"SÉ TÚ MISMO" (revista Somos Nº33, Mayo 2013)
Alejandro Celis H.
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Esta sugerencia, como muchas otras (el “aquí y ahora”, por ejemplo), ha sido tan manoseada que perdió totalmente el sentido… No sabemos quiénes somos, ése es un hecho, sobre todo porque creemos que, o bien nos conocemos a nosotros mismos –craso error- o bien aquél que somos realmente es "otra" persona. Nuestras fatasías generalmente temen que ocultemos un verdadero monstruo en nuestro interior, el que saldría libre si nos arriesgamos a soltar el control. La ignorancia es generalizada, y subyace a muchas políticas públicas que se esfuerzan por controlar al supuesto animal que llevamos dentro. Otra faceta de este desconocimiento se da en los medios, que suelen llamar "auténticas" a personas absolutamente histéricas, histriónicas, teatreras, artificiales y falsas. Vamos a ir por parte. Nacemos en este mundo con una versión muy cercana a quienes somos: realmente espontáneos, en contacto con nuestra sensibilidad, honestos; nuestro ser sabe lo que quiere, cómo quiere actuar, nuestra vitalidad está enteramente a nuestra disposición, etc. Pero incluso antes de asomarnos al planeta ya comienza el condicionamiento, porque los nueve meses en el útero de la madre no son gratuitos. Estamos absolutamente simbiotizados con ella, sus reacciones emocionales -sus estados de ánimo, sus disgustos, sus temores, sus patrones de reacción- y sus patrones de conducta. Si nuestra madre es depresiva, convivir durante nueve meses en su útero con su depresión tendría, de manera inevitable, un efecto en nuestra forma de ver la vida. Luego viene la crianza; el efecto del padre, los demás parientes, nanas, parvularias, sacerdotes, la mal llamada "educación" que recibimos, el medio donde nacimos… todos nos transmiten -a través de su ejemplo, sus actos, actitudes, reacciones emocionales, ideas- una visión de mundo determinada… y, ya sea que nos opongamos o nos aliemos con ella, ésta nos influirá profundamente. La cultura patriarcal, una determinada "moral" y la figura del dios castigador y culpógeno – por ejemplo- nos han sido transmitidos de este modo. El gran problema, no es que este condicionamiento ocurra; lo peor del asunto es que después olvidamos que nos transmitieron todas estas cosas, y llegamos a creer que todas estas perspectivas que incorporamos a través de ese condicionamiento son intrínsecamente nuestras. Y, por tanto, comenzamos a repetir opiniones y conductas como verdaderos loros, sin cuestionarlas. Nos creemos católicos, musulmanes, hinduistas -"de derecha o izquierda” o ateos, colocolinos, etc.,- sin haber escogido de manera consciente ninguna de estas posturas, ideologías o bandos. Castigamos a nuestros hijos por las mismas cosas por las que nos castigaron a nosotros, sin habernos realmente cuestionado si la supuesta “falta” lo es.
La inconsciencia es, precisamente, la facultad que nos permite distinguirnos de las máquinas, pues nos permite optar. Si la "opción" entre diferentes alternativas no está presente, nuestra conducta será automática y repetitiva del condicionamiento descrito más arriba. Basta observar brevemente la situación del mundo actual para concluir que la consciencia sensible y lúcida no es lo que predomina, partiendo por la mayoría de los gobiernos del planeta. , entonces, sa que los griegos haya inscrito el aforismo "Conócete a ti mismo" en el frontis del templo de Apolo, en Delfos. Éste es un proceso de toda la vida, que requiere intención y persistencia. Muy gratificante, pero requiere trabajo. Naturalmente, esto no es comprendido de inmediato por las masas, puesto que – como dije- todos creemos que decidimos todo conscientemente y que sabemos quiénes somos. Quien fue mi maestro, Osho Rajneesh, tenía gran confianza en el ser esencial de cada uno, y precisaido y de aceptación- lo que realmente llevábamos dentro. En Poona, India, creó a fines de los años 70 una comunidad -"un experimento", como le llamó- en el cual, bajo su supervisión y con la dirección de terapeutas expertos, se buscaba dar rienda suelta a aquello a lo que más le tememos: al descontrol, la ira y el sexo… y ver qué pasaba. Creó la Meditación Dinámica, técnica genial que une la meditación oriental con una poderosa catarsis, "especialmente diseñada para la neurosis occidental". ¿El resultado de estas prácticas? Personas alegres, desinhibidas, creativas, plenas, que han aprendido a disfrutar de la vida y a la vez reverenciar la divinidad presente en todo… Y sin embargo, un entorno social ignorante y reprimido siempre va a asustarse y a "denunciar" lo que perciben como "excesos"; pero el proceso de liberación pasa por soltar las amarras del condicionamiento… La confusión que suele darse en este proceso es creer que hay que combatir la sociedad, cambiarla para que no nos siga haciendo daño. Tarea titánica, quijotesca y más allá de nuestras modestas fuerzas. Si la sociedad ha de transformarse o no, es algo que no depende sólo de nuestra voluntad individual. Podemos intentarlo, por supuesto; podemos intentar alcanzar el sueño de una sociedad más verdadera, justa, realmente protectora de sus integrantes y respetuosa de su diversidad, y regida por principios realmente humanistas: denunciar la mentira, la explotación, la manipulación, el abuso. Sí, todos quienes lo intentan pueden ser una inspiración para otros. Pero la tarea es interna: "conocerse a sí mismo" es algo que puede lograrse en la vida cotidiana, sin combatir a nadie, sin iniciar ninguna revolución externa, mediante la autoobservación constante de pensamientos, emociones, actos e interacción con los demás. Para ejercer la auto-observación no es necesario estar sentado en silencio todo el día: simplemente, nos observamos continuamente en nuestra vida cotidiana. El pensamiento se presenta, lo observamos; aparece una emoción, la observamos; interactuamos con alguien y experimentamos diversas sensaciones: las observamos. Somos testigos de todas nuestras manifestaciones.