1 La Teoría del Conocimiento de la Edad Antigua: el Idealismo transcendental de Platón.
La Teoría del conocimiento o epistemología de la Edad Antigua: Platón. O.- Introducción. 0.1.- Estilo literario. 1.- Platón utilizó el mismo género literario que su maestro. Frente a los monólogos de los sofistas, Sócrates opuso la forma dialogada (lenguaje dialéctico) en la cual predomina la interrogación como una confesión implícita de la propia ignorancia y una señal del deseo de aprender de los demás. Casi todos los diálogos tienen una estructura similar: al comienzo se presenta la cuestión fundamental de la que tratará la obra. A continuación y, normalmente a través de preguntas y respuestas, se muestra la falsedad de ciertas opiniones manifestadas por los interlocutores. Finalmente, mediante un proceso mayéutico, se conduce el diálogo hacia el descubrimiento de la verdad. Tampoco es extraño que utilice para explicar sus teorías principales, ejemplos y mitos. 2.- Cada diálogo es una investigación parcial (no siempre completa) de un tema fundamental filosófico. Además, los diálogos constituyen una galería de retratos de personajes de la época (filósofos, poetas, políticos, militares, jóvenes de familias aristocráticas de Atenas, etc., ..), que ofrecen un vivo reflejo del ambiente y de la vida cultural. 3.- Podemos clasificar en la obra de Platón distintas fases o etapas que muestran con claridad la evolución de su pensamiento: a) periodo socrático o de juventud. b) periodo de transición. c) periodo de madurez. d) obras de vejez. De ellas hay que destacar el periodo de madurez, donde desarrolla con más precisión su teoría del conocimiento, su antropología y su política, y el periodo de senectud u obras de vejez, donde reformula de un modo crítico todo su pensamiento.
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1 Diálogos de juventud. Muestran una clara dependencia de las doctrinas socráticas. Entre ellos destacan: Apología de Sácrates, Critón, Lisis, Hipias menor y Protágoras. 2 Diálogos de transición. Pertenecen al periodo que abarca su viaje a Italia. En ellos se pone de manifiesto la madurez alcanzada por Platón al superar a Sócrates que, no obstante, sigue desempeñando un papel importante al elaborar sus propias doctrinas. Se centra en temas políticos y esboza lo que será su teoría de las Ideas. Es destacable la influencia de Pitágoras en los referente a la transmigración de las almas. Estos diálogos son: Gorgias, Eutidemo, Crátilo y Menón. 3
Diálogos de madurez. Este periodo comprende las obras que Platón escribió desde la fundación de la Academia hasta su segundo viaje a Italia. Los problemas que se abordan son de carácter ontológico y suponen la culminación de la teoría de las Ideas. A esta época pertenecen La República, Fedón, Fedro y El Banquete.
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Diálogos críticos. Se llaman así por la crítica que ejerce Platón contra gran parte del pensamiento que le había precedido. En ellos abandona el recurso a los mitos, tan utilizado en otras obras, y Sócrates deja de ser el personaje central. Pertenecen a este periodo: Parménides, Teeteto, Sofista y Político.
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Último diálogos. Se centran en cuestiones cosmológicas e históricas y su postura se endurece en los que se refiere a la teoría política. Es importante destacar nuevamente la influencia del pitagorismo en su concepto del cosmos. Pertenecen a este periodo: Timeo, Crítias y Las leyes.
0.2..- Influencias de otros autores. 1.- Tenemos que destacar la gran capacidad asimiladora que tiene Platón. Todos los pensadores y todas las escuelas con que entró en contacto, dejaron marcada su huella en su filosofía, aunque no podemos decir que Platón perteneciera propiamente a ninguna de esas tendencias.
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Aristóteles señala tres influencias fundamentales: . Heráclito, a través de Crátilo. . Eleatismo (Parménides). . Sócrates . Los pitagóricos. Diógenes Laercio comenta que Platón explicó lo sensible según Heráclito, lo inteligible según Pitágoras y los Eléatas (Parménides), y la política según Sócrates. 1.1.- Platón conoció la doctrina de Heráclito a través de su su discípulo Crátilo. Éste exageró la filosofía de su maestro: todo está en devenir (el movilismo). Defendió que todo es móvil, contingente, impermanente, caduco, imperfecto. El mundo físico se define como no-ser, por lo tanto, de allí la relatividad de nuestro conocimiento acerca de éste (relativismo). 1.2.- Eleatismo. Su influencia le viene a Platón a través de eléatas, sobre todo, Parménides,. Éstos dividían el mundo en dos: el mundo sensible, objeto de opinión, concebido con los rasgos del movimiento y no permanencia de Heráclito, y el mundo inteligible, objeto de la verdad y de la ciencia, el mundo del Ser de Parménides. En los diálogos Crátilo, Parménidos y Sofista, el pensamiento platónico comienza a polarizarse en estos dos extremos mencionados: mundo sensible y mundo inteligible. En éste último, las ideas toman los rasgos propios del Ser de Parménides: inteligibles, incorpóreas, estáticas, inmóviles, permanentes en sí mismas, subsistentes.
