable! trabetjos de, Chai'm Perelman/ de Henri-Irenee Ma­ rrOll y de muchos otros habrian padido ser lIamados a intervenir acerca de estos puntos, pero Ia dificultad . habrio e~tribado en saber doncle debiamos detenernos, pues tambien se podrla discu­ til' sobre Ia posibilidad de ·una epistemologla de la critica literaria y hasta del novelista, temas sobre los cunles (por mas que son tan distintos) ncaso se incline a!g(m dia lin creadol' tan polivalente como Raymond' Queneatl.

I. Nos hemos limitado a las "ciencins" humallns en el senlido estrecho de In paIabra, y este es un primer principio de clasi­ ficncje,n. Existe, efectivamente, un grupo de disciplinas que tienen pOl' objeto lrts nctividacIes del hombre y pOl' finalidad la bLlsqucda de "Ieyes", estas cn 50 cnn\cter de l'elaciones funcionale5 stlscep­ tibles de verdad 0 de fnlseclad en cuanto a ~ll nc1ecuaci6n a 10 real. Sus mctodos consisten, 0 bien en observaciones sistematicas o cxperimentaciones eXjjresahles -tnnto un as como' ot1'as~ en tcr­ minos estadlsticos, 0 bien en deducciones, pero reguladas 0 regn­ !abIes po]' riglirosos algoritrnos (matematicos 0 logicos), 0 bien en combinaciones de Ia dcducci6n y In experiencia. Tales son, 0

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171

LOS DOS l'ROBLE;:IIAS PRll'
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II. El segundo conjunto de disciplinas prcsent:\ una importanci:;t igualmcnte grande para el conocimiento del hombre y de ]a 50­ c!edad, pero no implica btlsqueda de leyes ni posee los mismos metodos de experimentaci6n 0 de deduccion: son las disciplinas hist6ricas en senti do amp!io, cuyo objeto es b reconstituci6n e interpretacion del pasado (historia, filologia, critica literaria, etc.). E.s cierto que a menudo se habla de las "Ieyes de Ia historia". pero se tratel de una expresion il11aginadn, que significn que cl presente es incomprensible sin un conocimiento hist6rico, 0 bien ~e trata, cfcctivamente, de re1aciones funcionales (como en el ca~o de ]a succsi6n rebtivamente regular de 1
diferentes revoluciones poll ticas) y en tran, el1tonces, eo el campo

de la sociologia diacr6nica, a la que In historia proporciona Una

subestructma indispensable. .

e5, pOl' 10 demas, privativa de las c.ielldao del Situacion tal hombre. Las reconstituciones filogeneticas en bio~ogra (a menudo rnucho mas azaro~as que la historia humana), Ia paleontofogia~ Ja histm·ja de la tierra, etc., tambicn 'son disciplinas cuyo unico objeto es la reconstitucion de ios hechos cumpIidos y de sus' par­ ticulnres filiiiciones causaJcs. Y cuando a1canzan ciertas, relacio­ nes funcionales mas generales, est as se yen ipso facto integradas en la biologia 0 en la geologia sistematicas.

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III. Las disciplinas juridicas constitu),en un mundo aparte, do­ minildo pOl' los problemas de normas y no pOI' los de hechos 0 de cxp Jicacion causal, de modo que una "ley", en el senticlo jurfdico del termino, es un sistema de obligaciones y atribucioncs, y no una rclacion fundonal atinente a In categoria de "verdael". Ello no impide que el dcrecllo presente dos tipos de concxiones im­ portantes can . las eiencias del grupo I, ni que nmbos sean inte­ rcsantes de analiz"ll' cpistcmo16gicamentc elcsde cl pun to de vista de las nonnas y los hech05. Descle el punto de vista normativo, la interpretacion y In apli­ cadon del dereeho implican, dcsde luegol un conjunto de procedi< rnicntos l6gicos;' actunlmente en estuclio por Perelman ySllS com­ paiieros de cguipo (vcasc In revista Logique et Analyse). Pero ....

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1i2

EPISTr:;UOLOclA Dr:: LAS C!I'.;'\CIAS HUMAN'."S

d clerccho constituye f)or 51 solo un sistema de normas cuyas articulaciones y cuyn constmctiviclnd han sido esclarecidas can gran profundiclad por Hans Kelscn. Con todo, estc sistema se aproxima mucho al constructivismo logico, dcsde un punta de vista formal, pero sin neccsicbd interlb en cuanto a los conte­ nidos (pOl' ejemplo, una ley votada pOl' un parlamento es valieb en fund6n de In constituci6n que otorga este derecho al parln­ mento, pero su contenido pueele ser un contenido cualquiera.. con tal que no contradiga ninguno de los articulos de la constituci6n) . Sin embargo, tin sistema formnl como este no constitllye una cien~ cia en el sentido de las disciplinas del grupo I, porque las nonnas en jnego no son las de 10 verdadero y 10 falso, sino· que incUluben a cualesquiera otros valores (economicos, l-6pr;tles, etc. L eodifi· cados en forma de obligaciones y atribllciones. Desde el punta de vista de los hechos, bs rebciones Gntre Ins normas juridicas "reconocidas" en un grupo social y cl funciona­ mienfo de esa sociedad son, naturalmcnte, fundamentales para el estudio de esta. Pero entonces hay que recnrrir a b sodologia juridica ~ fin de comprenderlas, y rio a eso que se llama cienci" del derecho, apta para COlloeer Jo relativo al clerecho como tal, pere> no Jo relativo al clerecho de la sociedad ell su compleja tot:1­ liclad. Ahora bien,.Ia sociologia jurIdica; que es uria rama fllnda­ mental de b sociologia, no se 6cupa por,sl misma de la de las nql'l1'1as, !:Juf; 56:0 contemplan aJ jtirista:' &,nsidei-a las nOI:~ mas nac1a mas que en' la lnedid'a' en soil "rcco'ilOcidas" p·or, la sociec1ad las tiasforma·, aSI, "hecho;; DOfl11'advos:', cli~·;i Indole es, :pistemol6g.ic~·ri~ente ~ablando, ;ni,xta, Sil~O', g'~le si!n­ plemc11te r;qulvale a disttngulr, el .punto ~e VIsta. del suJeto-que rc:cOl1oce la!' nonnas y esta., luego," determinaclo por" este mismo. reconocimierito- y el punto de vista del observador, quien com. prueba y prectlra explicar los hechos de reconocimiento y las consecuencias c:J.usales que entrafian.

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IV. Estan, pOI' (tltimo, las disciplinas filosoficas: moral, meta­ fisica, teod« del conocimiento en general, etc. Ante todo 5ep:uar las cieneias particulares que se han disociado de b filo­ sofia para eonstituir~e en disciplinas aut6nomas gracias a un do­ ble proceso de delimitacion de los problemas y de elaboracion mctodos objetivos (es clecir, suseeptibles de un cmpleo com(111 y de un control interindiviclual): la psicologJa, la sociologia, In 16­ gic;~ y la cpistcmologb de las cieneias mismas (en los dos prime­ ros caphulos vimos por que). La filosofJn consiste, en cunnto t..1.1, cn unn L(lsquec1a de 10 absoluto 0 en un nn{disis de ]a totnlidnd de In experiencia humann, incluso los prob~emas. de va]ores. De c5ta exigencia result a la irnposibilicbcl de constituir un nCtlerdo

LOS

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PROELE~!AS

PRINCIPALF.S·

173

general cle los espiritus, puesto que existen valo1'e5 contradictorios o irreductibles, y de aquila clific.ultoo. de hablnr de "b" filosofla, ya que en rigor se constituye toda una multiplicidad cle filoso­ fias. Hay, pues, hetcrogeneidad entre las discip!ihas filosoficas y las del grupo L Pero el problcm~t centi'ul que subsiste en este C
.Todo biologo sahe muy bien que necesi til. conocer CJulmica, fisica fill preparacion universi. taria tiene en Cllenta este orden jerarquico. Todo qUlmico sahe IUlly bien quesn disciplina es incomprensible sin la fisica, y todo flsico 1.ltilizo. sin soluci6n de continuidad las matematicas. En en el campo de las ciencias humanas del grupo I (s610 de estas hablaremos en ac1c1nnte), l1pJica'):1s en Stl totalidad," no obstante} a la b(lsquecla de leyes 0 de estrllcturas rclacionalcs, un'

y cierto!! 5ectores de las matemii.ticas, y

17·1

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El'lSTID[OLOciA DE tAS CIENcIAS I{U~tAl\AS

psic6!ogo puede ignorar (no que tenga derecho a ello, sino que en \'crcL1d es 10 que oCllrre con mucha frecllcncia) todo 10 rela­ tivo a la lingiiistica, a la econometria, a la 16gica simbOlica, etc., }' lIll economista pllede no conocer nada de psico!ogia experimen­ tal y de linglilstica, como un Iinguista puecle aislarse de una ma­ nera medianarnente hermetica, etc.1lLas razones de esto ataiien ante todo, fuera de clucla, al encasillamiento de las facultades universitarias, cllyo conservadorismo esUi a la altura del de tocla institucion ~oci:11 l'evestida de un prestigio innegable: basta con adscribir la c<:Ollomia polltica al derecho, la lingiiistica a las cien­ cias historicas )' filosOiicas, y la psicologb a las ciencias 0 a 1a filmoffa p(lfa que los programas de estudio se mantengan en llna rcdproca ignorancia. Pero las razones mas profundas atanen, pOl' una parte, a la ~lUsencia de jerarquia entre r
de

