TÍTULO DE LA COLUMNA: DE LA MANO DE DIOS Artículo para el domingo 5 de julio de 2009: Hoy inicio mi trabajo como columnista en este diario, y lo hago con cierta curiosidad e inquietud, por ser la primera vez que me lanzo a semejante reto semanal. Sin embargo, el reto y la aventura siempre me han atraído, y más si se trata de intercambiar experiencias y conocimientos entre yo y los lectores de este medio de comunicación. Me gusta mucho el diálogo, y, Dios mediante, espero que lo logremos –así, en plural- desde el principio. Esta primera colaboración exige, a mi parecer, una breve explicación. En mis años de sacerdote católico muchas veces he tenido la satisfacción de encontrar personas que, tras una breve conversación, han visto la mano de Dios en lo que les estaba sucediendo, y, en ese espacio de tiempo, han pasado de la amargura, sufrimiento o soledad, a entender lo que les estaba pasando, y, lo que es más importante, entender qué cosas buenas estaba Dios queriendo para ellas en esos momentos. Por eso el título: De la Mano de Dios. Dios nos lleva de la mano, como un Padre, y nos lleva por muchas situaciones, pero siempre queriendo sacar algo bueno de aquellos caminos humanos. ¡Se trata de descubrir a Dios en ese camino concreto y qué estará queriendo! También en esta columna deseo mostrar ante todos un catolicismo cercano a Dios, lejos de la retórica decimonónica. Una fe divina, pero vivida al modo humano, con cariño, ternura. Una fe recia, de hombres y mujeres de verdad, que viven con los pies bien plantados en la tierra, pero con la cabeza bien metida en el cielo. Y todo con un lenguaje sencillo, cercano, fundamentado en las enseñanzas de Cristo y de la Iglesia católica, pero sin abandonar los argumentos de la razón, porque nuestra fe católica tiene cimientos razonables sólidos.