1.3.- Sócrates. Sabemos de la fuerte influencia que ejerció en Platón. Aunque Sócrates limitó la filosofía al campo de la moral y la política, no obstante su método dialéctico, la mayéutica, que aplicaba a los temas morales (la libertad, la justicia, la virtud…) consistía en un intento de formación de conceptos universales. Buscaba la definición de los conceptos, conservando las esencias de las cosas; es decir, prescindiendo de sus diferencias particulares y de su carácter
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móvil, no permanente y temporal. Sócrates buscaba los conceptos universales, superando lo particular, lo contingente. Platón en el diálogo Hippías mayor va más allá que su maestro Sócrates. Los conceptos no tienen un valor solamente mental, lógico, semántico, sino fundamentalmente ontológico (reales, subsistentes). 1.4.- Pitagorismo. La amistad con discípulos de la escuela de Pitágoras tiene como consecuencia la asimilación de numerosos elementos doctrinales de esta corriente filosófica. No obstante, no tenemos constancia de que Platón se iniciase en esta escuela. Algunos especialistas hablan de una posible amistad con Arquitas, discípulo de esta escuela. Otros hablan de un conocimiento directo o indirecto de la filosofía de la hinduista. Estos elementos son: a.- La preexistencia de las almas que vivían felices, contemplando el mundo de las ideas, antes de su unión con el cuerpo y su origen. En el diálogo Menón, Platón presenta la teoría de la reminiscencia como una prueba de la preexistencia de las almas y de la realidad de otro mundo, en el cual se han contemplado las Ideas (mundo transcendente). b.- El concepto de un pecado, a consecuencia del cual caen de su estado feliz, y son encerradas en cuerpos materiales que les sirven de cárcel y tumba. c.- La teoría de la inmortalidad y las sucesivas reencarnaciones de las que no han logrado su perfecta purificación en su existencia terrena. d.- La necesidad del ascetismo para libertar el alma del estorbo del cuerpo. e.- la función catártica de la filosofía y su concepto de la misma como preparación para la muerte. f.- la mística de los números. g.- Los astros como almas o espíritus (astrología) y el mundo concebido como animal viviente. 0.3.- Definición del tipo de Filosofía de Platón. 1.- El anhelo hacia una realidad fija, estable y necesaria (Eidos: ideas, modelos, formas, arquetipos), por encima y más allá de la movilidad, de la contingencia e impermanencia de los seres del mundo sensible. Por eso, a su filosofía se le llamará idealismo transcendental. 2.- La nota distintiva de su epistemología es su aspiración hacia una realidad ideal, absoluta, transcendental, objetiva, eterna, innata … Dicha aspiración se concreta en su Teoría de las Ideas, con la que trata de dar respuesta a los tres grandes problemas: del ser (ontología), del saber (epistemología) y del obrar (ética-política). Por ello se puede afirmar que sobre la Teoría de las Ideas se asienta toda la filosofía de Platón.
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La Academia de Platón.
1.- La Teoría de las Ideas. 1.1.- Punto de partida La teoría de las Ideas va a constituir el eje central del desarrollo del pensamiento platónico, y como ya hemos dicho, con esta teoría, Platón intentó sintetizar las enseñanzas de los filósofos que le influyeron (Heráclito-Parménides-Pitágoras-Sócrates). Platón afirma que las ideas son substancias, es decir, tienen existencia por sí mismas. Ello choca frontalmente con nuestra concepción de lo que son las ideas, que podemos resumir del siguiente modo: a.- Para nosotros, las ideas son producto de nuestro pensamiento. Creemos que sólo existen porque las pensamos: son contenidos mentales. Si desapareciesen todos los seres pensantes del universo, las ideas dejarían de existir. La existencia de las ideas depende de que alguien las piense. b.- Para nosotros, las ideas sólo son representaciones de los objetos reales. La palabra representar significa “volver a presentar” lo que ya estaba presente, por lo tanto la existencia de las ideas depende de la existencia de las cosas reales que representan. c.‐ Para nosotros, las ideas representan mentalmente las cosas reales porque las formamos a partir de la reflexión (pensar) sobre nuestra experiencia de las cosas de la realidad.