I. Partamos de la sociologia, que no es (como han pensado algllnos) tina simple sintcsis de todas las cicncias humanas y so­ rinlcs; ~u objcto, antes bien, es mas preciso y finca en c1 estudio cle las estructuras de Ins sociedades consideradas a la escala. de Stl totalidncl (pOl" oposicion a las rc1aciones interindividuales); de aqui una perspcctiva ora diacr6nica (fonnacion y. desarrollo de csas estructuras), ora· sineronica (estructuras y funcionamientos en un detcrmin8do momenta de la historia). No hemos de dis­ tinguir, p:1nl abreviar, entre la sociologla pl'opiamente dicha y b <:ntropologia cultural, Cll)'
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DOS PROnLF.~IAS T'IUNCiPALES

175

de servicios 0 de bienes economicos, etc.) y signos, 0 simbolos de todo tipo (desde el lenguaje ha~ta los 51mbo105 religio50S). Y 5610 lmplica. realiclades como cstas, componcntcs necesarias de toda compulsion, de toda org:l11izacion 0 de todo intel'cambio iglla~mente colecti~foS, asl C01110 de sus modos de expresion. Dc 10 cual re5ulta que si cach clase de normas, valores 0 5ignos, to­ mach por separado, origina una disciplina particular, la combi­ nacion del conjunto de las reglas, val ores y signos colectivos (y todos son colectivos, aparte de lInos pocos valores y 5i111bo 105 que pueden incumbir a mecnnismos individuales), y no de las disci­ plinas, es 10 que cOl1stituye cJ ohjeto estructural propio de la SQciologia. . Podda, p'ues, parecer qu"e la sociologb, sin dejar de conserv:lr su objdO propio -que es, por tClnto, el analisis de las estl"Uctllras totales en tcrminos de reglas, valores y signos-, debe representar el modelo de una ciencia fecllndadn pCI' las investigaciones inter­ disciplinal'ias. Pero si tal es, en parte, cl caso, estas investigacio­ nes no han ido atll1 mas a11a de lin esbozo en diversos sectores. Por ejemplo, existen estrech::ts analogias entre ciertas eon-ielltes sociol6gicas, como las de inspiraci6n durkheimiana y b linguistica SallSSlll'Cana, pero estos isomorfismos no han sido explotaclos a fondo nada mas qlle en la obra de Claude Levi-Strauss, merced a la comparaci6n entre los signos lingiilsticos y los signos sociales descubiertos graci:lS al mdilisis etnografico. Con loclo, est:1 convcl'­ gencia es de suma irnportancia pora la constitucion de una semio­ logla general, disciplina entrevista pOl' Ferdinan(l de Saussure y hacia la cual se orientan los recientes trabajos del estructnralismo lingUfstico contempor{meo. Entre la sociologia y la economia politica, las reladones co­ menzaron a estrecharse en scguic1a del mal'xismo, Pareto) lvlax Weber, Simiand y tantos otros. Pero se trata mas bien de re!a­ danes globales que apuntan a evidcnciar In accion de b ceono­ mfa sobre el conjunto de In socicc1ad; 0, redprocamente (Simiand), ]a accion ele este conjunto sobre las formas de economla. En cambio, pOI' 10 que toea al c1etalle de las interaccioncs, solo en el easo de 105 amilisis marxistas mas concretns 0, nuevamente, en el terreno ctnogrMico -alIi Jonde la ausencia de cIases sociales marcha a la par de una economia mllcho mas elemental-- la solidaridad de los intercambios econc,micos, de los sistemas de signos y de las estructuras de reglas (como en el tan escudrifiaclo ejemplo de las relaciones de parentesco) comienza a revestir for­ mas funcionales Jo snficientemente precisas. Ahora bien, en los caSos exccpcionales en que esa precision se ve (llcanzac1a, el gran interes epistemol6gico de las estructuras dc~lincbclas, aun con motivo de sociedades 0 de relaciones sociales

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176

EPISTEi\WLOoLI. DE LAS CIENCtAS HUMANAS

muy particulares, estriba en la gener;:Jidacl que todas elbs pue­ den prescntar una vez formuladas en" lenguaje abstracto (pues la generalic1ad abstracta.. en este terreno como en cualquier otro, e5 funci6n de los del anal isis concreto, no bien se ha obtenido cierto grado de exactitud). Y as! e~como Levi-Strauss, a prop6­ parentesco, y Pierre Naville, a proposito sito de las relaciones de las clases sociales y 16gicas, etc., han empleado esquemas ex­ del general (redes 0 trnmas) 0 del algebra 16gica las estructuras descrit::ts, y as! lambicn es como se ha especi::tlizado, COl1 Ul1:l gran altura de en la mate­ con una tanto como a!­ sociales, Sin embargo, hay en ello una.

1 cance, aun cuando encuentre In hostilidad de cierlos soci610gos

que no han comprendido que una formulaci6n abstracta

abrazar, sin cmpobrecedas en nada, las sinuosidades

de 10 real (tambien nosotros hemos intentado expresar en tCi'mi­

nos de 16gica elemental los intercambios de va!ores cualitati\,os,

por opo:.ici6n a los econ6micos, en sociologla sincr6nica: Public.

Pac, Sciences economiques et sociales, Universidacl de Ginebra, \'o!. III, 19'11, Y Bit/des sociologiques, Ginebra, 19GG), II. Las rclaciones entre la psico!ogin experimental y las dcm:l.s ciellcias dcl hombre son obvias, pero tampoco ellas han sido explo. ladas, salvo en un grade minimo con respecto a las posibilidacles actuulmentc abiertas. Sus relaciones con In sociologia son evic1entes, ptlest o que el hombre es un ser social descle las adquisiciones de ]a imitacion y el lenguaje, cuando no desde cl nacimiento. Hoy ya no se di,­ cute sobre las influeneias entre las dos disciplinas, como en los tiempos de las disputas entre Durkheim y Tarde, quicnes igno­ rabnn por igual las posibilidaclcs de una psicologia genetiea, por entonces recien nacida. No pOl' el!o es menos cierto que est a ltltima no esa{tn en modo alrruno utilizada a fondo por los so­ ci610gos y los etn6grafos; y si~ embargo, una contradiccion en apariencia fundamental, como In que opone a Levi-Strauss y Levy-Bruhl en cuanto a la 16gica de las sociedades elementa!es, studio psicol6gico (es decir, metodos de examen) de ·las reacciones de individuos de todas las edades a las pruebas atinen­ les a cierto numero de estructuras operatorias esenciales. Pero las rclnciones entre la psicolog1a y Ia neurologlu, asi como con toda Ia biologia (entre otms cosas, por intenm:clio de 141 eto­ 10gla 0 psicologia animal), son igualmente esenciales, pues ~i casi toebs Ius fundones mentales est{m socializadas en graclos di­

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LOS DOS PROBLEi\[AS PRINCIPALES

177.

versos, sicmpre fit! funcionamienlo se vincula al del sistema ner­ vioso y al del organismo en su conj~nto. ASl pues, hastn :-rlgunas epistemologias que oponen el "muncIo" espacio-ternporal al uni­ verso trascendental, como In cIe HusserI, reconocen de modo ex­ Ia psico:ogia experimental con las ciencias pHcito los vinculos naturales. Pero csto en nada exc!uye, como hemos de destacarlo dentro de un momento y como toda esta obra 10 sola, las relaciones que pOl' otra parte est{\ con la I6gica y con Iu episternologia matematica, De nimwna manera l::ts entre b psicologia y la han alcanzado In amplitud de los pero el problema consiste en saber si esta atane a Ia naturaleza de las cosas 0 a meras circunstancia:; hist6La seQUnda es. con todo. Ia

mlC1arse trabajos de los lingiUstas) ~ )" po~ I; a las tcndencias sociol6gicas que predominan en In mayor:a de los lingiiistas los Jlevan a creer, muy a menudo, que la psicologia e! Sin embargo, haee ya alglm tiempo que se vienen nuevas tendencias que permiten entrc\'er prometedorns ,interaccio­ nes, Par el lado de 1a psicologb, se procllra anali:i:ar las funciones del Ienguaje y, sobre todo, cl funcionamir.nto del "habln", dis­ linguida de la "Iengua"; de aCJlll una "psicolinglilstica", a la que los psic610gos de lengua francesa, para dar un ejemplo, dedicatoD todo un congre50 (Problemes de psyc/zolinguistique, 19G3), Por cl Indo de los Jingiiistas, los progresos de In lingiiistica Ilamada "estrllcturnlistn" (Hjelmslev, ~rogeby, I-Yards, etc.) han Ilevaclo a c1cducir estnlcturas generales y abstractns cuya gcnernlidad mismn las torn a independientes de tal 0 cual grIlpo social particular. NatllraIrnente, el probiema que entonces se plantea es eI de e5ta­ blecer a que corresponden estas estructUr:1S en la vida mental del sujeto; problemas como estos son los que nctualmen te estudian los especialistas en relaciones entre pensarnicnto y lenguaje (Chomsky, Miller, etcetera) , Las relaciones entre la psico!oglu y Ia econornb politica son mu­ cho mas pobres, pero sin dllda Jo son par razones hist6ricas al1£1.­ logas a las que han retardado los intercambios entre aqutlla y In lingiiistica en facultades universitarias sin con­ etc.); parece evidente, no obstante, que el tactos entre porvenir de las investigaciones implicD. Ia necesidad de un juego de intercambios a los Cjue acabamos de mel1cioriar. Por cierto nlunero de teorias del valor (0 de etc.) hace ya mllcho tiempo que se refieren (Pa­

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173

179

EPISTE:-lOLOCIA DE LAS CIF.NCIAS nUMANAS

LOS DOS PROnLE;\l:\S PRIXCIPALES

reto, Bi5hm-13awerk, etc.) a mecanismos psicologicos n11lY gene­ r4!lcs, cuyo estudio no esta de ninguna manera agotado. ror Ja otra, y sin ducla debido a las mismlls razones, existen procesos de indole economica en campos mil.s amp:ios qU'e aquellos de los que se ocupa In cconomla intcl'.lindividual 0 social (llamada "politica"). Tal cs el caso, ante todo, en c1 terreno de b afecti. vicb.d intrainclividual, en c1 que Pierre J(met ha proporcionado una teoria muy profunda de los sentimientos clementales, sobre ]a hase de regulaciones de tipo econ6mico (ecol1omla interna de In actividacl). Y cs cl caso, en seguida, en cl terreno cognitwo, enel que clespucs de todo un perloclo durante cl cual hubimos de con[ormarnos con fonnuhs bastante vagas y mas bien-meta­ f6ricas, como b "cconomia de pensamiOl1to" de 1vfach, se ha llegado, bajo Ia doble influenciadc In teoHa de los juegos 0 de la decision (que es de origen estrictamentc cconomico, como vol· vercmos a recorclarlo mDs adelante) y de ]a teoria de b infor­ macion, a nociones tales como las de los costos y las ganancias de informacion, de estrategias (con tablas de imputacion rde­ renle3 a lo~ costos y ganancias previstos de modo subjetivo 0 ca1culados de maner::t probabilista), etc. Es imposible, por 10 tanto, que tarde 0 temprano no se prescnte el problema de bs rebciones entre las econornias internas 0 espontftneas y las formas interindividuales 0 soci::tles estudiadas por la econornla politica. Las relaciones entre b psicologia y la logica 0 la epistemologl a en general han sido suficientemente c1iscuticlas en esta obra, yes, pues, inutil insistir a este respecto. Simplernente recordemos, pOl' 10 que incumbe a b logica, las dos razones que han moc1ificado \:1.:> actituc1cs -[,rener::tlizadas a comicllZos de este siglo- que inc:piraban a los 16gicos cl ideal de una logica sin sujeto, por ser estl'ietamente formal, y a los psieologos un empirismo puro, ex· traDo a toda preoC'upacion logiea. Por el lado de los l6gicos, el d!,scubrimiento de los Hmites de la formalizacion condujo a un constnlctivismo que necesariamente presenta el problema del s\!­ je Lo (veanse los trabajos de Laclrierc), en tanto que la psicologb' descubria, a su vez, las etapas de la formaci6n de estructura~ 16gico-matematicas inherentes a las actividades del sujeto y acerca de las cuales Ia logica aparece como una axiomafizacion. Debido al hecho _mismo de estas interacciones, que hoy en dia inducen a varios l6gicos jovenes (Apostel, Grize, Papert, etc.) a ocuparse de las regi.ones fronterizas entre In logica y la psicologia, todos 10$ problemas c1asicos de In epistemologia pueden volver a es­ tl'tlcturarse y pensarse en terminos de psicologia del conocimiento, a tal punta que hoy existe una cabal continuiclad entre el estudio psico16gi.co del clcsarrol~o de la inteligencia y 1a epistemologia genetica,

III. En e1 caso de Ia JingiUstica, IllOS encontramos ante un sis·

tema de inlercambios interdisciplinarios igualmentc ricos, pero

cuyo clesenvolvimicnto es mas imprevisto, ya que separar Ja len­

gua de sus vlnculos con el sujeto individual 0 social parece mas

[[lcil que disocinr las funciones mentales de Sll sustrato organico

o las estructuras sociales de sus multiples contenidos. Con -todo,

el cstudio de las actuales corrientes de esta disciplina suministra

un cuadro del todo diferente de 10 que habrla podiclo preverse

unas dccac1as atras.

Cuando $e desea deslindar los moclelos mas generales atinentcs a la forma de intercambio que asegura el lenguaje, naturalmente

hay que recllrrir a las teodas de la comunicaci6n y la informa­

cion. Ahora bien, todos conocemos In intima vinculacion que se

ha estableciclo entre las nocioncs de informaci6n, negucntropia y

cntropia propi:llncnte dicha, de modo, pues, que las considcracio­

nes termodinimicas, biol6gicas y psicolingiiisticas 0 estrictamente

lingiilstica~ son, hoy, interc!epenuientes.

La lingiiistica estadistica coilcluye en ciertas leyes, como Ja de

Zipf, que tambicn se encuentran en el terreno de la taxonomla

biologica, y asi este encuentro se cleba a \a analogia de las "fonnas"

zool6gicas, botanicas y lingiilsticas 0 a In convergencia entrebs

actituc1es del clasificador y las del sujeto IingLiistico, el parentesco

subsiste desde el punto de vista epistemologicn.

Pero tambicn es importante otro terreno de interferencias con

]a bio!ogia. La funci6n del lenguaje es un caso particular de esa

gran funci6n que los neurologos han llamado funci6n simbolica

y q~lC mas vale bautizar, c1entro ele la terminologia sau5sureana,

como funci6n "serni6tica" (puesto que abnrca los slmbolos y los

.:, signos). Sin embargo, esta funcian, que crelamos reservada al hombre, tambien existe en los primates (vcanse las experiencias de 'Wolfe, etc., acerca de las conductas socia1es del chimpancc a prop6sito de las fichas utilizadas para obtener frutas en distri· buiclore$ autornaticos), y el problema que se plantea consiste en saber si ocurre 10 mismo, 0 si s610 se trata de indices y sefiales, en cl caso del "Ienguaje" de las abejas clescLlbierto por von Frisch y en el de los c1elfines, actualmente en estudio. Rt:!sulta, pues, imposible, hoy por hoy, constituir una semiologia a un tiempo general y comparada sin recurrir a la biologia. La semiologia general implica, aun en el terreno humano, mu· chos otros campos, que cl lengua.ie ha hecho intervenir, seg(m ya vimos: sistemas de signos y de simholos gestuales y rutinarios, cvidenciados porIa socio1ngia etnogrtifica.. Pero ]a semiolog:a general (que es, por tanto, una necesaria generalizaci6n de los. eswdios IingtHsticos), tan pronto como emprcnde esta vla, inevi· tablemente da con el problema de disociar, en las diversas formas

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180

EPIS,1'El\IOLOP:,\ DE LAS CIENCIAS IIUMANAS

orientar las investigaciones cle esa "sublogica" en una dircc­ cion positiva.

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del pensamiento humano, 10 que atane a las estructuras raciona­ les (r.OIT!O ,as ma tematicas, cuyos "significaclos" consisten en con­ ceptos 16gic:tmente fOl'lll 3. , izables y cuyos "significantes" constitu­ yr.n un lenguaje convencianal exactamente amoldado a estos conceptos) y 10 que cia testimonio de un simbolismo a la segunda potencia: en una mitologra, por ejemplo, los sin dcjar de SCI' trasportados por el sistema de los sign os lingiiisticos, consti­ tu),en por S1 mismos simbolos can ~onteniclos sociales y afectivos, Quiere decir, pues, que al margen del pensamiento racional existe un pensamiento que podemos lIamar simbolico, pOl'que es, a Ja vez, siGnificado y significante, pero significantr. por simbolos 0 im{lgenes con contenidos ideo16gicos 0 afectivos, etc. Baja sus aSFcrto:: socia!es, se trata de una ancha gama, que sc exticllde desde Ins mito'ogins hasta posiblemente las metafisicas; y bajo ~ilS D,Sf.'I:::r:tos individuales, se trata de una gnma extensa -que vn . desde e! jucgo simb61ieo hnsta el simbolilmo ineonseiente. Por 'extrafios que scan estos cnmpos, su anulisls objetivo siempre ter­ mina por clesembocar en relaciones indisociables de significante~ o signiIlcados, y no en estructuras independientes de S11 formula­ cion sciOtica. Acas,; se responda que, dentro de la perspeetiva del empirismo 16giro, tam poco Ins matematicas constituyen, precisamente, otra cosa que un vasto sistema de signos, y que son inseparables de cste lenguaje en S11 caracter de tal. Pero tambien en este punto nos hallamos· ante un problema considerable, cual es el que ofre­ cen los intercambios interdisciplinarios de ]a linguistica con las dema!> ciencias, ya que el asunto de las relacioncs entre ellenguaje y ]a 16gicn no ~e reduce en modo alguno a 10 que sofi6 el positi­ vismo logico, si es qtle las estrueturas 16gico-mntemat'icns proce­ den, como hemos proeumdo mostrarIo, de In coordinaci6n gener;)!· ,:<1e las acciones. Ahora bien, ademas de los datos neurol6gicos, psil'o!ogieos y sociol6gicos (estos ultimos, sobre todo, dentro del analisis de Ins tecnicas) necesarios para disclltir este problema, fait a que la Iingiilstica modern a encare este de una manera mas a menos dirccta a prop6sito de las eone..xiones entre los m(1c1eIos estructuralistns de Ja lengua y las estrtlcturas 16gicas, y clio de un modo mllcho mas positivo y cauto de 10 que podrian dcjarlo suponer las exageraciones de Bloomfield. As! es como Hjelmslev entreve la existencia de un nive! "sublogico" en el que esas co­ nexiones vendrian a anudarse; pcro sin reduccion de la logica at lenguajc, ni a la 1nven;;1, En su capitulo sobre la epistemologla de la ,lingiiistica, Apostcl plantea el problema de la comunicaci6n par el Jenguaje en terminos de "estrategias de aprendizaje de c1a'lificaei6n" (dasificacion de 105 "c6digo~", y hasta presenta el problema de las "vias optimas"), 10 cual es de tal Indok, que