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1.2.‐ El concepto de Idea en Platón. Sin embargo, Platón no compartía ninguna de estas opiniones por las siguientes razones: 1. Las ideas no son productos de nuestro pensamiento. Si las ideas (del griego, eidos) dependiesen de nuestro pensamiento, podríamos pensarlas como quisiéramos. Pero esto es imposible. Así, por ejemplo, la idea de triángulo incluye una serie de características (tener tres lados, tres ángulos...) que no podemos modificar. La idea se impone al sujeto que la piensa. Pensar es, ciertamente, pensar ideas, pero las ideas son las que son aunque no se piense en ellas. Es el pensamiento el que depende de las ideas, y no al revés. Esta independencia es lo que garantiza que todos pensemos las ideas del mismo modo (el triángulo es lo mismo para un chino que para un azteca). Y es que las personas no inventamos las ideas: las descubrimos al pensar en ellas. Pensar es «des‐cubrir», darse cuenta de lo que ya estaba allí. 2. Las ideas no son represtaciones mentales de la realidad. La tesis de que la existencia de las ideas depende de la existencia de las cosas representadas es imposible para Platón, pues existen ideas que no representan nada existente en la realidad (por ejemplo, la idea de un billógono, un polígono de un billón de ángulos). Además, si la existencia de las ideas dependiese de la de las cosas representadas, la desaparición de estas conllevaría la desaparición de las ideas que las representan. Pero este no es el caso. La desaparición de todas las mesas no supondría la desaparición de la idea de mesa (por eso, es posible hablar, entre otras cosas, de los dinosaurios).
Platón demuestra que las ideas existen independientemente de los pensamientos que las piensan y de las cosas que representan. 3. Las ideas son substancias. Por lo tanto, las ideas existen por sí mismas. Como las cosas que existen por sí mismas reciben el nombre de substancias, puede concluirse que las ideas son substancias. 4. Las ideas tienen consistencia semántica. Del carácter substancial de las ideas se deriva necesariamente la otra tesis fundamental de la filosofía de Platón y que este toma de su maestro Sócrates: las ideas tienen consistencia semántica. Precisamente porque existen con independencia de las cosas y los hombres, su
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significado no depende de que nosotros se lo otorguemos a través de una decisión particular o colectiva, sino que lo tienen ellas por sí mismas. Todas las ideas tienen consistencia semántica y, cuando las pensamos,
pensamos todos lo mismo. El hecho de que las ideas existan por sí mismas al margen de la existencia de los seres que las piensan y de las cosas que representan plantea una pregunta evidente: ¿dónde se encuentran? Para Platón, resulta obvio que las ideas no se hallan en el mundo de las cosas y de los hombres. Las ideas habitan en su propio mundo. Platón había dividido la realidad en dos ámbitos: el mundo físico, el de la materia, donde moramos los hombres junto con las cosas (mundo sensible), y el mundo de las ideas, un mundo inteligible fuera del espacio‐tiempo (mundo inteligible). Esta visión de la realidad de Platón se apoya sobre la distinción entre apariencia y realidad propuesta por primera vez por Parménides. Comparte con Heráclito la noción de que toda la realidad captada por los sentidos está sometida a un incesante cambio (“Todo fluye, nada permanece”). Pero la ciencia, la ética o la política requieren de la existencia de algo verdadero y distinto de las cosas, que no esté permanentemente cambiando (idea o eidos). Así, la realidad queda divida en el Mundo Sensible, formado por las cosas en constante cambio de Heráclito, y el Mundo Inteligible, el mundo de las Ideas permanentes e inmutables que poseen las características del Ser de Parménides.
Las ideas son substancias que existen verdaderamente en otra dimensión de la realidad (el Mundo de las Ideas o Mundo Inteligible).
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1.2.‐ Características de las Ideas (Fedón) 1.‐ Las Ideas son las causas de las cosas. Las Ideas son con relación a las cosas sus causas ejemplares, formas o modelos. Así, por ejemplo, las cosas son justas porque imitan o participan de la idea de justicia. 2.‐ Las Ideas son únicas, inmutables e inalterables, eternas, sólo captables por la inteligencia, no tienen mezcla de no‐ser, no están sujetas al movimiento ni a la corrupción, no cambian, son incondicionadas y absolutas (tienen los atributos del Ser de Parménides). Sólo ellas, y no los objetos sensibles, existen verdaderamente. En cambio, las cosas son múltiples, son perceptibles por los sentidos, están sometidas a cambios permanentes y no son estrictamente reales. 3.‐ El mundo de las Ideas está jerárquicamente organizado. Según Platón, hay infinitad de Ideas. En la cúspide de esta organización jerárquica está la idea de Bien, que se identifica con la de Verdad y la de la Belleza, pues el Bien es los Verdadero y lo Bello. 4.‐ Las Ideas son criterios de valoración y ellas mismas valores. Constituyen los criterios necesarios para juzgar las cosas sensibles. Así, una cosa es bella porque se asemeja a la Idea de Belleza, porque se acerca al criterio de valoración representado por la Idea de Belleza. 5.‐ Las Ideas son universales. En un enunciado como “esta mesa es rectangular”, el sujeto, “mesa” se refiere a un objeto determinado, concreto y existente en nuestra vida diaria. Pero, ¿a qué se refiere el predicado “es rectangular”? La respuesta platónica a esta cuestión es afirmativa: existe la Idea de rectángulo, el concepto universal al que se refieren los predicados generales que se aplican a los objetos particulares rectanguales. Así, los objetos rectangulares lo son porque participan de la Idea de rectángulo o imitan a ésta.