IV. A primera vista, 18. econol111a politica parece, mas aun: 'cle 10 que 10 era la linguistica haec algunos lustros, el modelo ,de una ciencin aislable, sin rc1acioI1cs directas con las otras ciencias prin­ cipales del hombre. Pero tres circunstancias han moclificado de manera profunda esta situaci6n. La tcoria cle los juegos 0 de In decision, construida por el eco­ nomista Morgenstern y el m:1tematico von Neumann debido a las neccsidadcs propias del aniilisis de los intercambios y de las com· petcncias, constituye hoy, es clecir, a pocos nnos de Stl lan7.nmiento, un imtrumento de comprension en todos los campos donde los conceptos de decision y estrategia est{m lIamacl05 a remplazar de modo uti! los cOl1cept(1s de simple corroboracion 0 lectura media­ .::'v~ namente pasiva 0 autom8 tica de la experiencia; ya cs, pues, legi­ .. timo considerar como un companero al sujeto cognoscente, y como '£,.; aclversario suyo a la realidad por conocer, de manera que toda experimentaci6n )' hasta tocla busqlleda de soluci6n de un pro­ b!emn pueden aparecer como un conjunto de estrategias tendientes a llevar al maximo las ganancias y al minimo las pcrdidas de informacion (de aCtlerdo con el critelio de lhye:;. 0 con el cri­ terio minimax). Por eso la teor1H de los juegos ha padiclo em­ plearse hasta en psicologia del pcnsamie11to (por Jerome S, Bruner, y tambien pOl' 11osotroS, en una forma ateIluada, con motivo de la teorl:1 de las regulaciones 0 de In equilibracion cognitivas) y ha5t:1 en la explicacion de los umbrales de la percepci6n (por Tnnner y In escueT::l, de Michigan). Tambien Apostel la utiljza en su epistemolcJgia de la lingiiistica. Por otra parte, una doctrina ('conomica como In de IvIarx ha Ilegado a inspirar toda una socio~ogla, cllya concreta utilizaci6n ha llevado a Ins aplicaciones mas imprevistns hasta en sociologia del· . pensamiento: inspinlndose en consicleraciones economico-socio1o­ gicns sobre las subclases sociales del silrlo xviI, Lucien Goldmann hn podiclo descubrir a un jansenista olviclndo por los histonndores, cl abate Barcos, al cual, por aSI decir, dedujo y calcul6 (roftS 0 menos como hizo Le Verrier con el planeta Neptuno) ·antes de dar con 61 en los docllmentos hist6ricos. En terc<:r lugar, Gilles-Gnston Granger rnuestra. en $11 r:aDltuJo sobre 1a epistemologia econ5miea, que los recientes pro}!resos d~ la eccmometrfa y de los estudios de In coyuntura r0n10 tpf)rb~ econor!licas generales (Keynes) conducen a una cornbinaci6'1 rn!"t' el espiritu matematico y el espfritu experimental, que orienta la economia en direcciones pr6ximas n los de las ciencias flsicas y cn tin senticlo clinamico/ ell tanto gue las anti$'uas axiom{\tkas cle --.::,,":' "."

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J82

EPlSTE;,lOLOOIA DE I..\S ClENCIAS HU,,!A'XA3

LOS DOS PROJ)LEZIIAS I'RINGIPlI.LES

'\Valras v Pareto 5t: atenbn a ]lna rnatemati7.:lci6n de 10$ csta{k,~ de f;quil;brio, Estas tn.-s indie:u:;onc5 bast:m pam mostrar en qu{; fl1ctliu:'.. Ia economJa es hoy episk;)lOI6gicmnente solid aria con Ins mas vn­ ri~~d[t5 corricnte;; de pencnmiento -tanto las fisico-matemuticas como las relati,·as al hombre--, )ltd capitulo en el que Iknolt .Man­ dclbrot desarrolh con t;mta amplituc1 las inciclencias de la ley de ?areto no~; exime de insistir a cste respecto. V. F.s inutil tratar de l!10strar pOl' que la 16gica y b cpi:;tcmo­ Jogla Cir:Iltificn coJ!Stitu},cn ciencias eld hombre y estan cn"'relacion c~m todas las demas, de~clc que toda csta ohra c!esarrolla wente csas tesis. Pe:'o pued,; scr imporj'~ntc, tanto f)ar:1 lnsistil' I I t Ia " . lJl1~1 VC7: ID::tS acc:rca (c os '.'men.os 1111tre 1O[';lca 0 e!, canOCI­. :rnicnto en general), c1 slljeto eognosc~nte c,lanto p:1.l'::t kl'lnin:tr P.~.ttt sucinta ojenda de la'> rcbclones .;nLerdi~c;p!in;U'ias, Cjue re­ c;;rclp.;nos 1:1 situaciSn clave que ocupa'l, lwy pOl" hoy, bs in\'l~S­ ~ieadones ciLerne tic;'ls, De pOl' sf, I... . cibcrnctic:.t es (le indole intcrdiscipIiu<'Iria, puesto Cjue apunta, entre o'cras cosas, a prOI-'Ol'­ donal' la 'eoda y b. 1'calizacion prictica de mecani~nlOs a un tiempo prvgramador. y ~lUlorrcgularlores, como SOl! los seres vivo~~, )' 10 con~l:g~e !~raci
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de b soluci6n de los problem.:ts

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un proceso

rtc equilibraci6n, otro;; modc1os l1lecanicos suministrcorclar h~ apliC
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0 y:1. rcales, entre la~ cienci::ls del hombre SOl1 de lndo:e

tal, que delJen ~sclarecel.' los t!'e; probJemas de sus rcbciones con

las dencins nntmalcs, de su epi:;telllologia i!1kma y de sm aportes

en cuanto a In epistemologia del sujeto en ge:lcral.

tu::Jes

"CIENCIAS DEL BSI'1R1TU" Y CfF,NC!AS NATURALES

El pens:'lmiellto alem{lD, clCSpt1I~S de h,t1)C'!' sido en c1 siglo XIX y comic-nms de: y_x un;l de las Fuentes principales de ]a l)sico],)<;!H c:xperimen La!, se via inducido, bajo la inflt;cncia cle IIl1 clernollio mCl:1fisico que pqr 10 <1 em (I;' no carcci6 dc.iJlteraccionc~ con los males sociale~ y politicos rjl.1C afectaron :t esc pais, a unr, l'eacci6n gem-ral que se tradlljl\ entre otras CO$,,~, en In opogiei6n ('ntre bs GeisII1Jl()i.u!Jns~,haftcn y bs ciencias de In natum1cza. En cI tec'cl1Q

~:;pedfico de b p:;icologla, bs manifestnciones del Geist dcsf'mho..

caron en ]a doctrinn de lli),l oposicion de natU"~~le2a entre b

"c01r:prem~6n", ~obre tocIo b rdativ::\ a bs "intenciones" .inmnntn­

tes a tod;]. c1iligencia del espir; ttl, y la "explicaeion" c::l.llsal, unic:l

I::n jucgo en c-l campo de h fisiologrn )' en el de In fi!,icoqulm!ca.

Cunviene, pUCS, cxnrnin::tr, siquiera brevemente, (OJ a 1cance n~:Jl

de taies dislinc:onC:3 y J.\·criguar, sobre tOllo, si ]a existcncia (k

los mf:cani';H~o~ [(lrrf:t'llbd~ill:!\ por una p::trtp.· -que ~on muncs ;, b DlOi(.gl;t y a las rcaccloncs hllmall;ls-, y In e~asl.::nClc~

de b 16gic.'1, por la oem, son de Ind01,,· tal, C]lle hayan de reforzar

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antitcsjs.

I, POI' h c;ue toea, en prir.;er t(':rmin(), a lo~ mctodo5, parece irnposible int;-odllcir mla opo:,ici6n entre las ciencbs del hombre y bs ci~nci:l!> naturales, ni rtesde el punta (tC vi:;ta de I::t expei·i.. :lTJenl"aci6n, n1 dcsc1c el del ddculo 0 el de b . . .. Ell cl caso de la~; ciem jas n:1tl1n.!c.:~, In experimcntaclOfI cs general, salvo en dos tipos rlolablcs de exeepci6n: eI dr: h•.s mate, m{lt!('a~ 0 cienrin,o, cleriva(bs (mcc!inica rac:c,lill y fisica makm;'i­ " ) , porque se tratn cIe . ., i'. tco)'],:a pOl' 0pos:clOn dechictiva:, y el de b a3tr0I1C>D1la 0 c! de In geologia, esc~·.b de l!)$ fen6rneno~ con respccto aJ ol)~,ervad(Jr fste :nociiIicple aqUC!l!o5, Sin embargo, en cl coso de bs cienci'ls del hombl"(', 1<1. experintentacilm es mas limitada que en cienci:.ls natmalcs, pew dd.lido a .las mismas Hlzon.os. AIH en c10nde ell!.! e~ posibb, como en p:;icoloGia y en fonetica experimentales, 0 en cibernf.ticc,. (en ]a ct!al un moddo mnter;a) tan pronto puedc frn::-~!~:1'l" CIJD:(: ~esHl~:~r eX~(0s\J), obedece a. J~:; :'::ll~f11a:; r~gla: que en bio]ogia, rara c1.flr 1m e,icmplo (y las Toeclidas ccon6micas ;:tdoptadas pOl' un gol>ierno pncclcll constituir vercladeras expr­