IDEAS
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Únicas. Inmutables. Inalterables. Universales. Jerárquicamente organizadas. Idea suprema: Idea del Bien. Eternas. Captables con la inteligencia.
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Con lo dicho hasta ahora, podemos llegar a elaborar una definición de Idea. Las Ideas son la verdadera realidad. Existen en un mundo transcendente, más allá del Mundo Sensible, separadas del mundo físico y material. Las Ideas son realidades independientes y jerarquizadas bajo la Idea suprema del Bien, el Sol del Mundo Inteligible, único sobre el que se puede hacer ciencia y al que el alma aspira por propia afinidad ontológica.
2.- La Estructura de la realidad. Platón mantiene una concepción dualista del mundo. Así pues, Platón divide la realidad en dos mundos contrapuestos: uno de ideas eternas, inmutables, inteligibles y universales, realidades con las características del Ser parmenídeo, y otro de entes finitos, mutables, ininteligibles y particulares, realidades con los rasgos que Heráclito predicaba de la fisis (naturaleza). Por esta escisión de lo real, la filosofía de Platón constituye un dualismo cosmológico que afecta a su concepción metafísica (mundo de las ideas/mundo de la naturaleza), su epistemología (conocimiento inteligible/conocimiento sensible), su antropología (alma inmortal/cuerpo) y su ética (mundo ideal/ mundo material). Como ya hemos mencionado, las Ideas están ordenadas de forma jerárquica, a manera de una monarquía. Por encima de toda la multitud de Ideas, destacan especialmente dos, que son las de la Justicia y de la Belleza. Por último, por encima de todas, está la suprema, la idea del Bien
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(simbolizada por el Sol). No obstante, este orden jerárquico y su cúspide no están claros en todos sus diálogos. Por ejemplo: Belleza (Banquete), Bien (Fedón, República), Ser (Sofista), Uno (Parménides). Pero estos dos mundos contrapuestos no se encuentran aislados. Por el contrario, su interrelación es íntima, aunque difícil de captar, y de ahí que pueda interpretarse la filosofía de Platón como el esfuerzo por explicar la relación que ambos mundos mantienen entre sí. ¿Cómo unir lo que previamente se ha separado? ¿Cómo se relaciona el mundo de las ideas con el material que habitamos? La relación entre ambos mundos es descrita por Platón con el término de participación o imitación. El Mundo de las Ideas es una realidad invisible, no perceptible por los sentidos, eterna, inmutable y universal, mientras que el Mundo Sensible es la realidad que perciben los sentidos, engendrada, particular y en continuo devenir. Las cosas del Mundo Sensible son mortales, limitadas y cambiantes y tienen en el Mundo Inteligible sus correspondientes Formas o Ideas a las que imitan y de las que participan. En síntesis, la respuesta de Platón es que el mundo físico no puede existir ni entenderse sin el de las ideas, y el mundo de las ideas aspira a su realización en el físico. Esta relación se vertebra en torno a tres ejes: metafísico, epistemológico y ético.
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2.1.‐ Mito de la Caverna Platón recurrió a un mito muy hermoso, plasmado en el libro VII de La República. Se trata del Mito de la caverna.
a.- Argumento del mito Los seres humanos que viven en este mundo, son semejantes a prisioneros que nunca han visto la luz del sol y que se hallan encadenados de pies y manos en el fondo de una gran cueva, de espaldas a la única abertura de entrada que da al exterior. Dentro de la caverna y detrás de ellos arde una hoguera, que tampoco pueden ver, por hallarse de espaldas y porque se interpone una valla, a lo largo de la cual van pasando hombres portadores de figuras de cosas y de animales. Los prisioneros solamente pueden escuchar sus voces y contemplar las sombras que se proyectan sobre el fondo de la pared. Cuando uno de esos hombres rompe sus cadenas y se libera, ascendiendo hacia la salida de la gruta, al principio, cegado por la luz del sol, no percibe nada. Pero poco a poco, se acostumbra y consigue ver primero sombras, luego las imágenes de los objetos y de los hombres reflejadas en las aguas y finalmente las cosas mismas, la luna, las estrellas, el Sol. Sabe entonces que el mundo que conocía hasta entonces era irreal y engañoso, e intentará bajar de nuevo a la cueva para explicárselo a sus compañeros. Éstos sin embargo no le creerán, se reirán de él, y si intentara desencadenarlos y hacerlos subir, lo matarían.
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¿Qué simboliza este mito? 1 2
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La caverna es el Mundo sensible y sus sombras con las cosas que lo pueblan. Los hombres encadenados al fondo de la caverna representa al hombre encadenado a los sentidos y a los apetitos del cuerpo, que considera que lo percibido por él es la única realidad existente. El mundo exterior es el Mundo de las Ideas o Mundo Inteligible. El Sol es la Idea de Bien. El hombre que logra salir de la cueva es el filósofo, que ha conseguido liberar su alma de las cadenas del cuerpo y que contempla la verdadera realidad de las Ideas.
El mundo de la caverna es el mundo de las cosas sensibles y los hombres encadenados simbolizan la condición humana, engañada e ignorante. Los seres humanos, mientras viven encerrados en su cuerpo, solamente pueden ver las cosas del mundo sensible, que no son más que imágenes o sombras de las verdaderas realidades. Viven en el campo de la doxa u opinión. No obstante, ésta puede superarse, ascendiendo por el camino del conocimiento hacia el mundo de la ideas. Para ello, el camino de la Dialéctica les liberta de sus cadenas y les permite contemplar el mundo ideal, cuyo Sol es la Idea del Bien. El filósofo tendrá la misión de sacar a los demás hombres de las tinieblas de la ignorancia y de las sombras de las opiniones, hasta hacerles llegar a la contemplación de la verdadera realidad del mundo de las Ideas, presidido e iluminado como ya he comentado por la idea del Bien (el Sol). De este modo, Platón afirma que los filósofos (amantes del saber) tienen que ser los guías de los demás hombres. Así, los gobernantes deben de ser filósofos y los filósofos, gobernantes, pues éstos son los únicos que conocen la verdadera realidad y por lo tanto, los únicos que pueden crear normas para la conducta del individuo en sociedad.
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2.1.‐ La relación del mundo de las ideas con el mundo material (Cosmología). De la concepción de la realidad se deriva la teoría cosmológica que Platón desarrollará en su obra Timeo, donde también aparece la distinción de dos mundos: “el ser eterno que no nace jamás” y que sólo es captable con la inteligencia (Mundo de las Ideas), y “el ser que nace y que no existe nunca” (Mundo Sensible de las cosas). El primero sirve de modelo para el segundo. La relación entre ambos mundos es, de nuevo, de participación e imitación. Ahora bien, ¿por qué las cosas imitan a las ideas? En el diálogo Timeo, Platón se sirve, para responder a esta pregunta, del mito del demiurgo. En él se establece que esta configuración del universo es el resultado de cuatro factores: a.‐ Hay, por un lado, una masa material preexistente (en Grecia no existía noción de creación ex nihilo, es decir, de la nada, como defiende nuestro mundo judeocristiano) y caótica, esto es, sin orden ni concierto, y sin buena disposición para tenerlo. La materia no constituye un material dúctil y fácilmente modelable y se resiste a la labor del artesano. b.‐ El demiurgo, un ser divino, que vivía feliz disfrutando de la contemplación de las ideas. Es un artesano modelador (no creador) de la materia, y trata de hacer el mundo lo mejor que puede. Como decimos, es simplemente un ordenador de elementos materiales ya existentes y eternos. La operación del Demiurgo no consiste en crear ninguna realidad nueva, sino tan sólo en introducir orden en el desorden caótico del elemento material, modelándolo conforme a la imagen o modelo de las Ideas, pues para ordenar algo, es menester un modelo. En absoluto se parece al Dios cristiano que crea el cosmos de la nada. Como ya hemos comentado, el Demiurgo tan sólo ordena la materia caótica e informe con la vista puesta en el Mundo de las Ideas. c.‐ La guía por la que se rige el demiurgo en su quehacer es la mejor de las posibles: las ideas subsistentes, eternas, inmutables, inteligibles y universales. De este modo, las ideas son la forma que adopta la materia (en la medida de lo posible, pues la materia no es dúctil) al ser modelada por el demiurgo. Este quehacer del demiurgo establece la finalidad del mundo material: la realización material de las ideas. d.‐ Un espacio vacío, el cual servía al Demiurgo para colocar y distribuir sus obras según vaya modelando esa masa caótica y conforme al arquetipo o modelo de las Ideas. Demiurgo. Dios ordenador. Ordena la materia. Dios cristiano. Dios creador. Crea de la nada.
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La tarea del Demiurgo (principio ordenador) consistió, pues, en ordenar la materia primigenia y amorfa en el espacio preexistente de acuerdo con los modelos ejemplares, inmutables y eternos (la Ideas), siguiendo un principio teleológico1, lo cual dio origen a las realidades sensibles. La cosmología platónica se basa en una concepción teleológica del cosmos y destila un cierto optimismo, según el cual éste es el mejor y el más bello de los mundos posibles. Esto nos puede llevar a pensar que esta cosmología platónica es una visión optimista del universo, y ello por dos razones: por un lado, porque las ideas son el mejor de los modelos posibles, y por el otro, porque el artesano, llevado por su bondad intrínseca, realiza la mejor de las tareas. Por lo tanto, fácilmente llegaríamos a concluir que el mundo nuestro, en definitiva, es el mejor de los mundos posibles. Ahora bien, este optimismo platónico es contrarrestado, en gran medida, por la concepción tan negativa que tiene el filósofo de la materia, que es caótica e ininteligible. Las consecuencias de esta visión negativa de la materia en el ámbito antropológico y ético son muy importantes. Aunque no sólo. Ya hemos dicho que esta concepción pesimista y negativa de la materia, conduce al sabio, a los amigos de la filosofía a desprenderse todo lo posible del cuerpo, desprenderse de las adherencias y deseos de elementos materiales (ascetismo). La filosofía toma entonces un matiz de anhelo purificatorio (función catártica), que se traduce en un desprecio de las cosas del mundo, en una preparación para la muerte. La muerte es un bien, pues trae consigo la liberación de todos los males. El filósofo no debe temerla, mas bien prepararse para ella de un modo sereno (ataraxia).