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1IH

ErrSTE:'ItOLOCI,\ DE LAS CTENCL\S lrUl\tANAS

ri~ncins cunndo se adeclI.:tn a un plan met6dico elahorado por tccnicos). En los casos en que In experimentaci6n no intervicne, es porque se trata de disciplinas deductivas, como la ]6gica, 0 porque la esca!a de los fenomenos impide su manipulacion (so­ ciologia, lingiilstica ~r.tre otms materias, la fonctica-) : buena parte de la ]a demografla, etcetera. POI' 16 que toca a Ia rnedici6n y al caicuJo, que intervienen no s610 en casos de sino en lodos aquellos en los existe del tratamie.lto l\<;ta­ hombre y las de Ia natllraleza. Por estan mllcho mas adcl::ll1tadas por mlly dh'ersas razones, entre el:as la mayon complejidacl de los fen6me­ nos. Solo fJue S1 sc las compara; con la fisicoqulmica, sino COI1 la biologla tampoco con In biologla contempor{lnea, sino con la de h;Jce siglo, en los albores de ia biometr'in-, deja de ndvertirse In misma cliferencia. l\fanclclbrot cIa como ejemplos, en e1 capitulo en que como caso particular de distribuci6n estadfstica la que obedece a la ley de Pareto, un juego de cara 0 cruz, que 5C re~aciona con las prolmbi!idades fisicas, y ]a acci6n de un remedio medicinal, que se rclaciona con ]a biologla, as] como el comportamiento de una rata, qlle constllta ]a psico!ogia ... animal, y In poblaci6n de las ciuc1ades, y las muestras de un cliscurso (lingiilstica). No hay duda de que las cxigenci:ls de Ivtauclelbrot son mlly severas (no poella esperarsc menos de un matem{ltico) y de que su comparaci6n final con las leyes esta­ dlsticas de Indole f1sica, pero a grnnc1cs escalas, cs mlly prudente (10 Cjue tambjcn era de esperarse) ; pero siguc siendo claro que 5i sc rJuicre cstablccer vinculaciones precisas, no es porquc se trate de fCllumenos htlmanos, biol6gicos 0 f1sicos susceptibles de ser modificados por las leyes del azar 0 por los proccdimientos csta­ cHsticos de correlaciones. En cllanto al papeJ de la declucci6n en sus relaciones con la experimentacion Y COIl In matemntizacion de los datos, una vez que existen considerables diferencias entre Jas del hombre y bs de la naturaleza, desde el punto de los desarrollos a1cmizados. Pcrotampoco en tina diferencia de creciente de los (vease como Levi­ hecho algebraicas las relaciones de parentesco), en (c1 estmcturalismo actual), en econ01l11a y, sobre todo, en esa diseiplina polivalente que cs ]a cibernetica (y que -repi­ tn1110510-- 10gr:1 rennir tan lntim:tmentc ]as consideracioncs I6gicas, -psico]6!!,icas, bioI6gicns y fisicas), rcsulta imposibJe introducir una

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LOS DOS PROBLE:'IIAS PRINCrp,\LES

oposici6n de nalumIcz:l entre Jos dos tipos dc discip!inns, e5lo eo, Jas humanas y las naturalcs. La raz6n de ello, se sobrentiencle, estriba en que In fucntc y el :tval de toda deduceion no son nada Ia logica misma, y no pllcde siqlliera pcm;:trSe en des­ csta del hombre sin dejar de dcsvincularla de Jas m::tto­ maticas y de la matematizaci6n de 10 rcal en Stl conjunto.

II. POl' 10 que ciencias del raci6n radical dc

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.l nella, In psicologia animal 0 ctologla, cuyos inintcrnimpidos pro­ grcsos recaen sin cesar sabre eI conocimiento del hombre. En un grade mcnor, pero de lIna m:l.l1ern ig-ualmente indiscutiblc, la sociologia contiene un capltu~o cledicatlo a las socieclades ani­ males, y si eJ modo fundamental de trasmisi6n de una generacion :t l:'t siguiente es, en el caso del hombre, de Indole "exterior" y no hereditaria (basad::l, pOl' 10 t:tnto, en el ICJ)guaje y b educ:l­ cion en eeneral), las trasmisiones edLlcativ;Js, 1:1. imitaci6n, b~ compulsiones de grupo, etc., no son en modo alguno extranas al ;Jnimal. Konrad Lorenz nc.'lba incluso dc dec1icar un estudio al "Morabn:1.log<:.'S Verhalten" de los vcrtehrac10s superiores. (EI tcmlino de sociologra vegetal, en cambio, se toma en un sentido mtly c1iferente, y se reIicrc, no a una vida social, sino a las' aso­ ciaciones fitoAec,grMic<1~.) IIemos vista que Ia funci6n simboJica no es dcsconocida por 105 primates y qUiZ{l por olros grupos que posenll lin "Iengllnje", de mancra, pues, que una semiologia general surgida cIe la lingtilstica debe suministrar la teorJa del con­ junto de los medias de comunicnci6n semiotica tanto en e1 animal como cn cJ bombre. Si no cxiste, sin duda, economia interimli­ vidual en el animal, Ia economla interna propia de todo com­ intel'esa a la biologia, y la teorb de los costos y dc informacion puctle representar un pape! en toda hasta ha sido anticipada en deductiva, y no ya meramente intuitiva, rcsnccto de los comnortamientos Por (lltimo. la cibcrnctica abarca I

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que ni los l11ctodos ni los campos 'cntre las ciencins del hombi'c'v'las

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LOS DOS

EPISTE2IIOLOGIA DE LAS CIENCIAS HUMANAS

de la naturaleza, los conceptos utilizados podrbn Ilevar a oposi­ ciones mas indelcbles. Hemos visto quc las tres nociones funda­ mentales a que se reducen las estructuJ'ns sociales son bs de (0 nonnas, desde cI punlo de vista del sujcto), valores y y qu'e a primera vista las tres parecen irreductibles a los conceptos plcados en cicncias naturales.. Cuando se busca 10 que ticDen se comprncba, cn efltto, que una Domw. entrana otra norm;:), de acnercio con un vinculo de implicacion (Ia "impnt:'l­ cion" de Kelsen, en el campo jurldico) y no de causalidad, y que otro t;:mto ocurrc entre valores (el valor de una finaliclad confiere, por via implicativa, un valor a los intennecliari9s Cjuc ofician de medios, y no 10 determina de manera call sal ). En cuanto a los sign os que expresan esas implicaciones, estos anaclen Jo que podrfamos llamar una relaci6n fIe design.:tcion. Si Se pasa cle In socieclnd a Ja cOllciellcia individuhl (por cI momento, s610 de elb hablamos, por oposici6n al comportamiento volvemos a encmltr
PRonLE~IAS

PRTNCTPAU:S

187

IV. Bastc 'clecir que la c1istinci6n cntre la "explicaci6n" (call­

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y ]a "comprension" (de las signifieaciones e intencioncs; dc Jas impJicaci~llGS y designaciones), por mtly est~, de ningllna manera induce a oponer las y las de In materia: pone en evidencia dos rrcclnctlbles, pero indisociables, del conocimiento, r toda ciencia tiende a conciliarlos de diversas maneras: Ullas en el sujeto humano, CJuc es el objeto mismo de Stl anal isis, y otras en Ia coordinaci6n entre los datos experimentales provenientes del objeto y los instrumentos deductivos suministrados pOl' el sujeto. La cibernctica, pOl' S4 parte, gue procura irnital' materialmenlc los procesos del conocimiento del sujelo, conduce estc isomorfismo entrc.1as implicaciones 16gico-matematicas -u otras-- y la C:1t!­ salidarl mccftnica 0 fisica hasta sus tlItimas consecucncias.

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Puesto que 1::1 epistemologfa intcrna de las cienci<1s· del hombre (aparte Ia logica, y con Ia salveclad de 10$ problemas particuJares de each lIna de Ins demas, acerca de los cuales han insistido los precedentes capituJos) no difiere en sus rasgos principales de b de las ciencias que son a un tiempo experimenta~es y dcductivas, cl segundo gran problema por examinar es el de las aportaciones de cstas disciplinas 0.1 (-'studio del conocimiento cspontaneo 0 n:l­ tural del wjeto humane en general. Ahom oponemos, plICS, a los moc1o~ de conocirniento propios de 105 sujetos-observadores 0 In soc;io!or'la, de b economb, etc., los modos de humano:; estudiados de que tratamos, al progreso de 10. epistemologia tam­ bien desde este scg~mdo punto de vista, al ilustrarnos directa 0 indirectamcll te acerca del conocimiento natural 0 preciel1tifico del hombre )' acerca, adcmas, de In manera en que cste ha cons­ titlliclo las ciencias. Una iIustraci6n que cs dirccta ctlando ~e trata de psicologia 0 de sociologfa del conocimicnto, de historia de Jas ciencias y de las t6cnicas, etc., es indirecta, pero igualmentc indispctlsable, cuanc10 sc trata del amllisis de los comportamip.ntos lingiilsticos 0 econornicos del sujeto cognoscente.

183

EPJSTF.~fOLOcfA DE LAS CJr.NCIAS IIU~IANAS

189

LOS DOS PROBLEMAS PlUNC1PALES

SITUACION DEI, PROBLEAfA

La lccci6n de bs conexiones interdi5ciplinari~s examinarlas en las pftginas prcccdcntcs y de todo 10 que hemos dicho sobre las relnciones entre ios datos psicogencticos r la logic a, las matema­ ticas y ]a fisica, consiste, evidefrtcmente, en que In. manera co­ mo cl hombre ha lograc1o constitllir conocimientos exactos con­ sulta Ull n1IInerO mucho mas grande de factores de 10 que' slide creerse. Ante todo hay que considernr la cstructura del sistemrt nervioso y el problema de Sll formad6n, vale decir, todo c1 pro­ blema biol6gico de las variaciones atbptativas. En seguid::t' cstan los mecilnismos de la p$icogenesis, ya que todo conocimiento cOllstituye la conclusion directa 0 indirccta de una larguisima ela­ boracion "niltmal". Esla todo el pro~lerna de Ia sociogenesis, puesto que las operaciones indivicluales son siempre insep;uables de coopernciones de todo tipo. Est" el problema de la codifica­ cion y decod.iIicaci6n de las inforl11aciones y, por consigui~nte, de tacbs las vinculaciones entre cl conocimiento y su cxpresion semi6­ tica. Estll, ac1emas -y csto ha demostrac1o ser mucho mtts fun­ clamentnl de 10 que hnbrla podic1o imaginarsc-, el conjunto de los problemas de clecisiones y cstrategias, a todos los nivelcs de ]a percepcion, de In organizacion de ]a experiencia y de b dc­ dllcci6n. En tntll, nos encontramos, pues, ante una multiplicidacl de factores cuyo problema general radica en a]canzar sus siner­ gias c1csde cl c10ble punto de vista de las formaciones y de las superacioncs de conocimientos. Tres tipos de realidad se por tanto, implicarlos, y los encontramos en proporciones va­ riadas en cada uno de los precedcntes factores: las predetermina­ ciones, cI nzar y las construcciones dirigidas. 'rodo clesarrol!o cognitivo, sea cual fuere, supone estl'tlctlll'as iniciales, pues en campos como estos no existe corriienzo absoluto alguno. Podemos rcmontar las cslructuras 16gicns hasta las forl11as generales de la coordinacion de lHS acciones,. pero tambicn cst:<s estan precediclas por la estructura de las coorc1inaciones nemo­ nicas, que son descle luego isomolfas a los principales factores de la log-ica de las proposiciones. Se pueden buscar los elementos de ciertas estructurns espaciales en los datos e1ementales de 1:1 percepci6n, pero estos StlpOi1en, a su vez, lIn munclo de organi­ zaci6n netIroI6~ic::t, pOl' 10 demiis a1m mtly mal conoc:do, etc. Las estnlcturas inicia1es desempenan, claro esHi, un papel cuanda menos parcial de predeterminacion en Jas posteriores eonstruccio­ nes, y el problema !inca entonc;cs ep establecer hasta d6nde se exti{'nde. . . ~'., ~~ / Perc pOl' otra pnrte l en toclo de~arrol!o !nlll1anO intel'vienc ~111

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conjunto m~s 0 menos considerable de procesos a!eatorios. En ciertos campos del conocimiento, como el de Ia percepcion, esos procesos lIegnn incluso a oominar todn estructurncion a todos los niveles de formacion: toda percepci6n del'iva, efecthiamente, de una cspecie de muestr::trio del objeto percibido, 10 cual arnlstra una serie de 'errores sistemalicos, y las estructuras perceptiva.s que p:tl'ecen exentas de estos (como las "buenas formas" 0 Gestalts geometricns) s6Io parcialmente 10 estfln, y el:o gracias a un juego de compensaciones momentaneas. Adel11{ls, en los terrenos de los que eJ. azar parece excltlido, como cl de Ins estructuras 16gicas, siernpre se encuentran niveles pl'eoperatorios tales, que inferencias tan neccsnrias como 10 es una trnnsitivic1ad e:emental de igual­ clades parccen tan solo probables, 0 asunto de simple decision con posibilidad de perdida tanto como de ganancia. De modo, pues que acaso el nivel de las deducciones necesarias va siempre pre­ cedido per un nivel de razonamientos exclusivamente inductivo cuya deducci6n venelria a constituir cI caso limite con probahili. clad de -> 1. No es necesario recordar, por 10 demas, que toda una c3Cue!a biol6giea cxplica las variaciones adaptativas (que engloban las adaptaciones cognitivas a titulo de casos particulares) 5610 me­ diante el juego de nmtociones aleatorias con inmccliata selecciOn. Un esquema como este se encuentra en toelos los tipos de con­ ductas htlmanas cuando existe tantco con sclecci6n en fundon de los exitos y de los fracasos. El azar, all11 cuando no es actor (mico, desempcila, pues, un papel notable en las adaptaciones coenitivas inclividuale$ y hastA. hereditarias (por ejemplo, en la imposibiliclac1 de "percibir" mas de tre~. dimensiones). Pero existe un tercer conjunto de procesos que, aunque com­ patibles con los pxeccdenles segun c1iversas cornbinaciones, 110 ataiien a una predetermi nacion ni al: azar: son las construcciones dirlgidas por canstrucciones tan pronto cxternas como intern as. Respecto del primer caso, pucden citarse las sucesivas aproxima­ ciones que habd.n de caraetcrizar las CO:1c~uctas de un experi­ mClltador frente a una. realidad por explorm, aun cua.ndo en semejante caso la construccion dirigida va siempre aconlpaliada de un margen m.is 0 menos amplio de tanteos fortuitos. El se­ gundo cas a queda ih.lstracIo rjor las constmcciones operatorias de indole dcductiva, tales como las hemos descrito en e1 desarrollo inte~ectual del nino y del adolescente, cn lo~ cuales no todo esta predeterminado y In parte de 10 aleatorio disminuye de manera progresiva can la edad. Dicho 10 eua!) el problema central que foe plantea con re.pecto a las fonnas espont{meas de conocimienta que caracteri'zan la cpistemologla del sujeto humano en general, y con respecto, t::tm­

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LOS DOS PROBLEMAS PRINCIPALES

DE LAS CIENCIAS HU:.IANAS

bien, a los diversos sistemas de valol"es, reglas y sig-nos capaces de infIuir directa 0 indirectamente SlIS conocimicntos1 radica en coordinar los tres tipos de procesos. Por 10 que compete a la 16gica natural, pOl' ejcmplo (en el sentido en que hemos tomado cste termino en el apartado acer~a de la 16gica como axiomatiza­ ci6n de las estrllcturo.s operatorins del sujeto, en EjJistemologia de fa 16gica .", ), se la podria concebir como si estuviese integra­ mente prcdeterminada, aun cuando haya construcci6n aparente; por 10 contr:lrio, podria interpretarsda como un producto ~e pro­ grcsivos ajustes a partir de una realidad esencialmente aleatoria, dominada pOl' inferencias simp1emente probables, par, decisiones basadas en evalu:tciones que tambicn implicrm una parte de azar, etcetera. POl' (dtimo, se puede tmtar d~lcxp!icarl:1, como 10 llemos intentado, por constl'ucciones dirigidas en fUllcion de c.nordinCt­ ciones y autorregubciones internas. Pera, t cuzd Cs cnt0nces c1 mecanisme de b cOllstruccion? ~ Y comO asegurmle a estp. mccCt­ nisrno una autonOlUJ::t suficiente sin dejar de incluir las eventua­ les predeterminCtciones iniciCtles y, sobre todo, las rases que ignoran lit neccsiclarl en beneficio de la simple probabiliclad? Y) a justi. ficaJa una de las posibles posiciones en 10 que ntafie a las estruc· turns merCtmente deductivas, ~ c61110 coOt'dinar e5ta per~pecti\'a con 10 que nos muestra el desarrollo de otros sistemas igu<1\mente que inflllj'cn los conocimientos? tstos son lo~ pro­ cognitivos blemas que falta cliscutir a prop6sito de la episternologia del sujeto humane n::ttural (0 "ingenua", como dicen los 16gicos), tales como ios estudiCtn las diversas ciendas del hombre.

°

LAS DIVERSAS FORMA/; DE EQUILIHRACION

Hay una nocion, y nada mas que lma, al parecer, que puede discernir 10 que corresIJonde a cada uno de los tres tipos de pm­ ceSOs cuya realidad efectlva acabamos de comprobar cnda uno en campos parcialcs- y que puede coordinarlos sin dejar de eonsel'var su autenticidad, es deciI', sin reducil' nimruno de ello~ la a una al (pOl' 10 de es­ truc\Ul'as inidales, cuyo mantemmlCmo 0 cuyas trasformaciones asegura. Implica, por tanto, un aspecto 0 menos Iimitado 0 amplio de prcdeterminacion, sin que pOl' ello se 10

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191

del caracter relntivo 0 absol~lto del tennino "inicirt1". POI' atm parte, una ",utorreglllaci6n sup one In posible illtervencion de dos especies de elementos alentorios: los elementos perturbadores exter· nos, que necesitan 1a regulacion, y los aeasos 0 eventuales tantcos propios de In regulncion. POI' ultimo, en CilSOS de trasformaciones sucesivas que se distinguen (a los nivcles aleatories) par equili­ brios y reequilibraciollcs de formas superiorcs, 0 (a un nive! tras­ aleatorio) pOl' nuevas combinaciones internas, 0 entre varios sistemas autorregubdores, l::t cquilibraci6n progresiva que resulta dc las Clutorregubciones puede origin,:H lIna continuidad de cons­ truccione~ dirigidns de~de el interior por la'regulaci6n misma. Sistemas' como estos existen a todos los nivcles. Toda la biolo­ gJa abunda en analjsis de procesos :tutorregubdores, que dominan, particu!armente, tocb ]a fisiologin y toda la embriologia causal. En e1 campo de ]a genetic" mas elemental, esto es, la moleculnr, actualmente se c1istingueI1, junto a los "operones" () genes de cstructurns que Jlevnn rl ]a construccion de protclnas, genes regn­ bdores que moclifican el f ullcionnmiellto de los demas genes (los "rcpresores" suponen, en tal caso, In intervenci6n de indllctores, cspecie de alirnentos cxtcriores a In celula, pcro en relaci6n Ci:>n Lts sustnncias de Ins genomas). En psicologb se han desc:rito regulaciones al nivcl de las percepciones, de la motricidad, de b afectiviclacl, del pens::lmiento prcopcratorio, etc., y las opera­ cinnes mismas, en su can1ctcr de mecnnismos estric:tamente rever- ", sibles, pl,eden concebirsc como un casa limite de las regulacione~ hasta alii sernirrevcrsibles. Gran numero de procesos sociales y cconomicos eonsisten en reguJaciones, y de ningllna manera cs exagcraclo vcr en l:t abumlancia de las autorregulnciones una ca- __, racteristica fundamental de In vida, tanto humana como organica .', en !;'eneral: no por nac1n, pues, b cibernctica ubica el de tales funcionamientos en eI centro de Digamos ahorn que las estructllras de sariamente ligarbs n un simple halaneeo de fuerzas la~ situaciones que intel'esan como en ]05 easos en que el . actividad propiamente dieha del sujeto, hacia la com· exteriores que puedell SCI' anticipadas pOl' ester y en los casas de autocorrecci6n. Importa, luego, exa­ minar llna por una, desde este pun to de vista, las tres situacione$ de los. valores y de bs nonnas, que intercsan cl o 16gico.