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Telos (fin). El término teleológico significa que se realiza o posee una finalidad de antemano establecida.
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3.‐ La teoría del conocimiento. Puesto que la realidad que captamos a través de los sentidos está sometida a constantes cambios, de ella no puede existir un conocimiento objetivo y universalmente válido. Por ello, la ciencia no puede reducirse a los resultados de la sensación. Sólo de las Ideas se puede hacer ciencia, porque sólo ellas son estables y susceptibles de ser defendidas de una forma válida y universal. Así, desde una perspectiva epistemológica, las Ideas vienen a fundamentar la objetividad y universalidad del conocimiento. Mundo sensible Mundo de las Ideas En continua movilidad. Inmutable. Opinión (Doxa) Ciencia (episteme) No puede fundamentar la ciencia.
Hace posible el verdadero conocimiento.
3.1.‐ Los grados fundamentales del conocimiento. Para Platón los grados del conocer se corresponden con los grados del ser. Existe una correlación entre epistemología y ontología. Sólo es cognoscible el ser (las Ideas), mientras que el no‐ser es absolutamente incognoscible. Pero entre el ser y el no‐ser existe algo intermedio
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que se puede enunciar como el llegar‐a‐ser (el ser en movimiento, las cosas cambiantes). Así, se puede establecer la siguiente correlación: 1 Al ser le corresponde la ciencia (episteme). 2 Al no‐ser le corresponde la ignorancia. 3 Al llegar‐a‐ser le corresponde la opinión (doxa). Como vemos, el conocimiento puede tener varios grados: 1 La opinión, o doxa, tiene como objeto el conocimiento de las cosas del Mundo Sensible que están en continuo devenir y su instrumento son los sentidos. Platón la divide en: • Imaginación, o conjetura (eikasía), que interpreta las imágenes y las sombras, como los reflejos que se forman en el agua. • Creencia (pistis) o conocimiento de los objetos materiales, sensibles y visibles (animales, plantas y cosas artificiales). Este grado correspondería a la física, a la que Platón no considera ciencia.
Opinión Conocimiento al que da lugar lo que se capta del mundo sensible a través de los sentidos. Como el mundo físico es un llegar-a-ser, una mezcla de ser y no-ser, sólo puede ser fuente de opiniones. El conocimiento sensible tiene por objeto los seres mudables y materiales, por lo que no puede aspirar a ser ciencia. Para Platón, pues, la física no es una ciencia.
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La ciencia (episteme) tiene como objeto lo Inteligible y su instrumento es la inteligencia. Platón distingue entre: • Razón discursiva, o pensamiento (dianoia), cuyo objeto es el conocimiento a través del entendimiento de las matemáticas y otras ciencias exactas que emplean un método hipotético. • Inteligencia pura, o conocimiento (noésis), que tiene por objeto el conocimiento de las Ideas que el alma aprehende a través de la razón, sin recurrir a lo sensible, pasando simplemente de Idea en Idea.
Ciencia Conocimiento de las Ideas. Sólo es auténtica ciencia, perfecta y verdadera, el último grado del conocimiento, es decir, el conocimiento del Mundo Suprasensible.
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Las sombras, las imágenes, son copias de los seres naturales, éstos de los entes matemáticos y éstos, a su vez, de las Ideas. Así, todo el conocimiento tiene en su cima, el conocimiento de las Ideas. Para Platón sólo es válido el conocimiento alcanzado por la razón. En este sentido es un filósofo racionalista y antiempirista, pues desprecia el papel de la experiencia sensible como fuente de de conocimiento humano.
Como ya hemos hecho referencia en el Mito de la Caverna, la misión que Platón asigna al filósofo consiste en conducir a los hombres desde la opinión a la ciencia y hacia el punto más alto, que es el Bien. El filósofo es, así, el guía o educador de los hombres, ya que es el único capaz de discernir que las cosas del Mundo Sensible son sólo copias de las Ideas.
Los grados del conocimiento serán explicados por Platón a través de un mito. A este mito se le designa el Mito de la línea dividida en segmentos. Ya hemos dicho que Platón plasmó la estructura de la realidad (ontología) de un modo dualista, es decir, conformada por dos mundos, uno sensible (el de las cosas materiales) y otro inteligible (el de las Ideas). Paralelamente estableció dos niveles de conocimiento. Imaginó un segmento y lo dividió en dos partes, que representaban cada uno de los dos mundos. Cada una de estas partes corresponde a su vez a dos tipos de conocimiento.
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3.2.‐ Métodos para llegar a la aprehensión de las Ideas. Los auténticos métodos para alcanzar el conocimiento verdadero son el recuerdo o reminiscencia, la dialéctica, el amor y la catarsis.
3.2.1.‐ La teoría de la reminiscencia. Al principio del tema, hemos indicado la fuerte influencia de Pitágoras en el pensamiento de Platón. En la teoría de la reminiscencia o anamnesis se ve con más claridad esta influencia pitagórica. Platón expone en el Menón su teoría de que conocer es recordar. En el mito del carro alado o también llamado mito del auriga, Platón afirma que el alma antes de encarnarse ha contemplado el mundo de las ideas. Por alguna causa (Platón llega a mencionar un castigo por una falta de rigor moral), el alma ha caído de ese Mundo de las Ideas y ha llegado a su estado actual, encarnada en un cuerpo (envoltorio del alma, lastre del alma). Al quedar encerrada, ha logrado que el alma olvide todo lo referente a las ideas (amnesia: nacer es contraer amnesia). Sin embargo, el olvido no es total ni definitivo. Al contacto y mediante el conocimiento de las cosas (conocimiento sensible), las diferentes sensaciones le recuerdan (reminiscencia, anamnesis) aspectos de lo que contempló antes de las reencarnaciones, pues las cosas materiales son casos particulares de sus ideas correspondientes. Pues bien, es precisamente esta experiencia de las cosas, que con imitación y participación de las ideas, la que despierta en el alma el conocimiento dormido de éstas. Platón entiende por reminiscencia como el despertar de aquel conocimiento que el alma ya poseía antes de venir a este mundo, a causa de haber disfrutado anteriormente de la contemplación del mundo de las Ideas. Al unirse con el cuerpo, esos conocimientos quedan oscurecidos, pero el alma conserva innata toda su ciencia. Solamente necesita volver a recuperarla por medio del recuerdo.
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También encontramos en esta teoría de la reminiscencia o anamnesis, una fuerte influencia de su maestro Sócrates, para el cual, el aprender es recordar lo que ya se había conocido en una existencia anterior.
Pero, ¿por qué al contemplar las cosas materiales, recordamos? Las cosas materiales son casos particulares de sus ideas correspondientes. Pues bien, es precisamente esta experiencia de las cosas, que son imitación o participación de las ideas, la que despierta en el alma el conocimiento dormido de éstas (como cuando recordamos a una persona a través de su fotografía). Las cosas son motivo para el recuerdo de las ideas, recuerdo que como ya hemos dicho, el filósofo ateniense llama reminiscencia (anámnesis). Ahora bien, la reminiscencia no puede ser inmediata, sino que exige un lento y arduo proceso. No debe olvidarse que el precipicio que hay que salvar es abismal: ir de lo particular a lo universal, de lo finito a lo eterno, de lo móvil a lo inmóvil, y de lo ininteligible a lo inteligible.
3.2.2.‐ La Dialéctica. La dialéctica platónica puede considerarse desde dos puntos de vista: 1 Desde un punto de vista lógico, la dialéctica aparece como el método racional por excelencia para alcanzar el conocimiento de las Ideas. Consiste en un juego
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de preguntas y respuestas (diálogo). En este sentido, la dialéctica es un método por el cual se transciende lo particular y la movilidad del conocimiento sensible y se llega a la firmeza del conocimiento científico (método deductivo). Es un método científico racional propio de la filosofía de Sócrates. 2 Desde un punto de vista ontológico, la dialéctica se presenta como la ciencia suprema, cuyo objeto es intuir directamente la Ideas. De esta manera, al grado supremo del ser le corresponde el grado supremo del conocer y todas las demás ciencias quedan reducidas a medios para ascender a esta cumbre. Este proceso de ascensión dialéctica desde las cosas a las ideas es arduo y fatigoso. A través de sus distintos diálogos, Platón reconocerá que el estudio de la Dialéctica es largo y penoso, y que no siempre es suficiente el tiempo de una vida para lograr el conocimiento de las ideas. La contemplación directa de las Ideas no siempre puede conseguirse en esta vida mientras dure la unión del alma con el cuerpo. Tan sólo es posible el anhelo, la tendencia dinámica hacia la sabiduría, bajo el impulso del amor hacia las Ideas, adquiriendo con ello la plenitud del sentido etimológico de la palabra filosofía (filo: amor/sofía: sabiduría), pues amor (eros) es el anhelo de las Ideas, de la verdadera sabiduría (El Banquete).
EPISTEMOLOGÍA
Conocimiento racional intuitivo. Es un conocimiento que no proviene de los sentidos, tampoco de la imaginación ni de la razón. Es el conocimiento que procede por la contemplación inmediata y directa del Mundo de las Ideas.
Conocimiento racional discursivo.
ONTOLOGÍA
Mundo de las ideas. Trata de las realidades carentes de toda materia sensible. Son realidades que no son mentales, pues no provienen de la elaboración racional. (entendimiento). Se refiere a las Ideas.