En eI caso de los sign05) Ferdinand de Saussure los calific6 de

y mostro que, debido n clIo, el sentido de 11l1n depende de su historia, sino de todo el sistema de 1::1

Epislemolog{a de la logica, tomo II de esta obra,

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192

LOS DOS PROBLElIlAS PRTNcrPALES

EPISTElIIOLOGIA DE LAS CIENCIAS lIUMANAS

Iengua en cl momento considerado, y de aqu! la distincion entre linguistic," diacr6nica y lingiiistica sincronica. Esta conduce, pues, a la nocian de un equilibrio circunstanciaI de Ia Iengu:l, PCI'D que no esta dctcrminado pOl' los estados anteriores; hay, por con­ siguiente, sucesi6n de desequilibrios y de reequilibraciones, pero ~in una cquilibra~i6n progresiva~ continua, esto es, sin construc~ cion C\iligida en el sentido de una vee cion que vendrb a deter­ minar el actual est:tc\o equilibrado, y sin que cste siempre de testimonio de autorregulaciones. En cl C::lSO de los valores no regulados de manera norma1i,,;'\, como los valores econ6micos, ocurrc otro tanto: el precio tIe una mcrcanda no depende de la historia de sus prccios anteriores, sino del actual equilibrio del mercado. De ahi Ja posihi1i(bd de crisis, que modifican por compkto Id~ valorcs. En el cnso de Ins nOfmns 0 de los val ores regulac10s (jur'idicos, morales, cognitivos), el equilibrio alc:tnzado depende, por 10 contrario, de la historia anterior, por el hecho mismo de que una norma comisle en un proceso de obligada comervaci6n del valor. En un caw como cste, pero en diversos grados, segtm sen que se rcspete 0 que no se respcte ]a obligaci6n, cl equilihrio ('ota vinculado a Llna equilibracion progresiva, y sc pucde habhr de construccion dirigicla pOl' regulacian interna. Volviendo n.l conocimiento propi.amente didIo, esc mecanismo cncuentra su aplicaci6n privilegiada en cl caw de la 16gica, 0 cClljunto de normas que regulan el pensamiento (habl:tmos, pues, ele b logica "naturnl", en el sentido ya recorc1ac1o: implica un Clspecto esencinlm~llte normativo, que se traduce en esa singular obligacion que es el reconocimiento de una "necesidac1" inma­ nente a. la cleduccian regnlada). EI parclItesco entre la constitucion de la logica operatoda del sujcto y los procesos de equilibrncifm es particularmente intimo, clebido a que el equilibrio cognitivo consiste en conservar 111l:t estrllctura mt~di,mle compensaciones activas del sujeto como res­ jJuesta a. las trnsfonnnciones perturbadoras. Ahara bien, al cabo de Ia equilibracion de una estructur:1, esa compensaci6n posible Sc traduce en una reversibilidad cabal de la operacic,:1, limite alcanzado por las anteriores regulaciones de los niveles preopera­ torios. Nos encontr~lmos, pues, con que la reversibilidad opera· toria, que proporciona Ia raz6n de la necesidad y de la cohe­ rencia de las estructuras logicas desde el pun to de vista del su jeto, constituye, descle el pun to de vista causal del desarrollo, Ia expresi6n de las compensaciones yet integras en !\U caracter de rcsultado de una equilibraci6n exitosa. En· otros terrninos, 1a equilibracion de las coordinaciones de acciones tiende hacia Ia re­ versibilidad operatoria a tltu!o de sistema de compensaciones,



I !

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ai mismo tiempo que ::lscgura una completa estabilicbd a IllS estructuras reversibles ::lsi co~struidns, queya no' habrin de modificarse nunca mas, integdndose en l1ueV<1S estructurns de orden superior. Una estructnra operatoria constituye, pues, al misrno tiempo que una forma de equilibrio movil (en el sentido en que en flsica un equilibrio puede ser, a la vez, estable y movil), un prototipo de sistema autorregulador sllsceptible no so!o de nuevas combi­ naciones, sino ademas de autocorreccion 1 pues ]a composicion de los elementos se regula gracias a la l'eversibilidad (que asegura la no contradicci6n jl. no J) 0). Pero por cl. hecho mislllo de que Ja reversibilidad operiltori;t representa' h conclusion de las l'egulaciones semirreversibles 0 aproximadas, que car:1cterizan un brguisimo proceso de equili­ braci6n, bs cstructuras l6gicas asi engclldracl:ts van precedidas por sistemas a{m no deductivos y que ataiien a inclucciones sim­ plemente probabies, en Ins que 10 aleatorio desempeiia un papel' tanto mayor euanto que sc remontn hacia los estados de partida. I,n hip6tesis de la equilibraci6n lleva en sl, pOl' tanto, un neces:t­ rio Hamado a las estructuras estocasticas pM 10 que compete a los estadios iniciales, al mismo tiempo que sllministra ]a raz6n de Ja deducibilidad final, que ciimina cl azar tina vez alcanznda toda la rc\'ersibiiidad. . EI papd del azm' y de las composicioncs proiJabilist8s en cI proceso de equiIibracion conducente a las f'structur:lS 16gicassc pone de manificsto de dos nwneras: en rcbcion conel sujeto y en rebci6n con la explicacion cnusnl del proceso misl110 de. equi li­ braci6n. Desde el punto ·de vista del sujeto, resulta [.lci! eomprobar que, a los niveles de desarrollo preoperatorit', llO se cncuentra forma algull<1 de razonamiento que vaya acompniiacla de necesi­ dad interna. Esta s910 aparece en razon del cierre de una estrue­ tura, es decir, de su consumacion en una forma a Ia vez equili~ bradn. y reversible (10 cual equivnle a 10 mismo, pero bajo dos aspectos diferentes), y esta claro que ese cierre final (que cons­ por 10 demas, unn apertura hacia posteriores intcgrncio~ ne~ en estructuras mas amplins) puede variar de una estructura a otra en 10 que respecta a In edad de Stl consllmacion en funcion de las dificultacles del problema. Pero antes de la consllmacion, csto es, durante la equilibracion y antes del estado de equillbrio solo se observan razonamientos de tipo inauctivo, que v(ln acompaiiados de sentimien tos cxpresables con los terminos "qlliw zas", "acaso", etc.,. aun en los casos de la tra·nsitividad de las igualdades, de las difcrencias ordenadas y de las incIusiones, 0 en los de In conmutatividad y, sobre todo, de invariantes 0 de

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EPISTJ.::\lOLOOIA

1fJ.l

DF. LAS ClF.NCL\S TIUMAlS"AS

nocioncs de comervaClOl1 (siendo 1a presencia de una nocl':m de conservacion el signo de la revcr.:;ibilidad, es cIecir, de una tras­ form:tci6n que no modific:t lodo a b vez, sino que deja invariantc un ('aracler con rcfercncia al cual 1m)' trasformacion). En resu­ nlCl1, el1 c1 curs~ de las primcras fases de b equilibracion solo hay, :tl prjncipio, induccioncs 19l'obablcs, 0 certic1umbre en el efrol', pOl' ;1l1scncia de composicioncs regubdas, 10 que no qllicl'e clecil' que el sujcto se limite a emplear cI l'8.zonamiento inductivo en los casos en que es el (mico que ptlede fllncional' (campos experimcntales), sino que permanece en formas incluctivas de infcrencia basta en los pun los en que lll(lS tarde habr{\ deduccion necesilria. En cn~mlo al pape! de 10 alentorio en la explicaci6n misma del proccso de equilibracion ellyn tGatro es el stljcto -Jllejor didlO, cste cs el protagonista-, es facloJ que Sl: prescnta en forma c!c un desenvolvimiento probabilista de caracter sect1('ncial, vale decir, de cankter tal, que cada uno de los estadios de: desarrollo no es el mis probable dcsde ia. partida (salvo c1 primt'ro canside­ fado), sino que se COI1V;cI'te en el m{tS probable tina vez obtenida~ las aclquisiciones del estado precedente (el termino de p!'obable ronsulla, pOl' cjc:mplo, In teoria de In decisi6n en lin mecanismo cle "jucgos" ele informacion). Elijamos como ejen:plo In equili­ braci511 que descmboca cn la constitucion de una nocion de con­ servaci61l, en la que act(wn dos dimensiones: las yariaciollcs a y - b) seglm sea que e5tas c1imensione::: rcrnaten, pOl' com­ pensaciun, en cl invariantc c>= (.+ a) . ( - b); (pal' e jernplo, b. conservaci6n c de la cantidad de materia de una boiit:1. de

arcilla que se trasforma en una mOfcilla, pOl' consigllicnlc alar­

gadn -i--{ a) pera :11 mismo tiempo adelgazadn - b). Esta eql1ili­

bracil'm rasa, pucs, por cicrto ntnTIero de elap:1s en Ull orden constante de sucesion. 1.n primera, que es 1a 11165 probab1c al

comienzo, se car:'lcteril.:l porIa considcraci6n de una sola dimen­

sion a ("hay mas porque es mas larga"). Las reacciones pro­

pias de In segunda, que se vuelven las mas probablcs, pero des­

pll~S de las primeras }' mediante regulacioncs (pOl' ejemplo, si se

nlarga mas y mas "se vuelve demasiado flacn"), conzisten en

destacar In segunda dimensi6n - b, generalmente trastrocando

el juicio ("hay menos porQl1C es mas de1gada"). La tercera ctapa

se caractenza pOl' reacciones que se convierte'n en las mas pro­

babIes, pero s6Io despues de las oscilaeiones precedentts: cs el

descubrimiento de una ~olidal'idacl entre a y - b , 10 eual des­

plaza el problem:l, hasta entonces centrado en una simple eom­

paracion de los estado5 iniciales y finales de b bolita, en tanto

que la correlacion de las dos modificaciones I+, a y - b induce

al slljeto a formular e1 problema en termino's de trasformaci6n.

+

+

LOS DOS PROIlLElIIAS l'RllS"CII'ALES

195

De ahi, pucs, la ctapa final, que se \'uclve In m{ls probable, pero solo clespucs de las prccedentest a y -- b se COl11p:wsan puesto que es la misma pasta y no se Ie ha quitado ni anndido n:Jda, de dunde la conservacion (+ a) . (- b) c. Vemos, pues, que las prohabilicbcles se moclifican poco a poco de acuerdo con un proceso sectlencial, que dura, en rigor, varios aoos, y que la equilibracion como tal se cxplica de acuerdo can tl modo pro­ babilista. Antes de que sc constituyan las estrncturas 16gicas por eqllili­ hracion progrC'siv:1. (y cl precedentc esquema es valido para las cstr11cturas operatorias m:ls e1ementalcs, como los ellgastes de cla­ ses, l:lS seriaciones, etc.), las coordinaciones eslan, plies, concli­ cionadas por composiciones pl'Obabilistas, tanto desde eI punto de vist" del sujeto (primado iniclal de b induccion) como desde el de la interpretacion caus:1I de los procesos formadores. Ante un problema epistemol6gico tan fundamental como es el de ]a fili::l­ cion de la I6gica a partir del azar, 0 a la. invcrsa, la hipotesis de la equilibracl6n proporciona una solucion razonable, desde que rnucstra de que modo las coordinaciones de indole inicblmente probabiJista terminan, al equilibrarse, pOl' dcsembocar en las nc· cesarias conexione~ deductivas. Debiclo a clio queda tambien despcjado el misterio principal inherente atocia gcnesis que remate en estructuras 16gico-mate­ maticas, eslo es, e1 del paso de un proceso temporal a tin sistema de conexi ones intempora!cs. AI nivd de las s(!CUenCia5 probabi­ !islas, la equilibracion progresiva constituye, en dec to, un proceso esencialmentc temporal, ya que implica un orden de sucesi6n en constrtlcciones, cada una de las ClIaIcs clepende de la prece<.lentc. Perc cI equilibrio alcanzado implica una estrllctura intemporaI, puesto que I1n equilibrio consiste en una compensaci6n general (= producto algebraico nulo) de todas las trasformacioncs vir­ tuales del ~istcma (-= el conjunto de las operaciones posibles) . Perosi el azur y la 16gica se ven as! coorcJinados 0 coordinables, siempre la genesis de una estructula de rango N parte de una estructura anterior mas debil de rango N - 1. Vale dedr que, al nivel inicial, interviene un elemento de predeterminacion, nece­ saria para el funcionamil.!nto mismo de las regulaciones y de Ja equilibraci6n. S610 que, pOl' una parte, nunea se trata de un comienzo absoluto; 0, 10 que es 10 mismo, la estructtlnl de rango N - 1 tamiJicn es el producto de una genesis a par~ir de una estructura de rango N - 2, Y asi por consiguiente. Y pOl' otra parte, Ja predetel'minacion es 5610 parcial, puesto qHe hay au torre­ gu!aci6n y c0nstrucci6n de cstructuras nuevas, engendradas por la equilibraci6n. ' De 10 cual se desprende que las primeras dos de estas tres es·

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pecies de realid:ides reClen evidenciadas, es dccir,Ia predetermi­ nad6n y cl azar, hallan su slntesis dialcctica en 1:1 tercel'a, que es el proceso dc las constrncciones dirigidas. El mccanismo de cquilibracion progresivit que hcmos tl'ataelo de describir con~ti~ turc, en cfecto, el prototipo dc una construcci6n dirigida al nivc1 del sujeto humano: construcci6n, porque las formas de equili­ brio alcanzadas son nuevas con rcspecto a las estrudutas de partida; y dirigida, no por ul1~ finalidad cxterior asignadn. a j)Tiori, sino tan s610 pOl' las exigcncias internas de la equilibracion. BI modo de conocimicnto inherente a las (~structuras logico­ matematicas "naturales" del sujeto incumhe, pues, a Ia categoria dc las construcciones dirigidas de mrmera interna. En ClJ::mto a b adquisici6n de los conocimientos ernpiricos 0 experim:,:ntales, ha de tratarsc, pOl' tanto, de constrllcciones semidirigidas., 0 con dirccci6n parcialmentc exterior, yn. que el problema .cstriba en alcanzar unn. rcalidad independicnte del sujeto gracia~, a una scric indcIinida de crccientcs aproxin\hciones. Pew como tOcto conocimiento de un objeto supone un marco 16gico-matematico, gue es Ia condition misma de h objetividad, siempre esa, cons­ trucr::iones pemlaneccn cercanas a bs precedentrs. En el caso de la. constlUccion (historica, y no ya. psicogenetica) de un lenguaje, 0 en el caso de bs etapas de Ull sector de histor.ia econornica (con la salvedad de la historia de las teCniC;lS, que gobierna en parte In. economln, pero que es parcial mente inde­ pendientc de csta, pOl' 10 cual incumbe a los precedentes modos de construc.ci6n), nos enColltramOS, en cambio, ante una cons­ trucci6n de dcbil direccic)n, por falta de una equiIibraci6n pro­ gresiva de conjunto, que se ve entOl1ces remplazada pOl' una serie parcialmcnlc alcutoria de desequilibrios y reequilibrnciones.

Jf.1\N

iNDICE DE NOl"IDRES

Jacob !<.fadscn (1538. 15(6); gramatico danes: 129.

1-1,; IingUista Ingles (..on~empodnco: 150. ,·\XGP.l,l" J~me~ R. (18G9-19!9); psicologo nOl'teamericano: 39. ANZIEU, Didier; psir.61ogo y ~malista frances n:tcido en

2+. Discolo; grarnatico griego del siglo II dcspues tic J.C.: 128. ApOSTE!., Leo; logico belga nacido

en 1925: 60~ 1~.~, 180, 1~1. Har.s; hngUlsta alcm:m n
AIU;XS,

AR.NAULD, Antoine (1612-1694); Hamado el Gran Am!luld, teolo­ go frances: 78. ATU,OW, Kellneth; econornista y so­ ci6logo norteameric.ano nacido en 1921: 116. AscoT.!, Grnziado IS:lia (18291907); lingi.iista italiano: 133. ASlIBY, Williams Ross; neur.'>iogo l' cibernetico inglcs nacido en J 903: 132. }\.UDl.EY, John Donovan; p$ic610go nortcamericano nacido en 1926:

PL\GET.

5~

.

nACImLARD, Gaston (18ff4-19M); m6sofo c historiador de la den­ cia francesa: 44. BACON, Francis, baron Verulam (15:61-1626); filosofo y hombre polltico ingles: 129. ~,,..!.'

-.--------~.

psi co­

1923:

ApOLO:-;IO,

AJURIAGUT>RRA, J, de; DRESSON, F.; FltMSSE, P.; INItf.l.mm, B.; OL'P.R6N, P. y PfAOET, J., Froblhiles de psycllOlinguislique, P.U.F., l'arls, 1963. CHO~,SKY, N., S"lIlactic Structures, Mouton, S'Gravcnhage, 1947. GOl,DMANN, L., I.e Die cache, Gallimard, Paris, 1956. GRANGER, G.-G., MJthodnlogie iconomiquc, Paris, 1955. GRANGER, G.-G., La Pelw!e formclle Bt les scienc.es IwmaillllS, Paris, 1960. LEVy-STRAUSS, C., LeI Strltctures IUmentaires de la parellt', Paris, 1949. PIAGET, J., 1:tudes sociologiques, Droz, Ginebra, 1966. PTAOE'l" J., Introduction (~ l'Ipistemologie genitique, vol. III: La Pensle bi%giqlle, la p~7!See Ps,'c/lologiqlle ct la pensle soci%giqIlC, P.U.F.,

"-"-'-'

I\I.LEN, Roy Gcorge Douglas; eco­ nomisla Ingles naciclo en 1906:

19:H); filosofo y psic61ogo nor­ tcamcricano: 38. IlALZAC, I-lonon: de (1799-1850); escritor frances: 47.

1li.

nrnLIOGRAF1A

Paris, 1950.

nALDWDI,

:\l'F.W, ,\.

-,

James

M?l'k

(11361­

AARHUS,

Martin c1e' (1600.1678) ; (calogo jansenist .. frances: !Ill. n"YES, Thumas (?-176:1); mak­ m:i.tico jngl6~ del s. xvm: 181. BECHTERF:V, W!adhuir :Mikhailo­ vitch (11357-1927); psiqui~tra, neur61ogo y soci61ogo rus~: 37, 38. BERGSON, Henri (11359-1941); fi16sofo frances: 15, 20, 22, 36, 37, 58, GI. BERLYN E, Daniel Ellis; psic6Jogo norteamericano: 60.· BEnNARD, Claude (1813-1873); psic6Jogo y escritor frances: 44, 56. BEYRL; psic610go aus!rlaco de fi­ nes del s. XIX-XX: 29. BINET, Alfred (18.'\7-1911); psico­ logo y fisi610go frances: 22, 30, 36, 39. llrNSWANGER, Ludwi.
'

.. ,~~

R\RCOS,

22. Leonard (1887­ 1949); JingUista norteamerica­ no: 134, 136, 180, BOH~{-l!AWEI\K, Eugen von (l851­ 1914); economista austriaco: 178, . BONNET, Charles (1720-1793): Ii­ losoro y naturalista suizo: DORET" ~rnile (1871-1956): mate­ matica francesa: 159. Doss, Medard; psi.CJuiatra y P~\cO­ analista suizo nacido en 19qs: BLOOMFIELD,

22.

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