Mundo intermedio.
Corresponde a los procesos mentales-racionales humanos. Trata del número, de las relaciones matemáticas, de Correspondería al método hipotético deductivo-inductivo. las figuras geométricas. En realidad, de todos los contenidos elaborados por la razón humana.
Conocimiento sensible (sentidos).
Mundo sensible.
No es considerado como un conocimiento pleno y recibe el Tiene por objeto los seres materiales sensibles y nombre de eikasía y pistis. El primero es una mera representación cambiantes (mundo descrito por Heráclito). También de las cosas. El segundo, una creencia razonable. nuestras representaciones.
3.2.3.- El amor. El amor platónico es una especie de dialéctica emocional cuyo objeto es el conocimiento estético del Mundo Inteligible. El objeto del amor es la Belleza. Este impulso afectivo sigue un proceso que pasa del deseo de la belleza de los cuerpos al anhelo de la belleza moral de las almas; de éste al de la belleza de las normas de conducta y de las leyes, al de la belleza de las ciencias y, por fin, al deseo de comprensión de la Belleza en sí, causa de todo lo bello.
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3.2.4.- La filosofía como purificación y amor a la muerte. En el Fedón, la filosofía aparece como catarsis, un modo de liberarse y de prepararse para la muerte. Si el conocimiento de las ideas no está garantizado en esta vida, pues el alma se mantiene encerrada en la cárcel del cuerpo, sólo hay verdadera seguridad de contemplar directamente las Ideas después de la muerte. En este punto es donde más fuertemente se percibe la influencia pitagórica en Platón. Por ello, los amigos de la filosofía se distinguirán de los amigos del cuerpo, de las riquezas, del poder, de los honores, pues éstos aman lo ficticio (Mundo Sensible) y no la verdadera realidad (Mundo de las Ideas). El sabio buscará desprenderse todo lo posible del cuerpo, desprenderla de las adherencias –deseos- materiales (ascetismo). La filosofía toma entonces un matiz de anhelo purificatorio (función catártica), que se traduce en un desprecio de las cosas del mundo, en una preparación para la muerte. La muerte es un bien, pues trae consigo la liberación de todos los males. El filósofo no debe temerla, mas bien prepararse para ella de un modo sereno (ataraxia).
.‐ Vigencia y actualidad de la Epistemología de Platón. En la prueba de selectividad, se nos exigirá este apartado final. En él, hemos de realizar una doble labor: ‐Relacionar el autor con otros autores que han sostenido la misma postura o la contraria, a lo largo de la historia del pensamiento. ‐ Dar una visión personal sobre el asunto que se trata. Obviamente, podemos opinar libremente, siempre que lo hagamos de forma argumentada y madura. A continuación realizaré una propuesta.
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La vigencia actual de la filosofía platónica se hace patente en múltiples aspectos, ya que Platón sentó las bases de todo el pensamiento posterior. ... Para resaltar su enorme influencia, me remito a las palabras que un filósofo contemporáneo (Whitehead) dejó escritas: “La historia de la filosofía sólo son notas a pie de página a los diálogos de Platón”. Quizás esta opinión sea un poco exagerada, pero lo cierto es que probablemente no ha habido nunca ningún pensador que haya marcado tanto la cultura occidental y mundial. Platón no sólo recogió toda la problemática filosófica que le precedía (especialmente la filosofía de Heráclito, Parménides, Pitágoras y Sócrates), sino que a la vez afrontó muchos de los problemas de su tiempo, y al hacerlo, Platón sentó las bases teóricas de toda la filosofía posterior, en especial, todas la filosofías de corte idealistas y concretamente, la alemana (Hegel, Hartmann, Scheler) a.‐ El afán de encontrar un conocimiento absoluto, universalmente válido, con definiciones universales y verdades absolutas. Si no aceptamos la existencia de realidades absolutas (las realidades del mundo suprasensibles que afirmó Platón), toda teoría matemática, lógica, ética o política caerá inmediatamente en el relativismo. De ocurrir así, el ser humano tendrá que aceptar que nunca podrá conocer ninguna verdad objetiva. b.‐Permanece una fuerte influencia de la visión negativa de Platón del conocimiento y del mundo sensibles. Esta visión pesimista influirá en una parte del cristianismo, especialmente a través de San Agustín, y con el cristianismo, a todo occidente, aunque también se puede afirmar que el hombre actual está en las antípodas del pensamiento platónico, pues prima lo material y sensual sobre lo intelectual. c.‐ Se puede señalar cómo puede servirnos el mito de la caverna para analizar nuestra propia sociedad, donde sólo lo que los medios de comunicación proyectan, parece estar dotado de realidad, y nos interesa más la vida de ciertas imágenes en la pantalla que la nuestra propia (Ver cuadro de la página ). d.‐ Se podría añadir que la belleza del mito platónico sigue impresionando en nuestros días por su calidad poética y literaria.